El gobernante debe regular su proceso pulsional y la práctica de los gobernados y según el erotismo de cada quien. Aislar el placer de la racionalidad; separar el espacio tabú del resto de la comunidad; procesar simbólicamente las aspiraciones de los gobernados. A su vez, éstos, adjudican al conductor la posibilidad de satisfacción ilimitada; pero el también tiene su freno. El líder queda en posición paradojal, debe procesar la proyección de los erotismos y renunciar a la satisfacción, de ahí que, como decía Freud, gobernar es una tarea imposible. El líder puede perder legitimidad (y devenir en tergiversación, violación de los valores humanos y degradación cultural). Esta pérdida puede deberse a la incapacidad de generar proyectos nuevos, fracasos en la conducción, claudicación de las convicciones, burocratización excesiva, entre otras razones. Según el tipo de liderazgo, la corrupción tiene diferente valor; el demagógico tiende a apreciar las prerrogativas del poder, las promesas se vacían y no son creíbles. El líder tradicional exacerba su rigidez, sin sentido; el líder racional se hiperadapta a la realidad pero sin fundamento. Se quiebra entonces la relación entre el líder y los funcionarios en que se delega el poder, los capilares institucionales y los gobernados. Hay un desencuentro con los seguidores e inclinación al desenfreno o la exageración tradicionalista. Se produce el caos y un intento de trasladar la disgregación del grupo a otra comunidad. Se alimenta la agresión a minorías (negros, judíos, gitanos, indios, al "otro"), destruyendo sus símbolos identificatorios, su cultura. Este liderazgo, promueve la disolución de los vínculos identificatorios que cohesionan a la comunidad, en la medida que el descrédito y el colapso de ideales colectivos se instalan. La proyección en el gobernante "salvador" de debe a estados de pánico y no a esperanzas sustentadas en el amor. Se regresa a identificaciones arcaicas, sádicas y masoquistas, con pérdida de aspiraciones comunitarias. Se promueve la satisfacción pulsional individual ("salvarse", "zafar", son expresiones típicas en nuestro medio porteño).
La pulsión de autoconservación cambia de signo, porque el enlace que constituye la pulsión social (homosexual y autoconservación) se disgrega. Avanza el desenfreno, en el convencimiento omnipotente de la propia razón y atribuyendo el origen de los males a los de "afuera". La voluntad del poder del líder, es el resultado de la acción cohesionante de Eros. Evoluciona de pulsión de destrucción a pulsión de apoderamiento a voluntad de poder a placer por ejercer el liderazgo en la comunidad. La degradación, regresa a la pulsión de apoderamiento y de destrucción. La descomposición institucional se manifiesta con estallidos sociales como descargas catárticas, del acúmulo pulsional no satisfecho. En el reinado del yo placer, y de un narcisismo en riesgo de colapso, el discurso se convierte en perverso y desestimante de la racionalidad. Quienes la sostienen, son "retrógrados", o "mediocres", amenazados de desprestigio. Entramos en el campo del terrorismo ideológico.-Estamos en el siglo XXl, Los colapsos temidos, aluden a problemas médicos y ecológicos por un lado (enfermedades y polución ambiental por ejemplo) y a problemas espirituales, con una degradación creciente, desocupación, sida, colapso financiero, "activos tóxicos",desamparo cubren el planeta, ,) la inmensa mayoría de los seres sólo trabajan bajo el imperio de la necesidad, esa natural aversión humana al trabajo se derivan los más dificultosos problemas sociales (…)" Freud, 1930, op. cit.). El problema del número -En la historia de la cultura, los números tuvieron dos funciones. La primera, hacer la contabilidad (mercadería, esclavos, ganado, etc.). La segunda, fue consignar fechas, y con estas aparece la letra para decir nombres. Se marca la historia de individuos y grupos, y con ello, el tiempo y la identificación. Mi interés, está ligado a la transformación del segundo tipo en el primero. Los números remiten a intereses económicos, y estos aluden a sobreadaptación; yo me voy a referir a los números de carácter mercenario. Veamos. Freud, al hablar del placer, decía que la naturaleza del estímulo placentero es rítmica. La condición, para que en el aparato psíquico no haya fijación en este punto, es el encuentro entre ritmos. La conciencia, tiene dos caras, una hacia el interior y otra hacia el mundo. Desde el mundo registra las percepciones, que de cantidad por intermedio del período, deviene en cualidad. Desde el interior, registra el proceso pulsional que tiene su distribución y frecuencia y aparece como afecto, con su ritmo. El desencuentro de ambos ritmos, genera un trauma marcado por un número que se expresa como frecuencias, períodos, oscilaciones, cálculos, ideales de ganancia. En este desencuentro del ritmo del bebé con el materno, se crea un vínculo mercenario, y en el cual el bebé se siente a merced de otro, alguien que especula a su costa. Y este vínculo es el que se encuentra en el mundo, porque viene del inconciente. En la medida que son números que hacen a la contabilidad y no para la identificación, estas personas se suponen sólo un número sin nombre en la memoria ajena. En la necesidad de dejar marca, lo hacen con deudas (por ejemplo Dostoievsky, -Freud, 1928-). Aparecen como especuladores, pero en el fondo están a merced de los números ajenos. c) Procesos tóxicos del cuerpo social
c.1) Consideraciones previas. c.1.a) En "Más allá del principio del placer" (1920), Freud supone al cuerpo, constituído por células que para sobrevivir y reproducirse, requieren unirse con otras diferentes. De otra manera, muere por sus propios residuos tóxicos; estos a su vez, son tróficos para los grupos diferentes.
Las diferencias, crean tensiones comandadas por Eros y que crean complejidades. En éstas, circula energía, y el sistema se defiende de la irrupción externa con una barrera antiestímulo, y del interior, expulsando fuera las toxinas sobrantes. La reproducción se mantiene, creado ejemplares similares, y a la orden de la pulsión de conservación de la especie. La defensa frente a los agentes nocivos es guardada por células que ligadas a la autoconservación, constituyen los sistemas inmunitarios.
Todo esto, se opone a la inercia, comandada por Tanatos. Esta hipótesis, es también pertinente para pensar el cuerpo social. En los vínculos entre personas, tiene vigencia la necesidad de neutralización recíproca de los excesos y de la expulsión del resto fuera, la protección de las fronteras comunitarias (muros fronterizos para impedir la inmigración ilegal, marginalidad, delincuencia, narcotraifico, ghettos, la perpetuación de sus componentes; el cuidado contra los intrusos). Todo ello, asegura la cohesión libidinal, cohesión que sustenta el desarrollo y las mayores complejidades. c.1.b) W. R. Bion (Experiencias en grupos, Paidós, 1963), se refiere a que en los grupos hay un nivel, al que denominó "protomental", donde lo físico y lo psíquico están indiferenciados, y también indiferenciado el yo del otro. Estos niveles protomentales dan origen a las enfermedades grupales, y aunque se manifiesten individualmente, como patología psicosomática, se comprenden si se estudia al grupo. Los desórdenes que afectan al nivel protomental, habida cuenta de la indiferenciación, se expresan tanto de manera física como psicológica. En este nivel, se desarrollan los supuestos básicos (apareamiento, dependencia, lucha, fuga), que se refieren a modalidades de relación en las que predominan la esperanza en el mesías en primer supuesto; la culpa y depresión en el segundo y el odio en el tercer supuesto. Estas relaciones, implican una emoción que enlaza a los individuos entre si.
El predominio de una emoción o supuesto básico, confina a los otros al nivel protomental.
c.1.c) En nuestro medio, David Maldavsky (1989, Lenguajes del erotismo, Actualidad psicológica, XIV, 158), estudió el contenido de los ideales, que devienen de la sublimación de los distintos erotismos. c.1.c.1) El ideal de ganancia (libido con fijación pre oral, intrasomática), corresponde al paciente psicosomático, en el que se habla de que "hacen números", como un intento de recuperar la relación rítmica perdida en los primeros vínculos. Se va articulando una relación entre ritmo, número y ganancia (ver el problema del número), que se da en sujetos sobradaptados, y cuando fracasa surge la enfermedad somática.
El ideal de ganacia se da en sujetos especuladores, sobreadaptados, con sufrimiento corporal.
Estos pueden obtener un "plus" de ganancia (plus valía), a costa de "una libra de carne".
Recordemos "El mercader de Venecia" de William Shakespeare. Acto II, Obras Completas, Aguilar SA, Madrid, 1951, p. 1057:
shylock: (…) la penalidad consistirá en una libra exacta de vuestra hermosa carne (….)
