La organización del mercado eléctrico peruano y la competencia en el sector minorista (página 4)
Enviado por DOMINGO HERNANDEZ CELIS
El componente evaluación de riesgos abarca el proceso de identificación y análisis de los riesgos a los que está expuesta la entidad para el logro de sus objetivos y la elaboración de una respuesta apropiada a los mismos. La evaluación de riesgos es parte del proceso de administración de riesgos, e incluye: planeamiento, identificación, valoración o análisis, manejo o respuesta y el monitoreo de los riesgos de la entidad. La administración de riesgos es un proceso que debe ser ejecutado en todas las entidades. El titular o funcionario designado debe asignar la responsabilidad de su ejecución a un área o unidad orgánica de la entidad. Asimismo, el titular o funcionario designado y el área o unidad orgánica designada deben definir la metodología, estrategias, tácticas y procedimientos para el proceso de administración de riesgos. Adicionalmente, ello no exime a que las demás áreas o unidades orgánicas, de acuerdo con la metodología, estrategias, tácticas y procedimientos definidos, deban identificar los eventos potenciales que pudieran afectar la adecuada ejecución de sus procesos, así como el logro de sus objetivos y los de la entidad, con el propósito de mantenerlos dentro de margen de tolerancia que permita proporcionar seguridad razonable sobre su cumplimiento. A través de la identificación y la valoración de los riesgos se puede evaluar la vulnerabilidad del sistema, identificando el grado en que el control vigente maneja los riesgos. Para lograr esto, se debe adquirir un conocimiento de la entidad, de manera que se logre identificar los procesos y puntos críticos, así como los eventos que pueden afectar las actividades de la entidad. Dado que las condiciones, económicas, tecnológicas, regulatorias y operacionales están en constante cambio, la administración de los riesgos debe ser un proceso continuo.
Establecer los objetivos institucionales es una condición previa para la evaluación de riesgos: Los objetivos deben estar definidos antes que el titular o funcionario designado comience a identificar los riesgos que pueden afectar el logro de las metas y antes de ejecutar las acciones para administrarlos. Estos se fijan en el nivel estratégico, táctico y operativo de la entidad, que se asocian a decisiones de largo, mediano y corto plazo respectivamente. Se debe poner en marcha un proceso de evaluación de riesgos donde previamente se encuentren definidos de forma adecuada las metas de la entidad, así como los métodos, técnicas y herramientas que se usarán para el proceso de administración de riesgos y el tipo de informes, documentos y comunicaciones que se deben generar e intercambiar. También deben establecerse los roles, responsabilidades y el ambiente laboral para una efectiva administración de riesgos. Esto significa que se debe contar con personal competente para identificar y valorar los riesgos potenciales. El control empresarial solo puede dar una seguridad razonable de que los objetivos de una entidad sean cumplidos. La evaluación del riesgo es un componente del control empresarial y juega un rol esencial en la selección de las actividades apropiadas de control que se deben llevar a cabo. La administración de riesgos debe formar parte de la cultura de una entidad. Debe estar incorporada en la filosofía, prácticas y procesos de negocio de la entidad, más que ser vista o practicada como una actividad separada. Cuando esto se logra, todos en la entidad pasan a estar involucrados en la administración de riesgos. Este componente comprende: Planeamiento de la gestión de riesgos; Identificación de los riesgos; Valoración de los riesgos; Respuesta al riesgo.
Planeamiento de la administración de riesgos: Es el proceso de desarrollar y documentar una estrategia clara, organizada e interactiva para identificar y valorar los riesgos que puedan impactar en una entidad impidiendo el logro de los objetivos. Se deben desarrollar planes, métodos de respuesta y monitoreo de cambios, así como un programa para la obtención de los recursos necesarios para definir acciones en respuesta a riesgos.
Identificación de los riesgos: En la identificación de los riesgos se tipifican todos los riesgos que pueden afectar el logro de los objetivos de la entidad debido a factores externos o internos. Los factores externos incluyen factores económicos, medioambientales, políticos, sociales y tecnológicos. Los factores internos reflejan las selecciones que realiza la administración e incluyen la infraestructura, personal, procesos y tecnología.
Valoración de los riesgos: El análisis o valoración del riesgo le permite a la entidad considerar cómo los riesgos potenciales pueden afectar el logro de sus objetivos. Se inicia con un estudio detallado de los temas puntuales sobre riesgos que se hayan decidido evaluar. El propósito es obtener la suficiente información acerca de las situaciones de riesgo para estimar su probabilidad de ocurrencia, tiempo, respuesta y consecuencias.
Respuesta al riesgo: La administración identifica las opciones de respuesta al riesgo considerando la probabilidad y el impacto en relación con la tolerancia al riesgo y su relación costo-beneficio. La consideración del manejo del riesgo y la selección e implementación de una respuesta son parte integral de la administración de los riesgos.
ACTIVIDADES DE CONTROL GERENCIAL:
El componente actividades de control gerencial comprende políticas y procedimientos establecidos para asegurar que se están llevando a cabo las acciones necesarias en la administración de los riesgos que pueden afectar los objetivos de la entidad, contribuyendo a asegurar el cumplimiento de estos. El titular o funcionario designado debe establecer una política de control que se traduzca en un conjunto de procedimientos documentados que permitan ejercer las actividades de control. Los procedimientos son el conjunto de especificaciones, relaciones y ordenamiento sistémico de las tareas requeridas para cumplir con las actividades y procesos de la entidad. Los procedimientos establecen los métodos para realizar las tareas y la asignación de responsabilidad y autoridad en la ejecución de las actividades. Las actividades de control gerencial tienen como propósito posibilitar una adecuada respuesta a los riesgos de acuerdo con los planes establecidos para evitar, reducir, compartir y aceptar los riesgos identificados que puedan afectar el logro de los objetivos de la entidad. Con este propósito, las actividades de control deben enfocarse hacia la administración de aquellos riesgos que puedan causar perjuicios a la entidad. Las actividades de control gerencial se dan en todos los procesos, operaciones, niveles y funciones de la entidad. Incluyen un rango de actividades de control de detección y prevención tan diversas como: procedimientos de aprobación y autorización, verificaciones, controles sobre el acceso a recursos y archivos, conciliaciones, revisión del desempeño de operaciones, segregación de responsabilidades, revisión de procesos y supervisión. Para ser eficaces, las actividades de control gerencial deben ser adecuadas, funcionar consistentemente de acuerdo con un plan y contar con un análisis de costo-beneficio. Asimismo, deben ser razonables, entendibles y estar relacionadas directamente con los objetivos de la entidad. Este componente comprende: Procedimientos de autorización y aprobación; Segregación de funciones; Evaluación costo-beneficio; Controles sobre el acceso a los recursos o archivos; Verificaciones y conciliaciones; Evaluación de desempeño; Rendición de cuentas; Revisión de procesos, actividades y tareas; Controles para las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC).
Procedimientos de autorización y aprobación: La responsabilidad por cada proceso, actividad o tarea organizacional debe ser claramente definida, específicamente asignada y formalmente comunicada al funcionario respectivo. La ejecución de los procesos, actividades, o tareas debe contar con la autorización y aprobación de los funcionarios con el rango de autoridad respectivo.
Segregación de funciones: La segregación de funciones en los cargos o equipos de trabajo debe contribuir a reducir los riesgos de error o fraude en los procesos, actividades o tareas. Es decir, un solo cargo o equipo de trabajo no debe tener el control de todas las etapas clave en un proceso, actividad o tarea.
Evaluación costo-beneficio: El diseño e implementación de cualquier actividad o procedimiento de control deben ser precedidos por una evaluación de costo-beneficio considerando como criterios la factibilidad y la conveniencia en relación con el logro de los objetivos, entre otros.
Controles sobre el acceso a los recursos o archivos: El acceso a los recursos o archivos debe limitarse al personal autorizado que sea responsable por la utilización o custodia de los mismos. La responsabilidad en cuanto a la utilización y custodia debe evidenciarse a través del registro en recibos, inventarios o cualquier otro documento o medio que permita llevar un control efectivo sobre los recursos o archivos.
