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En torno a las nociones de totalitarismo, autoritarismo y dictadura


  1. Introducción
  2. Desarrollo
  3. Conclusiones
  4. Bibliografía

En el presente trabajo se desarrollan los conceptos de Autoritarismo y Totalitarismo, relacionados con los de Revolución y Golpe de Estado, como colisionados con el Estado de Derecho, repasando también las nociones de dictadura, despotismo y tiranía, haciendo una reseña breve de autores reconocidos y clásicos que escribieron sobre el tema, sacando algunas conclusiones personales que se exponen al final.

Introducción

En el lenguaje vulgar suelen confundirse los términos totalitarismo y autoritarismo, aunque hay una diferencia no tan sutil como algunos creen entre ambos. Asimismo, ocurre otro tanto con los vocablos "dictadura" y "tiranía".

Para empezar diremos que un Estado de Derecho que tiene vigente la división de poderes, y un jefe de la administración pública con más miembros del Poder Legislativo elegidos por sufragio popular, cristalizan la noción aceptada normalmente de Democracia, como gobierno del pueblo("demos" y "kratos").

La Dictadura fue una institución prevista en el orden político y jurídico romano para poner orden en tiempos de caos, sólo podía durar seis meses…Julio César pretendió ser dictado vitalicio: lo fue hasta su asesinato, en honor a él aún hoy se habla de "los césares".

El dictador puede ser un déspota, se lo suele llamar tirano; empero, esta palabreja viene de la conocida clasificación de las formas de gobierno aristotélica según la cuál la Monarquía deviene en Tiranía, como paso de una forma de gobierno pura a una impura. Sería, entonces, la Tiranía un sistema de poder absoluto, prácticamente total, en la mayoría de los casos unipersonal, que consistía en un régimen autoritario en extremo.

Habitualmente lo inauguraba la persona que ejercía o detentaba el poder, por ejemplo el monarca devenía en tirano, o el que había depuesto al gobierno de una polis, generalmente a través de un golpe de estado realizado por una milicia ayudada por fuerzas extranjeras, o por el mismo gobernante de la ciudad – estado u otro personaje conocido, ayudado por el pueblo.

De este modo, la tiranía se instalaba en el poder con violencia, no asistida por el derecho. Los tiranos tomaban el poder por la fuerza.

En el imaginario colectivo la tiranía se asocia a violaciones a los derechos humanos y múltiples hechos denotadores de abusos de poder y de derecho, o sea, abusos varios.

Empero, en la Grecia Helénica este vocablo no tenía un significado tan negativo: es más, solía estar emparentado a la demagogia y al populismo.

Desarrollo

Como se dijo más arriba, todo régimen despótico, o ejercido por un sujeto calificado como "déspota" es aquél en el cuál no están garantizadas la división de poderes y el sufragio universal, vale decir, el Presidente y los legisladores no fueron elegidos de acuerdo al procedimiento establecido en la Constitución, vale decir la Ley de leyes, verbigracia, no se está en presencia de un Estado de Derecho. Respecto de este término, un autor del prestigio de Orlandi dice:

"El Estado de Derecho responde a sus dos contenidos substanciales: la juricidad y la Democracia. En ese Estado de Derecho, el orden democrático es parte integrante del orden jurídico, y éste supone un orden demacrático.

Ello ha constituido un anhelo para el hombre en procura de una mayor seguridad jurídica, que a su vez defienda otros valores fundamentales que le son queridos. Por eso, también aparece aferrado al principio de legitimidad del poder, que consiste en la transmisión del mismo de acuerdo con la legalidad instituida y, en algunas Constituciones, lo ha extendido a que la forma republicana de gobierno no pueda ser objeto de revisión.

