Trabajo de investigación
- Surgimiento de la economía romana
- Situación de la economía antigua
- Actividades económicas
- El cristianismo
- Decadencia de la economía romana
- Bibliografía
CAPÍTULO I
SURGIMIENTO DE LA ECONOMIA ROMANA
1.1 CONTEXTO HISTORICO DEL DESARROLLO DE LA ECONOMIA ROMANA
La historia de la economía romana no presenta un proceso continuo. También en ella, aunque de forma distinta a la época contemporánea, hay alternancias de desarrollo y crisis y cambios de las fuerzas productivas. Estos fenómenos ya se inician en la época primitiva; en la monarquía se puede señalar dos fases: la latina, de formación de un estado unitario, y la etrusca, de gran pujanza económica y avanzando desarrollo de las instituciones estatales en las formas clásicas de la ciudad – estado. El siglo IV se caracterizo por los primeros progresos económicos en el campo de la economía por considerarlas logros sociales, que permitieron algunas grandes reformas, políticas y económicas a un tiempo, aunque sin que se modificaran de forma radical los caracteres de las fuerzas productivas. En la época de los orígenes, Roma fue una pequeña aldea de origen indoeuropeo, que estaban descubriendo la agricultura, como se deduce de la existencia de grandes bosques, cuyo nombre recordaba la toponimia, como Querquentual, Fagutal, Viminal. También la religión conserva indudables elementos de carácter pastoral de la economía arcaica. La propia leyenda sobre los orígenes de Roma, elaborada por historiadores griegos, como Timeo y Jerónimo de Cardia, que tuvieron un conocimiento directo de las noticias, tomándolas primero, según los historiadores posteriores, de las poblaciones agrícolas de la región , parece entrelazarse con elementos de una sociedad pastoril. Analistas, arqueólogos y naturalistas subrayan el carácter silvestre y pastoral de Roma primitiva y una de las puertas de Roma, que daba a camino de los pastos de verano, se llamaba Mugonia. El medio de intercambio y la medida de las multas, a diferencia de otras economías antiguas antes de la moneda, era el ganado. Varrón, el mas famosos de los arqueólogos y de los economistas romanos, nos dice que el nombre del dinero, pecunia, se deriva de pecus, ganado, porque para los pastores, en la antigüedad, el dinero consistía en el ganado. Por lo que respecta a la cría del ganado, sin duda los bovinos existían desde época antiquísima; las normas arcaicas prohibían matar bueyes, definidos como compañeros del hombre en el trabajo rustico y ministros de Ceres; al trasgresor se le castigaba con la muerte. Pero esta prohibición pertenece a una época en la cual ya se había desarrollado la agricultura. También el caballo era conocido en la edad prehistórica. Su empleo era más requerido en el ejército que en el trabajo agrícola. Por ultimo, cabras y ovejas pertenecen al más importante pastoreo primitivo de Roma. Diversos historiadores consideran desde la época antigua existía la necesidad de trasladar los rebaños, según las estaciones, a lugares adecuados, pero no es cierto que en la Roma primitiva hubiera tal posibilidad hacia zonas vecinas, ni puede decirse que las primeras guerras se originaran por disputas en torno a los pastos. El primitivo asentamiento de pastores en parajes adecuados para la cría estable de los rebaños se beneficiaba de la favorable condición de los lugares, boscosos y húmedos en las alturas y ricos de las aguas. Pero la llanuras expuestas a las inundaciones del Tíber y pantanosa en diversos puntos no era el lugar ideal para el ejercicio de actividades humanas. Sin embargo una comunidad, por primitiva que sea, no puede vivir solo del pastoreo y por lo tanto muy pronto se desarrollaron formas estables de cultivo del suelo. Una conjetura sobre la que no tenemos elementos de prueba en la época romana supone que el trabajo de la mujer en la agricultura primitiva fue declinado con el empleo del arado, y de ahí nació el predominio de los ordenamientos patriarcales sobre los matriarcales. Los cambios acaecidos en la base económica y la aparición de la agricultura no carecieron de la influencia sobre la estructura social. La originaria, constituida por grandes grupos gentilicios dedicados al pastoreo en tierras comunes del grupo, se transformo en una nueva estructura, la de la familia, sobre la base de la propiedad individua de la parcela de tierra para la agricultura, mientras que el pastoreo seguía realizándose en las tierras comunes de los grupos gentilicios. De esta transformación perdura un eco en la tradición según en la cual Rómulo asigno a los ciudadanos dos yugadas de tierra, las bina iugera, es decir el heredium, como le llaman las fuentes. La tesis mas común de la prioridad del pastoreo ha sido discutida con la objeción de que sin productos de la tierra no se podio ni siquiera criar ganado. Pero la crítica no es convincente, pues en la época primitiva el ganado se alimentaba de pastos naturales, que no necesitaban cultivo, o de los frutos del bosque, que eran abundantes para las exigencias de la población primitiva. Por lo que respecta a la tradición sobre la tierra dada por Rómulo, dos yugadas, correspondiente a media hectárea, constituye una extensión demasiado reducida para las necesidades, por sobrias que fueran, de una familia de cuatro personas, y que hay que creer que la antigua familia romana solía ser mas numerosa. En épocas posteriores los nombres propios como quinto, sexto, hasta décimo, hacen pensar en familias en las que, a partir de ciertos números de hijos, se solía poner los nombres según la sucesión de nacimientos. Pero, prescindiendo de esto, las bina iugera era una tierra demasiado escasa incluso para cuatro personas. Ha habido muchas discusiones de los eruditos sobre este punto pero, por muchos esfuerzos que hagamos, la conclusión sobre la posibilidad de que dos yugadas bastaran para nutrir a una familia solo puede ser escéptica. No estamos en condiciones de decir cual era en aquel en aquel tiempo la productividad, teniendo en cuenta que por un lado la tierra era todavía rica en sales minerales, pero por otro lado se cultivaba con métodos rudimentarios y quilas sin abonos naturales. El propio uso del arado, un tipo de arado primitivo del que tenemos noticia principalmente por las geórgicas de Virgilio, era poco aconsejable en extensiones no grandes de terreno, porque ni siquiera el producto de siete yugadas es suficiente para alimentar a la vez a los animales y a los hombres.
El producto de la tierra no era constante, no el suelo del Lacio tan renombrado como otras tierras de la Italia, en Campania, Etruria o el país de los Volscos. Para impedir que la tierra se agotara en breve tiempo convenía dejarla descansar en años alternos, con el barbecho o terreno noval, que los agrónomos romanos de épocas mas recientes conocían bien, o alternar con siembra de leguminosas, que daban a la tierra bases nitrogenadas, sobre todo cuando se aporcaban. No sabemos si estas prácticas, conocidas mas tarde, se utilizaban ya en la época antigua, pero todo induce a pensar que el agudo juicio de los primeros habitantes de Roma pronto dedujo de la experiencia estas reglas de conducta. Otros cereales antiquísimos, quizás producidos ya antes del cultivo del trigo, eran de la cebadas, el mijo y el panizo. El lino era conocido y empleado para redes y prendas de vestir. Entre las legumbres, el haba era seguramente una de las plantas cultivadas por los romanos desde más antiguo. El cultivo de los árboles frutales se limitaba a unas cuantas especies, la higuera, quizás el manzano, el peral, mientras que la vid, aunque conocida, no estaba aun muy difundida en los tiempos históricos y arcaicas prescripciones prohibían su uso a las mujeres y lo aconsejaban como medicamentos. Por cuanto respecta al olivo, la tradición recogida por Plinio, hacia remontarse su inicio a la época de Tarquino Prisco. En el primer periodo de la monarquía latina la economía romana fue, por lo tanto, una economía de transición del pastoreo a la agricultura. Las otras actividades productivas debieron de ser muy limitadas, debido también a la dificultad de las corrientes de intercambio y a la escasez de productos para la exportación. Es cierto que la tradición hace remontarse al buen rey Numa la institución de colegios de oficios, artesanos y operarios, concretamente flautistas, orfebres, carpinteros, tintoreros, zapateros, curtidores, herreros y alfareros.
