Descargar

Actividad económica del Estado (página 5)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

 

TABLA VII-º10

PRODUCTO NACIONAL NETO A LOS PRECIOS DE MERCADO

DESDE EL 1º ENERO HASTA EL 31 DE DICIEMBRE DE 200X

(En millones de US $)

COSTOS

 

 

INGRESOS

 

Producto neto del sector privado

8.138

 

Bienes y servicios finales prestados por el sector productivo privado

7.580

Producto neto de la administración pública

885

 

Bienes y servicios finales prestados por la administración pública

1.443

 

9.023

 

 

9.023

NOTA: Adaptado de Napoleoni. Diccionario de Economía política. 1988

Se llega, así, en forma directa y más racionalmente comprensible, al total de 9.023 miles de millones (producto nacional neto a los precios de mercado), que se señala en las estadísticas italianas y que se obtiene en ellas en forma distinta, forma que se resiente de la técnica de investigación de los datos y de otros motivos, algunos de los cuales exponemos brevemente a continuación.

En primer lugar, el concepto de «valor añadido» ha sido tomado, para la elaboración de la renta nacional, de los estudios sobre censos industriales y agrícolas que lo habían introducido anteriormente. En dichos censos el valor de la producción, es decir, el valor de los bienes y servicios vendidos, se había obtenido siempre (y aún ocurre así) no a los precios de mercado, sino a los precios de mercado menos los impuestos indirectos; esto es así para evitar que las industrias cuyos productos son gravados por motivos fiscales con una fuerte carga tributaria (tabaco, azúcar, gasolina, etc.), apareciesen con un valor añadido mucho mayor que el de la remuneración efectiva de los factores productivos empleados en su producción.

En segundo lugar, en el extranjero los estudios sobre la renta nacional no se hacen sobre la base de la suma de los «valores añadidos» por las distintas actividades productivas, sino en base a los datos fiscales (más fácilmente disponibles en dichos países) sobre las rentas, incluidos los impuestos directos. Se comprende que sobre esta base se llega a un total definido como «producto privado neto al costo de los factores» (que incluye solamente las remuneraciones de los factores productivos utilizados en la producción) al que es preciso añadir la cifra de los impuestos que no gravan directamente las rentas para llegar al producto neto a los precios de mercado.

Volviendo a los datos sobre la renta nacional italiana en 1952, puede reestructurarse así el total de los 9.023 miles de millones;

TABLA VII-11

DESDE EL 1º ENERO HASTA EL 31 DE DICIEMBRE DE 200X

(En millones de US $)

Producto neto del sector privado (incluidos los impuestos directos)

+7.191

Impuestos indirectos

+1.366

 

+8.557

Duplicación por bienes y servicios proporcionados por la Administración Pública al sector privado que no se han apartado todavía

 

-419

Producto privado neto a los precios de mercado

+8.138

Producto neto de la Administración Pública

+885

Producto nacional neto a los precios de mercado

+9.023

NOTA: Adaptado de Napoleoni. Diccionario de Economía política. 1988

Hay que añadir que esta nueva formulación, útil para una mejor comprensión del juego de las diversas partidas contenidas en nuestro análisis, es también imperfecta, ya que no existe razón alguna para indicar en forma explícita en una tabla final, una duplicación que hay que eliminar aún, cuando muchas otras duplicaciones ya se han eliminado con razón anteriormente.

Por lo tanto, el método más claro de exposición parece ser el que hemos indicado anteriormente, método que permite reconstruir el total del producto nacional neto a los precios de mercado sea como suma del producto neto del sector privado y el de la administración pública, sea como suma de los bienes y servicios para usos finales creados, respectivamente, por el sector productivo privado y por la administración pública.

Sumando el producto nacional neto a los precios del mercado las amortizaciones, iguales a 916 miles millones en 1952, y las rentas netas del exterior (166 mil millones) se llega al total general de 10.105 miles de millones que representa la renta nacional bruta a los precios de mercado.

ANALISIS ESTADISTICO DE LA RENTA NACIONAL.

Las fuentes de investigación para la elaboración de las estadísticas sobre la renta nacional pueden clasificarse en tres grupos principales:

  • Estudios continuados llevados a cabo tanto por organismos estadísticos, como por otras instituciones estatales (producción agrícola, producción industrial, estadísticas fiscales, etc.).
  • Estudios específicos y, en particular, muestreos.

Desde el punto de vista histórico, las dos primeras fuentes han sido, desde hace mucho tiempo, las primeras en ser utilizadas. Solo recientemente, y especialmente en el extranjero, se ha desarrollado enormemente el tercer tipo de investigación sobre muestras. La experiencia ya adquirida en otros países, lleva a considerar que los análisis sobre muestras están destinados a una evolución todavía más fecunda. Hoy día han adquirido tal importancia en los Estados Unidos, que la periodicidad de los censos industriales y comerciales, antes fijada en dos años, se ha ampliado a cinco al considerarse que podían ser perfectamente suplidos por análisis del tipo mencionado. En cualquier caso las investigaciones sobre muestras son indispensables para la elaboración de las estadísticas sobre la renta en los intervalos entre los censos, así como para la rápida elaboración de datos provisionales.

Desde esta perspectiva el muestreo es lo único que permite, por la rapidez con que puede realizarse y elaborarse, la puesta al día de la estadística sobre la renta nacional y su utilización en decisiones de política económica que han de basarse, necesariamente, en el análisis de tendencias suficientemente próximas en el tiempo e, incluso, en tendencias actuales.

Esto no excluye evidentemente la necesidad de saber tras un cierto tiempo, o al menos de vez en cuando, a través de análisis completos o casi completos, la representatividad concreta de los datos provisionales. En realidad, todas las estadísticas en torno a la renta nacional elaboradas en los diversos países son —frecuentemente por largo tiempo— provisionales y se revisan posteriormente sobre la base de los resultados completos.

En cuanto a los métodos usados para los análisis de la renta nacional, están estrechamente ligados a los tres aspectos bajo los que puede enfocarse aquélla.

Si se considera la renta nacional como suma de las rentas netas añadidas por las diversas formas de actividad productiva, se usa un sistema de análisis al que suele llamarse tradicionalmente sistema del «valor añadido». Es éste el método que se sigue para la obtención de la renta nacional italiana.

Si se considera, en cambio, la renta nacional como la suma de las rentas percibidas por los diversos factores de la producción se suele hablar de obtención según las «categorías de renta». Esta ha sido la primera vía seguida en el tiempo en los países anglosajones, que disponen de datos fiscales sobre la renta más dignos de confianza, en general, que los de los países latinos.

