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Amazonas y sus habitantes; Fragmento del Libro Rasgos Amazónicos de Francisco Salas Suarez (página 2)


Partes: 1, 2

Por donde usted lo analice, se llega al mismo punto de partida: El legado de nuestros antepasados influyó y sigue influyendo en nuestro comportamiento. Sus pensamientos del todo no acertados en la realidad, los ayudaba a sobrevivir en una manigua que los acorralaba y por qué no los afligía constantemente, pero a la vez, los llenaba de valor para cumplir con el deber de ganarse "un dinero de más", ya sea con el Estado o por iniciativa propia. Esta última hizo que se quedaran en nuestro suelo muchos aventureros acosados por la endeble situación del país en ese entonces. Para concluir la lista de foráneos, está el bandido o el perseguido por la justicia que venía buscando refugio en la selva o en lugares apartados. Los profugos del Penal de Araracuara, carcel que fue contruida en corazon de la selva amazonica. También había personas que estaban vinculadas al gobierno y eran traídas hasta este endémico rincón patrio como castigo por su mal comportamiento, entre ellos comandantes de Policia, Ejercito y Armada Nacional. Leticia poco a poco se iba convirtiendo en un centro de desplazados y en lejano lugar donde la podria salir de sus problemas judiciales o malos negocios.

Los miembros de las diferentes colonias, cada cual jalando por su lado, le enseñaban al paisano las costumbres y apegos de sus lugares de origen, muy lejos de la realidad amazónica. No había ni siquiera un asomo de respeto por las costumbres de la región; al contrario eran odiadas al extremo de sentir asco por las cosas que practicaba el nativo.

El paisano nacido en ese tiempo no tenía las oportunidades necesarias para explorar las grandes maravillas que le ofrecía su propia tierra. El colono estaba entregado al cumplimiento de su misión: enriquecerse a toda costa.

Los progenitores preferían a como diera lugar, trasladar a su mujer o compañera embarazada hasta Bogotá o a su tierra de origen para que ésta diera a luz o pariera, con el único fin de decir que su hijo no era de este lugar y poder tener unas razones engañosas alrededor de su verdadera identidad Amazónica. Las artesanías, leyendas, mitos, comida, cantos, danzas tradicionales y otras importantes corrientes culturales nuestras, eran vistas como una cosa más de "indios", con la cual su hijo no debería estar "untado" ni interesado.

La situación era delicada a tal extremo, que el amazonense de ese entonces, iba creciendo con una incertidumbre impresionante de caracterología. Rivalizaba con los otros niños de su edad por tener un ángulo diferente de ver las cosas, pues no estaban contaminados con esa astucia cultural nefasta propia de inmigrantes. Por todo esto, a veces nos preguntamos: ¿De donde viene ese "canibalismo" entre nosotros y ese desamor por nuestra tierra?

Recuerdo con nostalgia a un viejo amigo de infancia, de familia opulenta en aquel tiempo, quien según él, había nacido en una lujosa clínica de la capital de la república. Cierto día, a escondidas en su propia casa, consumiendo a gusto frutas como el Umarí y el Macambo, fuimos descubiertos por su padre. Fue tanta la rabia de éste que inmediatamente me sacó de su casa y a su hijo le dió una "paliza de padre y señor mío", mientras escupía frases negativas de las propiedades de las frutas, como las siguientes: " ¡Ya le dije que no coma esa fruta, que es mala para la salud y está embrujada, cuantas veces quiere que le diga, que esa es comida de salvajes!

¿ Por qué el colono se comporta de esa manera, frente a un pueblo que le proporciona la subsistencia, el enriquecimiento y la paz? ¿Se imaginan ustedes el desconcierto o la encrucijada de los amazonenses nacidos en estos albores?, ¿Esos niños y jóvenes a quienes nunca se les enseñó lo importante que era amar, por encima de cualquier cosa, la naturaleza íntegra de su patria chica?

Los Amazonenses no hemos asumido un verdadero liderazgo por nuestra tierra; nos hemos quedado en la mitad del camino sin saber qué hacer, convertidos en unos alucinantes espectadores, empedernidos críticos sin fundamento, embriagados en un enfermizo regionalismo de "cuchara", pensando más con el estómago que con la cabeza.

Creemos ciegamente que todo lo que no es de aquí equivale a lo mejor, lo más conveniente, sin importarnos su procedencia, al punto que desconocemos nuestras raíces y hasta nos rasgamos las vestiduras por causas aventureras y baladíes que más tarde vemos desmoronarse a nuestros pies. Poco importan nuestros valores históricos, cívicos, artísticos e intelectuales a pesar de que a diario tropezamos con ellos. No somos celosos guardianes de las riquezas amazónicas; al contrario, somos insensibles, nos mostramos conformistas ante los problemas sociales, políticos y económicos que constantemente golpean nuestra comunidad.

Para hacernos una idea consideremos lo siguiente: si por algún medio uno de los nuestros llega a una alta posición, empieza para él, todo un calvario de calumnias, toda clase de envidias y hasta comentarios mal intencionados sobre su crianza, pregonando a los cuatro vientos todo su historial familiar. Pero también, se da el caso del amazonense que al ocupar un distinguido cargo, de inmediato se transforma, se llena de ínfulas o razones vanas, hasta convertirse en la más cruel pesadilla para los suyos, ignorando por completo su procedencia y ancestros.

En conclusión, es compleja la definición del amazonense, pero la verdad es que aún no hemos comprendido el valor de nuestra identidad, tradición y unidad. Todo esto se origina porque somos un pueblo que apenas marcha por la vía de la gestación urbana y que además influye en nuestro comportamiento el estado cosmopolita de Leticia y la presencia de numerosas colonias nacionales y foráneas, arraigadas desde su creación en nuestro terruño.

Esta diversidad de pensamiento no contextualizado, hace que encaje muy bien el adagio popular "no hay cuña que más apriete que la del mismo palo", fomentando el "canibalismo" entre paisanos.

