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El índice de libertad económica en el campo mexicano (página 2)

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LISTA DE SIGLAS

BANAMEX

Banco Nacional de México

BBVA

Banco Bilbao Vizcaya BANCOMER

CETES

Certificados de la tesorería de la Federación

CFE

Comisión Federal de Electricidad

CLF

Compañía de Luz y Fuerza

CNA

Comisión Nacional del Agua

CONASUPO

Comisión Nacional de Subsistencia Popular

FCNM

Ferrocarriles Nacionales de México

FERTIMEX

Fertilizantes de México

FIRA

Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura

HF

Heritage Foundation

HSBC

Banco BITAL

IEF

Index of Economic Freedom

ILE

Indicator de Libertad Económica

ININ

Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares

IPN

Instituto Politécnico Nacional

PAGAFES

PAGARÉS DE LA FEDERACIÓN

PEMEX

Petróleos Mexicanos

SICARTSA

Siderúrgica Lázaro Cárdenas Sociedad Anónima

SOFOLES

Sociedades Financieras de Objeto Limitado

TELMEX

Teléfonos de México

URSS

Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas

WSJ

The Wall Street Journal

CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN

Medir el efecto de las políticas del gobierno, en el comportamiento de los productores agropecuarios del campo mexicano, es importante para comprender el estado económico del sector rural.

Algunas decisiones del gobierno generaron incentivos para incrementar la actividad de los productores, pero otras, las inhibieron. Por ejemplo, cuando el Estado impuso aranceles altos a la importación de camionetas, muchos productores redujeron sus pretensiones de importarlas; cuando el gobierno redujo los aranceles, la importación se incrementó notablemente.

Cuando el gobierno impuso muchos requisitos para que un particular perforase un pozo para extraer y vender agua a los vecinos, pocos se atrevieron a arriesgar su capital en ese negocio. Cuando se permitió la comercialización de agua en garrafón, surgieron decenas de empresas que hoy venden este líquido a precios cercanos a $1000.00 el metro cúbico. Algo impensable hace 25 años.

Cuando el Estado dio legitimidad a los sindicatos y reconoció el derecho de huelga nunca se dio cuanta que estaba reduciendo incentivos para el surgimiento de nuevas empresas, hubo empresarios nacionales que prefirieron cerrar sus negocios, algunos capitalistas extranjeros prefirieron no entrar o emigrar a otros países y de esa forma se perdieron muchos puestos de trabajo. Por el contrario, se pueden observar economías donde no hay sindicatos ni derecho de huelga y el nivel de desempleo es mínimo o nulo.

Se pueden enunciar más de 50 variables donde el Estado interviene e induce conductas en los agentes económicos. En términos generales, el efecto que provocan las políticas de Estado se reducen a ampliar o reducir el nivel de actividad de los agentes económicos privados.

Cuando los agentes económicos privados reducen su actividad, el Producto Interno Bruto (PIB) aportado por ellos se reduce; en tanto que, si los agentes económicos aumentan su papel en la economía, ello se reflejará en el incremento del PIB.

Esta investigación se dedicó a estudiar la forma de medir la acción del Estado sobre los agentes económicos. Se construyó un indicador numérico para medir el margen de acción que el Estado otorga a los campesinos para que puedan tomar decisiones económicas de carácter privado, es decir, de negocios.

Se mostró que este indicador del margen de acción de los productores del campo, está correlacionado con el PIB del sector rural. Es decir, hay elementos para asegurar que valores altos del indicador corresponden a altos niveles de Producto Interno Bruto, mientras que valores bajos del indicador corresponden a niveles bajos del PIB.

La Heritage Foundation de alguna forma aborda esta temática, menciona los conceptos donde interviene el Estado pero no especifica la metodología para evaluar a las variables, ni tampoco señala la base teórica, estas tareas quedaron para subsanarse en el trabajo presente.

Estudiar la problemática del campo mexicano con base en un indicador de libertad económica de los productores rurales no tiene antecedentes. La capacidad explicativa del indicador de las épocas de bonanza y depresión es notable.

Finalmente, se propone que este Indicador de Libertad Económica puede utilizarse para efectos predictivos. En efecto, se puede pronosticar el resultado económico del campo según el nivel del indicador que el Estado determine. Si el Estado decide mejorar significativamente el valor del ILE seguramente se obtendrá un mejor nivel de Producto Interno Bruto per cápita; pero la recíproca también es cierta: si el estado empeora el ILE, el PIB per cápita empeorará.

1.1 Planteamiento del problema

No existe, hasta ahora, un instrumento analítico suficientemente robusto y capaz de pronosticar los efectos que producirán las acciones del Estado.

Debido a que no se cuenta con un indicador que pueda señalar si una decisión es correcta o no, se cometen infinidad de errores económicos.

Por ejemplo, el Estado puede establecer una ley que prohíba la importación de leche con la sana intención de incentivar a los productores nacionales. Pero el resultado que arroja esta política se refleja en un incremento notable de los precios internos, la producción no sube a los niveles esperados y pueden presentarse problemas graves de escasez.

