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Comportamiento de la violencia en el Adulto mayor en un consultorio médico


Partes: 1, 2

  1. Resultados
  2. Conclusiones
  3. Recomendaciones
  4. Referencias bibliográficas

Resumen

Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal en 200 pacientes mayores de 60 años de ambos sexos y etnia, atendidos en el consultorio 11-6-1, municipio Remedios, con el objetivo de conocer el comportamiento de la violencia en el adulto mayor. Al concluir la investigación el 61,2% de los adultos mayores refieren haber recibido algún tipo de violencia, el 60,1% son femeninos, en las edades comprendidas entre 66 a 70 años (24,9%), con estado civil casado (34,7%), primaria sin terminar (42,5%) y amas de casa (41,9%). El 44,5% son violencia psicológica de tipo mixto y la física 86,9% de los cuales fueron los empujones. Los hijos son los agentes agresores de mayor frecuencia (46,4%). El 41,8% de los adultos sufren de violencia o maltrato de forma cotidiana. Se recomienda fomentar actividades administrativa de salud encaminadas a conocer todos los factores que pudieran contribuir al maltrato o violencia de los ancianos. Palabra Clave: Violencia en el adulto mayor? Atención primaria?Violenncia física ?Violencia familiar.

Introducción

La tercera edad es una etapa trascendental en la vida de hombres y mujeres en los que muchos la ven como el final triste de nuestra existencia, en lo que a su modo de ver es la privación del disfrute y la no realización de viejos y nuevos planes y proyectos porque precisamente nos ha faltado la preparación para llegar a esta etapa y por otro lado no hemos visto con optimismo la misma.

En este período es necesario reconocer que en el proceso de envejecimiento individual existe una compañía natural que es la declinación gradual de las condiciones de salud física y mental que junto al cese de la vida laboral y social trae consigo la dependencia de ingresos públicos, la reacción lógica de la esperanza de vida activa y saludable conducen a la creación de servicios especializados que contribuyen a lograr una mejor atención a una población que envejece y que está ahí presente.

Existe una dinámica constante del balance entre las fuerzas regenerativas y degenerativas a lo largo del proceso de la vida. El momento preciso en que comienza el envejecimiento se desconoce aunque algunos plantean que se inicia con el nacimiento (1).

El grupo de personas de 60 años y más es el que con mayor rapidez está creciendo en el mundo, se sabe que hace alrededor de 50 años este sector de la población se calculaba en 215 millones y se pronosticaba que en los primeros años del presente siglo más del 30% total en un gran número de países estará integrado por senescentes y ancianos (2).

La longevidad del ser humano según los estadios de población realizados hasta el momento, sugiere que está determinada genéticamente y que las diferencias entre longevidad máxima y promedio de vida dependen del medio ambiente donde se incluye la parte socioeconómica y los estilos de vida (1-2)

Cuba país subdesarrollado pero con un proyecto social de carácter socialista que ha posibilitado un desarrollo económico y social en ascenso reflejado en la prolongación de la esperanza de vida y una tendencia al envejecimiento de su población, sienta bases para desarrollar programas pertinentes.

El porcentaje creciente de este grupo denominado, por mucho el de la Tercera edad, sugiere un enfoque y una atención multidisciplinaria, en sus diversos aspectos: biológicos, económico y social. (1)

Existe una dinámica constante del balance entre las fuerzas regenerativas y degenerativas a lo largo del proceso de la vida. El momento preciso en que comienza el envejecimiento se desconoce aunque algunos plantean que se inicia con el nacimiento.

El grupo de personas de 60 años y más, es el que con mayor rapidez está creciendo en el mundo, se sabe que hace alrededor de 50 años este sector de la población se calculaba en 215 millones y se pronosticaba que en los primeros años del presente siglo más del 30% total en un gran número de países estará integrado por senescente y ancianos. (2)

La longevidad del ser humano según los estadios de población realizados hasta el momento, sugiere que está determinada genéticamente y que las diferencias entre longevidad máxima y promedio de vida dependen del medio ambiente donde se incluye la parte socio-económica y los estilos de vida. (1-2)

La violencia constituye una de las afectaciones más severas que azota a la humanidad desde épocas muy remotas, la cual ha sido la causa de muchas muertes, problemas sociales entre las familias, comunidades y entre países continentes como ocurren en las guerras actuales, que por su magnitud van más allá del deterioro de la sociedad, como lo es en el propio hombre, que llega a crear diversas maneras para autodestruirse (1-4).

En la 49 Asamblea Mundial de la Salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) adoptó una resolución donde declara que "La violencia constituye un problema prioritario de salud pública y al mismo tiempo reconoce las graves consecuencias inmediatas y futuras que genera para la salud y el desarrollo psicológico y social de las personas, las familias, las comunidades y los países (5).

