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La internacionalización en entidades de Ciencia e innovación en Cuba (página 2)


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Albornoz (1989) hace referencia al texto propuesto por el Grupo de los 77 (Naciones Unidas, 1979) el cual apuntaba a razones de hegemonía y dependencia para encuadrar la política científica: "Es un hecho ampliamente reconocido que la estructura de las relaciones internacionales en materia de ciencia y tecnología es imperfecta y refleja profundas diferencias entre las naciones. Refleja una situación en que unos pocos países –en particular, ciertas empresas industriales con sede en esos países- asumen el dominio tecnológico y determinan la dirección y el desarrollo de la tecnología en sectores cruciales, dejando a la mayoría de los países en situación de crítica dependencia tecnológica, pese a sus vastos recursos humanos y materiales".

También el entonces bloque socialista trataba de incluir sus prioridades políticas, cuando solicitaba que la declaración final reflejara: "el vínculo existente entre la reestructuración de las relaciones económicas internacionales sobre una base justa y democrática y la lucha por lograr la paz, la distensión y el desarme, lo que proveerá una fructuosa cooperación internacional en distintas esferas; entre ellas, la ciencia y la tecnología…en beneficio de todos los pueblos del mundo" (Naciones Unidas, 1979).

Otra definición de relaciones internacionales la da Vega (2003): "Conjunto de relaciones sociales de calidad internacional, promovidas por actores internacionales que contribuyen a la formación y dinámica de una sociedad internacional concreta y diferenciada". En esta se dice que los actores son internacionales y que sus acciones tienen que ser internacionales y no de otra forma, remarcando el carácter internacional, fuera de las fronteras de un país, y no el estatal.

La autora de esta investigación considera que las relaciones internacionales son una serie de relaciones entre individuos y colectividades humanas que inciden en la distribución del poder en el ámbito mundial. No vamos a historiografiar ni calificar los cambios que han ocurrido en el mundo de los últimos años; tampoco vamos a aventurarnos a especular sobre la permanencia esperable de los resultados que asoman estos cambios; vamos simplemente a observar que hoy surge con fuerza el reclamo por una teoría de la cooperación en las relaciones internacionales.

La Cooperación Internacional en la teoría de las Relaciones Internacionales. Definición e importancia

La cooperación internacional es una relación duradera y privilegiada entre entidades de países distintos, basada en la reciprocidad de ventajas, la concertación sistemática y la búsqueda en común de todos los progresos y avances que ayuden a conseguir un objetivo de conjunto. Supone una asociación de fuerzas que permita compartir recursos, evitar riesgos, y aprovechar las ventajas competitivas de cada una de las entidades con el fin de alcanzar un objetivo común. Se ha convertido en una actividad horizontal que tiene impactos en las políticas, organización y gestión de la educación superior y de las universidades, en la formación del profesorado y en la oferta educativa de pregrado, postgrado y continua, en la formación y especialización de investigadores y en el proceso de la investigación científica, en las actividades de vinculación y extensión, así como en la cooperación para el desarrollo, a través del papel de las universidades como agentes de la cooperación.

Martínez (1986) define la cooperación internacional como "… un esfuerzo conjunto, explícitamente concertado, entre dos o más países para la búsqueda de objetivos de interés común".

De igual forma, González (1991) define la cooperación internacional como: "… aquella acción de varios Estados que se asocian para contribuir a la solución de determinados problemas. Se ha hecho más patente con la cristalización de organizaciones intergubernamentales, en especial las aparecidas durante este siglo".

Siguiendo con la orientación de las anteriores definiciones, el Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (MIDEPLAN) de Costa Rica ha elaborado una definición amplia que integra aspectos medulares de la cooperación internacional, la cual es definida como: "… el término que se utiliza en forma genérica, para referirse al conjunto de recursos de origen externo que recibe un país en condiciones no comerciales y con fines de promover su desarrollo. Incluye préstamos y donaciones que se transfieren mediante recursos financieros y técnicos, los cuales son utilizados por el país para complementar los recursos internos disponibles y así aumentar los recursos totales destinados a programas, proyectos y otras actividades de desarrollo" (MIDEPLAN, 1991).

Sebastián (1996) cuando la define como "el conjunto de actividades e instrumentos que a cualquier nivel, individual, institucional o nacional, impliquen una asociación y colaboración para la consecución de objetivos comunes y de beneficio mutuo".

Es criterio de Díaz (2000) que esta definición de Sebastián es suficiente para señalar que la cooperación internacional se presenta como una actividad múltiple, presente en el diseño de las políticas en la esfera económica, jurídica, cultural, en la educación, la salud, la ciencia y la tecnología, entre otras. Un enfoque razonable llevaría a ubicar la cooperación científica y tecnológica como un subsistema de la cooperación internacional, que tiene como especificidad el hecho de proyectarse en dos direcciones; por un lado, la política de cooperación internacional en ciencia y tecnología aparece formando parte de las políticas científicas y tecnológicas diseñadas por organismos e instituciones que al nivel de cada país dirigen y ejecutan esta actividad; y por otra parte, como eje transversal atravesando otras políticas de desarrollo del país: económicas, educativas, culturales, sociales, etc.

Para la Fundación EROSKI (Consumer Eroski 2005), la cooperación permite incorporar a las relaciones entre los Estados un componente que supera el aspecto político-estratégico y económico, dando cabida a espacios de solidaridad, interdependencia, promoción comercial y búsqueda de una red de bien común internacional.

Existen objetos generales de la ayuda internacional al desarrollo: el ser humano, la no discriminación, promover un crecimiento económico equitativo y el respeto a los compromisos internacionales.

Las distintas organizaciones que sin ánimo de lucro trabajan en otros países para resolver problemas específicos de desarrollo defienden el reconocimiento del ser humano en su dimensión individual y colectiva como protagonista y destinatario último de la política de cooperación al desarrollo. Se defienden a través de los distintos programas, la promoción de los derechos humanos y libertades fundamentales, la paz y la participación ciudadana en condiciones de igualdad para hombres y mujeres, así como la no discriminación por sexo, raza, religión y cultura. Promueven un crecimiento económico equitativo con el fin de asegurar y potenciar la eficacia y coherencia de las políticas de cooperación al desarrollo en su objetivo de erradicar la pobreza en el mundo. Para ello es fundamental potenciar un desarrollo humano global, interdependiente, participativo, sostenible y equitativo de mujeres y hombres e insisten en el respeto a los compromisos internacionales adoptados en el seno de los Organismos Internacionales (Consumer Eroski, 2005).

El concepto de cooperación internacional actual poco o nada tiene que ver con el de los años cincuenta, cuando se daba a conocer como un instrumento fundamental para apoyar el crecimiento económico, aumentar la capacidad productiva y la inversión de los países. Será a partir de los años ochenta cuando los distintos países a través de sus gobiernos y los órganos específicos, creados para impulsar proyectos de ayuda internacional, tengan como objetivo la reducción de la brecha entre el mundo en desarrollo y el mundo desarrollado.

Para esta Fundación (Consumer Eroski 2005), los programas de cooperación internacional tienen como objetivos específicos:

Impulsar el desarrollo económico y social a través del cual se pretende fomentar con recursos humanos y materiales el desarrollo de los países más desfavorecidos para que puedan alcanzar un crecimiento económico con un reparto más equitativo, propiciando así una mejora en el nivel de vida de las poblaciones beneficiarias, en general, y de sus capas más necesitadas.

Contribuir a la seguridad y la paz, así como a un mayor equilibrio en las relaciones políticas, estratégicas, económicas y comerciales, promoviendo así un marco de estabilidad y seguridad que garantice la paz internacional.

Potenciar la ayuda humanitaria, concretamente en la prevención y atención de situaciones de emergencia.

Fortalecer los sistemas democráticos, fundamentalmente el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales.

Impulsar las relaciones de los países en coherencia con la cooperación. Sobre todo con los que están en vías de desarrollo.

Ramírez (2008) presenta un marco teórico conceptual sobre la cooperación internacional y aborda un estudio sobre las diferentes escuelas que han tratado ambos temas a efecto de precisar el alcance de las interpretaciones que éstas hacen al respecto, de manera que el lector pueda forjarse una visión amplia sobre la temática en cuestión.

