Ciberfeminismo, Mujer y TICs: La acción Feminista en el siglo XXI (página 2)
A partir de la publicación y divulgación del manifiesto, el movimiento ciberfeminista comienza a tener cierta cobertura internacional. Su expansión llega a Europa mas concretamente el 20 de Septiembre de 1997, fecha en la que se celebró la Primera Internacional Ciberfeminista, en la Documenta X de Kassel, Alemania. Es en esta muestra de arte contemporáneo, más concretamente en la sección "Espacio de trabajo híbrido", es cuando se comienza a debatir el significado y definición de Ciberfeminismo, así como las aportaciones que conlleva este movimiento y los objetivos por los que lucha dentro del terreno de las tecnologías de la comunicación y de la información.
Al primer congreso internacional, el Documenta X, le han precedido otros dos congresos, uno que se celebró en marzo de 1999 en la ciudad de Rótterdam, Holanda y el último congreso conocido, se celebró en diciembre de 2001 en la ciudad de Hamburgo, Alemania.
El ciberfeminismo se erigió como una promesa de la nueva ola de pensamiento, una practica postfeminista, que a través del trabajo de las mujeres Netactive (Wilding & Critical Art ensemble; 10/11/2004) ha ofrecido al feminismo una nueva forma de contemplar la realidad de la mujer, así como de acción política contestataria, posible merced a una visión irónica, ingeniosa e iconoclasta de la Red. El ciberfeminismo dio sus primeros pasos en contestar tecnológicamente a complejos territorios que han sido sobre-cifrados en un grado mítico, como dominio masculino.
La incursión inicial del ciberfeminismo en las diferentes variedades del mundo técnico, CD-Rom, páginas Web, listas de correo electrónico, comunidades virtuales, Chats, MUDs, inteligencia artificial entre otras, ha sido por un lado nómada, espontánea y anárquica, cualidades que han permitido la máxima libertad para las diversas manifestaciones y experimentos, así como el inicio de escrituras y géneros artísticos distintos. Pero por otro lado el trabajo en la Red y las organizaciones muestran que algo falla, los usos teóricos que miran los aspectos técnico-sociales del género son relativamente inmaduros en su desarrollo hacia espacios sociales de mayor igualdad entre los sexos.
Considerando estas condiciones, algunas estrategias y tácticas feministas se repiten con la intención de estabilizar unos fundamentos en territorios tradicionalmente denegados para las mujeres, repetición a efectuar en el ciberespacio, considerándolo como un punto crucial para la lucha de género diversificada.
Un aspecto evidente es que la Red provee al ciberfeminismo un vehículo completamente diferente, no comparable con las anteriores olas feministas. Históricamente, el feminismo activista ha dependido de que las mujeres tomaran conjuntamente corporalidad, luchasen física e intelectualmente contra el dominio del género. La organización celular para la primera fase del feminismo fueron los círculos domésticos, las mujeres se congregaban en privado para planear sus campañas públicas para la liberación política y legal, un entorno que se limitaba a la presencia de las mujeres desde el espacio privado con la finalidad de solventar los problemas de su espacio público, campañas de presencia visible de grupos de mujeres que luchaban contra la soledad silenciada en sus casas, convirtiéndose en un signo público de rebelión y activismo femenino. Grupos de mujeres que actuaban juntas, hablaban en público, marchaban a través de las calles y transformaban la vida pública realizando actividades que abrían territorios políticos que estaban tradicionalmente vetados para ellas.
Durante la segunda ola del feminismo, emergente en los años sesenta del siglo XX, las mujeres iniciaron de nuevo su andanzas activistas y reivindicativas de actuación, es entonces cuando surgen de nuevo las campañas y las reuniones para planear acciones, encontrándose en grupos de consciente promoción que comenzaron a organizar células para reavivar el movimiento feminista. Un tiempo en el que las feministas comenzaron a dominar una nueva táctica a través de la creación de espectáculos de oposición en los media, poniendo en escena acciones cuyos objetivos eran los tópicos más significativos de la vida pública " Cada uno de los monumentos patriarcales recibió un asalto de las feministas en el US movimiento incluyendo el Miss América Pegeant, las oficinas y clubs de Playboy, Wall Street, el Metropolitan Museum of Art, el Pentágono y la Casa Blanca"(Wilding, F & Critical Art Ensemble; 10/11/02), ante cualquier acción efectuada por el movimiento feminista, los medios de comunicación estaban allí para documentar los sucesos acontecidos. La lucha y la subversión visible femenina ofrecio imágenes del poder femenino que inspiraron a otras mujeres y hombres a comenzar acciones autónomas en beneficio de la mujer.
Si la primera ola estaba marcada por la confusión de las mujeres en los nuevos territorios políticos, la segunda ola se distinguía por una marcha hacia nuevos territorios económicos, orientándose hacia la reconfiguración de los núcleos familiares, batalla que continua activa en la tercera fase de la práctica feminista. En el más tradicional final de la lucha feminista el espacio doméstico fue dejando de ser el espacio femenino por ende para pasar a ser un espacio de ambigüedad, donde se mezclaban las victorias conseguidas por las mujeres y la explotación de estas victorias. El feminismo en el frente político se concentro en las prácticas de liberación, desdeñando y dejando tras de sí las viejas prácticas de lucha de derechos.
