Salud y cultura en la estética de la vida cotidiana (página 2)
Enviado por Rosario Joaquín Reales Vega
La clasificación que se ha hizo del Distrito de Barranquilla en zonas, responde más a los intereses del Estudio en términos socioculturales, homologada con la distribución geográfica autorizada, autorizada y reconocida por la Oficina de Planeación. En tal sentido, en la investigación (construcción de resultados) se hace referencia a cuatro Zonas, en las cuales han sido seleccionados los siguientes barrios:
- Zona Oriental: Rebolo, La Luz, La Chinita, Las Nieves.
- Zona Nororiental: Villanueva, Barlovento, Siape, Las Flores.
- Zona Sur: Las América, 7 de Abril, El Bosque, Santa María y La Sierrita.
- Zona Suroccidental: La Esmeralda, Las Malvinas, 7 de Agosto, Ciudad Modesto, Nueva Colombia, La Manga.
Las actividades del proyecto relacionadas con la recolección de información se iniciaron por fases de acercamiento a los barrios de la Zona Oriental, Zona Sur y Zona Suroccidental, combinando la observación con las entrevistas colectivas. El dar respuesta a la articulación teórica de los resultados de la investigación –la construcción sistematizada de la información recolectada de las diversas fuentes -, propuso la tarea de elaborar un contenido temático en armonía con los objetivos y las principales teorías que orientan la problemática del proyecto, o más bien, sirven de pautas a una contextualización del discurso en los escenarios donde éste surge y es construido. Articulación teórica en términos de capítulos y subcapítulos en los cuales se entretejen cada una de las manifestaciones que le dan sentido a la vida cotidiana de las familias y comunidades que sin proponerlo como alternativa "científica" aportan soluciones en materia de salud. En esta forma, en el estudio se presentan los siguientes aspectos que como ejes teóricos fundamentan la relación de los hallazgos:
- Enfoques y paradigmas en la atención a la salud comunitaria y familiar.
- Medicina tradicional/natural y Medicina alopática. Lo científico y lo mitológico.
- La visión comunitaria sobre la salud familiar en sectores de riesgo sanitario.
- Factores sociales y culturales en salud: Incidencia en los niveles e indicadores de salud familiar.
- Niveles de salud, estilos de vida, relaciones de vecindario y promoción en salud comunitaria.
- Los acercamientos del Estado colombiano a la gestión comunitaria en lo Programas y proyectos de salud.
- Los Programas de Salud en el ámbito local. Una opción para la evaluación desde la interpretación comunitaria.
- El conocimiento comunitario sobre el cuidado de la salud. ¿Una alternativa de utilidad?. Hacia un proyecto permanente de promoción y prevención.
Cada uno de los temas mencionados, se subdivide en capítulos de desarrollo, de acuerdo a las pautas metodológicas diseñadas para el proyecto. El informe que en este documento se consigna contiene los elementos socializados y avalados por cada uno de los grupos que participaron en la investigación. Ha sido estructurado, siguiendo un modelo de insatisfacciones permanentes con el cual se orienta la necesidad de ampliar las construcciones teóricas surgidas en los diálogos grupales.
EPISTEMOLOGÍA DE LA SALUD. RECONCEPTUALIZANDO
ENFOQUES
1.1. ENFOQUES Y PARADIGMAS EN LA ATENCIÓN A LA SALUD COMUNITARIA Y FAMILIAR
La crisis socioeconómica, galopante en la década de los años 80 en todos los países de América Latina, degeneró en un ajuste de políticas internas, las cuales contribuyeron en acrecentar los niveles de desempleo, marginalidad urbana y rural, deterioro progresivo e irreversible de la calidad de vida en importantes grupos poblacionales, sin que se avistara una clara opción y estrategia que pudiera permitir una salida original, sin detrimento de la débil economía de las naciones de la región. Se caracterizó esta situación por la puesta en marcha de muchos modelos de desarrollo, copiados por recomendación, incoherentes con las circunstancias que embargaban a la sociedad local. Con estas medidas, la tendencia hacia los desequilibrios se enquistó en la concentración del ingreso, el consumo irracional (la moda más visible), la dependencia tecnológica, cultural, financiera, y algo que asaltó la preocupación mundial posteriormente: el deterioro ecológico y disminución ostensible de los niveles de salud. En medio de esta situación, la demanda de servicios adquiere connotaciones insospechadas. El aumento de grupos poblacionales caídos en desgracia económica, acrecienta el número de familias que desde hace un largo tiempo permanecen en la desidia y el abandono estructural.
Al respecto, Martín Hopenhayn expresa, que "al interior de los sectores más afectados por estos múltiples procesos de exclusión se observa una emergente proliferación de grupos de escala pequeña que la sociología ha bautizado con el nombre de nuevos movimientos sociales" (1992, 132). Preocupante fenómeno, desde luego, pues, en los siguientes 10 años los hospitales, los centros de salud, centros particulares, clínicas privadas y casas de salud, permanecían atestadas de gran cantidad de población en procura de atención. En otros espacios, como en las instituciones proveedoras de empleo, vivienda, alimentos, servicios, públicos, etc., se presentaba un fenómeno similar que desbordaba la capacidad de atención. El mismo autor plantea la carencia de estos grupos "tanto del acceso al mercado y a los medios de comunicación de masas, como de ayudas del Estado" (132).
En Colombia y en ciudades de importancia como Barranquilla, este fenómeno ha sido una constante. Los centros de salud estatales y los hospitales regionales son objeto de permanente aglomeración de población venida de todos los puntos de la geografía del departamento del Atlántico, el Distrito y regiones vecinas, en busca de atención sin costo o a bajo precio. La forma como han respondido las entidades prestadoras del servicio a las exigencias o solicitud de los grupos familiares que en su mayoría provienen de estratos desfavorecidos por los desequilibrios socioeconómicos, no ha sido acorde con la problemática que les afecta.
Con un enfoque y un modelo determinado por una concepción biomédica de la salud que pretende que "los individuos y las comunidades asuman conductas de protección y cuidados frente a los riesgos comunes" (Marshall, 1992, 37), la educación sanitaria se ha preocupado por la cobertura y la promoción con base en la información que han sistematizado sobre las necesidades de la población independientemente de evaluar si ésta ha asimilado la situación como una problemática colectiva, o si los niveles educativos, culturales y sociales de los grupos le permiten captar la importancia de hacerle frente por sí mismos, a los riesgos de morbimortalidad, cumpliendo con los patrones diseñados en la promoción.
