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Utila, Islas de la Bahía (página 2)

Enviado por ahrbom


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El divino cuadro caleidoscópico vive en mi memoria, pero fallo al intentar describirlo. Y este despliegue de fenómenos naturales se repite a cada rato en estas latitudes.

Ocasionalmente un barco mercante, cuando esta anclado en nuestro puerto, enciende por la noche sus proyectores de luz, dándonos así una lección objetiva del uso y beneficio de esta invención realmente maravillosa. Y los muchos libros revistas que se están introduciendo constantemente a la isla, nos mantienen bien informados sobre el acontecer mundial.

Para los utileños, y para muchos extranjeros que viven en la isla, Utila es el sitio mas querido de la tierra. Aquí viven los amigos de toda la vida, aquí tenemos los lazos mas fuertes y tiernos que atan los corazones humanos al terruño y a nuestro prójimo; aquí esta el cementerio que guarda a sus tumbas los restos de nuestros seres queridos, que marcharon antes de nosotros; aquí, también, hemos encontrado, amado y servido, al Dios y Salvador que adoramos.

Colon hizo un informe favorable de las Islas de la Bahía. El pinto a sus habitantes como hermosos, de buena estatura, porte marcial y notablemente civilizados. Dijo que no se mostraban temerosos de el ni de sus hombres, apareciendo como pacíficos; y que lo habían tratado amablemente. Los historiadores nos han informado que las Islas de las Bahía eran densamente pobladas en la época del descubrimiento; y en esta isla (Utila) hay suficientes pruebas de este aserto.

El Señor Antonio R. Vallejo ha escrito el más interesante tratado sobre las Islas de la Bahía, bosquejando su historia hasta el presente. Hablando de los indios, el dice entre otras cosas que "LA Reina de España concedió licencia a sus súbditos para capturar y vender a los nativos. En 1516 Diego Velásquez, Gobernador de Cuba, autorizo a varios españoles para organizar compañías que ejercieran el comercio de esclavos nativos". "Algunos historiadores –prosigue el Sr. Vallejo- afirman que, con tal autorización, setenta españoles salieron del puerto de Santiago de Cuba, con un barco y un bergantín, hacia las Islas de la Bahía".

En este y los siguientes viajes cientos de indefensos aborígenes fueron capturados y llevados en esclavitud a Cuba.

"Por otra parte – sigue mas adelante- una poderosa banda de filibusteros ocupo las islas a principios de 1642. Ellos sometieron a los restantes indios hasta Marzo de 1650. Los últimos fueron desalojados por una fuerte expedición de barcos de guerra españoles. El Capitán General de Guatemala, entonces, traslado el resto de los nativos de las islas, al continente, a un sitio cercano de la desembocadura del rió Motagua".

De esta manera, las islas que un día fueron muy pobladas, quedaron deshabitadas, y así permanecieron por un tiempo considerable.

Capítulo II

Los Primeros Pobladores

En 1836 una familia procedente de Gran Caimán llego a los cayos de Utila y se radico allí, otras llegaron un poco después y se asentaron en Roatan. Y otras siguieron, instalándose en las demás islas. Al ver estos nuevos hogares viviendo en las pacificas y casi desiertas costas, otra gente fue inducida a venir, movida por diferentes aspiraciones y esperanzas, como las que habían nacido en los corazones de aquellos implacables filibusteros y piratas que antes vivieron en las islas. Y esta gente recién venida alimentaba, quizás, más elevadas aspiraciones que los pacíficos indios que allí vivieron, seguros y contentos.

Los puritanos fueron impelidos, bajo ciertas circunstancias, a buscar refugio y hogar en Nueva Inglaterra. Deseaban hogares tranquilos y pacíficos donde pudieran tener libertad de rendir culto a Dios. Y para escapar de la persecución religiosa y de las leyes opresivas, dijeron adiós a sus hogares, a las comodidades, a los amigos; volvieron la espalda a las amadas costas de la vieja patria y, con rostro inhiesto hacia occidente, vinieron a construir otros hogares en el nuevo mundo.

Pero la gente que llego a estas islas no habían sufrido persecución religiosa, ni sido oprimida con impuestos. A todos los de la Isla Gran Caimán, desde que vinieron se les permitió, celebrar culto bajo "su propia vid e higuera". Sus opiniones religiosas se generalizaron por toda la isla, y quizá le produjeron dificultades al principio; pero muy pocas, si acaso. Y una tributación más leve que la impuesta en la Caimán, difícilmente se podría imaginar.

Esta gente pues no estaba huyendo de tan ingratos males. Más bien buscaban poder cosechar el fruto de su trabajo, proveyendo honestamente la subsistencia de los suyos. Deseaban radicarse en algún lugar que, siendo enaltecidos por el poder de su industria, pudiese florecer como una rosa. Aspiraban a encontrar un lugar del mundo dotado de buen puerto para sus naves, rodeado de abundantes barcos de pesca.

Las Islas se la Bahía, acunadas en el Golfo de Honduras y bañadas por las aguas del Mar Caribe, reunían todas estas condiciones. Su proximidad a la Honduras Británica, cuya casi fabulosa prosperidad se comentaba mucho en las Islas caimán, las hizo doblemente deseables para la residencia permanente de súbditos británicos y otros. Además, los importantes pueblos de Trujillo y Omoa, en la costa de Honduras Española, tenían fácil acceso desde las islas, y de allí, por muchos años, los primeros pobladores acostumbraron obtener los suministros y realizar una parte de sus productos.

La familia a que nos hemos referido, que se radico en los Cayos de Utila en 1836, estaba formada por Joseph Cooper, su esposa y seis hijos. Fueron los primeros pobladores venidos de las Caimán, y se vinieron por la vía de Belice, donde permanecieron varios meses en espera de que el Gobierno de Honduras les concediera permiso de radicarse en las islas. Habiéndose les otorgado este, los Cooper se apresuraron hacia su destino.

El General Francisco Morazán estaba entonces de Presidente de la Republica Federal de Centroamérica. Fue el mas conspicuo personaje de la historia de esta región. Un gran hombre desde todo punto de vista.

El ciudadano francés, Sr. Raúl, quien peleo bajo las ordenes de Napoleón Bonaparte, y después vino a Centro América, donde conoció y también peleo bajo el mando de Morazán, hizo un análisis comparativo entre estos dos inmortales. Entre estas cosas escribió: "Napoleón busco su propio engrandecimiento personal, y el de Francia; Morazán busco solamente el de su país, descuidando y dejando perder su propio patrimonio en la lucha por realizar un ideal patriótico. En lo referente a virtudes, Napoleón no puede compararse con Morazán.

Los seis hijos de los Cooper a los cuales ya nos hemos referido, se llamaban: Elizabeth, Horatio, Henry, Rachel, Fanny y Hanah. Otros dos, James y Eliza, nacieron en los Cayos. Los últimos seis todavía vivian a la época cuando este libro fue escrito. Jane, otra hija de la familia, se quedo en las islas de Caimán, al casarse con un Capitán de apellido Thompson. Tuvieron dos hijos varones, y luego vinieron a unirse con el resto de la familia.

He sido muy cuidadoso al anotar todos los nombres de los miembros de esta familia, porque ellos forman la base o núcleo de todas las generaciones siguientes de la isla. Casi todas las familias de hoy en día son descendientes de ellos. Por lo tanto, la mayor parte de los pobladores tienen parentesco entre si, que sigue fortaleciéndose con nuevos matrimonios.

El señor Cooper hallo dos hombres viviendo en los Cayos. Estos eran Don Samuel Warren y el señor Joshua, ambos norteamericanos, quienes se habían radicado allí un tiempo atrás. Estos ya habían iniciado una granja en pequeño, y el resultado de su empeño era una prometedora plantación en la isla.

Después, el señor warren contrajo matrimonio con Elizabeth Cooper, y fueron bendecidos con siete hijos. Seis de estos todavía viven, y hallaron la prosperidad.

El señor Joshua permaneció soltero. Quizá sea de interés registral el ingreso de pobladores, y desde cuando llegaron. Tengo en mi poder una lista más o menos completa de nombres de los primitivos pobladores; pero es innecesario enumerarlos a todos. Digamos solamente que después siguieron llegando, en pequeños grupos, nuevos moradores procedentes de los Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Suiza y otros lugares, contribuyendo a mejorar la isla y a aumentar su población.

