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A 150 años del Manifiesto Comunista: ¿Nuevos Espectros?

Enviado por Julio Gambina


     

    I – El momento histórico

    II – Espectros actuales

    Notas

     

    I – El momento histórico

    Resulta imprescindible registrar el momento histórico de aparición del Manifiesto Comunista para intentar extraer algún mensaje de validez para nuestro tiempo. Sería incorrecta una lectura que no contemple quiénes fueron sus autores y las circunstancias en que fue producido. Por un lado debe consignarse que es un texto solicitado por la Liga de los Comunistas (1) a quienes se transformarían en los fundadores de un pensamiento y una práctica política con proyección actual. Más allá de opiniones, existen organizaciones políticas que se asumen en la tradición de Marx y Engels y son gobierno de países, importantes fuerza de oposición en otros y testimoniales en variados casos. Pero también existe una profusa variedad de ámbitos intelectuales o de agrupamientos político-sociales que reivindican ese origen. Pensar en el legado actual de ambos implica realizar una abstracción de las múltiples fragmentaciones ocurridas en el plano teórico y de opciones políticas asumidas, propias del derrotero que en vida siguieron Marx y Engels. Ratifican la profusión comentada las reuniones internacionales (2) y nacionales (3) convocadas para reflexionar acerca del 150 aniversario de la publicación del manifiesto comunista. Pero también puede pensarse por la negativa registrando la existencia de un pensamiento que pretende superar la tradición desde concepciones posmarxistas, hasta quiénes lo niegan desde posiciones del fin del marxismo.

    Dos textos resultan de interés para interpretar el acontecer histórico en torno de 1848. Uno es de Thompson (4) y el otro de Hobsbwam (5) . El primero da cuenta del periodo que va de 1780 a 1832, es decir, previo al momento de solicitud, escritura y publicación del manifiesto, datado entre noviembre de 1847 y febrero de 1848. El segundo origina su relato con la revolución europea de 1848, estallada en simultáneo con la aparición del manifiesto y llega hasta 1875. Ambos periodos concentran la primera etapa del desarrollo capitalista (6) y en el medio de ellos se encuentra esta gran obra de propaganda obrera y revolucionaria, anticipatoria de desarrollos teóricos (7) que inspiraron la gigantesca obra de sus autores e innúmeros seguidores. La revolución de 1848 es el fin de una etapa política que consolida un tiempo iniciado con la revolución francesa en 1789 y el gran protagonista está dado por los trabajadores y los pobres, independientemente de quiénes resultaron los gobernantes al normalizarse la situación. El tiempo en cuestión presenta en sociedad a un nuevo actor social y político junto a una intelectualidad que ya le es orgánica (8) .

    "A principios de 1848 el eminente pensador político francés Alexis de Tocqueville se levantó en la Cámara de Diputados para expresar sentimientos que compartían la mayor parte de los europeos: ‘Estamos durmiendo sobre un volcán…¿No se dan ustedes cuenta de que la tierra tiembla de nuevo? Sopla un viento revolucionario, y la tempestad se ve ya en el horizonte’. Casi al mismo tiempo dos exiliados alemanes, Karl Marx y Friedrich Engels, de treinta y dos y veintiocho años de edad, respectivamente, se hallaban perfilando los principios de la revolución proletaria contra la que Tocqueville advertía a sus colegas." (9)

    En ese marco es que debe entenderse el primer párrafo del manifiesto: "Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo". (10) A continuación se plantea "Que ya es hora de que los comunistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines y sus aspiraciones; que opongan a la leyenda del fantasma del comunismo un manifiesto del propio Partido." La concepción de Partido de los Comunistas era uno de los planteos que Marx y Engels incorporaron en la discusión del Congreso de la Liga.