Este autor opina que la cooperación es un fenómeno social que ha existido desde que el hombre se organiza y vive en sociedad. Desde entonces, la cooperación y el conflicto han coexistido paralelamente. Sin embargo, la cooperación comienza a adquirir importancia internacional a partir del siglo XIX, con el establecimiento de conferencias e instituciones internacionales las cuales tenían por función promover la cooperación entre los estados en ciertas áreas específicas, tales como, servicios postales y telecomunicaciones. La cooperación internacional para el desarrollo, ha sido definida como "…la ayuda de fuentes externas ya sean bilaterales o multilaterales, que se suministra a países en desarrollo en condiciones concesionarias con el objeto de contribuir a financiar programas o proyectos de desarrollo económico-social" (Ramírez, 2008).

Alega que desde la creación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en 1961, se le empezó a dar a la cooperación internacional un alcance amplio en el sentido de que integraba no sólo, las transferencias de recursos técnicos y financieros bajo el concepto de donaciones, sino que además, incluía la transferencia de recursos bajo el concepto de inversión extranjera directa y préstamos internacionales y que sin embargo, desde ese entonces, algunos analistas del tema de la cooperación internacional han venido cuestionando la validez de este alcance amplio, en tanto que consideran, que ni la inversión extranjera directa ni ciertos préstamos externos deberían ser integrados al concepto en cuestión. Esto, debido a que dichos movimientos de capital obedecen a la expectativa de obtener una mayor tasa de rentabilidad y que en consecuencia, la idea de promover el desarrollo en países menos adelantados no constituye una preocupación central. Observa que no existe un criterio homogéneo entre los autores consultados, pues mientras unos la conciben como el instrumento idóneo para la promoción del desarrollo económico-social y la paz de todos los miembros de la comunidad internacional, otros la perciben como parte de la estrategia de dominación del mundo desarrollado sobre los países en desarrollo, así como un componente más de la lucha de poder de los Estados en sus relaciones externas (Ramírez, 2008).

A criterio de la autora de esta investigación, la cooperación internacional ha sido uno de los principales instrumentos con los que cuentan los Estados para el desarrollo de los países más pobres. Se puede definir como un conjunto de acciones destinadas a la transferencia entre países de técnicas, tecnologías, conocimientos y habilidades, para apoyar el desarrollo económico-social de manera solidaria y complementaria. La ejecución de proyectos internacionales es la modalidad principal de la cooperación, aunque se pudieran mencionar otras modalidades importantes como son los servicios de expertos y consultores, la capacitación y el equipamiento y suministros.

Esta autora considera que tanto la cooperación como la colaboración internacional son imprescindibles para cumplir la misión, objetivos y líneas de investigación de las instituciones cubanas de educación superior.

1.2.1. Tipos de Cooperación Internacional.

A criterio de Basabe (2000), la Cooperación Sur-Sur surge alrededor de los años 60 ante la necesidad de los países de la periferia de trazarse objetivos y metas, más acordes con las realidades y condiciones socio-económicas y culturales y como una forma alternativa de la Cooperación Norte-Sur.

Hace referencia a la gran depresión de los años 30 en el mundo capitalista, el cual puso en tela de juicio la forma de elección tecnológica impuesta y el papel que hasta esos momentos habían desempeñado los países subdesarrollados. En dicha crisis se dan los primeros síntomas significativos del deterioro de los precios de los productos primarios y países como México, Brasil y Argentina, en América Latina, comenzaron a plantearse el camino del desarrollo industrial y la necesidad de la cooperación internacional, teniendo en cuenta los intereses de la región. Alega que todo esto contribuyó a establecer con el tiempo un mayor abismo entre los países desarrollados y subdesarrollados, aumentando la brecha tecnológica entre ambos polos y empañando los frutos esperados de la Cooperación Norte-Sur.

Ramírez (2008) plantea que existen dos tipos de cooperación internacional: cooperación internacional vertical y cooperación internacional horizontal. Define la cooperación internacional bilateral vertical como flujos o movimientos de recursos (de cualquier tipo), que dimanan directamente de un país desarrollado hacia un país en vías de desarrollo, cuyo fin es contribuir a estimular el desarrollo del último. La cooperación internacional bilateral horizontal la define como aquellos flujos o movimientos de recursos (de cualquier tipo) que se producen entre Estados de igual nivel de desarrollo. Pueden ser movimientos que se producen entre Estados en desarrollo, o lo que se conoce como relaciones de tipo Sur-Sur; o pueden ser movimientos entre Estados desarrollados, o lo que comúnmente se denominan relaciones Norte-Norte.

Alega además que el concepto de cooperación se sitúa en el plano internacional, asociándose de manera automática al concepto de 'ayuda', o más específicamente de 'ayuda al desarrollo', como parte de la política exterior de los gobiernos de los distintos países y la cooperación, por tanto, permite incorporar a las relaciones entre los estados un componente que supera el aspecto político-estratégico y económico, dando cabida a espacios de solidaridad, interdependencia, promoción comercial y búsqueda de una red de bien común internacional.

La autora de esta investigación asume varios criterios de cooperación internacional: a) la cooperación técnica, como ayuda destinada a apoyar países en desarrollo, mediante la transferencia de técnicas, tecnologías, conocimientos, habilidades y experiencias, en determinadas áreas donde un país o una fuente tenga un mayor nivel de desarrollo; este tipo de cooperación se hace bajo la modalidad de proyectos, que incluyen los recursos necesarios para la asistencia técnica, los equipos y la capacitación o entrenamiento de nacionales; b) la cooperación técnica entre países en desarrollo (CTPD), como una modalidad de cooperación técnica, y su especificidad radica en que se da entre países de similar nivel de desarrollo; por esto se le conoce también como "cooperación horizontal" o "cooperación sur-sur"; c) la cooperación financiera, como aquella cooperación ofrecida por algunas fuentes mediante la asignación de recursos financieros o fondos, con el objeto de apoyar proyectos de desarrollo; d) la ayuda de emergencia y desastres, que tiene como finalidad asistir a los afectados por catástrofes humanas o naturales, mediante el envío de bienes y equipos de primera necesidad; e) la ayuda alimentaria, que consiste en el aporte de productos alimentarios a países en desarrollo para potenciar el autoabastecimiento y garantizar su seguridad alimentaria, como base de su proceso de desarrollo; f) cooperación cultural, como la ayuda destinada a la realización de actividades en algunas áreas culturales, mediante entrega de equipos, donaciones de material, capacitación, o intercambios; g) las becas, para contribuir a la formación de personal técnico, investigadores o funcionarios que puedan desempeñar un papel importante en los países en desarrollo, mediante su formación o capacitación técnica en un país más desarrollado; h) las pasantías, que consisten en el desplazamiento de funcionarios estatales con el fin de conocer experiencias, procedimientos y capacidades de otro país; e i) los seminarios, cursos o talleres, que son eventos académicos en los cuales se capacita o entrena a un grupo de funcionarios en un tema técnico de interés para el desarrollo nacional.

La autora de esta investigación además coincide con los expertos en esta materia que explican que cualquier tipo de cooperación debe entenderse como un proceso de ida y vuelta en el que cada uno de los países involucrados, tanto donantes como receptores, acuerdan cooperar para resolver un determinado problema y, al hacerlo, satisfacen los objetivos que cada uno de ellos se ha propuesto previamente.

1.2.2. Principales actores de la Cooperación Internacional en la Educación Superior.

La cooperación se presenta en el escenario internacional como una vertiente novedosa y, dada la importancia de su inmersión en la educación superior, los organismos internacionales y las agencias de cooperación se ven obligadas a analizar la temática en diferentes marcos geográficos, elaborar estrategias y políticas de colaboración más efectivas, identificar los nuevos retos que enfrentan las instituciones e identificar las nuevas oportunidades y campos de acción potenciales para la cooperación (Ayala, 2002).

