Influencia del ejercicio físico en el adulto mayor en aras de mejorar la calidad de vida
Enviado por Dianela
- Resumen
- Introducción
- Marco teórico
- Incidencia de un programa de ejercicio físico
- Metodología
- Muestra
- Bibliografía
Resumen
El trabajo esta orientado a la tercera edad, profesores de educación física y entrenadores; La actividad física se reduce con la edad y constituye un indicador de salud. La reducción del repertorio motor, junto a la lentitud de los reflejos y descenso del tono muscular en reposo, entre otros factores, provocan descoordinación motriz. La inmovilidad e inactividad es el mejor agravante del envejecimiento y la incapacidad de tal forma que, lo que deja de realizarse, fruto del envejecimiento pronto será imposible realizar.
El adulto mayor presenta varios problemas a resolver: como el biológico, el financiero. el sexual, las relaciones sociales y el problema lúdico: es un punto importante ya que los individuos no saben como ocupar el tiempo libre que antes ocupaban con el trabajo; no saben cómo recrearse, ni que actividades físicas realizar.
El objetivo del trabajo es "analizar la incidencia de la actividad física en el adulto mayor, como vía asequible para mejorar la calidad de vida".
Atendiendo a los resultados, consideramos que un programa de ejercicios puede producir la involución cardiovascular previniendo la arteriosclerosis, la involución respiratoria y la endocrina (especialmente de las suprarrenales con la consiguiente mejoría de la adaptación y resistencia al estrés), Facilita la actividad articular y previene la osteoporosis y fracturas óseas. Se incrementa la absorción de calcio y potasio, Reduce niveles plasmáticos de colesterol y triglicéridos, Mejora el aspecto estético, la calidad y el disfrute de la vida.
El hombre, a lo largo de toda su historia ha estado obsesionado, a la vez que ha mantenido un pulso con la naturaleza, por encontrar la mágica pócima de la eternidad. Pero… la realidad no es otra que todo lo que empieza tiene un fin.
La vejez es el éxodo de una persona que, por razón de su crecimiento en edad, sufre la decadencia biológica de su organismo y un receso de su participación social; pero la vejez no solo es limitación, también tiene unos potenciales únicos y distintivos: serenidad de juicio, madurez vital, experiencia, perspectiva de la vida histórica personal y social, etc.
El ser humano evoluciona en su interior de una forma diferente a la evolución de su aspecto biológico y por lo tanto la etapa y el proceso de envejecimiento no deben verse como una etapa final sino como una etapa de maduración y de evolución del ser humano.
En los últimos tiempos, la importancia de la actividad física para la salud ha ido afianzándose a la luz de los hechos que la propugnan como medio para prevenir y controlar diversas enfermedades a la vez que alcanzar, mantener y recuperar niveles satisfactorios de salud, mejorando la calidad de vida. En la medida en que la actividad física se encuentra guiada por un profesional debidamente capacitado para ello, es cuando más se acerca a parámetros saludables, con consecuencias positivas para la salud individual y de la población en su conjunto. En el mundo es ampliamente reconocida la función del ejercicio físico como promotor de la salud y la calidad de vida del individuo. Si nos preparamos desde muy temprana edad en la realización continuada de ejercicios físicos, nuestro organismo tendrá cada vez más capacidad física y se mejoran paralelamente las capacidades de función: cardíacas, mentales, motivacionales, que permitan una mayor capacidad de vida en la etapa de Adulto Mayor, favoreciendo una mayor Longevidad funcional.
Con el aumento creciente de la población mayor en el mundo, las sociedades están llamadas a desarrollar sistemas o programas de atención a las personas de la Tercera Edad, específicamente en el área de la actividad física, por la importancia, las ventajas y beneficios que conlleva la práctica de la misma.
La Organización Mundial de la Salud celebra todos los años el 7 de abril, el Día Mundial de la Salud. El tema escogido este año para la celebración es "Sigamos activos para envejecer bien", coincidiendo con la celebración de 1999 como Año Internacional del de la Tercera Edad, que busca crear una Sociedad para Todas las Edades.
El envejecimiento, es un proceso más dentro de la carrera de la vida de los seres vivos… Se están haciendo numerosos descubrimientos relacionados con las causas que lo provocan, son varias las teorías que se mueven en torno a tan misterioso proceso de deterioro de la vida. Todas en su mayor parte fundamentadas y aprobadas, pero ninguna llega al fondo de la cuestión, o quizá no hay fondo, simplemente hay que aceptarlo tal como es.
