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Definiciones de Cultura y de Identidad Corporativa


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

  1. Identidad
  2. Identidad desde el punto de vista psicológico
  3. Los cinco momentos de la psicología científica
  4. Desarrollo de la identidad personal136
  5. Identidad desde el punto de vista antropológico
  6. Identidades modernas y postomedernas en América latina139
  7. Valores organizacionales
  8. Las organizaciones como culturas146
  9. La ideología y la organización misionaria
  10. La cultura del desarrollo en las organizaciones colombianas
  11. Clima organizacional
  12. La cultura corporativa: manifestaciones y resultados
  13. Identidad empresarial
  14. Casos prácticos
  15. Bibliografía

CAPITULO I:

Identidad

INTRODUCCIÓN

En la actualidad se analiza ampliamente el concepto de cultura corporativa, y con toda razón; de todos los conceptos vistos por la administración, la cultura organizacional está enfocada clara y concientemente en resaltar los valores, las normas, las creencias e ideologías de la misma. No hay ninguna posibilidad de que una organización pueda dar calidad en su producto o servicio sin lograr una buena cultura organizacional sin importar el campo en que se desempeñe.

Es muy fácil creer en la importancia del servicio para el cliente y el impacto de la cultura, lo más seguro es que si nosotros no estamos en contacto con el cliente pensemos que nuestro trabajo y nuestra forma de actuar dentro de la empresa, no repercuta al atenderlo, pero esto es erróneo por que si dentro de la cultura organizacional hay falencias en la empresa de una u otra manera vamos a entorpecer la calidad en nuestro trabajo y se va a ver reflejado en la atención o en la mala calidad del proceso productivo de la organización.

En la empresa debe tenerse una cultura bien determinada así como se hace con la visión, la misión que siempre está claramente planteado para que sean efectivas. Estamos en un mundo cambiante y con frecuencia la literatura empresarial se ve afectada por este hecho, hay que aprender a comunicar y aprender a detectar los cambios en la organización para que en el avance tecnológico y social quede incluida la identidad corporativa.

Debemos conscientizarnos que la estructura social, política y empresarial depende de cada uno de nosotros, si nuestro entorno gana, todos ganamos, entonces hay que retomar valores y buenas actitudes para que todos ganemos.

La identidad empresarial incluye los aspectos necesarios para lograr una ventaja completa y deseable: el elemento visual y el elemento cultural. Este trabajo presenta los principales conceptos y características de la identidad corporativa pasando por cultura, identidad e imagen .

Cada vez nos acercamos más al momento en que las teorías administrativas puedan estar sometidas a pruebas en un ambiente de laboratorio. La investigación con humanos en áreas del comportamiento del consumidor, constantemente obtiene mayor respetabilidad; la cultura también puede ser estudiada para analizar sus diversas manifestaciones en la organización, y de esta manera brindar una pauta que permita a los administradores una visión objetiva a cerca del manejo del área interna y del recurso humano que indudablemente es el capital más importante para toda la empresa.

1.1 OBJETIVOS

GENERAL

Analizar las diferentes definiciones de cultura y de identidad corporativa.

ESPECÍFICOS

  • Realizar un recorrido por el tema de la cultura organizacional que sirva de base para comparar con empresas conocidas.

  • Identificar las diferencias entre cultura, clima, identidad e imagen.

  • Crear una conciencia sobre la necesidad de establecer y mantener una identidad organizacional.

1.2 SEMÁNTICA DE LA IDENTIDAD

"¿Identidad del individuo? Quimera: no poseemos un alma única, sino una serie de almas; no somos un hombre idéntico, sino muchos hombres sucesivos. En lo profundo de nuestro ser, todos hemos visto nacer y morir muchas personalidades, todos representamos una larga cadena de individuos diversos y aún contradictorios. Una personalidad nace hoy donde otros murieron ayer: cada uno de nosotros quedará figurado exactamente por una cuna circundada de sepulcros." (Manuel González Prada, Obras. Prólogo y notas de Luis Alberto Sánchez, Lima: Ediciones Copé. 1985, tomo I.p.347.)131

1.2.1. CUALIDAD DE IDÉNTICO

Idéntico significa "igual", "lo mismo". Voltaire decía por eso que en francés mêmeté, mismidad, era designación perfectamente admisible de identidad. La identidad es la mismidad, o mejor dicho, la mismidad, porque según la real Academia, cuando el adjetivo primitivo es bisílabo, el sufijo del nombre abstracto correspondiente es -edad, y no -idad, verbigracia, de corto, cortedad; de leve, levedad; de otro, otredad. Cuando el adjetivo primitivo es de más de dos sílabas, el sufijo del abstracto es -idad; verbigracia animalidad, generosidad, nacionalidad.

El segundo significado de identidad se refiere al principio lógico de identidad, que en realidad es el principio ontológico de identidad (la ontología es la parte de la metafísica que se refiere al ser en general y a sus prioridades trascendentales; lo ontológico es lo relativo al ser).