La tercera ola del feminismo, identificada con lo cultural, lo teórico, el sexo positivo, el lesbianismo, los movimientos anti pornografía y pro pornografía y la sociedad multicultural, denominada también por el término postfeminismo, mantiene el uso de los modelos públicos de acción y rebelión utilizando los medios de comunicación para difundir sus propósitos a modo reivindicativo y de actuación. "la Coalición de Mujeres Activas (WAC) que comenzaron en Nueva York hacia finales de 1991, siguiendo una serie de eventos que enfurecieron a las mujeres en US […] todo ello contribuyó a tener la sensación de que era el momento de las mujeres para lanzar una visible y reclamable resistencia hacia lo social, sexual, económico, y la política de opresión y violencia. WAC rápidamente comenzó a atraer a los media como si impulsase una sensación después una acción visible […] muchos de estos sucesos iniciales fueron ganados por la altamente efectiva comunicación y el sistema de trabajo en la red que WAC organizó inmediatamente. Fue decisivo en este sistema la conexión telefónica combinada con un acceso adecuado al fax, al e-mail, y a los contactos de los media […] incapaz de sobrevivir a su rápido crecimiento, pronto fue alcanzada por la crítica de masas [..] no fue capaz de organizarse fuera de las contradicciones de la diferencia, no fue capaz de resistirse a algunas de las dogmáticas tendencias del mainstream y estado de seguridad feminista que proscribe ciertas conductas, creencias y formas de vida. Mientras la opción de purgar y burocratizar fue la primera atendida, la fábrica de radicalidad tuvo la fuerza para disolver espontáneamente lo ocurrido" (Wilding, F & Critical Art Ensemble; 10/11/02)
La tercera ola del feminismo perdió la oportunidad de introducirse en un área de vital importancia e incidencia en la sociedad de las tecnologías de la información y las comunicaciones, el uso de Internet como herramienta contestataria se disolvió en el inicio de su utilidad feminista, es el Ciberfeminismo el que comenzó a vislumbrar un destino optimo para explorar y ganar la batalla en los nuevos territorios que ofrece el panorama social del ciberespacio.
Un nuevo movimiento joven que topa con la evidencia de la omnipresente economía de la diferencia, el medio y herramienta usada por las / los ciberfeministas es tan global e inmensa, que acoge todos y cada uno de los planos de la realidad social, incluyendo aquellos elemento por los que la batalla feminista pugna. Y como todo movimiento en proceso de inicio tiende a retornar a los viejos modelos, el ciberfeminismo en este sentido no es diferente a cualquier otro movimiento, los temas clásicos e iniciales del feminismo, la subjetividad femenina, la diferencia de género, el mantenimiento de los límites de la identificación, la lucha por la paridad genérica, la ruptura con la determinación biológica del género, el cuerpo como marca de género, la sexualidad reproductiva, están destinados a surgir de nuevo, aunque en otros territorios.
La identificación del territorio en el ciberfeminismo es a priori el ciberespacio, pero este es una pequeña parte del territorio ya que la infraestructura que genera la cibersociedad es inmensa, trasciende a la misma tecnología.
Una identificación territorial que traspasa las fronteras del ciberespacio para pasar a la acción feminista, a la vida tangible, utilizando como medio trasmisor las redes de comunicación telemáticas, haciéndolas suyas, identificándolas como un elemento de poder femenino y feminista, de ahí las numerosas manifestaciones de reivindicación feminista mediadas por Internet, que conforman desde grupos o asociaciones, web sites de información y representación, comunidades virtuales hasta el arte en la Red o Net Art, ejercicio artístico que se identifica de forma muy clara con el ciberfeminismo y la posibilidad de acción social, expresión artística que rompe con todo lo establecido en el arte tradicional, y que merced a sus características específicas, principalmente la a-geografía de la obra de arte, la inexistente identidad de autor, o mejor dicho la posibilidad de la multiplicidad de autoría, la desmaterialización de la obra de arte y la inexistencia de un soporte físico como tal, proporcionan una nueva dimensión que ha sido utilizada por el ciberfeminismo en sus representaciones artísticas de demanda y protesta social, la traslocalización y la libertad que se trasfirió en los orígenes del Net Art ciberfeminista abrió las puertas a una novedosa visión del género, únicamente simbólico y representativo.
Internet y las tecnologías de la Informática son las herramientas útiles en la lucha del Ciberfeminismo, pero esconden e incluyen sesgos por lo que el propio movimiento que hace uso de esas tecnologías lucha, la informática de la dominación, el sistema de opresión, el poder masculino, las diferenciaciones de género y el sistema dual. La mayoría de los productos de las tecnologías de la información y las comunicaciones están diseñados por hombres para operaciones y negocios que han sido íntimamente ligados a la esfera de trabajo y producción masculina, los negocios, las operaciones militares, el mundo de la investigación entre otros son, dominios principalmente masculinos en los que son los hombres los que tienen el poder de conseguirlos, es por ello por lo que los productos están diseñados con el fin de satisfacer las necesidades masculinas, así como para explotar sus deseos, ejemplo claro de ello lo encontramos en el desarrollo y avance de la pornografía en Internet, una pornografía que, excluyendo la pornografía feminista y otras pocas parcelas más, se enfoca principalmente en un negocio de interés masculino, degradando, si cabe más, la imagen y concepto de mujer y género femenino.
En el entorno del Arte en la Red o Net Art se hace latente una estrecha y conexa vinculación entre este, el Net Art, y los postulados, ideas y propuestas defendidas y generadas por los movimientos y grupos abanderados del Ciberfeminismo entre los que se encuentran las ya mencionadas VNS Matrix, Old Boys Network, así como determinadas iniciativas más concretas y particulares procedentes de net artistas y activistas ciberfeministas tales como Rimini, Shigeko Kubota y Eva Grubinger, autoras netartistas las cuales efectúan una acción reivindicativa a través de una postura enteramente crítica, un nuevo feminismo cuyo fin y objeto principal no es otro que el del estudio de la cibersociedad y la construcción del género en dicho espacio.
El movimiento Ciberfeminista: Un movimiento de deconstrucción teórica
El feminismo como movimiento se ha ido adaptando a cada momento histórico y social, reivindicando y organizándose en función de cada uno de esos instantes, adoptando formas y soluciones diferentes, ejemplo de ello lo tenemos en la pluralidad de planteamientos críticos que dicho movimiento ha ido adoptando a lo largo del siglo XX, post-feminismo, feminismo marxista, feminismo de la diferencia, feminismo de la igualdad, feminismo estructuralista, entre otros hasta llegar al ciberfeminismo.
Dentro de este contexto, el ciberfeminismo viene a ser un movimiento que nace con la misma Red, intentando analizar y utilizar las nuevas Tecnologías a modo de vehículo de reivindicación, expresión y acción de identidades, discursos, actos y del propio movimiento en sí.
