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Alternativas para la comunicación de un autista (página 2)


Partes: 1, 2

-Respuestas Sensoriales

Los niños autistas pueden ser insensibles a algunos estímulos auditivos como puede ser la voz humana, hasta el punto de parecer sordos, y al mismo tiempo ser hipersensibles a otros sonidos como el roce de un papel.

Presentan respuestas atípicas a los olores y al gusto: huelen la comida, pero también los objetos y las personas, chupan objetos no comestibles, etc.

Por lo general, emplean mejor la modalidad visual que la aditiva. Les fascinan las luces, los objetos brillantes, los ventiladores o cosas que giran, etc.

Todas estas respuestas atípicas a estímulos sensoriales parecen indicar un déficit perceptivo más que un trastorno sensorial primario.

-Estereotipias y habilidades motoras

A excepción de las estereotipias, los déficit motores no son síntomas centrales del autismo; por lo general no existen alteraciones motoras severas a no ser que presenten una afección neurológica demostrable.

Funciones Cognitivas

La mayoría de los niños autistas, el 75% según el DSM-IV, presentan retraso mental con un cociente intelectual (CI) global inferior a 70. La asociación de enfermedad neurológica y autismo aumenta la probabilidad de retraso mental.

El patrón cognitivo más frecuente muestra capacidades verbales disminuidas en relación con mejores capacidades visuoespaciales. También es significativo el déficit en funciones ejecutivas, esta flexibilidad cognitiva, en el juicio y en el sentido común, lo que avala la hipótesis de la existencia de una disfunción del lóbulo frontal.

-Memoria

Muchos niños con autismo poseen una memoria verbal o visuoespacial altamente desarrollada. Algunos recuerdan caminos o lugares que han visitado una sola vez. En otros, la repetición de anuncios de radio y televisión, la habilidad para recitar el alfabeto, dan testimonio de una excelente capacidad de memoria verbal, aunque habitualmente no comprenden lo que dicen.

-Atención

Numerosos niños con autismo son inatentos e hipercinéticos. Pasan constantemente de un objeto a otro sin apenas mirarlo ni jugar con el, van de un lado a otro sin detenerse, nada los entretiene. Resulta curioso que a veces esos mismos niños tienen alguna actividad favorita que mantiene su atención por horas.

También son comunes los trastornos del sueño. Tienen dificultades para dormirse, se levantan varias veces de noche y en algunos casos, los periodos de insomnio se alteran con otros de hipersomnia.

Lenguaje y Comunicación

Las alteraciones del lenguaje se consideran síntomas comunes a todos los niños autistas y son necesarios para diagnosticar este síndrome. Suele ser este el principal motivo de alarma para los padres y el que conduce a solicitar ayuda profesional. El problema del lenguaje como motivo de la primera consulta aparece en más del 70% de los casos. La sospecha de sordera también es común y se produce en alrededor de un 40% de los niños autistas.

En el caso de que el autismo se asocie con el retraso mental, el mutismo puede explicarse como un efecto de una edad mental tan baja que no se corresponde con la normal a la que comienza a desarrollarse el lenguaje. Sin embargo, existe un pequeño porcentaje de sujetos autistas con edad mental no verbal superior a 3-4 años que también presentan mutismo completo.

Más allá del grado de retraso mental y de las dificultades en la interacción social, todos los niños autistas tienen trastornos del lenguaje, todos son de algún modo disfásicos. Algunos niños son hiperverbales pero detrás de esa fluidez se ocultan problemas de recepción, a veces muy sutiles y difíciles de detectar. Frente a construcciones lingüísticas abstractas incluso los autistas con un CI alto no comprenden de la misma forma que sus pares normales.

Los autistas sin lenguaje funcional también pueden presentar patrones muy diversos en sus capacidades de comprensión lingüística y gestual, así como en sus competencias comunicativas. Algunos son capaces de desarrollar, después de un tratamiento, pautas de lenguaje por signos que les sirven para un control funcional limitado de su medio social. Todos presentan serias deficiencias de comprensión no solo del lenguaje sino también de las formas simbólicas en general y de las situaciones sociales.

En los autistas que desarrollan un lenguaje y que tienen un nivel intelectual alto, se observa que aquél es morfosintácticamente bien estructurado, aunque lacónico y muy poco fluido.

Mantener una conversación efectiva les resulta muy difícil. No parecen comprender que las conversaciones implican un intercambio de información.

Se producen carencias notorias, como la falta de narraciones espontáneas, las limitaciones en el dialogo y el escaso desarrollo de todas las formas discursivas de matriz declarativo. Las palabras de contenido abstracto y los verbos mentales suelen estar ausentes de su lenguaje, pueden emitir frases completas de carácter ecolalico y con variable grado de funcionalidad; también es común la inversión de pronombres personales o personas verbales, que indica una especial dificultad para tratar términos deicticos del lenguaje. Tampoco comprenden los enunciados con doble sentido, la ironía o el sarcasmo y , en general, todos los enunciados con sentido metafórico, no literal.

Finalmente, las alteraciones prosódicas con una producción de aspecto monótono o automático, no matizada en cuanto a la entonación o con perturbaciones obvias de volumen y ritmo, constituyen otro de los rasgos destacables.

La Afectación pragmática resulta particularmente notable, incluso en los autistas que han desarrollado un lenguaje bastante elaborado desde el punto de vista estructural.

Si bien no existe ningún síntoma lingüístico especifico que sea patognomónica y exclusivo del autismo, algunas características como: la ecolalia, la jerga, la disprosodia, el mutismo, el hiperverbalismo, la hipoespontaneida, y los déficit receptivos son extremadamente frecuentes.

En resumen, los datos demuestran que los componentes relacionados con la pragmática, la semántica y la prosodia se encuentran mas afectados que los referidos a la fonología de segmentación, la morfología y la sintaxis.

– El Autismo y su impacto en la familia

Los padres y familiares del paciente autista influyen decisivamente en su desarrollo social e intelectual, J. Kauffman (1977) comenta que: "La socialización inicial de un bebé implica una relación con su madre y éste tipo de interrelación social es más tarde extendida a otros miembros del núcleo familiar". Dentro de esta relación, es sumamente lógico que los niños influencien a sus respectivas familias y podemos notar como ésta influencia adquiere un carácter mucho más significativo cuando el niño tiene discapacidades y aunque el nivel de dicha influencia se relacione con factores tales como la severidad y la naturaleza del problema, cualquier discapacidad de un miembro de una familia afecta inmediatamente a la misma. La mayoría de padres de niños con autismo, declaran que aunque la situación les causa mucha angustia, dolor, confusión, llanto, risa, trauma emocional, requieren de una dosis inmensa de paciencia, así como una gran inversión de tiempo y dinero, y que al mismo tiempo les proporciona recompensas indescriptibles de carácter profundo y espiritual.