Sise enfoca, en fin, la renta nacional como suma de bienes y servicios utilizados en usos finales, se acostumbra a hablar de análisis según el método de los «productos finales».

Este método se ha demostrado en todas partes —una vez superada la primera fase de perfeccionamiento—, el más apto, con gran diferencia, para proporcionar unos resultados suficientemente atenibles de la renta nacional.

Cualquier ulterior especificación acerca de los métodos de análisis exigiría un amplio estudio, sobre todo en cuanto se refiere a la delimitación del objeto del estudio para cada uno de los conceptos que integran el total de la renta nacional. Esto no es posible hacerlo dentro de los límites del presente trabajo y nos limitaremos, por consiguiente, a aclarar el contenido y los métodos usados para la obtención de dos partidas fundamentales de la renta nacional: el consumo privado y la inversión.

Los consumos privados incluyen todos los bienes y servicios adquiridos por los consumidores a través del mercado, así como el valor de los bienes y servicios percibidos en forma de remuneración en especie; se incluyen, además, el autoconsumo de los productores agrícolas y las rentas imputable a las viviendas privadas que se clasifican, en cambio, como bienes capital. Quedan asimismo excluidos de la valoración de los consumos los servicios prestados en el ámbito familiar y el valor monetario de los servicios de los bienes duraderos (a excepción de las viviendas que, como hemos dicho, están incluidas).

Para la obtención de los consumos privados pueden utilizarse tres métodos diferentes: 1) investigación directa de las ventas de bienes y servicios a los consumidores; 2) estudio del flujo de bienes y servicios a través de las distintas fases de la producción; 3) presupuestos familiares.

1) investigación directa de las ventas de bienes y servicios a los consumidores

Este método es sin duda, el más simple conceptualmente, pero es también, quizá, el de más difícil aplicación, ya que se necesita un censo comercial que muestre la cuantía de las ventas al por menor a los consumidores. Pero no todas estas ventajas discurren por el canal del comercio al detall, ni se efectúan con una finalidad de consumo.

Es, entonces, preciso, en cuanto al censo comercial, un análisis que distinga las ventas a los consumidores de las que se efectúan con una finalidad productiva; las ventas al por mayor y al detall; la cifra vendida directamente a los consumidores y a los detallistas. Se necesita, asimismo, un censo industrial en el que se distingan las ventas efectuadas directamente a los consumidores y a los detallistas y mayoristas. De esta forma será posible reconstruir los gastos de los consumidores como suma de las mercancías compradas a los detallistas, al comercio al por mayor y directamente a la industria.

2) Estudio del flujo de bienes y servicios a través de las distintas fases de la producción;

El segundo método parte, en cambio, del valor de los bienes producidos o importados (menos los exportados), sumándole los gastos normales de transporte y los márgenes también normales de aumento que experimentan las mercancías al pasar del productor al comerciante al por mayor o al detal y de estos a los consumidores. Este método requiere, además, que se tengan en cuenta las variaciones de los stocks.

Pero hay que indicar que también la aplicación de este sistema exige la existencia de un censo industrial que subdivida. las ventas a los productores en ventas a los consumidores directos, a los detallistas y a los mayoristas; análogas distinciones ha de tener el censo comercial. Se necesita saber, además, los costos de distribución, no en su estructura interna, sino como cifra media del porcentaje cargado por los comerciantes al por mayor y al detal sobre el precio de costo. Estos podrían obtenerse del censo comercial, pero se consiguen, a menudo, a través del muestreo.

3) presupuestos familiares.

El método de los presupuestos familiares, es típico de análisis de muestras. En este campo se han obtenido resultados notables en muchos países utilizando los modernos métodos de muestreo. El método produce bastante buenos resultados y es susceptible de continuo perfeccionamiento. Esto se debe a que existe la posibilidad de eliminar eventuales errores sistemáticos usando como datos de control las estadísticas sobre consumos específicos obtenidos de otras fuentes. Siempre existe la posibilidad de estudiar mediante análisis especiales, también por muestras, aquellos conceptos que no se han obtenido con la suficiente exactitud mediante el análisis general.

En lo que se refiere al estudio de las inversiones, se hacen necesarias algunas aclaraciones para definir rigurosamente el objeto del análisis.

Habrá que recordar, en primer lugar, que el concepto de renta, base de los análisis estadísticos, presupone la invariabilidad del patrimonio, patrimonio representado no sólo por los bienes duraderos productivos, sino también por los bienes duraderos de disfrute directo.

Según el concepto corriente se entiende por formación de capital todo aumento (o disminución), en un cierto período de tiempo, del inventario de bienes de capital y de bienes de consumo que posee una cierta colectividad nacional. En otras palabras: la formación de capital es la variación que ocurre en la riqueza nacional, interpretando tal riqueza como un fondo de bienes materiales integrado por bienes durables tanto de producción como de consumo, y por los inventarios existentes de bienes duraderos de producción y de consumo. La renta o producción nacional neta se destina, pues, en cuanto a su uso, a los consumos corrientes y a la formación neta de capital incluyéndose en esta última:

1) La variación de los bienes capitales duraderos (entendiéndose evidentemente por bien de capital el destinado a una nueva producción)

2) La variación de bienes duraderos de consumo

3) La modificación en los stocks de bienes duraderos poseídos no sólo por los productores, sino también por los consumidores;

4) la variación en la situación financiera hacia el exterior (posición deudora o acreedora neta).

Así definido el concepto corriente de formación de capital en las estadísticas sobre la renta, llegamos ahora al de inversión neta. Tal concepto, diversamente de cuanto pudiera parecer a primera vista, no coincide con el anterior, ya que, según su concepción corriente, el término <diversión» está ligado al concepto de inversión productiva, es decir, de bienes capitales destinados a nueva producción, concepto éste que está muy lejos, por otra parte, de aplicarse rigurosamente en los análisis estadísticos concretos. En la práctica de las inversiones netas se incluyen en casi todos los países del mundo:

  • Las variaciones netas de bienes duraderos destinados a nueva producción (públicos y privados).
  • Las variaciones en las viviendas.
  • Las modificaciones en los stoclcs mantenidos por los productores (agrícolas, industriales, comerciantes).
  • La inversión o desinversión neta con respecto al exterior.

Como puede verse, además de las inversiones destinadas a la actividad productiva, se incluye también algunas clases de bienes duraderos de consumo como las viviendas y todas las categorías de bienes duraderos de carácter público, que si por una parte sirven indirectamente a finalidades productivas, por otra, constituyen ciertamente bienes duraderos de consumo final.

