En este trabajo se hacen algunas reflexiones teóricas que fundamentan la necesidad e importancia del desarrollo y consolidación de la Pedagogía Profesional como rama pedagógica que estudia la Educación Técnica y Profesional. A partir de los principios básicos de la Pedagogía Profesional se explican detalladamente sus principales relaciones en el proceso pedagógico de las escuelas politécnicas. Se explican y ejemplifican las relaciones entre ciencia y trabajo, lo universal y lo particular, formación y superación profesional; docencia, producción e investigación; lo intelectual y lo técnico, escuela politécnica y entidad productiva; profesor, alumno e instructor. El resultado de la investigación se ha utilizado en la capacitación de docentes y directivos de las escuelas politécnicas, en el desarrollo de cursos y Diplomados, tanto en Cuba como en el extranjero, y en la remodelación del proceso pedagógico profesional de las escuelas politécnicas en la provincia Holguín.
PALABRAS CLAVES:
PROFESIÓN, EDUCACIÓN PARA EL TRABAJO, PEDAGOGÍA PROFESIONAL, EDUCACIÓN TECNOLÓGICA, ENSEÑANZA PROFESIONALIZADA, PROFESIONALIZACIÓN, APRENDIZAJE, EDUCACIÓN TÉCNICA Y PROFESIONAL, DIDÁCTICA, PEDAGOGÍA, DIDÁCTICA DE LAS RAMAS TÉCNICAS, HISTORIA DE LA PEDAGOGÍA.
La Educación Técnica y Profesional se ha caracterizado en esta última década por un notable crecimiento de sus matrículas, lo que ha determinado la creación de un número considerable de nuevas escuelas politécnicas (principalmente agropecuarias).
Los directivos de estos nuevos centros docentes y sus claustros tienen que ser preparados teórica, práctica y metodológicamente, ellos necesitan y esperan experiencias pedagógicas de avanzada, soluciones derivadas de diagnósticos y experimentos que pueden servir de base para aplicaciones masivas en la práctica escolar.
De la misma manera, aun con las limitaciones existentes en materiales y otros recursos, la enseñanza con predominio de las actividades prácticas debe encaminarse al logro del rigor y la efectividad necesarios para la adecuada preparación de los estudiantes.
El trabajo metodológico debe proyectarse atendiendo a estas características y su desarrollo debe estar encaminado a lograr una elevación sustancial de la calidad de la enseñanza en los diferentes tipos de centros, a mejorar la preparación de los cuadros de dirección y los docentes, a perfeccionar la integración entre la teoría y la práctica, entre la docencia, la producción y la investigación, a lograr que las escuelas politécnicas constituyan una unidad político – pedagógica en la que todos participen y obtener, en consecuencia, egresados con una mejor preparación para el trabajo.
Tales objetivos han de lograrse mediante un trabajo metodológico coherente, concebido y proyectado en función de las particularidades de este tipo de educación.
La Pedagogía General ha aportado muchísimo a la formación de profesionales técnicos, sin embargo, ésta no brinda aun respuesta suficiente a los problemas de la Educación Técnica y Profesional. Ella no ha elaborado aun las bases teóricas para esta área de la educación.
Es necesario investigar las regularidades del proceso pedagógico profesional, descubrir la dinámica del mismo con las condiciones actuales y futuras y estudiar las formas y mecanismos apropiados para la implantación y utilización de esas regularidades.
La Educación Técnica y Profesional reclama la elaboración de una teoría con determinado nivel de generalización, lo cual posibilitaría su aplicación con diversas condiciones y en muchos tipos de escuelas politécnicas.
Este tipo de educación en Cuba necesita una concepción científica propia acerca del modo de formar y superar a los futuros trabajadores, que esté acorde con lo más avanzado de la ciencia pedagógica en el mundo, con nuestras mejores tradiciones culturales e históricas, y con las posibilidades de exigencias actuales de nuestra sociedad.
Es necesario elaborar un marco teórico conceptual que sirva como punto de partida para el perfeccionamiento de la teoría pedagógica profesional cubana y como base para las transformaciones que necesita la escuela politécnica de hoy.
De ahí que se pretenda ofrecer a la práctica pedagógica profesional sugerencias argumentadas teórica y metodológicamente para el perfeccionamiento de la Educación Técnica y Profesional.
La Pedagogía Profesional como ciencia pedagógica que estudia la educación técnica y profesional es el resultado cognoscitivo de la actividad teórica específica que va dirigida al reflejo científico de la práctica pedagógica profesional que se ha convertido en objeto del conocimiento.
Las experiencias de los más destacados profesores, directivos y metodólogos de la formación técnica y profesional deben analizarse, sistematizarse, generalizarse sistemáticamente y difundirse, ya que contienen elementos de lo nuevo, de lo original y progresivo.
