Alternativa laboral solidaria frente a la pobreza y el desempleo rural colombiano (página 2)
DISEÑO METODOLÓGICO
TIPO DE INVESTIGACIÓN:
La elaboración del trabajo se hará con base en una investigación exploratoria – descriptiva, ya que no es de ocurrencia común encontrar estudios anteriores acerca del tema.
Esta investigación es de tipo descriptivo, debido a que se pretende esclarecer el problema de desempleo en el sector rural Colombiano, y crear soluciones viables desde el punto de vista del derecho laboral solidario, como las Empresas Asociativas de Trabajo y las Cooperativas Asociativas de Trabajo, encaminados a crear programas de autosuficiencia y auto desarrollo en el sector primigenio de la economía.
Sobre esta metodología Hernández, Fernández y Bautista nos dicen: "Los estudios descriptivos buscan especificar las propiedades importantes de personas, grupos, comunidades o cual quiera otro fenómeno sometido a análisis. En un estudio descriptivo se selecciona una serie de cuestiones y se mide cada una de ellas independientemente, para así describir lo investigado".
Para el efecto se realizó una exploración bibliográfica en diferentes instituciones, entre ellas la Pontificia Universidad Javeriana, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, el Ministerio de la Agricultura y Medio Ambiente, el IDEAM, la CAR de Cundinamarca, el Departamento de Medio Ambiente de la Gobernación de Cundinamarca, el COMPES, el Ministerio de la Protección Social, en las cuales se analizaron diferentes artículos, tesis, libros, revistas, circulares, mapas de desplazamiento y explotación de la tierra, programas etc. Para el enriquecimiento del presente documento se incluirán aportes y orientaciones tanto verbales y documentales de profesionales en las áreas de Economía, Derecho, Sociología, Administración Pública y Psicología.
Se hará la descripción de los parámetros que deben llevarse a cabo para crear, mantener y fomentar programas auto sostenibles en los medio de producción agraria dirigidos en forma de empresas del sector solidario.
HIPÓTESIS DE TRABAJO:
Sí existe una relación entre la pobreza rural generalizada, entendiendo que Colombia es un país primordialmente rural, y las tasas de desempleo en el campo, entonces se espera encontrar posibles soluciones a través del derecho laboral solidario, creando mejores procesos agroindustriales a través de la implementación de Granjas Autosuficientes manejadas como las cooperativas asociativas de trabajo y las empresas asociativas de trabajo.
POSIBLES SOLUCIONES:
- Plantear una posible solución al problema de desempleo y pobreza en Colombia en el sector rural a través de programas de autosuficiencia y redistribución de los medios de producción agroindustrial en EAT y CAT.
- Informar sobre el aumento de la pobreza generalizada en Colombia, sus focos generadores y sus detonantes mediatos, con especial énfasis en el desempleo en las zonas de producción Agraria.
VENTAJAS:
- Redistribución de la riqueza.
- Uso apropiado de las tierras.
- Extinción de la explotación del hombre por el hombre (plusvalía).
COMPLICACIONES:
Crear la cultura política de compromiso con el desarrollo integral de las comunidades productoras primarias acoplando su régimen productivo al exigido por la OIT.
TIPO DE ESTUDIO:
Estudio teórico realizado en el IDEAM, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y en el DANE; y el trabajo de campo realizado en el caserío del Hatillo, Corregimiento de Albania, Departamento de Santander.
POBLACIÓN Y MUESTRA:
Una muestra significativa de la población campesina de la región, con recolección y muestreo de situación laboral agraria y vinculación al régimen de la seguridad Social realizado en el mes de julio de 2005, en la población del corregimiento del Hatillo, municipio de Albania, Departamento de Santander.
CRONOGRAMA Y PRESUPUESTO.
CRONOGRAMA:
- Enero 16 de 2006: Presentación de Correcciones solicitadas por el centro de Investigaciones Jurídicas, Políticas y sociales CIFAD, de la Universidad Cooperativa de Colombia.
- Enero 17 de 2006: recolección y Trascripción del Material y Temas Investigados.
- Febrero 07 de 2006: Presentación de Proyecto final del documento resultante de la investigación.
- Febrero 16 de 2006: Fecha probable de sustentación de la Investigación
PRESUPUESTO:
Para la elaboración de este trabajo de investigación se realizaron los siguientes gastos:
INTRODUCCIÓN
El miércoles 30 de marzo de 2005 el DANE en un seminario sobre la pobreza, organizado por el Banco de la República y Planeación Nacional, determinó que la pobreza en Colombia, se medía diciendo que son pobres los hogares de más de cuatro personas y que no alcanzan a generar como ingreso total mensual UN MILLÓN de Pesos ($1.000.000) m.l.v., algo así como 2,6 veces el salario mínimo mensuales legal vigente para el año 2005, mientras que sí en las mismas condiciones el ingreso bruto mensual no llega a CUATROCIENTOS MIL Pesos ($400.000) m.l.v., unos centavos más que el salario mínimo, son considerados y catalogados como indigentes, quedando entonces, según el DANE, el 51% de la población colombiana en estado de pobreza y otro tanto en la indigencia. Para saber sobre la medición internacional de Pobreza remítase al glosario.
Esas cifras no son exactas y sólo reportan los datos a los cuales las organizaciones tienen acceso mediato, es decir, a la información que puede suministrar el trabajo formal y la declaración de impuestos. Pero una gran parte de la población son seres humanos que se encuentran desprotegidos del sistema general de protección social, son los que están por fuera de los contratos laborales, los que se manejan por contratos verbales cuya única formalidad es el acuerdo de voluntades (una voluntad que ofrece un trabajo mal remunerado y otra voluntad cegada por la necesidad que acepta), gente que en este tipo de encuestas no cuenta, empezando que se hacen por vía telefónica y no todos lo tenemos.
Colombia tiene un problema de desempleo especialmente agudo. Desde 1.999, una de cada cinco personas (el 20%) dispuestas a trabajar no encuentran donde emplearse. Este nivel de desempleo es el más alto que haya conocido el país, y también es el más elevado de todos los países de América Latina. Sin contar que dos de cada cinco personas laboralmente activas no cuenta con un sistema integral de salud, no aportan a pensión y no están inscritas a una aseguradora de riesgos profesionales. Además, han llegado a nuestras calles, nuestros semáforos, debajo de nuestros puentes, miles de desplazados por el conflicto armado, unos acusados de ser de este o aquel bando, y otros por negarse a cultivar o por cultivar una planta maldita y sagrada en Bolivia. Sacados de sus casas, amenazados de muerte, no sólo por las balas sino por el hambre que se crea por la falta de comercialización de lo que producen, se alegan de la tierra que los parió, sus parcelas, a lugares sombríos y solitarios, a las ciudades, creyendo que en los ríos de asfalto se pesca el sustento y que en la selva de cemento se siembra prosperidad.
A diario, en los diferentes medios de comunicación, a través de la ventanilla del bus y hasta tan sólo alzando la vista descubrimos el fin de la sociedad moderna, de la humanidad, su apocalipsis ha llegado, causado por el suicidio colectivo del hambre, la ignorancia, la vida no digna, la supervivencia, la sobre vivencia, esta realidad es la mofa máxima al Estado Social de Derecho promovido tan vehementemente por nuestra Carta Política.
Los productores agrícolas se encuentran desplazados a las urbes, abandonando su tarea productiva, engrosando las listas de hambrientos y miserables en las capitales de departamento o cabeceras municipales. Han dejado atrás una fuente clara y constante de producción de alimentos, tanto para ellos como para el resto de la comunidad a la que llegaría el producto cultivado.
El aumento descomunal de la población urbana, sobre todo en estratos socio económicos bajos, es una bomba de tiempo; el desempleo, la desnutrición, el analfabetismo son sus detonantes, a la explosión de esta, la onda se esparcirá por toda la sociedad y sus esquirlas se verán en forma de delitos de contra el patrimonio, los recursos naturales, la vida y la integridad física, etc.; pues un ser humano hambriento en su afán de sobrevivir, se verá en la obligación de tomar lo que pueda, a quien pueda y como pueda. Esto muy a pesar de cualquier tipo de política criminal, creación de nuevos tipos penales, creación de nuevos procedimientos y sistemas, construcción de cárceles, y demás "soluciones" mediáticas pues, será siempre mejor pasar algún tiempo encerrado que un minuto más con hambre.
