El hegemonismo militar de los EE.UU. Las concepciones estadounidenses de desarrollo de la guerra
Enviado por Rodrigo Desiderio Rodríguez Angulo
- Introducción
- Del arco y la flecha a la cohetería espacial. El mundo al borde del colapso
- Las experiencias de las guerras contra Viet Nam, Afganistán e Irak
- Conclusiones
- Anexo
- Bibliografía principal ut
Introducción
Para comprender las concepciones sobre la guerra de los principales dirigentes políticos y militares de los Estados Unidos de América (EE.UU.), y su evolución, basta con estudiar la historia de este país y quedará al desnudo que, desde su nacimiento han utilizado la guerra como principio esencial de su política, considerándola parte del "Destino Manifiesto". Del análisis de la investigación del estadounidense William Blum[1]puede observarse que en el período comprendido entre los años 1798 y 2005 sus fuerzas armadas intervinieron en otros países en 221 ocasiones, refrendando así que se atribuyen el derecho a lanzar ataques contra otros estados y actuar al margen de todo tratado, convenio u organizaciones internacionales cuando así lo determinen sus propios intereses. Para garantizar la "democracia y la libertad" en cualquier parte del mundo han creado una estructura militar gigantesca, pues según ellos de aquí dependerá su Seguridad Nacional. (Anexo 1. Potencial militar de los EE.UU.)
La tecnología y el equipamiento con nuevos armamentos para ser utilizados en cualquier escenario adquiere dimensiones que garantizan su predominio; el "Imperio del Terror"[2] ha impuesto las guerras y con ellas el horror en todas sus manifestaciones, las más crueles, las más atroces e infames acciones asolan al planeta como una maldición, todas las violencias serán permitidas, todas las torturas justificadas, todos los crímenes absueltos.
Cabria preguntarse, ¿Cuál es la esencia de la guerra imperial? ¿Puede implantarse el dominio mundial con ayuda del terror? ¿Es racional la política guerrerista del gobierno de los EE.UU.?. ¿Por qué se produce la evolución de las concepciones de la guerra por parte de los estadounidenses?, ¿Cómo se emplea y desarrolla la ciencia y la tecnología? ¿Qué papel juega la sociedad y qué impacto produce la guerra sobre ella?
Del arco y la flecha a la cohetería espacial. El mundo al borde del colapso
Los chinos descubrieron la pólvora y la usaron para divertirse con siquitraques y otros artificios explosivos y aunque con un "tubo lanza fuego" tiraron un poco más lejos sus lanzas, pero no es hasta que los "descubridores" europeos la casan con la tecnología del bronce, hierro y acero que comienza el desarrollo del armamento, nacen los fusiles y los cañones.
La ciencia y la tecnología producen la Revolución Industrial, se introduce la máquina de vapor y con ella surgen los motores y casi juntos con ellos los carros de combate y los tanques. Los científicos estudian el vuelo de los pájaros, y se hace realidad el viejo sueño de los hombres, volar, nace la tecnología de los aeróstatos primero, y después los aviones, y su desarrollo militar los lleva hasta los supersónicos cazas de combate, a la cohetería portadora de armas nucleares y al espacio sideral. Hoy la Revolución Informática y Nanotecnológica, aplicada a la guerra imperial, alcanza límites que parecerían de ciencia ficción y se pretende dominar la mente de las personas para convertirlos en esclavos inconscientes.
La II Guerra Mundial es un ejemplo fehaciente de cómo se emplea la ciencia y la tecnología, para por una parte beligerante tratar de imponer el fascismo como régimen mundial, y por otras partes, entre la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y los EE.UU., para enfréntasele, pero que dará lugar a comenzar una larga carrera por el hegemonismo militar.
La bomba atómica no fue "inventada", sino desarrollada, en tiempo record, como un proyecto industrial consciente, como una obra de ingeniería, diseñada en una universidad. El "juguete nuevo" se le mostró a los japoneses y al mundo, teniendo como principal objetivo amedrentar, sembrar el terror y advertirles a las demás potencias quién pasaba a ser el "amo", lanzándola sobre Hiroshima[3]y Nagasaki[4]cientos de miles de personas inocentes resultaron muertas y heridas, y se provocaron secuelas para las futuras generaciones que duran hasta hoy. A esta barbarie de masacrar inocentes y causar inmensos daños materiales, para obtener victorias militares aunque sean pírricas, los gobernantes y militares occidentales le llaman "daños colaterales", mostrando así su desprecio por la vida humana, el patrimonio cultural y el medio ambiente.
A partir de aquí se acelera el desarrollo de las Armas de Exterminio Masivo (AEM), los más moderno avances de la ciencia y la tecnología se emplean para producir armas nucleares, químicas y biológicas. Pero las "invenciones" continuaron, Viet Nam, Afganistán, Irak, Yugoslavia y Libia son escenarios más recientes del empleo de la ciencia y la tecnología para la guerra. Dos ejemplos bastan para ilustrarlo.