El envejecimiento conlleva una serie de cambios a nivel cardiovascular, respiratorio, metabólico, músculo esquelético, motriz, etc…que reducen la capacidad de esfuerzo y resistencia al estrés físico de los mayores, reduciéndose así mismo su autonomía y calidad de vida y su habilidad y capacidad de aprendizaje motriz (Izquierdo, M. 1998)
La actividad física se reduce con la edad y constituye un indicador de salud. La reducción del repertorio motor, junto a la lentitud de los reflejos y descenso del tono muscular en reposo, entre otros factores, provocan descoordinación y torpeza motriz. La inmovilidad e inactividad es el mejor agravante del envejecimiento y la incapacidad de tal forma que, lo que deja de realizarse, fruto del envejecimiento pronto será imposible realizar.
El ejercicio físico tiene una incidencia específica sobre los sistemas que acusan la involución retrasando la misma de forma considerable, previniendo enfermedades y contribuyendo a mantener la independencia motora y sus beneficios sociales, afectivos y económicos.
El presente trabajo desarrolla el tema desde la perspectiva de la pérdida de la funcionalidad física que conlleva el envejecimiento. Donde se realizara un análisis de la incidencia de la actividad física en la senectud como vía asequible – placentera de retardar sus efectos.
OBJETIVO
Determinar la incidencia de la actividad física en el Adulto Mayor, como vía asequible para mejorar la calidad de vida.
El envejecimiento activo, permite afrontar muchos de los retos tanto de las personas como de las poblaciones que están envejeciendo al contribuir a menos muertes prematuras en las etapas más productivas de la vida, menos discapacidades relacionadas con enfermedades crónicas en la ancianidad, más personas que disfruten de una calidad de vida positiva a medida que vayan envejeciendo, más personas que participen activamente en los ámbitos sociales, culturales, económicos y políticos de la sociedad, en la vida doméstica, familiar y comunitaria, todo lo que significa menos gastos debidos a los tratamientos médicos y de atención sanitaria.
La preocupación por el bienestar físico y psicológico de las personas de la tercera edad se ha manifestado por algunos autores que han presentado diferentes definiciones y argumentos sobre la calidad de vida de estas personas entre los que se encuentran:
Según Moret (2005), en las últimas tres décadas, numerosos trabajos comprobaron la eficacia de la práctica regular de la actividad física o aptitud física asociadas a la disminución del riesgo de enfermedad arterial, coronaria, diabetes, hipertensión y osteoporosis, enfermedades que comúnmente acompañan a los Adultos Mayores.
Matsudo y Matsudo (2005), evidencian la prescripción de actividad física como factor de prevención de enfermedades y mejoría de la calidad de vida.
Fernándes Filho (2003), evidencia la calidad de vida como una conceptualización subjetiva, siendo un punto individualizado que exige definiciones personales de valores, capacidad, satisfacción y bienestar. Que comprende una serie de características físicas y psicológicas.
Neri (2001), integra el concepto de calidad de vida "una condición de bienestar físico y social, referenciado a los ideales de la sociedad, las condiciones y los valores existentes en el ambiente en que el individuo envejece y las circunstancias de su historia personal y de su grupo etario."
Los servicios de salud mental, que desempeñan un papel crucial en el envejecimiento activo, deben considerar la motricidad como parte integral de la asistencia en este tipo de pacientes. Ya que la práctica del ejercicio físico con lleva a la adopción de estilos de vida saludables y a la participación activa en el propio autocuidado que es importante en todas las etapas del curso vital. Una actividad física adecuada, una alimentación sana, no fumar y el consumo prudente de alcohol y medicamentos en la vejez, pueden evitar la discapacidad, el declive funcional, prolongar la longevidad y mejorar la propia calidad de vida.
Un estilo de vida activo en el que se incluya el ejercicio físico intencionado, mejora la salud mental y suele favorecer los contactos sociales. El hecho de mantenerse activos puede ayudar a las personas mayores a mantener la mayor independencia posible y durante el mayor período de tiempo, además, de reducir el riesgo de caídas. Por lo tanto existen también ventajas económicas en el hecho de que las personas mayores permanezcan más activas físicamente.
A pesar de todo, una gran proporción de personas mayores lleva una vida sedentaria en la mayoría de los países como es el caso de Chile, Perú, Colombia y España. Las políticas y los programas de gobierno de éstos y otros países deben animar a las personas a estar físicamente más activas a medida que envejecen y proporcionarles oportunidades para ello. Es especialmente importante ofrecerles áreas de paseo seguras y apoyarles en actividades comunitarias que sean culturalmente apropiadas, como también de acciones que estimulen la cognición pudiendo ser entre otras el juego o la recreación intencionada.
Los factores psicológicos como la inteligencia y la capacidad cognoscitiva son potentes predictores del envejecimiento activo y la longevidad (Smits et al, 1999). Durante el envejecimiento normal, algunas capacidades cognitivas como, la velocidad de aprendizaje y la memoria disminuyen de forma natural con la edad. Sin embargo, estas pérdidas pueden compensarse por un incremento de la sabiduría, los conocimientos y la experiencia. A menudo el declive del rendimiento cognoscitivo se desencadena por el desuso, la enfermedad, los factores conductuales, los factores psicológicos y los factores sociales más que por el envejecimiento.