Verificaciones y conciliaciones: Los procesos, actividades o tareas significativos deben ser verificados antes y después de realizarse, así como también deben ser finalmente registrados y clasificados para su revisión posterior.
Evaluación de desempeño: Se debe efectuar una evaluación permanente de la gestión tomando como base regular los planes organizacionales y las disposiciones normativas vigentes, para prevenir y corregir cualquier eventual deficiencia o irregularidad que afecte los principios de eficiencia, eficacia, economía y legalidad aplicables.
Rendición de cuentas: La entidad, los titulares, funcionarios y servidores públicos están obligados a rendir cuentas por el uso de los recursos y bienes, el cumplimiento misional y de los objetivos institucionales, así como el logro de los resultados esperados, para cuyo efecto el sistema de control empresarial establecido deberá brindar la información y el apoyo pertinente.
Documentación de procesos, actividades y tareas: Los procesos, actividades y tareas deben estar debidamente documentados para asegurar su adecuado desarrollo de acuerdo con los estándares establecidos, facilitar la correcta revisión de los mismos y garantizar la trazabilidad de los productos o servicios generados.
Revisión de procesos, actividades y tareas: Los procesos, actividades y tareas deben ser periódicamente revisados para asegurar que cumplen con los reglamentos, políticas, procedimientos vigentes y demás requisitos. Este tipo de revisión en una entidad debe ser claramente distinguido del seguimiento del control interno.
Controles para las Tecnologías de la Información y Comunicaciones: La información de la entidad es provista mediante el uso de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC). Las TIC abarcan datos, sistemas de información, tecnología asociada, instalaciones y personal. Las actividades de control de las TIC incluyen controles que garantizan el procesamiento de la información para el cumplimiento misional y de los objetivos de la entidad, debiendo estar diseñados para prevenir, detectar y corregir errores e irregularidades mientras la información fluye a través de los sistemas.
INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN:
Se entiende por el componente de información y comunicación, los métodos, procesos, canales, medios y acciones que, con enfoque sistémico y regular, aseguren el flujo de información en todas las direcciones con calidad y oportunidad. Esto permite cumplir con las responsabilidades individuales y grupales. La información no solo se relaciona con los datos generados internamente, sino también con sucesos, actividades y condiciones externas que deben traducirse a la forma de datos o información para la toma de decisiones. Asimismo, debe existir una comunicación efectiva en sentido amplio a través de los procesos y niveles jerárquicos de la entidad. La comunicación es inherente a los sistemas de información, siendo indispensable su adecuada transmisión al personal para que pueda cumplir con sus responsabilidades. Este componente, comprende: Funciones y características de la información; Información y responsabilidad; Calidad y suficiencia de la información; Sistemas de información; Flexibilidad al cambio; Archivo institucional; Comunicación interna; Comunicación externa
Funciones y características de la información: La información es resultado de las actividades operativas, financieras y de control provenientes del interior o exterior de la entidad. Debe transmitir una situación existente en un determinado momento reuniendo las características de confiabilidad, oportunidad y utilidad con la finalidad que el usuario disponga de elementos esenciales en la ejecución de sus tareas operativas o de gestión.
Información y responsabilidad: La información debe permitir a los funcionarios y servidores públicos cumplir con sus obligaciones y responsabilidades. Los datos pertinentes deben ser captados, identificados, seleccionados, registrados, estructurados en información y comunicados en tiempo y forma oportuna.
Calidad y suficiencia de la información: El titular o funcionario designado debe asegurar la confiabilidad, calidad, suficiencia, pertinencia y oportunidad de la información que se genere y comunique. Para ello se debe diseñar, evaluar e implementar mecanismos necesarios que aseguren las características con las que debe contar toda información útil como parte del sistema de control interno.
Sistemas de información: Los sistemas de información diseñados e implementados por la entidad constituyen un instrumento para el establecimiento de las estrategias organizacionales y, por ende, para el logro de los objetivos y las metas. Por ello deberá ajustarse a las características, necesidades y naturaleza de la entidad. De este modo, el sistema de información provee la información como insumo para la toma de decisiones, facilitando y garantizando la transparencia en la rendición de cuentas.
Flexibilidad al cambio: Los sistemas de información deben ser revisados periódicamente, y de ser necesario, rediseñados cuando se detecten deficiencias en sus procesos y productos. Cuando la entidad cambie objetivos y metas, estrategia, políticas y programas de trabajo, entre otros, debe considerarse el impacto en los sistemas de información para adoptar las acciones necesarias.
Archivo institucional: El titular o funcionario designado debe establecer y aplicar políticas y procedimientos de archivo adecuados para la preservación y conservación de los documentos e información de acuerdo con su utilidad o por requerimiento técnico o jurídico, tales como los informes y registros contables, administrativos y de gestión, entre otros, incluyendo las fuentes de sustento.
Comunicación interna: La comunicación interna es el flujo de mensajes dentro de una red de relaciones interdependientes que fluye hacia abajo, a través de y hacia arriba de la estructura de la entidad, con la finalidad de obtener un mensaje claro y eficaz. Asimismo debe servir de control, motivación y expresión de los usuarios.
Comunicación externa: La comunicación externa de la entidad debe orientarse a asegurar que el flujo de mensajes e intercambio de información con los clientes, usuarios y ciudadanía en general, se lleve a cabo de manera segura, correcta y oportuna, generando confianza e imagen positivas a la entidad.
Canales de comunicación: Los canales de comunicación son medios diseñados de acuerdo con las necesidades de la entidad y que consideran una mecánica de distribución formal, informal y multidireccional para la difusión de la información. Los canales de comunicación deben asegurar que la información llegue a cada destinatario en la, cantidad, calidad y oportunidad requeridas para la mejor ejecución de los procesos, actividades y tareas.
SUPERVISIÓN:
El sistema de control empresarial debe ser objeto de supervisión para valorar la eficacia y calidad de su funcionamiento en el tiempo y permitir su retroalimentación. Para ello la supervisión, identificada también como seguimiento, comprende un conjunto de actividades de autocontrol incorporadas a los procesos y operaciones de la entidad, con fines de mejora y evaluación. Dichas actividades se llevan a cabo mediante la prevención y monitoreo, el seguimiento de resultados y los compromisos de mejoramiento. Siendo el control empresarial un sistema que promueve una actitud proactiva y de autocontrol de los niveles organizacionales con el fin de asegurar la apropiada ejecución de los procesos, procedimientos y operaciones; el componente supervisión o seguimiento permite establecer y evaluar si el sistema funciona de manera adecuada o es necesaria la introducción de cambios. En tal sentido, el proceso de supervisión implica la vigilancia y evaluación, por los niveles adecuados, del diseño, funcionamiento y modo cómo se adoptan las medidas de control empresarial para su correspondiente actualización y perfeccionamiento. Las actividades de supervisión se realizan con respecto de todos los procesos y operaciones institucionales, posibilitando en su curso la identificación de oportunidades de mejora y la adopción de acciones preventivas o correctivas. Para ello se requiere de una cultura organizacional que propicie el autocontrol y la transparencia de la gestión, orientada a la cautela y la consecución de los objetivos del control interno. La supervisión se ejecuta continuamente y debe modificarse una vez que cambien las condiciones, formando parte del engranaje de las operaciones de la entidad. Comprende lo siguiente: Prevención y monitoreo; Monitoreo oportuno del control interno; Reporte de deficiencias; Seguimiento e implantación de medidas correctivas; Autoevaluación; Evaluaciones independientes.
Prevención y monitoreo: El monitoreo de los procesos y operaciones de la entidad debe permitir conocer oportunamente si éstos se realizan de forma adecuada para el logro de sus objetivos y si en el desempeño de las funciones asignadas se adoptan las acciones de prevención, cumplimiento y corrección necesarias para garantizar la idoneidad y calidad de los mismos.
