…."Continuad, señor; pero procurad hacer en este mundo tanta gente feliz como individuos habéis quitado de el"…..
Voltaire, Cartas Escogidas de, al Rey de Prusia
El Preguntero
He deseado convocarlos a unos diálogos "docentes". En momentos de "dogma", de "razones" sin dudas, de monotonía intelectual, tal vez, los únicos que puedan cometer "delitos de opinión económica", sin temer a las represalias y aislamiento de los adalides del "orden establecido", sean los…."viejos fantasmas".
Si todo ocurre como espero —o supongo— usted, señor Friedrich List, asumirá la justificación del bloque europeo, la conveniencia de un proteccionismo necesario y suficiente, y el perfeccionamiento de la economía nacional. Por otro lado, usted señor Friedrich Hayek, interpretara el papel de abogado defensor de la escuela del libre cambio, de la economía cosmopolita, de la competencia y del individualismo.
Utilizando vuestras propias palabras "aunque la historia jamas se repite por completo, y precisamente porque no hay evolución inevitable, podemos hasta cierto punto aprender del pasado para evitar la repetición del mismo proceso"…
Pareciera que un acontecimiento natural "inevitable" ha instalado la "globalización económica" en la tierra, y todo se resumiera a competir, maximizar beneficios y liberar los movimientos de mercancías, servicios y capitales.
Los Estados Unidos, o los intereses económicos que representan —mejor dicho—, imponen un "orden internacional" que no solo se acata —servilmente—, sino que ni siquiera se cuestiona, discute, o al menos, se intenta moderar.
Japón, que no lo discute, lo modera a través de las "guías administrativas" y protege su mercado interior —todo lo que puede—, mientras, aprovecha la apertura del mercado internacional en beneficio propio.
Europa, no lo discute, no lo modera, y tampoco lo aprovecha. Su heterogeneidad; los resabios nacionalistas de algunos países; y su complejo de inferioridad la dejan inerme ante cualquier intento de establecer una política económica que privilegie el desarrollo de sus fuerzas productivas.
Todavía acepta la existencia de un ejercito de ocupación interior —OTAN— y, de igual manera, se rinde ante los dictados de otro ejercito de ocupación financiera —FMI— o económica —OMC, OCDE—, entregando su mercado a cambio de nada.
Falta conciencia europea?. Es conveniente y necesario que exista?. Es la globalización económica inevitable?. Puede Europa ser competitiva?. Como, cuando, donde?. Todo se soluciona con "mas mercado"?. Hasta donde puede beneficiar a Europa la apertura económica?.
Su turno Profesor List.
Friedrich List:
Un autor comentaba hace poco (James Follow—l994) que "los estadounidenses e ingleses con frecuencia piensan como si sus principios fueran los únicos y que nadie, excepto por error, podría concebir otros".
Otro (el Profesor Thomas Huber, especialista en Japón) sostiene que la política económica y la economía japonesa se sustentan en una visión estratégica. El MITI ordena la economía de tres maneras: orientación de políticas, orquestación de los principales flujos de fondos, organización del suministro de algunas materias primas. El sistema permite alcanzar las ventajas del sistema planificado y el sistema competitivo de mercado y supera a ambos.
Lo que se hecha en falta, desde el punto de vista europeo, es la ausencia de una estrategia alternativa de desarrollo económico, sustentado en una concepción diferente de la política de comercio exterior.
Como dije oportunamente (1841) "hemos conocido ejemplos de naciones que han perdido su independencia y hasta su existencia política precisamente porque sus sistemas comerciales no sirvieron de estimulo al desarrollo y robustecimiento de su nacionalidad….
…Cuanto mas rápidamente progresa el afán inventivo de la industria y el espíritu de perfeccionamiento, el anhelo de la integración social y política, tanto mayor es la distancia que existe entre las naciones estancadas y las progresistas, y es por lo tanto mas peligroso quedarse atrás"….
Los países que reúnen ciertas potencialidades, deben aplicar una estrategia de desarrollo integral, para alcanzar a los países mas avanzados, como factor de supervivencia nacional. Desde l841 a hoy este requerimiento no ha cambiado y —desgraciadamente— pocas veces ha sido —suficientemente— atendido.
Si hubiera sido ingles —en su momento, o americano, luego— difícilmente hubiera puesto en duda el principio fundamental de la teoría de Adam Smith. Desde Pitt hasta Melbourne su teoría había sido utilizada por los ministros ingleses para echar tierra en los ojos de otras naciones, en provecho de Inglaterra…de algún modo el libre cambio era un "caballo de Troya" que utilizaba Inglaterra.
Pero, veamos, antes de continuar, algunas ideas sustentadas en 1841, sobre la "teoría dominante":
"Es innegable, que sin una sólida teoría resulta imposible llegar a una practica consecuente. Ciertamente podría decirse que los estadistas ingleses han desarrollado, por espacio de siglos enteros, una excelente practica sin recurrir a la teoría; a ello puede objetarse, sin embargo, lo siguiente: la máxima de vender artículos manufacturados y comprar materias primas ha constituido, para los ingleses, por espacio de siglos enteros, una verdadera teoría; sin embargo, esto es solo verdad a medias, puesto que, como es sabido, la conocida máxima no ha impedido que Inglaterra prohibiera en distintas épocas la importación de cereales y otros productos agrícolas.