Convivir con una persona con autismo significa reconocer y aceptar de por vida una responsabilidad desafiante; significa trabajar sin hacer pausa alguna durante las 24 horas al día, no poder dormir con tranquilidad porque hay que vigilar todas las interrupciones nocturnas; resolver diariamente los berrinches imprevisibles y, en casos de autismo sumamente severo, alimentarlos, vestirlos y cambiarlos hasta que ellos/ellas aprendan a hacerse cargo de sus propias necesidades. Pero sobretodo, significa tener mucha paciencia, dedicación, amor y persistencia para enseñarles poco a poco las cosas más sencillas de una manera sistemática.

El tiempo y energía necesaria que requiere convivir con una persona con autismo causa mucha tensión dentro del núcleo familiar. Los hermanos, al principio, no comprenden el por qué sus padres de repente prestan tanta atención a su hermano; Evitan a toda costa invitar a sus amigos visitarles en casa porque debido a que pueda enfadarse, romper los juguetes y agredirles.

Sin embargo, todas las cosas tienen su lado positivo y es provechoso para los niños aprender que las necesidades de otras personas pueden ser más urgentes que las suyas y que pueden ayudar a su hermano o hermana a crecer a su mayor potencial. Es un hecho que las familias a menudo son creativas y se adaptan de manera inesperada cuando se unen para satisfacer las necesidades de un familiar con autismo.

2. Características del lenguaje

El problema de la comunicación en el autismo no es un problema sólo de retraso en las capacidades lingüísticas. En el autismo nos hallamos frente a un trastorno global de la comunicación que va desde el lenguaje mímico y gestual hasta el habla.

Los niños autistas presentan problemas en toda una serie de habilidades prelingüísticas (imitación, juego simbólico, etc.). Por ello el tratamiento, del lenguaje no puede tener un abordaje de carácter logopédico, sino que debe afrontarse de una manera global y con unas estrategias de aprendizaje completamente diferentes, como puede ser el desarrollo de sistemas alternativos de comunicación.

Alteraciones del lenguaje:

Los niños autistas tienen dificultades en la adquisición del sistema lingüístico y de su uso, y también para adquirir las reglas fonológicas, morfológicas, sintácticas y semánticas.

Hay niños que nunca adquieren un lenguaje hablado ni usan la mímica o gestos para comunicarse. Y los que sí lo consiguen tienen alteraciones: deficiencias en el tono, énfasis, ritmo o entonación; fracaso para iniciar o sostener intercambios conversacionales; formalismo en el lenguaje; carencia de imaginación y fantasía; uso de imperativos y no uso de declarativos; confusión en el uso de los pronombres personales "yo" y "tú"; emisiones ecolálicas inmediatas o retardadas; etc.

Los niños autistas no comprenden bien lo que significa para las personas compartir y coordinar sus experiencias. Sólo captan de manera parcial las múltiples formas en que las personas emplean y ajustan su lenguaje para referirse a las cosas, comunicar sus propias actitudes e influir en las de otros.

No comprenden cómo funciona comunicativamente el lenguaje. Lo más común es que el fallo sea parcial, que afecte a algunas de las diversas formas y funciones del lenguaje, pero no a todas. Los niños autistas son insensibles a la infinita diversidad de formas de expresar lingüísticamente la orientación psicológica con respecto al oyente y al tema de conversación. No saben lo que significa para una persona poseer múltiples actitudes psicológicas con respecto a personas, cosas y hechos; y están limitados en lo que implica tener motivos para comunicarse.

El desarrollo lingüístico de los niños correlaciona con su capacidad de implicarse en actos que implican atención conjunta y con la frecuencia de actividades de juego simbólico. Las capacidades comunicativas podrían ser necesarias para el desarrollo y la expresión espontánea de formas creativas y simbólicas. Algunos niños autistas son capaces de participar en algunas formas de juego simbólico, pero éstas se producen sobre todo en situaciones estructuradas y raramente en el juego espontáneo.

El proceso de asignar a los objetos una significación personal, a veces de forma inconsciente, es algo motivador; pero los niños autistas no parecen estar motivados por ello. Puede haber algo en el propio ejercicio de la función simbólica, apoyado en las experiencias interpersonales, que provoque un cierto sentido de intercambio social.

La ecolalia es un rasgo bastante frecuente en los niños autistas, que consiste en la repetición como un eco de palabras o frases oídas a otros, ya sea en el pasado inmediato o más lejano. También son comunes las emisiones idiosincrásicas que sólo se pueden comprender por referencia a los contextos en que se adquieren las palabras. O incluso el habla literal, como reflejo de una captación limitada de los significados connotativos.

En cuanto al uso de los pronombres personales de la primera y segunda persona, se ha demostrado que los ni los autistas suelen confundirlos, pero esto no sólo nos indica una deficiencia en el lenguaje, sino también en el desarrollo de la dimensión interpersonal. Hay una estrecha relación entre la conciencia del sí mismo y de los otros, y los desarrollos más tempranos de la conceptualización de los estados mentales.

Los niños normales comprenden y usan los pronombres personales poco después de empezar a producir emisiones de más de una palabra (final del segundo año o principios del tercero), por tanto, los pronombres aparecen aproximadamente a la vez que las referencias a los estados mentales, como pueden ser los sentimientos. Hay una conexión lógica entre la concepción del sí mismo y del otro, y la actitud psicológica. La plena comprensión del sí mismo implica la comprensión de todo un conjunto de actitudes que los sí mismos pueden experimentar.

Los autistas repiten los pronombres personales tal como los oyen, sin ningún cambio para adaptarse a los cambios de situación. De esta forma, el niño usa mal los pronombres y sufijos personales (Ejemplo: ¿Quieres tomarte un baño?", para expresar su deseo de bañarse). Tienden a adoptar formas de habla que se corresponden con su experiencia de las circunstancias en que se emiten, y por eso repiten emisiones tal como las oyen, en vez de relacionar las emisiones de las otras personas con las actitudes de éstas e identificarse con la perspectiva del otro.

Alteraciones y déficit sociales de comunicación

El niño autista es incapaz de establecer relaciones sociales y tiene falta de respuesta y motivación hacia las personas. Esto se ve cuando se aprecian los siguientes rasgos: falta de respuesta a las emociones de otros, falta de modulación de la conducta en un contexto, uso pobre de señales sociales, carencia de reciprocidad emocional…

Los bebés autistas no responden casi a la voz humana, no usan la expresión facial, corporal y gestual. La sonrisa aparece sólo como respuesta a estímulos físicos, no sociales. No exploran su entorno ni reclaman la atención de los padres, incapaces de hacer juegos interactivos e imaginativos. A veces este déficit social disminuye cuando el niño aprende a entender y usar el lenguaje. Las interacciones autistas de los niños pueden mejorar con el tiempo y sus deficiencias se suelen marcar más cuando lo hacen con adultos. Esto se debe a que: el niño "normal" tiene dificultades para aproximarse y responder adecuadamente a un niño autista aparentemente incomunicativo o extraño; la propia limitación de la motivación para implicarse en intercambios recíprocos verbales o no verbales; y a la carencia de juego imaginativo. Además, los adolescentes autistas son menos propensos a iniciar una situación de implicación interpersonal de una forma natural. Hay ciertas clases de deficiencias sociales que son relativamente específicas en los autistas; son deficiencias que no pueden atribuirse a niveles bajos de capacidad cognitiva o lingüística, ni tienen un carácter general, ya que no afectan a todas las clases de intercambio. Los niños autistas pueden responder de forma vivaz a juegos de contacto físico (cosquillas) y son capaces de establecer contacto ocular y a veces de combinarlo con gestos cuando piden algo. También muestran interés por realizar y mantener rutinas sociales que impliquen seguir turnos. Por tanto, existe un cierto tipo de implicación psicológica interpersonal, que los autistas sólo experimentan de una forma parcial.