Los otros oficios estuvieron reunidos, al parecer, en un solo gremio. No cabe duda de que se trata de una evidente anticipación histórica, relacionada con la tendencia a atribuir a Numa todas las instituciones sociales y religiosas. Es inconcebible que ya en los orígenes se hubiera llegado a un ordenamiento de los oficios, comprensible solo en épocas de economía mas desarrolladas. El material, bastante tosco, que las investigaciones arqueológicas ponen ante nuestros ojos demuestra que las actividades productivas se limitaban a las cosas esenciales para la vida. Roma era en otra parte, pobre en metales, no disponía de minas ni de materias primas. Las minas de hierro de Elba tenían gran importancia y alimentaron el comercio etrusco, pero Roma aparece apartarse con lentitud de la más antigua de la cultura de bronce. No puede decirse que el bronce abundase en Italia. Unos de los aspectos misteriosos de la civilización antigua son como se difundió el cobre ya en época prehistórica, como se utilizaba en barras y se transformaban en bronce y lingotes para los intercambios; solo puede explicarse admitiendo la existencia de economías no cerradas, pese al carácter familiar y domestico de las mas primitivas. Pero es menester abstenerse de conjeturas no basadas en indicios fiables. El metal en los negocios per aes et libram era un medio de cambio y no un producto que se pagaba con otros productos. En este tema no pueden excluirse, sin embargo, una economía de cambio, tanto si había dos corrientes, una procediendo de oriente a través de Sicilia y otra de oriente central (Homo), como si se piensa en el comercio de oriente (Thormann y otros). Por lo que respecta al uso de metales, cobre y bronce predominaban sobre el hierro, al menos en la época más antigua. El uso del hierro, en cambio, no debía estar muy difundido; acaso por las dificultades derivadas de que la temperatura de fusión de este mineral era mas elevada que la del cobre. De todas formas, las noticias de la tradición nos informan que el uso del hierro en Roma no se vio favorecido en los orígenes.
CAPÍTULO II
SITUACIÓN DE LA ECONOMÍA ANTIGUA
2.1 LAS NUEVAS CONDICIONES DE LA ECONOMIA ANTIGUA
Con la constitución y la organización del Imperio romano se estableció por varios siglos, por la unidad del mundo antiguo, agrupado sobre todo el entorno al Mediterráneo. Esa unidad, de carácter político y administrativo, creo para la economía crea condiciones nuevas, contribuyo a darle un carácter antes desconocido, e aseguro una amplitud que jamás había alcanzado. La originalidad y la importancia del periodo, que comprende los periodos, los primeros siglos de la era Cristiana, residen menos en la vicisitudes regionales o locales de la vida económica, que en la conciliación, la penetración, la síntesis en un solo y vasto organismo de comarcas, antes independientes unas de otras, cuya independencia , sin dudad, no había tenido por efecto o corolario un aislamiento completo, pero cuya fuerza de producción de consumo no había sido, sin embargo, exactamente coordinadas, con las de las otras parte del mundo conocido, presentándose nuevos factores para su desarrollo como una sociedad de Pax romana.
2.1.1 LA EXTENSIÓN TERRITORIAL Y LA FISONOMIA GENERAL DEL IMPERIO ROMANO
A fines del reinado de Augusto, el imperio romano si se engloban, con las provincias propiamente dichas, algunos principados y reinos unidos de Roma por vínculos y estricto riguroso vasallaje, abarcaba todos los países ribereños del Mediterráneo en Europa, en Asia, en África, desde el fondo del ponto Euxino hasta el estrecho de Gibraltar, desde el litoral de España, y desde la Galia hasta el delta del Nilo y la costa de Palestina.
Esa unidad , que nunca había sido realizada y que no ha vuelto a serlo después de la caída del Imperio Romano, no borro las diferencias de todas las clases que existían entre las provincias o los grupos homogéneos de provincia del Imperio. Esas diferencias geográficas, étnicas, morales, históricas, eran muy acentuadas, estaban muy profundamente arraigadas en el suelo o en el pasado para que una dominación política, por poderosa que fuese, consiguiese nivelarlas. Por otra parte, Roma no lo intentaba. Exigía a los pueblo que había sometido lealtad política, religiosa, financiera; no le pedía que renunciara, a sus tradiciones que trastornaran sus costumbres, que repudiaran sus sentimiento que modificara sus actividades, si esas tradiciones, esas costumbres, esos sentimientos, esa actividad no eran hostiles a la lealtad necesaria.
El imperio fundado por Cesar y Augusto se nos presenta como un agregado solidamente cimentado por un administración de mallas amplias y al mismo tiempo tupidas, de naciones que habían conservado su originalidad. En los primeros siglos de la era Cristiana hubo en derredor de Italia, una Galia Romana, una España Romana, una Africana Romana, una Grecia Romano, un Egipto Romano; pero en esos dobles vocablos cada uno de los dos términos conservo su valor propio y los caracteres particulares de los pueblos no desaparecieron bajo una fachada uniforme y común.
De ahí resulto que la economía antigua durante ese periodo fue dentro de los límites del Imperio, nacional e internacional, y al mismo tiempo. Si se observa cada una de las grandes regiones del mundo Romano en su dominio Histórico, no se ve que su economía haya sido profunda o bruscamente transformada, en ese terreno, no hubo ruptura violenta con el pasado; las nuevas causas continúan actuando, los mismos modos de actividad agrícola, industria comercial determina el trabajo de los hombres, la novedad consiste en la intensidad aumentada en el mejor rendimiento de ese trabajo; en la atracción que ejercen sobre las diversas del Imperio no solo Roma e Italia sino las regiones ; en el desarrollo entre los cambio entre el Norte y el Sur, entre el Oriente y el Occidente; En la convergencia, provocada y dirigida por la política Imperial, fuerzas económicas que antes actuaban separadamente, a veces podían conjugarse, pero no obedecían a un impulso único.
Esa evolución, de una importancia considerable fue favorecida sin duda, por la misma obra imperial, y por los beneficios que supo derramar, durante dos siglos, por lo menos, en todos los países sometidos, al dominio Romano.
2.1.2 LA PAZ EXTERIOR Y LA SEGURIDAD; EL ORDEN INTERIOR; DE LAS OBRAS PUBLICAS
Entre esos beneficios, no fue el de los menores el establecimiento y el mantenimiento de la paz, paz a lo largo de las fronteras frente a los bárbaros, paz en el interior gracias a la extensión de las guerras civiles .
La organización militar del Imperio, la constitución de fronteras sólidas, la vigilancia incesante sobre los pueblos turbulentos, siempre deseosos de invadir las comarcas pacificadas y prosperas, todas esas aseguraron, dentro de lo posible, la seguridad de las provincias, incluso las más excéntricas. Para la seguridad del imperio se crearon legiones, tropas auxiliares, fortalezas y puestos constituyeron, en tiempo de los sucesores de Augusto y hasta los tiempos anárquicos de los siglos III y IV, una barrera sólida y continua detrás de lo cual la actividad económica del mundo Romano pudo desplegarse con toda confianza. Sin embargo tanto en Oriente como en Occidente, ese período, al menos los primeros siglos del Imperio y nos parece singularmente pacifico, si recordamos las luchas incesantes entre las Ciudades Griegas, entre los soberanos y los dinastas Helenísticas, entre Mitrídates y los Romanos, las Guerras Civiles que terminaron con la victoria de César y Augusto.
El control de disturbios y violencias, mas orden, mas honradez en la administración, tales fueron las ventajas que valió a las provincias la organización del régimen imperial, y esas ventajas aumentaron de un extremo a otro del mundo romano, el rendimiento humano en todas sus formas.
- El mismo gobierno Romano favoreció directamente el progreso económico, mediante el impulso que dio a las obras publicas. La explotación de canteras y de las minas, la construcción de numerosas vías y puentes, la creación, la restauración o la mejora de puertos a menudo considerablemente suministrable, suministraron a la inversión y al comercio, materias primas y una herramienta que hasta entonces les había hecho falta.
- La difusión del derecho Romano garantía de las relaciones económicas, lo mismo que de las relaciones civiles, entre los habitantes del Imperio, tampoco dejo de influir en la población, en las transacciones de todas las clases, gracias a las cuales los productos naturales y los objetos fabricados transmiten del productor al consumidor.
- Las nuevas condiciones, que la constitución del Imperio Romano aseguraron a la economía antigua condiciones geográficas, políticas, administrativas, sociales, no le impusieron desde un principio cargas demasiada pesada no fueron comprado por ella, por un precio demasiada oneroso.