Monitoreo oportuno del control interno: La implementación de las medidas de control empresarial sobre los procesos y operaciones de la entidad, debe ser objeto de monitoreo oportuno con el fin de determinar su vigencia, consistencia y calidad, así como para efectuar las modificaciones que sean pertinentes para mantener su eficacia. El monitoreo se realiza mediante el seguimiento continuo o evaluaciones puntuales.
Reporte de deficiencias: Las debilidades y deficiencias detectadas como resultado del proceso de monitoreo deben ser registradas y puestas a disposición de los responsables con el fin de que tomen las acciones necesarias para su corrección.
Implantación y seguimiento de medidas correctivas: Cuando se detecte o informe sobre errores o deficiencias que constituyan oportunidades de mejora, la entidad deberá adoptar las medidas que resulten más adecuadas para los objetivos y recursos institucionales, efectuándose el seguimiento correspondiente a su implantación y resultados. El seguimiento debe asegurar, asimismo, la adecuada y oportuna implementación de las recomendaciones producto de las observaciones de las acciones de control.
Autoevaluación: Se debe promover y establecer la ejecución periódica de autoevaluaciones sobre la gestión y el control empresarial de la entidad, por cuyo mérito podrá verificarse el comportamiento institucional e informarse las oportunidades de mejora identificadas. Corresponde a sus órganos y personal competente dar cumplimiento a las disposiciones o recomendaciones derivadas de la respectiva autoevaluación, mediante compromisos de mejoramiento institucional.
Evaluaciones independientes: Se deben realizar evaluaciones independientes a cargo de los órganos de control competentes para garantizar la valoración y verificación periódica e imparcial del comportamiento del sistema de control empresarial y del desarrollo de la gestión institucional, identificando las deficiencias y formulando las recomendaciones oportunas para su mejoramiento.
2.2 BASES TEÓRICAS ESPECIALIZADAS SOBRE EL TEMA
2.2.1 ORGANIZACIÓN DEL MERCADO ELÉCTRICO PERUANO
Interpretando Chiavenato (2010); la organización de los mercados eléctricos es la forma como están estructurados los componentes del sector eléctrico para prestar sus servicios. En este contexto el mercado eléctrico es la institución social en la cual los bienes y servicios, así como los factores productivos, se intercambian libremente. Es decir es el lugar adecuadamente compuesto de encuentro de la oferta y la demanda de los servicios eléctricos, pero también de los agentes de supervisión y control.
Una forma clásica de organizar el mercado es de acuerdo al tipo de competencia que facilita, siendo así se tiene el mercado de competencia perfecta en el cual se cumplen las condiciones de máxima libertad, donde existe un gran número de oferentes y demandantes, tiene homogeneidad del producto, transparencia en las transacciones, libertad de entrada y salida del mercado, etc; por otro lado se tiene el mercado de competencia imperfecta, en el cual no se cumplen algunas de las características antes indicadas para el mercado de competencia perfecta. En la realidad del mercado eléctrico y de otros mercados se da mayormente el mercado de competencia imperfecta, el cual de alguna forma favorece a los oferentes y perjudica a los demandantes, que son las familias, las empresas y otros entes.
Desde siempre, el hombre se ha agrupado bajo alguna forma de organización para satisfacer sus necesidades. Las diferentes interpretaciones que se han hecho de las organizaciones a lo largo del tiempo, han estado muy influenciadas por el contexto histórico. Las organizaciones solucionan problemas que son fundamentalmente del entorno que les rodea. El entorno cambia a lo largo del tiempo y con ello su forma de presionar sobre las organizaciones, de esta manera también cambia la forma de plantear problemas, de resolverlos. Las empresas de hoy tienen poco que ver con las del siglo XVII. Entonces no había grandes fábricas, socios capitalistas. Fundamentalmente se realizaban las actividades económicas por medio de mercaderes, mercados. No existían las empresas como tales, había una persona que era la que llevaba el negocio y arriesgaba su patrimonio, eran proveedores de todo lo conocido, no había especialización. Todo esto cambia con el tiempo y surgen empresas especializadas en vender algo concreto, empiezan a aparecer los bancos, los seguros, los servicios de transporte, de mercaderías y más tarde los de personas y empieza a multiplicarse el número de empresas. Este paso no sucede de forma espontánea, a finales del siglo XIX las condiciones no son las mismas que en el siglo anterior: Se dan una serie de avances tecnológicos completamente nuevos y que revolucionan la actividad económica, se desarrollan los transportes y esto facilita la apertura de nuevos mercados, se llega a lugares donde antes no se llegaba y hay una mayor rapidez en los intercambios.
Aparece la nueva posibilidad de distribución y comercialización masiva, aparecen las grandes empresas que aumentan en tamaño donde antes había pequeños talleres y mercaderes. En estas empresas hay gran cantidad de recursos y un gran aporte de capital.
Las prácticas tradicionales ya no derivan y vemos la necesidad de nuevas formas de dirección y organización. Esto tiene como consecuencia la aparición de directivos que auxilian al propietario de la empresa. Hay una nueva necesidad de racionalización de recursos, todo ello coincide con una mayor complejidad en las organizaciones. Para todo esto nos tenemos que plantear nuevas formas de asignar los recursos y de entender las organizaciones.
Para comprender las teorías hay que situarse en el contexto histórico en el que suceden. Cada uno de estos planteamientos están influidos por los problemas más presentes de este tiempo. Hay dos razones para situar las teorías en el contexto histórico: i) Los problemas que tienen las organizaciones y empresas, presentan valores nuevos y nuevas situaciones y esas presiones se traducen en legislación. En el entorno las empresas encuentran los recursos que necesitan para su actividad. El entorno genera incertidumbres, aparecen acontecimientos que influyen en la actividad de la empresa y que plantea una serie de situaciones a la que debe dar respuesta la dirección; ii) Se basa en que la respuesta a todas estas situaciones son o vienen de las manos de las personas o sociedades, quienes resuelven los problemas son las personas. Estas soluciones están también influidas por los valores dominantes en la sociedad en cada momento, estos valores van cambiando, por tanto también cambian la manera de enfocar las situaciones. Muchas de las teorías salen como evolución de otras, se complementan.
Las empresas propiamente dichas no se saben exactamente. Los mercaderes traían de todo, no había una especialización. A mitad del s.XIX aparecen las empresas especialmente bancos, seguros, transportes y aparecen algo más parecidos como empresa, hasta entonces todo se basaba en las prácticas comerciales, prácticamente universales, donde el planteamiento de las transacciones era el mismo que cualquier situación. Esas prácticas están más o menos vigentes hasta mediados del s.XIX, en el que se suceden fenómenos que cambia la actividad económica, surgen nuevas tecnologías, empieza la producción a gran escala, automatización, se fabrican grandes fábricas donde se usan maquinarias avanzadas.
Se abre la posibilidad de explorar nuevos mercados. Se producen inmigraciones hacia nuevos países en vías de desarrollo. Por lo tanto estamos en un escenario distinto donde las nuevas tecnologías y los nuevos mercados crean la posibilidad de producir a gran escala, y especializar la empresa. Se empieza a necesitar la participación de otras personas. Empiezan a aparecer los directivos, personas que se dedican a asesorar a los propietarios de los medios de producción. Se plantean problemas de planificación, organización de recursos, control….
Interpretando Steiner (2010); la organización del mercado eléctrico está basada en la composición de las actividades que realizan las empresas en el sector eléctrico; siendo así se tienen la actividad de generación de energía eléctrica; la actividad de transmisión eléctrica; la actividad de distribución de energía eléctrica la cual en el contexto actual, involucra la actividad de comercialización de energía eléctrica, para el caso del Perú. Esta forma de organización permite segmentar el mercado en estas tres grandes actividades relacionadas con administración de la energía eléctrica. En esta organización los consumidores personas y empresas son clientes de una empresa que presta la actividad de distribución y comercialización.
