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Causa y Efecto de un internacionalista (página 2)


Partes: 1, 2

Acciones secundarias.

"Voy a partir-exclama-mas… ¡espero!

Y de Baire a la bélica algazara,

Como saeta su corcel dispara

Y la invasión escribe con su acero ".

Aurelia Castillo.

Duros momentos pasó en el exilio. Muchos de sus camaradas le culparon por los sucesos que conllevaron al final de la guerra. ¡Que deshonra!, culpar la mano solidaria que olvidando diferencias de nacionalidades sufrió a su lado.

Regresó desde 1878 hasta 1888 a su país natal, en ese tiempo se dedicó a viajar por la América del Norte, del Sur y Central, las Islas Bahamas y las Antillas, hacía países tales como Jamaica, Nuevo Orleans, Tampa, Cayo Hueso, Nueva York, Nicaragua, Perú, Ecuador, Costa Rica y Haití, todo en periplo revolucionario, pues aunque no tenía dinero para satisfacer algunas de sus necesidades, iba recaudando fondos para la guerra que se avecinaba en Cuba.

Es curioso, a la par que triste, percibir como se preocupaba un poco más de pedir auxilios para viajar y enfrentarse a España que para alimentar a su familia adorada. Gómez compartió pobreza y hambre junto a los más queridos, pero ni un quejido ni una súplica se le pueden reprochar. Una noche antes de acogerse a la almohada escribe en su libreta de apuntes lo que a grandes rasgos piensa de sí mismo y del pueblo al que se hermanó: "La virtud de los libertadores está ostensible manifestada en que ninguno, después de acabar con una guerra que casi parece nos enseñaba a ser bandidos, adoptamos la vida ni siquiera de holgazanes o desocupados. Antes, por el contrario, para curarnos de la miseria, para despojarnos de los andrajos con que aquella gran lucha nos dejó condecorados nos fuimos unos a inclinar la frente sobre la tierra, cultivándola; otros al taller de la industria y algunos a continuar sus estudios cultivando las letras".

Sobre esta carestía se refiere José Joaquín Palma (1844-1911) poeta cantor de la tierra que sostenía… "larga pelea / contra la odiosa maldad":

"Hasta a mí había llegado el rumor de la miseria que sufría el héroe de "La Sacra" y "El Naranjo", confirmado por el texto de la corta respuesta del Generalísimo a la que Julio Sanguily le escribiera… La casa era un pequeño bohío de paja con piso de tierra, los muebles eran tan escasos que puede decirse que no existían".

A pesar de la paupérrima situación con la que Gómez convivía, la guerra grande le había legado la satisfacción interior de haber cumplido con los dictados de su conciencia, sin miramientos, sin lacerar su honra y orgullo. Además, le dejó el respeto y la admiración de personalidades importantes tales como Carlos Manuel de Céspedes, quien le expresara en carta del 29 de abril de 1871: "… Del propio modo, me congratulo y le felicito por los triunfos obtenidos en sus frecuentes encuentros con las tropas españolas, esperando de su reconocido valor y patriotismo mayores lauros en lo sucesivo, que le llenaron de gloría a usted y a los valientes jefes y soldados y por ello merecerán bien de la patria la gratitud de sus conciudadanos".

Por otra parte, le quedó el hondo placer de haber sido intérprete sublime de la guerra del país hermano contra la injusticia y por si fuera poco se granjeó el reconocimiento y la amistad, posteriormente, de José Martí, continuador de la revolución del 68, el cual le tuvo presente para la nueva contienda dado sus méritos revolucionarios.

Un promedio de 130 acciones en la Guerra Grande constituyen parte del currículum vitae del solidario dominicano, quien con su actitud, aportó muchos granitos de arena, que llegaron a conformar el camino de una posterior libertad verdadera.

Gómez y Martí en la Tregua Fecunda

"Esos son héroes;

los que pelean para hacer a los pueblos libres,

o los que padecen de pobreza y desgracia por defender una gran verdad".

José Martí.

Tras el encuentro de Martí y Gómez en 1882, por la tarea común que a ambos concernía, coinciden en 1887 en sus empeños insurreccionales con el llamado Plan Rus. Entre ellos medió una carta escrita por Martí el 16 de diciembre del mismo año con el título Urgen los tiempos. En ella el Maestro informa al Generalísimo la posición de los cubanos de New York, Cayo Hueso y Filadelfia de organizar dentro y fuera de Cuba, la guerra que ya el país mira con menos miedo. Era obvio que los independentistas cubanos, inquietos por reencender la llama que ardió en la Demajagua y se extendió a parte de la nación, clamaran al gran estratega.

En septiembre de 1892, José Martí viajó a República Dominicana, donde se reunió con el viejo luchador. A caballo se trasladó el Apóstol hasta el sencillo y laborioso hogar situado en Montecristi. "Apenas se abrió la puerta de la casa el viejo insigne lo cerró en sus brazos. El recién llegado sintió profundamente sus ojos escudriñados y tiernos y el viejo le volvió abrazar en largo silencio".

Tres días duró la conversación entre los grandes hombres. Del todo comprometidos salieron el día 13 de septiembre hacía Santiago de los Caballeros. Allí se separaron los dos próceres: Gómez de retorno a su hogar; Martí con rumbo a la capital de República Dominicana, desde donde continuaría su patriótica tarea por varios países del continente.

Antes de partir, Martí invitó formalmente a Gómez a incorporarse a la lucha por la independencia mediante una carta en la que expresa:

"El Partido Revolucionario Cubano, que continua, con su mismo espíritu de creación (redención) y equidad, la República donde acreditó Vd. su pericia y su valor, y es la opinión unánime de cuanto hay de visible del pueblo libre cubano, viene hoy a rogar a Vd. , previa meditación y consejos suficientes, que repitiendo ( renovando) su ( el) sacrificio ayude a la Revolución como encargado supremo del ramo de la guerra, a organizar dentro y fuera de la isla el ejército libertador que ha de poner a Cuba, y a Puerto Rico con ella, en condición de realizar, con método ejecutivo y espíritu republicano, el ( su) deseo manifiesto y legítimo de su independencia".

La respuesta de General no se hizo esperar y de inmediato, en su sencilla pero firme prosa escribió a Martí: (…) "al aceptar tan alto destino lo dejaré cumplido, consagrándoles todos los esfuerzos de mi inteligencia y de mi brazo".

La entrevista había sido todo un éxito para la causa cubana. El movimiento revolucionario contaba con un jefe militar indiscutido, capaz de preparar adecuadamente un ejército popular y aguerrido; así como de enfrentarse al enemigo con extraordinarias posibilidades de triunfo.

Serafín Sánchez, al igual que Martí, se dedica a escribir de vez en cuando una epístola al hermano dominicano que ve con buenos ojos, las benéficas intenciones de los cubanos que igual a él, sufrían el exilio en tierras frías y lejanas.

Martí por su parte no cesó sus cartas sino que comienza a dejar muestras de un profundo aprecio por Gómez y los suyos, por ejemplo, sus palabras de despedida en una esquela de 1893: "Protéjame con su pensamiento y no deje que me olviden en su amada casa".

El exilio no se convirtió en la excusa para separarse de la causa cubana, al contrario, estrechó aun más los lazos que le habían atado a la querida patria extranjera.

En absoluto la distancia fue la opción para esperar en casa, con el corazón cargado de resentimientos y lágrimas de despecho, ver caer el ocaso de sus días con tan solo el recuerdo de haber tenido en un lejano lapso de su vida, un machete que avivó algún combate célebre.

Dulce María Loynaz, en uno de sus "Poemas sin Nombre" decía que: "El agua que se queda atrás del río descans, pero nunca será mar".

Sabias palabras en las que pueden percibirse, adaptándolas al contexto de los hombres, que quien no defiende sus principios, permaneciendo en la indiferencia, puede que duerma en paja caliente, pero nunca será más que un manso vasallo de intereses ajenos.

Si Gómez hubiera dado punto final a su unión con los cubanos, dedicándose a mejorar su estatus social y dando reposo a su cuerpo extenuado por tantos años de lucha, jamás sería nombrado el héroe de Santo Domingo y de Cuba.

El Generalísimo trabajó muy duro, convirtió sus manos guerreras en campesinas que le charlaban a la madre tierra desde horas tempranas; mas era el momento de volver al campo de batalla e iniciar el segundo capítulo de páginas gloriosas de la historia de Cuba.