Permanentes charlas ocuparon los escenarios de las comunidades; la asistencia masiva de mujeres, hombres y adultos mayores, de acuerdo al contenido del mensaje, generaron expectativas diferentes a la intención de los promotores (médicos, trabajadores, sociales, psicólogos), con dificultades para hacer entender a una madre con un niño en brazos de escasos días de nacido, sobre la importancia de hervir el agua en una comunidad (las Malvinas, suroccidente de Barranquilla), que no contaba con este servicio, pues había surgido como resultado de movimientos de invasión en tierras, de propiedad privada. La estructura de la educación en salud fundamentada en esta concepción, originó diversas y variadas orientaciones, entre las cuales se pueden citar:
1.1.1. Enfoque y Paradigma Biologístico Individual. La relación entre salud y educación desde una perspectiva orientada por el enfoque Biologista en Colombia, encuentra en las diferentes estrategias que se han implementado la tendencia hacia el individuo, con el marcado interés de proporcionar ayuda para que éste adquiera o mejore su salud por su propia acción o esfuerzo personal. La obligación que adquiere la persona consigo mismo lo condiciona a asimilar medidas casi coercitivas que se le suministran mediante una educación basada en cuatro factores fundamentales en el aprendizaje: biológicos, sicológicos, ecológicos y socioculturales.
La concepción sobre la salud abordada por este tipo de enfoque, plantea una relación entre el individuo y sus condiciones orgánicas, a partir de la respuesta que éste pueda dar a su estado de sanidad. Una clara correspondencia se da entre la dicotomía sano-enfermo, atribuyendo condiciones en una u otras de las variables referentes o indicadores como las enfermedades comunes, condiciones sanitarias, niveles de información, actitudes, desarrollo personal, intereses personales, con las cuales se llega a determinar situaciones de pasividad, actividad, enfermedades de todo tipo, ambientes sanitarios inadecuados, situaciones de riesgo permanente y negligencia en el cuidado de la salud, desconectada de la vida cotidiana en las expectativas del individuo en su grupo y su entorno.
El tratamiento y la orientación son de tipo personalizado, individuales, por medio de las cuales se intenta desencadenar motivaciones y disposiciones de la persona hacia su propio desarrollo. El tipo de promoción es casi excluyente a quienes viven en posibilidades y ambientes precarios; la salud en tales dimensiones es un servicio accesible a los individuos que puedan costear su prestación, y de ello resulta que un largo proceso de curación mediante procedimientos alopáticos, difícilmente es posible seguirlo por quien poco o nada posee. El recurso del cual echa mano el menesteroso es el automedicamento con productos de baja calidad o producidos en casa, preparados con plantas medicinales. Con frecuencia el tratamiento en estos últimos casos es intermitente, discontinuo y con resultados prolongados de la enfermedad.
En estas circunstancias, la base fundamental del Paradigma Biologista Individual la constituyen la educación de los individuos y su clara convicción sobre la importancia de estar en perfecto estado físico, y su colaboración en el tratamiento, en caso de estar afectado por una enfermedad. Las enfermedades comunes constituyen la variable esencial en este paradigma, cuyos referentes evidentes son enfermedades de tipo respiratorio, gastrointestinales, infecto-contagiosas, etcétera, como se puede ver en el siguiente diagrama de relaciones entre la variable y sus respectivos indicadores.
Diagrama 1. Variables e indicadores del Paradigma Biologista Individual
La educación en salud no es reciente como actividad humana. Ella ha estado ligada a la historia de la humanidad desde cuando el hombre inició la etapa de asumir conscientemente la diferencia entre las acciones pertinentes de su característica de humano, con la práctica de otros animales. Desde luego que la educación ha evolucionado, plantea Trejos, "a través de todas las épocas de la humanidad. En las prácticas religiosas antiguas se impartían preceptos con fondo moral y poético que tenían repercusión en salud. En la época griega, Hipócrates daba consejos sobre medidas que el hombre debía poner en práctica para conservar o recuperar la salud" (1991, p. 2). Como se puede ver en lo referido someramente, existe una preocupación por mantener el estado de salud, primero a nivel individual. Esta preocupación se extendería mas tarde hacia otros individuos, con la intención de llevar información a la colectividad, que les permitiera el conocimiento sobre el cuidado de la salud.
Alrededor de la atención médica con características individuales, con énfasis en la relación sano-enfermo, es responsabilidad individual conservar la salud. El trasladar este compromiso a la persona implica el que ésta asuma una actitud para "realizar conscientemente todas aquellas acciones que le aseguren una vida plena y feliz" (Trejos, 1994, p. 3). Tales acciones lo ponen frente (al individuo) a la incorporación en su diario accionar, es decir, su vida cotidiana, comportamientos que favorezcan su propia salud y ello se lograría a través de una permanente educación. En estas condiciones el individuo se asimila como un colaborador de su médico particular en la medida que apoya la labor de este último en las actividades de prevención y control de la enfermedad, si el caso lo amerita.
Al ser el individuo portador de una serie de saberes que contribuyen a conservar su salud, se garantiza, de acuerdo al enfoque Biologista, resultados permanentes o perdurables de persona sana o con niveles satisfactorios, con los cuales sería tomado como ejemplo de adecuado manejo de sus condiciones de vida. La caricatura de quien vende al contado (opulento, saludable y feliz), frente a la figura desgarbada y famélica de la caricatura del que vendió a crédito, representan la cara de la relación sano-enfermo, de corte individualista. Arribar a este nivel implica inversión en el autocuidado y un acatamiento a las sugerencias del médico de cabecera, independientemente de sí a esta tarea, relacionada con la gran variedad de otras, tales como trabajar, alimentarse, estudiar, recrearse, etc., el individuo le asigna mayores niveles de dedicación y preocupación. La educación en este sentido no queda al libre albedrío del individuo; el médico juega un papel trascendente en la medida que se convierte en un agente orientador del cuidado de la persona, a quien dedica buena parte de su tiempo profesional.
Las estrategias educativas en salud implementadas en Colombia en términos individuales, están mas acordes al propósito de ayudar a que la persona adquiera cada vez mejor salud por su propia acción y esfuerzo. A partir de generar un estímulo en el individuo para hacerlo consciente de la responsabilidad por su salud, se prevé que éste acatará y aceptará las normas y medidas propuestas por el médico. El paciente quedará así obligado a adoptar el comportamiento que facilite al médico formular el tratamiento adecuado para su enfermedad. Este proceso educativo apoyado en un fuerte componente de aprendizaje se torna complejo, en la medida que incluye los factores ligados a las necesidades, características y motivaciones de cada individuo, los cuales deben ser tenidos en cuenta por el médico. Bajo estas premisas, la estructura de la educación al interior del paradigma Biologista está basada en cuatro pilares del aprendizaje, es decir, los fundamentos que han de tenerse en cuenta al momento de implementar la educación que se quiere tenga el individuo en procura de lograr niveles óptimos de salud. Tales factores son diferentes de acuerdo a las características de cada sujeto, el medio en el cual interactúan, las costumbres de su entorno, las condiciones socioeconómicas y culturales en las cuales discurre su vida cotidiana.
