"La emoción más magnífica y profunda que podemos sentir es la sensación mística. Ese es el germen de toda ciencia verdadera: Saber que lo que nos es impenetrable existe, manifestándose como la más alta sabiduría y la más espléndida belleza".
"El espíritu científico, fuertemente armado con su método, no existe sin la religiosidad cósmica. Yo aseguro con todo vigor, que la religión cósmica es el móvil más poderoso y más generoso de la investigación científica. Esta religiosidad consiste en extasiarse ante la armonía de las leyes de la Naturaleza, revelando una inteligencia tan superior, que todos los pensamientos humanos y todo su ingenio, no pueden revelar delante de ella, a no ser su nada irrisorio". Mientras tanto…
"Ninguna "iglesia" enseña la religión cósmica. También tenemos la impresión de que los "herejes" de todos los tiempos de la historia humana se nutrían con esta forma superior de religión".
Estas frases de Einstein tienen un contenido riquísimo, capaz de ser desdoblado en muchos aspectos de valor extraordinario. Con todo, ahora nos limitaremos apenas a algunos comentarios rápidos.
En primer lugar, es claro que Einstein rechaza cualquier tipo de consideración científica que no está apoyada en cimientos más profundos, claramente no experimentales. Esos cimientos están vinculados a una inteligencia superior, infinitamente más elevada que la humana, que aparece ante aquella como completamente insignificante: hay aquí más que una convergencia entre Ciencia y Espiritualidad, reconociéndose la predominancia de la segunda sobre la primera.
En segundo lugar, Einstein manifiesta que ningún tipo de "iglesia" enseña este tipo de espiritualidad y que los "herejes" de todos los tiempos se nutrían en ella. Eso es una clara alusión al hecho de que cualquier ideología política, religiosa, filosófica o de otra naturaleza que quiera imponerse con base a dogmas, apelando a la interpretación de los libros sagrados o no, como verdades absolutas, no está en sintonía con nuestros tiempos, que exigen otra cosa. Y esa otra cosa, a falta de mejor nombre, ha sido llamada de comprensión holística, la cual sería un grado apenas, más bajo que la religiosidad cósmica de Einstein.
En tercer lugar, se debe destacar nítidamente la importancia y el papel fundamental que los "herejes" cumplen en todo el proceso de la evolución humana: hoy en día ser "hereje"(*) es rechazar el conformismo, el comodismo y el consumismo como formas de vida.
Ser "hereje" es optar por la Pró-Vida y rechazar la Anti-Vida.
¿Dónde está la "verdad"?
Diversas religiones, subdivididas en gran número de modalidades, versiones o sectas, proclaman ser las propietarias de la "verdad". ¿Qué habrá de cierto en esto?
Toda religión de nivel superior está basada en la revelación de algún ser extraordinario que trajo mensajes de las dimensiones mas elevadas. A través de un acto de iluminación, de contacto con la Conciencia Cósmica, de un proceso de armonización con las Energías superiores, hombres de elevada evolución espiritual (Moisés, Buda, Zoroastro y especialmente Jesús, entre otros) consiguieron traer el mundo de los hombres fragmentos de la Sabiduría Divina, o sea, lo que podemos llamar de "verdades".
Cada una de estas "verdades" – por lo menos en la forma difundida públicamente – fue expresada en un lenguaje específico, en una forma particular, en una época determinada y para una comunidad humana bien definida. O sea, existía un ajuste entre lo que era dicho, para quien era dicho, cuando era dicho y donde era dicho. Por ese motivo, leyendo literalmente lo que han expresado aquellos maestros espirituales, se percibirá, notables discrepancias entre ellos. ¿Dónde estará, entonces, la verdad?
Por ejemplo, suponiendo que Jesús volviese hoy en cuerpo físico a la Tierra, ¿como sería que El hablaría? ¿Repetiría su forma de hablar de dos mil años atrás o hablaría en forma moderna? Todo indica que El lo haría de la forma más comprensible para nosotros, o sea utilizando un lenguaje actualizado. Esto nos lleva a un ponto muy importante: la forma en que las revelaciones son divulgadas al público es absolutamente secundaria; en efecto, algo de aquellas debe ser transmitido para las grandes masas. Para eso, se elige la forma más simple, representada por la descripción de ciertos acontecimientos, los cuales son presentados en forma literal.
Esta descripción literal aparece con mucha frecuencia en la Biblia, por ejemplo en el caso de la bodas de Canaán (Juan 2:1-12), donde Cristo transforma el agua en vino; considerando esto de forma literal, apenas significaría que era un gran mago. Pero a lo largo de la historia humana han existido unos cuantos hombres reconocidos como magos; sin embargo, no se trataría, obviamente, de una Escritura Sagrada, si no hiciese referencia a algo más profundo. Con efecto, en un Evangelio que no llega a las treinta páginas, ¿para que se desperdiciarían doce versículos, que por lo menos literalmente, no se ligan con la misión del Redentor? Y esto se repite en todos los Evangelios, así como en el resto de la Biblia: docenas de historias no aparentan tener ningún contenido sustancial. Parece claro que por ahí no vamos a llegar a ninguna "verdad".
Sin embargo, existen otras posibilidades. Aún hoy, casi 2000 años después, inmensas masas humanas están hundidas en un materialismo exacerbado, con su espiritualidad completamente bloqueada por un grosero sensualismo y una afectividad totalmente empañada.
¡Imaginemos lo que ocurría en aquella época! Es importante recordar que en las religiones antiguas (incluyendo el cristianismo primitivo), existían dos círculos: el externo, formado por las grandes masas incultas (capaces de adorar seres con cabeza de animal) y el interno, formado por los buscadores de la "verdad" (para los cuales, el animal era apenas un símbolo; por ejemplo el perro, representa lealtad, así como el cordero de los cristianos representa pureza).
En los propios Evangelios se percibe nítidamente esta situación: "Entonces, aproximándose de los discípulos(*), le dijeron: ¿Por qué hablas por parábolas? Él, respondiendo, dijo: "Porque a vosotros es dado saber los misterios del Reino de los Cielos; pero a ellos no les es dado". (Mateo 13: 10-11).