Sean estas o no, las causas del desmembramiento que nos confunde, indiscutiblemente debemos hacer un alto en el camino para que analicemos los pro y los contras de una auténtica integridad que permita encaminarnos por el sendero de un verdadero liderazgo en nuestra tierra.

Considero que estamos cerca de lograr un real compromiso de unidad, aunque algunos lo crean imposible. Debido a que Leticia es una ciudad joven desde el punto de vista municipal y político, teniendo en cuenta la influencia vital de esta generación en los procesos de desarrollo de pensamiento. Como amazónicos estamos en la obligación de comprender que vivimos el momento propicio para exigir un cambio estructural en todos los campos de la vida regional, de modo que avancemos con seguridad hacia el fortalecimiento de nuestra identidad socio-cultural, de cara hacia una comunidad llena de progreso y de fe.

No quiero con estas palabras, rayar en el desconocimiento y la ingratitud, ni desconocer la labor de progreso y bienestar que han hecho y están haciendo algunas personas del interior del país durante estos largos años… Sin embargo, si quiero expresar mi sentida voz de inconformismo por el proceder de algunas personas "venidas de otras partes" que traicionando la buena fe de nuestra gente, hoy escupen fuegos de calumnias y diatribas sobre nosotros.

Nuestra tierra, a causa del permanente flujo de turistas y foráneos, no ha escapado a las hostigantes mentiras y burlas llenas de oscuros complejos de superioridad, naturalmente impuestas por avivatos y aventureros que después de permanecer un buen tiempo en nuestra región, recibiendo todo el apoyo, enriqueciéndose a costa del sudor y la nobleza del nativo, pregonan frases agraviantes tales como:

-¡Las mujeres del Amazonas son fáciles y no sirven para formar un hogar!

-¡Los suelos del Amazonas son improductivos!.

-¡Al indígena no le gusta trabajar, es perezoso!.

-¡Si no fuera por nosotros, Leticia no existiría!.

-¡El Amazonas es una cárcel, un lugar de castigo!.

-¡Leticia es un puerto de hambre!.

Estas y otras difamadoras expresiones desatinadas, mal intencionadas, carentes de veracidad y respeto por lo nuestro, las he escuchado tantas veces en mi modesto trajinar periodístico, en los cafetines y pelambres de nuestra ciudad.

Queremos recordarle a aquellas personas, que el Amazonas aún sin conocer su procedencia, les abrió puertas brindándoles amparo y un río de bondades. Tales desagradecidos no deben olvidar que cuando llegaron a este pueblo, con una mano adelante y otra atrás; fue aquí donde recibieron los primeros milloncitos de pesos, obteniendo lo que en ninguna otra parte habían conseguido. A fuerza del descrédito y la charlatanería se hicieron patrones, sin haber pisado las puertas de una universidad "sagazmente" se hacen llamar doctores, autograduándose como vieja costumbre, en los vuelos aéreos Bogotá-Leticia.

La familia Amazonense, ha tenido que soportar toda clase de infamias por parte de algunas personas foráneas, al colmo que nuestras aborígenes tienen que sufrir el agravio que conlleva el apelativo de "boruga". No se entiende el por qué de esta irreverencia. Primero con nuestras nobles mujeres y segundo con un animalito que posee la carne roja más deliciosa que se conozca, además forma parte de la base alimenticia de nuestro pueblo. Aquí vuelve y juega la mente encorvada del colonizador que muestra su morbo, su maldad ofendiendo constantemente nuestro linaje, temeroso de la grandeza del nativo, de su acervo y supremacía. A nosotros, los originarios de esta tierra, parece no importarnos en absoluto esta alevosía y estigmatización de nuestra endeble identidad.

Alrededor de esta trama se ha escrito una página musical con el rótulo de "el boruguero", compuesta muy a su modo (con doble sentido) por Arturo Pacífico, forastero de origen cubano, de paso por Leticia, de la cual tomamos el siguiente fragmento:

"En Leticia hay un gavilán,

un gavilancito negro

que se come a las borugas

si usted no llega primero.

La boruga es un animal

que deambula por la noche,

que se para en las esquinas

y todo el mundo le hace el bonche

se la come Juan,

se la come Custodio,

se la come Germán

y se la come Usted ".

La triste realidad que se quiere trasmitir con ello, es tildar a nuestras mujeres como indignas. A pesar de esto, la canción jamás ha sido vetada por el pueblo, menos por los medios de comunicación, ya que en la actualidad, después de 22 años de haberse plasmado en un acetato con el apoyo de "grandes comerciantes "contando con el júbilo de la crema nata de la burguesía de esa época, el tema musical aún recibe toda la complacencia necesaria siendo difundido en eventos y fechas importantes de la ciudad.

El Amazonense es tan ingenuo, pues tolera que en su propia tierra se profese abiertamente un anti-amazonismo, a tal punto que indiferente, ve pisotear su tipología, generosidad y hospitalidad, sintiéndose como un extraño en su propia casa.

Lamentablemente, sólo una minoría de la gente del interior reconoce y agradece los frutos logrados en nuestro terruño, frente a una gran mayoría que sigue irrespetando la buena fé del nativo con falacias denigratorias.

A quienes piensan lo peor del amazonense, les exigimos respeto por un pueblo que no conoce las palabras violencia ni extraños de modo que se arraigue la unidad cultural, la identidad regional y la anhelada paz en Colombia.

Existe un complejo de inferioridad ampliamente marcado y difundido que rompe totalmente nuestro esquema de identidad regional, es el de sentirnos ofendidos en lo más hondo de nuestro ser, cuando por curiosidad o inocencia, preguntan si somos indígenas o si pertenecemos a algún grupo étnico en especial.