En realidad, esta parte de la progresiva Republica de Honduras es tan laboriosa por haber sido formada por los descendientes de aquellos honestos, tranquilos, trabajadores y modestos ciudadanos.

Capítulo III

La Colonización Británica.

Devolución de las Islas.

Mientras que el tiempo corría a grandes zancadas para llevar ala joven Princesa Victoria al trono de Inglaterra, las circunstancias se iban dando aquí para agregar, aunque por corto tiempo, una importante y deseable colonia, al extenso y poderoso Imperio Británico.

Ya para la fecha en que se celebraba la coronación de su Majestad, el 28 de Junio de 1838, muchos súbditos británicos se habían establecido en las Islas de la Bahía

En 1838 el superintendente de Belice, MacDonald, salió para Port Royal, Roatan, a bordo de un buque de guerra británico. Es evidente que su desembarco en Port Royal causo cierta excitación, según se desprende de las palabras del contador, Mr. Young, quien dice:"Una chalupa de guerra arribo al puerto, y envió un bote cargado de hombres a la costa para arriar de su asta la bandera centroamericana e izar la de Inglaterra. En cuanto el bote se retiro, el comandante quito la bandera de Inglaterra e izo de nuevo la de Centroamérica. Pero tan pronto como esta acción fue advertida por los de la nave, enviaron un grupo de marinos para bajar la bandera del país". Consuela saber que el desafió de MacDonald fue desaprobado por gobierno británico.

Durante el siglo XVIII dos veces Inglaterra tomo posesión de las Islas de la bahía, ocupándolas por cortos periodos, y luego las devolvió a España.

Este espacio no nos permite tratar aquí los sucesos que se dieron en las islas, ni las emocionantes aventuras que antecedieron al asentamiento de los antecesores de sus habitantes. Tal narración se sale de nuestros propósitos.

Los inmigrantes continuaron llegando. En pocos años las islas alcanzaron varios cientos de habitantes. Se hizo imposible para tan notable número de personas, vivir juntos y en orden por mucho tiempo, sin leyes. Por lo tanto, ellos mismos eligieron un magistrado y establecieron un consejo para su gobierno. Enseguida, a pesar de tener tranquilidad y orden internamente, mucha gente sintió la necesidad de una autoridad superior, y de protección externa. Tal cosa trataron con la mediación del Gobernador de Belice.

Era natural que este funcionario se interesara por el bienestar de aquel grupo de súbditos británicos, que se hallaban sin un gobierno estable, y sin leyes. El Coronel Fancourt, Gobernador, propuso a los isleños elegir a doce hombres para integrar una Asamblea Legislativa que tuviera potestad para emitir y acuerpar las leyes.

Pero el pueblo no quedo satisfecho con esto. Ellos no deseaban elegir un gobierno independiente. Eran súbditos británicos leales, y muchos de ellos, deseando la protección inglesa, clamaban por la colonización.

El Coronel Woodhouse, nuevo Gobernador de Belice, entretuvo la petición del pueblo y, resulto a conceder la solicitud, zarpo de Belice a bordo del vapor H. N. Brig. Persia, llegando a los Cayos de Utila el 10 de Agosto de 1852 (? ). Desembarco con los tripulantes del barco y algunos oficiales de Belice, en uno de los Cayos, y tomo posesión en el nombre de su Majestad la Reina. Luego nombro a Mr. Warren Magistrado por Utila.

El corazón del pueblo se lleno de esperanza. Los isleños pensaron que ahora su tierra era un eslabón más en la cadena del inmenso Imperio Británico. Esperaban que la unión fuese permanente. De modo, pues, que el futuro se presentara brillante a sus mentes.

El General Trinidad Cabañas era entonces Presidente de Honduras (1852 – 1855). Por las páginas vehementes de la historia he aprendido a admirar a este hombre grande y bueno. Su noble desinterés, sus brillantes logros militares, su devoción patriótica y su disposición benevolente, le han ganado el afecto de sus conciudadanos.

El Persia zarpo hacia Roatan a las ocho de la mañana siguiente, llegando allá el mismo día. El Gobernador ejecuto iguales formalidades, y Roatan vino también a ser una dependiente inglesa.

Roatan es una bella isla. Su extremo occidental queda como a unas 18 millas hacia el Noreste de Utila. Figura también en la historia como el sitio adonde el Gobierno Británico remitió las tribus caribes procedentes de San Vicente.

Habiéndose estos revelado contra el gobierno de San Vicente, destrozaron mucha propiedad en la isla y mataron varios colones ingleses. Fueron vencidos por estos, y "5080 caribes fueron transportados hacia Roatan el 11 de marzo de 1797".

Les hicieron desembarcar en Port Royal, hacia el lado sur de la isla Roatan. Desde allí se esparcieron, formando muchos asentamientos en la costa de Centro América. Muchos se quedaron en Roatan y, en el presente, agrupan considerable población en el Norte de la isla.

Son pacíficos e industriosos y viven agrupados en clases. Como carecen de lenguaje escrito, se aferran a sus tradiciones, que transmiten de generación en generación. Además de su propio dialecto, un caribe moderno habla Español e Ingles. Los hombres son excelentes marinos a bordo de pequeñas naves, y construyen buenas canoas.

La felicidad de los isleños duro poco. El Gobierno de Honduras vio la colonización de las islas por los británicos como una usurpación de sus derechos. El Congreso hizo el reclamo correspondiente, ante el cual Inglaterra envió su representante.

Un tratado entre Honduras y Gran Bretaña se firmo en Comayagua el 28 de Noviembre de 1859, en el cual Inglaterra convino en reconocer las "islas llamadas de la Baya de Honduras como posesión de la Republica de Honduras". Debido a las incursiones sobre Honduras del General Walter en este tiempo, este Gobierno "pidió a Inglaterra retener su posesión por un tiempo mas".

El General Walter y sus seguidores desembarcaron en Roatan en junio de 1860. después pasaron a Trujillo. El General expidió una proclamación al pueblo de Honduras, en el cual incluía ampliamente los reclamos de los isleños. Entre otras cosas decía:"El pueblo de Islas de la Bahía puede ser injertado en su Republica, solamente por concesiones benéficas y rectamente elaboradas".

Pero la historia de la carrera del Gral. Walter; su invasión del país; su retirada de Trujillo, su rendición ante el Capitán Salmón, de la chalupa de guerra británica "Icarus"; su entrega a las autoridades hondureñas; su prisión, juicio marcial y ejecución en Trujillo, es muy extensa para darle cabida en estas pegonas.

Finalmente las islas fueron entregadas a Honduras el 22 de Abril de 1861. el Sr. K. Padillo Duron, representante del Gobierno de Honduras, las recibió del saliente Gobernador ingles, Mr. Alex W. Moir, e instalo al Sr. Bernardez en su oficina, como nuevo Gobernador de Islas de la Bahía.

En una corta alocución pronunciada ante el pueblo de Roatan, el señor Duron dijo, en parte:

"Habiendo sido ampliamente autorizado por el Gobierno Supremo de la Republica de Honduras, he venido este día a recibir las Islas de la Bahía en su nombre. Mi Gobierno, convencido de la sabiduría y eficacia del sistema adoptado por las autoridades británicas, que en tan corto tiempo han proporcionado a estos habitantes su riqueza, su progreso y su ilustración, lejos de querer desecharlo, propone y espera mas bien, que pueda ser desarrollado ventajosamente en el bienestar general de las islas.

El Señor Bernardez, quien ha sido nombrado Administrador, se propone seguir las normas del ilustre anterior Gobernador, quien, al retirarse se lleva la gratitud de los habitantes; y el Señor Bernardez alienta la esperanza de que el pueblo cooperara con el para llevar a cabo estas iniciativas para el progreso en general del país, de modo que no se sienta el cambio de gobierno; y yo aprovecho esta oportunidad para agradecer al Señor Moir, en el nombre del Supremo Gobierno de Honduras, por haber conducido tan bien a este pueblo, moral e industrioso, de las islas".