– Factores biológicos. Los reflejos incondicionados y los condicionados a los cuales hace referencia Pavlov, son utilizados por el enfoque Biologista, con respecto a la salud, al momento de estimular la responsabilidad del individuo hacia la conservación o cuidado de la salud, por iniciativa propia. Cuando la campanilla emite su sonido – en el experimento de Pavlov con el perro- y estimula la salivación, haciendo las veces del polvo de carne, se convierte en un reflejo condicionado. Algo similar ocurre – guardando las proporciones- cuando el médico le dice a su paciente que si no se cuida de la gripe que lo afecta, ésta se le convertirá en una tuberculosis, produciendo una reacción automática en el individuo que lo propende y dispone a seguir el tratamiento sin objeciones.
Este reflejo condicionado surge del estímulo de un reflejo incondicionado que biológicamente responde a una necesidad de la persona por estar permanentemente saludable. Como éste hay muchos ejemplos que aunque contribuyen a mantener niveles óptimos de salud individual, sus sugerencias son factibles de seguir por los individuos pertenecientes a estratos privilegiados: Aquellas personas que pueden cumplir con la rigurosa consulta cada 30 días y adquirir los medicamentos esenciales para mantener su salud. En términos médicos, tanto en la prevención como en la curación, la herencia del modelo, en la aplicación es de corte francés que en el país fue acogido desde los años de la Gran Colombia, a partir de la llegada, "por diferentes caminos, algunos médicos franceses: Pierre Paul Broc, Bernard Daste, Desiré Roulin, Eugene Rampon, Hipolite Villarete, Antoine de La Lourie" (Néstor Miranda; Emilio Quevedo y Mario Hernández, 1993, p. 56).
– Factores psicológicos. El individuo es propenso a responder de acuerdo a ciertos estímulos que están en el ambiente. En términos conductistas, el aprendizaje –aquí es inherente el aprendizaje en salud- gira alrededor de la adquisición de nuevas formas de conducta que podrían ser físicas, intelectuales, sociales y estéticas, que asociadas a procesos curativos de una enfermedad o conservación de la salud representan el estímulo interno que todo individuo necesitaría para reaccionar o responder frente a una situación. En este sentido, la responsabilidad de cada individuo y la consciencia que de ella haga, le permite reflexionar sobre su conducta con respecto a los consejos o sugerencias que recibe de su médico con relación a la permanencia de buena salud en su organismo, o si el caso lo requiere, su curación.
De ello resulta la elocuencia de las historia sobre la praxis médica de Pedro López de León, tanto en España como en Cartagena de Indias en el siglo XIV, combinando el uso de plantas medicinales tanto europeas como americanas en los actos de curación de sus pacientes, como bien lo plasma en sus escritos Jairo Solano Alonso (1998; p. 162-201).
– Factores ecológicos. El ambiente ecológico que en términos generales incluye el aire, el clima, altura, suelo vegetación, ríos arroyos, aguas estancadas, polución de olores, basuras, etc., actúa e incide en los cambios biológicos individuales que a su vez influye en las formas de aprendizaje. La adaptación a determinado medio ecológico, plantea las pautas para responder a las circunstancias que en determinado momento se presentan como una afrenta a la salud. Organismos inadaptados biológicamente al medio sufren cambios que para bien o para mal, perfilan la salud del individuo. Por ello, a veces causa sorpresa que una persona llegue al extremo de vivir al lado de condiciones infrahumanas de vida (en el interior de una alcantarilla, al lado de un basurero, frente a un arroyo por el que corren aguas negras o en sitios con ambiente sanitario degradado), sin que aparentemente se afecte su salud.
– Factores socio culturales. Responden a los aspectos inherentes de la dinámica de la sociedad, teniendo en cuenta que cada individuo pertenece a variadas instituciones socioculturales en las cuales se implementan normas, valores, creencias, mitos, religiones, educación, estilos, patrones de conductas, tradiciones, aspiraciones, hábitos, gustos, expectativas, rechazos, aceptaciones, discrepancias, divergencias, vicios, temores, odios y otras más que seria largo enumerar, y que al fin de cuentas, facilitan o no permiten los procesos de aprendizajes en materia de salud y/o servicios de salud. Estos aspectos relacionados con las construcciones formales y de carácter normativo que la sociedad en su conjunto genera, tales como el estatus individual, los estratos sociales, la movilidad social (vertical, horizontal, por flujos), los grupos informales, los grupos de referencia, grupos de pertenencia, las migraciones y la misma evolución social con sus períodos de progreso y de crisis, conforman un tejido en el cual se enmarcan y desenvuelven las relaciones que en ultima instancia permiten establecer los niveles de salud o la recepción de su importancia por parte de los individuos.
Y frente a toda esta serie de factores, los aspectos socioculturales resaltan y con gran consideración en este enfoque individual, ligado a la capacidad del médico, como persona, más que como profesional, sólo que ellos son poco, o casi nada tomados en su real dimensión. De ahí que la atención sea siempre una acción curativa o de tratamiento, en una relación médico-paciente desprovista de afecto, en la cual éste ultimo es objeto de comercio. Al respecto, el antropólogo Guillermo Páramo Rocha plantea:
De la misma manera el hombre que, dentro de una concepción diferente de la del medico, da privilegio a cierto tipo de necesidades, como por ejemplo, a mantener una cierta tranquilidad y calidad de vida, puede encontrarse desposeído de esos ideales de su persona por un tratamiento, ya no sólo por un diagnostico. No se diga, por supuesto, del hombre que se convierte en la cosa, en el objeto de experimentación, y no se diga por supuesto, del hombre que se convierte en el objeto de comercio, como en el caso de la enfermedad benigna o el hongo vulgar que el médico puede convertir en lesiones que no se curan (1993, p. 95).
Estos planteamientos tal vez atrevidos, develan un hecho de los tantos que han contribuido en hacer crisis en la imagen del médico y de la medicina social, calificada hoy como una "medicina anónima, de minutos, que atiende a la carrera o que atiende como cosa al ser que necesita de ella" (p. 80). Es esta la medicina y la forma de atención que aun cuando se encuentra revestida de una serie de estrategias y alternativas que intentan brindar o mostrar la intensión de un cambio paradigmático, sin sospechar que lo único nuevo es la construcción mental que la sociedad ha hecho de la práctica, es en el fondo la visión que la misma sociedad (la de ahora) tiene del médico y de su papel, el cual no supera el del chaman de otras sociedades o el charlatán, el curioso y el aventajado exponente de la llamada medicina natural, la de los días que transcurren al inicio de este tercer milenio.