3. Reeducación Logopédica

Métodos Tradicionales

Ninguna terapia funciona para todos los individuos con Trastorno Autista. Muchos profesionales y familias utilizan, de manera simultánea, todo un rango de tratamientos, que incluyen la modificación de la conducta, enfoques de educación estructurada, medicación, terapia del lenguaje, terapia ocupacional, y asesoramiento. Todos estos tratamientos promueven un comportamiento social y comunicativo más normal, y minimizan los comportamientos negativos (p.Ej.: hiperactividad, comportamiento repetitivo, con falta de sentido, auto-lesivo, agresividad) que interfieren con el funcionamiento y el aprendizaje del niño. Está aumentando el interés en tratamientos a los niños preescolares trabajando muy de cerca con la familia, para ayudar al niño a resolver los problemas que se pueda encontrar en casa, antes de que asistan a la escuela. Muchas veces, cuanto antes se empieza el tratamiento, mejor es el resultado.

Atajar los problemas de conducta

Como los niños con autismo se esfuerzan enormemente para sacar algún sentido de las muchas cosas que los confunden, ellos se comportan mejor en un entorno organizado, donde las reglas y las expectativas son muy claras y consistentes. El entorno del niño debe ser muy estructurado y predecible. Muchas veces, un problema de conducta indica que el niño está tratando de comunicar algo –confusión, frustración, o miedo. Piense en la conducta del niño como un mensaje que tiene que ser descodificado. Trate de determinar las posibles causas del comportamiento. ¿Ha cambiado recientemente la rutina o los horarios del niño? ¿Se ha introducido algún elemento nuevo que pueda estar angustiando o confundiendo al niño? En cuanto mejoran las habilidades de comunicación de un niño, los problemas de conducta a menudo disminuyen, pues el niño ya dispone de un medio para expresar lo que le molesta, sin tener que recurrir al comportamiento negativo. Se ha demostrado que el uso de estrategias de refuerzo al comportamiento positivo de estos niños es efectivo. Es importante recordar que:

  1. Los programas deben establecerse de manera individual, porque los niños varían mucho en sus habilidades e inhabilidades. Enfoques de tratamiento que funcionan en unos casos pueden no funcionar en otros.
  2. Los niños con autismo tienen dificultades para generalizar de una situación a otra. Las habilidades que pueden aprender en la escuela tienden a no extenderse al hogar o a otros entornos. Es muy importante ser consistentes en el tratamiento de un problema a lo largo de todas las áreas de la vida de un niño -escuela, comunidad y hogar-. Esto refuerza la generalización de los cambios en la conducta.
  3. Un enfoque basado en el hogar-comunidad, que enseñe a familiares y profesores de educación especial a llevar a cabo estrategias de reforzamiento de conductas positivas, puede ser fundamental para alcanzar resultados óptimos.

Programa Educativo Apropiado

La educación es la principal herramienta en el tratamiento de este tipo de niños. Muchos niños con autismo experimentan sus mayores dificultades en la escuela, donde las exigencias de atención y de control de los impulsos son requerimientos virtuales para el éxito. Las dificultades de la conducta pueden evitar que muchos niños se adapten al aula, sin embargo, con la ayuda educativa adecuada, es más facil que estos niños se adapten a la escuela. El ingrediente más esencial de un programa educativo de calidad es un maestro con conocimientos. Otros elementos de un programa educativo de calidad incluyen:

  • clases estructuradas, consistentes y predecibles, con horarios y tareas bien visibles y explicados con claridad;
  • presentación de la información tanto visual como oralmente;
  • oportunidades para interactuar con compañeros no discapacitados, que sirvan como modelo de unas habilidades de lenguaje, sociales, y de comportamiento adecuadas;
  • centrarse en mejorar las habilidades de comunicación de los niños, por medio del uso de herramientas como los dispositivos de comunicación;
  • número de estudiantes reducido, y distribución adecuada de las sillas, para ayudar al niño con autismo a evitar las distracciones;
  • curriculum modificado, basado en las los puntos fuertes y débiles de cada niño;
  • uso de una combinación de reforzamiento de comportamientos positivos, y otras intervenciones educativas; y
  • comunicación frecuente y adecuada entre profesores, padres y terapeutas.

Tratamiento Medico

El principal objetivo del tratamiento médico en niños con autismo es el de asegurar la salud física y psicológica, un buen programa preventivo de salud debe incluir chequeos físicos regulares para monitorizar el crecimiento, la visión, la audición, y la presión sanguínea; vacunaciones de acuerdo al calendario; visitas regulares al dentista; y atención a la dieta y a la higiene. Un tratamiento médico efectivo empieza por una evaluación médica completa. La evaluación previa al tratamiento es esencial para detectar posibles condiciones médicas, tales como un trastorno de convulsiones. No existe ninguna medicación específica que ayude a todos los niños con autismo. Algunas medicaciones pueden ser útiles, pero para muchos niños con autismo , hay que experimentar con los niveles de medicación hasta encontrar la combinación y las dosis óptimas. Dado que esto difiere con cada niño, no existe ningún tratamiento médico definido, sino un régimen de medicación individual para cada uno de ellos. Debido a esta complejidad, se ve el tratamiento médico como un tratamiento que sólo se debe utilizar cuando otros tipos de tratamientos han fallado. Es importante resaltar que la medicación puede ser importante y necesaria para tratar condiciones que pueden coexistir en niños con autismo, tales como el trastorno de déficit de atención, o el trastorno compulsivo obsesivo. La decisión final de los padres sobre la utilización de medicación, como parte de la terapia del menor, es muy personal, y debe ser respetada y apoyada. La medicación debe utilizarse siempre en conjunción con otras terapias, y sus efectos deben ser monitorizados por medio de información que debe retroalimentar el propio niño, los padres, y los maestros.