Para remediar este problema (provocado por el Estado), se toma otra decisión errónea, por ejemplo, se usa dinero del erario, para importar miles de toneladas de leche en polvo que el gobierno venderá a precios bajos (subsidiados) con la buena intención de que toda la gente pueda comprar y alimentar mejor a sus hijos. Nuevamente, se tiene una acción bienintencionada que conduce a sacar del mercado a casi todos los productores nacionales de leche que no pueden competir con el gobierno. Es posible que surjan otros efectos imprevistos, como arbitraje o corrupción de agentes que compren barato (al Estado), lo sacan del país para venderlo nuevamente al Estado.

Otro ejemplo se puede ver cuando un gobierno elimina el Impuesto al Valor Agregado a medicinas y alimentos y años más tarde intenta gravarlos de nuevo. Puede desatar una cadena de reacciones inesperadas que desestabilizan la economía.

Se podrían evitar muchos errores de orden económico si hubiera un instrumento que calificara de antemano las acciones del Estado y previera los posibles resultados. Un indicador que esté sustentado en una teoría económica sólida y probada en la práctica.

1.2 Objetivo general

Definir un indicador numérico que mida el margen de acción que el Estado otorga a los agentes productivos del campo mexicano para tomar decisiones económicas de carácter privado.

1.3 Objetivos particulares

1.3.1 Detectar las variables económicas relacionadas con el margen de acción que el Estado otorga a los agentes productivos del campo mexicano para tomar decisiones económicas de carácter privado.

1.3.2 Cuantificar el margen de acción que el Estado otorga a los individuos en cada variable económica.

1.3.3 Determinar hasta qué grado hay relación entre el indicador propuesto y el Producto Interno Bruto per cápita en el campo mexicano.

1.3.4 Especificar algunas políticas de Estado que permitan incrementar significativamente el nivel de Producto Interno Bruto per cápita en el campo mexicano.

  1. Hipótesis

1.4.1 Las políticas de Estado tienen efectos directos en la conducta de los agentes económicos e indirectos en el Producto Interno Bruto del sector.

  1. La conducta o margen de acción de los agentes económicos se puede expresar y medir en variables económicas.
  2. Existe una relación funcional entre el margen de acción que el Estado permite a los individuos y el Producto Interno Bruto per cápita.
  3. Es posible mejorar significativamente el Producto Interno Bruto del sector si el Estado modifica el valor de la variable que mide la acción o influencia del Estado sobre los individuos.

CAPÍTULO 2

MARCO TEÓRICO

Hacer investigación en economía o en cualquier otra ciencia, requiere tomar en cuenta el conocimiento acumulado por otros investigadores que se han preocupado por el tema y que aportan los elementos precisos para ubicar el fenómeno de interés. El trabajo que aquí se presenta, ha tomado las corrientes de pensamiento más relevantes y que conforman los paradigmas de la Ciencia Económica.

Se sabe que la Economía es una ciencia relativamente nueva y que está en proceso de construcción. Sin embargo, ya tiene conocimientos sólidos para investigar los problemas que se abordan, como es el grado de libertad económica que tienen los productores ante las políticas que desarrolla el Estado. Aquí se expondrá explícitamente esa teoría que servirá para dar sustento a la investigación.

2.1 Origen del problema económico

La necesidad primordial del ser humano consiste en sobrevivir en un mundo de incertidumbre y escasez. Si este mundo fuera abundante en alimento, salud, diversiones, educación, vestido y vivienda, entonces no existirían problemas económicos.

El primer problema que el hombre debe reconocer es que su vida está acotada. En efecto, nadie puede pensar en una vida infinita, posiblemente ni siquiera dure cien años. Luego, ante este recurso escaso del tiempo y pensando que todo lo demás no tiene límites, debe tomar decisiones para saber si, por ejemplo, disfrutará mejor tomando cerveza todos los días o si vale la pena dedicar su tiempo a construir su casa o educar a sus hijos. Decidir cómo usar su escaso tiempo de vida implica, por tanto, un problema económico.

El tiempo de vida no es el único recurso escaso de este mundo. Sólo en la mítica ‘tierra de Jauja’ al hombre le bastaba estirar la mano para tomar su alimento, pero en el mundo real, el alimento, el vestido, la educación son recursos escasos. Basta que exista una persona que no pueda tomar para sí lo que desea para que se considere la existencia de escasez. Hasta ahora, el aire no es escaso en la superficie de la tierra, pues todos los hombres pueden tomar el aire que desean; tampoco el agua salada es un producto escaso pues basta acercarse al mar y disfrutar toda la que se desea. Respirar el aire o disfrutar el agua salada no es, en general, un problema económico (Becker, 1987). Pero si se consideran ciertos espacios, lugares o circunstancias, pueden transformarse en escasos.

En realidad, la lista de materias, productos o bienes escasos es amplia. Por ejemplo, si se colocara en el zócalo de la ciudad todo el trigo producido en una región para que la gente se lo llevara sin pago alguno, seguramente que varios se irían con las manos vacías, es decir, se transformaría en un bien escaso. Otro ejemplo: si se repartieran los automóviles que genera una fábrica a los primeros que llegasen a sus puertas, seguramente se harían filas muy largas y habría gente que pasaría años esperando que le asignaran uno. Los automóviles se transformarían en un bien escaso.

