Con renovados bríos y dispuesto a "Digerir" cuando menos un centenar de veces a "Los Tigres del Norte". pasaron por las afueras de Ciudad Valles y enfilaron hacía Matehuala.
Unos kilómetros antes de "El Mezquite" se detuvieron en una ampliación de la carretera, era una ampliación que duplicaba el ancho de la cinta asfáltica en cuando menos unos dos kilómetros.
Mira, eso es una mojonera que marca el Trópico de Cáncer y quiero comentarte que me detengo sólo porque vengo contigo ya que sí viniera solo ni con paga doble lo haría, es más hace tiempo se me poncho una llanta aquí, yo creo que me pusieron clavos y para nada que me detuve, preferí rodar hasta que se deshizo la llanta y después con el Rin pelón hasta llegar al "El Mezquite". Ahí hay un paradero y normalmente muchos compañeros y hasta una "Desponchadora" y ahí me enderezaron el Rin y me pasaron un"Relingo". Pero detenerme, nunca.
¿Tienes miedo o es peligroso"
Las dos cosas. Aquí han desaparecido muchos vehículos, desde motos hasta traileres dobles. Unos dicen que son extraterrestres. Sí hubieras puesto atención te habrías dado cuenta que desde hace unos minutos no escuchas nada, ni siquiera a"Los Tigres del Norte", no entran las ondas del radio.
Es cierto, la radio esta encendida y la cinta está avanzando.
Eso no es nada, fíjate me voy a atravesar la carretera y te voy a gritar con todas mis fuerzas.
Cautelosamente y aunque la cinta asfáltica en ese tramo tiene una visibilidad recta en ambos sentidos de cuando menos un kilómetro, miró hacía ambos lados y quedó estático, un tanto cuanto indeciso y de súbito empezó a correr a lo que sus piernas lo permitían.. Ya en el lado opuesto, distante unos quince metros, con sus manos formó una especie de bocina y aparentemente gesticulaba como sí estuviera emitiendo gritos. De Jesús no escuchaba nada, también empezó a gritar y entonces notó que sus gritos no hacían eco. Entonces se le ocurrió amarrar su cinturón a la palanca que accionaba el claxon. Cuando lo estaba haciendo, desde luego empezó a escuchar al molesto ruido propio del mismo claxon. Se alejó poco a poco caminando de espaldas sin dejar de ver la camioneta y sucedió que a escasos cinco metros dejó de escuchar cualquier ruido. De pronto todo quedó en silencio. Volteó buscando al chofer y no vio nada ni a nadie, no había huisaches, ni cactus, ni zahuaros, nada. Giró lentamente una vuelta completa y después rápidamente, no vio nada. De pronto la camioneta empezó a avanzar lentamente hacía él, la portezuela derecha se abrió y escuchó;
¡Súbete! Vámonos
Fue una experiencia diferente que lo mantuvo sin hablar por varios kilómetros, hasta que reinició la canción que de "Los Tigres del Norte" se estaba escuchando cuando llegaron a esa región. Parecía no haber avanzado, parecía como sí no hubiera pasado el tiempo.
¡Órale!
Te lo dije. Y eso no es nada.
¿Hay más?
Bueno otras versiones más terrenas.
¿Terrenas?
Si, hay quien le achaca las desapariciones a los judiciales.
¿Judiciales?¿La policía?
Los mismos, ya ves que son unos desgraciado.
Eso que ni qué. Que ni me lo digas.
Pus con el pretexto de buscar drogas, detienen a quien tiene la mala suerte de pasar por aquí y, los desaparecen en el desierto y ni pa cuando. El desierto es muy grandote. Así que cuídate cuando pases por aquí porque marcianitos o judas lo mismo te desaparecen.
De ahí en adelante el viaje transcurrió sin mayores sobresaltos llegando a Nuevo Laredo en donde y por las señales de peligro radioactivo pasaron como Moisés por el Mar Rojo y sin contratiempos y después de una sucinta revisión se encontraron en Laredo.
Bueno jovencito, hasta aquí llego. Pa delante es tu bronca y sólo tu bronca. Suerte.
Gracias, espero encontrarte de nuevo.
Quién quite, este mundo es muy chiquito.
Sus pensamientos y recuerdos se vieron interrumpidos por el ulular de una sirena. Era una ambulancia militar la que con su desgarrador grito trataba de abrirse paso en un inexistente tráfico ya que De Jesús se dio cuenta que ese momento solamente Él transitaba por la cinta asfáltica, una recta de varios kilómetros y que además de un ancho del doble de lo que había estado acostumbrado en tramos anteriores.
Soltó el pedal del acelerador, la velocidad disminuyó al tiempo que maniobraba dirigiendo el Mustang al lado del carril derecho. Miró por el retrovisor y al tiempo que la ambulancia lo rebasaba por su izquierda se percató que tras la misma le seguían un convoy de otros cuando menos tres vehículos color verde olivo característico de los transportes militares. En un abrir y cerrar de ojos quedó materialmente encajonado con la ambulancia que en rápida maniobra se colocó exactamente delante del Mustang, un segundo vehículo se emparejó a la izquierda y otro más con sincrónica precisión al mismo tiempo que la ambulancia mediante matemáticos y hábiles movimientos completó la maniobra que dejó realmente encajonado a De Jesús con el Mustang.
La rapidez de la maniobra lo dejó atónito y hubo de reaccionar con la premura de las circunstancias. Aplicó el pedal del freno calculando y maniobrando de tal manera que no golpeara a ninguno de los vehículos. El conjunto se detuvo al cabo de unos instantes mismos que por la velocidad los llevó a recorrer algo más de cien metros.
De Jesús permaneció quieto por varios segundos aferrado al volante, sin mover más que las orbitas de los ojos, atisbando a uno y a otro lado.