El papel del otro, es decir, el comportamiento que ha de asumir la persona enferma no es un adorno; tampoco es cómodo hacerlo; pues se trata de su tragedia, de la incomoda posición que debe adoptar para responder a las exigencias de alguien – quien receta o formula- que no lo comparte ni lo entiende. ¿Existe plena consciencia e identificación del médico cuando le anuncia a su paciente que deben amputarle una pierna o un brazo "para salvarle" la vida?; ¿sería capaz de decirle que está de acuerdo con él cuando es renuente a aceptar tal disposición ?. Independientemente del temor que la persona tenga a la muerte y la forma mística como haya asimilado la idea, el sólo hecho de romper irrespetuosamente el tabú de la otra persona, ocasiona una muerte quizá peor que la física. Es también la muerte de una sociedad que enajenada de sus ritos, creencias y tradiciones, se ha vuelto clandestina.
Ahora, y sin la pretensión de ir en la búsqueda de los responsables, sino más bien detrás de la oportunidad de sistematizar los acercamientos entre las políticas estatales en materia de salud y el enfoque Biologista, es pertinente tocar los siguientes aspectos, a manera de hilos de conducción en esta relación:
– En los niveles de cobertura tanto de seguridad social como de asistencia pública, históricamente en Colombia han quedado franjas amplias de población que no son atendidas ni amparadas, por uno u otro. De tal situación y ante las dificultades de atención oportuna, quienes tienen medios para recurrir a los servicios privados resuelven sus casos de salud acudiendo a los médicos particulares y a las instituciones con similares características, dejando entre un 30% y 40% de la población sin posibilidad real de ser atendida o acceder a los servicios de salud.
– El derecho que se argumenta tener sobre la salud, realmente es una concepción particular que en un momento determinado se internaliza como una categoría externa que regulariza y rige los destinos de la humanidad. Esta concepción es válida para todos los aspectos de la vida social, y quien está en condiciones de hacerla valer, puede decir que el derecho como categoría adquiere su acreditación en un sistema formal jurídico, esto es, en un Estado de Derecho.
– Ante la iniquidad de acceso a la prestación de servicios de salud y/o de atención médica, la salud va adquiriendo la visa de una necesidad que se debe satisfacer, pero como lo anota Vasco Uribe "aquí hay un problema más delicado, más complejo y que quizás al tratarlo de una manera rápida, pueda resultar superficial" (1980, p. 53), porque al hablar de la salud en tal forma que ella aparece como el perfecto bienestar físico, mental y anímico de las personas, en equilibrio con el conjunto de cosas y situaciones que le rodean, se está haciendo referencia a algo que no es lo opuesto a enfermedad, sino a un concepto cuyo referente son las condiciones y los estilos de vida y ello está ligado a factores sociales y culturales, históricamente producidos por una organización social especifica.
– Cada persona o cada individuo asumirá y asimilará su enfermedad como manifestación la respuesta que le da la vida a la forma como se ha comportado. Las condiciones biológicas y orgánicas responden a determinados tipos de comportamiento y estilos de vida que dependiendo de los niveles y las condiciones en las cuales se concretan las acciones, se tendrá buena o precaria salud. Ello plantea al individuo, la búsqueda de alternativas que lo conduzcan a un estado de salud satisfactorio. También lo responsabiliza de esta condición.
Las anteriores consideraciones conducen a una conclusión preliminar, frente a la competencia del Estado para procurar salud a todos los individuos. Si bien es cierto, hoy en día se cuestiona la poca atención que el gobierno dirige hacia la salud, también es cierto que el Estado colombiano, de acuerdo con las argumentaciones del citado autor, "efectivamente no se ha planteado siempre el problema de la atención médica; aun hoy, se discute, alrededor del problema del seguro, si es el Estado, o no, el que debe dar atención médica" (1980, a, p. 54), lo cual condiciona a la persona en la búsqueda de otras formas de procurarse la salud.
Si se quiere, el interés de cada individuo por mantenerse saludable no es cuestión que haya surgido junto con la institucionalización del Estado o simultáneamente con la implementación de políticas de bienestar social o desarrollo socioeconómico. Desde los inicios de la civilización ya existía medidas de protección, dice Arévalo Burgos, "para los miembros débiles del clan, la tribu y la familia" (1980, p. 61), que luego al ser codificadas fueron incluidas en las leyes de cada pueblo (hebreas, romanas, egipcias, mesopotámicas) que posteriormente permitirían, sigue diciendo el mismo autor, la creación de "asociaciones de protección mutua que en la época medieval, impregnada de profundo sentido espiritual, florecieran infinitas cofradías bajo la advocación de santos tutelares" (1980, a, p. 61).
Aún hasta finales del siglo XVIII, los gremios y las asociaciones de oficios, apoyaron la creación de Hermandades de Socorros Mutuos que aunque cotizaban valores reglamentados y las prestaciones eran realmente verdaderos beneficios otorgados por derechos adquiridos, su carácter no era de permanencia eterna, sino circunstancial, libre de evolucionar o generar otro tipo de protección social. Con el advenimiento del final de los gremios, la desprotección de los trabajadores y la creación de los Montepíos, como una política del liberalismo de la época, la atención fue de privilegios: Sólo para funcionarios y profesionales libres. Fue este el inicio del interés por la atención individual a quien pudiera y tuviera oportunidades, mientras que el otro era libre de escoger la forma como mejor quisiera morir.
Pero no crean que las consideraciones antes anotadas son válidas para la medicina alopática, y que las relaciones entre el Estado y sus políticas, impregnadas de algunas características propias del enfoque Biologista Individual, tuvieron efectos en los períodos citados, que para el caso colombiano se pueden referenciar en los tiempos históricos del descubrimiento, la conquista, colonia y la república, sino que también es pertinente con las prácticas de medicina natural, medicina popular y otras acciones que desbordan las anteriores, ubicándose en los umbrales de los extramuros de la ciencia. La existencia de una medicina herencia indígena (la practicada por todas las familias de naturales que poblaron el territorio colombiano), reforzada por las prácticas de los pueblos que traídos del continente africano, obligadamente se asentaron en estos territorios, por las estrategias que implementan y por la forma de atención que prodigan, son de carácter Biologista, conservando un denominador común que las hace relativamente posibles de acercarse: el fin último es la curación, con la mediación de un largo tratamiento riguroso y paciente.