Primeramente se estudiaron los momentos más significativos en el desarrollo histórico de las concepciones teóricas acerca de la Pedagogía de la Educación Técnica y Profesional, su carácter científico, su objeto de estudio, sus categorías, principios y regularidades.
Este estudio no pretende detallar la historia de la Pedagogía Profesional, sólo intenta, desde las perspectivas de los problemas de la Educación Técnica y Profesional actual, buscar algunas concepciones teóricas que sirvan de guía para asumir de una manera más consciente y responsable las necesarias transformaciones que exigen la escuela politécnica, la entidad productiva, la enseñanza profesional, el profesor y el instructor de hoy.
La observación científica y las anotaciones hechas sobre la propia práctica pedagógica profesional abren un espacio para la reflexión y el debate.
La escuela politécnica debe ser considerada como una unidad estructural y funcional del cambio pedagógico profesional, debe intervenir en los procesos formativos desde la historia, el perfil y los estilos que le sean propios, y en los que radica su fuerza para realizar la labor formativa.
De hecho tiene por objetivo preparar un ciudadano para el trabajo, inmerso en el trabajo, el que permite formar un trabajador en múltiples dimensiones profesionales.
La enseñanza profesional asegura en los alumnos la integralidad de la educación básica, que asocia la educación general con las bases de una educación tecnológica.
Una enseñanza profesionalizada posibilita al alumno la comprensión histórico – social de los fundamentos científicos y tecnológicos del contexto socio – político – económico y cultural.
Desde el punto de vista de la Pedagogía Profesional, este autor entiende el proceso pedagógico profesional como un todo, un conjunto de componentes interrelacionados.
Esa visión relacional considera el proceso pedagógico profesional como un proceso dinámico, en constante movimiento. Por lo tanto, la tarea principal y más completa del profesor es buscar la unidad entre las siguientes esferas:
- Educación Técnica – Profesional y Sociedad.
- Teoría y práctica.
- General y específico.
- Intelectual e instrumental (técnico).
- Ciencia y trabajo.
- Contenido y forma.
- Profesor, alumno e instructor.
- Escuela politécnica y entidad productiva.
- Instructivo y educativo.
- Cognitivo y afectivo.
- Unidad y diversidad.
- Docencia, producción e investigación.
- Universal y particular.
- Formación y superación profesional.
La unidad entre estas relaciones no significa simplicidad. Estas relaciones deben converger ya que cada una de ellas por separado, no puede explicar y comprender la integralidad del proceso pedagógico profesional.
Esas relaciones forman una unidad, ninguna puede ser considerada por sí sola, ni de manera mecánica o aislada. En este sentido, existe el imperativo de superar la discusión dicotómica que muchas veces se efectúa entre las relaciones ya citadas.
Estas relaciones a veces en la práctica escolar son analizadas de forma contrapuesta, en vez de ser analizadas de manera integrada, o sea, debe analogarse el proceso pedagógico profesional a partir del análisis y comprensión de las condiciones, intereses y necesidades de la sociedad y la Educación Técnica Profesional.
Por tanto, la enseñanza profesional no puede ser entendida aislada del contexto social ni de las situaciones que constituyen el contexto de los alumnos. De esta manera, los problemas de la enseñanza profesional no pueden ser comprendidos si no son referidos a la sociedad en que se sitúan.
A continuación se explicarán cada una de estas relaciones:
Educación técnica profesional y sociedad:
La Educación Técnica – Profesional y la Sociedad no pueden ser consideradas como realidades independientes, sino que la enseñanza profesional debe ser vista como un fenómeno político, precisamente por traducir objetivos e intereses de grupos, social y económicamente diferentes.
La Escuela Politécnica Cubana tiene ante sí un enorme desafío: es necesario dejar de ser definitivamente simples repetidores del conocimiento técnico acumulado y responder a la exigencia de la sociedad de ser fundamentalmente productores de conocimientos y saber profesional.
Sólo de esta forma la educación contribuirá al progreso social, teniendo en cuenta que el trabajador es su actor principal, pero para ello hay que formarlo y perfeccionarlo en la escuela politécnica, por cuanto para construir la sociedad hay que construir a un trabajador de nuevo tipo, un trabajador de nuestro tiempo, que adquiera las habilidades prácticas necesarias para que muestre un adecuado desempeño profesional, pero que adquiera además la capacidad de pensar según los requerimientos de esta sociedad y la de sentir como cubano.
Teoría y práctica:
Otro vínculo básico que se considera importante resaltar es respecto a la unidad entre teoría y práctica. No se oponen, y no debe haber dicotomía entre ellas. Lo que debe haber es una constante relación recíproca.