No estaba cierto sí en realidad eran militares, aunque tanto la ambulancia como los Hummer así lo denotaban, primero por su color y enseguida por el número en caracteres blancos y una enorme cifra igual a la que sustituye las placas, asimismo el robótico movimiento con el que fue rodeado cuando menos por una treintena de militares vestidos con atuendos propios de campaña.
Con ayuda de los espejos retrovisores y el central se percató que lo mantenían encañonado con lo que identificó como M1 y SRX-05 arma desarrollada totalmente en el país y que competían a la par que las USI-AK-45.
Su asombro era mayúsculo al igual que su sorpresa y qué decir del grado de incomprensión. Simple y sencillamente, no entendía nada.
Uno de los militares se acercó cautelosa pero rápidamente al lado izquierdo al tiempo que otro ejecutaba lo propio por el lado derecho. No estaban embozados. El cañón de la metralleta lo tenía a escasos quince centímetros, lo vio del tamaño de un mortero y cruzó por su mente la visión de un vómito ígneo seguido por proyectiles que a esa distancia le negaban cualquier oportunidad de errar su objetivo. Dejó el volante e instintivamente levantó las manos al tiempo que de certero culatazo el vidrio derecho estalló en miles de diminutos vítreos granizos. Una mano enguantada liberó el botón del seguro y la portezuela se abrió. Sintió una autentica garra que cogiéndolo por la nuca lo hizo que involuntariamente dejara el asiento de conducir.
Con la habilidad de un movimiento de Karate fue obligado a quedar tendido boca abajo al momento que sentía una bota que en la cintura, innecesariamente aseguraba su inmovilización.
El sudor producto del clima que no de miedo, fluía empapando literalmente toda su epidermis al tiempo que la adrenalina fluía a torrentes incontenibles sin que la Cortisona fuera capaz de equilibra. Aunque, continuaba sin entender lo que sucedía.
Sintió el frío metálico de lo que supuso el cañón de alguna arma en su nuca. No se atrevía ni siquiera a pestañear, casi no respiraba.
En esa forzada posición fue cateado. No tenía arma alguna, ni tan solo su practica navajita suiza de cachas rojas recuerdo de una visita a su hermano mayor a una obra en "El Caracol" en el Estado de Guerrero, una Hidroeléctrica sobre el Balsas. Fue alzado con una fuerza descomunal tomado del cinturón y obligado a recargar ambas manos sobre el ardiente toldo del Mustang. Sintió y soportó el dolor que le produjo quemaduras en ambas palmas. Sin mediar orden de por medio pero con pendular movimiento y con sendos empellones fue obligado a abrir el compás y así permaneció por cuando menos diez eternos minutos.
Levantó un poco la vista y la fijó en una construcción de concreto, una especie de obelisco enano, era una mojonera y recordó que estaba en la imaginaria del Trópico de Cáncer. En sus adentros resonó . . . "cuídate cuando pases por aquí, porque marcianitos o judas lo mismo te desaparecen" . . .
Pensó para si; Marcianitos o judas . . . ¡o militares!
Sin embargo, el asombro, la incertidumbre de lo que venía, el desconocimiento del por qué, del que no generaban en su ego miedo alguno, por el contrario de nuevo su vicio, su maldito y gran vicio era alimentado con una nueva emoción.
Su comportamiento de adrenalinomano tenía respuesta tenia respuesta en un increíble gozo interno. Nuevamente estaba corriendo y a qué velocidad, en el filo de la navaja. Una navaja que aparentemente no tenía fin.
Fue subido a uno de los vehículos militares, en particular a la ambulancia que al fin resultó ser un transporte de alta seguridad, blindado y sin ventanillas. Antes de subir alcanzó a ver como el Mustang era sometido a un bien estudiado y rápido desmantelamiento. Sacaron asientos, desgarraron forros laterales así como el toldo. El cofre y la cajuela estaban abiertos. De los espacios entre el forro y los guardafangos traseros sacaron varios bultos que aún a lo lejos fuero plenamente identificados. Bultos casi del tamaño de una caja de zapatos para niño o de niña que para el caso es lo mismo, y la ya clásica envoltura de la conocida "Cinta Canela" y barnizados con café bien cargado.
¿Macedo me hizo esto?. No puede ser, no lo creo, siempre me trató como a un hijo. No puede ser.
Veintiún kilogramos con ochocientos gramos de cocaína al noventa y ocho por ciento de pureza la que después de siete u ocho "Cortes" generaría ganancias por varios millones de dólares.
De Jesús soportó lo que ya sabía iba a venir, interrogatorio, torturas físicas y sicológicas hasta el bolígrafo que fue hábilmente evadido.
Este último fue literalmente manejado al antojo del detenido ya que aplicó todos los trucos que había aprendido algunos y descubierto otros en su paso por "Inteligencia".
En esa época estando al otro lado de ese momento, empezó a engendrar en su mente la posibilidad de evadir la prueba del bolígrafo. Leyó cuanto libro, artículo o apunte encontró al respecto cuidando que ninguno de sus compañeros se percatara de su particular investigación. Ideó un sistema de auto-interrogatorio para probar sus teorías. Pregunta a pregunta conformó un amplio interrogatorio de cien inquisiciones y empezó a leer pausadamente una a una grabando todo el interrogatorio en una grabadora portátil dando tiempo suficiente para dar tiempo a contestar.