En América latina la prevalencia de la violencia o maltrato no es conocida en su totalidad debido al alto índice de casos no denunciados (conocidos como cifras ocultas) y al no existir fuentes que proporcionen datos exactos sobre la incidencia de violencia o maltrato en este grupo poblacional dado que no existe una instancia administrativa especializada abocada a la atención de casos específicos de maltrato a personas adultas mayores (6,7,8).

En Cuba, al ser un país con una gran población envejecida, la atención al adulto mayor constituye un problema de salud y aún más cuando se relacionan con las condiciones socioeconómicas y culturales que predispone a la violencia y al maltrato no sólo en el adulto mayor sino en la población en general, del cual existen evidencias que señalan el incremento de muertes por actos violentos, que ocasionan pérdidas humanas, incapacidad y estados depresivos en el país (9, 10, 11, 12, 13).

En tal sentido, se realizó esta investigación con el objetivo de conocer la frecuencia de la violencia en el adulto mayor en los pacientes atendidos en el consultorio11-16-1 del municipio de Remedios..

Las distintas formas de expresión individual y colectiva de la violencia, los factores que la originan y las consecuencias sociales que generan hacen de ella un fenómeno complejo. Se estima que la violencia tiene un carácter cambiante en función de la dinámica del poder y de la distribución de los roles y recursos, es por ello que pueden establecerse diferentes tipos de violencia (2-4). Se puede focalizar en las conductas violentas el empleo de la fuerza para resolver conflictos interpersonales. Es una forma del ejercicio del poder para eliminar aquellos obstáculos que se interponen en nuestras decisiones, acciones y se usa la fuerza.

Toda persona con independencias de raza, sexo o edad puede ser objeto de conducta maltratante. Esto ha ocasionado que los estudios sobre el tema de violencia se hayan dirigido a diferentes grupos, entre ellos a los adultos mayores.

El estudio de este fenómeno como problema social y sus diferentes manifestaciones, ha sido en los últimos años un tema de gran Interés para numerosos investigadores.

Si bien los ancianos han sido venerados y respetados como seres con una vasta experiencia, el abuso contra los mismos se remonta desde el siglo XI a.n.e en Mesopotamia y algunas tribus del África del Sur y del Centro, donde eran sacrificados cuando arribaban a ese período de la vida (6).

En el mundo actual hay una tendencia creciente a la violencia. En América Latina los países con mayor índice son en orden descendiente: Colombia, Brasil y Panamá, donde se reportan anualmente más de 102 mil casos de extrema violencia, de los cuales un 37.15 % de los maltratados constituyen ser ancianos.

En nuestro país con una población que excede a los 11 millones de habitantes tenemos algo más del 12,5% de la población por encima de los 60 años. La población cubana ha ido envejeciendo debido al aumento de la esperanza de vida, al desarrollo demográfico y a los movimientos migratorios. (9).

El maltrato a ancianos es el trato indebido o negligente a un anciano por otra persona que le cause daño o lo exponga al riesgo de sufrir daño a su salud, su bienestar o sus bienes (7,9).

A pesar de que el tema de la violencia ha sido tratado con bastante frecuencia, la violencia hacia los adultos mayores por parte de los familiares ha sido virtualmente ignorada hasta años recientes.

Aunque resulta inconcebible que los adultos mayores, débiles, dependientes, discapacitados sean objeto de conductas mal tratantes en el seno de la familia, principalmente por sus propios hijos e hijas, estos en nuestros días continúan siendo víctimas de la violencia familiar.

Problema Científico

Cuando se transita por la ancianidad, la violencia intrafamiliar hacia los senentes es motivo importante de preocupación y cambio en el estilo de vida, por cuanto la atención al adulto mayor constituye un problema de salud aún más cuando se relaciona con las condiciones socioeconómicas y culturales que predispone a la violencia y al maltrato.

Por la repercusión que tiene este fenómeno en la comunidad, hemos decidido realizar esta investigación, siendo nuestra principal interrogante:

Interrogante Científica:

¿Cómo se comporta la violencia intrafamiliar en el Adulto Mayor en un consultorio médico del Municipio de Remedios?

Objetivos:

General:

Determinar el comportamiento de la Violencia en el adulto mayor y su relación con el funcionamiento familiar y factores socio ambientales y de salud en ancianos evaluados en el consultorio Médico11-1-6 del Municipio de Remedios

Específicos:

1-Caracterizar los factores demográficos de la muestra.

2-Determinar los tipos de violencia que inciden en la muestra estudiada.

3-Identificar la frecuencia en que se producen actos violentos en el Adulto Mayor.

Desarrollo

 

La violencia, sea simbólica o física parte del ejercicio del poder entre distintos aspectos definitivos como la identidad, edad, pertenencia a una clase y el origen racial o étnico.

¿Es nuestra sociedad actual violenta?

¿Se considera a Cuba una nación violenta?

¿Existen manifestaciones diarias de la misma?