Momentos antes de la nueva guerra. Plan de Fernandina

Gómez colabora con este plan organizado por Martí a finales de 1894 para iniciar la insurrección en Cuba. Desde diferentes países, tres grupos esperaban órdenes de diversos lugares: en Key West, Roloff y Serafín Sánchez; en Costa Rica, Antonio Maceo y Flor Crombet, y en Santo Domingo, el Generalísimo. Cada uno viajaría en las embarcaciones de: el Lagonda, el Amadís y el Baracoa, llevando a su vez, cuantiosos pertrechos de guerra. Los barcos debían arribar a las costas de Oriente, Camagüey y las Villas, de manera tal que se produjeran alzamientos simultáneos en la región centro- oriental de Cuba.

En estas condiciones, desertó uno de los oficiales en los que se había confiado la conducción de uno de los buques, lo que provocó el fracaso del proyecto. A pesar de la delación, los ánimos revolucionarios no decayeron, por lo que meses más tarde, estalla la nueva contienda.

Acciones terciarias

El internacionalista no durmió. La guerra del 95 le espera

Por fin llegó el momento de reiniciar la contienda que había quedado a medias .Los esfuerzos de Martí durante el periodo de tregua fecunda no quedaron en el vacío.

El Maestro contaba con el apoyo del Juan Gualberto Gómez, Julio Sanguily, José María Aguirre, López Coloma y el Dr. Pedro Betancourt, quienes tras calcular el tiempo indispensable para el envío de emisarios a los jefes conspiradores del Oriente, Camagüey y las Villas, acordaron fijar el inicio de la revolución el 24 de febrero de 1895.

Se escogía esa fecha por caer en el último domingo del mes y ser el primer día de los carnavales. Lo primero daba la ventaja de que los emisarios podían ir a los lugares donde se hallaban los dirigentes de los grupos que habían de alzarse y regresar con sus respuestas a tiempo para avisar a New York; y la segunda, permitía que en los lugares del campo se pudieran reunir y transitar por los caminos a caballo, la gente en pequeños grupos sin llamar la atención, por ser explicable que en un día de fiesta señalada, esas reuniones y esos tránsitos se realizaban.

Con gran rapidez fueron enviadas las ordenes e instrucciones a los jefes de la conspiración en las distintas provincias. La determinación de la fecha del 24 de febrero de 1895 como día del alzamiento fue comunicada a Martí en Estados Unidos, a través del telegrama dirigido al señor Gonzalo de Quesada y que decía sencillamente "Acepta dos giros". Este significaba que todos los jefes de las provincias habían aceptado la fecha señalada y que podían embarcar cuando estimaran pertinente.

El Manifiesto de Montecristi

Un mes después de haber comenzado el alzamiento insurrecional, el 25 de marzo de 1895, se reunieron en Montecristi, República Dominicana, José Martí y Gómez. Allí firmaron un documento titulado El Partido Revolucionario Cubano a Cuba conocido históricamente como el Manifiesto de Montecristi.

Una vez más el Generalísimo tiene el honor de enrolarse en asuntos que competen a los cubanos, pero no en meras cuestiones, sino aquellas que exigían una entrega de cuerpo y alma.

En el documento se exponen las razones por las cuales los cubanos se lanzan a luchar por la independencia y los objetivos de la revolución de 1895. Estos son algunos de sus planteamientos:

"La Revolución de independencia iniciada en Yara después de la preparación gloriosa y cruenta ha entrado en Cuba en un nuevo periodo de guerra (…)"

"(…) se lanzan, tras el alma y guía de los primeros héroes, a abrir a la humanidad una república trabajadora (…)"

"Un pueblo libre, en el trabajo abierto a todos(…) sustituirá sin obstáculo, y con ventaja, después de una guerra inspirada en la más pura abnegación, y mantenida conforme a ella al pueblo avergonzado donde el bienestar solo se obtiene a cambio de la complicidad expresa o tácita con la tiranía de los extranjeros menesterosos que lo desangran y corrompen".

La llegada de los principales jefes de la guerra entre los que figuraba Gómez no se hizo esperar. Después de firmado el Manifiesto, el arribo tendría lugar en cualquier momento.

El viejo guerrero dominicano, trató de persuadir a Martí con el fin de que se quedara en el extranjero dirigiendo la propaganda revolucionaria y preparando nuevas expediciones de apoyo a la insurrección, pero el Maestro no aceptó.

Al anochecer del 11 de abril de 1895, ambos jefes y otros cuatro patriotas que viajaban en el mercante alemán Nordstrand, fueron dejados en un bote a unas tres millas de la costa sur oriental.

Gómez en su diario de campaña narra algunos de los acontecimientos del desembarco:

"La noche es tenebrosa, el mar se siente agitado, la oscuridad es tal que el mar parece un negro manto funerario donde nos debemos envolver para siempre. Ni una estrella alumbra el firmamento. El chubasco se afirma. El vapor se detiene, se carga de armas y pertrechos y caen dentro de él seis hombres, que cualquiera diría que eran seis locos."

"Se va en el acto el vapor y quedamos desamparados, envueltos en aquella pavura atroz. Ninguno de los seis somos marinos, y como todo, echamos mano a los remos. Martí y César a proa, reman muy mal, pero a la desesperada; los demás al centro, yo he agarrado el timón que apenas lo entiendo que al fin se zafa y se pierde".

"Hemos perdido el rumbo y no podemos divisar bien la tierra. Dos hombres en tierra que nos figuramos pueden ser guardias españoles, nos marcan nuestro rumbo, y para allí con trabajos y fatigas inauditas nos dirigimos".

"(…) ya son las 10 de la noche y nos hemos podido pegar a tierra, pero el desembarco no nos fue posible, pues son peñas cortadas a cantos que se elevan de manera brusca y donde el mar combate con furia – y seguimos costeando un poco. La fortuna un recodo, ("La Playita")".

El desembarco tiene lugar en Playitas de Cajobabo, al sur de Baracoa, donde comienza la larga marcha a través de los montes.

Sobre este hecho Gómez apunta el 14 de abril:

"El camino es difícil, trepamos por montañas largas y empinadísimas, la marcha es terriblemente fatigosa y cargados como vamos todos, caminamos a puros esfuerzos." En el transcurso de su recorrido en dirección a Guantánamo, se unen algunos combatientes mambises. Todos manifiestan su admiración y alegría por la presencia del Generalísimo, jefe del Ejército Libertador.

Culminada la larga travesía, Martí y Gómez descansan en un campamento mambí y parten al encuentro con Antonio Maceo.

Estos tres Grandes de la Guerra se reunieron el 5 de mayo de 1895 en el ingenio La Mejorana, cerca del pueblo de Dos Caminos de San Luis en Oriente. En ella el dominicano expuso su plan de invasión inmediata al occidente del país. Terminada la entrevista, el general del Ejército Libertador y el Maestro continuaron su marcha rumbo a Bayamo en busca de las fuerzas de Bartolomé Masó. El encuentro sobrevino exitosamente, mas ulterior a este, se avecinaron momentos dolorosos para la causa cubana y en especial para Gómez.

El 19 de mayo de 1895 cae José Martí en el campo de batalla. Su amigo dominicano le había advertido varias veces que no se arriesgara dado su inexperiencia militar y el día de los sucesos señala: "¡Que guerra ésta! Pensaba yo por la noche; que al lado de un instante, de ligero placer, aparece otro de amarguísimo dolor. Ya nos falta el mejor de los compañeros y el alma podemos decir del levantamiento."

La guerra es horrible, nada es bueno en ella excepto el triunfo de uno de los contrarios, y hasta eso depende del modo en que se mire.

El manto de la señora muerte, sin esperanzas, lóbrego e inevitable en rencillas de esta índole, se desborda por los llanos atrapando almas inocentes que al marcharse, desgarran de la angustia el corazón de los más cercanos. Esto ocurrió con el Delegado del Partido Revolucionario Cubano, mas lo conseguido con tanta abnegación no debía culminar.

Desde el mismo mes de mayo, Maceo inicia su victoriosa campaña a Oriente y más tarde, en junio, el Generalísimo prendería la llama de la insurrección en Camagüey.

Hacia el Camagüey. Nuevas acciones de guerra

Para la revolución era necesaria la incorporación del Camagüey a la guerra. Esto significaría la extensión de la insurrección por nuevos territorios, lo que obligaría al enemigo a dispersar sus tropas.

El jefe militar había emprendido la marcha con 25 hombres por escolta. El camino resultó duro y difícil, algunos hombres no estaban dispuestos a tan fantástica empresa y el viejo guerrero se hallaba enfermo, con fiebre y una antigua úlcera abierta, pero manteniendo su tenaz voluntad más inflexible que nunca, bajo copiosos y diarios aguaceros que marcan en el trópico la entrada de la estación de las aguas. Al arribar a la región de las Tunas, se le sumaron 200 jinetes. Con esta fuerza, el 5 de junio de 1895, vadió a nado el río Jobabo y llegó a tierras camagüeyanas.