Cuando hubo de haber terminado se levantó y dirigiéndose al baño, lavó dos, tres veces las manos, se refrescó la cara haciendo cueco con ambas palmas se despabiló lanzándose en varias ocasiones agua fría a la cara. Tomó varios tramos de papel y se secó ayudándose de la secadora eléctrica. Alisó sus cortos cabellos y regresó al escritorio donde había preparado el bolígrafo, efectuó una última verificación. Las plumas cumplieron la parte final del protocolo de prueba. Finalmente se escuchó un monótono zumbido y cinco plumas dejaron su raya interminable sin variación alguna. Pulsó el botón naranja y el aparato entró en una condición de "Espera". Tomó un algodón humedecido en alcohol y limpió ambos dedos índice y tres áreas bien definidas en su pectoral, los primeros habrían de recibir la mordida casi imperceptible de dos "Caimanes" conexiones que se abrían como dos mandíbulas que recordaban ni más ni menos al saurio del que provenía su nombre, los segundos y posterior a la aplicación de frío gel recibirían diminutas ventosas de plástico transparente que se adherirían mediante la simple reacción de la creación de un relativo vacío.
Oprimió el botón que permitía dar inicio a la grabación previa de cien interrogantes.
Entre pregunta y pregunta había tenido cuidado de dejar espacio de tiempo de diez segundos, tiempo en el que aplicó su teoría de escuchar la pregunta, plantearse una operación matemática sencilla y a su antojo pensar en dos posibilidades; una falsa y otra verdadera, es decir, a la primera pregunta acerca de su nombre, pensó; "Dos más dos, cinco" y contestó; "No", la siguiente pregunta; "¿Has estado en arrancones?", Pensó; "dos más dos, cuatro" y contestó; "No". Al cabo de casi veinticinco minutos empezó a verificar aún sin haber desconectado las cinco terminales que su efectividad había sido perfecta.
¡El bolígrafo se podía engañar!.
Nadie supo de su experimento, ni de su teoría. A nadie se lo comentó jamás.
¡El bolígrafo no era infalible!
Ahora salía airoso, a su manera, de largos interrogatorios después de los que varias policías no lograron arrancarle dato alguno por el cual supieran el origen de los veintiún kilogramos con ochocientos gramos de cocaína cuidadosamente empacados.
Recordó, un comentario de Macedo; "En la política no tienes amigos ni enemigos, solo aliados":
¿Qué era Él?¿Amigo?¿Enemigo?¿Aliado?. No lo entendía.
Recluido en una celda sin luz de día perdió la noción del tiempo y nunca supo cuántos días transcurrieron. Era "Alimentado" una vez al día, aunque cambiando la hora. Se mantuvo lúcido gracias a que puso en práctica sus conocimientos en disciplinas orientales, en particular el Aikido. Aceptó el pocillo, todo despostillado, a medio llenar de lo que se supone era atole sin sabor, sin azúcar y media pieza de bolillo que en casi todas las ocasiones iba cubierto cuando no de una lama gris, de lamparones verdes. En su imaginación convertía esa raquítica ración en suculentos manjares.
Entre raciones, meditaba y recordaba cómo es que Carlos lo había invitado primero y posteriormente convencido a que practicara aquella milenaria disciplina. Tal fue su entusiasmo que antes de la tercera sesión al salir de la oficina donde coincidentemente laboraban, salió corriendo a adquirir su "Karateji" en un "Dojo" allá por la calle de Amores en la Colonia Narvarte que el mismo Carlos le recomendó;
Te recomiendo que vayas a ese "Dojo", pero ni se te ocurra preguntar por el "Sensei" ya que Pablo, que así se llama, ni te va a pelar en ese momento ni de ahí hasta el fin de los tiempos.
¿Entonces cómo debo decirle?
"Sensee", sin la "i"
Bueno
Fue a la calle donde dejaba estacionado su "Vocho" al cuidado de Bertín, jovencito que se encargaba de cuidar y además por módica cuota hasta de lavar por fuera y por dentro los autos que le encomendaban. Acaparaba una cuadra completa a espaldas de la oficina donde laboraban De Jesús y Carlos. Por cierto hay quien comentaba que en realidad ese espacio era una concesión que los patrulleros le concedían a Bertín a condición de ser coparticipes de las propinas que le dejaban los propietarios de los automóviles.
Hubieron de pasar muchos años para que en el mismo predio de las oficinas que además era ocupado por el Cine Chapultepec, se construyera el edificio que por muchos años fue el más alto de Latinoamérica y por ende del país, la denominada "Torre Mayor".
Buenas tardes.
Buenas tardes. ¿En qué puedo servirte?
Verás, me recomendaron este "Dojo" para conseguir mí "Karateji".
Mmmm, pues estimo que tu talla es cinco.
¿Cinco? Mmmm pensé que mí tala es 44, extra grande.
No, para esta vestimenta, sólo hay cinco tallas.
¿Entonces la mía es la más grande?
No, hay más grandes pero son cinco y una letra. Tu eres solamente cinco.
Bien. ¿Y cuál es su precio?
Acaban de enviarme unos genuinos japoneses a precio muy cómodo, sólo que los tengo en casa.
¿Y cuando los tendrás aquí?
Sí te esperas, en una media hora me lo traen.
Está bien, pero ¿Cuál es su precio?
Mmmm, por ser recomendado de Carlos te lo voy a poner en quinientos pesos.
Está bien, lo espero
Sí gustas puedes tomar asiento. Aquí hay algunas revistas.
Gracias.
De Jesús empezó a hojear alguna de las revistas, todas sobre disciplinas orientales, desde luego el Aikido, Judo, Ju-Jitsu, Karate, Kung-Fu y hasta Acupuntura y otra más de Medicina Oriental.
¿Cómo te llamas?
De Jesús
¿Qué más?
Sólo De Jesús.
Bien De Jesús, ¿Para qué quieres practicar Aikido? Tu no lo necesitas. Cuando se te presente un problema, lo primero que harás será darte la vuelta y no porque seas cobarde, por el contrario siempre tratas y tratarás de arreglar los problemas platicando y sí te siguen, correrás y sí te alcanzan y te lanzan un golpe este nunca llegará ya que tu asentarás primero.