Vida, ¿Qué es sino un efímero esfuerzo del ser humano de ser humano?, su denominación como derecho fundamental es mucho más amplia sin salirse de este cuestionamiento. El derecho a la vida, consagrado en el artículo 11 de la Constitución Política ("El derecho a la vida es inviolable….."), debemos entenderla como vida digna y es así como la honorable Corte Constitucional, en múltiples pronunciamientos, ha sostenido que el derecho constitucional fundamental a la vida, no significa la simple posibilidad de existir, sin tener en cuenta las condiciones en que ello se haga, sino que, por el contrario, supone la garantía de una existencia digna, que implica para el individuo la mayor posibilidad de despliegue de sus facultades corporales y espirituales, de manera que cualquier circunstancia que impida el desarrollo normal de la persona, siendo evitable de alguna manera, compromete el derecho consagrado en la Constitución. Así, no solamente aquellas actuaciones u omisiones que conducen a la extinción de la persona como tal, o que la ponen en peligro de desaparecer son contrarias a la referida disposición superior, sino también todas las circunstancias que incomodan su existencia hasta el punto de hacerla insoportable.
Vemos a diario, en Colombia, gente muriendo de hambre, lo peor, no sólo en cinturones de miseria, sino en todas las calles de nuestras ciudades y municipios, posición que no es necesario argumentar mayormente, toda vez, que es un análisis lógico que sale de la simple observación, siendo imposible de cuantificar. La violencia, el hambre, la pobreza, el desinterés político de los gobernantes, el narcotráfico, la tala de bosques y selvas, el desperdicio de los recursos naturales, entre otros han influido para que en Colombia la miseria se palpe con cada uno de los sentidos.
Nos enfrentamos entonces al siguiente cuestionamiento, ¿qué hacer frente al creciente desempleo y pobreza que embarga a Colombia?, interrogante que encuentra una oxigenada respuesta en el presente estudio, sin desconocer las que se propongan en otros estadios académicos, políticos, supranacionales, etc.
CAPÍTULO I
LA POBREZA EN COLOMBIA
Enfrentados a una cruel y cada vez más palpable realidad, observamos como uno de los lugares más ricos y prósperos de la naturaleza es hogar de unos cuarenta millones de habitantes, esperando los resultados del censo realizado en el 2006, hacinados en un paraíso terrenal, de los cuales la mitad no encuentra que comer.
La pobreza extrema de Colombia es, fundamentalmente, un problema rural. El 70% de la población con ingresos por debajo del nivel de subsistencia vive en zonas rurales, o municipios de baja densidad poblacional, lo que demostraría la necesidad de adoptar medidas para aumentar los ingresos en este sector. Esta necesidad de adoptar medidas para aumentar los ingresos rurales y el ajuste previsto de la economía a la bonanza petrolera van de la mano como problema solución. Para que los pobres y el sector rural puedan compartir los beneficios de dicha bonanza es necesario contar con un marco jurídico y normativo adecuado.
La formulación de una estrategia coherente de desarrollo rural se ha obviado en los planes de desarrollo de los gobiernos de turno, pues fue parcialmente olvidado durante la presidencia de Cesar Gaviria, ligeramente tratado durante el periodo de Ernesto Samper, pero con la presidencia de Andrés Pastrana estos planes desaparecieron frente a una nueva política de cooperación internacional para la sustitución de cultivos, lucha contra el narcotráfico, Plan Colombia. De esta ayuda, que no es más sino prestamos que ahogan a las naciones latinoamericanas, Estados Unidos nos mostró que su intención es acabar con la droga y de paso con los demás países y democracias americanas.
Durante el gobierno Pastrana el crecimiento de la tasa de desplazamiento forzado creció en un 100%, la sustitución de cultivos y fumigaciones con "Glifosato" cumplieron dos objetivos cruciales, destruyeron cultivos lícitos y selva nativa y enfermaron a una parte importante de la población rural en zonas consideradas productoras de marihuana y coca, desafortunadamente, también este plan demostró que este planticida destruye la tierra y no deja que crezca vida nuevamente por algunos años, lo que agudizó la crisis agropecuaria en estas regiones causando mayores desplazamientos, pobreza, hambre y enfermedades.
En 1.998 empezaron a organizarse órganos estatales competentes para conocer las políticas agrarias y aplicación de estas en zonas rurales haciendo veedurías y control sobre los programas y los gastos. Es el Ministerio de Agricultura quien se encarga de la política agraria, mientras que los organismos de ejecución de los programas de gastos rurales (Programas de Desarrollo Rural Integrado, Plan Nacional de Rehabilitación, Instituto Colombiano de Reforma Agraria y Banco de Crédito Agrario) se relacionaban directamente con los gobiernos locales, pero sin la coordinación necesaria para establecer un marco institucional coherente, que condujese a un desarrollo rural amplio e integral.
Las condiciones de vida del colombiano medio han mejorado y empeorado sustancialmente en estas últimas décadas. La pobreza ha venido decreciendo en forma constante, bajando de un nivel estimado en 50% de la población de 1.964, al 19% en 1.992 y subido el nivel de pobreza al 51% en el 2.005. Desde principios de los años cincuenta se ha registrado un incremento de casi dos decenios en la expectativa de vida al nacer – Hoy de 69 años –, mientras que la mortalidad infantil se ha reducido en un por un factor de cuatro, para situarse hoy en 30 muertes infantiles por causas naturales por cada mil nacimientos vivos. De hecho el Banco Mundial dice que los índices sociales de Colombia son mejores de lo previsible para un país en su nivel de desarrollo.
Hagamos un estudio de la pobreza en Colombia a partir de la entrada en vigencia de la carta política de 1.991 y su Estado Social de Derecho, haciendo dos cortes uno con el estudio realizado en septiembre de 1.992 y con el otro realizado en octubre de 2.004, este último entregado el 30 de marzo de 2.005. Más de seis millones de colombianos, en 1.992, el 18.8% de la población, reciben ingresos inferiores al nivel de subsistencia reconocido comúnmente como suficiente para la compra de una canasta de alimentos de adecuado valor nutricional. El 70% de estas personas habitaban en zonas rurales del país. La incidencia de esta forma extrema de pobreza era tres veces mayor en el campo que la de la ciudad; en promedio, sus ingresos son inferiores en un 43.3% al nivel de subsistencia, frente a sólo 31.3% en el caso de los pobres urbanos.
LA POBREZA EN COLOMBIA, 1.992 TABLA 1
a. Proporción de la población que se encontraba por debajo de la línea de pobreza.
b. Porcentaje en que el ingreso promedio de los pobres es inferior a la línea base de pobreza.
c. Mide la profundidad de la pobreza como proporción de la línea base de pobreza. Es igual al producto de la incidencia y el déficit de la pobreza.
Fuente: Estimaciones basadas en las encuestas de hogares (ENH77)
Dado el carácter arbitrario de toda definición de línea de pobreza, es importante analizar la incidencia de pobreza según varias líneas. Hemos considerado hasta aquí la línea de pobreza absoluta, la que se refiere solamente a las personas cuyos ingresos son insuficientes para atender sus necesidades de energía alimentaria. También hay pobreza entre quienes devengan ingresos superiores a este nivel base. Observamos en el cuadro la línea de la pobreza absoluta, pero no nos deja ver que en el rango más próximo, la línea de pobreza, se encuentra gran parte de la población colombiana. En esta tabla el DANE pretende mostrar cómo la incidencia de pobreza (en el campo, en la ciudad y en el país en su conjunto) aumenta con los múltiplos de la línea base de pobreza absoluta o "Línea de indigencia". Con la duplicación de esta línea, la incidencia de pobreza es del 36% en la ciudad y del 65% en el campo, dando un promedio del 48% para el país en su conjunto. En otras palabras, duplicando la línea base de pobreza, se observa la duplicación de la pobreza rural, mientras que en la urbana se multiplica casi por cuatro veces. Por consiguiente, la justa preocupación por quienes viven en la "pobreza absoluta" – la mayoría para ese entonces en el campo –, no debe hacer olvidar a los necesitados de la ciudad.
La distribución regional de la pobreza depende de la línea de pobreza que se emplee. "La pobreza absoluta", como antes se dijo, es más que todo un problema del campo. Allí la concentración de la población en pobreza absoluta es algo mayor en las regiones Pacífica, Oriental y Atlántica, que en el resto del país. En los centros urbanos, hay casi igual número de personas en absoluta pobreza en las ciudades grandes, medianas y pequeñas, aunque la incidencia de pobreza es marcadamente mayor en las pequeñas por su valor proporcional. La distribución regional de quienes viven en "pobreza" (dos veces mayor la línea base) es bien distinta. La proporción rural disminuye notablemente, presentándose una reducción apreciable en todas las regiones, salvo la central, y la proporción urbana se sitúa en 44%. Significa ello que los problemas relacionados con la pobreza urbana cobran mayor importancia a medida que la pobreza se define en términos de menor indigencia y necesite considerarse por el Estado.