El dolor es más intenso y hasta respondemos con altanería, cuando señalan que nuestras facciones son semejantes a la de los Uitotos, Ticunas, Yaguas, Boras, Cocamas y otros. La verdad es que frente a extraños nos "alimonamos" y sentimos vergüenza en el momento de reconocer nuestro origen indígena. Esto último, a diferencia de crear en nosotros confusión y vergüenza, debe hacernos sentir altivos, verdaderamente orgullosos de un linaje cuyo legado cultural es invaluable.

Un informe del centro de estudios sociales de la Universidad Nacional, señala que el 95.4% de los leticianos declara no pertenecer a ninguna etnia en particular. Sorprende que en la pirámide poblacional de nuestra sociedad, el indígena ocupe un sitial de vergüenza y estigmatización.

¿Será esta la causa de nuestra baja autoestima?

¿Será por eso que seguimos desdibujando nuestra verdadera identidad regional?.

Otro de los resultados que arroja una encuesta demuestra que el aborigen es visto como mendigo paternalista, fofo de carácter, y desprovisto de responsabilidad. Si por alguna circunstancia nos corresponde representar a la región o acudir a encuentros culturales en el ámbito nacional, preferimos mil veces sentirnos brasileños, sin importarnos la ridiculez de pronunciar un portugués mal hablado, pretendiendo sacar un provecho ridículo del acercamiento con el país vecino. Las autoridades son cómplices de esta penetración cultural ya que al conformar una delegación, prácticamente obligan a incluir en sus repertorios, bailes y cantos "cariocas" dejando de lado lo nuestro.

No existe en los centros educativos un área específica, destinada a difundir los valores históricos, culturales y sociales de la región. En este sentido, a nuestros docentes les falta fortalecer el respeto y amor por las distintas manifestaciones de nuestra cultura. Por otra parte, el amazonense peca por hipócrita pues a la hora de alimentarse, únicamente por figurar, prefiere en público la gastronomía especializada.

Todos sabemos que en el seno de su hogar, lejos de miradas y del que dirán, consume a gusto la comida regional. Entonces, ¿por qué el complejo?,

¿por qué difundimos con orgullo la cultura de otros departamentos?,

¿por qué nuestra identidad sigue confusa?,

¿por qué somos excelentes admiradores de otras culturas soslayando por encima de todo, nuestras raíces?.

El punto de partida para la consolidación de un pueblo sabio, es la confianza total en su gente y en su tierra, por encima de cualquier cultura ajena. Llegó el momento de romper las ataduras, alejar los complejos y las dudas. Solo así, con la conciencia limpia, seguros de nuestras raíces, podremos levantar un pueblo victorioso, digno del linaje y orgullo indio.

Hemos heredado del Brasil muchas influencias, pero la más notoria en los últimos años es el consumo excesivo de la cachaza, bebida extraída de la primera espuma del zumo de la caña cuando empieza a destilarse.

Este néctar fue creado para los cultos afro brasileños que integran la creencia de Ubanda de gran influencia bantú, principalmente para Echú: alma de una persona mala, ya fallecida, semejante al demonio, con quien muchas veces lo confunde la creencia popular. Su versión femenina es la Pomba Chira y sus comidas rituales son: macho de cabrito, palomitas, harina tostada con aceite de palma, fríjoles negros, miel y cachaza en abundancia.

La cachaza o aguardiente de melaza tiene también otras aplicaciones en nuestro territorio, a raíz de la pavelanza, ceremonial realizado en la región amazónica brasileña por un hechicero que conserva el título de Payé (Brujo amazónico). Este personaje elabora remedios de la medicina ancestral y los obtiene mediante la invocación de espíritus "encantados", dando lugar a la zoolatría (culto a los animales). Durante este ceremonial, por una cuerda imaginaria bajan el caimán, la madre del agua(Iemanjá), la cobra grande y otros animales fantásticos. La llamada del espíritu se hace por medio de un canto y golpes de maracas. Los participantes y el Payé beben cachaza (tafiá) y éste enseguida, pregunta al espíritu del animal encarnado cuál es el nombre de la enfermedad del consultante. Cuando aquel no sabe el nombre del mal, el Payé lo hace desencarnar e intenta la incorporación de otro animal. Finalmente, el Payé recomienda como remedio para muchos males, el brebaje hechizado puzanga.

El departamento del Amazonas en la década del 50 contó con una rústica destiladora de cachaza, exactamente en la hacienda La Victoria, a pocos minutos de Leticia, de la cual hoy sólo queda el recuerdo. Fue desmantelada por las autoridades de turno en 1968, ya que los trabajadores vivían esclavizados por el consumo de esa bebida y no recibían su paga pues siempre estaban endeudados.

En la década de los 80s el consumo se disparó en forma alarmante y hasta hoy no ha encontrado freno, en él, se encuentran involucrados desde adolescentes hasta ancianos sin distingos de raza o nacionalidad. Son muy conocidas las marcas de cachaza de fabricación "carioca" comercializadas en nuestra área para consumo libre, tales como Tatuzinho, Caninha 61, Corote y Chivata entre otras.

Este licor popular y barato, sinónimo de desvergüenza y descaro, tiene enfrascado al 60 % de la población amazónica. Las comunidades indígenas se consumen en borracheras y las autoridades frente al más agudizado dolor de cabeza que se conozca, se encuentran impotentes, puesto que esta bebida está frecuentemente asociada a los siguientes problemas sociales: Prostitución, mendicidad, promiscuidad, homosexualismo y violencia intrafamiliar. Es frecuente que el hombre después de consumir abundante cachaza, apalee brutalmente a su mujer y a su familia.

El Hospital Regional San Rafael de Leticia, atiende aproximadamente 6 o más casos por semana de intoxicación y otros, a causa del consumo de este bravo y barato trago. Los escándalos públicos, los inusitados suicidios por la vía del ahorcamiento y los casos delincuenciales no han sido suficientes argumentos para la toma de conciencia de la gravedad de este flagelo social..