En un mundo cada vez más convulso y agresivo, nuestro país en cuanto a manifestaciones violentas explícitas (entiéndase por esto golpes, asaltos, agresiones directas) mantiene un índice bastante bajo, lo cual nos convierte en una nación considerada tranquila y con un alto estándar de seguridad ciudadana.

¿Pero eso es todo?

¿Solo con eso podemos decir o considerar si somos o no, los cubanos en la actualidad, seres violentos o intolerantes?

Primeramente deberíamos comprender

¿Qué constituye violencia?

Violencia: Toda utilización de la fuerza física o coacción psíquica o moral por parte de un individuo contra otro, contra sí mismo o contra objetos, produciendo la destrucción o daños de la otra parte o la limitación, o la negación de cualquiera de sus derechos

La palabra violencia proviene del latín vis que significa fuerza, esta última puede ser usada de forma física o emocional. El escenario más frecuente en que aparece este trastorno de la vida social es la casa, aunque existen otros lugares donde puede manifestarse, por ejemplo en la escuela, el trabajo y en la vía pública.

Es necesario abordar la violencia doméstica o intrafamiliar, por la importancia que tiene, pues en un hogar donde existan estas dificultades es probable que sus miembros desarrollen esta forma de comunicación o por el contrario se aíslen en detrimento de la autoestima y maduración de la personalidad de las víctimas.

Casi siempre la violencia se presenta en una relación diádica, entre dos personas, muy vinculadas por lazos afectivos, una de ellas tiene autoridad sobre la otra y suele ejercer acciones de poder; puede incluir padre e hijo, esposos o dos hermanos.

El victimario monopoliza el poder en la casa, por lo general posee algunos privilegios, es habitualmente quien sustenta económicamente a la victima y cree que puede cometer abusos, los cuales son inconscientes, pues no desea el mal para la persona afectada, sólo que piensa que debe exigir a cambio por sus atenciones y acostumbra a dirigir de forma autocrática, a veces en contra del criterio de los demás convivientes.

El abuso con la familia puede ser mediante restricciones económicas. Es común que los esposos violentos se apropien de los recursos del hogar aunque los familiares aporten valor útil provenientes del trabajo; también puede existir chantaje afectivo al ostentar el victimario todas las ventajas que los miembros de la casa obtienen de sus gestiones.

Las víctimas casi siempre silencian estos maltratos recibidos, les avergüenza que se conozca la situación más allá del núcleo familiar, se establece con la persona que usa la coerción una relación de sumisión a sus órdenes tal, como si los afectados por estos problemas fueran rehenes de quien tiene el poder en la familia, a esta característica se le ha llamado síndrome de Estocolmo, como alegoría a los bancarios asaltados en esa Ciudad en los años setentas, que defendieron a sus captores motivados por una relación de sumisión entre ellos.

En ocasiones suceden hechos de gran magnitud que afectan la estabilidad de la familia, en estos casos el victimario se arrepiente por haber causado daños físicos o emocionales, ofrece regalos a las victimas, quienes quedan complacidas después de estas atenciones, a este periodo se le llama calma amante, después le siguen días de armonía y concordia en el hogar, hasta que reverbera el ciclo y la violencia vuelve a presentarse cada vez con mayor intensidad.

Es conveniente que las personas afectadas aprendan a exteriorizar sus problemas y solicitar ayuda especializada que muy bien puede encontrarse en La casa de Orientación de la mujer y la familia, en los centros Comunitarios de Salud mental situados en todas las áreas de salud así como a los Médicos de familia, a las oficinas de Atención a los derechos ciudadanos de las Fiscalías Municipales entre otros.

Hasta hace relativamente poco tiempo habíamos creído que la agresión física era la única forma de violencia. Sin embargo la psicología moderna nos ha dado una nueva visión del ser humano y de sus necesidades psicológicas. Ahora sabemos que el fenómeno puede manifestarse más sutilmente, de tal modo que también hace daño a nuestros semejantes: las denominadas psicológicas o verbales y la patrimonial.(23).

ABUSO FÍSICO:

Actos asociados a tirar objetos a otros , pegar a alguien, empujarlo, halarle el pelo, producir quemaduras con cigarros u otro objeto como plancha, sartén etc. que provocan diversos traumatismos, inflamaciones, hematomas.

ABUSO EMOCIONAL O PSICOLÓGICO:

Se vincula a la descalificación, insultos, amenazas, tanto de abandono como de golpes, portazos o tirar objetos al piso, así como silencios prolongados, es conocido como maltrato psicológico.

ABUSO SEXUAL: La imposición para realizar el acto sexual (tocamiento, caricias o penetración oral, vaginal o anal) en contra de la voluntad del otro.

Atentar sistemáticamente sobre la autoestima de una persona mediante críticas, abandono o insultos, destruir su ropa, documentos o recuerdos, también son formas de violencia.