1.2.3. Papel de los Organismos Internacionales.

Los organismos internacionales juegan un papel transcendental como actores de las relaciones internacionales, en particular, la cooperación internacional vinculada a cierta problemática o temática, en este caso con la educación superior.

Desde 1974, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), manifestó en su conferencia general la importancia de incorporar la dimensión internacional y la perspectiva global en la educación, la necesidad de solidaridad en cooperación internacional, y se ha mantenido al tanto de la evolución de la educación y de los rezagos que permanecen en los países menos desarrollados.

Dentro de la UNESCO se han analizado las diversas situaciones que atraviesan los programas de cooperación internacional con respecto a la educación superior. Se va marcando la tendencia de conceder prioridad a programas de cooperación Sur-Sur, así como a programas de formación en los países en desarrollo organizados en redes regionales e internacionales mediante formas de interacción interinstitucional para la formación y calificación del capital humano (UNESCO, 1998).

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realiza programas y proyectos de financiamiento para el desarrollo de los países en vías de desarrollo, o que se encuentran en extrema pobreza, abarcando los sectores educativos, agrícolas, salud, salud reproductiva, apoyo al comercio, etc. En lo que respecta a la cooperación en educación superior, ha incluido nuevas actividades de trabajo. Cuando se trata de las necesidades y oportunidades que presentan las nuevas tecnologías o proyectos (por ejemplo, ciertos programas de postgrado y proyectos de investigación), la innovación que representa la cooperación entre instituciones o la formación de consorcios suele ser una solución razonable (BID, 1997).

En lo que respecta a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dedicada en la mayor parte de sus actividades al estudio de las diversas problemáticas socio-económicas y el establecimiento de lineamientos sobre el desarrollo económico de los países incorporados al organismo, también ha incorporado estudios sobre el desarrollo social, donde sobresale el sector educativo. La organización se dedica principalmente a elaborar recomendaciones para el mejoramiento de las condiciones en que se encuentra la educación en los países menos desarrollados, y con la finalidad de atender los problemas rezagados en la materia, así como el dictado de políticas educativas, económicas y sociales para sus países miembros.

Evidentemente, la OCDE cuenta con un diagnóstico más preciso y certero sobre las problemáticas de la educación superior en los países amparados por esa organización. Ha establecido lineamientos realmente estratégicos para el mejoramiento de la enseñanza superior; se preocupa por las desigualdades y por alcanzar los objetivos que plantean las tendencias actuales en cooperación (OCDE, 2000).

Por otro lado, los criterios que aplica la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) para el desarrollo de sus programas de cooperación y para establecer sus prioridades de oferta y recepción de recursos son la organización de actividades por sectores, regiones geográficas y áreas de afinidad lingüístico-cultural. Así, la OEI maneja ocho programas de cooperación en las áreas de desarrollo de la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología, fomentando una identidad cultural iberoamericana y apoyando los procesos de integración regional que apoyan el desarrollo integral de las sociedades iberoamericanas.

La OEI posee un Programa de Cooperación para la Educación Superior, cuya estrategia se orienta a la formación de de un espacio iberoamericano de cooperación universitaria multilateral, en red o redes, a través de la realización de programas y proyectos de cursos de actualización, capacitación y actividades de movilidad de estudiante, académicos y directivos de instituciones de educación superior y de formación docente (OEI, 2001).

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), está dedicada a la investigación, la asistencia técnica y el apoyo financiero, tendientes a mejorar y aumentar la producción agrícola y enfrentar la solución de las necesidades en materia de alimentación de los países menos desarrollados.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha contribuido sustancialmente a controlar la transmisión de enfermedades contagiosas, a la práctica extinción de la viruela, y a la notable reducción de la malaria; además, ha actuado activamente en la promoción de la educación en materia de salud y los servicios de salubridad pública en los países menos desarrollados.

1.2.4. Papel de las Agencias de Cooperación.

A diferencia de los organismos internacionales, cuyo campo de acción es regional o internacional, las agencias de cooperación como las asociaciones de universidades y centros de investigación, son dependencias nacionales que contribuyen a la difusión y creación del conocimiento científico, tecnológico y humanístico y a la cooperación universitaria.

Pueden fungir como fuentes de investigación al tener las capacidades de recopilar estadísticas, estrategias y movimientos específicos de las instituciones de educación superior en general, en particular de las que están afiliadas a ellas; tienen la capacidad de emitir un diagnóstico sobre diversas temáticas relacionadas con la educación superior; tales como la calidad, el intercambio académico, los flujos de cooperación internacional, las metodologías de evaluación de los sistemas educativos, las problemáticas internas estructurales de las mismas, sus retos y limitantes para el desarrollo institucional, entre otros.

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) es el organismo técnico responsable del diseño, la ejecución y la gestión de proyectos y programas de cooperación de España con el resto del mundo, ya sea directamente, con sus propios recursos, o bien a través de la colaboración con otras entidades nacionales e internacionales. Asimismo, realiza estudios e investigaciones relativas al desarrollo y la cooperación que lleva a cabo se ejecuta prioritariamente a través de mecanismos bilaterales (AECID, 2009).

Las "Becas MAEC-AECID" constituyen la oferta de la formación, generalmente de postgrado, del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España -MAEC- para jóvenes titulados universitarios superiores (y, en algunos programas, estudiantes universitarios de último curso) extranjeros y españoles (AECID, 2009).

La Agencia Chilena de Cooperación Internacional (AGCI) es una institución especializada en la gestión de la cooperación internacional, apoyando el cumplimiento de las metas sociales, económicas, institucionales y culturales del gobierno chileno. Dentro de su misión se incluyen acciones de cooperación técnica Sur-Sur con países en desarrollo, proyectando al exterior las capacidades nacionales (AGCI, 2009).

1.2.5. La Cooperación Internacional al servicio de la Ciencia.

La cooperación científico-tecnológica constituye un instrumento estratégico en el diseño e implementación de las políticas. Es además un elemento intrínseco en los procesos de generación del conocimiento científico, del avance tecnológico, de los procesos de difusión, la transferencia de tecnologías y la innovación para alcanzar un desarrollo económico social sustentable.

Lage (1998), al referirse al sector de la ciencia, reformula la tarea de garantizar el acceso de todas las colectividades humanas a la capacidad de creación científica y convertirla al mismo tiempo en garantías de la diversidad cultural y de la comunicación global. El autor considera tres palabras claves: acceso, diversidad e interconexión. Plantea que se trata de un imperativo ético y al mismo tiempo de una oportunidad práctica; en la medida en que se logre esto, avanzarán más rápido las naciones del sur y las del norte.

Es criterio del autor que el intercambio de conocimientos no puede verse solamente como fuente de difusión, es también fuente de innovación. La velocidad de acumulación de conocimientos es hoy mucho mayor que la velocidad a la que es posible evaluar el impacto de cada hallazgo en otros campos de la actividad científica. Al igual que en la evolución de las especies, mucho de nuevo puede surgir de la recombinación de lo que existe (Lage, 1998).

Este autor considera que mientras se vea la cooperación como un proceso de difusión de conocimientos en el que participan individuos, su alcance será limitado. Coincido con el autor en que tenemos que ver la cooperación como un proceso de integración de conocimientos en el cual participan colectividades.

El autor no lo ve como un mero problema conceptual, sino que tiene implicaciones concretas en el plano operativo en que se expresan, por ejemplo, cuando se discute de pasar de acciones aisladas a programas a largo plazo; de pasar de intercambios sur-norte a intercambios en ambas direcciones; de pasar de programas de formación de cuadros, a programas de fortalecimiento de instituciones; de pasar de compartir información a compartir canales de acceso a la información (Lage, 1998).

Lage (1998) nos muestra una segunda limitación en la manera de concebir la cooperación internacional con los países de América Latina, y está dada en la identificación de "temas prioritarios" como aquellos que tienen que ver con problemas de salud, ambientales y agrícolas, propios de la región. Nos percatamos que, a primera vista, es una decisión inobjetable, pero en un examen más profundo, se descubre su faceta negativa: desacopla la investigación en la región de los problemas esenciales en que trabaja la comunidad científica mundial y mantiene la colaboración científica más cercana a la ayuda que a la real colaboración.