En resumen, las Escrituras Sagradas (de cualquier religión) tienen por lo menos dos lecturas: una literal, destinada a las masas y otra profunda, destinada a los "discípulos". Cuando las religiones se institucionalizan, su principal objetivo es la expansión, ya que sólo a través de ellas es que ocurriría "la salvación". Esto ha llevado a absurdas guerras "santas", así como a sanguinarias represiones a los "herejes" (que en verdad, eran casi siempre individuos que apenas querían vivir en paz con sus conciencias).
¡Que depravación terrible sufrió en particular la Iglesia de Pedro, cuyo origen de amor y pureza, vivificado por el martirio en los circos romanos, acabó transformándose en la Edad Media, al abrigo de los Torquemada y de su "Santa Inquisición" en la más abyecta destrucción del espíritu humano !¡macabramente realizada en el sagrado nombre del Maestro!
Así, el círculo interno, el de los verdaderos discípulos de Cristo no tenía como sobrevivir en medio de la arbitrariedad, la prepotencia y la persecución. Es claro que no era la primera vez que estos "herejes" enfrentaban la represión de los mas poderosos, porque esta viene del fondo de la historia humana y en cualquier época de la misma, encontramos los "buscadores de la Luz(**)".
Para poder resistir, ellos precisaban reunirse secretamente (como hacía Cristo con los Apóstoles), creando lo que se conoce como Escuelas de Misterios, donde los interesados que lo mereciesen, eran instruidos por los maestros más iluminados de la época. Todos los grandes líderes iluminados de la Humanidad – incluso el propio Jesús-pasaron por este ciclo de enseñanzas, así como millares de individuos en un grado menor de evolución.
Si se desea marcar un punto inicial de referencia en la propia Biblia acerca del primer líder espiritual de la Humanidad, tendremos que retroceder hasta Melquisedec, figura impar en el Antiguo Testamento, del cual se dice: "Sin padre, sin madre, sin genealogía, no teniendo principio de días ni fin de vida y sí hecho semejante al Hijo de Dios… considerad cuán grande él era, al que aún Abraham, el patriarca, le dio los diezmos del botín". (Hebreos 7:3-4).
No es posible imaginar que un Ser de naturaleza tan elevada no haya tentando difundir la Luz en la Humanidad. Por lo tanto, aunque faltan registros históricos, Melquisedec puede ser considerado como el fundador de la Auténtica Escuela de Misterios, conocida posteriormente como la Gran Fraternidad Blanca (donde "blanca" se refiere al color de la luz, no teniendo nada que ver con color de la piel o características raciales específicas, pues a esta fraternidad pertenecieron – y pertenecen – hombres y mujeres de raza blanca, amarilla, negra o roja y sus incontables combinaciones).
Esta Fraternidad se ha extendido gloriosamente a través de toda la historia humana: Melquisedec, Rama, Aquenaton, Moisés, Krishna, Buda, Jesús y una pléyade de otros apogeos humanos como Hermes, Orfeo, Pitágoras, Platón, Jacob Boheme, San Francisco de Assis, San Juan de la Cruz han estado en contacto – de una manera u otra – con su incandescente influencia.
Ella se extiende hasta el presente, abarcando también – por lógica – todo el futuro que aún está en gestación.
Esta matriz espiritual es la brújula que orienta el desarrollo espiritual de aquellos que procuran la Luz. ¿Es, pues, la Gran Fraternidad Blanca, la gran portadora de la "verdad"? Sí y no. Se puede decir que sí, porque ella es la depositaria de toda la Sabiduría que la Mente Cósmica ha derramado sobre la Tierra, gracias a la invocación y armonización de aquellos Grandes Maestros. Pero también se puede decir que no, porque la "verdad" no se enseña; la "verdad" se vive. Sin embargo, para vivir la es necesario encontrarla y para encontrarla se precisa buscarla. Finalmente, para buscarla se necesita orientación. Ese es el papel que desempeñan la Fraternidad y los Maestros Espirituales.
En resumen: "la verdad" es una experiencia interior de altísimo nivel. Para llegar a ella, precisamos de ayuda y orientación, pero en la medida en que nos acercamos a aquella cumbre, la responsabilidad y el trabajo a ser hecho son totalmente nuestros.
Apenas para dar un ejemplo glorioso, se puede mencionar el caso de Jesús. Educado por los esenios(*) y en especial por su Maestro de Sabiduría, Él llegó al pináculo de sus posibilidades al llegar a los 30 años. Pero aquella cumbre no era suficiente, porque Él venía a desarrollar un principio nuevo, que extrapolaba la Sabiduría: el Amor, y no había ningún ser humano que pudiese prepararlo para tan insigne tarea.
Al ser bautizado por Juan en el río Jordán, las condiciones son dadas y "he aquí que los Cielos le fueran abiertos y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y venía sobre Él y hubo una voz que decía: Este es mi Hijo Amado en quien me complazco". (Mateo 3:16-17).
En ese momento irrepetible, por medio de una alquimia incomprensible para el hombre común porque no es traducible en palabras, el hombre Jesús incorpora en su ser, al Maestro Divino, el Cristo que viene a inaugurar una nueva etapa de la evolución humana, fecundando la siempre válida Sabiduría con la gracia del Amor Cósmico.
La procura de la "verdad", sigue siempre este camino, que se presenta como el Supremo Arquetipo. Obviamente, nuestro grado de evolución-espiritual es mucho mas bajo si nos comparamos con aquel excelso Ser, pero la brújula siempre apunta en la misma dirección. Y esa dirección es la Armonización con la Conciencia Cósmica, con el Ser Supremo. Este es "el camino"; el único camino capaz de llevarnos a la "verdad", o aunque sea a una pequeña fracción de la misma, que de cualquier manera, es infinitamente superior a cualquier suma, colección o enciclopedia de conocimientos obtenidos por vía racional. Y esta brújula está incrustada en el corazón de la Gran Fraternidad Blanca y de los Maestros Espirituales que la componen.