El periodo "The Clarion" (El Clarín), del 14 de Febrero de 1900, del cual he tomado estos extractos, de la fecha 1 de Junio de 1861, a este discurso.

La bandera británica, que había flameado sobre sus cabezas orgullosamente desde su colonización, fue arriada. Y la bandera de Honduras se izo en su lugar, y por más de cuarenta años ha continuado ondeando sobre las oficinas del Gobierno de las islas.

Los súbditos británicos que allí vivían se opusieron, claro esta,,, al traspaso del dominio. Pero, a pesar de sus protestas y objeciones, las islas fueron cedidas a Honduras. Ese fue un duro tiempo para los isleños. Para ellos todo lo británico era lo máximo, y el repentino cambio se les hizo casi insoportable.

El Gobierno de su Majestad, generosamente, ofreció a sus súbditos el pasaje gratis hacia alguna colonia británica, y tierras, en compensación, para ayudarles a iniciar una nueva vida. Pero fue tan fuerte su apego a las islas, que ni este liberal ofrecimiento les indujo a abandonar sus hogares.

Por una cláusula del tratado, a los isleños se les permitió el culto divino conforme a los dictados de su propia conciencia. El Señor Vallejo nos informa que, por conceder esta libertad de cultos, la Iglesia Católica Romana de la Capital excomulgo al Presidente General Don Santos Guardiola.

El Gobierno de Honduras también permitió que el código legal ingles que se aplicaba localmente en Islas de la Bahía, continuara vigente por muchos años después. Así, la gente disfruto todavía de privilegios, y pronto aprehendió a adaptarse a las presentes condiciones.

El tiempo llego, no obstante, cuando el Congreso dispuso que todo el territorio hondureño debía estar sometido a un mismo régimen legal. Por lo tanto, las leyes locales fueron abolidas, y se hicieron cumplir las de la Republica.

El Doctor Gahne opina que el pueblo mismo precipito esta situación. Dice: "Desafortunadamente, unos pocos ambiciosos, desando ocupar los empleos que crearía el implantamiento de las leyes nacionales, pidieron al Presidente, mas de una vez poner en vigor las leyes hondureñas. Una de las tareas difíciles para el Gobernador fue convencer al presidente de que los peticionarios eran solamente una minoría del pueblo de las Islas, sin la representación de todos, y que el repentino cambio de leyes seria calamitoso, económicamente y de otras formas.

El Gobierno de Honduras, deseoso de consultar el interés del pueblo, diferio poner en vigor las leyes del país".

El Doctor Frederick Gahne fue el ultimo Gobernador de Islas de la Bahía que aplico en todo su vigor las leyes inglesas. El sustituyo a su hermano, Mr John Gahne, quien "murió repentinamente, después de casi seis años de exitosa administración. Su deceso fue sentido unanimente en todas las islas. Al faltar este, el pueblo solicito al presidente que nombrara a su hermano, el Doctor Gahne, en aquel cargo".

Las islas disfrutaron prosperidad bajo la hábil y discreta administración del Doctor Gahne. El mismo dijo: "Los isleños, que manejan el monopolio del reciente comercio de fruta, alcanzaron tal prosperidad que, una vez sus exportaciones llegaron a los $300, 000,00, que equivalen a $75.00 por capital".

En su primera visita oficial a Utila, el Dr. Gahne promovió una reunión de los hombres jefes de familia. Hallando que el pueblo favorecía un cambio de magistrado, los propicio la oportunidad de escoger otro. Ellos por unanimidad eligieron al Sr. Cooper.

Cooper resulto ser excelente Magistrado. Ningún Gobernador se ocupo de los intereses isleños tan a fondo como el Dr. Gahne. Ninguno se esforzó más ardiente e infatigablemente por el progreso y prosperidad del pueblo, ninguno condujo las islas con mas capacidad.

Ahora el vive en Belice, donde se dedica a su profesión, tiene la confianza de aquel Gobierno, y es respetado por la gente. También es propietario y editor del colonial Guardián, un influyente periódico de amplia circulación que fundo hace veinte años.

El cambio de leyes fue un golpe duro para la industria y las esperanzas de la gente. Hubo un descontento general por el alto incremento a los impuestos de importación. Este descontento era quizás excusable, porque la gente estaba acostumbrada a pagar tarifas bajas. Muchas personas pensaron seriamente en abandonar la isla, y algunas lo hicieron. Pero la mayoría se quedo debido al gran amor al terruño. Actualmente las Islas

La colonización de las islas por parte de Inglaterra ha dado a Honduras estas provincias pintorescas pobladas por gente de habla inglesa, con costumbres y preferencias anglosajonas. Muchos de ellos son de la Bahía se encuentran en condiciones prosperas, y los cuentos y sueños del éxodo de esta isla hermosa y fértil, son cosas del pasado.

La gente de las islas ha trabajado arduamente para levantar su departamento. Ellos constituyen una generación progresista, y su éxito se puede observar en sus cómodas casas, en sus empresas, en su desarrollo intelectual y, mayormente, en su devota piedad.

Expertos marinos. La mayor parte del comercio costero del Atlántico esta en sus manos y la flota de yates y barcos, construida casi en toda en las islas, navega por las aguas territoriales en diversas direcciones.

Capitulo IV

Reliquias Indígenas

Muchas personas disfrutan leyendo sobre el pasado. El lector siente cierta fascinación al leer sobre ciudades antiguas y restos de civilizaciones que han sido descubiertos en los lugares más remotos. Uno se imagina y así mismo viviendo la aventura, al leer el libro escrito por el reverendo George Lansing Taylor: "Inglaterra en África del Sur", en donde relata que, a centenares de millas tierra adentro, ricas minas de oro han sido redescubiertos, lo mismo que "las ruinas de una civilización antigua, con edificios de paredes sólidas construidas de granito"; y sobre el descubrimiento vastos sistemas de irrigación todavía un perfecto estado. Se cree que estas son las tierras de Ophir, a las cuales la flota del Rey Salomón hizo viajes durante tres años, llevando cuatrocientos veinte talentos de oro.

También es muy interesante el libro: "Incidentes de viaje", del señor Stephens. En este libro se habla de una civilización antigua localizada en este lado del Atlántico. El Sr. Stephens habla sobre los restos de cuarenta y cuatro pueblos, hallados en los impenetrables selvas de América Central y Yucatán, cuyos edificios fueron construidos con piedras enormes esculpidas con inscripciones jeroglíficas, con techos abovedados y obeliscos cubiertos con figuras míticas.

La historia de Aladino y su lámpara maravillosa no puede ser más fascinante que este.

Utila no cuenta con fascinaciones del pasado, pero quizás a los lectores les interesa leer lo que a continuación voy a relatar: pequeños montículos de roca y tierra han sido descubiertos en muchos lugares de la isla. El escritor se intereso en algunos de estos desde hace más de treinta años. Mi atención se dirigió primeramente hacia aquellos que se encuentran cerca de los jardines de cocoteros en el lado sur de las islas. Estos montículos fueron construidos a aproximadamente setenta y cinco y cien yardas de la playa.

Al principio pensé que los dueños de los jardines los habían construido. Pero después me di cuenta de que ni aun los primeros pobladores sabían algo acerca de cuando y quienes los construyeron.

Entonces me convencí de que tenían que haber sido hechos por los indios. Evidentemente, los constructores tenían conceptos sobre ordenamiento, y fueron cuidadosos.

En varias partes de las islas gran cantidad de restos de cerámicas ha sido encontrada. Jarrones y otros artículos fueron desenterrados en distintos lugares. Uno de estos montículos, situado al Norte de Utila, fue abierto el 12 de junio de 1897. Los excavadores buscaban un tesoro escondido, supuestamente por piratas. En lugar de metales preciosos encontraron otros artículos interesantes. El Señor Dillard Whitefield, una de las excavaciones me ofrecido amablemente la siguiente información: Después de haber excavado varios pies encontramos un ánfora de barro rojizo. La boca estaba tapada con seis placas del mismo material. En el interior jarrones, puntas de flecha, piedras, hachas de marfil, rosarios de corral, etc. Yo vi muchas de estas cosas y las medí. Una era un vaso de color rojo vidriado; tenían una excelente labrado en lados opuestos. Media siete pulgadas de alto y cinco de diámetro en su parte mas ancha. También medí dos jarrones, uno de barro rojo, de dos pulgadas de alto y tres de diámetro cerca de su base. Su boca era muy pequeña. El otro tenia cinco pulgadas de alto y seis de diámetro, y su forma se asemejaba a la de un tazón redondo de hierro.