Pero el uso extendido de la palabra democracia goza hoy de un significado sentimental, producto de aquél legítimo anhelo humano, sirviendo para valorar todo lo bueno contra todo lo malo o cualquier sistema considerado perfecto, por oposición al de decadente patología y arbitrariedad; eso le hace decir a Burdeau que vivimos en una época de legitimidad democrática".[1]

Bien, retomando lo anterior, es doctrina aceptada que, de no haber Democracia no hay Estado de Derecho, ergo, lo que existe es un Estado Autoritario o Totalitario, aceptándose casi sin discusión la diferencia entre ambas formas en el sentido de que el Estado Autoritario suprime algunas libertados pero no todas, por ejemplo no hay libertad de prensa ni de asociación, no se sufraga, pero sí hay libertad de contratación, de mercado y de precios, propiedad privada, etc. El Totalitarismo es la absorción del individuo por parte del Estado, vale decir, tiene lugar cuando el Estado llega o se mete en todos los rincones de la sociedad, diciéndole a los habitantes de su territorio qué es lo que pueden hacer y qué no en todos los órdenes, aún en el de la vida privada, aún en el religioso; para poner ejemplos, dictaduras fueron todas las que conocimos en América Latina, y Totalitarismos fueron el Nazismo y el Comunismo, o sea lo que se vivió en el Tercer Reich y en la Unión Soviética.

Esto tiene que ver con los conceptos de "revolución" y "golpe de Estado", la primera cambia el sistema (jurídico-político), el segundo no cambia nada, suspende la vigencia de la Constitución para volver, después, al régimen anterior(el ejemplo lo tenemos en nuestro país, se fueron los militares y se convocó a elecciones, no se implantó una Monarquía o un régimen corporativista). El golpe de estado da lugar a dictaduras. F.Neumann dice que hay tres clases de dictaduras: simples, cesaristas y totalitarias. Las primeras son las que implican la presencia de un monarca absoluto; las segundas son aquellas que tienen apoyo popular (Augusto y Cola de Rienzo en Roma, Pisístrato – de quién hablaremos luego- en Grecia…hasta llegar a Cromwell y Napoleón, entre otros.

Pero es el tercer grupo el que más nos interesa; consultado De Blas Guerrero, vemos que dice:

" El tercer modelo de dictadura, la totalitaria, es definido por Neumann en plena armonía con las teorías del totalitarismo a las que inmediatamente se hará referencia; los rasgos fundamentales de ella serían los siguientes: a) el paso del Estado de Derecho al Estado Policial y con lo que ello conlleva de invasión de todas las esferas de la sociedad civil por el poder político; b) la sustitución de un sentido difusionista del poder por su rigurosa concentración, se evidencia con ello la incompatibilidad de la dictadura totalitaria con la práctica de la división de poderes, el multipartidismo, el bicameralismo o el federalismo; c)la existencia de un partido estatal en situación de monopolio que refuerza los instrumentos tradicionales de control, insuficientes en la moderna sociedad industrial para la práctica de una dictadura rígida, al tiempo que permite una imitación ritual de las formas democráticas; d) pretensión de control de la sociedad a través del liderazgo ejercido por el dictador, la sincronización de las organizaciones sociales más significativas, la atomización de la vida pública y el desarrollo de la propaganda; y e)utilización sistemática del terror, un terror que, como tantas veces se ha dicho, alcanza su máxima eficacia como resultado de su arbitrariedad y el desdibujamiento de las fronteras entre lo ilegal y lo desleal".[2]

Continuando, la "tiranía" como se dijo antes, procede semánticamente al menos del mundo antiguo, y, como ya se dijo al principio, era la degeneración de la Monarquía, o sea el paso de una forma pura de gobierno a una impura según Aristóteles.