Sobre Viet Nam se rociaron más de 80 millones de litros del Agente Naranja[5]que mató a un millón de vietnamitas y causó daños a otros cuatro millones. A más de 40 años de concluida la guerra aún la naturaleza no se ha recuperado de los daños sufridos.
A los científicos e ingenieros norteamericanos se les planteó la tarea de aumentar el poder explosivo y destructivo de los proyectiles de artillería y tanques, así como de las bombas de aviación. La "invención" fue recubrirlos con uranio empobrecido[6](DU). Sobre Afganistán, Irak y Yugoslavia[7]las tropas de los Estados Unidos lanzaron y continúan lanzando sobre los dos primeros, cientos de toneladas de estos destructivos proyectiles, pero su peor efecto no se produce por la explosión, el polvo de oxido de uranio que se libera como resultado de la detonación, es toxico y radioactivo, envenena el medio ambiente de forma duradera (Se calcula que su efecto dañino tarde en eliminarse unos 5 000 años) y produce numerosos muertos por leucemia y otros tipos de cáncer, así como malformaciones congénitas, no solo en la población sino también entre los soldados participantes.
También las armas de DU han estado presentes en diferentes polígonos en otros países e incluso dentro de los propios EE.UU, por lo que se estima que 42 países o territorios están contaminados, y otras 29 naciones le han comprado este tipo de municiones al gran proveedor: Estados Unidos. El profesor japonés, doctor K. Yagasaki ha calculado que 800 toneladas de uranio empobrecido son equivalentes a 83 000 bombas del tamaño de la explotada por los Estados Unidos sobre Nagasaki, y que Washington ha utilizado desde 1991 en sus guerras el equivalente a 400 000 bombas atómicas como la lanzada sobre esa ciudad japonesa.[8]
Así, la historia de la humanidad, puede ser escrita siguiendo el curso de las guerras, más de 14 000 guerras se recogen en los últimos 30 siglos. Solo en el siglo XX las guerras (las dos mundiales, las regionales y las internas) provocaron mas de 170 millones de muertos y la afectación a la inmensa mayoría de los países. El impacto de la guerra sobre la sociedad ha sido terrible, millones y millones de seres humanos inocentes han perecido a manos de su propia especie, pero las sociedades a escala de nación hasta hoy han logrado sobreponerse y como el Ave Fénix, renacer de sus cenizas; Europa ha sido devastada por dos guerras mundiales, la URSS renació de la barbarie, aunque después haya desaparecido en lo que algunos consideran la Tercera Guerra Mundial, pero hoy la humanidad se enfrenta a una situación extrema, lo que puede apreciarse en:
La crisis ambiental que tiene como característica principal el cambio climático que amenaza con extinguir a las especies vivas del planeta en un plazo relativamente breve.
Carrera armamentista y guerras promovidas por el imperialismo norteamericano y sus aliados con el objetivo de apoderarse de las riquezas naturales, esencialmente petróleo, y no muy lejanamente por el agua y la biodiversidad del resto de los países, con el peligro latente del empleo de armas atómicas y provocar un "invierno nuclear"[9].
Crisis económica global, pobreza, miseria y hambre en gran parte de la población del mundo, especialmente en los países subdesarrollados.
Crisis energética y como resultado conversión de los alimentos en biocombustibles, lo que está ocasionando el aumento del precio de los primeros y se convertirán cada vez más en inaccesibles para una gran parte de la población.
Aumento de la diferencia de los niveles de desarrollo, entre un pequeño número de países capitalistas y la inmensa mayoría de los países del mundo que son cada vez más pobres.
Cerca de 40 millones de personas refugiadas y desplazadas por conflictos o persecuciones, de ellos más de 11 millones fuera de sus países.
Desempleo en gran parte de la población hábil, y contradictoriamente explotación del trabajo infantil en una gran cantidad de países.
Desarrollo de epidemias, que se han convertido en pandemias, como el SIDA y la tuberculosis, que están exterminando a gran parte de la población en los países subdesarrollados y especialmente en el África Subsahariana.
Deterioro de los niveles de salud de gran parte de la población de menores ingresos, incluso de los Estados Unidos, que no cuentan con atención médica.
Aumento de los niveles de violencia (incluyendo la de género), drogadicción, prostitución (incluyendo la infantil), alcoholismo e indigencia que alcanza a la mayoría de los países.
Crimen organizado, terrorismo, agudización de las relaciones interraciales y religiosas, aumento de la delincuencia y la corrupción.
