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La gran rebelión (página 2)

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CAPÍTULO 4

HABLA SOBRE LA LIBERTAD

La Libertad nos fascina, desearíamos ser libres, pero nos hablan mal de alguien y quedamos hechizado y así nos convertimos en libertinos y pasamos a malvados.

El que repite las especies maledicientes, es más perverso que el que las inventa, porque este puede proceder por celos, envidia o equivocado sincero; el repetidor lo hace como fiel discípulo del mal, es un malvado en potencia. "Buscad la Verdad y Ella os hará libres". Pero ¿cómo puede llegar a la Verdad el Mentiroso? En esas condiciones se aleja cada instante del polo opuesto, La Verdad.

La Verdad es atributo del Padre Bien Amado, lo mismo que la Fe. ¿Cómo podrá tener fe el mentiroso, si esta es dádiva del Padre? Los dones del Padre no puede recibirlos el que está lleno de defectos, vicios, ansias de poder y prepotencia. Somos esclavos de nuestras propias creencias; huye del Clarividente que habla de lo que él ve internamente; ese tal vende el Cielo y todo le será quitado.

"¿Quién es libre? ¿Quién ha logrado la famosa libertad? ¿Cuántos se han emancipado? ¡Ay!, ¡Ay!, ¡Ay!", (Samael). El que miente jamás podrá ser libre porque esta en contra del Bien Amado que es Verdad pura.

CAPÍTULO 5

HABLA SOBRE LA LEY DEL PÉNDULO

Todo fluye y refluye, sube y baja, va y viene; pero a las gentes les interesa mas el vaivén del vecino que su propio vaivén y así anda en el tormentoso mar de su existencia, utilizando sus defectuosos sentidos para calificar la oscilación de su vecino; y él ¿qué? Cuando el hombre mata sus yoes o defectos se libera, se liberta de muchas leyes mecánicas, rompe uno de los tantos cascarones que formamos y siente ansias de libertad.

Los extremos siempre serán perjudiciales, debemos buscar el justo medio, el fiel de la balanza.

La razón se inclina reverente ante el hecho cumplido y el concepto se esfuma ante la verdad cristalina. "Solo eliminando el error adviene la Verdad" (Samael).

CAPÍTULO 6

CONCEPTO Y REALIDAD

Es conveniente que el lector estudie detenidamente este capítulo para evitar que sea guiado por apreciaciones erróneas; mientras tengamos defectos psicológicos, vicios, manías, nuestros conceptos serán también erróneos; esto de: "Eso es así porque yo comprobé", es de necios, todo tiene facetas, aristas, ondulaciones, altos y bajos, distancias, tiempos, donde el necio unilateral ve las cosas a su manera, las impone con violencia, asustando a sus oyentes.

CAPÍTULO 7

DIALÉCTICA DE LA CONCIENCIA

Sabemos y eso nos enseña, que solamente podemos despertar la conciencia a base de trabajos concientes y padecimientos voluntarios.

El devoto de la Senda desperdicia la ENERGÍA del pequeño porcentaje de conciencia cuando se identifica con los sucesos de su existencia.

Un Maestro capacitado, participando del Drama de la Vida, no se identifica con dicho drama, se siente como espectador en el circo de la vida; allí como en el cine, los espectadores se parcializan con el ofensor o con el ofendido. Maestro de la Vida es el que enseña cosas buenas y útiles al devoto de la senda, los hace mejor de lo que son, la Madre Naturaleza le obedece y las gentes lo siguen con AMOR.

"La Conciencia es Luz que el inconsciente no percibe" (Samael Aun Weor) al dormido le sucede con la Luz de la Conciencia, lo que al ciego con la Luz del Sol.

Cuando aumenta el radio de nuestra conciencia, uno mismo experimenta en lo interior lo real, lo que es.

CAPÍTULO 8

LA JERGA CIENTÍFICA

Las gentes ante los fenómenos de la naturaleza se asustan y esperan que pasen; la ciencia los rotula y les pone nombres difíciles, para que los ignorantes no sigan molestándolos.

Hay millones de seres que conocen el nombre de sus males, pero no saben como destruirlos.

El hombre maneja maravillosamente los complicados vehículos que él crea, pero no sabe manejar su propio vehículo: El cuerpo en que se moviliza de instante en Instante; el hombre para conocerlo, le acontece, lo que a un laboratorio con sucios o impurezas; pero al hombre se le dice que lo limpie, matando sus defectos, hábitos, vicios, etc., y no es capaz, cree que con el baño diario es suficiente.

CAPÍTULO 9

EL ANTICRISTO

Lo llevamos por dentro. El no nos permite llegar al Padre Bien Amado. Pero cuando lo dominamos totalmente es múltiple en su expresión.

El Anticristo odia las virtudes cristianas de la Fe, la Paciencia, la Humildad, etc. El "Hombre" adora su ciencia y la obedece.

CAPÍTULO 10

EL YO PSICOLÓGICO

Debemos observarnos en acción de instante en instante, saber si lo que hacemos nos mejora, porque la destrucción ajena de nada nos sirve. Ello solo nos lleva a la convicción de que somos buenos destructores, pero esto es bueno cuando destruimos en nosotros nuestro mal, para mejorarnos de acuerdo con el Cristo vivo que llevamos en potencia para iluminar y mejorar a la especie Humana.

Enseñar a odiar, eso lo saben todos, pero enseñar a AMAR, eso sí es difícil.

Lee con detenimiento caro lector éste capítulo, si deas destruir de raíz tu propio mal.

CAPÍTULOS 11 al 20

A las gentes les encanta opinar, presentar a los demás como ellas los ven, pero nadie quiere conocerse a sí mismo, que es lo que cuenta en la Senda de la Cristificación.

El que dice más mentiras está a la moda; La Luz es la conciencia y cuando ésta se manifiesta en nosotros, es para ejecutar obra superior. "Por sus obras los conoceréis", dijo Jesús el Cristo.

El no dijo que por los ataques que hicieren. ¡¡¡Gnósticos… despertad!!!

El hombre intelectivo o emotivo actúa de acuerdo con su intelecto o emociones. Estos como jueces son terribles, oyen lo que les conviene y juzgan o dan como verdad de Dios, lo que un Mentiroso mayor que ellos les afirma.

En donde hay luz, hay conciencia. La maledicencia es obra de las tinieblas, eso no proviene de la luz.

En el capítulo 12 se habla sobre las 3 mentes que poseemos: Mente Sensual o de los sentidos, Mente Intermedia; ésta es la que cree todo lo que oye y juzga de acuerdo al ofensor o defensor; cuando es dirigida por la conciencia, es un mediador formidable, se convierte en un instrumento de acción; las cosas depositadas en la mente intermedia forman nuestras creencias.

El que tiene fe verdadera, no necesita creer; el mentiroso no podrá tener fe, atributo de Dios y experiencia directa, ni mente interior, que descubrimos cuando le damos Muerte a los indeseables que cargamos en nuestra Psiquis.

La virtud de conocer nuestros defectos, luego analizarlos y más tarde destruirlos con la ayuda de nuestra madre RAM-IO, nos permite cambiar y no ser esclavos de los tiranuelos que surgen en todas las creencias.

El Yo, el Ego, es desorden dentro de nosotros; solo el Ser tiene poder para establecer el orden dentro de nosotros, en nuestra Psiquis.

Del estudio detenido del capítulo 13, nos damos cuenta de lo que acontece al Vidente Defectuoso, cuando se encuentra con los Yoes indeseables de cualquier hermanito de la Senda. Cuando nos auto-observamos dejamos de hablar mal de alguien.

El Ser y el Saber, deben equilibrarse mutuamente; así nace la comprensión. El saber, sin conocimiento del Ser, trae confusión intelectual de toda especie; nace el bribón.

Si es el Ser mayor que el Saber, nace el santo estúpido. El capítulo 14 nos da claves formidables para auto-conocernos; Somos un Dios divino, con un cortejo alrededor que no le pertenece; renunciar a todo eso es liberación y que digan…

"El delito se viste con la toga de Juez, con la túnica del Maestro, con el ropaje del mendigo, con el traje del Señor y hasta con la túnica del Cristo" (Samael).

Nuestra Divina Madre Marah, María o RAM-IO como la llamamos los gnósticos, es la medianera entre el padre Bien Amado y nosotros, la mediadora entre los Dioses elementales de la naturaleza y el mago; por medio de ella y mediante ella, los elementales de la naturaleza nos obedecen. Es nuestra Divina Deva, la mediadora entre la Bendita Diosa Madre del mundo y nuestro vehículo físico, para lograr asombrosos prodigios y servir a nuestros semejantes.

De la unión Sexual con la esposa Sacerdotisa, el varón se feminiza y la esposa se varoniza; nuestra Madre RAM-IO es la única que puede volver polvareda cósmica a nuestros Yoes y sus legiones. Con las normas sensitivas no podemos conocer las cosas del Ser, porque los sentidos son instrumentos densos, cargados de defectos, tal como es su dueño; se requiere descongestionarlos, matando en nosotros defectos, vicios, manías, apegos, deseos, y todo lo que gusta a la mente terrena, que tantas dudas nos proporciona.