(en respuesta a Smith) El mundo de los bienes no existe. El concepto de mundo implica una sustancia espiritual y vivida, aunque solo sea la vida animal o el espíritu de los animales. Quien podría hablar, por ejemplo de un mundo mineral?. Suprima el espíritu, y todo cuanto se llama un bien se convertirá en materia inerte.
Nuestra critica se limita a la teoría del comercio internacional y de la política comercial.
Como es posible, pensaba yo, que en una ciencia experimental como la economía política pueda producir algo útil un hombre que de tal modo rechaza el testimonio de la experiencia?(se refiere a Lotz).
Si los autores se han limitado a copiar o a comentar sus antecesores, y han sacado toda su experiencia de los libros, es natural que se sorprendan e inquieten cuando se les ofrecen experiencias vivas e ideas nuevas que contradicen su sabiduría escolar.
Derivan toda su sabiduría de Adam Smith, un hombre limitado, pero sagaz en su limitada esfera, cuyos principios son proclamados por ellos, con cualquier motivo, en tono prolijo y doctrinal. Su ciencia es sumamente fácil, pues con independencia de todas las ideas y separándose de las demás direcciones del pensamiento humano, construye un "estado mercantil general adecuado a todas las naciones y circunstancias; cuyo arte consiste en dejar que las gentes hagan lo que quieran". Su punto de vista es el de interés privado: no se da cuenta de que para el estado debe existir algo mas excelso, en virtud de lo cual todas las actividades adquisitivas deben seguir otra dirección distinta de la que anhela quien solo trata de gozar de una manera vulgar. Es natural que semejante sabiduría, expuesta con una sagacidad difícil de soslayar, consciente y docta, ilustre a un siglo que tiene ese mismo punto de vista.
(sobre Gran Bretaña) En ningún otro tiempo ha visto el mundo tampoco una supremacía manufacturera y mercantil que dotada con energías inmensas como la de nuestros días, aplicase un sistema tan consecuente y poderoso, con tendencia a monopolizar todas las industrias manufactureras, todos los grandes negocios mercantiles, toda la navegación, todas las colonias importantes, todo el dominio de los mares, y a hacer vasallos suyos a todas las naciones, como los indios, en el orden manufacturero y comercial.
Instigado por las promesas de la teoría, América del Norte se dejo seducir, y abrió sus puertas a las mercancías inglesas. Que frutos reportó allí la libre concurrencia?. Convulsión y ruina.
Experiencias de esta especie suscitan con razón la duda de si la teoría es tan infalible como ella misma supone, o la practica tan insensata como pretende la teoría; despiertan también el temor de que nuestra nacionalidad corra en definitiva peligro de fenecer por un error mental de la teoría; como aquel paciente que por observar una receta sucumbe a un error; crean en nosotros la sospecha de que esta teoría tan estimada se muestra tan henchida y solemne para ocultar hombres y armas como otro nuevo caballo de Troya, y que hace que nuestros propios muros de protección sean derribados con nuestras propias manos.
El abismo que existe desde Quesnay y Smith entre la teoría y la practica no se ha cerrado sino que cada año esta mas abierto.
Que valor puede tener para nosotros una ciencia cuando no ilumina el camino que la practica ha de reconocer?. Seria razonable admitir que la razón de uno es tan infinitamente grande que puede reconocer la naturaleza de todas las cosas, y, en cambio, la razón de otro tan infinitamente pequeña que, incapaz de comprender las verdades descubiertas y esclarecidas por aquel, puede considerar como verdades errores manifiestos, a través de generaciones enteras?. No seria mas prudente admitir que los hombres prácticos, aunque por regla general propenden a mantenerse en el terreno de los datos, no se opondrían tan larga y tenazmente a la teoría, si esta no contradijera la naturaleza de las cosas?.
El sistema industrial (falsamente denominado, por la escuela, sistema mercantil).
Las experiencias del sistema industrial frente a los sistemas ulteriores, son las siguientes:
1) que reconoce el valor de las manufacturas del país y su influencia sobre la agricultura nacional, sobre el comercio y la navegación, sobre la civilización y la potencialidad nacional….;
2) que, en términos generales, elige los medios justos en virtud de los cuales una nación, madura ya para instruir una industria manufacturera, puede llegar a crear una industria nacional;
3) que parte del concepto de nación, y, considerando las naciones como unidades, tiene en cuenta, en todos los casos, los intereses y las circunstancias nacionales.