En este contexto, podemos ver que ROBERT COHEN [3]sostiene que los regímenes despóticos en Grecia se desarrollaron a la par del progreso económico en Grecia. Así, explica que al mismo tiempo que en la península del Ática había una involución en la agricultura, teniendo en cuenta el importante crecimiento de la población, por el contrario, había una evolución notable en la industria y el comercio, de la mano de la colonización, con un progreso que se podía constatar en los mercados y en los puertos. En este contexto es de destacar que reapareció la moneda –desaparecida desde la época micénica- que contribuyó al crecimiento y a la consolidación de una burguesía, que le dio su impronta a esta mejora en lo económico-comercial, sobretodo en la parte final del siglo VII.

De este modo, comprobamos que asevera:

" ¡Singular destino de una palabra y de un régimen! A imitación de los antiguos, pero por razones muy diversas, los historiadores modernos han dado a menudo pruebas de una inexorable serenidad con respecto a la tiranía. No han querido distinguir e igualmente la han colmado de reproches, pintándola bajo los colores más negros, que el tirano fuese un aventurero que se hubiese apoderado del poder por la astucia o la violencia, que, por el contrario, fuese un jefe escogido por el pueblo oprimido para desembarazarle de la carga de los nobles que le oprimían. Así, por ejemplo, Aristóteles considera al tirano como un usurpador, un ser vil, egoísta, simulador, receloso, capaz de todos los crímenes y digno de todos los castigos, sólo porque fue el representante de la multitud contra la oligarquía, de la plebe contra la nobleza".

En relación al ya mencionado Aristóteles, vemos que dice de esta forma de gobierno que la monarquía o sólo debe tener el nombre sin existir, o necesariamente existe debido a la gran superioridad del que reina; de modo que la tiranía, que es el peor régimen, es el más alejado de una constitución; según sus propias palabras en segundo lugar está la oligarquía, pues la aristocracia dista mucho de este régimen, y la más moderada es la democracia.

Ahora bien: ¿Cuántas tiranías hubo en el mundo griego antiguo? Hay varias, las podemos encontrar en todos los sitios en los que haya habido colisiones de intereses entre distintas clases. Entonces, hubo tiranías en Siracusa, Sicilia, Megara, Cumes, Jonia, Eólida, varias islas y otros sitios. Hubo muchos. En la mayoría de los casos se trata de hombres de las fuerzas armadas que se habían retirado amasando cierta fortuna, por eso al subir al poder intentan consolidarlo con la espada. En todos los casos había conflictos sociales que dividían la sociedad y minaban la autoridad.

Hubo una ciudad de la Hélade que se destacó y fue Mileto, porque pasó por todas las formas de gobierno: tuvo monarquía, una oligarquía de prosapia propia, una aristocracia de comerciantes. Cuando Mileto estaba a punto de ser sometida por los lidios, irrumpe en la escena la figura de Trasíbulo restaurando el orden y la paz: la seguridad frente al caos. Hubo un armisticio, un interregno de tranquilidad, hasta que estalló otro conflicto social, esta vez entre ricos y pobres: de un lado la "plutis", o sea la clase alta, enfrentada a la "kehiromaka", vale decir el proletariado.

Continuando con esta reseña, un personaje que no puede pasarse por alto es POLÍCRATES DE SAMOS.

Nuevamente consultando a ROBERT COHEN[4]podemos saber lo siguiente:

"Hacía largo tiempo que comerciantes y agricultores se mataban entre sí en esta próspera isla. El partido democrático, que reclutaba, fácilmente, una numerosa clientela en los talleres, en las fábricas y en los artesanales, escogió, hacia el 533 -532, por campeón, a un rico industrial, Polícrates, hijo de AIAKES. ¡He aquí a un hombre que no retrocede ante ningún crimen para destruir a sus adversarios! Golpea sin piedad; gobierna como un déspota. Pero, por otra parte: ¿qué gloria no proporciona a su ciudad? Obras de utilidad pública, trabajos de embellecimiento, todo eso emprende a la vez. El santuario de Mera, que él termina , es considerado, en lo sucesivo, como una de las maravillas del mundo antiguo. En el exterior, gracias a su admirable flota, llegó a ser dueño del Egeo.¿Hasta dónde no hubiera llegado este hombre, cuya suerte parecía desafiar la voluntad de los inmortales, si no se hubiera comprometido torpemente por sus intrigas con Persia?".