La segmentación del mercado otorga especialización a las empresas que participan en las actividades. En el marco de la teoría de Taylor, es necesario segmentar las tareas en operaciones más sencillas estudiando cómo se podían mejorar los movimientos de las personas, de esta forma lograr una mayor eficiencia y a la vez más comodidad para los trabajadores en la realización de sus tareas. Se les asignaba un tiempo idóneo de realización de cada tarea. Las personas debían así realizar más cantidad de trabajo en la misma unidad de tiempo. La ventaja es que podían exigir a los trabajadores un tiempo determinado de trabajo por encima de unas mínimas, esto supuso una gran revolución en su tiempo ya que se pasa a mecanizar todas las tareas en la empresa, se les podía exigir a los trabajadores un tiempo de rendimiento. Taylor tiene unos principios en los que se basa su plan: 1.- Planificación: Se pueden planificar todas las actividades y hacer un guión preciso del trabajo de cada persona. 2.- Preparación: Se puede seleccionar a las personas más idóneas para la realización de cada tarea. 3.- Control: Se trata de establecer una forma de cooperación con los empelados de forma que se verifique que están haciendo lo que tiene que hacer y según las normas de la organización. 4.- Ejecución: Se diferencia entre quien ejecuta la tarea y quien la supervisa o controla.
El plan se centraba en cómo hacer que las personas realizasen su trabajo de la forma más productiva a la vez que hacían más cómodas las tareas, no se dedica a tareas de dirección en el sentido amplio, a Taylor no se le entendió en su tiempo, se le criticó y la crítica se basó en los siguientes puntos: a) Visión mecanicista de la persona: Taylor parte de un supuesto que es el penar que las personas solo están motivadas por cuestiones económicas, en el sentido de obtener más salario, pero esa visión olvida que la gente tiene otro tipo de incentivos y planteamientos. b) Enfoque del sistema cerrado: Taylor plantea que se pueden conseguir los resultados sin tener en cuenta los factores ambientales que influyen como el cansancio de los trabajadores, el clima…sin embargo la organización es un sistema abierto que depende de los factores del entorno; c) Falta de comprobación científica: No hubo una comprobación científica como tal, de que estos planteamientos eran buenos. d) Especialización excesiva en las tareas: Esta teoría de Taylor fue el primer intento (imperfecto) de hacer una teoría de la Organización.
Interpretando Andrade (2013) a nivel mundial se han desarrollado diversas y complejas estructuras de mercado, tendientes a introducir condiciones de competencia en el sector eléctrico. Como resultado, la realidad actual ofrece un amplio espectro de organizaciones de mercados de electricidad. Sin embargo, desde el punto de vista de su operación es posible distinguir cuatro formas básicas para comprar y vender energía, a saber: Tipo Pool, Bolsa de Energía, Contratos Bilaterales Físicos y, Contratos Bilaterales Financieros. Los mercados reales se forman tomando una combinación de alguna de estas modalidades, pudiendo corresponder a una de ellas o a una combinación que contenga a todas simultáneamente.
1) Modelo Tipo Pool: En el modelo clásico de Pool, suministradores y consumidores renuncian a establecer relaciones comerciales directas entre ellos. Las compras y ventas de energía son determinadas y valorizadas por el Operador de Mercado (OM) a base de una optimización de los costos totales del sistema. Para ello, dependiendo del esquema elegido, suministradores y consumidores emiten ofertas o curvas de costos al OM. El plan de operación resultante es transferido a él o los OS, quienes verifican la factibilidad técnica del mismo. De esta forma, el OS realiza las correcciones necesarias al plan de operación y determina los servicios auxiliares requeridos. Para las distintas etapas del procedimiento anteriormente descrito, se definen fechas y horarios que deben ser respetados por todos los participantes del Pool.
2) Bolsa de Energía: Una Bolsa de Energía (BE) es una entidad que recibe ofertas por la compra y venta de energía y establece la casación entre ellas. La experiencia internacional muestra que una BE puede adquirir estructuras muy variadas. Sin embargo, una BE puede ser definida como una parte integrante o caso particular de una estructura tipo Pool, en la cual ejecuta la función de operador de mercado con las siguientes características: i) Los productos transados en una BE son estandarizados, de manera de facilitar el proceso de entrega de ofertas de compra y venta y el posterior cálculo del precio de mercado; ii) Una BE no tiene un carácter de participación obligatoria como en el caso de un "mandatory pool"; iii) El traspaso de información entre agentes es mucho más reservado en el caso de una BE; iv) Generalmente una BE no decide el despacho final de las unidades de generación y sus resultados con respecto a la producción de energía tienen un carácter de plan de despacho preliminar; v) La BE no considera en forma detallada aspectos técnicos de la operación del sistema, tales como: servicios complementarios, congestión, etc.; vi) El enfoque central de una BE es comercial, a diferencia de una estructura clásica de Pool centrado en la operación económica y segura del sistema. Los dos últimos puntos hacen necesaria la participación de un operador de red (OS) para implementar técnicamente los resultados de la BE.
3) Contratos Bilaterales Físicos: En un mercado basado en contratos bilaterales físicos, suministradores y consumidores establecen libremente relaciones de tipo comercial, ya sea en forma directa o a través de un comercializador. Estas relaciones se basan en un intercambio directo de ofertas entre los participantes del mercado. Lo que caracteriza a un contrato bilateral físico es su relación directa con el despacho de la operación resultante. Mediante el contrato de abastecimiento de energía, el suministrador asegura la inyección en el sistema de la potencia especificada en un plan de operación, por parte de sus unidades de generación. A su vez, las cargas administradas por el consumidor que toma parte en el contrato, deben orientar sus consumos a la potencia especificada en el plan de operación antes mencionado. En este caso, las funciones del OS y el OM se realizan en forma integrada, generalmente por una sola entidad que toma ambos roles. Así, en base a criterios predefinidos de seguridad y confiabilidad, el operador del sistema determina la factibilidad y los servicios de red requeridos para la realización técnica del contrato bilateral físico solicitado. Finalmente, utilizando una metodología establecida, se calcula el peaje resultante para la transacción bilateral. La evolución en el tiempo del despacho de la operación de este tipo de sistemas, es función directa del tiempo de duración de los contratos bilaterales físicos.
4) Contratos Bilaterales Financieros: En forma análoga a los contratos bilaterales físicos, los de tipo Bilateral Financiero son producto de un libre intercambio comercial entre suministradores y consumidores, ya sea en forma directa o a través de un comercializador. Sin embargo, desde el punto de vista de la operación del sistema, los contratos bilaterales financieros no afectan al despacho de la operación, ya que ellos tienen por objeto manejar, acorde a una estrategia de mercado, el riesgo de variaciones futuras del precio de la energía eléctrica. Por lo anterior, este tipo de contratos sirve de complemento a la operación de los mercados y no pueden constituir en forma única la organización de un mercado de electricidad.
Tabla 1: Reforma regulatoria en la industria eléctrica, 1998
En la tabla 1 se muestra un panorama de la reforma regulatoria en diversos países en los primeros años de su introducción y la forma de organización de los mercados eléctricos. Se advierten umbrales de consumo de variada magnitud que permiten al consumidor elegir a su suministrador, apreciándose que el requisito tiende a disminuir en el tiempo y en determinados casos desaparece (Victoria en Australia, Finlandia, Alemania, Nueva Zelanda, Reino Unido, Suecia)
SEGMENTACIÓN TRADICIONAL DEL SECTOR ELÉCTRICO
Los tres segmentos clásicos de la energía eléctrica, generación, transmisión y distribución participan dentro de alguno de los cuatro tipos de mercado descritos anteriormente, o sus combinaciones. En esta Sección se describen los aspectos más importantes que caracterizan a cada uno de estos segmentos.
1) Sector Generación: Es el primer eslabón en la cadena eléctrica y posee una gran variedad de tecnologías. Adicionalmente, está sujeto a una gran diversidad de condicionantes externas tales como características geográficas, variaciones climáticas, disponibilidad de recursos naturales, y la distribución demográfica. A esta realidad, se suma el hecho de no existir marcadas economías de escala y que las inversiones, si bien son de envergadura, pueden ser abordadas por el sector privado. Estos antecedentes, han determinado que en la mayoría de los mercados existentes a nivel mundial, la generación sea abordada bajo condiciones de competencia.