Nuestra cultura actual demanda especuladores y los que tengan afinidad con ellos (informática, computación, matemática financiera, licenciados en economía, banqueros), y esos requerimientos sociales pueden ser bien aprovechados por sujetos con disposición a la ganancia.
c.1.c.2) Ideal de verdad (libido con fijación a la etapa oral de succión). El concepto de verdad, tiene que ver con la revelación y no con la verdad científica.
c.1.c.3) Ideal del amor (libido con fijación a la etapa oral secundaria). En este ideal, amor es consustanciación con el otro cuerpo (Freud, Lo perecedero, 1916), y alrededor de el, se agrupan personas con una fantasía paradisíaca (Freud, Una neurosis demoníaca, 1923).
c.1.c.4) Ideal de justicia (libido fijada a la etapa anal primaria). El concepto de justicia se liga a la venganza, privilegia las palabras acto, el desempeño motriz, los insultos.
c.1.c.5) Ideal de orden (libido fijada a la etapa anal secundaria). Con estamentos jerárquicos, escalafones, regulación de los ingresos, el poder, los ascensos y los descensos (Freud 1901, "El hombre de las ratas").
c.1.c.6) Ideal de dignidad (libido del erotismo fálico uretral). Se jerarquiza el valor de persistir en un proyecto, mantener los interrogantes soportando la angustia.
c.1.c.7) Ideal de belleza (libido del erotismo fálico genital). Se jerarquiza la coherencia estética, amenazada de estallido (Freud, 1901, "Dora. Análisis fragmentario de una histeria"; 1924, "El problema económico del masoquismo").
d) Consideraciones acerca del dinero. El dinero es la puesta en relación entre distintos trabajos, a través de un número que articula distintos valores. Así el trabajo adquiere una dimensión significativa. El dinero tiene un valor distinto según el supuesto básico (Bion), por ejemplo cuando se ofrenda a un mesías o se destina a la guerra. Originariamente las relaciones de intercambio, se basaban en el trueque con una lógica basada en el pensamiento totémico. La complejidad de las organizaciones comunitarias, exigen unidades aceptadas consensualmente (grano, sal, por ejemplo), y revelan una mayor cohesión social, que corresponde al pensamiento mítico. El deterioro de éstas monedas primitivas, exigió su reemplazo por el metal; más confiables y fáciles de guardar. Pero estos no eran aptos para transacciones cotidianas e internacionales. Surge la acuñación de monedas. El crecimiento económico y los excedentes, derivan en el surgimiento de los banqueros que se ocupaban de captar ahorros y prestarlos. Ello obligó a nuevos medios de pago que no estaban asociados a mercancía (letras de cambio). La actividad económica, en la medida que se complejizaba, condujo a la creación de nuevos sistemas financieros y monetarios (tarjetas de crédito, dinero electrónico), de suerte tal que el instrumento monetario requiere de la informática (y de los que tienen afinidad con ella -ideales de ganancia-). El desarrollo es posible, en la medida que adquiere sofisticación el pensamiento y un mayor grado de abstracción. Las monedas corresponden al pensamiento religioso; los billetes (que se apoyan en el texto escrito y el crédito que se le otorga a éste), corresponden a las cosmovisiones; el dinero computacional exige el pensar científico ético. La moneda va, progresivamente, evidenciando su carácter escencial; requisito para el intercambio; y requiere apoyarse en una lógica en la cual, el psiquismo ha conquistado el número (pensamiento mítico). ¿Qué vinculación hay entre número, dinero, procesos tóxicos comunitarios, patología psicosomática, prácticas de golpes, traumatofilias y adicciones?
Procesos tóxicos.
Tal como dije antes, la conciencia tiene una doble exterioridad.
La mundana que recibe cantidades, que por obra de los períodos, se transforma en cualidad.
El propio cuerpo, también es exterior y el estímulo ineludible, y se transforma en cualidad no inundante en la medida que se enlazan ritmos pulsionales y ritmos mundanos.
Una primera conquista, pueden ser los ritmos circadianos, articulación entre los procesos pulsionales y los ciclos de noche y día.
Cuando falta un contexto empático capaz de morigerar el desborde pulsional, la tensión sensual busca una descarga desenfrenada coartada por el despliegue muscular. Este lleva al agotamiento energético.
Pero tiene un costo, la erotización de la motilidad. Si las erogeneidades, no sufren freno, la libido estancada se vuelve tóxica y la pulsión de muerte se hace eficaz en la medida que los procesos pulsionales desbordados, no pueden neutralizarse.
La voluptuosidad sin límite determina la dificultad para generar espacios mentales en los que se desarrolle la fantasía, el pensamiento, y con ello la generación de proyectos.
La libido, entonces, inviste órganos a la manera de la enfermedad psicosomática, puede descargarse convulsivamente, puede buscar fijarse a objetos no frustrantes como en las adicciones, o descarga a través de situaciones traumáticas como los accidentes.
La imposibilidad de generar proyectos respecto de la exterioridad conduce al predominio de la endogamia.
No hay una sensorialidad investida y las dimensiones tiempo y espacio forman un conglomerado indiscriminado.
La neutralización, trae por consecuencia un afecto de base, el bienestar.
Este articula diferentes afectos que vienen de distinto origen pulsional, y que aporta matices desde el interior y de naturaleza mundana; por oposición a las magnitudes que abruman al yo.
Pero siempre hay un resto de magnitud pulsional no procesable, y toxinas que debieran ser expulsadas, quedan en el interior.
La empatía materna, si esta afectada por procesos sensuales exagerados, esta en una posición imposible. No puede contener los residuos del hijo, por el contrario lo toma como filtro de sus residuos.
Este marco, como lo señalé antes, citando los conceptos freudianos de "Más allá…", es eficaz para el cuerpo social. Cuando fallan las funciones de protección, descarga, neutralización recíproca, la exterioridad de cada uno, esto es, aquel con quien se establecen vínculos; adquiere el valor de depósito de residuos.
Se pierde la complejización de los vínculos, se retorna a formas elementales fronterizas entre psíquico y somático, entre yo y el mundo.
En la medida que el encuentro con lo distinto, preserva de la degradación y muerte por intoxicación, la diferenciación es primordial para la complejización porque crea tensiones.
Toda actividad comunitaria, necesita ser pensada dentro del riesgo permanente del estallido y la dispersión por un lado, y el estancamiento o burocratización por el otro. Se emerge de estos riegos, con un buen proyecto institucional en el que se tienen que conciliar aspiraciones de distintos grupos.
La falta de articulación entre las aspiraciones individuales y lo que viene de la comunidad como respuesta, genera fractura.
Es necesario encontrar una ensambladura entre los ideales individuales y los que pide u ofrece la comunidad.
Los ideales individuales, están impuestos desde el erotismo; luego están los ideales familiares y los comunitarios (Freud, "El porvenir de una ilusión", 1927).
El riesgo puede darse por falta de articulación entre los proyectos personales, familiares y comunitarios.
Un ideal, válido en otro tiempo, u otro contexto, puede no ser pertinente en otra comunidad y otro tiempo. Freud se refiere a los "injertos" ("Lo inconciente", 1915).
El individuo se acerca a los procesos sociales por proyección, y los inviste con significatividad desde su propio desarrollo psíquico.
Brevemente podemos considerar dos tipos de proyecciones: no defensiva (PND) configurante de la exterioridad, y defensiva (PD). Esta puede ser normal (PDN) o patológica (PDP). En la PND se inviste interrogativamente la exterioridad, como réplica de lo psíquico, con contenidos mundanos y formas creadas por proyección.
En la PD, el yo se ubica en posición de certeza, es prejuiciosa. El conjunto de las PD y PND crea una realidad heterogénea, porque se pueden combinar entre sí. A su vez la proyección deviene de procesos pulsionales, vinculados a distintos erotismos, con proyecciones defensivas o no defensivas, normales o patológicas. Cuanto más se acerque la proyección a PND, más se acerca a la normalidad, y cuanto más a la PDP, más a la patología.
En la PND importa el tipo de respuesta proveniente desde la exterioridad.
Cuando predomina un supuesto básico, los otros dos quedan localizados en el nivel protomental.
En cada individuo existen disposiciones para el desarrollo de supuestos básicos, y que pueden estar frenados desde los procesos económicos o culturales; en la medida en que esas disposiciones no encuentran eco en los procesos comunitarios.
Cuando la comunidad se polariza en derredor de un supuesto básico -Bion- o de un ideal (ganancia, cognitivo, amor, justicia, orden, dignidad, belleza), -Maldavsky- lo hace en detrimento de los restantes.
Esta hipertrofia predispone para que los otros supuestos básicos o erotismos, sean eficaces para producir la enfermedad psicosomática.
La hipótesis Bioniana de sofocación de un supuesto básico con la tesis freudiana de estancamiento libidinal, se articulan, y una voluptuosidad no se enlaza con un proyecto comunitario.
Cada proyecto en lo social, es expresión de una erogeneidad, y cuando la sociedad pierde la capacidad de generar nuevos proyectos, constituye una catástrofe en el yo, un desgarro, un comienzo de disgregación. Los proyectos estimulan las identificaciones, los lazos fraternos, neutralizan las marginalidades que pueden derivar del descrédito acerca del significado del trabajo.
Si no hubiera polarización, podría articularse determinado erotismo con cierto proyecto o disposición regional.
Cuanto menor la opción, menor capacidad de los capilares institucionales para que cada cual desarrolle las transformaciones sublimadas de su erotismo individual.
El trabajo y el estudio es el resultado de la sublimación de la pulsión homosexual, y el ideal se nutre de ésta.
El ideal, en relación al yo, tiene dos destinos no clínicos: 1) La creación sublimatoria; 2) La producción de virtudes. Cuando se sublima, la pulsión toma como objeto algo exterior al yo, como un bien para la sociedad. La modificación es social.
En la virtud, el objeto para plasmar es el propio yo y el bien es entregado al superyó. La modificación es en el yo.
Para producir cambios en la realidad mundana, la pulsión sublimada, necesita encontrarse con proyectos comunitarios acordes con los de la propia erogeneidad, cuando ésta es dirigida de manera interrogativa.
Consecuentemente pueden surgir distintas opciones según haya coincidencias, colisión o transacción entre lo individual y lo comunitario.