No caben dudas de que a veces los golpes al espíritu son mucho más dañinos que los golpes a la piel. Las víctimas de este tipo de violencia, por lo general continúan sufriendo calladamente y por eso no reciben la ayuda necesaria.

Una persona golpeada puede mostrar sus heridas, sin embargo la que es golpeada sistemáticamente en la psiquis no tiene heridas físicas que mostrar y como este tipo de abuso ocurre en la privacidad del hogar, suele pasar inadvertido.

Desde el punto de vista evolutivo, la violencia es una respuesta de supervivencia genéticamente determinada ante fenómenos como el hambre, la sed, los depredadores entre otros.

Evolutivamente explican los expertos quienes mejor se han enfrentado a los peligros, a través de su agresividad .han sido seleccionados naturalmente. De aquí que algunos investigadores consideran que los seres humanos podrían estar genéticamente predestinados para la violencia. Entonces surge una interrogante:

¿Por qué no todos somos violentos?

Aunque existen numerosa teorías psicológicas sobre la violencia, todas tienen una serie de puntos en común y uno de ellos es que el ser violento tiene un problema psicológico o psiquiátrico que lo hace sentir más vulnerable, inseguro y con baja autoestima, por lo cual siente la necesidad de compensarlo mediante la violencia, enfrentándose con quien o quienes lo rodean. A partir de ahí muchas terapias buscan las causa de la violencia en la infancia y en los problemas que experimentó la persona al crecer, asumiendo que si convivió con este tipo de comportamiento en el hogar, tendrá más posibilidades de asumir el mismo patrón.

La violencia no se elimina con la violencia

También se ha explicado la conducta violenta como una expresión de la ira y enojo, de hecho se ha creado una forma de tratamiento que permite a las personas sacar lo que tienen dentro, golpeando almohadas y objetos similares y gritando para expresar libremente esa emoción. Este tipo de tratamiento se conoce como control de la ira y nos puede hacer plantearnos una cuestión.

¿El hecho de animar a una persona violenta a que golpee un objeto controlado reduce su agresividad o la aumenta, al reforzar sus manifestaciones agresivas y generalizar su respuesta a la vida real?

Esta teoría supone que el hombre debe aprender a expresar la ira adecuadamente.

Otra explicación psicológica es la que se realiza desde la teoría de sistema cuya explicación supone que es la familia la que está dañada y no solo el individuo. Trata de esclarecer de que manera todas las partes de una familia determinada participan como responsables de la violencia en un hogar.

Esta interpretación ve a al individuo en compañía de un sistema que tiene cierto equilibrio que cuando se rompe por influencia del individuo o de la familia, surge el potencial para la violencia.

La posición psiquiátrica sugiere por su parte, que el hombre tiene una enfermedad mental grave y por eso es violenta.

Sus normas de razonamiento están fuera de las regulaciones sociales se creería que es un psicópata o sociópata. Sin embargo esta teoría esta teoría puede suscitarnos una pregunta: si la violencia es fruto de una enfermedad mental ¿Por qué es selectiva?

Por ejemplo, las personas que son violentas en el hogar, no tienen por qué serlo necesariamente en el trabajo o con un amigo.

Para dar una explicación a por qué la violencia en muchos sujetos es selectiva o lo que es lo mismo no se reproduce en todos los contextos de su vida , hemos de remitirnos a otro nivel: el sociocultural: según una importante teoría existe una división dicotómica que se establece en muchos ámbitos hombre-mujer, jefe-trabajador, policía-ciudadano, profesor-alumno, padre-hijo, de forma que analiza esta división artificialmente creada entre los hombres, que ha supuesto la creencia desde casi el principio de la humanidad de la superioridad de unos sobre otros.

El debate sobre el origen innato o aprendido de la agresividad destructiva en el ser humano seguramente no terminará nunca. Ya sea que se acoja una hipótesis o a la otra, lo que si puede afirmarse con certeza es que el hombre ha sido persistente en su lucha por la destrucción. Además de aprender a reconocer la violencia en sus formas más sutiles, poco puede avanzarse en la indicación de este mal si no se vencen las falsas creencias que lo acompañan.

Ante una situación de violencia.

Dialogar: En muchas ocasiones no exponemos nuestros criterios por temor a incomprensiones, si todos los implicados no manifiestan sus argumentos de manera respetuosa, no se podrá llegar a un entendimiento común.

Fomentar el amor y el respeto: Estos sentimientos son la base para establecer relaciones humanas sólidas: si no respetamos los sentimientos por la otra persona, no seremos capaces de entendernos y buscar soluciones equitativas.

Buscar orientación y ayuda: En ocasiones no conocemos cómo enfrentar los conflictos que se nos presentan en la familia. En la mayoría de los casos los sucesos de violencia extrema que se dan en el hogar están precedidos de otros actos de violencia no resueltos. Buscar ayuda a tiempo, puede salvar situaciones que luego se tornen críticas o irreversibles un consejo, orientación o apoyo profesional nos pueden ayudar a visualizar y solucionar y solucionar de mejor manera los problemas.

