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Caos, interpretación y subjetividad en Colombia (página 2)


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Edgar Morin define el caos equiparándolo con el cosmos: "el cosmos es caos y el caos es cosmos"[4], concepto de caos como desorden controlado, orden inacabado donde el movimiento es su principal factor. Esta agitación permite un reflujo de energía en lo social y posibilita el cambio, la transformación, el surgimiento de un nuevo orden.

En estas  situaciones radica la importancia del caos y su presencia garantiza el desarrollo o evolución de la sociedad lo que genera el llamado cambio social.

Los musulmanes consideran que la diferencia es tan importante como la existencia de la contradicción tanto en las personas como en la sociedad. Un mundo sin diferencia está condenado a desaparecer. Igual que lo estático tiende a anularse por no ser dinámico la uniformidad social es la antesala del cambio que supera o anula lo existente. Todo lo que se detiene o se inmoviliza tiende a dañarse o corromperse.

En la naturaleza las aguas estancadas o sin movimiento sufren el proceso de putrefacción al no tener el movimiento que les posibilite oxigenarse. Cuando aparecen diversas tendencias que se alejan del orden los detentadores del poder las señalan como factores que favorecen el caos.

1.1.             CAOS Y DETERMINISMO.

El descubrimiento de la relación del caos y el determinismo representa un sustancial cambio en la filosofía de la ciencia al establecer límites a la capacidad de predecir comportamientos. Esta puerta abre la comprensión de la diversidad de fenómenos aleatorios que suceden en los campos del conocimiento.  La aceptación de este concepto no es universal en la comunidad científica. En este sentido prevalece el concepto de la perfección y la simetría intrínseca que simplifica la predicción física aun cuando el comportamiento aleatorio o desordenado es propio en el movimiento de los planetas o de las partículas atómicas.

El desorden que se atribuye al caos no se puede equiparar con el azar.  La ciencia ha hecho suyo el credo de que detrás de los desórdenes aparentes de la naturaleza siempre existe un orden escondido. Esto es común para los meteorólogos, un movimiento puede ser de apariencia errática pero obedece a efectos imprevistos. Este fenómeno se observa en la economía, en las finanzas, que es el escenario propicio para relacionar el desorden con la complejidad de su actividad. El caos determinista implica negar lo aleatorio para anunciar resultados futuros. "La esencia del determinismo o la casualidad implica que es posible predecir el futuro de un sistema si se conocen en un momento dado las condiciones de los elementos que lo constituyen"[5].

Usualmente se cree que se supera el temor al futuro mediante prácticas  de rituales mágico-religiosos mediante los cuales se busca el control del futuro al desarrollar la capacidad de predecir. A esta situación obedece el éxito de los adivinos que venden la esperanza de un futuro moldeado de acuerdo a las expectativas de cada persona. Esta teoría queda sin un soporte al encontrar que el caos determinista no es totalmente aplicable a lo social.

El determinismo se apoya en la teoría del derecho natural que justifica las diferencias existentes al basarse en la supuesta ley del más fuerte.  El profesor Carlos Gaviria Díaz ilustra como Calycles e Hypias presentan esta diferencia. La disputa de los sofistas en torno de la Phycis nos presenta a Hypias como precursor de la igualdad en la naturaleza al considerar que todos nacemos de la misma materia. Esta tesis es contraria a la de Calycles que considera la naturaleza antiigualitaria, razón por la cual se presentan diferencias entre los hombres.  En esta forma el determinismo juega un papel importante en la justificación de las desigualdades sociales.  

1.2. CAOS E INCERTIDUMBRE.

Heisenberg con su principio de la incertidumbre sostiene que el macro-orden de la naturaleza dependería del macro-caos de los procesos íntimos de la materia. Teoría que surge a la par con aquellas que luchan contra el determinismo en las ciencias naturales. El concepto de Caos hace que nuestra mirada se dirija a horizontes trazados por la mitología, la filosofía o la ciencia.  

MacIntyre considera que  la cultura contemporánea se caracteriza por un conflicto de tradiciones[6], por ello plantea que cada momento histórico es una manifestación de las tradiciones que ha asimilado y puesto en práctica la sociedad convirtiéndose en el  reflejo de su cultura e indicadores de las concepciones de la vida y su organización social.  En medio de estas tradiciones surgen conceptos como derecho y justicia, que se convierten en determinantes de la organización social.

