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Los veneros que escrituro el diablo. La guerra sangrienta del petroleo (página 2)

Enviado por leoescorpio


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Algunos ejemplos de lo anterior van desde el tono usado por los negociadores hasta ofertas de capacitación y empleo a ingenieros locales o hacer obras de infraestructura, como plantas desalinizadoras, aunque ello no esté directamente relacionado con el proyecto.

Los ejecutivos de las petroleras internacionales hacen estas concesiones porque piensan que la actual correlación de fuerzas difícilmente cambiará en el corto plazo. Christophe de Margerie, el director ejecutivo de Total que destacó por cerrar tratos con petroleras nacionales en Medio Oriente y Africa, señala: "Creo que este nuevo orden seguirá aunque los precios del petróleo caigan un poco. La gente se quedará con la idea de que tiene el poder y pasará un tiempo para que eso cambie".

Sin embargo, también es optimista y cree que eventualmente las petroleras nacionales, muchas de las cuales tienen yacimientos en decadencia y otros problemas técnicos y administrativos, "podrían verse obligadas a decir: 'Como sea, vale la pena trabajar con esta gente porque los necesitamos para desarrollar nuestras reservas'."

El deseo expresado por De Margerie no podría estar más lejos de la posición confiada de CFP (el antecesor de Total) hace 60 años. Pero esto no sólo le preocupa a De Margerie y a sus pares. Si las nuevas Siete Hermanas no alcanzan todo su potencial, nada garantizará el crecimiento sostenido de la economía mundial, el desarrollo de China ni la comodidad y riqueza de los países desarrollados.

Saudi Aramco

Poseedora de 25 por ciento de las reservas mundiales de crudo y capaz de casi triplicar la producción de cualquier otro grupo, Saudi Aramco es la compañía petrolera estatal más exitosa del mundo. La Casa de Saud (la familia real) dicta la política energética de Arabia Saudita, pero deja la estrategia diaria en manos de tecnócratas. Saudi Aramco invertirá 50 mil millones de dólares en los próximos 15 o 20 años, pero sus yacimientos más grandes han empezado a decaer.

CNPC

Las tres principales petroleras chinas han realizado audaces maniobras en el extranjero, pero China National Petroleum Corporation, que tiene una participación de 88 por ciento en su subsidiaria, PetroChina, es la más grande y la que ha tenido mayor proyección internacional. PetroChina tiene la mayor parte de sus activos foráneos en asociación con su empresa matriz y opera en cerca de 20 países, desde Azerbaiján hasta Ecuador. CNPC mantiene el control sobre las controversiales inversiones en Sudán.

PDVSA

Este año el presidente Hugo Chávez aprobó una ley que permite a Pdvsa tomar el control de los proyectos para extracción de crudos pesados en la franja del Orinoco, donde se invertirán 30 mil millones de dólares. Aunque la producción de Pdvsa está disminuyendo, sigue siendo importante para el futuro de diversos grupos energéticos internacionales; sin embargo, muchos de los contratos están siendo modificados.

PETRONAS

La petrolera nacional de Malasia ha sido descrita como el modelo que otros quisieran seguir y figura entre los tres primeros exportadores de gas natural; sin embargo, está en riesgo de quedar a la zaga de los consorcios petroleros de Qatar, Nigeria e Indonesia.

PETROBRAS

La fortaleza de la brasileña Petrobras consiste en hallar y extraer petróleo en aguas profundas. Esta empresa utiliza la experiencia obtenida en su país para realizar proyectos en la costa occidental de Africa y en el Golfo de México, donde opera el yacimiento de Cottonwood.