    Los autores aluden a un proceso de luchas sociales y políticas, de clases, que necesitan expresar programática y públicamente para dar cuenta de un fenómeno histórico, tal como reflexiona Thompson: "Desde 1830 hacia delante, maduró una conciencia de clase, en el sentido marxista tradicional, definida con mayor claridad, en la que la población obrera se responsabilizó de seguir adelante por sí misma con las viejas y nuevas batallas." (11) Señala que para 1835 "…la clase obrera no está ya en formación sino que está formada. Atravesar el umbral que separa 1832 de 1833, significa entrar en un mundo en el que la presencia de la clase obrera se percibe en todos los condados de Inglaterra y en la mayoría de aspectos de la vida." (12)

    Por su parte, Hobsbawm destaca que "…1848 fue la primera revolución en la que los socialistas o, más probablemente, los comunistas -porque el socialismo previo a 1848 fue un movimiento muy apolítico dedicado a la creación de utópicas cooperativas– se colocaron a la vanguardia desde el principio." (13) Y agrega que "De los grandes planes y gobiernos rivales que idearon los apasionados exiliados en la neblinosa Londres durante la década de 1850, nada sobrevivió sino la obra de los más aislados y menos típicos: Marx y Engels." (14) Con ello, rinde tributo a la permanencia del pensamiento contenido en el manifiesto por encima de otros contemporáneos con actuación más visible.

     

    El fantasma del siglo XIXEl Manifiesto Comunista es expresión de un clima de época que difiere bastante, por cierto, a la actualidad. El capitalismo mantiene su esencia, estudiada in extenso en El Capital, pero desde entonces sus formas han variado sustantivamente. La crítica al capitalismo actual requiere ir más allá de los textos fundacionales. Pero debe constatarse que la experiencia de la lucha de los trabajadores también ha recorrido una historia y que la situación actual de esa resistencia está atravesada por la hegemonía surgida en las particulares condiciones de la, así visualizada en el imaginario popular, derrota socialista a fines de nuestro siglo.

    Para 1847/8 existe un movimiento obrero europeo en situación de luchas en ascenso, con las primeras experiencias de resistencia, de luchas callejeras, de tomas de fábricas. Se desarrollan las primeras organizaciones sindicales y los primeros partidos políticos que se asumen representantes de los trabajadores. En 1844, cuatro años antes, había nacido la primera cooperativa, tal como las conocemos hoy, la cooperativa de Rochdale, en Inglaterra, que era una forma de organización económica de los trabajadores, para enfrentar las duras condiciones a que eran sometidos por la sociedad capitalista en desarrollo y que era impulsada por los socialistas utópicos —particularmente de Owen (Robert, 1771-1858), o del francés Fourier (Charles, 1772-1837), o de muchos otros—, en un intento para resolver las miserias que dejaba la sociedad capitalista de esa época, desde una perspectiva reformista.

    Marx y Engels escriben para la Liga de los Comunistas. No es un libro de texto, no es una investigación, es un folleto propagandístico, de agitación política y para difundir, principalmente entre los trabajadores, las propuestas políticas de los comunistas y los trabajadores europeos de esa época. Es un texto escrito en un momento de auge de la dinámica de masas y que se propone como orientación política de un proceso revolucionario que tiene como motor a la lucha de clases. En el Prefacio a la edición alemana de 1883, Engels escribe que "La idea fundamental de que está penetrado todo el Manifiesto –a saber: que la producción económica y la estructura social que de ella se deriva necesariamente en cada época histórica, constituyen la base sobre la cual descansa la historia política e intelectual de esa época; que, por lo tanto, toda la historia (desde la disolución del régimen primitivo de propiedad común de la tierra) ha sido una historia de lucha de clases, de lucha entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, en las distintas fases del desarrollo social; y que ahora esta lucha ha llegado a una fase en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede ya emanciparse de la clase que la explota y la oprime (la burguesía), sin emancipar, al mismo tiempo y para siempre, a la sociedad entera de la explotación, la opresión y las luchas de clases-, esta idea fundamental pertenece única y exclusivamente a Marx." (15)

     

    II – Espectros actuales

    Nuestro interrogante apuntaría a indagar las premisas actuales del "espectro" del manifiesto, las que determinan la formación, en los términos de Thompson, de la conciencia de los explotados y oprimidos de este tiempo y que puedan definir, en lenguaje de Hobsbwam, la "primavera de los pueblos" en nuestros días. Investigación que nos conduce a transitar por las variaciones producidas en las formas de manifestación de las relaciones sociales de explotación y opresión; tanto como en las respuestas de los sujetos, en el marco de una lucha más compleja que la confrontación clase contra clase definida para mediados del siglo XIX. Situación que derivamos de la emergencia de múltiples resistencias de sujetos diversos que agregan a la confrontación tradicional con el capital, la reivindicación de género, del hábitat o los derechos integrales de la humanidad, entre otros.

