Educación Ambiental ¿Un Mito o una realidad? (página 2)
Enviado por Ing. ORESTES LUCIO GONZ�LEZ JIM�NEZ
La población mundial ha crecido más en estos dos últimos siglos que en todos los anteriores, doblando sus efectivos en los años posteriores a la 2ª Guerra Mundial. En la última década se han registrado tasas de crecimiento del 1,7% anual (1985-90), con incrementos anuales de 90 millones de personas. El resultado es que la población de la tierra cuenta en la actualidad con 5.850 millones de habitantes, mientras que hacia mediados del s. XVIII apenas estaba constituída por 728 millones, a mediados del s. XIX por 1.171 millones y a mediados del siglo XX por 2.516 millones de habitantes. Y en el futuro, según algunas estimaciones, la tierra podría superar los diez mil millones de personas (9.400 millones en el año 2050, 11. 200 millones en el año 2100).
Las ciudades están ahí y casi todos nosotros vivimos en alguna. Por muchos problemas que causen, hay que contar con ellas. Hace una década, las ciudades tenían poco que ofrecer a las generaciones más inquietas. Hoy, en un mundo donde prima la búsqueda de estímulos y sensaciones, las urbes le están ganando la partida a la naturaleza. Existe todo un movimiento de reivindicación del espacio urbano que parte de esa realidad e intenta sacarle el máximo partido ecológico a las ciudades. El tema lo merece, pues no olvidemos que en ellas habita la especie que nos resulta más afín de todas: los seres humanos.
Las ciudades se han convertido en el hábitat típico de la humanidad actual. Más del 80% de la población de la Unión Europea vive en núcleos urbanos y el 60% de la población mundial será urbana en corto tiempo. Son cifras frías y concretas que sirven para comprender la dimensión de un fenómeno complejo y de trascendental importancia para el futuro del planeta.
Los países ricos son los principales importadores de madera de los países tropicales. Además, son los principales impulsores de proyectos agropecuarios (ganadería extensiva) y de infraestructuras (por ejemplo: grandes centrales hidroeléctricas y carreteras) en los países pobres, que muchas veces provocan la destrucción de grandes superficies forestales. Así pues, se podría decir que las economías de los países desarrollados son las que más bosques consumen en el mundo.
Cuantas aristas tiene el cuidado del medio ambiente y cuantas formas pueden ser las causas que lo agredan y la necesidad de buscar formas de educación que conduzcan a atenuar y minimizar las consecuencias amenazadoras de desastres ecológicos de carácter universal, por lo que se persigue con este trabajo el siguiente objetivo.
Objetivo:
Contribuir a sensibilizar a las generaciones presentes y futuras acerca de una cultura ambiental, no a través de consignas, si no de acciones concretas.
Desarrollo
La educación ambiental hoy en nuestros días es una necesidad impostergable y urgente que deben recibir las viejas y nuevas generaciones de ciudadanos del mundo, ya que al menoscabar al ambiente en cualesquier parte del mundo afecta de forma directa o indirecta a toda la humanidad, tanto en los países ricos por el nivel de consumismo desenfrenado y en los pobres por la necesidad de obtener la energía para elaborar sus alimentos, alumbrarse, etc. Suponiendo que educación ambiental signifique concientización de la necesidad de proteger la casa donde vivimos.
En Cuba se comienza desde los círculos infantiles, donde se dan los primeros pasos hasta los niveles universitarios que de una forma u otra aparecen en los planes de estudio el cuidado del medio ambiente.
Esta Educación Ambiental se puede encaminar sobre:
Los bosques
Las ciudades.
La población.
La energía
Biodiversidad.
La atmósfera.
Espacios naturales Protegidos.
Agua dulce
Los bosques
Según estimaciones de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), la superficie actual de los bosques representa un 25% de la superficie total de las tierras emergidas del planeta (aproximadamente unos 3.400 millones de hectáreas de bosque). Más de la mitad de la cubierta arbórea del mundo se encuentra en países en desarrollo, que tienen una tasa anual de pérdida forestal de 0,65%. Por otra parte, los países más ricos, sea como consecuencia de las repoblaciones comerciales, sea por abandono y reforestación natural de antiguas superficies agrícolas. que tienen una tasa anual de pérdida forestal de 0,65%. Por otra parte, los parecería indicar que, de forma general, los países más ricos conservan mejor los bosques que los países pobres. Sin embargo, un análisis más detallado indica que esto no es exactamente así.Es cierto que los países ricos conservan mejor sus bosques. Por razones estratégicas o de mercado, algunos países ricos prefieren consumir madera y pasta de celulosa procedente de otros países antes que agotar sus propios recursos forestales. De este modo, los países ricos son los principales importadores de madera de los países tropicales. Además, son los principales impulsores de proyectos agropecuarios (ganadería extensiva) y de infraestructuras (por ejemplo: grandes centrales hidroeléctricas y carreteras) en los países pobres, que muchas veces provocan la destrucción de grandes superficies forestales. Así pues, se podría decir que las economías de los países desarrollados son las que más bosques consumen en el mundo.No obstante, la pobreza también es una gran consumidora de árboles. En gran parte de las zonas rurales de los países tropicales, la leña es aún la principal fuente de combustible. Además, la ancestral estrategia de agricultura de subsistencia denominada "roza, tumba y quema" todavía persiste, a pesar de que ya existen conocimientos y tecnología suficientes para el desarrollo de una agricultura más rentable en suelos tropicales, que no precisa de una búsqueda casi permanente de nuevas tierras fértiles.