Otros tiranos importantes fueron Gelón, Hierón I, Hierón II, Dionisio el Viejo y Dionisio el Joven, todos ellos oriundos de Siracusa. Pero sin duda el que alcanzó mayor notoriedad ha sido Pisístrato, del que nos ocupamos en otro capítulo.

En Roma –no hace falta aclarar que la comparación entre Grecia y Roma es insoslayable – se suele comparar este episodio con la rebelión contra TARQUINO EL SOBERBIO, a pesar de que éste no puede considerarse tiranicidio porque Tarquino no fue asesinado sino desterrado, o sea echado de la ciudad con su familia.

Como se advierte, entonces, la palabra tiranía tiene entre nosotros un significado malo, con fuerte imagen negativa, pero no es exactamente el de la antigua Grecia, en la que esta forma de gobierno era la corrupción de una monarquía, o sea que para que haya una tiranía debió haber habido, antes, una monarquía. Era la "transformación" de una forma pura a una impura, teniendo en cuenta si el jefe de estado gobernaba en interés general o en interés propio, trabajando con las variables que usaba el estagirita.

Para más datos, se sabe que entre los griegos la palabra tuvo durante un extenso tiempo una estimación positiva y buena, llegándose a dar el caso de varios "tiranos" muy respetados y estimados por el pueblo. Otro distingo importante reside en que en la Grecia Helénica los tiranos eran "populares", vale decir defensores de la clase pobre y enemigos de la nobleza, siempre estuvieron con los pobres.

Dícen también que el vocablo se utilizó por vez primera para referirse a CÍPSELO DE CORINTO y a FIDÓN DE ARGOS, encontrando la "época de oro" de las dictaduras en el siglo VI antes de Cristo, segmento histórico en el que Persia empezó a realizar expediciones invasivas en territorio heleno y, en consecuencia, buscaron dictadores afines para voltear gobiernos. Justamente ejemplo de esto es el antes mencionado Pisístrato y sus sucesores los "pisitrátidas" en Atenas, y en Samos, Polícrates.

Es importante destacar que en Grecia, la dictadura fue el resultado de la lucha de las clases populares contra los excesos de la aristocracia y los reyes sacerdotes, que habían recibido el derecho al gobierno por la Mitología y la Tradición. Muchas veces llegaron por revoluciones y tuvieron el pueblo a favor. Muchas veces tomaron medidas demagógicas, por eso Aristóteles dice que es el peor de los regímenes que se conocieron, y que la mayoría de los tiranos fueron demagogos que conquistaron al proletariado atacando a la nobleza…y, como se sabe, la Demagogia era la corrupción de la Democracia en Aristóteles, por lo que aquí estarían "conviviendo" dos formas de gobierno.

Así, comprobamos que el autor llamado "el filósofo" por Santo Tomás de Aquino, afirma:

"Nos falta hablar de la tiranía, de que debemos ocuparnos, no porque merezca que nos detengamos en ella mucho tiempo, sino tan solo para completar nuestras indagaciones, en las cuales debe ser comprendida, puesto que la hemos incluido entre las principales formas de gobierno. Hemos tratado antes del reinado, fijándonos sobre todo en el reinado propiamente dicho, es decir, en el reinado absoluto; y hemos hecho ver sus ventajas y sus peligros, su naturaleza, su origen y sus aplicaciones diversas. En el curso de estas consideraciones sobre el reinado hemos indicado dos formas de tiranía, porque estas dos formas se aproximan bastante al reinado, y tienen como esta en la ley su fundamento. Hemos dicho que algunas naciones bárbaras escogen jefes absolutos, y que en tiempos muy remotos los griegos se sometieron a monarcas de este género, llamados esimenetas. Entre estos poderes había, por otra parte, algunas diferencias: eran reales, en cuanto a la ley y a la voluntad de los súbditos su existencia; pero eran tiránicos en cuanto su ejercicio era despótico y completamente arbitrario. Queda una tercera especie de tiranía, que al parecer merece más particularmente este nombre, y que corresponde al reinado absoluto, la cual sin responsabilidad alguna y solo en interés del señor, gobierna a súbditos que valen tanto o más que él sin consultar para nada los intereses particulares de éstos. Este es un gobierno de violencia, porque no hay corazón libre que sufra con paciencia una autoridad semejante. Creemos haber dicho bastante sobre la tiranía, el número de sus formas y las causas que la producen."[5]