La violencia intrafamiliar es tan reprobable en la sociedad cubana que nuestro Código Penal recoge como agravante el ser cónyuge y el parentesco hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidades los delitos contra la vida y la integridad corporal y contra la familia, la infancia y la juventud.

La familia es la célula fundamental de la sociedad y para cada ser humano debería ser el ámbito de seguridad y afecto que todos necesitamos sin embargo, para que sea así es necesario que se respete el derecho de cada uno de sus integrantes y que seamos buenos ejemplos de conducta.

Desde 1997 la Federación cubana coordina el grupo nacional de trabajo para la prevención y atención a la violencia intrafamiliar, integrado permanentemente por los Ministerios de Educación, salud, interior y justicia, Fiscalía General de la República, instituto de Medicina Legal, Unión Nacional de juristas de Cuba, Centro Nacional de Educación sexual, instituto Cubano de Radio y Televisión, Tribunal Supremo Popular y Policía Nacional Revolucionaria. Este trabajo se multiplica en cada provincia y Municipio nuestro.

Material y Métodos

Se realizó un estudio descriptivo, de corte transversal, en el consultorio 11-6-1 municipio Remedios, en 200 pacientes de 60 años y más con referencia de violencia o maltrato, durante el período de septiembre 2009 hasta Septiembre del 2010. A todos los pacientes se les solicitó su consentimiento de participación. Se excluyeron de la misma los menores de 60 años de edad, que se negaron a participar, y aquellos que presentan limitaciones físicas o mentales y no cooperen con la recolección de la información (trastornos cognitivos severos, enfermedad mental descompensadas y enfermedad cerebro vascular con afasia.

El estudio estuvo justificado desde el punto de vista ético, ya que se realizó conforme a los principios establecidos en la declaración de Helsinki (22).

El estudio se realizó en el consultorio 11-6-1 del municipio Remedios, en 200 pacientes adultos mayores que acudieron por diversos motivos, que al referir haber sufrido algún tipo de violencia o maltrato estos conformaron la muestra objeto de estudio (153 adultos mayores).

Una vez en consulta los adultos mayores que refirieron algún tipo de violencia o maltrato se les explicó el objetivo del estudio y se les ofreció una información sencilla y detallada de la investigación, que incluyó una explicación de la importancia de conocer todos los aspectos relacionados con la violencia o el maltrato referido.

Después de haber obtenido el mismo, se les confeccionó a todos una planilla encuesta, en la que se recogen sus datos generales: nombre y apellidos, edad, sexo, estado civil, escolaridad y ocupación.

Se investigó también las formas de violencia o maltrato sufrido (psicológica o física), los agentes agresores que generaron la violencia y la frecuencia del acto de violencia, los cuales constituyeron las variables a medir en el estudio.

Variables del estudio

 

Violencia o maltrato: se categorizó de la siguiente forma: Si: refirieron haber sufrido algún tipo de violencia o maltrato. No: negaron haber sufrido algún tipo de violencia o maltrato. Estado civil: Fueron categorizados de la siguiente forma: casado, concubinato, viudos y solteros.

Escolaridad: Primaria sin terminar, terminada, enseñanza media, bachiller, universitario, técnico superior y iletrados.

Ocupación: Independiente de su escolaridad refirieron durante el interrogatorio estar vinculado algún tipo de actividad laboral por ejemplo: trabajador estatal, comerciantes, técnicos, obreros, etcétera y otros que no están vinculados a ninguna actividad laboral estatal o particular pero si realizan labores hogareñas como son las amas de casa, los jubilados(as)

Y los desocupados(as).

Forma de violencia psicológica: Se consideró cuando el acto ocasionó en el adulto mayor angustia mental, infringe pena, aislamiento, humillación y dolor (sentimental) como son amenazas, insultos verbales, no verbales y miradas. También se incluyó la negligencia o desatención (no preocuparse por su salud, higiene, porte y aspecto personal, alimentación y recreación, etcéteras que puede ser tanto social (proveniente de los consultorios, farmacias, clínica) o familiar (hogar).

Forma de violencia física: Refirió algún tipo de agresión física, con el uso de la fuerza manual, el puñetazo, el empujón con uso de las manos o instrumentos u objetos, ataduras y le ocasiono injurias, heridas y dolores o discapacidad.

Agentes agresores: Agentes que propiciaron la violencia o el maltrato en el adulto mayor como son: los hijos, familiares, vecinos, su pareja, convivientes no familiares, los cuidadores, y mixto.

Frecuencia del acto de la violencia: Se categorizó de la siguiente forma independiente de que fuera psicológica o física: Una vez: al menos una vez en su vida recibieron algún tipo de maltrato o violencia de cualquier índole.

Varias veces: Refieren que en varias ocasiones en la semana, al mes o al año en su vida recibieron algún tipo de maltrato o violencia de cualquier índole.