La burguesía Municipal que sacaba sus recursos de la propiedad inmueble, de las empresas industriales, de la práctica del comercio, testimoniaba su prosperidad, en todas partes grandes suma al embellecimiento de las ciudades, obras de asistencia, o a fundaciones inspirados sin dudad en la vanidad, más frecuentemente en un sentimiento sincero de generosidad o de gratitud. Fuera de las ciudades, casas de campo residencias de recreo de edificios para la explotación, nos revelan hoy por los restos que de ellos han quedado, el lugar que la vida rural a ocupado en la actividad de los provincianos.
2.1.3 LA IRRADIACIÓN DE LA ECONOMIA ANTIGUA
Los efectos de las condiciones nuevas, con las cuales se beneficio la economía antigua, no estuvieron limitados a las regiones que componían el Imperio Romano. La repercusión se sintió mucho más allá de sus fronteras. Las relaciones comerciales con el mundo mediterráneo con Asia y el extremo Oriente, África Central y Oriental, fueron frecuentes y regulares. Los conocimientos geográficos de los griegos y romanos se extendieron a lo lejos hacia el extremo Oriente y al Ecuador. Para darse cuenta de los progresos que entonces se realizaron, hasta comparar los mapas que se han podido trazar que conocía.
El campo de acción de la economía se amplio en varias direcciones, solo el Atlántico le opuso una barrera infranqueable. Por consiguiente, la constitución del Imperio romano no ejerció solamente su acción dentro de sus propios límites; también tuvo como resultado, económico, y político al mismo tiempo, retroceder hasta muy lejos, por el Este, por el Sur y por el Norte el horizonte del mundo Clásico, de las civilizaciones Grecorromanas. Un progreso de la misma naturaleza, pero de mucho menor amplitud, había sido realizado gracias a la expedición de Alejandro, movimiento ofensivo de Grecia al Oriente; el principio de la era cristiana, la causa inicial de la evolución fue una labor de organización interna que imprimió a las fuerzas económicas un impulso más riguroso, un juego mas regular, un poder de irradiación considerable.
2. 1.3.1 EL IMPERIO ROMANO COMO ENTIDAD ECONÓMICA
En los últimos tiempos de la republica, el poder romano unía todos los pueblos de la cuenca mediterránea. Lo que antes había sido el mundo conocido, era ahora Roma. Pero, a medida que iban sometiéndose los mas lejanos países, volaba la fantasía mas allá de sus fronteras. Precisamente en la época en que el imperio romano adquiría mayor extensión, ocurríosles a algunos pensadores que la Tierra era una pequeña estrella entre las estrellas, un astro perdido entre el infinito. Y aun cuando la experiencia solo acertara a establecer una imagen imprecisa, la inteligencia se atrevió a trazar las líneas mas importantes. Ya entonces en la Tierra para muchos una esfera con dos zonas polares cubiertas de hielo, una zona tórrida, en la que reinaban temperaturas muy elevadas, y dos zonas templadas que servían de habitación al hombre. En una de las ultimas, en la austral, hallábanse hombres de otra raza, que avanzaban en son de guerra contra los romanos; en la zona templada del Norte, que se estrecha hacia el polo y se ensancha hacia los lados, el Imperio romano solo ocupaba una pequeña parte. Pero todas estas concepciones suscitaron muy escasos afanes de investigación. Algo mas vivo fue anhelo hacia la India, a cuyo país trato de aproximarse Roma mediante la guerra de los Partos. Como a los españoles el oro de América, así trajo a los antiguos el oro de aquella India cuya naturaleza ofrecía en abundancia leche miel, aceite y vino y donde vivía una generación feliz en las profundidades de los bosques. Cuando los antiguos veían hundirse el Sol, más grande que nunca, al otro lado de las Columnas de Hércules, soñaban con las islas de bienaventuranza situadas en el Océano, y con un paraíso que había de estar emplazado en los confines del Oeste. Sin embargo, no surgió ningún Colon.
Los romanos habían avanzado en numerosas ocasiones hasta los limites del mundo habitado. Las regiones desoladas del Norte, los desiertos del Este y el Sur eran, en mas de un paraje, vecinos de Roma. Raras veces se contentaron los romanos con visitar extraños países y traficar con ellos; por lo común, viajeros y mercaderes romanos seguían las huellas de las cohortes. Y así se extendió no solo el hombre romano, sino la Sangre de Roma en Asia, África, Dacia, Germania, las Galias y Bretaña. Y mientras los romanos solo en contados casos lograron imprimir su sello de modo duradero en los distritos rurales, transformaron, en cambio, radicalmente las ciudades. El comercio y el trafico repitió en ellas la escena que Italia había vivido en pequeño. Cada vez mas intima la mezcla de las propiedades morales, lingüísticas, religiosas, indumentarias y bélicas, así como relativas a la organización económica. La antigua economía mundial y la cultura clásica habían alcanzado un punto culminante. La administración y el trafico mercantil, las formas de la vida ciudadana y otros diversos sectores habían logrado una cierta unidad.
En la provincia de España que después de las guerras de Aníbal a fines del siglo III había pasado a ser dominio romano, únicamente las costas estaban abiertas al comercio, y las expediciones mercantiles, especialmente en las regiones del Noroeste, fueron, durante mucho tiempo, muy aventuradas. Los distritos meridionales, reunidos bajo la denominación de Betica, afamados por su abundancia en tesoros naturales, fueron muy frecuentados por los emigrantes itálicos. El Belis cuyas riberas estaban sometidas a un cultivo intensivo, era navegable hasta lugares muy de su curso alto, y, después habían de cargarse las mercancías en pequeños carruajes para ser trasladadas a Córdoba (Córdoba). Los mismo en la Betica que en otras regiones septentrionales, pobres en otros recursos, se encontró plata, cobre y oro. También se abrieron canales para fomentar el trafico, pero ello trajo consigo la elevación de los precios locales del ganado y de los cereales. Los artículos que especialmente eran enviados a Italia coincidían en términos generales con los actuales artículos de exportación: pescado salado, cereales, vino, aceite, cera, miel, pez, lana y, junto a estas primeras materias, diversos artículos manufacturados, como objetos de hierro, ciertos tejidos y otras mercancías. Los artículos eran exportados ordinariamente por vía marítima mediante barcos construidos con materiales indígenas en los astilleros del país, que, de este modo, utilizaron las grandes reservas forestales del mismo.
La provincia de las Galias que limitaba con el Noreste de España, había sido económicamente explotada por los romanos antes de que estos se extendieran a dicho país su poder político. En Massalia, donde inicialmente solo comerciaba el mercader griego, penetro también el comerciante romano, y a este siguieron el soldado y el agricultor, sus compatriotas. Cuando los massaliotas, que veían perturbado su desarrollo mercantil por los pueblos circunvecinos, pidieron apoyo a los romanos en el siglo II, prestaronselo estos de buen grado, pensaron siempre en la expansión de su poder político, y así surgieron ciudades romanas que inicialmente prestaron su ayuda a Massalia, pero que, con el tiempo, establecieron un cerco en torno a esta. Tratábase, no obstante, a dicha ciudad con todo respeto, y bajo un régimen aristocrático, conservaba una cierta autonomía política. Muchos massaliotas se dedicaron al estudio de las Bellas Artes e instruyeron a los galos en la lengua y en la ciencia griegas. También hubo muchos romanos que prefirieron cursar sus estudios en Massalia y no en Atenas. Hasta muy entrada la Era cristiana conserváronse restos vivos de esta cultura. Galia entera era sumamente fecunda, especialmente las regiones del Mediodía en las que se cultivaba el olivo y la higuera, así como también la vid. La densidad de población obligo a un cultivo intensivo de la tierra. Junto con Narbo, la actual Narbona, poseía gran importancia en el Sur Lugdunum, como sede del gobernador, lugar de acuñación de moneda y uno de los centros de mayor importancia en la vida romana. El sistema tributario y aduanero romano se extendió paulatina y sucesivamente; con el tiempo, también los distritos del Norte adquirieron gran importancia, hasta que la actual Treveris s constituyo a fines de la época imperial en uno de los mas importantes centros gubernamentales.
Inicialmente, los sectores territoriales del Noreste, por ejemplo, los belgas, se dedicaron ante todo a la ganadería, y exportaban grandes cantidades de carne salada a toda Italia, preferentemente a Roma. En época posterior, bajo la influencia romana, se desarrollo en la parte septentrional, junto a la tradicional actividad agraria, una industria textil muy notable y una explotación minera con la subsiguiente elaboración de los metales.