 El resultado de esta percepción de la realidad es el hombre unidimensional para quien el concepto de bien y mal se constituye en  el elemento de mayor importancia que le permite concretar su pensamiento determinista. Mediante esta dualidad se logra explicar el caos en forma sencilla, calificándolo de manifestación del mal. Esta manera simplista de ver la realidad posibilita la aceptación de verdades fabricadas. En medio de esta cultura unidimensional la palabra se usa para ocultar la verdad y no para decirla.

La ideología oficial se encarga de crear una idea de la realidad que favorece sus intereses particulares. Para lograr este fin generan comportamientos sociales que va consolidando mediante la manipulación manejo de la comunicación. Con las estrategias persuasivas se crea un pensamiento apoyado en la tradición que ancla al hombre con el pasado para lograr la total aceptación del orden social que favorece unos intereses particulares. 

Esta situación permite el desarrollo de una sociedad que percibe el mundo como un todo inmutable. Cuando el poder se enfrenta a la perdida de control del en determinadas esferas de la sociedad se califica toda situación que escapan del control del poder como una situación de anarquía[7]. Esta  forma de indicar  que la sociedad se sumerge en el completo caos se usa para definir situaciones fuera del control oficial o dominante.  Esta concepción surge bajo parámetros creados en forma ideal. Esta es la manera de poner en escena las figuras del desorden olvidando que lo real se construye y que solo la incapacidad y la impasividad llevan a una sumisión desamparada[8].

Percibir la realidad en esta dimensión permite la apertura de la mente a amplios horizontes que dan las bases para identificar los desequilibrios complementarios, los momentos de creación y de desarrollo que alejan la concepción simplista que no interpreta, tan solo explica mostrando los hechos como producto del azar, del determinismo o del desorden. Se presenta la  probabilidad  de definir algunas situaciones de la sociedad, pero se hace imposible predecir derroteros en lo social. No hay posibilidad de encontrar una trayectoria, solo es posible definir un  horizonte[9].

 Es en esta forma que a mediados del siglo XIX el desarrollo  de las ciencias naturales se logra  con la destrucción del antiguo determinismo, afrontando la difícil relación que encontramos entre el orden y el desorden.  Pero es imposible, tanto en el dominio del conocimiento del mundo natural como en el del conocimiento del mundo histórico o social, reducir nuestra visión, sea al orden, sea al desorden[10]

El orden se debe reconocer en  diferentes escenarios ya que se ha vuelto complejo. Encontramos diversas formas de orden, ya no es anónimo y general, se encuentra unido a singularidades que implican que esta misma situación lleve a considerar su universalidad de carácter singular. Nuestro propio universo se concibe como singular debido a su nacimiento. Se desarrolla en forma singular, el llamado orden que identificamos en él no es diferente a sus particulares situaciones que lo llevaron a transformarse y convertirse en este singular universo.

Esta idea de orden conduce a la de organización. En efecto,  se puede concebir el orden singular de un sistema como la estructura que lo organiza[11]. Idea que requiere establecer una relación dialógica con el desorden que no puede ser identificado con el caos.

1.3VIOLENCIA Y CAOS

La violencia puede ser vista como una reacción a situaciones sociales concretas presentándose como una forma organizada y transformadora o continuadora y legitimadora de la realidad social. En el primer caso se convierte en el factor que posibilita los cambios que requiere la sociedad mediante una legitimación del éxito de su proyecto transformador. Esta es la base de la teoría revolucionaria de las organizaciones políticas que se alzan en armas y dan una lucha de guerrillas.

El segundo caso presenta la reacción de los marginados, quienes se organizan en pandillas, persiguen un lucro, una acumulación que se transmuta en poder, su ideal no es cambiar la sociedad,  por el contrario, la reproducen al convertirse en multiplicadores del consumo enfermizo. Este hecho legitima el poder y las relaciones sociales. La violencia organizada en pandillas o grupos delincuenciales logra incrustarse en esferas de la sociedad a las que corroe el dinero fácil. La violencia, sea de uno u otro factor, genera nuevas formas de organización que son vistas por los detentadores del poder como fuente de caos y productoras de desorden. Por esta razón se lanza la idea que se deben combatir o exterminar para acabar con los males de la sociedad.

Concebir la violencia como el origen de los problemas sociales y generadora del desorden conduce a confundir la causa con el origen. Esto permite presentar la violencia como una epidemia. El desorden  se muestra como algo que debe ser controlado por que es el factor que genera inseguridad social.  Aunque ha sido imposible eliminar la violencia de la humanidad su presencia se traduce en cambios sociales  convirtiéndose en el motor de desarrollo y cambio. El poder esta presente en esta forma de imponer las ideas mediante la fuerza o las armas. El hombre no acude a la razón si es una violencia sin fundamento. Cuando la violencia es parte de un proyecto político es vista como un medio y se convierte en la forma de extender la política a las acciones armadas.