Forma parte de la vida cotidiana: Refieren que todo el año (diario) reciben algún tipo de maltrato o violencia de cualquier índole.

El análisis estadístico se realizó de forma descriptiva, determinándose frecuencias absolutas (n) y relativas (%) de los pacientes para cada categoría estudiada.

Discusión

Los ancianos al igual que las mujeres y los niños constituyen un grupo vulnerable y victimas frecuente de abusos y maltratos por parte de sus cuidadores y personas que conviven con ellos, conformando el límite superior del llamado Síndrome de violencia familiar (15, 16, 17).

La prevalencia del maltrato en los adultos mayores es difícil de precisar, ya que el perfil de la víctima suele ser el de una persona incapacitada para solicitar ayuda, que presenta sentimientos de culpabilidad frente a su situación o que teme a las posibles represalias del cuidador, al que frecuentemente le unen lazos de gran dependencia, lo que hace que exista una gran variabilidad de fuentes y de metodología en los estudios de prevalencia, no obstante se estima que alrededor de un 3-10% la violencia o el maltrato sea unos de los motivos de consulta del anciano(18, 19).

En tal sentido, al evaluar la distribución de los adultos mayores que fueron atendidos en consulta y objeto de algún tipo de violencia en un área de salud del municipio Remedios específicamente en el consultorio médico 11-6-1 se evaluó el comportamiento de la violencia o maltrato sufrido por estos, se destaca una alta proporción de adultos mayores que refieren haber recibido algún tipo de violencia o maltrato independiente del motivo de consulta (Gráfico 1).

Estos resultados refuerzan lo anteriormente expuesto, dado que el estudio fue realizado en una comunidad donde predomina el bajo nivel sociocultural, económico y financiero que hacen que los ancianos mayores sean objetos de una diferenciación especial, que van aparejado a los cambios y la disminución de sus facultades físicas aunado a la exaltación de valores sociales, donde la juventud predomina como el ser fuerte y valioso, lo cual conlleva a que las personas mayores sean ignoradas, desatendidas, discriminadas o maltratadas .

En la práctica médica esto se expresa de diversas formas de violencia (física, psicológica y económica) que constituyen los motivos de consulta en la comunidad (20,21,22,23).

Estudios epidemiológicos realizados en diferentes países subdesarrollados específicamente en Latinoamérica, reportan que más del 50% de los adultos mayores sufren de algún tipo de violencia o maltrato en un momento de sus vidas, y la mayoría son mujeres, hecho que se explica porque son ellas las que permanecen el mayor tiempo dentro del hogar, tienen todo tipo de responsabilidad social, económica, educacional y orientadora dentro de su hogar, y por otro lado en su mayoría tiene bajo nivel de escolaridad, hechos todos que les dificulta resolver diversos problemas dentro del hogar o entorno familiar, lo que hace que sean las más vulnerables a la violencia o al maltrato y aún más cuando son mayores de edad (24, 25, 26).

Otros autores señalan que el bajo nivel socioeconómico dentro del hogar, la ingestión de bebidas alcohólicas y las enfermedades crónicas propia de la edad contribuyen al maltrato y a la violencia (27, 28, 29). Otro elemento epidemiológico a destacar en los estudios realizados sobre la violencia en el adulto mayor es la edad, donde se señala que mientras mayores sean los adultos mayor es el riesgo de sufrir algún tipo de violencia, dado que en su mayoría al presentar enfermedades demenciales o incapacidad, y sufrir de aislamiento social y la falta de apoyo hacen que sean atacados o reciban algún tipo de violencia o maltrato por parte de la familia que lo rodea e incluso por la propia sociedad o por el medio donde viven .

Los resultados refuerzan lo planteado anteriormente, al obtener que la mayor proporción de adultos mayores que aquejaron sufrir algún tipo de violencia o maltrato son del sexo femenino y con edades entre 66 y 70 años (Tabla 1), hecho que se explica por los mismos factores anteriormente expuesto.

En cuanto al estado civil, se señalan por varios autores que los individuos casados o que viven en concubinato reportan más de un 50% haber sufrido algún tipo de maltrato o violencia, hecho que se explica, que por lo general son individuos que desde su juventud tienen problemas socioculturales, económicos, que los hacen vulnerables y sensibles a los actos violentos, que cuando llegan a la edad adulta, se les une los conflictos de la familia, hijos, etcétera que los conllevan a que sean más violentos.

Al evaluar en el estudio realizado el estado civil de los adultos mayores que sufrieron algún tipo de violencia se destaca una alta proporción de adultos mayores casados y concubinatos (Tabla 2), hecho que se explica por las propias características de las familias evaluadas dentro de la comunidad como son el bajo nivel sociocultural y económico que hacen que se generen determinados conflictos dentro del ámbito familiar, donde los más afectados son los adultos mayores hecho que coincide con lo reportado por varios investigadores(27-28-29-30).