En la medida en que ese propósito pueda ser extendido la práctica se torna cada vez mas esclarecida y controlada por la teoría, y la teoría cada vez más ligada a la realidad productiva. La teoría y la práctica no existen aisladas, una no existe sin la otra, por lo que se encuentran en indisoluble unidad.
En investigaciones realizadas por la Dra. Ida Hernández Ciriano (1994) se demuestra que los más genuinos exponentes de las necesidades educacionales de la América Latina desde hace más de un siglo, se han venido preocupando por los asuntos antes mencionados.
Un ejemplo del pasado es Simón Rodríguez (1771-1854), quien decía que la enseñanza debía ser experimental y que debía relacionarse siempre con la naturaleza. Entendía que la educación debía ser social y para el ejercicio pleno en la vida, pensaba que el individuo debía formarse en un oficio. En el "Proyecto de Reforma Escolar" para Venezuela, Simón Rodríguez plantea:
"Los artesanos y los labradores son una clase de hombre que debe ser atendida como lo son sus ocupaciones. […]
Las artes mecánicas están en esta ciudad y aún en toda la provincia como vinculadas en los pardos y morenos. Ellos no tienen quien los instruya; a la escuela de niños blancos no pueden concurrir: la pobreza los hace aplicar desde sus tiernos años al trabajo y en él adquieren prácticas, pero no técnicas: faltándoles éstas, proceden en todo al tiento; unos se hacen maestros de otros y todos no han sido ni aún discípulos…". [1]
En esta cita de Simón Rodríguez se advierte su preocupación por la enseñanza del oficio en correspondencia con las peculiaridades del mismo, se aprecia la dimensión social de la educación para oficios y profesiones en relación con el contexto social.
Un educador de trascendencia latinoamericana y universal fue el Héroe Nacional de Cuba, José Martí Pérez (1853-1895), quien en la mayoría de los trabajos de contenido expresamente pedagógico, argumentó su idea de que se debía educar para la vida. En un artículo que escribió para el periódico La Nación de Buenos Aires, el 14 de noviembre de 1986, expresó:
"El remedio está en desenvolver a la vez la inteligencia del niño y sus cualidades de amor y pasión, con la enseñanza ordenada y práctica de los elementos activos de la existencia en que ha de combatir, y la manera de utilizarlos y moverlos.
El remedio está en cambiar brevemente la instrucción primaria de verbal en experimental, de retórica en científica; en enseñar al niño a la vez que el abecedario de las palabras, el abecedario de la naturaleza". [2]
Es perfectamente apreciable en estas líneas la idea de romper con la enseñanza verbalista y trasladar el aula a la sociedad.
Martí le dio gran importancia al desarrollo de la agricultura en América. Admiraba las riquezas de la naturaleza americana y entendía que con la enseñanza de materias útiles a la agricultura podrían obtenerse más y mejores frutos; proponía enseñar:
".. Naturaleza y composición de la tierra, y sus cultivos; aplicaciones industriales de los productos de la tierra; elementos naturales y ciencias que obran sobre ellos o pueden contribuir a desarrollarlo: he ahí lo que en forma elemental, en llano lenguaje, y con demostraciones prácticas debiera enseñarse…" [3]
Aquí no sólo enfatiza lo que debe enseñarse, sino también cómo debe hacerse. Su concepto de la enseñanza científica y experimental implicaba vinculación con la vida, con la práctica. Martí combatió el formalismo y el verbalismo, vicios que todavía hoy afectan la enseñanza profesional y la educación en general.
En el año 1883, en un artículo dirigido a La Nación de Buenos Aires plantea:
"Puesto que a vivir viene el hombre, la educación ha de prepararlo para la vida. En la escuela se ha de aprender el manejo de las fuerzas conque en la vida se ha de luchar. Escuelas no deberían decirse, sino talleres. Y la pluma debía manejarse por la tarde en las escuelas; pero por la mañana la azada". [4]
Obsérvese como Martí constantemente recuerda la relación de las escuelas con las necesidades de la vida. General y específico:
La Pedagogía Profesional debe ser capaz de integrar los conocimientos científicos y tecnológicos en general y el proceso de producción de la existencia humana.
El desafío de integrar la educación general como base fundamental de la educación tecnológica es una gran tarea de los profesores de las escuelas politécnicas.
Intelectual e instrumental:
Otro vínculo básico de la enseñanza profesional es la relación entre lo intelectual y lo instrumental.