Cuanto mayor coincidencia entre el ideal y el proyecto comunitario, mediatizado por el PND, menor será el conflicto. Inversamente, cuando menor coincidencia entre el ideal y el proyecto comunitario, y mediatizado por PDP, mayor será el conflicto con sus secuelas sintomáticas.
En la franja intermedia se encontrarán las transacciones con adecuación del ideal a lo comunitarios, creando trabajos nuevos, o nuevos campos del conocimiento.
Un proyecto implica el esfuerzo por entender nuevos conceptos, lo que implica el ejercicio de cierta coerción sobre uno mismo. El esfuerzo queda remunerado con la identificación, con el líder, con los pares, y da significado al primero.
Para que se articule un acuerdo entre el individuo y los capilares comunitarios debe haber dos coincidencias mínimas; en el trabajo y en la identificación.
El trabajo es lo opuesto al juego, contempla el miramiento por lo útil, a veces queda fuera del principio del placer; y cuando culmina en identificación, tiene reconocimiento ético desde el superyó; y de esta manera los resultados adquieren legalidad.
El fracaso identificatorio, deriva en diversas marginalidades.
Los procesos comunitarios, siempre dejan espacios no captados por los capilares. Estas marginalidades son heterogéneas, pero tienen en común la falta de identificación con los proyectos, las leyes y los liderazgos comunitarios.
Brevemente podemos describir cinco posibles marginalidades: a) aquella en la que está abolida la relación con la ley; b) con predominio del desafío a la ley y a los imperativos que privilegian el pensar por sobre la sensorialidad; c) con desafío a una ley contingente pero sin enfrentarse a los imperativos y con la condición de un líder que se opone a los poderes inmediatos; d) con origen distinto, una tradición, un grupo étnico o grupos cuya pertenencia se opone a la identificación con proyectos comunitarios más abarcativos; e) grupos cuya capacidad sublimatoria le permite generar ideales más abstractos y que quedan acogidos en la sociedad donde desarrollan sus creaciones
Cuando en una sociedad, el liderazgo pierde su función por transgresión del vínculo de trabajo por ejemplo, con exacerbación de la sensualidad desenfrenada, desestimación de la actividad productiva, desvalorización de la palabra, la falta de proyectos unificantes y de procesos identificatorios, indiscriminación entre los miembros, consagración de la autointoxicación, vínculos incestuosos, descargas catárticas, violencia y terror que se potencian, LA COMUNIDAD SE DEGRADA. El ideólogo no encuentra las transacciones lógicas a la triple servidumbre (tradición, aspiraciones comunitarias, realidad). Se consagra el incesto y con ello se acentúa los vínculos intoxicantes (recordemos que en la tragedia Edípica, hay una peste). grupo conductor se aleja de la población, no hay espacio para hacerse oir, deviene angustia colectiva, desorganización institucional, se coarta la posibilidadlidad de sublimación por la pérdida de la posibilidad de sostener el proceso identificatorio en comisión operante.
La pulsión se estanca, hay intoxicación y pérdida de la ligadura con el riesgo psicosomático consiguiente, riesgo que se puede expresar como enfermedad o accidente.
La defensa puede ser el autoexilio, la marginalidad o la migración.
Cuando el trabajo es resultado de un acto que no está en relación con la sublimación de un erotismo, produce un dinero carente de significatividad. Esto es expresión de que algunos individuos no han logrado enlazar sus proyectos erógenos con los capilares institucionales.
El dinero, que es consecuencia de un trabajo, y adquiere valor en tanto es trabajo, pasa a ser sólo dinero sin proyecto. Acumulación pulsional y acumulación de dinero son polos especulares, resultado de un "by pass" que escotomiza el significado que da el trabajo originado en la sublimación de una erogeneidad.
Fracturada la relación erotismo-proyección interrogativa, y respuesta del proyecto comunitario, falla la identificación con este proyecto. Ello da origen a un trabajo carente de significado sólo por dinero.
No hay proyecto para la pulsión, esta es tóxica, con alteración de la ecología psíquica y disposición a la enfermedad psicosomática. Cuando prima sólo la ganancia, por sí misma, carece de significatividad. En el despliegue temporal queda encubierta por un ocio y un goce precario, que se valoriza por la suposición de la envidia generada en los que no poseen.
EDUCACIÓN-La educación genera cambios psíquicos. El cambio conlleva por lo menos dos movimientos. El primero es el desprendimiento y duelo por lo inútil, que genera en el yo un estado desvalimiento. SE SIENTE COMO UN NAUFRAGO CAPAZ DE TOMARSE DE CUALQUIER COSA CON TAL DE NO ZOZOBRAR ANTE LA PERDIDA. El segundo movimiento, implica la aceptación de lo nuevo, desconocido, incierto. Sentimientos de duelo por lo dejado atrás, inseguridad por lo que vendrá.
Concepto de agente. Entendemos como agente al promotor, facilitador o introductor del cambio. La palabra agente subraya al carácter activo.
Para pensar que tipos de agentes son promotores, tomaremos como paradigma las razones que toma Freud en "El malestar en la Cultura", (3-1930a), donde dice que el sufrimiento nos amenaza por tres lados; desde el propio cuerpo, del mundo exterior y de las relaciones con los otros seres humanos.
Desde ésta perspectiva podríamos pensar en agentes biológicos, sociales y psíquicos.
Para que el agente opere necesita del encuentro con la disposición individual.
Como agente biológico de cambio podemos nombrar la pubertad y la menopausia, (3-1937c); como agente psíquico, a la pulsión, (3-1920g), que tal como lo recordaba Freud, "[…] 'tiende indomado siempre hacia adelante' (Fausto), […]" ; por fin como agente social, las imposiciones culturales, (3-1928b).
La educación escolar es un agente social de cambio psíquico. Se vuelve eficaz, si están dadas las condiciones psíquicas y biológicas que están pidiendo el estímulo educativo, (3-1932d).
-Concepto de cambio. Entendemos por cambio a la modificación de un estado psíquico.
El cambio que ofrece la educación escolar puede operar sobre el yo y el super yo, (3-1923b). Los cambios en el yo, pueden darse por modificación de las defensas o por complejización psíquica, ambos pueden combinarse, tomemos como ejemplo el destino de la desmentida, (3-1927e). Se trata de una defensa normal hasta alrededor de los ocho años de edad y que luego con la maduración evolutiva que ocurre durante la escolaridad, desaparece, pero puede ser sostenida por la acción patógena de ésta. La acción educativa sobre las defensas puede hacerse de manera concordante con éstas, y en consecuencia inadecuada; por ejemplo reforzar defensas excesivas, mantener las normales prolongadamente como es el caso de la desmentida y con ello la escisión del yo, o suprimirlas cuando se hace necesario reforzarlas como es en el caso de las patologías trasgresoras. Puede operar de manera complementaria al yo, aportándole a éste aquellas defensas que le faltan, o bien suprimir las que están en exceso.
El educador tiene la posibilidad de que se gradúen los momentos sucesivos de aporte o de frustración inevitable que produce la realidad, porque no es la simple interacción la que produce aprendizajes, internalizaciones, modificaciones. Son las predicciones que se suscitan en el encuentro con los otros que al entrar en conflicto con las limitaciones de la realidad, facilitan el desarrollo de una lógica de acción, desde donde se confrontan diferentes estrategias (1-1/10).
En ésta presentación nos ocuparemos de la acción educativa que tiene la escolaridad sobre el superyo, en particular sobre los ideales.
Los cambios pueden darse como resultado de la fatalidad del desarrollo y pueden ser de naturaleza psíquica o biológica.
Entre los cambios psíquicos como resultado de la fatalidad del desarrollo podemos considerar: el sentimiento de culpa, (3-1930a), la transformación de familiar en extraño, (3-1919h); la desaparición de la desmentida, (3-1927e); la coerción del placer en el juego con las palabras, (3-1905c). En éste último artículo Freud dice que el niño, tiene placer cuando experimenta jugando con las palabras, independientemente de sus sentidos. Posteriormente, cuando es estudiante no prescinde de ésta actitud como expresión de su rebeldía ante la coerción intelectual que le significa el estudio. Cuando es hombre maduro, en los congresos científicos, toma a burla los conocimientos adquiridos para compensar las nuevas coerciones intelectuales.
En el artículo "Sobre la psicología del colegial", (3-1914f), destaca la decepción de los padres producida por la educación, cuando el estudiante comprueba, en el encuentro con sus maestros, que su padre ya no es ni el más poderoso ni el más sabio. También la desestimación es un mecanismo normal de la infancia y que luego desaparece, (3-1918b).
Entre los cambios biológicos, podemos considerar la anticipación de la excitación pulsional respecto de la posibilidad de descarga, (3-1905d); la organización neuronal del sistema auditivo, que es anterior a la posibilidad de repetir motrízmente la palabra oída, (3-1891).
-La educación escolar como agente de cambio psíquico La educación escolar puede ejercer modificaciones sobre los ideales de los estudiantes. Recordemos que las funciones del Superyo son; la autobservación, la formación de ideales, y la conciencia moral.
-Para el desarrollo del tema, estimamos necesario algunas reflexiones previas acerca de:
* La pulsión de saber y la pulsión de investigar.