Otro de los elementos es el grado de escolaridad, donde se señala en la literatura internacional que los mismos se presentan en un alto porcentaje en aquellas personas que tienen bajo nivel de escolaridad, lo cual propicia el no entendimiento de diversas situaciones que surgen en las familias de bajo nivel socioeconómico, que los conlleva a cometer hechos violentos o maltratos específicamente en las edades extrema de la vida. Hecho que se refuerza en la investigación donde al evaluar la distribución de los adultos mayores atendidos en el consultorio médico por algún tipo de violencia según el nivel de escolaridad (Tabla 3) se obtuvo una alta proporción de adultos mayores con hechos violentos o maltratos con primaria sin terminar o primaria terminada, y que estos fueron disminuyendo de frecuencia a medida que el nivel de escolaridad fue superior, lo cual se explica por lo expuesto anteriormente (21-31).

Como se mencionó anteriormente, la mayoría de los hechos violentos o maltratos identificados en los adultos mayores ocurren en el hogar y en las mujeres, dado que estas por lo general al llevar la máxima responsabilidad dentro de la organicidad del hogar son amas de casa y jubiladas con o sin enfermedades degenerativas de la edad, lo cual propicia que su permanecía en el hogar las haga vulnerables a la violencia (32, 38).

Los resultados de la investigación refuerzan lo anteriormente planteado al evaluar la distribución de los adultos mayores atendidos en el consultorio por algún tipo de violencia según ocupación (Tabla 4) al obtener que la mayoría fueran amas de casa y jubiladas, que al convivir dentro de la comunidad son vulnerables a los hechos de violencia o maltrato.

Publicaciones de la OPS/OMS exponen de manera clara las formas de manifestarse el maltrato o abuso en los adultos mayores, por ejemplo, el abuso psicológico o emocional, que se manifiesta cuando están presentes amenazas de abandono, las amenazas de acusación, el acoso, la intimidación con gestos o palabras y la infantilización, así como también la limitación de sus derechos (de privacidad, de decisión, de información médica, de voto, de recibir correspondencia o de comunicarse con quién quiera), lo cual explica que investigaciones al respecto realizadas en diversas partes del mundo reportan que la prevalencia del maltrato de tipo psicológico (95%) sea mayor que el maltrato físico, lo cual es un fenómeno muy complejo por su multicausalidad y multifactorial (34).

En la investigación se obtuvo que dentro de los tipos de maltrato psicológico en los adultos mayores evaluados, la mayor frecuencia fuera del tipo mixto (Tabla 5), hecho que se explica por las propias características socioculturales y económicas de las familias evaluadas, que las hacen ser vulnerables a la violencia o al maltrato psicológico.

Al evaluar los tipos de violencia o maltrato físico en los adultos mayores se observó que la mayor frecuencia refieren haber sufrido un empujón (Tabla 6), lo cual refuerza lo reportado por varios autores donde señalan que la mayoría de los maltratos físico conllevan un maltrato de fuerza manual (33, 34).

Al evaluar la distribución de los agentes agresores que generaron la violencia en el adulto mayor (Tabla 7), se observó que la mayor frecuencia fue generada por los hijos, hecho que refuerza lo planteado y reportado por varios autores que señalan que muchos de los casos de malos tratos se derivan de la relación establecida entre padres e hijos desde siempre, es decir, se trataría de un conflicto paterno filial originado desde la infancia y mantenido hasta que el padre o la madre sean adultos mayores y son ellos los que se hacen dependientes de sus hijos, hecho similar se describe y se reporta por las estadísticas del PNCVFS, donde señalan que los principales victimarios de los adultos mayores son sus propios hijos adultos (44.4%), seguido en orden de frecuencia por los cónyuges 14.6%, la pareja actual (afectivo y/o sexual) 9.7%, u otros familiares (nuera, yerno, etcéteras)17% .Al evaluar la frecuencia del acto de violencia en los adultos mayores evaluados (Tabla 8) se destaca una proporción alta de adultos mayores que sufren de violencia de forma cotidiana, con respecto a las otras frecuencias de actos de violencia evaluados, hecho que se correlaciona con el bajo nivel de escolaridad, el bajo nivel socioeconómico y cultural de los pacientes evaluados que mientras mas bajo mayor predisposición a la violencia intrafamiliar y en la comunidad.

Resultados

Se evaluaron 200 pacientes adultos mayores atendidos en el consultorio médico por diversos motivos de los cuales 153 (61,2%) refirieron haber sufrido algún tipo de violencia o maltrato y sólo 47 (38,8%) no refirieron sufrir de violencia o maltrato (Gráfico 1).