La distribución de los bienes y la escasez de los mismos es materia de interés de la ciencia económica. La Economía puede dar cuenta del resultado de diversos métodos de distribución, asimismo, puede indicar cuál es el método más eficiente.

Para resolver el problema de distribución se necesita antes resolver el problema de la producción. En tiempos remotos bastaba que el jefe de familia se internase en la selva para colectar fruta silvestre y así satisfacía las necesidades de alimento de la familia. Pero cuando las aldeas crecieron, no todos podían ir a la selva, por lo que, de manera natural se dividió el trabajo para dejar a los más fuertes la caza de animales salvajes mientras que otros se dedicaban a cuidar a los niños o preparar alimentos. Para la aldea, era suficiente la autoridad del jefe de familia cuyas órdenes no se discutían, simplemente se obedecían. Si hacía falta leña para la cocción de los alimentos bastaba una orden para que el hijo mayor tomara el hacha y proveyera del combustible necesario. La supervivencia de la aldea estaba garantizada con el poder centralizador de un individuo y la disposición a obedecer y cooperar de la mejor manera posible por los demás miembros de esas pequeñas sociedades.

Sin embargo, las familias crecieron y la aldea se hizo más compleja. Pronto se fundaron nuevas aldeas y cada una con su propia autoridad central. Algunas aldeas se establecieron cerca del mar, otras en tierras planas o en la montaña. La aldea a pie de mar podía tener pescado en abundancia, tanto que le sobraba para alimentar a todos sus miembros, los que estaban asentados en tierras planas les sobraba trigo y los de la montaña eran superavitarios en leña. Cada aldea tenía sobrantes de un bien y escasez de los otros dos bienes. Nuevamente surge un problema económico derivado de la escasez y abundancia.

Cuadro 2.1 Producción y escasez en aldeas separadas

Aldea

Abundancia

Escasez

A

Pescado

Leña y trigo

B

Leña

Pescado y trigo

C

Trigo

Pescado y leña

Elaboración propia

Un método para que la aldea A consiga leña consiste en organizar un comando para asaltar a la aldea B y robar la leña tan necesaria para cocer el pescado. Luego, tendría que organizar otro comando para robar el trigo tan necesario para mejorar la alimentación. La aldea B puede estar pensando lo mismo: organizar un comando para robar pescado y trigo. Pero la aldea C no está exenta de este pensamiento y hace lo propio. Es posible que este método se use algunas veces, pero pronto se dan cuenta que no es muy eficiente, ya que, como se dice coloquialmente: algunos pierden los dientes, otros pierden la vida.

El desarrollo de las sociedades tribales permitió, en un proceso cercano a los diez mil años, descubrir que hay métodos mejores que la violencia, y así surge espontáneamente el trueque. En efecto, el jefe de la aldea A llega con una porción de pescado a la aldea B con el fin de intercambiarlo por leña. Luego va a la aldea C y logra conseguir trigo. Lo propio hacen cada jefe de aldea y de esta forma las tres aldeas tienen los bienes que deseaban sin acciones de violencia.

Otro método consiste en unir las tres aldeas como si fueran una sola y elegir una autoridad central para delegarle la facultad de distribuir los bienes escasos. El jefe de la aldea A está seguro que este es el mejor método y logra convencer a los otros jefes para que sigan su propuesta y para eliminar fricciones propone que la elección del jefe mayor sea por voto mayoritario, por lo que se convoca a toda la población y se inicia la campaña. Son muchos los que quieren el puesto. Después de una reñida, desgastante y sucia elección se nombra al jefe de la aldea A como el presidente de las tres aldeas.

Para facilitar la operación de la presidencia, se establece que todos deben pagar un impuesto a fin de construir la oficina donde el presidente hará los planes de distribución. Para este momento ya se habrá nombrado al nuevo jefe de la aldea A quien deberá aportar los datos de producción de pescado; el jefe de la aldea B dirá cuanto le sobra de leña y el de la C cuánto de trigo. El presidente, ya con los datos en la mano determina la cantidad de pescado que debe ir a la aldea B y cuánto a la C. Lo mismo hará con los otros bienes escasos.

Sin embargo, pronto surgen las protestas pues el jefe de la aldea C nota que ahora recibe menos que antes. Los que reciben más, no protestan. La inconformidad del jefe C le conduce a declarar menos producción del trigo que cosechan en su aldea, el sobrante lo usa para un intercambio fuera del control del presidente. Al entregar menos cantidad de trigo, los otros agentes recibirán menos que antes y surgen así las sospechas de que el presidente se queda indebidamente con una parte de la producción. Al menor descuido, el presidente sufre un golpe de Estado pues ahora todos lo desconocen. Se inicia un nuevo proceso para elegir a otro presidente "más honrado y capaz". Pero vuelve a ocurrir lo mismo, nadie está contento con la distribución que hace el presidente.