Generalmente lo que se observa en la práctica escolar de los docentes de asignaturas básicas es la enseñanza profesional encaminada a desenvolver en los alumnos una cultura general desvinculada del objetivo de formación técnica y profesional o viceversa, y absolutizando los conocimientos vinculados a la educación general
En este sentido, la dicotomía entre lo intelectual y lo instrumental es colocada por el propio profesor, al no reconocer que los alumnos se preparan para el ejercicio de las profesiones técnicas desempeñando funciones intelectuales e instrumentales del sistema productivo en el conjunto de relaciones sociales.
Georg Kerchenstainer (1854-1932), notable pedagogo alemán, considerado por muchos el padre de la Pedagogía Profesional, plantea por primera vez, en 1920, el concepto de Pedagogía Profesional y plasmó sus ideas pedagógicas en su escuela modelo de Munich.
Él sostenía que la educación tiene por finalidad formar ciudadanos útiles y, por tanto, la escuela debe ayudar al educando a escoger una ocupación y acostumbrarlo a mirar cualquier oficio como un aporte a la comunidad.
Agregaba que si el impulso natural hacia el trabajo físico es la tendencia dominante en el escolar, entonces, hay que dar preferencia a su formación vocacional por medio de talleres y labores domésticas, más si se tiene en cuenta que, la actividad manual contribuye al desenvolvimiento integral del sujeto.
La preparación para el trabajo debe proporcionarla la escuela politécnica combinando la enseñanza con el trabajo manual y técnico, el estudio en los libros con tareas vinculadas a la práctica. Los contenidos técnicos deben estar relacionados con elementos que permitan su aplicación práctica.
En el plano educativo, la enseñanza profesional debe lograr:
- Desarrollar habilidades profesionales rectoras, de coordinación motriz, con el manejo de instrumentos y con el uso de materiales diversos para su transformación.
- Formar hábitos de trabajo físico con distintas herramientas simples (albañilería, carpintería, soldadura, agricultura).
- Despertar el interés hacia tareas necesarias en la vida común (construir un mueble, repararlo, pintarlo; realizar conexiones eléctricas), así como construir objetos artísticos de utilidad o de adorno, poniendo en juego la imaginación creadora y la fantasía.
- Sentir amor al trabajo.
- Establecer la vinculación entre el trabajo manual y el trabajo intelectual.
- Ofrecer la oportunidad para que se manifiesten libremente las aptitudes, tendencias e inclinaciones de los estudiantes.
- Apreciar la significación que tiene el trabajo en general, trabajo abstracto, como el único medio, con la naturaleza, para la producción de bienes materiales y espirituales.
- Comprender la importancia del estudio de las leyes de la naturaleza y acumular experiencias.
- Entender el esfuerzo colectivo de las tareas cuando son varios los alumnos que en ellas intervienen, como por ejemplo en el trabajo de albañilería o en el de la agricultura.
- Apreciar el valor del tiempo.
Como elemento de esta actividad politécnica el alumno debe reconocer los fundamentos de la producción de un modo directo. Las prácticas de producción en los talleres no pueden proporcionar al estudiante más que una idea muy limitada de cómo se producen los bienes materiales.
Hace falta salir de la escuela politécnica y conocer los centros de trabajo en actividad productiva intensa. La visita a un Complejo Agroindustrial (CAI), por ejemplo, pone a los alumnos en contacto directo con el proceso de elaboración del azúcar.
Una idea rectora que rige todo el pensamiento pedagógico de José Martí es la combinación del estudio con el trabajo. El trabajo manual junto con el intelectual era a su juicio condición indispensable de la educación. A estos efectos decía:
"Ventajas físicas, mentales y morales vienen del trabajo manual… El hombre crece con el trabajo que sale de sus manos… Y detrás de cada escuela un taller agrícola, a la lluvia y al sol, donde cada estudiante sembrase un árbol… De textos secos, y meramente lineales no nacen, no, las frutas de la vida". [5]
Aquí se aprecia la importancia que desde aquella época ya se le confería a la educación en la propia vida.
Ciencia y trabajo:
Por otro lado, la unidad entre ciencia y trabajo establece nuevas formas de relación para exigir otra concepción de la Educación Técnica y Profesional: no ver la enseñanza profesional como una transmisión de conocimientos profesionales, sino lograr instrumentalizar al alumno, y además que sea capaz de comprender críticamente la realidad social donde se inserta, posibilitando una actuación consciente sobre ella a través de su ejercicio profesional.
El trabajo es inherente e indispensable a la vida humana, es la base de su existencia. El trabajo considerado como medio educativo tiene implicación:
- Económica.
- Social.
- Psicológica.
- Moral.
La implicación económica es evidente, ya que permite la producción de bienes materiales indispensables para la subsistencia de la persona y la colectividad.