Uno de los orígenes definitorios del movimiento ciberfeminista está en la figura de Sadie Plant, la cual acuña el término ciberfeminismo, argumentando para ello la necesidad de generar un espacio, cristalizado en el ciberespacio, en el cual los seres humanos entren en una perfecta conexión con la tecnología de la información, encontrando nuevas maneras de construir el sujeto y la identidad humana. Esta idea de Plant fue retomada de los preceptos propuestos por Donna Haraway en su Manifiesto para Cyborgs (1991), manifiesto en el que se indica un nuevo tipo de feminismo inspirado en la imagen mítica y política del Cyborg, "un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo" (Haraway; 1995), esta imagen mítica serviría para tornar en borrosos los límites impuestos por el sistema dual tradicional-patriarcal de sexo / género, puesto que efectúa una ruptura entre el las fronteras de lo humano y la máquina, lo cual se tornaría en la obsolescencia de las categorías de varón y hembra, masculino y femenino, mujer y hombre, provocando un mundo postgenérico que vaya más allá de los géneros duales.
En el Primer Encuentro Internacional Ciberfeminista en la Documenta X de Kassel el discurso se centró en la definición del Ciberfeminismo así como en cuales son los objetivos principales en el nuevo entorno global informativo y tecnológico.
En este Encuentro se fijaron algunos límites, métodos y objetivos, tronándose en una corriente híbrida de trabajo, reflexión y análisis acerca de las Tecnologías de la Información y su relación con la teoría social del género. Una línea de investigación y trabajo que no planteo desde sus orígenes un proyecto único, ni tan siquiera un horizonte en el que convergiesen las diferentes posiciones al respecto, sino que se torno en una apuesta por el intercambio, la interdisciplinariedad y la heterogeneidad de discursos. El ciberfeminismo era, es y será un grueso teórico y de accion tan múltiple como lo es el mundo social de la Red.
Debido a la inexistencia de una definición unívoca del ciberfeminismo, se llevo a cabo la descripción de una serie de actitudes de dicho movimiento respecto a las disciplinas artísticas, la cultura, la política, la comunicación o la tecnología, con el único objeto de acotar un ámbito amplio de acción, así pues se diferencian tres usos principales del término ciberfeminismo, el primero de ellos hace mención al uso de los ordenadores y las nuevas tecnologías, especialmente Internet, como vías de propagación y difusión de la causa feminista; el segundo uso se refiere a la rama más crítica del feminismo, la cual hace especial hincapié en desenmascarar los presupuestos patriarcales que se encuentran detrás de los ordenadores y la Red, intentando que el ciberespacio se torne en un lugar de comunicación e intercambio simbólico más equilibrado; y como tercero y ultimo uso se propone la creación de comunidades virtuales o zonas autónomas donde las mujeres puedan efectuar sus encuentros, donde puedan reconstruir su identidad fuera de la influencia de la mentalidad patriarcal.
"El ciberfeminismo es una cooperación liberadora entre mujer, máquina y nuevas tecnologías" (Plant; 1998). Una forma de activismo feminista que emplea como canal y tiene como objeto de análisis las TICs, especialmente Internet, y la relación que se efectúa entre estas tecnologías y la construcción del genero, generando con ello nuevos discursos.
Los rasgos más importantes del ciberfeminismo se contemplan en su base tecnológica como arma e instrumento de acción feminista, estos vienen a ser la base fundamental de su forma y modo de hacer, en el que la disparidad de propuestas forma parte fundamental de su quehacer feminista, una enorme diversidad de propuestas que subyacen en su seno, posturas tan diversas y múltiples que van desde el extremismo más radical, las posturas pro-porno y anti-porno, el NetArt de construcción y redefinición del cuerpo hacia el cuerpo virtual (las nuevas políticas del cuerpo), propuestas más moderadas como son las expuestas por las eco-feministas, hasta las más sociales enfocadas en las políticas de desarrollo social. Unas corrientes no excesivamente consolidadas pero que todas ellas hacen una apuesta clara por lo tecnológico, enfrentándose radicalmente y frontalmente con el feminismo tradicional antitecnológico, el cual consideraba a la tecnología como un elemento inscrito de forma directa con el discurso patriarcal, y por ello algo que se debía de descartar.
La tecnología en el marco del ciberfeminismo viene a ser un instrumento hábil a la hora de difundir y gestar sus propuestas de reivindicación de ideas, posturas, valores y practicas de acción: el canal por ende de información y propagación del feminismo.
El ciberfeminismo señala y apunta cómo el dominio patriarcal de la tecnología se haya sustentado en la percepción popular de que la mujer es algo contrario y alejado a la tecnología, es lo anti-tecnológico, un discurso de tintes misóginos instalado en el imaginario femenino, influyendo en la relación de la mujer con lo tecnológico. Idea que cae por su propio peso, la tecnología, y más concretamente la tecnología informática nace del seno de lo femenino, se cristaliza en la figura de Ada Lowelace, tal y como viene a indicar Plant en su obra Ceros + Unos: Mujer + La Nueva Cibercultura, matemática del siglo XIX madre de los lenguajes de programación.
Pero aun así, desde todas las posturas del ciberfeminismo se sigue afirmando que el uso mayoritario de la tecnología por parte de la mujer ha sido pasivo e irrelevante, derivado ello de la exclusión femenina de los espacio de poder y mando, la mayoria de las ocasiones los productos de la tencnología han sido y son diseñados por hombres.
Aunque diversas corrientes señalan a Internet como el elemento que logrará anular las jerarquías diferenciales de sexo / género, todo ello merced al libre intercambio de información, se sige considerando una diferenciación tangible ya que Internet sigue estando socialmente inscrita en un marco económico, político y social predeterminado mayoritariamente por el sistema de poder patriarcal.