    Esa complejidad de lucha que devuelve el presente, con límites de visibilidad ostensible, ofrece la base para pensar un programa actual de transformación revolucionaria de la realidad. Partimos de concebir a la crítica capitalista como la invariancia de la concepción de Marx y Engels y por eso, sus obras, con independencia de la inmadurez de las categorías utilizadas en cada momento del desarrollo de su propio pensamiento, sólo pueden servirnos en tanto metodología de análisis contextuado en tiempo histórico. Las condiciones de la lucha determinaron en cada circunstancia las conceptualizaciones para la descripción y las propuestas de superación histórica.

    No es un problema de exégesis de cada texto, sino de situarlos en su contexto, es decir, los por qué y para qué de esos escritos. No es vano reiterar que no hay "marxismo único" y "para siempre". Hay un marxismo contextuado en cada momento histórico que permite una sucesión de rupturas epistemológicas que reconocen aportes, a veces contradictorios, de muchos que asumieron y asumen la condición de marxistas en los últimos 150 años. Y la respuesta en nuestros días sigue transitando por la lucha y su conceptualización con perspectiva de revolución. De esto pudimos hablar, en representación del taller sobre América Latina, en el cierre del Encuentro convocado por Espace Marx. Las reflexiones apuntaban a llamar la atención de nuevos fenómenos de luchas sociales y políticas que ocurriendo en Latinoamérica tienen efecto en el ámbito mundial, tales como la diversidad de una izquierda que disputa gobiernos en regímenes electorales, o negocia y confronta con las armas en condiciones de lucha guerrillera, hasta la emergencia de movimientos de masas como los Sin Tierra que afectan la propiedad capitalista (16) . Son acontecimientos que inciden en las respuestas de los sujetos en nuestro tiempo y que llevó a Hobsbawn (17) , presente en el encuentro de París, a contestar que por América Latina pasan hoy las coordenadas a que alude el manifiesto. En la referida intervención señalé tres cuestiones.

    La primera es que el futuro se construye en el presente y que en ese sentido, América Latina es un gran laboratorio que conmociona el futuro, no sólo por lo específico de América Latina, sino porque creemos que mucho de la resistencia popular, y de la re-elaboración teórica del marxismo que se desarrolla en Latinoamérica, contribuye a desarrollar un nuevo universalismo del que mucho se había hablado durante el encuentro.

    Remitimos a un universalismo que pueda despojarse del contenido eurocéntrico que reduce el análisis del capitalismo y la teoría de la revolución al par "desarrollado" y que replantee ese análisis en términos del par dialéctico entre "desarrollo y subdesarrollo" (18) , ambos constitutivos de un proceso articulado, donde uno es condición del otro. Es un tema viejo el que sostenemos y en El Capital (19) se señala el significado del "descubrimiento y conquista" de América para la acumulación originaria del capital. Sin la extracción de riquezas naturales (minerales) del continente americano y el genocidio de la fuerza de trabajo implicada, es imposible pensar la expansión de la producción y circulación que da identidad al capitalismo. Sostiene Marx: "El descubrimiento de regiones auríferas y argentíferas de América, la reducción de los indígenas a la esclavitud, su soterramiento en las minas de exterminio, los comienzos de conquista y saqueo en las Indias orientales, la transformación de Africa en una especie de madriguera comercial para la caza de hombres de piel negra: tales son los procedimientos idílicos de acumulación primitiva que señalan la era capitalista en su aurora." (20) . Con lo cuál verificamos que la acumulación capitalista reconoce un proceso totalizador que incluye el par dialéctico antes mencionado.

    Ese proceso transita hoy una etapa muy especial, donde el fenómeno varía, pero la esencia continúa. Por ejemplo, en la década del 80 el movimiento internacional de capitales ha sido negativo para América Latina y llevó a la CEPAL a hablar de década perdida, mientras que en los 90 resulta fuertemente superavitario y más allá de ese movimiento pendular del destino de los capitales, se verifica un crecimiento de la pobreza y la desigualdad superior a otras regiones.