Las relaciones con Inglaterra no eran muy intimas, porque las tropas romanas no pudieron asentar solidamente el pie en aquellos territorios. Inglaterra exportaba granos, ganado y metales, por añadidura pieles, esclavos y, en particular, perros de caza hacia las Galias, pero ni en la ganadería ni en la agricultura poseían un elevado desarrollo. La exportación y la importación eran, sin embargo, bastante importantes, siendo remunerador para los romanos la exacción de impuestos de aduanas.
Germania carecía de importancia eminente para el trafico romano, y aun había casos en que las sublevaciones repetidas constituidas un serio obstáculo a las comunicaciones. Muchas comarcas pagaban solamente escasos tributos e impuestos, contribuyendo en cambio con soldados. Los diversos territorios renanos y danubianos, así las cuencas de los ríos Save y Drave suministraban preferentemente productos naturales , mientras que los romanos importaban a ellos mercancías itálicas. Para Germania misma fue la colonización romana de gran importancia, porque los diversos establecimientos municipales fronterizos sirvieron como centros culturales y mercantiles, influyendo en algunas localidades la producción de Germania. Mercaderes romanos introdujeron también en este país desde época muy antigua el comercio con ámbar.
En Italia, la parte meridional estaba abandonada a la producción espontánea, y análogamente sucedía también en otros territorios de extensión no pequeña.
así en la llanura del Po la producción de lana era muy abundante, y se aplicaba directamente a la fabricación itálica indumentaria. La llanura del Po suministraba también, como Bélgica, carne de cerdo que era enviada a Roma. Las existencias de ganado no eran muy abundantes en algunos sitios, como parece deducirse de la circunstancia de que desde las regiones ilirias se importara ganado a Aquileia. La agricultura arrojaba pingües rendimientos, y también las selvas eran objeto de adecuada explotación. En la Italia central, Campania suministraba trigos excelentes, siendo también considerable la producción de vino, mientras que los alrededores de Roma era poco fecundos. El comercio se concentraba principalmente en Roma, ase como en las ciudades del sur: Puteoli, Nápoles, etc. La producción de vino y aceite en Italia era tan grande que se hizo posible la exportación, por ejemplo hacia las Galias, hasta que el Mediodía de esta ultima provincia inicio con éxito la competencia. artículos de importación eran preferentemente los cereales, objetos de lujo de todas clases y esclavos, procurados estos últimos después de terminadas las grandes guerras con los piratas, que en el Asia Menor y en Siria hacían a las personas objeto de lujo de todas clases y esclavos, procurados estos últimos después de terminada las grandes guerras con los piratas, que en el Asia Menor y en Siria hacían a las personas objeto se sus depredaciones. Aunque las cantidades beneficiadas no eran comparables a las de otros tiempos, poseían, no obstante, importancia bastante para hacer que muchos hombres influyentes se mostraran remisos en seguir a los piratas. Cuan importantes era el comercio con Roma puede apreciarse teniendo en cuenta que se trato hasta de regular el curso del Tiber. El desarrollo adquirido por la actividad constructiva de Roma no correspondió en un principio a la riqueza de sus habitantes, pues las calles eran angostas y las edificaciones inseguras; solo la época imperial creo una Roma de asombrosa hermosura. Como en todas las grandes ciudades, aumentaron los precios de las tierras y hubo necesidad de construir casas de varios pisos, en las cuales se pagaba por una pequeña habitación en mismo alquiler que en las pequeñas aldeas por una casita con jardín. La gran ciudad desarrollaba entonces, como ahora, su poder absorbente, pues aparte de las ventajas económicas, ofrecía los mas diversos atractivos. De Roma partían numerosas vías siguiendo las cuales podían trasladarse los viajeros o cualquier comarca del mundo conocido. Empresas particulares de expedición facilitaban viajes que, aun a pesar de las naturales incomodidades, resultaban sumamente agradables. Como existían estaciones para el relevo de caballos podían emprenderse viajes a localidades distantes, y, a pesar de la reducida velocidad, podíase recorrer el mundo entonces conocido en el mismo tiempo en que puede serlo la totalidad del actual.
La incorporación de Grecia al Imperio romano fue efectuada, en términos generales, con prudencia, reconociéndose a las ciudades una cierta autonomía, aunque con limitaciones. Corinto floreció de nuevo. Pero las consecuencias de la guerra civil no habían sido superadas totalmente en Grecia: en cambio, otras provincias prosperaban. La despoblación, que habíase iniciado en la época de paz encontró la guerra, naturalmente, pábulo para su progreso. Tristemente resuena la descripción que poseemos de una ciudad de Eubea a fines del siglo I. Dos tercios de los campos estaban yermos, principalmente por falta de brazos. Ni los funcionarios imperiales ni las ciudades autónomas eran aptos para afrontar los problemas sociales. Edificaciones y repartos nos bastaban para restañar las heridas del país extenuado.
La importancia de la cuenca del Mar Negro decreció para los países mediterráneos desde el momento en que los romanos iniciaron su política de conquista en gran escala. La posibilidad de elección entre los países productores de cereales era mayor, y la Crimea no exportaba ya cereales en tiempos de Estrabón, por ejemplo, como en las épocas pasadas. Por el contrario, los ganados pontinos desempeñaban un cierto papel, e igualmente se exportaban, sin cesar, esclavos en grandes cantidades desde la cuenca del Mar Negro hacia el Oeste. La salazón de algunas especies de pescados constituyo siempre una importante base para la exportación. Del Oeste se exportaban con preferencia vino y aceite, y, como en pasadas épocas, artículos industriales de toda especie, en particular materias textiles y objetos de lujo.
Asia Menor mantuvo en líneas generales su estructura económica durante la época romana. Ciudades importantes como Éfeso, Pergamo, Magnesia, Esmirna, Tarso, crecieron casi simultáneamente y sostuvieron entre si incesantes luchas. Una antigua cultura aseguro el bienestar a las ciudades del Asia Menor hasta muy entrada la época imperial, aunque los piratas habían causado graves perjuicios al comercio y las guerras civiles llegaron a introducir gran confusión en las finanzas. Entonces, muchas ciudades del Asia Menor se declararon en bancarrota, de la cual pronto lograron reponerse, pero la orgullosa Rodas renuncio al derecho de usar de la condenación de deudas ordenada por Roma, que había sido concebida por la imposibilidad de efectuar los pagos. A partir de aquel momento, el bienestar estaba asegurado. Pero las incursiones iniciadas por los pueblos del Norte no solo terminaron con la prosperidad material, sino que agotaron sus fuentes. La riqueza del Asia menor dependía mas de la permanencia de las instituciones comerciales e industriales que los de procedimientos puestos en practica por el pueblo romano. La construcción de calzadas se llevaba a cabo mas bien por motivos militares que por razones mercantiles. Por lo demás, el Gobierno no se inmiscuía en exceso y abandonaba las ciudades a su propio esfuerzo, prestando su ayuda solamente en caso de graves apuros. La evolución constructiva de las ciudades de Asia Menor adquirió muchas veces proporciones grandiosas. Muchas de estas ciudades se beneficiaban con la circunstancia de que las grandes asambleas judiciales, periódicamente celebradas, tenían lugar en el recinto de sus muros. Entonces afluía una verdadera tromba de personas extrañas: funcionarios de la administración publica, de los mercaderes, artesanos y rameras; elevabanse los precios de todas las cosas y el alquiler de las habitaciones, y de la ciudad se enriquecía a expensas de los forasteros. La industria y la actividad mercantil de las ciudades del Asia Menor se apoyaban muchas veces en las primeras materias del propio país, así como en la ganadería y en la agricultura. Cuan ricas debieron ser entonces las ciudades puede deducirse del hecho de que constantemente se hallaban capacitadas para pagar elevados tributos. Las clases acomodadas ejercieron casi siempre el poder político, soslayando a los proletarios y otorgando únicamente a los ricos las prerrogativas jurídicas. Mucho favoreció el Asia menor la circunstancia de que durante largo tiempo no se viera afectada por las grandes guerras.