2) Sector Transmisión: Debido a la existencia de fuertes economías de escala, este sector se caracteriza por la existencia de monopolios naturales existiendo pocas empresas (idealmente una). Esta realidad hace necesaria la existencia de regulación en transmisión de modo de asegurar el acceso abierto a las redes (competencia) y la existencia de regulación en la tarifa. Debido a que la red impone una restricción física al acceso (no puede ser ilimitado) la ampliación de ésta, tanto en longitud como en capacidad, debe ser acorde al crecimiento de la demanda. Por otro lado, la red es determinante para la implementación que adquiere el proceso de casación en las bolsas de energía. Si no existe congestión, se prefiere utilizar una casación que modela la red con un nodo, suponiendo que toda la energía puede transmitirse sin restricciones a los consumos. Si se observa congestión, se adoptan las modalidades de casación multinodal o casación por áreas, en donde las áreas se conectan entre sí por líneas con restricciones de transmisión. En este segundo caso, las ofertas se realizan ya sea por cada nodo individualmente o por las diferentes áreas.
3) Sector Distribución: El sector distribución se caracteriza por la existencia de áreas exclusivas de prestación del servicio dentro de un territorio. Esta demarcación del área en que una empresa de distribución ofrece sus servicios hace referencia a los costos asociados al espacio que ocupan las redes dentro del territorio. Debido a la existencia de monopolios geográficos, se hace necesaria la existencia de regulación y mecanismos orientados a incentivar a que las empresas se desarrollen en forma competitiva. Dos estrategias orientadas al logro de este objetivos son, por ejemplo, la empresa modelo (caso peruano) y la evaluación relativa del desempeño (caso inglés) [Einhorn (1994)]. Los precios de distribución, por tratarse de una actividad regulada, deben permitir cubrir los costos totales de la actividad, que básicamente son de inversión, operación y mantenimiento. Por ello, al momento de la fijación de estos, lo importante es que el consumidor final reciba una señal económica correcta de su contribución a los costos de la red y de las pérdidas. Tradicionalmente, la señal económica que el cliente recibe acerca de los costos en que incurren las empresas eléctricas para suministrarle energía ha sido una gruesa aproximación de la realidad, considerando consumos de energía por períodos dilatados de tiempo (típicamente mensual). Sin embargo, en la actualidad existen numerosos trabajos en que la incorporación de sistemas de facturación para períodos menores de tiempo y no sólo de energía, entregan al consumidor información que lo hace reaccionar desde el punto de vista de su consumo sabiendo el efecto que tiene la forma de este último en su propia economía.
2.2.2 CREACIÓN DE COMPETENCIA EN EL SECTOR ELÉCTRICO MINORISTA
Interpretando a Hernández (2013); en términos de mercado, la creación de competencia en el sector eléctrico minorista debe entenderse como la organización y constitución de la mayor cantidad de oferentes para la comercialización de la energía eléctrica de tal modo que generen una tendencia a reducir costos y precios y de ese modo beneficiar de mejor manera al consumidor minorista que es el último eslabón de la cadena del servicio. Solo cuando no hay monopolio y sus variantes de alguna manera se asegura la competencia, los que favorece a los minoristas y por tanto al mercado. En sentido contrario cuando el oferente de energía es solo una empresa y encima extranjera y para colmo da una mal servicio, por tanto no genera las condiciones para la creación de competencia. La creación de competencia puede hacerse desde el Estado, dictando las normas respectivas para ello; pero es mejor que se haga desde el mercado, es decir que los mismos agentes exijan la competencia como forma regular de llevar a cabo sus operaciones.
También el término creación de competencia puede referirse a una rivalidad o lucha entre dos o más personas en condiciones similares para conseguir una misma cosa o superar al rival; son comunes las competencias comerciales; en economía, a la competencia se refiere a una empresa o un conjunto de ellas que compite(n) con otra para entregar el mismo producto y en condiciones similares de mercado.
La competencia es una situación en la cual los agentes económicos tienen la libertad de ofrecer bienes y servicios en el mercado, y de elegir a quién compran o adquieren estos bienes y servicios. En general, esto se traduce por una situación en la cual, para un bien determinado, existen una pluralidad de ofertantes y una pluralidad de demandantes.
Se llama creación de competencia a un sistema económico en el que los productores desarrollan su actividad sin injerencia del gobierno o de una autoridad central. Libre competencia es sinónimo de "libre mercado", y significa que la única orientación para tomar las decisiones económicas proviene de los precios. Los productores compiten libremente tratando de ganar mercado a través de precios bajos, y ninguna autoridad ejerce influencia para favorecer a uno de los competidores o para favorecer a alguien. Los ofertantes se encuentran así en una situación de competencia para ser preferidos por los consumidores, y los consumidores, a su vez, para poder acceder a la oferta limitada. Esta situación manifiesta el derecho y la posibilidad material de los agentes económicos de poder hacer elecciones, un elemento importante de la libertad individual. También se supone que aporta, en el plan del funcionamiento y de la orientación de la economía, unos mecanismos de adaptación permanente de la demanda y de la producción, y también incita a la innovación o a un marketing más ajustado al objetivo al que se quiere llegar. Se considera generalmente que la competencia que representa una forma de organización social de las relaciones económicas debe estar enmarcada por: i) Reglas jurídicas (protección de la propiedad privada, normativa sobre monopolios y competencia, etc.); ii) Reglas de comportamiento individuales: egoísmo (propio interés), toma de riesgos, racionalidad económica, etc.
En la teoría de las organizaciones, la competencia es un concepto opuesto al de cooperación, aunque los dos coexisten en el mundo real. Tanto la cooperación como la competencia pueden ser espontáneas o constreñidas. Estos cuatro modos forman las organizaciones estándar presentes en nuestras sociedades.
Los economistas de la escuela clásica de los siglos XVIII y XIX han estudiado la competencia como todos los demás fenómenos económicos: un estado de hecho cuya teoría se conforma con describir y explicar los mecanismos, al modo de los naturalistas. En el siglo XX, la escuela austriaca siguió fiel a este enfoque.
Los economistas de la escuela neoclásica (a partir de Walras) intentan establecer leyes cuantitativas para la economía. Para ello, introducen la noción de competencia pura y perfecta, una situación hipotética definida por un cierto número de condiciones que permiten un tratamiento matemático riguroso, pero que no se encuentran prácticamente jamás en la realidad.
Más recientemente, los teóricos de la "competencia imperfecta" analizan los desfases entre la realidad de la competencia y el modelo de la competencia pura y perfecta, refiriéndose aun así a éste modelo como siendo un ideal que debemos alcanzar.
La competencia pura y perfecta es un modelo de la teoría económica de la escuela neoclásica que describe una estructura de mercado hipotética en la cual ningún productor ni consumidor dispone de poder para fijar los precios ni sobre las decisiones de los demás agentes, y además todos tienen el mismo acceso a la información, lo que supone una igualdad de las posiciones de origen en la relación mercantil. El precio es entonces fijado por el afrontamiento y la negociación de todos con todos, sin generar renta de monopolio. La competencia pura y perfecta representa uno de los dos casos extremos de estructuras de mercado estudiadas por los economistas neoclásicos, el segundo es el caso del monopolio. Se supone que la competencia perfecta permite el equilibrio sobre todos los mercados bajo unas condiciones suficientes muy particulares. Cada mercado debe cumplir las tres condiciones siguientes: 1) La atomicidad del mercado': el número de compradores y de vendedores es muy amplio, con lo cual la oferta o la demanda de cada agente es sin importancia con respecto a la oferta o demanda total. 2. La homogeneidad de los productos: los bienes intercambiados son similares en calidad y características; un producto de mejor calidad constituye entonces otro mercado. 3. La transparencia de la información: la información perfecta de todos los agentes sobre todos los demás y sobre el bien intercambiado debe ser gratuita e inmediata; la presencia de un "subastador" que centralice las ofertas y las demandas con el fin de calcular el precio de equilibrio es una manera de realizar esta transparencia y supone, además, la ausencia de intercambio grado a grado antes de la obtención del precio de equilibrio.