¿Y que acontece con las religiones? ¿Deben ser abandonadas? No creemos que esto sea necesario. Muchas veces el abandono de la religión (por motivos variados) acaba problematizando más a la persona, volviéndola desconfiado, escéptica y muy materialista.
O sea, en el proceso de procura de la Luz no es necesario abandonar la religión que se profesa, si sinceramente se cree en ella; sin embargo, precisamos no dispensarle una fe ciega, siendo que determinados dogmas deben ser considerados con reservas, tales como: el sexo no – matrimonial es pecaminoso; si no creemos en la religión tal, iremos al infierno; no podemos divorciarnos(*) etc. etc.
De la misma manera, será extremadamente conveniente tener la mente abierta y comprender claramente que no existe ninguna religión superior a las otras. Eso es, simplemente, arrogancia y prepotencia. Puede ser que tengamos más afinidad con una religión específica, que sea más querida, más sentida – básicamente por influencias familiares – que las otras y sería bueno continuar en ella, si nuestro corazón aprueba.
Pero debemos tener siempre presente que el Ser Supremo, el Creador es anterior a todas las religiones y Él es el Único indiscutible. El Cristo encarnó en la Tierra para enseñarnos el Amor y no el odio, la mezquindad y el orgullo. Lo único que vale es lo que está en el corazón de los hombres. Y si el amor está en el corazón de un ser humano es porque aquel excelso Ser vive allí, aunque la persona sea sufi, budista o parse. Pero si es el odio, el racismo y la codicia que están alojados en aquel corazón, no importa que esa persona se proclame católico, adventista, mormón o pentecostal. Simplemente el Cristo no vive allí. Por otra parte, no debemos olvidar que el Cristo es venerado también por pueblos no cristianos. Por ejemplo, en Oriente es conocido como el Señor de Maitreya y entre los musulmanes como el Imán Mehdi.
Talvez sería interesante una diferenciación como la siguiente: "cristiano" es aquel que dice pertenecer a una religión que se autodenomina de cristiana; "crístico" sería aquel, que de alguna forma tenta seguir las enseñanzas de Cristo, pero las originales y no las que fueron interpretadas en forma incorrecta.
El corazón, la esencia, la "verdad" de todas las religiones es común (por que tienen como base la Gran Fraternidad Blanca). Pero, las épocas, las circunstancias y las distorsiones las hacen diferentes. Pero en el seno de la Fraternidad, la brújula conserva su pureza y su dirección siempre señalando el lugar cierto: la Armonización Cósmica.
Por lo tanto, los altos objetivos de desarrollo espiritual, podrán ser obtenidos con religión o sin ella. Lo único importante es la pureza de nuestro corazón y la sinceridad del deseo de cumplir con nuestra misión cósmica: ser focos deslumbrantes de luz y esperanza para la Humanidad y todos los Reinos de la Naturaleza.
Los pioneros sobre este tema, Zohar y Marshall (37), recientemente publicaron el primer libro en el mundo sobre este asunto. Ellos definen inteligencia espiritual como "la inteligencia con la que abordamos problemas de sentido y de valor" … "seres humanos son, esencialmente, criaturas espirituales, porque somos impulsados por la necesidad de hacer preguntas 'fundamentales' o 'finales', tipo: ¿cual es el significado de mi vida? ¿Que es lo que hace que la vida sea digna de ser vivida?"
Ya Wolman (38) la define como "la capacidad humana de hacer las preguntas fundamentales sobre el significado de la vida y de experimentar simultáneamente, la conexión entre cada uno de nosotros y el mundo en el cual vivimos".
Palmer (39) define como espiritual "la busca secular y permanente por la capacidad de conexión con algo mayor y mas confiable que nuestros egos(**); en verdad con nuestras propias almas, unos con los otros, con los mundos de la Historia y de la Naturaleza, con los meandros invisibles del espíritu, con el misterio de estar vivos".
La inteligencia intelectual puede ser reproducida por computadores, que pueden alcanzar altos desempeños de QI, pues conocen las reglas, pudiéndolas seguir sin cometer errores, ni tener interferencias emocionales. Pero ellos no son capaces de preguntar por que están en una determinada situación, por qué deben obedecer esas reglas ni si existen reglas mejores. Ellos, así como los animales superiores, se comportan dentro de límites prefijados, en un juego de cartas marcadas, claramente finito.
Ya la inteligencia espiritual es la fuente de la creatividad, así podemos mudar reglas, alterar situaciones y crear otras nuevas, entrando en un juego de naturaleza infinita. "Usamos la inteligencia espiritual para luchar con preguntas acerca del Bien y del Mal y para imaginar posibilidades no realizadas, tales como soñar, aspirar y erguirnos del lodo". (Zohar y Marshall, 37).
Dillard (402) agrega: "La espiritualidad habla a la necesidad mas fundamental de todas: la necesidad de saber que, de algún modo, somos importantes, que nuestras vidas significan alguna cosa, que cuentan como algo más que una simple chispa momentánea del Universo".
Por otro lado, la inteligencia emocional, según Goleman (41) permite juzgar la situación en la que nos encontramos, y luego a seguir, comportarnos apropiadamente dentro de ella, así la utilizamos como brújula orientadora, dentro de los límites de una cierta situación.
Ya la inteligencia espiritual se caracteriza por su naturaleza transformadora. O sea, la pregunta que ella haría es si queremos, mismo, estar dentro de esa situación. ¿No podríamos cambiarla para otra mejor? Por lo tanto, tendremos poder para elegir. Es a través de ella que podemos ejercer plenamente el libre albedrío.
"En condiciones ideales las tres inteligencias funcionan en forma conjunta y se apoyan mutuamente. Pero todas ellas poseen un área cerebral propia y pueden también funcionar separadamente" (Zohar y Marshall, 37).