Por otro lado, es importante precisar que las enfermedades neurodegenerativas se expresan y debutan clínicamente con una notoria alteración de la capacidad de memoria y de juicio, tanto para la Enfermedad de Alzheimer y afecciones similares, como para la llamada Demencia Senil que afecta a ancianos no enfermos mentalmente. Además, por no tener estas enfermedades un diagnóstico presuntivo temprano, hace imposible predecir con exactitud cuál o cuáles de los adultos mayores contraerán alguno de estos tipos de enfermedad discapacitante.
Por lo anterior, efectuar una intervención indiscriminada en todos los adultos mayores permite proteger tanto a los posibles dementes por Enfermedad de Alzheimer y afecciones similares, como a los ancianos sanos que sufrirán de demencia senil producto de la edad y del sedentarismo intelectual y físico.
Al respecto también es necesario considerar que algunas demencias de los adultos mayores y ancianos pueden ser tratadas clínicamente con resultados totales o parcialmente reversibles; sin embargo, otras demencias una vez que debutan clínicamente son progresivas e irreversibles. No obstante lo anterior, unas y otras pueden ser retardados en su expresión clínica si se manejan adecuadamente algunas causas que ponen en marcha los mecanismos neurológicos propios de esa enfermedad mental.
Dentro de las causas desencadenantes están la perdida de la autoestima personal, o los duelos como la viudez, la jubilación o la partida de los hijos. Todas ellas producen sensación de angustia y desamparo que llevan a los sujetos al sedentarismo físico y psíquico, el que a su vez, generalmente, precede a una patología invalidante como son, entre otras, la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Pick, las demencias post–traumáticas y las demencias vasculares.
La enfermedad de Alzheimer, es una enfermedad neurodegenerativa de causa desconocida, progresiva e irreversible, que conduce a la demencia extrema y a la postración en un plazo variable que va desde los 3 años a los 10 ó 15 años desde que se expresan los primeros síntomas. Su principal factor de riesgo es la carga genética del sujeto y la edad cronológica del enfermo.
Efectivamente, el 20% de los enfermos de Alzheimer heredan esta predisposición de sus padres y son afectados por ésta cuando tienen entre 45 y 50 años de edad. En este caso, se le conoce como "Enfermedad de Alzheimer de Origen Hereditario o Genético". A su vez, el 80% restante corresponde a Enfermedad de Alzheimer Esporádica, cuyo inicio clínico ocurre alrededor de los 60 años de edad.
Durante su curso la enfermedad atraviesa por tres etapas. La etapa inicial es la más benigna, caracterizándose por pérdida de memoria, particularmente de la memoria de corta duración que dice relación con los acontecimientos inmediatos, y la dificultad para ejercer su rol laboral o jefe de familia. En esta etapa, es muy importante estimular la memoria y reforzar las actividades aprendidas durante la vida laboral para impedir la discapacidad derivada de la depresión y pérdida de la autoestima del sujeto. De allí que esta etapa es la más favorable para intervenir con terapias no farmacológicas, como, la actividad Física dirigida e intencionada, entre otras.
El cerebro de un paciente fallecido de enfermedad de Alzheimer, al igual que el cerebro de un anciano fallecido a muy avanzada edad, se caracteriza por cuatro eventos histopatológicos: la muerte neuronal, el depósito de una substancia insoluble en la pared de los vasos sanguíneos que irrigan las meninges cerebrales, la presencia de ciertos grumos densos llamados placas seniles y la aparición intracelular de ovillos neurofibrilares.
Actualmente, existe acuerdo en la comunidad científica internacional para aceptar que la enfermedad de Alzheimer es de origen genético. En efecto, recién en el año 1984 Glenner y Worg de la Universidad de San Diego, en California, USA, dieron cuenta de un importante descubrimiento científico: determinaron las características químicas de los depósitos densos encontrados en las paredes de los vasos sanguíneos de las meninges cerebrales de pacientes fallecidos de Enfermedad de Alzheimer. Se trataba de depósitos de una proteína particular compuesta por alrededor de 40 aminoácidos llamada Proteína Beta Amiloide o Proteína Beta A4, la que a su vez, proviene de una proteína más grande, conocida como Proteína Precursora del Amiloide o PPA que posee alrededor de 700 aminoácidos.
La proteína Beta Amiloide es fisiológicamente activa y participa del citoesqueleto de la membrana celular de todas las células del organismo. Por razones que aún no están claramente dilucidadas, esta proteína sufre una alteración de su metabolismo que la transforma químicamente, produciendo su acumulación en los núcleos basales del cerebro que posteriormente darán cuenta del cuadro clínico que caracteriza esta demencia.