Es por ello por lo que el ciberfeminismo se centra en gran medida en la crítica de la hegemonía tecnológica masculina, dicha hegemonía tiene diferentes orígenes, por un lado los orígenes mismos de Internet marcan esa hegemonía o masculinización de la tecnología Red. Internet en sus principios fue creada como arma bélica, un sistema al uso de la guerra y como tal de poder masculino. Por otro lado nos encontramos con su adscripción actual que señala a Internet como elemento netamente económico, un sistema corporativo en el que la mujer, en la mayoría de las ocasiones, no está incluída en los circuitos de mercado sino sólo como producto (el ejemplo claro de la pornografía), o como sujeto consumidor en sí.
Plant, en su obrar anteriormente mencionada, llega a efectuar una consideración de la existencia de códigos culturales opuestos, Unos masculinos y de sus opuestos binarios Ceros femeninos, desarrollando desde dicha consideración una comparativa de ese significado cultural-tradicional-dual del sistema sexo / género patriarcal con el mismo significado que poseen esos Unos y Ceros en los lenguajes de programación informática, llegando a la conclusión de la ruptura de ese entramado simbólico clásico e indicando la no correspondencia entre el Cero como lo Universal y válido y el Uno como lo Otro, lo vacío o lo no universal, un uno que no se corresponda con ese desigual reparto de poder hasta llegar al significado del Cero como lo válido y su correspondencia femenina como lo trascendente y válido. "la introducción del código binario planteo un plano de equivalencias que socava la base misma de un mundo en que lo masculino y lo femenino siempre han desempeñado los papeles de superestructura y de base material. En este modelo de código binario se reemplaza a los generadores habituales de valor (el falo, la ley, el padre, etc.) y la tecnología se convierte en una buena posibilidad para debilitar la hegemonía masculina" ( Plant; VER Nota).
Ceros y Unos muestra como las mujeres han sido situadas en el otro lado de la historia del desarrollo tecnológico, Plant utilizando y retomando el ejemplo de la telefonista, la hilandera de las fábricas textiles y las hilanderas anteriores a la Revolución Industrial, muestra la tesis de que la mujer siempre ha constituido un núcleo laboral de todo tipo de redes, que van desde el telar manual y el eléctrico a la máquina de escribir, llegando a la telefonía, mostrando una vez más como la tecnología, por lo general, ha sido un objeto primordialmente femenino. Así como la autora de Ceros + Unos argumenta que las mujeres son máquinas inteligentes y que el cero, lo nulo en el sistema binario tradicional del código matemático y considerado en un plano simbólico como lo otro y lo femenino, se torna en lo activo de acción y transformación.
Si se efectúa un recorrido histórico desde un punto de vista únicamente femenino, se puede llegar a demostrar la existencia de una serie de procesos en los que la mujer ha actuado como agente pasivo en la confección del conocimiento científico y tecnológico a lo largo de la historia de la humanidad, un papel secundario e invisible, que no supone sacar a la mujer de su posición intrascendente y lejana de los avances tecnológicos.
Frente a esta descripción histórica de la unión entre mujer y tecnología, Plant pretende ir más allá de esos límites adentrándose en una compleja relación entre la tecnología y la mujer. Una serie de planteamientos y tesis que unidas a la problemática generada entorno a la identidad y la crítica al discurso de corte masculinista y hegemónico en la Red, marcarán el núcleo principal de la reflexión teórica feminista.
El cuerpo y la identidad parece ser el nuevo escenario de debate ciberfeminista, en esta perspectiva nos encontramos con una línea teórica de investigación realizada por Sandy Stone, la cual se centra en la investigación de la historia del ciberespacio, los mecanismos de deseo, la identidad y el concepto de cuerpo virtual, algo muy unido al Net Art feminista.
En su ensayo Hill the real body please stand up? (Stone; 1992) formula uno de los puntos mas importantes del debate contemporáneo acerca de las situaciones del cuerpo en las comunidades virtuales, la autora afirma que son las Nuevas Tecnologías un agente no transparente que elimine el problema de la diferencia sexual, sino que por el contrario lo promueven produciendo cuerpos sexuados en el espacio. Un espacio por ella definido como una metáfora del espacio físico habitual, en el que se producen las mismas prácticas y problemas.
En cuanto a la idea del cuerpo virtual, la cibernética ofrece la posibilidad de escapar de los confines del cuerpo, concluyendo en la liberación de la humanidad de la tiranía que supone la biología del cuerpo (Firestone; 1972), recalcando un no a la biología como destino de la identidad y conformación no sólo del género sino también del sexo y sexualidad. Este parece ser el antecedente de lo que posteriormente Haraway definió como Cyborg.
La reflexión y cuestionamiento de la situación del género y del cuerpo en el ciberespacio hace ver a Haraway la necesidad de reactivar el debate feminista hacia otros derroteros, marcando como esta nueva reflexión al Cyborg, un mito político y una figura postgenérica. El Cyborg viene a traer un mundo más plural e igualitario, donde el cuerpo, considerado como el icono por ende de la esencia de la mujer, deja de ser la señal de identidad irremediable e inmodificable.
En la sociedad del Cyborg la identidad se confecciona de múltiples formas, y no es precisamente el cuerpo una de ellas, sino que es el discurso con lo que deja de ser la identidad algo fijo e inamovible para pasar a ser algo múltiple y continuamente cambiante. Es el Cyborg el que traerá una serie de ventajas a las mujeres, las cuales poseían una identidad basada en la visibilidad del cuerpo excluido de los sistemas de poder "Prefiero ser una Cyborg a una Diosa" (Haraway; 1995:311). El cuerpo posthumano del Cyborg refleja una antigua preocupación feminista acerca de la reconstrucción del cuerpo femenino para llegar a su esencia y su posterior reconstrucción basada en un nuevo sistema de valores más integrado.
Una cuestión, la de la identidad, que se haya muy conexa a la del cuerpo, en este sentido el ciberfeminismo trata de buscar modos de construcción más plurales, heterogéneos y liberadores, que puedan ayudar a deshacer los espacios a los que tradicionalmente ha estado vinculada la mujer, todo ello merced a los espacios virtuales que genera la sociedad en la Red.