En el caso de la comunidad indígena de los Kaiowas, que habitan la zona de Mato Grosso del sur en Brasil, donde 49 miembros de esa colectividad, decidieron suicidarse a causa del consumo excesivo de la maldita cachaza. En los últimos 10 años, son numerosos los casos que se han dado por la vía del ahorcamiento, ya sea en la viga de la maloca o en las ramas bajas de un árbol; cuánto más baja es la rama, mayor determinación se requiere para colgarse, muchas veces el suicidio ocurre de rodillas y este acto se convierte en una ceremonia lenta y llena de agonía.

Los Kaiowas, por muchos años han sido azotados por la ambición del hombre blanco y del hacendado, quienes los han despojado de sus tierras, reduciéndolos a avergonzados aldeanos, conformistas de la miseria y el hambre. Estos 25 mil indígenas que viven hacinados, tienen que resignarse a trabajar como mano de obra barata para las grandes fábricas de producción de combustible a partir de la caña; acorralados por el diario consumo de cachaza y ante la indiferencia estatal, ven como única salida el deshonrante suicidio.

El consumo de cachaza, reemplazó sustancialmente al masato, al payawarú y a otras bebidas milenarias preparadas con yuca dulce y frutas silvestres.

La cachaza ha afectado más a los varones (64.3%), pero últimamente su incidencia está aumentando entre mujeres y jóvenes (35.7%). En nuestro medio, se estima que un nativo habitualmente consume como mínimo, 1 botella de cachaza un fin de semana.

El consumo de alcohol generalmente se inicia entre los 12 y 15 años, alcanzando una alta demanda en el territorio. La información que hemos obtenido nos revela que son 7 mil cajas por 24 botellas cada una, que ingresan al departamento bimestralmente, es decir, 42 mil cajas anuales equivalentes a 1.008.000 botellas de 600 ml sin contar con 156 mil cajas que despachan anualmente desde Manaus las agencias y los puntos de fábrica para los pueblos ribereños. Esto da un promedio de consumo aproximado de 3 botellas per-cápita al mes. Lo anterior sin tener en cuenta el contrabando que llega expedito, a un precio muy cómodo para colonos e indígenas, que oscila entre 500 y 1.500 pesos colombianos en la actualidad (2002).

Testimonios recogidos a lo largo y ancho del trapecio amazónico nos permiten argumentar que las etnias Ticuna y Uitoto, son las que más consumen cachaza. Leticia, Puerto Nariño, Tarapacá y la Pedrera, entre otros asentamientos, han sido presas por esta bebida y presentan un panorama aterrador.

Recordemos que el alcoholismo ha pasado a ser definido recientemente como una enfermedad compleja cuyo desarrollo comprende varios años. Sus primeros síntomas son muy sutiles: van desde la ansiedad hasta el delirio causado por la bebida. Con todo, no falta un bohemio que grite: ¡La fiesta continúa!, ¡La vida es única y nada nos importa lo que digan!, o como lo argumenta un enfático Pé-inshado de la población vecina de Tabatinga (Brasil),… ¡para mí la cachaza es maldición y gloria, parodiando una canción popular cuyas primeras letras dicen: "cachaza e mulher bonhita e a minha perdic,ao"!.

Es frecuente que nativos y colonos desde niños entonen alegremente en sus fiestas la canción llamada Cachaza, muy popular en toda la amazonía, la cual dice en sus apartes:

Usted está creyendo

que cachaza es agua,

cachaza no es agua no,

cachaza viene del alambique

y el agua viene del riberón.

Me puede faltar todo en la vida

arroz, fríjol y pan,

pero no quiero que me falte

la sabrosa cachaza.

La cachaza es ingrediente básico para la preparación de cocteles como la caipirinha, famosa en nuestro territorio. Otros como el rompecalzón, el siete hierbas y el trago de chuchuwaza son de gran poder afrodisiaco y de obligado servicio a la hora de darle la más cálida bienvenida al turista.

Nuestro departamento no tiene una asentada identidad cultural, debido a el desconocimiento y la ceguera que tenemos frente a una rica etno-cultura. Es hora que nos identifiquemos con el concepto ancestral de las memorias generales de nuestro pueblo y lo valioso de sus orígenes, que continuamos sin entender.

La ley colombiana sobre cultura, traza en los principios fundamentales su más clara definición: " Es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y emocionales que caracterizan a los grupos humanos y que comprenden, más allá de las artes y las letras, modos de vida, derechos humanos, sistemas de valores, tradiciones y creencias". Debemos volver por el camino gratificante del deber y el derecho a conservar, enriquecer y difundir nuestra razón de ser, dentro del reconocimiento y respeto por la gran diversidad cultural de nuestro pueblo.

La región amazónica posee el más grande inventario cultural de la nación. Su posición geográfico-fronteriza le otorga la cosmovisión de planeta verde y de pueblo indígena.

Es inagotable la riqueza en el campo de relatos, mitos y leyendas, la imaginación, creatividad y calidad de sus artistas, gestores, juglares, intelectuales e investigadores que rodean el ambiente urbano y rural es único; otra cosa es que no se quieran reconocer estos valores con el propósito de ignorarlos por completo, para hacernos seguir pensando que nuestra tierra y sus gentes no tienen sentido socio-cultural.

Por estas y otras razones sostengo, que se debe dar ya un cambio significativo en todos los horizontes de la vida departamental, es hora de que el oriundo se revista de un verdadero sentido de pertenencia, porque sólo así, se está comprometiendo plenamente con lo que quiere: un Amazonas con una sólida unidad e identidad de lo que somos y queremos, debemos asumirlo, es bueno que algunos de nosotros digamos la verdad sin la timidez que nos caracteriza y que nos apartemos del fantasma despreciable de la colonización, aclarando que no es que se quiera desconocer a otras culturas o formas de vida, sino enfatizando en la manera como se acuñaron dañinamente en el alma del aborigen.

Al final, nos hemos acostumbrado a lo largo de estos años, a vivir esta eterna pesadilla porque nos cuesta trabajo reconocer el irrespeto que se ha impuesto por parte de algunas personas hacia nuestra forma de ser.