Las sociedades de la modernidad deben su desarrollo a la violencia, ella se hace legitima cando es producto de acciones fundamentadas en la ley. El monopolio de las armas se hace exclusivo para el estado y el ejercicio de la violencia es aceptado dentro de parámetros establecidos y basados en los derechos humanos. En la sociedad se dan otras manifestaciones de violencia, como son el caso del vandalismo y el de la violencia que es aceptada socialmente, esta es la violencia que encontramos en el empleo de la fuerza como factor de educación, con el agravante de hacer extensiva esta práctica al hogar ejerciéndola contra de los miembros del núcleo familiar. Esta violencia obedece al hecho de ser asimilada como factor de desarrollo y control social.

La identificación del caos con la violencia facilita la creación de un enemigo, orientando a la sociedad en contra del factor que  "supuestamente" desestabiliza el orden.  Esta creación hace parte del imaginario que esta presente en las sociedades. "El poder no se puede sostener únicamente por las bayonetas, requiere de la ficción, de la imaginación y del imaginario"[12].

El caos presentado como producto de situaciones que se elevan a la categoría del mito. En esta forma observamos como van cambiando el personaje presentado como el enemigo del orden social. En Norteamérica se desarrolla el imaginario de un indio enemigo, violento y perturbador. Este personaje se cambia por el comunista ateo, ahora tratan de imponer la idea del musulmán despiadado, machista, fundamentalista y terrorista. El fondo de estas creaciones encierra el propósito de ocultar la verdad; el motor de estas creaciones son los intereses particulares de quienes crean el imaginario. 

En Colombia se ha creado el mito que la situación social y las profundas desigualdades, obedecen a la existencia de la guerrilla como único factor desestabilizador al impedir la inversión extranjera que supuestamente traerá  la prosperidad y la  paz.  Los últimos escándalos han dejado ver otros factores de desestabilización, como son el narcotráfico, los grupos armados que surgen de esta actividad y que son llamados paramilitares y la corrupción. Pero siempre se dejan estos factores como simples personajes aislados presentes en la sociedad de manera intermitente generando un mínimo de caos.

Este análisis es superficial al no contemplar el origen de estos grupos escondiendo las profundas diferencias sociales, un  ejemplo lo encontramos en el caso de los dueños de los bancos; acumulan billones de pesos en "ganancias", que no son logradas por la prestación de un servicio sino que se obtienen por la más descarada actividad al quitar el dinero de las personas bajo el pretexto de cobrar por el servicio.  En Colombia tenemos un caso único en el sector financiero. Las personas que tienen una cuenta en un banco pagan para que les reciban su dinero y pagan si quieren retirarlo.  Esta es una de las situaciones que se  convierte en la fuente de profundas desigualdades, traducidas en acumulación y marginación, factor que permite el desarrollo de movimientos sociales que buscan nuevas formas de expresión.

 Dentro del Estado surgen otras formas de relación social bajo parámetros más justos que posibilitan una superación de algunas deficiencias en lo social. Este es el caso de lo comedores comunitarios los cuales son vistos como paliativos de carácter populista al no generar conciencia ni atacar el origen del problema. Las nacientes organizaciones de la población en comunidades de paz son vistas como movimientos sociales al margen del orden social. Esto motiva que se persigan al señalarlos como causantes del desorden social o contribuir con los grupos que siembran el caos en la sociedad.  La violencia oficial se impone con doctrinas como la seguridad democrática que pretende acabar con el supuesto factor desestabilizador y generador del desorden social. Esta teoría no ataca el origen del problema y por esto la política se basa en la fuerza sin contemplar una real inversión en lo social.

1.4.  CAOS Y AZAR

El azar se  tiene como lo opuesto al determinismo, lo aleatorio obedece a causas independientes. Al considerarlo como la independencia del pasado y del futuro remite a un presente ajeno a la historia.  En nuestro universo no existen series causales independientes, todo es producto de todo en una integración de causas y efectos que se auto alimenta, se proyectan y transforman. Esta forma de movimiento no se considera para algunas situaciones de la vida social, es el caso de los llamados juegos de azar, la diferencia entre estas dos categorías, universo y juegos, radica en "no ser capaces de predecir  los resultados individuales de las tiradas de un dado"[13].  Predecir implica la existencia de leyes y condiciones iniciales, la carencia de estas dos condiciones nos pone en el terreno de lo aleatorio, del azar.