La mas importante ciudad de Siria, Antioquia, tenia aproximadamente, el rango de Seleucia o de Alejandría. Este territorio adquirió especial desarrollo el comercio de intermediarios. No era necesaria una gran importación de cereales porque Siria cubría por si misma sus necesidades esenciales. Pero, aun cuando era país fecundo y existían grandes extensiones dedicadas al cultivo de cereales, del olivo y de la vid, la exportación no era muy importante. En los distritos rurales, y especialmente en las pequeñas ciudades existían industrias de toda especie, como la textil, la fabricación del vidrio, etc, Los centros industriales fenicios poseían una gran importancia, por ejemplo Tiro, donde se elaboraba la seda en rama traída de china por vía terrestre, y después se la tenia de púrpura.
El comercio con el Asia Central y Mesopotamia se dirigía esencialmente sobre Siria, el de Arabia e India sobre Egipto. Los sirios, como en épocas pasadas, siguieron traficando en naves propias, que se hallaban en todos los puertos del Mediterráneo: en Ostia poseyeron una factoría, en la cual se agrupaban en torno a un santuario, como los griegos en Naucratis.
En el África septentrional, intentaron los romanos aprovechar en cierto modo grandes regiones desérticas; fomentaron la agricultura, la arboricultura y la ganadería, impulsando también considerablemente las industrias. Las grandes colonizaciones, especialmente la llevada a cabo por los veteranos, trajo consigo el surgimiento de varias comarcas. En particular Cartago fue, después de su reconstrucción, una gran plaza mercantil que sirvió de estación intermedia entre África septentrional e Italia. La densidad de población disminuyo un poco a medida que se hicieron mas frecuentes las luchas entre los pretendientes al trono imperial y se iniciaron, mas tarde, las persecuciones contra los cristianos; como tanto otros países, África septentrional comenzó su proceso de regresión, si bien en esta comarca surgieron mas tarde hombres eminentes como propagadores de cultura.
Egipto estaba directamente sometido al imperante. La administración, especialmente la financiera, fue objeto de una centralización enérgica, poniéndose en manos de los funcionarios de Roma y asegurándose con ello la superioridad de Egipto sobre otras provincias, mientras que los emperadores reconocieron a los municipios una cierta autonomía. A pesar de la extraordinaria fecundidad de Egipto, a pesar de los viñedos, olivares y plantaciones de dátiles, la población o subvenía cumplidamente a sus necesidades; la exportación substraía al país la mayor parte de sus productos, ya fuera la administración o el comercio quien se apoderara de ellos, hasta el punto en que en ocasiones también los egipcios disfrutaron de repartos de cereales como los romanos. Con los almacenes de granos de Egipto podía el Emperador saciar sus súbditos romanos; por el contrario, una vez cerradas las puertas de los silos, el hambre surgía amenazadora. El usurpador Vespasiano procuro ante todo apoderarse de todos los graneros de Egipto para hacer de Roma un pueblo inerme. Quien dominara Alejandría (llave de la tierra y mar) podía hacer frente a grandes ejércitos con escasas tropas y extender el hambre por toda Italia. Desde muy temprano se procuro establecer un vinculo mas estrecho con el imperio, pues Egipto era para Roma casi tan imprescindible como posteriormente, tras la división del Imperio, para Constantinopla. Los mismos egipcios habían recalcado con exceso, en la época imperial, que dependía del Nilo el que en Roma se pudiera comer hasta saciedad o padecer hambre. Raros fueron los casos de que reino la sequía en Egipto, y entonces hubo que recurrir a la importación. Como los romanos necesitaban mas cereales que los Ptolomeos, se elevo el tipo de arrendamiento en el primer siglo de la época imperial, cuando había de pagarse en especie, poniéndose en practica la concesión a arrendatarios extranjeros para lograr un cultivo mas intensivo de la tierra. Estos esfuerzos fueron coronados por el éxito, y mediante una maravillosa canalización se logro que extensas comarcas, actualmente desérticas, fueran entonces tierras de cultivo. Las construcciones de canalización, cuando no eran llevadas a cabo par jornaleros y soldados, se efectuaban mediante corveas, prestaciones feudales de índole personal por determinadas clases de la población, existiendo la posibilidad de liberarse de tales cargas mediante entrega de una cierta cantidad en metálico.
No se conformaron, sin embargo, los romanos con seguir el curso del Nilo y del Eufrates, sino que anhelaron los tesoros del África oriental, Arabia e India. Dada la imposibilidad de una conquista, se recurrió al sistema de puestos militares avanzados; donde estos no podían ser sostenidos, se efectuaban demostraciones bélicas para hacer sentir incluso a los pueblos mas lejanos la grandeza de Roma. Como los romanos, por añadidura, ponían todo genero de obstáculos al comercio de los árabes y alejaban mediante tarifas aduaneras y otros procedimientos los barcos extranjeros de las fronteras del Imperio, los mercaderes romanos lograron poseer en Oriente una influencia decisiva. Los pueblos africanos con los cuales se había de traficar, y aun muchos de los que ocupaban la costa árabe, se hallaban por lo común en una etapa cultural sumamente rudimentaria, aunque hubo ocasiones en que la c0ultura griega penetro en aquellos países. En muchas plazas mercantiles se reunieron las mercancías del interior y de otras regiones de la costa, para facilitar de este modo su labor a los mercaderes romanos entre los cuales figuraban también de otras nacionalidades, principalmente los egipcios. Pero no siempre fueron recibidos los comerciantes en son de paz, sino que en diversas localidades se les trato con desconfianza y aun con animosidad. La plaga de la piratería adquirió proporciones mas considerables en aquellos lejanos países que en los mares mas concurridos. Pero incluso en lugares en que no existía impedimento al trafico mercantil, nos mercaderes hubieron de llevar presentes para los indígenas y especialmente para los reyes: valiosas vasijas, hermosas mujeres, vestiduras y otros objetos de valor. En época anterior el mercader romano solamente buscaba en los países extraños aquellos productos que él mismo había de utilizar; pero, poco a poco, fue solicitando mercancías producidas por las tribus indígenas y susceptibles y susceptibles de ser nuevamente vendidas.
Incluso en etapas muy retrasadas de cultura logro desarrollarse un negocio de exportación bastante orgánico.
El mercader romano se limitaba en época anterior a llevar consigo artículos corrientes a su patria, pero luego fue produciendo ya mercancías especialmente dedicadas a la exportación y adecuadas al gusto de los habitantes. La primera etapa determino una intensa actividad cultural, mientras que la segunda aniquilo en bastantes ocasiones la industria indígena, y le privo de aptitud para adquirir nuevos desarrollos.
Entre los productos en bruto traían los mercaderes latón y cobre, que servían como moneda y como ornato.
Igualmente se expidió a Oriente hierro para confeccionar armas, cuando no se enviaban directamente las armas mismas, y también otros utensilios fabricados según modelos nacionales. También el aceite y el vino eran solicitados por algunas tribus. A veces, el mercader romano durante su viaje compraba en una localidad mercancías a cambio de géneros romanos, destinando aquellas a la venta en otras etapas de su viaje, y recibiendo en compensación los objetos que codiciaba. En algunos de los grandes centros mercantiles arábigos encontrabanse los mercaderes romanos con los índicos, quienes, a su vez, importaban metales y artículos manufacturados. Acaparaban ante todo los comerciantes de Roma marfil, concha, mirra, incienso y especias, y algunas regiones le suministraban inteligentes esclavos. La mayoría de las tribus carecían de naves y utilizaban las de los romanos, salvo los árabes, por ejemplo, quienes desde la ciudad de Muza, situada al Sudoeste, desarrollaron un intenso trafico con flota propia, tanto en la costa africana situada enfrente como también con las Indias. Esta actividad mercantil determino la organización en gran escala de algunos ramos de la producción, por ejemplo, la obtención del incienso.
Pero los mercaderes romanos atravesaron Arabia y no solamente se extendieron a lo largo de la costa sino que en atrevidas expediciones llegaron hasta las playas occidentales de las Indias. Algunos navegantes avanzaron hasta Ceilán e incluso hasta la China, pero sin llegar a trabar relaciones mercantiles regulares con los respectivos países.
El helenismo fomento el progreso de las ciudades meridionales y occidentales del Mediterráneo. Esta evolución no se altero a principios de la época imperial; pero a medida que transcurre el tiempo, vemos como adquieren mayor importancia las ciudades del Norte; así aparecen en el siglo IV como tales junto a Roma no solo Constantinopla y Cartago sino también Treveris, Milán y Aquielia.