Tratamiento Psicológico

El consejo psicológico puede ser muy útil a las familias, para ayudarlas a adaptarse al hecho de tener que criar a un niño con discapacidad. Si el pequeño ya asiste a un programa de la escuela, tanto los padres como los profesores deben ser informados de los síntomas del trastorno, y de como estos síntomas pueden afectar a la habilidad del niño para funcionar en el hogar, en el barrio, en la escuela, y en situaciones sociales. Los psicólogos pueden ofrecer una evaluación continua, consulta escolar, gestión y manejo de situaciones, y entrenamiento de la conducta. Algunos niños también se pueden beneficiar de los consejos de un psicólogo experimentado que entienda sobre los trastornos del desarrollo. El trabajo en equipo de la familia puede aliviar la carga de la persona que cuida del niño, y que también necesita de un sistema de apoyos.

Otras Terapias y Tratamientos

Mientras exploran las opciones de tratamiento disponibles para ayudar a los niños con autismo, los padres y otras personas pueden encontrarse con varias terapias que se pueden aplicar junto con las terapias tradicionales. Cuando se esté considerando el aplicar una de estas terapias a un niño, haga preguntas y evalúe cuidadosamente el programa. Es importante pedir una descripción del programa por escrito, que incluya su duración, frecuencia de las sesiones, coste, y la razón, o la filosofía, o el propósito básico del programa. Es importante investigar las credenciales del director y de los miembros del personal del programa, y si existe evidencia que demuestre la efectividad del programa, así como sus posibles efectos colaterales negativos. A continuación de describen algunos de los programas alternativos disponibles:

Comunicación Facilitada

Este método consiste en animar a las personas con disminución de la comunicación a que se expresen por si mismas. Por medio de asistencia física, una persona, llamada facilitador ayuda al individuo a deletrear las palabras utilizando un teclado de máquina de escribir, o de computador, o cualquier otro tablero con letras. La facilitación puede consistir en apoyo mano-sobre-mano, o en un simple toque del hombro. El individuo con discapacidad empieza el movimiento, mientras que el facilitador le ofrece apoyo físico. En los últimos años se ha informado de anécdotas exitosas de la terapia de Comunicación Facilitada. También han provocado una considerable controversia, porque generalmente, no están respaldadas por investigación empírica. Aparentemente, la Comunicación Facilitada tiene potencial para convertirse en una técnica útil en algunos niños con autismo, particularmente aquellos que son lectores precoces, y son buenos en otras formas de comunicación, como los computadores y los signos, pero que tienen seriamente disminuidas sus habilidades de comunicación verbal.

Terapia de Integración Auditiva

La AIT utiliza un dispositivo que selecciona, de manera aleatoria, frecuencias altas y bajas de una fuente musical (una reproductor de cinta o de CD), y se las envía al niño a través de auriculares. Existen anécdotas sobre los efectos positivos de la AIT. Algunos de los resultados de los que se ha informado incluyen disminución de la sensibilidad a los sonidos, lenguaje más espontáneo, desarrollo de lenguaje más complejo, responder las preguntas en contexto, mayor interacción con iguales, y comportamiento social más adecuado. Sin embargo, todavía no están disponibles resultados significativos de un estudio bien diseñado sobre el programa. Todavía no está claro como funciona la AIT, y si la gente se puede beneficiar de esta terapia.

Terapia de Integración Social

La integración Sensorial es el proceso que tiene el sistema nervioso central para organizar la información sensorial por áreas de uso funcional. Se refiere, por lo general, a procesos que se llevan a cabo en el cerebro, y que permiten a las personas conectar las imágenes, sonidos, tactos, sabores, olores y movimientos, para interactuar con el mundo que las rodea (Mailloux & Lacroix, 1992). Basado en resultados de la evaluación, un terapeuta ocupacional que haya sido entrenado en Integración Sensorial guía a un individuo a través de actividades que plantean retos a su habilidad para responder de manera adecuada a la estimulación sensorial. Este tipo de terapia está dirigida a mejorar el como los sentidos de un individuo procesan la estimulación y trabajan juntos para responder apropiadamente. Al igual que otras terapias, no existen investigaciones concluyentes que demuestren que se obtenga un progreso claro por medio de la Terapia de Integración Sensorial.

El método Lovaas 

Este método (que es un tipo de Análisis de Comportamiento Aplicado [ABA]), desarrollado por el psiquiatra Ivar Lovaas, en UCLA, es un programa intenso de intervención, diseñado originalmente para niños en edad pre-escolar con autismo. Utiliza técnicas conductuales, (moldear o recompensar conductas deseadas, e ignorar o desaconsejar las conductas no deseadas), para alcanzar sus metas. Generalmente, este método consiste en 30 a 40 horas semanales de habilidades básicas de entrenamiento académico, de lenguaje, y de comportamiento. La terapia consiste en 4 a 6 horas diarias de entrenamiento bis-a-bis, entre 5 y 7 días a la semana. Algunas investigaciones han demostrado mejoras dramáticas en 50% de los niños que reciben este tipo de terapia. El método Lovaas está obteniendo una gran atención, pero, al igual que otras terapias, todavía necesita más estudio.

Terapia de Vitaminas

Alguna evidencia anecdótica ha demostrado que la vitamina B6 y el magnesio ayudan a los niños con autismo. La razón detrás de esto es que la vitamina B6 ayuda a la formación de neurotransmisores, de los cuales se sospecha que no funcionan correctamente en dichos niños. (Dalldorf, 1995).

Intervención Dietaria

Se ha encontrado que algunos individuos con autismo tienen sensibilidad o alergias a comidas. Algunos padres optan por que médicos alergólogos evalúen a sus hijos y, basados en los resultados de dichas pruebas, poder eliminar o restringir de su dieta aquellos alimentos a los que los niños muestran una mayor sensibilidad. Por ejemplo, algunos alimentos parecen aumentar la hiperactividad y el comportamiento tipo-autista. Se ha demostrado que el eliminar dichos alimentos de la dieta del niño, ayudan a disminuir dichos comportamientos negativos.

Terapia Anti-Levadura 

A menudo la progresión del autismo incluye conductas no usuales y problemas de comunicación que aparecen en los primeros años de vida, época en la que se trata a muchos niños con antibióticos, por problemas tales como infecciones del oído medio. Los antibióticos pueden dañar la flora intestinal y, posiblemente, causar un "sobre-crecimiento de la levadura". Sin embargo, la existencia de niveles altos de levadura en niños con autismo podrían deberse a una coincidencia (Dalldorf, 1995). Algunos padres han notado que el proporcionar a sus hijos medicación Anti-Levadura disminuye algunos comportamientos negativos. Resultados preliminares de algunas investigaciones apoyan este tipo de tratamiento; sin embargo, los resultados no son concluyentes.

Teacch

Está basado en la comunicación visual por medio de imágenes y símbolos que representan conceptos o palabras y ha sido utilizado principalmente por el sistema escolar para educación especial de varios estados de la unión americana. Es una excelente opción para trabajar en los niños una vez que están bajo control instruccional y fijan su atención.

PECS (Picture Exchange Comunication System):

Es un método de comunicación visual y de lecto-escritura que ha sido aplicado con bastante éxito en algunos estados de la unión americana.