¿Qué dice este principio? Dice: Todo objeto es idéntico así mismo. La fórmula es:

A = A, A es A

El tercer significado de identidad es un significado jurídico. Identidad, en este sentido, es el hecho de ser una persona o cosa la misma que se supone o se busca.

Este sentido de identidad es el que se utiliza, en el Perú, el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, el RENIEC.

La tarjeta de identidad es la que sirve para acreditar la personalidad del titular y va provista de sus generales de ley, de su retrato, de su firma, de sus huellas dactilares y de su código único de identificación. Puesto que ahora todo está computarizado, o casi todo, si la tarjeta no corresponde al que dice ser su titular, entonces la computadora rechaza la tarjeta.

El cuarto significado de identidad es matemático.

Identidad es la igualdad que se verifica siempre, sea cualquiera el valor de las variables que su expresión contenga.

Para que esto sea fácilmente comprensible, llevémoslo a un terreno no matemático.

Los individuos de la especie homo sapiens, es decir, los seres humanos, tienen dos ojos. (No tomo en cuenta, claro está, a los cíclopes de la mitología griega, esos gigantes con un solo ojo en la mitad de la frente.)

Los seres humanos, repito, tienen dos ojos; ésta es una igualdad que se verifica siempre. Ocurre, sin embargo, que los ojos de los seres humanos varían en cuanto al color, la forma y el tamaño. En consecuencia, el color, la forma y el tamaño son las variables oculares. En cambio, la tenencia de dos ojos es una igualdad que se verifica siempre; por lo tanto, es una constante. Pues bien: esta constante es parte de la identidad de un ser humano.

Cuando los psicólogos y los investigadores sociales nos hablan de que cada uno de nosotros tienen una identidad y que debamos buscarla, y que los pueblos, no sólo las personas, son así mismo tenedores de una identidad, se están refiriendo a constantes, esto es, a igualdades verificables siempre. El problema es, desde luego, discernir en cada caso las respectivas constantes para establecer las identidades correspondientes.

El primer significado de identificar es hacer que dos o más cosas distintas aparezcan y se consideren como una misma cosa.

El zambo, el mulato y el moreno son distintos, pero yo puedo identificarlos y hacer que aparezcan y se consideren como miembros de la raza negra, como negros, sin serlo, realmente.

Esta identificación se ve ya desde el trato, porque uno les dice: "Oye, negro", o "Fíjate, negro", o sea que uno, en el mismo trato, ya los está negreando, es decir, ya los está identificando con los negros propiamente dichos, aunque ni el zambo, ni el mulato, ni el moreno son negros propiamente dichos, pero resultan siéndolo gracias a la identificación.

El segundo significado de identificar es reconocer si una persona o cosa es la misma que se supone o se busca.

Por ejemplo, la Policía busca a un delincuente y hay un solo testigo que lo ha visto. Entonces, por la descripción que hace este testigo del delincuente, la Policía comienza a hacer el "identity kit" del delincuente, vale decir, la delineación reconstructiva del delincuente, de su imagen, la que naturalmente se va perfeccionando con el porte de nuevos datos y señales. Hasta que llega el momento en que el testigo, viendo el "identity kit", exclama: "¡Así era!" Cuando exclama eso es que ha identificado al delincuente.

El tercer significado concierne al pronominal identificarse, esto es, reducirse en la realidad a una sola cosa varias diferentes.

Por ejemplo: "En los desbordes emotivos y en las demasías del afecto, en las exaltaciones y en los entusiasmos, el entendimiento y la voluntad se identifican entre sí y se identifican igualmente con el espíritu."

Es decir, todas esas cosas, que son distintas, terminan siendo una sola, porque se identifican.

El cuarto significado es el de la frase identificarse uno con otro; o sea, llegar a tener los mismos propósitos, deseos, creencias y principios que él.

Cuando nos referimos a la identidad de un grupo étnico o de un pueblo, nos referimos a ese conjunto recién dicho. Y la identidad de cada uno de los integrantes está así mismo constituida por ese conjunto. Cuando tal conjunto deja de ser una constante, sobreviene inevitablemente la crisis de identidad.

El individuo se desorienta, se confunde y todo se le trastorna. Cuando esta ocurrencia, primero individual, llega a ser posteriormente colectiva, se produce entonces lo que Durkheim llamaba la anomia. La anomia no es sólo la ausencia de normas o de leyes, o la desorganización social, sino la pérdida de identidad.

1.3. IDENTIDAD: APROXIMACIONES AL CONCEPTO132

En la dinámica cultural de las sociedades contemporáneas, el tema de la identidad es una cuestión crucial. Es así que hoy está convirtiendo en un de los polos de la investigación en muchos de los sectores de las ciencias contemporánea.

Parece un desafío proponer una investigación sobre la identidad en una época dedicada a explorar la diferencia. De aquí la explicación dada en muchos círculos a proclamar la urgencia de una unidad del hombre y hasta recuperar la certeza tranquilizante de una naturaleza humana. Es decir, de una identidad universal del hombre consigo, en forma, si es necesario, de una subjetividad trascendental ( Venios en Levi-Strauss: 1981-12)Otra moda que aunque no nueva y cuya falta de originalidad no desvirtúa su pertinencia, considera el sujeto moderno como acabado tanto teórica como prácticamente.