En lo social, el hombre que trabaja es un ciudadano útil, positivo, productivo; solo aquellos que no trabajan implican potencialmente peligros diversos para la comunidad.
En lo psicológico, el hombre sólo se realiza plenamente mediante el trabajo. La personalidad del hombre que trabaja es mas coherente, liberada de las desviaciones intelectualistas (consecuencia de la falta de contacto con la realidad, con la práctica).
El trabajo es reconstituyente del equilibrio espiritual y ejercita el dominio de sí mismo.
En lo moral, las exigencias del trabajo: responsabilidad, honestidad, método, perseverancia, resistencia (más espiritual que física), son las condiciones formales de la conducta moral.
El trabajo para Kerchenstainer no constituye un fin sino un medio para la educación de la voluntad y el carácter moral.
No se debe confundir el trabajo manual con las acciones de aplicación práctica de los conocimientos logrados en cada actividad docente profesional. Toda clase tiene una dimensión teórica y otra práctica.
La Escuela Politécnica no debe reducirse a la actividad práctica de los alumnos sin basamento científico, esto desnaturaliza su esencia; debe ser, necesariamente escuela de producción de bienes materiales, de valor económico, que incremente los recursos económicos de la escuela y la comunidad.
Pero para ello, las especialidades a elegirse para una escuela politécnica deben responder a la realidad, recursos y necesidades de las zonas: agrícolas, pecuarias, mineras, comerciales, turísticas, etc.
Las escuelas politécnicas como escuelas de producción revisten las mismas características de los centros de producción de la comunidad.
La esencia de la Pedagogía Profesional es educar mediante el trabajo productivo; en otros términos, el trabajo en la escuela debe llegar a ser contenido y método de enseñanza, porque nada enseña mejor al hombre que la experiencia laboral. Es un aprender que se resuelve en un hacer, que, para llevarse a efecto, implica el aprender.
El estudio, las habilidades prácticas y las asignaturas técnicas están en función del trabajo (trabajos grupales y trabajos individuales). Veamos un ejemplo en que se unen la ciencia y el trabajo, en una experiencia educativa y didáctica completa:
Un alumno fabrica un par de zapatos, para ello, empieza estudiando la geometría: la línea recta, los ángulos, el círculo, sus medidas; pasa luego al estudio de las ciencias naturales, ocupándose de las propiedades de la madera, el hierro, el cuero, y por último, revisa el sistema métrico decimal y las técnicas de áreas afines.
Este es el método de los complejos que se parece al método de proyectos, muy divulgado por la Pedagogía Profesional.
Para una mayor eficiencia del trabajo escolar, la enseñanza profesional comprende la necesidad de familiarizar a los alumnos con los principios básicos de la producción moderna y situarlos en condiciones favorables para su incorporación al trabajo productivo, ya que el trabajo es la primera condición de la vida humana.
Los alumnos deben comprender que todo lo que existe en la sociedad, las creaciones de los hombres y los medios para satisfacer sus necesidades son fruto del trabajo.
Los objetos, las cosas, los valores materiales de cualquier naturaleza que el hombre utiliza para su vida, para su comodidad y bienestar, así como los medios de destrucción, todo sintetiza trabajo humano.
El hombre mismo, su vida, su cultura, su formación individual, su pensamiento y el lenguaje, todo es un resultado directo de su actividad, es decir, de su trabajo.
Con él, el hombre se modifica, pone en movimiento las energías naturales de su cuerpo, las manos y los dedos, la cabeza y los pies, su sistema muscular y su sistema nervioso, manifiesta sus aptitudes y desarrolla capacidades.
Para vivir, el hombre ya no puede tomar directamente de la naturaleza los medios necesarios, sino que debe producirlos. Así, con ayuda de los instrumentos transforma las materias primas y crea los bienes necesarios para la existencia humana, de acuerdo con propósitos previamente determinados.
Todos los seres humanos deben prepararse para el trabajo. Esta es una exigencia de la vida social. He aquí, pues, uno de los objetivos del proceso pedagógico profesional.
El trabajo es el gran educador del hombre. Forma la voluntad, despierta iniciativas, estimula la tenacidad, favorece los sentimientos de dignidad personal, la confianza en las propias fuerzas, produce satisfacciones morales, desarrolla el sentido del deber y es fuente de las más elevadas satisfacciones humanas.
Contenido y forma:
Otra relación que debe ser analizada es respecto al contenido y forma. Los conceptos de contenido y forma son definidos de manera diferentes. Estos no pueden ser considerados en sentido estricto, sino que deben ser comprendidos con una visión más amplia y crítica.
El concepto de contenido tiene un carácter eminentemente social y, por tanto, histórico. Este debe atender a los intereses de la sociedad. También la forma no puede ser entendida independiente, ya que forma y contenido están interrelacionados. La forma debe estar siempre relacionada a las finalidades sociales de la educación.