En el capítulo 18 vemos, según la Ley de dualidad, que así como vivimos en un país o lugar de la tierra, así también en nuestra intimidad existe el lugar psicológico donde nos encontramos ubicados.

Lee caro lector este interesante capítulo para que sepas internamente en qué barrio, colonia o lugar te encuentras ubicado.

Cuando utilizamos a nuestra divina Madre RAM-IO destruimos a nuestros yoes satánicos y nos libertamos en las 96 leyes de la conciencia, de tanta podredumbre. El odio no nos deja progresar internamente.

El mentiroso peca contra su propio Padre y el fornicario contra el Espíritu Santo; se fornica en pensamiento, palabra y obra.

Existen tiranuelos que hablan maravillas de si mismos, seducen a muchos ignorantes, pero si, se les analice su obra, encontramos destrucción y anarquía; la vide misma u encarga de aislarlos y olvidarlos.

En el capítulo 19, nos da luces para no caer en la ilusión de sentimos superiores. Todos somos estudiantes al servicio del Avatara; al déspota le duele que lo lastimen y al necio, que no le ensalcen.

Cuando comprendemos que la personalidad debemos destruirla, si alguien nos ayuda en ésa dura labor es de agradecer.

La Fe es el conocimiento puro, la sabiduría experimental directa del Ser, "las alucinaciones de la conciencia egoica son iguales a las alucinaciones provocadas por las drogas" (Samael).

En el capítulo 20, nos da claves para exterminar el frío lunar en medio del cual nos desenvolvemos y desarrollarnos.

CAPÍTULOS DEL 21 AL 29

En el 21 nos habla y enseña a meditar y reflexionar, a saber cambiar. Quien no sabe meditar jamás podrá disolver el Ego.

En el 22 nos habla sobre "RETORNO Y RECURRENCIA". Es sencilla la forma como nos habla sobre el retorno; si no queremos repetir escenas dolorosas, debemos desintegrar los Yoes, que nos las presentan; se nos enseña a mejorar la calidad de nuestros hijos. La recurrencia corresponde a los sucesos de nuestra existencia, cuando tenemos cuerpo físico.

El Cristo íntimo es el fuego del fuego; lo que vemos y sentimos es la parte física del fuego Crístico.

El advenimiento del fuego Crístico es el evento más importante de nuestra propia vida, este fuego se hace cargo de todos los procesos de nuestros cilindros o cerebros, que primero debimos limpiar con los 5 elementos de la Naturaleza, valiéndonos de los servicio de nuestra Bendita Madre RAM-IO.

"El Iniciado debe aprender a vivir peligrosamente; así está escrito".

En el capítulo 25, el Maestro nos habla sobre el lado desconocido de nosotros mismos, el cual proyectamos como si fuésemos una máquina proyectora de cine, y entonces, vemos nuestros defectos en la pantalla ajena.

Todo esto nos muestra a los sinceros equivocados; así como nuestros sentidos nos mienten así somos mentirosos; los sentidos ocultos causan desastres cuando los despertamos sin matar nuestros defectos.

En el capítulo 26 nos habla de los tres traidores, los enemigos de Hiram Abiff, el Cristo Interno, los demonios de:

1.- La mente

2.- Mala Voluntad

3.- El deseo

Cada uno de nosotros llevamos en nuestra psiquis a los tres traidores.

Nos enseña que el Cristo Interno siendo pureza y perfección, nos ayuda a extirpar los miles de indeseables que llevamos por dentro. En dicho capítulo se nos enseña que el Cristo Secreto es el Señor de la GRAN REBELIÓN, rechazado por los Sacerdotes, por los ancianos y por los escribas del templo.

En el capítulo 28, nos habla sobre el Super-Hombre y el desconocimiento total de las multitudes sobre él.

Los esfuerzos del Humanoide para convertirse en Super-Hombre son batallas y batallas contra sí, contra el mundo y contra todo lo que trata a este mundo de miserias.

En el capítulo 29, capítulo final, nos habla sobre el Santo Grial, el vaso de Hermes, la copa de Salomón; el Santo Grial alegoriza en forma única al Yoni femenino, el sexo, el soma de los místicos donde beben los Dioses Santos.

Esta copa de delicia no puede faltar en ningún Templo de misterios, ni en la vida del Sacerdote Gnóstico.

Cuando los gnósticos entiendan éste misterio, les cambiará su vida conyugal y el altar vivo les servirá para oficiar como sacerdote en el Divino Templo del Amor.

Que la paz más profunda reine en tu corazón.

GARGHA KUICHINES.

CAPÍTULO I.

LA VIDA

Aunque parezca increíble, es muy cierto y de toda verdad, que ésta tan cacareada civilización moderna es espantosamente fea, no reúne las características trascendentales del sentido estético, está desprovista de belleza interior.

Es mucho lo que presumimos con esos horripilantes edificios de siempre, que parecen verdaderas ratoneras.

El mundo se ha vuelto tremendamente aburridor, las mismas calles de siempre y las viviendas horripilantes por doquier.

Todo esto se ha tornado cansón, en el Norte y en el Sur, en el Este y en el Oeste del Mundo.

Es el mismo uniforme de siempre: horripilante, nauseabundo, estéril. ¡Modernismo!, exclaman las multitudes.

Parecemos verdaderos pavos vanidosos con el traje que cargamos y con los zapatos muy brillantes, aunque por aquí, por allá y acullá circulen millones de infelices hambrientos desnutridos, miserables.

La sencillez y belleza natural, espontánea, ingenua, desprovista de artificios y pinturas vanidosas, ha desaparecido en el Sexo Femenino. Ahora somos modernos, así es la vida.

Las gentes se han vuelto espantosamente crueles: la caridad se ha resfriado, ya nadie se apiada de nadie.

Las vitrinas o aparadores de los lujosos almacenes resplandecen con lujosas mercaderías que definitivamente están fuera del alcance de los infelices.

Lo único que pueden hacer los Parias de la vida es contemplar sedas y joyas, perfumes de lujosos frascos y paraguas para los aguaceros; ver sin poder tocar, suplicio semejante al del Tántalo.

Las gentes de estos tiempos modernos se han tornado demasiado groseras: el perfume de la amistad y la fragancia de la sinceridad han desaparecido radicalmente.

Gimen las muchedumbres sobrecargadas de impuestos; todo el mundo está en problemas, nos deben y debemos; nos enjuician y no tenemos con qué pagar, las preocupaciones despedazan cerebros, nadie vive tranquilo.

Los burócratas con la curva de la felicidad en sus vientres y un buen cigarro en la boca, en el que psicológicamente se apoyan, juegan malabares políticos con la mente sin importarles un comino el dolor de los pueblos.

Nadie es feliz por estos tiempos y menos la clase media, ésta se encuentra entre la espada y la pared.

Ricos y pobres, creyentes y descreídos, comerciantes y mendigos, zapateros y hojalateros, viven porque tienen que vivir, ahogan en vino sus torturas y hasta se convierten en drogadictos para escapar de sí mismos.

Las gentes se tornaron maliciosas, recelosas, desconfiadas, astutas, perversas; ya nadie cree en nadie; se inventan diariamente nuevas condiciones, certificados, cortapisas de todo género, documentos, credenciales, etc., y de todas maneras nada de eso sirve ya, los astutos se burlan de todas estas tonterías: no pagan, esquivan la ley aunque les toque ir con sus huesos a la cárcel.

Ningún empleo da felicidad; el sentido del verdadero amor se ha perdido y las gentes se casan hoy y se divorcian mañana.

La unidad de los hogares se ha perdido lamentablemente, la vergüenza orgánica ya no existe, el lesbianismo y el homosexualismo se han vuelto más comunes que lavarse las manos.

Saber algo sobre todo esto, tratar de conocer la causa de tanta podredumbre, inquirir, buscar, es ciertamente lo que nos proponemos en este libro.

Estoy hablando en el lenguaje de la vida práctica, deseoso de saber qué es lo que se esconde tras esa máscara horripilante de la existencia.

Estoy pensando en voz alta y que digan los bribones del intelecto lo que les venga en gana.

Las teorías ya se volvieron cansonas y hasta se venden y revenden en el mercado. ¿Entonces qué?

Las teorías sólo sirven para ocasionarnos preocupaciones y amargarnos más la vida.

Con justa razón dijo Goethe: "Toda teoría es gris y sólo es verde el árbol de doradas frutas que es la vida"…

Ya las pobres gentes se cansaron con tantas teorías, ahora se habla mucho sobre practicismo, necesitamos ser prácticos y conocer realmente las causas de nuestros sufrimientos.

CAPÍTULO II.

LA CRUDA REALIDAD DE LOS HECHOS

Pronto millones de habitantes de África, Asia y América Latina, pueden morir de hambre.

El gas que arrojan los "Spray" puede acabar radicalmente con el Ozono de la atmósfera terrestre.

Algunos sabios pronostican que para el año Dos Mil se agotará el Subsuelo de nuestro globo terráqueo.

Las especies marítimas están muriendo debido a la contaminación de los mares, esto ya está demostrado.