Lo anterior nos obliga hacer, por lo menos, un ligero recorrido por los caminos ásperos de la lógica. Partiendo de que lo idéntico, en latín ídem quiere decir lo mismo, nos encontramos con la posibilidad de dar una respuesta concreta a la pregunta ¿Qué es la identidad?, sin embargo, algunos autores así lo han hecho.

Para Aristóteles, la identidad a mismidad en un modo de la unidad, y por tanto es atribuible a cuento es. Para Leibniz, es el fundamento último de la verdad, pues todas las proposiciones idénticas, por vía del análisis de las nociones.

Para Hegel, el principio de identidad es una pura vacuidad: no dice nada. Lo mismo piensa Wittgenstein, desde otra perspectiva conceptual: los enunciados de tipo a=a no dicen nada, son pseudo enunciados, y el adjetivo "idéntico" no significado, pues la identidad no es ni una propiedad de los objetivos ni una relación entre ellos. Para Russell, en cambio, la identidad es una relación lógica perfectamente estudiable y caracterizable. Para Frage es una propiedad de las referencias, de aquello de lo que hablamos. Para Peano, verdad e identidad son lo mismo.

Para Husserl la identidad es absolutamente indefinible. Para Engels no hay cosa que sea idéntica a sí misma: la identidad ha de ser regalada en su estudio al de los objetos ideales, como sucede en las matemáticas. Para Saussu coincide con el valor del signo lingüístico, y por lo tanto es pura negatividad respecto a los demás valores del sistema. Para Lacan la proposición "a es a" no solo no es verdadera, si no que es absurda, y marca toda una etapa del pensamiento, a la que califica como "etapa teológica".

Para Humme la cuestión de la identidad personal constituye el problema más abstruso de la filosofía.

En esta compleja polémica, se observa claramente cómo desde su comienzo la concepción del sujeto y de la identidad fue cuestionada, no es cuanto esencia individual, sino como identidad en cuanto tal.

Resultado lógico es preguntarse por la realidad del yo, del otro, y de su convivencia en aras de superar la soledad del hombre en el mundo. El sentir de los hombres, al menos en occidente, se ha centrado en la propia realidad individual; efectivamente, ese yo fundamental y primario ha sido realidades muy diferentes entre sí: Cosa pensante, instinto vital, sentimiento, voluntad moral, espíritu subjetivo, centro creador y proyectivo, conciencia pura. A la peculiar realidad del otro se le ha pretendido descubrir y afirmar mediante la razón discursiva, el instinto de vinculación social, la operación del sentimiento, la actividad moral, la dialéctica del espíritu, la dialéctica de la naturaleza, la invención proyectiva y la reflexión fenomenológica.

En la búsqueda de soluciones a las dicotomías existenciales e históricas e ha dado respuesta a través de la generalización de la idea de la naturaleza humana, en proclamar una unidad del hombre y de sus valores, no reconociendo que "la exclusiva fatalidad, la única tara que puede afligir a un grupo humano e impedirle que realice plenamente su naturaleza, es estar solo".

La problemática alrededor de la identidad, tanto en lo individual como en lo colectivo, es compleja, no solo por sus múltiples determinaciones sino por las dificultades de auto comprender el sentido de su trayectoria. Un primer acercamiento la solución de esta complejidad nos la ofrece Mead al sostener que la cuestión de la identidad no puede sino articularse simbólicamente, y es desde ahí desde donde el individuo interacciona con la sociedad, y esta con sus miembros para articular sendas respuestas plausibles, procesos en los que es fundamental la internalización de lo socio-cultural por parte de los individuos, con el consiguiente refuerzo de las pautas socio-culturales desde los roles adoptados y ejercidos activamente por aquellos.

En el Campo de la antropología cultural los estudios se han concentrado particularmente en la cuestión de identidad colectiva": En términos genéricos, puede definirse como un estado de conciencia, el sentimiento más o menos explícito de pertenecer a un grupo o categoría de personas, o formar parte de una comunitas. Tal sentimiento de pertenencia o comunión emerge de una cierta unidad de intereses o condición; y se afianza en un movimiento reflexivo del yo al otro, al contraponerse dialécticamente un nosotros frente a un ellos.

Un sentimiento de identidad colectiva se contrae mediante manipulaciones ideológicas, simbólicas y rituales; aunque no cabe duda que tales ideologías y simbologías graviten sobre realidades sociológicas y culturales previas, las cuales tenderán a ser realizadas, reafirmadas y recreadas.

Por tanto en la afirmación de una identidad individual o colectiva se ponen en dos (2) impulsos alternos que resultan complementarios. Desde dentro del grupo se subraya aquello que sus miembros comparten, lo que los identifica o hace iguales, con un propósito de uniformización. Sin embargo, hacia el exterior la cuestión se manifiesta como impulso de de diversificación, de singularización, al enfatizarse aquello que hace diferentes a los otros.