Freud, (3-1905d, 1908c, 1910c, 1924c), sostiene que la sublimación del placer por aniquilar, se trasmuda en placer por aferrar y de apoderamiento. La pulsión de apoderamiento se sublima en pulsión de saber e investigar gracias a la palabra. La primera se manifiesta por el anhelo de recibir atesorar, administrar, por su carácter pasivo. La pulsión de saber atesora, crea eruditos, y es el medio para llegar a la investigación. El saber no puede enfrentar algo nuevo, lo cuestiona desde el saber constituído, es guardián y depositario de la tradición, idealiza a los genios muertos cuyo legado guarda. La pulsión de investigar, utiliza el saber para continuar interrogando en el pensar, en los actos psíquicos puramente internos, una actividad de análisis y de síntesis en nuevas complejizaciones, que son protectoras de la actividad de la pulsión de muerte.
Recordemos lo dicho por Freud en "Leonardo", (3-1910c), que en el tercer destino de la represión puede sublimarse el apetito de saber, reforzando la potencia de la pulsión de investigar.
Gracias a la pulsión de saber y de investigar, los objetos del mundo, en vez de ser vistos y aprehendidos, son sustituídos por nombres, por palabras. Coincide con la etapa anal secundaria y la aparición de la lógica por analogía.
* Algunas de las lógicas con que se articulan las huellas mnémicas.
La analogía implica diversas inscripciones simultáneas con un núcleo en común y un conjunto de predicados (3-1895). La unificación se hace por medio de la palabra, y conlleva un mayor alejamiento de la experiencia directa con el objeto.
Permite discriminar la identidad y la semejanza. La primera significa que la totalidad de las cualidades y de las funciones de uno, se corresponden con las de otro. La segunda implica reconocer el semejante (para lo cual debió haberse establecido el núcleo del Yo), y se da por los predicados. Cobran importancia los sentidos distales (vista y oído), que son los organizadores porque hay mayor capacidad para soportar la pérdida. Corresponde al pensamiento preoperatorio de Piaget, (10-1959).
A ésta continúa en orden lógico, la inscripción por causalidad intrapsíquica. El Yo liga huellas con núcleos diferentes, lo cual alude a las diferencias de los sexos. Se agregan como organizadores, a los anteriores, (el olfato, gusto, tacto, vista, componentes cinéticos y oído), el componente visual como organizador. Surge el complejo fraterno, la diferencia de sexos, las teorías sexuales infantiles, el narcisismo de las diferencias, el complejo de castración, la capacidad de deducción y el Complejo de Edipo.
La palabra permite intelegir el origen del padre, (3-1939a), un alejamiento de la inmediatez perceptual con la ganancia de una mayor autonomía psíquica.
En éste momento, como decíamos antes, se hace evidente la diferencia entre pulsión de saber y de investigar.
* Los tipos de pensamiento. El pensamiento mítico.
Es necesario deslindar el origen de los nuevos tipos de lógica con que opera el preconciente. Freud, (3-1918b), distinguió dos orígenes para el pensar: uno, inconciente, es inherente a la especie, y el otro, preconciente, corresponde a una conquista cultural de la humanidad y es alcanzado por cada yo mediante el aprendizaje. Es necesario distinguir algo en común a todos estos procesos de complejización psíquica: cada nueva forma de pensamiento surge en los intersticios lógicos del pensar previo, debido a las imposibilidades internas con las que éste se enreda. El nuevo pensamiento es empujado por la necesidad psíquica de expresión de los procesos pulsionales y se expresa con un mayor grado de refinamiento.
¿De qué manera se introduce el pensar cultural en el yo?
El mismo se introduce como un imperativo categórico, es decir, bajo la forma de un orden constituyente del superyó, (3-1923b), orden cuyas razones no son explicitadas porque es imposible que el yo las entienda. Precisamente, el imperativo categórico es el tipo de la frase contenida en el superyó, que luego, cuando el yo logra conquistar la intelección de las razones por las cuales la frase fue dicha, el pensar correspondiente pasa a estructurar el preconciente. En este caso, la concordancia con el superyó tiende a sustituir a la obediencia ciega del yo al superyó, cuyo ideal el yo tiene la ilusión de realizar.
En principio los imperativos categóricos suelen provenir de padres o equivalentes, pero luego son atribuidos a figuras cada vez más distantes, que van desde los educadores hasta los autores con quienes el contacto se reduce a lo escrito, a la palabra ausente. El carácter imperativo, hereda algo del mandato que antes tenían las pulsiones para el yo, a las cuales éste respondió con actos. Ante estos imperativos el yo carece de capacidad analítica, crítica, de la misma manera como ante la pulsión; y abarcan el terreno de la sexualidad, el del trabajo y el de la muerte.
En el plano de la sexualidad, una serie de órdenes prohíben la masturbación, imponen la necesidad de la maternidad o la paternidad. En el plano laboral la orden sería "ganarás el pan con el sudor de tu frente", y en cuanto a la relación con la muerte, la orden consiste en reconocer la necesidad del fin de la vida personal. Cada uno de estos imperativos categóricos parece ser una transformación del vínculo con la pulsión: la sexual, la de autoconservación, la de muerte, respectivamente. Estudiar los tipos de pensar con que opera el preconciente (por la introducción de nuevas lógicas, conquistadas mediante el aprendizaje) no difiere excesivamente del análisis de la constitución de los tipos de superyó.
Podemos discriminar diferentes tipos de superyó, lógicamente sucesivos: totémico, mítico, religioso, de las cosmovisiones y científico-ético, (7-1980.1992). De allí derivan tipos distintos de preconciente, que incluyen un modo particular de deseos y de representaciones-grupo exteriores.
Cuando afirmamos que estos tipos de superyó son lógicamente sucesivos queremos decir que existe un requisito interno en la secuencia. Para que aparezca uno, el mítico, por ejemplo, es necesario que haya emergido el totémico.
A los efectos de nuestro desarrollo, la educación escolar como agente de cambio, nos interesa el ideal mítico. Este implica un deslinde entre animal y humano. Distingue dos tiempos: el de la gesta heroica, origen del grupo, y el de lo cotidiano.
La oposición entre el ideal y el yo es de tipo espacial y también temporal. El espacio mítico suele superponerse en apariencia al espacio del grupo que sostiene este tipo de creencia, pero está distribuido con otra lógica, en cuanto a las investiduras de objetos y lugares, como por ejemplo ciertos ámbitos en que irrumpe la producción de lo sagrado.
El tiempo del mito, es el de un presente honrado y sostenido por las generaciones posteriores del grupo supuestamente generado por el héroe. Esta oposición entre dos temporalidades (el presente mítico renovado por el pasaje de sucesivas generaciones de individuos), coincide con ese tipo de lógica que Piaget, (10-1942), describe como inteligencia de las operaciones concretas. Esta, entre otros procedimientos, incluye la posibilidad de actividades intelectuales conjugadas de seriación y clasificación.
El tiempo del mito se expresa léxicamente como "presente épico", es decir, aquél que alude a un corte en la sucesión, en la trayectoria fijada por el destino, y perpetúa este cambio para las generaciones surgidas a partir de entonces. Este presente épico implica un tipo de inmortalidad que se sostiene gracias al recuerdo constante exigido al grupo, alude a un acto que no cesa de ocurrir: la independencia de la Nación, la jura de la bandera, la derrota de los invasores, por ejemplo. Estos al ser repetida en las generaciones sucesivas, educación escolar mediante, produce ese vínculo social que Freud llamó camaradería, que incluye la dimensión laboral.
La temporalidad de la inmortalidad, es sostenida por la memoria (por el alma) de un pueblo originado gracias al héroe.
El recuerdo del héroe significa una menor dependencia de la percepción del objeto visual y su sustitución por una imagen.
En cuanto a la diferencia entre la percepción de un objeto y la percepción de una imagen, recordemos que Freud, (3-1926d), distingue la zoofobia de Juanito de la del Hombre de los lobos, afirmando que la segunda derivó de percibir una lámina del animal temido, mientras que la primera surgió ante la percepción de la caída del caballo.
El alma, como doble del cuerpo, surge según Freud, (3-1912-13), en el intento de resolver la contradicción entre percepción y memoria, entre la ausencia sensorial y la vívida presencia de un objeto anhelado, en los recuerdos. La ausencia del cuerpo se coimplica entonces con la presencia de su espíritu, de su imagen. La sustitución de un totem por una imagen, ofrece cierta autonomía al yo con respecto a la percepción directa del objeto.
La diferencia entre el ideal y el yo es menos superable, porque los requisitos para acceder a la categoría de héroe implican ya un esfuerzo personal y un reconocimiento social difícilmente alcanzable. Por lo tanto para cada individuo la desmentida del juicio que distingue entre el ideal y el yo resulta más costosa. El grupo supuesto como consecuencia del mito es más amplio, y la representación-grupo propia del pensar mítico posee un mayor grado de abarcatividad, reúne algo así como un conjunto de clanes, en un vínculo de camaradería. En el origen del grupo es puesto un líder con rasgos humanos, aunque separado del resto de la comunidad ya no en términos espaciales, sino temporales.
Resumiendo; pulsión de saber y pulsión de investigar, sublimación de la sexualidad con reforzamiento vigoroso al servicio de la investigación, aparición de la lógica por analogía y la palabra, el pensamiento mítico, factores individuales y contextuales, el carácter del grupo de origen, (3-1918b); constituyen en proporciones variables, acorde con las series complementarias de cada cual, el terreno sobre el que la educación escolar opera de forma estimulante o regresiva.