Recientemente, se ha reportado que la proteína Beta A4 es producida por un gen ubicado en el cromosoma 21 del hombre, muy cerca del locus del gen que codifica para el Síndrome de Down o Mongolismo; además, en el caso de la Enfermedad de Alzheimer, participan genes ubicados en los cromosomas 1, 14, 19.
Estos antecedentes, permiten asegurar que la demencia de las personas mayores que poseen la tara genética, se expresará más tarde o más temprano de su vida, por lo que se hace indispensable educarlos cuando están aún sanos para desarrollar las habilidades que retarden la discapacidad.
Finalmente, vale destacar que este tipo de enfermedad aunque se encube durante toda la vida, puede mantenerse en estado latente y no expresarse clínicamente a menos que aparezca una causa desencadenante del tipo traumante que dé inicio a las manifestaciones clínicas de la enfermedad.
Por esta razón, este tipo de patologías no discrimina entre niveles socio culturales ni socio económicos, pero, al no existir políticas de salud pública ni centros especializados que atiendan a estos enfermos, la enfermedad debe vivirse dentro del núcleo familiar, siendo los sectores más pobres los que requieren de mayor educación en los factores de riesgo que inducen a la demencia. Dentro de estos factores se destaca de manera preferente, la violencia intrafamiliar y en particular la violencia hacia los propios adultos mayores.
El diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer es extraordinariamente complejo y costoso, aceptándose universalmente que la única forma de confirmar el diagnóstico clínico es a través de una biopsia cerebral que se realiza pots-mortem. Un estudio clínico con exámenes de laboratorio y rendimiento de test cognitivo del enfermo, mide su capacidad de memoria y comportamiento, permitiendo al médico tratante hacer un diagnóstico presuntivo de la enfermedad. Lamentablemente cuando ello ocurre, ya se ha instalado la enfermedad demenciante e iniciando su curso progresivo irreversible.
No obstante lo anterior, este tipo de enfermedad mental, puede ser retardado en su inicio a través de la educación y terapia ocupacional específica que estimule la capacidad intelectual y física de las personas que tengan la predisposición genética de ser portadores de la tara. Adicionalmente, se puede asegurar que aunque la enfermedad es progresiva e irreversible, es posible, en etapas tempranas, retardar su evolución a partir de ejercicios intelectuales y físicos especialmente diseñados para tal efecto.
Por lo anterior, se deberá invertir en el grupo de mayor riesgo, que son las personas mayores que se encuentren en un estado de sedentarismo intelectual y físico, de modo de protegerlos del síndrome socio cultural deficitario que induce a expresión temprana de la enfermedad.
Ciertamente, el tipo de trabajo físico a realizar con las personas mayores en las cuales se pretenda contribuir a prevenir la discapacidad mental por medio de una intervención lúdica motriz, debe ser llevada a cabo con una orientación que repercuta efectivamente en todos aquellos aspectos de la vida afectiva e intelectual del adulto mayor, como es la capacidad de adaptación, la memoria, la seguridad, la percepción, la confianza, la atención, la autoestima y la valoración de lo que es y lo que puede realizar.
El ejercicio físico intencionado, tiene recursos y elementos que efectivamente apoyan la estimulación cognitiva. Así por ejemplo, las actividades de imitación presentadas en forma lúdica permiten ejercitar la observación, la retención en la memoria y la recordación para reproducir la rutina. A su vez, los juegos donde es necesario memorizar palabras, objetos o bien situaciones en un determinado espacio y/o en el tiempo, estimulan estrategias de memorización, de retención en memoria y recordación.
Las actividades de un programa para personas mayores, deben servir a la prevención y el mantenimiento de las capacidades intelectuales. De allí que un buen programa de este tipo debe tener objetivos y contenidos congruentes con el propósito de prevención y mantención de las capacidades intelectuales, o sea, debe incidir efectivamente en el mejoramiento de las características psicológicas mediante ejercicios y juegos que obliguen al participante a estar atento, a memorizar una serie de movimientos, aprender reglas, los pasos de una danza o un baile, a crear movimientos nuevos a partir de una historia, seguir un ritmo, una música, etc, es decir, actividades en las que el adulto se encuentre analizando, decidiendo el movimiento y encontrando soluciones motrices a las propuestas de ejercicios del profesor.
Muchas evidencias indican que la privación de estímulos ambientales en personas mayores se relaciona directamente con un mayor deterioro cognitivo. Huppert, en 1998, aplicó un test de memoria a un grupo de jubilados, demostrando que aquellos ancianos que participaban regularmente en actividades recreativas bien planificadas e intencionadas obtenían el mejor puntaje, independientemente del conocimiento intelectual o el nivel de escolaridad.