Este autor nos sugiere intentar introducir equipos científicos de la región en los grandes problemas de las fronteras del conocimiento, aunque sin enajenarlos de las necesidades locales; ni en un extremo ni en otro: el desafío es precisamente tender los puentes (Lage, 1998).

Díaz (2000), al hablar de cooperación internacional en ciencia y tecnología, se refiere al conjunto de actividades orientadas a reforzar, complementar y crear las capacidades científicas y tecnológicas de un país. En términos generales y sencillos, la cooperación internacional para el desarrollo se entiende como un conjunto de actuaciones de carácter internacional orientadas al intercambio de experiencias y recursos entre países para alcanzar metas comunes basadas en criterios de solidaridad, equidad, eficacia, interés mutuo y sostenibilidad.

Alega que la cooperación internacional para el desarrollo científico permite: sumar esfuerzos, capacidades y financiamiento para poder cumplimentar los objetivos de la institución y lograr alcanzar los resultados deseados, ahorrar tiempo y economía de recursos para el desarrollo de investigaciones conjuntas, facilitar la transferencia de tecnologías y alianzas estratégicas, fortalecer y cumplimentar las capacidades para la I+D, incrementar la cobertura de participación en organismos y programas internacionales y favorecer la integración regional (Díaz, 2000).

Díaz (2000) define las funciones de la cooperación internacional en ciencia y tecnología: como fuente de financiamiento, como medio para el fortalecimiento de las capacidades institucionales y para la I+D y como medio para generar conocimientos y tecnología.

Según esta autora, existen 9 tendencias de la cooperación internacional científica y tecnológica: evolución de modelos espontáneos a modelos integrados; establecimiento de estrategias y políticas explícitas para la cooperación internacional incorporadas con las políticas institucionales y nacionales; diversificación y flexibilidad de los instrumentos de la cooperación internacional; utilización de esquemas múltiples y variados de financiamiento para las actividades de cooperación internacional; revalorización de la multilateralidad a través de la consolidación de redes de cooperación; evolución de las lógicas de los principales actores de la cooperación internacional en ciencia y tecnología; incremento del papel activo de las instituciones de I+D como agentes de cooperación internacional; revalorización de la gestión de la cooperación internacional como actividad profesionalizada; y consolidación paulatina de una cultura de cooperación y de las relaciones internacionales.

Es criterio de la autora de esta investigación que una faceta fundamental de la internacionalización es la cooperación. A través de los acuerdos de cooperación, las empresas comparten o pueden compartir conocimientos, tecnologías, recursos y mercados (Díaz, 2000). Por lo tanto, según sea la finalidad del acuerdo y las circunstancias en las que se desarrolla, podrían ser diferentes sus características y, en consecuencia, el tipo de acuerdo, dichos acuerdos se pueden realizar sobre actividades productivas, comerciales o en I+D.

Asumo el criterio de Díaz (2000) que expresa que tanto la cooperación como la internacionalización son instrumentos válidos para aumentar las posibilidades de competitividad en los mercados; siempre que hablamos de la competitividad de la empresa, dados los mercados mundiales, tenemos que hablar de internacionalización.

La Internacionalización

La internacionalización es una de las formas de responder a los impactos de globalización proactivamente, y se refiere a un conjunto de estrategias y políticas que buscan tratar con las tendencias y los impactos de los procesos globales. Casi siempre aparece vinculada a la problemática de la competitividad frente al exterior. Es necesario proyectar la entidad al exterior con el objetivo de generar ventajas competitivas que le permitan afrontar el futuro con garantías de éxito.

El término internacionalización recibió en gran medida su forma actual de Kindleberger al exponer su teoría sobre la gran empresa. Como idea aproximativa al fenómeno de la internacionalización, este autor la caracteriza como un conjunto de actividades que la entidad desarrolla fuera de los mercados que constituyen su entorno geográfico natural. Plantea que es necesario conocer la situación de una entidad en su proceso de internacionalización, ya que es fundamental para elaborar las estrategias más acordes con esa situación Kindleberger (1969).

La definición de internacionalización evolucionó durante la década pasada. A finales de los años 80, este término se definía generalmente a nivel institucional y desde el punto de vista de un conjunto de actividades. Arum y Van de Water propusieron definir Internacionalización como "las múltiples actividades, programas y servicios que caen dentro de los estudios internacionales, intercambio educativo internacional y cooperación técnica" (Arum y Van de Water, 1992). Knight introdujo un proceso o enfoque organizacional, para incluir la noción de que internacionalización es un proceso que significa ser integrado y sostenible a nivel institucional. Definía internacionalización como "el proceso de integrar una dimensión internacional e intelectual a las funciones de enseñanza, investigación y servicio de la institución" (Knight, 1994).

Van der Wende señalaba que una definición basada en la institución tenía limitaciones. Por tanto, proponía una definición más amplia que incluyera "cualquier esfuerzo sistemático encaminado a hacer que la educación superior respondiera a los requerimientos y desafíos relacionado con la globalización de sociedades, economía y mercados laborales" (Van der Wende, 1997). Esta definición incluye elementos importantes, posiciona la dimensión internacional desde el punto de vista sólo de medio ambiente externo (específicamente, globalización), no sitúa la internacionalización dentro del contexto del sector educativo y sus metas y funciones.

Para Knight, la internacionalización significa cosas diferentes para distintas personas y se utiliza de varias maneras. Para unos, son actividades internacionales, como la movilidad académica de estudiantes, profesores e investigadores; las vinculaciones internacionales, asociaciones o nuevos programas académicos internacionales e iniciativas de investigación. Para algunos significa la educación en otros países por medio de nuevos tipos de planes, seccionales de ciudades universitarias o exenciones y el empleo de diversas técnicas cara a cara y a distancia. Para muchos significa la inclusión de una dimensión internacional, intercultural o global en el plan de estudios y el proceso de enseñanza-aprendizaje. Y también hay quienes ven la internacionalización como proyectos de desarrollo y mayor énfasis en el comercio. Hay frecuente confusión y cierta tensión sobre el hecho de que el término internacionalización se utilice para describir tres tipos muy diferentes de actividades transnacionales: intercambio y sociedades internacionales, operaciones transnacionales de riesgo comercial y proyectos de desarrollo internacional (Knight, 1999).

Según esta autora es evidente que la internacionalización se interpreta y utiliza de diversas maneras en distintos países y por diferentes partes interesadas. Esto refleja las realidades de hoy y presenta nuevos retos desde el punto de vista de desarrollar un marco de referencia conceptual que pueda ofrecer cierta claridad sobre el significado y algunos principios que sirvan de guía a la política y la práctica y es imposible observar nuevos marcos de referencia conceptuales para la internacionalización sin tener en cuenta las realidades del medio ambiente en el cual está operando la educación superior. Existen cambios y nuevos retos desde el punto de vista de la forma como el medio ambiente está afectando la internacionalización y como la dimensión internacional cada vez más grande de la educación superior es de por sí un agente de cambio (Knight, 1999).

Soderqvist introdujo una definición que se concentra en el proceso de cambio y en una visión holística de gerencia a nivel institucional. Define la internacionalización de una institución de educación superior como "un proceso de cambio de una institución de educación superior nacional a una de educación superior internacional que incluya una dimensión internacional en todos los aspectos de su gestión holística para aumentar la calidad del aprendizaje y la enseñanza y lograr las competencia deseadas" (Soderqvist, 2002).

De Wit plantea que a medida que la dimensión internacional de la educación superior logra más atención y reconocimiento, la gente tiende a utilizarla como mejor responda a su propósito. Mientras uno pueda entender que esto es lo que ocurre, no es útil que la internacionalización se convierta en una frase que albergue cualquier cosa y cualquier cosa internacional. Se necesita una definición más concreta si se quiere entender y tratar con la importancia que merece. Aún cuando no haya acuerdo sobre una definición, precisa que la internacionalización sí necesita tener unos parámetros para evaluarla y avanzar en la educación superior. Esta es la razón por la cual es tan importante tener una definición práctica y ajustada a un marco de referencia conceptual para la internacionalización de la educación superior (De Wit, 2002).