Una de las más fuertes críticas hechas al movimiento ciberfeminista es la de la carencia de un corpus teórico definido, la disparidad de propuestas que este de forma inherente comprende, es lo que ha desencadenado desacuerdos constantes de las demás disciplinas sociales tales como son la filosofía, la sociología, la antropología entre otras, algo que genera de forma inherente al mismo movimiento un activismo en ocasiones radical e intolerante.
Este panorama se proyecta en las dos vertientes más fértiles y vivas en el feminismo actual, la primera de ellas se refiere a las posturas dinámicas y de avance o Netopías, que abogan por considerar al ciberespacio como una posibilidad de conseguir la utopía o Net-opía, lo cual se traduce en una serie de avances en la igualdad, pluralismo y expresión equilibradas del individuo en el ciberespacio. La otra postura, en ardua confrontación y antagonismo con la Netopía es la denominada posturas de resistencia y defensa, la cual reseña cómo la realidad cibernética actual no es la utopía descrita anteriormente, sino que por el contrario genera una Distopía. La mayor parte de estos discursos se centran en la denuncia de la falta de representación femenina en el campo de la telemática, la orientación masculina de las ciencias, así como los escasos modelos tecnológicos femeninos, entre otras.
Dentro de las posturas Netópicas, o la utopía del ciberespacio estaría ubicada la postura de Plant, tal y como se ha considerado anteriormente la autora de Ceros + Unos considera que la realidad virtual del ciberespacio puede llevar a la erradicación de la visión o imagen de un mundo construido por el orden patriarcal y sustentado en la diferenciación social del sistema dual de sexo / género. Ésta, Plant, equipara la matriz de cálculo de los ordenadores con la matriz femenina, llega a argumentar de esta forma que los sistemas informáticos tienen más en común con las mujeres que con los sujetos masculinos, caracterizados por una identidad singular, fija, unidireccional y no relacional. Así como indica que las telecomunicaciones globales y la migración de capital desde occidente vienen a desquebrajar las estructuras patriarcales, haciendo posible el poder económico para las mujeres trabajadoras, multiplicando las oportunidades de comunicación, educación o información.
Así como en esta línea también se engloban otros movimientos feministas propios del ciberfeminismo, tales como son los movimientos participes del feminismo ciberpunk,(Braidotti; 1998) entre los que encontramos al movimiento de guerrilla ciberfeminista Cybergirls, Webgirls, Riotgirl, Badgirls entre otros, dichos movimientos arrancan de una consideración menos crítica con la posición de las mujeres en la Red, simplemente se dedican a utilizar la Red para confeccionar sus propias Websites con una intención paródica, irónica, transgresora en lucha abierta contra los estereotipos usuales que la sociedad asigna a las mujeres.
En la postura contraria a este utopismo cibernético, la línea de resistencia ciberfeminista Distópica señalan la realidad del ciberespacio como una realidad que está muy lejos de las fantasiosas ideas del utopismo cibernético feminista, dando pié a un ciberfeminismo radical donde la cibercultura no sólo ha modificado los estereotipos de género, sino que sirven y son útiles para acentuar más la opresión de las mujeres, un retorno claro al freno tecnológico de lo femenino, línea que ha pautado la historia de la humanidad en occidente, es la tecnología la que adopta uno de sus más persistentes hábitos: la creacción de diferencias organizadas en una escala de jerarquías sociales y de poder donde la mujer posee una situación irrelevante. Esta Distopía consta en hacer del ciberespacio un sitio de dominación y alineación, no sólo para con las mujeres sino para con todos aquellos excluidos y discriminados por motivos tales como son la religión, raza, etnia, nivel adquisitivo, posición laboral.
Como respuesta al Cyborg de Haraway, voces feministas se alzan a favor de un sujeto que sigue estando sexuado, el cuerpo humano se está manteniendo en los límites de convertirse en obsoletos pero sigue siendo un cuerpo sexualmente permanente (Springer, 1996). Si se consideran las diferentes representaciones que se contemplan en el ciberespacio, la mayoría de estas están sexuadas desde un punto de vista masculino, la pornografía, los avatares de los videojuegos y juegos on-line, la publicidad, las bromas gráficas y la información que fluye por la Red hacen clara alusión a la sexualidad de los cuerpos en la cibersociedad. También se hace constante una corriente clara de conducta y acción en el ciberespacio por parte de muchas mujeres, las cuales se conectan en Internet bajo una identidad masculina para evitar con ello el acoso y sexismo típico de las sesiones on-line (Adams, 1996). En este sentido la imagen mítica del Cyborg se diluye, el ciberespacio se mantiene por lo tanto como un espacio social sexista, claramente machista y de poder patriarcal.
El ciberfeminismo se apoya en el Arte en la Red, o Net Art, una forma de expresión artística que hace uso de la tecnología, más concretamente la tecnología Internet, como herramienta útil, no sólo para su finalidad artística sino como elemento hábil de reivindicación y lucha ciberfeminista.
El término Net Art, conjunto de expresiones artísticas creadas y difundidas a través de Internet, es un concepto acuñado en 1995, su padre un artista esloveno Vuk Cosin el cual encontró en esta manera de hacer arte haciendo uso de la Red, dicho concepto se difundió rápidamente entre las comunidades virtuales, utilizándose para describir una inmensa variedad de prácticas artísticas. El Net Art se erigió como un espacio de confluencia y comunicación, facilitando a los artistas el intercambio de ideas y propuestas artísticas, sin que se diese una definición precisa de términos.
Los Net Artistas se propusieron explorar las nuevas posibilidades y opciones artísticas que infería e infiere Internet, construyendo una comunidad más igualitaria en la que el arte estuviera notoriamente presente en las actividades cotidianas.