La estimulación psicofísica, desde una perspectiva neurofisiológica, pretende facilitar el fenómeno de la neuroplasticidad que subyace al hecho del aprendizaje, incorporando cambios duraderos en la función sináptica como respuesta a impulsos repetidos presinápticos. Este mecanismo de sensibilización neuronal permite aumentar las conexiones dendríticas incluso en cerebros envejecidos.
Un paso importante para asumir una perspectiva científica en cualquier tema es la definición de los conceptos de los que uno va a hablar. En nuestro caso necesitamos definir: En primer término, la actividad física se ha entendido solamente como "el movimiento del cuerpo". Sin embargo, debemos superar tal idea para comprender que la actividad Física es el movimiento humano intencional que como unidad existencial busca el objetivo de desarrollar su naturaleza y potencialidades no sólo físicas, sino psicológicas y sociales en un contexto histórico determinado. (Gorbunov 1990).
Consideramos que la práctica de la actividad física, tanto de juego como formativa o agonística, tiene gran importancia higiénica preventiva para el desarrollo armónico del sujeto (niño, adolescente y adulto) para el mantenimiento del estado de salud del mismo. La práctica de cualquier deporte conserva siempre un carácter lúdico "y pudiera ser una buena medida preventiva y terapéutica, ya que conlleva aspectos sociales, lúdicos e incluso bioquímicos que favorecen el desarrollo de las potencialidades del individuo". (Costil, D and Wilmore, J 1998).
Diversos puntos de vista explican la relación entre el ejercicio físico y la salud enfocándose únicamente a las dimensiones biológicas, o psicológicas, pero nuestra postura comprende la interconexión somatopsíquica, aunque por cuestiones de limitación teórica- metodológica enfocamos nuestro campo de estudio a los aspectos psicológicos de la actividad física en el adulto mayor. (Moreno A.2002)
El envejecimiento conlleva una serie de cambios a nivel cardiovascular, respiratorio, metabólico, músculo esquelético, motriz, etc. que reducen la capacidad de esfuerzo y resistencia al estrés físico de los mayores, reduciéndose así mismo su autonomía y calidad de vida y su habilidad y capacidad de aprendizaje motriz.
La actividad física se reduce con la edad y constituye un indicador de salud. La reducción del repertorio motriz, junto a la lentitud de los reflejos y descenso del tono muscular en reposo, entre otros factores, provocan descoordinación y torpeza motriz. La inmovilidad e inactividad es el mejor agravante del envejecimiento y la incapacidad de tal forma que, lo que deja de realizarse, fruto del envejecimiento pronto será imposible realizar.
El ejercicio físico tiene una incidencia específica sobre los sistemas que acusan la involución retrasando la misma de forma considerable, previniendo enfermedades y contribuyendo a mantener la independencia motora y sus beneficios sociales, afectivos y económicos
Definimos el envejecer como un proceso dinámico, gradual, natural, e inevitable, proceso en el que se dan cambios a nivel biológico, corporal, psicológico y social. Transcurre en el tiempo y esta delimitado por éste (De Rosnay, J. 1988)
Cuando decimos proceso *dinámico, nos referimos a que no es una etapa rígida, igual para todos y cronológicamente demarcada; al contrario proceso dinámico habla de un continuo dialéctico: por eso decimos que es una parte más del crecimiento del ser humano como lo es la niñez, la adolescencia o la adultez. El organismo humano crece desde que nace hasta que muere.
En las últimas décadas del siglo XX y gracias a los adelantos científicos y tecnológicos, la esperanza de vida se ha alargado notablemente. Se entiende por esperanza de vida la cantidad de tiempo que estamos en condiciones de vivir, expresado en el promedio de años de vida y cuando hablamos de expectativa de vida nos referimos a la posibilidad de vida calculada para el ser humano, o sea lo que iría marcando el reloj biológico de las células. Fenómeno largamente anhelado por la humanidad, lo que a comienzos de siglo era de 50 años, ahora es de 80, 85 y más, con la posibilidad genética de que alcance los 120 años.
En el desarrollo del trabajo llamamos adulto Mayor a los que cursan por el proceso del envejecimiento y que cronológicamente pueden ubicarse entre los 55/60 años (entroncando con lo que se llama la edad media de la vida) y los 79/80 años. A partir de los 80 años tomamos la vejez y por tanto llamamos viejos a los que la transitan.
Los gerontólogos norteamericanos llaman a estas 2 etapas como la de los viejos-jóvenes y lo viejos-viejos.
Existen varios criterios para decir que una persona es "vieja" como:
Criterio Cronológico: edad en años; relacionado con el retiro o jubilación obligatoria.
Criterio Físico: Se toman en cuenta los cambios físicos producidos en la persona, como cambios en la postura, forma de caminar, facciones, color del pelo, piel, capacidad visual y auditiva, disminución en la capacidad del almacenamiento de la memoria que afecta a los tres tipos de memoria (a corto, mediano y largo plazo) de forma directa, sueño alterado, etc. Todo esto relacionado a la alteración en forma notable de las actividades cotidianas.