En cambio, este sistema adolece de los siguientes defectos capitales:
1) que no reconoce claramente, en general, el fundamento de la educación industrial de la nación y los requisitos para lograrla;
2) que, a consecuencia de ello, los pueblos que viven bajo un cielo desfavorable para las manufacturas, o los estados y naciones pequeños o incultos se sienten estimulados a imitar el sistema proteccionista;
3) que quiere extender la protección en evidente perjuicio de la agricultura, sobre esta y sobre las materias primas en general, a pesar de que la agricultura se halla, en substancia, suficientemente protegida contra la competencia exterior;
4) que, en perjuicio de la agricultura y antijurídicamente, pretende favorecer las manufacturas dificultando la exportación de materias primas;
5) que no enseña a la nación que alcanzo la supremacía manufacturera y comercial a proteger sus industrias y comerciantes contra la indolencia, permitiendo la competencia libre en sus propios mercados;
6) que, persiguiendo de modo exclusivo la finalidad política, ignora las relaciones cosmopolitas que existen entre todas las naciones, la finalidad de la humanidad entera, e induce, en consecuencia, a los gobiernos, a poner en practica el sistema prohibitivo cuando seria suficiente el sistema protector, o establece aranceles que equivalen a una prohibición cuando corresponderían mejor al objeto perseguido unos moderados aranceles protectores;
7) que, a consecuencia del desconocimiento integral del principio cosmopolita, no considera como fin la unión futura de todas las naciones, el aseguramiento de la paz perpetua y de la libertad mercantil general, al cual han de tender y aproximarse cada vez mas todas las naciones.
El sistema agrícola fisiocratico:
Los fisiócratas recurrieron al principio cosmopolita de la libertad mercantil, como si fuese una panacea mediante la cual podían curarse todos los males existentes.
"El bienestar del individuo esta condicionado por el bienestar de la humanidad". En este sistema no existe ninguna nación, ninguna guerra, ninguna medida para el comercio exterior; la historia y la experiencia son ignoradas o tergiversadas.
El sistema del valor de cambio (falsamente denominado, por la escuela, sistema industrial):
En relación con las circunstancias nacionales e internacionales, la teoría de Adam Smith es una continuación del sistema fisiocrático. Lo mismo que este ignora la naturaleza de las nacionalidades; excluye casi por completo la política y el poder político; presupone como existente la paz eterna y la unión universal; ignora el valor de una energía manufacturera nacional y los medios de llegar a ella, y exige una libertad mercantil absoluta.
"Para exaltar un estado desde el nivel mas bajo hasta la mas elevada etapa de riqueza, solo hace falta la paz, gastos moderados y una buena tutela jurídica; todo lo demás viene por añadidura, siguiendo el curso natural de las cosas. Los gobiernos que se oponen a este natural desarrollo, que derivan los capitales hacia otros canales o quieren poner trabas al progreso de la sociedad, obran contra la naturaleza y necesitan ser opresores y tiranos para sostenerse"
El poder político no puede, ni debe, hacer otra cosa que declarar el derecho y recaudar los menos impuestos posibles. Los estadistas que tratan de establecer una energía manufacturera, de exaltar la navegación, de fomentar el comercio exterior, de protegerlo mediante una potencia naval, y de fundar o adquirir colonias, son, para el, arbitristas que no hacen otra cosa que poner trabas al progreso de la sociedad. Para el no existe ninguna nación sino solo una sociedad; es decir, individuos que viven en común.
Esta nulificación plena de la nacionalidad y del poder político, esta exaltación de la individualidad como generatriz de toda fuerza creadora, solo podia resultar plausible cuando se erigia en objeto principal de las investigaciones, no ya la energía creadora, sino lo creado, la riqueza material, o mas bien solo el valor que lo creado tiene en cambio. Junto al individualismo era preciso colocar el materialismo, para encubrir las inmensas sumas de energías que los individuos extraen de la nacionalidad, de la unidad nacional, y de la cooperación nacional de todas las energías productivas. Era preciso hacer valer, como economía nacional, una simple teoría de los valores, porque solo los individuos crean valores y porque el estado, incapaz para crearlos, debe limitar su eficiencia a suscitar, proteger y estimular las energías productivas del individuo. En esta combinación, la quinta esencia de la economía política se resume así: la riqueza consiste en la posesión de valores en cambio. Los valores en cambio resultan creados por el trabajo individual, unido con la energía de la naturaleza y con los capitales. Por medio de la división del trabajo se incrementa la productividad de este. Los capitales se
forman mediante el ahorro —porque la producción supera al consumo—. Cuanto mayor es la suma de capitales, tanto mayor es la división del trabajo; es decir, la capacidad de producción. El interés privado es el mejor acicate para el trabajo y el ahorro. La máxima sabiduría de los poderes públicos consiste, por consiguiente, en no poner obstáculo alguno a la actividad privada, y preocuparse solamente por la seguridad jurídica. Es pues insensato obligar a los ciudadanos de un estado mediante reglas políticas a producir lo que pueden adquirir mas barato en el extranjero.
El único defecto fue que el sistema, en resumen, no era otra cosa que un sistema de las economías privadas de todos los individuos de un país o del conjunto del genero humano, tal como se formaría y estructuraría si no existieran estados, naciones e intereses nacionales especiales, constituciones y manifestaciones de cultura peculiares, guerras y pasiones nacionales; que no era otra cosa sino una teoría de los valores, una teoría comercial o mercachifle, no una doctrina en la cual se explicara como pueden ser suscitadas, aumentadas y mantenidas las energías productivas de toda una nación en beneficio especial de su cultura, de su bienestar, de su potencia y de su autonomía.
Este sistema lo considera todo desde el punto de vista del comerciante. En una palabra, este sistema es el sistema mercantil más rígido y consecuente, y resulta incomprensible como pudo aplicarse tal denominación al sistema de Colbert, que, a juzgar por su tendencia principal, es un sistema industrialista, esto es: un sistema que sin tener en consideración el beneficio o la perdida actual de valores en cambio, solo persigue la instauración de una industria nacional, de un comercio nacional.