Estos datos, analizados durante la investigación, muestran que el alcance e impacto social de las guerras siempre ha crecido y tenido una estrecha relación con el desarrollo de la ciencia y la tecnología y puede concluirse que, la Ciencia y la Tecnología, representada por el Armamento, se montaron en el carro de la historia llevando como bestias de tiro al poder político y económico de las clases dominantes de los Estados, y arrastrada detrás ha sido obligada a marchar la Sociedad. El imperialismo, la globalización neoliberal y la guerra, con empleo de las AEM, por el dominio de las fuentes de materia prima y de subsistencia amenazan llevar al mundo a un holocausto total, a su desaparición.
Obviamente los "think tanks" (tanques pensantes) del Gobierno Imperial de los Estados Unidos conocen esto, lo estudian, y han llegado a la conclusión de que esta situación es insostenible, que su poder se acabaría junto con el planeta Tierra, por ello diseñan nuevos modelos de guerra, con armas que minimicen su impacto destructivo y los "daños colaterales", pero con el mismo objetivo, dominar al mundo. Los adelantos de la ciencia y la tecnología continúan estando al servicio de la guerra imperial y la sociedad es cada vez más relegada a un segundo plano.
Las experiencias de las guerras contra Viet Nam, Afganistán e Irak
¿Los gobiernos norteamericanos aprendieron algo de Viet Nam? ¿Afganistán, e Irak qué significan para la política y la estrategia de guerra del poder imperial? ¿La táctica, empleada para estas guerras, le garantiza la victoria en futuras guerras?.
Para dar respuesta a estas interrogantes se requiere realizar el análisis histórico de estas guerras, profundizar en las causas de su surgimiento, los objetivos estratégicos, políticos y militares, perseguidos, los métodos empleados, sus resultados y consecuencias.
Después de la Segunda Guerra Mundial el gobierno de EE.UU. realizó la expansión de su presencia militar, económica y política en todo el mundo a través de sus corporaciones multinacionales, sus bancos, sus intervenciones militares, guerras y establecimientos de enclaves militares, en un proceso que mostró toda su agresividad para lograr el dominio mundial; pero los pueblos se han resistido y han roto su vasallaje, muchas veces fue frenado y tuvo que retroceder. Primero China logró su independencia, la URSS se fortaleció y formó el denominado Campo Socialista y a tenor de esto el Pacto de Varsovia, que constituyó la respuesta militar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y rompió su hegemonía. En su propio "patio" se levantó un pequeño gigante, Cuba, que resistía todas sus agresiones. En segundo lugar la victoria heroica del pueblo de Vietnam, fue seguida por el triunfo popular en diversos países: Laos, Camboya, Mozambique, Angola, Etiopia, Yemen del Sur, Granada y Nicaragua. Todo esto obligó a los gobernantes estadounidenses a introducir cambios en su política y doctrina militar, surgen así nuevas concepciones.
2.1. Guerra de baja intensidad o limitada.
La reacción imperial se produce en 1981, al asumir Ronald Reagan[10]la presidencia, quien toma como base doctrinal para su política exterior el informe denominado Documento de Santa Fe[11]
Este gobierno iniciará una nueva era en la política de defensa y seguridad nacional de los EE.UU., al establecer la guerra total como doctrina político-militar, es la opción de democracia o comunismo y bajo este concepto se articulan todas las actividades públicas y civiles con los objetivos militares de información y propaganda. El campo de la confrontación ideológica y cultural será percibido por el Pentágono como un problema de la conquista de las mentes y los corazones. A partir de ese momento no existirán los límites entre los aspectos militares, políticos y civiles, todo, absolutamente todo, estará en función de la seguridad nacional, como un problema de guerra.
Se consideró que la preocupación principal debería centrarse en los denominados Países del Tercer Mundo. Estas pretensiones quedan claras cuando apreciamos que Asia, África, Medio Oriente y América Latina con dos tercios de la población mundial y recursos naturales estratégicos, solo en 1983 realizaron comercio con los Estados Unidos de América por más de 175 mil millones de dólares, una cifra casi igual a su comercio con Europa y Japón juntos.
¿Cómo puede lograrse la preparación de un estado de opinión internacional que siente las bases de odio y agresividad necesarias para iniciar y mantener la guerra? Una campaña organizada meticulosamente a través de los medios mediáticos es la respuesta[12]Para ello había que comenzar por los propios Estados Unidos. Se construyó la estrategia informativa y propagandística desarrollada por el Pentágono, con un discurso político paranoico y demagógico para la opinión pública norteamericana sobre la supuesta amenaza del comunismo, el narcotráfico y el terrorismo internacional. Simultáneamente se desarrolló la concepción militar para desarrollar la guerra en las nuevas condiciones: guerra de baja intensidad o limitada, que garantizaría recuperar el terreno perdido.