Criterio Social: según el papel o rol que desempeñan en la sociedad.
Todos estos criterios son relativos, pues dependen de muchos factores y principalmente del espíritu de cada persona. Todas las teorías relativas a las causas del envejecimiento aceptan una base biológica, influida favorablemente o no por el entorno social.
Entre los factores que aceleran el envejecimiento están:
Alimentación excesiva.
Stress.
Hipertensión.
Tabaquismo y alcoholismo.
Obesidad.
Soledad, poca participación socio laboral.
Sedentarismo.
Poca actividad física.
No hay ninguna duda con respecto que se producen cambios estructurales o modificaciones biológicas, que influyen en la personalidad y rendimiento de los individuos de la "tercera edad". Estos son:
Cambio de apariencia.
Modificaciones del sistema piloso: calvicie y canosidad.
Las glándulas sudoríparas se atrofian, obstaculizando el normal proceso de sudorización y por lo tanto se tolera menos el calor.
Se presentan alteraciones en la motricidad ya que hay disminución de fuerza y aumento de grasas, los movimientos se vuelven lentos, los músculos se fatigan más fácilmente y se recuperan en forma más lenta.
Osteoporosis.
Aumento de la cifosis fisiológica.
Disminución de las capacidades respiratorias.
Al disminuir la actividad, el cuerpo necesita menos nutrientes, pero como los hábitos alimenticios no cambian, suelen aumentar de peso.
Cambios de los porcentajes corporales, aumento del porcentaje graso, disminución de la masa muscular, disminución de la cantidad de agua.
Se sabe que con la edad se reduce la capacidad contráctil del músculo cardiaco, por lo que no toleran las frecuencias cardiacas altas.
Metabólicamente hay alteraciones relacionadas con la edad, como la tolerancia a los niveles de glucosa que es menor: la actividad tiroidea puede estar disminuida lo que hace que el "anciano" tolere menos las alteraciones de la temperatura.
Se presenta un cambio en el tejido colágeno que hace que los tendones y ligamentos aumenten su dureza o rigidez, por lo tanto se es más propenso a lesiones asociadas al esfuerzo excesivo.Hay mayor incidencia en enfermedades cardiacas.
Se sabe que la actividad física declina con la edad, parte es por lo biológico pero gran parte es por la reducción de la actividad, bastante común entre gente de edad avanzada y en cierta medida causada por factores sociales que dejan la actividad física y el deporte para gente joven, por lo tanto no reciben más que desaliento en tal sentido.
Se verificaron diferencias fisiológicas notorias comparando atletas de la tercera edad con personas no entrenadas de edad similar, por lo que se debe recomendar la actividad física para "los adultos mayores" cuando ninguna enfermedad crónica o aguda se lo impida.
El hallazgo experimental sugiere que un programa de ejercicios continuo podría reducir la resistencia vascular periférica e incrementar la distensibilidad aórtica, disminuyendo de esta manera la presión arterial, tan común en las personas de la tercera edad; además un programa de resistencia muscular (con trabajo muscular localizado), mejora el retorno venoso y por lo tanto mejora la circulación vascular periférica, pero este entrenamiento debe ser lentamente progresivo ya que al principio puede aumentar la presión arterial.
Con la edad disminuye la frecuencia cardiaca máxima y el consumo máximo de oxigeno, declinación que comienza a partir de los 30 años; esta declinación es mas rápida con la inactividad o el abandono del entrenamiento.(Cress, M., Smith, E., Thomas, D., Johnson, J. 1991)
De todo lo expuesto podemos sintetizar que las personas de edad presentan varios problemas a resolver:
El problema biológico: enfermedades crónicas agregadas y el proceso normal de involución.
El problema financiero. El problema del mejor aprovechamiento vital (cómo administrar el tiempo que queda de vida).
El problema sexual. El deseo continua, pero su desarrollo disminuye.
El problema filosófico: angustia de muerte y el que pasara después de la muerte.
Las relaciones sociales: disminuyen el círculo social se restringe
El problema lúdico: este es un punto importante ya que los individuos no saben como ocupar el tiempo libre que antes ocupaban con el trabajo; no saben cómo recrearse, ni que actividades físicas realizar.
Existen diferentes factores que retardan el envejecimiento como son:
Sueño tranquilo.
Ejercicio corporal continúo.
Buena nutrición.
Participación socio laboral.
Siendo una labor de las personas que se encargan de las personas de "la tercera edad", organizar actividades diarias de aquellas personas, entre ellas el ejercicio, pues todo lo expresado demuestra que la actividad física demora el envejecimiento y aumenta el periodo productivo de la vida.