Lo que caracteriza a un bosque no es la presencia de árboles más o menos altos, sino su densidad, o sea, el grado de cobertura de las especies arbóreas en relación a la superficie cubierta. Dependiendo de la densidad, una formación vegetal podrá tener una fisonomía más abierta (tipo sabana) o más cerrada (tipo bosque). Existen formaciones vegetales complejas, con estratos arbóreos bien definidos que, sin embargo, son difíciles de clasificar. Así, por ejemplo, lo que para unos es un "bosque medio abierto", puede ser una "sabana medio cerrada" para otros. La existencia de un suelo predominantemente cubierto por gramíneas (Poaceae) es un buen indicador de que la cantidad de luz que alcanza el suelo es elevada y, por lo tanto, que la densidad de especies arbóreas es demasiado baja para considerar una formación vegetal como bosque.
La Educación Ambiental que se establezca como estrategia debe contener el cuidado y conservación de los bosques, las consecuencias que trae para la humanidad la desaparición de los mismos en cuanto a los régimenes de precipitaciones, diversidad de especies, el peligro de los incendios forestales y las funesta consecuencias para la ecología y el agravamiento del calentamiento global que provoca el efecto invernadero.
Las ciudades
Las ciudades están ahí y casi todos vivimos en alguna de ellas. Por muchos problemas que causen, hay que tenerlas en cuenta. Hace una década, las ciudades tenían poco que ofrecer a las generaciones más inquietas. Hoy, en un mundo donde prima la búsqueda de estímulos y sensaciones, las urbes le están ganando la partida a la naturaleza. Existe todo un movimiento de reivindicación del espacio urbano que parte de esa realidad e intenta sacarle el máximo partido ecológico a las ciudades. El tema lo merece, pues no olvidemos que en ellas habita la especie que nos resulta más afín de todas: los seres humanos.
En 1850 había en todo el mundo cuatro ciudades de más de un millón de habitantes; en 1900 ya eran veinte y en 1950 ciento cuarenta. Actualmente sobrepasan esa cifra mágica más de 200 y el 50% de la población de la Tierra vive en las ciudades. Según todos los pronósticos en el 2030 las áreas urbanas acogerán a las dos terceras partes de la población mundial.
Las ciudades, durante largas épocas destacados centros de producción, desarrollo social, innovación y creatividad, han devenido en los últimos tiempos en espacios cada vez más inhóspitos en los que se multiplican la pobreza, la violencia, la marginación y la degradación del entorno. El desmesurado auge urbano de estas últimas décadas, tan veloz como desequilibrado, ha desencadenado una crisis ambiental sin precedentes con efectos preocupantes también sobre la salud. Según Naciones Unidas, el deterioro del medio ambiente urbano es responsable de que más de 600 millones de habitantes de las ciudades de todo el mundo, principalmente en los países en desarrollo, vivan en condiciones que amenazan seriamente su salud y supervivencia, y que otros 1300 millones se expongan cotidianamente a unos niveles de contaminación del aire que sobrepasan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
Además de los impactos internos, la huella "ecológica" de la ciudad traspasa las fronteras locales para afectar a toda la biosfera. Fenómenos globales como la disminución de la capa de ozono, "lluvias ácidas" o el denominado "efecto invernadero", tienen su origen en las emisiones contaminantes de óxidos de nitrógeno, anhídrido carbónico, monóxido de carbono, dióxido de azufre, etc., cuyo principal foco emisor son las ciudades, sobre todo en los países más industrializados y desarrollados. Frente a este inquietante panorama, el reto de las ciudades cuando abordamos el cambio de milenio es plantear modelos de desarrollo urbano sostenible, que permitan conciliar la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos con la preservación del patrimonio natural.
En las ciudades, el tráfico es la principal fuente de contaminación atmosférica; supone prácticamente el 100% de las concentraciones de monóxido de carbono y de plomo, el 60% de los óxidos de nitrógeno -que contribuyen a la formación de las "lluvias ácidas"-, y el 50% de las partículas. Asimismo, el sector del transporte en la ciudad es uno de los de mayor consumo energético y, por consiguiente, de las emisiones de CO2, gas responsable en un 50% del "efecto invernadero".
El ruido, una de las formas de contaminación más genuinamente urbana, también tiene su origen en el estruendo sonoro que la creciente motorización provoca. A estos impactos, se añade la incesante apropiación de espacio engullido por las infraestructuras viarias en aumento, que en las grandes ciudades europeas ocupan ya en la actualidad por término medio entre el 10 y el 15% del suelo.