El nivel alcanzado para entonces era favorable, pero a mediados de los años noventa después de haber sentido por primera vez los impactos de la apertura económica de Barco Vargas y Gaviria, el país se vio envuelto en la miseria absoluta. Fenómeno que creció desmesuradamente por la falta de gobiernos que gobernaran. Durante estos gobiernos se perdió la confianza en el sector solidario. Fue ahí donde empresas del sector cooperativo, algunas aparentemente fuertes y estables, como CONSTRUYECOOP, BANCOOP, CRECER, etc., presentaron un déficit demasiado alto como para poder salir avante y tuvieron que solicitar auxilio del más cruel de todos los salvavidas, el FOGAFIN, y los que no pudieron acceder a tal auxilio cerraron sus puertas, caso de la CAJA NACIONAL COOPERATIVA "CAJACOOP" hoy en liquidación.
El desempleo en Colombia afecta en forma desproporcionada a los jóvenes y a las mujeres: las tasas de desocupación de estos dos grupos son cerca del doble de la de los hombres mayores de 25 años, y superan ampliamente las de los demás países de la región. Esto quiere decir que el problema se encuentra muy concentrado en estos grupos. Además, quienes se encuentran desempleados enfrentan períodos cada vez mayores de desempleo. La duración típica del desempleo se ha doblado desde mediados de los años noventa, y alcanzó en el 2.000 a ser de más de siete meses por año; en 2.001, cuarenta y cuatro punto dos (44.2) semanas por año; en el 2.002, treinta y ocho punto nueve (38.9) semanas por año; en el 2003, cuarenta y seis punto dos (46.2) semanas por año; en el 2004, cuarenta y un (41) semanas por año; y finalmente en el comunicado de prensa expedido por el DANE en marzo 30 de 2005 (ECH), se dice que el tiempo de desempleo ha disminuido a cerca de treinta y nueve punto tres (39.3) semanas por año, es decir que una persona dura encontrando trabajo, desempleado, más o menos doscientos setenta y cinco días, nueve meses y medio. Sin embargo con algo de descaro e ironía el titular del comunicado de prensa es "EL DESEMPLEO MÁS BAJO EN LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS", y con frente en alto y pecho inflado lo presenta el director del DANE, en un seminario sobre "La Pobreza", organizado por el Banco de la República y Planeación Nacional.
A continuación analizaremos el último reporte del DANE sobre el comportamiento general de la economía para el primer bimestre del año 2005. Dice que en Colombia, el número de desempleados continúa en descenso, al registrar en febrero de 2.005 una disminución del 1,4 por ciento en comparación con febrero de 2.004. Para este último la tasa de desocupación era del 15.4%, frente al 14% de este año, es decir que, según el DANE, el número de personas que encontraron empleo fueron Doscientas Ochenta y Siete mil (febrero 2.004 – 3’129.000; febrero 2.005 – 2’842.000).
Es interesante observar que la Tasa Global de Participación (TGP) se encuentra en el punto más bajo desde febrero de 2001. Es como sí alguna parte de la población dejase de interesarle un nuevo puesto de trabajo, pues la cantidad de hojas de vida recibidas para un cargo o labor está disminuyendo, pero igual, mantiene una media entre los 60 y los 63.1.
Sí se observa bien, se nota en las gráficas que la tasa de ocupación también disminuyó alcanzando un nivel bajo, igual al del 2.003 (51,6) y muy inferior al del 2.001 que alcanzó un 52.2.
Esta clase de estadísticas es muy criticada, sobretodo por la forma de recolección de la información, proveniente de encuestas por medio de comunicación telefónica aleatoria, entrevista al azar en las calles, consultas a los fondos de pensiones, entidades prestadoras de salud, entre ellas el SISBEN, y reportes esporádicos enviados por las alcaldías municipales de diferentes municipios.
La realidad queda corta en estas frías cifras, la verdad real de la economía se vive en las calles, en la angustia de los jóvenes al salir del colegio, a los que no han podido terminarlo; la única forma de poder tener datos reales sería a través de un censo, un censo real es casi imposible de realizar por diversos factores, que afectan la recolección de la información tanto en el área urbana como en la rural, la primera es la cantidad de personas habitando las calles, las cloacas, condenadas por el Estado Social de Derecho a sentirse menos que un ser normal, sacado del cambuche, hacinado en una cárcel, calabozo o sótano, escampando de la inclemencia del clima bajo un puente vehicular, en un caño, detrás de una lapida esperando su fría y cruel muerte por inanición.
La segunda causa de la imposibilidad de un censo real es la actual situación de violencia que vive el país, con grupos alzados en armas defendiendo causas económicas de interés propio, siendo guardianes de una agricultura no permitida.
El tercer factor es la imposibilidad que tiene el Estado para desplazar a los encuestadores a todos los recodos del territorio nacional; pero todas estas son tan sólo un pequeño escalón que superar frente a la siguiente causa expresada, el desinterés político de hacer conocer la verdad, por parte de los gobernantes, desde el alcalde, consejeros municipales, gobernador y parlamentarios de asambleas que no quieren verse envueltos en revocatorias del mandato, además de perder su participación en los lucrativos negocios del Estado; hasta los más dignos senadores y representantes a la cámara que esperan ser elegidos por los periodos necesarios para obtener la excelente pensión, eso los que no van a lucrarse directamente con la expedición de leyes – negocio (o con mico), o a verse favorecidos con estratégicas alianzas con los grupos de poder. No olvidando que quien tiene menos voluntad es aquel que quiere ser reelegido para varios periodos presidenciales.
CAPÍTULO II
DESPLAZAMIENTO FORZADO EN COLOMBIA
Este es un problema que se ha vivido la humanidad en diferentes épocas de su larga historia, tal vez el grupo o etnia que mayor condición de desplazamiento en la historia han sido el pueblo Judío, quienes desde el génesis de su existencia fueron llevados de la península arábiga y medio oriente por los fenicios a Egipto, entregados como esclavos, luego liberados y conducidos por los desiertos del oriente medio, por cuarenta años, hasta las puertas de Canaán, de ahí expulsados y perseguidos por los persas, luego los romanos, los africanos, los bárbaros, las hordas carniceras del medioevo y sus cruzadas, la persecución de la santa inquisición. Los reyes turcos los diezmaron, fueron expulsados hacia América por los reyes Luteranos Ingleses y en la época moderna caídos en las matanzas nazis, (el holocausto); aún ahora, hoy día, disputan un territorio con los palestinos, sus hermanos de antaño.
En Colombia el fenómeno ha sido acelerado, la violencia política, la corrupción, los falsos ideales Marxistas, el engaño de: "la auto protección", el crecimiento desmesurado y egoísta del narcotráfico y el olvido estatal han hecho que los campesinos corran por sus vidas, por la de los suyos, abandonando su oficio, buscando la protección de un Estado que les ha dado la espalda, el refugio de los "rebeldes", de una insurgencia que se acostumbró a no tener el poder político pero sí un poder económico y militar enorme, este desplazamiento es de no acabar.
El fenómeno del desplazamiento, a pesar de ser uno de los más dramáticos, no está contemplado como un simple transplante o transformación social en las poblaciones que hoy día son afectadas por el conflicto armado, sino que, el desplazamiento es el fenómeno de desarraigo que cada vez toma fuerza y se hace más grande, trayendo como evento natural la migración, la pobreza, la miseria, la injusticia social, el analfabetismo, la desestabilización social, política y económica de la población civil y del Estado mismo.
Durante el periodo de 1.996 a 2.000 el desangre causado por los actores armados, el olvido de los territorios rurales por parte del Estado, han hecho que por lo menos dos millones trescientas mil personas se hallan desplazado de sus zonas o regiones de origen, Se hace la anotación que son los grupos de "Autodefensas" y "Paramilitares" los que causan la mayoría de desplazamientos no voluntarios en la población civil.
Los desplazados se ven obligados a abandonar sus orígenes, su cultura, sus costumbres y sus bienes, al igual que la tierra donde radicaba su sustento; y lo hacen sin tener posibilidades de prontos regresos a sus parcelas, aventurándose a nuevos lugares, y padecimientos, olvidando sus valores productivos y económicos, pues estos los han perdido al insertarse en la actividad urbana, condenados a ser huéspedes de los cinturones de miseria de las urbes y dentro de ellas en sus calles, aceras, túneles, puentes, caños o rellenos sanitarios (basureros).
Pese a algunos esfuerzos realizados por las administraciones o gobiernos de turno, se ve claramente que la intervención del Estado, su política neo liberal es ineficaz, insuficiente e improvisada, afrontando calamidades sin atender el problema de fondo. Aún la Ley 387 de 1.997, trata sobre la asistencia al desplazado, que goza de intenciones magnánimas no es una solución real al flagelo del desplazamiento y los preceptos legales quedan convertidos en meros debates y justificaciones de ponencias en actas y gacetas.