Uno de los principales ideólogos del "cambio" fue Richard Nixon[13]expresidente estadounidense, quien planteó que la mayor amenaza para los intereses de Estados Unidos no era ya la Unión Soviética o China, sino el levantamiento en los países pobres del Tercer Mundo, porque ya apreciaba las debilidades del campo socialista y señalaba que el mayor acontecimiento geopolítico desde la segunda guerra mundial era la pérdida de la batalla ideológica por los comunistas. Además, en ese momento era evidente, para ciertos dirigentes políticos y militares, que una guerra nuclear resultaba inconveniente para cualquier potencia.
Nixon y un grupo de generales estadounidenses observaban que nunca en la historia había existido un conflicto de tan grandes proporciones y tan extenso como "La guerra del Tercer Mundo" (Desde la Segunda Guerra Mundial hasta finales de los años setenta, en el Tercer Mundo se produjeron ciento veinte guerras, con un saldo de más de 10 millones de muertos) y este era el mayor desafío, que Estados Unidos y sus aliados no podrían vencer si empleaban las formas tradicionales de hacer la guerra. La victoria del pueblo vietnamita fue una dura lección, por ello consideraron que la superioridad de las fuerzas convencionales nada puede conseguir en contra de fuerzas no convencionales. Desde entonces, ellos se propusieron hacer un cambio global en su estrategia militar bajo el lema "No más Vietnams"[14].
En esta dirección evaluaron los errores cometidos y se propusieron recuperar la iniciativa, para impedir a toda costa nuevas victorias de los pueblos del Tercer Mundo, considerando que lo fundamental era, cuando decidieran intervenir directamente hacerlo en forma victoriosa, variando la forma y la intensidad. A partir de esta consideración se concluyó que siendo las guerras de baja intensidad las más frecuentes en el Tercer Mundo, Estados Unidos debería contar con fuerzas entrenadas, armadas, organizadas y dirigidas especialmente para estos conflictos, contra esos adversarios, en ese terreno y ante el tipo y características que presenta la guerra en esas condiciones; y modificaron sus leyes, su doctrina militar, la estructura y jerarquía de sus fuerzas armadas, las relaciones con los medios de comunicación, los procedimientos para operaciones especiales y la tecnología militar.
De la obra de Nixon y de Stevens Metz[15]pueden deducirse los siguientes presupuestos principales de la doctrina militar estadounidense de las guerras de baja intensidad:
Los objetivos propuestos fueron enfrentar los movimientos de rebelión popular, con acciones de contrainsurgencia que ayudaran a los gobiernos aliados a evitar su desestabilización, así como derrocar a gobiernos revolucionarios o los que no se ajusten plenamente a sus intereses.
El teatro de operaciones militares está constituido por los denominados Países del Tercer Mundo, y presupone la intervención en los asuntos internos de cualquier país, incluyendo las operaciones encubiertas y la agresión militar directa.
Pretenden lograr una victoria no solo militar, sino también política, desmoralizando y desarticulando a los movimientos insurgentes, empleando acciones de lucha armada y sicológicas con fuerzas limitadas pero especialmente preparadas.
En las formas de la guerra de baja intensidad, tratan de considerar todas las que pueden producirse: situaciones de inestabilidad, contención agresiva, paz armada, conflictos militares cortos, antiterrorismo, antisubversión, conflictos internos, guerra de guerrillas, insurrecciones, guerras civiles, guerra irregular o no convencional, guerra encubierta, guerra psicológica, operaciones paramilitares, operaciones especiales, invasión, etcétera.
La guerra de baja intensidad termina, según la definición de Metz, cuando se requiere el uso de una fuerza mayor. Se pasa al siguiente escalón de intensidad al producirse la declaración formal de guerra entre dos naciones o cuando se emplean masivamente fuerzas de intervención militar convencionales. Éste fue el caso de la intervención militar estadounidense en Irak, al transformarse la operación "Escudo del Desierto" (1990) en "Tormenta del Desierto" (1991).
Con estos presupuestos el gobierno de Reagan inició una reestructuración en las fuerzas de intervención yanqui, cuyos aspectos principales fueron:
—Unificación de mando: En 1987, se unifican por primera vez todas las bases continentales de fuerzas especiales, bajo un mando único, el Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos (USSOCOM), con sede en la Base de la Fuerza Aérea de MacDill, Florida. Controla 46 000 efectivos de las fuerzas de operaciones especiales. Mientras el resto de las fuerzas militares se reducen a partir del fin de la Guerra Fría, las fuerzas de operaciones especiales aumentan de manera sostenida. De este modo, el USSOCOM llega a ocupar una jerarquía semejante a la del ejército, la marina y la fuerza aérea dentro de la estructura del ministerio de la guerra estadounidense.