Los nuevos conocimientos sobre inteligencia espiritual no son especulativos; ellos tienen sólida base científica experimental, desarrollada por la moderna y ultra sofisticada neurofisiología. Desde hace mucho tiempo se sabía que la inteligencia intelectual se desarrollaba a través de la "cadena neuronal serial"; más tarde se identificó la "cadena neuronal asociativa", por donde se procesa la inteligencia emocional. Pero existe un tercer sistema neuronal, cuyo estudio profundizado solo ocurrió en la década del 90, denominado "cadena neuronal unitiva", capaz de unificar datos en todo el cerebro. Es esa cadena que proporciona la base empírica, experimental, al concepto de inteligencia espiritual.
Wolman (38) nos informa que la inteligencia espiritual es capaz de presentarse en dos estados mentales diferentes:
Estado de ser, o sea un estado en el cual la experiencia subjetiva por sí sola es la realidad.
Conjunto de habilidades discretas y serie de acciones específicas que cada uno de nosotros es capaz de realizar.
Como se puede apreciar, se presentan aquí nuevamente los dos principios universales holísticos: el auto-afirmativo (conjunto de habilidades) e integrativo (estado de ser).
Ahora queda firmemente establecida la fuente, la base, el origen del segundo principio, el integrativo: es la inteligencia espiritual o inteligencia integradora (o Amor, en el sentido auténtico de la palabra, dado por el Maestro hace 2000 años).
La inteligencia espiritual tiene así el potencial de transformar el material oriundo de la razón y de la emoción, facilitando el diálogo entre la mente y el corazón, dando al yo, la generación de un sentido para la vida humana.
En un ítem anterior fue discutida la diferencia entre religión y espiritualidad. Con la introducción del concepto de inteligencia espiritual, la diferencia queda más evidente.
Zohar y Marshall (37) afirman: "La religión convencional es un conjunto de reglas y creencias (dogmas), impuesto de afuera; la inteligencia espiritual es una capacidad interna, innata, del cerebro y de la psiquis humana, extrayendo sus recursos mas profundos del centro del propio Universo"… "La inteligencia espiritual es la inteligencia del alma, y con la cual nos transformamos en un todo íntegro".
Y aún agregan aquellos autores: "La inteligencia espiritual ha sido un tópico embarazoso para académicos, porque la ciencia oficial no está preparada para estudiar cosas que no pueda medir objetivamente. Pero, existen, realmente un gran volumen de pruebas (sobre ella), oriundas de estudios psicológicos, neurológicos y antropológicos recientes así como sobre el pensamiento humano y procesos lingüísticos.
Algunos de estos estudios son citados a continuación:
Singer (42) fue el primero a ofrecer un primer indicio científico acerca de un tercer tipo de pensamiento, llamado unitivo, oriundo de un proceso neuronal dedicado a unificar y dar sentido a nuestras experiencias.
Llinas y Robary (43) perfeccionaron una nueva técnica neurofisiológica llamada MEG (magneto encefalografía), que permite estudios acerca de campos eléctricos oscilantes, relacionados con el desarrollo del pensamiento unitivo.
Deacon (44), de la Universidad de Harvard, mostró que la evolución de la imaginación simbólica (que solo el ser humano posee) y su respectivo papel en el cerebro y en la evolución social, dan sustentación a la facultad denominada inteligencia espiritual. En palabras más simples, esta inteligencia instaló el sistema necesario para saber quién somos y aun para implantar nuevos sistemas que sean capaces de participar en el crecimiento, desarrollo y transformación de nuestro potencial humano.
Para resumir esa apretada síntesis de descubiertas científicas, Persinger (45), así como Ramachandran y Blakesler (46) con su equipo de la Universidad de California, comprobaron la existencia de lo que llamaron de "punto divino en el cerebro humano, localizado entre conexiones neuronales en los lobos temporales. La prueba fue obtenida a través de escaneamentos realizados con la modernísima tecnología neurofisiológica denominada "topografía de emisión de positrones". Este "punto "divino" o centro espiritual se iluminó en todos los casos en los que los participantes de la investigación se involucraron en tópicos espirituales o religiosos. Ese "punto divino" no prueba la existencia de Dios, pero sí de que el cerebro humano evolucionó para hacer las "preguntas finales", relativas al sentido y al significado de la vida humana.
La inteligencia espiritual es, pues, la fuente de la creatividad. Es ella que utilizamos para enfrentar nuestros problemas existenciales, los que ayuda a resolver yendo al centro de las cosas, o sea a la energía subyacente que está atrás de cualquier manifestación material. En verdad, ella nos puede colocar en contacto con el sentido y el espíritu fundamental original que dio origen tanto al misticismo como a las grandes religiones.
Tal vez algunos conceptos aquí colocados, puedan ser considerados como muy teóricos (o quien sabe hasta fantasiosos), por lo que precisamos ligarlos a la "realidad" prevaleciente. Esa ligazón es hecha de forma admirable por Zohar y Marshall (37):
"La inteligencia espiritual colectiva es baja en la sociedad moderna. Vivimos en una cultura espiritualmente estúpida, caracterizada por materialismo, utilitarismo, egocentrismo miope, falta de sentido y rechazo a la asunción de compromisos"…"La cultura occidental, donde quiera que exista en el planeta, está saturada de lo inmediato, de lo material, de la manipulación egoísta de cosas, experiencias y personas. Usamos mal nuestros relacionamientos y el medio ambiente, de la misma forma como usamos mal nuestros sentidos humanos más profundos"…"Negligenciamos tristemente lo sublime y lo sagrado que existe en nosotros, en los otros y en el mundo"..
Es importante saber que la palabra verdad viene del griego: alithia, que significa literalmente "no olvidar". Y ese "no olvidar" se refiere a la sabiduría profunda, a la sabiduría del alma, a la inteligencia espiritual que está dentro de nosotros, muchas veces adormecida.
En resumen, una constelación de factores está operando para que la espiritualidad sea incorporada al ámbito científico y al académico. Obviamente, no se está hablando aquí de pseudo espiritualidad, dogmatismo, oscurantismo, superstición, fanatismo o charlatanería, que de alguna forma pueden estar relacionados, en el imaginario popular, con aquella palabra.