Lo había hecho en silencio, cuidadosamente, para burlar la vigilancia de numerosas tropas españolas que estaban a su caza. Con tal habilidad actuó, que el enemigo lo dio por muerto; sin embargo, muy pronto se daría cuenta y de manera evidente de su error.

El 11 de junio se unieron a las huestes de Gómez, Salvador Cisnero Betancourt y 30 jóvenes que le acompañaban. Le siguió inmediatamente el alzamiento en masa de la población campesina.

El prestigio del jefe militar era tal que sin ser cubano lograba atraer al pueblo. Esta cualidad no era algo que se ganaba en uno o dos días. La fama cuesta a veces, muchas gotas de sudor.

El 17 de junio asaltó e incendió a Altagracia sorpresivamente. Ese golpe atrevido y aquella inesperada campanada eran propios de él. Presuroso Martínez Campos ordenó por telégrafo el movimiento de sus tropas, pero Gómez no les dio tiempo. A penas pasadas 30 horas de la acción de Altagracia, recibió el jefe español otra mala noticia: la guarnición de El Mulato se había rendido al Generalísimo. Acto seguido, el poblado de San Jerónimo con su guarnición de 75 hombres se entregaba a las fuerzas cubanas. Sucesivamente, el gran estratega efectúa la llamada Campaña Circular, moviendo sus tropas alrededor de la ciudad de Puerto Príncipe y tirándole todas las noches, con el objetivo de levantar el entusiasmo patriótico y estimular la suma de nuevos combatientes. El 26 de abril de 1895 Gómez había hecho llegar a los hacendados y dueños de fincas rurales los propósitos de su acción a través de este mensaje:

"Todo el que respete la revolución será respetado por ella. Todo lo que sirva a los enemigos de la Revolución será destruido por ella. La guerra demandará con moderación los servicios indispensables para su mantenimiento, y usará sin vacilar de los servicios legítimos que con imprudencia, ingratitud e injusticia se nieguen."

Se reclutaron cada vez más hombres para la lucha. Las fuerzas camagüeyanas fueron adiestradas y organizadas eficientemente. Ya en esta provincia la guerra quedaba asegurada y pujante.

Las victorias alcanzadas por Gómez en el Camagüey animaron la lucha independentista en la Villas; así en julio de 1895, se desencadenaron importantes levantamientos armados en esa provincia.

Aunque las acciones hasta el momento habían traído cuantiosas ganancias al ejército mambí, urgía la necesidad de reunirse para determinar la nueva conducción de la lucha.

El 16 de septiembre se convocó a una Asamblea Constituyente con el fin de unir todas las fuerzas independentistas bajo la dirección de un gobierno y ordenar legalmente la nación en armas. Al terminar la reunión se elaboró una constitución y se distribuyeron los principales cargos del gobierno de la República en Armas en los que Gómez fue elegido General en Jefe del Ejército Libertador.

Ostentado este cargo y finalizada la Asamblea de Jimaguayú, en cumplimiento de lo acordado a inicios de la lucha en la Mejorana , dispone el comienzo de la invasión a occidente, que contaba con objetivos tanto desde el punto de vista militar, económico como político, muestra de lo avanzado de su pensamiento.

Algunos objetivos de estos perseguían:

  • Incorporar las provincias occidentales a la insurrección, de manera que la guerra se extienda por todo el país, obligando al alto mando español a dispersar sus fuerzas y combatir en numerosas y distintas regiones.
  • Aumentar el número de combatientes del Ejército Libertador mediante la incorporación de nuevos combatientes procedentes de las regiones a las que llega la guerra.
  • Abrir las costas de todo el territorio a las expediciones que pudieran ser enviadas desde el exterior.
  • Destruir las riquezas económicas de la zona occidental donde se hallaban los cañaverales más extensos y los mejores ingenios azucareros de Cuba, que servían como principal fuente de ingresos a España.
  • Impedir el desenvolvimiento del comercio de exportación e importación.
  • Eliminar las manifestaciones de regionalismo que tanto daño habían ocasionado en la pasada contienda.
  • Extender la autoridad del gobierno de la República en Armas por los nuevos territorios que se librarían en el occidente.
  • Demostrar al mundo la enorme magnitud de la gesta emancipadora cubana y el prestigio del Ejército Libertador.

Para comprender las maniobras de la invasión, tal como lo planeó Gómez, es preciso saber que nadie conoció mejor la sicología de los generales españoles, contra quienes combatió durante tantos años. Él mismo, en carta a Gonzalo de Quesada, el 10 de junio de 1894 le dice que: "Yendo a mí lado, yo sé donde el jején pone el huevo en Cuba. Sé donde está el novillo gordo y la mejor aguada. Sé a la hora que el español se encandila y la hora que es más pesado su sueño. Adivino sus instantes de miedo para entonces ser yo un guapo atrevido, y pronto reconozco su osadía para, prudente, dejarlo pasar y que la gaste en el vacío."

El periódico norteamericano"The Sun", el 12 de abril de 1897, también publica: "Durante doce años Gómez ha adquirido tal conocimiento de sus enemigos que ha llegado a adivinar sus planes."

El 22 de octubre de 1895 se inició la epopeya invasora. Para ese entonces, se hallaba en Las Villas, perseguido por 25 mil soldados españoles que habían sido movilizados.

El 30 de noviembre el General en Jefe del Ejército Libertador pronuncia una vibrante arenga a las fuerzas de la invasión:

"En esas filas que veo tan nutridas, la muerte abrirá grandes claros. No os esperan recompensas, sino sufrimientos y trabajos. El enemigo es fuerte y tenaz. El día que no haya combate, será un día perdido o mal empleado. El triunfo sólo puede obtenerse con el derramamiento de sangre ¡Soldados! No os espante la destrucción del país; no os extrañe la muerte en el campo de batalla, espantaos si por casualidad España llegara a vencer en esta contienda."

Gómez estaba preparado para las cruentas lides y hacía extensivo a todos sus compañeros la realidad que les esperaba. El engaño no resolvería ninguna cuestión, lo único cierto se evidenciaba en los planes de la empresa.

Su caballería contaba con 25 mil hombres que marcharían hacia el norte. Este jefe militar se encontraba acompañado por otro grande de la guerra, Antonio Maceo.

Los combates se hicieron frecuentes a partir del 21 de diciembre cuando los invasores penetraron en la llanura de Colón donde la concentración de fuerzas españolas era numerosa.

El 23 de diciembre, las tropas dirigidas por Maceo y el Generalísimo penetraron en el poblado de Coliseo, exigiendo la rendición de los soldados españoles que lo defendían. Cuando los cubanos habían incendiado la estación del ferrocarril y ocupado una buena parte de la localidad, un campesino, comunicó que una fuerte columna dirigida por Martínez Campo se aproximaba al lugar.

Mientras ocurría el sangriento enfrentamiento, con hábil movimiento en el terreno, Gómez ordenó que la impedimenta avanzara por el camino de Coliseo y así hacerle creer al General español que era tacado por una caballería multitudinaria, hecho que lo hizo retirarse con sus tropas hacía una línea más fortificada donde tenía 25 mil hombres. El Generalísimo se convirtió en la pesadilla del militar español, augurándole un fracaso total y el cumplimiento cabal de la invasión, que entre el humo rojizo del incendio y el estrépito de la fusilería, arrebataría hasta el último pedazo de tierra bajo el poder español. Allí en la última de las provincias occidentales se daría el ¡Ayacucho cubano!

El 1 de enero de 1896 la invasión arribó a puertas habaneras, logrando obtener en los poblados de esta provincia, un enorme botín consistente: en más de 100 mil pesos en billete y en valores, 300 armas de fuego y 10 mil proyectiles.

El 7 de enero Gómez decide quedarse en La Habana y le dice a Maceo que continúe hacia Pinar del Río.

Refiriéndose a esta campaña dirigida por el General en Jefe del Ejército Libertador, el historiador Benigno Souza ha dicho:

"(…) La más maravillosa de sus proezas, hasta entonces, cual fue en nuestra limpia y desmontada provincia, provista en profusión de líneas férreas, telégrafos y carreteras estrechísima de la Habana a Batabanó, nueve leguas– realizar la hazaña estupenda de hacer frente a las ocho columnas que el alto mando español lanzara sobre él, organizando sobre la marcha a millones de recién alzados, atacando poblaciones y haciéndose sentir siempre."

La invasión prevista por Gómez logró en solo 90 días de recorrido, llegar hasta el extremo más occidental de Cuba, obligando así al ejército español, a dispersar sus fuerzas para poder pelear en todo el país.

Se efectuaron 27 combates importantes, casi todos victoriosos para las huestes cubanas. Se ocuparon 22 pueblos, se obtuvo un botín de 2036 fusiles y 77 mil proyectiles y más 3000 caballos.