Cada vez es más evidente que la internacionalización necesita extenderse tanto a nivel nacional y sectorial como a nivel institucional. Por eso, Knight propone una nueva definición que incluya ambos niveles y la necesidad de tener en cuenta la relación y la integridad entre ellas: internacionalización a nivel nacional, sectorial e institucional como "el proceso de integrar una dimensión internacional, intercultural o global con objetivos, funciones u ofrecimientos de enseñanza" (Knight, 2003).

Para esta autora, la definición de objetivos y prioridades para la internacionalización se facilita cuando existe un plan estratégico institucional que establece las orientaciones para el desarrollo de universidades y entidades de ciencia y tecnología. La internacionalización, aunque puede ser un objetivo en sí misma, es un medio para contribuir a la consecución de los objetivos institucionales. Expone que la comprensión de este principio es fundamental para integrar el correspondiente plan de acción y los resultados previsibles en el marco más amplio del desarrollo institucional (Knight, 2003).

A medida que aumenta la atención sobre la trascendencia e implicaciones de la internacionalización, surge un vocabulario nuevo y diferenciado para describir y denotar ciertos matices del significado. En muchos casos se usan términos nuevos para describir conceptos nuevos; en otros, se adaptan nuevos términos a conceptos tradicionales o ya existentes. Al mismo tiempo, se otorga a los conceptos vigentes o antiguos nuevos significados. El uso más bien impreciso de la terminología ejemplifica la complejidad y la evolución de la dimensión internacional, global/transnacional/regional de la educación superior (Knight, 2003).

En virtud del creciente interés en la dimensión internacional de la educación superior, así como en su comprensión, se recurre cada vez más al término "internacionalización". Esto puede interpretarse como un síntoma de la creciente aceptación de la internacionalización, además de que es medular en la educación superior (Knight, 2003).

La autora de esta investigación asume los conceptos de internacionalización dichos por la Dra. Jane Knight, y alega además que para internacionalizar una entidad, ésta debe regirse por una serie de normas y valores como son: el conocimiento de las personas, la tecnología, el desarrollo profesional de los académicos y administrativos, la igualdad y la participación, las alianzas estratégicas, el perfil internacional y reputación, la investigación y producción del conocimiento y el desarrollo cultural y social.

La internacionalización de la educación superior se refiere a un proceso de transformación institucional que tiene como estrategia la integración de la dimensión internacional e intercultural en la misión, cultura, planes de desarrollo y políticas generales de las instituciones de educación superior.

1.3.1. La Internacionalización de la Educación Superior. Conceptos y enfoques.

Los orígenes de la internacionalización resultan medianamente claros. El avance de la integración económica internacional, la firma de acuerdos regionales y globales de comercio e inversión y las posibilidades que brindan las tecnologías de la información actuales han ocasionado que este nivel educativo esté mucho más abierto a la cooperación internacional y a las nuevas metodologías de la enseñanza.

La internacionalización de la educación superior en el devenir de los tiempos ha experimentado una ampliación en su dimensión que motiva profundos debates, siempre presentes e indispensables para la toma de decisiones en materia de política educativa en los países del mundo.

Debe ser entendida como una de las más importantes y coherentes respuestas de científico y universitarios al fenómeno llamado globalización o mundialización, cuya máxima expresión es la creciente integración de los mercados debido a acuerdos internacionales de comercio y a la universalización de los circuitos financieros que buscan instaurar en todas partes sistemas productivos más eficaces, competitivos y rentables.

Se debe hacer una distinción entre las formas tradicionales de hacer la cooperación y tener actividades internacionales y un concepto más integral basado en la elaboración e implementación de políticas institucionales.

La internacionalización es vista como una condición, un indicador, una medida o un medio para mejorar la calidad de la educación superior en un contexto global y altamente competitivo.

Las políticas de internacionalización de la educación superior deben enmarcarse en un proceso de orden institucional y, por eso, los objetivos y metas de la internacionalización pueden variar, de una institución a otra.

Knight en 1994 define cuatro enfoques en el proceso de internacionalización:

  • Enfoque institucional: la internacionalización es vista como un proceso que integra elementos y perspectivas internacionales en el ejercicio de las funciones sustantivas de la institución. Términos tales como integrar, permear e incorporar deben ser utilizados para caracterizar este proceso.

  • Enfoque en los programas internacionales: Esta dimensión describe la internacionalización en términos de categorías o tipos de actividades tales como el desarrollo del curriculum, intercambios académicos y la cooperación técnica.

  • Enfoque en el desarrollo de competencias: Se ve en la internacionalización una oportunidad para desarrollar en el personal académico y científico nuevas competencias, actitudes, aptitudes y conocimientos. En este caso. El elemento importante es la dimensión humana y no las actividades académicas o las cuestiones de orden organizacional.

  • Enfoque en la estructura organizacional: En este caso, el elemento importante es desarrollar una cultura en la institución que valore y apoye las perspectivas y las iniciativas internacionales e interculturales (Knight, 1994).

Marijk van der Wende (1996) desarrolló un modelo conceptual para la internacionalización de la educación superior. Este modelo refleja un enfoque comprensivo orientado hacia el proceso de internacionalización, incluyendo sus objetivos, estrategias, actividades y efectos.

Fuente: Van der Wende, Marijk. "Internationalising the Curriculum in Dutch Higher Education: An International Comparative Perspective", The Hague, Organization for Economic and Development, 1996, p. 8.

MODELO PARA LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

(MARIJK VAN DER WENDE)

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En este modelo, la internacionalización está descrita como un proceso que tiene por marco una institución de educación superior. El inicio, la dirección y las metas generales del proceso, así como los objetivos y estrategias específicas, son expresados en declaraciones y documentos de política elaborados por gobiernos nacionales e instituciones de educación superior.

A lo largo de la fase de implementación, tres elementos desempeñan un papel central, que son la movilidad del personal académico y estudiantil y el desarrollo del curriculum. Los flujos indican la interrelación y la relación de reciprocidad que existen entre los diferentes elementos. En cuanto a los efectos del proceso, se hace una distinción entre los efectos de corto plazo y los de largo plazo. Se consideran efectos de corto plazo los que tiene un impacto en los estudiantes, el personal académico y la enseñanza. Los efectos de corto plazo se refieren al impacto de la internacionalización sobre la calidad de la educación, sobre sus productos y sobre el posicionamiento de la institución. Finalmente, la evaluación del proceso puede conducir a una redefinición de los objetivos y estrategias (Marijk van der Wende, 1996).

Para este autor, la parte externa del modelo se refiere a los contactos internacionales de la institución con instituciones extranjeras (o empresas). Estos contactos pueden ser considerados como una condición necesaria al proceso de internacionalización dentro de la institución.

Considera que la definición de internacionalización ha variado a lo largo de los últimos años, y lo sigue haciendo, debido al crecimiento notable de su significación e importancia. Es obvio que no puede existir una definición única para representar un fenómeno tan complejo y en perpetuo cambio. Sin embargo, en la actualidad, el concepto de internacionalización ya no se refiere a la organización de actividades internacionales, por medio de programas de intercambio académico y estudiantil; ya no es un simple hecho individual de un estudiante o un académico, que se concretaba sólo en la movilidad de personas y cuyo beneficio era meramente individual. Ahora el proceso de internacionalización se debe centrar en el interés institucional.

En las nuevas políticas educativas y científicas, la colaboración internacional se ha convertido en un poderoso y estratégico instrumento para elevar la calidad de la educación, para preparar egresados y científicos a funcionar en un mundo cada día más independiente y competitivo, y para crear mayor comprensión y solidaridad entre los pueblos del planeta. La internacionalización es una necesidad insoslayable y un fenómeno irreversible (Marijk van der Wende, 1996).