Incuestionablemente al paso que vamos para finales de este siglo todos los habitantes de las grandes ciudades deberán usar Máscaras de Oxígeno para defenderse del humo.

De continuar la contaminación en su forma alarmante actual antes de poco tiempo ya no será posible comer peces, estos últimos viviendo en agua así, totalmente contaminada serán peligrosos para la salud.

Antes del año Dos Mil será casi imposible encontrar una playa donde uno pueda bañarse con agua pura.

Debido al desmedido consumo, y explotación del suelo y del subsuelo, pronto las tierras ya no podrán producir los elementos agrícolas necesarios para la alimentación de las gentes.

El "Animal Intelectual", equivocadamente llamado hombre, al contaminar los mares con tanta inmundicia, envenenar el aire con el humo de los carros y de sus fábricas y destruir la Tierra con sus explosiones atómicas subterráneas y abuso de elementos perjudiciales para la corteza terrestre, es claro que ha sometido al Planeta Tierra, a una larga y espantosa agonía que indubitablemente habrá de concluir con una Gran Catástrofe.

Difícilmente el mundo podrá cruzar el umbral del año Dos Mil, ya que el "Animal Intelectual" está destruyendo el ambiente natural a mil por hora.

El "Mamífero Racional", equivocadamente llamado hombre, está empeñado en destruir la Tierra, quiere hacerla inhabitable, y es obvio que lo está logrando.

En cuanto a los Mares se refiere, es ostensible que éstos han sido convertidos por todas las naciones en una especie de Gran Basurero.

El Setenta por Ciento de toda la basura del mundo está yendo a cada uno de los mares.

Enormes cantidades de petróleo, insecticidas de toda clase, múltiples substancias químicas, gases venenosos, gases neurotóxicos, detergentes, etc., están aniquilando a todas las especies vivientes del Océano.

Las aves marítimas y el Plancton tan indispensable para la vida, están siendo destruidos.

Incuestionablemente la aniquilación del Plancton Marino es de una gravedad incalculable porque este microorganismo produce el setenta por ciento del Oxígeno Terrestre.

Mediante la investigación científica se ha podido verificar que ya ciertas partes del Atlántico y del Pacífico se encuentran contaminadas con residuos radioactivos, producto de las explosiones atómicas.

En distintas Metrópolis del mundo y especialmente en Europa, el agua dulce se bebe, se elimina, se depura y luego se bebe nuevamente.

En las grandes ciudades "Súper-civilizadas", el agua que se sirve a las mesas pasa por los organismos humanos muchas veces.

En la ciudad de Cúcuta, frontera con Venezuela, República de Colombia, Sur América, los habitantes se ven obligados a beber las aguas negras e inmundas del río que carga con todas las porquerías que vienen de Pamplona.

Quiero referirme en forma enfática al río Pamplonita que tan nefasto ha sido para la "Perla del Norte" (Cúcuta).

Afortunadamente existe ahora otro acueducto más que abastece a la Ciudad, sin que por ello se deje de beber las aguas negras del río Pamplonita.

Enormes filtros, gigantescas máquinas, substancias químicas, tratan de purificar las aguas negras de las grandes ciudades de Europa, más las epidemias continúan propagándose con esas aguas negras inmundas que tantas veces han pasado por los organismos humanos.

Los famosos Bacteriólogos han encontrado en el agua potable de las grandes Capitales, toda clase de: virus, colibacilos, patógenos, bacterias de Tuberculosis, Tifo, Viruela, Larvas, etc.

Aunque parezca increíble dentro de las mismas plantas de agua Potabilizadoras de países Europeos, se han hallado virus de la vacuna de la Poliomielitis.

Además, el desperdicio de agua es espantoso: Científicos modernos afirman que para el año 1990 el humanoide racional morirá de sed.

Lo peor de todo esto es que las reservas subterráneas de agua dulce, se encuentran en peligro debido a los abusos del Animal Intelectual.

La explotación sin misericordia de los pozos de Petróleo, continúa siendo fatal. El Petróleo que se extrae del interior de la tierra, atraviesa las aguas subterráneas y las contamina.

Como secuencia de esto, el Petróleo ha hecho impotables las aguas subterráneas de la Tierra durante más de un siglo.

Obviamente como resultado de todo esto, mueren los vegetales y hasta multitud de personas.

Hablemos ahora un poco sobre el aire que tan indispensable es para la vida de las criaturas…

Con cada aspiración e inhalación, los pulmones toman medio litro de aire, o sea, unos doce metros cúbicos al día, multiplíquese dicha cantidad por los Cuatro Mil Quinientos Millones de habitantes que posee la Tierra y entonces tendremos la cantidad exacta de oxígeno que diariamente consume la humanidad entera, sin contar con el que consumen todas las otras criaturas animales que pueblan la faz de la Tierra.

La totalidad del Oxígeno que inhalamos, se encuentra en la atmósfera y se debe al Plancton que ahora estamos destruyendo con la contaminación y también a la actividad fotosintética de los vegetales. Desgraciadamente las reservas de oxígeno ya se están agotando.

El Mamífero Racional equivocadamente llamado hombre, mediante sus innumerables industrias está disminuyendo en forma continua la cantidad de radiación solar, tan necesaria e indispensable para la fotosíntesis, y es por esto que la cantidad de Oxígeno que producen actualmente las plantas, es ahora muchísimo menos que en el siglo pasado.

Lo más grave de toda esta tragedia mundial es que el "Animal Intelectual", continúa contaminando los mares, destruyendo el Plancton y acabando con la vegetación.

El "Animal Racional", prosigue destruyendo lamentablemente sus fuentes de Oxígeno.

El "Smog", que el "Humanoide Racional" está expulsando constantemente al aire; además de matar pone en peligro la vida del Planeta Tierra.

El "Smog", no sólo está aniquilando las reservas de Oxígeno, sino, además, está matando a las gentes.

El "Smog", origina extrañas y peligrosas enfermedades imposibles de curar, esto está ya demostrado.

El "Smog", impide la entrada de la luz solar y de los rayos ultravioletas, originando por ello, graves desórdenes en la atmósfera.

Viene una era de alteraciones climáticas, glaciaciones, avance de los hielos polares hacia el Ecuador, ciclones espantosos, terremotos, etc.

Debido no al uso, sino al abuso de la energía eléctrica en el año Dos Mil, habrá más calor en algunas regiones del Planeta Tierra y esto coadyuvará en el proceso de la Revolución de los Ejes de la Tierra.

Ya pronto los polos quedarán constituidos en el Ecuador de la Tierra, y este último se convertirá en Polos.

Deshielos de los Polos han comenzado y un nuevo Diluvio Universal precedido por el fuego se avecina.

En próximos decenios, se multiplicará el "Dióxido de Carbono", entonces este elemento químico formará una gruesa capa en la atmósfera de la Tierra.

Tal filtro o capa, absorberá lamentablemente la radiación térmica y actuará como un invernadero de fatalidades.

El clima de la tierra se hará más caliente en muchos lugares y el calor hará fundir el hielo de los Polos, subiendo por tal motivo el nivel de los océanos escandalosamente.

La situación es gravísima, el suelo fértil está desapareciendo y diariamente nacen doscientas mil personas que necesitan alimento.

La catástrofe mundial de Hambre que se avecina, será ciertamente pavorosa; esto está ya a las puertas.

Actualmente están muriendo cuarenta millones de personas anualmente por hambre, por falta de comida.

La criminal industrialización de los bosques y la explotación despiadada de Minas y Petróleo están dejando a la Tierra convertida en un desierto.

Si bien es cierto, que la energía nuclear es mortal para la humanidad, no es menos cierto que actualmente existen también, "Rayos de Muerte", "Bombas Microbianas" y muchos otros elementos terriblemente destructivos, malignos; inventados por los científicos.

Incuestionablemente para conseguir la energía nuclear, se requiere de grandes cantidades de calor difíciles de controlar y que en cualquier momento pueden originar una catástrofe.

Para lograr la energía nuclear, se requiere de enormes cantidades de minerales radioactivos, de los cuales sólo se aprovecha un treinta por ciento, esto hace que el subsuelo terráqueo se agote rápidamente.

Los desperdicios atómicos que quedan en el subsuelo resultan espantosamente peligrosos. No existe lugar seguro para los desperdicios atómicos.

Si el gas de un basurero atómico llegara a escapar, aunque sólo fuese una mínima porción, morirían millones de personas.

La contaminación de alimentos y aguas trae alteraciones genéticas y monstruos humanos: criaturas que nacen deformadas y monstruosas.

Antes del año 1999, habrá un grave accidente nuclear que causará verdadero espanto.

Ciertamente la humanidad no sabe vivir, se ha degenerado espantosamente y francamente se ha precipitado al abismo.

Lo más grave de toda esta cuestión, es que los factores de tal desolación, cuales son: hambres, guerras, destrucción del Planeta en que vivimos, etc., están dentro de nosotros mismos, los cargamos en nuestro interior, en nuestra Psiquis.

CAPÍTULO III.

LA FELICIDAD

La gente trabaja diariamente, lucha por sobrevivir, quiere existir de alguna manera, mas no es feliz.