….Digamos por de pronto, al señor Juan Bautista Say, que la política no es para nosotros, aquella ciencia que explica única y exclusivamente como se producen valores en cambio por los individuos; digámosle lo que el estadista quiere y debe saber, además de esto: como pueden suscitarse, aumentar y ser protegidas las energías productivas de toda la nación, y que circunstancias pueden debilitarlas, aletargarlas o exterminarlas, y como por medio de las energías productivas de la nación, pueden explotarse del mejor modo las fuentes nacionales auxiliares para producir la existencia nacional, la independencia, la prosperidad, la robustez, la cultura y el porvenir de la nación.
Aunque algunos grandes talentos han podido presentir ciertos progresos de los tiempos futuros, como Cristo presintió la abolición de la esclavitud, cada época tiene asignada su especial misión. La del siglo que vivimos no puede ser la de desintegrar la humanidad con animo de equiparar, en lo posible, los individuos en sus placeres espirituales y corporales, sino la de perfeccionar la energía productiva, la cultura espiritual, la situación política y la potencia de nacionalidades enteras, preparándolas, mediante la equiparación mas perfecta posible, para la unión universal.
…Yo considero necesario declarar que, durante muchos años, no solo fui un fidelísimo discípulo de Smith y Say, sino un muy celoso maestro de la doctrina infalible….La contemplación de estos (ciertos) fenómenos me llevo a dudar por vez primera de la infalibilidad de la antigua teoría. Como mis ojos no son lo bastante agudos para descubrir de una sola mirada los errores de un sistema tan ingeniosamente edificado y apoyado por tantas verdades valiosas, juzgue el árbol por su fruto….Un sistema de economía política debe ser erróneo si efectúa precisamente lo contrario de lo que debe suponerse que cualquier hombre con sentido común espera de ella.
…La aparente adherencia de los señores Canning y Huskisson a la teoría de los señores Say y Smith es una de las maniobras políticas mas extraordinarias, de primera clase, que se hayan efectuado aprovechando la credulidad del mundo. Estos caballeros, llenos sus labios de principios cosmopolitas, se dignan persuadir a todas las demás potencias de que cedan su poder político con objeto de hacer omnipotente el poder productivo y político ingles.
….Y si en nuestros dias los grandes hombres de Inglaterra simulan abrazar el sistema de Adam Smith (en sus discursos parlamentarios, no en sus hechos), no hacen nada que Napoleon no hubiese hecho si, rodeado de su gloria y de su poder, hubiese propuesto a las naciones de la tierra que desbandaran sus ejercitos y desmantelaran sus flotas para vivir en paz general, unidos como hermanos y amigos; que no podian tener interés en matarse y asesinarse unos a otros, y en menoscabar el bienestar general manteniendo, con grandes gastos, los medios de guerra.
Pero el mundo ha avanzado maravillosamente en materia de experiencia y de inteligencia desde los tiempos de Adam Smith….Parece que las instituciones cosmopolitas, como las del libre comercio, aun no están maduras para introducirlas en la practica. En primer lugar, se debe decidir si el sistema social de Napoleon, o el de Inglaterra, o el de los Estados Unidos, es el que prevalecerá en la tierra. Podrían transcurrir varios años antes de que se tome esta decisión, y aquellos que actúan seriamente como si ya se hubiese tomado pueden ser personas muy honradas y de muy altos ideales, pero son políticos miopes. Deseando servir a la humanidad, arruinan a su patria. La historia los censurara por haber separado las opiniones económicas nacionales de las opiniones políticas nacionales"…
Anteriormente decía que Ameriza se dejo seducir (instigado por las promesas de la teoría) y abrió sus puertas a las mercaderías inglesas. Y preguntaba: que frutos reporto allí la libre concurrencia?. Respuesta: convulsión y ruina.
Hoy, Europa que se deja seducir por las promesas de la teoría del libre cambio y abre sus puertas a las mercancías, servicios y capitales americanos, que frutos obtiene?. Respuesta: menor crecimiento económico y paro.
El mismo dogma, la misma teoría, las mismas preguntas, y —lamentablemente— las mismas respuestas. Solo han cambiado los interlocutores. Ahora América impera y Europa cede.
Nadie ha resuelto el abismo entre la teoría y la practica. Se aplica la misma medicina a todos los pacientes. Da lo mismo el grado de desarrollo alcanzado, las fuerzas productivas, educación, cultura, y evolución social, en su caso.
Si el enfermo no reacciona: "mas mercado". Si se pierde competitividad: "mas mercado". Si aumenta el paro: "mas mercado".
El poder político no debe, ni puede intervenir. De otro modo será acusado de "arbitrista", de poner trabas al progreso de la sociedad.
La globalización, el librecambio, la competitividad, solo exaltan la individualidad, la inequidad, y la insolidaridad. Para lograrlo deben aniquilar la nacionalidad.
La aldea global salva a los ricos (incluso los libera de toda responsabilidad social) y condena a los pobres (consolidando su decadencia).
Un sistema de economías privadas por sobre las fronteras nacionales o regionales imposibilita el progreso de la sociedad. Solo mejora las oportunidades de los elegidos, haciendo de esos "ciudadanos del mundo" un magma amoral, anacional, inimputable e ingobernable.