La elevada densidad demográfica y la hiperactividad económica desarrollada en las ciudades provoca también una cantidad de residuos de muy diversa índole: domésticos, industriales, etc., cuya eliminación es uno de los mayores problemas con los que se enfrentan los gestores de las ciudades.
En las ciudades donde se vive en grandes concentraciones de seres humanos, donde se concentran la mayoría de las industrias que emanan gases tóxicos a la atmósfera, donde se acumula por ende más desechos sólidos y líquidos y que en ocasiones no se reciclan y si contaminan el medio, donde hay más vehículos funcionando y emitiendo bióxido de carbono, etc. Se hace necesaria una disciplina consciente de cómo mitigar y atenuar estos efectos nocivos a la salud humana.
La Educación Ambiental juega un papel primordial a todos los niveles y la voluntad política de cada país debe ser creciente por lo que implica tomar y dictar leyes severas contra los infractores de las diferentes reglas y medidas adoptadas a cualquier nivel.
La población
La explosión demográfica es, pues, una de las grandes preocupaciones ambientales de fines del siglo. XX. Y, aunque el ritmo de incremento parece haberse hecho más pausado, con "sólo" 81 millones de personas al año, si no se reduce, en el año 2025, según cálculos de los expertos de la ONU, , la tierra habrá aumentado en 2.200 millones de personas más y estará poblada por más de 8.039 millones de habitantes.
Pero la población de la tierra presenta, además, acusados contrastes en su distribución espacial y notables desequilibrios en su composición. Así el 90% vive en el hemisferio norte; el 50% se sitúa entre los 20º y 40º de latitud norte y preferentemente en la periferia o por debajo de 500 m. Ciertos factores naturales, como el clima o el relieve, justifican la atracción de algunas regiones y los vacíos de otras, pero son factores humanos, sociales, económicos, políticos y de comportamiento demográfico, los que explican la distinta ocupación del espacio.
Se producen también desequilibrios en la estructura de la población y en su distribución por edad, sexo y niveles de desarrollo, los cuales no han hecho más que acrecentarse con la explosión demográfica, dado que, en nuestros días, se da básicamente en los países subdesarrollados o en desarrollo, cuya fecundidad se mantiene alta, mientras que declina en los desarrollados, los cuales hace ya tiempo han superado la fase de transición demográfica.
Otro desequilibrio básico es el que afecta al reparto de la población por sexos y a la situación de la mujer. De los 5.300 millones de habitantes que tenía el mundo en 1990, menos de la mitad, 2.630 millones, eran mujeres, aunque las desigualdades regionales fuesen y sigan siendo considerables. En muchos países esta población femenina sufre una clara discriminación, que afecta a sus derechos cívicos y a su nivel de nutrición, de atención sanitaria o de educación. Su papel es, sin embargo, esencial en el comportamiento demográfico; la fecundidad está muy relacionada con cuestiones tales como la edad de contraer matrimonio alrededor del 50% de las mujeres africanas, el 40% de las asiáticas y el 30% de las latinoamericanas se casan antes de los 18, lo que constituye un indicador de alta fecundidad, su nivel de educación, el uso o no de anticonceptivos, etc.
Hacer frente a los problemas hasta aquí descritos requiere un análisis y unas soluciones que van bastante más allá de lo meramente demográfico. No cabe cargar toda la "culpa" sobre el crecimiento poblacional, si bien éste deba ser controlado, sino que hay que revisar el modelo productivista y consumista en que vivimos. La población está influída por factores sociales, culturales, económicos, etc. y, a su vez, los influye; es al tiempo, causa y efecto; las interrelaciones son continuas. Existe hoy un amplio consenso en considerar que la pobreza persistente y generalizada y las graves desigualdades sociales y económicas entre países ricos y pobres, entre mujeres y hombres, tienen una gran influencia en el comportamiento demográfico y en que, a su vez, éste repercute de modo importante en el estado del medio ambiente y, en fin, en el ritmo y la calidad del desarrollo económico y social.
Educar a las poblaciones en la necesidad del cuidado del medio ambiente es una necesidad cada vez más creciente, pero buscando soluciones acorde con las características de cada población, de sus intereses, necesidades y posibilidades reales, igualdad de servicios que satisfagan sus expectativas sin afectar en ningún momento el medio que lo rodea actualmente ni comprometerlo para el futuro.
La energía
La obtención de luz y calor está vinculada a la producción y al consumo de energía. Ambos términos son imprescindibles para la supervivencia de la tierra y consecuentemente de la vida vegetal, animal y humana.
El ser humano desde sus primeros pasos en la tierra, y a lo largo de la historia, ha sido un buscador de formas de generación de esa energía necesaria y facilitadora de una vida más agradable. Gracias al uso y conocimiento de las formas de energía ha sido capaz de cubrir necesidades básicas: luz, calor, movimiento, fuerza, y alcanzar mayores cotas de confort para tener una vida más cómoda y saludable.