En cuanto a la inversión o desinversión neta con el exterior, no se ha expresado que el saldo de la balanza corriente de pagos revista enteramente, y en cualquier caso, el carácter de bien disponible para nueva producción, al no estar evidentemente predeterminado su destino final.

Hay que añadir, por otra parte, que algunos países incluyen en la inversión neta, además de las viviendas, cualquier otro bien duradero de consumo (como, por ejemplo, los automóviles para uso privado).

Se ha hablado, hasta ahora, de formación neta de capital y de inversión neta; pasamos a definir la formación bruta de capital y la llamada inversión bruta. Con este fin tenemos que remitirnos a la distinción entre renta neta y renta bruta.

El producto nacional o renta nacional se define como «neto» si el valor total de la producción nacional se contabiliza deduciendo el valor de los bienes consumidos en el proceso productivo.

Pero se pueden imaginar muchos otros totales generales en que el producto nacional esté valorado en forma «bruta», es decir, sin estar completamente depurado de los bienes consumidos en el proceso productivo.

En otras palabras: en el producto nacional neto se han eliminado todas las duplicaciones y según el número de definiciones que se quieran incluir pueden tenerse distintos conceptos de producto o renta bruta.

Es evidente que entre las infinitas posibilidades de valoración bruta habrá que elegir las que revistan mayor importancia para el análisis económico. Entre éstas la que más se ha definido y se ha demostrado más interesante para el análisis económico es el llamado producto nacional bruto, es decir, aquel concepto según el cual el valor de los bienes y servicios, aunque se han deducido las materias primas y auxiliares, productos semielaborados y energía consumida, no ha sido depurado de los bienes capitales duraderos consumidos en el período de tiempo considerado.

Obsérvese que la importancia creciente que va asumiendo la consideración del producto nacional bruto respecto de la renta nacional no carece de significación. Esta más amplia consideración significa, en efecto, casi un paso atrás, una retirada a otras posiciones> respecto al ideal de una valoración de la renta nacional que exige la seguridad básica de la inmutabilidad de la riqueza nacional, de tan difícil valoración tanto conceptual como prácticamente.

Ello nos lleva a considerar un índice, aunque sea burdo, de la capacidad de producción bruta de una nación abandonando el concepto básico de la conservación del capital nacional en forma inmutable.

Ocurre que la sustitución de los bienes duraderos usados en la producción no está tan rígidamente determinada por las relaciones técnicas con la cantidad producida como el consumo de las materias primas y auxiliares, productos semielaborados y fuentes de energía.

Por consiguiente, teniendo en cuenta la dificultad de estimación del consumo de bienes duraderos, existe la tendencia hacia la consideración de la producción bruta de dichos bienes, lo que lleva a una mayor precisión del análisis estadístico sobre el producto nacional bruto con respecto al producto neto.

Además de las sustituciones derivadas del consumo y correlativamente a lo que en el campo financiero suele llamarse depreciación para referirse a los activos fijos tangibles; mientras que se utiliza el término depreciación para referirse a los activos fijos intangibles. Los bienes duraderos (depreciables) exigen también reparaciones y mantenimiento que, al menos en parte, revisten el mismo carácter que las sustituciones propiamente dichas en cuanto que, aunque dentro de unos límites más reducidos, tampoco las reparaciones y el mantenimiento están predeterminadas por rígidas relaciones técnicas con la cantidad producida, y pueden diferirse, también en parte, sin la menor influencia sobre la producción.

Por lo tanto, una valoración del producto nacional bruto que quiera eliminar todas las posibles causas de error dependientes de la dificultad de medición de la aportación de los bienes duraderos a la producción, ha de considerar la renta nacional no sólo sin detraer las sustituciones para amortización de bienes duraderos, sino también sin deducir las reparaciones y mantenimiento de dichos bienes.

En el campo de las inversiones brutas, las incertidumbres de la definición son aún mayores que en el caso de la inversión neta, porque a las dificultades derivadas de la inclusión o no de algunas categorías de bienes duraderos de consumo, se suma una intensa indeterminación acerca de la naturaleza de las duplicaciones consideradas.

Todos los estudios estadísticos sobre la inversión bruta incluyen siempre la duplicación relativa a las sustituciones (amortizaciones en sentido riguroso), pero no todas tratan de igual forma las reparaciones y mantenimiento. Y, lo que es aún peor, el concepto de inversión bruta varía para las distintas clases de bienes duraderos en el sentido de que algunas de ellas están consideradas sin deducir las reparaciones y mantenimientos, mientras que en otros casos se efectúa tal deducción.

Resumiendo, puede afirmarse que los análisis estadísticos de la inversión bruta incluyen siempre las amortizaciones y, en mayor o menor medida según los países, las reparaciones y mantenimiento.

Así, por ejemplo, en el volumen de estadísticas sobre la renta nacional en los diversos países editado por la Oficina de Estadística de las Naciones Unidas, se dice:

«La formación bruta de capital incluye todas las inversiones en bienes capitales duraderos y los incrementos en los stocks de los productores. Los gastos corrientes de reparación y mantenimiento no se incluyen habitualmente en la formación bruta de capital, pero a veces se amplía el concepto para incluir también estas partidas.»

Del examen detallado de las estadísticas elaboradas por los diversos países, se deduce que Dinamarca, Finlandia y Noruega incluyen el total de los gastos de reparación y mantenimiento, en tanto que los Estados Unidos excluyen rigurosamente dicha categoría de gastos. La posición de las estadísticas inglesas es intermedia; en el libro blanco inglés se ha dicho explícitamente que «las inversiones brutas se han valorado en sentido estricto ya que, exceptuando el caso de la construcción, de las carreteras de intenso tráfico y de los puentes, se ha excluido la mayor parte de las reparaciones».

La valoración italiana excluye las reparaciones y mantenimiento con la sola excepción de las piezas de recambio de la maquinaria industrial que se incluyen al no poderse obtener en forma distinta de la total producción mecánica.