Resulta fácil inferir que la arbitrariedad, entendida como abuso de poder, es lo que más le molesta a Aristóteles de las tiranías. Este pensamiento lo va a seguir, varios siglos después, en el medioevo, SANTO TOMÁS DE AQUINO, antes mencionado.

Sin ambargo, este vocablo tiene una connotación negativa, que, en la Modernidad y la Posmodernidad, se ha consolidado para no tener retorno. Como dijimos al principio, está asociado a derramamiento de sangre, corrupción, delitos varios. Y lo más grave tal vez: el silenciamiento forzoso de los opositores.

Así, se le atribuye a Jefferson la conocida frase; "El árbol de la libertad debe ser regado con la sangre de los patriotas y de los tiranos", slogan tan caro a la independencia de Estados Unidos.

En este marco se elaboraron las teorías del Derecho de resistencia a la opresión y el tiranicidio.

Pero las teorías antes mencionadas son de origen medieval, y tienen que ver con el intento de encontrar un príncipe cristiano, un caballero misericordioso que reparta riquezas entre los pobres, que cure a los enfermos y que cristalice en la tierra el plan salvífico de Dios para la humanidad; debía ser un delegado de la inteligencia divina en este mundo, alguien que practicara la caridad desde el poder, que le había sido dado de lo alto. Muchos sostienen que en la figura de Luis IX – San Luis, Rey de Francia – se dio este ideal, que, en definitiva, remiten a lo dicho antes: hallar un gobernante virtuoso o cuasi perfecto, exultante de piedad y templanza.

De este modo, vemos que BIDART CAMPOS, GERMÁN explica:

" El paternalismo del rey medieval consiste, pues, en el ejercicio de un gobierno justo en beneficio de la comunidad por un rey virtuoso. El rey debe ejercitar su poder como vicario y ministro de Dios sobre la tierra, dirá Bracton (muerto en 1268), en su obra "De legibus et conuetudines angliae" (1256/7). La misma imagen imagen del rey como lugarteniente de Dios es manejada por Egidio Romano y Juan de Salisbury (1120 – 1180). No en vano Carlyle le ha podido decir que el primero y fundamental aspecto del pensamiento político de la Edad Media era el principio de que toda autoridad política constituía la expresión de la justicia. Por eso, el tirano es el reverso del justo: el que obra mal, el que gobierna injustamente. Para Bártolo, tirano será el que usa el poder en utilidad propia."[6]

Bien, podemos apreciar que la especulación medieval llevó a configurar el Ius Resistendi o derecho de resistencia a la opresión sobre la base de oponerse a lo injusto y arbitrario, pero, sobre todas las cosas, de enfrentarse al que violenta la ley de Dios: el tirano es, fundamentalmente, un pecador empedernido.

La doctrina de SANTO TOMÁS DE AQUINO (1225 -1274) permanece en el plano de una oposición pasiva, vale decir un no cumplimiento de órdenes dadas, seguida de cualquier exteriorización de disconformidad o no sumisión a la autoridad súbitamente tornada ilegítima, pero sin derramamiento de sangre.