No, no, no, de ninguna manera. Lo que pretendo es hacer algo de ejercicio, estar en forma, sólo para eso.
Que bien por ti, y por el que se te atraviese. Mira ya llegó tu "Karateji", ¡Suerte! Y aquí estoy a tus ordenes.
Empuñó la mano derecha, la cubrió con la palma izquierda, las llevó a la altura de sus ojos, hizo una reverencia y se despidió de De Jesús con una pequeña frase que no alcanzó a entender y que seguramente pronunció en idioma japonés.
Acudió puntualmente tres veces por semana a la bodega, que no "Dojo", donde una veintena de personas entre jóvenes, y no tan jóvenes y dos damas iban absorbiendo poco a poco los secretos de la disciplina.
De Jesús mostró desde el inicio una habilidad un poco, bastante mayor y mejor que los demás elementos del heterogéneo y asimiló rápidamente los principios tanto físicos como espirituales llegando a combinar fuerza y mente en un autocontrol que rayaba en la catalepsia o suspensión vital a voluntad regulando su Frecuencia Cardiaca al mínimo y que decir de su respiración, acciones que controlaba a su disposición dando como resultado una técnica de supervivencia con el mínimo de alimentación y de agua.
Todas las enseñanzas ahora le permitían sobrevivir en la mazmorra a la que había sido sometido posterior a los días de interrogatorios a los que se vio avasallado.
Tras un largo peregrinar con cambios en su mayoría nocturnos y con los ojos vendados, esposado de píes y manos finalmente fue asignado al Penal de San Luis Potosí donde diversas autoridades y órganos policiales suponían llegaría como un auténtico desconocido. Y efectivamente su ingreso aparentemente pasó inadvertido aunque esto sólo para los custodios y demás personal administrativo pero la misma noche de su ingreso fue visitado por corta comisión que conformaban los internos con más antigüedad así como los que regenteaban cada una de las diez estancias incluyendo a la de "Los Peligrosos", así como también la "Jota" que en su letra lleva el nombre y el por qué.
Sabemos quien eres y aquí no tendrás problema alguno con naiden de nosotros ansina mesmo los custodios no se atreverán a tocarte.
¿? Bueno, pues gracias,
Cada uno lo saludó apenas tocándose ambas palmas derechas, cerrando el puño y dándose mutuamente un suave golpe y juntando sus hombros, sólo del lado derecho similar a la embestida que estilan los jugadores de fútbol americano.
Fueron interminables sesiones nocturnas durante las cuales y a manera de Terapia de Grupo de Ayuda, escuchó y se desfogó transmitiendo sus vivencias y no tan sólo los momentos en que había rebasado la línea de la legalidad o que la habían pasado y alguien lo había notado ya que son más los delincuentes fuera que dentro de los penales y eso contando a los llamados "Delincuentes de Cuello Blanco" y qué decir de los Políticos, empresarios y hasta sacerdotes, pastores o ministros y jueces, aunque para someterlos a todos es posible que varias ciudades se convirtieran en auténticos penales.
Durante esas sesiones sucedía el único momento que cada uno aceptaba su culpabilidad lo que fuera de ese circulo no admitirían ante nadie, así fuera su propia progenitora. Todos eran inocentes y así lo predicaban cada vez que tenían oportunidad ante cualquier externo que se cruzara en su camino.
Buenas noches. Me llamo De Jesús y soy un delincuente.
Iniciaban su intervención recibiendo una respuesta a coro;
Bienvenido De Jesús, Buenas Noches.
Su proceso fue relativamente rápido y al cabo de "Tan Solo" trece meses fue dictada sentencia;
Por delitos contra la salud, transporte interestatal de droga en su modalidad de cocaína, intento de fuga (¿?), oposición al arresto (¿?), golpear a diez agentes federales (¿?), conducir a exceso de velocidad (¿?), conducir vehículo con reporte de robo en Costa Rica (¿?), conducción peligrosa en carretera federal (¿?), encubrimiento y una decena de delitos en los que sólo faltó; robo de quesos, empolvar una patrulla de caminos, quitarle sus Ray-Van a dos policías de Caminos y burlarse hasta la saciedad de los mismos, fue sentenciado a ¡Veinte Años! de reclusión en el Penal Federal de San Luis Potosí. De Jesús mantuvo la vista fija durante las casi dos horas que duró la Audiencia de Sentencia. Los recuerdos se embotaban en su memoria y sólo al escuchar; ¡Veinte Años!, Sintió como, de nuevo, la adrenalina se abría paso dentro de su organismo como alud sin control.
A indicación del juez fue tomado de ambos brazos por malencarados custodios que sí por su apariencia fuera cumplirían y con creces la imagen de quien provoca miedo, temor, odio, resabio, menoscabo, ignominia, vergüenza, aunque nunca respeto.
Caminó de vuelta a la celda que compartía con otros tres internos. Las manos en los bolsillos traseros de su pantalón, cabizbajo, pensativo. Sabía a lo que se enfrentaría y o tenía temor ni el menor asomo de miedo, más bien iba planeando su vida par los próximos veinte años o catorce sí es que observaba buena conducta, algo como "Un Dieciséis" debajo de lo imposible, es decir, "Una Piscacha", "Un Pelo de Rana", como decía el Tío Carlos hermano de su mamá.
Por cierto que para afirmar la teoría, "Radio Pasillo" funcionó a la perfección y antes de llegar a su celda ya todos sin excepción, estaban enterados de su sentencia. Es más sin hacer uso del Internet, Socorro, su última compañera o al menos la última que había conocido, se encargó casi al tiempo de emitir sentencia, de "Amablemente" comunicárselo a la mamá de De Jesús.