La necesidad de aumento productivo de las sociedades industrializadas lleva parejo un incremento de los bienes de consumo y la creación de un mecanismo en el que se establece una equivalencia entre el confort y el consumo. Ello ha supuesto en las últimas décadas una avidez consumista, en donde el consumo es una finalidad en sí misma. La acumulación de bienes útiles o no, el despilfarro como signo de poder adquisitivo y distinción social, la exigencia de gasto de elementos perecederos, son consecuencias del mecanismo de sostenimiento que el sistema económico de las sociedades desarrolladas ha establecido para mantener la capacidad productiva creciente que lo sustenta.
El estado del bienestar, ha generado el "estado del gasto y de la dependencia energética". No es de extrañar por tanto, que uno de los parámetros más importantes para clasificar el grado de desarrollo de un país, sea su gasto energético per cápita.
La energía ha pasado a lo largo de la historia, de ser un instrumento al servicio del ser humano para satisfacer sus necesidades básicas, a ser la gran amenaza –motor y eje de la problemática ambiental-que se cierne sobre el planeta, hipotecando la existencia de las generaciones venideras.
Una de las aportaciones a la solución, o al menos paralización de esta problemática medioambiental, es lograr satisfacer las necesidades actuales de energía, ésta sea producida sin alterar esos almacenes energéticos que cumplen una función de equilibrio ecológico, y que su uso, además de ser más eficiente, no sea origen de fuentes de contaminación ni aumento del deterioro actual y futuro del entorno, evitando el derroche de energía y aprovechando al máximo la producción realizada.
En resumen, tres son los problemas a los que nos ha abocado el consumo desmedido de la energía:
En primer lugar, un deterioro del entorno;
En segundo lugar, un paulatino agotamiento de los recursos naturales; y
En tercer lugar, un desequilibrio irracional en el reparto del consumo y uso de la energía.
Ante esta situación, las energías de origen renovable, adquieren un papel primordial, necesario y urgente tanto en su aplicación como en la difusión de su uso, le corresponde a la educación ambiental contribuir a educar a las diferentes generaciones la necesidad de la convivencia "amigable" con la naturaleza que los rodea y preservarla.
Biodiversidad
Un análisis atento de la biodiversidad nos revela que ésta se manifiesta en distintos niveles, que se corresponden con distintas escalas a las que se manifiesta el fenómeno de la vida.
Nivel específico: La gran variedad de especies que pueblan la tierra constituye la manifestación más espectacular de la diversidad biológica. Las enciclopedias de animales y plantas contienen un muestrario sorprendente. Y tan sólo se trata de una pequeña parte de la abultada relación de especies descrita por los científicos, que ronda el millón. Éstas, a su vez, parecen ser sólo una porción del total existente, ya que se calcula que quedan millones de formas de vida sin describir.
Nivel genético: la mayoría de las especies que conocemos cuentan con individuos que son, en alguna medida, diferentes. Estas diferencias son, en parte, el reflejo de una diversidad en el código genético que posee cada individuo.
Nivel ecológico: Los seres vivos han desarrollado relaciones características con otros seres vivos y con el medio físico en el que se desenvuelven. Una vez más, la vida ha desarrollado una gran variedad de soluciones en este nuevo nivel de análisis. Baste pensar en la tundra, la taiga, los bosques templados, las praderas, los arrecifes de coral, las sabanas o las selvas, que a su vez cuentan con un sin número de variantes locales características.
A lo largo de la historia de la vida se ha sucedido la aparición de nuevas especies mientras que otras se han extinguido ante la llegada de cambios que les resultaban desfavorables. En este continuo trasiego de formas de vida por el escenario terrestre, la diversidad biológica ha ido ampliándose, aunque sufriendo estancamientos, e incluso retrocesos temporales en épocas especialmente desfavorables.
En los últimos 10.000 años la diversidad animal y vegetal que hoy nos maravilla, fruto de una historia de miles de millones de años de evolución, está sufriendo un retroceso devastador debido a la actividad humana. El ritmo de extinción de las especies se ha acelerado drásticamente, calculándose que en la actualidad es por los menos 400 veces mayor que el que existía antes de la aparición del ser humano. En opinión del científico E.O. Wilson, se trata del proceso principal de transformación ambiental, ya que el cambio producido cuando desaparece una especie o una variedad es totalmente irreversible.
La destrucción de los hábitats naturales es una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo. Los bosques tropicales, sin duda los principales almacenes de biodiversidad del planeta, están desapareciendo a un ritmo vertiginoso. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), entre 1980 y 1990 su extensión se ha reducido a una media de 15,4 millones de Has. al año.
La deforestación de las áreas tropicales es, en gran medida, responsabilidad de los países desarrollados, ya que son éstos los principales consumidores de las maderas extraídas de estas zonas.
Campos de cultivo, áreas urbanas, carreteras y autopistas constituyen barreras infranqueables para numerosas especies. Para estos seres vivos, su hábitat natural ha pasado de ocupar extensas áreas ininterrumpidas a quedar dividido en fragmentos aislados de menor extensión. Es el efecto conocido como fragmentación de los hábitats, responsable de la extinción local de numerosas especies. Cuando un cierto número de individuos de una especie queda confinado en una pequeña porción de territorio, el peligro de extinción es mucho mayor, ya que el tamaño de la población es pequeño y es más probable que una perturbación dé al traste con la viabilidad del grupo.