Considera la internacionalización como un proceso de transformación institucional integral que pretende incorporar la dimensión internacional e intercultural en la misión y las funciones sustantivas de las instituciones de la educación superior, de tal manera que sean inseparables de su identidad y cultura. El proceso de internacionalización debe ser visto como una apertura institucional hacia el exterior y debe ser parte integral de los planes de desarrollo, planeación estratégica y políticas generales de las instituciones. Para lograr este objetivo, es preciso que exista dentro de las instituciones de educación superior una política internacional explícita, claramente definida y respaldada, condensada en la comunidad e implementada por una estructura administrativa y académica apropiada para su organización y promoción adecuada (Marijk van der Wende, 1996).

De la definición anterior, se desprenden dos elementos básicos en el proceso de internacionalización en la educación superior:

  • Una estrategia de cambio institucional: Es muy importante asimilar que un proceso de internacionalización implica el desarrollo de una nueva cultura dentro de las instituciones, la cual debe valorar los enfoques interculturales, permitiendo así la promoción y el apoyo de iniciativas para la interacción, la cooperación y el intercambio internacionales. La internacionalización debe ser vista como un proceso de transformación institucional, en el que se va integrando una dimensión internacional dentro de su misión y en sus funciones sustantivas.

  • La internacionalización de las funciones sustantivas: Implica inculcar entre los estudiantes, el personal académico y el administrativo, nuevos conocimientos, habilidades y actitudes que les permitan funcionar de manera eficaz en un medio internacional y multicultural (Marijk van der Wende, 1996).

Knight en 1999 propone extender la internacionalización como un proceso cíclico y continuo, compuesto de seis etapas:

1- Toma de conciencia: Es necesario que el personal involucrado se dé cuenta de la importancia, impacto y beneficios de la internacionalización.

2. Compromiso institucional: Las universidades y centros de investigación deben responsabilizarse de integrar la dimensión internacional en sus funciones de docencia, investigación y extensión.

3. Planeación: Es fundamental que las universidades y centros de investigación desarrollen un plan o estrategia institucional integral para la internacionalización. Este plan debe clarificar las metas y objetivos en función de los intereses y las características de la propia institución. Presentará sus prioridades de manera realista, construyendo sobre sus áreas de excelencia y previendo los recursos humanos y financieros necesarios.

4. Operación: La implementación de la internacionalización deberá ser apoyada por medio de una cultura institucional ad hoc. Las actividades académicas y servicios, así como los factores organizacionales y la utilización de principios y lineamientos, tienen un papel fundamental y dependen de los recursos, necesidades y objetivos de cada institución.

5. Evaluación: La internacionalización implica un proceso de evaluación y seguimiento sistemático dentro del proceso de evaluación global de la institución. Se deben estimar los diferentes aspectos de su impacto en la institución e impulsar su continuo mejoramiento.

6. Reforzamiento del proceso: Con la finalidad de mantener activo el compromiso de la comunidad universitaria hacia la internacionalización es menester que cada institución establezca un sistema propio de incentivos y reconocimientos (Knight, 1999).

En resumen, el proceso de internacionalización es cíclico: los incentivos llevan a una nueva toma de conciencia y de compromisos reafirmados; las obligaciones compartidas implican procesos de planeación más elaborados, lo que estimula cambios en la política y los programas internacionales, así como en el desarrollo y ejecución de nuevas actividades y servicios. Finalmente, un sistema continuo de evaluación y seguimiento tiende al mejoramiento de la calidad de las acciones internacionales.

Modelo de Knight

Fuente: Hans de Wit, Strategies for Internationalisation of Higher Education. A comparative study of Australia, Canada, Europe and Unites States of America, Amsterdam, European Association for International Education/Organization for Economic Cooperation and Development/Association of International Education Administrators, 1995, cap 1, p. 26.

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Para la internacionalización de la investigación, la autora recomienda poner en marcha los programas que promueven e impulsan las siguientes políticas institucionales:

  • Incorporación de una perspectiva y dimensión internacionales en los programas y centros de investigación existentes.

  • Establecimiento de un sistema de reconocimiento a la labor de internacionalización de los programas de investigación, como parte de la evaluación académica de los propios investigadores.

  • Fomento a la interdisciplinariedad y la incorporación de elementos internacionales en los temas de investigación.

  • Recepción de investigadores extranjeros en sus años sabáticos o para estancias cortas, con la condición de que sus investigaciones se integren dentro del programa de trabajo de la dependencia receptora y resulten en publicaciones conjuntas.

  • Incorporación de los académicos visitantes en los programas regulares por medio de la impartición de seminarios con valor curricular o por medio de la tutoría de tesis u orientación de los estudiantes locales sobre temas de investigación.

  • Difusión de los resultados de investigación e intercambio de conocimientos a través de redes y sistemas de comunicación internacionales como publicaciones, bancos de datos, conferencias, seminarios, talleres, etc.

  • Oportunidades para los investigadores para realizar estancias sabáticas en el extranjero.

  • Participación en redes de investigación nacionales e internacionales por disciplina o especialidad.

  • Establecimientos de centros de excelencia o de investigación con un mandato o enfoque internacional.

  • Participación en programas de investigación y desarrollo internacionales.

  • Fomento de la movilidad internacional individual de los investigadores.

  • Fomento de la investigación sobre temas internacionales y globales.

  • Establecimiento de convenios de cooperación y colaboración internacional en investigación (Kinght, 1999).

McKellin en 1996 hace una presentación resumida de los mecanismos de internacionalización.

Desarrollo del currículo: Integración de una dimensión internacional/multicultural en el currículo; internacionalización de la de la educación general a fin de familiarizar a los estudiantes con la dimensión internacional de sus estudios; inclusión de aspectos internacionales en las disciplinas académicas, profesionales, técnicas y en la preparación vocacional.

Desarrollo profesional de académicos, investigadores y administradores: Incremento de la experiencia y la habilidades internacionales de los académicos, investigadores y administradores; mejoramiento de sus capacidades para desempeñarse y comunicarse en un ambiente internacional; aporte de apoyos e incentivos a los académicos para internacionalizar cursos y programas, participar en intercambios internacionales, enseñar en el extranjero y colaborar en proyectos de desarrollo internacional o en investigaciones conjuntas.

Desarrollo de proyectos internacionales: Oportunidad para los académicos y estudiantes de tener experiencias internacionales en otros países, especialmente en áreas de transferencia de tecnologías, formación de recursos humanos y fortalecimiento institucional; establecimiento de programas de colaboración en investigación, desarrollo de cursos y programas conjuntos.

Vínculos institucionales: Fomento de vínculos internacionales para el establecimiento de programas de intercambio de estudiantes y académicos; colaboración en cursos, investigaciones y publicaciones conjuntas para un mayor prestigio internacional y reputación para ambas instituciones.

Vínculos con la comunidad: Formación de vínculos con individuos, empresas locales, agencias u organizaciones para misiones y proyectos internacionales; internacionalización de los cursos de educación continua; establecimiento de programas de hospedaje con familias para estudiantes extranjeros; organización de actividades con la participación de conferencistas internacionales.

Programas para estudiantes internacionales: Presencia de diversos grupos geográficos y culturales de estudiantes y académicos en la vida universitaria y científica; creación de oportunidades para promover la comprensión internacional y el aprendizaje transcultural e intercultural.

Programas de intercambio: Creación de oportunidades de estudio/trabajo en el extranjero para estudiantes, académicos y administradores locales; acceso a prácticas profesionales internacionales; desarrollo de diplomados internacionales, títulos conjuntos y todo tipo de actividad de colaboración (McKellin, 1996).

Según la autora, todos estos mecanismos deben ser regidos por dos principios fundamentales: el proceso de internacionalización se refuerza y logra mayor estabilidad cuando un número importante de actividades, programas e iniciativas internacionales se coordinan de manera que se apoyen y reafirmen mutuamente; y este proceso de internacionalización es más eficiente cuando se integra a las funciones sustantivas (docencia, investigación y difusión-extensión) y se pega a la misión de la institución y al plan institucional de desarrollo. Aún funcionando perfectamente, un solo mecanismo no tendrá el mismo impacto positivo que varios que trabajan de manera simultánea. Por ello, es importante que las instituciones no dependan de un solo mecanismo (McKellin en 1996).