–En el Congreso y la Casa Blanca se crearon el Grupo Asesor en Política de Operaciones Especiales y la Oficina de Asistentes del Secretario de la Defensa para Operaciones Especiales, encargados de la formulación de políticas, supervisión de presupuestos y relaciones con otras instancias del gobierno estadounidense.
—Armamento y equipo: el nuevo comando unificado fue dotado de la tecnología más avanzada. Debido a ello, su presupuesto pasó de 500 millones de dólares en 1981 a 3500 millones de dólares en 1990. [16]
Las tropas destinadas a la guerra de baja intensidad se agrupan en una trilogía:
las fuerzas para operaciones especiales;
las fuerzas para asuntos civiles;
las fuerzas para operaciones psicológicas;
Las misiones de las tropas especiales quedan claras en el párrafo siguiente:
"Las fuerzas de operaciones especiales (FOES), tienen experiencia para mantener un dispositivo no muy visible. Es normal que las FOES entren a un país, completen su misión de apoyo a la nación anfitriona y luego salgan sin que su presencia haya sido mencionada en los medios de prensa de ese país. Según Locher, estos soldados, marinos e integrantes de dotaciones aéreas se han desempeñado activa, efectiva y silenciosamente en el mundo por décadas."[17]
En esta doctrina las operaciones psicológicas adquieren una relevancia especial y pueden apreciarse en los siguientes párrafos de Claude Strurgill:[18]
"En los casos de insurgencia en América Latina, las actividades psicológicas pueden reforzar nuestro apoyo a gobiernos locales, creando una atmósfera de inseguridad que muestre los grandes riesgos y el alto costo de las operaciones insurgentes. Como ha sido escrito en la Revue d' Information Militaire: 'Por definición, las operaciones psicológicas juegan un rol clave en el incremento de la moral de nuestros aliados y en la destrucción de la moral del enemigo y sus fuerzas de apoyo".
En el mismo artículo agrega:
"las guerras de baja intensidad reclaman tomar todas las ventajas psicológicas posibles y que no debe perderse de vista la importancia de entender la mentalidad latinoamericana. Ella es un acoplamiento de fatalismo y preocupación por el heroísmo y la muerte. Nosotros debemos aprender a entender esa filosofía, tan diferente a la de Estados Unidos. Tal vez en el año 2000, observaremos a esos revolucionarios comunistas como miramos a nuestros indios hace un siglo. No hay duda que el dicho de una cultura amplia, aquí en Estados Unidos, puede bien ser: El único buen insurrecto, es el insurrecto muerto".
Con estas concepciones se desplegaron fuerzas bélicas en Egipto, Líbano y Sudán; se invadió Granada y se bombardeo Libia; y se incrementó el emplazamiento de fuerzas armadas en la Región del Golfo Pérsico.
Con el objetivo de enfrentar a los soviéticos, desangrarlos y "crearles su Viet Nam" entrenaron, armaron y apoyaron en forma total a los Mujahedines en Afganistán, desatando las diferencias interétnicas, el fanatismo religioso y una denominada "guerra santa", que al final les "salió el tiro por la culata", pero lamentablemente con consecuencias para toda la humanidad, pues esta ha sido la génesis del incremento del terrorismo en el mundo.
En América Latina el apoyo a diversos regímenes, incluso con fuerzas de operaciones especiales, causó millares de muertos y desaparecidos, y la violación de todos los derechos constitucionales de la "democracia representativa" que proclamaban; recrudeció su hostilidad y las agresiones contra la Revolución cubana y el proceso democrático popular en Nicaragua que intentaban los sandinistas y que dio lugar al escándalo Irán-Contra.
Pero las guerras limitadas o de baja intensidad no lograban los objetivos propuestos, las fuerzas insurgentes empleando métodos de lucha irregular eran capaces de enfrentar las tropas especiales y convencionales estadounidenses y mantenían una lucha creciente, por ello era necesario buscar cómo derrotarlas definitivamente.
2.2. Guerra asimétrica
En los comienzos de la década de los 90, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos comenzó a reconocer el potencial de los desafíos asimétricos para el país. Varias publicaciones asumen la existencia de nuevas formas de guerra, con las cuales podrían enfrentar y derrotar a los movimientos revolucionarios.