Métodos Tomatis y Berard

Estos métodos se basan en adiestrar auditivamente al niño y con ello abrir canales en su cerebro. Sus resultados son muy discutidos. Los padres podrían considerar este tipo de terapias cuando el niño muestre demasiada sensibilidad a los ruidos.

Musicoterapia

Se busca el vínculo con el niño a través de la música y el ritmo. Hay terapeutas de esta rama que afirman dar nociones matemáticas a través de este método, pero no ha sido comprobado. En algunos niños ha dado buenos resultados.

Delfinoterapia, equinoterapia, y terapia asistida con animales domésticos

Terapia con delfines, caballos, etc. Si tiene acceso a alguno de este tipo, sin discutir sus ventajas o desventajas, el niño tendrá una experiencia única.

  1. Tratamiento elegido

Como ya sabemos, el autismo es una enfermedad de origen incierto.

Existen numerosas terapias pero ninguna centrada en el aprendizaje del lenguaje, ya que esta es la principal disfunción de estas personas. A pesar de ello, se trabaja este aspecto mediante terapias centradas en la comunicación.

Esta patología se caracteriza por un fuerte déficit en la adquisición y desarrollo del lenguaje tanto verbal como no verbal. Por ello las terapias dirigidas a este colectivo tienen como principal objetivo potenciar aquellos aspectos de la comunicación que pueden beneficiar, aunque sea de forma indirecta, a que los niños autistas mejoren la calidad de las relaciones con su entorno.

Son numerosas las terapias dirigidas a mejorar la calidad de vida de los autistas. Entre ellas destacan las que se basan en el trabajo terapéutico con animales. Éstas consiguen establecer un vínculo con el autista a través de diferentes animales como caballo, delfines, perros, etc…

Terapia Asistida con Animales

Durante las relaciones con los animales entramos en un estado alterado de consciencia en la que la humildad y la nobleza de espíritu forman parte de esta interacción y por tanto "desaprendemos" las pautas de conducta de enfrentamiento con el mundo y empezamos a tener consciencia de formar parte del mundo natural. Porque el contacto con la Naturaleza nos hace revivirlos sentimientos más nobles y de interacción con el mundo, que nos hace comprender que somos parte integral de él. Aprendemos que tenemos un sitio y aprendemos a disfrutar de los sentimientos que nos integran directamente a formar parte de la Creación. Porque los animales nos ayudan a través de mensajes, algunas veces subliminales, que entran directamente a nuestro "inconsciente" y que nos enseñan a valorarnos, a relajarnos y a descubrir quienes somos y porqué estamos en el aquí y en el ahora. Nos conducen hacia nuestro presente. El caballo tiene el más puro instinto de fuerza y nobleza en su contacto con los seres humanos; y ésto, añadido a su gran tamaño, hace que la relación del ser humano con él produzca un mejor contacto con el instinto más puro y, por tanto nos ayuda a mejorar nuestras relaciones interpersonales y la autoimagen de uno mismo. Los delfines como maestros terapeutas, no solo por su conducta hacia nosotros en medios saludables para ellos, sino porque emiten sonidos que equilibran la homeostasis de nuestro ser. De los delfines aprendemos su sentido lúdico de la vida y a compartir juegos y a relajarnos relajándoles a su vez a ellos, ya que son animales nerviosos y juguetones, y según investigaciones, ya extendidas mundialmente, son muy buenos terapeutas, tanto para niños con disfuncionalidades, como para ancianos y, para todas las personas que aprecien el jugar e interaccionar un rato con ellos, por supuesto en su medio. Emiten sonidos curativos y son sanadores holísticos. Con los perros aprendemos la fidelidad, la honestidad y la defensa del territorio, así como del amor incondicional que profesan hacia nosotros, de los gatos a relajarnos, así como la independencia y el estar alerta en los momentos de relajación, de los caballos la salida más noble a nuestros impulsos y de los animales de granja a resolver los temores y bloqueos. Y de todos aprendemos sobre temas que tienen que ver con la territorialidad y el uso del espacio. La terapia asistida con animales (en la que interactúan personas, terapeutas y animales) completa el proceso de introspección que en terapias tradicionales se llevan a cabo solamente mediante la comunicación entre seres humanos.

Beneficios indirectos

La existencia de programas terapéuticos con animales genera una serie de beneficios no cuantificables que son de igual manera muy importantes:

  • No solo las personas enfermas o discapacitadas son beneficiadas, sino que también las familias de las mismas y el personal médico de las instituciones que las atienden.
  • Mediante las actividades se puede educar y crear conciencia en la gente de las necesidades y responsabilidades que significan el cuidado y buen trato de los animales. Con los niños este punto es vital, puesto que ellos interiorizan rápidamente su experiencia y generan conductas afectivas con los animales, que se perpetuarán durante sus vidas.
  • Los animales que participan son tratados y mantenidos en las mejores condiciones, además de recibir el cariño de todos quienes los rodean.
  • Las personas encargadas de la zooterapia, en cualquiera de sus modalidades, sienten la gratificación de desarrollar una actividad de ayuda social que es emocionalmente muy bien recompensada por quienes la reciben.

Aspectos científicos

La explicación al fenómeno de la zooterapia pasa por el sistema nervioso central (SNC), y específicamente por el sistema límbico del cerebro, encargado de regular el componente emocional de nuestra conducta.  Al respecto, la visualización y el contacto con la naturaleza induce la liberación de endorfinas a este nivel del SNC, generando sensaciones de tranquilidad que distensionan y gratifican nuestros procesos mentales. En general, cualquier constituyente de la naturaleza es capaz de inducir este efecto, pero son aquellos elementos que interaccionan directamente con el hombre los que entregan mejores resultados. Es el caso de los animales. Con los niños, estos resultados son aparentemente mayores y más notorios, debido a la preponderancia del pensamiento afectivo que los caracteriza, por sobre la racionalización y el control de los impulsos instintivos primarios que son representativos más bien de los adultos.  Sin embargo, niños, jóvenes, adultos y ancianos, tanto sanos como enfermos, son capaces de experimentar estas sensaciones y beneficiarse de ellas. Por otra parte, se ha determinado claramente que existen estrechos vínculos entre las funciones corporales y el estado psíquico, al grado que muchas enfermedades orgánicas y la resolución de las mismas son consecuencia de diversos procesos mentales.  Es el sistema inmune que, en la gran mayoría de estas patologías, participa modulando su accionar según el estado mental del individuo.  Por lo tanto, situaciones de alegría, tranquilidad y optimismo facilitan la recuperación orgánica de cualquier injuria o enfermedad que la afecten, constituyéndose sin duda, en la principal causa del beneficio que significa el acercamiento entre las personas y los animales. Existen otros mecanismos terapéuticos comunes a las distintas modalidades de zooterapias que refuerzan los aspectos psicológicos mencionados. Entre estos destacan:

  • Se estimula la producción de células T, endorfinas y hormonas.
  • Mediante la entretención generada, los pacientes se distraen de dolores y estados depresivos.
  • Se facilita la interacción entre desconocidos, disminuyendo la sensación de soledad.
  • Mediante el ejercicio, la actividad, la alegría y el optimismo se favorece enormemente la autoestima de quienes acceden a las terapias con animales. 