La genial conducción de sus jefes logró, a pesar de las extenuantes condiciones en los que se hallaban, causar bajas considerables a las tropas enemigas, gracias a las estrategias introducidas por el Generalísimo: ataques, emboscadas, entre otras.

La Tea incendiaria devoró enormes cañaverales, centrales azucareros, almacenes, casas de tabaco y demás bienes que favorecían al ejército español.

Gómez fue considerado un militar de una superioridad y prestigio mayor que los propios jefes de España. Y aunque no era cubano, con su acción contribuyó a fortalecer la conciencia política de este pueblo, consolidar sus sentimientos de solidaridad patriótica y eliminar el regionalismo.

El prestigio de la Revolución cubana y del Ejército Libertador aumentó de manera considerable.

Ulterior a la invasión, los combates no cesaron y el 11 de junio de 1896, el General en Jefe del Ejército Libertador libró en tierras camagüeyanas un combate de renombre: Saratoga.

En aquella ocasión con solo 700 hombres sitió durante 40 horas, bajo nutrido fuego, al general español Jiménez Castellano que disponía de 2000 soldados.

El 7 de diciembre el mayor legado del solidario dominicano, su hijo Francisco Gómez Toro (Panchito), cayó en combate junto a Maceo.

El viejo guerrero no solo había inculcado su sentir a los cubanos sino que caló más hondo: en el seno familiar.

Máximo Gómez había quedado sin Martí, sin Maceo y sin su primogénito. Pero aun así, entre el dolor y la angustia, el llamado de la patria no podía quedar suprimido, era una labor de honor seguir adelante.

Desde enero de 1897 hasta abril de 1898, es decir durante 16 meses, se desarrolló en el territorio villareño la Campaña de la Reforma, llamada así por el nombre de los potreros de Sancti Spíritu donde el jefe militar llevó a cabo su genial plan estratégico.

¿Qué perseguía esta vez con dicha campaña?

  • Atraer hacía Las Villas fuertes contingentes de tropas españolas con el fin de sacarlos de Pinar del Río, La Habana, y Matanzas, y disminuir así la presión enemiga sobre los patriotas de occidente.
  • Librar en Las Villas una guerra de desgaste que provocara el paulatino agotamiento de las tropas españolas, las que sometidas por largo tiempo a las condiciones de la vida de campaña, serían víctimas también de las enfermedades del trópico que producían bajas en cantidades considerables.

Tal y como se lo propuso Gómez en su estrategia, el jefe Weyler extrajo de las provincias occidentales, cuantiosas fuerzas, a tal punto, que acumuló en las zonas de Jatibonico, Sancti Spíritu y Remedios, 33 batallones, de los 124 que en total tenía en la isla. Más de 50 mil soldados españoles se enfrentaron al Generalísimo durante esta campaña quien solo contaba con 4000 hombres.

Dada la desigualdad en la correlación de fuerzas, Gómez no podía ofrecer batallas frontales y siguió entonces la táctica de dividir sus huestes en pequeños grupos guerrilleros, los cuales hostilizaban constantemente a los españoles.

Colocaba parejas de combatientes a caballo, en los caminos que partían de los campamentos y poblados donde se asentaban los enemigos. Al salir las columnas españolas eran tiroteadas por los dúos mambises que luego se retiraban a todo golpe para informar al jefe superior acerca de la dirección que tomaban dichas fuerzas, su cantidad, tipo y número de armamento. Rápidamente se preparaban emboscadas de infantería y caballería en los lugares por donde pasaría el enemigo. Los ataques eran sorpresivos, relampagueantes. En la mayoría de los casos se ocasionaban varios descensos sin tener que lamentar pérdidas cubanas.

A veces, el jefe de las tropas de Cuba, desorientaba con falsas pistas a sus perseguidores, de modo que estos se internaban en terrenos pantanosos e insalubres donde eran víctimas de los mosquitos y demás insectos, del calor y el sol implacable del trópico.

En algunos fragmentos del Diario de Campaña de Gómez, referentes a los años 1897 y 1898, podemos percatarnos claramente de los éxitos obtenidos en la Campaña de La Reforma.

"1897.

Mayo 10. "No ha podido (el enemigo) romper la cohesión de nuestras fuerzas, y aniquilando las suyas con activos movimientos inútiles, puedo decir que hemos triunfado en la campaña de invierno."

Julio "… los combatientes (…) bien organizados para la resistencia, seguimos combatiendo con éxito en todos los departamentos".

"1898.

Marzo 13. "Día 13, enemigo poderoso nos ataca en Majagua, se le resiste causándole mucho daño; han dejado 6 hombres muertos y sepultados; los heridos no se pueden saber."

Es posible apreciar que las metas trazadas por Gómez al incoar la Campaña de la Reforma fueron plenamente cumplidas. Como resultado de las operaciones en aquellos 16 meses los mambises sufrieron muy pocas bajas, 108 en total (28 muertos y 80 heridos). Los españoles por su parte tuvieron 25 mil entre soldados muertos, heridos y repatriados por enfermedad. El Generalísimo evidenció una vez más dotes de verdadero maestro de la lucha guerrillera.

Los gastos del ejército español en Cuba ascendían a 8000 pesos plata diario. Al encontrarse sin recursos de donde costearse la guerra, la derrota de la metrópolis era inminente. Y esto lo sabía muy bien el héroe dominicano, quien en carta de 1897 sentenció:

"España no está en condiciones de enviar al sustituto de Weyler doscientos mil hombres más y cien millones de pesos cubanos, para prolongar la guerra otros años,

y los cubanos pueden resistir todo el tiempo que quieran, dígalo usted a gritos, que yo viejo no me dejo ofuscar por la pasión… Nosotros tenemos el tiempo por nuestro. A España le toca apagar la hoguera."

Actitud de Gómez ante el agravio norteamericano

Aunque la victoria cubana era obvia, mucho antes, el gobierno de los Estados Unidos venía inventándose una serie de patrañas para enrolarse en la guerra hispano-cubano y apoderarse de la llave del golfo. El 21 de abril de 1898, seguido su declaración oficial de guerra a España, la contienda comienza a ser hispano-cubano-norteamericano.

Ante tal ultraje, la actitud de Gómez era elocuente. Se mantenía receloso y expectante, no veía clara la situación, aunque había seguido cuidadosamente el curso de los acontecimientos desde la evolución de las tropas españolas a fines de 1898 hasta el establecimiento del gobierno de ocupación en enero de 1899.

El 29 de diciembre de 1898 lanzó una proclama al pueblo, en la cual destacaba que Cuba no era libre ni independiente todavía e invitaba a todos a procurarse que la intervención de EE.UU. durara el más mínimo tiempo.

El 8 de enero de 1899 refleja en su Diario que: "(…) La actitud del Gobierno Americano con el heroico pueblo cubano, en estos momentos históricos, no revela a mi juicio más que un gran negocio (…)

"Nada más racional y justo, que el dueño de una casa, sea él mismo quien la va a vivir con su familia, el que la amueble y adorne a su satisfacción y gusto; y no que se vea obligado a seguir, contra su voluntad y gusto, las imposiciones del vecino".

En carta a la Asamblea del Cerro (enero, 1899) dio a conocer sus inquietudes respecto a la intervención norteamericana, haciendo sugerencias tales como: la creación de una Constitución para la República de Cuba, que según él sería útil a fin de abreviar la ocupación extranjera.

Resultaría un tanto inextricable esperar otra posición. El Generalísimo volvía a serle fiel a los cubanos y a su causa, pero, ¿por qué luchar por un suelo ajeno e incluso mantenerse tan firme en sus principios?

La respuesta es solo una: porque era un internacionalista a carta cabal.

Efecto

"¡Emulo de Bolívar! En la historia

Tu nombre habrá de ser una alborada.

¡El sol es un reflejo de tu espada,

Y tu espada es un átomo en tu gloria "

Bonifacio Byrne.

En analogías anteriores se explica que la causa precede siempre al efecto en el tiempo y lo origina, pues entre ambos existe una estrecha relación. De esto se deduce, que las acciones de Máximo Gómez vistas en tres momentos: Guerra de los Diez Años, Tregua Fecunda y Guerra del 95 constituyen la génesis de la dimensión internacionalista de Máximo Gómez.

Algunas cartas y demás documentos del dominicano conforman un elocuente testimonio de su principio ideológico. El 15 de septiembre de 1892 en respuesta a José Martí, aceptando el cargo de General en Jefe, ofrecido por el Partido Revolucionario Cubano le comunica:

"He sentido la más grata satisfacción porque yo también me siento aun capaz de ser entusiasta y leal batallador por alcanzar la independencia de Cuba (…)"

"(…) Al aceptar, como acepto tan alto destino puede usted estar seguro, que al dejarlo enteramente cumplido consagraré todos las fuerzas de mi inteligencia y de mi brazo, sin más ambición, y sin otro interés, que dejar bien correspondida, hasta donde alcance la medida de mis facultades, la confianza con que se me honra y distingue."