La acción del Estado sólo alcanza a cubrir un veinte (20) por ciento (%) del total de la población que se encuentra en situación de desplazamiento forzado, lo que demuestra la incapacidad material para poder atender en las urbes a los desplazados, la irrealidad de poder determinar cuantos de ellos realmente sí son realmente desplazados y cuantos tan sólo hambrientos campesinos, el descaro y corrupción de un gobierno que no ha querido dar una solución pronta y real a este problema.
Son sesiones interminables en el Congreso de la República, el legislador y el gabinete presidencial, la cabeza del ejecutivo, donde se discuten invaluables proyectos de ley que muy seguramente cambiarán la vida de los coasociados, como el tema de la Reelección presidencial, el otorgamiento de honores a un extranjero que no mira más que con desprecio a los subdesarrollados políticos inmorales, timadores; No hay espacio entre tanta agenda de importancia para poder hablar de expropiación agrícola, la redistribución de la tierra, el fomento de planes de agro industrialización (formas reales de erradicar la pobreza) que causarían un impacto en las billeteras de los terratenientes que aún creen podrán encontrar yacimientos de petróleo o que aún son lotes de engorde o simplemente la explotan de una manera inapropiada.
Al terminar la guerra "de los mil días" (1899-1902), se obtuvo la consolidación de la economía cafetera exportadora, el desarrollo industrial y la expansión económica. Aunque este periodo también estuvo acompañado de una diferenciación social traducida en la irrupción de movimientos de clase bipartidista (inmersos dentro de los partidos tradicionales, liberal y conservador), en 1.920 a raíz de las diferencias sociales existentes surgió el movimiento obrero, que buscaba crear las primeras agrupaciones políticas con un carácter contestatario y contra partidista.
La hegemonía conservadora (1.886 – 1.930) llegó a su fin con Olaya Herrera. En 1.930 el partido liberal recupera nuevamente el poder, con el régimen de la "Concentración Nacional", dividido en dos corrientes, una gubernista, relacionada con los conservadores en la dirección general del estado y de la economía como tal, con un componente social fundamentalmente burgués; y la otra por oposición, que estaba estructurada en las bases populares del partido quienes dirigían la identidad partidista, la política gubernamental e incluso el orden establecido, representado por otra corriente liberal, dinamizando así las luchas de masas obreras y campesinas.
Durante el periodo de 1.934 a 1.938, durante el periodo de López Pumarejo, se presenta un plan denominado "la Revolución en Marcha", plan que tenía como objetivos básicos: "Definir un nuevo orden de legitimidad de la gran propiedad agraria, plantear exigencias mínimas de productividad a la agricultura, racionalizar las relaciones entre capital y trabajo e introducir un conjunto de medidas para fortalecer la función interventora del Estado, que como finalidad tenía encontrar el apoyo al desarrollo para el sector agrario".
Con el segundo periodo del mandatario López Pumarejo (1.942 – 1.945), se empiezan a generar nuevamente grandes expectativas en las fuerzas populares, al tiempo que la ultraderecha conservadora y algunos liberales continuaban ejerciendo la oposición. El plan de "La Revolución en Marcha", no logra su objetivo, provocando inconformidad en la población más vulnerada, la campesina, quienes detallaron la imposibilidad histórica de una reforma agraria que promoviera mejores condiciones en el sector rural. El presidente Alberto Lleras Camargo, termina el periodo luego de la renuncia de López, y con el objetivo de disuadir la lucha entre los partidos tradicionales da mayor participación en su gobierno al partido conservador.
A mediados de los años cuarenta, la violencia en las zonas rurales había alcanzado ya unos niveles importantes, sin embargo, a partir de 1.948, con el asesinato del caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán Ayala, se desencadena la reacción popular más significativa de la historia colombiana. Este líder asesinado basó sus esfuerzos políticos en el apoyo al campesinado, apoyándolo en su lucha contra el poder de los terratenientes, motivo por el cual se perfilaba como el representante de las clases populares y la opción política más avanzada del momento, además sus aspiraciones políticas eran llevadas por un excelente camino. Las medidas represivas del entonces gobierno, Ospina Pérez (1.946 – 1.950), la llamada época de la Violencia en Colombia, debido a la persecución de los conservadores (con el respaldo gubernamental) a los militantes liberales. dirigidas a debilitar todo tipo de organización de clase popular obrera, contribuyeron al descontento de la población hacía el Estado.
Lo que, entendemos, desencadenaría en una eventual retoma de las proclamas de Mijail Backumin, sobre la anarquía al tiranismo democrático, y se convierte en el "Florero de Llorente" para estas masas y organizaciones el asesinato de caudillo popular, pues es un duro golpe a sus expectativas políticas, degenerando en una reacción violenta, cuya consigna de más alto poder en las gargantas de los alzados "Bogotazo".
Allí nacieron las primeras agrupaciones de resistencia armada rural en las zonas de Santander, los Llanos Orientales y en el sur del país en el departamento del Tolima, las cuales se harían nombrar como las "Guerrillas Campesinas". Eran movimientos que representaban el descontento popular, no sólo ante las políticas económicas y sociales, sino también a la persecución por parte del Estado a través de la "Policía Chulativa" a cualquier manifestación de las masas populares.
La resistencia alcanzó una autonomía que atacaba las clases burguesas, apareciendo así el movimiento guerrillero en diversas partes del país como una alternativa de resistencia. Las políticas implementadas durante el gobierno de Laureano Gómez (1.950 – 1.953), intensificaron los hechos de violencia, profundizando la ofensiva contra los grupos armados y generando opresión en las masas populares, lo que contribuyó a la creación y expansión de los grupos guerrilleros. Durante este proceso, el Estado utilizó mecanismos represivos aprendidos de la GUARDIA ROJA (URSS) y la CIA (USA), como lo eran la "Policía Chulativa" en Boyacá, complementada con posterioridad con organizaciones paramilitares como "Los Pájaros" en el Valle (Cartago) y Caldas, los "Aplanchadores" en Antioquia y los "Penca Ancha" en las sabanas de Sucre, quienes eran asesinos a sueldo, grupos de derecha que hacían limpiezas en las zonas rurales y en algunas zonas urbanas.
Estos asesinatos, el enfrentamiento de guerrillas, paramilitares y ejercito, el crecimiento de la delincuencia, y la pobreza que invadió con la guerra los campos colombianos, hicieron que la población campesina se empezara a desplazar de manera forzada hacía las zonas urbanas. El resultado fue el abandono del campo, al igual que el desplazamiento campesino a las urbes y a zonas de similar fijación partidista.
Como reacción a los ataques perpetrados por los organismos estatales, se conformaron grupos liderados por liberales y comunistas, los grupos liberales se consolidaron principalmente en los Llanos Orientales, sur occidente Antioqueño, Carare – Opón en Santander, en Yacopí – La Palma y en el sur del Tolima. Por otro lado, el partido comunista proclamó la táctica de autodefensa en el Tequendama y el sur del departamento del Tolima, como estrategia político militar.
El origen de estos grupos produce significativas transformaciones ideológicas, y permite acuñar el término "Repúblicas Independientes" como lo fueron Marquetalia (Quindío), Riochiquito y El Pato. Estas eran zonas liberadas de la acción y represión estatal, dándole gobierno a los grupos de izquierda, a guerrillas campesinas que se iban formando en zonas que combinaban circunstancias político – productivas con el poder central que enmarcaba la represión y resistencia de la época. Las acciones guerrilleras, son fundamentos ideológicos y el reconocimiento de los mismos, contribuyó a debilitar el gobierno de Laureano Gómez y a negociar un acuerdo entre conservadores y liberales cuyo moderador o conciliador serían las Fuerzas Militares, presentándose como solución política el gobierno militar del General Gustavo Rojas Pinilla.
Durante su mandato, las guerrillas liberales avanzaron rápidamente desde los llanos orientales, mientras que en Antioquia, Cundinamarca, Tolima y Valle, los campesinos se agrupaban en zonas de autodefensa. El objetivo primordial de este gobierno fue el de lograr una pacificación nacional mediante una amnistía, para que los gruidos armados entregaran las armas y se reincorporaran a la vida civil. Varios fueron los grupos que se acogieron, logrando que las guerrillas liberales de los llanos desaparecieran casi en su totalidad. Sin embargo, el intento del General Rojas Pinilla Gustavo por crear una tercera fuerza contribuyó a que los partidos políticos tradicionales buscaran su salida, y en cambio, promovieran la creación de un Frente Nacional donde se alternaran el poder.