Definido así el objeto del análisis, llegamos ahora al problema del método de obtención de las inversiones, problema que está ligado evidentemente al de la clasificación de éstas, ya que los diferentes métodos de estudio surgen precisamente de la diversidad de los puntos de vista desde los que se consideran las inversiones y comportan, pues, diferentes clasificaciones

Habrá de recordarse, ante todo, a este respecto, el método de estudio de las inversiones al que puede llamarse «global» en cuanto que obtiene las inversiones como diferencia entre la renta y el consumo. Si desde el punto de vista conceptual este método es rigurosamente exacto, en la práctica es, sin embargo, totalmente inadecuado por el deficiente grado de aproximación que comporta, especialmente porque las inversiones constituyen una fracción relativamente pequeña de la renta nacional (del orden del 10 % la inversión neta, y del 20 % la bruta); por consiguiente, un error aunque sea porcentualmente pequeño y aceptable en la obtención directa de los consumos finales, se refleja en un error enorme y totalmente inaceptable en la valoración de la inversión.

Hay que tener en cuenta, además, que con el método «global» se obtiene una estimación total que nada nos dice acerca de la composición de la inversión, composición que a los fines de la investigación económica es de importancia fundamental.

Por ello, todos los países se han orientado hacia la valoración directa de las inversiones, utilizando la que se ha obtenido globalmente con el método indirecto sólo como elemento de comparación aproximada.

Puesto que hemos llegado a los métodos directos, hay que precisar que dichos métodos llevan a la obtención de la inversión bruta; partiendo de ésta se obtendrá posteriormente la inversión neta detrayendo los bienes idealmente utilizados para renovar el capital ya existente, esto es, la amortización.

Las inversiones pueden clasificarse:

a) Por clases de bienes capitales;

b) Por categoría de actividad económica.

c) Según la fuente directa de financiación,

d) Con arreglo a la iniciativa (pública o privada).

e) Según ia fuente originaria del ahorro.

  1. Suelen distinguirse con este fin las grandes categorías siguientes de bienes o servicios:

    1. Maquinaria y equipo: incluye todos los productos finales de la industria mecánica y siderúrgica destinados a la producción.
    2. Construcción: incluye todas las construcciones, tanto en viviendas como otras análogas: instalaciones hidroeléctricas, ferrocarriles, algunas construcciones de la industria minera, oleoductos y metanoductos, acueductos, etc.
    3. Plantaciones agrícolas.
    4. Trabajo directo para la puesta en funcionamiento de la maquinaria a que se refiere el punto 1) y para los trabajos de reparación y mantenimiento en los casos en que éstos estén incluidos en la valoración de la inversión bruta (el trabajo directo para la construcción ya está incluido en el valor de la construcción a que se refiere el punto 2)).
    5. Variaciones en los stocks, divididos normalmente en: stocks de materias primas, productos semielaborados y terminados, ganadería y forestal. Es útil considerar separadamente las dos últimas categorías ya que constituyen dos tipos de 8tocks absolutamente específicos al implicar al mismo tiempo las características de stocks y de instalación. En realidad en ciertos aspectos reúnen las características de las instalaciones, pero, contrariamente a las demás, constituyen también una reserva destinada al consumo directo e indirecto.

    El estudio de las importantes categorías de la maquinaria y equipo se efectúa según sus clases. Se parte del valor de la producción y, considerando las importaciones y exportaciones así como los costos de distribución, se llega a la estimación del gasto final de los inversores.

    En el caso de la construcción se realiza la valoración directa de las obras efectuadas. El método de análisis varía según la categoría de estas últimas.

    Para las viviendas se atiene a los solares edificados al costo medio por solar. En este campo, las estadísticas de permisos para nuevas construcciones y de licencias de habitabilidad son fuentes originarias del análisis. Desde luego, ambas resultan temporalmente desfasadas con respecto a las construcciones efectivas, pero en mucha menor cuantía las licencias de habitabilidad en las que se basa la investigación italiana. En los Estados Unidos se utilizan, en cambio, los contratos estipulados de construcción y mediante datos obtenidos por muestreo se tiene en cuenta el período medio que transcurre entre la estipulación del contrato y el comienzo de las obras, así como el avance de los trabajos en el tiempo.

    Para las construcciones de carácter público el estudio se basa en los gastos estatales efectivos y, cuando es posible, en el estado efectivo de las obras. Para las construcciones análogas (plantas hidroeléctricas, acueductos, metanoductos, aljibes, oleoductos, instalaciones ferroviarias, etc.), en datos directos resultantes, en gran parte, de estadísticas empresariales o de sector.

    Para el trabajo directo se utilizan datos estimados, obtenidos a través de muestras, acerca de los porcentajes del costo del trabajo necesario para el funcionamiento con respecto al valor de las máquinas e instrumental.

    En cuanto a la valoración de las variaciones de los .stocks se usan, sobre todo, datos directos acercar de las alteraciones en la magnitud de los stocks de materias primas y productos semielaborados. Para los de productos terminados, el análisis se basa, en cambio, en el análisis de muestras sobre la rotación de las mercancías y las existencias medias de las empresas comerciales.

    En algunos países se utilizan, con este fin los datos del presupuesto de las sociedades industriales y comerciales, rectificando oportunamente los datos contenidos en los de la contabilidad empresarial para tener en cuenta los distintos criterios adoptados por la empresa en la valoración de los stocks con respecto a los que sean convenientes para la valoración de la renta nacional.

  2. La clasificación que puede llamarse clásica es la que se efectúa según las clases de bienes capital, clasificación ligada al método de análisis de los productos finales.

    Es de señalar que, normalmente, se combina la clasificación por categorías de actividad con la clasificación por clases de bienes de capital, distinguiendo, por ejemplo, las inversiones en agricultura en instalaciones fijas de saneamiento y regadíos, maquinaria e instrumental agrícola, ganado, plantaciones, viviendas rurales y otras; y dividiendo las que se realizan en la industria en maquinaria y equipo, viviendas y trabajo directo de funcionamiento.

    La fuente típica de observación de la clasificación por categorías de actividad económica consiste en la recopilación de datos empresariales. Pero es preciso añadir que para algunas clases de bienes de capital con destino especifico (por ejemplo, maquinaria agrícola, maquinaria para la industria alimenticia, para la industria textil, etc.), puede también orientar la clasificación según las clases de bienes de capital en cuanto a la distribución de las inversiones por sectores de la actividad económica. Así, por ejemplo, en Italia, aunque el estudio de las inversiones está basado en el método real de la valoración de los productos finales, se presentan los resultados por sectores de actividad mediante oportunos artificios.

  3. La clasificación de las inversiones por categorías de actividad económica no requiere especificaciones particulares. Normalmente se distinguen las siguientes categorías: agricultura, industria, transportes y comunicaciones, obras públicas, viviendas y diversas (comercio, turismo, espectáculos).