El golpe emocional fue cruel y durísimo y aunque era noticia esperada desde . . . de toda la vida, su desgastado organismo resintió la situación de su hijo, carne de su carne, sangre de su sangre del cual podría no estar muy orgullosa que digamos, pero del cual nunca se avergonzaría.
En cierta ocasión le dijo al hermano mayor de De Jesús;
"¡Hay hijo, como duelen los hijos! Por eso se les quiere tanto".
Así como perdió hijos a punto de nacer o recién nacidos o ya casi adultos, como recibió nietos en sus manos y en sus manos expiraron, así lo soportó todo hasta la actitud pasiva de sentarse a ver morir poco a poco a dos de sus hijos, bueno, la hermana de De Jesús que cayó en las garras del alcohol y al propio que en su afán de vivir al filo de la navaja la mantuvo en una permanente plegaria a su Ser Superior a fin de que ambos lograran zafarse de ese destino, destino que al fin fue su decisión propia, aunque el saberse no culpable, nunca dejó de preocuparse.
Su ya de por si diezmado corazón sufrió las consecuencias del destino de sus hijos. Su salud fue en detrimento a pasos acelerados la que se vio complicada con variaciones en más o en menos de su nivel de glucosa.
Peor fue la reacción que sufrió cuando a mucha insistencia otro de sus hijos accedió a llevarla a San Luis Potosí a fin de visitar a De Jesús.
Desdichadamente el día en que convenció a su otro hijo llegaron al penal escasos minutos antes que terminara la vista misma que se repetiría hasta dos días después. ¿Cómo invertir el tiempo que deberían permanecer en espera? Se le ocurrió que San Juan de los Lagos, donde se venera a la Virgen del mismo nombre, estaba cerca, bueno;
Cuando menos, más cerca que cuando estamos en casa. ¿No es cierto?.
Bueno en eso si que tienes razón, pero . . .
Ya ves, lo que pasa es que no me quieres llevar. Mira ya que vamos a esperar día y medio, bien podemos aprovechar y visitar a San Juanita de los Lagos. ¿No crees?
Esta bien, vamos, sirve que llegamos a dormir.
Gracias hijo.
La visita para cumplir con su fe transcurrió sin mayores sobresaltos que lo que puede considerarse como normal de modo que el día de vista llegaron con una antelación de más de dos horas lo que permitió formar parte de los primeros cien visitantes, lo que representaba también dos horas más de reunión.
Tuvieron que soportar los penosos trámites de paso por "Aduana" y hasta tres revisiones siendo la más benévola donde simplemente les vendieron unos dizque "Boletos para la Rifa", un simple pedazo de papel arrugado, mal cortado y sin más leyenda que; "RIFA DE UN PAQUETE".
¿Paquete?¿De qué?¿Cuándo?¿Dónde?¿Costo del Boleto?¿Quién organizaba?.
Ninguna de estas preguntas tenía respuesta pero veladamente les exigieron "Veinte pesitos" como les dijo el custodio que les tocó en suerte los revisara.
En una de esas revisiones intermedias les dijeron que los zapatos que llevaban no eran permitidos a vistas por lo que tendrían que salir y comprarse unas sandalias pero que lo más seguro es que ya no pudieran entrar de nuevo ya que había muchas visitas, pero . . . el mismo guardia, les ofreció "Alquilarles" unas sandalias que casualmente tenía por ahí por sólo "Veinte pesitos", sin más alternativa aceptaron, pero no podían pasar sus zapatos por lo que el mismo guardia se ofreció a cuidárselos, pero . . . desde luego que tenían que cooperar con otros "Veinte pesitos", aunque cuidaría los dos pares.
En la tercera revisión solamente les "Desaparecieron" la mitad de las vituallas que pretendían ingresar.
Por fin atravesaron una puerta doble y les fue solicitada, no con muy buenos modales, una identificación oficial que no fuera Licencia de Conducir, ni Credenciales de alguna escuela, ni Credenciales de algún Partido Político, ni Credenciales de algún deportivo, ni Gafetes de Trabajo, ni Credencial del INAPAM, menos del INSEN lo cual sólo dejaba permitido el Pasaporte, aunque quién iba a ir a un Penal con Pasaporte, o Credencial de Elector o del IFE.
Afortunadamente la llevaban, pero como no podían ingresar otra identificación tenían que dejar en resguardo todo lo demás acompañado de "Veinte pesitos" por los que, desde luego, no recibirían recibo o contraseña alguna.
¿Y cómo las recogemos?
Pasen, pasen o los regreso.
Pero ¿Cómo las recogemos?
Con su nombre. Aquí no se las van a robar, aquí están seguras, aquí no hay rateros
¿?
No tuvieron más que avanzar ya que la fila empezaba a inquietarse.
Avancen, avancen.
Por fin traspusieron lo que creían era la última puerta pero una vez que lo hicieron fueron copados por cuando menos media docena de internos que ofrecían su servicio de estafeta a fin de avisarle a su interno que tenía visita. De esa media docena a cual más ofrecía un terrible aspecto capaz de asustar al mismo miedo.
Obvio que nuevamente tuvieron que desprenderse de "Veinte pesitos" aunque en esta ocasión sólo fue una cuota.
La eficiencia de comunicación interna resulta excelente ya que con simples señas y tres cortos chiflidos fue suficiente para que en escasos par de minutos, De Jesús se presentara en la puerta que marca el límite de tránsito permitido a los internos con la excepción del comité de recepción, nombre que identifica a los encargados de mandar llamar a los visitados.
La primera reacción fue representada por un tierno y a la vez fuerte y prolongado abrazo que hizo que ambos derramaran silencioso llanto. Después de casi tres minutos, De Jesús saludó igual, aunque con menor intensidad, a su hermano.
Gracias mano, muchas gracias. Nunca hubiera querido que me vieran así, pero ya ves.
No te preocupes.