    Según la UNCTAD "América Latina fue en 1997 la región que recibió mayor cantidad de inversiones extranjeras, con un total de 56.000 millones de dólares, un 28% más que en 1996." (21) La cifra representa el 14% sobre un volumen total de 400.000 millones. El informe agrega que "Durante el período 1995-97, los flujos de IED a la región crecieron a una velocidad más de dos veces superior a la de los flujos hacia todos los otros países en desarrollo en su totalidad". Al mismo tiempo, el Banco Mundial reconoce la existencia de 165,6 millones de personas en condiciones de pobreza, es decir, con un ingreso menor a 2 dólares diarios y de ellos, 86,3 millones con menos de un dólar diario revistan en la extrema pobreza. Agrega que entre 1980-95 los pobres de Latinoamérica crecieron en 40 millones (22) . A su vez, según un reciente informe de Progreso Económico y Social del B.I.D.(23) , América Latina es la región de mayor desigualdad en el ámbito mundial, con un 5% de la población más rica que se apropia del 25% de la distribución del ingreso y donde el 30% más empobrecido sólo recibe el 7%.

    Por eso insistimos en el impacto universal de una resistencia localizada en Latinoamérica. ¿Cuánto incidió el levantamiento en Chiapas como insumo de la crisis devaluatoria en México y su traslado hacia el resto de América Latina y buena parte del mundo? ¿Cuánto incidirá la resistencia del pueblo de Brasil al ajuste (24) definido en éstos días y cómo impactará en el resto de la región? La asistencia de los organismos internacionales y de algunos países a Brasil se vincula al temor de un "crack", que puede desencadenar un efecto dominó sobre el conjunto de la economía capitalista, la que se encuentra en proceso de crisis continuada desde mediados del 97. Incluir la impronta de la imprevisión de la lucha popular constituye un elemento esencial, casi siempre olvidado por los intelectuales de la economía cotidiana, y aún de aquellos que creen que las "revoluciones verdaderas" sólo pueden provenir del capitalismo desarrollado. Tesis sostenida por Marx en su tiempo, aunque la realidad de procesos revolucionarios en cualquier parte que así lo determinara la subjetividad de los pueblos, coloca a la revolución en la impronta de la lucha, más que en el objetivismo del desarrollo de las fuerzas productivas. Teoría, además, que en general olvida que la principal fuerza productiva de la sociedad es la fuerza de trabajo, es decir: los hombres.

    La segunda tiene que ver con que la izquierda y la resistencia popular en América Latina tiene un carácter diverso y plural. Y lo Universal que articula toda esa resistencia, es precisamente la confrontación con un "modelo" de dominación devenido hegemónico: el neoliberalismo (25) . Debe recordarse que América Latina fue territorio pionero en la aplicación de esas políticas, por cierto, de la mano del terrorismo de Estado (Chile 73 y Argentina 76). La violencia sobre los pueblos y no la "libertad de mercado", fue la que generó una política que hoy se ha transformado en hegemónica en el capitalismo de todo el mundo.

    Esa diversidad de nuestras resistencias, se constata también, en la transformación, y a veces en la disolución de viejas representaciones políticas de la izquierda, que parcelaron durante éste siglo el pensamiento y la práctica revolucionaria. Es que pensar una reelaboración del marxismo, y por ende una conquista de las reivindicaciones populares, que era la esencia programática del manifiesto, nos lleva a reconocer como un contenido clave la articulación de lo diverso. En el Manifiesto se dice que "…el primer paso de la revolución obrera es la elevación del proletariado a clase dominante, la conquista de la democracia." (26) Sobre el alcance de la categoría proletario aludimos más adelante, pero relativo a la lucha por la democracia, encontramos ese reclamo en el movimiento zapatista en Chiapas, tanto como en el Movimiento Sin Tierra de Brasil, sólo por mencionar dos de los movimientos sociales y políticos más destacados en la región. La democracia sigue siendo una asignatura pendiente en América Latina y no alcanza con la instalación de regímenes electorales altamente viciados y expuestos a prácticas clientelares y a la corrupción.