Después de varios cambios, surge un presidente que vende la idea de que el problema de escasez se resuelve si el presidente tiene la facultad no sólo de distribuir sino de organizar la producción. Convence al pueblo que si lo dejan manejar las fuerzas productivas doblará la cantidad de bienes y nadie tendrá escasez pues todos recibirán una dotación doble. Con estas encantadoras promesas gana las simpatías de todos. Le conceden el poder absoluto. Para este fin organiza a su gobierno nombrando ministros a los antiguos jefes de aldea. Ellos serán los responsables que harán cumplir las órdenes de producción en cada aldea.

Deberán organizar a sus comunidades para cumplir el plan centralizado y a cambio recibirán su dotación. Por supuesto, los ministros serán los primeros en recibir su parte en compensación por la ardua tarea de vigilar que todos trabajen. Toda la producción se entrega al Estado y éste se encarga de distribuir una canasta llena de pescado, trigo y leña a cada familia.

No pasará mucho tiempo para que los trabajadores adviertan que reciben lo mismo si trabajan mucho o trabajan poco o aún si no trabajan. Difícilmente se encontrará a alguien que recibiendo lo mismo cada día, incremente constantemente su ritmo de trabajo o dedique más horas para producir leña, pescado o trigo. Más bien, se notará una tendencia a reducir el esfuerzo o el tiempo de trabajo.

Esto preocupará al gobierno y para remediarlo, se contratarán supervisores, policías, jueces y cárceles para castigar al que reduzca su trabajo, lo cual implicará, por supuesto, que el gobierno consuma una parte mayor del producto bruto y, por lo tanto, los ciudadanos (los que no están en el gobierno) seguirán recibiendo menos que antes. Esta manera de resolver los problemas económicos conduce a crear dos clases sociales de agentes.

Por un lado, estarán los productores que aportan su esfuerzo, tiempo y trabajo a cambio de recibir una ración de alimentos, y por otra parte estarán los miembros del gobierno que se encargan de organizar a los productores y recibir su parte antes que nadie. A este sistema de producción y distribución, llevado al campo de la teoría económica se le conoce como ‘‘planificación centralizada’’.

2.2 El Modelo de Kantorovich

La tarea del planificador consiste en hacer un uso eficiente de los recursos de la sociedad y tomar decisiones sobre los recursos escasos significa estar en el campo de la Economía. En este caso, el planificador tiene el problema de usar el mínimo de insumos para obtener la máxima producción.

Para Leonid Kantorovich (1968) el aparato centralizador se enfrenta a un problema de programación lineal que se resuelve mediante las mismas técnicas desarrolladas por Dantzig en los Estados Unidos, es decir, el Método Simplex. Kantorovich desarrolla una teoría de la formación de los precios sobre la base de la teoría marxista de valor. Surgen así los llamados precios planificados que no se basan necesariamente en los costes de producción pues más bien son "un instrumento de redistribución de la renta social neta y actúan como estimulante económico, por ejemplo, alentando el empleo del equipo y las materias primas mediante la subestimación de sus precios". (Kantorovich 1968)

Kantorovich construye su sistema mediante "evaluaciones objetivamente determinadas" a fin de realizar el cálculo económico que da cuenta del uso eficiente de los recursos de la sociedad. Estas evaluaciones objetivamente determinadas y basadas en la teoría del valor trabajo, le permitirán plantear el problema de optimización matemática en búsqueda de los puntos óptimos.

Figura 2.1 Los óptimos de Kantorovich

La formulación matemática del problema de la planificación óptima en la economía Kantorovich la enuncia así:

"Nos enfrentamos con m unidades de producción (empresas, instalaciones, máquinas) que deben fabricar n productos distintos (clases de operaciones) en una producción determinada. Un conjunto completo consiste en k1, k2,…,kn unidades de productos (1), (2), …,(n). Se conoce la productividad de cada sector para cada producto; el producto j (j=1,2,…,n) puede ser fabricado en la unidad i (i= 1,2,…,m) a razón de aij unidades por unidad de tiempo. Se trata de repartir las operaciones entre las unidades de manera que se obtenga un máximo de conjuntos proporcionales completos de una unidad de tiempo.

Si se designa por hij (i=1,…,m; j=1,…,n) la porción de tiempo de trabajo de la unidad i que se destina a la producción de producto j, la consecución de plan óptimo plantea el siguiente problema matemático:

Dados los valores no negativos

{aij} (i=1,…,m; j=1,…,m), kj>0 (j=1,…,n),

Para los cuales máx aij>0 (j=1,…,n) (cada producto puede ser fabricado por lo menos por una de las unidades) Se trata de definir el conjunto de valores (el plan)

Π={hij} (i=1,…,m); j=1,…,n) para los que se den las siguientes condiciones:

1) hij≥0 (i=1,…,m; j=1,…,m)

(la parte de tiempo de trabajo reservado, en cada unidad, a la fabricación de un producto es un valor no negativo);

2) ∑nj=1 hij≤1 (i=1,…,n)

(el tiempo de trabajo de cada sector está limitado por el período que abarca la planificación);

3. La magnitud μ(π)=mín (xπj)/kj 1≤j≤n

En que xπj= ∑i=1=aijhij (j=1,…,n) toma su valor máximo (los valores xπj expresan la producción total de cada producto realizada por el plan π, y la magnitud μ(π) representa la escala de producción relativa a este plan, es decir, el número de conjuntos proporcionales completos producidos por unidad de tiempo).