Los principales componentes de esa constelación son:
Recomendación de la UNESCO (47) reclamando que la Educación Superior asuma "dimensiones éticas y espirituales más arraigadas".
Estudios de la Física Cuántica (desde 1930), convergiendo para una visión unificada del Universo y una sintonía cada vez mayor entre la Ciencia y la sabiduría mística milenaria. Así lo que el misticismo denominaba Ser Supremo y las religiones, Dios, la Ciencia ahora lo conoce como "vacío cuántico" o Unidad.
Estudios de neurofisiología bien recientes descubrieron la base neuronal de la inteligencia espiritual ("cadena unitiva").
El trabajo pionero de Zohar y Marshall (37) combinando todos esos elementos y varios más, creando el modernismo término inteligencia espiritual.
En este contexto ¿hasta cuándo los medios científicos y académicos continuarán a hacer el juego del "avestruz racional"? (Aktouf, 48). El hecho es que no se quiere ver, en aquellos medios, los que las personas de la calle saben: ¡somos seres espirituales! Por lo tanto, la dimensión espiritual es un asunto imprescindible en los cursos universitarios.
Dimensión espiritual y ciencia: metarrealismo
Los avances científicos del Siglo XX retomaron las antiguas dudas metafísicas… y solo consiguieran desplazar las fronteras del misterio. Parece ser que un nuevo acto de fe se hace necesario para el hombre del Siglo XXI. Esta problemática rara vez fue tratada en forma tan completa y con tanto rigor como en Guitton y Bogdanov (49).
¿Y qué es lo que se dice en ese libro? Ellos comienzan refiriéndose a las consecuencias, que mal podemos concebir, oriundas de uno de los mayores descubrimientos de la Física Moderna, o sea que ¡el mundo "objetivo" ("la verdad") parece no existir fuera de la conciencia que determina sus propiedades! Así, el Universo que nos rodea se vuelve menos material; ya no se le puede comparar a una máquina inmensa y sí a un ¡vasto pensamiento!
Guitton y Bogdanov (49) dicen exactamente: "Estamos en el comienzo de una revolución de pensamiento, de una ruptura epistemológica no experimentada por la filosofía hace muchos siglos"…"Parece que a través de la vía conceptual abierta por la teoría cuántica, surge una nueva representación del mundo"… "Se trata de un nuevo pensamiento, capaz de apagar las fronteras entre el espíritu y la materia".
Este nuevo enfoque epistemológico es llamado meta realismo y lleva a un nuevo tipo de pensamiento llamada metalógico, que se desarrolla incluso como contrario al sentido común, y sin participación activa de filósofos. Él emerge a partir del conocimiento de la más avanzada ciencia moderna, que comienza a elaborar una visión diferente del mundo ¡que los sabios espirituales tenían hace milenios! No en vano la UNESCO (4749 reclama renovación radical de las Universidades abordando con profundidad las dimensiones éticas y espirituales, oriundas del ser humano. Solo así podrán ser llamadas Catedrales del Saber.
A pesar de que un raciocinio muy simple nos demuestra que no puede haber crecimiento infinito en un mundo material finito, lo que más se ve hoy es la teoría "del crecimiento por el crecimiento" especialmente en las áreas económicas y administrativas.
El pensamiento metalógico ha demostrado que existen límites para el conocimiento científico. Ya en 1900 se conocían algunas barreras físicas como la constante de Planck, que representa la menor cantidad de energía posible de encontrar en nuestro mundo físico. Es increíble que hace 100 años, Planck haya calculado esa constante con precisión asombrosa: 6,625 x 10-34 joule-segundo.
De esto modo, superando las distorsiones sufridas por las tradiciones espirituales, desarrolladas por individuos que solo quieren ganar dinero con este tema y que andan a la caza de incautos, el Siglo XXI nos trae la posibilidad inédita de combinar los conocimientos extraordinarios que la Ciencia ha desarrollado modernamente, con la Sabiduría milenaria, tan antigua como las Escuelas de Misterio. Este es el gran desafío y la gran esperanza a ser tangibilizados, de modo a poder reconstituir la sociedad humana.
Guitton y Bogdanov (49) dicen en la introducción:
"¿Que es la realidad? ¿De dónde viene? ¿Reposa sobre un orden, una inteligencia subyacente?"…"Hay una inmensa diferencia entre el concepto antigua de la materia y el nuevo"… "Antes de 1900, la idea que se tenía de la materia era simple: si se quebraba una piedrecilla, se obtenían granos de polvo y en ellos había moléculas, formadas de átomos, algo así como "bolitas" de materia, supuestamente indivisibles. En eso todo ¿hay lugar para el espíritu? ¿Dónde se encuentra él? En ninguna parte". Y continúan:
"En ese Universo, mezcla de seguridades y de ideas absolutas, la Ciencia solo podía dirigirse a la materia. En su camino, ella conducía mismo a una especie de ateísmo virtual; así una frontera 'natural' se elevaba entre espíritu y materia, entre Dios y la Ciencia, sin que nadie osase – o mismo imaginase – cuestionarla"… Pero en el comienzo del Siglo XX "la teoría cuántica nos dice que, para comprender lo real, es necesario renunciar a la noción tradicional de materia, o sea algo tangible, concreto, sólido; que el tiempo y el espacio son ilusiones; que una partícula puede ser detectada en dos lugares al mismo tiempo; que ¡la realidad fundamental no es cognoscible!"
Uno de los asuntos mas impresionantes que la Ciencia mas avanzada aborda y que hasta poco tiempo atrás estaba reservado al campo de la metafísica, es descifrar si el Universo se formó al azar o siguiendo un cierto comando.
La tendencia general de la Ciencia, durante mucho tiempo, fue ignorar ese problema. Por ejemplo el Premio Nobel de Biología Monod tan cerca como en 1970 afirmó: "Finalmente el hombre sabe que está solo en la inmensidad indiferente del Universo, del cual surgió al azar".