Un "supra" mundo sin limites, ni condicionamientos, unidos solo por la "doctrina de los negocios", integrado por una minoría de "cientos", con la "suma" del poder económico; frente a los gobiernos regionales o nacionales vacíos de contenido, con dirigentes serviles, lacayos y genuflexos; y ante un coro de "miles de millones" de marginados, frustrados, negados y miserables "sopistas", temporeros, pobres irrecuperables, ejercito de reserva, útiles solo como consumidores, espectadores, drogadictos o alcohólicos.
Es esto lo que nos ofrece la teoría dominante?. Este es el camino que se teme abandonar?.
Espero sus comentarios Profesor Hayek.
Friedrich Hayek:
Supongo, y espero, que iremos de menos a mas. No vamos a tirarnos todos los "trastos" a la cabeza desde el primer día. Tiempo habrá, de dar y quitar razones.
Como abogado defensor —según el rol asignado— del libre cambio, desearía aclarar que la "teoría dominante" no es tal, y que el "camino abandonado" lo es, una y mil veces; además de vivir en "riesgo permanente" de involución y atentado contra la libertad humana.
Lo que usted llamaba "proteccionismo", y yo señalaba como "planificación" económica, siguen siendo técnicas de ingeniería de organización de la sociedad, y siguen llevando a un completo envilecimiento de la vida social y a la esclavitud del hombre.
El liberalismo político y la libre competencia económica son los seguros que tiene la sociedad para evitar ciertas repeticiones históricas fatales: colectivismo y totalitarismo.
La alternativa de la economía dirigida no es el laissez—faire, sino una estructura racional de funcionamiento de la libre competencia.
Permítame recordarle lo que decía al respecto en 1944:
"No hemos trabajado todos de acuerdo con nuestra mejores luces y no han trabajado incesantemente muchas de nuestras finas inteligencias para hacer de este un mundo mejor?. No se han dirigido todos nuestros esfuerzos y esperanzas hacia una mayor libertad, justicia y prosperidad?. Si el resultado es tan diferente de nuestros propósitos, si en lugar de disfrutar libertad y prosperidad nos enfrentamos con esclavitud y miseria; no es evidente que unas fuerzas siniestras deben haber frustrado nuestras intenciones, que somos las víctimas de alguna potencia maligna, la cual ha de ser vencida antes de reanudar hacia cosas mejores?. Por mucho que podamos disentir cuando señalamos el culpable, séalo el inicuo capitalismo o el espíritu malvado de un particular país, la estupidez de nuestros antepasados o un sistema social no derrumbado por completo, aunque venimos luchando contra el durante medio siglo, todos estamos, o por lo menos lo estabamos hasta hace poco, ciertos en una cosa: que las ideas directoras que durante la ultima generación han ganado a la mayor parte de las gentes de buena voluntad y han determinado los mayores cambios en nuestra vida social no pueden ser falsas. Estamos dispuestos a aceptar cualquier explicación de la presente crisis de nuestra civilización, excepto una: que el actual estado del mundo pueda proceder de nuestro propio error y que el intento de alcanzar algunos de nuestros mas caros ideales haya al parecer producido resultados que difieren por completo de los esperados.
Todavía creemos que hasta hace muy poco estabamos gobernados por lo que se llamaba vagamente las ideas del siglo XIX o el principio del laissez—faire. En comparación con algunos otros países, y desde el punto de vista de los impacientes por apresurar el cambio, puede haber alguna justificación para esta creencia. Pero aunque hasta 1931 Inglaterra solo había seguido lentamente el sendero por el que otros conducían, también nosotros habíamos avanzado tanto, que únicamente quienes alcanzan con su memoria los años anteriores a la primera guerra saben lo que era un mundo liberal.
El punto decisivo, que las gentes apenas han reconocido todavía, no es ya la magnitud de los cambios ocurridos durante la ultima generación, sino el hecho de significar una alteración completa en el rumbo de nuestras ideas y nuestro orden social….hemos abandonado progresivamente aquella libertad en materia económica sin la cual jamas existió en el pasado libertad personal, ni política. Aunque algunos de los mayores pensadores políticos del siglo XIX, como De Tocqueville y Lord Acton, nos advirtieron que socialismo significa esclavitud, hemos marchado constantemente en la dirección del socialismo. Y ahora, cuando vemos surgir ante nuestros ojos una nueva forma de esclavitud, hemos olvidado tan completamente la advertencia, que rara vez se nos ocurre relacionar las dos cosas.
Decía Mr. Hilaire Belloch (1913):"El efecto de la doctrina socialista sobre la libertad capitalista consiste en producir una tercera cosa diferente de cualquiera de sus dos progenitores: el estado de siervos".