El plan π será óptimo si satisface las condiciones 1)-3) y realizable si satisface las condiciones 1) y 2)".

Las premisas, dice Kantorovich, para la aplicación de sus modelos de optimización se basan en los principios de la metodología marxista del análisis económico: razonamiento dialéctico, objetividad de la investigación, análisis social de las relaciones de producción, primacía de la producción y reconocimiento del trabajo como única fuente de valor. (Kantorovich 1968, pag. 264)

Para Kantorovich, el problema central es el incremento del nivel de producción, y lo aborda metodológicamente separándolo de la distribución. Considera que esta última no tiene mayor problema, pues el Estado distribuye de acuerdo a las necesidades de la sociedad.

Kantorovich considera que sus modelos son aplicables a los problemas de la planificación de la economía nacional, así como a las cuestiones particulares relativas a los diversos sectores de la producción socialista y a los problemas parciales de la planificación.(Kantorovich 1968)

Desde el punto de vista teórico, el modelo de Kantorovich para organizar la producción y distribución en una sociedad, por muy compleja que sea, tiene su mérito. El razonamiento es el siguiente: si un aparato centralizador cuenta con toda la información sobre los recursos que tiene una sociedad, tanto los materiales como los humanos, los precios, las productividades de los factores, las elasticidades, los gustos y preferencias de las personas, entonces puede tomar las mejores decisiones a fin de satisfacer a toda la sociedad.

Sin embargo, el modelo de Kantorovich posee algunas debilidades cuando se transforma en un método general bajo la dirección del Estado.

Los precios que utiliza no son precios de mercado, sino precios calculados en base a la teoría del valor trabajo. Ya se ha demostrado la imposibilidad de calcular precios mediante esta teoría, sea por la incompatibilidad de los que elaboran el cálculo (obtienen resultados diferentes), sea por la incompatibilidad con los precios observados en el mercado.

El supuesto de información completa sólo es válido en el campo teórico. En la realidad es imposible sostenerlo. Se tendría que tener un ejército de estadísticos, encuestadores, analistas y matemáticos y aún así nunca es posible saber todo de la naturaleza y de los gustos y preferencias de los individuos. Por otro lado, la información es continuamente cambiante y se regenera (problema estático y dinámico).

Para que los planes no sean alterados por los individuos, se requiere eliminar el mercado, es decir, las decisiones individuales de consumo y/o producción a fin de que imperen únicamente las del Estado.

Para que los individuos no puedan ejercer decisiones individuales, es necesario eliminar las posibilidades de intercambio libre y voluntario y eso es posible sólo mediante la abolición de la propiedad privada. Si los individuos no poseen propiedad alguna, no pueden comerciar y así se garantiza la planeación del Estado.

Para que el órgano centralizador pueda satisfacer a todos, es necesario que el número de mercancías diferentes no sea tan extenso. La tendencia es reducir al mínimo posible su número (o variedad) para elaborar correctamente el plan de producción. Una sola marca de zapatos, de vestido y alimentos es suficiente.

Aún reduciendo el número de mercancías a producir, la cantidad de información necesitada para la distribución (distancia hacia los poblados y hacia cada persona, duración del bien, recogida es tan grande que todavía no hay computadoras capaces de procesarla.

Kantorovich reconocía las deficiencias de su modelo al grado tal que recomendó ciertas "decisiones descentralizadas" (Kantorovich, 1968).

Sin embargo, hay que reconocer que la propuesta de Kantorovich es aplicable en ciertos ámbitos. Por ejemplo, las empresas de una economía de mercado necesitan optimizar el uso de sus recursos y para ello resuelven dónde colocar sucursales, cómo trazar la mejor ruta de distribución (problemas de transporte). Pero hay que notar que en estos casos es factible el uso de estos modelos, ya que los cálculos se basan en precios de mercado.

De cualquier manera, la importancia de incluir aquí el modelo de Kantorovich radica en que sostiene la creencia de que un órgano centralizador puede tomar tan buenas decisiones como las que se logran en los mercados libres. En otras palabras, sostiene que es posible sustituir al mercado por el Estado.

Bajo esta creencia es que el Estado se arrogará el derecho de organizar a la sociedad, de imponerle normas, reglamentos, leyes, decretos y sanciones. Así mismo, servirá de base para legitimar su política de administrar el petróleo, electricidad, salud, educación, correos y telefonía. El caso más extremo es cuando el Estado administra todo, como lo hacía China, URSS y Europa del Este.

2.3 El Modelo de Arrow

El esfuerzo de abstracción para construir el modelo de Arrow implica pensar en una economía idealizada donde los hombres pueden decidir sus planes de producción y consumo aplicando su propio criterio, intereses y ambiciones, sin que nadie les coaccione, obligue o limite. Se trata de un modelo donde las decisiones económicas individuales tienen como único límite no hacer daño a terceros.