Ya Guitton y Bogdonov (49) afirman que "ninguna de las operaciones iniciales relativas a la vida pueden haber ocurrido al azar", y fundamentan este punto de vista a través de cálculos estadísticos muy sofisticados, relativos a la probabilidad de que un agregado de nucleótidos generase una molécula de ARN o la variedad de isómeros que serían elaborados "por azar" a partir de una única molécula.
La precisión que involucra la existencia del Universo como es, nos deslumbra. En efecto, si solo una de las 14 ó 15 grandes constantes universales (la constante gravitacional, la velocidad de la luz o la constante de Planck, por ejemplo), tuviera en su origen una pequeñísima alteración, el Universo no tendría la menor chance de abrigar seres vivos (por lo menos semejantes a los que viven en la Tierra) y ni siquiera se sabe si podría haber existido.
Esa regulación, asombrosa por su perfección, no parece tener otra explicación que una Causa Primera, una inteligencia organizadora que transciende nuestra realidad tridimensional. ¿O será mismo efecto del azar?
Guitton y Bogdanov (49) profundizan este asunto y agregan nuevas pruebas, una de ellas relativas a experimentos hechos en computadores súper-veloces, programados para producir números aleatorios (al azar). Los cálculos probabilísticas realizados muestran que se debería calcular durante billones de billones de billones de años hasta que pudiese aparecer una combinación de números comparable a aquella que permitió el nacimiento del Universo. (La Ciencia calcula que el Universo tiene "apenas" algunos miles de millones de años).
En realidad, no precisamos conocer Física subatómica ni cálculo de probabilidades para saber, intuitivamente, que la inteligencia del Universo con sus galaxias, sistemas solares y planetas, funcionando perfectamente equilibrados, no pueden ser obras del azar. Ni siquiera una minúscula hoja de hierba podría serlo, porque ella es, también, un maravilloso Mini-Universo.
Guitton y Bogdanov (49) dicen: "En el origen de la Creación no hay acontecimiento aleatorio; no hay azar, pero sí un orden infinitamente superior a todo aquello que podemos imaginar: orden suprema que regula las constantes físicas, las condiciones iniciales, el comportamiento de los átomos y la vida de las estrellas. Poderosa, libre, infinitamente existente, misteriosa, implícita, invisible, ella está allí, eterna y necesaria por detrás de los fenómenos, encima del Universo, pero presente en cada partícula".
Las religiones llaman ese orden de Dios; los místicos, de Ser Supremo y la Ciencia, de vacío cuántico. Tal vez podamos mas adelante reconocerlo con una única palabra: la Unidad.
En resumen, los avances que la Ciencia verdaderamente moderna, como la Física Subatómica, la Biología Molecular, la Neurofisiología y la Radioastronomía, muestran características de la realidad que no eran ni sospechadas poco tiempo atrás. Energías cada vez más sutiles interpenetran el Universo todo; algunas de ellas son inaccesibles a los sofisticados aparatos científicos del Siglo XXI, otras energías, en su nivel mas grosero, se presentan como materia física.
Hermes Trismegisto, Aquenaton, Moisés, Buda, Jesús… conocían esas energías hace milenios, porque ellos se habían desarrollado a un grado espiritual tan alto que podían sentir aquellas elevadas vibraciones y operar con ellas. Por eso, fueran Maestros reverenciados. Paralelamente, millares de personas alcanzaron vibraciones intermediarias a lo largo de los siglos.
Estas vibraciones intermediarias son captadas por los auténticos científicos (como Einstein, entre muchos otros). Así siendo, el concepto antiguo de "materia" se evapora ante sus ojos. Pero tanto unos como otros, científicos o no, comprenden – racional o intuitivamente – que teniendo diferentes intensidades vibratorias, esas energías se "manifiestan" de modos específicos para cada caso.
Por lo tanto, cada nivel vibratorio aparece como "realidad" en su marco referencial específico. Es lo que ocurre con la materia: ella es "real" sí, pero exclusivamente en el plano físico. Ella es energía cristalizada que se "manifiesta" de las formas más variadas (flor, nube, montaña, ser humano). Precisamos trabajar con ella porque el mundo físico es parte de nuestra vida; despreciarlo (como hacen algunos pseudo espiritualistas) sería un acto de insensatez y absurda estrechez mental.
Heisenberg (50) fue el primero a comprender que la complementariedad entre el estado de partícula y el de onda en un fotón, características aparentemente contradictorias, pone fin para siempre el dualismo cartesiano entre materia y espíritu, pues uno y otro son "los elementos complementarios de una misma y única Realidad".
¿Palabras verdaderas, pero apartadas de nuestra realidad cotidiana donde las personas son cada vez más excluidas, pasan hambre, vuelven enfermedades medievales etc? Todo lo contrario: por no querer saber de esos asuntos, continuamos chapoteando en el lodo. ¡Aquellas palabras representan la raíz de la vida humana y del Universo todo! ¿Cuando dejaremos de ser niños, peleándonos por los frutos y olvidando las raíces?
Para entrar en ese nuevo enfoque, es necesario desarrollar una nueva concepción filosófica, propia del Siglo XXI, el llamado meta realismo.
Finalmente, Gitton y Bugdanov (49) dicen: "Las repercusiones de la Ciencia en el campo filosófico nos dan, por primera vez, los medíos de hacer la síntesis entre el materialismo y el espiritualismo; de conciliar el idealismo; la realidad inmanente que percibimos, se une al principio transcendente que se supone le dio origen"…"No podemos decir simplemente que el espíritu y la materia co-existen: ellos existen uno a través del otro".
O sea, hay una interpenetración de los diferentes niveles vibratorios. Es en este punto que la ciencia avanzada del Siglo XXI y la sabiduría mística milenaria, se sintonizan y se completan.
Sobre este asunto, hay una bella historia, contada por De Mello (51):
¿Las blancas o las negras?
Un pastor apacentaba sus ovejas, cuando un extraño se aproximó, exclamando:
¡Usted tiene un bello rebaño de ovejas! ¿Puedo hacerle una pregunta?
Claro, respondió el pastor.