Individualismo es hoy una palabra mal vista, y ha llegado a asociarse con egotismo y egoísmo. Pero el individualismo del que hablamos, contrariamente al socialismo y las demás formas de colectivismo, no están en conexión necesaria con ellos….Ahora bien, los rasgos esenciales de aquel individualismo que, con elementos aportados por el cristianismo y la filosofía de la antigüedad clásica, se logro plenamente por vez primera durante el renacimiento y ha crecido y se ha extendido después en lo que conocemos como civilización occidental europea son: el respeto por el hombre individual qua hombre, es decir, el reconocimiento de sus propias opiniones y gustos como supremos en su propia esfera, por mucho que se estreche esta, y la creencia en que es deseable que los hombres puedan desarrollar sus propias dotes e inclinaciones individuales. "Independencia" y "libertad" son palabras tan gastadas por el uso y el abuso, que se duda en emplearlas para expresar los ideales que representaron durante ese periodo. Tolerancia es quizá la sola palabra que todavía conserva plenamente el significado del principio que durante todo este periodo floreció, y que solo en los tiempos recientes ha decaído de nuevo hasta desaparecer por completo con el nacimiento del estado totalitario.
Durante todo este moderno periodo de la historia europea, el desarrollo general de la sociedad se dirige a liberar al individuo de los lazos que le forzaban a seguir las vías de la costumbre o del precepto en la prosecución de sus actividades ordinarias. El reconocimiento consciente de que aquellos esfuerzos espontáneos y no sometidos al control de los individuos fueran capaces de producir un orden complejo de actividades económicas, solo pudo surgir cuando aquel desarrollo hubo logrado cierto progreso. La posterior elaboración de unos argumentos consecuentes en favor de la libertad económica ha sido el resultado de un libre desarrollo de la actividad económica que fue el subproducto espontaneo e imprevisto de la libertad política.
….El resultado de este desenvolvimiento sobrepaso todas las previsiones. Allí donde se derrumbaron las barreras puestas al libre ejercicio del ingenio humano, el hombre se hizo rápidamente capaz de satisfacer nuevos ordenes de deseos…. y no hay duda que el resultado sobrepaso los mas impetuosos sueños del hombre; al comienzo del siglo XX el trabajador había alcanzado en el mundo occidental un grado de desahogo material, seguridad e independencia personal, que difícilmente se hubieran tenido por posibles cien años antes.
Lo que en el futuro se considerara probablemente como el efecto mas significativo y trascendental de este triunfo es el nuevo sentimiento de poder sobre el propio destino, la creencia en las ilimitadas posibilidades de mejorar la propia suerte, que los triunfos alcanzados crearon entre los hombres. Con el triunfo creció la ambición; el hombre tiene todo el derecho a ser ambicioso. Lo que fue una promesa estimulante ya no pareció suficiente; el ritmo del progreso se considero demasiado lento; y los principios que habían hecho posible este progreso en el pasado comenzaron a considerarse mas como obstáculos, que urgía suprimir, para un progreso mas rápido, que como condiciones para conservar y desarrollar lo ya conseguido.
No hay nada en los principios basicos del liberalismo que hagan de este un credo estacionario. No hay reglas absolutas establecidas de una vez para siempre…. Hay una diferencia completa entre crear deliberadamente un sistema dentro del cual la competencia opere de la manera mas beneficiosa posible y aceptar pasivamente las instituciones tal como son. Probablemente, nada ha hecho tanto daño a la causa liberal como la rigida insistencia de algunos liberales en ciertas toscas reglas rutinarias, sobre todo el principio del laissez—faire.
…Pudiera incluso decirse que el exito del liberalismo fue la causa de su decadencia. Por razón del exito logrado, el hombre se hizo cada vez mas reacio a tolerar los males subsistentes, que ahora se le aparecian, a la vez, como insoportables e innecesarios.
A causa de la creciente impaciencia ante el lento avance de la política liberal, la justa irritación contra los que usaban la fraseologia liberal en defensa de los privilegios antisociales y la ambición sin limites aparentemente justificada por las mejoras materiales logradas hasta entonces, sucedio que, al caer el siglo, la creencia en los principios basicos del liberalismo se debilito mas y mas.
Se acepto cada vez mas que no podia esperarse un nuevo avance sobre las viejas lineas dentro de la estructura general que hizo posible el anterior progreso, sino mediante una nueva y completa modelación de la sociedad. No era cuestion de ampliar o mejorar el mecanismo existente, sino de raerlo por completo.
El cambio supone una completa inversion del rumbo que hemos bosquejado, un completo abandono de la tradición individualista que creo la civilización occidental.
Hemos cometido, efectivamente la eliminación de las fuerzas que producen resultados imprevistos y la justificación del mecanismo impersonal y anónimo del mercado por una dirección colectiva y "consciente" de todas las fuerzas sociales hacia metas deliberadamente elegidas."
El debate no debe plantearse —solamente— en términos de libertad, justicia y prosperidad, sino también en términos de seguridad y dependencia. Tal vez no este en el capitalismo la única culpabilidad y haya que buscarla en el sistema social, en los gobiernos intervencionistas, y en la dejación de responsabilidades que fueron haciendo los individuos a cambio de la supuesta prosperidad general.
Para evitar el conflicto del individualismo y el egoísmo, no es necesario entregarse a manos del estado como rector de vidas y bienes.
El estado del bienestar ha anestesiado a la sociedad, en particular a la europea, y ha transformado a los ciudadanos en mercancía electoral apta a todo tipo de demagogia.
Se ha igualado para abajo, eliminando todo tipo de ambición, motivación, desafío o riesgo emprendedor.