–Eficacia individual en el educando.
Se ha enfatizado lo que es más evidente: la actitud, el deseo, o el discurso de los educadores como factor ideologizante, y se ha dejado a un lado el interrogante acerca de cómo dicha actitud o dicho discurso se vuelve eficaz en un aparato psíquico en formación.
¿Cómo es que un yo prepara y anticipa esa influencia presuntamente objetiva?
Freud afirma que en un principio no existe nada parecido a un yo, dado que sólo hay pulsiones parciales que se satisfacen de un modo autoerótico, autónomas unas de otras.
La literatura psicoanalítica ha supuesto, y con razón, que la operación psíquica que engendra un yo a partir de este estado de dispersión erógena es la identificación, pero de hecho lo que afirma Freud es que ocurre una síntesis de las pulsiones parciales, o bien que se desarrolla una nueva "acción psíquica". Es decir, la identificación parece relacionarse con esta acción psíquica, puramente interna, y tiene un valor de síntesis, de articulación entre las diferentes pulsiones parciales. Ligadura que es lograda por un desplazamiento pulsional, como el que corresponde al pensar inconciente.
En esta síntesis alguna erogeneidad suele caer fuera del esfuerzo totalizante y se resiste a la integración en un yo. Amenaza constantemente con irrumpir para desordenar la organización alcanzada, siempre parcial.
Es que la función de la identificación primaria, ésa nueva "acción psíquica", consiste en ganar un yo. Sobre éste recae la investidura libidinosa y de autoconservación.
Tal unificación erógena parece promovida por el empuje de las necesidades, de las pulsiones de autoconservación y las investiduras libidinosas narcisistas de los órganos en que se registran las grandes necesidades, y hecha posible tal vez por la sobre investidura de la piel como factor de cohesión de un cuerpo erógeno. Tales identificaciones primarias interesan al ser, al sujeto del yo, y su desarrollo implica que este yo alcanza el sentimiento de sí.
Ya indicamos que la identificación primaria ocurre en un vínculo con un objeto puesto (por proyección) en la posición de modelo o ideal para el yo, el cual pretende configurarse acorde con aquél. Si el yo supone alcanzar este cometido ocupa la posición sujeto, ocupación que se acompaña del desarrollo de un sentimiento de sí. En el modelo o ideal, en aquello que desea ser, el yo encuentra un promesa de su propia configuración por venir.
El modelo antes mencionado no está constituído por una realidad objetiva, un padre o una madre o un maestro que con sus rasgos confecciona o prefigura al sujeto, sino que es engendrado por un proceso proyectivo que plasma con una forma determinada a la sensorialidad.
En consecuencia, ciertos rasgos de las personas que rodean a un educando se vuelven eficaces en la medida en que constituyen soportes sensoriales que se corresponden con las exigencias proyectivas del niño.
La proyección en el ámbito sensorial constituye un recurso al que apela el yo para hacer conscientes sus procesos de pensamiento y de sentimiento, su espacialidad psíquica.
Posteriormente se reencuentra mediante el acto anímico identificatorio con aquello primariamente proyectado.
Con ello queremos decir que el yo se esfuerza por adueñarse de los procesos internos (afectos, pensamientos, como representantes psíquicos de las pulsiones) por medio de una técnica. Esta consiste en la proyección que configura un modelo en un mundo sensible, modelo al cual luego pretende asemejarse mediante la identificación.
Reiteramos pues que la eficacia psíquica de los estímulos contextuales, sobre todo de la educación escolar en un yo en constitución, deriva de que dichos estímulos se encuentran con un movimiento proyectivo, interrogativo en cuanto al propio ser, que proviene desde el yo. Posteriormente esos estímulos se incluyen en la identificación.
Patologías generadas por causas endógenas evolutivas
INFANCIA los cambios pueden darse como resultado de la fatalidad del desarrollo y pueden ser de naturaleza externa o interna. Esta ultima a su vez psíquica o biológica.
Los cambios, como apuntamos antes, se acompañan de sentimientos de desamparo porque el yo esta inerme ante los mismos. Son inevitables-
Entre los cambios psíquicos como resultado de la fatalidad del desarrollo podemos considerar: el sentimiento de culpa, (3-1930a), la transformación de familiar en extraño, (3-1919h); la desaparición de la desmentida, (3-1927e); la coerción del placer en el juego con las palabras, (3-1905c). En éste último artículo Freud dice que el niño, tiene placer cuando experimenta jugando con las palabras, independientemente de sus sentidos. Posteriormente, cuando es estudiante no prescinde de ésta actitud como expresión de su rebeldía ante la coerción intelectual que le significa el estudio. Cuando es hombre maduro, en los congresos científicos, toma a burla los conocimientos adquiridos para compensar las nuevas coerciones intelectuales.
En el artículo "Sobre la psicología del colegial", (3-1914f), destaca la decepción de los padres producida por la educación, cuando el estudiante comprueba, en el encuentro con sus maestros, que su padre ya no es ni el más poderoso ni el más sabio. También la desestimación es un mecanismo normal de la infancia y que luego desaparece, (3-1918b).
Entre los cambios biológicos, podemos considerar la anticipación de la excitación pulsional respecto de la posibilidad de descarga, (3-1905d); la organización neuronal del sistema auditivo, que es anterior a la posibilidad de repetir motrizmente la palabra oída, (3-1891)
ENVEJECIMIENTO .Teoría. Introducción: El envejecimiento es un proceso dinámico que concierne al individuo en todas las etapas de la vida.
No tiene necesariamente relación con el concepto de trastorno o de enfermedad.
Asocia una multiplicidad de planos teóricos y de experiencias que en psicoanálisis se relacionan de manera diferente, cambiante, y a veces contradictoria.
Envejecer puede ligarse al tiempo y a una velocidad integrados de manera inestable que son vividos de forma diferente según cada quién.
-Freud, (1905a), postulaba que las personas que se acercan a la cincuentena, o la sobrepasan suelen carecer de la plasticidad de los procesos anímicos, y por otra parte también, porque el material que debería reelaborarse, prolongaría indefinidamente el tratamiento. Este concepto que podríamos llamar de acumulación de material que confiere poca plasticidad, como si se esclerosara, o de viscosidad libidinal, permite una de las tantas lecturas acerca del envejecer.
-Envejecer es una viscisitud libidinal en cuanto a su producción, aumento y disminución, distribución y desplazamiento, Freud, (1895b, 1905d, 1921c).
Con la edad la libido no disminuye sino, al contrario aumenta, (1895b), p. 102. En éste artículo, Freud lo afirma al decir que en el varón "[…] en la época de su potencia declinante y su libido creciente […]"; y también en "Leonardo…" donde dice que "[…] después de cumplidos los cincuenta […] no es raro que en el hombre la libido aventure todavía un enérgico empuje […]", Freud, (1910c), p. 124, (my italics).
-Es una fatalidad del desarrollo temporal, Freud, (1905d).
-Se vincula con el progresivo retiro de la libido de los objetos de amor, Freud, (1914c).
-En las "Conferencias…(1916-17), dice que con el correr de los años -"influencia crónica"-, se intensifica una falencia de lo que actualmente llamamos sistema inmunitario. Defectos en éste para destruir fragmentos tóxicos generados por el propio organismo.
-Es la adherencia libidinal a objetos perdidos, inferencia lícita a partir de lo dicho en "La transitoriedad", (1916a), p. 311; "[…] todavía somos jóvenes y capaces de vida cuando se sustituyen los objetos perdidos por otros nuevos, […]."
-Es un agotamiento de la fuente pulsional. Freud, (1923b), compara al Yo en su relación con el Ello como al jinete que rige y refrena la fuerza de su cabalgadura superior a la suya, y que, al igual que el jinete, se ve obligado alguna vez a dejarse conducir a donde su cabalgadura quiere.
-Max Schur, (1972) p. 568, cuenta la carta que Freud le envió a Lou Andreas Salomé en Mayo de 1925, refiriéndose a las sensaciones que aquel registraba en su ancianidad. Le escribe a su amiga "[…] A mi alrededor se va formando lentamente una costra de indiferencia […] Constituye un desarrollo natural, una forma de comenzar a ser inorgánico. Creo que le llaman "indiferencia de la ancianidad" […] falta una especie de resonancia […]".
-Es la sustitución de la represión de las representaciones por un juicio, Freud, (1925h).
-Es la liberación y transporte del pasado a un presente esperando el porvenir, Freud, (1937c).
-Una acumulación de pérdidas con la edad y al "[…] agotamiento de la capacidad receptiva -una suerte de entropía psíquica- […]", Freud, (1937c), p.244.
-Es un destino del apego, Bowlby, J. (1969).
-Una etapa del desarrollo (¿post-genital?), Gagey, J. (1992).
-Un enriquecimiento de la personalidad con la maduración, (como los quesos y los vinos), H. Péquignot, (1981).
-Un enriquecimiento por la elaboración de los duelos,- Cesio, Alvarez de Toledo, Mom, Schlossberg, Storni, Morera, Evelson-,
(1963).
-Es no disponer de viejos ante sí, solo de su memoria; tener jóvenes que tienen proyectos de los cuales no disponemos y cuya realización será una incógnita para nosotros.
El concepto, como un pájaro revolotea por la fronda del psicoanálisis de una figura a otra. Recala en todas las problemáticas, su materia se dispersa y se va transformando, sostenido por la idea del tiempo.