Entre las reliquias se encuentra una pieza curva de marfil, con un agujero en cada extremo, usada quizá para colgarla del cuello de un niño. Uno de los más curiosos entre estos artículos es una pequeña imagen, bien ejecutada, sobre la alfarería de barro. Representa una cabeza y cara humana, y mide 1 3/8 de pulgada en lo largo, 1 ¼ de ancho, y 7/8 en lo ancho de la frente.

Pero, a mi entender, la reliquia mas interesante de todas es una marmita. Tiene forma redonda, encima tiene cuatro piernas y pies bien formados, representado a un oso agachado. Las piernas están contorneando el vaso; los pies sobresalen. Una cabeza de oso resalta su relieve con una semejanza casi perfecta. Las orejas, nariz, ojos, boca, en suma, toda la pieza es un finísima obra. Tiene un collar en el cuello del oso, la cabeza es hueca, con una bolilla de barro suelta dentro de la garganta. El mango que forma la cola del oso esta quebrado, el color de esta notable marmita es castaño obscuro, y es vidriada.

Edmundo Roulet opina que el vaso rojo, la marmita y una rueda de marfil también hallada entre los objetos, son iguales a los trabajos modernos europeos de la misma clase. El cree que la figura sobre el vaso es un jeroglífico, también cree que el marfil del que fueron elaboradas las hachas y otros objetos, debe haber sido obtenido del pez espada.

( El señor Roulet es un colono de origen suizo; un caballero de excelente educación – domina varios idiomas, antiguos y modernos- que esta bien versado sobre estas materias).

Pero caminemos por algunas veredas dejadas por os indios. Cerca del centro de la isla destaca sobre el terreno la colina "de Stuart". De su cima se mira el océano casi en todos los rumbo, los llanos y las lagunas están dispuestos en una bella vista abajo del espectador. Hacia el Este, un poco al Norte de la colina, en el lugar llamado Bambú, esta un antiguo cementerio indio, de allí, un camino pavimentado de piedras conduce a esta colina, al lado opuesto, otro camino empedrado cruza el pantano con rumbo noroccidental, conduciendo a Rock Harbor.

El Señor Jonathan Warren, hombre de confianza, me dijo que ha recorrido muchas veces esta ruta, partes del camino se han perdido; pero explorando con cuidado se puede trazar de nuevo. De Puerto Este (cuidad de Utila), siguiendo el camino de en medio, otra vía empedrada va en dirección Norte hacia la colina de Stuart. El Señor Dillart Whitefield, bondadosamente, se guió en una parte de este camino, y también en parte del camino entre Bambú y la colina, en ciertos tramos estos caminos están cubiertos por gruesas capas de lodo, acumulado por años; pero en otros el trazo se nota claramente.

Mi amigo Dillard ha gastado sus días de descanso investigando estas materias. El cree que hubo un pavimento de piedra, de forma circular, en lo alto de Stuart’s Hill. Y se notan señales de algo como eso.

El la construcción de las carreteras y del pavimento en la cúspide de la colina, los indígenas usaron roca coralina extraída del mar, y pedernal negro hallado en algunos lugares. Esto hecho acabo con mi propensión a dudar de aquel fuese trabajo de los hombres, pero al aceptar esta confirmación, no he olvidado que la isla quizá sea de origen volcánico.

Allá por los años 70, siendo miembro del comité de obras publicas, hice dos secciones empedradas de camino, una en la vía de en medio y otra en la vía oriental. Menciono esta circunstancia para que no se crea que forman parte del trabajo prehistórico de que hoy hablamos.

La ultima prueba que presentare de la energía, empresas y civilización de los habitantes aborígenes de esta isla, es el "pozo indio". Era un hoyo de forma irregular, con paredes revestidas con piedra labrada, la gente lo cegó hace años y en su lugar construyo un pozo cuadrado de dimensiones corrientes y paredes perpendiculares. Aun lleva el nombre de: "Pozo Indio" , y popularmente se dice de el que "el visitante que bebe sus aguas nunca abandonara la isla".

Que Utila estuvo una vez densamente poblada se evidencia en toda forma. De aquí en adelante haremos de cuenta que, quienes habitaron esta isla hace muchísimo tiempo, fueron seres de alta moral y civilización.

Se ha dicho que "uno no puede ir a Stratford y permanecer unas horas en la vieja casa de la calle Henley, sin sentir en el ambiente el espíritu de Shakespeare". De igual manera imaginaremos estar en el tiempo cuando los indios iban itinerando entre los bosques de la isla, cultivando maíz, plátanos y algodón; pescando y haciendo vasijas de barro de diversas formas y tamaños, para muchos usos, demostrando así su espíritu de energía e industria, no podemos creer que fueran ociosos.

Pensaremos también que eran alegres y pacíficos, hasta que llegaron los traficantes de esclavos portando sus permisos de España, y los capturaron estando desarmados, y los llevaron como esclavos a Cuba. Y mas tarde, cuando los filibusteros invadieron la isla por la fuerza, dominando a los que quedaban y sometiéndolos a la esclavitud.

Tales pensamientos llenaran cada paraje de Utila con un doble encanto para nosotros y para los extraños.

Imaginaremos que los gritos de su clarín están vibrando a través del bosque y entre las colinas. Pensaremos que fueron reunidos bajo el mando de un fornido jefe de nobles maneras y maciza estampa. Y que con marcial energía marchaban por sus caminos empedrados, desde varias direcciones, para juntarse en la cúspide de Stuart’s Hill. Y podemos hasta permitirnos pensar que se reunieron allí con el propósito de rogar el amparo del Gran Espíritu que llamamos Dios.

Capítulo V

Un vistazo a Honduras

Siendo Honduras el país del cual Utila forma parte, mi historia estaría incompleta sin un esbozo, aunque sea breve, de esta Republica.

Centro América fue descubierta en 1502 por Colon, quien desembarco en Punta Castilla, a la altura de Trujillo, unos años mas tarde, Cristóbal de Olid y otros , comandados por cortes entraron a Honduras. Estos fueron seguidos por el propio cortes, quien encabezaba un ejercito compuesto por españoles e indios. Llegando a Puerto Cortes, el intrépido conquistador dio su nombre a este puerto. Se dice que el árbol bajo el cual descanso aun se conserva.

Veinte años después de su descubrimiento Honduras ya era de provincia española, y así se mantuvo hasta que el Virrey de Guatemala, quien gobernaba en Centro América, se rebelo contra la Madre Patria, y obtuvo su independencia el 15 de septiembre de 1821, glorioso día de libertad para los habitantes de esta región.

México se había liberado de España desde el 24 de febrero anterior. Y en octubre siguiente Centro América fue anexada al Imperio de México. Esta anexión no se efectuó sin una fuerte resistencia armada por parte de algunos Estados Centroamericanos.

La supremacía alcanzada por México se mantuvo por dieciocho meses, y en Mayo de 1823 los lazos de unión fueron desatados para siempre.

En un ingenioso documento firmado el 1ro. de julio ese mismo año, en Guatemala, la Asamblea Nacional declaro que Centro América era una nación libre, e independiente de cualquiera otro país. Esta nueva nación comenzó con el nombre de: "Provincias unidas del Centro de América". La Federación se disolvió en 1839, y Honduras, desde entonces, se proclamo un Estado libre soberano e independiente.

El Gobierno es representativo. El Poder Ejecutivo recae en el ciudadano Presidente, quien es electo por sufragio universal, su periodo de mando es por cuatro años.

El Poder Legislativo consiste en un Congreso de Representantes, escogidos mediante el voto popular.

El General Don Manuel Bonilla es el Presidente actual (1903). El aspira a dar al país un gobierno estable, y disfruta de la confianza de los ciudadanos y compatriotas en general.

La educación es otorgada por el Estado. En 1902 había 851 escuelas públicas elementales y 13 colegios de segunda enseñanza, en el país. En las escuelas elementales se brinda notable preparación primaria, y se usa una serie de magníficos textos.