Los gobernantes arbitristas, los empresarios prebendatarios y los sindicalistas burocraticos, han tejido una red de protecciónes, privilegios y subsidios que ahogan la competitividad y el progreso. Se ha anulado toda posibilidad de selección natural económica.
Pareciera que para ser aceptado socialmente, el individuo, deberia ir pidiendo perdon publica y cotidianamente, por su exito económico. Y en el otro extremo, que todos los males y fracasos del hombre son culpa de la sociedad y la economía; nunca propios y personales.
Ni el inicuo capitalismo, ni el espiritu malvado de algún pais, son los causantes de la perdida de competitividad de las empresas, de la inflación y del deficit publico.
Los errores son propios de cada pais y de cada persona; y salvo en casos y situaciones muy extremas, esta en ellos —y solo en ellos— solucionarlos.
La comunidad internacional no puede actuar como una sociedad benefica y los gobiernos no pueden iluminar el cielo protector para atenuar fallos, paliar debilidades o subsidiar ineficiencias.
Los individuos estan presos de la sociedad del bienestar, y el estado justifica todo tipo de abuso de autoridad, interferencia, subsidio, corrupción, o latrocinio en nombre de ella.
Dentro del mundo desarrollado los países europeos tienen una participación del estado en la economía del orden del cincuenta por ciento. Si con ello no han podido resolver los problemas del crecimiento, ni los problemas del paro; no tendriamos que revisar lo actuado?; no tendremos que pensar que hemos trabajado mal?.
Si en lugar de una mayor libertad, justicia y prosperidad, al cabo de cincuenta años nos enfrentamos con fracaso y miseria; no sera por un exceso de ingenieria social?; no se habra querido repartir la riqueza antes de crearla?; puede ser que la seguridad desde la cuna a la tumba haya lastrado a la competitividad?.
Porque cargar las culpas a la globalización y el libre mercado, de problemas que existian desde antes, y solo estaban enmascarados por susbsidios y mercados cautivos.
Le invito a que me presente algunos de los males —presentes— de la "teoría dominante" como usted la llama. Y hago reserva de derecho para señalarle —luego— por mi parte los fracasos acumulados —en Europa— por el "camino abandonado"
Le sigo, Profesor List.
Friedrich List:
No me gustan las enumeraciones exhaustivas; siempre resultan incompletas; pronto quedan obsoletas. Hablemos —con humilde animo de contribución— de algúnas de las —principales, a mi juicio— dificultades que plantean —o si usted prefiere, evidencian— la globalización de los mercados.
Tomemos algunos ejemplos deportivos —para comenzar—: Por que existen diferentes categorias en el boxeo?. Por que existe el handicap en el golf o en el polo?. Por que en el turf a los jockeys se les agregan contrapesos en la montura de sus caballos?.
La respuesta es: para igualar las chances.
En la lucha entre un boxeador de 100 kilogramos y otro de 60 kilogramos probablemente, a igualdad de cualidades deportivas y estado fisico, tenga ventajas el de mayor peso, envergadura y largo de brazos. Lo mismo, el jugador de golf con menos golpes bajo la par o el polista mejor calificado o el jockey con menos peso.
Estos sencillos ejemplos, me permiten iniciar el comentario sobre una de las desventajas o dificultades de la globalización económica. Poner en igualdad competitiva a países que no tienen el mismo grado de competitividad. A algunos —los ganadores— les sobra peso, estado fisico, estructura muscular, handicap, y a otros —los perdedores— les falta todo para competir en igualdad de oportunidades.
En esas condiciones siempre habra un seguro ganador. Y si hay uno y solo uno como seguro ganador estamos mas cerca de una situación de monopolio que de una de libre competencia.
No hay competencia, se termina el juego (económico).
El ganador se lleva todo. Y el perdedor acelera su ruina.
Los defensores del libre cambio —la "escuela" o "teoría dominante" diran que la globalización beneficia al consumidor poniendo a su disposición mayor cantidad de bienes y mejores precios.
Los pocos, que seguimos cometiendo "delitos de opinion económica" sostenemos que el consumidor beneficiado —salvo casos muy puntuales— sera un trabajador, pequeño empresario o profesional, que, cuando pierda el empleo u ocupación —por causa del cierre de las empresas por falta de competitividad— dejara de ser consumidor y dejara de beneficiarse de la diversidad de oferta y de los mejores precios.
Resumiendo, esta primera critica estaria fundamentada en la heterogeneidad de los competidores, y en el tiempo que cada uno de ellos necesita para estar en igualdad de condiciones.
De no establecerse ese tiempo de resguardo o medidas compensatorias equilibrantes la brecha entre ganadores y perdedores se amplia y perpetua.
Pasemos —ahora— a otro de los aspectos preocupantes. La globalización lleva —irremisiblemente— a la perdida de poder por parte de los estados nacionales como rectores y promotores del desarrollo económico.
El libre movimiento de mercancias, servicios y capitales —mas que todo estos ultimos— dejan a los gobiernos sin capacidad para regular la economía.
Los flujos financieros se movilizan con un volumen y a una velocidad que superan la capacidad de reacción de todos y cada uno de los bancos centrales. Solo la Reserva Federal de los Estados Unidos conserva algo de predicamento y margen de maniobra. Y eso porque sus dictados coinciden con los intereses del poder financiero; habria que ver que ocurre en el caso contrario.