Las consecuencias de estas tres hipótesis son que, por una parte, el precio es la única motivación para intercambiar o renunciar a intercambiar en el mercado (y no la calidad, por ejemplo), y por otra parte, el precio es fijado por el mercado y se impone a todos los protagonistas, no existe entonces más que un sólo precio por un sólo bien cualquiera que sea el lugar de la compraventa. Hay que añadir dos hipótesis que unen los mercados entre sí: 1. La libre entrada y salida del mercado: no debe haber ningún obstáculo tarifario (proteccionismo), administrativa (numerus clausus), o técnico a la entrada de un ofertante o de un demandante suplementario. 2. La libre circulación de los factores de producción (el capital y el trabajo): la mano de obra y los capitales se dirigen espontáneamente hacia los mercados donde la demanda es fuerte (con respecto a la oferta). No hay plazos ni costes de su reconversión.Estas dos últimas hipótesis permiten una convergencia a largo plazo de las tasas de salario y de beneficio entre los diferentes sectores económicos y los diferentes países. Se trata entonces de un marco muy restringido. La hipótesis de un subastador significa que todas las ofertas y demandas de los agentes económicos están centralizadas por un planificador virtual, que puede así determinar el precio de equilibrio. Este planificador no existe en economía de mercado, donde las decisiones referentes al precio de los intercambios y la cantidad intercambiada son tomadas de manera descentralizada. Los neoclásicos han desarrollado en la teoría del equilibrio general la idea de una convergencia progresiva de los precios hacia el precio de equilibrio; Leon Walras introdujo un mecanismo de "palpado" y la idea de una "mano invisible" ha sido recuperada de Adam Smith. Por otra parte, el Teorema de Sonnenschein en 1973-74 ha demostrado que la unicidad y la estabilidad del equilibrio no están aseguradas utilizando hipótesis pertinentes, hiriendo así el proceso de "palpados" desarrollado por Leon Walras.
Si el modelo de competencia perfecta ocupa un lugar tan importante en la modelización económica, es primero porque permite un análisis matemático a base de optimización, y también porque las situaciones de equilibrio son "óptimos" matemáticos que verifican ciertas propiedades de eficiencia (Pareto), lo que permite tener un mensaje positivo el lo concerniente al tipo de sociedad que el modelo de competencia pura y perfecta busca modelizar. La hipótesis de la competencia pura y perfecta es utilizada en la demostración de los teoremas del bienestar.
A partir de las propiedades de la competencia, es posible demostrar, en un marco teórico neoclásico, que el precio en competencia pura y perfecta es igual al coste marginal y que, a largo plazo, el beneficio económico es nulo. Se introduce por ello la hipótesis suplementaria de que cada empresa tiene como objetivo el maximizar sus beneficios, definidos como la diferencia entre las ganancias totales (GT=p.q) y el coste total, puede así la empresa jugar con la cantidad, pero siempre acepta el precio P. A corto y medio plazo, si hay un sector económico beneficiario, las empresas entrarán en ese sector: la oferta aumentará y los precios disminuirán. Los beneficios de esas empresas sobre ese mercado, disminuirán hasta agotarse.
La competencia real es diferente de la competencia teorizada por los neoclásicos (particularmente en la visión de Walras. Se deducen de ello tres actitudes posibles: 1. La competencia pura y perfecta, sobre todo si la completamos con el estudio de la competencia imperfecta, es una aproximación aceptable a la competencia real. Además, es competencia del Estado imponer las condiciones de existencia de la competencia perfecta, por ejemplo, con la aplicación de las leyes anti-trust. Es la posición generalmente aceptada por los economistas neoclásicos. 2. La competencia pura y perfecta está basada sobre unas hipótesis demasiado poco pertinentes como para que podamos extraer de ellas consecuencias concretas, y su estudio, por lo tanto, es carente de valor científico. Es la posición de la escuela austríaca (Hayek, y de los diametralmente opuestos economistas heterodoxos: John Kenneth Galbraith, Tony Lawson, Bernard Guerrien, la escuela institucionalista, los post-keynesianos (Kaldor, Joan Robinson…) y numerosos geógrafos de la geografía económica (Ron Mayer, Peter Sunley, Eric Sheppard). 3. Para la mayor parte de los marxistas, la competencia pura y perfecta es una "tontería", para retomar las palabras de Marx, cuyo objetivo es, como en toda teoría de la clase dominante, únicamente justificar el sistema capitalista. No hay que buscar en ella ninguna verosimilitud, sino tan solo las ideas de la clase dominante para afianzar su dominación.
Según otros análisis, sobre todo altermundialistas o intervencionistas: 1. El monopolio público es preferible, ya que el Estado puede hacer el papel de regulador con otros objetivos que aquellos que impone. 2. La competencia no debe ser extendida a todos los campos, en particular la salud, la educación, la justicia, la cultura, etc. Según ellos, la privatización de los servicios públicos sin instituir reglas, sería lo mismo que, pasado un periodo transitorio, un paso de un monopolio público a un monopolio privado (cártel). Otros críticos apuntan hacia los mecanismos que se supone que han de garantizar la competencia: 1. Afirman que son poco eficaces ya que poco respetados. 2. Son en parte incompatibles con los fundamentos de la teoría liberal; romper los cárteles necesitaría una modificación de los derechos de propiedad de una parte de la empresa escindida; además, el patrón estaría sometido a reglas que buscan limitar el poder de su empresa. 3. Los mecanismos de control de la competencia reposan, ante todo, sobre la posibilidad de recurrir a la justicia desde el momento en que los comportamientos de sus competidores no respeten las reglas que rigen su sector económico.
Interpretando a Robbins & Coulter (2013), sin duda que la creación de competencia en el sector eléctrico peruano, inmediatamente nos lleva a pensar en la competitividad de las empresas comercializadoras de la energía eléctrica. La competencia es una invitación directa, clara y precia a ser competitiva. La competitividad es un concepto que hace referencia a la capacidad de las empresas de producir bienes y servicios en forma eficiente (con costos declinantes y calidad creciente), haciendo que sus productos sean atractivos para los clientes. La Competitividad es la característica de una organización cualquiera de lograr su misión, en forma más exitosa que otras organizaciones competidoras. Se entiende por competitividad a la capacidad de una organización pública o privada, lucrativa o no, de mantener sistemáticamente ventajas comparativas que le permitan alcanzar, sostener y mejorar una determinada posición en el entorno socioeconómico.
El término competitividad es muy utilizado en los medios empresariales, políticos y socioeconómicos en general. A ello se debe la ampliación del marco de referencia de nuestros agentes económicos que han pasado de una actitud autoprotectora a un planteamiento más abierto, expansivo y proactivo.
La competitividad tiene incidencia en la forma de plantear y desarrollar cualquier iniciativa de negocios, lo que está provocando obviamente una evolución en el modelo de empresa y empresario.
La ventaja comparativa de una empresa estaría en su habilidad, recursos, conocimientos y atributos, etc., de los que dispone dicha empresa, los mismos de los que carecen sus competidores o que estos tienen en menor medida que hace posible la obtención de unos rendimientos superiores a los de aquellos. El uso de estos conceptos supone una continua orientación hacia el entorno y una actitud estratégica por parte de las empresas grandes como en las pequeñas, en las de reciente creación o en las maduras y en general en cualquier clase de organización.