¿Hasta cuando se entenderá que el paisano también tiene su caracterología, su forma original de pensar y ver las cosas?

Entrevistas realizadas a más de 100 moradores de Leticia, Puerto Nariño, la Pedrera y Tarapacá dan a conocer que el amazonense no ha entendido y no quiere entender que tiene el compromiso de trabajar, defender y buscar salidas concretas para el desarrollo y el progreso del Amazonas. Hay que tomar como punto de partida la actitud que todos debemos poseer. Iniciemos por alimentar ese amor a nuestra región, entendiendo que una milla comienza por un paso. Al hablar de identidad regional se debe analizar desde la perspectiva autóctona e indígena para entender lo mancillado y confundido que nos dejó el mundillo de los europeos en la desheredadísima colonización amazónica, por supuesto, dejando un espacio a lo heterogéneo para que cuando se hable de identidad, se analice desde la óptica de su carácter híbrido.

En nuestro territorio se ha establecido un duelo marcado de poderes en todos los campos, aquí surge el que tiene palanca o hace parte de alguna "rosca" de la sociedad; a la hora de valorar la capacidad y talento regional casi siempre se enfoca desde el factor económico y social.

Los conflictos de identidad que se plantean hoy en día son muy bien conocidos en la yema del poderío en el ámbito regional. Son personas que se aprovecharon de la pobreza y nobleza del nativo y a la postre, con preferencia muy marcada en la cultura occidental, lograron sacar preeminencia y aplastar con su bota de plomo al oriundo. La construcción de nuestra identidad debe ser liderada por nosotros y no por aventureros o personas ajenas que únicamente buscan a como dé lugar una mejor oportunidad, no interesándoles el bienestar ni el futuro de nuestra gente.

A veces me pregunto: ¿Si tanto nos aborrecen, si no gustan de nuestra forma de ser, sencillamente por que no se van voluntariamente de estas tierras?. Es hora que empecemos a respetarnos, porque sencillamente un amazonense nunca podrá ser igual en su forma de ser a una persona nacida en otro departamento. Tenemos que optar por ser sordos a los distintos "cuentos" que se vienen manejando en torno a ciertos "intereses creados". Debemos realizar un diagnóstico de nuestros valores regionales y reunir a quienes estén dispuestos a trabajar íntegramente por el desarrollo de nuestra tierra, para así, sin pugnas, recobrar instancias de decisión regional, lejos de individuos contaminados que alejan de nosotros el verdadero sentimiento de pertenencia.

Respecto al desarrollo de las personas en una forma justa e igualitaria, jalonando una dinámica de autoconciencia para propios y extraños, instituida en forma clara, desbordante de solidaridad y paz.

La identidad del pueblo del Amazonas, debe tener lazos unificadores que desarrollen aspectos ideológicos para ser tenidos en cuenta frente a otros grupos sociales. El respeto debe ser mutuo, para que así se empiece a valorar la tradición histórica, raza, territorio y otros elementos que deben ser vistos como riqueza social y cultural. No se trata de imponer una cultura o una forma de ser pues ésta debe fluir sin ningún muro de contención.

Durante estos largos años, el amazonense, ha sufrido inconscientemente un lavado de cerebro, ya que se muestra frívolo, irrespetuoso y sin ningún interés ante la crisis atávica de su pueblo. El complejo de inferioridad que llevamos recalcado en nuestra alma, es fruto de esas mentiras descaradas que desalmados nos han impuesto, convirtiéndonos en blanco de la explotación en toda su magnitud.

Actuando y trabajando en equipo, escuchando el llamado de las nuevas generaciones, debemos hacer de esta gran amazonía un verdadero remanso de paz, orgullo de la humanidad y no la madriguera de oportunistas quienes desconocen el viejo adagio que dice: "Donde fueres, haz lo que vieres", porque son muchos los que entran "arrimados" y en poco tiempo usurpan el título de "dueños".

La identidad y el desarrollo son dos aspectos que deben estar muy bien ligados a la región. El desarrollo debe ser asumido en forma responsable por el Estado, logrando desde estas instancias la equitativa distribución del presupuesto nacional, para el crecimiento del comercio, la pesca, el ecoturismo, la agricultura, la industria, etc. Todo enmarcado en el ámbito de una dimensión social coherente con el diseño de una política avanzada y concertada de corte regional.

De no darse el caso de unión de criterios y objetivos, de presentarse como se observa en la región, un ambiente de discordia, inmediatamente debe surgir la concertación interpersonal, para pensar en lo colectivo y provechoso para el territorio, partiendo de una comunicación basada en el respeto y concluyendo acuerdos claves para el desarrollo del Amazonas y sus gentes.

Es urgente y necesario crear un plan real de trabajo común con fines precisos que involucre a todas las instituciones del Estado, ya que estas también son responsables de la desunión y la pobreza en que está sumida Leticia y el resto del departamento. Las oportunidades de crecimiento y desarrollo de la población deben estar muy relacionadas con el área geográfica como factor determinante para lograr una identificación territorial, a fin de brindar un espacio adecuado para el pleno desarrollo de nuestra cultura.

Sería desobligante seguir proponiendo el fortalecimiento de nuestra unidad amazónica, sino se cuenta con la disposición de un Estado eficiente y comprometido con la región, dentro de un sistema organizado con proyectos políticos propios.

Todo depende del mecanismo que se emplee para la construcción social de saber escuchar y dialogar desde diferentes ópticas, con el sentido pluralista característico de la concertación, ya que si seguimos orientados por una sola forma de dirigir la región y de plantear soluciones, nos hundiremos aún más en el lodo del sectarismo y la astucia dominante.