GAZPROM

Esta compañía tiene a Europa y a cada vez más países asiáticos con el alma en un hilo. Gazprom, uno de los brazos económicos del Kremlin, ha estado involucrada en una disputa por precios del gas con Ucrania y en un debate con China y Japón sobre la instalación de ductos en Siberia. Asimismo, se quedó con la participación mayoritaria de Royal Dutch Shell en el proyecto de gas natural Sajalín II. Gazprom ha incrementado su influencia mediante acuerdos en Asia central, Irán incluido. En cambio, ha enfrentado obstáculos que limitan su acceso al mercado europeo.

NIOC Irán es uno de los pocos países de Medio Oriente con enorme riqueza en hidrocarburos que está abierto a inversiones de compañías extranjeras. La National Iranian Oil Company está asociada con compañías italianas, francesas, holandesas y noruegas y colabora con grupos chinos y rusos. Sin embargo, South Pars, el yacimiento gasífero más grande del mundo, no ha sido aprovechado e Irán es un importador neto de gas.

Historia quinta._En un momento histórico, 10 millones de personas expresaron su rechazo a la guerra contra Irak. Las manifestaciones que tuvieron lugar en más de 620 ciudades del mundo no fueron para solidarizarse con Saddam Hussein, el dictador y déspota, sino con el pueblo iraquí, además de constituir una protesta contra un orden mundial que conlleva guerras y tensiones. Se trata de un orden mundial que incrementa la pobreza y vuelve más profunda la brecha entre ricos y pobres, generando una patología social que alimenta al terrorismo y a los movimientos violentos.

El mundo atraviesa el período más crítico de la época moderna debido a que Estados Unidos se inclinó por una guerra para solucionar la crisis de Irak a pesar de la oposición popular generalizada que se refleja en la postura de países centrales como Francia, Alemania, Rusia y China. Por su parte, el mundo árabe ha dado muestras de incapacidad para adoptar oficialmente una posición en bloque. Esto se pudo ver en el fracaso de la Liga Árabe a la hora de enfrentar las consecuencias de la guerra, debido a que la población tiene prohibido expresar su opinión. Suenan los tambores de guerra en un momento en que los portavoces del gobierno de Estados Unidos y sus aliados confirman la inminencia e inexorabilidad del ataque militar contra Irak, más allá de la decisión que tome el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y sin importar lo que haga el gobierno iraquí o los resultados de las investigaciones de los expertos de la ONU. A pesar de las apariencias, es muy claro que se está elaborando un plan para establecer un sistema de vigilancia directa sobre Irak, aunque Saddam Hussein renuncie a su cargo en forma pacífica. Esto significa que la presencia militar estadounidense se mantendrá mientras Washington y sus aliados estén seguros de que las armas de destrucción masiva hayan sido destruidas. Los planes del actual gobierno estadounidense para Irak están inspirados en el sistema de vigilancia directa que se estableció en Afganistán. Un plan propuesto por el gobierno estadounidense durante la conferencia organizada en Londres el año pasado por opositores iraquíes a Saddam Hussein describe claramente los pasos a dar durante el período de transición. El plan fue adoptado por la conferencia con ligeras modificaciones, pero los intereses estadounidenses sobre el petróleo de Irak no quedaron fuera de la agenda.

Los pretextos de Estados Unidos

Los informes presentados por el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, y por el secretario de Estados de Estados Unidos, Collin Powell, intentan convencer al mundo de la necesidad de bombardear Irak. Pero los informes de los expertos no confirman la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. Esto lleva a Estados Unidos a buscar pretextos. Para justificar la guerra en Irak, Washington alega que dicho país utilizó una cantidad de armas químicas durante la guerra contra Irán y que las mismas se mantienen intactas. El gobierno estadounidense se apoya también en los registros de voz de los líderes militares iraquíes y de Osama Bin Laden. En una entrevista con la televisión sueca, Robert Fisk, el principal corresponsal de la publicación británica The Independent, que se encuentra en Beirut, afirmó que la guerra contra las armas de destrucción masiva debería llevarse a cabo en Corea del Norte y no en Irak. Fisk agregó que, cuando Irak usó ese tipo de armas contra Irán o contra la población kurda (en Halabja), Estados Unidos dio su aprobación. Está claro, entonces, que la guerra contra Irak no es para eliminar el armamento de destrucción masiva ni para defender los derechos humanos, sino por un motivo que no existe en Corea del Norte: el petróleo.