¿Que distancia recorren sus ovejas todos los días? – preguntó el extraño.
¿Cuales, las blancas o las negras?
Las blancas – respondió el extraño.
Bien, las blancas recorren cerca de seis kilómetros por día.
Y las negras?
Las negras también.
¿Y cuanto pasto ellas comen diariamente?
¿Cuales, las blancas o las negras?
Las blancas.
Bien, las blancas comen cerca de 2 kilos de pasto por día.
¿Y las negras?
Las negras también.
¿Y cuanta lana diría que producen por año?
¿Cuales, las blancas o las negras?
Las blancas.
Bien, yo diría que las blancas producen cerca de tres kilos de lana por año, en la época de la esquila.
¿Y las negras?
Las negras también.
El extraño a esta altura, estaba intrigado con las respuestas, y preguntó al pastor el por qué dividir a las ovejas en blancas y negras a cada respuesta.
Bien – dijo el pastor – eso es natural. Las blancas son mías.
Ah sí. Ahora entiendo… pero ¿y las negras?
Las negras también – respondió el pastor.
De Mello (51) cierra su historia con esta afirmación: "la mente humana hace divisiones tontas en aquello que el amor ve como un todo".
La historia y su desenlace son dignos de reflexión.
Como ya vimos, una cosa es espiritualidad y otra, religión. Espiritualidad o misticismo(*) tiene que ver con la fuente, con la matriz espiritual del Universo; religiones son opciones, que los diferentes pueblos en diferentes épocas han creado. Generalmente sus cimientos están en las enseñanzas de maestros espirituales como Buda o Jesús; el problema es que es que ellas se institucionalizan con el tiempo, y por causa de eso perdieron buena parte de su contenido esencial.
El Dalai Lama (52), coloca eso con claridad extrema. A pesar de ser el líder espiritual de una gran religión (el budismo) dice: "Mi apelo es por una revolución espiritual, no un apelo por una revolución religiosa. Considero que la espiritualidad está relacionada con aquellas cualidades del espíritu humano – tales como amor, respeto y solidaridad con los otros(**), tolerancia, capacidad de perdonar, contentamiento, responsabilidad, noción de armonía – que traen felicidad tanto para la propia persona como para los otros". Y agrega. "Es por eso, que a veces digo que tal vez se pueda dispensar la religión. Lo que no se puede dispensar son aquellas cualidades espirituales básicas".
El Dalai Lama (52) avanza un poco más, en relación con el ya discutido tema de "realismo". Él afirma: "Sí examinamos la evolución de la sociedad humana, constataremos la necesidad de ser 'visionarios'(***) para producir cambios positivos. Nuestros ideales son el más poderoso motor del progreso. Ignorar ese hecho y meramente decir que precisamos tener políticas 'realistas' es un grave error".
No es necesario aceptar lo que el Dalai Lama dice y él mismo resalta que es apenas un ser humano, pero sus palabras tienen la fuerza suficiente como para hacernos reflexionar profundamente. Con efecto, las políticas "realistas" como la "globalización caníbal" son muy buenas para sus creadores (el "management" americano con su cohorte de transnacionales), pero pésimas para muchos millones de personas. Lo que precisamos es forman nuevos "visionarios que nos permitan encontrar nuevos caminos; ellos serán los verdaderos "motores poderosos".
Sabemos que algunos fragmentos de este texto, especialmente este capítulo, encontrarán resistencias en algunas personas, debido a su formación religiosa, ya que ciertas ideas que están siendo expuestas, discordan de los dogmas que le fueron inculcados durante la infancia.
Esta situación es inevitable, ya que los objetivos son diferentes: las religiones están empeñadas en transmitir ciertos dogmas que ellas afirman ser la Verdad. Nosotros, al contrario, estamos interesados en otra cosa: lo que deseamos es presentar bases para el desarrollo espiritual de las personas. Cuando estas bases estén firmes, gracias al denodado esfuerzo de una masa crítica de personas, cada individuo tendrá condiciones para construir el edificio de la Verdad. Durante la construcción de aquel, siempre podrán contar con la ayuda de la Sabiduría Eterna, pero nunca el la forma de imposición y sí de orientación.
Dios, El Creador, el Ser Supremo, la Unidad, el vacío cuántico, es anterior a todos los credos, ritos o religiones, que son apenas manifestaciones terrenas, tentativas – mas o menos bien sucedidas – de interpretar en lenguaje y actitudes, los rayos inefables que se irradian de aquella Fuente Luminosa.
Por lo tanto, El Creador, que es por esencia Unidad, no estará preocupado con cual sea el camino específico que un hombre determinando tornará (catolicismo, protestantismo, espiritismo, budismo, mahometanismo, etc.), siempre que sea recorrido con los magníficos sentimientos del amor y de la armonía, de paz y alegría, de altruismo y buena voluntad.
El hecho indiscutible es que encima de cualquier credo, reina aquel Excelso Ser, que a través de un ínfimo átomo de su sublime Luz, puede mudar nuestras vidas desde la más negra desesperación hasta las deslumbrantes cumbres de la gloria más resplandeciente.
En algún comentario anterior puede haber sido malentendido un punto: tal vez, parezca que estamos afirmando que cada uno deba procurar su verdad, diferente para otros. El hecho es que la verdad no cambia para cada persona. Ella es Eterna e inmutable. Lo que cambia es el reflejo de ella en la conciencia humana, como un mismo objeto, iluminando de diferentes ángulos, parece diferente a la percepción visual, según cada uno de ellas. También es cierto que no todas las percepciones de la Verdad son igualmente valiosas. El criterio de elección estará en función del respectivo nivel espiritual alcanzado, el cual opera como un verdadero lente: cuanto mayor sea su aumento, con mayor claridad se diferenciarán las cosas.
Dentro de este contexto, surge una pregunta interesante: ¿cuál será la religión, filosofía o credo con un nivel más elevado de espiritualidad? La respuesta a esta pregunta será dada, por la mayoría de las personas de forma emocional, escogiendo la creencia o ideología que actualmente profesan como la mejor, sin preocuparse en conocer y comparar otras alternativas.