El hombre puede producir sillas, motores, medicinas o cualquier otro bien en la cantidad que él mismo considere que es la adecuada, y la puede llevar a donde desee con el fin de realizar intercambios libres y voluntarios. Puesto que en esta economía no existe una autoridad que imponga restricciones de cantidad, precios o distribución, se le llamará "economía descentralizada". Otros autores la llamarán economía de mercado, economía capitalista, economía de libre empresa o economía liberal. Se tomarán aquí como sinónimos.

La economía descentralizada de Arrow descansa en el interés individual y está guiada por señales de precios "compatible con una disposición coherente de los recursos económicos, que podría considerarse, en un sentido bien definido mejor que un gran número de disposiciones alternativas posibles" (Arrow, 1977).

El interés individual significa lo que cada persona desea a fin de satisfacer sus necesidades, gustos, preferencias o caprichos. En general, los hombres pretenden mejorar sus condiciones de vida, satisfacer sus placeres, comer mejor, vestir mejor, divertirse mejor…

Subyace un criterio de racionalidad en todas las decisiones del individuo, es decir, los hombres tratan de obtener el mayor beneficio al menor costo posible. Vale la pena señalar que se habla de una intención del hombre, no de un resultado. Es decir, el criterio de racionalidad implica el deseo del hombre por lograr el mejor resultado. Esto no quiere decir que el hombre siempre logra el mejor resultado. Pero el hecho de que no se logre el mejor resultado no contradice el axioma de racionalidad, pues la intención no cambia.

Si las decisiones del hombre únicamente se basaran en satisfacer sus apetencias, es muy probable que la sociedad se destruyera. En efecto, un individuo trataría de tomar la carne del vecino sólo porque desea comer; el otro tomaría los muebles de éste o de otro, sólo porque quiere que luzcan en su casa. Se estaría creando una sociedad de delincuentes que no tardaría en desaparecer pues no habría incentivos en producir sabiendo que cualquiera puede apropiarse de ello. Dice Arrow "es importante entender cuán sorprendente debe ser esta afirmación para cualquiera que se haya expuesto a esta tradición. La respuesta inmediata, "de sentido común", al interrogante "¿cómo sería una economía motivada por la ambición individual y controlada por un número muy grande de agentes diferentes?, sería probablemente ésta: el caos (Arrow,1977).

Este caos se ordena mediante la señales de precios. Pero para comprender esta afirmación se necesita entender que el precio es un concepto que se forma únicamente en el intercambio libre y voluntario entre dos agentes privados.

Por abuso del lenguaje (en México), se habla del precio de la gasolina cuando la empresa que la vende es del Estado, en realidad ese no es un precio pues PEMEX no pertenece a un particular; también se habla del precio de la electricidad, pero la Compañía de Luz y Fuerza es del gobierno. Sin embargo, cuando pagamos el recibo telefónico estamos pagando un precio porque esa empresa pertenece a un agente privado. De manera semejante, cuando se habla de precios internacionales: si se refieren a los que se han producido entre agentes privados, tiene sentido hablar de precios; pero cuando se refieren al barril de crudo que venderá México, propiamente no se le debería llamar precio por dos razones: la primera porque la cifra no se determina entre particulares y la segunda porque es una especulación que todavía no pasa por el quid pro quo. Por lo tanto, las señales de precios a los que alude Arrow únicamente se refieren a las que se forman en la interacción libre y voluntaria entre los individuos. Puede ser que estos precios no tengan una expresión monetaria. Si una persona intercambia tres Kg. de maíz por dos de frijol, se dirá simplemente que el precio de tres Kg. de maíz fue de dos Kg. de frijol, o bien 1kg de maíz vale 2/3⅔ Kg. de frijol, o alternativamente un Kg. de frijol valió Kg. de maíz.

Hay que aclarar que ese precio se creó en la interacción libre y soberana de los dos agentes económicos y nada garantiza que ese mismo precio se producirá en el encuentro de otros dos agentes que lleven frijol uno, y maíz el otro. Es perfectamente posible y entendible que pueda surgir otra tasa de cambio, es decir, un precio diferente.

Esto lleva a pensar que la existencia de los mercados es tan fugaz como el tiempo que dura en pasar la mercancía de la mano del comprador a la del vendedor. Puede pensarse en los mercados como las luces de las luciérnagas en la noche: duran un instante y nadie puede predecir dónde aparecerá la luz. Este es el quid pro quo.

Un sistema económico que se basa en intercambios libres y voluntarios no es perfecto. Llega el momento en que los costos (de transacción) pueden elevarse. En efecto, si una persona desea intercambiar un pollo que previamente lo haya criado en el traspatio de su casa, por una cantidad de maíz, acude con el vecino, pero éste tiene leña: no hace el intercambio, no se forma el mercado: acude con otro vecino, pero este tiene legumbres, tampoco hace el intercambio. Nótese que puede ser muy costoso encontrar al agente ideal que quiera el pollo y que tenga el maíz que desea el dueño del pollo. Es posible que cuando encuentre al agente indicado, el pollo ya esté muerto de sed, hambre y cansancio y por lo tanto no se pueda intercambiar ni por dos granos de maíz. También puede suceder que encuentre a varios agentes que desean el pollo pero que tienen bienes que no son deseados por el dueño del pollo. Véase el siguiente cuadro.