CAPÍTULO III
3.1 LA AGRICULTURA Y LA GANADERIA : LA PROPIEDAD Y EL TRABJO AGRÍCOLA EN EL IMPERIO ROMANO
Roma habiendo agrupado bajo su domino político tantas comarcas en otros tiempos independientes y que formaban Estados separados unos de otros, Roma, no había modificado las leyes naturales a las cuales se encontraban sometidas; para dar a todos a esos Países una organización administrativa, una flexible, al mismo tiempo no había cambiado la naturaleza del suelo, ni el relieve, ni el clima. Después de la obra política, administrativa realizada por la ciudad victoriosa, la agricultura, la ganadería, la caza, y la pesca, la flor y la fauna en un apalabra se encontraba lo mismo que antes, determinadas por las mismas condiciones geográfica; los cultivos que se practicaban , las razas animales que se criaban continuaban siendo, en su ,mayor parte los cultivos y las razas caracterizadas de la zona Mediterránea y flanqueadas por el Norte, en la Europa Occidental y Central, por cultivos y razas que más bien dependían del tipo Atlántico; por el Este y por el Sur por los cultivos y razas que se aproximaban al tipo tropical o desértico.
Es decir que en el dominio agrícola y pastoril la economía antigua no haya sufrido ninguna evolución y que debemos limitarnos a poner brevemente en evidencia la continuidad la permanencia de las situaciones anteriores tales como existían en Grecia y en Occidente en los tiempos Helenísticos, en el Norte de África, durante la supremacía de Cartago, en Italia, en España en la Galia Norbonense, antes del establecimiento del Imperio en el Norte y el Centro de Europa durante las edades del Bronce y el Hierro hasta la víspera de la conquista Romana. De ningún modo la economía agrícola y pastoril del mundo antiguo se ha transformado en lo primeros siglos después de Cristo; Esas transformaciones han sido debidas, sin excepción a la acción humana.
La importancia respectiva de los cultivos "Propiamente dicho y la ganadería vario en muchas regiones, en unas en provecho de los cultivos, en otras en provecho de la ganadería; La superficie destinadas a cualquier cultivo se extendieron o por el contrario, disminuyeron; de ahí resulto un nuevo reparto de los centros de producción agrícola.
Es probable que hubiera en varias provincia un retroceso sensible de los bosques.
Todos esos cambios fueron directa o indirectamente obra de los hombres, unos porque fueron queridos, preparados, conducidos por ello a feliz términos, otros porque fueron consecuencia talvez no prevista muy claramente, de conquista militares de conexiones territoriales de reformas política.
Esas compuestas militares, esas conexiones, esas reformas ensancharon en proporciones considerables en campo de acción de la economía antigua. Vastos territorios, antes incultos o descuidados por pueblos semibárbaros, comenzaron entonces a ser explotados. En esos territorios lo mismo que en los países cultivados, desde antiguo los métodos de explotación fueron mejorados; un estudio más preciso, una utilización racional del suelo y del clima permitieron aumentar su rendimiento.
Por último, bajo el influjo de las Instituciones y del derecho de Roma, la organización jurídica y económica de las propiedades, la organización practica del trabajo agrícola y pastoril fueron perfeccionadas. Las diversidades de esa organización fueron atenuadas.
La economía antigua, en esa materia, desemboco, después de largos siglos de costumbres divergentes, en una unidad relativa, en la concepción y e la aplicación.
3.1.1 CULTIVOS, GANADERIA, BOSQUES; CAZA Y PESCA
El mundo Romano no conoció cultivos nuevos. Los cereales, abren todo el trigo y la cebada; la vid; el Olivo; en las inmediaciones de las ciudades, las legumbres; en todas partes, algunos árboles frutales; en algunos lugares, el Lino; en los terrenos húmedos los prados y las hierbas forrajeras; en los jardines, las flores y ciertas plantas de lujo continuaron llamado la atención y recibiendo las preferencias de los agricultores y de los propietarios de la tierra. En Egipto, el papiro y el loto; en las proximidades de la Cirenaica, el Silfio en Tripolitania, el Loto, conservaron su importancia local.
Del mismo modo, la ganadería no sufrió, en sus formas principales, ninguna modificación. Siempre son las especies bobinas y ovinas y porcinas las que ocupan, junto con los caballos, los mulas y los asnos, el primer lugar . Las abejas y las colmenas; las múltiples razas de volatería y de aves de corral; incluso los peces y los viveros son objetivos de cuidados especiales.
También se tubo una cría especial para los Elefantes y Camellos, que estas eran las únicas novedades que se puede notar, en la época imperial, en materia de ganadería. Pero el empleo de esos animales eran muy limitado; No parece haber tenido una importancia ni siquiera un carácter verdaderamente económico.
A falta de considerables en los cultivos practicados en las razas animales criados , lo que sorprende, cuando se estudia la agrícola del mundo Romano, en los primeros siglos de la era Cristiana, es la evolución producida en la difusión y en el reparto respectivo de los principales modos de explotación de la tierra y los cultivos mas extendidos aunque en algunas provincias, por ejemplo en África, tierra antes recorridas únicamente por rebaños y por pueblos nómadas se cubrieron de cultivos por otra parte en Italia, en Grecia, vastas extensiones cultivadas en otros tiempos fueron transformadas ya por las desdichas de los tiempos ya por la incuria de los grandes propietarios, en pastizales si es que no fueron completamente abandonadas.
La producción de los cereales sobre todo del trigo disminuyo, mientras que la Vid, y el Olivo, conquistaban vastos dominios en el Este y en el Oeste (de ahí resultaron, sobre todo en las provincias Griegas y Asiáticas, hambres que provocaron graves disturbios).
El gobierno Imperial no pudo permanecer indiferente ante esos acontecimiento de orden económico , por eso se adoptaron medidas para fomentar las siembras, para contener los progresos de la Viticultura. Además la exportación de los vinos habían llegado a ser uno de los principales recursos de Italia.
En comparación con las tierras cultivadas y con los pastos, los bosques ocupaban superficies considerables. La conquistada de la Europa Occidental y Central valió a los Romanos la posesión la posesión de regiones muy boscosas, la Galia, la Nórica , la Retia y en general todas las comarcas montañosas, desde la columna de Hércules hasta el valle del Rin, desde el extremo de la Armónica hasta la desembocadura del Danubio .
El tell Africano también esta cubierta de espesura. Además de las altas y profundas arboledas, los sotos abundaban en los grandes dominios de los Emperadores y los ricos particulares, esos saltus de Italia y de las provincias, cuya organización nos han revelado muchas inscripciones. Madera para carpintería para construcciones navales, ebanistería, para carretería, para suministrada por esos vastos bosques, ya el gobierno Imperial, para las necesidades del ejercito, de la flota, las obras públicas, ya la Industria privada. Un testimonio característico de la importancia de los bosques del lugar que ocupaban en la vida de los pueblos del Imperio Romano, consisten las innumerables de caza, esculpidas en los momentos fúnebres, representadas en los mosaicos. La caza se practicaba ya como una distracción y deporte, ya para capturar las bestias indispensables para los juegos sangrientos del circo y del anfiteatro.
La pesca fluvial y sobre todo la pesca marítima gozaban de favor en el mundo Romano. Los grandes ríos el Po, Rhin, el Danubio, los lagos de Italia septentrional enviaban sus peces hasta Roma. El Atlántico era teatro de capturas a veces emocionantes de ballenas y de cachalotes, de tiburones, de focas ; en el mediterráneo, la pesca del atún probablemente era la mejor y mas fructífera y la mas organizada. A los países ribereños del Ponto Euxino que enviaban a Grecia abundante pescado salado, se había unido en la época Romana la España meridional, donde muchos puertos Vivian de la Industria de la salazón, por lo consiguiente de la Fauna marina ocupaba, lo mismo que la fauna terrestre un lugar en la economía en el mundo Romano.
3.1.2 LOS PROGRESOS DE LA ECONOMIA AGRÍCOLA
A falta de cambios considerables en la calidad de los cultivos practicados y de las razas de ganado criadas, debemos señalar para la época Imperial los progresos que en todo sentido y en muchas comarcas hizo la economía agrícola.