Aquí no vamos a proponer ninguna respuesta. Esta es una responsabilidad intrínseca a cada uno. Sin embargo y de acuerdo con el raciocino hecho hasta aquí, sería altamente deseable que la dimensión espiritual, el espíritu místico, estuviera presente.
En efecto si el hombre qué creado por el Ser Supremo (o Dios) y si está en procura de la Verdad, seguramente habrá absorbido de ésta, lo que le fue posible, según su respectivo grado de evolución espiritual. Esto significa que, concentrándonos en las ideas más avanzadas, más resistentes al tiempo, mas profundas, desarrolladas a través de los milenios, por los pensadores y místicos más reconocidos, tendremos una base razonablemente buena para erigir un sistema de interpretación de la vida, del hombre, del Creador y de las relaciones entre ellos.
En otras palabras, si hiciéramos un estudio comparativo de las religiones, fraternidades y movimientos metafísicos más representativos a lo largo de los milenios, nos encontramos con una realidad fulgurante: los puntos esenciales son muy convergentes. Las divergencias existen, pero ellas están relacionadas – básicamente – con detalles, lo que es lógico, ya que aquellas ideas fueron divulgadas en diferentes épocas y en pueblos con costumbres y sentimientos bien diferenciados.
El gran drama en este punto es que, en varios casos, las enseñanzas originales fueran distorsionadas por grupos posteriores, más interesados en solidificar el poder de la institución que dirigían, de que difundir las perlas espirituales ofrecidas con amor – a veces excelso – por el iluminado fundador de aquella religión o movimiento.
Un ejemplo bien conocido por nosotros, occidentales, es el caso de la religión cristiana, cuyos fundamentos, nacidos del Maestro, fueran deformados posteriormente en la tentativa de creación de una institución fuerte y coherente. Así, con el pretexto de mantener y difundir la pureza de aquellos ideales de amor, se creó su antípoda: la Inquisición, practicando la intolerancia, asesinando "herejes" e "infieles" ¡en el sagrado nombre de Cristo!
¡Que horror! Sin duda, el Maestro de los Maestros, "sentado a la derecha del Trono del Padre", ante estos acontecimientos tan tristes habrá repetido su frase evangélica: "Perdónalos Señor; ellos no saben lo que hacen".
Debe también ser resaltado que la altísima misión del Maestro, no fue un meteoro aislado dentro de la Sinfonía Cósmica. Él fue sublime eslabón de la Corriente Divina. Él dio su mensaje en un momento específico, en el seno de un pueblo determinado, pero este mensaje no estaba restricto a este pueblo, que incluso lo rechazó, llegando a crucificarlo. Su mensaje es y será universal, siendo el más avanzado que recibimos hasta ahora.
Así, correctamente percibidas, las enseñanzas evangélicas no son una erupción que de repente se derrama sobre la Humanidad y sí una magnífica flor en el árbol de la Sabiduría Eterna, de modo que la raíz viene de tiempos inmemoriales insertada en el propio corazón del Ser Supremo y cuyo primer brote visible parece haber sido el bíblico Melquisedec.
Precisamos, pues, prepararnos para transformar la flor crística en un maravilloso fruto, que ya comienza a madurar con la entrada del Tercer Milenio.
La Sabiduría Eterna es, pues, como el arquetipo de una planta. En ella, la savia(*) representa su fuerza vital, en la verdad su círculo interno. Este es el transmisor de aquella, tanto en forma vertical (o sea, a través de los tiempos), como horizontal (o sea, a través de pueblos variados). La existencia de estos círculos internos, verdaderas órdenes o fraternidades fue la responsable por la coherencia de los principios originales completamente apartados en el tiempo y en el espacio. En una palabra, ellos son los transmisores de la Sabiduría Eterna. Y esta – nos parece – es la guía más confiable que el ser humano puede tener, en relación a los misterios palpitantes de ese Misterio llamado Vida.
La propia Biblia dice que Cristo era "el sumo sacerdote según la Orden de Melquisedec (Hebreos 5:10). ¿Qué Orden era esa? De acuerdo con ese versículo parece que el Maestro no era solo un "enviado de Dios" y sí que tenia vínculos con alguna Orden pre-existente. Y esa "Orden", naturalmente, sería portadora de conocimientos profundos y muy avanzados, que en este texto llamamos de "Sabiduría Eterna". Y como ya explicado, quien transmitía la Sabiduría Eterna era la Gran Fraternidad Blanca.
La unidad básica entre las religiones está explicada en forma magnífica en el siguiente párrafo del historiador Schuré 54):
"Al considerar religiones de la India, de Egipto, de Grecia y de Judea por el lado exterior, no se ve otra cosa que discordia, superstición y caos. Pero sondando los símbolos, interrogando los misterios, buscamos la doctrina madre de los fundadores y de los profetas y la armonía se hará en la Luz. Por diversos caminos, con frecuencia tortuosos, se llegará al mismo punto; de suerte que si penetramos en el arcano de una de esas religiones, también penetraremos en las otras"…"Entonces se produce un fenómeno extraño: poco a poco, mas en una forma creciente se ve brillar la Doctrina de los Iniciados en el centro de esas religiones, como un Sol que disipa la nebulosa existente. Cada religión aparece como un planeta diferente. Con cada uno de ellos cambiamos la atmósfera y la orientación celeste, pero siempre el mismo Sol las ilumina".
Apenas un ejemplo: la "Santísima Trinidad", compuesta por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, como enseñan las religiones cristianas, no es oriunda de ella. La manifestación del Ser Supremo a través de la Trinidad es un misterio central en todas las religiones avanzadas, como la egipcia o la hindú, tres mil años atrás. Solo que ellas utilizaban otros nombres: Brahma, Vishnu y Shiva (India); Osiris, Horus e Isis (Egipto).
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Autor:
Prof. José Antonio Bonilla Castillo.
(Universidad de la República, Uruguay ; Universidad Nacional de Tucumán, República Argentina , Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil)
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