Cuadro 2.2 Incompatibilidad de intereses

Agente

posee

desea

1

pollo

maíz

2

maíz

leña

3

leña

pollo

Elaboración propia

También se puede ejemplificar con el siguiente diagrama.

Figura 2.2 Circularidad de intereses

Elaboración propia

Es decir, se ha llegado a un estado de imposibilidad técnica. A pesar de que todos tienen lo que los otros desean, no pueden realizar el intercambio. Gracias a la racionalidad del hombre, se crean nuevas formas, métodos o sistemas para resolver este problema. El diagrama de incompatibilidad de intereses puede ser tan grande como se desee, dependiendo del número de agentes y bienes.

Figura 2.3 Problemas del trueque

Elaboración propia

La introducción de más mercancías parece complicar el problema y volverlo irresoluble en el viejo esquema de intercambio (trueque). Pero el talento del hombre ha sido capaz de inventar la solución.

Procede indicar que los individuos tienen distinto nivel de preferencia para cada uno de los bienes y se pueden ordenar con decimales que indiquen qué tan preferidos son unos bienes respecto de otros

Cuadro 2.3 Ordenación de preferencias y/o necesidades

agente

desea

posee

Pollo

maíz

leña

leche

pan

Soya

vaso

plata

lima

1

pollo

0

.1

.1

.1

.1

.2

0

.4

0

2

Maíz

.3

0

.2

0

0

0

.1

.3

.1

3

Leña

.1

0

0

0

.2

.1

0

.4

.2

4

leche

.2

0

.1

0

0

0

.1

.5

.1

5

Pan

.1

0

.1

0

0

0

0

.7

.1

6

Soya

0

.1

.2

.2

0

0

0

.3

.2

7

Vaso

0

.2

.4

.1

0

0

0

.2

.1

8

Plata

0

.3

.2

.2

.1

0

0

0

.2

9

lima

0

0

0

0

0

0

0

1

0

Nivel de preferencia

 

.7

.7

1.3

.6

.4

.3

.2

3.3

1

Elaboración propia

La escala usada es un intervalo cerrado de cero a uno: cero indica que tiene nula preferencia y uno significa "el más preferido". De esta forma simple los agentes económicos pueden ordenar sus preferencias en un conjunto de n bienes.

En este caso, las preferencias quedan de la siguiente manera.

vaso<soya<pan<leche<pollo<maíz<lima<leña<plata

Si fueran agentes que se empeñaran por cambiar frijol por vasos y sin abrir otras alternativas, podría ser que su actitud les incrementara notablemente los costos. Pero como son agentes racionales, pueden diversificar sus posibilidades del intercambio y ahorrar energía, tiempo y esfuerzo.

Ahora, nótese que en la ordenación de preferencias hay mercancías que son más preferidas que otras. Sería poco probable tener una sociedad donde todas las cosas sean igualmente preferidas. Esa sociedad tendría que ser tal que todos los hombres tuviesen los mismos gustos, preferencias necesidades y caprichos. Esa sociedad no existe.

Figura 2.4 Ordenación de las preferencias

Elaboración propia

Ai significa el i-ésimo agente (véase el cuadro 2.2.3)

El poseedor de pollo manifiesta su interés por todas las mercancías en distinto nivel de deseabilidad. La longitud de las flechas de la Figura 2.3.4 pueden indicar el grado de preferencia.

Figura 2.5 La relación de las preferencias entre los agentes

Elaboración propia

Aquí se señala que el hombre tiene preferencias por todas las mercancías que existen en una sociedad. Estas preferencias no aparecen en el mismo grado de deseabilidad: unas van a ser más deseables que otras. Quiere decir que los hombres van a tener la posibilidad de ordenar sus preferencias.

De manera natural surge un bien que es el más deseado por todos, o por la mayoría de los agentes. Podría haber sido cualquiera de ellos, pero por la práctica de los agentes tomarán aquél bien que les sirve de intermediario para obtener lo que desean. Puede llegarse al caso en que, por la naturaleza del bien, por su duración (no perecedero), por su divisibilidad y volumen, se transforma en la mercancía universal que nadie rechaza. De esta forma se resuelve el problema del trueque.

Surge así lo que se conoce como "dinero". Es decir, un medio que sirve para facilitar los intercambios. La mercancía que tiene el papel de dinero necesita tener la condición de "ser deseada por todos". Para que se dé esta condición, requiere que sea un bien escaso o limitado y que no se altere su cantidad.

Supóngase que la plata tiene ese papel, pero que por alguna circunstancia desconocida se evapora de pronto o, como por arte de magia, se reduce a la mitad cada vez que hace frío, y aumenta desproporcionadamente cuando hace calor; el resultado es que dejará de servir como medio de cambio. La incertidumbre sobre la cantidad que tendrán los individuos les llevará a desecharla como medio de cambio.