Los objetivos del ataque a Irak

Estados Unidos pretende reponerse de su fracaso en la guerra declarada contra el terrorismo atacando a Irak. Los líderes del movimiento Talibán y de Al Qaeda siguen libres y su capacidad para derribar objetivos estadounidenses de operaciones militares de alto alcance se mantiene intacta. A esto se suma el hecho de que el actual presidente de Afganistán, Kardai, sólo controla la provincia de Kabul. Fisk alega que las Fuerzas Aliadas no han logrado desarmar el sistema de Al Qaeda y que sus operaciones han estado sujetas a pérdidas diarias no declaradas. El semanario alemán Der Spiegel afirma que Estados Unidos ha dado por finalizada su operación de rastreo de Bin Laden, que figura en su lista de personas más buscadas desde el 11 de setiembre de 2001. Además, Estados Unidos no ha conseguido aliviar la tensión de sus relaciones con Irán, que se opone a las acciones de Washington en la región. Las políticas estadounidenses fracasaron también en su intento de dominar la situación de Irak, a pesar del embargo impuesto sobre la población durante más de 12 años. Por el contrario, el gobierno iraquí aprovechó la oportunidad para restituir sus relaciones con algunos países árabes y europeos donde crece la oposición al embargo. El segundo objetivo es ejercer un control absoluto sobre los recursos petroleros del Golfo, a la sombra de un gobierno estadounidense cuyas políticas sufren fuertes presiones del grupo de empresas petroleras nacionales. El presidente, el vicepresidente y la directora de Seguridad Nacional han estado muy activos en la industria petrolera nacional y están impresionados por el potencial iraquí para la extracción de petróleo, ya que allí se encuentran las segundas reservas petroleras del mundo, con miles de millones de barriles sin explotar. El tercer objetivo es derrocar al gobierno iraquí, considerado como un posible aliado de Al Qaeda. A pesar de las diferencias ideológicas entre ambos, tan claras en las acciones de Al Qaeda y sus aliados en cuanto a que son "defensores del Islam" y de los kurdos, es bastante probable que Saddam Hussein y Al Qaeda colaboren entre sí para realizar actividades terroristas contra intereses estadounidenses. Esto quedó confirmado en el último video de Bin Laden. Algunos objetivos inmediatos consisten en obtener un control militar directo sobre una región estratégica por motivos económicos y políticos, ya que allí hay reservas naturales e intereses de inversión vitales, aunque todavía inestables. Esto se debe a que, para Estados Unidos, el hecho de que haya ganado la oposición islámica en las elecciones de Turquía y la posibilidad de que ese país se integre a la Unión Europea supone una amenaza a sus intereses en la región. La preocupación de Washington se centra también en la debilidad de su principal aliado en la zona, Israel, que no ha logrado llevar adelante las negociaciones para la paz ni ha podido contener –mucho menos suprimir- la Intifada de los palestinos. Estos hechos se completan con una fuerte objeción respecto de la presencia militar estadounidense en el área del Golfo.