Además de imparables e ingobernables, los movimientos de valores financieros son altamente especulativos y volatiles; aspecto que tampoco favorece la evolución de la economía real.
Finalmente —a este nivel de debate; tiempo tendremos luego— otra situación que se torna impredecible e inmanejable ante la globalización son las posibilidades de ejercer algún tipo de control sanitario y ambiental a las grandes corporaciones multinacionales.
Su poder es tan grande, su capacidad de "gestion" y disponibilidad de fondos tan amplios que los poderes legislativo, ejecutivo y judicial son apenas "marionetas" en el gran "vodevil".
Los grandes negocios y capitales por no tener "barreras" no tienen ni las legales, ni las financieras, ni las sanitarias, ni las ambientales.
Repasando, tendriamos entre los males de la "teoría dominante", la eternización de las desventajas competitivas, la perdida de tejido industrial nacional, la desocupación y precarización laboral, la imposibilidad de regular los flujos de fondos financieros, la perdida del poder gubernamental de regulación económica y la neutralización del control judicial, sanitario y ecologico a nivel nacional, regional y mundial.
Friedrich Hayek:
Me empieza a entusiasmar este debate. Comencemos por ver quien "embarro" el camino.
Fue la social—democracia europea (laborismo, democracia cristiana, socialismo…) la que por miedo al comunismo "pastoreo" a los sindicatos y a los trabajadores. Les dio todo lo que pidieron. Contaron con la alianza estrategica de los Estados Unidos y del Vaticano. La teoría del "mal menor" fue el anestesico que calmo cualquier tipo de riesgo político, sindical y social.
Habia que tener al obrero conforme, tranquilo, "seguro", neutralizado. Los sindicatos debian ser "atendidos" y "entendidos" como agentes privilegiados del convenio laboral. Esas inmensas masas burocraticas debian ser satisfechas a cualquier costo. Y cuando digo cualquier costo, quiero decir cualquier "precio".
De esos polvos, vinieros estos lodos. El camino "embarrado" era solo cuestion de tiempo. La involución del comunismo fue el punto y final del miedo, del soborno, del apaño, del "mal menor".
Saltando etapas, tenemos hoy, una Europa no competitiva, anclada en el pasado, sin capacidad (interés?) de reacción tecnologica, llena de miedos electorales a cambiar las reglas de juego, queriendo atacar el cancer con aspirinas, sonriendo a derecha e izquierda, tratando de hacer tortillas sin "romper huevos". Gobernada por políticos (lideres?) "light" atrapados por las encuestas de opinion, dependientes de los asesores de imagen, y mas preocupados por salir favorecidos en los telediarios, que en atender los fundamentos macroeconómicos. Viven en "estado electoral" permanente. Son "cazavotos" profesionales.
Todo esto ha sido consecuencia de la "teoría dominante"?; han cumplido algúna vez, en los ultimos cincuenta años, con los postulados de la "escuela"?; han abandonado o no el camino?.
Esos males europeos que usted señala —perdida de competitividad, desventaja tecnologica, paro y precariedad laboral— son causa —a veces— y consecuencia, finalmente de los males de la social—democracia.
Visto lo visto, Europa desea mas de lo mismo?; llegaran todos los europeos a ser funcionarios publicos vitalicios, agricultores subvencionados permanentes, jubilados precoces, estudiantes eternos, o parados con salario social asegurado?; quien pagara esa cuenta?; y por cuanto tiempo?.
No sera oportuno intentar algún cambio?; no habra que mirar hacia adentro para buscar culpables?; lo que sirvio —o se creyo que servia— en algún momento, debe seguir sirviendo para siempre?.
El Preguntero:
Creo que podemos dejar el tema por el momento.
Antes de pasar al siguiente, quisiera leerles un poema de Jalil Gibran (poeta y pintor simbolista sirio 1883—1931)
El Rey sabio
Una vez gobernaba en la distante ciudad de Wirani un Rey que era al mismo tiempo un sabio y poderoso. Y temido era por su poder y amado por su sabiduría.
En el corazón de la ciudad había un pozo, cuyas linfas eran frías y cristalinas y del cual todos los habitantes bebían, inclusive el Rey y sus cortesanos, porque no había otro pozo.
Una noche, cuando todos estaban dormidos, una bruja entro en la ciudad y derramo siete gotas de un extraño liquido en el pozo y dijo:
"Desde ahora quien bebiere de esta agua quedara loco".
A la mañana siguiente, todos los habitantes de la ciudad, salvo el Rey y su Chambelan, bebieron del pozo e hiciéronse locos, como lo predijera la bruja.
Y durante ese día, las gentes de las estrechas calles y las plazas del mercado, andaban cuchicheando el uno al otro: "Esta loco el Rey. Ha perdido la razón el Rey y el Chambelan. No podemos ser gobernados por un Rey loco. Tenemos que destronarle".
Esa tarde ordeno el Rey que le llevaran un vaso de oro del agua del pozo y cuando lo trajeron, bebió y dio a su Chambelan a que bebiese.
Y gran regocijo hubo en la distante ciudad de Wirani, porque su Rey y su Chambelan habían recuperado la razón.
Ricardo Lomoro