Cada rótulo del Generalísimo es un ferviente exponente de su característico altruismo, que permaneció vigente durante tres décadas sin la menor idea de poner punto final a su historia.

Este internacionalismo poseía una significativa peculiaridad que le diferenciaba del proclamado por los clásicos del marxismo-leninismo: era antiesclavista y latinoamericanista.

Mucho antes del grito de Yara, Máximo Gómez se había sentido adherido al ser que más sufría en Cuba y sobre el cual pesaba una gran desgracia: el negro esclavo. Desde entonces profesó un profundo amor por su prójimo y para lograr emanciparlo no le importó donar su sangre. Además, era de la opinión de que Cuba, para los cubanos y la América para los americanos. España estaba demás en una nación que ni con el clima congeniaba.

Es menester acotar que la América que el jefe militar deseaba libre, se extiende desde el Río Bravo hasta la Patagonia, porque la parte norteña siempre ha sido una falsa oportunista que ha deseado para traspatio a las pobres naciones de su continente.

Otras aristas de su internacionalismo se evidencian en el enriquecimiento de modo notable del arte militar en la contienda cubana, en su optimismo, lealtad, sinceridad, estoicismo y autoexigencia en sus intentos de llevar al pueblo hermano hacia las alturas de su misión antillana. Estaba también, basado en un sentido y revisión crítica, ambos manifestados desde los primeros momentos en los que comprende que España sumía al pueblo cubano en un profundo sufrimiento, de ahí que odiara el colonialismo anacrónico. Ulteriormente, esto se patentiza en su comprensión de las ideas martianas y en la supresión de la primera opinión que del Maestro profesora, así como, en su rotunda desaprobación de las maniobras norteamericanas en las acciones bélicas de 1898.

El internacionalismo caribeño del héroe de Santo Domingo era de vanguardia, antimperialista, guía de generaciones venideras y del calibre del revelado por Simón Bolívar y San Martín.

La honra de Máximo Gómez le había prohibido aceptar desvergüenzas e injusticias en la patria a la que se había aleado, y a diferencia de anexionistas y reformistas criollos que solo pensaban en su bienestar, supo enaltecerla en grado sumo porque como bien diría Martí: "Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Ésos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos su libertad, que es robarle a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana."

Resulta un tanto real maravilloso que en una isla caribeña, un hombre tan alejado geográficamente de la Europa revolucionaria, de las doctrinas marxistas surgidas en la década del 40 del siglo XIX, de Lenin y toda su política, no le fuera imprescindible el discurso de cada uno de ellos para convencerse de que la independencia de los países vecinos es cosa que ataña a todos.

Si se continúa filosofando acerca del tema es preciso explicar que este internacionalismo no puede ser entendido metafísicamente sino de una manera dialéctica. ¿Y por qué razón?, porque comenzando desde el principio, se distingue que la causa por la que actualmente hablamos de Máximo Gómez en su dimensión internacionalista, está más allá de su llegada y estancia en Cuba, puesto que pudo haber seguido prestando servicios al ejército español y tratar de ganarse grados pisoteando hijos de la nueva tierra. Asimismo, las condiciones económico-sociales constituyeron un motivo pero no eran suficientes, hacía falta que el héroe de Santo Domingo se enrolara directamente en las acciones bélicas de la campiña cubana. Desde el mismo momento que participa en estas lides su internacionalismo comienza a revelarse y a su vez a influir en la causa, a partir de sus enseñanzas militares a jefes y oficiales, entre los que se destacan Antonio Maceo, Guillermo Moncada, Silverio del Prado y otros, que posteriormente desarrollarían acciones sobresalientes. Pero no solo contribuyó en el periodo de la década de los 60 a los 90 del siglo XIX, sino que rebasó la frontera de su época y pasó a ser un símbolo para la América Latina y el Caribe. De esta forma se puede apreciar que la causa condiciona el efecto, pero esta es una influencia recíproca.

La figura muestra la correlación de estos dos elementos entre los que media el legado de Máximo Gómez. En esta reciprocidad está el elemento dialéctico de la cuestión, que al igual que posiciones anteriores sigue la directriz materialista.

El legado del Efecto

Por segunda ocasión Sartre será citado, esta vez no para criticarlo, sino para utilizar sus sentencias de modo tal que ayude a continuar meditando acerca del tema. Para el filósofo: "Todo proyecto, por más individual que sea, tiene un valor universal", y si

bien para él la universalidad exista en la medida de que pueda ser comprendido dicho proyecto por todos los hombres, será posible, aclarando que no estoy totalmente de acuerdo, iniciar este epígrafe.

Si se circunscribe a Gómez en la idea sartriana antes mencionada, ¿dónde estaría entonces su valor universal? –la respuesta es fácil y concreta: en el legado de su internacionalismo, el cual ha sido comprendido por los hombres de su tiempo y futuro, de forma tal que se evidencia el empleo de sus doctrinas en la práctica.

Esta categoría de universalidad en las acciones humanas, es oportuna para demostrar la trascendencia de algunas personas, a través de los siglos, sin la más mínima posibilidad de caer al vacío.

Antes de conocer la herencia que nos dejara el héroe dominicano es pertinente aclarar que la Guerra del 68 tuvo como antecedentes cuatro importantes acciones bélicas en el continente, que diferenciadas entre sí, aportaron sus experiencias a los insurrectos cubanos. Estas son: la Guerra de Liberación en Hispanoamérica, la de Secesión de los Estados Unidos, la de México contra la ocupación francesa y la de restauración en la República Dominicana.

Al examinar el proceso de esos acontecimientos militares en relación con Cuba, obtendremos la singularidad de la contienda cubana. Las experiencias se limitan por tanto al plano teórico, con las excepciones de México y la República Dominicana.

Hecha esta aclaración, lo más próximo sería ejemplificar los aportes del Generalísimo, que a diferencia de algunos hechos antes mencionados, sobrepasó la parte teórica.

Algunos aportes

  • Realizar una guerra económica y con implicaciones socio-políticas, buscando arruinar al enemigo y fortalecer a la insurrección.
  • De la primera carga al machete se ha derivado la conclusión de concederle el mérito de ser pionero en el uso en Cuba del machete como arma de guerra y trasmitirle la enseñanza a los cubanos.
  • Demostró la inevitable relación que debe existir entre la teoría y la práctica, reajustando así, la primera, a las condiciones objetivas de Cuba.
  • La elaboración combinada de la infantería con la caballería a cierta distancia, donde los atacantes recibían una sorpresa que les hacía pasar a la defensiva.
  • Ataques sorpresivos.
  • Atacar y tomar pueblos, ciudades, entre otras, antes de emprender operaciones de gran magnitud en terrenos abiertos.
  • Adecuado sentido de la utilización del espacio y el tiempo, basado en la concepción de combatir con escasos materiales de guerra y contra fuerzas superiores en una isla larga y estrecha, con magníficas vías de comunicaciones para la época y en la cual predominaban los llanos caseríos y pueblos usados como centros de operaciones por el enemigo.
  • Su plan estratégico de atraer fuerzas enemigas con el propósito de facilitarle la avanzada a las demás tropas de su ejército.
  • Táctica de disgregar sus fuerzas para dar la idea de que ataca una tropa numerosa.
  • La guerra de desgaste en la que no se emplean recursos bélicos.
  • Hacer de las contramarchas un principio de su arte militar para desinformar o proseguir su ofensiva.
  • Introdujo el método de interrumpirle el sueño a los soldados enemigos durante la noche, después de haber combatido de día. Esta medida era objetiva porque agotaba físico y mentalmente la tropa enemiga.
  • Desarrollar una guerra irregular cuando la oposición de fuerzas desiguales, en las que el débil debe encontrarse medidas originales y seguras para derrotar al fuerte.
  • Trabajo político-ideológico con el objeto de eliminar regionalismos, caudillismos e indisciplinas.

En el ámbito de la Cuba heroica, alzada en armas por sus derechos, la figura a la que se hace referencia definió en la práctica sus más sobresalientes conocimientos, en una verdadera clase magistral a la que dedicó años, sueños y energías.

A partir de esos aportes militares es posible apreciar sus virtudes, que conforman por ende, parte de su patrimonio.