Los intereses petroleros de Estados Unidos

Las reservas petroleras del Golfo, y de Arabia Saudita, Irak, Kuwait e Irán, en particular, constituyen cerca de 70 por ciento del total de las reservas mundiales. Los informes de los geólogos confirman que los yacimientos petroleros del Mar del Norte y de Estados Unidos se agotarán en los próximos 10 a 20 años. Además, mientras que el costo de extraer un barril de petróleo por día en Irak es de menos de un dólar y de 2,5 en Arabia Saudita, en el Mar del Norte y en Estados Unidos asciende a cuatro dólares, sin tener en cuenta que el petróleo iraquí es conocido por su excelente calidad, superior a los demás. Según los informes, la necesidad de petróleo de Estados Unidos aumentará en los próximos 20 años, generando así una dependencia de la importación. En 2001, ese país importó 52 por ciento de petróleo para consumo general; en 2020 importará 66 por ciento, lo cual lo obligará a aumentar 60 por ciento las importaciones respecto de la tasa actual. Eso significa un incremento de más de seis millones de barriles por día, es decir, de 10,4 millones a 16,7 millones hacia fines de 202010. Es sabido que las reservas de petróleo de Arabia Saudita e Irak pueden cubrir las necesidades de consumo del mundo entero. Y debido a las tensiones y golpes militares que ha sufrido Irak desde el descubrimiento del petróleo hasta estos últimos tiempos, pasando por la Guerra del Golfo y el embargo impuesto por la ONU, sus reservas petroleras siguen siendo considerables y se calcula que pueden producir más de 300.000 barriles diarios.

Consecuencias de la guerra sobre el sistema mundial

La Liga de Naciones fue creada luego de la Primera Guerra Mundial para evitar el surgimiento de una nueva guerra. La clara derrota y la división de una nación llevaron al estallido de una Segunda Guerra Mundial. Hay que decir que la Liga de Naciones socavó su propio poder al desestimar la ocupación de Abisinia por parte de Benito Mussolini, y la de Austria y Checoslovaquia por parte de Adolf Hitler. Con la caída de Varsovia en Polonia, ya no quedaba tiempo para que la Liga reaccionase y así estalló la Segunda Guerra Mundial. La ONU fue creada después de la Segunda Guerra Mundial para impedir el estallido de una Tercera Guerra Mundial. Muy pronto, el Consejo tuvo una fuerte sacudida con los hechos de la Guerra Fría, cuando el mundo se volvió bipolar. Ese período mantuvo cierto equilibrio hasta el colapso del bloque soviético, que permite a Estados Unidos ejercer su control sobre todo el mundo. La ONU sufrió luego varias crisis, sobre todo en Medio Oriente, debido al doble discurso que adoptó en sus convenciones internacionales. Si bien era evidente que Israel violaba todas las leyes y resoluciones internacionales con el apoyo político de Estados Unidos, el sistema mundial no tenía la capacidad para aplicar resoluciones internacionales a fin de proteger a los civiles e impedir que se violaran los derechos humanos. Sin embargo, el sistema mundial utilizó todas las medidas posibles en Irak, Libia, Sudán e incluso en Europa -en la ex Yugoslavia-, a fin de implementar resoluciones internacionales. Una de las mayores derrotas de la ONU fue su incapacidad para enviar una comisión a investigar las masacres de Jenin, en Cisjordania, el año pasado. La decisión de mandar un Comité de Investigación fue cambiada por la de enviar un comité de inspección de la verdad con la participación de funcionarios israelíes. Las acciones del comité quedaron suspendidas cuando el gobierno de Israel le prohibió operar en Cisjordania, a menos que cumpliera con condiciones preestablecidas. El comité fue disuelto, el secretario general renunció y la decisión de investigar fue cancelada. El silencio de la ONU respecto de las recurrentes violaciones de los derechos humanos que se producen en Israel con el apoyo incondicional de Estados Unidos, por un lado, y la insistencia del gobierno estadounidense de iniciar una guerra contra Irak sin el apoyo de la ONU, por otro lado, pueden provocar un colapso en el orden internacional y, por consiguiente, en todo el sistema mundial. Las consecuencias de algo así son inconcebibles. Además, hay que mencionar la ausencia de consenso respecto de la guerra que tiene un impacto crítico sobre organizaciones como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea, cuya unidad y operatividad están siendo sometidas a prueba. Esto fue expresado por el secretario de Defensa, Donald Rumsfield, según el cual Europa occidental es la "vieja Europa" que lucha por mantener sus antiguas colonias.