Frente el agotamiento del arte en las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado, Internet se convirtió en un gran descubrimiento. A la par de un gran número de artistas de diverso signo, se ubicaron una serie de personas vinculadas a las instituciones del mundo del arte, con el objeto de comercializar y explorar las nuevas propuestas artísticas. El movimiento aparecía con un claro afán de ruptura con los parámetros del mercado artístico anterior, los creadores de esta corriente artística tuvieron en un primer momento una cierta afición a publicar manifiestos, suscitando polémicas antisistema. Es por lo cual entre 1994 y 1998 se hizo constante una eclosión de todo tipo de propuestas y comunidades artísticas, permitiendo a los Netartistas trabajar e intercambiar opiniones al margen de la burocracia y los ámbitos institucionales o privados, sin que esta posición signifique un estado de marginación o exclusión del entorno artístico.
Es en ese período de tiempo cuando un grupo de mujeres netartistas empiezan a ocupar una posición representativa, entre las que se encuentran las figuras de Rachel Baker, Beth Striker, Josephine Bosma, Shu Lea Cheang, entre otras. Algunos teóricas sitúan los orígenes del arte feminista a principios de los noventa, cristalizado en el grupo ciberfeminista de las VNS Matrix, autoras del primer manifiesto ciberfeminista.
Un hito que comienza a organizarse y a crecer, y que tras la Primera Internacional Ciberfeminista en la Documenta X, se inicia una clara diferenciación ente el movimiento ciberfeminista desglosado en dos tendencias, el ciberfeminismo teórico y el ciberfeminismo artístico, vertientes que desde entonces convivían en el desarrollo de sus aportaciones.
Tras este desglose el arte ciberfeminista se desarrolla y encamina en dos direcciones, el activismo político radical de las VNS Matrix y el trabajo moderado de la OBN Old Boys Network un consorcio internacional de pensadores y artistas ciberfeministas.
El grupo pionero de las VNS Matrix fueron las que aportaron tácticas de guerrilla artística de vanguardia, sustentadas con expresiones artísticas y comunicativas que se cristalizaban en los esfuerzos teóricos emprendidos por pensadoras como Stone, Plant y Haraway.
VNS Matrix, compuesto por Josephine Starrs, Julianne Pierce, Francesca da Rimini y Virginia Barrat, fueron la piedra angular de esta corriente de transgresión, autoras de un videojuego "bad-code" pensado únicamente para mujeres, que hicieron que la comunidad artística no quedase indiferente, su "manifiesto de la Zorra Mutante" un escrito artístico lleno de propuestas radicales y arriesgadas intenta subrayar y reclacar una coexistencia material entre máquina y cuerpo femenino, conectado con las ideas de Haraway, centrándose en una utilización cruda, carnal y expresiva del cuerpo en el ciberespacio.
Este grupo construyo un activismo con discurso propio, focalizado en la mujer y la tecnología, aun así el arte ciberfeminista posterior, incluyendo el arte de las VNS Matrix, seguiría las directrices de Plant, de Shigeko Kubota, Eva Grubinger o Nancy Paterson.
El principal conflicto acaecido en el arte ciberfeminista acontece cuendo en 1996 se difunde el Manifiesto de Anne de Haan "la vagina es el jefe de Internet" en un foro de discusión sobre cibersociedad y cultura. Los moderadores de este foro expulsaron de forma indirecta el tema del ciberfeminismo del foro, enviándo y dirigiendo el manifiesto y el tema de discusión del ciberfeminismo al grupo Old Boys Network. Un momento en el que se produce la clara distinción, y por así decirlo el cisma, entre las dosposturas del arte ciberfeminista, momento en el que el ciberfeminismo se debilita y se dirige a estar liderado por posturas menos radicales, "una perorata cursi, esencialista y autocomplaciente" (Rimini; VER VNS Matrix)
Tras el cisma entre estas dos posturas el grupo OBN toma las riendas teóricas del ciberfeminismo, cuya labor fue esencial a la hora de introducir el debate ciberfeminista en los circuitos internacionales.
La característica general de los movimientos del arte ciberfeminista es su estrecha vinculación con los postulados teóricos que lo organizan, la causa directa de dicha conexión se sitúa en el origen del pensamiento y de la práctica artística.
Tras el desarrollo teórico de Plant junto con el de las VNS Matrix, la teoría y la práctica, la reflexión y la praxis-acción se estaban gestando como partes diferentes de un mismo movimiento, ambas respondían a la necesidad de crear un marco teórico para hacer frente a la desigualdad en un mundo dominado por la tecnología. Finalmente todos los postulados tanto como los teóricos como los artísticos coincidieron en la Documenta X en las áreas conceptuales tales como son el cuerpo virtual, el discurso patriarcal cibernético, la crítica a la tecnofobia femenina, entre otros.
Un pensamiento divergente comunicacional-artístico, por un lado, y teórico-científico por otro, pero con tintes similares, adheridos a una línea común defendida por todos.
El ciberfeminismo, un movimiento joven que ha generado períodos de fascinación y de controversia a la vez, basados en unas premisas de reflexión y acción, de Netopía y Distopía tecnológica, características que han promovido, apoyado y dinamizado por un lado y que han frenado, retrocedido los avances del movimiento ciberfeminista.
Su extremismo teórico ha sido otra de las características del movimiento ciberfeminista, un movimiento cuya descripción se centra en su divergencia en cuanto a las posturas que lo compone, un extremismo cuyo objeto fundamental es la dislocación del sistema, para lo cual hace uso de la provocación como modelo teórico, así como del desafío y la radicalidad. Dicho extremismo ha generado tensiones y rupturas en el seno del mismo movimiento, lo cual vino a ser el freno de alguno de los logros conseguidos.
La siguiente característica del ciberfeminismo es la de su férrea conexión con las identidades marginales femeninas, conectándose de forma muy cercana con la memoria de las identidades marginales, mas concretamente con las femeninas.
Un movimiento desde esta premisa conexo a lo social y político, adaptado a la consigna de Bourgoise "lo personal es político", planteando por otro lado, un debate en torno a la conformación de las identidades marginales en nuevos artefactos tecnológicos, apuntando de forma directa a Internet como dicho artefacto hacedor de dichas identidades marginales.