Esa de la felicidad está en chino -como se dice por ahí- lo más grave es que la gente lo sabe pero en medio de tantas amarguras, parece que no pierden las esperanzas de lograr la dicha algún día, sin saber cómo ni de qué manera.

¡Pobres gentes! ¡Cuánto sufren! Y, sin embargo, quieren vivir, temen perder la vida.

Si las gentes entendieran algo sobre Psicología revolucionaria, posiblemente hasta pensarían distinto; mas en verdad nada saben, quieren sobrevivir en medio de su desgracia y eso es todo.

Existen momentos placenteros y muy agradables, pero eso no es felicidad; las gentes confunden el placer con la felicidad.

"Pachanga", "Parranda", borrachera, orgía; es placer bestial, mas no es felicidad… Sin embargo, hay fiestecitas sanas sin borracheras, sin bestialidades, sin alcohol, etc., pero eso tampoco es felicidad…

¿Eres persona amable? ¿Cómo te sientes cuando danzas? ¿Estás enamorado? ¿Amas de verdad? ¿Qué tal te sientes danzando con el ser que adoras? Permitid que me vuelva un poco cruel en estos momentos al deciros que esto tampoco es felicidad.

Si ya estáis viejo, si no te atraen estos placeres, si te saben a cucaracha; Dispensadme si te digo que serías diferente si estuvieseis joven y lleno de ilusiones.

De todas maneras, dígase lo que se diga, bailes o no bailes, enamores o no enamores, tengas o no eso que se llama dinero, tú no eres feliz aunque pienses lo contrario.

Uno se pasa la vida buscando la felicidad por todas partes y muere sin haberla encontrado.

En la América Latina son muchos los que tienen esperanzas en sacarse algún día el premio gordo de la lotería, creen que así van a lograr la felicidad; algunos hasta de verdad se lo sacan, más no por ello logran la tan ansiada felicidad.

Cuando uno está muchacho, sueña con la mujer ideal, alguna princesa de las "Mil y Una Noches", algo extraordinario; viene después la cruda realidad de los hechos: Mujer, muchachitos pequeños que mantener, difíciles problemas económicos, etc.

No hay duda de que a medida que los hijos crecen, los problemas también crecen y hasta se tornan imposibles…

Conforme el niño o la niña van creciendo, los zapatitos van siendo cada vez más grandes y el precio mayor, eso es claro.

Conforme las criaturas crecen, la ropa va costando cada vez más y más cara; habiendo dinero no hay problema en esto, mas si no lo hay, la cosa es grave y se sufre horriblemente…

Todo esto sería más o menos llevadero, si se tuviese una mujer buena, más cuando el pobre hombre es traicionado, "cuando le ponen los cuernos", ¿de qué le sirve, entonces, luchar por ahí para conseguir dinero?

Desgraciadamente existen casos extraordinarios, mujeres maravillosas, compañeras de verdad tanto en la opulencia como en la desgracia, mas para colmo de los colmos entonces el hombre no la sabe apreciar y hasta la abandona por otras mujeres que le van a amargar la vida.

Muchas son las doncellas que sueñan con un "príncipe azul", desafortunadamente de verdad, las cosas resultan muy diferentes y en el terreno de los hechos se casa la pobre mujer con un verdugo…

La mayor ilusión de una mujer es llegar a tener un hermoso hogar y ser madre: "santa predestinación", empero aunque el hombre le resulte muy bueno, cosa por cierto muy difícil, al fin todo pasa: los hijos y las hijas se casan, se van o le pagan mal a sus padres y el hogar concluye definitivamente.

Total, en este mundo cruel en que vivimos, no existe gente feliz… Todos los pobres seres humanos son infelices.

En la vida hemos conocido muchos burros cargados de dinero, llenos de problemas, pleitos de toda especie, sobrecargados de impuestos, etc. No son felices.

¿De qué sirve ser rico si no se tiene buena salud? ¡Pobres ricos! A veces son más desgraciados que cualquier mendigo.

Todo pasa en esta vida: pasan las cosas, las personas, las ideas, etc. Los que tiene dinero pasan y los que no lo tienen también pasan y nadie conoce la auténtica felicidad.

Muchos quieren escapar de sí mismos por medio de las drogas o el alcohol, más en verdad no sólo no consiguen tal escape, sino lo que es peor, quedan atrapados entre el infierno del vicio.

Los amigos del alcohol o de la marihuana o del "L.S.D.", etc., desaparecen como por encanto cuando el vicioso resuelve cambiar de vida.

Huyendo del "Mí Mismo", del "Yo Mismo", no se logra la felicidad. Interesante sería "agarrar al toro por los cuernos", observar al "YO", estudiarlo con el propósito de descubrir las causas del dolor.

Cuando uno descubre las causas verdaderas de tantas miserias y amarguras, es obvio que algo puede hacer…

Si se logra acabar con el "Mi Mismo", con "Mis Borracheras", con "Mis Vicios", con "Mis Afectos", que tanto dolor me causan en el corazón, con mis preocupaciones que me destrozan los sesos y me enferman, etc., etc., es claro que entonces adviene eso que no es del tiempo, eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente, eso que realmente es desconocido para el entendimiento y que se llama: ¡FELICIDAD!

Incuestionablemente, mientras la conciencia continúe embotellada, embutida entre el "MI MISMO", entre el "YO MISMO", de ninguna manera podrá conocer la legítima felicidad.

La felicidad tiene un sabor que el "YO MISMO", el "MI MISMO", nunca jamás ha conocido.

CAPÍTULO IV.

LA LIBERTAD

El sentido de la Libertad es algo que aún no ha sido entendido por la Humanidad.

Sobre el concepto Libertad, planteado siempre en forma más o menos equivocada, se han cometido gravísimos errores.

Ciertamente se pelea por una palabra, se sacan deducciones absurdas, se cometen atropellos de toda especie y se derrama sangre en los campos de batalla.

La palabra Libertad es fascinante, a todo el mundo le gusta, sin embargo, no se tiene verdadera comprensión sobre la misma, existe confusión en relación con esta palabra.

No es posible encontrar una docena de personas que definan la palabra Libertad en la misma forma y del mismo modo.

El término Libertad, en modo alguno sería comprensible para el racionalismo subjetivo.

Cada cual tiene sobre este término ideas diferentes: opiniones subjetivas de las gentes desprovistas de toda realidad objetiva.

Al plantearse la cuestión Libertad, existe incoherencia, vaguedad, incongruencia en cada mente.

Estoy seguro que ni siquiera Don Emmanuel Kant, el autor de la Crítica de la Razón Pura, y de la Crítica de la Razón Práctica, jamás analizó esta palabra para darle el sentido exacto.

Libertad, hermosa palabra, bello término: ¡Cuántos crímenes se han cometido en su nombre!

Incuestionablemente, el término Libertad ha hipnotizado a las muchedumbres; las montañas y los valles, los ríos y los mares se han teñido con sangre al conjuro de esta mágica palabra.

Cuántas banderas, cuánta sangre y cuántos héroes han sucedido en el curso de la Historia, cada vez que sobre el tapete de la vida se ha puesto la cuestión Libertad.

Desafortunadamente, después de toda independencia a tan alto precio lograda, continúa dentro de cada persona la esclavitud.

¿Quién es libre?, ¿Quién ha logrado la famosa libertad?, ¿Cuántos se han emancipado?, ¡ay, ay, ay!

El adolescente anhela libertad; parece increíble que muchas veces teniendo pan, abrigo, y refugio, se quiera huir de la casa paterna en busca de libertad.

Resulta incongruente que el jovencito que tiene todo en casa, quiera evadirse, huir, alejarse de su morada, fascinado por el término libertad. Es extraño que gozando de toda clase de comodidades en hogar dichoso, se quiera perder lo que se tiene, para viajar por esas tierras del mundo y sumergirse en el dolor.

Que el desventurado, el paria de la vida, el mendigo, anhele de verdad alejarse de la casucha, de la choza, con el propósito de obtener algún cambio mejor, resulta correcto; pero que el niño bien, el nene de mamá, busque escapatoria, huida, resulta incongruente y hasta absurdo; empero esto es así; la palabra Libertad, fascina, hechiza, aunque nadie sepa definirla en forma precisa.

Que la doncella quiera libertad, que anhele cambiar de casa, que desee casarse para escapar del hogar paterno y vivir una vida mejor, resulta en parte lógico, porque ella tiene derecho a ser madre; sin embargo, ya en vida de esposa, encuentra que no es libre, y con resignación ha de seguir cargando las cadenas de la esclavitud.

El empleado, cansado de tantos reglamentos, quiere verse libre, y si consigue independizarse se encuentra con el problema que continúa siendo esclavo de sus propios intereses y preocupaciones.

Ciertamente, cada vez que se lucha por la Libertad, nos encontramos defraudados a pesar de las victorias.

Tanta sangre derramada inútilmente en nombre de la Libertad, y sin embargo continuamos siendo esclavos de sí mismos y de los demás.

Las gentes se pelean por palabras que nunca entienden, aunque los diccionarios las expliquen gramaticalmente.