Delfinoterapia

En términos generales, esta modalidad es un procedimiento terapéutico basado en un trabajo dirigido al paciente tanto dentro como fuera del agua, quien se relaciona a las extraordinarias características de tolerancia y apertura de los delfines.  Está claro que el delfín goza de algunas "ventajas" con respecto a otros animales, la principal es el medio en el que habita, "el agua". Todos sabemos que este medio de por sí, ya es terapéutico. El siguiente aspecto es el carácter social que muestran casi todos los delfines, siempre queriendo interactuar con su sonrisa eterna, y por último, su mitificación. Todo el mundo, por mucho que se les informe, siempre creen que es un ser especial, y lo es, pero no como ellos se piensan.

Niños y adultos logran incrementar su nivel de atención como resultado del deseo de interactuar con los delfines.  El propósito general de una delfinoterapia es motivacional, aunque se pueden lograr otros objetivos relacionados al lenguaje, motricidad y pensamiento conceptual.  Se han citado otros logros de este procedimiento, entre los que destacan:

  • El sistema de localización sonora de los delfines puede explicar los cambios celulares y tisulares y la influencia en las neuronas vía resonancia, cavitación o sonoforesis.
  • Después del contacto con los delfines se ha observado una mayor sincronicidad entre los hemisferios cerebrales, además de un mayor grado de ondas cerebrales lentas en el espectro de alfa y theta.  Esta situación activa el sistema inmune y auto regula los procesos corporales.

Las primeras investigaciones utilizando delfines con niños discapacitados se realizaron en EE.UU. hacia 1978, período desde el cual se han venido descubriendo las importantes bondades terapéuticas del contacto con estos animales.

En el caso específico del Autismo, en el cual una de las teorías más fuertes es la ausencia parcial o total de neurotransmisores, estimula directamente al hipotálamo a producir endorfinas que son las células neurotransmisoras y estimula la producción de la hormona ACTH, la cual produce en los pacientes, sensación de estabilidad (sensación de estar en equilibrio emocional)

Por esto se habla de que produce cambios neuroquímicos y neuroeléctricos. Ya que con las terapias tradicionales, se trabaja en un miembro determinado del cuerpo para producir un cambio en el cerebro. Mientras que con la delfinoterapia, se trabaja a nivel cerebral, para producir un cambio físico y mental

Esto no quiere decir que la delfinoterapia, venga a sustituir las demás terapias tradicionales, sino que viene a reforzarlas, ya que después de un tratamiento de delfinoterapia, se van a aprovechar más las demás terapias.

Los pasos a seguir para el tratamiento de un niño autista son los siguientes.

1. Recopilación de toda la información del paciente, antecedentes familiares, diagnóstico médico, tratamientos aplicados, medicación recetada.

2. Se evalúa al paciente, y de acuerdo a los resultados de los puntos 1 y 2, se traza el tratamiento a seguir, y los objetivos específicos a lograr.

3. Al introducirlo al agua, se realiza un periodo de adaptación basados en las propiedades físicas del agua, dicha adaptación es la siguiente :

Adaptación Mental. Introducirlo al agua siempre en brazos del terapeuta, mojándole la cara para que tenga la certeza de que el agua no le va a hacer daño.

Separación: Acercándolo y separándolo del terapeuta para generar una autoconfianza en el niño, evitando que el terapeuta se convierta en un chaleco salvavidas físico o mental

Rotación: Colocando al paciente en las posiciones que utilizaremos en el agua para realizar la terapia.

Equilibrio: Enseñándole al paciente a mantener la armonía y tranquilidad.

Desplazamiento por encima del agua: Mostrándole que puede desplazarse por encima del agua sin ninguna dificultad.

Desplazamiento por debajo del agua: Mostrándole al paciente, que al hundirse, ni al terapeuta ni a él, les va a pasar nada malo.

Técnicas de Relajación: Realizando una serie de ejercicios, para lograr una relajación total antes de iniciar la terapia.

Desplazamiento individual: Ayudado por un flotador adicional, que no es el terapeuta.

4. Después de lo anteriormente realizado, continua una adaptación al delfín, en la cual el paciente ve acercarse el delfín para ser tocado, besado, y de esta manera iniciar la estimulación e integración de los 3 elementos básicos de la terapia (Paciente, Terapeuta y Delfín).

Al iniciar el periodo de adaptación al delfín, el paciente usa 2 flotadores, los cuales se van suprimiendo al transcurrir las sesiones, de acuerdo a las reacciones y necesidades de cada paciente.

Equinoterapia

Las personas autistas parecen no entender las simples formas de comunicación verbal y no verbal, se alejan de las personas y del mundo que los rodea. Se entretienen con algunas actividades y objetos que interfieren en el aprendizaje, no se interesan en compartir sus cosas con otros niños y generalmente no aprenden por medio de los métodos tradicionales de enseñanza, observación e imitación.

El funcionamiento defectuoso de la proteína llamada metalotioneina (MT) es una característica distintiva del autismo. Esta anormalidad (que se cree que es genética) resulta en un trastorno del desarrollo cerebral y extrema sensibilidad a los metales pesados y a otras sustancias ambientales. La experiencia nos ha demostrado que aplicando distintas estrategias, la Monta Terapéutica es un complemento extraordinario para el manejo de problemas de comportamiento y aprendizaje en niños y jóvenes con autismo.

En las formas de trabajo mediante la Hipoterapia para el abordaje de estos alumnos, los especialistas se basan en el principio de la modificación de la conducta, utilizando muchos y diferentes refuerzos extrínsecos (biológicos o primarios y sociales) que son los premios y reconocimiento que transmite el profesional.

Cada alumno presenta una idiosincrasia muy particular en lo que respecta a la calidad de los refuerzos, los que para algunos pueden ser positivos, para otros les resulta totalmente lo contrario; por eso es indispensable conocer bien al alumno para determinar los refuerzos a utilizar para cada uno en particular, lo que sí se ha podido comprobar, es que todos los niños encuentran el movimiento del caballo agradable.

Los refuerzos intrínsecos (los que surgen de la propia actividad o conducta que el niño disfruta) son los más difíciles de promover y la Monta Terapéutica brinda esta posibilidad, ya que el niño, si está bien dirigido, desde el principio, o en pocas clases, comienza a disfrutar de algunos de los beneficios que nos brinda el caballo. La constante pérdida del equilibrio que se produce en un cambio de aire y su pronta recuperación para continuar montado, provoca una obligada concentración.

La relación jinete-caballo que generalmente es espontánea y auténtica en otros niños, en estos casos se da al principio como respuesta más a la curiosidad que a lo afectivo; el éxito de una buena relación se va a dar en forma paulatina y va a depender entre otras cosas de la capacitación, y perseverancia del profesional. La temperatura y el pelo tan suave del caballo invitan a un contacto táctil que al principio puede ser automático pero tal vez pueda transformarse en una manifestación afectiva, fundamental para este tipo de aprendizaje.