Virtudes militares

  • Desarrolla una estrategia y en función de esta aplica las más diversas tácticas, constantemente reelaboradas y perfeccionadas.
  • Siempre se propone alcanzar la victoria, a través de los caminos necesarios y en el tiempo más corto posible, lo que no implica apresuramiento, sino eficiencia y sensibilidad para detectar las oportunidades.
  • No teme a la derrota, sencillamente porque no se la permite.
  • En el combate toma la iniciativa y luego no deja ni respirar al enemigo.
  • Sabe cuando debe retirarse, y no cae en la tentación de poner en riesgo su fuerza principal por logros parciales y dudosos.
  • Es audaz, pero no aventurero.
  • No se deja sorprender, pero, si con todo, es atacado súbitamente, procede con serenidad y rapidez, para detener el impulso contrario y eventualmente rechazar a la tropa que ha sido lanzada contra él.
  • Hostiga siempre al adversario recurriendo para ello no sólo a los ataques de cierta envergadura, sino a los tiroteos, las incursiones, los ruidos nocturnos, las marchas que agotan y enferman a los soldados enemigos.
  • Aprovecha siempre los factores de cada lugar, cada situación y momento.
  • Impone su voluntad al ejército contrario, y pone en ridículo a los generales que tratan de impedir sus planes.
  • Utiliza acertadamente las características del terreno, integrándolas en su plan de maniobra.
  • Sabe adecuar sus métodos de lucha a la apreciación objetiva de las posibilidades del enemigo y los de sus propias fuerzas.
  • Conoce perfectamente las ventajas y limitaciones del armamento, y cuando se produce un cambio importante (como, por ejemplo, el de la introducción del fusil Máuser en la Guerra del 95) toma las medidas pertinentes en la disposición y despliegue de sus efectivos.
  • Desintegra el todo de la columna enemiga para el aniquilamiento de sus partes más vulnerables.
  • Desarrolla la caballería como factor ofensivo, pero sin olvido del papel de la infantería, que coopera con aquella en la síntesis del combate.
  • Utiliza la desinformación estratégica y táctica.
  • Se aprovisiona del propio enemigo, tanto en armas y municiones como en otros aspectos.
  • Cada vez que le es posible, apela a la estratagema y la emboscada, en la que era un maestro. Para ello enmascara hábilmente a sus hombres.
  • Junta soldados de diversas procedencias en propósitos comunes, y evita todo lo que puede afectar a la fraternidad de las armas.
  • Hace observar los principios de la dirección militar única y el escalón de mando.
  • Crea, desarrolla y protege una efectiva retaguardia, con la cual mantiene vínculos inapreciables sus fuerzas en operaciones.
  • Asegura las comunicaciones, por medio de un magnífico sistema de enlaces.
  • Coincidentemente, destruye o interrumpe los medios de comunicación del enemigo.
  • Brinda protección al personal civil de las prefecturas comarcas rurales donde se ha extendido la insurrección, pero no admite la pasividad, el pancismo y el regionalismo.
  • Recopila constantemente informaciones útiles sobre los planes y movimientos de las tropas contrarias, valiéndose para ello de la población simpatizante y hombres destacados.

Estas características pretenden ser una síntesis, pues, después de tantas acciones, es obvio que llevaría años analizar meticulosamente cada aporte de esta índole.

Las virtudes militares de Gómez constituyen al igual que sus enseñanzas parte de su legado, el cual ha permanecido a través de la historia de la revolución cubana.

Hasta el momento solo se han hablado de los aportes militares, pero se halla uno mucho más sublime: su propia familia, en la cual, Manana, la esposa de rebelde estirpe, que ve brotar y crecer su idilio entre las emociones más intensas de un drama nacional, y que comparte siempre las ideas del guerrero, y con ellas las penas, las estrecheces y las zozobras; Panchito, el hijo nacido en la campiña ardiente de la Guerra de los Diez Años, y que, de temprano reciedumbre caerá en el nuevo empeño por la independencia, junto al cuerpo ya exánime del Titán Antonio Maceo, todo el imaginable en su trágico fin, en el cadáver de un joven valiente que es profanado por la vileza del enemigo; o Clemencia, la que escapa quien sabe como de la muerte, perseguida junto a su madre entre las intrincadas serranías.

Tenía el Generalísimo una invariable seguridad en sí mismo, que irradiaba a los que servían junto a él y se extendían en sanas oleadas de confianzas aun más lejos: a todo el ámbito de la manigua. Ello era el fruto, naturalmente de la educación de un carácter, de un sostenido trabajo con la propia voluntad, cualidad que hace recordar, de nuestro siglo otro internacionalista, alguien que fue como Gómez, un artista de su conducta: Ernesto Che Guevara.

Epílogo

"¡Guerrero de granito y de diamante!

¡águila que llevaste, en raudo vuelo, con la cólera santa de los héroes

la grandeza del cielo!"

Luisa Pérez de Zambrana.

Resulta imposible pretender resumir todos los acontecimientos de la vida de un hombre. Él nace, crece, se desarrolla y muere, pero en las etapas que comprenden sus fases activas, este construye su propia historia y a cada año de su existencia le agrega un condimento nuevo como quien prepara una suculenta receta.

No es objeto del trabajo relatar cada uno de los hechos tal como sucedieron detalladamente, lo que se quiere es ejemplificar la dimensión internacionalista de Gómez amenamente, pero realizando una serie de acotaciones imprescindibles para la comprensión del texto.

La historia de un hombre común, llevaría su tiempo contarla, imaginen pues, cuántos requisitos requiere la de aquel que se ha dedicado con sus actos a escribir el mayor código de ética de un internacionalista.

Puede ser que al leer cada una de las ideas expuestas sobre el personaje principal, alguien se pregunte si Gómez era perfecto o si el autor lo desea ver así, mas no se trata de eso, la cuestión está en que los hombres no son perfectos porque entonces perderían parte de su condición de humanos, los hombres pecan por maldad o por bondad, consciente o inconscientemente, pero al final, cuando han sido capaz de hacer un bien común, lo que más importa es lo bueno que han dado de sí.

En primer lugar, el haber partido de la tesis que correlaciona las categorías filosóficas causa y efecto, ha dado la posibilidad de abrir el camino hacia una nueva visión del internacionalismo de Gómez.

A veces cuando se piensa en el espacio sideral se cree que las grandes cosas provienen de allí. Lo mismo la idea de un Dios todo poderoso, como la de cualquier otro mito, se transforma en la respuesta de algún por qué.

Eso es una muestra de una cierta incapacidad en la que no se debe caer cuando se habla de los hombres y se cuenta con una teoría científica que rompe con todo un materialismo permeado de falsas concepciones. Por lo tanto, cuando se analizan este tipo de cuestiones, la explicación se halla en la centralización de las personas como seres sociales, que llevan una vida en esencia práctica, con la posibilidad de modificarla al igual que a la formación económico social a la que pertenecen, cuando esta necesite renovaciones o cambios radicales.

La monografía evidencia que en Máximo Gómez convivían dos naturalezas. Una la de Aquiles, otro, la de un simple mortal. En la manigua, reinaba el semidiós, con destreza, audacia, osadía segada por el fuego que irrumpe en el interior de las venas hasta llegar al reloj impaciente que regala la existencia. Fuera del campo de batalla, el inmortal cedía el puesto al hombre sencillo con sus miedos, amores, penas y alegrías.

Aunque en algunas ocasiones el primero saltaba a la vista más que el segundo o viceversa, no se niega que había momentos de coexistencia, lo que es normal cuando dos esencias luchan por conservar su identidad, al mismo instante en que se fusionan entre sí. Es, por ejemplo, como el olor del perfume, por una parte conforma un todo íntegro, un producto acabado, por la otra; a veces nos surge la duda de si huele a flores o frutas o cualquier otra fragancia. Esto ocurre porque entre las materias primas hay una relación y concatenación en la que cada una se afirma y niega mutuamente, tal como la lucha de contrarios.

En cuanto al patriotismo del dominicano hay que apuntar que se manifestó en dos naciones, de ahí que fuera uno por naturaleza y el otro por excepción. El normal, parte de la afirmación que plantea que "llamamos patriotismo al amor que tiene todo hombre al país en que ha nacido, y al interés que toma en su prosperidad;" el atípico, se lo ha ganado por su entrega a Cuba, tal como se ostenta una digna medalla a modo de recompensa por el altruismo mostrado.

La posición del héroe frente a las lides, fue una muestra práctica de la teoría expresada por Karl von Clausewitz (1780-1831), considerado uno de los más talentosos sistematizadores del arte de las armas:

  • Destruyó las fuerzas militares del enemigo como principio capital de la guerra, y para toda acción positiva.
  • Por medio del encuentro, realizó principalmente las destrucciones mencionadas de las fuerzas contrarias.
  • En encuentros grandes y generales logró causar grandes bajos y aprovisionarse de pertrechos bélicos.
  • Y en la batalla, dado su cargo de General en Jefe, tomaba el mando en persona y, naturalmente, prefería llevar adelante la dirección del encuentro.