Muy unido a ese afán social y político del ciberfeminismo, se sitúa la búsqueda de este movimiento de un marco de justicia y compromiso político, el logro de una mayor democratización e igualdad en las prácticas discursivas en el ciberespacio. La solidaridad en este sentido se viene a contemplar como la máxima de toda una generación artística, materializada en creaciones contundentes, como muestra del alcance colectivo y popular del compromiso social en el arte ciberfeminista.
Un punto que es sintetizado y cristalizado en la figura de Victoria Vesna que recalca como el ciberfeminismo conecta y se hermana con el feminismo anterior, una conexión que se debe a que ambos hablan del fin de la era del pensamiento de dominio masculino, bautizado como el pensamiento dogmáticamente correcto. Internet da la posibilidad y abre opciones a todo tipo de manifestaciones artísticas e ideológicas minoritarias, es por ello por lo que la Red abre vías a las nuevas reinterpretaciones de la teoría feminista clásica, enriqueciéndola y adaptándola al presente tecnológico. "Los temas clásicos del feminismo, como subjetividad femenina o separatismo están destinados a surgir de nuevo. ¿Cuál es la materia que el ciberfeminismo está cuestionando, teorizando y activamente confrontando? Por supuesto la respuesta superficial es el ciberespacio, pero tal respuesta no es realmente satisfactoria. El ciberespacio es solo una pequeña parte, ya que la infraestructura [que origina y mantiene] este mundo virtual es inmensa". (Wilding)
¿Hacia que ciberfeminismo vamos?
El ciberfeminismo hoy en día sigue siendo un marco teórico problemático, no se conoce con exactitud qué significa el movimiento, los principales grupos o activistas ciberfeministas no han abordado por completo la inexactitud y discrepancias teóricas, de forma continuada se han efectuado determinadas interpretaciones muy poco ligadas a los temas políticos y tecnológicos de los que trata el ciberfeminismo. "El territorio del ciberfeminismo es extenso. Los objetivos de su lucha son el ciberespacio, el diseño industrial y la educación: es decir, todos aquellos campos en los que el proceso tecnológico presenta un sesgo sexista por el cual se excluye a las mujeres de las posiciones de poder dentro de la tecnocultura" ( Wilding & Critical Art Ensemble). Un ciberfeminismo como aquí se demuestra precisa de forma urgente de una practica descentralizada, múltiples, participativa, en la que se pueda dar la confluencia y convivencia de las multiples trayectorias que posee en su seno el ciberfeminismo.
Pero lo que si se considera como un punto a considerar, el cual da cierta coherencia al movimiento ciberfeminista, es que éste engloba en sí mismo la creación de una mayor conciencia sobre la necesidad de establecer una relación más equitativa entre los géneros y las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Pero aún así, para que el ciberespacio se convierta en un espacio en el cual no existan nuevas formas de poder y control, es necesario la apropiación de una posición política, firme y con menos fisuras y controversias.
Visto dicho panorama divergente y dispar, que lejos de apoyar la solidez del ciberfeminismo lo torna en una maraña de posiciones teóricas y actitudes de reivindicación prácticas, se ve preciso un cambio que pueda inferir al movimiento la solidez y coherencia que este necesita.
Para lograr el propósito de mostrar como el ciberfeminismo puede avanzar y consolidarse como movimiento social, es necesario considerar ciertos fines.
Uno de esos fines que ha de considerar es el que gira entorno a su situación de movimiento al margen, una posición de margen que ha de abandonar para iniciar sus andanzas hacia el centro. La tecnología actual, las TICs, han provocado una situación de cambio social, afectando a todos los ámbitos de la vida, es por ello por lo que el ciberfeminismo ha de considerar su incorporación activa en las TICs para poder usarlas como herramientas y nunca abandonar el uso de estas como armas y herramientas útiles, todo ello debido al impacto social que estas han conllevado por sí mismas.
Las TICs mas que un campo a ocupar deben ser un campo a proteger, recuperar la presencia activa en la comunicación, tejer redes, contectar lo distante, ocupar un espacio que pertenece y ha pertenecido a la mujer que no es otro que el de la comunicación, el lenguaje, las relaciones sociales en grupo. Se ve necesario deconstruir la historia y retornar a la articulación de una nueva genealogía científica-tecnológica de la mujer.
El intento por optimizar la red a modo de instrumento o herramienta de difusión y participación es otro de los fines que ha de retomar el ciberfeminismo en vías de su coherencia como movimiento social, el acceso y reparto de información en la Red han de ser las dos características de la comunicación mediada por Internet de las que se debe sacar partido, explotarlas para poder sacar beneficios. Características que pueden generar respuestas diversas frente al pensamiento único, alternativas que den equilibrio a los flujos económicos, sociales y culturales. Una postura que hace forzoso el aprovechar las potencialidades y ventajas de Internet como medio de comunicación de masas, como motor y gestor, elemento hacedor de participación, posibilitador de un orden más justo e igualitario merced a su escaso coste de conexión, la popularización de su uso, la universalidad y multiculturalidad que supone la comunicación en la Red, la inmediatez en los contactos e información, la inmensa cantidad de información, rasgos que pueden contribuir en rupturas con lo anteriormente conocido en las situaciones sociales y comunicativas, que trastocan a su vez la conceptualización de la mujer y la tecnología así como el concepto dual de género del sistema patriarcal. Entre estas rupturas se reconocen: La consideración de lo global como un complemento de lo local; el aprovechamiento de lo multicultural y el incremento del intercambio universal de información; La reduccion de las relaciones jerárquicas de poder lo cual hace posible la creación de relaciones multidireccionales, provocando cambios en el orden jerárquico, horizontal, el cual se torna en un orden social en red, considerado como vertical,
El ciberfeminismo como movimiento necesita potenciar las convergencias y trabajar en los contenidos que defiende, precisando un arduo análisis de los antagonismos y desacuerdos, para posteriormente contribuir en la generación de posturas político-artísticas más integradas, todo ello enfocado para poder provocar la autocrítica y la reforma. La Red se ve en este sentido como un optimo marco cuyo objeto no es otro que el de optimizar los esfuerzos del movimiento, crear adhesiones y uniones en vistas a conseguir una consolidación del espacio simbólico femenino y potenciar la identidad.