Paradógicamente es la vida la que mantiene las condiciones necesarias para que la vida siga. Los seres vivos participan en los grandes ciclos terrestres (ciclo del carbono, ciclo del nitrógeno) tan esenciales para los seres vivos. La propia composición de la atmósfera terrestre está regulada por la vida Es un círculo vicioso lleno de sentido.
La atmósfera
¿Cuáles son los indicadores más importantes de la contaminación que sufre la atmósfera?
Responder a esta pregunta de forma exhaustiva nos exigiría un análisis pormenorizado de la cantidad y naturaleza de las especies existentes actualmente en la atmósfera terrestre. Analicemos únicamente tres hechos que son materia de preocupación por parte de la sociedad:
El posible cambio climático ocasionado por el denominado "efecto invernadero" y la disminución de la capa de ozono de la estratosfera.
El incremento de radiaciones de alta energía en la superficie de nuestro planeta como consecuencia también de esa destrucción del ozono estratosférico.
El deterioro de los ecosistemas y los materiales terrestres ocasionado por la lluvia ácida.
El calentamiento global de la tierra se conoce con el nombre de "efecto invernadero natural" y gracias a él es posible la vida en nuestro planeta. Sin embargo, el espectro de absorción de los gases de efecto invernadero no es continuo, existen ciertas zonas en el mismo, denominadas ventanas, en las que la absorción es muy baja, por lo que permiten el paso de la radiación a través de ellas. Cualquier alteración de la atmósfera que contribuya a cerrar las ventanas mencionadas se traducirá en una mayor retención de radiación y, en última instancia, en un mayor calentamiento del aire de la troposfera. Este calentamiento adicional al efecto invernadero natural es lo que se denomina "efecto invernadero antropogénico" o, simplemente, "efecto invernadero" cuando estamos hablando del fenómeno que actualmente nos preocupa.
¿Cuáles son las causas que pueden contribuir a cerrar las "ventanas"?
Existen dos posibilidades:
Aumento de la concentración de algunos gases, que son componentes naturales del aire, por emisiones antropogénicas de los mismos: CO2, CH4, y N2O responsables, respectivamente, de un 50%, 18% y 6% del efecto invernadero.
Emisión de gases que no forman parte de la composición del aire de forma natural. Es el caso de los clorofluorocarbonos y el ozono troposférico, considerados causantes del 17% y 9% del efecto invernadero.
Las actividades humanas que provocan el incremento de estos gases en la atmósfera son muchas pero podríamos resumirlas así:
El aumento del consumo de carburantes fósiles, la deforestación, la obtención de importantes cantidades de cemento, conducen a un incremento de las emisiones de CO2.
Los procesos de tratamiento de carburantes, fugas en explotaciones mineras, distribución de gas natural, cría de ganado y cultivos intensivos aumentan las emisiones de metano, CH4.
Los CFC´s se emplean en numerosas actividades, aunque su uso está disminuyendo.
La concentración de ozono en la troposfera está aumentando debido a que las combustiones liberan a la atmósfera compuestos capaces de originarlo.
Las emisiones de N2O aumentan debido al incremento del uso de abonos nitrogenados en la agricultura que al descomponerse generan este gas.
¿Qué daños ocasiona el efecto invernadero?
Fundamentalmente un aumento de la temperatura media del planeta. Se acepta que, si el ritmo de incremento se mantiene, hacia finales del año 2100 el aumento oscilará entre 3,5 – 4,2 ºC. Esta variación de temperatura inducirá un cambio climático, entre cuyas principales consecuencias podríamos citar los siguientes fenómenos: habrá un régimen de tormentas más intenso, una distribución desigual de las precipitaciones, lo que originará fuertes sequías y desertización de unas zonas, mientras que en otras se producirán graves inundaciones, los bosques se desplazarán a latitudes mayores, los casquetes polares se fundirán en parte con la consiguiente elevación de los niveles del mar.
¿Qué consecuencias podría tener la destrucción del ozono estratosférico?
Si la concentración de ozono en la estratosfera disminuye, llegarán hasta la superficie de nuestro planeta más radiaciones de la zona del UV. Estas radiaciones tienen un alto contenido energético, y por tanto una alta capacidad de destruir enlaces químicos, lo que en la práctica se traduce en una alteración de los compuestos, tanto de los que forman parte de los seres vivos como de materiales (especialmente los poliméricos). En resumen, se producirán alteraciones de todo tipo, biológicas, genéticas, de materiales,
Cada aspecto que vemos dentro del trabajo nos conducen a la necesidad tan creciente de la educación ambiental para evitar autodestruirnos de forma acelerada.
Espacios naturales protegidos
Los espacios naturales protegidos son demarcaciones administrativas establecidas con la finalidad de favorecer la conservación de la naturaleza.