Las ideas principales que podemos extractar de lo anterior nos llevan a asociar a la identidad con permanencia y continuidad, unidad y cohesión, reconocimiento y autoconciencia. Podemos hablar de identidad a propósito de un individuo o de un grupo de, pero en los dos (2) casos encontramos estos tres (3) elementos: Permanencia y continuidad de un sujeto, más allá de lo cambios del tiempo y de las adaptaciones al ambiente, afirmación de la diferencia, auto reconocimiento y hetero reconocimiento.

El primer problema que surge a propósito de la identidad es la dificultad de separar y/o de unir identidad individual e identidad colectiva, de hablar de la identidad. Haberlas hace hincapié en cómo es necesario conjugar con la identidad del yo, la aborda desde el punto de vista del desarrollo cognoscitivo y el desarrollo moral, así como la independencia de sociedad y naturaleza que atraviesa la propia realidad individual: "La unidad simbólica de la persona… se basa por su parte en la pertenencia a la realidad simbólica de un grupo, en la posibilidad de localizar en el mundo a ese grupo. Una identidad grupal que abarque las biografías individuales es, pues, condición de la identidad del individuo".

Si permanecemos en la tradición de las ciencias sociales, el resultado más consolidado de la investigación sociológica y psicológica es sin duda que el proceso de desarrollo de la identidad individual se da al interior de un sistema de delimitaciones: frente a la naturaleza exterior, frente a la sociedad y frente a la naturaleza interior.

Estas observaciones señalan la dificultad de separar en modo rígido lo aspectos individuales y los aspectos colectivos de la identidad. En el plano individual, la identidad se presenta como un procesote socialización que, pasando por diversos sistemas de simbolización compleja, permiten el avance hacia la autodeterminación de un sujeto. A través de este proceso de interiorización del universo simbólico de la cultura, el individuo interpreta sus necesidades culturalmente y establece una independencia creciente, una autonomía relativa, en las relaciones tanto hacia la naturaleza como hacia el ambiente social.

El carácter social de las identidades individuales es reconocido por la mayoría de las concepciones sociológicas y de psicología social. Que se trate de psicoanálisis, del interaccionismo simbólico, de la psicología genética, o de la teoría de la comunicación, en las ciencias sociales contemporáneas se confirma la idea de que la identidad individual se forma interactuando con una variedad de relaciones sociales. La identidad individual es por consiguiente algo que un individuo presenta e "intercambia" con los otros, estableciéndose como un acto de reciprocidad. Así l individuo adquiere su capacidad de hablar y de actuar diferenciándose de lo demás y permaneciendo idéntico así mismo, a través de su capacidad autónoma de producción y de reconocimiento del yo. Situación paradójica, ya que la diferencia es difícil de digerir culturalmente y la necesaria afirmación de la propia identidad resulta entonces que ha de pasar por la reacción frente a la alteridad para asegurar la mismidad; es decir, que para la identidad sea afirmada y percibida como tal, supone una cierta igualdad y una cierta reciprocidad.

La auto identificación debe ser reconocida por los otros; el sujeto internaliza las expectativas de los otros acerca de él o ella, y estas expectativas de los otros e transforman en sus propias expectativas. Por tanto, la investigación de una persona, que es producida y mantenida a través del auto identificación, se apoya en la integración de las evaluaciones y valores de los otros significativos del sujeto; nadie puede construir su identidad independiente de l identificación de lo otros. La auto identificación de un sujeto requiere el conocimiento Inter.-sujetivo, relacional, de parte de otros sujetos, el centro interior, socialmente construido, logra integrar más o menos exitosamente los varios aspectos y, por tanto, sus tendencias y actividades son coherentes y consistentes.

La identidad, en estas sociedades, está constituida por un cierto sentido de interioridad. Esta apreciación da la posibilidad de pensar no sólo un sujeto con identidad, sino también capaz de entender su presente como espacio abierto para la reflexión y al acción. La identidad es la posibilidad de apropiarse de la acción social a través de un elevado potencial reflexivo de la acción misma. Se podría definir la identidad como la capacidad reflexiva formal, pura capacidad simbólica, reconocimientos de la producción de sentido en el actuar, al interior de los límites puestos en un momento dado por el ambiente y la estructura biológica.

El contenido de esta identidad y su duración en el tiempo varían considerablemente según el tipo de sociedad o grupo al cual se refiere. No es difícil, por ejemplo, reconocer que en el pasaje de sociedad tradicional a sociedad moderno-industrial los procesos de identificación se transfirieron progresivamente del externo al interno de la sociedad. En una sociedad tradicional la fuente del dominio racional de sí mismo no radica en la interioridad, sino que se reside afuera, en las ideas o en Dios.