    El decálogo de medidas propuestas sostenidas en el manifiesto, para "los países más avanzados", y que aluden a la organización de la propiedad, del Estado y del trabajo, como de las condiciones de vida de la población, nos llevan a pensar en un reclamo contemporáneo por la reducción de la jornada laboral y una mejora de los salarios y condiciones de vida en salud, educación, etc.; como en la necesaria confrontación con los propietarios transnacionales del capital, los que mediatizan su poder a través de múltiples formas ideológicas, culturales y políticas y lo ejercen desde las corporaciones transnacionales, los grupos económicos locales y las grandes empresas familiares tradicionales. Confrontación a materializar vía medidas impositivas, financiero-crediticias, de restricción a la fuga de capitales y remisión de utilidades al exterior, tanto como el freno al saqueo representado por el pago de la deuda externa y la condicionalidad impuesta por los organismos multilaterales de crédito. Valga el comentario de que hasta desde el Vaticano se sugiere en materia de endeudamiento externo el "jubileo" para el año 2.000 y desde la ONU, la UNCTAD sostiene "la suspensión de los servicios de la deuda" y alerta contra "las medidas del FMI, las que conducen a la inestabilidad financiera" (27) . Informe que recoge un endeudamiento externo para América Latina de 687.000 millones.

    Esa articulación de lo diverso a que aludimos, no sólo remite a las formas de lucha, sino en las distintas expresiones que expresa la izquierda latinoamericana. Desde la tradición marxista, pasando por distintas corrientes de la cultura nacional y popular, hasta lo que se expresa en la teología de la liberación u otras corrientes religiosas que son copartícipes de los procesos de transformación integral y plural. La diversidad de América Latina resume otras diversidades del movimiento de resistencia en todas partes del mundo y es al mismo tiempo, la riqueza que se requiere para transformar el movimiento revolucionario.

    La tercera cuestión tiene que ver con la necesidad de recoger la continuidad del pensamiento expresado en el manifiesto, pero también la necesidad de generar elementos de ruptura. Rupturas epistemológicas, en las prácticas, en las condiciones en que se elabora el nuevo universalismo del que hablamos. En América Latina, en la década del 30´ fue José Carlos Mariátegui (28) el que generó esa ruptura. En la década del 60´ fue Ernesto Guevara (29) y Fidel Castro, los que con el proceso de la revolución cubana generaron una transformación en la teoría y práctica de la revolución, en toda América Latina y con repercusión universal. Esa ruptura podemos encontrarla también y en el ámbito de Europa, entre otros, en Gramsci. Y esa ruptura requiere que pensemos, como siempre, críticamente, la realidad actual, ya que si algo no cambia es que el marxismo es una crítica profunda al capitalismo.

    Marx no escribió una Economía Política, sino precisamente "su" crítica. Su obra principal, El Capital, lleva como subtítulo el de Crítica de la Economía Política y su publicación data de 1867. Su antecedente inmediato es la Crítica de la Economía Política datado en 1859 y en su prefacio se encarga de rescatar el propio aporte en su obra, como crítica a todo el pensamiento de la Economía Política y puede leerse en los llamados tomos 4 y 5 de El Capital (30) . La historia del marxismo reconoce por lo menos dos trayectos. Uno remite a la vulgarización y el dogmatismo pretendiendo encontrar todas las respuestas en los textos originarios y su interpretación manualizada. Otro está vinculado a las múltiples rupturas que implica la adaptación creativa de una crítica al capitalismo contextuada en tiempo y lugar.

    Alguna vez citamos (31) al respecto una reflexión de Deleuze y Guattari que resulta, desde el arte, pertinente a propósito de nuestro análisis. Podemos leer (32) de los autores: "En un texto violentamente poético, Lawrence describe lo que hace la poesía: los hombres incesantemente se fabrican un paraguas que les resguarda, en cuya parte inferior trazan un firmamento y escriben sus convenciones, sus opiniones; pero el poeta, el artista, practica un corte en el paraguas, rasga el propio firmamento, para dar entrada a un poco del caos libre y ventoso y para enmarcar en una luz repentina una visión que surge a través de la rasgadura, primavera de Wordsworth o manzana de Cézanne, silueta de Macbeth o de Acab. Entonces aparece la multitud de imitadores que restaura el paraguas con un paño que vagamente se parece a la visión, y la multitud de glosadores que remiendan la hendidura con opiniones: comunicación. Siempre harán falta otros artistas para hacer otras rasgaduras, llevar a cabo las destrucciones necesarias, quizá cada vez mayores, y volver a dar así a sus antecesores la incomunicable novedad que ya no se sabía ver".