    Desde la perspectiva de las fuentes de financiación, las inversiones pueden dividirse en las dos grandes categorías de inversiones financiadas con fondos públicos e inversiones financiadas con fondos privados. Además, dada la mayor facilidad de obtención estadística de las inversiones públicas, sólo éstas se calculan normalmente en forma directa, hallando en cambio las inversiones privadas por diferencias con respecto al total de las inversiones; total que se obtiene siguiendo otros métodos.

  4. La clasificación, según la fuente directa de la financiación se muestra sugestiva a primera vista, especialmente como método de obtención de los datos; pero en la práctica es menos conveniente, normalmente, que los métodos enumerados, sea porque al formar parte las disponibilidades de financiación del acervo común de las disponibilidades empresariales totales es imposible fijar el destino efectivo de dicha financiación, sea porque pueden darse intensos desfases temporales entre la financiación y la inversión efectiva, o porque pueden obtenerse estadísticamente las fuentes externas de financiación, pero no ocurre los mismo, sino en forma muy aproximada, con las fuentes internas que tienen tanta importancia.
  5. Según los tipos de iniciativa se distingue entre inversiones de iniciativa pública y de iniciativa privada. Clasificación ésta que no coincide con la precedente, ya que puede darse el caso de una inversión de iniciativa privada que se financie, al menos en parte, con fondos públicos y viceversa. En ocasiones, además de las inversiones de iniciativa pública financiadas con fondos públicos y las de iniciativa privada financiadas con fondos privados, se considera una tercera categoría de inversiones de iniciativa mixta, financiadas, en parte, con fondos públicos y, en parte, con privados.

    Desde este punto de vista se distinguen los ahorros globales en: ahorro individual de sociedades, amortización, autofinanciación propiamente dicha, eventuales superavits presupuestarios y aportaciones, también eventuales, de capital exterior.

    Se trata, en esencia, de una de las secciones de la conocida cuenta de los ahorros e inversiones brutas utilizadas normalmente en la contabilidad nacional.

    Casi no merece la pena evidenciar la diferencia entre esta clasificación de las fuentes de financiación y la anterior. Se trata aquí de una clasificación según la clase de renta que ha originado el ahorro y que queda en definitiva incorporado en la formación de capital. Y ello con independencia de los canales a través de los cuales se ha utilizado.

    Es evidente que los diversos tipos de ahorro de cada una de las categorías son algo muy distinto tanto que las inversiones efectuadas por dichas categorías consideradas aisladamente como de la financiación que ha afluido directamente. Así, por ejemplo, una sociedad puede haber cerrado con pérdidas, pero el stock de bienes de capital puede haberse incrementado con fondos tomados a préstamo del sistema bancario y provenientes de las personas privadas que han efectuado el ahorro originario.

    La clasificación estudiada es apta, solamente, para medir la aportación de los diversos tipos de ahorro originados en la renta corriente al aumento del stock conjunto de bienes de capital.

    Una vez obtenida la inversión bruta, es preciso proceder a la valoración de las amortizaciones para obtener, por diferencias, la inversión neta.

    Pueden usarse, tres métodos para la valoración del consumo de capital.

  6. En cuanto a la clasificación según la fuente originaria del ahorro surge de la identidad conceptual entre ahorro ex-post e inversión.
  7. Datos resultantes de las asignaciones a los fondos de amortización, como los existentes en las contabilidades de las empresas productivas;
  8. Datos obtenidos sobre la base del valor de los bienes de capital duradero y del período medio de vida de las instalaciones;

    El primer método es de difícil aplicación y, por otra parte, no parece adecuado desde el punto de vista conceptual si se considera que la estimación de las amortizaciones trata de hallar el consumo efectivo de capital en un cierto período de tiempo y no las sustituciones y renovaciones efectivamente realizadas, sustituciones y renovaciones que muy bien pueden ser mayores o menores que el consumo de capital referente al período analizado.

    El segundo sistema es, desde luego, el más difundido pese a las dificultades inherentes a la valoración de los bienes de capital. Se hace necesario en este terreno un amplio estudio encaminado a hallar la duración de la vida de cada clase de bienes de capital.

    El tercer método de análisis presenta la ventaja de poderse utilizar fácilmente con ocasión de censos de producción y no adoptar como punto de partida una valoración siempre discutible como el valor de las instalaciones. Pero, en cambio, la incidencia de las amortizaciones en el valor de la producción varía, por su misma esencia, en una magnitud tan intensa al modificarse el volumen de ésta, que la aplicación del método sólo es posible si se dispone también de datos relativos al grado de utilización de las instalaciones y, por consiguiente, a la incidencia de las amortizaciones en el valor de la producción para diferentes grados de utilización de las capacidades productivas.

    __________________________________________________________________

    Fuentes. Adaptado por el autor de Salvatore Guidotti en Diccionario de Economía Política por Claudio Napoleoni (1988)

    (2005) Ministerio de Finanzas de la República Bolivariana de Venezuela

    www.bcv.gov.ve (2005) Sitio web del Banco Central de Venezuela (BCV). Conectado a Internet haga clic aquí para mayor información y actualizaciones sobre el sistema tributario venezolano.

     

  9. Datos obtenidos de los porcentajes medios de incidencia de las amortizaciones sobre el valor de la producción o sobre el valor añadido.

    CAPITULO VIII

    EL PRESUPUESTO ECONOMICO Y LA CONTABILIDAD NACIONAL.

    Ya hemos indicado que los estudios relativos a la renta nacional han sido objeto, con el transcurso del tiempo, de cualificaciones cada vez más rigurosas, en el sentido de que se han introducido y utilizado conceptos cada vez más apropiados a los objetos particulares que se establecían en cada momento, conceptos éstos que forman parte todos de las estadísticas de la renta.

    Siguiendo esta dirección, el perfeccionamiento de los estudios ha llevado a una tal multiplicación de conceptos y de los agregados respectivos que se formuló la aspiración, en muchos sectores, de poder disponer; no de los totales, sino de las partidas aisladas que los formaban, de forma que se pudiera estructurar en un momento determinado —como si se tratara de un mecano— aquel total específico que interesase a fines de un análisis concreto.

    La contabilidad nacional responde ciertamente a esta aspiración y, proporcionando en un sistema de cuentas el conjunto de todas las transacciones entre los diversos sectores de la economía, permite elaborar en cada momento el agregado concreto que se quiera considerar.

    Pero que la contabilidad nacional sirva también para esta finalidad está muy lejos de significar que sólo sirva para ello y represente, por lo tanto, nada más que un perfeccionamiento de las estadísticas sobre la renta nacional. La esencia de la contabilidad nacional está en la manifestación de las transacciones que se verifican entre los distintos sectores de la economía y como tal tiene una finalidad desvinculada totalmente de las estadísticas sobre la renta, desde el punto de vista conceptual.