Tanto el médico como el homeópata, el curandero, el rezandero y el yerbatero; el hechicero, el brujo o el curioso, cuidan con celo el "prestigio" conseguido o reconocido por los efectos que en los pacientes producen sus tratamientos o recetas. El prestigio, algo parecido a la fama, es otorgado por una exclusiva clientela que contribuye a mantener su imagen mientras los resultados en el proceso curativo son satisfactorios. De ahí la reconocida trayectoria y la subliminal imagen de grandes hombres de la antigüedad como los que menciona el ilustre profesor de la Facultad de Medicina en la Universidad de Cartagena, Ramiro Tenorio Tuirán, cuando se expresa en los siguientes términos:
Asclepiades de Prusa, 124 a de C, llamado el príncipe de los médicos, era amigo de Cicerón y de Marco Antonio. Discípulo de la Escuela de Alejandría, la más prestigiosa de la época. Las más poderosas familias de Roma solicitaban su consejo, y durante muchos años gozó del favor del pueblo y de las cortes de los reyes extranjeros. Asclepiades es un buen ejemplo del médico de imagen.
Hipócrates de Cos, 460–335 d de C., fue el más sabio entre los médicos y el sumo artífice de este arte. Pregonaba que el médico que el médico que al mismo tiempo es filósofo es semejante a los dioses y que no había gran diferencia entre la medicina y la filosofía, porque todas las cualidades del buen filósofo deben encontrarse en el médico: desinterés, celo, pudor, aspecto digno, seriedad, juicio tranquilo, serenidad, decisión, pureza de vida, hábito de sentencia, conocimiento de lo que en la vida es útil y necesario, reprobación de las cosas malas, ánimo libre de sospechas, devoción a la divinidad (1999, p. 48).
El recorrido que hace el autor por la importancia de los médicos de prestigio, abunda en otros nombres como Galeno de Pérgamo (129-199 a de C.), el más prestigioso de la antigüedad; Maimónides (1135-1204), quien introdujo la oración del médico y los aforismos hipocráticos y Hermógenes (1999, a; p. 48- 49), hasta llegar a los casos de la vida cotidiana local como el doctor Juvenal Urbina, personaje de la célebre novela El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Marqués, médico que con dignidad rechazo puestos oficiales y criticó a quienes se valían de su prestigio para alcanzar posiciones políticas, no dejó de ser un "médico caro, excluyente y su clientela estuvo concentrada en las casas solariegas del barrio de los virreyes" ( 1978, p. 19), sin dejar de lado los reconocimientos propios de la fe y lo místico a personalidades como el médico venezolano José Gregorio Hernández, elevado a la categoría de santo o los dotes curativos del indio Manuel María, el cacique Amazónico, mano Conde, el señor Manuel, Próspero Juvenal Castillo, Delia Ramos, etc., entre curanderos, yerbateros y brujos, algunos fallecidos y otros vigentes, todos ellos, con historias, cuentos y pasajes que se confunden entre la urdimbre del tejido social y comunitario.
Es de resaltar con significativa importancia, el uso de las nuevas y avanzadas formas de promoción de los servicios en salud para toda suerte de oferentes. Desde tarjetas de presentación hasta espacios en la radio, prensa y televisión, lo cual constituye la intención de articularse al uso de la tecnología, en medio de situaciones, factores e indicadores culturales que aún siguen aferrados a la tradicionalidad, ahora cuestionada por ser considerada una de las más resistentes formas para el tránsito de la mentalidad y el pensamiento, a la posmodernidad.
1.1.2. Enfoque y Paradigma Comunitario, Epidemiológico y de Salubridad. El ambiente sano, el control de vectores, las acciones para evitar epidemias, los focos de contaminación y las organizaciones comunitarias, entre los que mayor resaltan, constituyen los fundamentos y los argumentos de fortaleza, utilizados por el enfoque comunitario de la salud para determinar la pérdida de ésta en las comunidades. El entorno comunitario y quienes en él permanecen son los directos responsables de las condiciones de salud de la población. De ahí la importancia que se le concede a las organizaciones de base y al trabajo de promoción y orientación que se hace desde el Estado y las instituciones de la salud.
A partir de la Declaración de Alma Ata, de la Organización Mundial de la Salud OMS, relacionada con la atención primaria en salud, "se le otorga a la educación un rol en la consecución de la meta Salud Para Todos en el Año 2000, señalando que corresponde emprender una educación sobre los principales problemas de salud y sobre los métodos de prevención y lucha correspondientes (41).
En efecto, la década de los 80 fue pródiga en el incremento de los programas de salud comunitaria, el fortalecimiento de los Sistemas Locales de Salud SILOS, el trabajo interinstitucional y el apoyo de las organizaciones de base. Fue la gran época de la educación en salud, las campañas sanitarias para la prevención, y sin lugar a dudas un despertar de la comunidad por la defensa de la salud.
Los sectores deprimidos, es decir, los barrios de estrato bajo (clasificación de los años 80) en situaciones de riesgo permanente y medio ambiente degradado por el alto nivel de contaminación en el Distrito de Barranquilla, recibieron una afluente de programas y campañas que a diario y en forma permanente mantenían a organizaciones comunitarias, entidades del Estado y organismos privados nacionales e internacionales, ocupados y preocupados por estos sectores con características especiales.
El Enfoque Comunitario, Epidemiológico y de Salubridad incluye como variables e indicadores asociados a las condiciones de salud de la comunidad, un conjunto de situaciones que relacionados entre sí, contribuyen a los cuadros de buena, mala o precaria salud en la población. En el siguiente diagrama se muestra la relación de estos componentes.
Diagrama 2. Variables e indicadores del Paradigma Comunitario, Epidemiológico y de Salubridad
Las Casas de Salud (denominación que adquirieron los Centros de Atención en los barrios de la periferia del Distrito), se erigieron en el centro de concentración comunitaria e institucional. El ir cualquier día al barrio 7 de Abril, La Esmeralda, La Chinita, Siape o El Bosque, representaba un encuentro con el trabajo en pro de la salud. Ello obedecía a una especie de consigna mundial: Salud Para Todos.
En cierto sentido, el enfoque, la visión y la concepción de la salud en términos comunitarios contribuyó en el agrupamiento y la focalización de las comunidades en estado de marginalidad, alrededor de un propósito con características comunes. De esa experiencia dinámica ha quedado una vocación y una cultura del trabajo comunitario que suele surgir en las conversaciones con líderes de estos sectores; además de la observación de grupos promotores de salud en la comunidad, surgidos de su seno, capacitados y con la intención de seguir promoviendo educación, ahora con otro enfoque más cercano a la familia como centro de atención.