En el mismo año el departamento Postal nacional manejo 1.242860 cartas. Esta correspondencia supero considerablemente a la del año anterior. Además, gran numero de paquetes fueron recibidos en los Apartados Postales. El servicio postal en el país es excelente

Territorialmente, Honduras abarca una extensión de 46,264 millas cuadradas,+ según una autoridad. Sobre el Atlántico la línea costera mide cerca 400 millas ++ de longitud, bañadas por el Mar Caribe y el Golfo de Honduras. La costa del Pacifico mide 62 millas. +++

+ Equivalen a: 118,436 Km2.- Aguilar paz da: 115,205 km2. (N. del T.)

++ 640 Kms.

+++ 99 Kms.

Las minas de oro del país han sido explotadas por cientos de años, y todavía retribuyen beneficios a los inversionistas. Algunas parecen ser inagotables, el valor de los minerales exportados en 1901 ascendió a $ 2.279,115.50 en el año siguiente se produjo una suma aun mayor.

Varios ríos navegables recorren el país, durante el invierno la lluvia es abundante, el suelo es muy fértil, personas dignas de crédito me han asegurado que ciertos cañales tienen mas de treinta años de estar produciendo una caña de azúcar muy buena, larga y gruesa.

Las producciones naturales del país son de gran variedad. Toda clase de frutas son cultivadas con éxito, y debido a los diferentes climas que se presentan, los productos de países fríos se desarrollan bien.

Entre las exportaciones están: el ganado, madera, bananos y cocos. El valor total de las exportaciones en 1901 fue de $ 6.183,023.47; la suma de importaciones llego a $ 4.168,599.51.

Los bananos son cultivados en gran escala en el Norte de la Republica, que es en verdad una floreciente región. Las líneas de barcos se contratan para el transporte de fruta a los mercados de los Estados Unidos. Y el crecimiento casi fenomenal del negocio bananero habla muy claro de la energía e industriosidad de los hondureños.

Si el pueblo de Utila, incluido yo mismo, no somos ricos en posesiones en tierra firme, la culpa es nuestra. Áureas oportunidades hemos tenido, pero fallamos en apreciarlas debidamente sacarles ventajas. La tierra era gratis, sin costo en dinero; el suelo fértil, las perspectivas, halagüeñas; y los hospitalarios y generosos nativos nos decían: "¡ven!". Veíamos la importancia que la costa estaba adquiriendo, y permanecimos indiferentes e inactivos, sin pensar quizá en nuestros futuros intereses, tan encantados estábamos con nuestros hogares isleños. Extranjeros venidos de lejanos países trabajaron, disfrutaron y poseyeron las fructíferas tierras de este paraíso adorable. Nosotros aun estamos esperando.

Las personas prosperan, aun sin capital, o con muy poco. Muchos se enriquecieron. Algunos también fracasaron.

Este bello país, con su riqueza y fertilidad, esta listo para recompensar el esfuerzo inteligente, con toda suerte de productos tropicales. Y aquellos que han logrado el éxito en la costa, pueden confirmar este aserto.

Al escribir sobre Republica Dominicana, en su mejor obre: "Los ingleses en Indias Occidentales", el seor Fronde dice: "Aquí estaba toda esta profusión de la naturaleza, prodiga en exceso, y la emprendedora juventud inglesa despreciaba una colonia que podría producirles una riqueza mas grande que la de los plantadores de caña". ¿No puede decirse esto mismo de nosotros, los isleños, por nuestra indiferencia hacia la tierra firme hondureña?

El país es sumamente montañoso. Algunas de estas soberbias elevaciones alcanzan los siete mil pies sobre el nivel del mar, y muestran una imponente apariencia. Frecuentemente están cubiertas de nubes desde su base a la cima. Pero con frecuencia se ven nítidamente, sin mancha, irguiéndose como un inmenso relieve contra el cielo claro. En tales ocasiones estas majestuosas montañas presentan un espectáculo sublime a quien sabe observarlas.

La montaña Congrehoy (Cangrejal), que sube a 8,040 pies, es un volcán extinto. Aquí se dice que este volcán estaba en actividad poco después que llegaron a las islas los primeros pobladores. Un hombre formal y digno de crédito me dijo que el recuerda claramente haber divisado una brillante iluminación sobre la montaña, cuando era un muchacho de trece años. La luz dice, duro varias semanas, y la gente que residía en los Cayos se juntaba en grupos, por la mañana y por la tarde, en la orilla de las isletas, para observar la montaña en llamas. Temprano de la mañana, cuando las nubes lo permitían, se podía ver una delgada columna de humo que salía del cráter del volcán. Por las tardes, después del crepúsculo, la brillante iluminación, como de llamas, era plenamente visible. La montaña ardiendo fue por mucho tiempo el tópico de las conversaciones. Todo aquello quedo grabado indeleblemente en la memoria.

Tengo escrito el relato completo sobre estos sucesos, pero la falta de espacio no me permite incluirlo aquí todo, y no es mi intención producir una obra voluminosa.

Esta historia ha sido confirmada por otras personas de mayor edad. Es de hacer notar, sin embargo, que ninguna historia, geográfica o enciclopedia que yo haya consultado al respecto, habla de esta erupción. No he leído el libro: "Volcanes, pasado y presente", por Edward Hull; quizá allí se halle la codiciada referencia.

En nuestro paisaje, un árbol de coco, aquí cerca de nosotros, oculta parcialmente la cima del Congrehoy. El alto pico que estamos observando es el de Montaña Bonita.

Los nativos de Honduras han sido calificados como: "hospitalarios, honrados, corajudos y generosos; perseverantes en sus empresas, habituados a las penalidades, inteligentes, leales y tolerantes". Su defecto es ser patriotas. Y bien le pueden cantar a su delicioso país:

"Sus verdes prados y valles floridos,

Sus alegres vertientes y libres montañas,

Han escrito con luces y flores:

¡Gloria digamos al suelo nativo!"

Nota: Las cifras sobre número de escuelas, monto de importaciones, exportaciones, minerales, renta publica y movimiento postal, han sido tomados de los mas amplios mensajes del Presidente Terencio Sierra (1902 y 1903), al Congreso Nacional.

Para mayor información sobre Honduras, remito al lector a la obra: "A’Hoosier in Honduras", un interesante libro escrito por el Honorable A. E. Morlan, quien viajo a través de ese país.

Capítulo VI

Puerto Este. Los Cayos.

En Utila hay dos asentamientos; se conocen como: Puerto Este y Los Cayos.

Puerto Este se encuentra en una pequeña y simpática bahía del mismo nombre. Se asemeja a un pueblo costero de los Estados Unidos. Este cómodo puerto provee buen ancladero y excelente abrigo para las naves. Los barcos fruteros se refugian aquí contra los violentos *, que soplan durante el invierno. Francamente, nosotros vivimos confortables, con un promedio de temperatura de 822 g., variando entre 75 y 95 durante el año. Me han dicho que el Sr. Abbot, en Oak Ridge (Loma del Roble), registro 65 g. en una noche fresca de Enero. Al describir la temperatura de Trinidad, que esta mucho mas cerca del ecuador, el Sr. Owen T. Bulkely escribió: "al principio del año baja a 68 g., por la noche. Recuerdo que, durmiendo en una elevada plantación de cacao, desperté temblando de frió y, como no habían mantas, me arrope con mi saco y capote. Debo mencionar aquí que América Central disfruta de tres climas, que son: caliente en las costas marinas, templado en alturas medias, y frió en el interior y elevaciones".

El pueblo de Puerto Este esta entre las lagunas, una hacia el Este y otra al Oeste. Bajas colinas se alinean paralelamente a la costa norte del puerto, y sobre ellas se han erigido casas. Muchas habitaciones se construyen sobre plataformas rellenadas en el mar, con un gasto considerable para el propietario.

Un censo muy completo levantado por el señor Webb en 1867, del cual poseo una copia, muestra una población total de 177 personas en la isla, que viven en 32 casas. De estos, 25 casas y 141 habitantes, están en Puerto Este, y 7 casas con 36 personas, en los Cayos. Al presente, el primer sitio ostenta los 7/8 de la población de la isla.