En muchos casos se trata de preservar un enclave singular o una porción de naturaleza privilegiada; en otros se pretende además mantener ciertas actividades humanas finamente ajustadas a las condiciones naturales. Actualmente se ha comenzado a plantear el objetivo de mantener los procesos ecológicos.
A lo largo del siglo problemas como la desaparición de especies, la pérdida de enclaves o paisajes, la destrucción de los procesos ecológicos o la extinción de culturas han provocado la declaración de espacios con un sin fin de objetivos.
Uno de los principales resultados de la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992 fue el Convenio de Biodiversidad ratificado por un gran número de países. Este Convenio reformula los objetivos de la conservación de la naturaleza estableciendo principios rectores de carácter universal.
Los espacios naturales protegidos que siguen un modelo de gestión avanzado trabajan actualmente para mantener la diversidad de especies, sus variedades y genotipos silvestres y domésticos, asegurando el funcionamiento de los ecosistemas.
El papel de los espacios naturales protegidos en la conservación de la naturaleza es muy amplio. A veces, sirven como instrumento preventivo de la ordenación territorial impidiendo la dispersión urbanística en el territorio o invirtiendo para mantener la singularidad de un paisaje. En otras ocasiones, promueve el mantenimiento de actividades económicas beneficiosas para el territorio. A menudo, concentran sus esfuerzos en la comunicación con el público y la prestación de servicios recreativos y turísticos. También, con cierta frecuencia, se concentran en la vigilancia y en el control de las actividades lesivas para ciertas especies.
Los espacios protegidos buscan mantener lo que se tiene y proyectar para el futuro esta conservación para disfrute de las generaciones futuras y no solo sea el recuerdo de lo que existió y ya no existe por culpa del propio hombre.
AGUA DULCE
Es de todos conocido que el agua dulce está distribuida de forma muy irregular en la superficie terrestre. Los grandes depósitos naturales se encuentran en los glaciares de Groenlandia y la Antártida y en los Lagos de América del Norte o de Rusia. Las zonas húmedas tropicales contienen porcentajes elevados del total de la reserva mundial. El resto de las zonas terrestres se abastece como puede ya que a la carencia de agua se une la estacionalidad de la escorrentía.
Pero no todos los recursos pueden ser utilizados en todo su potencial. Existe un límite al que progresivamente nos vamos acercando. La sucesiva construcción de diques y presas ocasiona múltiples afecciones y no garantiza, por sí sola, la satisfacción de las demandas futuras. Se habla de que globalmente hay un exceso de agua pero, debido a los límites operativos y a la contaminación, las cifras totales de este momento sólo se pueden llegar a duplicar y eso se supone que se puede alcanzar de aquí a unos 20 o 30 años. Urgen, por tanto, otras acciones correctoras de la desviación de los consumos.
Desde la antigüedad, los ejes fluviales han ofrecido a los grupos sociales unas condiciones apropiadas para el establecimiento de focos de civilización. Cualquier mapa histórico del mundo, de épocas pasadas o recientes, ilustra la potencialidad de los ejes fluviales. La agricultura hidráulica, la hidroelectricidad, la posibilidad de comunicaciones o de transporte han sido siempre opciones para el desarrollo en las diferentes culturas.
El papel fecundante de las vías de agua todavía es perceptible en la actualidad si atendemos a la localización de los mayores asentamientos urbanos e industriales. Sin caer en el determinismo del agua, pues los medios técnicos de transporte lo cuestionarían, el agua ha tenido y tiene un papel relevante en la organización del espacio. Los conflictos internacionales por el uso del agua, las polémicas entre comunidades por el uso del agua de cuencas compartidas evidencia el papel del agua como vertebrador de territorios
Los seres humanos se concentran en las proximidades de los cursos de agua y provocan que los sistemas de agua dulce sean los primeros hábitats en degradarse. Usan el agua, consumen sus especies animales, utilizan sus cauces para desplazarse y como colectores de sus vertidos.
Hay que considerar también que los ecosistemas de agua dulce son muy vulnerables. Por un lado los cauces soportan los flujos de materiales constantes y con cambios rápidos; por otro, los lagos y estanques tienen ciclos naturales muy lentos con lo que tardan mucho en expeler los agentes contaminantes.
No debe extrañarnos por tanto la afirmación de que la contaminación del agua es uno de los problemas más graves con los que se enfrenta la civilización actual. Lluvias ácidas, vertidos de aguas residuales, productos químicos agrícolas, metales pesados, etc. se incorporan al caudal de agua de los ríos. Este problema es particularmente grave en todos los países: en los industrializados por la cantidad y la diversidad de agentes contaminantes y en los países en desarrollo debido a la imposibilidad de hacer frente al costo económico que suponen las tecnologías para la depuración del agua y la regeneración de las aguas residuales. Por otra parte, muchos de estos contaminantes son difíciles de eliminar por los métodos convencionales de depuración. Su recuperación va a ser muy costosa.