La forma de enseñar del profesor cumple una función social específica, a través de la transmisión, asimilación y producción de saber profesional, sin embargo, se aprecia también, implícitamente, una concepción educativa que contribuya a conservar y superar sus condiciones y necesidades de la sociedad. La relación contenido y forma constituye una unidad indisoluble. Esta unidad está determinada en el hecho de que uno no puede existir sin el otro. El contenido tiene siempre una forma y esta tiene un contenido.
Profesor, alumno e instructor:
Dentro del aula se muestra otra relación importante: profesor – alumno – instructor.
En este sentido es importante tomar como punto de referencia algunas premisas:
- La Educación Técnica y Profesional es un proceso de carácter sistemático, intencional y flexible, observando la obtención de determinados resultados (conocimientos, habilidades intelectuales y psicomotoras, normas de conducta, valores, etc.).
- El profesor o instructor debe preparar, organizar y dirigir el proceso pedagógico profesional, teniendo en cuenta estimular y suscitar actividades propias de los alumnos para el aprendizaje profesional.
- El alumno debe estudiar con el fin de obtener los resultados propuestos. El estudio es más efectivo cuando el alumno interpreta los objetivos de la enseñanza profesional como objetivos personales, propios, cuando los subjetiviza, los hace suyos y se implica en su propio aprendizaje profesional.
En este sentido, se puede determinar como objeto de la Pedagogía Profesional el sistema de objetivos, contenidos, métodos, procedimientos y técnicas de enseñanza y la sistemática evaluación del aprendizaje profesional así como las formas de organización, planeamiento y valoración del proceso de trabajo docente profesional.
De esta forma la enseñanza profesional efectiva se traduce por un proceso de trabajo a ser realizado por el profesor o el instructor y por los alumnos, actuando acorde a un objetivo común. En síntesis, podemos decir que los componentes fundamentales del proceso pedagógico profesional forman la base de los estudios de la Pedagogía Profesional a partir del contenido de la propia pedagogía.
Escuela politécnica e entidad productiva:
El desarrollo de la Educación Técnica y Profesional actual y futuro no es posible al margen de la unidad escuela politécnica – entidad productiva, por ello, esta última no puede ser sólo un centro de producción, sino simultáneamente una importante institución educativa encargada sobre todo de la superación profesional del trabajador y de la preparación del trabajador en formación, o sea, del estudiante; asimismo, la primera no puede ser sólo un centro educacional sino a la vez una entidad productiva, con la misión de preparar un trabajador competente.
En la vinculación escuela politécnica – entidad productiva se presenta algunas deficiencias:
- El vínculo casi nulo de la actividad docente con la actividad práctica empresarial.
- La actividad laboral casi nunca se organiza como parte intrínseca del proceso pedagógico de la escuela politécnica, para que forme una unidad en el proceso pedagógico profesional.
- Algunos profesores no se sienten comprometidos con la situación económica, productiva y financiera de las empresas del territorio.
- Los instructores, en muchos casos rechazan a los alumnos y no se sienten responsabilizados con la educación y el aprendizaje profesional de los mismos.
- Los profesores no conocen las diversas actividades laborales que pueden desempeñar los alumnos en la empresa una vez graduados, lo cual limita la preparación de éstos en la escuela politécnica.
- Los aportes teóricos realizados en este trabajo deben contribuir a dar respuesta a la solución de estos problemas.
Instructivo y educativo:
José Martí planteó que la educación debe preparar al hombre para la vida. Partiendo de esta idea martiana corresponde al docente dirigir el proceso pedagógico profesional de manera tal que junto a lo cognitivo, se garantice la formación de las convicciones, capacidades, ideales, sentimientos del trabajador que va a vivir y participar de una manera activa y transformadora en las empresas de la sociedad.
Es por ello que la educación en la escuela politécnica debe concebirse en estrecha vinculación con la vida y con los intereses y necesidades de los trabajadores, lográndose a partir de lo instructivo, la educación y desarrollo de la personalidad del estudiante, considerándolo como un trabajador en formación.
La unidad entre lo instructivo y lo educativo en la escuela politécnica se logra con la organización y dirección acertada de la actividad laboral de los alumnos y la adecuada comunicación, que se aleje del academicismo y se acerque a la profesionalización, es decir, con la aplicación de un estilo pedagógico facilitante, en el que se produzca un mayor acercamiento docente entre los estudiantes y el profesor.
La unidad educación – instrucción debe satisfacer la necesidad de preparar a un trabajador que satisfaga las exigencias de la sociedad, un trabajador competente, preparado para el cambio tecnológico, pero que a su vez sea un agente de cambio.