Surgido el dinero, se puede pensar en la existencia de una unidad a fin de medir los precios en esa unidad que ahora se llamará "numerario". Nótese que el surgimiento del dinero es producto de la acción espontánea de los agentes económicos. No es necesaria la existencia de un gobierno o autoridad para que surja y se admita por todos los agentes. Su propia experiencia y conducta racional les conduce a la formación del dinero.

Por la historia general de los países se ha visto que los metales preciosos han tenido, en su origen, el papel de "dinero". Es posible que al principio se haya usado tal como salía de las entrañas de la tierra. Con el tiempo se le quitaron las impurezas transformándolo en monedas con un peso determinado. Esto permitió un gran avance en las economías, pues se podía transportar fácilmente de un lugar a otro sin que sufriera merma alguna. Cualquiera podía fundir el oro bruto que llegaba a sus manos y fabricar lingotes de oro. Es posible que la diversidad de formas, tamaños y pesos creara la necesidad de estandarización. Cualquier agente pudo tomarse la molestia de crear monedas de 1, 2, 3, 5, 10, 20, 50, 100 y 1000 pesos. Y la economía funcionó mejor.

Los agentes económicos no son iguales. Tienen diferencias en cuanto a gustos, preferencias, capacidades, caprichos, deseos, talento y coraje. Esta diversidad, la necesidad de sobrevivir, y el principio de intercambio libre y voluntario, permitieron la división del trabajo. Nótese que nadie les obliga a dedicarse a hacer zapatos o sembrar trigo, pero lo hacen porque aprenden que es la única manera en que pueden conseguir las mercancías que produce el vecino.

En estas condiciones, Adam Smith dice que se crearán fuerzas tales que harán que los individuos sean movidos por una "mano invisible" para producir lo que los demás demandan. Y producirán en una suerte de equilibrio. No reducirán su producción de tal forma que les imposibilite conseguir todo lo que desean, ni producirán demasiado a fin de incrementar inútilmente sus inventarios con recursos que bien podrían usar para mejores menesteres. Subyace aquí una noción de equilibrio general donde lo que se produce se consume y lo que se demanda se produce. Una ley que ya había descubierto Jean Baptiste Say en el siglo XVIII.

Dice Arrow (1977) "la noción de que un sistema social movido por acciones independientes en búsqueda de valores diferentes es compatible con un estado final de equilibrio coherente, donde los resultados pueden ser muy diferentes de los buscados por los agentes; es sin duda la contribución intelectual más importante que ha aportado el pensamiento económico al entendimiento general de los procesos sociales".

El hecho de que no exista una autoridad que obligue a los agentes a producir determinadas mercancías y que, sin embargo se produzcan, lleva a otra interrogante referente a la posibilidad de que esa producción se haga de la manera más eficiente, sin desperdicio de recursos y sin dejar insatisfecha a la demanda.

"Smith -dice Arrow (1977)- percibió también la implicación más importante de la teoría general del equilibrio: la capacidad de un sistema competitivo para obtener una asignación de recursos eficiente en algún sentido".

El principio de intercambio libre y voluntario genera un sistema competitivo. Quiere decir que si un agente ya está produciendo zapatos y dos, tres o más agentes se les ocurre producir zapatos, nadie les puede prohibir. El hecho de que un agente se decida a producir zapatos siendo que otro ya lo está haciendo, puede ser porque aquél perciba que hay una demanda no cubierta por el primero. También puede ocurrir que el segundo y tercer agente se equivoquen y sus zapatos no se vendan. En ese caso, pagarán por sus errores y tendrán que cambiar de negocio si quieren sobrevivir. De cualquier manera, la sociedad se beneficia, sea por el incremento de la oferta de zapatos o por el decremento de los precios.

2.4 Equilibrio en el mercado

Además de la noción de equilibrio general en el sentido de la coherencia entre lo que se produce y se consume, existe otra noción de equilibrio igualmente importante. Esta se refiere al equilibrio en los mercados.

La observación consiste en que los mercados siempre operan en equilibrio. Es una afirmación cercana al pleonasmo. En efecto, para que se de un mercado se requieren dos agentes privados, un proceso y una decisión de intercambio: Significa la concurrencia de un comprador y un vendedor; que haya una negociación y finalmente la decisión de intercambio. Si sólo se encuentran el presunto comprador y el vendedor, eso no forma mercado; es como si mudos o ciegos se sentaran en la misma banca y no se hablaran ni se hicieran señas. Pero aún cuando se hablen y se hagan señas, eso tampoco forma mercado. El mercado no se forma hasta que logran ponerse de acuerdo y hacen el intercambio. En ese momento se logra un precio (la tasa de intercambio) y se iguala la oferta con la demanda. El oferente ofrece un par de zapatos y el demandante paga mil pesos por ellos (previa negociación), es decir, allí se formó el precio y el mercado, y allí mismo se acabó. La noción de equilibrio aparece porque el intercambio es el reflejo de las voluntades libres y soberanas. Para ese mercado, la oferta necesariamente es igual a la demanda. Las preferencias que se traducen en valores, el proceso y el resultado de un mercado libre y competitivo se pueden expresar en una gráfica.

Figura 2.6 Plusvalía de los agentes que intercambian

Elaboración propia

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12
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