El envejecimiento desde la perspectiva temporal.-Sendero del antes y el después; la actualidad y el recuerdo; el recuerdo y el olvido; los espacios dentro-fuera; la certeza y la duda.
*Consideraciones previas acerca del tiempo desde la perspectiva psicoanalítica. Algunas citas Freudianas.
El tema de la temporalidad tuvo múltiples alusiones en Freud.- La relación entre filo y ontogenia-la teoría de la fijación pulsional- la regresión pulsional y del yo-la vinculación entre repetición y recuerdo-la temporalidad inferida en la construcción,-las fases de la evolución libidinal- la estratificación sucesiva de las huellas mnémicas, (Carta del 6 de Diciembre de 1896 a Fliess; donde le habla de la estratificación de los rastros mnémicos, que experimentan un reordenamiento como una forma de transcripción)- la articulación en la fantasía entre pasado, presente y futuro- "[…] el […] carácter temporal es sin duda escencial para el distingo entre la actividad en lo preconciente y en lo inconciente (1895c, 1897, manuscrito M)-La articulación de las huellas mnémicas por simultaneidad (pasividad y actividad), analogía y causalidad, (1900a). El criterio de simultaneidad implica, no so-lo un enlace de huellas mnémicas, sino una forma de tramitar la necesidad urgente de descarga pulsional, (1901b);(1914c)-La cualidad de lo transitorio, que tiene su valor en el agotamiento para siempre de la belleza del humano rostro en el tiempo, (1916a)-En "El Yo y el ello", (1923b), asumía que Eros, por oposición a la pulsión de muerte tiene por fin complicar la vida-En "Nota sobre la pizarra mágica", (1925a), supone que el funcionamiento discontinuo de la percepción constituye la base de la idea del tiempo, (1933a, conf. 31). La discontinuidad es fundamental en la producción anímica del tiempo, y deviene del movimiento pulsional de investidura periódica y la desinvestidura posterior.
Con la investidura surge la conciencia, Freud, (1895) y la conciencia desaparece, cuando la investidura se interrumpe. Dinámicamente, entonces, el flujo, y reflujo libidinal, que genera la discontinuidad, necesita de dos lugares diferentes como requisito. A su vez este movimiento, es resultado de la tensión devenida de las relaciones intercelulares.
En fin que la complejización estructural preserva a la célula de la muerte tóxica en sus propias deyecciones, (1920g) y conlleva la complejidad, que deriva en tensión, que deriva en flujo, que deriva en ciclo, que marca el tiempo. Es comandado por Eros en oposición a la monotonía que manda Thanatos.
En la conciencia hay un doble registro, el pulsional como afecto; y el registro mundano como impresión sensorial. En la constitución intrapsíquica del tiempo, es importante no sólo la captación de las diferencias sino la velocidad. La velocidad y sus diferencias genera el pasaje de la lógica de la simultaneidad, a la analogía donde impera la palabra, y con lo cual cada erogeneidad tiene su especificidad. La velocidad incluye el concepto de duración que es producida por la complejización de distintas velocidades (afectivas y sensoriales), y la velocidad sensorial se significa desde la afectiva.
Desde la perspectiva temporal, el envejecimiento puede ser entendido como la progresiva instauración del borramiento entre un sistema de representaciones y otro sistema por venir. El lugar de integración del saber y la constitución de la historia; el instante de síntesis del pasado con un proyecto que va dejando de ser tal, por obra de un pensamiento fundado en la historia.
El yo que envejece registra e intenta armonizar la idea de lo probable con el sentimiento de posibilidad, lo fortuito que genera sorpresa con el acontecimiento pasado. A cada instante éste pasado sufre reorganizaciones que dan por terminadas las ideas de verdad. La reorganización consiguiente se manifiesta como una revelación, un dato nuevo que asegura, o no, una más acabada significación. La toma de conciencia posterior exige una reelaboración que conduce a una puesta al día. Así visto, el envejecimiento es, paradojalmente una actualización progresiva e incierta.
Mitos, religiones, escrituras, huellas infantiles, suelen cobrar actualidad con el envejecer y dirigen la relación del yo con sus ascendientes y descendientes.
Los vínculos con el mundo se van procesando según el sentimiento oceánico, Freud, (1930a). Con una sensación de "ser-uno-con-el-todo", semejante a una fase temprana del sentimiento yoico, del restablecimiento del narcisismo ilimitado.
El aparato mental dispone de experiencias potenciales, Breuer y Freud, (1895), que el envejecimiento, creatividad y modulación de las cargas mediante, (1933a, conf.31) está en condiciones de revelar. La representación coexiste con un fin, y entraña la necesidad de conjugar incertidumbres; éstas son las responsables de la capacidad potencial. Representación, anticipación y juicio equivalen a la represión de las representaciones,(1925h).
El índice de realidad que distingue percepción de representación, se conquista con la maduración del aparato.
La vigencia del envejecimiento garantiza la atención y el poder de anticipación. Ambos a su vez mantienen la continuidad del envejecimiento que, a la vez de conformarla categoría actualidad/recuerdo, va constituyendo la diferenciación espacial afuera/adentro, referencia sustancial de la vida psíquica.
El aparato psíquico se despliega y vive en el espacio a través del ritmo temporal generado por los encuentros. El paso del tiempo es marcado por las pequeñas ausencias, separaciones, pérdidas y duelos que dan vida a la interioridad. Este es un concepto estructural y dinámico, en el cual el tiempo vivido, sentido, da realidad al sentir.
El errar aprendiendo y aceptando el paso del tiempo; ligando y vertebrando transitar y ausencia, forma parte de la aventura del envejecimiento.
La mudanza de la incertidumbre a la verdad y su inversa, se constituyen sobre los ejes de la relación placer-displacer, incertidumbre-verdad, apoyados en el tiempo que les va dando materialización. Recordemos la "Carta a Romain Rolland… Freud, (1936a); "[…] Una se comportó como si […] se viera obligada a creer en algo cuya realidad le parecía incierta […] y ahora ya no le asombrará a usted que le recuerdo de la vivencia en la Acrópolis me frecuentara desde que anciano yo mismo […]", p. 214, 221, (my italics). Por la vía del recuerdo, el texto habla de la relación de Freud con la duda. Esta se debe a la incertidumbre que su realidad cultural le posibilitaba. Luego, cuando viaja, a Grecia la experiencia le permite verificar aquello que la cultura enseña y así reducir la eventualidad.
Lo que antes era proyecto, pensamiento, es legalizado por el envejecimiento que le permite la verificación a través de la experiencia. Luego, viejo, ya no puede viajar y certificar lo que la cultura enseña.
En "Nota sobre la 'pizarra mágica'", (1925a), Freud genera la impresión de un correlato muy preciso de la imagen con su objeto aunque aclara que "[…] la pizarra mágica no puede "reproducir" desde adentro lo escrito […]", p.246.
Según este modelo las dificultades de la memoria serían la consecuencia de una falla material (que puede serla). Pero no contempla los trastornos mnémicos frecuentes en el envejecimiento, producto de la distribución de la atención.
La atención se constituye cuando no hay concordancia entre las cargas pulsionales del deseo y las percepciones, Freud, (1950a [1887-1902]).
La memoria que envejece sufre alteraciones que el concepto de paraexitación podría dar cuenta. El aparato distribuiría la atención fragmentariamente de manera secuencial, con la finalidad de evitar sobrecargas, en una distribución cuyo origen permanece desconocido.
El envejecimiento desde la perspectiva de su vinculación con las fuentes pulsionales.
Otro de los caminos a trabajar en la metapsicología del envejecimiento, se relaciona con las transformaciones en el ello, que es el sustrato mismo de lo que sucede en el psiquismo. El sujeto es regido por el destino de su libido, y el envejecer afecta la aptitud para usufructuar su traducción psíquica. La modificación pulsional está ligada a cambios en las fuentes, Freud, (1915c), unida a cambios químicos, que junto con las tramitaciones orgánicas y de vínculo con el medio, van dejando marca.
Heinz Kohut, (1969, T. XXVl, N2, p.398.), nos dice que; "[…] el control final del jinete sobre su montura, quizás haya contado con la ayuda decisiva de que también el caballo ha envejecido […], en lo relativo a los poderes supremos de la naturaleza, todos somos 'jinetes domingueros', […]". Se refiere a lo dicho por Freud, (1923b), donde el compara al Yo en su relación con el Ello como al jinete que rige y refrena la fuerza de su cabalgadura superior a la suya, y que, al igual que el jinete, se ve obligado alguna vez a dejarse conducir a donde su cabalgadura quiere.
Hay dos tipos de cambio en las fuentes pulsionales:
I. Causas preparadas filogenéticamente.
I.a. Causas de la especie.
Freud, (1905d) sostiene (refiriéndose a los factores temporales) que "[…] la génesis de ésta propiedad humana habría que buscar-la en la historia primordial de la especie […]", y agrega que "[…] La secuencia en que son activadas las diversas mociones pulsionales […] parece filogenéticamente establecidas […] Ni siquiera podemos indicar la procedencia de esas complicaciones temporales de los procesos de desarrollo […]", p. 241.
La pulsión genital deja de tener hegemonía. Suele sufrir una caída que no afecta la posibilidad de crear, ésta se mantiene y aún puede ser convocada. Otras pueden tomar importancia (por ejemplo la ambición).
I.b. Factores hereditarios.