En el periodo comprendido entre 1.958 y 1.965, la violencia cambiaría de forma con la aparición del "bandolerismo Político", con más de cien bandas activas que prolongaban la lucha bipartidista en la estructura local y regional a cargo de jefes militares de origen campesino. Estas agrupaciones revolucionarias contaban no sólo con el reconocimiento del Estado, sino también con el apoyo de las masas campesinas. Aunque la amnistía del gobierno del General Rojas Pinillas y el primer mandato del Frente Nacional logran reducir el número de grupos insurgentes, quedan algunos que no se acogieron a tales perdones por considerarlos engañosos o porque habiéndose acogido no se lograron adaptar nuevamente a la vida rural y prefirieron continuar vinculados a estos grupos.
La desconfianza alegada no era infundada, Guadalupe Salcedo, jefe militar de las guerrillas del Llano fue asesinado, al igual que muchos, a manos de la Policía Nacional.
Estos grupos armados denominados "bandoleros", se fueron desintegrando principalmente por dos factores importantes: el primero, fue la incorporación de adolescentes a la lucha armada, quienes habían sido víctimas de eventos violentos y su objetivo era el de vengarse de sus agresores; el segundo factor, se dio por la búsqueda de la independencia de los alzados en armas de las fuerzas políticas. A pesar de existir organizaciones que proclamaban legitimidad y poder, éstos carecieron de una proyección política real.
Durante la época del Frente Nacional, aparecieron otros movimientos de oposición que se convirtieron en contradictores del excluyente acuerdo bipartidista, las expresiones más representativas al principio de su creación fueron: el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) en 1.962, y la Alianza Nacional Popular (ANAPO) en 1.960. En los primero años del Frente Nacional, aparecieron nuevos movimientos guerrilleros como el Movimiento Obrero Estudiantil Campesino (MOEC) en 1.961, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 1.964, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en 1.964, el Ejercito Popular de Liberación (EPL) en 1.967, que van a constituir el origen de un nuevo período de violencia, el cual dura hasta nuestros días, con guerrillas de corte comunista, en su inicio pues luego carecerían de ideología, y la radicalización de los movimientos políticos de izquierda como el Partido Comunista Colombiano (PCC) el cual nacería en 1.964, el Frente Unido en 1.965 y MOIR en 1.969, desapareciendo a mediados de los años noventa.
Las FARC, surgen como una coalición de varias cuadrillas armadas dispersas, quienes establecieron su propio programa de reforma agraria ante el ataque constante de las fuerzas del Estado contra las "Repúblicas Independientes". Este grupo nace como producto de la radicalización de algunas viejas guerrillas liberales al entrar en contacto con miembros del partido comunista.
En 1.960 el partido político independiente ANAPO, formado por seguidores del General Gustavo Rojas Pinilla, participaba por primera vez en las elecciones al Congreso de la República. La popularidad alcanzada por la ANAPO fue creciendo durante la década de los setenta, logrando adeptos entre muchos de los que rechazaron el excluyente pacto del Frente Nacional. El General Rojas Pinilla, participaba como candidato presidencial por la ANAPO; los comicios se realizaron el 19 de abril de 1.970 y tras liderar inicialmente, por amplío margen, en los resultados electorales, fue derrotado por un porcentaje mínimo por el candidato del Frente Nacional.
El fraude que se presentó en estas elecciones fue la causal para que el sector de izquierda de la ANAPO y disidentes de las guerrillas crearan un nuevo movimiento revolucionario llamado, Movimiento 19 de Abril (M–19), tal vez, para nosotros, fue la única guerrilla que hasta su final luchó con conciencia política social democrática.
La intensidad de la violencia en Colombia, refleja un conflicto cuyas raíces no son meramente políticas, sino también sociales. Desde el punto de vista político, la lucha por el poder entre los partidos políticos tradicionales, desencadenó la aparición de organizaciones armadas con consignas partidistas, las cuales se intensificaron luego del asesinato del caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán Ayala, líder que representaba los intereses de las masas populares en la esfera política.
Las autodefensas, como hoy en día las conocemos, lejos de las historias de "Los Pájaros" y del "MAS (muerte a secuestradores)" que no eran más sicariatos auspiciados por el gobierno o por el narcoterrorismo, se encuentra la historia de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), la cual nace cuando los hermanos Fidel y Carlos Castaño, víctimas de las acciones de la guerrilla y cuyo padre había sido secuestrado y ejecutado por las FARC, forman su propia organización y se convierten en los más altos líderes del movimiento. Luego del asesinato de Fidel en 1.994, Carlos Castaño asume la comandancia del grupo antiguerrillero de autodefensa de Córdoba y Urabá (ACCU), posteriormente AUC.
Esta clase de grupo no se consideraba como ilegal, por el contrario la Ley 48 de 1.968 promovió la creación y fortalecimiento del pie de fuerza a través de la vinculación del campesinado en su propia defensa contra los intereses de las organizaciones revolucionarias de izquierda, ley que mantuvo su vigencia durante cuarenta años y sólo hasta el final del gobierno Barco fue declarada inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia.
Sin embargo, la acción de los paramilitares vuelve a ser nuevamente legítima en 1.994, cuando en el gobierno de Ernesto Samper Pizano, lanza en Antioquia un programa de seguridad ciudadana llamada CONVIVIR, mediante el cual se autorizó a la población civil al establecimiento y creación de "cooperativas rurales de seguridad" con la clara intención de crear tropas de inteligencia en sus regiones.
Con el tiempo el Ex Senador y Ex gobernador de Antioquia Álvaro Uribe Vélez, proponente y fundador de este programa, se convertiría en presidente de la República para el periodo 2.002 a 2.006, reemplazando las CONVIVIR, con el reclutamiento al ejercito formal de los jóvenes campesinos sin instrucción o vocación militar y creando una red nacional de "informantes" que cumplen con las mismas funciones primigenias de las autodefensas de Antioquia.
Por otro lado, detrás de las causas partidistas y acontecimientos políticos, se evidencia un conflicto social, asociado con la tenencia de tierras y a la falta de programas para la modernización del agro y de la industria en general y hacer de la tierra un factor productivo y no de control político. Las posibilidades de la "Revolución en Marcha" de López Pumarejo, generó en la población campesina expectativas positivas frente a la posibilidad de obtener mejores condiciones contractuales, esto, a través de crear acceso real a la propiedad sobre la tierra productiva, sin embargo, estas esperanzas se desvanecieron generando una reacción popular violenta.
Los antecedentes analizados, aunque sin soporte estadístico, demuestran como las raíces de la violencia están asociadas básicamente a un problema social, donde las políticas del Estado no estuvieron dirigidas a la consolidación socioeconómica de la población rural, sino a desarrollar políticas represivas con el fin de debilitar o aniquilar acciones de rebelión. La herencia de ésta violencia son las prácticas transmitidas de unas generaciones a otras, incluido el deseo de venganza y las retaliaciones, como también, el reconocimiento de esta como instrumento de poder. Por otro lado, la violencia también degeneró en deserción de la población rural a los lugares urbanos, tratando de salvar sus vidas siendo despojados de sus tierras mediante amenazas, torturas y masacres.
Una vez estudiada la formación de los actores armados más importantes del país, se observa como sus principios y sus objetivos están orientados por intereses económicos y territoriales, evidenciados en las zonas del territorio nacional que cada grupo controla.
A partir de la década de los noventa el fenómeno del desplazamiento se ha ido expandiendo a más zonas del país, gracias a la multiplicidad de actores, intereses, escenarios y estrategias en interacción conflictiva, enfocada en diversas acciones ocasionadas por los agentes generadores del desplazamiento.
Estos intereses que dan una formación al desplazamiento forzado en Colombia se enmarcaran en desigualdades político–militares, político–ideológicas, Económicas y culturales, que buscan acrecentar capitales propios a través del despojo territorial. Hecho que compadece a la lógica del conflicto en Colombia por parte de los actores violentos, sin embargo, la irracionalidad de la violencia ha irrumpido en los elementos de valor, dignidad, integridad y seguridad de la población campesina, quienes cansados de esperar acciones por parte del Estado tienen que enfrentar en una difícil y crítica situación en las ciudades receptoras, haciendo que los niveles de pobreza se aumenten y disminuyan poco a poco los niveles de bienestar y calidad de vida con relación a los lugares de donde fue desplazado, que no garantizan el bienestar mínimo del individuo, como los derechos a la salud, la educación, la vivienda y el mismo derecho a la vida.
Este fenómeno colombiano que se acentúa en las raíces de nuestro territorio, afecta en gran magnitud a la población civil, quienes padecen esta situación y tienen que ser parte del hacinamiento urbano. Un estudio realizados por el CODHES – SISDHES a finales de 1.995, demostró que en promedio "cada hora en Colombia son desplazados dos hogares", compuestos por madres cabeza de familia y niños campesinos.