Por otra parte, el concepto de competitividad nos hace pensar en la idea "excelencia", o sea, con características de eficiencia y eficacia de la organización. La competitividad no es producto de una casualidad ni surge espontáneamente; se crea y se logra a través de un largo proceso de aprendizaje y negociación por grupos colectivos representativos que configuran la dinámica de conducta organizativa, como los accionistas, directivos, empleados, acreedores, clientes, por la competencia y el mercado, y por último, el gobierno y la sociedad en general. Una organización, cualquiera que sea la actividad que realiza, si desea mantener un nivel adecuado de competitividad a largo plazo, debe utilizar antes o después, unos procedimientos de análisis y decisiones formales, encuadrados en el marco del proceso de "planificación estratégica". La función de dicho proceso es sistematizar y coordinar todos los esfuerzos de las unidades que integran la organización encaminados a maximizar la eficiencia global.
Para explicar mejor dicha eficiencia, consideremos los niveles de competitividad, la competitividad interna y la competitividad externa.
La competitividad interna se refiere a la capacidad de organización para lograr el máximo rendimiento de los recursos disponibles, como personal, capital, materiales, ideas, etc., y los procesos de transformación. Al hablar de la competitividad interna nos viene la idea de que la empresa ha de competir contra sí misma, con expresión de su continuo esfuerzo de superación.
La competitividad externa está orientada a la elaboración de los logros de la organización en el contexto del mercado, o el sector a que pertenece. Como el sistema de referencia o modelo es ajeno a la empresa, ésta debe considerar variables exógenas, como el grado de innovación, el dinamismo de la industria, la estabilidad económica, para estimar su competitividad a largo plazo. La empresa, una vez ha alcanzado un nivel de competitividad externa, deberá disponerse a mantener su competitividad futura, basado en generar nuevas ideas y productos y de buscar nuevas oportunidades de mercado.
Interpretando a Koontz & O"Donnell (2013), competitividad en el sector eléctrico minorista significa un beneficio sostenible para la empresa o institución por que brinda el mejor servicio para las familias empresas y otros. La competitividad es el resultado de una mejora de calidad constante y de innovación. La competitividad está relacionada fuertemente a productividad: Para ser productivo, los servicios educativos, las inversiones en capital y los recursos humanos tienen que estar completamente integrados, ya que son de igual importancia. Las acciones de refuerzo competitivo deben ser llevadas a cabo para la mejora de: La estructura de la institución, las estrategias, la competencia entre instituciones, las condiciones y los factores de la demanda, los servicios de apoyo asociados. La calidad total es la estrategia clave de la competitividad. El mundo vive un proceso de cambio acelerado y de competitividad global en una economía cada vez más liberal, marco que hace necesario un cambio total de enfoque en la gestión de las organizaciones. En esta etapa de cambios, las empresas buscan elevar índices de productividad, lograr mayor eficiencia y brindar un servicio de calidad, lo que está obligando que los gerentes adopten modelos de administración participativa, tomando como base central al elemento humano, desarrollando el trabajo en equipo, para alcanzar la competitividad y responda de manera idónea la creciente demanda de productos de óptima calidad y de servicios a todo nivel, cada vez más eficiente, rápido y de mejor calidad.
La competitividad es la capacidad de generar la mayor satisfacción de los consumidores al menor precio, o sea con producción al menor costo posible. La competitividad depende especialmente de la calidad e innovación del producto; del nivel de precios que depende de la productividad y de la inflación diferencial entre países. Existen otros factores que se supone tienen un efecto indirecto sobre la competitividad como la calidad del producto, la cualidad innovativa del mismo, la calidad del servicio o la imagen corporativa del productor. La calidad de producto es la capacidad de producir satisfactores (sean bien económico o bienes y servicios) que satisfagan las expectativas y necesidades de los usuarios.
Por otro lado, también significa realizar correctamente cada paso del proceso de producción para satisfacer a los clientes internos de la organización y evitar satisfactores defectuosos. Su importancia se basa en que el cliente satisfecho nos vuelve a comprar (en organizaciones mercantiles) o vota, colabora y paga sus impuestos o donativos con gusto (para organizaciones de Gobierno o de Servicio Social). La capacidad de producir más satisfactores (sean bienes o servicios) con menos recursos.
La productividad depende en alto grado de la tecnología (capital físico) usada y la calidad de la formación de los trabajadores (capital humano). Una mayor productividad redunda en una mayor capacidad de producción a igualdad de costos, o un menor costo a igualdad de producto. Un costo menor permite precios más bajos o presupuestos menores.
El servicio como componente de la competitividad, es la capacidad de tratar a sus clientes o ciudadanos atendidos, en forma honesta, justa, solidaria y transparente, amable, puntual, etc., dejándolos satisfechos de sus relaciones con la organización. Imagen: Es la capacidad de la organización de promover en la mente de muchas personas la idea de que es la mejor alternativa para la obtención de los bienes o servicios que dejarán satisfechas sus necesidades y sus expectativas. El aumento de la competitividad internacional constituye un tema central en el diseño de las políticas nacionales de desarrollo socioeconómico. La competitividad de las empresas es un concepto que hace referencia a la capacidad de las mismas de producir bienes y servicios en forma eficiente (con costes declinantes y calidad creciente), haciendo que sus productos sean atractivos, tanto dentro como fuera del país. Para ello, es necesario lograr niveles elevados de productividad que permitan aumentar la rentabilidad y generar ingresos crecientes. Una condición necesaria para ello es la existencia, en cada país, de un ambiente institucional y macroeconómico estable, que transmita confianza, atraiga capitales y tecnología, y un ambiente nacional (productivo y humano) que permita a las empresas absorber, transformar y reproducir tecnología, adaptarse a los cambios en el contexto internacional y exportar productos con mayor agregado tecnológico. Tal condición necesaria ha caracterizado a los países que, a su vez, han demostrado ser los más dinámicos en los mercados mundiales.
Analizando a Sallenave (2013), la competitividad en el sector eléctrico minorista es la capacidad que tiene una empresa comercializadora de electricidad de obtener rentabilidad en el mercado en relación a sus competidores. La competitividad depende de la relación entre el valor y la cantidad del producto ofrecido y los insumos necesarios para obtenerlo (productividad), y la productividad de los otros oferentes del mercado. El concepto de competitividad se puede aplicar tanto a una empresa como a un país. Por ejemplo, una empresa será muy competitiva si es capaz de obtener una rentabilidad elevada debido a que utiliza técnicas de producción más eficientes que las de sus competidores, que le permiten obtener ya sea más cantidad y/o calidad de productos o servicios, o tener costos de producción menores por unidad de producto.
Una empresa es competitiva en precios cuando tiene la capacidad de ofrecer sus productos a un precio que le permite cubrir los costos de producción y obtener un rendimiento sobre el capital invertido. Sin embargo, en ciertos mercados los precios de productos que compiten entre sí puede variar, y una empresa puede tener la capacidad de colocar un producto a un precio mayor que la competencia debido a factores distintos del precio, como la calidad, la imagen, o la logística. En estos tipos de mercado, si la empresa puede colocar sus productos y obtener una rentabilidad, la empresa es competitiva en otros factores.
La competitividad en precios es importante en mercados de bienes y servicios estandarizados, mientas que la competitividad en otros factores es importante en mercados de bienes y servicios que pueden ser diferenciados por aspectos como la calidad. Las ventajas son los elementos que permiten tener mayor productividad en relación a los competidores. Las ventajas se pueden clasificar en ventajas comparativas y ventajas competitivas. Las ventajas comparativas surgen de la posibilidad de obtener con menores costos ciertos insumos, como recursos naturales, mano de obra o energía. Las ventajas competitivas se basan en la tecnología de producción, en los conocimientos y capacidades humanas. Las ventajas competitivas se crean mediante la inversión en recursos humanos y tecnología, y en la elección de tecnologías, mercados y productos.
Interpretando a Posada (2011); una de las características más importantes de los mercados es el grado de competencia que existe entre los agentes participantes de éste. La mayoría de los mercados industriales se sitúan entre las dos estructuras puras: la competencia perfecta y el monopolio. Entre estos dos casos extremos (mercado concurrencial y un solo productor) en los mercados reales abundan las estructuras de competencia imperfecta donde las empresas ostentan en mayor o menor grado, de poder de mercado (Tabla 3).