Pasó el brazo por encima de los hombros de su mamá Y en silencio se encaminaron a una sal enorme donde ocuparon una mesa acondicionada con cuatro sillas de madera, asientos tapizados, un limpio mantel te tela decorada a vistosos cuadros verde y blanco y sin que lo notaran, cuatro internos se apostaron a discreta distancia con actitud de vigilantes por no decir guardaespaldas o "Guaruras".
Sin solicitarlo un quinto interno les ofreció refrescos de lata, sin destapar.
Así no hay pierde, nunca acepten que les sirvan abiertos porque te pueden haber echado algo. Mejor así.
Les comentó De Jesús.
La misma persona también dejó un servilletero y sin más se retiro. Esta operación la repitió en reiteradas ocasiones. Cuando no dejando bolsa, siempre sin abrir, de papas fritas, chicharrones, cacahuates japoneses y hasta un frasco con dulces de los que se promueven como "Para Diabéticos".
Efectivamente la mamá de De Jesús padecía Diabetes desde cuando menos una década.
En vano decir que las mesas que circundaban a la que ocupaban, nunca fueron ocupadas, lo que les permitió platicar por largo rato.
De Jesús se refirió a muchos tópicos eludiendo hacer referencia a su estancia forzada, sus motivos y sus causas.
Alguien se encargó de recalentar las viandas que su madre llevó y nuevamente fueron atendidos. Comieron los tres sin que nadie los molestara y con un servicio espléndido ya que aparte de los manteles individuales de tela deshilados al estilo de Oaxaca, les proporcionaron cubiertos metálicos incluyendo cuchillo y vasos de vidrio relucientes al extremo. Era un día especial para De Jesús y así fue tratado por sus compañeros sabedor de que algún día también a Él le tocaría el rol de atender de igual manera a la progenitora de alguno de sus compañeros. No es que tuviera una distinción especial. Así se las gastaban esos hombres, escoria de la sociedad, parias del destino.
Una vez que terminaron, coincidió con el termino de la visita por lo que De Jesús empezó a despedirse de su madre así como con un simple gesto de su hermano.
Salieron del salón y atravesaron un amplio patio donde grupos los internos se dedicaban a varias actividades. En una esquina bajo estropeada lona que en un tiempo fue de color azul, un grupo entonaba cantos cristianos dirigidos por un también interno con aspecto de pastor que ya peinaba abundantes canas. Se notaba que era uno de los de mayor edad.
Haciendo una especie de pasillo por donde forzosamente habrían de pasar, unos diez internos exponían para su venta algunas de las artesanías por ellos elaboradas, Cuadros en "Tercera Dimensión", Búhos tejidos con hilo Crochet, Cajas y Porta-retratos elaborados curiosamente con palitos de paleta, Flores de Papel Crepé, etc.
Más allá y a la vista de internos y custodios un interno con no muy buen talante ofrecía abierta y descaradamente carrujos de marihuana;
¡A quince, quince, quince, quince "Varos"!. De la buena, garantizada.
Pregonaba a viva voz ante la indeferencia de propios y extraños, el narco-menudista.
En el transcurso de la caminata se les acercaron varias veces los internos, unos pidiendo descaradamente para seguir en su "Viaje", en su vicio, vicio que no se requería indagar ya que era manifiesto el olor a "Petate" o a alcohol.
Tras una cerca de malla ciclónica un grupo practicaba con sencillos aparatos, el físico-culturismo y más allá dos "Quintillas" practicaban una especia de combinación de básquetbol y defensa personal.
En otro patio y haciendo rueda una docena de internos pulsaban sus bien cuidadas guitarras y entonaban canciones que iban desde boleros hasta rancheras.
Unos más sólo paseaban con las manos en los bolsillos y cabizbajos.
Llegaron a una raya marcada a manera de entre-calle de tabiques extruídos en color amarillo en el pasillo de concreto.
Bueno, hasta aquí llega mi mundo, no puedo ni debo pisar siquiera esa línea, aquí me despido. Caminen derecho y por favor no volteen para atrás, vayan directo a la puerta y no se les olvide recoger su identificación.
Dios te bendiga.
Le dijo su madre, dándole su bendición.
Nos vemos.
Fue la despedida de su hermano a lo que contestó lo mismo.
Nos vemos.
Dejaban viva la imagen de la derrota y la decepción con un futuro incierto.
No te creas hijo, mientras esté aquí adentro, cuando menos tengo la certeza de dónde está.
Fue el comentario que hizo su madre a su hermano ya de salida.
Salieron como se los había indicado y volvieron a pasar todos los trámites ahora a la inversa solamente que ahora no hubo "Veinte pesitos" para nada sólo la mala cara y mal modo de los guardias.
Mostraron varias veces el dorso de su muñeca al paso por una lámpara de luz ultravioleta, era una de las seguridades a fin de evitar la evasión de algún interno.
¿Se han escapado?
Hasta con uniforme de custodio o de traje y corbata o hasta vestidos de mujer, hubo uno que salió vestido con sotana repartiendo bendiciones como sí fueran indulgencias.
¿?
Fue hasta que estuvieron afuera que su madre soltó toda la tensión y aunque no era la primera vez que lo visitaba en esa circunstancias no dejaba de ser sumamente doloroso y lo peor, lo que sentía, su corazón iba absorbiendo esas emociones acercándose minuto a minuto a la muerte silenciosa, ¡El Infarto!.
Fueron escasas las oportunidades que se presentaron para recibir nuevamente la vista de su madre. En una de esas ocasiones, a decir verdad la última vez, le comentó que había solicitado su traslado al Penal de las Islas Marías.
Ahí cuando menos no hay rejas.
Creo que allá si que me va a resultar más difícil visitarte.
Le dijo en son de broma su madre.