La necesidad de controlar el territorio con el propósito de poder ejercer, mediante acciones militares, control de las actividades económicas lícitas e ilícitas, obliga a los grupos armados a desplazar la población civil previamente establecida en las regiones para poblar estas, con gente de su plena confianza que se constituye en una segura retaguardia, necesaria para su accionar. Garantizando la tranquilidad necesaria en zonas de influencia.
El efecto de la violencia en términos del desplazamiento implica una disminución de la calidad de vida de la población afectada, y un replanteamiento en su bienestar, priva la libertad económica de grupos de personas, de familias y comunidades, "La denegación de la libertad para participar en el mercado de trabajo es una de las maneras para mantener a los individuos en la esclavitud y la cautividad", en el sentido que obliga al individuo a desplazarse a un medio donde las condiciones laborales son diferentes, viéndose forzado a abandonar su estilo de vida y sus actividades laborales habituales (Producción Agropecuaria, o afines y complementarias), además de sus bienes, teniendo que insertarse en un mercado de trabajo que le permita suplir las necesidades y responsabilidades que tiene. Lo anterior, hace que las posibilidades laborales resulten limitadas en las ciudades donde se reubican y tengan que recurrir a economías informales para obtener alguna clase de sustento, porque sus potencialidades laborales no se pueden desarrollar en los lugares receptores de desplazamiento, "Para conseguir derechos económicos, puede utilizarse la dotación en forma de tierra y trabajo con el fin de producir alimentos, como en el caso de la agricultura. Pero la familia o el individuo también pueden adquirir la capacidad necesaria para comprar alimentos obteniendo una renta salarial. Ésta depende de las oportunidades de empleo y de los salarios vigentes en la agricultura, la industria y otras actividades". Proceso que resulta traumático si además le sumamos la afectación psicológica, la ruptura emocional y sociológica a la que se ven sometidos.
Los efectos de la violencia y el desplazamiento se perciben en forma diferente según el género; la mujer campesina, por ejemplo, ha crecido en un ambiente exclusivamente doméstico, de labores maternas, por este motivo las mujeres desplazadas son triplemente víctimas "primero, el trauma que les han producido los hechos violentos (asesinatos del cónyuge u otros familiares, quema de casas, violaciones); segundo, de la pérdida de los bienes de subsistencia (casa, enceres, cultivos, animales) que implica la ruptura de los elementos conocidos de su cotidianidad doméstica y con su mundo de relaciones primarias; y tercero, del desarraigo social y emocional que sufren al llegar desde una apartada región campesina a un medio urbano desconocido". Sin embargo, para las mujeres puede resultar en principio más fácil reinsertarse al mercado laboral que a los hombres, sí tenemos en cuenta que el servicio doméstico brinda una buena posibilidad de obtener ingresos, mientras que el género masculino debe buscar otras labores que poco o ninguna tienen que ver con las que desarrollaba en su lugar de origen.
La necesidad del desempleado de ocultar su identidad por temor a ser relacionado con los grupos insurgentes en los sitios de llegada, o por desconfianza en el manejo que los funcionarios del Estado den a la información, viviendo en anonimato dentro de las grandes ciudades se ocultan, se confunden, incrementando los cinturones de miseria de los barrios más vulnerables. El desplazado huye del conflicto sin saber que la vida en las ciudades y especialmente en las zonas de pobreza, los índices de violencia pueden resultar más elevados que los que había en su zona natural, sin embargo, transcurrido un tiempo las posibilidades de retorno resultan bastante reducidas y terminan por acostumbrarse a su nueva condición de miseria y de violencia colectiva. Evaluar la calidad de vida humana y del bienestar no índica el análisis exclusivo del ingreso per cápita o de la distribución de la riqueza, sino también, desde el punto de vista de la privación de capacidades. Es decir, es pobre aquella persona que aunque tenga un buen nivel de ingresos, no puede disfrutar de éstos por que tiene una enfermedad que se lo impide; por que su nivel económico no es suficiente para cubrir todas las necesidades que demanda la sociedad donde vive, o porque existe una desigualdad sexual que impide obtener unos mejores niveles de vida. Sí decimos que la pobreza no está relacionada exclusivamente con la renta, entonces, el desplazado no sólo es pobre por la carencia de ingresos, sino también por que se ha visto obligado a abandonar su tierra, sus animales y sus bienes, huyendo a lugares inhóspitos donde las circunstancias se contradicen con el bienestar que posiblemente brindaba su anterior estilo de vida, pero que por situaciones de seguridad le es imposible disfrutar. Es pobre también, porque aunque conoce el sistema de producción rural, en las ciudades quedan relegadas este tipo de labores, teniendo en cuenta que la producción es básicamente industrial y de servicios, y por lo tanto la continuidad de las labores cotidianas es mínima.
DESPLAZADOS EN COLOMBIA 1.985 – 1.999
TOTAL APROXIMADOS 1.843.000 TABLA 2
Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia – CODHES
Elaboración: CODHES – Consultorio para los Derecho Humanos y el Desplazamiento – CODHES.
DESPLAZAMIENTO FORZADO INTERNO EN COLOMBIA. Memorias Seminario Internacional. Junio de 2.000.
El desplazamiento es un mal en crecimiento, gracias a las políticas del los actores armados de dar tierras sólo a aquellos cultivadores amigos de sembrar además de papa y mazorca, coca, amapola, marihuana. Además del desdén del Estado por su pueblo, por sus campesinos, por sus coasociados, por sus mandantes, que se demuestran con las altas tasas de desplazamiento presentadas en la Tabla 2.
CAPÍTULO III
POLÍTICA AGRARIA EN COLOMBIA
La adaptación de los seres vivos a un entorno específico es un proceso de equilibrio dinámico y permanente entre la asimilación de las condiciones que este impone y la capacidad de acomodar el entorno a los requerimientos de cada especie. Gracias a este proceso, las especies evolucionan a partir de unas condiciones físicas y climáticas básicas, que dan lugar a una serie de interacciones entre elementos bióticos y abióticos, con lo cual se determina la configuración de los ecosistemas.
El hombre se ha adaptado históricamente a diversos espacios y los ha transformado parcial o totalmente. Al hablar de la evolución de las formas del asentamiento humano se hace referencia a la ocupación del espacio y al uso de los recursos conexos como el agua, la fauna y la flora. En el caso de las poblaciones nómadas, estas ejercían una acción extractiva de los recursos que sólo perturbaba levemente el entorno natural. A medida que las actividades económicas del hombre se fueron consolidando y éste fue formando asentamientos, las transformaciones del medio natural se acentuaron, requiriendo, en muchos casos, la destrucción y la eliminación de las vegetaciones naturales para establecer tierras de labranza o pastoreo, espacios habitacionales y poblados permanentes.
Poco a poco, estas transformaciones se hicieron más drásticas y con ciertas características de irreversibilidad que, cuando afectaron a los sistemas naturales como tales, originaron la desaparición de culturas importantes.
Con el desarrollo de la tecnología y de la economía, aplicadas a la utilización de los suelos y de las aguas, como soporte para la agricultura y la ganadería, se sumaron progresivamente nuevos usos del territorio y de los recursos para, por ejemplo, la construcción de infraestructura, la explotación del subsuelo y la utilización de la atmósfera, las aguas y los suelos como receptores de emisiones de partículas y gases, de vertimientos contaminantes
y de residuos sólidos. Más recientemente, el espacio aéreo es usado intensamente como ámbito de la navegación aérea y del espectro electromagnético para el moderno sector de las telecomunicaciones.
OCUPACIÓN HISTÓRICA:
En Colombia, antes de la colonización española, la ocupación del territorio había sido realizada mediante oleadas sucesivas de poblamiento, cuyos rastros culturales se remontan, según los datos arqueológicos obtenidos, hasta ahora, a 12.000 años antes del presente.
Los primeros poblamientos ocurrieron en las zonas bajas, y por múltiples circunstancias, que van desde cambios climáticos importantes hasta colisiones por el manejo del territorio entre grupos culturalmente diferentes, impulsaron a los grupos humanos a ascender por las vertientes de las montañas, a asentarse en zonas climáticamente más benignas y a descubrir los valles interandinos y los altiplanos. Cuando llegaron los españoles, encontraron diversas culturas indígenas que coexistían armónicamente con la naturaleza y poblaban principalmente las regiones del centro del país, el alto Magdalena y Cauca, la Sierra Nevada de Santa Marta y puntos dispersos en la región oriental del territorio. La comunidad chibcha era la más importante, y la etnia más representativa, la muisca, habitó la zona de la Sabana de Bogotá y los alrededores de Tunja y Sogamoso.