Al enfrentar situaciones sociales que no han sido predecidas, surge la idea de estar frente a un momento de desorden, de caos,  el cual es considerado producto del azar. Esta forma de percibir la realidad, lejana de la real interpretación, cae en el campo de la explicación, de la mera especulación, niega la existencia de causas que originan el momento histórico, centran el análisis en las consecuencias originadas por estas causas.

Considerar que los fenómenos que escapan al control de las orientaciones trazadas por los detentadores del poder, son resultado de situaciones de azar, generadoras del desorden o caos, hace posible señalar como el origen de la situación social a sus consecuencias. Este juicio abre el terreno a especulaciones y justificaciones que alejan al individuo de un análisis serio de la realidad, siendo fácilmente manipulado en sus opiniones, domesticado en sus costumbres y doblegado ante el poder.

"De igual modo que el orden no se identifica con el determinismo de las leyes generales que rigen la naturaleza, el desorden, aunque siempre lo comporte, no se identifica con el alea o el azar. El desorden no es una noción simétrica al orden. Es un macroconcepto que, al mismo tiempo que contiene la idea de alea siempre, puede comprender bien sean las ideas de agitación o de dispersión, o bien la de perturbación / accidente"[14]. 

El desorden se presenta como una noción compleja, es el encuentro entre muchos azares, series causales deterministas de orden diferente[15], consideradas generadoras del caos.  Pero no se tiene en cuenta su complejidad, que nos permite interpretar los fenómenos sociales en toda su compleja dimensión.

2. LA SOCIEDAD COLOMBIANA Y EL CONCEPTO DE CAOS. 

Colombia vive una dualidad conceptual de la realidad; de una parte se reclama velocidad, simplificación de procesos, resultados inmediatos, soluciones sin mayor esfuerzo. Todas son ideas que se apoyan en una supuesta modernización de la vida de los sujetos. Frente a este panorama se presenta el anquilosado discurso político con prácticas politiqueras populistas o demagógicas, generador de una forma de percibir la política como algo ajeno a la vida de los miembros de la sociedad. Los medios de comunicación entran a jugar un importante papel en la formación ideológica, generada por intereses particulares de personas que desean perpetuar la situación social de crisis.

El origen de las profundas diferencias sociales no se deben buscar en las manifestaciones o reacciones de las personas ante esta realidad, el origen se encuentra en diferentes fenómenos que hacen posible una sociedad estructurada en enormes desigualdades sociales;  conglomerados de personas sumidas en el atraso tecnológico o, con una vida que se aproxima al concepto de dignidad, frente a una minoría que vive en una abundancia tal que produce enormes vacíos existenciales llevándolos a buscar la solución en terrenos del consumismo enfermizo o en la autodestrucción.

La saturación que produce vivir reducidos a ser simples espectadores de la realidad social, sumada al hecho de sentir que se es invitado a la sociedad sin posibilidad de participar activamente en la orientación de sus políticas, genera un sentimiento de marginación, el individuo se ve reducido al simple papel de espectador, de mero consumidor. Esto origina reacciones de sectores de la sociedad, que en forma desorganizada, espontánea, sea violenta o no, se manifiestan en contra de la realidad.

En ocasiones estas manifestaciones son en forma organizada, en general no pasan de ser movimientos contestatarios de la realidad. El surgimiento de nuevas organizaciones que desconocen las políticas "oficiales" genera un lenguaje de Estado que coloca a estas organizaciones alternativas en el terreno de la ilegalidad y la ilegitimidad. Se habla de organizaciones al margen de la ley, presentándolas como factores de desorden social, producto del  capricho de algunos individuos. En esta forma se resta contenido político y social a estas manifestaciones de inconformidad.

El control de la situación generada con la aparición de estas organizaciones se intenta con medidas de fuerza. Sectores privilegiados de la sociedad crean grupos que se convierten en un nuevo Estado dentro del Estado, sin pretender derrocar o cambiar a los dirigentes o a las instituciones.  A los movimientos que desbordan el llamado marco constitucional, se les señala como los causantes del desorden  o de la situación de caos.