En 1997, la Asociación Internacional de Universidades (IAU, por sus siglas en inglés) integró una fuerza de discusión sobre la internacionalización de la educación superior, encargada de realizar la evaluación de las políticas de internacionalización y cooperación en países miembros (Finlandia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Austria, África del Sur, Tailandia, Brasil). En 1998, produjo un documento en el cual planteaba que la internacionalización era imprescindible en un mundo interdependiente y emitía recomendaciones para su concretación. Entre las sugerencias de carácter general, destacaron la importancia de que:

  • Todos los programas de internacionalización se funden en el principio de la cooperación entre iguales, promuevan competencias interculturales y difundan una cultura de paz entre ciudadanos globales.

  • Las instituciones de educación superior definan sus iniciativas en función del proceso de internacionalización en sí, en lugar de reaccionar a fuerzas globalizadoras externas.

  • Los líderes universitarios y científicos, con el apoyo activo de la comunidad académica en todos sus niveles, desarrollen políticas educativas claras que estén percibidas como parte de la vida institucional y, por lo tanto, beneficien de un nivel de financiamiento interno y externo adecuado y seguro.

  • Los currícula reflejen el objetivo de preparar ciudadanos internacionales, mediante la transmisión de habilidades lingüísticas, la comprensión de las problemáticas globales internacionales y regionales, la preparación de expertos en áreas que atiendan tanto los campos de la tecnología y la ciencia como la promoción de la paz, la resolución de conflictos y las necesidades específicas de los estudiantes, académicos y científicos.

  • Los establecimientos participen en la promoción de programas macroregionales e interinstitucionales de movilidad académica en regiones como África y América Latina, en forma más activa.

  • Las universidades instalen mecanismos para una toma de decisiones proactiva en la materia y realicen evaluaciones de avances mediante grupos expertos, que intervengan conforme con las metodologías ya desarrolladas por varios organismos.

  • Adopten normas de buenas prácticas para el desarrollo de un mercado internacional de la educación superior y para la evaluación y el seguimiento de los resultados obtenidos en éste ámbito.

  • En forma general, los organismos involucrados (agencias internacionales para el desarrollo, organizaciones intergubernamentales y fundaciones privadas) consideran la cooperación Norte-Sur en educación superior enfocada al desarrollo de los recursos humanos como uno de los mejores instrumentos en la lucha contra la desigualdad entre las naciones los individuos y los grupos y le canalizan en tanto apoyos y fondos adecuados (IAU, 1998: 4 y 5).

Gacel Ávila describe la internacionalización de la educación superior como "un proceso integral que pretende incorporar una dimensión y perspectiva internacionales en la misión y en las funciones sustantivas de la institución, de tal manera que sean inseparables de su identidad. Éste proceso está compuesto por un conjunto de estrategias organizacionales como la elaboración de una política de internacionalización; el establecimiento de una entidad administrativa central que coordine, planeé, gestione, evalúe y dé seguimiento a los esfuerzos de internacionalización; y el desarrollo de programas y actividades internacionales dentro del marco de la educación, la cooperación y el intercambio. (….). No hay que confundir el hecho de tener actividades internacionales con el de tener una verdadera política de internacionalización. Tener muchos estudiantes extranjeros o en algunos casos cursos sobre temas internacionales no significa ser una institución internacionalizada" (Gacel Ávila, 1999: 17 y 22).

La autora de esta investigación se crea su propio concepto de internacionalización en la educación superior, y lo entiende como un proceso de desarrollo e implementación de políticas y programas para integrar las dimensiones internacional e intercultural en las misiones, objetivos y funciones de las entidades. A través de ella se tiende a formalizar los beneficios de la cooperación internacional para la comunidad científica y universitaria en general.

1.3.2. Desafíos de la Internacionalización de la Educación Superior en América Latina.

En América Latina, el carácter internacional de ciertas actividades universitarias y científicas data de tiempo atrás, pero el interés de promover una política de internacionalización, en sus diversas vertientes, emerge hace apenas un poco más de una década. En consecuencia, hace más o menos una década que las autoridades gubernamentales e incluso las institucionales respaldan actividades tradicionales como la firma de convenios, la asistencia a congresos internacionales, la movilidad de investigadores y profesores y la participación en alianzas y redes académicas. Creció asimismo el número de programas de cooperación, activos en la región, que fueron esencialmente orientados hacia fuera de la región, cuyo objetivo principal era internacionalizarlos.

Durante casi el siglo XX, la dinámica de internacionalización de las universidades y de los centros de investigación fue espontánea, altamente coyuntural y fundamentada en el libre albedrío y los contactos individuales; nadie se preocupaba por programarla, por financiarla o por dar cuenta de sus efectos (Quintanilla, 2002).

En la década de los 90, fueron ensayados varios programas de la internacionalización de la educación superior, cuya misión principal era situarse lo más ventajosamente posible en escenarios mundializados o basados en iniciativas regionales educativas de cooperación (Barrow, Didou y Mallea, 2003).

Un análisis realizado por la OCDE plantea que la internacionalización de la educación superior ofrece nuevas oportunidades para América Latina de acceder a nuevos conocimientos, atraer a individuos talentosos y aprender las prácticas de la educación superior en el exterior. La conectividad internacional de educación de avanzada y la investigación científica también mantienen un considerable potencial para fortalecer los sistemas nacionales de innovación en América Latina. Por estas razones, los países latinoamericanos cada vez se están comprometiendo más en el mercado global para servicios que requieren talento y formación (OCDE 2002)

Según Burkle, en los últimos años han ingresado proveedores extranjeros en el mercado para la educación superior en América Latina. Alegan que las instituciones europeas y norteamericanas ofrecen oportunidades de aprendizaje o están fundando instituciones y que las universidades y centros científicos de la región están desarrollando alianzas estratégicas con sus contrapartes en el exterior (Burkle, 2002).

A criterio de Wodon, la movilidad de individuos talentosos, nuevos proveedores de la educación superior y la participación en redes de conocimiento ofrecen con frecuencia muchas posibilidades para que los países latinoamericanos tengan acceso a la información más actual, a la transferencia de tecnologías y aprovechen nuevas oportunidades de negocios (Wodon, 2003).

Wodon considera que en las economías abiertas más basadas en los conocimientos, la educación avanzada y la investigación son clave para seguir siendo competitivas; sin embargo la dimensión internacional de la educación superior es una espada de doble filo para América Latina.

Este autor cree que la movilidad de individuos talentosos corre el riesgo de erosionar la base de conocimientos de la región y drenar los escasos recursos. Cada año la emigración se lleva una parte considerable de la población mejor educada de la región y los países latinoamericanos se están convirtiendo en protagonistas del mercado global por su talento y servicios a la educación superior.

Para Knight (2003), el proceso de internacionalización de la educación superior tiene importantes consecuencias para América Latina, especialmente en cuanto a lograr el acceso al acerbo de conocimientos y know-how que tan rápidamente crece. Expresa que la internacionalización de la educación no ha alcanzado aún un nivel suficiente de importancia. Un gran número de jóvenes latinoamericanos estudian fuera de su región y numerosos profesionales emigran hacia el norte.

Alega además que se debe adoptar un enfoque proactivo en la educación superior e investigaciones estableciendo estrategias a mediano y largo plazo ya que ayudaría a la región a conformar la agenda para el futuro más bien que reaccionar a cambios introducidos por otras partes interesadas (Knight, 2003).

Concluye opinado que al llenar las brechas de información y los resultados del mercado se lograría una base fuerte para decisiones de políticas a largo plazo, que, a su vez, mejorarían las perspectivas de cosechar los beneficios totales de la internacionalización (Kinght, 2003).

Pudiéramos expresar que desde finales del pasado siglo XX, el mundo académico y el político han coincidido en que la educación superior tiene un importante papel en el afrontamiento de los desafíos que la sociedad enfrenta.

La confección y aplicación consecuente de planes de internacionalización coadyuvarían a lograr nuestro empeño. Trabajar por la internacionalización de la educación superior implica un cambio sustantivo en las estrategias universitarias y científicas, de forma tal que la dimensión internacional e intercultural se integre en su misión y en sus funciones sustantivas. Dichas estrategias contribuirán a amortiguar los efectos negativos que pueda provocar la acción de los factores globalizantes externos, en especial, impedir que la llamada transnacionalización se convierta en la desnacionalización de la educación superior en América Latina. Además permitirá reforzar el papel de las universidades y centros científicos en las políticas de desarrollo, y posibilitará desde la docencia, la investigación y la extensión, incidir en el proceso de integración latinoamericana.