Hacia finales del siglo XV, con la conquista del territorio por parte de los europeos se consolida la formación de asentamientos sobre un eje costero en el Caribe, que posteriormente se extendería a lo largo del río Magdalena y penetraría gradualmente sobre los costados de la cordillera Central y Oriental, en especial en el corredor que conecta el puerto de Honda con Bogotá. A la conexión de los principales centros de poder de la Corona Española, desde Caracas, en el nordeste, hasta Lima, a lo largo de los Andes, siguieron la ubicación de los principales poblamientos indígenas precolombinos constituyeron el patrón de ocupación del territorio colombiano en el periodo colonial.
Consolidado este proceso, y tras el desarrollo de los núcleos poblacionales, se estructura el mercado interno mediante la conexión de los núcleos originales, distribuidos en la cordillera Central y Oriental, los valles interandinos con el eje costero. Es así como a comienzos del siglo XIX se presenta la ocupación amplia del altiplano Cundí boyacense y del corredor andino oriental, que se prolonga hacia Venezuela. Igualmente fueron ocupados
el altiplano Nariñense, integrado con la región de Popayán, buena parte de los pisos térmicos ubicados en la cuenca del Magdalena-Cauca entre 1.000 y 1.800 metros y algunas áreas a lo largo de las vías de comunicación entre las vertientes de esas dos cuencas.
Con la colonización antioqueña se consolidó la ocupación de la zona andina de Colombia; allí, una gran porción de estas áreas, especialmente la parte norte y media de la cordillera Central, con base en la acumulación lograda como resultado de la explotación minera, se poblaron entre fines del siglo XIX y la primera parte del siglo XX.
A mediados del siglo XX, se afirmó la ocupación de las sabanas del los ríos San Jorge y Sinú, gracias a la recuperación en forma de haciendas de los últimos vestigios de las encomiendas y de los señoríos feudales de los últimos tiempos de la colonia, que se fueron realizando durante los primeros años de la independencia.
El modelo de poblamiento intentado por los jesuitas para constituir estados-cultura fue truncado durante el siglo XVII por su expulsión de los territorios bajo dominio español. Posteriormente, una vez se consolidaron y decayeron las rutas comerciales a través de la cordillera Oriental y del río Meta hasta el Orinoco, establecidas desde la independencia hasta comienzos del siglo XX, se establecieron ganaderías extensivas en las sabanas orientales de la Orinoquía, con una baja densidad de población humana.
Existen todavía amplias áreas andinas con bajos niveles de ocupación, especialmente en la cordillera Oriental, en la zona nordeste y media (Sarare, Catatumbo, Motilones) y en buena parte de la cordillera Occidental, principalmente hacia el océano Pacífico, donde se ubica el Chocó biogeográfico. La región de Urabá, algunas áreas del piedemonte de la cordillera Oriental (Casanare y Arauca) y la parte baja del Macizo Colombiano (Caquetá y Putumayo), fueron ocupadas en mayor proporción durante la primera mitad del siglo XX.
La enorme región Amazónica, que constituye 40% del territorio nacional, ha estado ocupada desde la época precolombina por comunidades indígenas de diversos grupos étnicos, la mayoría de ellas con actividades de caza, pesca y recolección de frutos y raíces, ligadas con los ciclos climáticos y estaciónales de la vegetación y de la reproducción de las especies y, por tanto, con formas de asentamiento inestable y migratorio, ligado a las características de esos ciclos. Constituyen buena parte de la población que habita en la actualidad la región, en áreas asignadas bajo condición de resguardo que cubren 8,5% aproximado del territorio nacional.
La ocupación foránea de la Amazonia se inicia igualmente con la llegada de los españoles y se mantiene contemporáneamente con los procesos colonizadores de la población andina. La bajísima ocupación territorial se explica por las serias limitaciones relacionadas con las
características de los ecosistemas y los suelos de la región, en condiciones de manejo no apropiado, y las dificultades de acceso, por la insuficiente infraestructura para llegar a la zona.
En general, se puede considerar que la Amazonia ha soportado tres formas de ocupación foránea: la primera está asociada con procesos de extracción intensiva de algunos recursos naturales, como el caucho y el oro, que no conformaron grandes asentamientos humanos de carácter permanente. La segunda forma corresponde a la colonización espontánea clásica, que penetra progresivamente en la selva a partir del piedemonte andino, utiliza el sistema de tala y quema para sembrar cultivos de pancoger y para establecer, finalmente, algunos pastizales para la ganadería extensiva. La tercera forma es de carácter geopolítico y comercial, y responde a la necesidad del Estado de hacer presencia en las fronteras y facilitar los flujos comerciales internacionales, como es el caso de Leticia.
Con la ocupación de los pisos medios de la zona Andina y de los valles interandinos y dadas las condiciones de concentración de la propiedad de la tierra en estas zonas y las limitaciones de uso, climáticas, de salubridad y de acceso a las regiones Amazónica y Orinoquense, se genera una presión hacia los pisos altitudinales superiores, constituidos por los páramos y por el bosque alto andino.
El principal impacto de este proceso histórico de ocupación ha sido la desaparición generalizada de la cobertura boscosa. Por ejemplo, en las zonas Caribe y Andina, incluidos los valles interandinos, no quedan sino relictos de bosques primarios.
En la zona basal de la Amazonia y del Pacífico, aún existen extensas áreas de bosques nativos o poco intervenidos, cuya cobertura se contrae y eventualmente se recupera, de acuerdo con las dinámicas de los procesos colonizadores y de los mismos procesos naturales.
Durante los últimos años, se han presentado procesos de abandono de tierras agrícolas en la región Caribe y en el interior del país, debido a la intensificación de la violencia y a otras circunstancias económicas y sociales.
Las tierras abandonadas, cuando no se cubren con malezas y rastrojos, terminan siendo utilizadas para explotaciones ganaderas.
Un impacto importante en el proceso de ocupación se dio con la utilización de áreas con gran potencial agrícola, como la Sabana de Bogotá y el Valle del Cauca, para la expansión de áreas urbanas de las ciudades Bogotá y Cali.
INTENSIDAD DE USO EN COLOMBIA (1996):
El territorio continental de Colombia comprende una extensión en pisos basales (áreas teóricamente definidas entre cero y 1.000 msnm) de 83 millones de hectáreas, aproximadamente, equivalente a 73% del total de la superficie del país. Los pisos andinos o montañosos (áreas por encima de los 1.000 msnm) ocupan 31 millones de hectáreas, con una participación de 26%1 en el área total.
En la actualidad, las tres coberturas más importantes de la categoría basal son: la selva, con el 46%; los agroecosistemas, con 24%, y las sabanas, con 19%. El porcentaje restante agrupa otras coberturas, como los cuerpos y cauces de agua, las áreas insulares y los bosques riparios. En los pisos andinos, los agroecosistemas constituyen 62% y los bosques, 30%. El resto corresponde a las áreas de páramo, cuerpos de agua y otras coberturas especiales.
Desde la perspectiva de la intervención en los espacios por parte de las actividades humanas, la superficie del territorio nacional se puede dividir en tres tipos de áreas: las intensivamente intervenidas (26%), las parcialmente intervenidas (15%) y las levemente o no intervenidas (59%). Las primeras corresponden a los agroecosistemas, las áreas de explotación minera, las ocupadas por asentamientos humanos y los bosques plantados. Las segundas comprenden básicamente los agroecosistemas fragmentados y las sabanas orientales, ocupadas por ganadería extensiva. Las terceras están constituidas principalmente por el interior de la Amazonia, algunas áreas de la región Pacífica, zonas de difícil acceso, como el tapón del Darién, y otras zonas de ladera con fuertes pendientes.
La ocupación del medio natural, y la subsiguiente transformación en las áreas intensa y parcialmente intervenidas, ha sido realizada sin suficiente conocimiento del complejo entramado de regulaciones ecosistémicas, razón por la que se han generado en muchos casos procesos de deterioro, a veces irreversibles, y alteraciones en los ciclos naturales, que aumentan las situaciones de riesgo, la fragilidad y la insostenibilidad de las actividades.
Tal es el caso de algunas explotaciones agrícolas de ladera, que emplean métodos de labranza diseñados para otros suelos y para otras condiciones biofísicas. Una buena parte del área Andina está constantemente sometida a procesos erosivos y de inestabilidad, con intensidad media a alta. Igual sucede con el establecimiento de asentamientos o actividades agropecuarias en las planicies inundables sin la debida planificación y previsión.