En estos factores tiene influencia la herencia familiar (no de la especie). En cuanto a la herencia cultural, o "razón de la humanidad", Freud, (1918b), queda el interrogante si en ésta no participa la eficacia del instinto, es decir de una predeterminación congénita.
II. Causas vinculadas con el contexto.
II.a. Aspectos generales. Para estas causas voy a citar una defensa escasamente desarrollada por Freud. Me refiero a la defensa inmunitaria. Alude a la misma en las "Conferencias…. (1916-17, conf.24), y dice que "[…] por su propiedad de influir sobre todos los sistemas de órgano y todas las funciones, las neurosis actuales testimonian una inequívoca semejanza con los estados patógenos generados por la influencia crónica de materias tóxicas extrañas y por el brusco retiro de ellas […]", p. 353, (my italics). Con el correr de los años ("influencia y brusco retiro"), se intensifica una falencia de lo que actualmente llamamos sistema inmunitario. Defectos en éste para destruir fragmentos tóxicos generados por el propio organismo. Refiriéndose a la enfermedad de Basedow Freud señala que en ésta, la acción es debida a materias tóxicas, pero no a unas toxinas que se introducirían en el cuerpo como agentes extraños, sino que son engendrados por su propio metabolismo. Freud sostiene que en la enfermedad de Basedow, a diferencia de las neurosis actuales, hay exceso de toxinas químicas no sexuales. Posiblemente éstas, estarían ligadas a los trastornos inmunitarios y de autoconservación. En "Más allá del principio del placer", (1920g), sostiene que tenemos que aceptar que todo lo viviente, muere por fundamentos internos. Los productos del propio metabolismo poseen éste efecto conducente a la muerte y el organismo sucumbe por muerte natural. Esta es producida por insuficiente alejamiento de los productos de su propio metabolismo.
En el artículo "Sobre psicoterapia", (1905a [1904]), dice que las personas que se acercan a la cincuentena, o la sobrepasan suelen carecer de la plasticidad de los procesos anímicos. No están en condiciones de "ser educados" y por otra parte también, porque el material que debería reelaborarse, prolongaría indefinidamente el tratamiento. Este concepto es el que se conoce como perelaboración, que implica un cambio de significación, y no sólo movilización de cargas. Pero éste concepto que podríamos llamar de acumulación de material que confiere poca plasticidad, como si se esclerosara, o de viscosidad libidinal, permite entender que es envejecer. Envejecer se vincula con la acumulación de material en la línea de marcas erógenas difíciles de procesar, particularmente de cicatrices originadas en heridas narcisistas. La viscosidad de la libido (1905d, p.221-2; 1915f, p.259; 1916-17, p.310; 1918b, p.105;; 1937c, p.243; 1926d. p.149-50; 1930a, p.105.; 1940a, p.182;) designa un carácter pegajoso, pastoso, adhesivo (Haftbarkeit), con capacidad de fijación (Fahhigkeit zu fixierung), inerte (Tragkeit).
Freud, (1920g), sostiene que la pérdida del amor y el fracaso dejan como secuela una cicatriz narcisista, que es el más poderoso aporte al frecuentemente "sentimiento de inferioridad".
Las pulsiones de autoconservación, imponen el camino de ir obedeciendo de una manera particular, a la tendencia al retorno a lo inorgánico. El camino de este retorno, es el camino de lo tóxico, por la imperfecta eliminación de las sustancias nocivas que se acentúa con el tiempo.
De todas maneras, éstas discusiones sobre los mecanismos de envejecimiento, son los conceptos actualmente disponibles pero no darían aún "explicación" cierta sobre el envejecimiento.
II.b. El problema de la éstasis de autoconservación.
La éstasis de la pulsión de autoconservación es resultado de la falta de procesamiento motriz y psíquico de la misma.
El procesamiento motriz tiene lugar con la acción específica, y el procesamiento psíquico con el juicio de atribución, el de existencia o el juicio que diferencia interno de externo.
Freud, (1926d), establece una relación entre el dolor orgánico y la éstasis. A raíz del dolor corporal se genera una investidura narcisista elevada del lugar doliente del cuerpo. Esa investidura aumenta cada vez más y ejerce sobre el yo un efecto de vaciamiento. El paso siguiente y extremo, sería la inversión de la autoconservación. Freud, (1940a), sostiene que hay personas en quienes la pulsión de autoconservación ha experimentado un trastorno (la traducción más acertada podría ser inversión), y parecen no perseguir otra cosa que dañarse y destruirse a sí mismos. El dolor, es entendido por Freud en términos cuantitativos; grandes magnitudes de exitación irrumpen en el aparato psíquico. Cuando la cantidad, supera la posibilidad de ligadura, queda abolida la conciencia. Para que surja vivencia de dolor, la tensión irrumpiente debe ser soportable. Ciertamente que gritar, implica una tendencia expulsiva, pero el dolor es anterior, y la libido narcisista se desprende en un esfuerzo por realizar una contrainvestidura, que se da automáticamente y conduce a un empobrecimiento pulsional global. Freud sustituye el concepto de "descarga interna" por el de "hemorragia interna" que alude a un estado de pasividad, y de inermidad, de desamparo del yo real primitivo. La energía de reserva que se pierde, es energía del yo destinada a la realización de acciones específicas.
Las perturbaciones en las pulsiones de autoconservación derivan de una tentativa de defensa ante una herida narcisista.
Merced a la hemorragia de autoconservación, la capacidad desintoxicante y trófica va siendo desgastada por el dolor.
Freud, (1926d), dice que en la infancia son característicos el desvalimiento motor y psíquico. Ante la situación traumática, frente a la cual uno está desvalido, conciden el peligro externo y el interno. Acá se liga desvalimiento con situación traumática, sea que el yo vivencie en un caso un dolor que no cesa, o en otro una éstasis de necesidad que no puede hallar satisfacción. La situación económica es, en ambos, la misma. El desvalimiento motor encuentra su expresión en el desvalimiento psíquico.
Resumiendo: la vida provee situaciones traumáticas que producen dolor, que llevan a la éstasis de autoconservación. Con ello, y al mermar la posibilidad desintoxicante, se constituye en otro factor más de envejecimiento. Envejecimiento entendido como la crescencia de residuos cada vez más difíciles de procesar, que alteran la ecología intracorporal.
Secundariamente la libido sufre alteración en su tramitación y surge el desvalimiento psíquico. No hay investimiento de nuevos proyectos, alternativas para la identificación, el goce en el amor y en el trabajo.
Algunas pocas palabras acerca del dolor psíquico, que en éste período tiene una peculiaridad. Se expresa como la disminución del sentimiento de sí.
El dolor psíquico requiere previamente una investidura de nostalgia de un objeto que no coincide con el registro perceptual. Esta ausencia, se constituye como una herida para la libido narcisista. Hay un aumento de tensión libidinal, que inviste el lugar del registro de la ausencia, y por cuya herida se pierde tensión. Se genera una especie de recogimiento, Freud, (1887, Manuscrito G), debido a una hemorragia interna. Esta pérdida puede predisponer a la enfermedad psicosomática, -tan comunes en el envejecimiento- por pérdida de autoconservación con vaciamiento yoico y con ello se pierde la capacidad de desintoxicación, coadyuvando como otro factor más de envejecimiento.
El envejecimiento desde la perspectiva tópica.
Se le preguntó a Sófocles si la edad le permitía aún disfrutar de los placeres del amor, y Sófocles respondió, "[…] has de saber que todos los días hallo nuevos encantos en la conversación a medida que los placeres del cuerpo disminuyen y me abandonan […]". (diálogos entre Céfalo y Sócrates. Platón, República l). La libido despliega un movimiento signado por la creación de agregados de complejización creciente que Thanatos desorganiza. Lo singular de una fase del desarrollo no es solo la investidura de una zona, sino también el despliegue de una organización mental. La estructuración del psiquismo tiene, clásicamente, su colofón en la genitalidad. Culminaría con la carga pulsional de la función genital y la elección de objetos no narcisistas. Quiere la teoría clásica que más allá de ésta organización pulsional no exista otra que ofrezca apoyatura en un salto progresivo. La vida psíquica se construye con una progresiva apertura hacia los otros. Para ello la genitalidad ofrece un apuntalamiento privilegiado.
No obstante, la alteridad así descubierta, se continúa más allá de la genitalidad con el intercambio de palabras que van anudando relaciones distintas. Así como la estructuración mental se apuntala en relación con el cuerpo y sus funciones, las representaciones mentales creadas y catectizadas en el curso de la mentalización, con capacidad de dar apoyatura y producir efectos específicos, es por lo menos concebible. Sustenta la posibilidad de una fase más allá de la genital, ¿la postgenital?, que deviene con el envejecimiento; Paul-Laurent Assoun, (1983), p. 172.
Sin embargo, ocasionalmente, de manera coincidente, excluyente o alternativa, se produce con el paso del tiempo una fragmentación de la erogeneidad global del cuerpo.
Algunas zonas se hacen más erógenas que otras hasta adquirir una primacía parcial por sobre el resto, por ejemplo la prevalencia oral puede anular otras satisfacciones libidinales posibles.
En la carta del 16 de Diciembre de 1917 a Fliess, Freud que tenía 61 años y nueve meses, le dice; "[…] de hecho no hay nada extraño en que un hombre de mi edad note la inevitable decadencia gradual de mi persona […] trabajo espléndidamente todo el día […] y apenas puedo controlar mi apetito, pero ya no gozo del sueño como solía […]", (my italics). (Schur. op.cit. p.469).