El mundo ecuestre le brinda al alumno con autismo, una manera diferente de aprender. Los objetivos operacionales se concretan con éxito, gracias a las específicas estrategias de aprendizaje y a las características propias de la actividad.

Las vivencias en la Monta Terapéutica toman mayor relevancia en las áreas pedagógicas, psicológicas y sociales, incentivando:

– la comunicación funcional. – favoreciendo la comunicación no verbal. – promoviendo habilidades para satisfacer la necesidades de los alumnos sin comunicación. – suplantando las conductas negativas causadas por la frustración en la falta de comunicación. – conductas apropiadas. – promoviendo la concentración. – la atención visual. – la capacidad de respuestas a consignas concretas, mejorando el nivel cognitivo del alumno. – aumentando el deseo de la comunicación, etc.

De esta manera estamos estructurando las bases para desarrollar el lenguaje verbal. Hay que ayudar a estas personas con principios básicos de Equinoterapia en un plan de acción terapeutico-educativo, entendiendo a la persona como una unidad de mente – cuerpo y espíritu, abordando transdisciplinariamente las áreas del lenguaje y comunicación, cognitiva, motor grueso, motor fino, sociabilidad y autocuidado, aprovechando los refuerzos intrínsecos que la actividad genera, influyendo en la razón a través de la emoción y en las trayectorias motoras y expresivas por medio de las trayectorias sensoriales de entrada.

En lo que respecta a los alumnos con autismo, son fundamentales los refuerzos extrínsecos que irán variando en intensidad y calidad, de acuerdo a cada uno en particular y a la respuesta y necesidad según el momento del aprendizaje.

Los caballos han demostrado ser excelentes 'terapeutas' para ayudar a niños con problemas como autismo y parálisis cerebral, entre otros.

La rehabilitación de niños con deficiencia mental, autismo, parálisis cerebral y trastornos de personalidad, ha trascendido ya las paredes de consultorios y hospitales para complementarse con otras alternativas.

Una de ellas es la hipoterapia, disciplina en la que los pacientes interactúan con caballos especialmente entrenados para recobrar la fuerza, libertad y armonía que la disfunción les robó.

Al compás del trote de los caballos, los centros nerviosos de los enfermos son estimulados, e incluso se ha comprobado que ciertas hormonas producen  sustancias neurotransmisoras en el organismo que dan una sensación de bienestar, relajación y euforia a los niños que los montan, los caballos simulan las funciones de varios aparatos ortopédicos, ya que sus movimientos oscilatorios van directamente hacia los centros nerviosos, produciendo así una relajación de los músculos y la elevación del tono muscular, lo cual beneficia a pacientes con contracturas en su cuerpo.

Los cuadrúpedos logran captar la atención en niños con problemas neurológicos. Enseñar a los pacientes con síndrome de Down y niños autistas a dar órdenes a los caballos, se estimulan sus procesos de aprendizaje y percepción.

"El caballo les enseña porque hay una orden verbal, una estimulación somática y una incitación física, esto es, el niño siente la instrucción". Dibujos, rompecabezas, cuadernos para iluminar con la figura del caballo, son los primeros acercamientos que los niños tienen con el animal. 

Después recorren las caballerizas a fin de que observen la forma de vida del equino, cómo lo bañan y cómo lo alimentan.

La terapia consta de tres fases:

Hipoterapia pasiva. Consiste en montar al infante en el caballo para lograr la interacción, confianza y atención del niño. En pacientes con autismo, el simple hecho de montar al caballo genera un decremento de conductas autorepetitivas y funciones alteradas.

La etapa dos o hipoterapia activa. En ella se enseñan órdenes sencillas para controlar al equino, lo que favorece el aprendizaje del paciente.

La última etapa o ecuestre. El niño ya aprendió a controlar sus movimientos corporales y a dar instrucciones más elaboradas a los equinos. No obstante la gran ayuda que proporciona el caballo al niño, los padres deben estar conscientes de que los niños tienen problemas irreversibles, y que aún no hay una cura definitiva para los trastornos cerebrales.

"La hipoterapia es un complemento que ayuda a los niños a llevar de mejor manera otros tratamientos, pues el caballo hace las funciones de un aparato fisioterapéutico, incluso con una mayor cantidad de movimientos". La terapia con caballos se inicia a partir de los 3 años de edad; sin embargo, niños mayores también pueden integrarse al equipo.

Se trabaja 2 veces a la semana en sesiones de 30 minutos y el tiempo total de duración dependerá del avance que presente el paciente.

Objetivos de la hipoterapia en autistas

– Mejorar la atención visual, – incentivar la concentración, – aumentar la capacidad de respuesta a consignas concretas, – estimular el deseo de la comunicación, – disminuir los comportamientos alterados, suplantándolos por conductas apropiadas, – favorecer la obediencia, – promover la capacidad de comprensión, – facilitar la forma de interacción, – influir positivamente en el A.V.D. (actividad de la vida diaria) – maximizar sus capacidades frente a su familia, – proporcionar conocimientos apropiados para su edad, – promover las bases para el lenguaje verbal, – enfatizar el acceso a la comunidad, – mejorar su calidad de vida.

Desventajas de la zooterapia

Actualmente, no están claras las posibles desventajas de una zooterapia. Indudablemente, el peligro de una zoonosis se vislumbra como aquella de mayor importancia, y fundamentalmente cuando se trata de visitas a personas enfermas o inmunodeprimidas. Un gran número de patógenos son candidatos de infectar seres humanos que comparten o cohabitan con animales, y es un riesgo inherente que se puede controlar pero difícilmente eliminar.  Por este motivo, es imprescindible contar con ejemplares tratados por veterinarios, y mantenidos con todas las condiciones adecuadas de manejo que requieren, incluyendo vacunas, desparasitaciones, limpieza y buena alimentación. Las probabilidades de una zoonosis debida al desarrollo de estas actividades son difíciles de calcular, y dependen directamente de las condiciones en que se llevan a cabo las terapias. Sin embargo, con las medidas básicas de higiene y de protección con las personas inmunodeprimidas (mascarillas y guantes) el riesgo prácticamente se anula.  Es de considerar, que las principales fuentes de infección para quienes se encuentran en establecimientos médicos de rehabilitación son las mismas personas que circulan en ellas, incluyendo a los familiares; la especificidad de especie que caracteriza a muchos patógenos, provoca necesariamente una frecuencia mucho mayor de enfermedades transmitidas entre seres humanos respecto de las zoonosis.

Anexo

UNA AYUDA PARA NIÑOS CON LIMITACIONES Terapeutas de cuatro patas

DEYANIRA TIBANA MUÑOZ

Subeditora de Bogotá

La pequeña Camila tiene la mirada perdida y un rostro indescifrable. Está sentada en el pasto, al lado de una joven que le hace musarañas y la llama insistentemente. No reacciona.