El agua dulce no es solamente agua. La biodiversidad de ríos, lagos, torrentes y zonas húmedas es el conjunto de ecosistemas más amenazados de la Tierra. Casi el 20% de los peces de agua dulce han desaparecido o están en peligro de hacerlo. Esta cifra es mucho mayor en algunos países industrializados como sucede en Europa Oriental. Pero no son sólo los peces. Anfibios, moluscos y otras muchas especies peligran también aunque no se conoce suficientemente la biodiversidad de agua dulce.
La educación ambiental de forma profunda para todos los seres del planeta en el caso del agua, líquido vital para todos los seres vivos hay que preservarla, no contaminarla, almacenarla para las futuras generaciones y independientemente de los sistemas políticos de cada país se deben cumplir con las más elementales disposiciones, ya que es la vida de los seres humanos que está en juego y por decisiones erróneas impensada a profundidad se pierden grandes fuentes y reservorio de las mismas, que en el futuro cercano no dispondremos de ella y no se cuenta con el equipamiento descontaminador a todos los niveles, hay que salir de la simple consigna de conservarla y pasar a la acción enérgica, y actuar en consecuencia.
La educación ambiental tiene que ser formal y no formal, ambas se complementan y jamás deben estar separadas.
EDUCACIÓN AMBIENTAL NO FORMAL.
Entendemos por Educación Ambiental no Formal la transmisión (planificada o no) de conocimientos, aptitudes y valores ambientales, fuera del Sistema Educativo institucional, que conlleve la adopción de actitudes positivas hacia el medio natural y social, que se traduzcan en acciones de cuidado y respeto por la diversidad biológica y cultural, y que fomenten la solidaridad intra e intergeneracional.
Como puede apreciarse, en esta definición se contemplan también factores sociales y de desarrollo. La conferencia de las Naciones Unidas (Río 92) puso de manifiesto que ya no es posible separar Medio Ambiente y Desarrollo. La Educación Ambiental de los años 90 debe contemplar la redefinición de conceptos como desarrollo, progreso y bienestar social.
Los destinatarios de la Educación Ambiental No Formal son toda la población, exceptuando las instituciones educativas (colegios, institutos, y universidades) que son objeto de la Educación Ambiental Formal.
Para optimizar las actuaciones emprendidas es necesario seleccionar destinatarios concretos para cada tema, y ajustar los mensajes y estrategias a los distintos colectivos. Algunos de los grupos objeto de la Educación Ambiental No Formal son: consumidores, jóvenes, políticos, empresarios, sectores profesionales, etc.
Es interesante buscar alianzas con asociaciones o colectivos que podrían actuar como amplificadores de los contenidos ambientales incorporándolos en sus programas. Los denominamos destinatarios intermedios, e incluimos en esta categoría a líderes religiosos, líderes de opinión, asociaciones, sindicatos, medios de comunicación etc.
Objetivos de la educación ambiental no formal
Fomentar la participación e implicación en la toma de decisiones, la capacidad de liderazgo personal y el paso a la acción. Entendemos la capacitación no sólo como adquisición de técnicas, sino también como compromiso de participación.
Pasar de pensamientos y sentimientos a la acción.
Promover la cooperación y el diálogo entre individuos e instituciones.
Promover diferentes maneras de ver las cosas; facilitar el intercambio de puntos de vista.
Crear un estado de opinión
Preparar para los cambios
Estimular y apoyar la creación y el fortalecimiento de redes.
ACTIVIDADES QUE SE REALIZAN Y SE DEBEN REALIZAR EN LA EDUCACIÓN NO FORMAL
Campismo Popular, donde se orienta el cuidado de la naturaleza en el sentido más integral a la vez que se disfruta de la misma.
Sendas para recorridos por lugares afectados por la acción de fenómenos naturales y por la acción antrópica y por aquellos parajes que no han sido afectados y comparar y promover acciones indirectas y directas que sean realizable por la comunidad y su repercusión futura.
Creación de instituciones de amigo de la naturaleza y trabajar con la familia que es la célula fundamental en la educación de todas las generaciones.
Debates de los barrios sobre la problemática de los desechos sólidos que se producen por el consumo de productos que utilizan y no se concientiza la necesidad de reciclarlos evitando su diseminación por todas partes con las nefastas consecuencias para el medio ambiente.
Utilización de los medios masivos de información (televisión, radio, prensa escrita, etc) con mensajes e ilustraciones de la necesidad urgente del cuidado y preservación del medio natural donde vivimos, cuidar nuestra casa.
Aplicación de las legislaciones presentes a los infractores de las diferentes infracciones sobre la casa natural donde nos desarrollamos.
Voluntad política de los dirigentes de acometer acciones de cuidado y conservación del medio ambiente.
Cualesquier otra acción encaminada a preservar el medio ambiente.
La participación es otro tipo de actuación de Educación Ambiental no formal, que está despertando con mucha fuerza También puede considerarse el resultado final de todas las demás su importancia hemos decidido ampliar más la información sobre este punto.
Entendemos como participación el proceso metodológico que queda definido por el fin que pretende lograr, que es el de conseguir que los destinatarios realicen acciones positivas sobre el entorno.