Anteriormente, Puerto Este era importante punto de ingreso, y grandes importaciones de mercaderías llegaban aquí, en transito hacia los puertos del continente. La Ceiba no era entonces un puerto como lo es ahora. Pero desde que se habilito La Ceiba, el Gobierno privo a Utila de ese privilegio. Nuestro pueblo, sin embargo, espera que el Congreso halle la forma de restituir las ventajas a favor de nuestra isla, que esta muy limitada de recursos.

Los negocios locales de la isla están administrados por una cooperación municipal, compuesta por cinco personas electas anualmente entre los isleños nativos. El Alcalde es el jefe, los quehaceres de la municipalidad están sujetos a la aprobación previa del Gobernador Político del Departamento, quien reside en Roatan.

El Coronel José M. Herrera, actual Gobernador y Comandante de Armas (1903), es amigo muy querido del pueblo.

Uno de los funcionarios electos es el Juez de Paz y Notario Publico. De manera que, exceptuando los casos extremos, todos los asuntos civiles y judiciales de la isla se reclaman y tienen solución localmente.

El Sr. Roulet ha servido muchos años como Secretario Municipal. Sus largos servicios le han familiarizado con las leyes. Y su dominio de los dos idiomas –ingles y Español- le habilitan para desempeñar su cargo con capacidad y grandes meritos personales.

Además de las autoridades municipales, hay otros funcionarios nombrados por el Gobierno. Estos son el Comandante y el Sub-Colector. Ambos tienen importantes funciones, siendo el ultimo el Oficial de Puerto, y el primero, el Dispensador de papel sellado y Timbres. También se mantiene en la isla un pequeño resguardo, subordinado al Comandante.

Los norteamericanos han ayudado, consciente e inconscientemente, a nuestro crecimiento. Y muchos de los isleños guardan cálidos sentimientos hacia esa gran Republica del Norte. Mi propia esposa, clara, cuyo padre, Edwin Reed, era del estado de Maine, y quien se caso con Hannah Cooper, frecuentemente me recuerda: "Soy una yankee, ¿sabes?". Y mucho más tienen y reclaman similares predilecciones.

Indudablemente, aparte del hecho de que alguna gente es descendiente de norteamericanos, hay otras buenas razones para que nuestra población tenga en gran estima a ciudadanos e instituciones de los Estados Unidos. Estas razones se pueden resumir así:

De allá obtenemos nuestros suministros (provisión), especialmente de New Orleáns; hacia allá exportamos nuestra producción; ellos nos proveen literatura (libros, textos para escolares, revistas, periódicos); nos visitan y son nuestros amigos, y nos enseñan sus costumbres; nuestra gente les visita y adquiere las novedades. Además, algunos isleños se han casado con ellos, y nuestros niños se han educado allá.

Quizá es innecesario que diga que, en la vida de nuestra isla, Belice participa con cierta influencia, pues viajamos a este país frecuentemente, y algunos isleños estudian allí. Otros se casaron y se radicaron en aquellas ciudades. Belice aporta excelentes ventajas en lo educativo. Entre sus instituciones educativas, están: El Colegio Católico Romano para varones, y su Convento para niñas. Claro que otras iglesias también tienen magníficos colegios.

Exceptuando el tipo leve de malaria, las condiciones sanitarias de la isla son buenas. Y lo mismo puede decirse de todas las islas de la baya. El Señor Morgan, quien celebro sus bodas de oro un poco antes de ser escritas estas líneas, tenia 72 años en tan feliz ocasión. El y su esposa era la estampa de la buena salud. Y rodeados como estaban de muchos amigos, y de su numerosa, sana, feliz y prospera progenie: hijos, nietos y uno o dos bisnietos, la escena que formaron era de genuino contento y agradecimiento, y una prueba, al mismo tiempo, de la condición general de salud reinante en Puerto Este.

Los extranjeros también mantienen buena salud en la isla. La familia del Sr. Jonson, Cónsul de USA en las Islas, permanece aquí con el durante mucho tiempo, y disfruta de excelente salud. el Sr. Brown, de Alemania, quien radica aquí desde joven y tiene ahora mas de 70 años, es un hombre vigoroso y bien perseverado.

La mortalidad en la isla es bien baja. Por un periodo de 20 años, desde 1881 a 1900 inclusive, la mas alta mortalidad registrada fue en 1890, 1891 y 1897, con 9 defunciones por año; la mas baja, en 1886 y 1889, fue de una muerte por año.

Desde entonces el promedio de muertes, calculado sobre la población de 1887, es cerca de 1 ½ %, y para 1889 es de 1/5 del %.

La isla puede aun convertirse en un buen destino turístico para sujetos norteamericanos que deseen permanecer en los trópicos.

De momento, la vecindad esta limitada de importantes servicios. No tenemos Medico, Abogado ni Pastor residentes en la isla. Y, a excepción del carpintero, a ningún otro artesano o comerciante le seria fácil ganar su subsistencia. En todas las islas no hay siquiera una imprenta. Un pequeño periódico: "La Prensa Libre", editado por los Sres. M. Lechuga y C. C. Calderón, se publico semanalmente en Roatan al principio de los años 90. Pero, a pesar de que recibía una generosa subvención del Gobierno, su existencia fue breve, por una razón: la circulación era muy poca para sostener la empresa.

No hay casa de huéspedes ni hotel en la isla, por la razón de que el propietario tendría que ser su propio huésped la mayor parte del tiempo; pues los pocos visitantes que alguna vez nos honran con su presencia, obtienen alojamiento en las casas mas cómodas.

Se necesita este tipo de servicio; algún isleño debe iniciarlo.

Las tiendas en la isla están bien surtidas con mercadería en general, algo así como los almacenes campesinos de los Estados Unidos. Y los tenderos, muy corteses, saben presentar sus mercancías de manera atractiva.

Algunos confeccionadores de ropa realizan excelente trabajo, y se mantienen provistos con catálogos de los últimos estilos y modas.

En un párrafo anterior se anoto que los géneros y adornos para vestidos de señora pueden obtenerse en las tiendas. De manera que las damas que no tienen gustos muy * pueden obtener satisfacción, tanto en los materiales como en la confección. La ropa de varón también la hacen las costureras.

No hace mucho tuve oportunidad de permanecer unos meses en los Cayos. Mantuve buena salud allí, y también animoso espíritu. Fue entonces que me vino la idea de escribir este libro. Obtener a la insinuación, este es el resultado.

En mi relación general sobre Utila, Los Cayos guardan un lugar prominente, pues son el primer sitio colonizado y donde se inicio la evangelización. Aquí fue bendecida la semilla que plantaron los señores Mason, Webb, Sykes y Fletcher. Y el Metodismo, que ha operado tan feliz influencia en la isla, fue bienvenido y fructifico en aquel pequeño asentamiento. No podemos olvidar a los predicadores que, olvidados de si mismos, vinieron frecuentemente de Roatán a nuestro querido suelo y mediante sus esfuerzos, se nutrió la palabra plantada por los fieles misioneros.

Los cayos forman un grupo triangular de isletas, en número de once, situadas hacia el oeste de la isla. Están cubiertas de lindos cocoteros. Solamente dos del grupo están habitadas. Una de ellas, Suc Suc Cay, es donde los señores Warren y Joshua vivían cuando el Sr. Cooper y su familia vinieron a Utila. La Isleta mas nororiental del grupo se llama Dimon Cay, por un capitán norteamericano que vivió allí muchos años con su familia. Una capilla, escuela y tienda hay e uno de los cayos habitados. Para llegar a ellos hay que ir en bote o cayuco. Con viento fuerte esto no es fácil ni cómodo.

Un puente o camino de alguna naturaleza entre los dos cayos sería de gran conveniencia y costaría una bagatela. El agua en el canal es poco profunda. Si todos los hombres de los cayos se turnaran a trabajar por un mes, construirían un camino de roca entre los cayos. ¡Que lindo sería!

Los niños irían por el a la escuela; los cristianos acudirían a pie a los cultos; los clientes harían sus compras con facilidad y satisfacción; las mujeres serian relavadas de participar en los remos. Ciertamente, el puente traería grandes ventajas a nuestros amigos de los Cayos. ¡ y todo estos se puede lograr en tres o cuatro semanas de trabajo!