Para ello, es necesario el incremento sistemático del tiempo de actividades independientes de los estudiantes, al situarlo en función de su propio aprendizaje profesional y autocontrol, y para la detección y solución de problemas profesionales que se produzcan en la esfera de la producción y los servicios.
Se deben crear situaciones que posibiliten aprovechar las experiencias de los alumnos, así como crear un clima de seguridad y confianza entre los estudiantes y el profesor o el instructor.
El profesor o el instructor debe demostrar la importancia de los contenidos objeto de estudio en el proceso pedagógico profesional.
Cognitivo y afectivo:
Los conocimientos, hábitos y habilidades que posean un sentido personal para el alumno, provocan una efectiva regulación de la conducta y viceversa, aquellos motivos proclives a la escuela politécnica y al aprendizaje profesional, facilitan la asimilación de los contenidos de las asignaturas y la adquisición de determinadas normas de conducta.
Esta relación también permite dilucidar el hecho de que la obtención simple del conocimiento profesional no implica automáticamente su manifestación conductual, sino solo cuando resulta relevante para la personalidad en su reflejo afectivo-volitivo. Por eso las operaciones cognitivas en la escuela politécnica tienen que ser portadoras de un contenido emocional favorable para poder cumplir los objetivos y desarrollar habilidades profesionales rectoras en los estudiantes.
Fernando González Rey y Albertina Mitjáns Martínez han demostrado en sus investigaciones (1990) que por la propia esencia humana todos los elementos que se integran en la personalidad tienen una naturaleza cognitiva y afectiva, es imposible delimitar un hecho o fenómeno psicológico puramente afectivo o puramente cognitivo en el funcionamiento normal del hombre.
Entre las principales cualidades que debe desarrollar un futuro trabajador está el colectivismo, por lo que el proceso pedagógico profesional debe lograr el fortalecimiento del espíritu colectivista, el respeto mutuo, la disposición a la ayuda, la franqueza, la actitud crítica y la autocrítica.
Solo en el colectivo y con su ayuda se puede dirigir el trabajo educativo en la formación del futuro trabajador. El alumno de la escuela politécnica pertenece a varios grupos: su grupo clase, el colectivo laboral de la empresa y a otros grupos informales, y todos ellos ejercen su acción formativa.
Algunas vías esenciales para transmitir a los estudiantes la experiencia de los trabajadores son la relación de los alumnos en los colectivos de trabajo en las empresas, la realización de tareas productivas y la participación en sus reuniones. Todo ello, sobre la base de tener en cuenta las particularidades individuales y grupales, para propiciar el desarrollo adecuado de su personalidad.
Para lograr los objetivos planteados anteriormente es importante que la entidad productiva se convierta en una gran escuela politécnica, pero más importante es que los trabajadores vayan adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad con agresividad y espíritu transformador, en tanto que constituyen los motores impulsores de la misma.
En este sentido adquiere una importancia de primer orden la integración escuela politécnica – entidad productiva, con el fin de aprovechar las posibilidades reales y concretas para la dirección del desarrollo de la personalidad el grupo de trabajadores en formación (estudiantes) a través del proceso productivo, empleando las diversas modalidades de integración existentes.
La Escuela de Economía, por ejemplo, tiene la alta responsabilidad del éxito o el fracaso, desde el punto de vista técnico, de las transformaciones económicas que se están llevando a cabo en Cuba, por cuanto estas medidas traen consigo nuevas instituciones, las cuales deben ser conducidas por nuevos actores económicos, que en la mayoría de los casos no tienen la preparación necesaria para enfrentarlas.
A tales efectos se han perfeccionado los planes y programas de estudio de la especialidad Economía, propiciándole autonomía y flexibilidad de actuación a la escuela politécnica.
No obstante, es nuestro criterio que la solución a esta problemática tiene necesariamente que tomar en consideración el papel que desempeña el docente y sus métodos de enseñanza, pero, además, las actividades prácticas que realicen los estudiantes en las diversas empresas, las cuales deben ser utilizadas en función de una mejor preparación del futuro graduado y como una vía de transformación de la realidad contable, económica y financiera de las mismas, lo cual se logra con la aplicación consecuente de una Pedagogía Profesional.
Las condiciones mencionadas anteriormente exigen el desarrollo actual de una Pedagogía de la Educación Técnica y Profesional, sustentada en las peculiaridades de este subsistema de educación y encaminada a su perfeccionamiento, acorde con los requerimientos actuales.