La Libertad es algo que hay que conseguir dentro de sí mismo. Nadie puede lograrla fuera de sí mismo.

Cabalgar por el aire es una frase muy oriental que alegoriza el sentido de la genuina Libertad.

Nadie podría en realidad experimentar la Libertad en tanto su conciencia continúe embotellada en el sí mismo, en el mí mismo.

Comprender este yo mismo, mi persona, lo que yo soy, es urgente cuando se quiere muy sinceramente conseguir la Libertad.

En modo alguno podríamos destruir los grilletes de la esclavitud sin haber comprendido previamente toda esta cuestión mía, todo esto que atañe al yo, al mí mismo.

¿En qué consiste la esclavitud?, ¿Qué es esto que nos mantiene esclavos?, ¿Cuáles son estas trabas?, todo esto es lo que necesitamos descubrir.

Ricos y pobres, creyentes y descreídos, están todos formalmente presos aunque se consideren libres.

En tanto la conciencia, la esencia, lo más digno y decente que tenemos en nuestro interior, continúe embotellada en el sí mismo, en el mí mismo, en el yo mismo, en mis apetencias y temores, en mis deseos y pasiones, en mis preocupaciones y violencias, en mis defectos psicológicos; se estará en formal prisión.

El sentido de Libertad sólo puede ser comprendido íntegramente cuando han sido aniquilados los grilletes de nuestra propia cárcel psicológica.

Mientras el "yo mismo" exista la conciencia estará en prisión; evadirse de la cárcel sólo es posible mediante la aniquilación budista, disolviendo el yo, reduciéndolo a cenizas, a polvareda cósmica.

La conciencia libre, desprovista de yo, en ausencia absoluta del mí mismo, sin deseos, sin pasiones, sin apetencias ni temores, experimenta en forma directa la verdadera Libertad.

Cualquier concepto sobre Libertad no es Libertad. Las opiniones que nos formemos sobre la Libertad distan mucho de ser la Realidad. Las ideas que nos forjemos sobre el tema Libertad, nada tienen que ver con la auténtica Libertad.

La Libertad es algo que tenemos que experimentar en forma directa, y esto sólo es posible muriendo psicológicamente, disolviendo el yo, acabando para siempre con el mí mismo.

De nada serviría continuar soñando con la Libertad, si de todas maneras proseguimos como esclavos.

Más vale vernos a sí mismos tal cual somos, observar cuidadosamente todos estos grilletes de la esclavitud que nos mantienen en formal prisión.

Auto-conociéndonos, viendo lo que somos interiormente, descubriremos la puerta de la auténtica Libertad.

CAPÍTULO V.

LA LEY DEL PÉNDULO

Resulta interesante tener un reloj de pared en casa, no sólo para saber las horas sino también para reflexionar un poco.

Sin el péndulo el reloj no funciona; el movimiento del péndulo es profundamente significativo.

En los antiguos tiempos el dogma de la evolución no existía; entonces, los sabios entendían lo de que los procesos históricos se desenvuelven siempre de acuerdo con la Ley del Péndulo.

Todo fluye y refluye, sube y baja, crece y decrece, va y viene de acuerdo con esta Ley maravillosa.

Nada tiene de extraño que todo oscile, que todo esté sometido al vaivén del tiempo, que todo evolucione e involucione.

En un extremo del péndulo está la alegría, en el otro el dolor; todas nuestras emociones, pensamientos, anhelos, deseos, oscilan de acuerdo con la Ley del Péndulo.

Esperanza y desesperación, pesimismo y optimismo, pasión y dolor, triunfo y fracaso, ganancia y pérdida, corresponden ciertamente a los dos extremos del movimiento pendular.

Surgió Egipto con todo su poderío y señorío a orillas del río sagrado, mas cuando el péndulo se fue al otro lado, cuando se levantó por el extremo opuesto cayó el país de los faraones y se levantó Jerusalem, la ciudad querida de los Profetas.

Cayó Israel cuando el péndulo cambió de posición y surgió en el otro extremo el Imperio Romano.

El movimiento pendular levanta y hunde Imperios, hace surgir poderosas Civilizaciones y luego las destruye, etc.

Podemos colocar en el extremo derecho del péndulo las diversas escuelas seudo-esotéricas y seudo-ocultistas, religiones y sectas.

Podemos colocar en el extremo izquierdo del movimiento pendular a todas las escuelas de tipo materialista, Marxista, ateísta, escepticista, etc. Antítesis del movimiento pendular, cambiantes, sujetas a permutación incesante.

El fanático religioso, debido a cualquier acontecimiento insólito o decepción, puede irse al otro extremo del péndulo, convertirse en ateísta, materialista, escéptico.

El fanático materialista, ateísta, debido a cualquier hecho inusitado, tal vez un acontecimiento metafísico trascendental, un momento de terror indecible, puede llevarle al extremo opuesto del movimiento pendular y convertirle en un reaccionario religioso insoportable.

Ejemplos: Un sacerdote vencido en una polémica por un Esoterista, desesperado se tornó incrédulo y materialista.

Conocimos el caso de una dama ateísta e incrédula que debido a un hecho metafísico concluyente y definitivo, se convirtió en una exponente magnífica del esoterismo práctico.

En nombre de la verdad, debemos declarar que el ateísta materialista verdadero y absoluto, es una farsa, no existe.

Ante la proximidad de una muerte inevitable, ante un instante de indecible terror, los enemigos de lo eterno, los materialistas e incrédulos, pasan instantáneamente al otro extremo del péndulo y resultan orando, llorando y clamando con fe infinita y enorme devoción.

El mismo Carlos Marx, autor del Materialismo Dialéctico, fue un fanático religioso judío, y después de su muerte, le rindieron pompas fúnebres de gran rabino.

Carlos Marx, elaboró su Dialéctica Materialista con un sólo propósito: "CREAR UN ARMA PARA DESTRUIR A TODAS LAS RELIGIONES DEL MUNDO POR MEDIO DEL ESCEPTICISMO".

Es el caso típico de los celos religiosos llevados al extremo; en modo alguno podría aceptar Marx la existencia de otras religiones y prefirió destruirlas mediante su Dialéctica.

Carlos Marx cumplió uno de los Protocolos de Sión que dice textualmente: "No importa que llenemos el mundo de materialismo y de repugnante ateísmo, el día en que nosotros triunfemos, enseñaremos la religión de Moisés debidamente codificada y en forma dialéctica, y no permitiremos en el mundo ninguna otra religión".

Muy interesante resulta que en la Unión Soviética las religiones sean perseguidas y al pueblo se le enseñe dialéctica materialista, mientras en las sinagogas se estudia el Talmud, la Biblia y la religión, y trabajan libremente sin problema alguno.

Los amos del gobierno Ruso son fanáticos religiosos de la Ley de Moisés, mas ellos envenenan al pueblo con la farsa esa del Materialismo Dialéctico.

Jamás nos pronunciaríamos contra el pueblo de Israel; sólo estamos declarando contra cierta élite de doble juego que, persiguiendo fines inconfesables, envenena al pueblo con Dialéctica Materialista, mientras en secreto practica la religión de Moisés.

Materialismo y espiritualismo, con toda su secuela de teorías, prejuicios y pre-conceptos de toda especie, se procesan en la mente de acuerdo con la Ley del Péndulo y cambian de moda de acuerdo con los tiempos y las costumbres.

Espíritu y materia son dos conceptos muy discutibles y espinosos que nadie entiende.

Nada sabe la mente sobre el espíritu, nada sabe sobre la materia.

Un concepto no es más que eso, un concepto. La realidad no es un concepto aunque la mente puede forjarse muchos conceptos sobre la realidad.

El espíritu es el espíritu (El Ser), y sólo a sí mismo puede conocerse.

Escrito está: "EL SER ES EL SER Y LA RAZÓN DE SER ES EL MISMO SER".

Los fanáticos del Dios materia, los científicos del Materialismo Dialéctico son empíricos y absurdos en un ciento por ciento. Hablan sobre materia con una auto-suficiencia deslumbrante y estúpida, cuando en realidad nada saben sobre la misma.

¿Qué es materia? ¿Cuál de estos tontos científicos lo sabe? La tan cacareada materia es también un concepto demasiado discutible y bastante espinoso.

¿Cuál es la materia?, ¿El algodón?, ¿El hierro?, ¿La carne?, ¿El almidón?, ¿Una piedra?, ¿El cobre?, ¿Una nube o qué? Decir que todo es materia seria tan empírico y absurdo como asegurar que todo el organismo humano es un hígado, o un corazón o un riñón. Obviamente una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, cada órgano es diferente y cada sustancia es distinta. Entonces, ¿cuál de todas estas substancias es la tan cacareada materia?

Con los conceptos del péndulo juega mucha gente, pero en realidad los conceptos no son la realidad.

La mente solamente conoce formas ilusorias de la naturaleza, pero nada sabe sobre la verdad contenida en tales formas.

Las teorías pasan de moda con el tiempo y con los años, y lo que uno aprendió en la escuela resulta que después ya no sirve; conclusión: nadie sabe nada.