Así permanece la mayor parte del tiempo. Su autismo la mantiene alejada de familia, médicos, terapeutas, todo, menos de ‘Victoria’, una perra Golden Retriever diez centímetros más grande que ella.

Desde que se conocieron se hicieron amigas. Fue una cuestión de química. ‘Victoria’ aparece inquieta y brincona por el prado y Camila la distingue a lo lejos. Sus ojos dejan de mirar a la nada y se concentran en el animal. Cuando están cerca, la niña agita la respiración a la misma velocidad con que la perra mueve su cola.

Ella sonríe. Le juega con las manos. La abraza. De vez en cuando le jala el pelo. La perra simplemente deja que la niña haga lo que quiera. No importa si le duele. No asoma ni un milímetro de sus colmillos.

La terapia comienza. Anita, la psicóloga, las dirige. El objetivo es mejorarle los niveles de atención. Si Camila recae en su mundo silencioso, ‘Victoria’ se encarga de buscarla. La atrae solo con posar su nariz húmeda en la mejilla de la niña.

"Camila lleva un mes con ‘Victoria’ y su progreso es enorme. Su familia se ha podido acercar a ella", dice Anita.

Desde el vientre

Para que ‘Victoria’ se volviera coterapeuta de Camila en el Programa de Terapia Asistida que hoy desarrollan la Fundación Ralston Purina y el Centro Colombiano de Hipoterapia, más que pasar por clases de psicología clínica, fue necesario ponerla a prueba desde antes de nacer.

"Este programa tiene más de 10 años de vida en España y aquí apenas estamos comenzando",, dice Dayra Leyva, directora de la Fundación. Se tocaron puertas sin mayores resultados, entre otras cosas, porque muchos médicos no creen que los animales superen lo que ellos hacen con la medicina tradicional.

Al principio se utilizaron perros de exposición. "El experimento no funcionó, porque son criados para que los miren. Ven una cámara y se vuelven el centro de atención", añade Gustavo Palomino, director del Centro de Hipoterapia.

Por eso se optó por manejar el tema desde antes del nacimiento. Cuando la perra está embarazada, se le hacen masajes en el vientre para que sus crías se acostumbren a sentir a la gente. Los futuros coterapeutas no pueden ser agresivos, ni aislados o pasivos. No se pueden salir de casillas en ningún momento. Y es obvio. Deben estar preparados para un mordisco en una oreja o un jalón en la cola, porque su trabajo se centra en ayudar a niños con algún tipo de problema.

A los dos meses, los cachorros preseleccionados reciben estimulación sensorial y auditiva, y a los cuatro, empiezan a demostrar lo que pueden hacer.

Los resultados

Al lado de ‘Victoria’ también están ‘Ramona’, ‘Antonella’, ‘’Ada’ y ‘Xiomi’. Todas perras Golden Retriever, con excepción de ‘Xiomi’, la labradora. Y son perras, no porque sean más maternales, sino porque son menos pesadas para los niños.

Cada una tiene a su cargo un niño. Bryan tiene problemas por deficiencias en su atención. Ahora trabaja con ‘Ramona’. Antes de empezar su terapia, la consiente, le lleva agua y la peina un rato.

"Bryan asiste a terapias para mejorar su capacidad de atención. No se concentra", cuenta su terapeuta. Por eso su trabajo con ‘Ramona’, que acaba de parir diez perritos, consiste en jugar de manera ordenada.

Por ejemplo, a Bryan le dicen: lanza la pelota hacia arriba, recógela, luego se la lanzas a ‘Ramona’ y cuando ella la traiga tú la recibes. Esas instrucciones, aparentemente fáciles, son complicadas para el niño. Después de uno, dos intentos, el juego se completa. Bryan se siente satisfecho y ‘Ramona’ recibe una tocineta.

En otro extremo del Centro de Hipoterapia, Germán David intenta gatear para alcanzar a ‘Antonella’ que lo espera recostada en el pasto a escasos 30 centímetros.

Germán es un niño con parálisis cerebral. A pesar de su limitación, conoce a su perra y cuando por fin logra alcanzarla la abraza y dibuja una sonrisa en su rostro.

La psicóloga comienza la sesión: "Repite Germán: An-to-ne… Mira mi boca y muévela igual. El ejercicio se hace una y otra vez. El pequeño se cansa y recuesta su cabeza sobre el lomo de la perra. Ella ni se inmuta. Luego le busca la barriga para rascarla. Uno de los placeres caninos. Germán se ríe. ‘Antonella’ bate la cola. La terapia da resultados.

Tres horas más tarde Camila, Bryan y Germán han terminado, pero no quieren que sus amigas se vayan. La separación es difícil. Unos dependen afectivamente de otros, y sin que nadie se los haya dicho, aprendieron a fortalecer un lazo que ni el silencio ni la falta de atención puede romper

"PROGRAMA DE AYUDA A PERSONAS CON AUTISMO". (P.A.P.A).

La Terapias Asistida por Animales de Compañía, (TAAC), no son la panacea a todos los problemas, no son un "ábrete sésamo", hacía el mundo interior del niño, especialmente cuando se trata de niños muy trastornados, ya que en el mejor de los casos, el progreso, es muy lento. Sin embargo, la experiencia de los trabajos realizados por psicólogos como Levinson, Condoret o Redefer, indican que tener un animal como apoyo a la terapia, consigue acelerarla y la relación se establece con mayor facilidad, sobre todo en el caso de Personas con Autismo, en donde su utilización es mucho más segura y efectiva.

Un claro ejemplo, es el de Betsabe, una Persona con Autismo de tres años y medio, que solamente se interesaba por objetos, como papeles, cajas o cubos, desinteresándose por los animales que se estaban utilizando como coterapeutas. Rechazaba cualquier tipo de contacto físico, como ser cogida de la mano, y por supuesto, ser besada o abrazada. Durante año y medio, no expresó ningún tipo de atracción hacía ningún perro o gato, hasta que casualmente un día, una paloma entró por la ventana de la habitación en donde se encontraba. Su reacción fue impresionante, por primera vez sonrió, imitando con dificultad el vuelo del pájaro con sus manos. Por primera vez, pronunció sonidos distintos a los habituales "que, que", dijo en un intento de comunicarse con la paloma. Posteriormente Condoret, introdujo palomas en la rehabilitación de Betsabe, y poco a poco, comenzó a desear contactar con la paloma, llegándolo a hacer. Aprovechando esa actitud, se le introdujo de nuevo al perro, para observar la reacción. El resultado fue que Betsabe, deseo acariciarlo, llegando incluso a besarlo. Esta actitud se generalizó, y Betsabe comenzó a relacionarse con su profesora, y tras meses de terapia, se relacionó positivamente con sus compañeros, dejando incluso que la besaran.

Bibliografía

 

Gabriela Prepelitchi

Partes: 1, 2
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