    Que la contabilidad nacional haya surgido como un perfeccionamiento de. las estadísticas sobre la renta es solamente un testimonio del proceso histórico de formación de estas estadísticas, pero no significa, en absoluto, que su finalidad primordial consista en la obtención de la renta nacional.

    En cuanto al «presupuesto nacional» se tiende, frecuentemente, a considerarlo casi como una unidad con la contabilidad nacional. Como es sabido, el presupuesto económico nacional (National Income and Product Account en la terminología anglosajona) no es más que una cuenta económica general de la economía nacional, cuenta que pone en evidencia, por una parte, quien adquiere el flujo de la producción nacional y, por otra, como se distribuyen los ingresos relativos a dicha producción entre los diversos factores de costo de la economía. El presupuesto económico nacional, por consiguiente, solamente evidencia los dos distintos aspectos bajo los que puede enfocarse la renta nacional; por una parte, la renta, como suma de bienes producidos y, por otra, la misma renta como suma de las rentas correspondientes a los diversos factores de la producción o como suma de las que se forman en los diversos sectores de la actividad productiva.

    Como tal, puede elaborarse también en forma independiente de la contabilidad nacional, como lo prueba, por otra parte, la práctica de muchos países que efectúan el «presupuesto económico nacional» aunque no disponen, ni mucho menos, de un sistema de contabilidad nacional.

    El presupuesto económico nacional es, realmente, el resultado final de toda contabilidad como lo es el presupuesto —o mejor, la cuenta de pérdidas y ganancias— en las contabilidades normales de las empresas, pero se construye independientemente de la contabilidad nacional y está muy lejos de confundirse con ésta.

    Basta, por otra parte, considerar que en una cuenta económica tan general se pierden totalmente aquellas relaciones internas entre las diversas partes del sistema económico nacional que son el objeto del análisis de la contabilidad nacional, para comprender que un simple presupuesto económico es algo muy distinto de la contabilidad nacional.

    En definitiva, el objetivo fundamental de cualquier contabilidad es el análisis de las transacciones entre entidades diferenciadas de forma que se evidencie el funcionamiento interno del sistema y las relaciones de interdependencia que ligan a las diversas partes; este es el objetivo que caracteriza a las estadísticas sobre la contabilidad nacional con respecto a las estadísticas sobre la renta.

    El primer problema que se plantea en orden a la elaboración de un sistema de contabilidad social es el de la subdivisión de la economía en sectores. Aunque en el plano teórico se pueden configurar sistemas de contabilidad nacional suficientemente completos y articulados, en la práctica se limitan, las más de las veces, a considerar solamente cuatro o cinco sectores fundamentales.

    En el caso más simple que se pueda suponer en una economía de cambio, el número de sectores podría reducirse, en el límite, a dos solamente; una cuenta de productores y otra de consumidores.

    Estas cuentas se expresarían esquemáticamente en la que se presenta en la tatabla VIII-1

    TABLA VIII-1

    CUENTAS DE LA CONTABILIDAD NACIONAL

    PRODUCTORES

    CONSUMIDORES

    Remuneraciones pagadas a los factores de la producción.

    Ventas de bienes y servicios a los consumidores.

    Compras a los productores de bienes y servicios.

    Rentas por el uso de los factores de producción.

     

    Saldo:

    Saldo:

     

     

    Variaciones en los inventarios (inversión)

    Ahorro.

     

    Un sistema como éste no tendría en cuenta, sin embargo, las relaciones económicas con el exterior y surge, entonces, la necesidad de una cuenta abierta a los países extranjeros. Además, aunque la actividad de la administración pública puede incluirse en la cuenta de los productores en cuanto se refiera a la función productiva que realiza y en la de los consumidores, en lo que atañe al consumo público de bienes y servicios, es útil, e incluso casi indispensable, abrir también una cuenta de la administración pública en la que se resalten las relaciones mutuas entre el sector público y el privado que interesa a fines del análisis económico.

    Algunos autores proponen, además, crear asimismo una cuenta de los intermediarios financieros; esto es esencial desde un punto de vista conceptual pero hasta ahora ha tenido muy escasa aplicación dada la dificultad práctica de recopilación de los datos en la situación actual del análisis estadístico, incluso en los países mejor organizados en este terreno.

    Resumiendo, las cuentas absolutamente esenciales son cuatro:

    1) Productores.

    2) Consumidores.

    3) Administración pública.

    4) Extranjero.

    Las cuatro cuentas consideradas, que registran todas las entradas y salidas y son del tipo de las cuentas de pérdidas y ganancias en la contabilidad empresarial, sólo accidentalmente se cierran en equilibrio. Normalmente cada una de ellas presentará un saldo activo o pasivo.

      1. La cuenta de los productores.

      Esta cuenta presentará, en la mayor parte de los casos, un saldo activo como excedente de los ingresos derivados de las ventas sobre las sumas pagadas como remuneración de los factores empleados en la producción (incluidos los dividendos no distribuidos); saldo activo correspondiente a los llamados ahorros brutos de las empresas y que comprende las amortizaciones y los beneficios no distribuidos.

      2. La cuenta de los consumidores

      Esta cuenta también presentará, normalmente, un saldo activo como superavit de las rentas disponibles sobre los gastos, saldo activo que responde al ahorro individual.

      3. La cuenta de la administración pública

      Esta cuenta tendrá, según los casos, un déficit o un superavit.

      4. Extranjero.

      Esta cuenta relaciona las transacciones internacionales del país y presentará un saldo que no es otro que el de la balanza corriente de pagos.

      Estas cuatro partidas, que quedan en suspenso, junto a la cuantía de los bienes que no se han consumido en el período, han de equilibrarse evidentemente como sumas de los saldos activos por un lado (ahorro) y suma de los saldos pasivos por otro (inversiones); un sistema de contabilidad así establecido forma un todo cerrado que no puede dejar de cuadrar.

      Es útil, por lo tanto, reagrupar estos cuatro saldos de las cuentas del tipo de las pérdidas y beneficios, junto con las inversiones brutas efectuadas en el interior, en una cuenta de capital del ahorro bruto y las inversiones brutas de la siguiente forma:

      AHORRO E INVERSIONES BRUTAS

      Ahorro de los consumidores.

       

      Inversión en el interior.

      Ahorro bruto de los productores: (amortizaciones y beneficios brutos no distribuidos).