En las sociedades contemporáneas, donde la producción es producción de relaciones sociales, símbolos, identidades y necesidades individuales, donde la naturaleza sólo existe, como referente, la acción no es apropiada a través de sus resultados. El reconocimiento de la capacidad de acción se vuelve relativamente independiente de los productos, llega a ser la posibilidad de la acción y la capacidad de reconocer sus acciones como propias, y por consiguiente de atribuírselas. El paso de una sociedad tradicional a una sociedad moderna señala el paso de una identidad adscriptiva, a una identidad electiva.

El individuo se vuelve capaz de producir en modo autónomo lo que antes había sufrido como experiencia pasiva. La continuidad de la conciencia en el tiempo, como identidad reflexiva, permite a la identidad personal de producir nuevas identidades, integrando pasado y presente, uniendo la acción y sus efectos y también lo múltiples elementos del presente, en la unidad y en la continuidad de una biografía individual. Dentro del marco de las relaciones y representaciones en las que se forma la identidad, el sujeto se ve sometido a una continua fragmentación y dispersión de la experiencia haciendo vana la idea de que el núcleo interno del sujeto es autónomo y autosuficiente. En este sentido asistimos, no a la perdida de la subjetividad del hombre contemporáneo, sino a una redefinición de la identidad como capacidad simbólica logra reconocerse. Ante la continua diversificación y fragmentación de su experiencia el sujeto mantiene su integración, su permanencia y continuidad solo con la condición de que pueda reconocerse en la capacidad de acción que lo identifica como sujeto. Y esto puede darse, no solo mirando al pasado, en el presente, sino también hacia el futuro, concibiendo la identidad como proyecto.

1.3.1. LA PERSISTENCIA DE LA PREGUNTA FILOSÓFICA POR LA IDENTIDAD Y LA DIFERENCIA133

La filosofía Griega desde sus orígenes en el pensar Presocrático alude, de una u otra manera, aunque con diversa intensidad, a cuestionamiento a problemas relativos a los fenómenos de identidad, individuación, alteridad y diferencia. Ya sea por vía directa de la dilucidación de estas categorías o de su cuestionamiento o negación y ocultamiento, la filosofía occidental ha tenido que vérselas con obsesiva familiaridad con estos complejos problemas.

La cuestión del "ARGÉ" en el filosofar Presocrático remite asuntos relativos a lo invisible, lo común, lo permanente, lo único, lo originario, lo completamente semejante, lo indisoluble, entre otras muchas posibles nociones que rememoran la complejidad de las preguntas por la identidad.

Aristóteles se cuestiona la noción de lo idéntico en las formas de su definición y plantea con gran claridad la posibilidad de tres sentidos, en la siguiente extensa cita:

"Antes que nada hay que precisar, acerca de lo idéntico de cuantas maneras se dice. Se podría admitir, resumiendo que idéntico se divide en tres partes.

En efecto, solemos dar la designación de idéntico, bien por el número, bien por la especie, bien por el género: Son idénticas en número las cosas en que los nombres son múltiples, el objeto, en cambio, único. Verbigracia: sobre todo (vestido) y manto. Son idénticas en especie todas las cosas que, siendo múltiples, resultan indiferencias en especie, como por ejemplo, un hombre respecto a otro hombre y un caballo respectos a otro caballo: en efecto, todas las osas de un tipo tal que se hallan bajo la misma especie se llaman idénticas en especie; de manera semejante, son idénticas en género todas las cosas que están bajo el mismo género, v.g: caballo respecto al hombre. Podría parecer, sin embargo, que el agua de la misma fuente, aún llamándose idéntica, tiene alguna diferencia al margen de los tipos mencionados. A pesar de ello, tal caso ha de colocarse en el mismo lugar que las cosas que se llaman de un modo u otro idénticos en especie: pues todas las cosas de este tipo parecen ser homogéneas y muy próximas unas a otras… Ahora bien, lo que entre todas las cosas parecen llamarse idéntico con mas unanimidad es lo numéricamente uno. Con todo, también esto suele aplicar de varias maneras: primera y principalmente cuando se da lo idéntico mediante un nombre o una definición, como, por ejemplo el ser capaz de conocimiento respecto al hombre, y lo que es arrastrado hacia arriba por la naturaleza respecto al fuego; en tercer lugar, a partir del accidente, v.g, sentado o músico con respecto a Sócrates: en efecto, todas esas cosas quieren significar lo numéricamente uno".

Considera que el sentido numérico es el más pertinente, mientras en lo idéntico numérico se adjudica la identidad mediante un único nombre o definición, en lo idéntico en especie resultan "indiferenciados" un hombre respecto a otro hombre y un caballo respecto a otro caballo y en lo idéntico en género pueden terminar siendo semejantes un caballo respecto a un hombre.

La identidad numérica posee relación con la pluralidad de las denominaciones y la sinonimia de las palabras. También aclara que esta identidad numérica contiene tres maneras diferenciables: según la definición, lo propio y el accidente. Recursos característicos en todo proceso de singularización: un hombre o una definición; los rasgos propios y, los accidentes o situaciones. Todas ellas significan, para Aristóteles, lo "Numéricamente uno".