Esta doctrina va a tener éxito pero se va a ver exacerbada por JUAN DE SALISBURY (1120-1180), FRANCOIS HOTMAN(1524 -1590) y ETIENNE DE LA BOÉTIE.(1530 -1563).

A este respecto, consultado SABINE GEORGES sobre la primera de las figuras mencionadas leemos:

"En la concepción de Juan de Salisbury, la ley no constituye un vínculo omnipotente en todas las relaciones humanas, incluso la que existe entre el gobernante y los gobernados. En consecuencia, es obligatoria tanto para el rey como para el súbdito.

Tan cierto es esto que la distinción entre un verdadero rey y un tirano tiene para este autor una importancia fundamental.

Su libro tiene un dudoso honor de presentar la primera defensa explícita del tiranicidio que se encuentra en la literatura política medieval: "quien usurpa por la espada merece morir por la espada". Entre un tirano y un príncipe existe esa diferencia única y principal: que el último obedece a la ley y gobierna al pueblo de acuerdo con sus dictados, considerándose como mero servidor suyo. Por virtud de la ley hace bueno su título a ocupar el puesto más importante y principal en la dirección de los asuntos de la comunidad.

Ahora bien, hay ciertos preceptos de la ley que tienen necesidad perpetua y que tienen fuerza de ley en todas las naciones y no pueden en manera alguna ser infringidos con impunidad."[7]

Bien, excepto en la defensa del tiranicidio, encontramos las mismas ideas rectoras en Aristóteles, Cicerón y Santo Tomás: hay una universalidad de la ley y la justicia, y una obligación de obrar en sintonía. La diferencia radica en las consecuencias de la ruptura de ese orden. Para Juan de Salisbury es lícito matar al tirano, ajusticiarlo. No para Santo Tomás.

La idea era organizar el Estado a imagen y semejanza de la Iglesia, siendo la cabeza el Rey (el Papa), que debía ser la imagen de Cristo.

La famosa obra de Juan de Salisbury se tituló "Polcraticus", la finalizó en 1159, y está considerada el primer tratado de política.

En relación a esta catarata de manifestaciones adversas al despotismo, no puede omitirse la célebre "vindiciae contra tyrannos, sive de príncipies in populum populique in príncipe legitimae potestades, stefano junio bruto, celta auctore" (del poder legítimo del príncipe sobre el pueblo y del pueblo sobre el príncipe), conocida vulgarmente como "vindiciae contra tyrannos". Se la adjudicó editorialmente a JUNIUS BRUTUS, aunque también se barajó la posibilidad de que fuese de LANGUET, TEODORO DE BÈZE, DUPLESSIS MORNAY y otros. Actualmente se acepta casi sin discrepancias que fue LANGUET – conocido también como SPERANTIUS- quien escribió el prólogo y la tercera parte, siendo lo demás de DUPLESSIS- MORNAY. Este último es un líder del Cristianismo Protestante de Francia; el anterior es una persona de Borgoña que trabajó para príncipes extranjeros.

Bien, aquí se formulan cuatro preguntas cuyas respuestas son esperables: ¿deben los súbditos obedecer a un príncipe que les manda violar la ley de Dios? Es una de ellas. ¿Deben someterse a un príncipe que transgrede la ley civil? Es otra. ¿El pueblo puede resistir y de qué modo realizarlo? La tercera, y la última: ¿A los príncipes vecinos les asiste el derecho de intervención?

Con fundamento en la Sagrada Escritura la respuesta es sí, dado que allí se manda obedecer a Dios antes que a los hombres. Aparece un primer límite al poder del rey, que es la ley de Dios. El pueblo pasa a estar, ergo, arriba del príncipe, pero no debe entenderse por "pueblo" toda la población, sino un pequeño sector, supuestamente legitimado por la tradición y la costumbre, integrado por los magistrados y los nobles. Aparece una Aristocracia que ejerce o detenta el poder.