Este argumento se tiene como suficiente para justificar políticas mediante las cuales se persuade que ésa es la forma de "combatir" formas organizativas desestabilizadoras. La "defensa del orden" es suficiente para perseguir nuevas formas de organización social. La interpretación que hacen las personas que tienen el poder carece del concepto de justicia social, se reduce a la defensa de sus intereses particulares en nombre de la defensa de la sociedad.

Esta forma simplista de considerar que el desorden representa el caos, permite descalificar nuevas formas organizativas que escapan del control central, impone la idea que toda reacción, toda organización de la sociedad en contra del orden existente es la única  responsable del caos, no se reconoce que estas nuevas formas organizativas son el  producto de la nula exclusión social, de la deficiente participación social. La idea de acabar con estos focos de desorden permite  combatir y aniquilar a sus miembros con el beneplácito de la sociedad, se cree que esa es la forma como se "extirpan"  los males de la sociedad.[16]

El temor al caos, al desorden, es reforzado con la religión, en especial la cristiana que presenta toda forma organizativa social, desarrollada como alternativa en contra de las medidas antipopulares del estado, como las responsables de generar la crisis  social. Es fácil identificar a estas nuevas organizaciones como la manifestación del mal, de lo irregular señalándolas como ilegales al decir que desbordan los limites impuestos por el poder. El rechazo a todo lo nuevo esta presente, razón que nos explica el motivo por el cual nuestra sociedad se caracteriza por ser de corte tradicional en la organización y funcionamiento de sus instituciones. 

Mantener una organización social que afecta los derechos fundamentales de las mayorías, condenándolas a vivir una vida indigna,  exige que las personas que son victimas de esta situación se encuentren convencidos del hecho que su situación no se puede mejorar por otros medios que los trazados por los detentadores del poder y  que su situación es algo natural o apenas normal.

Las mayorías se desarrollan sin esperanzas en su futuro. Consideran que la política es una actividad ajena a sus vidas, para ellos incursionar en  la política es visto como una "intromisión"  en asuntos que no les compete, hecho que los convierte en generadora del caos que vive la sociedad.  Esta situación, sumada al desencanto que produce el político elegido, genera apatía en la participación en la vida pública. El hombre reduce su mundo a lo privado. Para lograr la aceptación de  una idea tan excluyente se acude a diferentes métodos, uno de ellos es utilizando la comunicación. La persuasión juega un papel fundamental en este proceso. Mediante una comunicación se logra convencer a los habitantes que las profundas diferencias que se viven en la sociedad obedecen al desorden, el cual es el  producto de factores externos a los centros de poder.

La manipulación de la comunicación persuasiva permite crear realidades "virtuales". El mito entra a jugar un papel  importante en este proceso, permite desarrollar la figura del enemigo, estrategia que facilita dejar de lado el análisis de las contradicciones sociales y centra el discurso en acciones conducentes a la plena identificación y destrucción del supuesto enemigo. Una vez se persuade de la existencia del enemigo, señalado como el único culpable de no poderse emprender el desarrollo de la sociedad, se legitiman acciones que permiten un control total, una dominación de las mentes, creando el paradigma del pensamiento unidimensional.  

3.  EL CAOS FRENTE A LA INTERPRETACIÓN Y LA SUBJETIVIDAD

El nuevo imaginario de lo social se aprecia en lo cotidiano y en lo estatal. Un ejemplo lo encontramos en la sentencia de la Corte Constitucional, que se caracteriza en sus fallos de tutela por desviar el real origen del conflicto. Como ejemplo traemos la sentencia T – 025 de 2004 en la que se obliga al estado a brindar la atención humanitaria debida a las personas que se encuentren en situación  de desplazamiento, garantizándoles las condiciones mínimas de seguridad para facilitar el retorno a sus tierras. No se encuentra un pronunciamiento sobre los factores que generan el desplazamiento. Su concepto del problema es lo establecido en la ley 387 de 1997 que señala el desplazamiento como producto de las amenazas que sufren las personas, las que son obligadas a migrar dentro del territorio nacional debido a que su integridad física, su seguridad o libertades personales han sido vulneradas o se encuentran directamente amenazadas. Este argumento coloca la amenaza a las libertades individuales, por acción de grupos armados, como el origen del desplazamiento. 

Observamos que se presentan las consecuencias del conflicto social como las causas que lo originan.  La interpretación es la gran ausente en estos fallos donde reinan explicaciones o justificaciones de una realidad social.

La teoría de la seguridad nacional, sin ser una propuesta política de contenido social, es aceptada por la mayoría de los habitantes, se persuade que con esta propuesta se permite la construcción del camino para "restablecer el orden", el cual se  considera atacado por acción de grupos armados que atentan contra la llamada estabilidad nacional. 