Estas tres maneras de asumir el proceso de singularización (lo esencial, lo propio, lo accidental) intentan enfrentar dos problemas inherentes a la identidad: como podemos utilizar distintos nombres para designar lo mismo, y como podemos decir que un nombre y una definición se refieren a lo mismo.

En cuanto al primer complejo problema sabemos, por ejemplo, que bueno se dice de varias maneras. A bueno se le acerca justo, valiente, equitativo, mesurado, recto, vigoroso, sano, entre muchos otros, y por tanto la determinación de la identidad de bueno suscita colateralmente la cuestión de las diferencias. Aristóteles considera que si bien el asunto de la identidad no se agota en las diferencias, esta tiene que ser estudiada en correlación directa con el conocimiento de las diferencias.

Qué es útil, pues, para los razonamiento acerca de lo idéntico y lo distinto, es evidente: pues, una vez hayamos encontrado una diferencia cualquiera de las cosas previamente establecidas, habremos mostrado qué no es la misma cosa; y para distinguir que es, porque solemos distinguir el enunciado (explicativo) propio de la identidad de cosa por las diferencias peculiares correspondientes a cada una.

En relación al segundo denso problema del cómo poder reconocer que un nombre o definición se refieren a lo mismo, se conocen la tradición filosófica como el criterio Aristotélico de la identidad. Tema que llenaría estantes completos de bibliotecas y que aquí tendremos que abordar de forma suscita.

El criterio Aristotélico de identidad contiene, entonces, un conjunto de postulados ineludibles, que sintéticamente podrían ser los siguientes:

La definición ha de ser idéntica en número a lo definido, para que dos cosas sean idénticas.

La identidad así concebida no es aplicable a los individuos ni a los géneros supremos, pues lo individuos no son predicados de nada y los géneros supremos no son sujetos de ningún otro género.

La identidad de una cosa, realizada o plasmada en le término que lo denomina, solo es posible a través de las relaciones que dicho término mantiene con los restante universales.

La identidad de algo se remite en todos los casos a otras identidades de los géneros y diferencias, sino sobre todo a la identidad de una infinitud de proposiciones en las que A y B están en el papel lógico de sujeto y predicado.

El criterio de Locke para determinar la identidad es esencialmente espacio-temporal: La permanencia de un objeto en un lugar durante un determinado lapso de tiempo. Dos objetos no pueden para este autor empirista, ocupa un mismo lugar sino en tiempo sucesivos; pero en ningún caso en el mismo tiempo. Por esto el tiempo, adquiere una relevancia sustantiva para constar la identidad de un objeto, como permanencia en un mismo lugar y tiempo.

Leibniz, si bien acepta la importancia del criterio lockeano espacio-temporal, lo considera unilateral y limitado, en la búsqueda de un criterio interno a las cosas que se distinguen y no tan externo como la temporalidad. Para él es necesario un criterio intrínseco y de validez no relativa.

De esta forma Leibniz cuestiona la unilateralidad del criterio empirista de dos maneras: La primera, el tiempo y el espacio apoya la expresión de la diversidad de las cosas pero ni la explica ni la fundamente; y la segunda, es plausible pensar que son las cosas las que "nos permiten distinguir" un lugar y un tiempo, y no estos últimos por sí mismos. El tiempo y el espacio serían relativos pero no esenciales como Locke. Gracias a la existencia de las cosas no es permitido afirmar la diferencia entre unos y otros momentos o sitios.

Los principios o fundamentos de la identidad tienen que ser entonces, inmanentes a las cosas mismas. Y aquí Leibniz recurre a un tercer argumento: el principio de individualización.

La existencia de diferencias internas entre las cosas, no subordinadas al tiempo y al espacio, es condición de la existencia de individuos. De no existir estas diferencias internas no existirían individuos. Y para Leibniz nunca una especie puede agotar la multiplicidad de sus individuos.

El fundamento de este criterio es este principio, inspirado por Aristóteles, de identidad y no contradicción: un enunciado no puede ser verdadero y falso al mismo tiempo, y por tanto A es A y no podría ser no A. Un principio que en Aristóteles principalmente de carácter "ontológico" (relativo a cosas o lo existente) y que a Leibniz le preocupa ante todo en su dimensión lógica o de los enunciados (a la falsedad o verdad de enunciados o proposiciones).

Leibniz subraya, que es carácter de verdad se deriva de que las proposiciones idénticas son al mismo tiempo "necesarias" e "indemostrables".

Son "necesarias" porque su contrario implica contradicción; e "indemostrables" porque en ellas el predicado está incluido en el sujeto, ya que son lo mismo el sujeto y el predicado.

La primera conclusión de esta reflexión inspirada en el principio de identidad y no contradicción aristotélico es, para Leibniz, que los enunciados sean idénticos son proposiciones necesarias e indemostrables.

Las notas peculiares de cada individuo (intrínsecas y extrínsecas) hacen parte de su identidad y no pueden diferenciarse los individuos solo por cuestiones de número.