Así, vemos que PRELOT y LESCUYER dicen:

"Entre estos y el rey existe una alianza. De esa forma interviene de un modo particular una teoría que posteriormente tendrá tan extraordinaria importancia y que es la del contrato. La alianza no ata al rey con Dios pero, sin embargo, dada la santidad del contrato, Dios garantiza ese pacto, tal vez el más importante que pueda ser llevado a cabo.

La alianza indirecta entre Dios y el rey engendra para este último una primera obligación que se traduce en la palabra "piedad". La alianza directa, la del rey y el pueblo, entraña una segunda obligación que se traduce en la palabra "justicia". Si el rey falta a sus deberes, la piedad ordena que se mantengan la ley y la Iglesia de Dios, y la justicia, que se aten las manos del tirano "arruinador del derecho y de toda buena policía". Por último intervendrá la caridad, que requiere se tienda una mano y se ayude a los oprimidos".[8]

No puede omitirse tampoco la figura de ÉTIENNE DE LA BOÉTIE(1530 -1563), mencionado antes,

un francés estudioso de la tradición greco-latina. En 1576 consiguió la publicación del "Discurso sobre la servidumbre voluntaria o el contra uno", un breve manifiesto o alocución brillante por su enjundia escrito cuando tenía sólo dieciocho años.

Ese opúsculo está considerado un antecedente del Contractualismo y cuestiona la legitimidad de cualquier autoridad constituida desde la óptica "dominación –servidumbre". La libertad es un valor supremo.

Es agradable volver a leer este bello párrafo:

"El hombre es naturalmente libre y quiere serlo, pero es tal su naturaleza que se amolda muy fácilmente a la educación que se le quiere dar. Al modo que al hombre se le hace natural todo aquello que adquiere con la educación y la costumbre, también el primer impulso de la servidumbre voluntaria es constantemente un efecto del hábito que contrae la niñéz; como por ejemplo, los más briosos caballos, que si bien al principio tascan el freno, luego juegan con él; y a aquellos mismos caballos que dan coces apenas ven la silla, con el tiempo sufren la mayor mansedumbre hasta la albarda. Apenas empieza el hombre a tener razón, dícenle que es vasallo de un soberano, que sus padres también lo son, y creen que han de aguantar el mal y lo confirman con varios ejemplos, y sobretodo con la autoridad de los siglos, como si un largo sufrimiento diera derecho para que uno pueda tiranizar a sus semejantes. El tiempo no da jamás derecho a hacer mal, antes bien, aumenta el peso de la injuria".[9]

Tal como puede advertirese, las ideas libertarias estaban en ebullición.

No fueron concebidas por los agentes de la Revolución Francesa ni del Iluminismo.Es más, continúan vigentes y enarbolándose en la medida en que sige habiendo regímenes autoritarios…y aquí nos parece oportuno citar a Schevardnadze, que dice:

"Es inútil encerrar a las personas en un santuario y no dejarlas salir del país afirmando que fuera de sus fronteras se ha instaurado el reino del pecado y la deradación. El hombre debe disfrutar de la suficiente libertad como para tomar una decisión propia, hacer su elección y seguir el camino escogido…en general, creo que para poder desideologizar las relaciones internacionales es necesario librarse de los mitos que las ahogaban. Es decir, ver el mundo que nos rodea tal como es y no como nos hemos acostumbrado a verlo o nos han dicho que debemos verlo".[10]

El ser humano es libre por naturaleza, tiene una actitud gregaria, sólo necesita representantes que administren la Cosa Pública con arreglo a Derecho.

Conclusiones

Por todo lo expuesto, el Autoritarismo y el Totalitarismo no son lo mismo, como tampoco lo son revolución y golpe de Estado. En ambos casos se infringe la Carta Magna y se suspende las garantías…y, por ende, se vulneran Derechos Humanos.