En ese orden de ideas es fácil creer en la solución planteada por los detentadores del poder, para quienes las profundas desigualdades sociales que aquejan a las mayorías no existen, para ellos el individuo debe incrustarse en su economía. El momento actual marca un ascenso de las políticas neoliberales las cuales han logrado un grado de "éxito probablemente jamás soñado por sus fundadores, diseminando la simple idea de que no hay alternativa para sus principios, que todos, partidarios y opositores, tiene que adaptarse a sus normas"[17]. En esta forma es "el propio neoliberalismo el que convierte en cultura su desastre"[18].

La idea de caos permite elevar a la categoría de mito algunas situaciones que son presentadas como la  solución del problema social. Restablecer el orden, es el concepto que "toca las cuerdas más sensibles de deseos y esperanzas con un complejo de mitos e ideas completamente irracionales. (…) Una vez más, el mito opera como movilizador, (…) y como pantalla que oculta la realidad"[19].

Esta visión de la realidad se logra unificando las lecturas que se hacen de la realidad, aún teniendo que acudir a cifras manipuladas. "Las cifras de la Agencia Presidencial para la Acción Social, habla de un total de 1.796.452 desplazados, a junio de este año en el país, mientras la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento CODHES, demuestra la existencia de 3.000.428 personas  que viven bajo esta situación"[20]. Esta forma de crear realidades fue propia del régimen nazi, "Goebbels conocía muy bien la importancia de una mentira repetida sin cesar, en este caso, la falsedad del rumor, perversamente, reforzaba"[21] la intención del gobernante de mostrar una realidad que favorece sus orientaciones políticas e intereses particulares.

En nuestra sociedad se repite la idea de  caos como manifestación del desorden que existe en algunas esferas de la vida pública. No se tiene en cuenta que los fenómenos sociales se deben interpretar, contrario a los fenómenos de la naturaleza que permiten ser explicados. Es común aceptar las justificaciones, carentes de interpretación, pensando que la realidad es como se presenta en los discursos,  no como se vive a diario. La sociedad se  organiza sobre la base de un derecho represivo, defensor del orden social, que permite el predominio de un racionamiento débil. En esta forma es fácil aceptar que  los hechos responden a las justificaciones que se presentan y no a la realidad. El conflicto que se vive en Colombia no se puede reducir a simples acciones aisladas de factores ajenos al origen de los mismos conflictos. La mayoría de conflictos surgen por el sentimiento de anomia[22] que generan diferentes reacciones en los asociados.  La impunidad y la corrupción generan sentimientos de frustración en las personas que someten sus actuaciones a lo establecido en la ley, Los sentimientos de agresión o de actuar en respuesta a este nuevo orden permite que el individuo incursione en conductas, vetadas en su vida por tratar de vivir en el deber ser que impone la ley.

Ante este panorama se sienten el desencanto por encontrar que el mundo esta desorganizado en las soluciones sociales, pero muy estructurado en la defensa del capital. En este panorama queda desvirtuada la idea que el esfuerzo individual y la capacitación o calidad del trabajo del sujeto es el camino que lleva al progreso individual. 

Vivir esta realidad produce un rompimiento de la obediencia a  las normas sociales, no con la intención de modificarlas, solo con el objetivo de incrustarse en esta nueva forma de organización, esto se ve como la posibilidad de ascenso, fortaleciendo la corrupción y la impunidad. En este sentido la lectura que hace el sujeto de su realidad es equivocada, su nula interpretación lo lleva a moverse en el camino de la justificación,  incursionar en el mundo de la corrupción rodeado de corruptos genera un ambiente propicio para estar encontrando a cada paso respaldo a esta forma de vida. Es el triunfo del individualismo, que es precisamente, fundamenta la anomia por la auto exclusión física o simbólica que implica esta opción.  

La subjetividad presente en la vida nacional, motiva el auge de explicaciones aceptadas por las mayorías. Ilustremos lo dicho citando las siguientes explicaciones: "La ausencia de información sobre las posibilidades que brinda nuestro marco jurídico para ejercer el control social, hacen que la ciudadanía no utilice de manera adecuada los espacios de participación"[23].  Apreciamos que el citado análisis no interpreta correctamente el  fenómeno de la corrupción, tan solo brinda una solución de carácter jurídico. Esta visión obedece al concepto de considerar que el derecho es el centro de toda organización social. Esta forma de entender la vida en sociedad niega otros mecanismos de participación ciudadana, los  que no necesariamente deben estar en un marco legal. La desobediencia civil o la resistencia a consumir determinado producto son mecanismos que puede utilizar la sociedad para rechazar diferentes situaciones con las que no están conformes. La corrupción es un fenómeno  complejo, encierra diferentes esferas de la sociedad, no puede ser reducido a la simple promulgación de normas o la penalización de conductas. Recordemos como la participación ciudadana ha sido filtrada por la corrupción, y se hace presente en los diferentes niveles de la sociedad.