Entre las diversas definiciones que surgen para denominar la guerra asimétrica, en sus inicios, la más abarcadora a juicio del autor, es:
"Se puede definir el conflicto armado asimétrico como aquel que se produce entre varios contendientes de capacidades militares normalmente distintas y con diferencias básicas en su modelo estratégico. Alguno de ellos buscará vencer utilizando el recurso militar de forma abierta en un espacio de tiempo y lugar determinados y ateniéndose a las restricciones legales y éticas tradicionales. Su oponente u oponentes tratarán de desgastar, debilitar y obtener ventajas actuando de forma no convencional mediante éxitos puntuales de gran trascendencia en la opinión pública, agotamiento de su adversario por prolongación del conflicto, recurso a métodos alejados de las leyes y usos de la guerra o empleo de armas de destrucción masiva. Todo ello con el objetivo principal de influir en la opinión pública y en las decisiones políticas del adversario. Los adversarios más débiles tratarán de evitar enfrentarse a un ejército desarrollado en zonas que permitan hacer amplio uso de sus capacidades. Preferirán enfrentarse en lugares donde la superioridad tecnológica pueda ser eclipsada, como en zonas de difícil acceso, terreno y vegetación prohibitivos, localidades y áreas urbanizadas o enmascarándose en la población civil o en las masas de refugiados."[19].
Es necesario señalar que esta definición está cargada de consideraciones que responden a los intereses del imperio, además son falsas y reaccionarias, partiendo de que las fuerzas armadas de los países capitalistas nunca han respetado las leyes y usos de las guerras, así como muestran sus pretensiones de que los movimientos insurgentes revolucionarios los enfrenten con tácticas con las cuáles puedan emplear todo su potencial técnico-militar, para aniquilarlos.
En el análisis de varios documentos puede apreciarse que la concepción de guerra asimétrica, asume dos direcciones:
En la primera, pudiera decirse de percepción de riesgos, consideran la asimetría como el conflicto entre fuerzas de diferentes armas (aire, mar y tierra) por parte de los EE.UU. contra fuerzas insurgentes que emplearan acciones irregulares[20]pero ya la Estrategia Militar Nacional de 1995 incluye el concepto de terrorismo y empleo de las armas informáticas en contra de sus fuerzas armadas.
En el año 1997, las amenazas asimétricas comenzaron a recibir mayor atención, lo cual se manifiesta en el análisis realizado por el Panel de Defensa Nacional (National Defense Panel–NDP)[21], un selecto grupo de individuos, nominado por el Congreso para evaluar a largo plazo asuntos relacionados con la defensa de los EE.UU. que plantea:
"Debemos asumir que nuestros enemigos y futuros adversarios han aprendido algo en la Guerra del Golfo Pérsico. Es poco probable que nos enfrentemos de manera convencional con tropas blindadas masivas, fuerzas de superioridad aérea o veloces flotas navales, áreas en las cuales los EE.UU. mantiene una supremacía. Por el contrario, pudiera ser que encuentren nuevas formas de atacar nuestros intereses, nuestras fuerzas y a nuestros ciudadanos. Buscarán una manera de igualar fuerzas con nuestros puntos débiles."
En un anexo del documento denominado Visión Conjunta 2020 (Joint Vision 2020), presentado en el año 2000 con el objetivo de trazar las acciones de las fuerzas armadas en un futuro próximo, se identificó las "aproximaciones asimétricas" como "tal vez el peligro más serio que los Estados Unidos enfrentará en el futuro inmediato."[22]
La segunda dirección tendrá que ver con la utilización, por las fuerzas armadas de los EE.UU., de conceptos de realización de la lucha irregular y de cambios en su estrategia y táctica para el desarrollo de la guerra, es decir que el concepto de asimetría rebasa el marco de la actuación enemiga, lo cual se aprecia en los siguientes párrafos:
"Una definición más completa y generalizada de asimetría estratégica sería: En asuntos militares y de seguridad nacional, asimetría significa actuar, organizar y pensar en forma diferente al adversario para maximizar los esfuerzos relativos, tomar ventaja de sus debilidades y adquirir mayor libertad de acción. Puede ser política, estratégica, militar-estratégica, operacional o una combinación que implica distintos métodos, tecnologías, valores, organizaciones o perspectivas de tiempo"[23].
Steven Metz, en el artículo citado señala que entre las formas de Asimetría los mandos militares estadounidenses apreciaban
"el dominio de: guerra de guerrillas y otros conceptos no lineales; envolvimiento vertical profundo con fuerzas móviles protegidas; asaltos o lanzamiento aéreos empleando infantería ligera; empleo de medios de combates de tecnología avanzada y de alta precisión; operaciones de corta duración y contundentes".
Por otra parte exponía que las fuerzas armadas de los EE.UU. debían adoptar y desarrollar:
Mayor capacidad de inteligencia con un enfoque sobre retos asimétricos, utilización de fuentes abiertas de información disponibles al público y la coordinación de todas las agencias para la recopilación, análisis y difusión del conocimiento sobre el enemigo.