Mientras otros se cautivan con nuestra fauna y flora, nosotros ni siquiera nos inmutamos, como si no fuéramos los poseedores de tan grandes maravillas. Una consulta realizada por la Unidad Investigativa Renacer, señala que los aspectos que rodean nuestro desinterés son irónicamente el haber nacido en la selva y la tranquilidad que nos proporciona la naturaleza. Se da el caso de amazonenses que nunca han conocido otro lugar de su propia región, diferente al sitio donde nacieron, debido al supuesto sedentarismo de los hombres y mujeres de esta selva.

Lo desconcertante de esta situación conlleva a pensar que los nativos son personas especiales desde cualquier óptica. Pero debemos cambiar este cuadro desfavorable para compenetrarnos en el mundo que nos rodea. Es importante, que conozcamos nuestro maravilloso sistema verde, tan admirado y visitado por distinguidas personalidades y turistas. Somos hijos dignos del Amazonas, cuando en forma resuelta y comprometida, no permitimos que otros ocupen el espacio que nos corresponde, haciendo de las palabras hechos admirables y descubriendo todos los misterios y encantos que encierra nuestra floresta.

Parece difícil penetrar en la ecología, biología y otras disciplinas que a nuestro parecer están señaladas únicamente para científicos y eruditos lo cual es totalmente falso. Recordemos que nuestros indígenas vienen construyendo su propia sabiduría en armonía con la naturaleza y ésta, nunca se equivoca: es generosa con sus hijos.

A nuestro suelo le vienen sacando provecho, desde hace ya mucho tiempo, viajeros, científicos, artistas y comerciantes. Los recursos de nuestra flora y fauna, han servido para experimentos muy bien manejados por la ciencia. Plantas con poderes curativos reconocidos son estudiadas en laboratorios especializados de Estados Unidos y Europa sin que lo sepamos. Abusivamente, se han venido explotando recursos naturales con poderes curativos como la chuchuwaza, la uña de gato, el yagé y un centenar de plantas vegetales sin ninguna legalización ni beneficio para el nativo. Mientras estos productos son comercializados libremente en el exterior, nosotros seguimos observando indiferentes como saquean nuestro preciado patrimonio. De la misma manera, no alcanzamos a imaginar la cantidad de películas, videos, etc. que se filman y editan en nuestro territorio sin que por ello, ninguno de estos "empresarios " pague impuestos. Es increíble como se ha venido vulgarizando el nombre de Amazonas ya que cualquier "extraño" utiliza este nombre para su ONG o fundación, persuadiendo a otros para conseguir su objetivo y así obtener unos buenos pesos para sus arcas, de modo que esos dineros, nunca llegan a cumplir un objetivo social para la amazonía. Es hora que defendamos iniciativas de desarrollo sostenible, ya que el patrimonio cultural e intelectual de los pueblos indígenas, está siendo vilmente depredado ante nuestra mirada indiferente. Debemos crear juntas o asociaciones de personas que se dediquen a defender esta causa, guiadas por leyes y prácticas de sanas costumbres.

Los peruanos y brasileños, especialmente estos últimos sí han entendido, en buena hora, lo que les representa ser "dueños" del Amazonas. Productos naturales, elaborados por amazonenses en sus pueblos, en la actualidad cubren buena parte del comercio regional, nacional e internacional.

De alguna manera alguien tiene que asumir el riesgo de develar el punto equivocado de la fantasmal ceguera amazonense, mostrarla tal como es y revelarla a los ojos del mundo como un campanazo de alerta al saqueo que vienen realizando aventureros en nuestro territorio.

El ADN (Ácido Desoxirribonucleico), sustancia encontrada en los seres vivos y que fue descubierta en 1953 por los científicos Francis Crick y James Watson, ha dado paso en los últimos años a la ingeniería genética, bajo el frontón de las industrias biotecnológicas, que en 1992 se registraban 2000 en todo el mundo de las cuales 1000 tienen su sede en los Estados Unidos.

En nuestra región están en peligro todo los tipos de genes, animales, plantas y los conocimientos de los indígenas, adquiridos por muchos años. Jorge Salgado, investigador cultural del Chocó, recientemente a través de un escrito titulado "La confabulación del imperialismo ecologista, disfraz del saqueo genético" dió a conocer lo siguiente: "Las multinacionales están patentando semillas, plantas, animales clonados; ahora están reclamando, incluso, que son propietarias de la vida en sí misma. Más aún, no tienen reparos en elegir a los seres humanos como su presa: Un grupo de científicos norteamericanos, haciéndose pasar por antropólogos, tomó muestras de tejidos de habitantes nativos de la región de Luzón (Filipinas), famosos por su inmunidad al cáncer y a la diabetes. Los eco piratas se han provisto de muestras sanguíneas de los indios caiapo, del Amazonas brasileño y han patentado sus rasgos genéticos".

Estos modernos filibusteros no necesitan sacar de contrabando toneladas de material biológico de un país. Basta con muestras minúsculas de los especimenes para replicar su código genético en un laboratorio, patentarlo y lograr inmensas utilidades.

El canadiense Maurice Strong, subsecretario de la ONU y presidente de la Cumbre de Río de Janeiro en 1992, en una de sus alocuciones sostuvo: "Muchos productos de la economía de los países en vías de desarrollo serán afectados por la biotecnología patentada. Si todas las patentes y la pericia van a estar en el Norte, a pesar de las materias primas en el Sur, habrá una nueva forma de dominio otra vez. Los países del Norte no pagan ni un centavo por la extracción de recursos. Por ejemplo, hubo una droga que provino del Amazonas para curar la leucemia. Sacaron el recurso genético de allí y ganaron centenares de millones de dólares, y Suramérica ni un centavo. La vainilla es otro ejemplo. Tres países, entre ellos Madagascar, recibían muchos ingresos de la vainilla. Ahora hay una compañía que se llevó el gene de Madagascar y hace la vainilla en Estados Unidos. Los recursos naturales podrán ser reemplazados por la ingeniería genética sin ningún beneficio para los países en vías de desarrollo. Podría ocurrir con el café".