A esto se une su familiaridad con dichos implementos bélicos, adquiridos en su etapa de adolescente, que le sirvieron para establecer un conocimiento creciente de las peculiaridades de la lucha en el nuevo territorio, el cual fue al paso de los años íntimamente suyo como de ningún otro; por lo que se deduce, sin negar la esencia válida de los principios de Clausewitz, que Gómez complementó dichas tesis e incluso las corregía en otras condiciones históricas, cuando solía ajustar el sistema de operaciones, a las especiales circunstancias en que debía tener lugar un trascendental combate por la liberación.

Acerca de lo anterior, el Comandante del Ejército Libertador Eduardo F. Lores y Llorens dijo acertadamente que "no fue solo un guerrillero sino gran general para la guerra grande (…) Ni Viriato, ni Sertorio, ni su Torriente Perpenna, ni ninguno de los grandes guerrilleros de la historia igualan a Máximo Gómez."

Frente al enemigo el Generalísimo supo respetar a los derrotados, aun sabiendo que ello no tenía la misma respuesta por parte del oponente, que se había empeñado en ahogar en sangre el anhelo patriota. No obstante su respetuosidad a un código no escrito, él sabía ser implacable cuando las circunstancias lo exigían, frente a las fuerzas contrarias a la libertad del pueblo cubano.

Es menester que el lector comprenda que Gómez no estaba en contra de los españoles vistos de manera individual, sino del gobierno despótico que administraba la isla a su libre albedrío.

El General en Jefe del Ejército Libertador, llegó a poseer una conciencia elevada del peso que podían tener los factores económicos en una contienda, y supo destacar las desigualdades socioeconómicas existentes en Cuba, así como las diferentes posiciones que asumían ante el llamado de la Patria los hombres pertenecientes a una u otra clase, a unos u otros sectores de la sociedad de la época.

La receptividad en la valoración de las virtudes exigidas por el momento histórico, le ayudaron en especial, para apreciar debidamente la talla de figuras fundamentales de la Revolución, en término inicial, la de los conductores principales de la guerra de los Diez Años, y posteriormente esa capacidad de medir la grandeza humana, fue anudando con los más firmes lazos, el tejido inapreciable de sus vínculos con José Martí, en los que constituyó- con el aporte de nexos comunes con Antonio Maceo- una de las relaciones políticas más importantes de toda nuestra historia nacional.

Siempre ocurre así con las leyendas de los pueblos: son rotulados por sus propios habitantes, mas cuentan con la participación de personajes ajenos a su cultura que le imprimen un carácter novedoso, a veces de manera impuesta, y en otras, la miscelánea influye positiva y naturalmente.

En Máximo Gómez hay mucho que loar, pues siendo dominicano honró la independencia cubana y le prestó sus mejores servicios, aunque eso significara sacrificar a sus seres más queridos y poner su vida en manos de la muerte.

Su huella memorable ha calado profundamente en el interior de la conciencia de aquellos que despiertan del sueño pernicioso que los mantiene inmóviles durante un lapso, incentivándolos a reflexionar sobre el verdadero destino que se merecen la patria en que han nacido y las circundantes.

Es la suya una muestra de humanismo que le llevó a convertirse en uno de los voceros de la revolución latinoamericana; y aunque incomprendido en ciertas ocasiones, su camino jamás se torció hacia nuevas veredas que pudieran inducirlo a traicionar su ideal o vender una falsa imagen para ganar favores.

Si al llegar a la mayor de las Antillas, prefirió la estrella al yugo, ¿cómo esperar que no cambiara la aparente calma por un mal de tempestades? cuando el apaciguamiento no es sinónimo de bienestar, pues se puede vivir en una tormenta y ser aun más afortunado.

Dentro de las consideraciones generales de Máximo Gómez en su dimensión internacionalista se cuenta con que:

  • Trabajó incansablemente, bajo pésimas condiciones, desinteresadamente, para entregarle a Cuba lo que le pertenecía por ley: su libertad.
  • Había quedado espantado al llegar a la Isla cuando vio como se despreciaba y explotaba al hombre por el hombre.
  • El hecho de haber sido desprejuiciado le dio la posibilidad de mantener una adecuada comunicación con sus compañeros de lucha, que en su mayoría procedían de las capas más humildes de la sociedad.
  • Su solidaridad parecía ilimitada, no hallaba descanso sino en la fragua de su objetivo fundamental.
  • Se consideraba honrado y distinguido por la confianza con que los cubanos contaba con él en todo lo concerniente a las Guerras de Liberación.
  • En su condición de extranjero veneró las instituciones de la República en Armas.
  • Durante las contiendas nunca se dejó involucrar en rencillas internas ni divisiones tan lesivas para la unidad de acción de los patriotas cubanos.
  • Se admira en él que siendo tan batallador y ocupado en tareas tan variadas, tuviera afición y tiempo para anotar sus impresiones y guardar papeles en un Diario.
  • Era de la opinión que para sacudir la opresión y barbarie, todos los medios y todas las ocasiones son buenas.
  • Siempre tuvo fe en el patriotismo del pueblo cubano y aun cuando la muerte privó a la nación de dos de sus grandes revolucionarios (Martí y Maceo), no creyó terminada la guerra emancipadora.
  • Deseaba establecer, tras haber logrado la independencia, más equidad en las relaciones entre el agricultor y el industrial; entre el primero a quien el segundo se lo debe casi todo.
  • Quería una República libre, sin trabas de ninguna clase ni privilegios de ningún linaje.
  • En su cargo de General en Jefe del Ejército Libertador, cumplió con imparcialidad y energía todos los deberes que la lucha impone.
  • Respetó constantemente las propiedades extranjeras siempre y cuando cumplieran con las leyes establecidas por los independentistas.
  • La moralidad y el orden eran principios inquebrantables en el ejército bajo su mando.
  • Invitó a los ricos hacendados y dueños de fincas a contribuir en la empresa emancipadora a favor de los cubanos.
  • De la misma forma, prohíbe a su vez, la introducción de ganado en pie, maderas, miel, ceras y demás provisiones en los poblados ocupados por los españoles y ordena la paralización de los ingenios azucareros.
  • Educado desde niño a la agricultura, sintió hondo pesar cuando se vio obligado a emplear la Tea incendiaria como método de guerra, pero cuando palpó los horrores a los que estaba sometido el pueblo trabajador comprendió que era necesaria. (Anexo 1).
  • Para Gómez los patriotas cubanos marchaban derecho al ideal supremo de la independencia, inspirándose sobre el sepulcro de los héroes que habían muerto durante la lucha, pensando en el triunfo o en la muerte.
  • Su actitud deja esclarecida que la América Latina y el Caribe, deben ayudarse mutuamente y comprender que mientras una de ellas sirva de esclava a una metrópolis, las demás pueden convertirse en homólogas suyas.
  • Su internacionalismo pasó a ser parte del patrimonio histórico cultural de América Latina y el Caribe, convirtiéndose así en un puente confraternizador entre República Dominicana y la Mayor de las Antillas.

De esta forma se reduce lo esencial de toda una vida, la cual se muestra como un árbol frondoso que ha viajado, hecho semilla, hacía otra floresta. Al paso de las décadas echó raíces extensas por doquier y endureció su tronco al compás del calor, la lluvia, el sereno, el frío, el sol, los atardeceres románticos o las mañanas turbulentas. Después sus ramas se poblaron de hojas, flores y posteriormente de frutos, lo que indica que no estuvo allí únicamente para ornamentar o cubrir un espacio, sino que cada una de sus partes ha contribuido al bienestar de algo: guarecer, alimentar, hacer sonreír a algún desdichado, esparcir su semilla, evitar el olvido, donar su madera y su savia cargada de espiritualidad, energía y disposición para perdurar en el reino de este mundo.

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Notas utilizadas:

Pérez, Zambrana Luisa. ¡Ya llegas! Poesías. Imprenta "El siglo XX". La Habana, 1920, pág. 104-105.

2 Abbagnano, Nicolás. El existencialismo. Historia de la Filosofía. Tomo III. La Habana, 1955, pág. 511-512.

3 Fernández, Mestre Alfredo. Máximo Gómez Campesino. Editorial Gente Nueva. La Habana, 1974, pág.5.

4Ídem.

5 Villena, Martínez Rubén. "Máximo Gómez. Poesía y Prosa. Editorial Letras Cubanas La Habana, 1978, pág.169.

6 Le Reverend, Julio et al. Historia de Cuba. Tomo I. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1989, pág.23.

7Ibídem, pág. 239-261.

8 Ídem.

9 Cubela. Rosa M. Frases Célebres. En Revista Bohemia, 13 de junio del 2003. Año 95. N012. La Habana, pág.73.

10 Fernández, Mestre Alfredo. Máximo Gómez Campesino. Editorial Gente Nueva. La Habana 1974, pág.8.

11Ídem.