No te preocupes. Con buena conducta salgo antes. Ya estoy tramitando dar clases de primaria y secundaria abierta y tal vez hasta en la escuela oficial donde asisten los hijos de los "Colonos".
Espero en Dios y la Santísima Virgen de Guadalupe, Nuestra Señora de San Juan de los Lagos y la milagrosa Virgen del Carmen que te acepten y que sea para tu bien.
No te preocupes, verás que si se me hace.
Fue la última vez que platicaron aunque en un par de ocasiones se comunicó telefónicamente, una en su cumpleaños y otra el veintiocho de septiembre para decirle que lo había aceptado a pesar de su edad y que salía en una hora en la "Cuerda" a las Islas.
Ya se me hizo jefecita, me voy a las Islas Marías.
Llevas mi bendición, el Manto Sagrado de la Virgen te cubra y te lleve por buen camino.
El crédito de la tarjeta telefónica se agotaba y se dejo escuchar la alarma de cinco segundos restantes, sólo alcanzó a decirle;
Te quiero hijo, cuídate.
En el mundo penitenciario, salir de cualquier prisión para terminar de purgar una condena en las Islas Marías, es casi como salir del infierno, para entrar al cielo.
Al llegar a bordo de un tetramotor de la Fuerza Aérea Mexicana junto con otros cuarenta y cuatro "Afortunados" fue formado en grupos de quince y a continuación esto fue lo que escuchó de voz del director de la colonia Penal Islas Marías, Saúl Beltrán Mantera;
Señores, sean ustedes bienvenidos, están ustedes ingresando el día de hoy a la colonia Penal Federal Islas Marías.
Cómo ustedes quieran que los tratemos los vamos a tratar, de ustedes depende, aquí se puede vivir y se puede vivir bien. Señores hay que respetar el reglamento, las normas y a cambio de eso se puede vivir bien.
Después recordaría en un cuaderno que le sirvió de diario aunque las anotaciones fueron muy esporádicas;
Haz de cuenta que llegue a la gloria, porque me siento libre, no tengo la misma presión que tenía allá en los reclusorios
Cuando bajaba del avión uno de los internos decía:
¿Me deja echarme a correr?", Y no era por escaparse de nada sino que simplemente decía: la sensación de libertad que siento es otra ¿No?
Cuando a otro interno le llegó su turno de comentar, dijo:
Mi nombre es Rubén, tengo la edad de 30 años y vengo por delitos contra la salud. Realmente ya no queremos ser delincuentes, hemos aprendido que llevar una vida recta es lo mejor y ahora con la estancia en prisión que hemos tenido pues hemos rectificado nuestro camino"
Silvano, colaborador en el restaurante del Capitán Macedo, comentó;
Tengo 44 años, ahí en la cárcel tenía demasiada presión, yo hasta llegue al punto de pensar que ahí me iba a morir, que nunca saldría y que perdería a mi familia, a mis hijos, eso pensaba cada día, no tenía idea de cuándo iba a terminar todo esto, pues no lo sabía, pero que me han dado esta oportunidad no la voy a desperdiciar.
"El Chavo Palancas" como se le conocía a David Espinal comentaba;
En la vida del criminal, uno no lo piensa, lo hace, ya cuando lo sentencian a muchos años, uno se arrepiente.
Se dio cuenta que la libertad reglamentada que se vive en este penal bajo la convivencia familiar es importante para que el individuo encuentre su integración a la sociedad. Y ya estando ahí se dio cuenta, en lo personal que es un ambiente de libertad total, no-total pero si existe mucha libertad.
Después se enteraría que las Islas Marías funcionan como Colonia Penal desde principios del siglo pasado cuando el entonces presidente Porfirio Díaz así o dispuso, aunque en los sesentas se ganó una justificada fama como el peor de los castigos, una cárcel dura, la más dura de entonces, en donde todo era oscuro, los castigos rallaban en el tormento, no los dejaban ir a ningún lado, los golpeaban, los maltrataban.
Actualmente la situación ha cambiado.
Oye te estoy hablando de las Islas Marías. Me trasladaron para acá, nada más me tardé para avisarles porque no les había avisado del traslado, para que sepan que estoy bien.
Fue la llamada que rápida le comentó a su hermano.
¿Y por qué?
Porque yo me apunté, es voluntario, nada más que no les había avisado porque como ya me había apuntado en años anteriores y no se había hecho el traslado pensé que este tampoco lo iban a hacer, pero este si lo hicieron, no yo estoy bien gracias a Dios, mucho mejor de donde estaba.
Sí, pues que bueno, si crees que vas a estar mejor ahí pues que así sea.
Así es, porque ya estoy bien aquí, aquí se acabaron las rejas, se acabaron los candados, ya no estoy encerrado nada más que estoy en una isla, pero no, no importa estoy mucho mejor".
Hace más de cuarenta años, estos fueron los muros de agua, con el paso del tiempo las Islas Marías se ha convertido en un modelo del sistema penitenciario. Hasta hace muy poco esta colonia penal, estuvo a punto de desaparecer, hoy el Gobierno Federal pretende rehabilitar la única cárcel en México, sin rejas, hacer realidad el concepto de "Rehabilitación".
Este es un lugar lejos de la gente ordinaria, estamos en una isla, en medio del mar y pienso que aquí, si uno pone de su parte, se readapta como debe de ser, porque aquí no hay tantas rejas, aquí hay puertas abiertas y pues esta el mar, y allá pues todo era órdenes y castigos y todo eso, entonces nos tenían como esclavos.