El botín genético robado a los países ricos en biodiversidad es almacenado por estos monopolios en bancos de germoplasma. La dependencia que la agricultura del Norte tiene de los recursos genéticos de los países del Sur ha creado una fuga de estos genes, desde los centros de diversidad tercermundista hacia los bancos de genes de los países industrializados, bajo el sofisma de que estos recursos son patrimonio común de la humanidad. En los países industrializados las semillas mejoradas con los genes tercermundistas se patentan y se venden costosamente a los países del Sur. Entre 1974 y 1985 el Sur donó más del 90 % de los recursos genéticos de su dominio. De este material más del 40 % terminó en los bancos de genes del Norte y otro 40 % fue almacenado en los bancos de genes de los centros internacionales de investigación agrícola, también controlados por el Norte. Los recursos genéticos son la única materia prima en el mundo que es donada gratuitamente y es donada en gran medida por los países pobres a los ricos.

Sin embargo, la tecnología actual no permite una buena preservación del germoplasma. Un estudio reciente de la agencia de prensa Asociated Press reveló que los Estados Unidos, es responsable de una cuarta parte de todo el germoplasma almacenado en el mundo, y que éste material genético guardado se está perdiendo en gran parte.

El nivel todavía incipiente de las investigaciones, la posesión actual de un número escaso de genes y las altas pérdidas en el material almacenado en los bancos de germoplasma han presionado a los monopolios biotecnológicos, con el fin de "preservar" su materia prima, a impulsar una corriente mundial de ecologismo imperialista, una cháchara de falso ambientalismo y de "conservación de la biodiversidad", sustentada en documentos de innumerables conferencias internacionales y en un bien $ "aceitado"$ andamiaje institucional.

Allí está el horcón esencial que explica la resurrección de un falso naturalismo en la época de la mayor depredación de los recursos naturales, la razón de ser de la moda de lo verde, del medio ambiente, del ecodesarrollo, de la bazofia sobre la biodiversidad. Nos hace falta fomentar el desarrollo de la investigación en todos los campos, abriéndole espacio a la sistematización de un plan serio de preservación, que comprometa no solamente al Estado sino también a las organizaciones no gubernamentales que verdaderamente estén trabajando en este medio ambiente desde la óptica del progreso y el bienestar para todos.

Todas estas propuestas deben surgir de los amazonenses o de personas comprometidas con nuestra tierra. No esperemos que ello se produzca en el centro del poder político y económico del país, ya que es notorio la falta interés por parte del ejecutivo para darle cumplimiento a las leyes por medio de hechos reales; recordemos que somos nosotros los que conocemos los problemas y por lo tanto tenemos la responsabilidad de proponer soluciones. No permitamos que "extraños", sin contar con nuestra participación, realicen la tarea que nos corresponde y los abusadores se aprovechen de nuestros conocimientos adquiridos durante siglos.

El turismo de mochila, de paso aventurero, es el que más daño ocasiona en la explotación de los recursos. La Amazonía es considerada el mayor archivo natural que se conozca sobre la faz de la tierra y muy fácilmente salen del territorio importantes elementos que son comercializados sin ningún tipo de vigilancia ni control. En países como Perú y Colombia, el irrespeto a los pueblos es vergonzosamente evidente; basta nombrar los saqueos a Machu-Picchu y San Agustín.

La cultura llamada "occidental" siempre ha visto la región amazónica con ojos de ambición. En los Estados Unidos, Europa y parte de América Latina se vienen patentando cualquier cantidad de propiedades de plantas tropicales medicinales. Empresas farmacéuticas e instituciones de investigación, han expropiado a esta zona valiosos recursos, privando una vez más a los pueblos indígenas de los beneficios económicos que por derecho le corresponden.

De otro lado, la lengua, música, danzas, ceremonias, ritos, conocimientos generales del manejo de esta floresta, el arte, creencias, ideas filosóficas, los sitios sagrados y restos humanos ancestrales de gran connotación en la sociedad indígena, documentación, mitos, leyendas, relatos y todo lo que encierra el mundo indígena del Amazonas, debe ser reconocido como patrimonio nuestro. El derecho de los pueblos indígenas a proteger y disfrutar de su patrimonio cultural está reconocido en diversos instrumentos internacionales, entre ellos, la Declaración Universal de Derechos Humanos, los Pactos Internacionales de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y de Derechos Civiles y Políticos, el Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo y el proyecto de declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.

Debemos asumir esta actitud de defensa, amparados en las diversas declaraciones internacionales, entre ellas, la Declaración de Manila o Declaración para el desarrollo Mundial (1988), la Declaración de Kari Oca (1992), la Declaración de Mataatua (1993) y la Declaración de las mujeres indígenas en Beijing (1995).

Esta misma preocupación se manifestó en las declaraciones finales del órgano Coordinador de los Pueblos Indígenas de la Cuenca del Amazonas (1994) y en la Consulta Regional del Pacífico Sur sobre los conocimientos y los derechos de propiedad Intelectual de los pueblos indígenas (1995).

Sin embargo, el carácter de la propiedad intelectual de los pueblos indígenas, inseparable de los aspectos espirituales, culturales, sociales y económicos de la vida indígena y la noción del carácter colectivo de dicha propiedad, no se trata adecuadamente en la normatividad internacional. A pesar de haber protección "nacional e internacional" no dejan de suscribirse acuerdos que le niegan al nativo sus derechos inalienables sobre la propiedad, por ejemplo el acuerdo aprobado por la Organización Mundial del Comercio- OMC (1994), donde se les reconoce unas pobres condiciones apartándolos del concepto de derecho.

El Brasil debe fortalecer sus mecanismos de control de su fauna y flora. La Inter Press Service nos señala que el tráfico de animales en ese país está pasando por un momento crucial: "La escasez de informaciones y cierta tolerancia social dificultan en Brasil la represión contra el tráfico de animales silvestres, un negocio mundial de 10.000 millones de dólares.