En el informativo de la Universidad Pontificia Bolivariana, encontramos el siguiente texto: "Por el derecho a la tranquilidad en los claustros educativos, la UPB rechaza cualquier  forma que atente la integridad de las universidades"[24]. Se hace alusión al atentado del carro bomba en las instalaciones de la universidad militar. Los directivos de la universidad no plantean el tema de la paz, solo se  reduce su demanda a que los dejen "tranquilos". Lo que se puede interpretar como una total desconexión con la realidad social.

El texto desconoce que una sociedad sumida en la anomia genera ansiedad en sus asociados. La violencia se presenta como una forma de aplacar la ansiedad, convirtiéndose en un ciclo que exige, cada vez, mayores niveles de violencia. Pero entender la violencia como el solo accionar de armas o estallido de pólvora es una forma simplista de ver la realidad. La relación del sujeto con el estado puede ser violenta cuando enfrenta un estado corrupto.

Acudir ante jueces parciales, que juzgan llevados por prejuicios o, por la subjetividad, es en sí violento. Existe terrorismo al encontrar miedo intenso, el temor a enfrentar funcionarios subjetivos, arbitrarios, que abusan del poder hace que estemos en un estado de terror, las masacres en nombre de la defensa de la democracia también son actos terroristas, generan terror. El mito del terrorismo como manifestación de ataques mediante el uso de explosivos que  causan daño o muerte, es una idea fundamentada en la persuasión y la subjetividad. Las causas de estos fenómenos es borrada  con el señalamiento de los enemigos, a quienes se les hace ver como los únicos responsables de la ocurrencia de estos hechos. "La verdad no es inalterable, sino frágil, (…) este descubrimiento, como el del escepticismo, es uno de los más grandes, de los más bellos, de los más emocionantes del espíritu humano"[25].  La interpretación puede ser una herramienta que nos permite encontrar la verdad, para lograrla se debe acudir a una argumentación con bases ciertas y sólidas. 

Acabar con la especulación es el primer paso para romper el paradigma imperante, un proverbio Etiope dice que "el tallo de la verdad puede adelgazar, pero no se quiebra". El caos elevado a la categoría de mito, logra adelgazar el tallo de la verdad, impone la idea que el desorden es el origen de todos los problemas sociales, pero no logra persuadir a la totalidad de habitantes de una realidad virtual.

CONCLUSIONES

En el presente trabajo pretendemos demostrar que el caos es utilizado  como manifestación del desorden social. La interpretación es la gran ausente en la vida de la sociedad, el concepto que prevalece sobre el caos es ajeno a su verdadero significado. Reducir el desorden a manifestación del caos implica la imposición de la subjetividad en el análisis de la sociedad. Los fenómenos sociales no obedecen a simples caprichos o desviación de la conducta de pequeños grupos desadactados, como son presentados para justificar las enormes diferencias existentes en la sociedad. Estas diferencias no se originan en el caos o en el desorden, es producto de relaciones que involucran diferentes factores como; el político, el económico, el social, entre otros.

La violencia no se puede seguir viendo como la causante del desorden y generadora del caos. Es necesario romper el paradigma existente para fundar un nuevo pensamiento multidimensional. Observar e interpretar la realidad en forma objetiva permite encontrar la solución real a los problemas. La construcción de imaginarios que favorecen sectores privilegiados no es el camino para la construcción de la sociedad en la que prime el sentido social, donde el ser se convierta en el centro de atención del estado y no que sea el Estado un ente que debe ser protegido por encima de los derechos de sus asociados.

El rompimiento del paradigma nos debe llevar a superar el pensamiento legalista y el exceso de normatividad que existe actualmente. Un estado produce normas en proporción a las desigualdades que quiere ocultar. La sola producción de leyes no es el camino para superar la crisis social. "La política al volverse una dimensión de la economía se pone en contra de lo social"[26]. Esta puede ser la razón para que se busquen justificaciones donde deben aparecer interpretaciones, encontrando una sociedad sumida en el imaginario de enemigos fabricados con atuendos de terroristas, cuando lo más aterrador es el hambre o la exclusión y la profunda desigualdad social frente a una acumulación patológica.