1.1.3. Enfoque y Paradigma Holistico Familiar. Es una vuelta al ser humano, pero ya no bajo una concepción individual sino integral, asociado a una complejidad en la cual interactúa, relacionado con el trabajo, profesión u oficio que desempeña, los patrones culturales en su entorno, el ambiente ecológico que le rodea y los grupos de referencia y/o pertenencia, como la familia, los compañeros de trabajo, los vecinos, el círculo de amigos, los parientes fuera del barrio. La pérdida de la salud o la característica de sano gira en función de estas variables y aunque implica un esfuerzo integrador el conocimiento de varias disciplinas para establecer razones de la pérdida de salud, los estudios realizados indican que la permanencia en la familia por espacio de tiempos considerablemente largos, garantizan en parte menores índices de morbilidad.
La crisis de la atención en salud, por aquello de que la medicina alopática se encontraba en una franca deshumanización, desprovista de afecto hacia la persona que persistentemente humilla, con el calificativo de paciente, tiene en este paradigma unas bases consistentes para acercarse nuevamente a la familia.
Los planteamientos de Julio León Trejos, lejos de ser considerados únicamente receptivos para el trabajo comunitario en salud, también son pertinentes con este Enfoque Holistico, puesto que la comunidad como sistema complejo, incluye a la familia, su centro dinamizador de relaciones, por lo que es indispensable que quien actúe como guía, orientador o consejero "intervenga con calidad en la atención, con la participación simultánea del médico, el trabajador social, enfermera, psicólogo, etc., en los factores que hacen referencia a la relación familia-individuo-ambiente" (1985; p. 1-2).
En las historias clínicas que se elaboran en hospitales, centros de salud, clínicas y consultorios privados, queda consignada una rica información familiar con la cual se puede no sólo iniciar tratamientos de enfermedades, sino diseñar estrategias de promoción y prevención, a partir de un Modelo Holistico que incluya la participación de la familia. De estos aspectos, se puede mencionar muy someramente el trabajo realizado por la Fundación CIPARE relacionado con el hambre y la indigencia en sectores caracterizados por ambientes de pobreza en Barranquilla (1994) en el que sitúa como núcleo la familia y las estrategias que implementan los grupos para sobrevivir al flagelo del hambre, muy ligado a las condiciones de salud. El otro trabajo, responde al iniciado por profesionales de la medicina, especializados en Gerencia en Salud, Oswaldo Restrepo e Iván Fortich (1998), en barrios del Distrito de Barranquilla, entre los que se señalan: El Bosque, La Sierrita, y Las Malvinas, con grupos de promotores de salud, en procura de acercar el hilo de las relaciones entre familia, vecindario y el médico, en un ambiente de amabilidad, que responda al trato entre personas mutuamente necesitadas de compartir afecto, experiencias, patrones de comportamiento, información, con los cuales se podría reiniciar la construcción de las bases que devolverían al galeno, su prestigio y confianza de años pasados.
No es fácil encontrar la ruta. Si bien es cierto que la aplicación de este modelo no es ajena al conocimiento comunitario y en épocas anteriores se creyó a ojos cerrados que en él estaba centrada toda la estrategia de salud, los promotores de barrios, ante los pocos estímulos que se otorgaban a su trabajo, cayeron en la trampa del excesivo comunitarismo, del cual intentaron hacer pedagogía hasta cuando los celos institucionales hicieron presencia, volcando hacia los líderes promotores, la pasión por la defensa de los espacios conquistados. El querer hacer más que los demás condujo al desperdicio de esfuerzos y el cruce de acciones similares en idénticos escenarios. En los barrios del sur del Distrito de Barranquilla, por ejemplo, las disputas entre promotores institucionales y comunitarios fue deteriorando las relaciones entre vecinos y a muchas entidades (sobre todo las privadas) les costó la salida de estos lugares.
Ahora, con el surgimiento de entidades promotoras de salud, instituciones prestadoras de servicios de salud, entidades de servicios de salud y entidades administradoras de riesgos en salud, estimuladas por la Ley 30 de 1993, el panorama de atención pareciera ampliarse y extenderse hacia todas las comunidades caracterizadas por el síndrome del riesgo sanitario permanente. Sin embargo, tal presupuesto no encuentra recepción en la realidad de la atención o la promoción en salud, por tanto el acercamiento que se había previsto desde las instituciones hacia las comunidades fue inversamente proporcional a las necesidades de éstas en cuanto a salud. Grandes contingentes de poblaciones de todos los sectores se movilizaron hacia las entidades constituidas, y establecidas paradójicamente (en su gran mayoría) fuera del contexto que por naturaleza debían atender, generando un ambiente de aglomeración y perturbación social para los habitantes de otros sectores, quienes veían con temor la presencia de tanta "gente extraña, procedente de lugares sin posible identificación"*.
La situación tal vez habría quedado en ese nivel conceptual desde la comunidad, si no se hubiese escuchado la opinión de las personas que estaban vinculadas a las entidades prestadoras de servicios de salud o administradoras de riesgos, quienes consideraron que el tema de la promoción no había sido incluido como referente obligado en su gestión. Además, al principio, antes que se definieran con claridad los procedimientos operativos, establecer con certeza y con información confiable el radio de acción de cada entidad no fue (aún no lo es) se constituyó en el principal escollo en la naturaleza de tales organizaciones de salud. La disputa del mercado, el manejo político de que objeto la posibilidad de ampliación de la cobertura, la distorsión de la información, el traslado innecesario de población de un sitio a otro (en la inscripción, zonificación o sisbenización), la doble inscripción en el sistema (contribuyente/plan obligatorio), entre otros, fueron factores que de alguna manera perturbaron el funcionamiento ágil del sistema. Todavía se pueden observar los efectos del desorden premeditado (intencionalmente propósito de quienes conocían los alcances de la norma): familias que tienen que ser atendidas en el norte, teniendo su residencia establecida en el sur de la ciudad.
Aparentemente no parece que la situación afectara o incomodara a los usuarios del sistema (familias, entidades, comunidad, sistema) y para el caso de las familias se le ha inculcado la idea de una oportunidad de untarse de relaciones con un estrato de mayor jerarquía (cuando la EPS o IPS tiene sus oficinas en el estrato 4 o 5 por ejemplo), pero el sentimiento de detrimento del ingreso familiar, por los costos del paseo, inversión de mayor tiempo, por la distancia e incomodidad, por la diferencia en el entorno y las miradas de desconfianza de los llamados "dolientes del espacio", evidencian cierto malestar e inconformidad alrededor de la cual no se ha percibido con suficiencia el deterioro del ambiente social y su incidencia en la salud de quienes buscan atención con prontitud.