12 Gonzáles, Castillo Aurelia. Máximo Gómez. En trozos guerreros y apoteosis. Imprenta Mercantil. La Habana, 1903, pág. 15.

13 Fernández, Mestre Alfredo. Máximo Gómez Campesino. Editorial gente Nueva. La Habana 1974, pág.15.

14 Callejas, Bernardo. Máximo Gómez en la Independencia Patria. Visión Múltiple de un Guerrero excepcional. Editorial Letras Cubanas. La Habana, 1986, pág.121.

15 Palma, José Joaquín. Toda una vida. Imprenta "El siglo XX". La Habana, 1948, pág.74.

16 Céspedes, Carlos Manuel. Escritos. La Habana, 1974 t. 11,pág. 165- 166.

17Martí, José. Los Tres Héroes. La Edad de Oro. Editorial Gente Nueva. Sexta Edición. La Habana, 2000, pág. 9.

18 ______________OC. Tomo 4, pág. 448

19______________________Carta al General Máximo Gómez del 13 de septiembre de 1892. En OC, Tomo 2, pág. 160-164.

20 Le Reverend, Julio et al. Historia de Cuba Tomo II. Editorial Pueblo y Educación. La Habana 1989, pág.5

21 ______________________Carta al General Máximo Gómez del 6 de mayo de 1893. En OC, Tomo 2, p ág.353.

22 Ver Loynaz, Dulce M. Poesía. Poemas sin Nombre 1953. La Habana, 2000. Editorial Letras Cubanas, pág.138.

23Dirección Política de las FAR. Historia de Cuba. La Habana, 1971, pág. 350- 351.

24Le Reverend, Julio et al. Historia de Cuba Tomo II. Editorial Pueblo y Educación. La Habana 1989, pág.-9

25 Pichardo, Hortensia. Documentos para la Historia de Cuba, t 1. ICL. La Habana.

26 Ibídem, pág. 278.

27Ídem.

28Le Reverend, Julio et al. Historia de Cuba Tomo II. Editorial Pueblo y Educación. La Habana 1989., pág.35.

29 Ídem.

30 Callejas, Bernardo. Máximo Gómez en la independencia patria. Visión Múltiple de un guerrero excepcional. Editorial Letras Cubanas. La Habana, 1986. Pág.411.

31 Le Reverend, Julio et al. Historia de Cuba Tomo II. Editorial Pueblo y Educación. La Habana 1989, pág. 43.

32 Callejas, Bernardo. Máximo Gómez en la independencia patria. Visión Múltiple de un guerrero excepcional. Editorial Letras Cubanas. La Habana, 1986, pág.36.

33Souza, Benigno. Ensayo histórico sobre la Invasión. La Habana, 1948, pág. 109-123.

34 Le Reverend, Julio et al. Historia de Cuba. Tomo II. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1989. pág. 45.

35 Souza, Benigno. Ensayos Históricos sobre la Invasión. La Habana, 1948, pág. 109-123.

36Le Reverend, Julio et al. Historia de Cuba Tomo II. Editorial Pueblo y Educación. La Habana 1989., pág. 45.

37 Ibídem, pág.77

38 Ibídem, pág. 79-80.

39 Ibídem, pág. 86.

40 Ibídem, pág. 135.

41 Byrne, Bonifacio. "Máximo Gómez". El General Máximo Gómez y su Política de paz, unión y concordancia (Varios autores). La Habana, 1990, pág. 90.

42 Gómez, Máximo. Carta a José Martí del 15 de septiembre de 1892. La Habana, 1933, t.1, pág. 19.

43 Martí, José. Los Tres Héroes. La Edad de Oro. Editorial Gente Nueva. La Habana, 2002. 1989, pág.11.

44 Sartre, Jean-Paúl. El existencialismo es un Humanismo. Ediciones del 80. Barcelona 1980, pág.16.

45 Guzmán, Pérez Francisco. La Guerra de Liberación. Máximo Gómez. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 1986 pág. 114.

46 Ídem.

47 Callejas, Bernardo. Máximo Gómez en la independencia patria. Visión Múltiple de un guerrero excepcional. Editorial Letras Cubanas. La Habana, 1986, pág. 12-15.

48 Ibídem, pág.25.

49 Pérez, Zambrana Luisa. ¡Ya llegas! Poesías. Imprenta "El siglo XX". La Habana, 1920, pág. 104-105

50 Varela, Félix. Miscelánea Filosófica. Capítulo Único. Patriotismo. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1992. pág. 151.

51Callejas, Bernardo. Máximo Gómez en la Independencia Patria. Visión Múltiple de un Guerrero excepcional. Editorial Letras Cubanas. La Habana, 1986, pág.12.

52 Gómez, Máximo. Carta al Coronel Andrés Moreno. O.E. ed. cit, pág.201-204

Anexo 1

Fragmento de la Carta al Coronel Andrés Moreno, febrero 6, 1897.

En esta carta Gómez explica por qué a pesar de que la Tea era un método que exterminaba la belleza de los campos cubanos y los cultivos, cosa con la que no estaba de acuerdo, él la bendecía.

… "Cuando llegué al fondo, cuando puse mi mano en el corazón adolorido del pueblo trabajador y lo sentí herido de tristeza; cuando palpé al lado de toda aquella opulencia, alrededor de toda aquella asombrosa riqueza, tanta miseria material y tanta pobreza moral; cuando todo esto vi en la casa del colono, y me lo encontré embrutecido para ser engañado, con su mujer y sus hijitos cubiertos de andrajos y viviendo en una pobre choza, plantada en tierra ajena; cuando pregunté por la escuela y se me contestó que no la había habido nunca, y cuando entramos en pueblos como Alquizar, Ceiba del Agua, El Caimito, Hoyo Colorado, Vereda Nueva, Tapaste y cincuenta más, no vi absolutamente nada que acusara ni cultura ni aseo moral, ni pueblos limpios, ni riquezas limpias, ni vida acomodada(…) entonces yo me sentí indignado y profundamente predispuesto en contra de las clases elevadas del país, y en un instante de coraje, a la vista de tan marcado como triste y doloroso desequilibrio, exclamé: ¡Bendita sea la tea!"

 

Dianelkys Martinez Rodriguez.

Fecha y lugar de nacimiento: 21 de junio de 1983, Pinar del Río, Cuba.

Dirección particular: Ave. Borrego, Edif. 1, Apto C-5. Rpto. "Hnos. Cruz"

CP 20 200. Pinar del Río, Cuba.

Estudios realizados: Licenciatura en Estudios Socioculturales en la Universidad de Pinar del Río "Hermanos. Saíz Montes de Oca".

Profesión: Profesora adiestrada.

Centro de Trabajo: Departamento de Estudios Socioculturales. Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas. Universidad de Pinar del Río "Hnos. Saíz Montes de Oca".

Especialidad: Licenciatura en Estudios Socioculturales.

Investigaciones.

  • La dimensión ambiental en la carrera de Estudios Socioculturales, 2001.
  • "Máximo Gómez en su dimensión internacionalista", 2004.
  • La Naturaleza en los Versos Sencillos de José Martí, 2004-2005.
  • Acerca de Minerva. Un libro para Nuestra América. 2005-2006.
  • Propuesta de un Programa de Cultura Socioambiental para estudiantes de la carrera de Estudios Socioculturales, 2006.

Eventos premiados.

  • IV Taller Estudiantil de Medio Ambiente, 2002, Destacado.
  • Jornada Científica Estudiantil de Idioma, 2002, Primer Premio.
  • IV Taller Estudiantil Internacional de Medio Ambiente, 2003, Tercer Premio.
  • Ecojoven 2003 a niveles municipal y provincial, Premio.
  • XV Forum de Ciencia y Técnica. Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas, 2003, Primero y Tercer Premio.
  • Jornada Científica Estudiantil del Departamento de Humanidades, 2003, Destacado.
  • Concurso "Hermanas Mirabal" auspiciado por la Embajada de República Dominicana en Cuba, 2004, Primer Premio.
  • Coloquio Provincial José Martí "Por una Cultura de la Naturaleza", 2004, Mención.
  • Congreso Provincial Estudiantil Universitario de Investigación Científica, 2004, Destacado.
  • VII Concurso La Ciencia para Todos. Curso 2004-2006, Tercer Premio.

Publicaciones.

  • La Naturaleza en los Versos sencillos de José Martí. Memorias en: CD-ROM Congreso Internacional Estudiantil Universitario de Investigación Científica. Joven Ciencia 2005 "Por un futuro de hombres de ciencia." La Habana, 2005.

Reconocimientos.

  • Certificado de Reconocimiento por la labor realizada a favor del Medio Ambiente, Pinar del Río, 2003.
  • Graduado más destacado en Investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas, Pinar del Río, 2006.

 

Partes: 1, 2
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