1.3.3. La Internacionalización de la Educación Superior en Cuba.

La internacionalización de la educación superior contribuye al apoyo internacional, a la promoción de un intercambio de ideas a nivel nacional y universitario y al desarrollo humano. Sus características más destacadas son la movilidad de estudiantes, profesores y científicos y la cooperación internacional (Hernández 2002). Este autor considera la movilidad como una forma de preparar estudiantes, profesores y científicos para satisfacer las exigencias del siglo XXI. Esto quiere decir darles las facilidades necesarias que les permiten estudiar, trabajar y aprender fuera de Cuba. La movilidad crea confianza internacional y eleva los niveles culturales y la confianza mutua. El inconveniente de la movilidad es la fuga de cerebros.

A su criterio, la internacionalización de la educación superior se manifiesta en el desarrollo de actividades conjuntas que aseguran iguales derechos y deberes técnicos y económicos compartidos. Los principales indicadores son el número y tipos de proyectos de investigación conjunta, la participación en redes y el número de programas conjuntos de especialización (Hernández, 2002).

Según el autor, más del 65% de las actividades relacionadas con la internacionalización de la educación superior se han puesto en marcha con países desarrollados e instituciones de alto nivel. Los académicos extranjeros que visitan Cuba trabajan directamente con la comunidad académica y científica y la participación de profesores e investigadores cubanos en eventos internacionales continúa creciendo. Aunque estos indicadores han venido subiendo, necesitan crecer aún más en el área de intercambio universitario, que es vital para el desarrollo (Hernández, 2002).

Desde el 2003, la internacionalización de la educación superior se ha considerado como una estrategia clave para elevar el prestigio del Sistema de Educación Superior de Cuba. Dentro del marco de referencia de la cooperación, todas las actividades del Ministerio de Educación Superior y los centros de investigación van a crear estrategias que ayuden a asegurar que la internacionalización se refleje en sus principales actividades o áreas clave de producción.

La Estrategia Maestra del 2003 por parte del Ministerio de Educación Superior (MES) para la internacionalización de la educación superior tiene como objetivo fundamental: Contribuir, mediante la colaboración internacional al mejor cumplimiento de los objetivos estratégicos de la organización (en términos de desarrollo y de recursos), del programa de becarios extranjeros, del sistema de relaciones de solidaridad hacia Cuba y a elevar el prestigio internacional de la educación superior cubana.

Sus estrategias específicas son:

  • Determinación de los objetivos del MES en cada país, como base para la elaboración de estrategias de internacionalización por países.

  • Fomento de redes académicas, intercambios y proyectos que contribuyan a la formación de profesionales y al desarrollo y mejor utilización de las tecnologías educativas, incluyendo la educación a distancia en condiciones de universalización.

  • Desarrollo de doctorados cooperados con doble titulación y becas cortas para postdoctorados nacionales, en correspondencia con la política científica del país.

  • Participación nacional integrada en proyectos de investigación con instituciones de punta y en redes internacionales y megaproyectos.

  • Desarrollo del Programa de Becarios Extranjeros velando por su adecuada formación, así como un sistema de relaciones de amistad y solidaridad internacional hacia Cuba, el MES y sus instituciones.

  • Aprovechar las oportunidades que ofrecen las relaciones internacionales para promover proyectos, donativos y servicios académicos y actividades que contribuyan al mejoramiento de la infraestructura y al apoyo a la gestión económico financiera (EMI-MES, 2003).

Para asegurar la puesta en marcha de las estrategias específicas, las universidades cubanas y centros de investigación estarán desarrollando análisis independiente y elaborando planes de acción a largo y mediano plazo. Durante la actual etapa se ha hecho énfasis en el fortalecimiento de tareas relacionadas con la red para todas las actividades sustantivas y por medio del fortalecimiento de redes nacionales, explotación del potencial de cooperación internacional, que tienda a dar prioridad a la creación de redes de cooperación regional e internacional (EMI-MES, 2003).

El proceso de internacionalización de las universidades y centros científicos cubanos es promovido por las fortalezas y oportunidades, reflejadas en una buena captación de profesionales cubanos, buenos contactos internacionales, sus prioridades bien definidas, su rápida respuesta a iniciativas, su uso de financiación y su capacidad de cooperar con instituciones de toda América Latina y el Caribe (EMI-MES, 2003).

Como es normal, en un proceso tan complejo de internacionalización, las universidades y centros científicos cubanos también enfrentan desafíos que tienen que ser recibidos cuando deben lograr la dimensión internacional e intercultural que buscan en su misión y sus actividades sustantivas. Las debilidades se ven reflejadas en la falta de financiamiento, infraestructura inadecuada, carencia de personal con conocimiento de lenguas extranjeras, deficiente familiaridad con el área de sistemas y proyectos internacionales y la dificultad asociada con la transferencia de créditos de una institución a otra (EMI-MES, 2003).

Ha habido avances en el proceso de internacionalización de la educación superior en Cuba, tales como: el incremento de la movilidad del personal docente-investigativo y en la participación en espacios internacionales (redes académicas, científicas, asociaciones, organismos internacionales, etc., el aumento de la matrícula de becarios extranjeros, el desarrollo de doctorados cooperados, la ejecución de proyectos internacionales con montos financieros elevados, el incremento del número de convenios internacionales y efectividad de los mismos, un fuerte trabajo de evaluación de las instituciones y programas académicos en el plano nacional como forma de preparación para la acreditación internacional. O sea que conciben la internacionalización como estrategia maestra dentro de la planeación estratégica de universidades y entidades de ciencia y tecnología (EMI-MES, 2003).

Introducción a la Planeación Estratégica

La globalización económica mundial ha contribuido a que todos los países abran sus fronteras al comercio; este hecho ha determinado la configuración y formación de bloques económicos en diferentes continentes en el mundo. El proceso ha generado una serie de cambios en los procesos económicos de los países, principalmente en la apertura de fronteras.

La planeación es la función que tiene por objetivo fijar el curso concreto de acción que ha de seguirse, estableciendo los principios para orientarla, la secuencia de operaciones para realizarla y las determinaciones de tiempo y números necesarios para su realización. Podemos considerar a la planeación como una función administrativa que permite la fijación de objetivos, políticas, procedimientos y programas para ejercer la acción planeada.

Es posible clasificar los planes en múltiples tipos: según la clase de plan, con objetivos, políticas a seguir, procedimientos, métodos, programas y presupuestos; según los fines del plan, si son nuevos, vigentes o correctivos y según el uso del plan con objetivo de usarse una sola vez o varias veces.

En 1962, Alfred D. Chandler propuso un enfoque de "estrategia inicial", definiéndola como la determinación de las metas y objetivos básicos de una empresa a largo plazo, las acciones a emprender y la asignación de los recursos necesarios para lograr dichas metas.

El pensamiento estratégico de empresas es la coordinación de mentes creativas dentro de una perspectiva común que le permite a un negocio avanzar hacia el futuro de una manera satisfactoria para todos.

Mintzberg y Waters la definen como "el proceso de relacionar las metas de una organización, determinar las políticas y programas necesarios para alcanzar objetivos específicos en camino hacia esas metas y establecer los métodos necesarios para asegurar que las políticas y los programas sean ejecutados, o sea, es un proceso formulado de planeación a largo plazo que se utiliza para definir y alcanzar metas organizacionales" (Mintzberg y Waters, 1985).

Tomasini la define como "un conjunto de acciones que deber ser desarrolladas para lograr los objetivos estratégicos, lo que implica definir y priorizar los problemas a resolver, plantear soluciones, determinar los responsables para realizarlos, asignar recursos para llevarlos a cabo y establecer la forma y periodicidad para medir los avances" (Tomasini, 2006).

Partes: 1, 2, 3
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