    Por ello es que hemos sostenido que lo invariable del marxismo es la crítica y eso requiere romper con algunos criterios del sentido común (33) del marxismo vulgar, tales como los que remiten a la categoría proletario, reduciéndola a quiénes trabajan dentro de las fábricas. Muchos trabajadores de fábrica que eran reconocidos como trabajadores industriales fueron despedidos y hoy trabajan en forma "particular", como autónomos o en empresas que las estadísticas reconocen como trabajadores de servicios e incluso como microemprendedores. La confusión devino de lecturas incompletas de los textos de Marx, principalmente de El Capital. En gran parte, muchos se quedaron en el nivel de abstracción del tomo I que alude a la generación de la plusvalía en el ámbito de la producción y reduciendo ésta a la fábrica. Siendo además, la industrialización de la producción el dato determinante de la expansión capitalista en tiempos de Marx.

    Pero aún, en ese nivel de abstracción, Marx alude a la realización de la plusvalía en el ámbito de la circulación (34) , tema que debe analizarse en el conjunto de El Capital, donde la abstracción se transforma en la concretización de la "producción capitalista en su conjunto" (35) , es decir, producción y circulación. Sostenemos, en tiempos de industrialización de los servicios, que hay que definir más ampliamente la categoría "trabajadores". No sólo los trabajadores industriales, ni los ocupados, sino también, aquellos que están desempleados, o marginados que reclaman tierra, vivienda, etc. Aquellos que estando marginados del mercado de trabajo son también parte componente del funcionamiento del capitalismo, de la producción y reproducción de las relaciones sociales de explotación y dominación.

    La crítica al Capitalismo incluye la crítica a aquellos que han pasado del campo del pensamiento marxista y de la práctica de izquierda, al campo de la dominación, en la adaptación de los discursos y las prácticas, a las nuevas condiciones. Al posibilismo del fin de siglo que, entre otros, se expresa en el "Consenso de Buenos Aires" , variante anticipada de la "tercera vía" popularizada por Tony Blair. La crítica también nos incumbe y requiere entonces, que el nuevo universalismo a construir, se construya desde el presente, desde la práctica, desde la recreación de esas prácticas, y del pensamiento, donde la nueva teoría exprese la crítica al capitalismo actual y que surja de las prácticas resistentes de los pueblos, como en el manifiesto, particularmente cuando la mundialización comentada en el manifiesto encuentra plena materialidad en nuestros días. Hoy más que ayer se hace realidad la consigna final del manifiesto que convoca a la unidad de los trabajadores del mundo.