Disminuir las vulnerabilidades de las fuerzas armadas con el empleo de la robótica y las armas no letales de elevada eficacia, así como aumentar la flexibilidad y la no dependencia de sistemas susceptibles de ataque. "Algunos defensores de las armas no letales están tan convencidos del valor de estas armas que las consideran elementos centrales en los conflictos armados del futuro".[24]
Limitación de los "daños colaterales", aumentando la precisión de las armas con inteligencia perfeccionada, sistemas de guiados y de la habilidad para ajustar los efectos de las armas. "La proposición de un arma electromagnética, por ejemplo, que se pueda ajustar desde un empleo no letal hasta uno de extrema letalidad"[25]
Planear y estructurar operaciones militares de "precisión sicológica", para modificar actitudes, creencias y percepciones del enemigo, y de otros observadores, ya sean no combatientes o audiencias internacionales
En la década del 90, las concepciones de Guerra Limitada y Guerra Asimétrica constituyeron las bases de actuación de los gobiernos de George H.W.Bush (padre)[26] y William J. Clinton[27]que pretendieron establecer el denominado Nuevo Orden Mundial (NOM)
Según un documento, escrito en los momentos triunfales de la I Guerra del Golfo, y denominado "Guías para la Planificación de la Defensa en los Años Fiscales 1994-1999"[28] se preveía construir un mundo en que los EE.UU. podría dominar a sus aliados, aislar a sus adversarios y sostener a sus regímenes clientes y constituirse en la potencia mundial indiscutida, capaz de asegurar un control absoluto de los recursos estratégicos y un sitio privilegiado en el mercado mundial. Se proyectaba una alianza militar estable y duradera, con sus principales socios de la nueva agresión.
Pero, del curso de los hechos, puede apreciarse que la alianza de tiempos de guerra se debilitó, los boicots de los adversarios se esfumaron ante los intereses económicos y aunque se avanzó en el vasallaje de los Balcanes, el imperio fue desafiado en el Oriente Próximo; en América Latina y en las calles de Europa se extendieron las protestas cuestionando a la Organización Mundial del Comercio y los intentos de repartirse la economía mundial, incluso Bush perdió popularidad entre los estadounidenses y tuvo que ceder el poder a Clinton, que en sus intentos de establecer el NOM desató la guerra contra Yugoslavia, conquistó Kosovo y dominó Macedonia logrando una alianza agresiva a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)[29].
La década de finales del Siglo XX detonó los furibundos intentos de establecer el NOM, se extendieron las guerras y las conquistas militares, expansión financiera especulativa en gran escala y saqueo de los países del Tercer Mundo, pero sin embargo los EE.UU. perdieron terreno en sectores claves de la economía y comenzaron a manifestarse los síntomas de la crisis que cada vez más hundía al imperio: el crack de la economía especulativa, sobre todo en la tecnología de la información. Existía un aumento de la disposición de numerosos gobiernos a romper los boicots contra Irak, Irán, Siria, Libia y Cuba. La Intifada Palestina, el avance de las guerrillas colombianas, la crisis que se extendía a sus "estados clientes" mostraban que el imperio perdía terreno.
Los peligros y amenazas eran grandes, si la guerra constituía la base de su política, había que encontrar nuevas estrategias para realizarla.
2.3. La Doctrina Militar de Bush. La guerra preventiva permanente
En las elecciones del año 2000, asumió el poder George W. Bush (hijo)[30]. Bajo su mandato continuaron acrecentándose los síntomas de descomposición del imperio, la economía interna caía en recesión, el mercado de valores estaba hundiéndose y el déficit comercial y presupuestario crecía, y por si fuera poco la popularidad de él, ya afectada por el denunciado fraude electoral que lo llevó al poder, era cada vez menor.
La Unión Europea mejoraba su posición comercial penetrando Europa Oriental y Rusia, pero además sobrepujaba las firmas comerciales estadounidenses en América Latina y el Cercano Oriente, mientras China con el dominio del capital de ultramar se extendía por el mundo.
América Latina, su siempre traspatio, continuaba siendo, mayoritariamente, gobernada por regímenes clientes "leales", aunque se desarrollaban intensos movimiento populares particularmente en Colombia, Argentina y Bolivia. En Venezuela la política nacionalista y antiimperialista del presidente Hugo Chávez era un desafío y Cuba no sucumbía ante la feroz guerra económica y subversiva desatada en su contra.
El "mal ejemplo" amenazaba con extenderse. Los "tanques pensantes" neoliberales fundamentaron la necesidad de iniciar una nueva y decisiva guerra con su "Proyecto para el Nuevo Siglo Americano".[31] Se requerían acciones inmediatas. Su administración comenzó aceleradamente los preparativos para una nueva ofensiva: se mantuvo la negativa a suscribir el acuerdo de Kyoto, se rescindió el acuerdo antimisiles, rechazó la jurisdicción de la Corte Internacional y se retiró de otros acuerdos internacionales que pudieran obstaculizar sus proyecciones.