Los conceptos de la extrema derecha o de la extrema izquierda del péndulo pasan como las modas de las mujeres, todos esos son procesos de la mente, cosas que suceden en la superficie del entendimiento, tonterías, vanidades del intelecto.

A cualquier disciplina psicológica se le opone otra disciplina, a cualquier proceso psicológico lógicamente estructurado, se le opone otro semejante, ¿y después de todo, qué?

Lo real, la verdad, es lo que nos interesa; más esto no es cuestión del péndulo, no se encuentra entre el vaivén de las teorías y creencias.

La verdad es lo desconocido de instante en instante, de momento en momento.

La verdad está en el centro del péndulo, no en la extrema derecha y tampoco en la extrema izquierda.

Cuando a Jesús le preguntaron: ¿Qué es la verdad?, guardó un profundo silencio. Y cuando al Budha le hicieron la misma pregunta, dio la espalda y se retiró.

La verdad no es cuestión de opiniones, ni de teorías, ni de prejuicios de extrema derecha o de extrema izquierda.

El concepto que la mente puede forjarse sobre la verdad, jamás es la verdad.

La idea que el entendimiento tenga sobre la verdad, nunca es la verdad.

La opinión que tengamos sobre la verdad, por muy respetable que aquélla sea, en modo alguno es la verdad.

Ni las corrientes espiritualistas ni sus oponentes materialistas, pueden conducirnos jamás a la verdad.

La verdad es algo que debe ser experimentado en forma directa, como cuando uno mete el dedo en el fuego y se quema, o como cuando uno traga agua y se ahoga.

El centro del péndulo está dentro de nosotros mismos, y es allí donde debemos descubrir y experimentar en forma directa lo real, la verdad.

Necesitamos auto-explorarnos directamente para auto-descubrirnos y conocernos profundamente a sí mismos.

La experiencia de la verdad sólo adviene cuando hemos eliminado los elementos indeseables que en su conjunto constituyen el mi mismo.

Sólo eliminando el error viene la verdad. Sólo desintegrando el "Yo mismo", mis errores, mis prejuicios y temores, mis pasiones y deseos, creencias y fornicaciones, encastillamientos intelectuales y auto-suficiencias de toda especie, adviene a nosotros la experiencia de lo real.

La verdad nada tiene que ver con lo que se haya dicho o dejado de decir, con lo que se haya escrito o dejado de escribir, ella solamente adviene a nosotros cuando el "mí mismo" ha muerto.

La mente no puede buscar la verdad porque no la conoce. La mente no puede reconocer la verdad porque jamás la ha conocido. La verdad adviene a nosotros en forma espontánea cuando hemos eliminado todos los elementos indeseables que constituyen el "mi mismo", el "yo mismo".

En tanto la conciencia continúe embotellada entre el yo mismo, no podrá experimentar eso que es lo real, eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente, eso que es la verdad.

Cuando el mi mismo queda reducido a polvareda cósmica, la conciencia se libera para despertar definitivamente y experimentar en forma directa la verdad.

Con justa razón dijo el Gran Kabir Jesús: "CONOCED LA VERDAD Y ELLA OS HARÁ LIBRES".

¿De qué sirve al hombre conocer cincuenta mil teorías si jamás ha experimentado la Verdad?

El sistema intelectual de cualquier hombre es muy respetable, mas a cualquier sistema se le opone otro y ni uno ni otro es la verdad.

Más vale auto-explorarnos para auto-conocernos y experimentar un día en forma directa, lo real, la VERDAD.

CAPÍTULO VI.

CONCEPTO Y REALIDAD

¿Quién o qué puede garantizar que el concepto y la realidad resulten absolutamente iguales?

El concepto es una cosa y la realidad es otra y existe tendencia a sobrestimar nuestros propios conceptos.

Realidad igual a concepto es algo casi imposible, sin embargo, la mente hipnotizada por su propio concepto supone siempre que éste y realidad son iguales.

A un proceso psicológico cualquiera correctamente estructurado mediante una lógica exacta, se le opone otro diferente reciamente formado con lógica similar o superior, ¿entonces qué?

Dos mentes severamente disciplinadas dentro de férreas estructuras intelectuales discutiendo entre sí, polemizando, sobre tal o cuál realidad creen cada una en la exactitud de su propio concepto y en la falsedad del concepto ajeno, ¿Mas cuál de ellas tiene la razón?, ¿Quién podría honradamente salir de garantes en uno u otro caso?, ¿En cuál de ellos, concepto y realidad resultan iguales?

Incuestionablemente cada cabeza es un mundo y en todos y en cada uno de nosotros existe una especie de dogmatismo pontificio y dictatorial que quiere hacernos creer en la igualdad absoluta de concepto y realidad.

Por muy fuertes que sean las estructuras de un razonamiento nada puede garantizar la igualdad absoluta de conceptos y realidad.

Quienes están auto-encerrados dentro de cualquier procedimiento logístico intelectual quieren hacer siempre coincidir la realidad de los fenómenos con los elaborados conceptos y esto no es más que el resultado de la alucinación razonativa.

Abrirse a lo nuevo es la difícil facilidad del clásico; desgraciadamente la gente quiere descubrir, ver en todo fenómeno natural sus propios prejuicios, conceptos, preconceptos, opiniones y teorías; nadie sabe ser receptivo, ver lo nuevo con mente limpia y espontánea.

Que los fenómenos le hablen al sabio sería lo indicado; desafortunadamente los sabios de estos tiempos no saben ver los fenómenos, sólo quieren ver en los mismos la confirmación de todos sus preconceptos.

Aunque parezca increíble los científicos modernos nada saben sobre los fenómenos naturales.

Cuando vemos en los fenómenos de la naturaleza exclusivamente nuestros propios conceptos, ciertamente no estamos viendo los fenómenos sino los conceptos.

Empero, alucinados los tontos científicos por su fascinante intelecto, creen en forma estúpida que cada uno de sus conceptos es absolutamente igual a tal o cual fenómeno observando, cuando la realidad es diferente.

No negamos que nuestras afirmaciones sean rechazadas por todo aquel que esté auto-encerrado por tal o cual procedimiento logístico; incuestionablemente la condición pontificia y dogmática del intelecto en modo alguno podría aceptar que a tal o cual concepto correctamente elaborado, no coincida exactamente con la realidad.

Tan pronto la mente, a través de los sentidos, observa tal o cual fenómeno, se apresura de inmediato a roturarlo con tal o cual término cientifista que incuestionablemente sólo viene a servir como parche para tapar la propia ignorancia.

La mente no sabe realmente ser receptiva a lo nuevo, más si sabe inventar complicadísimos términos con los cuales pretende calificar en forma auto-engañosa lo que ciertamente ignora.

Hablando esta vez en sentido Socrático, diremos que la mente no solamente ignora, sino, además, ignora que ignora.

La mente moderna es terriblemente superficial, se ha especializado en inventar términos hechos dificilísimos para tapar su propia ignorancia.

Existen dos clases de ciencia: la primera no es más que ese podridero de teorías subjetivas que abundan por allí. La segunda es la ciencia pura de los grandes iluminados, la ciencia objetiva del Ser.

Indubitablemente no sería posible penetrar en el anfiteatro de la ciencia cósmica, si antes no hemos muerto en sí mismos.

Necesitamos desintegrar todos esos elementos indeseables que cargamos en nuestro interior, y que en su conjunto constituyen en sí mismo, el Yo de la Psicología.

En tanto la conciencia superlativa del ser continúe embotellada entre el mí mismo, entre mis propios conceptos y teorías subjetivas, resulta absolutamente imposible conocer directamente la cruda realidad de los fenómenos naturales en sí mismos.

La llave del laboratorio de la naturaleza, la tiene en su mano diestra el Ángel de la Muerte.

Muy poco podemos aprender del fenómeno del nacimiento, más de la muerte podremos aprender todo.

El templo inviolado de la ciencia pura se encuentra en el fondo de la negra sepultura. Si el germen no muere la planta no nace. Sólo con la muerte adviene lo nuevo.

Cuando el Ego muere, la conciencia despierta para ver la realidad de todos los fenómenos de la naturaleza tal cual son en sí mismos y por sí mismos.

La conciencia sabe lo que directamente experimenta por sí misma, el crudo realismo de la vida más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.

CAPÍTULO VII.

LA DIALÉCTICA DE LA CONCIENCIA

En el trabajo esotérico relacionado con la eliminación de los elementos indeseables que cargamos en nuestro interior, surge a veces el fastidio, el cansancio y el aburrimiento.

Incuestionablemente necesitamos volver siempre al punto de partida original y revalorizar los fundamentos del trabajo psicológico, si es que de verdad anhelamos un cambio radical.

Amar el trabajo esotérico es indispensable cuando de verdad se quiere una transformación interior completa.

En tanto no amemos el trabajo psicológico conducente al cambio, la reevaluación de principios resulta algo más que imposible.

Sería absurdo suponer que pudiésemos interesarnos por el trabajo, si en realidad no hemos llegado a amarle.

Esto significa que el amor es inaplazable cuando en una y otra vez tratamos de revalorizar fundamentos del trabajo psicológico.