En la tabla 1, se presenta la distribución de los 153 adultos mayores que refirieron algún tipo de violencia según sexo y grupo de edades. Se observa que la mayor frecuencia de los adultos mayores son femeninos 92 (60,1%) y 61 (39,9%) masculinos. Al analizar los grupos de edades, la violencia se observa con mayor frecuencia en las edades comprendidas entre los 66 a 77 años 55 (36,0%), seguido en orden de frecuencia por el grupo de 71 a 75 años 52 (34,0%), los de 60 a 65 años 38 (24,8%) y los de 76 y más 8 (5,2%). Al estudiar la distribución de los adultos mayores atendidos en el consultorio por algún tipo de violencia según su estado civil (tabla 2), se observa que la mayor frecuencia de los adultos son casados 53 (34,7%), seguidos en orden de frecuencia por el estado de concubinato 52 (33,9%), los viudos 38 (24,8%) y los solteros 10 (6,6%).

En la tabla 3, se presenta la distribución de los adultos mayores atendidos en el consultorio por algún tipo de violencia según su escolaridad. Se observa que la mayor frecuencia de violencia en el adulto mayor se presentó en aquellos con escolaridad primaria sin terminar 65 (42, 5%), seguido en orden de frecuencia por los del nivel primario terminado 48 (31,4%), el bachiller 19 (12,5%), el técnico superior 9 (5,8%), el universitario 7 (4,6%) y los iletrados 5 (3,2%). Al evaluar la distribución de los adultos mayores atendidos en el consultorio por algún tipo de violencia según su ocupación (Tabla 4), se observa que la mayor frecuencia correspondió a las ama de casa 64 (41,9%), seguido en orden de frecuencia por los jubilados 38 (24,8%), los desocupados 24 (15,7%), el trabajador estatal 15 (9,8%) y el comerciante 12 (7,8%).

En la tabla 5, se presenta la distribución de las formas de violencias empleadas en el adulto mayor según su tipo (psicológica). Se observa que la mayor frecuencia de tipo de violencia psicológica referidas por los adultos mayores fue las agresiones mixtas 68 (44,5%), seguida en orden de frecuencia por los insultos 27 (17,7%), niegan agresión psicológica 21 (13,8%), humillaciones 15 (9,8%), limitaciones a sus actividades 11 (7,1%), amenaza de abandono 9 (5,8%) y los silencios prolongados 2 (1,3%).

En la tabla 6, se presenta la distribución de las formas de violencias empleadas en el adulto mayor según su tipo física.

Se observa que la mayor frecuencia de los adultos mayores recibieron empujones 133 (86,9%), seguidos en frecuencia por aquellos que refieren negar algún tipo de agresión física 8 (5,3%), agresiones mixtas 7 (4,6%) y los golpes 5 (3,3%).

En la tabla 7 se presenta la distribución de los agresores que generaron la violencia en el adulto mayor.

Se observa que la mayor frecuencia de los agentes agresores que generaron la violencia fueron los hijos 71 (46,4%), seguido en orden de frecuencia por los mixto 39 (26,4%), otros familiares 13 (8.4%), los vecinos 12 (7.8%), su pareja 11 (7.1%) y los convivientes no familiares 6 (3.9%).

La tabla 8 se presenta la distribución de los adultos mayores con violencia según frecuencia del acto.

Se observa que la mayor frecuencia de los adultos mayores sufren de violencia de forma cotidiana 64 (41,8%) seguido en orden de frecuencia varias veces 53 (34,6%) y una vez 36 (23,6%).

Conclusiones

Al concluir se observó que la violencia o el maltrato en el adulto mayor fue uno de los motivos de consulta de mayor proporción en el consultorio 11-6-1 Municipio de Remedios, frecuente en el sexo femenino y en las edades comprendidas entre 66 a 70 años.

Los adultos mayores casados, con primaria sin terminar y las amas de casa son los que con mayor frecuencia refieren algún tipo de violencia.

La violencia psicológica tipo mixta e insultos son las de mayor frecuencia en los adultos mayores y la mayor proporción de adultos mayores refieren haber recibido empujones como maltrato físico.

La violencia es generada en mayor proporción por los hijos.

Una proporción alta de adultos mayores sufren de violencia de forma cotidiana.

Recomendaciones

Extender este tipo de estudio a otras áreas del Municipio con el objetivo de realizar un diagnóstico que permita trazar estrategias que estén encaminadas a dar a conocer todos los factores que dentro de la población del adulto mayor pudieran contribuir tanto al maltrato o la violencia.

Desarrollar acciones de intervención comunitaria para el cambio de estilos de vida familiar armónicos, dándole al adulto mayor la importancia y el espacio que necesita en los momentos actuales.

Referencias bibliográficas

1. Prieto RO. Temas de Gerontología. La Habana: Editorial Científico Técnica. Segunda edición; 2000. p. 151-61.

2. Delia SC. Gerontología Social. San Juan: Editorial Aries; 2003. p. 54-6.

3. Loredo GI, Cabrero JH. Actitudes hacia los ancianos. Barcelona: Editorial Salvat; 2001. p. 43-50.

Partes: 1, 2
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