    Notas

    1. Para conocer sus antecedentes y desarrollo se puede acudir al artículo de Federico Engels "Contribución a la historia de la Liga de los Comunistas", datado en Londres el 8/10/1885. Publicado en Carlos Marx – Federico Engels, obras escogidas en dos tomos. Ediciones de Lenguas Extranjeras, Moscú, 1955. Tomo II páginas 356 a 376.
    2. Se destaca el encuentro realizado en París entre el 13 y el 16 de Mayo de 1998, convocado por Espace Marx de Francia. Participaron cerca de 1500 personas de distintas corrientes del pensamiento marxista y de diferentes regiones. Se presentaron unas 300 ponencias. El escrito del autor se publica en el Nro. 5 de la Revista Periferias.
    3. Entre otras se destaca el Encuentro de Revistas Marxistas y del Pensamiento crítico, convocado por una docena de publicaciones que se inscriben en el variado arco que se reconoce dentro de la izquierda y el marxismo. Realizado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA entre el 25 y 28 de setiembre de 1998. Existe versión desgrabada de la intervención del autor en el panel de clausura de la actividad "El manifiesto comunista en los umbrales del siglo XXI" y puede leerse en la web abierta por los organizadores de la reunión: http://www.geocities.com/CapitolHill/Lobby/7161/
    4. E.P. Thompson. La Formación de la Clase Obrera en Inglaterra. Editorial Crítica, año 1989.
    5. Eric Hobsbawm. La era del capital, 1848-1875. Editorial Crítica, año 1998.
    6. Remito al capitalismo de libre concurrencia analizado principalmente en El Capital. La siguiente etapa se define por el dominio del monopolio y remite históricamente su comienzo al periodo 1860/1880, proceso de estudio iniciado por Lenin en El Imperialismo, fase superior y última del capitalismo, texto publicado en 1916.
    7. Al momento de redacción del manifiesto, los autores no habían incorporado la categoría "fuerza de trabajo" en tanto mercancía vendida por los trabajadores a los capitalistas y base de la generación de plusvalía. En el texto original se sostenía erróneamente que los trabajadores vendían su trabajo al capital. Ese cambio de categoría es uno de los aportes sustanciales para el conocimiento del capitalismo.
    8. Marx y Engels se habían negado a incorporarse a la Liga de los Comunistas hasta el Congreso que trata el documento por ellos redactados y como miembros de ella participan en la revolución de febrero. Marx quedará al frente de la Liga. Con la desaparición de la Liga en 1852, ambos continuaron en la búsqueda de una organización revolucionaria de los trabajadores. Surgirá así la Asociación Internacional de los Trabajadores en 1864, conocida como Primera Internacional.
    9. Eric Hobsbwam, página 21.
    10. Carlos Marx. Federico Engels. Obras Escogidas en dos tomos. Tomo I. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Moscú, 1955, página 21.
    11. E.P. Thompson, página 314.
    12. E.P. Thompson, página 422.
    13. Eric Hobsbwam, página 35.
    14. Eric Hobsbawm, página 36.
    15. Carlos Marx. Federico Engels. Obras Escogidas en dos tomos. Tomo I. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Moscú, 1955, página 16.
    16. L’Humanitte, mayo de 1998.
    17. Entrevista producida por una Revista chilena en los pasillos del Encuentro de París y escuchada a "hurtadillas" mientras esperábamos con Daniel Campione para entregarle una colección de la Revista Periferias.
    18. Pueden agregarse a ese par las categorías centro y periferia, imperialismo y dependencia, o las más imprecisas de norte y sur, o primer y tercer mundo.
    19. Carlos Marx. El Capital, Tomo I, Sección octava: La acumulación primitiva. Editorial Cartago.
    20. Carlos Marx. Ob. Cit. Sección VIII, Capítulo XXXI, página 731.
    21. La Nación. Sección Economía, página 2, 11/11/98.
    22. Banco Mundial. Informe sobre la pobreza y la desigualdad.
    23. Clarín. Página 16, 16/11/98.
    24. Carta de intención suscrita entre el gobierno de Brasil y el FMI, donde se establece una asistencia financiera de 41.500 millones contra severas medidas de ajuste y reestructuración de la economía brasileña.
    25. En diversas oportunidades hemos señalado que no corresponde la denominación asignada por no ser nuevo ni liberal. Mantenemos dicho nombre por su instalación en múltiples ámbitos con un significado que remite a las actuales políticas de la derecha más reaccionaria.
    26. Ob. Cit. El Manifiesto, página 42.
    27. Informe presentado en Ginebra el 15/9/98. Síntesis publicada en La Nación, 16/9/98.
    28. Mariátegui. Historia y presente del marxismo en América Latina. Autores varios e incluye del autor "Actualidad de Mariátegui en la agenda de la izquierda a fines del siglo XX". Ediciones FISYP, año 1995.
    29. Los caminos del Che. Colectivo de autores. Del autor: Pensamiento económico del Che. Dirple ediciones, año 1998. Puede encontrarse también en Revista Realidad Económica Nro. 149, año 1997.
    30. Carlos Marx. Historia Crítica de la Teoría de la Plusvalía. 2 Tomos. Ediciones Brumario. Buenos Aires, marzo de 1974.
    31. Julio C. Gambina. Crisis del neoliberalismo. Sus alcances, proyecciones y consecuencias. Revista Periferias Nro. 2, año 1997.
    32. Gilles Deleuze. Félix Guattari. ¿Qué es la filosofía?. Editorial Anagrama. Barcelona, 1993. Páginas 204/5 donde citan a Lawrence en El caos en la poesía, Cahiers de l’Herne, páginas 189-191.
    33. Uso la expresión en tanto filosofía, siguiendo la concepción de Gramsci al respecto.
    34. Carlos Marx. El Capital. Sección II. Capítulo V.
    35. Subtítulo del Tomo III de El Capital.
    36. Para ampliar puede leerse del autor el artículo "Crítica al Consenso de Buenos Aires o el Disenso del Sur", en Revista Realidad Económica, Nro. 155, del 1 de abril al 15 de mayo de 1998, páginas 62 a 73.

     

    Por: Julio C. Gambina*

    (*) Profesor titular concursado de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas -FISYP.