La escuela de los cayos está a cargo del joven nativo Edmund Nowell, quien fue educado en los Estados Unidos. Algunos de sus alumnos muestran buenos progresos en sus estudios. Todo niño o niña de diez años ya sabe leer y escribir.

La gente de estas isletas de diferentes modos varía la monotonía de su vida. Algunas veces organizan funciones, de canto y otras, que ayudan a iluminar y revivir las horas.

Una temporada de grandes regocijos es la semana de navidad.

Atendiendo cordial invitación de mis amigos, fui allá el sábado de navidad de 1897. Y los agradables ratos que pasé con ellos perduran en mi memoria.

Las últimas horas del día las ocupamos en una serie de diversiones. El día era lindo y claro. A las 5: p.m. nos sentamos alrededor de una mesa cubierta con mantel blanco como la nieve, cargada de queques, carnes, dulces y flores. En cada plato, una tasa de rico té humeante. Hicimos justicia a las viandas preparadas y disfrutamos de todo corazón. En el extremo del salón había un árbol navideño muy bonito. Relucientes juguetes y regalos pendían de sus ramas. En el otro extremo, cerca de la mesa, cinco hombres con instrumentos musicales estaban sentados. Tocaron con sentimiento acordeón, tamborita, etc,. Mientras nosotros comíamos. Los niños nítidamente vestidos, con caras radiantes, entraron después que concluimos el té. Y se les distribuyeron sus reglaos. Después hicimos juegos sencillos al aire libre, con la participación de todos, jóvenes y viejos, hombres, mujeres y niños.

A la luz de las lámparas comenzó el entretenimiento de la tarde, que consistió en cantos, recitaciones y diálogos, interpretados por jóvenes, varones y señoritas, de los cayos. El espíritu de la reunión fue de viveza, bullicio, aplausos y risas. Cada persona parecía decir; ¡soy feliz!

Capítulo VII

Homicidios

Dos vidas humanas han sido segadas con premeditación, desde que Utila fue poblada. Yo no tenía pensado incluir aquí semejantes hechos. Pero, reflexionando sobre ello, me he convencido de que debo mencionarlos. Aún la Biblia no ignora tales sucesos. Aunque esos relatos pueden arruinar el libro, muchos más arruina el carácter humano la perpetración de estos actos.

De los dos casos considerados, el primero fue el de Mr. Nourse, un norteamericano. Fue muerto el 7 de abril de 1870, por el viejo Mr. Joseph Cooper, quien fue, sin duda, provocado. Mr. Cooper era un buen vecino, fiel amigo y ciudadano observante de la ley. Examinemos con caridad este caso.

Mr. Nourse era hombre de buena educación, decidido, pero con puntos de vista peculiares sobre religión. Llevaba una vida moderada.

Mr. Cooper tenía una venta de licores. Era un bebedor social. Y no veía perjuicio en proveer bebida a otros. Mr. Nourse pensó que aquello era una equivocación y probó con argumentos a disuadir a Cooper de continuar esa clase de negocio.

Fallando en su intento, Nourse empezó a ridiculizar a Cooper, escribiendo versos anónimos contra él. Esto exasperó al otro y cada vez que salía un nuevo articulejo, se le aumentaba la ira. Para colmo surgió una disputa de tierras entre ambos. Nourse cambió repetidas veces los linderos fijados por Cooper en su propiedad.

Amigos de Nourse le aconsejaban dejar a Cooper tranquilo; le dijeron que se había propasado y le previnieron que aquello les podía llevar a serias conclusiones. Pero el no les prestaba atención. Una sutil fatalidad parecía haberle atraído ciegamente al peligro y la muerte. El clímax llegó por fin cuando un día fatal Cooper ordenó a Nourse desistir en sus provocaciones o atenerse a las consecuencias.

Estuvieron riñendo, diciéndose palabrotas que herían al otro. Se cogieron a la lucha y Nourse que era un hambrón pesado, arrastro a Cooper, pequeño y de contextura débil, hacia el amar y deliberada y repetidamente, le sumergió en el agua.

Tan pronto como Nourse lo dejó, Cooper se fue a su casa, que estaba a corta distancia del lugar, a sacar su pistola. Pero antes de llegar a casa recordó que en su bolsa la tenía. Entonces regresó y disparó a Nourse antes de que pudieran impedírselo. Quien trato de de hacer esto fue James Bodden, uno de los espectadores, poniéndose frente a Cooper para escudar a Nourse; pero este le dijo: "Déjalo, Bodden déjalo solo, no me hará nada". Algún tiempo antes, Nourse había dicho: "¿Cooper? ¡Ese no mataría ni a un perro!"

Pero estaba equivocado. El trato que dio a Cooper transformó a este en un hombre iracundo y vengativo, dispuesto a matarle. Sobre el hombre de Bodden el Señor Cooper hizo fuego, dándole a Nourse en la cabeza. Unas horas después, falleció.

El Señor Cooper fue puesto en custodia por las autoridades y remitido a Roatan, donde le procesaron y le sentenciaron a larga prisión. Allí murió, victima de pensamientos horribles, tormentosos y depresivos, causados por el hecho de hallarse privado de su libertad.

El segundo caso fue el de un hondureño nativo asesinado por otro.

El señor Bombat, un caballero por nacimiento y por educación, acompañado por su concubina vino a Utila en los años 70.

Sucedió que el capitán Landa, un brillante joven oficial del ejercito de Honduras, residía en la Isla por ese tiempo. Landa pronto se enamora de la dama y la sedujo a que viviera con el y abandonara a Bombat. Este usó todos los medios de asegurar a la mujer de su devoción y afecto y creyó poder recuperarla.

Pero Landa se esforzó por impedírselo, prohibiéndole que visitara su casa y conversara con la mujer. Aún más, pidió prestado a Mr. Williams un rifle, de los que se cargan por la culata y se mantuvo armado. Sin duda Landa temía que Bombat intentara matarlo y así se preparó para la defensa.

Bombat estaba casi fuera de sí y adoptando el común sistema de ahogar las penas y el deshonor, se dio a la bebida. Y bajo el efecto del licor, se acercó a la casa prohibida, por última vez, en un sábado luminoso, por la tarde.

¡Pobre tipo! Había estado todo el día a bordo de una goleta norteamericana, en el puerto. El vino corrió abundantemente, antes y durante el almuerzo. El era un vivaz y agradable conversador, de fácil palabra y maneras corteses y había allegado muchas amistades en el pueblo. Tenía buena figura; se le podía calificar de elegante.

Landa que siempre estaba alerta, le vio venir. Por un agujero en la pared de su casa metió el cañón de su rifle y le observó sobre la mira. Esperó. Cuando el otro llego a pocos pasos, disparó. La bala penetró por la frente, perforando el cerebro y saliendo por detrás de la cabeza. Saltando en el aire, Bombat cayó postrado en el suelo. Estaba muerto.

La noticia corrió como un relámpago por toda la isla y más rápido de lo que me tardo en contarlo, la gente se precipito al lugar de los hechos. Dejo a los lectores conjeturar sobre la conmoción general que se produjo.

Landa fue capturado y enviado a Roatan para enjuiciarlo. Posteriormente escapo de la prisión y se fue para Belice, donde pasó una miserable existencia.

De pié en el bote, cuando era trasladado a Roatán, Landa dirigió un violento discurso al pueblo de Utila. El muelle estaba atestado de gente viéndole partir. Parece que él tenía la esperanza de que iban a protegerlo y sufrió una desilusión. Les recordó su valiente defensa de la isla, arriesgando su vida, contra el ataque del barco, "General Sherman" y les calificó de ingratos por entregarle hoy a la justicia. La gente recordó con justos sentimientos la valiente y digna de alabanza, acción a que se refería. Pero la mayoría de ellos simpatizaba más con el asesinado Bombat. El discurso no impresionó mucho.

Capítulo VIII

Religión.- Entusiastas reuniones en Carpas.

"Amo tu Reino, Señor,

Más que mi mayor alegría"

Dos denominaciones trabajan activamente en la isla. Ellas son: Los Adventistas del Séptimo Día y los Metodistas Wesleyanos. La primera construyo una iglesia aquí hace pocos años y la última tiene iglesia en Puerto este y en los cayos.