Una clasificación de las principales estructuras de mercado, distingue entre los mercados competitivos, los mercados de competencia imperfecta (oligopolio o competencia monopolística) y el monopolio.
COMPETENCIA PERFECTA:
Desde la perspectiva de la teoría económica, la competencia perfecta es la situación de mercado más conveniente, pues es la única en la que se consigue una asignación eficiente de los recursos de la sociedad (porque se produce la cantidad en que el precio iguala al coste marginal). La competencia perfecta es un tipo o modelo de mercado en el que existen numerosos vendedores y compradores que están dispuestos a vender o comprar libremente entre ellos productos que son homogéneos o iguales en un mercado dado (como el mercado del cobre, de la madera, del trigo u otras materias primas, productos agrícolas, valores financieros o productos que son bien conocidos y estandarizados), pero, sin tener influencia distinguible en el precio de venta porque este es fijado de manera impersonal por el mercado; en el cual, la información circula de manera perfecta de tal forma que los compradores y vendedores están bien informados. Además, en este tipo de mercado los vendedores no dedican mucho tiempo a elaborar una estrategia de mercadotecnia ni a implementar actividades relacionadas con ésta, como la investigación de mercados, desarrollo de productos, fijación de precios y programas de promoción, porque desempeñan una función insignificante o ninguna en absoluto. Finalmente, y teniendo en cuenta las condiciones anteriormente descritas, los vendedores tienen una curva de demanda horizontal o perfectamente elástica. El mercado de competencia perfecta presenta las siguientes características que la distinguen de otros tipos de competencia:
Coexisten muchos ofertantes (vendedores) y demandantes (compradores) que están dispuestos a vender o comprar un determinado producto.
Los productos que se ofrecen en este tipo de mercado son homogéneos o iguales; es decir, no hay diferencia en el producto que es ofertado por todas las empresas que participan en un mercado dado, por ejemplo, como sucede en el caso de la materia prima (el cobre, la madera), los productos agrícolas (el trigo, el maíz), los valores financieros y aquellos productos que son bien conocidos y estandarizados (el pan).
Los vendedores y compradores no tienen control distinguible sobre el precio de venta; es decir, no ejercen influencia en el precio de mercado porque ninguna empresa o comprador es lo suficientemente grande para hacerlo, por tanto, es fijado de manera impersonal por el mercado.
Los compradores y vendedores están bien informados porque en este tipo de mercado la información circula de manera perfecta.
Los ofertantes o vendedores no dedican mucho tiempo a elaborar una estrategia de mercadotecnia, ni a realizar actividades relacionadas con ésta, como investigación de mercados, desarrollo de nuevos productos y servicios, fijación de precios e implementación de programas de promoción (como la publicidad y la promoción de ventas), debido a que desempeñan una función insignificante o ninguna en absoluto.
Los vendedores y compradores pueden vender o comprar libremente entre ellos; por tanto, tienen libertad de movimiento (de entrada y salida).
En las condiciones señaladas, las empresas ofertantes tienen una curva de demanda horizontal (o perfectamente elástica).
Precio igual al costo marginal
Se maximiza el "excedente al consumidor" y el "bienestar social"[1]
Para complementar todo lo expuesto anteriormente, resulta muy oportuno incluir el siguiente punto de vista de los autores Stanton, Etzel y Walker:
Según Stanton & Bruce (2004); se tiene que "En la economía de la información, internet está moviendo a algunas industrias hacia la competencia perfecta. Esto se debe a: 1) la compra de comparación es más fácil por internet (gracias a los motores de búsqueda) debido a que los consumidores pueden reunir información de precios por internet y luego usarla para negociar un precio más bajo de un vendedor fuera de línea convencional, como una tienda detallista. 2) Los compradores en línea pueden diseñar un producto que satisfaga sus necesidades particulares, asegurándose con ello el máximo valor de la adquisición (por ejemplo, Dell Computer)"
Además, "en sentido real, internet fomenta condiciones que se acercan a la competencia perfecta. En otras palabras, están disponibles productos casi idénticos de numerosos proveedores y los compradores potenciales tienen amplia información para tomar sus decisiones de compra. Así pues, internet ha tenido —un enorme impacto en los precios, quizá al grado de afectar, este elemento de marketing más que cualquier otro".
Por tanto, y a diferencia de lo que algunos creen, los mercados de competencia perfecta no son un "mero idealismo" de la situación de mercado más conveniente (según la perspectiva de la teoría económica), sino que es una realidad en la que se desenvuelven muchas empresas y a las que ingresarán muchas más en un futuro próximo (como consecuencia del alto grado de penetración que viene teniendo el internet y del efecto que está logrando en la vida de las personas y en el quehacer diario de las empresas y organizaciones). Por tanto, los mercadólogos tienen la obligación de estudiar a profundidad este tema para conocer más detalles acerca de este tipo de competencia, para que de esa manera, estén mejor capacitados para tomar las decisiones más adecuadas ante los retos que plantea en la actualidad y que planteará en un futuro cercano, la competencia perfecta.
MONOPOLIO:
Situación de un sector del mercado económico en la que un único vendedor o productor oferta el bien o servicio que la demanda requiere para cubrir sus necesidades en dicho sector. Para que un monopolio sea eficaz no tiene que existir ningún tipo de producto sustituto o alternativo para el bien o servicio que oferta el monopolista, y no debe existir la más mínima amenaza de entrada de otro competidor en ese mercado. Esto permite al monopolista el control de los precios. Para ejercer un poder monopolista se tienen que dar una serie de condiciones:
1) Control de un recurso indispensable para obtener el producto
2) Disponer de una tecnología específica que permita a la empresa o compañía producir, a precios razonables, toda la cantidad necesaria para abastecer el mercado; esta situación a veces se denomina monopolio "natural"
3) Disponer del derecho a desarrollar una patente sobre un producto o un proceso productivo
4) Disfrutar de una franquicia gubernativa que otorga a la empresa el derecho en exclusiva para producir un bien o servicio en determinada área.
En el monopolio ocurre una pérdida de "bienestar social".
Figura Nº 10: El Monopolio
Cuando un mercado presenta una composición de monopolio, simplemente existe una única firma que suple el bien o los bienes de una canasta específica de bienes.
Los economistas han desarrollado complejas teorías para explicar el comportamiento de la empresa monopolista y las diferencias de ésta con una empresa que opera en un marco competitivo. Una empresa monopolista, como cualquier otro negocio, tiene que enfrentarse a dos fuerzas determinantes:
1) Un conjunto de condiciones de demanda del bien o servicio que produce
2) Un conjunto de condiciones de coste que determinan cuánto tiene que pagar por los recursos que necesita para producir y por el trabajo requerido por su producción.
Toda empresa o compañía debe ajustar su producción para maximizar sus beneficios, es decir, que pueda maximizar la diferencia entre lo que ingresa por sus ventas y los costes que ha de cubrir para producir la cantidad de bienes vendidos.
El nivel de producción que maximiza los beneficios viene dado por aquella cantidad que permite poner el máximo precio posible. Las consideraciones efectuadas al caso del monopolio son aplicables a todos los llamados duopolios, oligopolios, carteles y trust. No hay técnicamente ninguna diferencia entre los monopolistas ya sea que se trate de uno o de muchos.
Podemos distinguir entre monopolios naturales, trusts, cárteles y fusiones entre empresas, entre otros.
Monopolio natural: El monopolio natural es creado por mandato del consumidor. El monopolio natural no puede controlar precios porque se enfrenta a cinco límites: La competencia potencial, el factor competitivo permanente, la elasticidad de la demanda, los sustitutos, la ley de rendimientos decrecientes. El monopolio natural (siempre privado) subsiste, dentro de la competencia, gracias al voto del consumidor emitido en proceso de mercado, conforme lo explica la teoría de la imputación.
Este mandato es esencialmente revocable por parte del consumidor, que disconforme con su proveedor habitual, tiene la libertad de volcarse a un productor alternativo.
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