El caos es una forma de organización que contradice otras formas de organización, el caos es contradicción, movimiento, una sociedad que se vuelve estática se condena a desaparecer. Es preciso estimular la diferencia, la contradicción y la imaginación para genera nuevos paradigmas.

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Autor:

Diego Orlando Bernal Sánchez

Abogado con Especialización en Filosofía del Derecho y Teoría Jurídica, conferencista de la Corporación para el Desarrollo de la Educación Solidaria CORDES.

Colombia

[1] Schifter Isaac, La Ciencia del Caos, 1ª reimpresión, Fondo de Cultura Económica, México, 2000, Pág. 15, . 2001,   Pág. 15.

[2] Balandier, Georges, El Desorden, La teoría del caos y las ciencias sociales, Gedisa, Barcelona, 1999, p. 28.

[3] Gónzalez v., William, Deleuz e/ Gautari, Caos  filosófico y Control por el Lenguaje, en Revista Praxis Filosófica, Nº 15, Santiago de Cali, Universidad del Valle, 2002, p, 43.

[4] Morin, Edgar, ciencia con consciencia, Anthropos, Barcelona, 1984,  p. 195

[5] Ibid. Pág. 17.

[6] Mejia, Oscar, El Derecho de los Pueblos, John Rawls, Universidad de los Andes, Bogotá, 1993, pág. 17.

[7] La anarquía responde a una teoría elaborada pero al igual que el caos se ha reducido a una simple definición popular. Se considera que una situación es anárquica cuando carece de control, concepto lejano de la verdadera dimensión de esta teoría. Para una visión actualizada de este concepto recomendamos la lectura de las obras de John Zerczan.

[8] Balandier, Georges, Ob. Cit., Pág. 11.

[9] Gónzalez v., William, Ob. Cit, p, 43.

[10] Morin, Edgar, Ciencia con Consciencia, 1ª Edición, Barcelona,  Anthropos, Pág. 98, 1984.  

[11] Ibidem, pág. 100-101.

[12] Huici Módenes,  Adrian, Los heraldos de acero, La propaganda de guerra y  sus medios. Comunicación Social, Sevilla, 2004, p. 41. 

[13] Schifter Isaac, La Ciencia del Caos, Ob. Cit. Pág. 20.

[14] Morin, Edgar, Ciencia con Conciencia, Anthropos, 1ª edición, Barcelona, 1984, p. 117.

[15] Ibid. P. 119.

[16]  El comparar la sociedad con un organismo vivo  permite un lenguaje mediante el cual los términos extirpar, limpiar, eliminar, purgar, se ven como prácticas que "sanan" a la "enferma" sociedad. Esta  forma de interpretar la realidad está cargada de subjetividad, impide ver las causas y las consecuencias en  forma objetiva.

[17] Anderson, Perry, Balance del neoliberalismo: lecciones para la izquierda. La izquierda ante el fin del milenio, En  Cuadernos de la invención y la Herencia Santiago, Ed. Lom – Arcis, 1996, p. 21.  

[18] Ossa, Carlos, Saberes Académicos y Modernización, Bogotá, Norma, 2003, p. 11.

[19] Huici Módenes, Adrian, Estrategias de la Persuasión, Mitos y propaganda política,  Alfar, Sevilla, 19986, p. 184- 185.

[20] Poveda Maria Alejandra, Aguilar Yuly, "El desplazamiento una bomba, publicado en Ventana Universitaria, Órgano de publicación de la Universidad Cooperativa de Colombia, año 1, número 1, p. 10.

[21] Huici Módenes, Adrian, Ob. Cit., p. 184. 

[22] La Anomia  entendida como un sentimiento de aislamiento del individuo, de no participación en lo social, debido a no contar con los mecanismos ni las oportunidades para participar en la vida pública o la realización personal.

[23] Participación Ciudadana, Clave contra la corrupción, En,  Acción, Revista de la Cámara de Comercio de Cali, Nº 048, mayo de 2004, P. 8.

[24] Universidad Pontifica Bolivariana, Informativo Brújula, Nº 36, noviembre de 2006, p. 3.

[25] Morin, Edgar, Ciencia con Consciencia, Ob. Cit. P. 286.

[26] Ossa Carlos, Ob. cit. .p.64.

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