Considerar Internet como herramienta de comunicación, sociedad y marco teórico, es una perspectiva que no puede dejar a un lado la incorporación del punto de vista masculino en el movimiento ciberfeminista, el ciberfeminismo al igual que su base teórica Internet no puede desdeñar la mirada masculina. Aniquilar lo masculino del movimiento supone el déficit de la corriente en el pensamiento feminista anterior, si el ciberfeminismo viene a ser una innovación en el movimiento de mujeres éste debe incorporar y tener en cuenta al punto de vista masculino, incorporando a los estudios de género algo que anteriormente no existía.
Con el fin de lograr un futuro femenino más activo en el ámbito de las nuevas tecnologías, es importante dinamizar el debate incorporando y añadiendo voces y discursos masculinos, desde su estudio y particular percepción.
Sin intención de difundir unas normas estables, se ha de considerar tres aspectos que pueden contribuir a un mejor conocimiento de la red en su relación con los movimientos sociales. El primero de esos aspectos a considerar es el de buscar un justo equilibrio entre el optimismo y el pesimismo antropológico, lo apocalíptico y lo integrado. Internet no viene a solucionar las inmensas desigualdades entre los grupos humanos, pero si se hace un buen uso de la Red, puede ser un buen instrumento para contribuir al fin u objetivos feministas.
El segundo de esos aspectos hace alusión a la libertad de expresión, la democracia y la igualdad que infiere Internet, un fin que implica la existencia de una esfera pública dedicada a la interacción ciudadana que se da en la sociedad articulada en la Red.
El tercer aspecto es una consecuencia del anterior, y que se centra en mantener el compromiso para que las nuevas tecnologías sean el motor que proporciona la diversidad y la interdependencia, en lugar de promover la exclusividad, segmentación y estratificación. Internet también sirve para mejorar las comunidades geográficas, las identidades, ya sean estas culturales, de género o sexuales, y no para que estas se disipen en hipotéticos universos libres y digitales.
El ciberfeminismo puede apoyarse en la Red con el fin de lograr la lucha para y por una mejora de la situación de las mujeres, así como poder reivindicar y actuar para con el fin u objetivo feminista. En el interior de las relaciones estratégicas, tales como las que se establecen en la web y de la voluntad de los sujetos virtualmente libres, es donde pude converger las fuerzas que resisten y crean los movimientos sociales, y como no el ciberfeminismo, un movimiento de resistencia que no viene a erigirse en negación, sino que es un proceso activo.
En la Red como medio de información y de acción, transgresión, transformación, es donde se puede ubicar con mayor precisión lo que se encuentra en juego el ciberfeminismo: lograr lo más posible, pensar estrategias, indagaciones, propuestas, todo ello para consolidar una sociedad en Internet espejo equilibrado del mundo, de disipación de las diferencias de género y la ruptura de las identidades tradicionales que conllevaban de forma inherente las desigualdades que situaban a la mujer en el otro lado de la balanza.
Conclusiones
Al considerar el espacio social y comunicativo sobre el que trabaja el ciberfeminismo que no es otro que Internet, y su capacidad de comunicación en Red, dicho movimiento social (cibermovimientos sociales) proporciona una visión más amplia del activismo feminista para con las igualdades de género.
Ya no sólo por el mero hecho de la covertura global y atemporal que las herramientas comunicativas de la Red pueden proporcionar, sino en cuanto a la ruptura que estas, como motores de cambio social, han contraído por sí mismas, abriendo nuevos planos teóricos en la definición y gestación de las identidades de género, si bien es cierto que estas nuevas redefiniciones son más bien dispuestas en un plano teórico, no muy tangibles en la realidad social no virtual, han provocado cambios conceptuales en los claros diferenciadores sociales del sistema de sexo/género dual tradicional, indicadores tales como son el cuerpo, el sexo o la sexualidad, lo simbólico-cultural de los mismos, se desligan de su concepción clásica que provocaba una desventaja en la situación de la mujer.
Ahora bien, hablando en un plano menos virtual y más tangible se pueden considerar determinados aspectos que el ciberfeminismo considera cumbres en el perfecto hermanamiento de la tecnología y la mujer, el primero de ellos es la capacidad de informar, comunicar y proporcionar cierta participación a las mujeres, que merced a la tecnología, mas concretamente las TICs, pueden situarse en una posición de acción, reivindicación e incursión en los espacio públicos, anteriormente blindados específicamente a los hombres, la participación en asuntos políticos, sociales, educativos, religiosos, económicos entre otros, se traduce en una casi-realidad tras la eclosión del uso y manejo de las TICs por parte de las mujeres, permitiendo a estas alzar su voz al común de la sociedad.
Por otro lado la capacidad de comunicación y de confección de redes comunicativas sociales en Internet, se torna en una posibilidad de coordinación, contacto e intercambio de ideas, acciones, posturas y políticas sociales para con los grupos sociales emergentes en el entramado social de la Red, algo que el ciberfeminismo como movimiento social no desaprovecha, utilizando la tecnología, Internet, como elemento, herramienta y base principal de su quehacer feminista.
No hay que olvidar aun así la realidad social existente, la brecha tecnológica entre inforicos e infopobres sigue latente y en crecimiento, dejando a un lado a un sinfín de mujeres al margen de las posibilidades que el ciberfeminismo puede ofrecer. Dos caras de la misma moneda que reflejan la realidad social: la tecnología Internet sí se puede considerar como un medio de mejora, hacedor de oportunidades y medio de acción y reivindicación, pero se ha de tener en cuenta el otro lado de la sociedad, aquella que se haya completamente desligada de lo virtual-social, el ciberfeminismo en este caso tendrá que contemplar en sus futuras acciones a las "mas marginadas por la sociedad de la información", las infopobres, directriz que no debe ser abandonada de la mente ciberfeminista.
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Almudena García Manso; Pilar Moreno Diaz; Jesús Sánchez Allende
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