El elemento hispano de la población es Católico Romano; no poseen un temple donde realizar sus ritos.

Quizá resulte interesante seguir el crecimiento del Metodismo en Utila.

El Reverendo Hermon Nason fue el primer misionero Wesleyano que visitó Utila. Llegó en el año 1852 y tuvo éxito en formar una sociedad en los cayos.

Antes de su venida, los hombres actuaban como mejor les parecía. El día del Señor era violado; La Biblia estaba en el olvido; la vida espiritual era débil y los servicios religiones eran desconocidos. Pero Mr. Nason vino de Belice; predicó al pueblo indicándole el mejor camino y se operó un cambio para bien. La gente deseaba ansiosamente la religión de Jesucristo.

La pequeña iglesia de los cayos se comenzó con entusiasmo y floreció. Desde entonces ha mantenido su influencia, a veces llena de fervor y vigor espiritual, otra fría e inactiva, pero siempre Iglesia de Dios, que se muestra como el alba, hermosa como la luna, radiante como el sol y terrible como ejércitos en marcha. (Cantares 6,10).

Yo estoy reconocido con el tío James Cooper por los siguientes artículos. El dijo, en substancia: que Mr.Warren fue el primero de los hermanos en Cristo que condujo un culto público los domingos. Los hermanos Ward Morgan y Henry Cooper le ayudaron después.

Al principio dos cultos de oración se ofrecían en la semana, pero pronto cesaron. Los servicios del domingo, sin embargo, continuaron con deleite.

Pocos meses después que cesaron los cultos de oración, otro activo obrero se presentó en escena en la personal del propio hermano James Cooper. El había sido ganado para la causa del señor por los hermanos de Roatán.

Siendo fervoroso y diligente, el ofreció sus servicios para conducir un culto de oración semanalmente. En este laudable deseo era estimulado por el hermano John Howell.

Consiguiendo la casa de thomas Howell para el propósito, James dirigió el culto esa misma noche, con la sala llena de ansiosos oyentes.

En poco tiempo ya se celebraban dos cultos a la semana, dirigiendo uno Mr. Norgan. Se fueron luego aumentando hasta que se llegó a tener uno cada noche de la semana y otro el domingo en la mañana.

Los hermanos ayudaban cordialmente y todo se hacia por la gloria de Dios. ¡Que encomiable entusiasmo el que había!.

Pero hay momentos en que el fuego humea en el altar de Dios; los corazones se enfrían, los cristianos se rezagan y su trabajo decae. Así fue aquí.

Dio principio el comercio de fruta y la gente fue trasladada de los cayos a Puerto Este para enrolarse en los trabajos o cultivar sus tierras.

Por todo este tiempo Utila no fue visitada por ningún ministro. Esto duró más de dos años. Loa bailes, que la gente tanto gustaba y que por la religión habían sido abandonados, empezaron de nuevo y uno por uno los hermanos se disgregaron, hasta que solamente quedaron dos, fieles a Sión y a Cristo. Estos fueron, el hermano James Cooper y su esposa, Catherine.

Debido a la necesidad de un edificio propio y quizá también a la falta de fervor religioso, muchos meses pasaron sin realizar ni un solo servicio público. La capilla de los cayos fue demolida para reconstruirla en Puerto este, lo que se realizo lentamente.

En el año 1862, Mr. Davis, norteamericano, maestro en la Escuela Diurna de la Isla, aunque no era precisamente profesor de religión, expresó el deseo de servir un culto religioso. Esta fue la chispa que encendió de nuevo el fuego en el altar de Dios. Henry Cooper prestó para esto su casa y Dios fue otra vez alabado en Público. Luego la isla fue visitada por el Reverendo E.D. Webb. El dirigió una seria de servicios que resultaron en un glorioso avivamiento y casi todos los antiguos miembros volvieron a la iglesia y a Dios.

Pero yo debo agradecer aquí a Mr.Cooper por su valiosa información y conducir esta historia hacia otro tópico. Afortunadamente guardo interesantes notas de Mr.Webb, que introducirá aquí. El escribió:

"Le envió las siguientes citas de mi diario, anotadas durante mi primera visita a Utila:

Martes, abril 10, 1855. Cerca del mediodía salí para Utila a bordo de El Águila (goleta). El bote era manejado por los hermanos John Howeel y W.Norgan. Permanecí sobre el puente durante todo el viaje. Anclamos cerca de las 8 de la noche en el mismo cayo donde se está construyendo la capilla, y fui amablemente atendido en casa de la Sra. Howell".

"Miércoles 11.- Prediqué a las 4:30 p.m., en la capilla medio construida.- Texto: Tito 2:11-13.

"Jueves 12.- A las 10: a.m., conocí a los jefes de clase, Hermano Howell y Hermana Wood. La hermana Wood renunció. El Hermano Morgan nombrado en su lugar. Hice visitas durante el día y prediqué a las 4:30".

"Viernes 13.- Renové los boletos – estaban todos los miembros presentes, excepto uno que andaba en el mar".

"Sábado 14.- No prediqué. Tuve que reposar debido a mi perna mala".

"Domingo 15.- En la mañana inició el servicio dominical de los Metodistas. Bautice nueve niños, uno de los cuales es hijo de John Howell, llamado Harmon Mason en memoria del primer misionero que llego a la isla, mi predecesor de bendita memoria. El texto matutino fue Romanos 8:1. Volví a predicar a las 4:30 sobre El Hijo Prodigo".

"Lunes, abril 16.- A las 7 a.m. Fui a bordo del Águila para regresar a Roatan, adonde llegamos el siguiente día".

"Mi segunda visita a Utila fue del 6 de julio 1855, al 12 de julio".

Realice muchas visitas a la isla durante los años en que permanecí en el circuito Roatan, siendo la última de junio 24 a julio 11, 1867, cuando estuve dos domingos en la isla".

En una carta dirigida a Mr. Morgan, fechada el 16 de agosto, 1897, Mr. Webb escribió: "La última vez que le visité fue en… cuando anduve de casa en casa anotando los nombre de todos los jefes de familia, etc.

Refiriéndose a su primera visita, dijo: "Durante esta primera visita yo nombre a Ud. Líder, e inicie el servicio dominical de los Metodistas y le pedí continuar leyendo las oraciones del libro y leer un sermón cada domingo, lo cual creo que Ud. Hizo hasta que comenzó a predicar por si mismo".

Más adelante, al escribir a la misma persona, dijo: "Tengo un plan impreso del Circuito Roatán, para enero, febrero y marzo de 1855, en el cual su nombre aparece como el de un predicador local. Para ese tiempo el hermano Cooper no aparecía en el plan como un predicador. Pero él era un líder de oración. Tengo otro plan para diciembre, enero, febrero y marzo de 1867-1868, en el cual el hermano Cooper y el hermano Morgan aparecen como pastores locales".

La membresía para 1867; de acuerdo a la cuenta del Sr.Webb, era de 19 miembros fijos y 6 en prueba.

Con el tiempo, la vieja capilla localizada en la loma de Puerto Este, fue derribada y en su lugar se construyo una linda capilla de madera de pino y ventanas de cristal. El hermano James Cooper- la gente lo llama Tío Jimmy, se merece mucho crédito por todos los esfuerzos que hizo para lograr esta construcción.

La nueva capilla se terminó en el mes de septiembre-de año desconocido y en el mes de noviembre siguiente, fue dedicada por el Reverendo George Sykes.

Al paso del tiempo, algunos de los feligreses se quejaron de la dificultad de subir a la loma. Un sitio por la orilla del mar fue comprado y la capilla se traslado al lugar que hoy ocupa. Fue renovada y ampliada en el año 1891 y en 1897 se ensancho el local para dar cabida a mayor número de personas.

En el transcurso del tiempo Tío Jimmy se fue a los Cayos, por razones de salud. Siempre activo, construyo allá una capilla y dirigió el culto público casi cada día del Señor. Algunas veces visitó Puerto Este y predicó al pueblo los domingos temprano. Pero frecuentemente se pasaban diez o doce semanas sin un solo servicio.

Su delicada salud impedía a Mr. Morgan predicar y las visitas de pastores se tornaron escasas e irregulares.

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