Toda definición de un sujeto incorpora necesariamente todas sus peculiaridades como individuo único e irrepetible. La identidad individual, entonces, incluye una infinidad de predicados de todo tipo. La existencia de todo lo que es, está determinada por una continua tensión hacia la diferenciación; dos individuos no pueden ser completamente semejantes y ningún individuo puede ausentarse de su propio proceso de distinción interna. La vida es esa especie de vértigo de continua diferenciación del que surgen nuevos e infinitos matices.

Heidegger critica la fórmula habitual del principio de identidad bajo el enunciado A = A y define la formulación A es A, como mas adecuada para expresar la identidad.

Heidegger pone en cuestión el lenguaje metafísico del ser y sus formas de expresión a través de la identidad. La pregunta por la identidad, como noción que sintetiza la historia de la metafísica, es la meditación por la historia de la metafísica occidental. El significado metafísico de la identidad encubre o perpetúa como enigma, el sentido de la "mismidad" o "lo mismo".

1.4. IDENTIDAD

De acuerdo al diccionario enciclopédico Larouse se dice que es: calidad de idéntico, filiación señales personales de un individuo. Hecho de ser una persona o cosa la misma que supone o se está buscando. Mat. igualdad que se realiza siempre, cualquiera que sea el valor de las variables contenidas en su expresión.

Conjunto de actitudes, pautas de conducta y atributos físicos determinados por el sujeto, y a menudo relacionados con los conceptos de masculinidad y feminidad.

La cultura en este diccionario es f. cultivo. Resulta de cultivar los conocimientos humanos, materiales e inmateriales de que cada sociedad dispone para relacionarse con el y establecer formas de comunicación entre los propios individuos o grupos de individuos.

Identidad desde el punto de vista psicológico

Desde el punto de vista psicológico la identidad es la vivencia o la sensación que tenemos los seres humanos de ser nosotros mismos, así como todo lo que nos permite ser distintos ante los ojos de los otros. Esa sensación de mismidad, de pertenencia, tiene un origen y desarrollo desde el recién nacido. En un sentido más amplio, menos subjetivo, la identidad es aquello esencial que distingue una cosa de otra.

Este es un tema que ha sido susceptible de estudio de muchos teóricos, psicoanalíticos o no, incluyendo al mismo Freud.

Aportes como los de Erick Erickson, Peter Bloss, Ann Freud, Ronaldt Meltzer, Jacques Lacan, José Bleger, Edith Jacobson, Philips Greenacre y Daniel Stern, entre otros, han dado claridad sobre algunos complejos puntos.

Este concepto ha sido abordado desde la antigüedad por diferentes filósofos desde el punto de vista de la psicología racional.

La psicología filosófica es la ciencia racional que busca las últimas causas de la vida psíquica del hombre. Etimológicamente la palabra psicología viene de do lo s vocablos griegos: psijé, que tiene los significados de aliento vital, soplo, alma; y logos, que en este caso significa tratado, ciencia. Así pues, la filosofía definió la psicología como ciencia del alma y de sus facultades. Los principales filósofos de la antigüedad trataron el tema:

1.5.1. SÓCRATES

Sostuvo un diálogo muy interesante sobre la inmortalidad del alma, antes de morir. Platón relata en el Fedón los últimos momentos de la vida de Sócrates, quien aceptó la condena a morir por envenenamiento con cicuta, que voluntariamente tomó.

En la conversación que tuvo Sócrates con sus discípulos se habló principalmente de la inmortalidad del alma, la moral, la reencarnación de las almas y su morada después de la muerte. Se le pidió que demostrara su afirmación de que el alma es inmortal. Sócrates aduce tres pruebas:

  • La generación de los contrarios:

En la transformación constante de todas las cosas cada una parece provenir de su contrario; el sueño existe en cuanto le precede un estado de vigilia, y viceversa; el frío en cuanto le precede el calor, y viceversa; la muerte y la vida son igualmente contrarias, y la una supone siempre la otra, en una secuencia infinita. Por tanto, el alma debe existir antes y después de la muerte.

  • La reminiscencia:

Así como al ver una lira recordamos al músico, o al ver un retrato nos acordamos de la persona, porque hemos conocido anteriormente al músico y a la persona, así también, si tenemos conocimiento de valores absolutos como la belleza, la bondad, la igualdad entre otros, estos valores no caen jamás bajo la acción de nuestros sentidos: no vemos la belleza sino las cosas bellas, ni la bondad sino las cosas buenas… Pero no podríamos tener conocimiento de la belleza si no hubiéramos visto jamás cosas bellas, etc.; debemos, por tanto, admitir que el conocimiento no es otra cosa que el recuerdo de lo que el alma conoció en el mundo de las ideas.

  • La teoría de las ideas, arquetipos o modelos:

Está estrechamente relacionada con la segunda, porque el alma es de la misma naturaleza que las ideas, y por tanto, el alma es semejante a lo divino, de carácter inmortal.

Es de notar que las pruebas presentadas por Sócrates lo que demuestran es la preexistencia y no la supervivencia del alma respecto al cuerpo.