Aspectos de vital importancia como la pertenencia de grupos formales e informales que se construyen al interior de las relaciones laborales, comunitarias, culturales, sociales y con el mismo ambiente natural de los espacios en los cuales se manifiestan los estilos de vida de las familias, utilizados en la cotidianidad de manera holística, tendrían que redundar en un estado de salud armónico con las expectativas de los colectivos y el entorno. Los aspectos que se utilizan como variables e indicadores en el paradigma Holistico Familiar y la forma como supuestamente se relacionan, se presentan en el siguiente Diagrama.
Variables | Indicadores |
Relaciones de trabajo
| Grupos religiosos Clubes deportivos Grupos lúdicos Condiciones de riesgo Relaciones tensionantes Producción acelerada Estímulos laborales Competencia Trabajo extenuante |
Grupos de referencia | Familia Compañeros de trabajo Vecinos Círculo de amigos Parientes fuera del barrio |
Patrones culturales | Hábitos alimenticios Automedicamento Terapias de sanación Medicina alternativa Medicina botánica Creencias Rituales |
Ambiente ecológico | Plantas ornamentales Plantas medicinales Hortalizas Cultivos temporales Árboles frutales Manejo de aguas Manejo de desechos sólidos |
Diagrama 3. Variables e Indicadores en el Paradigma Holistico Familiar.
1.1.4. Enfoque y Paradigma de Salud Integral. La salud es un estado de conciliación del organismo con el universo; es así mismo, una especie de satisfacción con la vida y con los procesos que garantizan la permanencia de las personas en el planeta. Los impulsores de este enfoque de salud conciben su conservación, "como el resultado del manejo de las tensiones, la agitación que produce la actividad que realizan las personas, sus temores y expectativas" (Deepak Chopra, 1996, p. 50). Adoptar una posición de ésta índole frente a los avatares de la vida, produce la sensación de despreocupación con respecto a las situaciones que demanda el mundo de lo cotidiano. Sin embargo, en las conversaciones sostenidas con personas adultas mayores en el barrio Las Américas, sin introducir el condicionante de salud integral, se vislumbra la utilización de estrategias y recomendaciones genéricas de este enfoque.
La creencia en una alta concentración de la cual "surgen las satisfacciones emocionales y un sentimiento de placidez espiritual que curan las enfermedades y dan seguridad en la familia y la persona, disponiéndola a disfrutar de la vida" (Elcida Tejada –grupo focal Las Américas- 1998), manifiesta una concepción de la salud y de las expectativas comunitarias, por encima de la relación sano-enfermo. Esta tendencia se encontraría posteriormente manifiesta, en conversaciones con personas que asisten al Hospital Niño Jesús al noroccidente del Distrito y, en vecinos del barrio San Francisco (no incluidos en la muestra intencional). Estas personas, como las que habitan en Las Américas no hablan de rituales para llegar a este sentimiento de relajamiento, sino más bien de un conocimiento del entorno, deseo de superación, meditación, disfrute de la vida, impulsos internos, a los cuales han tenido que recurrir como oportunidades para salvaguardarse de la negada asistencia a la gestión comunitaria y el abandono institucional. ¿Exagerada confianza o desinterés?, ¿descuido definitivo en la búsqueda de alternativas de solución o "conformismo positivo"* ante las circunstancias?, son interrogantes que desde la concepción racional y científica de la salud (enfocada hacia la medicina) han sido resueltos con respuestas excluyentes de la subjetividad humana. Sin embargo, la ciencia médica no ha podido resolver infinidades de situaciones sin explicación aparente para la experimentación y para el método científico y ha recurrido, ante la falta de evidencias cuando un paciente en estado terminal ha logrado salir del trance, al reconocimiento de la existencia de eventos por fuera de la ciencia.
La medicina alopática occidental no dedicará al fenómeno o suceso cierto nivel de seguimiento y probablemente en las historias de los individuos que han sido sujetos de tales acontecimientos "extranaturales" o "extracientíficos", no habrá reporte de tales hechos. Desde un enfoque de salud integral estas situaciones son sujetos de minucioso tratamiento, dedicación y permanente evaluación (casos específicos), sin excluir lo científico de lo tradicional y que le han permitido a uno de los actuales exponentes de este enfoque, el médico endocrinólogo hindú Deepak Chopra, realizar una integración de los postulados de la medicina oriental con la occidental, algo similar a la elaboración de un plan integral para restablecer el equilibrio mente-cuerpo, basado en el sistema médico natural y tradicional de la India, Ayurbeda**, de uso frecuente pero desde otras opciones, incluida la religiosa.
La sociedad de los privilegiados, saturada de tantos prejuicios cuyo origen se puede encontrar en las diferencias de clases que el pasado transfirió al presente de la modernidad como la estratificación de los sectores, condena a los menos favorecidos cuando observa comportamientos que se orientan por el uso de las estrategias de salud a la cual tienen garantizado el acceso quienes reúnen las condiciones que demandaría la asistencia a las sesiones y/o jornadas. En la red de las relaciones sociales y en las diferentes manifestaciones de la cultura en salud hacia un enfoque integral es común encontrar la combinación de rituales por parte de quienes aportan mas la creencia y la fe que el respectivo pago del tratamiento o la consulta, lo que evidencia una perversión del conocimiento que habiendo surgido de la cotidianidad, como una fuente del despertar espiritual del individuo y que luego se traduce en un sentimiento de realización personal y en una conciencia de armonía con el mundo, se convirtió en un negocio lucrativo . En términos sanitarios el enfoque de salud integral se concibe como un conjunto de estrategias terapéuticas capaces de transformar los patrones intelectuales y emotivos de las personas. A manera de ilustración, en el siguiente diagrama se pueden apreciar variables e indicadores de frecuente uso en el paradigma Salud Integral.
Variables | Indicadores |
Estado espiritual | Satisfacción emocionales Sentimiento de placidez Disfrute de la vida Sentimientos de seguridad Recogimiento emocional Creencias y relajación Comunicación interna Concentración y meditación |
Conexión psicofisiológica | Seguridad en la familia Expectativa de vida sana Seguridad personal Deseo de superación Energía biocelular Concentración por zonas Inteligencia molecular Refuerzo bioquímico Endomorfina Placebos Impulsos internos Paz espiritual |
Diagrama 4. Variables e Indicadores en el paradigma Salud Integral
1.2. MEDICINA NATURAL/TRADICIONAL Y MEDICINA ALOPÁTICA. LO CIENTÍFICO Y LO MITOLÓGICO
Al principio la salud provenía de la naturaleza. La medicina natural, peyorativamente denominada en la actualidad tradicional, ha perdurado en el tiempo y en los imaginarios de la humanidad planetaria. Desde la primera generación de humanos hasta los tiempos del tercer milenio (siglo XXI), los de la tercera cohorte de hombres y mujeres, descendientes o emparentados con los hominidos a los cuales se refiere la historiografía de las razas, ha existido una transferencia de información en términos de concepción y asimilación de los preceptos con los cuales se fundamenta la salud y se producen los medicamentos para el mantenimiento y preservación de estados de armonía tanto física como mental. El concepto salud desde la construcción de la medicina natural está asociado a la conservación de las especies (de humanos, animales y vegetales), la vida en el planeta, los intercambios con el ilimitado número de vecinos con los cuales se comparte el gran sistema al cual pertenece la Tierra, el futuro que en cada instante o quantum de tiempo se hace presente y pasado reciente, las incertidumbres y los desafíos que preocupan y animan el interés por nuevas aventuras.