Actualmente parecería que totalitarismos, en su real significado, no hay ni volverá a haber, sí estamos en presencia de nuevas formas de autoritarismo, con el disfraz, especialmente en Latinoamérica, de Populismos, dando lugar a un fenómeno que podría llamarse "régimen autoritario y populista", en nuestra perspectiva.

De acuerdo a lo ya expresado, la dictadura tiene un significado, actualmente, que no es el mismo del mundo antiguo, al menos en parte. Reiteramos, en la Grecia Helénica estaba asociada a la degeneración de la Monarquía, no tenía que ir unida a violaciones a los derechos humanos o supresión de las libertades, y, lo que hoy podría llamar la atención más, tal vez, fue aliada de las clases bajas y estuvo en contra de la nobleza. No carecía de corrupción, pero ésta tampoco le faltaba a las otras formas de gobierno, ya se trate de las puras o de las impuras. En la Modernidad se conoció el Desotismo Ilustrado…y más tarde, los dictadores de la Posmodernidad, se caracterizaron por la realización de obras públicas…aquí aparecería el concepto de "régimen autoritario y populista"…propuesto más arriba.

Abundan, en todos los casos, las caracteríticas del Despotismo.

Más siempre estos regímenes generaron resitencia por actuar en forma arbitraria (ejerciendo abuso de poder) y soslayar de uno de los atributos más valorados y propios del ser humano: la libertad.

Sergio R. Pérez Fiori

Bibliografía

  • Aristóteles; "La política"; editorial Petrel, Buenos Aires, 1986.

  • Asimov, Isaac; "Cronología del mundo"; editorial Ariel S.A., Colombia, 1992.

  • Bidart Campos, Germán; "Manual de historia política"; editorial Ediar, Buenos Aires, 1970.

  • Cohen, Robert; "Historia de Grecia"; editorial Surco, Barcelona, 1955.

  • Orlandi, Héctor Rodolfo; "Principios de Ciencia Política y Teoría del Estado"; ed. Plus Ultra; 1986.

  • Pastor, Manuel (compilador); "Ciencia Política";Ed. McGraw Hill/Interamericana de España S.A. 1991.

  • Prelot, Marcel, y Lescuyer, Georges; "Historia de las ideas políticas"; editorial La Ley, Buenos Aires, 1986.

  • Sabine, George; "Historia de la teoría política"; ediciones del Fonde de cultura

económica, México, 1990.

  • Schevardnadze, Edeward; "El futuro pertenece a la libertad"; Serie Reporte; 1991.

  • Struve V.V., "Historia de la antigua Grecia"; editorial Sarpe, tomo I, Madrid, 1981.

 

 

Autor:

Sergio R. Pérez Fiori

 

[1] Orlandi, H?ctor; ?Principios de Ciencia Pol?tica y Teor?a del Estado?; editorial Plus Ultra; 1986; pag. 441.

[2] De Blas Guerrero, Andr?s; en ?Ciencia Pol?tica?; Pastor, Manuel (compilador); editorial McGraw Hill/Interamericana de Espa?a S.A., 1991, PAG. 73.

[3] ?Historia de Grecia?, Editorial Surco, Barcelona, 1955.

[4] Op. Cit. P?gina 80.

[5] Arist?teles, ?La Pol?tica?, editorial Petrel, 1986, p. 256 -257.

[6] Bidart Campos, Germ?n J., ?Manual de historia pol?tica?, editorial Ediar, Buenos Aires, 1970.

[7] Sabine, George; ?Historia de la teor?a pol?tica?; ed. Fondo de cultura econ?mica, M?xico, 1990. p. 187 -188.

[8] Prelot, Marcel y Lescuyer, Georges; ?Historia de las ideas pol?ticas?; editorial La Ley, 1986, Bs.As. p. 173.

[9] www.kclibertaria.comyr.com/lpdf/120.pdf.

[10] Schevardnadze, Edward; ?El futuro pertenece a la libertad?; Serie Reporter; 1991; pag. 89.