Pero hacía falta un detonante, un evento que permitiera al régimen de Bush superar todas las restricciones internas, traumatizara a los aliados llevándolos a la subordinación y justificara la intervención militar, para consolidar el Nuevo Orden Mundial. De "eventos necesarios" estaba llena la historia de los EE.UU., desde la explosión del Maine que le permitió declararle la guerra a España, el ataque japonés a Pearl Harbor que legalizó su participación en la II Guerra Mundial o el incidente del Golfo de Tonkin que inició la guerra contra Viet Nam del Norte, para solo citar los más conocidos[32]
Ese evento fue el ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001 (11-S). Diversas investigaciones y testimonios indican que, al menos, hubo amplio conocimiento de los principales dirigentes de la Administración Bush y de sus aliados que se estaba preparando un importante ataque contra instalaciones en el territorio de los EE.UU., e incluso se afirma que conocido el lugar se potenció su demolición, para hacerlo intensamente dramático para el pueblo estadounidense y para la opinión pública mundial.
La Administración Bush utilizó el 11-S para desatar su campaña "antiterrorista" y se abrogó el derecho de no respetar ningún tratado internacional y actuar unilateralmente con intervenciones militares en cualquier lugar del mundo.
Internamente, desató una campaña para lograr el apoyo del pueblo estadounidense. Su campaña antiterrorista se concentró en la existencia de una conspiración mundial contra los EE.UU., que puede ser atacado en cualquier lugar y momento por los "terroristas". Todos los ciudadanos estaban en peligro. Simultáneamente, el terror psicológico es reforzado por ataques generalizados y arbitrarios contra instituciones islámicas internas y contra inmigrantes árabes o estadounidenses de origen árabe, demostrando al público que "el enemigo está adentro".
Esta campaña logró los resultados, unió al pueblo estadounidense tras el proyecto de construcción permanente del imperio y su Nuevo Orden Mundial. Bush fue transformado de un presidente que contaba con un apoyo minoritario, en el "salvador de la patria", con el derecho de limitar las libertades, de asignar presupuestos millonarios para los militares y la inteligencia y de emprender una guerra ilimitada.
La operación sicológica montada por los gobernantes estadounidenses empleando el dominio mediático global, convirtió un incidente terrorista en un evento de importancia mundial y fue utilizado como base para desatar una verdadera cruzada militar de alcance total, el más virulento proyecto de construcción del imperio desde su nacimiento.
Del análisis de los documentos que regulan la Estrategia de Seguridad Nacional[33]del año 2002; se pueden extraer las ideas básicas que reflejan la doctrina militar del gobierno de Bush, que se basó en el concepto de "guerra preventiva permanente", una guerra no limitada en el tiempo y que no está sujeta a ningún tipo de regulaciones internacionales, prioridades económicas estratégicas o límites fiscales o financieros internos. Se apoyó en los siguientes presupuestos:
Pueden iniciar una guerra contra cualquier país que consideren una amenaza. "Los Estados Unidos actuarán contra los peligros emergentes, antes de que estos se formen…. En el nuevo orden mundial en que nos adentramos el único camino hacía la paz es la acción"[34]
El Teatro de Operaciones Militares es el planeta Tierra, la guerra ya comenzó y no se conoce cuando terminará. "La guerra contra el terrorismo de alcance global es una empresa también global, de duración indefinida" [35]
Los EE.UU. pueden involucrarse en numerosas guerras al mismo tiempo en diferentes escenarios, así como en guerras colaterales. Amplio empleo de los conceptos de guerra limitada y guerra asimétrica. "Estaremos preparados para derrotar los planes del enemigo usando mecanismos de inteligencia y actuando con determinación"[36]
Ampliar su poder global mediante redes militares y de inteligencia, bases militares y regímenes clientes represivos y autoritarios. "Los Estados Unidos requieren bases militares y estaciones dentro y más allá de Europa Occidental y el noreste de Asia" [37]
Capacidad de actuar unilateralmente. Los EE.UU. no consultarán, negociarán, ni compartirán los logros. Los aliados serán incorporados para controlar y pagar por el mantenimiento del territorio conquistado. Dar mano libre a los militares como la fuerza impulsora de la construcción del imperio.
La guerra incluye también las ideas con el objetivo de imponer la cultura del imperio. "Llevaremos también a cabo una guerra de ideas para derrotar la amenaza del terrorismo internacional… Usaremos con efectividad la diplomacia pública para promover el libre flujo de información e ideas… Las lecciones de la historia son claras: las economías de mercado, las economías sin control estatal, son la mejor vía para promover la prosperidad y reducir la pobreza."[38]
Empleo de recursos económicos ilimitados e incondicionales.
Lograr un permanente apoyo público interno, que asegurara la "legalidad" de cualquier acción. La oposición interna debe ser aplastada. La "Ley Patriota"[39] lo faculta para todo.
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