Según Rumsfield, sólo quedan esperanzas en el futuro de Europa oriental. La Liga Árabe también sufrirá consecuencias graves debido a su incapacidad para asumir una postura clara contra la guerra, en armonía con la posición política de los pueblos que la componen. Un informe de la agencia Associated Press (AP) del 6 de diciembre de 2002 que tuvo amplia difusión indica que los costos de la guerra para Estados Unidos oscilan entre 99.000 millones de dólares, en caso de un rápido éxito militar, y 1,9 billones de dólares en caso de una guerra que dure 10 años. La ofensiva podría causar un impacto también en los mercados petroleros, lo cual afectará, a su vez, los intereses económicos de otros países árabes y europeos. Los costos militares oscilarán entre 50.000 y 140.000 millones de dólares. Los costos de la ocupación y el mantenimiento de la paz se estiman entre 75.000 y 500.000 millones de dólares.

El costo de la reconstrucción de Irak oscilará entre 30.000 y 105.000 millones de dólares y los de la ayuda humanitaria entre 1.000 y 10.000 millones de dólares. La posibilidad de la guerra significa para Israel una excelente oportunidad para fortalecer su ilimitado control sobre la región, luego de la destrucción del sistema que ha constituido desde siempre una amenaza a su existencia. El gobierno israelí necesita que estalle la guerra contra Irak y pide a Estados Unidos que derrote a todos los gobiernos árabes que apoyan el terrorismo. De modo que los hechos confirman que habrá guerra a pesar de las protestas generalizadas y de la incapacidad del Consejo de Seguridad de la ONU para asumir una posición clara respecto de este asunto. Israel ha expresado constantemente su deseo de una guerra intensiva, rápida y destructiva, insistiendo en que, por su parte, adoptará medidas defensivas. El fracaso de los sucesivos gobiernos de Israel a la hora de terminar con la Intifada y la imposibilidad de encontrar soluciones que evitaran la ocupación israelí de la mayor parte de la Franja de Gaza y Cisjordania pondrán en jaque su propia existencia. El enfrentamiento con un pueblo que lucha por su liberación como nación no será tan exitosa como se espera. Ariel Sharon lanzó su primera campaña electoral con la promesa de derrotar a la Intifada en 100 días y luego crear un Estado Palestino que responda a sus propias leyes. En el punto muerto en el cual se encuentra hoy, para Israel es cada vez más importante alterar la naturaleza de su guerra con los palestinos convirtiéndola en una lucha de religiones y aprovechando así lo ocurrido el 11 de setiembre como pretexto. El gobierno de Estados Unidos intentó encontrar soluciones al conflicto entre palestinos e israelíes.

El presidente de Estados Unidos mandó un enviado tras otro, empezando por George Mitchell y siguiendo con George Tennet (director de la CIA) y Anthony Zenni, el general del Ejército que también fracasó a la hora de establecer un acuerdo. Por último, Bush intentó presentar "el mapa de ruta", un proyecto que fracasó estrepitosamente ya que sólo podía ofrecer un territorio palestino despedazado y diseminado entre zonas de seguridad y puestos de vigilancia, sin brindar ninguna garantía de que se terminaría la ocupación israelí, se crearía un Estado independiente y se organizaría el regreso de los refugiados y desplazados. Israel también tiene interés en resolver de una vez por todas el problema de Siria y Líbano, que siguen negándose a llegar a un acuerdo. Con las amenazas que pesan ahora sobre la región, Siria y Líbano están sujetos a una amenaza militar creciente por parte del gobierno israelí, que probablemente ampliará el alcance de sus ataques ahora que el mundo está distraído con los sucesos de Irak. Washington ha incluido a Hezbollah, la organización fundamentalista islámica que opera en el sur de Líbano, en la lista de organizaciones terroristas, lo cual incrementó la presión diplomática sobre Siria y Líbano por patrocinar al terrorismo. La contradicción es tan grande que Estados Unidos, antes, había reconocido la legitimidad de las acciones defensivas de Hezbollah en los territorios libaneses ocupados, en el acuerdo al que se llegó en abril de 1996, luego de la debacle de las políticas de ocupación israelíes y las masacres de Qana. Hezbollah fue entonces invitada a participar en el comité que supervisaría la aplicación del acuerdo. Esto confirma la falta de fundamento con la cual Estados Unidos e Israel acusan a Hezbollah de ser una organización terrorista. De hecho, se trata de una forma de resistencia legítima contra la ocupación extrajera, que cuenta con el consentimiento de Estados Unidos. De modo que Israel enfrenta un verdadero dilema debido a la actual Intifada y sus consecuencias, ya que el déficit presupuestario alcanzó los 2.700 millones de dólares en enero de 2003. Además, Israel está recibiendo cada vez más inmigrantes. Si bien el gobierno israelí ha hecho considerables esfuerzos para atraer a los judíos del mundo, las encuestas indican que muchos jóvenes sienten que no tienen futuro en ese país, al punto que 50 por ciento supone que no seguirán siendo ciudadanos israelíes dentro de 10 años. La prestigiosa institución militar israelí también se está resquebrajando: 2.500 soldados se negaron a hacer el servicio militar en Cisjordania y en la Franja de Gaza.

Por otra parte, 20,6 por ciento de los depósitos bancarios (25.000 millones de dólares) salieron del país desde que, hace dos años, el gobierno le pidió una ayuda de 12.000 millones de dólares al gobierno de Estados Unidos para evitar un colapso inevitable. Washington exige la creación de una coalición nacional como condición para entregar la ayuda, pero el líder del Partido Laborista, Haim Metznaa, se niega a integrar el gobierno de Sharon para no cometer un nuevo error histórico, ya que en su opinión, la anterior coalición se convirtió en una pantalla política para encubrir las actividades del Likud y los partidos fundamentalistas judíos. En este contexto, los palestinos y los árabes están inquietos ante la posibilidad de que el gobierno de Israel y sus integrantes de línea dura cometan masacres y desplacen a más palestinos. El desplazamiento de palestinos ha estado siempre en la agenda israelí, como manera de prevenir el peligro demográfico palestino. En caso de producirse desplazamientos palestinos, entraría en juego el status quo militar de las fronteras con Siria y Líbano, lo cual comprometería aún más el delicado equilibrio de la región. En una ponencia presentada durante el Tercer Foro Social Mundial que se llevó a cabo en enero en Porto Alegre, Noam Chomsky alegó que los republicanos están acostumbrados a distraer a la opinión pública estadounidense durante las elecciones presidenciales. Así, en lugar de tratar asuntos esenciales como la seguridad social, la salud y la educación, hablan del aumento de los impuestos que implica cumplir con dichos servicios. Debido a esas políticas, los republicanos siempre han llevado el déficit económico al máximo, lanzando sucesivas guerras contra el terror. Eso fue lo que trató de hacer Ronald Reagan en 1981, cuando atacó a Libia, Nicaragua y Granada. La misma política fue adoptada por Bush padre cuando lanzó una guerra contra el terror en aquella Tormenta del Desierto, y eso es exactamente lo que está haciendo Bush hijo, además de su primera guerra "contra las drogas" que resultó desastrosa, sobre todo en cuanto a las constantes intervenciones militares no declaradas en América Latina, sobre todo en Colombia. Los ataques del 11 de setiembre sirvieron como pretexto para llevar a cabo el sueño histórico concebido por quien era secretario de Estado de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. El sueño consiste en controlar el petróleo del Golfo, considerado "la fuente del poder estratégico y uno de los recursos más valiosos del mundo". Por otra parte, es importante destacar la referencia de Chomsky a las encuestas de opinión realizadas en Europa Canadá. Las encuestas en este último país revelan que un tercio de los canadienses cree que la principal amenaza para el mundo es Estados Unidos. Quienes creen eso son el doble de quienes piensan que Irak o Al Qaeda constituyen el mayor peligro. La otra encuesta realizada por la revista Time indica que 80 por ciento de los europeos opina que Estados Unidos representa la mayor amenaza mundial, mientras que 10 por ciento supone que el peor peligro son Irak y Corea del Norte. Una representante del partido laborista de Gran Bretaña, Alice Mahone, declaró que la oligarquía internacional no tiene derecho a obligarnos a aceptar una aventura de consecuencias inconcebibles ni a planear un ataque contra Irak, obligando a la mayoría del planeta a participar en una guerra a la cual se opone con todas sus fuerzas. ¿Será escuchada nuestra protesta conjunta

Mexico. La disputa por el petroleo. "El nacionalismo se quita viajando", decía un inteligente trasterrado español —si no recuerdo mal Julio álvarez del Vayo— haciendo alusión a las limitaciones y estrecheces de un cierto tipo de patrioterismo agresivo, chato y ramplón, al mismo tiempo que despreciativo o temeroso de lo extranjero.  Y, desde luego, en estos remedios no se refería sólo a los desplazamientos físicos, sino sobre todo a los intelectuales, a los viajes por los idiomas y las culturas. De este esperpento de nacionalismo, componente básico de las guerras europeas y mundiales durante las dos últimas centurias, emergieron los hitlers, musolinis y francos de todas las épocas y lugares. Pero hay otro nacionalismo, aquel que identifica al individuo aislado con una colectividad y sus grandes causas, que posibilita su inserción en el mundo sin dejar de ser mexicano o español, también la elevación de su carácter al rango de hombre o mujer universales, a la vez que brasileños, colombianos o venezolanos. Es el nacionalismo que late en la literatura de Gabriel García Márquez o de Alejo Carpentier, espíritus cosmopolitas si los hay, cuya fuente de inspiración son, sin embargo, aldeas y pueblos conocidos apenas por los lugareños. También es el nacionalismo que no comparte la ingenuidad —criminal cuando la padece un estadista— de suponer que en el mundo actual no juegan ya los intereses de los estados y de los países y que por tanto los pueblos deben sumarse sin más a la imparable globalización. Es el mismo nacionalismo que ha denunciado la devastación de los recursos naturales de los pueblos latinoamericanos por los imperios europeos y de los Estados Unidos.Desde luego, la polémica en derredor del nacionalismo tiene implicaciones terriblemente reales, vinculadas a la vida cotidiana y a la suerte de millones de personas. Este es el caso del debate sobre el petróleo mexicano. Unos suponen que aquellos ubicados en la defensa de PEMEX como empresa pública y exclusivamente mexicana, cargarían con un nacionalismo trasnochado, premoderno y obsoleto. En un mundo de "yuppies" gobernando y ejecutivos sin ideología, de intelectuales comodinos, aparece como fuera de lugar el reclamo de evitar la captura de la empresa petrolera por los empresarios privados, ya sea mexicanos o extranjeros. Así que veamos los números descarnados:   Petróleos Mexicanos obtuvo el año pasado utilidades por 660 mil 152 millones de pesos. Las treinta mayores compañías que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, entre ellas Cementos Mexicanos, América Móvil, Teléfonos de México, Wal-Mart, Grupo México, Alfa, Televisa, Grupo Modelo, Elektra, Fomento Económico Mexicano, Kimberly Clark, Inbursa, Bimbo, Sigma Alimentos, Liverpool, Geo, Soriana, Grupo Aeroportuario del Pacífico y Axtel, reportaron ganancias por 221 mil 500 millones de pesos. ¿Cuánto pagaron de impuestos estos gigantes? No lo sabemos a ciencia cierta, pero sí sabemos según los informes de la paraestatal, que ésta entregó al fisco federal en ese período 676 mil 278 millones de pesos, por lo cual en la contabilidad figuran pérdidas mayores a 16,000 millones. Estas macro cifras revelan los hechos que se encuentran atrás de los proyectos para privatizar la empresa petrolera. Se trataría del negocio del siglo para los empresarios mexicanos y extranjeros, ante el cual la venta de Teléfonos de México y del resto de empresas estatales, que ha significado la formación de las mayores fortunas conocidas en nuestra historia, quedaría como una compra en la tienda de la esquina. Esta masa de riqueza generada en el territorio nacional por los mexicanos es la que se encuentra en disputa. El asunto es decidir quién la administra y a dónde van a parar sus beneficios. Hasta ahora y pese a la rapiña de las corruptas camarillas políticas y sindicales, PEMEX ha sido el indiscutible motor del desarrollo económico del país. ¿Lo seguiría siendo si transfiere sus utilidades a los privados? ¿Cuánto regresarán éstos por la vía de los impuestos? ¿Estarían dispuestos a subordinar la obtención de las ganancias a intereses colectivos como el empleo estratégico de las reservas y de la producción petroleras o la salvaguarda del medio ambiente?    El gobierno federal ha emprendido una costosa campaña en los medios para convencer a los mexicanos que debemos ir por el petróleo en aguas profundas, necesidad imposible de satisfacer si no se permite la participación de los empresarios privados. No se explica la relación, se pretende convencer a la ciudadanía que debe consentir la entrada en PEMEX de los intereses privados a partir de proyectos ambiciosos y no se le informa de las consecuencias. Desde hace tres décadas, la política oficial ha sido la de privilegiar la extracción de crudo y la exportación. Se abandonaron la petroquímica básica y otros procesos de industrialización y ahora se nos dice subliminalmente, hay que vender PEMEX para dejar de importar gasolina.En el acuerdo para privatizar la producción del petróleo mexicano, están las empresas extranjeras, los grupos de capitalistas nacionales, el gobierno actual y desde luego las camarillas sindicales enriquecidas y solapadas por el Estado. De los dientes para afuera, los dirigentes del PRI han manifestado su oposición al proyecto. Al final, ya veremos a sus líderes parlamentarios cabildeando privilegios y aplaudiendo la ley de los panistas. ¿Y cómo sería la nueva empresa? Pues por las vísperas se saca el santo: Camilo Mouriño, hoy secretario de Gobernación, hace cinco años era el Jefe de Asesores del Secretario de Energía y Presidente del Consejo de Administración de PEMEX (Actual Presidente de la República) y simultáneamente representante de la empresa propiedad de su familia que celebraba contratos sin licitación con PEMEX, cuyo abogado era César Nava el actual secretario de Felipe Calderón. Todos las puntas en una sola mano. Nadie pierde, excepto el pueblo mexicano. No firmó los papeles algún líder charro porque no era necesario, pero ya sabemos cómo se comportarían: hace unos días que sellaron el pacto con el gobierno panista en la asamblea de la CTM, donde su multimillonario líder formal, representativo del viejo y degradado modelo de control estatal del movimiento obrero, le rindió pleitesía a Felipe Calderón. A su vez, el gobierno federal mantiene una indestructible alianza de corruptelas y repartos de canonjías con el grupo de Elba Esther Gordillo. Décadas de denuncias del viejo PAN y reclamos de un "sindicalismo libre" ¿Dónde quedaron?Así que, la polémica no es entre un nacionalismo superado y una moderna élite globalizadora, sino entre las mismas viejas corrientes de siempre, aunque renovadas: aquellos que defienden los intereses nacionales y aquellos que buscan someterlos a las oligarquías.

 

 

Autor:

Joel Hurtado Ramón

Enviado por:

Leo Escorpio

 

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