La agricultura conquisto nuevas tierras al bosque, a los pantanos, al desierto. Los terrenos pantanosos fueron combatidos alrededor de las ciudades y en los campos. Obras de drenaje, destinadas a facilitar la salida de las agua estancadas, permitieron sustituir a ellos un suelo mas eco, más estable, mas salubre. Esa labor de saneamiento fue impuesta a veces a los veteranos y a principios del reinado de Tiberio, uno de los instigadores de la sublevación de las legiones de Panonia alienta a los soldados diciéndoles que se asigna a los veteranos a modo de campo, las tierras húmedas de los pantanos y las laderas incultas de montañas y que se les envía a los más diversos países.
Por el último el desierto, o más exactamente las tierras que con anterioridad estaban incultas, ya a causa del clima, a causa del relieve, por la falta de labor humana, el mismo desierto se dio lugar a ricos dominio inteligentemente explotados. Aunque en algunas comarcas, en otros tiempos, prósperas y fecundas, como la Italia Central, Meridional y la mayor parte de los cantones de Grecia, muchas tierras fueron abandonadas y volvieron al estado de baldío, las provincias nuevamente conquistadas u ocupadas ofrecieron, por el contrario, a la economía agrícola vastos espacios hasta entonces desde desdeñados por el hombre y que durante varios siglos se cubrieron de ricas cosechas en el Norte de África y en Europa, es donde mejor podemos observar esta transformación.
Nuestros progresos de la Agricultura en la mayor parte de las provincias Europeas son menos abundantes y menos precisos. Sin embargo no se puede discutir que la agricultura hizo grandes progresos en ciertas regiones de España, por ejemplo, en el centro y en el Noroeste, donde la vida urbana substituyó al menos parcialmente la antigua organización por tribus .
Por ejemplo tal ves el más característico, de ese método racional aplicado a la economía fue el increíble desarrollo del cultivo del Olivo en los países semidesérticos, tales como las altas mesetas de Argelia y Túnez, la vertiente Oriental de la cadena libanesa y las regiones que se extienden desde Hamath y Homs hasta Palmira.
La prosperidad del cultivo de los olivos, también está atestiguada por indicios tan abundantes como concluyentes en el Este del Líbano y del Orontes " Mientras que en nuestros días los Olivos ya no crecen y aún en pequeño número más que en los altos valles del Líbano, antiguamente esos árboles cubrían todo el valle de Orontes.
Oro progreso de la economía agrícola durante el Imperio Romano se realizo gracias al empleo metódico y juicioso de las aguas que suministra la naturaleza. Tal ves sea exagerado el papel desempeñada por le riego en la fecundidad de ciertas regiones y en la prosperidad de ciertos cultivos. No parece que ese modo de utilización de las aguas allá sido aplicado a ninguna provincia del Imperio Romano, tal ves con la excepción de Egipto, a vastas superficies. En todos los lugares donde se han podido seguir hasta su termino, los acueductos, y las conexiones de aguas múltiples en los primeros siglos del Imperio, en todo el Imperio Romano que uno y otros desembocaban hoy en ciudades pobladas o en poblados, ya en Villas o granjas, por consiguiente, el agua que ahí conducía estaba destinada a la alimentación de los seres humana y de los animales.
Por consiguiente, conviene no desnaturalizar, exagerándola, la importancia del riego en la práctica agrícola, no quiere decir esto que la obra hidráulica realizada por los Romanos no allá tenido una repercusión considerable sobre la economía rústica . Suministrando a los seres humanos el agua necesaria para su alimentación, esa obra hidráulica ha hecho posible la explotación donde sin ella la vida sedentaria y los trabajos de granja no hubiera podido existir.
La acción que esa obra a ejercido sobre la economía agrícola fue la misma naturaleza que la influencia de los progresos de la vida urbana; contribuyo indirecta , pero eficazmente, ha extender las superficie de las regiones sometidas a esa economía .
3.1.3 PROPIEDAD Y LA ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO AGRÍCOLA
La agrupación en un solo y mismo estado de todos los territorios conquistados o anexionados por Roma, tubo por consecuencia dar a la propiedad agrícola, de un extremo a otro del mundo antiguo, no una constitución uniforme, sino caracteres de una diversidad sistemática, por decirlo así. Esa diversidad, con múltiples matices, estaba formada en la distinción entre el territorio de la ciudad Romana en el territorio de las ciudades de los reinos de las tribus exteriores a la ciudad Romana vencidos por ella o ingresado en su alianza.
Fuera de Italia , el suelo era , en principio y salvo excepciones, de condición provincial, es decir que estaba sujetó a un impuesto y que no le correspondía la propiedad quiritaria.
En cambio el suelo provincial, teóricamente propiedad de la ciudad vencedora, había sido:
- Asignado a Colonos y agrupados de modo que formaban una aglomeración urbana, ya establecidos individualmente "Viritim" en ambos casos las tierras concedidas habían sido medidas y catastradas oficialmente;
- Vendida por Ministerio de los Cuestores a simples particulares, esas tierras formaban en general dominios considerables; Sabemos que en África había dominios de ese género a los que no se podía dar la vuelta a caballo en todo un día, esos dominios eran independientes de la administración Municipal y de sus poseedores estaban a menudo pleito .
- Dejada a los antiguos propietarios que habían hechos rápidamente su sumisión, y cuyas ciudades, aldeas, organización en tribus había mantenido Roma: Esa era la suerte más frecuente de los territorios provinciales.
- También hay que conceder un lugar especial a los territorios de las ciudades que, que por un favor muy raro trataba como Aliadas y no como súbditas: Civitates Federates. Esos territorios eran considerados como exteriores al imperio, como disfrutando una independencia, por otra parte mas nominal que real.
- Las relaciones jurídicas de los poseedores del suelo, con esas diversas categorías de tierras no eran las mismas que las de los poseedores y del suelo Itálico o Romana. Evidentemente el Estado o el emperador tenían la plena y entera propiedad de los dominios públicos, tanto así era atribuidos al fisco, es decir al estado, como si lo era el patrimonio privado del Emperador y sus dominios no estaban gravados con ningún impuesto, pero los fundos provinciales, lo mismo si estaban ocupados por ciudadanos romanos que por peregrinos, estuviesen o no comprendidos en el territorio de una Ciudad, no eran, salvo concesión, del "Jus Italicum", susceptibles de propiedad quiritaria; estaban gravados con un impuesto territorial, a menos que el gobierno Imperial les concediese el privilegio de la "immunitas".
La regla era que todo suelo provincial, aun poseído por un ciudadano Romano, debía pagar el impuesto territorial. El verdadero significado de ese impuesto era recordar y señalar la propiedad eminente del Estado sobre tierras conquistadas.
El modo de explotación y organización del trabajo se habían adaptado a diversas formas de la propiedad rural. Prescindiendo de los procuradores que, en cada provincia o en cada circunscripción, estaban encargados de vigilar la explotación y la gestión de los dominios Imperiales y cuyo papel era sobre todo administrativo el cultivo de esos dominios estaba en general asegurado por una parte por arrendatarios (conductores), que contrataba con los procuradores Imperiales y que tomaban en arrendamiento mediante un precio convenido, un territorio más o menos considerable, por otra parte por agricultores (colonis), que representaban la mano de obra, propiamente dicha y que debían a los arrendatarios o conductores una parte de las cosechas y trabajo obligatorio.
Por último necesitamos mencionar una forma especial de ocupación y explotación del suelo: La "enfiteusis", que es un contrato que en un principio tubo por objeto la explotación de las tierras primitivas, de propiedad privada de los Emperadores. Después se extendió a los fundos patrimoniales, a las tierras de las Iglesias y de los particulares.
En un arrendamiento a largo plazo que tiene su origen en ciertas prácticas seguidas desde mucho tiempo antes en la administración de los grandes dominios. En los primeros siglos del imperio, los propietarios autorizan a sus colonos la ocupación de las parcelas incultas para roturarlas; como recompensas se les concede el goce exclusivo de los frutos durante cierto números de años, después de lo cual deben un canon módico, en especie, además, se le reconoce sobre la cosa una especie de derecho real, revocable cuando dejan de cultivar la tierra durante dos años.