Urge ante todo saber qué es eso que se llama conciencia, pues son muchas las gentes que nunca se han interesado por saber nada sobre la misma.

Cualquier persona común y corriente jamás ignoraría que un boxeador al caer noqueado sobre el ring pierde la conciencia.

Es claro que al volver en si, el desventurado púgil adquiere nuevamente la conciencia.

Secuencialmente cualquiera comprende que existe una clara diferencia entre la personalidad y la conciencia.

Al venir al mundo todos tenemos en la existencia un tres por ciento de conciencia y un noventa y siete por ciento repartible entre subconciencia, infraconciencia e inconsciencia.

El tres por ciento de conciencia despierta puede ser acrecentada a medida que trabajemos sobre sí mismos.

No es posible acrecentar conciencia mediante procedimientos exclusivamente físicos o mecánicos.

Indubitablemente la conciencia solamente puede despertar a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios.

Existen varios tipos de energía dentro de nosotros mismos, debemos comprender: Primera.- energía mecánica. Segunda.- energía vital. Tercera.- energía psíquica. Cuarta.- energía mental. Quinta.- energía de la voluntad. Sexta.- energía de la conciencia. Séptima.- energía del espíritu puro.

Por mucho que multiplicáramos la energía estrictamente mecánica, jamás lograríamos despertar conciencia.

Por mucho que incrementáramos las fuerzas vitales dentro de nuestro organismo, nunca llegaríamos a despertar conciencia.

Muchos procesos psicológicos se realizan dentro de sí mismos, sin que por ello intervenga para nada la conciencia.

Por muy grandes que sean las disciplinas de la mente, la energía mental no logrará nunca despertar los diversos funcionalismos de la conciencia.

La fuerza de la voluntad aunque fuese multiplicada hasta el infinito no consigue despertar conciencia.

Todos estos tipos de energía se escalonan en distintos niveles y dimensiones que nada tienen que ver con la conciencia.

La conciencia sólo puede ser despertada mediante trabajos conscientes y rectos esfuerzos.

El pequeño porcentaje de conciencia que la humanidad posee, en vez de ser incrementada suele ser derrochado inútilmente en la vida.

Es obvio que al identificarnos con todos los sucesos de nuestra existencia despilfarramos inútilmente la energía de la conciencia.

Nosotros deberíamos ver la vida como una película sin identificarnos jamás con ninguna comedia, drama o tragedia, así ahorraríamos energía concientiva.

La conciencia en sí misma es un tipo de energía con elevadísima frecuencia vibratoria.

No hay que confundir a la conciencia con la memoria, pues son tan diferentes la una de la otra, como lo es la luz de los focos del automóvil con relación a la carretera por donde andamos.

Muchos actos se realizan dentro de nosotros mismos, sin participación alguna de eso que se llama conciencia.

En nuestro organismo suceden muchos ajustes y reajustes, sin que por ello la conciencia participe en los mismos.

El centro motor de nuestro cuerpo puede manejar un automóvil o dirigir los dedos que tocan en el teclado de un piano sin la más insignificante participación de la conciencia.

La conciencia es la luz que el inconsciente no percibe.

El ciego tampoco percibe la luz física solar, mas ella existe por sí misma.

Necesitamos abrirnos para que la luz de la conciencia penetre en las tinieblas espantosas del mí mismo, del sí mismo.

Ahora comprenderemos mejor el significado de las palabras de Juan, cuando en el Evangelio dice: "La luz vino a las tinieblas, pero las tinieblas no la comprendieron".

Mas sería imposible que la luz de la conciencia pudiese penetrar dentro de las tinieblas del yo mismo, si previamente no usáramos el sentido maravilloso de la auto-observación psicológica.

Necesitamos franquearle el paso a la luz para iluminar las profundidades tenebrosas del Yo de la Psicología.

Uno jamás se auto-observaría si no tuviese interés en cambiar, tal interés sólo es posible cuando uno ama de verdad las enseñanzas esotéricas.

Ahora comprenderán nuestros lectores, el motivo por el cual aconsejamos revalorizar una y otra vez las instrucciones concernientes al trabajo sobre sí mismo.

La conciencia despierta, nos permite experimentar en forma directa la realidad.

Desafortunadamente el animal intelectual, equivocadamente llamado hombre, fascinado por el poder formulativo de la lógica dialéctica, ha olvidado la dialéctica de la conciencia.

Incuestionablemente el poder para formular conceptos lógicos resulta en el fondo terriblemente pobre.

De la tesis podemos pasar a la antítesis y mediante la discusión llegar a la síntesis, más esta última en sí misma continua siendo un concepto intelectual que en modo alguno puede coincidir con la realidad.

La Dialéctica de la Conciencia es más directa, nos permite experimentar la realidad de cualquier fenómeno en sí mismo.

Los fenómenos naturales en modo alguno coinciden exactamente con los conceptos formulados por la mente.

La vida se desenvuelve de instante en instante y cuando la capturamos para analizarla, la matamos.

Cuando intentamos inferir conceptos al observar tal o cual fenómeno natural, de hecho dejamos de percibir la realidad del fenómeno y sólo vemos en el mismo, el reflejo de las teorías y conceptos rancios que en modo alguno tienen que ver nada con el hecho observado.

La alucinación intelectual es fascinante y queremos a la fuerza que todos los fenómenos de la naturaleza coincidan con nuestra lógica dialéctica.

La dialéctica de la conciencia se fundamenta en las experiencias vividas y no en el mero racionalismo subjetivo.

Todas las leyes de la naturaleza existen dentro de nosotros mismos y si entre nuestro interior no las descubrimos, jamás las descubriremos fuera de sí mismos.

El hombre está contenido en el Universo y el Universo está contenido en el hombre.

Real es aquello que uno mismo experimenta en su interior, sólo la conciencia puede experimentar la realidad.

El lenguaje de la conciencia es simbólico, íntimo, profundamente significativo y sólo los despiertos lo pueden comprender.

Quien quiera despertar conciencia debe eliminar de su interior todos los elementos indeseables que constituyen el Ego, el Yo, el Mí mismo, dentro de los cuales se halla embotellada la esencia.

CAPÍTULO VIII.

LA JERGA CIENTIFISTA

La dialéctica lógica resulta condicionada y calificada, además, por las proposiciones "en" y "acerca" que jamás nos llevan a la experiencia directa de lo real.

Los fenómenos de la naturaleza distan mucho de ser como los científicos los ven.

Ciertamente tan pronto un fenómeno cualquiera es descubierto, de inmediato se le califica o rotula con tal o cual terminacho difícil de la jerga científica.

Obviamente esos dificilísimos términos del cientifismo moderno solo sirven de parche para tapar la ignorancia.

Los fenómenos naturales en modo alguno son como los cientifistas los ven.

La vida con todos sus procesos y fenómenos se desenvuelve de momento en momento, de instante en instante, y cuando la mente cientifista la detiene para analizarla, de hecho la mata.

Cualquier inferencia extraída de un fenómeno natural cualquiera, de ninguna manera es igual a la realidad concreta del fenómeno, desgraciadamente la mente del científico alucinada por sus propias teorías cree firmemente en el realismo de sus inferencias.

El intelecto alucinado no solamente ve en los fenómenos reflejo de sus propios conceptos, sino, además, y lo que es peor quiere en forma dictatorial hacer que los fenómenos resulten exactos y absolutamente iguales a todos esos conceptos que se llevan en el intelecto.

El fenómeno de la alucinación intelectual es fascinante, ninguno de esos tontos científicos ultramodernos admitiría la realidad de su propia alucinación.

Ciertamente los sabihondos de estos tiempos en modo alguno admitirían que se les calificase de alucinados.

La fuerza de la auto-sugestión les ha hecho creer en la realidad de todos esos conceptos de la jerga cientifista.

Obviamente la mente alucinada presume de omnisciente y en forma dictatorial quiere que todos los procesos de la naturaleza marchen por los carriles de sus sabihondeces.

No bien ha aparecido un fenómeno nuevo, se le clasifica, se le rotula y se le pone en tal o cual lugar, como si en verdad se le hubiese comprendido.

Son millares los términos que se han inventado para rotular fenómenos, mas nada saben los seudo-sapientes sobre la realidad de aquellos.

Como ejemplo vivido de todo lo que en este capítulo estamos afirmando, citaremos el cuerpo humano.

En nombre de la verdad podemos afirmar en forma enfática que este cuerpo físico es absolutamente desconocido para los científicos modernos.

Una afirmación de esta clase podría aparecer como muy insolente ante los pontífices del cientifismo moderno, incuestionablemente merecemos de ellos la excomunión.

Sin embargo, tenemos bases muy sólidas para hacer tan tremenda afirmación; desgraciadamente las mentes alucinadas están convencidas de su seudo-sapiencia, que ni remotamente podrían aceptar el crudo realismo de su ignorancia.

Si les dijésemos a los jerarcas del cientifismo moderno, que el Conde de Cagliostro, interesantísimo personaje de los siglos XVI, XVII, XVIII todavía vive en pleno siglo XX, si les dijésemos que el insigne Paracelso, insigne facultativo de la edad media, aún existe todavía, podéis estar seguros de que los jerarcas del cientifismo actual se reirían de nosotros y jamás aceptarían nuestras afirmaciones.