       

      Inversión en el exterior. (saldo activo de la balanza corriente de pagos).

      Superávit del presupuesto.

       

       

      Ahorros brutos.

       

      Inversión bruta.

      Se entiende que puesto que cada una de las partidas inscritas en dicha cuenta pueden resultar tanto de signo positivo como negativo, en la hipótesis contraria a la formulada figuraría cada una de ellas en la parte opuesta a aquella en que aparece, pero se conservaría siempre la cuadratura general del sistema de cuentas.

      Obsérvese, en fin, que conforme a la regla de la contabilidad por partida doble, todas las partidas que figuran en las cuatro cuentas fundamentales están tanto en la entrada de una cuenta como en la salida de otra.

      Solamente son excepción los cuatro saldos, sin contrapartida, y la partida de las inversiones internas, anotada solamente en las entradas de la cuenta de Productores. Y ello porque representan un ingreso de ejercicio para el productor, pero una compra en cuenta de capital para el comprador y no figura, por lo tanto (desde esta última perspectiva) en cuentas que tienen el carácter de cuentas de ejercicio. La creación de la cuenta de capital del ahorro bruto y de la inversión permite, por consiguiente, registrar materialmente, por segunda vez, en el sistema general aquellas partidas que de otra forma hubiesen carecido de contrapartida.

      Ya se ha señalado que la estructura de las cuentas usadas hasta ahora es la de las cuentas de gestión análogas a las de pérdidas y beneficios de las

      empresas privadas. Es evidente que un sistema completo debería considerar asimismo las cuentas patrimoniales representativas de las variaciones del activo y del pasivo e idóneas, por lo tanto, para expresar las modificaciones ocurridas en la situación deudora-acreedora de cada uno de los sectores considerados.

      Hasta el momento bien poco se ha podido conseguir en este campo, limitándose todos los sistemas de contabilidad nacional realizados hasta ahora a la construcción de la mencionada cuenta de capital global del ahorro bruto y la inversión bruta, cuenta que proporciona indudablemente datos utilísimos acerca de las variaciones patrimoniales totales del sistema económico pero que nada dice sobre la situación patrimonial de cada sector aislado ni de los medios financieros que éstos han utilizado para la cobertura de sus necesidades. En tal sentido se han orientado los estudios en curso en los diversos países, pero los progresos son limitados aún, dada la dificultad de obtención de los datos necesarios para este fin.

      Mucho se discute acerca del grado de confianza de los estudios en materia de contabilidad nacional efectuados por los distintos países. En el estado actual de los aná4isis hay que admitir que el grado de aproximación de los datos incluidos en ellos es generalmente menor que el que se da normalmente en el campo de la estadística económica.

      No es de extrañar, puesto que la contabilidad nacional cubre campos de investigación y medición cuantitativa de fenómenos económicos para los que nunca se había intentado con anterioridad una estimación cuantitativa en forma orgánica.

      Es de señalar, sin embargo, que la contabilidad nacional, al permitir conocer comparativamente el grado de aproximación de investigaciones efectuadas anteriormente sin la menor posibilidad de control directo o indirecto de los datos recogidos, verifica la validez estadística efectiva de análisis aceptados antes como significativos solamente porque se carecía de algún medio para hallar su grado de confianza.

      En este sentido la contabilidad nacional constituye un severísimo banco de pruebas de las estadísticas relativas a la renta nacional y, en general, de todos los agregados a los que tanta importancia se concede en los modernos estudios macroeconómicos.

      Todos los países que han elaborado hasta ahora una contabilidad nacional están de acuerdo en declarar que comporta notables mejoras en la recopilación de datos estadísticos económicos y, en particular, en la valoración de la renta nacional y de los conceptos relacionados con ella. Parece, pues, que no puede ponerse en duda su utilidad desde este punto de vista.

      Tampoco hay duda sobre su utilidad a fines expositivos y didácticos. Pero la principal ventaja de la contabilidad nacional está en las conexiones que resalta entre los diversos fenómenos económicos. Todos los análisis más recientes se han orientado en este sentido; es decir, se han dirigido a hallar a través de la contabilidad nacional las ecuaciones que vinculan la estructura del sistema económico,

      Desde esta perspectiva la contabilidad nacional es de enorme importancia y utilidad para la formulación de las directrices de política económica en general, y de eventuales planes económicos en particular. Proporciona una visión de conjunto de la interdependencia de los fenómenos económicos. Con auxilio de una contabilidad nacional se hace absolutamente evidente, por ejemplo, que mayores inversiones exigen mayor ahorro y que este, a su vez, sólo puede provenir de las empresas productivas, de los consumidores privados, de los posibles superavits de la balanza de pagos o de préstamos del exterior. Y que, a falta de esto, el equilibrio podrá restablecerse mediante un ahorro forzoso a través del aumento de los precios.

      Está también claro que cada uno de los conceptos de ahorro enumerados, en cuanto partida equilibradora de la respectiva cuenta de sector, sólo puede modificarse como consecuencia de variaciones en una de las partidas (del debe o del haber) que concurren a formar dicho saldo.

      De esta forma las posibles repercusiones de cualquier medida pueden ser previstas más fácilmente al llamar la atención sobre algunas necesidades o alguna imposibilidad que no siempre se muestran con evidencia.

      Ciertamente, las relaciones entre los diversos fenómenos económicos siempre se han tenido en cuenta por cualquier política económica digna de este nombre; pero mediante la contabilidad nacional no sólo se hacen más evidentes, sino que (y esto es lo que más importa) se expresan cuantitativamente.

      Puede ocurrir que el grado de confianza de los estudios hasta ahora efectuados sea aún muy bajo, pero constituyen siempre un enorme progreso con respecto a los conocimientos anteriores que eran de carácter puramente cualitativo.

      SISTEMA DE CONTABILIDAD PÚBLICA

      CONCEPTO: El Sistema de Contabilidad Pública comprende el conjunto de principios, órganos, normas y procedimientos técnicos que permiten valorar, procesar y exponer los hechos económicofinancieros que afecten o pueden llegar a afectar el patrimonio de la República o de sus entes descentralizados. (Art. 121 LOAFSP)

      OBJETO DEL SISTEMA DE CONTABILIDAD PÚBLICA

        El registro sistemático de todas las transacciones que afecten la situación económicofinanciera de la República y de sus entes descentralizados funcionalmente.

      Producir los estados financieros básicos de un sistema contable que muestren los activos, pasivos, patrimonio, ingresos y gastos de los entes públicos sometidos al sistema.