El ejercicio aeróbico será de gran importancia ya que mejorará la eficacia cardiaca, la capacidad respiratoria y mejorará la postura. Hay que tener en cuenta que las personas de avanzada edad llegan a rangos aeróbicos menores que para otros grupos; es necesario considerar la toma de frecuencia cardiaca para controlar la intensidad del ejercicio. Debido a la mayor fragilidad ósea por la osteoporosis y a la propensión a las lesiones de ligamentos y tendones, no se deben recargar las articulaciones con sobrecargas importantes. Debido a la falta de coordinación, debemos ejecutar ejercicios que puedan efectuar en forma apropiada para evitar que se produzcan frustraciones.
Un buen trabajo muscular localizado será de gran beneficio para la persona mayor, ya que permitirá tonificar los músculos, mejorando su fuerza y movilidad, pero hay que extremar los cuidados de prevención de lesiones en cuanto a las posturas riesgosas. También hay que implementar periodos más largos de relajación durante los estímulos (por ejemplo entre un ejercicio y otro dentro de una clase de gimnasia), incluyendo la elongación de para-vertebrales cervicales y lumbares, ya que es frecuente la contractura de dichos músculos por la posibilidad
Incidencia de un programa de ejercicio físico
Todas estas modificaciones son objeto de entrenamiento para evitar y/o posponer su aparición a través de ejercicios variados donde los estímulos lo sean también, incidiendo sobre audición, tacto, propiocepción, fomento del diálogo corporal de las personas mayores consigo mismas que les permita mejorar su esquema corporal, realizando movimientos inusuales y variados en condiciones que le merezcan seguridad y mejoren su equilibrio, control y estabilidad postural, eliminando sincinesias y paratonías, contribuyendo a que recobre seguridad en sí mismo mejorando su motricidad y capacitándole para sus quehaceres cotidianos así como para actividades de relación social que, en definitiva, mejoren su calidad de vida y salud física y mental.
Las enfermedades asociadas a la hipodinamia (obesidad, cardiopatía isquémica, diabetes, hipercolesterolemia e hipertensión), se ven agravadas por el sedentarismo y pueden ser tratadas con el ejercicio sin necesidad de recurrir a medicamentos. El ejercicio que desarrolla la fuerza y la resistencia disminuye la morbilidad y la mortalidad en las personas mayores.
La respuesta de las personas mayores es similar a la de los jóvenes en cuanto a capacidad aeróbica, resistencia y fuerza cuando los ejercicios son de intensidad baja y moderada, contribuyendo a mejorar dichas capacidades. Tengamos en cuenta que el Síndrome General de Adaptación evoluciona en tres etapas: Alarma, resistencia y agotamiento que se corresponden con tres fases de la vida: Niñez: Se manifiesta una escasa resistencia y exagerada reactividad a agresiones externas: Madurez; La resistencia y capacidad de adaptación ante el estrés son mayores: Vejez; Se produce la pérdida de adaptación como respuesta al estrés y la disminución de las defensas del organismo.
La autonomía de las personas mayores está íntimamente relacionada con su calidad de vida. El ejercicio es un protector y precursor de dicha autonomía y de los sistemas orgánicos que la condicionan, además de preservar y mejorar la movilidad y estabilidad articular y la potencia de las palancas músculo -esqueléticas, que a su vez inciden beneficiosamente sobre la calidad del hueso, la postura, la conducta motriz, la auto imagen, concepto de sí mismo, etc… y en definitiva sobre la calidad de vida.
La inmovilidad e inactividad es el mejor agravante del envejecimiento y la incapacidad de tal forma que, lo que deja de realizarse, fruto del envejecimiento pronto será imposible realizarlo. El ejercicio físico puede instaurarse en los hábitos y estilo de vida de la persona mayor y a través canalizar el ocio y contribuir a recuperar, conservar y mejorar la salud y calidad de vida.
Los adultos mayores hipertensos que participaron en un programa de ejercicio físico pudieron demostrar que su nivel de presión arterial logró controlarse y hasta se mejoró. (Lugo, Pascal, Pérez y Noda, 1992) (Strauss, 1991).
En una investigación sobre la presión arterial en reposo de personas mayores con presión arterial normal, los resultados mostraron que los dos grupos de ejercicios, uno de intensidad moderada (70%) /45 minutos/3 veces por semana y el otro de alta intensidad (85%)/35 minutos/3 veces por semana aumentaron su consumo máximo de oxígeno trabajando en los tres primeros meses del programa y bajaron su presión arterial sistólica a los seis meses. (Richard H. 1991)(Gutiérrez, A., Delgado, M., Castillo, M. 1997) compararon los efectos del ejercicio y un conocido tranquilizante. El ejercicio proporcionó mayor alivio a la tensión muscular de sujetos crónicamente ansiosos de 52 a 70 años. Publicaciones médicas de USA reconocen el ejercicio como medio para combatir la depresión, irritabilidad e insomnio. Biegel atribuye al estilo de vida activo el beneficio de mejorar la forma física asociada al optimismo, auto imagen, auto confianza, capacidad mental y adaptación social del adulto, que obviamente se optimiza cuando se realizan ejercicio físico regular en grupo.