Sin embargo, es así: Viven actualmente sobre la faz de la tierra los auténticos mutantes, hombres inmortales con cuerpos que datan de miles y de millones de años hacia atrás.

El autor de esta obra conoce a los mutantes, empero no ignora el escepticismo moderno, la alucinación de los cientifistas y el estado de la ignorancia de los sabihondos.

Por todo esto en modo alguno caeríamos en la ilusión de creer que los fanáticos de la jerga científica aceptasen la realidad de nuestras insólitas declaraciones.

El cuerpo de cualquier mutante es un franco desafío a la jerga científica de estos tiempos.

El cuerpo de cualquier mutante puede cambiar de figura y retornar luego a su estado normal sin recibir daño alguno.

El cuerpo de cualquier mutante puede penetrar instantáneamente en la cuarta vertical y hasta asumir cualquier forma vegetal o animal y retornar posteriormente a su estado normal sin recibir perjuicio alguno.

El cuerpo de cualquier mutante desafía violentamente a viejos textos de Anatomía oficial.

Desgraciadamente ninguna de estas declaraciones podría vencer a los alucinados de la jerga cientifista.

Esos señores, sentados sobre sus solios pontificios, incuestionablemente nos mirarán con desdén, tal vez con ira, y posiblemente hasta con un poco de piedad.

Empero, la verdad es lo que es, y la realidad de los mutantes es un franco desafío a toda teoría ultramoderna.

El autor de la obra conoce a los mutantes pero no espera que nadie le crea.

Cada órgano del cuerpo humano está controlado por leyes y fuerzas que ni remotamente conocen los alucinados de la jerga cientifista.

Los elementos de la naturaleza son en sí mismos desconocidos para la ciencia oficial; las mejores fórmulas químicas están incompletas: H2O, dos átomos de Hidrógeno y uno de Oxígeno para formar agua, resulta empírico.

Sí tratamos de juntar en un laboratorio el átomo de Oxígeno con los dos de Hidrógeno, no resulta agua ni nada porque esta fórmula está incompleta, le falta el elemento fuego, solo con este citado elemento podría crearse agua.

La intelección por muy brillante que parezca no puede conducirnos jamás a la experiencia de lo real.

La clasificación de sustancias y los terminachos difíciles con que se rotula a las mismas, sólo sirve como parche para tapar la ignorancia.

Eso de querer el intelecto que tal o cual sustancia posee determinado nombre y características, resulta absurdo e insoportable.

¿Porqué el intelecto presume de omnisciente? ¿Porqué se alucina creyendo que las sustancias y fenómenos son como él cree que son? ¿Porqué quiere la intelección que la naturaleza sea una réplica perfecta de todas sus teorías, conceptos, opiniones, dogmas, preconceptos, prejuicios?

En realidad los fenómenos naturales no son como se cree que son, y las substancias y fuerzas de la naturaleza de ninguna manera son como el intelecto piensa que son.

La conciencia despierta no es la mente, ni la memoria, ni semejante. Solo la conciencia liberada puede experimentar por sí misma y en forma directa la realidad de la vida libre en su movimiento.

Empero debemos afirmar en forma enfática que en tanto exista dentro de nosotros mismos cualquier elemento subjetivo, la conciencia continuará embotellada entre tal elemento y por ende no podrá gozar de la iluminación continua y perfecta.

CAPÍTULO IX.

EL ANTICRISTO

El chispeante intelectualismo como funcionalismo manifiesto del Yo psicológico, indubitablemente es EL ANTICRISTO.

Quienes suponen que el ANTICRISTO es un personaje extraño nacido en tal o cual lugar de la tierra o venido de este o de aquel país, están ciertamente completamente equivocados.

Hemos dicho en forma enfática que el ANTICRISTO no es en modo alguno un sujeto definido, sino todos los sujetos.

Obviamente el ANTICRISTO radica en el fondo de cada persona y se expresa en forma múltiple.

El intelecto puesto al servicio del espíritu resulta útil; el intelecto divorciado del espíritu deviene inútil.

Del intelectualismo sin espiritualidad surgen los bribones, viva manifestación del ANTICRISTO.

Obviamente el bribón en sí mismo y por si mismo es el ANTICRISTO. Desgraciadamente el mundo actual con todas sus tragedias y miserias está gobernado por el ANTICRISTO.

El estado caótico en que se encuentra la humanidad actual indubitablemente se debe al ANTICRISTO.

El inicuo de que hablara Pablo de Tarso en sus epístolas es ciertamente un crudo realismo de estos tiempos.

El inicuo ya vino y se manifiesta por doquier, ciertamente tiene el don de la ubicuidad.

Discute en los cafés, hace negociaciones en la ONU, se sienta cómodamente en Ginebra, realiza experimentos de laboratorio, inventa bombas atómicas, cohetes teledirigidos, gases asfixiantes, bombas bacteriológicas, etc., etc., etc.

Fascinado el ANTICRISTO con su propio intelectualismo, exclusividad absoluta de los sabihondos, cree que conoce todos los fenómenos de la naturaleza.

El ANTICRISTO creyéndose a sí mismo omnisciente, embotellado entre todo el podridero de sus teorías, rechaza de plano todo aquello que se parezca a Dios o que se adore.

La auto-suficiencia del ANTICRISTO, el orgullo y la soberbia que posee, es algo insoportable.

El ANTICRISTO odia mortalmente las virtudes cristianas de la fe, la paciencia y la humildad.

Toda rodilla se hinca ante el ANTICRISTO. Obviamente aquél ha inventado aviones ultrasónicos, barcos maravillosos, flamantes automóviles, medicinas sorprendentes, etc.

En estas condiciones, ¿quién podría dudar del ANTICRISTO? Quién se atreva en estos tiempos a pronunciarse contra todos estos milagros y prodigios del hijo de perdición, se condena a sí mismo a la burla de sus semejantes, al sarcasmo, a la ironía, al calificativo de estúpido e ignorante.

Cuesta trabajo hacer entender esto a las gentes serias y estudiosas, éstas en si mismas reaccionan, oponen resistencia.

Es claro que el animal intelectual equivocadamente llamado hombre, es un robot programado con kinder, primarias, secundarias, preparatoria, universidad, etc.

Nadie puede negar que un robot programado funciona de acuerdo con el programa, de ninguna manera podría funcionar si se le sacase del programa.

El ANTICRISTO ha elaborado el programa con el que se programan los robots humanoides de estos tiempos decadentes.

Hacer estas aclaraciones, poner énfasis en lo que estoy diciendo, resulta espantosamente difícil por estar fuera de programa, ningún humanoide robot podría admitir cosas que están fuera del programa.

Es tan grave esta cuestión y tan tremendos los enfrascamientos de la mente, que en modo alguno, un robot humanoide cualquiera, sospecharía ni remotamente que el programa no sirve, pues él ha sido arreglado de acuerdo con el programa, y dudar del mismo le parecería una herejía, algo incongruente y absurdo.

Que un robot dude de su programa es un adefesio, algo absolutamente imposible pues su mismísima existencia se debe al programa.

Desgraciadamente las cosas no son como las piensa el robot humanoide; existe otra ciencia, otra sabiduría, inaceptable para el robot humanoide.

Reacciona el humanoide robot y tiene razón en reaccionar pues no ha sido programado para otra ciencia ni para otra cultura, ni para nada diferente a su consabido programa.

El ANTICRISTO ha elaborado los programas del robot humanoide, el robot se prosterna humilde ante su amo. ¿Cómo podría dudar el robot de la sapiencia de su amo?

Nace el niño inocente y puro; la esencia expresándose en cada criatura es preciosa en gran manera.

Incuestionablemente la naturaleza deposita en los cerebros de los recién nacidos todos esos datos salvajes, naturales, silvestres, cósmicos, espontáneos, indispensables para la captura o aprehensión de las verdades contenidas en cualquier fenómeno natural perceptible para los sentidos.

Esto significa que el niño recién nacido podría por si mismo descubrir la realidad de cada fenómeno natural, desgraciadamente interfiere el programa del ANTICRISTO y las maravillosas cualidades que la naturaleza ha depositado en el cerebro del recién nacido pronto quedan destruidas.

El ANTICRISTO prohíbe pensar en forma diferente; toda criatura que nace, por orden del ANTICRISTO debe ser programada.

No hay duda de que el ANTICRISTO odia mortalmente aquel precioso sentido del Ser, conocido como "facultad de percepción instintiva de las verdades cósmicas".

Ciencia pura, distinta a todo el podridero de teorías universitarias que existen por aquí, por allá y acullá, es algo inadmisible para los robots del ANTICRISTO.

Muchas guerras, hambres y enfermedades ha propagado el ANTICRISTO en toda la redondez de la tierra, y no hay duda de que seguirá propagándolas antes que llegue la catástrofe final.

Desafortunadamente ha llegado la hora de la gran apostasía anunciada por todos los profetas y ningún ser humano se atrevería a pronunciarse contra el ANTICRISTO.

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