Es una constante, o más bien, constituyen los principios fundamentales de la medicina natural, las asociaciones permanentes con la naturaleza y el cosmos que desde la concepción de los exponentes y representantes epónimos, se utilizan como pautas de acercamiento a una solaz interpretación de la salud, sin menoscabo de los fundamentos esenciales que nacen en lo más profundo de cada individuo, con los cuales también interpreta y construye realidades: la cultura.
Las culturas médicas tradicionales, al igual que las denominadas terapéuticas alternativas tienen sus raíces en los conocimientos y saberes que los diversos y variados sectores de la sociedad han construido, no solo como posibilidad de preservar la salud, sino también como interpretarla y asimilarla en sus aspectos más trascendentales. Contrario a los planteamientos que niegan la existencia de una historia y filosofía de los saberes sobre salud (por supuesto el concepto de la tradición), esta al ser un producto social ha desarrollado en cada uno de los contextos de la humanidad, una rica fundamentación que está ligada a la cosmovisión que cada pueblo tiene con respecto al mundo de la vida, que luego se ha irradiado y transferido de generación en generación de humanos en todo el planeta Tierra.
Las culturas médicas tradicionales se han difundido tanto que hoy se les encuentra por igual, en veredas, en comunidades cuasirurales o en las plazas, consultorios y clínicas de las grandes y medianas ciudades del mundo, con sus creencias, valores, actitudes, terapéuticas alternativas y comportamientos ancestrales, articulada a denominada medicina científica. Los representantes, multiplicadores y practicantes de medicina tradicional (rezanderos, yerbateros, sobadores, parteras, curanderos y chamanes), van por el mundo de la vida retomando y combinando saberes de diferentes culturas: oriental (acupuntura, ayurbeda, aurículoterapia, moxibustión) y occidental (homeopatía y la medicina naturista en diversas expresiones).
1.2.1. La magia de la salud en la era de los rituales. La salud comunitaria al momento de una evaluación se le asignará, desde la perspectiva médica occidental, el incomodo lugar que la ubica entre la ciencia, la mitología y los rituales y el hecho de haber introducido desde los tiempos pasados, ritos, mitos, magia y toda una serie de sortilegios que obnubilaron a los primeros científicos que, preocupados por dar explicaciones racionales al asombro de los hombres al descubrirse interesados en producir argumentaciones en torno a los fenómenos que se le presentaban o las afugias generadas por las vicisitudes de una vida en oportunidades trashumante y en otras sedentaria, no quiere decir que de alguna manera el sortear las dificultades del entorno estuviese desprovista de cierta técnica (rudimentaria a la vista y evaluación del hombre de la ciencia institucionalizada) generadora de resultados satisfactorios para los requerimientos del hombre que aún vivía en los árboles, en las cavernas o a la intemperie.
En la era de los rituales la salud tenía magia. La mujer de la horda del denominado hombre Neardenthal por ejemplo, paría sus hijos con el dolor que también agobia a las hembras en los tiempos del tercer milenio. La diferencia está en el rito que se construía y disfrutaba, ligado a las estrategias que se definían para atender las urgencias del trance. En tal sentido, para la sociedad de la época de la caverna la solemnidad del acontecimiento generaba una connotación de tal magnitud que sobrecogía la naturaleza interna de los asociados. Alguna vez los antropólogos, los filósofos, los historiadores u otro investigador se han preguntado ¿qué pensamiento, qué idea se procesaba en el "rudimentario" cerebro de los individuos ante el significativo hecho?. Una aproximación a la respuesta se podría entretejer en las explicaciones que la historia oficial ha atribuido a los primitivos con respecto al miedo y el sobrecogimiento que sentían hacia los fenómenos naturales que por primera vez enfrentaban o los que le producían desesperanza por su incapacidad de asimilar o comprender.
En la medida que el hombre de los primeros años de presencia humana sobre la tierra se formulaba explicaciones, supuestamente de mayor elaboración, es decir, racionales, el acontecimiento y el temor se volvieron rituales con los cuales ha convivido hasta los momentos actuales. La salud, las curaciones, la sanidad, no escapan a ello, forman parte de la cultura de la humanidad y del empeño con que algunos estudios socioantropológicos realizados en Colombia han tratado los saberes de las comunidades, representados por parteras y curanderos que se ocupan de la atención de las familias. La dinámica del surgimiento de los denominados agentes naturales de salud (ANS) no es simultánea con el nombre antepuesto, sino desde el mismo origen de la necesidad de salud por parte de los miembros de la comunidad, asentados en el lugar seleccionado como espacio para interactuar y vivir. Las actividades y las estrategias definidas para mantener salud, prevenir enfermedades o curar, están ligadas a la tradición que la cotidianidad les fue ofreciendo y que fundamentaron en el legado ancestral de generación en generación (indígena o africana), elementos con los cuales según plantea Ramón Unzueta Hoffman hacían del curandero un agente que gozaba de aceptación sociocultural "por cuanto conoce el entorno y las costumbres del enfermo, en algunos casos por referencia y en otros por relación afectiva directa. El curandero no solo conoce de enfermedades del cuerpo sino del espíritu y por esto logra un efecto terapéutico que refuerza la tradición y el reconocimiento de la comunidad" (1989).
En este sentido, el visionario de salud (antes era el chaman, el brujo, el rezandero, el curandero) que en estos tiempos de la sociedad del conocimiento se ha incorporado con mayores posibilidades de sobrevivir a la competencia, es un heredero de la medicina natural de los pueblos del mundo que aún se mantienen pegados a sus tradiciones, pese a que en las sociedades desarrolladas los han relegado a una oscura posición desde la cual reciben suspicaces miradas de desconfianza por parte de las comunidades científicas, cada día se perciben mayores acercamientos y reconocimientos en la medida que la sociedad, cuando pierde las esperanzas en la salvación física es remitido a un milagro.
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