      Producir información financiera necesaria para la toma de decisiones por parte de los responsables de la gestión financiera pública y para los terceras interesados en la misma.

      Presentar la información contable, los estados financieros y la respectiva documentación de apoyo, ordenados de tal forma que facilite el ejercicio del control y la auditoría interna o externa.

      Suministrar información necesaria para la formación de las cuentas nacionales.

      PLAN DE CUENTAS

      CATÁLOGOS DE CUENTAS Y DE LA CONTABILIZACIÓN DE LAS OPERACIONES

      Los catálogos de cuentas para el registro de las operaciones estarán integrados por los siguientes grupos de:

      1. ACTIVO;
      2. PASIVO;
      3. PATRIMONIO;
      4. RESULTADOS;
      5. ORDEN, Y
      6. PRESUPUESTO.

      NORMAS GENERALES DE LA CONTABILIDAD PUBLICA

      El Sistema de Contabilidad Pública será único, integrado y aplicable a todos los órganos de la República y sus entes descentralizados funcionalmente; estará fundamentado en las normas generales de contabilidad dictadas por la Contraloría General de la República y en los demás principios de contabilidad de general aceptación válidos para el sector público.(Art.123 LOAFSP)

      La contabilidad se llevará en los libros, registros y con la metodología que prescriba la Oficina Nacional de Contabilidad Pública y estará orientada a determinarlos costos de la producción pública.

      Artículo 124.- El Sistema de Contabilidad Pública podrá estar soportado en medios informáticos. El reglamento de esta Ley establecerá los requisitos de integración, seguridad y control del sistema.

      Artículo 125.- Por medios informáticos se podrán generar comprobantes, procesar y transmitir documentos e informaciones y producir los libros Diario y Mayor y demás libros auxiliares. El reglamento de esta Ley establecerá los mecanismos de seguridad y control que garanticen la integridad y seguridad de los documentos e informaciones.

      Artículo 126.- Se crea la Oficina Nacional de Contabilidad Pública, como órgano rector del Sistema de Contabilidad Pública, la cual estará a cargo de un Jefe de Oficina quien será de libre nombramiento y remoción del Ministro de Finanzas.

      Artículo 127.- Corresponde a la Oficina Nacional de Contabilidad Pública:

      Dictar las normas técnicas de contabilidad y los procedimientos específicos que considere necesarios para el adecuado funcionamiento del Sistema de Contabilidad Pública.

      Prescribir los sistemas de contabilidad para la República y sus entes descentralizados sin fines empresariales, mediante instrucciones y modelos que se publicarán en la Gaceta Oficial.

      Emitir opinión sobre los planes de cuentas y sistemas contables de las sociedades del Estado, en forma previa, a su aprobación por éstas.

      Asesorar y asistir técnicamente en la implantación de las normas, procedimientos y sistemas de contabilidad que prescriba.

      Llevar en cuenta especial el movimiento de las erogaciones con cargo a los recursos originados en operaciones de crédito público de la República y de sus entes descentralizados.

      Organizar el sistema contable de tal forma que permita conocer permanentemente la gestión presupuestaria, de tesorería y patrimonial de la República y sus entes descentralizados.

      Llevar la contabilidad central de la República y elaborar los estados financieros correspondientes, realizando las operaciones de ajuste, apertura y cierre de la misma.

      Consolidarlos estados financieros de la República y sus entes descentralizados.

      Elaborar la Cuenta General de Hacienda que debe presentar anualmente el Ministro de Finanzas ante la Asamblea Nacional, los demás estados financieros que considere conveniente, así como los que solicite la misma Asamblea Nacional y la Contraloría General de la República.

      Evaluar la aplicación de las normas, procedimientos y sistemas de contabilidad prescritos, y ordenarlos ajustes que estime procedentes.

      Promover o realizarlos estudios que considere necesarios de la normativa vigente en materia de contabilidad, a los fines de su actualización permanente.

      Coordinar la actividad y vigilar el funcionamiento de las oficinas de contabilidad de los órganos de la República y de sus entes descentralizados sin fines empresariales.

      Elaborar las cuentas económicas del sector público, de acuerdo con el sistema de cuentas nacionales.

      Dictar las normas e instrucciones técnicas necesarias para la organización y funcionamiento del archivo de documentación financiera de la Administración Nacional. En dichas normas podrá establecerse la conservación de documentos por medios informáticos, para lo cual deberán aplicarse los mecanismos de seguridad que garanticen su estabilidad, perdurabilidad, inmutabilidad e inalterabilidad.

      Artículo 128.- Los entes a que se refieren los numerales 6, 7, 8, 9 y 10 del Artículo 6 de esta Ley suministrarán ala Oficina Nacional de Contabilidad Pública los estados financieros y demás informaciones de carácter contable que ésta les requiera, en la forma y oportunidad que determine.

      Artículo 129.- La Oficina Nacional de Contabilidad Pública solicitará a los estados, al Distrito Metropolitano de la ciudad de Caracas, así como a los distritos y municipios la información necesaria para el cumplimiento de sus funciones; así mismo, coordinará con éstos la aplicación, en el ámbito de sus competencias, del sistema de información financiera que desarrolle.

      Artículo 130.- El Ministro de Finanzas presentará a la Asamblea Nacional, antes del treinta de junio de cada año, la Cuenta General de Hacienda, la cual contendrá, como mínimo:

      Los estados de ejecución del presupuesto de la República y de sus entes descentralizados sin fines empresariales.

      Los estados que demuestren los movimientos y situación del Tesoro Nacional.

      El estado actualizado de la deuda pública interna y externa, directa e indirecta.

      Los estados financieros de la República.

      Un informe que presente la gestión financiera consolidada del sector público durante el ejercicio y muestre los resultados operativos, económicos y financieros y un anexo que especifique la situación de los pasivos laborales.

      La Cuenta General de Hacienda contendrá además comentarios sobre el grado de cumplimiento de los objetivos y metas previstos en la ley de presupuesto; y el comportamiento de los costos y de los indicadores de eficiencia de la producción pública.

      Fuentes: Salvatore Guidotti en Diccionario de Economía Política . por Claudio Napoleoni (1988).

      República Bolivariana de Venezuela. Ley Orgánica de la Administración Financiera del Sector Público. Gaceta Oficial Nº 37.029 del 05 de septiembre de 2000.

      www.onc.gov.ve sitio web de la Oficina Nacional de Contabilidad –Venezuela. Si está conectado a Internet, haga CLIC en este vínculo para ir directo a la página de la ONCy adquirir información detallada sobre el tema.

      Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
       Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente