Se expone la rica cosmovisión de Alejo carpentier, destacando la relación filosofía – literatura, en sus múltiples mediaciones, determinaciones y condicionamientos. Lo real maravilloso, síntesis concreta de toda su obra, es en sí mismo una empresa cultural con ansia de humanidad y fundada en la historia. Por eso, el hombre, la cultura y la historia son temas recurrentes en la obra de Carpentier. Le interesa el hombre en su intrincado y complejo cosmos, y para penetrar en él, la cultura y la historia les son imprescindibles. Su filosofía humanista, desplegada y concretada en la literatura deviene reflexión crítico-analítica del hombre en sus circunstancias temporales y en su constante afán de encontrarse como tal.
Lo real maravilloso como núcleo teórico – cosmovisivo.
Carpentier hizo filosofía desde la literatura y literatura desde la filosofía. Su vasta cultura humanista posibilitó un discurso integrador, complejo y transdisciplinario.
Lo real maravilloso, su gran revelación, como creación artístico-literaria, es en sí mismo un cosmos humano de trascendencia universal.
Es la concreción de la rica cosmovisión carpenteriana, tematizada en un ideal artístico-literario que se realiza en tanto tal, en una región particular de nuestro planeta: América Latina.
En lo real maravilloso, como totalidad holística aprehensiva se suprime dialécticamente la oposición entre lo objetivo y lo subjetivo, para encarnar en síntesis, atributos cualificadores de la cosmovisión de Alejo Carpentier: ecumenismo, latinoamericanismo, barroquismo, contextualismo, etc. es un todo artístico-literario, con fuerte elan filosófico, para mirar el devenir de nuestra América con sentido cósmico y al mismo tiempo apegado a la realidad concreta. Si bien en "El reino de este mundo" en la terminología carpenteriana se observa resonancia del surrealismo y el realismo mágico, no es menos cierto, que además de la crítica explícita que hace a la metodología surrealista por su afán de crear lo maravilloso con artificios, también como descubre Padura "(…) no es fortuita (…) la reiterada mención del término realidad, y menos aún el estado límite, la revelación privilegiada, la exaltación del espíritu, de tanto sabor surrealista".
Su cosmovisión unitaria del ser, y su visión de lo real e histórico como proceso, unido al sentido cultural que media y rectora su asunción de la realidad, lo distancia tanto de la estética surrealista como de la concepción del realismo mágico americano. Esto no significa en modo alguno que en su narrativa no encontremos pasajes que nos recuerda o coincidan con esta última, pero superada por una visión que soslaya la "mística de la percepción de lo maravilloso, y donde lo mágico es tal, por lo insólito y lo cotidiano con que se revela en nuestra América, y no por el "milagro y la fe", pues "(…) es imposible pensar que Alejo Carpentier creyese en licantropías y milagros de santos en el momento de narrar la conversión final de Ti Noel en el Reino de este Mundo –enfatiza Padura- y mucho menos la cura de Esteban por "conocimientos" del doctor Ogé, en El Siglo de las Luces. Y es que la sensación de lo maravilloso, o mejor, la capacidad para determinar qué es lo maravilloso, más que de una fe, proviene de un exhaustivo conocimiento de lo insólito y lo lógico, de lo americano y lo universal entrelazados en la realidad de nuestro continente". Esta tesis resulta aún más verosímil, si tenemos en cuenta los estudios investigativos históricos que realizaba Carpentier antes de escribir una novela. Estudios tan detallados y profundos que lo convertían en cronista de la historia que llevaba a sus novelas.
Por otra parte, no siempre la trama contada, narrada y descripta, tiene que coincidir con el autor. El autor no siempre habla por sus personajes, a veces hace hablar a sus personajes con sus mitos y sus creencias, sin que esto signifique que formen parte de su visión del problema o la trama. Muchas mediaciones, determinaciones y condicionamientos, pone en juego el creador con sus recursos literarios y artísticos que no se pueden olvidar al analizar un texto o un autor específico. También los conceptos evolucionan, se llenan de contenido, cambian y sufren alteraciones con la evolución misma del autor y la emergencia de nuevos contextos. "La elaboración de contextos presupone –según Rodríguez Coronel- la remisión del mundo novelesco a un universo concreto que se traduce en modo de vida, costumbres, creencias; un universo en el cual la relación entre lo real maravilloso (…) y su asimilación subjetiva está basada en resortes histórico-culturales y ello constituye también parte de la problemática de los personajes".
La dimensión cosmovisiva de lo real maravilloso se nota, tanto por la asunción totalizadora de la realidad, como por su aprehensión creadora. La creación en sí misma siempre compendia todo un cosmos de mediaciones varias, presentes en el hombre, su vida, sentido y destino, en relación con su entorno y los contextos en que deviene.
La creación artística de Carpentier no comienza con el acto mismo de escribir, sino más bien, cuando procede a combinar la "materia prima" seleccionada por su pensamiento y la praxis, al nivel del sustrato del arte que irriga y fecunda su sensibilidad creadora. En el momento de la revelación de lo real maravilloso el sujeto y el objeto devienen idénticos. Lo ideal y lo material se convierten recíprocamente, a través de la praxis. Por eso, resulta suscitadora la aproximación conceptual de lo real maravilloso, esbozada por Padura, "(…) entendido, ante todo, como una relación dialéctica e impostergable entre praxis e imaginación poética, entre realidad y creación. De las novelas –continúa el laureado escritor cubano- más que de los textos teóricos de esta primera etapa -superados en trabajos de los años 70- se desprende que lo real maravilloso, en lo esencial, puede ser una concepción del mundo americano dada desde una perspectiva lógica y científica, que busca establecer históricamente las singularidades tipificadoras del ámbito continental (…)"
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