Un ejemplo de ello es lo ocurrido con el alemán Marc Baungarten, detenido por primera vez en 1997 en el aeropuerto de Río de Janeiro por intentar embarcar de regreso a su país transportando 112 arácnidos. Fue puesto en libertad rápidamente pero apresado al año siguiente en Belem, capital del norteño Estado de Pará, por haber enviado otras 42 arañas por correo. Nuevamente, el 10 de marzo pasado la policía lo sorprendió de nuevo con cinco de esos animales, esta vez en Curitiba, en el sur de Brasil, pero igual siguió libre.

La impunidad es la norma en este país, en parte porque no circulan informaciones entre las distintas autoridades para poner fin a ese tipo de reincidencias, lamentó Dener Giovanini, director general de la Red Nacional Contra el Tráfico de Animales Silvestres (Renctas), organización no gubernamental brasileña.

Traficantes como Baungarten, evidentemente un proveedor de laboratorios interesados en venenos que sirven de materia prima a productos farmacéuticos, juega con la falta de coordinación y determinación represiva.

El tráfico de animales constituye el tercer mayor comercio ilegal del mundo, superado sólo por el de drogas y el de armas, según expertos. Sin embargo, no despierta un esfuerzo proporcional de combate, como un delito ambiental, no vinculado a la violencia criminal.

El traficante de animales alemán llegó a justificar su actividad con el argumento de que enviar los arácnidos al exterior es una forma de protegerlos de la negligencia brasileña respecto de su fauna.

Otro tipo de comerciantes ilegales abastece un amplio mercado mundial, que convierte en domésticos los animales silvestres y exóticos, principalmente originarios de los países tropicales y destinados a los países industrializados de América del Norte, Asía y Europa, apunta Renctas.

Brasil, con su enorme biodiversidad, es uno de los grandes proveedores. Su participación es estimada en por lo menos 10 por ciento del comercio mundial, es decir 1.000 millones de dólares.

El Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama), organismo ejecutor de la política ambiental, comenzó en marzo una nueva campaña contra el comercio ilegal interno y externo de la fauna.

La preparación de esa ofensiva comprendió la elaboración de un mapa que identifica las fuentes, rutas y destinos de los animales preferido por el contrabando.

La campaña, que ya permitió incautar principalmente aves vendidas en ferias informales diseminadas por el país, trata de sofocar el tráfico en su origen, las áreas de conservación ambiental donde se concentra la fauna, explicó Hamilton Casara, presidente del Ibama.

Casara explicó que tratan de persuadir a las comunidades locales para que interrumpan la caza de animales destinados a la venta.

El funcionario prometió ofrecer alternativas a esa actividad, ya que se trata de una fuente de ingresos para una población muy pobre.

Los cazadores reciben una suma insignificante ante el precio, hasta cien veces superior, que obtienen los traficantes en el exterior.

El mirlo, un pájaro de plumas negras, puede ser comprado a unos 150 dólares en los mercados sureños de Brasil y venderse a 13.000 dólares en Estados Unidos, aseguró Giovanini.

Sin embargo, las utilidades no son proporcionales, ya que las pérdidas son también elevadas. De cada 10 animales capturados, nueve mueren durante el transporte, explicó el director general de Renctas para destacar la perversidad del tráfico.

El transporte se hace en condiciones a veces incompatibles con la vida, ante la necesidad de ocultar el objeto del comercio ilegal. Así, muchos de los animales son llevados anestesiados para no denunciar su presencia en cajones o maletas.

Aeropuertos, carreteras y pasos fronterizos son blanco del combate contra el tráfico de animales, para lo cual se movilizan la policía, las autoridades tributarias y la administración de los puertos y de los correos.

El Ibama buscará también que el parlamento eleve de tres a cinco años de prisión la pena más fuerte a ese delito, anunció Casara.

Uno de los problemas que afrontan las autoridades es la poca colaboración de la población en la represión, por la costumbre en prácticamente todo el mundo de acoger animales en el hogar, en especial aquellos de mayor belleza natural.

La población, además de desconocer los daños ambientales, ignora también que el tráfico aumenta el riesgo de la diseminación de virus y otros microorganismos peligrosos para la salud humana, observó Giovanini.

Los animales sacados de los bosques pueden ser portadores de enfermedades graves, como la fiebre amarilla, provocada por un virus presente en los monos y transmitida por el mosquito Aedes Aegypti.

La fiebre amarilla, que en Brasil estaba limitada a la Amazonia, se expandió al oeste del Estado de Minas Gerais, en el centro del país. En algunos casos, los animales no son afectados normalmente por tales microorganismos, pero el estrés de la captura y el transporte reduce su capacidad inmunológica y los hace más vulnerables. Eso aumenta el riesgo de contagiar seres humanos y de mutaciones en virus que pueden así hacerse más agresivos ,advirtió el dirigente de Renctas, organización que prepara un banco de datos sobre el tráfico de animales silvestres". (Mario Osava Abr IPS- Río de Janeiro)

Los pueblos indígenas, basados en conocimientos y prácticas de vida milenarias, tienen derecho a proteger y a conservar su contexto cultural para que los recursos naturales del Amazonas sean preservados como patrimonio natural. Existen diversos organismos y leyes que los amparan, pero no por ello, dejan de estar en peligro. Debido a esto, los conocimientos ancestrales que transmiten los abuelos sabedores, deben ser nuestra fuente de sobrevivencia, superación y grandeza. ¿Hasta cuando vamos a entender lo grande y valioso que poseemos?. ¿Cómo diseñamos una estrategia por el bien de las futuras generaciones, a fin de que logren mejorar su nivel de vida y al mismo tiempo redimir el decoro y la fortaleza del nativo comprometido por milenios con este ecosistema, haciendo el papel de guardián de esta reserva natural del mundo?

*Derecho reservado de autor/ Francisco Salas Suarez/ obra Rasgos Amazónicos 2002

 

 

 

 

 

 

Autor:

Francisco Salas Suarez

Colombia

2002

Partes: 1, 2
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