El director en las Islas Marías reitera que es "un convencido de que la readaptación existe y por eso estoy aquí y quiero manifestarle que el artículo 18 constitucional menciona que la base de la readaptación debe de ser el estudio, el trabajo y la capacitación para el mismo, aquí se estudia, se trabaja como obligación que es la "Melga" y tenemos la capacitación, dándose esto que lo que me exige a mi el 18 constitucional se cumple y por eso estoy convencido que la readaptación social se cumple en la isla. La vida en la isla es tan apacible, que parece todo menos una cárcel, le llaman "El Pueblo" y hasta cuenta con un restaurante en forma no como el del Capitán Macedo. Aquí hay trece campamentos de los cuales sólo funcionan cinco, cuando llegue había una población penitenciaria de sólo quinientos noventa y cinco de los cuales diecinueve son mujeres.
Ahí conoció a Doña Ana, vive con su pequeño hijo, Luis, él no sabe que esta en una cárcel, piensa que su madre es la costurera del pueblo. Le comentó;
"Me ha dolido mucho la separación de mis hijos, porque tres tengo afuera y uno tengo aquí, entonces en una sentencia de veinte años, llevó doce y pues si es triste para uno. Yo vengo trasladada del otro lado y mi marido es el que hacía las cosas, yo si sabía, pero usted sabe, De Jesús que uno está entre la espada y la pared, es tu marido y como vas a poner a tu marido. Ahora me dieron la oportunidad de rehacer mí vida, ahora tengo una nueva pareja y la ilusión de salir algún día al continente. A mí pareja lo conocí aquí, en Islas Marías, que hace dos años salió libre y él viene a visitarme, es el papá de mi hijo que tengo horita y él nació aquí en el hospital de Islas Marías". Tengo la ilusión y meta de salir sana y salva de este lugar y yo sé que mis hijos me están esperando afuera".
Los jueves, en el muelle del campamento de Balleto llega el barco de la Armada, que traslada a los familiares de los internos.
Sólo en las Islas Marías, de acuerdo a su buen comportamiento, los internos tienen el beneficio de vivir con su familia. Aunque De Jesús no piensa siquiera en una remota idea el trasladar a su familia, es más ya deben de haberle entablado Demanda de Divorcio y bien que se lo ganó.
El "Charchufas" le dijo;
No seas güey De Jesús, aquí hay una área para la convivencia familiar y esta es una opción que se nos da para cuando traje a mí esposa y a mis hijos y hasta me asignaron una casa, son unas casas que ya estaban construidas aquí, la rehabilitaron son casas muy bien hechas, dignas y pues yo si que me animé a traer a mí "Vieja" y mis "Chilpayates", esto si que es una mejor opción de vida.
Ahí De Jesús encontró casi todo el Código Penal, desde homicidas, hasta traficantes de droga, los únicos que no son admitidos en esta colonia penal son aquellos internos procesados por crimen organizado y delitos sexuales. En una carta que le envió a su hermano le comentaba;
Aquí, la mayoría son "burreros", transportistas, sin más ambición que la necesidad o como yo que por el puro placer, tu sabes, la emoción. Hay algunos que andan trabajando por ahí y les ofrecen un dinero o les dan dinero, como quien dice, adelantado, pues ya lo tienen a uno para que lo haga y uno no se puede rajar porque muchas de las veces le dicen los compañeros; "No pues si ya recibistes el dinero tienes que hacerlo". Algunos vendieron su alma al diablo por tan sólo dos mil pesos, pero también hay quienes se arriesgaron por más de medio millón de pesos.
En la Islas la totalidad, como De Jesús son víctimas de sus propios errores, la mayoría de su ignorancia y en algunos casos de su pobreza.
Pues hay más presos por ser pobres que por ser culpables, porque si hay muchos inocentes aquí en la cárcel yo veo mucha pobreza entre los internos quizá a algunos no los vistan ya ninguno de sus parientes, otros pues la mujer ya los dejó también. Es lo que más duele, porque cuando existe un amor, un cariño, acostumbrarse a una mujer, tener un hogar, una familia, si duele. Cae la noche en las Islas Marías, estamos en el campamento Morelos, los nuevos internos pasan lista, es una de las reglas tres veces al día. En la mañana, los nuevos internos ven algo que hace mucho no habían visto. En la isla, la melga o trabajo obligatorio comienza muy temprano. Hasta se levanta uno con ganas de trabajar, seguir adelante, y sin embargo, allá en el "Reclu" se levantaba uno todo amargado, con ganas de pelear y todo eso y aquí no, estoy viendo que todas las cosas son diferentes, hasta se levanta uno a gusto, contento, porque, porque me siento libre. Estamos ante un sistema penitenciario especial y que bueno porque es una nueva opción de vida para la readaptación social.
Ahora De Jesús sabía y comprendía que la libertad no esta afuera, sino en uno mismo.
Depende de las etapas que hayan transcurrido durante su estancia en el penal. Estamos personas que hemos pasado unas etapas criticas, duras y que llega el momento en que hacemos una reflexión de lo que ha sido nuestra vida y nos rehabilitamos y existen tal vez personas que no pasan las mismas etapas y que tal vez pueden no llegar a rehabilitarse, pero depende de cada persona, no depende del lugar donde uno se encuentre porque si me pongo a ver eso la gente que anda libre en las calles, esa anda libre, entonces ¿Por qué ellos caen en la delincuencia… si están libres?.
Así podría estar yo.
Retumbó en sus adentros aquella última vez que escuchó la voz de su madre:
Te quiero hijo. Cuídate
Ahora tenía muchas preguntas, pero no todas tenían repuesta.
En esos momentos y a muchos kilómetros de distancia su madre trataba de conciliar el sueño después de que mentalmente y con toda la fe de una madre, había lanzado a los cuatros lados las bendiciones que a diario acostumbraba invocar al tiempo que en sus adentros resonaba:
"Nadie nos da tantas alegrías como los hijos, nadie nos da tantos dolores como los hijos. Por eso se quieren tanto. Dios mío, quiero a mis hijos y nada en el mundo va a cambiar eso"
Enviado por:
Norberto Villegas
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