Con base en lo anterior parece existir una relación entre la práctica regular y gradual de una actividad física y una mejoría y bienestar en la satisfacción por la vida
Como método se utilizo el experimento que se caracteriza por una serie de particularidades:
Se produce en condiciones especiales creadas al efecto, y a veces se utilizan aparatos especiales de medición o registro.
Las personas que se someten a prueba tienen pleno conocimiento que han sido citados al laboratorio para participar en un experimento y que deben cumplir al pie de la letra la instrucción especial.
Al llevar a cabo un experimento, el investigador crea indefectiblemente las condiciones necesarias para que surja el fenómeno que le interesa.
Durante el experimento el fenómeno estudiado se repite las veces que lo necesite el investigador, esa repetición tiene un carácter sistémico; esto es precisamente la gran ventaja del experimento sobre el método de observación, gracias a esto muchas particularidades del fenómeno estudiado, son accesibles a la observación detallada y hasta pueden medirse con exactitud.
Las condiciones en las que se produce el fenómeno estudiado son variadas por el experimentador planificadamente. Podría decirse, que esta es la particularidad más esencial del experimento: solo cambiando las condiciones del curso del fenómeno dado el experimentador puede penetrar en su esencia, comprender las leyes de su desarrollo y existencia, y determinar las relaciones existentes entre su objeto de estudio y los demás fenómenos.
Participaron en esta investigación 35 personas con más de 60 años de vida.
Los criterios establecidos para la selección de las personas fueron:
Estimación de vida igual o superior a 60 anos,
No ser portador de una enfermedad Cardio-respiratoria y/o locomotora,
Disponibilidad completa para el programa.
Programa de actividad física
El programa de actividad física es ejecutado en forma de circuito de entrenamiento 10 estaciones organizadas de forma que trabajan miembros superiores e inferiores alternadamente. Al final de cada sección de circuito, realizamos un descanso de 10 minutos, con control de la frecuencia cardiaca, para mejorar la condición aeróbica. El programa de actividad física tubo una frecuencia de 3 veces por semana y una duración total de ocho semanas. Las estaciones implementadas son actividades físicas.
Los efectos del programa de actividad física, se materializaron en los siguientes efectos:
Es importante la rehabilitación cardiaca y respiratoria, comprobándose que la mortalidad postinfarto de miocardio se reduce un 20% entre quienes siguen programas deportivos.
Facilita la actividad articular y previene la osteoporosis y fracturas óseas. Se incrementa la absorción de calcio y potasio.
Aumenta la actividad enzimática oxidativa con la consiguiente mejora de utilización del oxígeno y metabolismo aeróbico de grasas y glucosa.
Se pierde peso graso.
Reduce niveles plasmáticos de colesterol y triglicéridos y mejora los índices colesterol/HDL en sangre.
Aumenta la tolerancia al esfuerzo por aumento de los umbrales aeróbico y anaeróbico.
Aumenta el volumen sistólico.
Aumenta el volumen de sangre (plasma y glóbulos rojos).
Aumenta el VO2 máx. y mejora el sistema respiratorio por mejora de la capacidad vital, aprovechamiento de la oferta de oxígeno e incremento de la ventilación, difusión y transporte de oxígeno.
Controla y reduce la tensión arterial en reposo y durante el esfuerzo.
Favorece el equilibrio neurovegetativo, sicofísico y la actividad psicointelectual.
Mejora el aspecto estético.
Estimula el optimismo, la vitalidad y la voluntad (favoreciendo la superación del tabaquismo y otros hábitos y adicciones insanas). Contribuye a la integración social, mejora calidad y disfrute de la vida.
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NOMBRE: DIANELA ESPINOSA QUINTANA
SEXO: FEMENINO
FECHA DE NACIMIENTO: 23 DE NOVIEMBRE DE 1981
NIVEL ESCOLAR: UNIVERSITARIO
NACIONALIDAD: CUBANA
PROVINCIA: CIENFUEGOS
MUNICIPIO: RODAS
Mi nombre Dianela Esponosa Quintana, nací el 23 de noviembre del año 1981, en la Provincia de Cienfuegos en Cuba.
Comencé mis estudios en la enseñanza primaria en la escuela Reinaldo Erices Borges, allí me destaqué por mi interés en los estudios en esa etapa de la niñez, al finalizar pase a la secundaria básica del mismo nombre, participando en todas las actividades Político=Culturales que allí se dessarrollaban, participé en diferentes concursos de clases obteniendo resultados relevantes. Luego ingresé en la pedagógica batalla de Santa Clara en Cumanayagua, inclinando mi formación hacia la formación de una maestra para cumplir con mi sueño de enseñar.
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