1.5.2. PLATÓN

Estudia la naturaleza y las funciones del alma y del conocimiento.

Para Platón el hombre es un alma que está encarcelada en un cuerpo. En el Timeo, Platón propone tres modos del alma: racional, pasional, apetitiva. En el diálogo Fedro, Platón sistematiza la idea mediante la figura de un coche, el cochero y dos caballos que lo llevan, uno blanco y el otro negro. El cochero representa el alma racional, que debe llevar las riendas, con lo que indica que el alma racional debe regir la conducta del hombre. El caballo blanco, el más fogoso y noble, representa el alma sensitiva; estimulado por el cochero tiende hacia lo alto, es decir, lo noble, lo bueno, lo ideal; mientras el caballo negro, que representa el alma pasional, que tiende hacia lo bajo, se resiste a la dirección del cochero.

Otras de las características que Platón atribuye al alma son la simplicidad, la indivisibilidad, la inmutabilidad eterna y el principio de todo movimiento.

El destino último de las almas para Platón es definido por la justa retribución infaltable. De no haber ese destino último, no habrá tampoco justicia final. Hay eterna bienaventuranza para las almas puras y constante trasmigración para las almas impuras. La filosofía es el camino de la purificación.

1.5.3. ARISTÓTELES

Su filosofía se desarrolló en oposición a la de su maestro Platón, ya que no aceptaba el mismo pilar de la filosofía de éste: el mundo de las ideas. Trabajó e hizo aportes en todos los campos del conocimiento humano de su época: filosofía, metafísica, lógica, ética, sicología, política, estética, biología, física

El sistema filosófico aristotélico fue la contribución más formidable a la civilización occidental y duró hasta la época moderna. Aristóteles elabora ya una psicología científica.

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Para Aristóteles el hombre no es un alma que se sirve de un cuerpo, sino que existe unidad substancial entre alma y cuerpo. Acude a su doctrina del hilemorfismo para mostrar que el alma es la forma y el cuerpo es la materia que constituye una unidad indisoluble: el hombre según Aristóteles el alma es el principio de las funciones fundamentales del hombre: nutrición, sensibilidad, pensamiento y movimiento. El alma no puede padecer nada ni hacer nada sin el cuerpo. No obstante, su función más importante, y por la que se distingue el hombre de todos los demás seres, es el acto de pensar. El alma es aquello mediante lo cual vivimos, sentimos y pensamos. Subsiste la idea platónica de que el alma es causa y el cuerpo es instrumento.

Aristóteles, siguiendo a su maestro Platón, distingue los tres tipos de alma que ya mencionamos, pero las concibe como facultades del alma: facultad vegetativa, facultad sensitiva y facultad racional.

1.5.4. LA PERSONALIDAD

Se entiende por personalidad al conjunto organizado e integrado de todas las características de comportamiento, formas de pensar y sentir, y los valores del individuo.

El individuo no nace con una personalidad definida, sino que esta es adquirida a lo largo de su vida. Si bien que los primeros años son fundamentales, los cambios y progresos son permanentes, aunque, menores también en la edad adulta.

Es posible determinar para el desarrollo de la personalidad tres tipos de factores:

1.5.4.1. FACTORES BIOLÓGICOS

Son aquellos radicados en el organismo del individuo. La personalidad puede estar determinada por la fuerza o habilidad física, por la apariencia o belleza, por defectos físicos notables, deficiencias cerebrales, entre otras. Estos pueden generar complejos, autosuficiencias, personalidades dominantes, auto imagen positiva y demás.

La herencia es el proceso por el cual los seres vivos transmiten las características propias de la especie, de padres a hijos.

Lo que se transmite por la herencia no son solamente las características físicas y fisiológicas de la especie. También se transmiten las características emocionales, intelectuales, y las particularidades del individuo. Así pues, existe una herencia de las características psicológicas generales del hombre y particulares de los padres de cada individuo. Se hereda la estructura, la potencialidad de llegar a ser, la disposición; pero depende del medio, de las condiciones del entorno, la medida en que se desarrollen las posibilidades que el individuo tiene al nacer.

1.5.4.2. FACTORES AMBIENTALES

El ambiente social de un individuo está compuesto por su hogar, sus relaciones familiares, su escuela, su colegio, su comunidad

En este ambiente la persona encuentra y aprende los valores, normas, pautas y costumbres con las cuales conforma su imagen, de la sociedad y de sí mismo.

Como tal imagen determina el comportamiento del individuo, conforma también su personalidad.

1.5.4.3. FACTORES CULTURALES

Este tercer tipo de factores son determinados por el sistema social en que se nace y se desenvuelve el individuo. Podemos destacar el nivel social, profesión o nivel educativo y el sexo, como los principales. En toda sociedad hay comportamiento, actividades y valores específicos a cada nivel social y a cada sexo.

Se tiene además que la profesión o nivel educativo determina una posición social y un comportamiento esperado del individuo y registrado por el mismo.

1.5.5. EL CARÁCTER

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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