Las zonas escasamente intervenidas están ocupadas básicamente por comunidades indígenas que, a diferencia de las formas más modernas de intervención, mantienen una relación armónica con el medio natural, basada en conocimientos ancestrales sobre el funcionamiento de los ecosistemas en los territorios que ocupan; sin embargo, esta relación se puede ver alterada por la presión socioeconómica ejercida sobre las comunidades. Estas
zonas, situadas en el interior de la región Amazónica y en algunas áreas selváticas del Chocó, no presentan condiciones propicias para el desarrollo continuo de la producción agropecuaria con especies no nativas, en una misma área y con utilización intensiva de los suelos, como sucede en la zona Andina.
En general, se puede considerar que las principales formas de uso del suelo corresponden a las zonas ocupadas por parques naturales, a las áreas de protección y de reserva, a lo largo y ancho del territorio nacional, que por su carácter y función social, jurídicamente determinadas, preservan las condiciones naturales. En el mapa 2 se puede observar la comparación del uso del espacio por grandes sectores de actividad, con la superficie total del territorio nacional. La extensión ocupada por los agro ecosistemas es 130 veces mayor que el área ocupada por los asentamientos, tres veces mayor que el área explorada y explotada para actividades mineras y cinco veces el área protegida.
MAPA 2
USO DEL TERRITORIO PARA ASENTAMIENTOS HUMANOS:
Los asentamientos humanos comprenden todos los tipos de entornos humanos, es decir, los que corresponden principalmente a las unidades de vivienda y a algunas actividades comerciales, de servicios e industriales, ubicadas por lo general cerca a aquéllas, que originan concentraciones de población de diferente tamaño. Las clasificaciones internacionales consideran que los asentamientos humanos son de dos tipos: los dispersos o rurales y las concentraciones o urbanizaciones.
El total general de asentamientos en el país durante 1996 suma 8.751, si a los 1.085 correspondientes a cabeceras municipales que existían, según el Dane, se agregan el resto de centros poblados, como corregimientos, inspecciones de policía y caseríos.
La distribución de los asentamientos de mayor área se puede observar en el mapa de redes viales, en el que se evidencia el desarrollo del área del asentamiento efectivamente ocupada, en el caso de las grandes concentraciones de población, y la ubicación de las intermedias, observables en esa escala.
Al realizar una visualización global de la distribución de asentamientos humanos en el territorio nacional, se puede concluir que la mayor concentración está en un triángulo conformado por las tres ciudades más pobladas del país, a saber, Bogotá, Cali y Medellín, y tres corredores o ejes longitudinales. El más extenso corresponde al eje del litoral Caribe que, además de las ciudades costeras, incluye a Sincelejo, Montería y a algunas ciudades intermedias que se internan en las sabanas de Sucre y Córdoba.
El segundo y tercer tipo corresponden a los corredores que conectan el triángulo central del país en forma simétrica con las dos fronteras más importantes, en términos comerciales y de comunicaciones terrestres: Venezuela y Ecuador. Uno incluye el área norte del altiplano
Cundiboyacence, los asentamientos de Cúcuta y Bucaramanga, con sus áreas de influencia, y un corredor de conexión hacia el Magdalena Medio, que llega a Barrancabermeja. El otro, hacia el sur, comprende el valle del alto Cauca y el altiplano Nariñense, e incluye las ciudades de Popayán y Pasto. Además, se puede considerar también como zona importante de asentamientos al corredor del valle del alto Magdalena, en el que tienen asiento importantes centros poblados, como Espinal, Neiva y Pitalito.
Mapa Nro. 3
En una escala de análisis de 1:1.500.000, la imagen de Colombia muestra que los asentamientos humanos, habitados por una población aproximadamente superior a 30.000 habitantes, ocupan cerca de 120.000 hectáreas. De éstos, las capitales de departamento ocupan un área de 100.000 hectáreas, equivalentes a 0,08% del territorio nacional, y las cabeceras de municipios cubren un área de 20.000 hectáreas, equivalentes a 0,018%. Si en estas 120.000 hectáreas habita aproximadamente 50% de la población, se puede inferir que
el área ocupada por asentamientos no supera el 0,2% del territorio. Si se consideran los perímetros de las áreas urbanas definidos por los consejos municipales, que incluyen, además de las áreas construidas, las de expansión potencial, se estima que alcanzarían las 348.000 hectáreas, o sea, 0,28% del territorio nacional.
Los perímetros urbanos de las 32 capitales departamentales, incluida Bogotá, alcanzan un área de 140.000 hectáreas; de ellas, 19 tienen menos de 3.500 hectáreas y sólo cuatro superan las 9.500 hectáreas. Ninguna de las 1.080 cabeceras municipales restantes sobrepasa las 3.500 hectáreas.
USO AGROPECUARIO:
Se entiende por agro ecosistema el área que ha sido intervenida con el fin de desarrollar procesos de producción agrícola y pecuaria. La intervención se inicia con la eliminación de las coberturas vegetales originales y la alteración de los ciclos naturales. Cuando las tierras intervenidas en las regiones Caribe y Andina son abandonadas o dejadas en descanso temporal, por lo general siguen considerándose dentro de la categoría de agro ecosistemas, por estar dedicadas en su mayoría a pastos, o se convierten en malezas y rastrojos. Por el contrario, las áreas abandonadas en las regiones selváticas del Pacífico y la Amazonia, así como las zonas húmedas y muy húmedas del interior del país, recuperan rápidamente la cobertura vegetal como bosque secundario y pierden en poco tiempo el carácter de agro ecosistemas.
Los 42 millones de hectáreas en agro ecosistemas existentes en el país, se distribuyen: 61% en el piso basal y 39% en el piso andino.
Los agroecosistemas ubicados en los pisos basales alcanzan 29 millones de hectáreas, correspondientes a 24% del territorio nacional. Las áreas intensamente intervenidas por estos agroecosistemas (46%) se hallan principalmente en la llanura Caribe, en la región del
piedemonte Llanero y en las zonas interandinas ubicadas en los valles de los ríos Magdalena y Cauca. Las áreas parcialmente intervenidas (54%) corresponden a las sabanas
orientales utilizadas en ganadería extensiva, que se localizan en la región que se prolonga desde el piedemonte Llanero hasta el Orinoco, y a los agroecosistemas fragmentados, que en buena medida constituyen prolongaciones de los agroecosistemas basales de la vertiente oriental sur de la cordillera Oriental.
Los agroecosistemas distribuidos de acuerdo con la pertenencia a un piso, sea basal, andino o interandino, se pueden observar en la tabla de agro sistemas regionales, donde se detallan las participaciones según el grado de intervención del mapa de agro sistemas regionales.
Los agroecosistemas andinos, o sea, los ubicados aproximadamente por encima de los 1.000 msnm, han sido estimados en 18 millones de hectáreas, equivalentes a 15 % del área total del territorio nacional. Las áreas intensamente intervenidas (88%) se distribuyen a lo largo de las tres cordilleras y de la Sierra Nevada de Santa Marta: en el sur del país se concentran en el altiplano Nariñense, en buena parte del Macizo Colombiano y en el valle de Pubenza; en la cordillera Oriental ocupan totalmente el flanco occidental e incluyen el altiplano Cundíboyacense; el flanco oriental está intensamente intervenido hacia el piedemonte Llanero y el norte de Santander; en la cordillera Central ocupan totalmente las dos vertientes y se expanden en la zona de los altiplanos de Rionegro y Santa Rosa de Osos, hasta las estribaciones en el norte de Colombia. Los agroecosistemas de la cordillera Occidental ocupan casi exclusivamente el costado oriental. Las áreas de los agroecosistemas clasificadas como parcialmente intervenidas corresponden a los páramos y a los agroecosistemas fragmentados, ubicados básicamente en el costado oriental de la cordillera Oriental cercano a Florencia, en la estribación oriental de la cordillera Central, alrededor y en el sur de la serranía de San Lucas, y en los alrededores de la Sierra Nevada de Santa Marta. Todas estas áreas equivalen a 12% de los agroecosistemas andinos restantes. Los agroecosistemas del piso andino, a diferencia de los agroecosistemas basales, presentan una intervención bastante homogénea, es decir, han sido copados casi totalmente por procesos agropecuarios de producción.
MAPA:.Nro.4
DISTRIBUCIÓN REGIONAL DE LAS ACTIVIDADES AGROPECUARIAS:
El 79% del área total intervenida por agroecosistemas se utiliza para actividades agropecuarias. En 1995 las áreas cultivadas alcanzaban 4,9 millones de hectáreas y las correspondientes a actividades pecuarias, 28 millones.
El área cultivada en las regiones se distribuye de la siguiente manera: en la región Andina está la mayor área cultivada (60%), seguida por la región Caribe (22%) y por la Amazonia (11%). En actividades pecuarias, la mayor área se encuentra en las regiones Orinoquense y
Andina (74%) y en la Caribe (20%). La participación de la región Pacífica, tanto en área cultivada como en actividad pecuaria, es insignificante.
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