Estas concepciones han sido objeto de profundo análisis en las obras dedicadas a la Pedagogía Profesional (Batishev S. V., Beliaeva A., Wolfgang R.) de Rusia y Alemania respectivamente y en la incipiente Pedagogía Profesional cubana (Roberto Abreu, René Cortijo Jacomino, Ana Miriam Hernández, María del Rosario Patiño, Rafael Fraga, Ida Hernández Ciriano, entre otros).
Aunque son muy embrionarios los criterios aquí expuestos, criticables y rechazables en algunos casos, constituyen una sólida base para continuar reflexionando y encontrando posibles soluciones a las complejas situaciones que enfrenta la Educación Técnica y Profesional en la actualidad.
La Pedagogía Profesional como teoría pedagógica científicamente fundamentada constituye una propuesta pedagógica concreta que satisface las exigencias de la formación técnica profesional y la producción, para lo cual es necesario, por el carácter de unidad de estos dos sectores, una Pedagogía capaz de fusionar en un proceso único la educación que se desarrolla en la Escuela Politécnica con la que se desarrolla en la Entidad Productiva, haciendo óptima la interrelación colectivo pedagógico – colectivo laboral y alumno – trabajador.
En el proceso pedagógico profesional se manifiestan un conjunto de relaciones que el profesor de escuela politécnica no debe dejar de tener en cuenta en su práctica pedagógica cotidiana. Estas relaciones son: Educación Técnica-Profesional y Sociedad, teoría y práctica, general y específico, intelectual e instrumental (técnico), ciencia y trabajo, contenido y forma, profesor, alumno e instructor, escuela politécnica y entidad productiva, instructivo y educativo, cognitivo y afectivo, unidad y diversidad, docencia, producción e investigación, universal y particular y, formación y superación profesional.
La Pedagogía de la Educación Técnica y Profesional se ha desarrollado como una ciencia pedagógica particular, es una rama de la Pedagogía, pero no constituye únicamente una aplicación mecánica de la misma, ya que existen regularidades específicas que no se derivan directamente de las regularidades generales de la Pedagogía.
En este contexto hay que prestar mayor atención al estudio de los problemas siguientes, que se constituyen en problemas pendientes de esta investigación:
¿Cómo establecer la necesaria relación entre ciencia, producción y asignatura en el proceso pedagógico profesional?.
¿Qué relación existe entre la lógica de la asignatura, el proceso pedagógico y el proceso productivo?.
¿Cuáles son las regularidades y leyes de la Pedagogía Profesional y qué relación muestran con las leyes de la producción?.
¿Cuáles son las regularidades de la adquisición de conocimientos profesionales y de la formación y desarrollo de las bases de la Didáctica de las Ciencias Técnicas?.
¿Cómo combinar la educación con el trabajo productivo de los estudiantes?.
¿Qué relación existe entre la actividad cognoscitiva y la actividad laboral?.
¿Cómo aplicar de manera consecuente los principios generales de la Pedagogía en la formación y superación de los trabajadores de las esferas de la producción y los servicios?.
La necesidad de fundamentar los principios específicos de la educación técnica y la formación profesional.
¿Cómo establecer la relación entre la formación general, politécnica y profesional?.
¿Cuáles son las premisas para el aprovechamiento de las potencialidades educativas del proceso productivo y de las potencialidades productivas del proceso pedagógico?.
Los conocimientos expuestos en este trabajo no son en modo alguno algo terminado, definitivo e invariable. Los pedagogos de la Educación Técnica y Profesional se encuentran en un proceso de desarrollo de la Pedagogía Profesional como ciencia pedagógica particular de la Educación Técnica y Profesional.
[1] Adolfo Ruiz, Gustavo. Simón Rodríguez: Maestro de Escuela de Primeras Letras. Academia Nacional de Historia. Caracas, 1990. Pág. 263.
[2] Martí Pérez, José. En Escritos sobre educación. Edit. Ciencias Sociales, La Habana, 1976. Pág. 155.
[3] Martí Pérez, José. En Escritos sobre educación. Edit. Ciencias Sociales, La Habana, 1976. Pág. 105.
[4] Martí Pérez, José. En Escritos sobre educación. Edit. Ciencias Sociales, La Habana, 1976. Pág. 72.
[5] Martí Pérez, José. En Escritos sobre educación. Edit. Ciencias Sociales, La Habana, 1976. Pág. 13.
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Autor:
DR. ALEXANDER LUIS ORTIZ OCAÑA.
PROFESOR ASISTENTE.
DECANO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS TÉCNICAS.
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA "JOSÉ DE LA LUZ Y CABALLERO".
HOLGUÍN.
DIRECCIÓN PARTICULAR: CALLE PRADO # 23 ENTRE 3RA Y REVOLUCIÓN.
VISTA ALEGRE. HOLGUÍN. CP: 80300. CUBA.