Dentro de estas acciones positivas, la resolución de los problemas ambientales, fin último de la Educación Ambiental, adquiere todo su sentido e importancia cuando hablamos de participación. Y la entendemos como un proceso educativo, con momentos educativos claros: identificación de problemas, búsqueda de soluciones alternativas, análisis del cambio viabilidad, actuaciones sobre el entorno y evaluación.
Educación ambiental formal
Uno de los aspectos más destacados del nuevo sistema educativo es las cuales se encuentra la Educación Ambiental. La inclusión de estos contenidos transversales se justifica, entre otros motivos, por la necesidad de relacionar las vivencias del alumno o la alumna con sus experiencias escolares, mediante la introducción en los currículos de una serie de temas que están "vivos" en la sociedad y que, por su importancia y trascendencia, en el presente y en el futuro, requieren una respuesta educativa. Además, a pesar de que las líneas transversales se presenten separadamente, sus objetivos son convergentes y en ellos subyace un modelo común que debería constituir la base de una educación integral centrada en los valores. Son, pues, temas que entroncan con una base ética, tanto a nivel social como personal, que resulta fundamental para un proyecto de sociedad más libre y pacífica, más respetuosa hacia las personas y hacia la propia naturaleza que constituye el entorno de la sociedad humana».
Se pretende con ello incorporar al currículo una serie de contenidos de enseñanza no contemplados en exclusividad por las diversas disciplinas académicas, sino que pueden estar asociados a todas (o a muchas de ellas), como es el caso de la Educación Ambiental. Este carácter transversal aporta una manera, diferente a la tradicional, de entender las relaciones entre los conocimientos disciplinares y los problemas ambientales. Según esto, los contenidos de las diferentes áreas curriculares han de ser analizados y formulados teniendo en cuenta las finalidades educativas, especialmente de carácter procedimental y actitudinal, derivadas de los grandes problemas ambientales.
El programa que se utilice, para que sea viable, ha de ser coherente con los planteamientos recogidos en el Proyecto Educativo de Centro, tanto en lo relativo al análisis del contexto como a las metas que se proponen y a los aspectos organizativos y de funcionamiento. Además, el programa es un sistema que puede estar constituido por varios proyectos que funcionan como subsistemas, por lo que éstos han de cumplir las condiciones mínimas de coherencia (cohesión entre los objetivos, contenidos y actividades, congruencia entre los métodos utilizados, adecuación al nivel del alumnado, etc.) que el programa como tal requiere.
La Educación Ambiental formal debe contemplar todos los niveles de enseñanza de forma directa en los diferentes programas o de forma transversal en carreras que no sean a fines, pero la institución educativa debe ser la máxima responsable que se cumpla lo establecido como ley y con la calidad.
Debe despertarse a través de actividades intra extracurricular la vocación del cuidado del medio ambiente con acciones que conduzca al logro de tal objetivo, actividades programadas de forma amena, sencilla, pero de una gran intencionalidad de la necesidad de compartir las inquietudes de preservar la naturaleza no solo escuchando consignas, sino pasando a la acción concreta y realizando la parte que le corresponde en esas acciones.
Resumen
A modo de resumen se puede expresar que la educación ambiental es una necesidad a todos los niveles y que tiene que ver mucho con la voluntad política desde el barrio, municipio, provincia, nación, grupos de naciones que tienen intereses económicos afines, y la utilización de recursos económicos que ayuden a transformar las áreas afectados por fenómenos naturales y también por la mano del hombre, la ayuda a naciones pobres, para que no sigan agrediendo el medio por necesidades reales no satisfechas y sin otra posibilidad para no morir de hambre como es el caso de la cocción de los alimentos con leña, sensibilizar a toda la humanidad del peligro que se corre sino se cuida el medio donde se vive y que no es tarea de unos pocos sino de toda la humanidad, que cada cual desde su posición ponga su granito de arena a favor de tan noble labor de tener un medio más saludable y sostenible.
Conclusiones
1. La educación ambiental es una necesidad impostergable de toda la humanidad, desde el ciudadano más simple hasta el líder mundial, sin distinción de credos, políticas, rasas, culturas, etc.
2. La organización de la educación ambiental, conduce a pasar de la consigna a la acción directa y eficaz en la soluciones de los principales problemas ambientales.
3. La unión de voluntades a todos los niveles sociales, económicos y espirituales, facilitan el logro de grandes objetivos que se ha propuesto la humanidad que es vivir en un mundo más saludable y seguro para la vida.
4. Que la educación ambiental no es solo el conocimiento del efecto invernadero, sino comenzando desde al agua bosques hasta la atmósfera que nos rodea, lo que nos permitirá preservar lo que tenemos y mejorarlo con la participación activa y urgente de todos.
5. La educación ambiental debe ser abarcadora de todo aquello que puede ser una fuente que agreda al medio y que puede ser objeto de estudio, transformación y de una vida sana.
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Autor:
Ing. Orestes Lucio González Jiménez1
1.-Profesor asistente de la Universidad de Pinar del Río, Facultad de Agronomía de Montaña. 41 años de experiencia en la docencia y la investigación.
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