Cualquiera que sea la forma entre las múltiples y diferentes que revistió la organización de la propiedad y de la explotación del suelo lo que se desprende de todos los hechos hoy conocidos, es que, en la medida que la civilización antigua y las vicisitudes históricas del Imperio Romano lo han permitido, la mayoría, de los países agrupados por Roma bajo su dominio conocieron entonces una fecundidad agrícola y la pastoril a la cual muchos de ellos no habían llegado antes, que varios, como el Norte de África y Egipto no han vuelto ha encontrar sino después de largo siglos y que otros muchos, como el Asia Menor, todavía esperan.
3.2 LA INDUSTRIA Y EL TRABAJO INDUSTRIAL
Los lineamentos trazados por la vida publica y la privada habrían influido con gran fuerza sobre la industria y la organización del trabajo industrial, que sobre las demás actividades económicas como fueron la agricultura, la ganadería, la organización de la propiedad y del trabajo agrícola.
Ahora bien, estudiemos tanto la parte occidente como la parte oriental, excepto Grecia (debido a la irremediablemente en decadencia), la constitución del imperio, el establecimiento de la paz romana, de la unidad política y administrativa dieron nuevo desarrollo a las muchas industrias.
La extensión y el desarrollo de las relaciones comerciales entre el mundo mediterráneo por una parte, y el extremo oriente, la india y el África oriental, por otra; la afición cada vez mas señalada de los occidentales a todos los productos de las industrias de lujo de Alejandría, de fenicia y de Siria, de Asia menor; la seguridad de las comunicaciones marítimas; esas diversas consecuencias de la hegemonía romana contribuyeron poderosamente a activar la producción industrial de los talleres orientales. Pero esos talleres existían desde hacia muchos años; en cuanto concierne al oriente, no se podría hablar de transformación profunda, ni siquiera de evolución muy acentuada.
Ahora en occidente, la industria bajo diferentes modalidades tuvo un periodo de vida fecunda e intensa que duro mas o menos de dos a tres siglos. las causas de este fenómeno económico fueron múltiples:
- La fundación de numerosas ciudades en el África del norte, en la península ibérica, en la Galia, en los países ribereños del Danubio
- la creación de una red muy bien coordinada de rutas terrestres y la organización de la navegación fluvial, que facilitaron las relaciones entre las provincias y, por consiguiente, la circulación de los productos fabricados
- Las demandas cada vez mayores del consumo, no ya exclusivamente local, sino regional e interregional.
- la explotación progresiva de materias primas antes poco conocidas o no utilizadas.
Tales son los hechos principales, de orden político y económico, a los cuales las provincias del oeste y del norte del imperio romano debieron unas el despertar y otras el progreso de su producción industrial.
Pasando a segundo plano las distintas diferencias que puedan haber entre oriente y occidente, entre las provincias griegas y las provincias latinas del imperio, la economía industrial de la antigüedad, antes dispersa, se encontró en cierto modo concentrada; un equilibrio al menos relativo se estableció entre los países de civilización desarrollada, en los que la industria se practicaba desde hacia largos siglos. Y las regiones que hasta la víspera de la conquista romana habían permanecido casi aislados del mundo mediterráneo. De un extremo a otro del imperio, las creaciones de la industria no dejaron de circular y la producción se hizo tanto más abundante cuando el consumo se hacia mas general y las salidas y mercados comerciales se multiplicaban.
3.2.1 LAS MATERIAS PRIMAS; LAS INDUSTRIAS EXTRACTIVAS; SALINAS, CANTERAS, MINAS.
Debido a los progresos obtenidos la agricultura y la ganadería suministraron a la industria de materias primas más abundantes y más variadas entre los que podemos mencionar:
- Para la industria alimenticia tenemos a los granos, racimos de uva, aceitunas
- Para las industrias textiles tenemos lino, cáñamo y la lana.
- Para la industria de los curtidos tenemos a las pieles.
Las industria de la construcción pudieron aprisionarse en los bosques, mas explotados y quizá mejor, de la madera necesaria para las obras y para la carpintería. La pesca de los peces de mar y de los mariscos continuo proveyendo a la industria de las salazones y a la de lo tintes.
Fueron sobre todo las materias primas de origen mineral las que adquirieron en la economía del mundo romano un lugar destacado. Y ante todo, el florecimiento del urbanismo, que caracteriza en esa época la evolución de muchas regiones del occidente y de la Europa central, debido a esto era indispensable la búsqueda y el empleo de los materiales de construcción, piedras para la edificación de todas clases de, cal, yeso, arena. Los romanos en la mayoría de los casos construían los edificios utilizando para las diversas partes de esta, un tipo especial de piedra. Pero esto también era una constante de los pueblos conquistados. Si observamos con detenimiento sobre la enorme cantidad de piedras, de materiales de construcción, de ladrillos, de tejas, de utensilios de tierra cocida que fue necesaria para el crecimiento, para la vida diaria de todos los centros urbanos nos daremos el gran tamaño que alcanzo esta actividad.
Entre las industrias extractivas, hay algunas especiales, que merecen un estudio aparte, a causa de su naturaleza y al mismo tiempo de su organización.
Los pobladores antiguos sabían recoger la sal, en las orillas del mar, en las salinas, ya sea en la tierra, en extensiones lacustres, en fuentes termales, o en minas salinas.
Los principales centros de la industria salinas:
- En Italia: en la desembocadura del Tíber, alrededor de ostia, en el territorio de Volatarrae en Etruria, en las proximidades del Tarento
- En Sicilia; cerca de Gela, y de Agrigento
- En África: alrededor de Utica y en ciertos cantones de Libia próximos a Egipto
- En la España citerior: en Egelasta, al norte de Cartagena, en el valle de Sucro
- en la Galia, en la costa de Languedoc entre otros
Había diversas formas de extracción, entre la que podemos mencionar el procedimiento por evaporación. Como también la sal gema era arrancada de la cantera en forma de bloques.
En cuanto a los manantiales salinos, los procedimientos de extracción salinas variaban según el país.
Entre las canteras, las de mármol, de pórfido y de ciertos granitos fueron especialmente importantes. La afición de los romanos a los materiales de lujo y a las suntuosas construcciones explica que en los muelles del Tíber, al pie del monte Testacio, se hayan desembarcado bloques de mármol, granito, de varios colores sombríos o brillantes. Debido a esta fluida actividad ciudades olvidadas pero que poseían canteras pudieron resurgir. En los primeros siglos del imperio, en todas las partes del imperio romano se trabajaba en la extracción de materiales metalúrgicos de calidad y colores muy apreciados.
Los yacimientos de minerales metálicos, como también de materiales preciosos, oro y plata, como también los materiales de obra, hierro, cobre, plomo, estaño, siguieron un destino diferente según se le estudie en Grecia o en oriente o en la parte septentrional y occidentales del mundo romano. Las minas griegas estaban agotadas, macedonia y tracia eran aun ricos en oro y plata, diversas partes de esa zona estaban en desventaja debido a que la parte del norte y occidente del mundo romano eran las que más producían, además, poseían mayor diversidad. El oro se recogía en diferentes formas. En formas de pepita en España. Pero trajano, gracias a la conquista de la Dacia, doto al imperio el centro aurífero del mundo antiguo. La industria metalúrgica se aprisionaba de hierro de la isla Elba, En Etruria en otros lugares; de Chipre se abastecían de cobre. Además, ven estas zonas también existía el estaño, por lo que también se produjo el bronce. El norte de África y Britania producían plomo.
Desde mucho antes de los romanos los diversos pueblos del mediterráneo oriental tenían diversas industrias metalúrgicas. Pero fue con la llegada de estos que comenzó una verdadera explotación de los recursos mineros. Para estas actividades tenían procedimientos de extracción los cuales han servido a la humanidad por mucho tiempo.
El gobierno imperial se dio cuenta de la importancia de estos recursos mineros y el papel que cumplían en la economía romana, pero, además, también la importancia de las canteras de mármol y materiales suntuarios como también las salinas terrestres o marítimas.
Cada zona de producción tenía un encargado llamado procurador su función era de la de exclusivamente de administrar; en cuanto a la explotación de los recursos mineros. Presentaba dos formas: el arrendamiento y la administración. El primero consistía en el alquiler a un conductor y el segundo consistía en la extracción directa del procurador el cual utilizaba instrumentos proveídos por el imperio para la extracción.
Por abundantes y variadas que fuesen las materias primas suministradas a la industria por las diversas provincias del imperio, el mundo romano importaba otras de los diversos países extranjeros el ámbar de la germanía septentrional, el alabastro de Arabia, el marfil de África además de otros.
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