La caída progresiva de la pulsión genital que reagrupaba las pulsiones parciales, determina que éstas recobren su autonomía apuntaladas por la pulsión de autoconservación y una parte del narcisismo. Presenciamos una verdadera desunión de las pulsiones y por tal motivo es que la exitación somática -no sexual- es pasible de hipertrofiarse, Freud, (1895b, 1910c).
El psiquismo luego de cierto umbral va a encontrarse desbordado y en estado de insuficiencia relativa. En la mujer cerca de la menopausia, Freud, (1937c) el "[…] domeñamiento de la pulsiones […] fracasa y se llega a refuerzos pulsionales en virtud de influjos colaterales recíprocos de las pulsiones. El resultado es que se evidencia "[…] el poder incontrastable del factor cuantitativo […]", p. 229.
En el "Esquema…, Freud, (1940a), sostiene que "[…] este proceso no siempre se consuma de manera impecable […] han preexistido fijaciones de la libido a estados de fases más tempranas, cuya aspiración independiente de la meta sexual normal, es designada perversión […]", p. 153. Estamos en el capítulo de las perversiones seniles.
La tarea de la libido es volver inocua la pulsión destructora y la desempeña desviándola hacia afuera, "[…]. Recibe entonces el nombre de pulsión de destrucción, pulsión de apoderamiento, voluntad de poder […]", Freud, (1924c), p. 169. Ninguna otra técnica de conducción de la vida liga al individuo tanto a la realidad como la insistencia en el trabajo, Freud, (1911c, 1930a). Cuando el contexto social va impidiendo la tramitación de la violencia mediante la inserción laboral, y éste no deviene de una forma genuina de tramitación pulsional, la imposibilidad de ligar la pulsión deviene en degradación y retorno al sadomasoquismo intrasomático. Este es un determinante capital en el envejecimiento. "[…] Si se me consiente alguna imprecisión, puede decirse que la pulsión de muerte actuante en el interior del organismo -el sadismo primordial- es idéntica al masoquismo […]", Freud, (1924c), p. 170. Cuando el sadomasoquismo es intracorporal surgen los diferentes caminos del enfermar originados en la menor ligadura posible de la pulsión de muerte.
La mayor o menor capacidad para el procesamiento de la pulsión, se vincula con los distintos elementos que participan en el envejecer personal (filogenia, familia, herencia y factores individuales). Dentro de los últimos interesa la forma de tramitar los traumas, Freud, (1892), "[…] Los traumas psíquicos […] desempeñan un gran papel en el desarrollo de la afección […]", p. 174.
Thanatos, como fuerza que se suma a Eros se va diferenciando.
La agresividad, diferente de la destructividad porque incluye la idea de cercanía y comunicación, da paso a la destructividad, que es antisocial y no presta fuerza.
La incipiente defusión que se va instalando acaba por hacerse completa, pulsiones de vida y muerte se separan. El fin se preanuncia con una suerte de "agonía libidinal", M. Dacher y M. Weinstein, (1979).
Ciertamente que la observación corriente de la economía psíquica subraya una retracción libidinal de los objetos, con pérdida de interés por el mundo y movilización sobre el Yo y el cuerpo.
Pero cabría plantearse si tal agotamiento no es solo aparente. Es decir, no es que se trata de una cantidad estática que nos es dada, sino un producto renovable en los redes de intercambios (apegos) que plantea la vida.
La posibilidad de intercambios tiene una vulnerabilidad dependiente de las series complementarias de cada quién y de las servidumbres del yo. Es tentador y explicativo sustentar que el debilitamiento psíquico sigue el camino de lo somático. Pierde la capacidad de sistema abierto y reduce sus intercambios, se cierra y se destruye en un autoconsumo de recursos internos; a partir de éste momento necesariamente agotables, Freud, (1916-17, 1920g). Pero si pensamos que somos escencialmente deseantes y anhelantes, Freud, (1910c), la reducción de los intercambios no es de orden económico sino de sentido. Entonces la decadencia de los intercambios en el envejecimiento no es una necesidad; en todo caso la estructura subyacente va a regir la forma del esquema de intercambio con los objetos.
La única necesidad es la de la muerte.
Resumiendo. El envejecimiento es un proceso que se despliega en el devenir temporal.
Modifica las condiciones intrínsecas y la funcionalidad de todo cuanto existe. En los seres vivos culmina con la muerte y tiene modalidades genéricas que son las siguientes: universalidad, progresión, causalidad intrínseca, deterioro.
Es el trayecto, en un sendero, en un espacio de mutación de las identificaciones en el que se fusionan la leyenda, la ilusión, la magia y la lógica con hitos de olvidos y recuerdos.
Camino que con el tiempo lleva de la duda, la angustia y lo inesperado a la certeza y la prudencia. Camino en el que se va diluyendo el emprendimiento pero no el desear. Camino de duelo por los objetos y el cuerpo, por el narcisismo envuelto de su omnipotencia infantil.
Del duelo que esperamos que otros hagan cuando la muerte venga a clausurar el destino.
Es una prueba irrefutable de realidad para todo sujeto.
Es un trabajo que se realiza sobre un objeto, ni interno ni externo, entre lo subjetivo y lo social, ¿transicional? (próximo a él pero sin movilidad, maleabilidad, ni capacidad de desaparecer del psiquismo sin huella).
Carga libidinal que se elabora, perelabora y progresa, y a medida que se acerca al término ese objeto del envejecer se reduce y se arruga. Luego de soportar la vida.
Devenir de itinerario azaroso con presencias y ausencias, entre el narcisismo y la alteridad, el placer y el dolor, el mundo de la vigilia y el mundo del dormir y el soñar.
Aceptando la idea de un "cuerpo sexuado y un cuerpo tumba", (S. Resnik, (1991), con sus confines, y asumiendo los límites del espacio vital. Adquiriendo un espacio interior con profundidad y volumen que albergue la capacidad de pensar, ilusionar, soñar, crear, extraviarse, reflexionar con emoción y luminosidad.
Epopeya dolorosa y fascinante.
Clínica del envejecimiento. Clínicamente el término envejecimiento ha de distinguirse de senectud -senescere- (envejecer), aspecto normal; senilidad -senilis-senex- (anciano), aspecto patológico del mismo proceso.
La Organización Mundial de la Salud, determinó a los 65 años como el momento de iniciación de la vejez, y "envejecimiento" al período que comprende entre los 55 y los 65 años.
Esta concepción artificial tiene sus variaciones culturales, históricas, sociales e individuales. Es una época de síntesis y creatividad, con realizaciones sociales y personales, de producción científica, política, intelectual, industrial o militar; con puestos de poder, influencia y responsabilidad de decisión.
Suelen observarse un conjunto de rasgos que dan singularidad a ésta etapa.
Algunas manifestaciones clínicas más comunes y su justificación.
-Modificaciones del dormir. La fisiología, la clínica y la gerontología, más las descripciones subjetivas de pacientes, señalan una lenta disminución de la cantidad de horas de dormir a medida que avanza la edad.
Puede mantenerse la duración a expensas de la profundidad, Auffret, M (1960); Clement y Bourliere. F, (1960). Como hay una cierta fractura en el poder de la pulsión genital de subsumir a las demás, la pulsión parcial, va cobrando autonomía y eficacia. Al no ser suficientemente procesada se convierte en intrusiva e intoxicante.
Las pulsiones parciales, débilmente sintetizadas, quedan prestas a recobrar autonomía por razones económicas. La pulsión parcial autónoma, adquiere carácter tóxico y puede aparecer proyectada en la exterioridad, volviendo como objeto amenazante. Ante éste el yo se encuentra inerme y para defenderse debe permanecer despierto, con violencia muda e impotente.
Como la pulsión es activa para el psiquismo y este es pasivo, emerge del desvalimiento gracias a una actividad perceptiva respecto del mundo, en la que participa un segmento motriz, (1950a [1887-1902]). Así estamos en presencia del insomnio. Freud, (1937c) dice que en la mujer cerca de la menopausia, y en el hombre desde mi punto de vista también, el domeñamiento de las pulsiones fracasa, y se llega a refuerzos pulsionales en virtud de "[…] influjos colaterales recíprocos de las pulsiones, y que es incontrastable el poder del factor cuantitativo en la causación de la enfermedad […]", p.229.
Debo destacar, una natural, normal y sana disminución del dormir ligada a una menor necesidad de reajustar los "relojes biológicos" porque hay mejores transacciones en la triple servidumbre del yo. Esto último se desprende de lo dicho en "Más allá…", (op.cit.), donde recuerda que en épocas de mayor madurez, el imperio del principio del placer está mucho más asegurado. Asimismo, el dormir puede ligarse a la muerte. Freud, (1928b), decía que Dostojevsky solía dejar notitas diciendo que temía dormirse de noche y caer en un estado de muerte aparente.
Al penetrar en los niveles profundos del dormir, se pierde el sentimiento de individualidad y con ello el yo tiene sensación de peligro, el que es experimentado como anticipación de la muerte. "[…] Sin embargo Eros, permite el estado de reposo, transformando el impulso de reposo en deseo placentero de dormir, y ofrece como premio, el retorno al vientre materno, […]". L. G. Alvarez de Toledo, (1951, p. 153).
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |