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Una moral agnóstica o científica para carabineros (página 4)


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En todas las actividades sociales modernas de fines del siglo XX, el menos capaz, él con menos mérito, él más depresivo, recurre a la superstición que excluye la primacía moral; son valores antiéticos. Demás está decir lo inconveniente que es para la sociedad toda la agrupación de estas personas que necesitan aferrarse a algo para poder tener una vida más o menos digna; pero es aun peor para ellos porque la experiencia ha demostrado que son víctimas fáciles de embaucadores, falsos profetas, iluminados y todo tipo de delincuentes, que hacen de esta situación de indefensión social su forma de vida, ya que como decíamos anteriormente, solo se persigue la materialidad, tanto de las víctimas, que pretender por este medio mejorarse socialmente, como del delincuente embaucador.

Como decíamos anteriormente en Carabineros como actividad profesional es donde más se nota la modificación de sus costumbres religiosas, donde la mayoría era Católico no participante o no activo, se han equilibrado en cantidad con los evangélicos, testigos de Jehová, mormones, y otros.

Los elementos naturales del sentimiento religioso son permanentes. La emoción ante lo incomprendido suele sobrevivir a la pérdida de las creencias ancestrales, engendrando formas superiores de misticismo, desmaterializada supuestamente.

Un dulce éxtasis optimista puede embargar a los que contemplan las armonías siderales, a los que buscan el unísono entre la mente humana y el infinito que le rodea a los que ansían aumentar la felicidad entre los hombres. Las formas estéticas, morales, metafísicas o sociales del misticismo, son transmutaciones superiores del sentimiento religioso, libres de superstición y de dogmas.

El valor ético de la religiosidad no ha sido privilegio de ninguna iglesia determinada y las más bellas virtudes humanas no fueron gracia particular de cualquiera de los dioses. Todas las creencias, alguna vez, inspiraron nobles ejemplos de conducta, que constituyen un patrimonio moral común a toda la humanidad.

Los pueblos que veneran más dioses o los han venerado, no son los que practican o han practicado más virtudes. Solo después de adorar, astros, animales, héroes, imágenes, aprende el hombre a elevar su veneración hasta ideales éticos. Es por ello que los miembros de la FF.AA. en Chile y fundamentalmente en Carabineros, que es el caso que nos reúne, cuando estos hombres, veneran supuestos ídolos generados a la fuerza o por la ignorancia y falta de valor de los seguidores, es doblemente difícil que se eleven a venerar ideales éticos, en su reemplazo, es que caen embaucados por el afán de consuelo.

En todas las religiones la abundancia de ofrendas y la crueldad de los sacrificios es signo de superstición, no de moralidad, exactamente lo contrario; las iglesias que manejan las unas y reglamentan los otros, son empresas en que la administración de los intereses temporales ha relegado a segundo plano las finalidades éticas.

"La fe es pasión de servir a un ideal". Es eterna y eternamente se renueva, porque no implica una creencia particular sino un estado de conciencia que puede coexistir con todas. Es por ello que las religiones son totalitarias, absorsivas e intolerantes con las otras religiones, en la práctica es el temor a que se puedan esfumar sus "clientes".

Nos referimos a iglesia, como un conjunto de personas de cualquier credo; en Chile, es costumbre llamar iglesia a la capilla, el templo, la basílica, etc. lo que es un error.

Los que aman apasionadamente un ideal demuestran fe si lo predican con firmeza o lo defienden con heroísmo. Es por ello, las procesiones y las prédicas públicas.

La fe de los místicos es una fuerza para la acción, pero no es un método para llegar al conocimiento de la verdad. Un estado de ánimo que impulsa a creer apasionadamente es útil para obrar, pero como pasión SE PERTURBA EL JUICIO, excluye la crítica y cristaliza la creencia, no es instrumento adecuado para investigar, sobre todo porque la historia ha demostrado que las agrupaciones religiosas, como las agrupaciones gremiales o profesionales, benefician ostensiblemente el espíritu de cuerpo, siempre en perjuicio de la ética y la moral y por tanto en contra de la verdad. Porque, además el hombre ancestralmente y en su instinto animal se agrupa por protección y para ir de caza, como depredador, nunca para beneficiar a otro, siempre para beneficiarse, no importando el medio.

Por muchos senderos puede marcharse con igual fe, aunque persiguiendo distintos objetivos. No obra la fe de igual modo cuando adhiere a supersticiones muertas y cuando entusiasma por ideales vivos. Su intensidad puede ser la misma al servicio de la verdad o del error, pero obviamente, no son iguales sus resultados; ora sostienen un pasado que se derrumba, ora construyen un porvenir que deviene.

El sentimiento religioso expurgado de las supersticiones ancestrales, podrá convertirse, en hombres más cultos, en una pura aspiración moral que no contradiga a las verdades de su tiempo; perfeccionándose en función de las experiencias, inspirará el deseo de obrar moralmente, dignificando la vida individual y social.

Llegara el momento en que los hombres mejores no busquen la complicidad de utilitarios dioses, acaso inventados para consuelo de las víctimas o para la justificación de los verdugos; la fe acentuará entonces, las fuerzas morales que le impongan buscar en la sabiduría las FUENTES insecables del deber y de la responsabilidad.

Y cuando un hábito de siglos les haga mirar a los alto, verán que un cóndor, el ideal, tiende sin cesar las alas hacia una estrella, sin alcanzarla nunca.

La fe sobrevivirá a todas las supersticiones, compeliendo al hombre hacia la perfección moral que es infinita.

Entonces, ¿Por qué Agnóstico?.

La fisiología es la ciencia de los fenómenos que ocurren entre los seres vivientes. A pesar de su claridad esta definición, impone la necesidad de explicar los principales términos que contiene.

Procuremos, pues, dilucidar los siguientes puntos

1. -Qué es un fenómeno.

2. -Cuáles son los fenómenos que ocurren entre los seres vivientes

3. -Qué es una ciencia.

1. -Fenómeno, es toda apariencia o manifestación que está bajo los sentidos. Pero ¿Qué es lo que cae bajo los sentidos? o mejor ¿qué podemos conocer por los sentidos?.

La naturaleza sobre la tierra se compone de cuerpos inanimados o brutos y seres vivientes. Los cuerpos brutos están constituidos por materia, forma y energía, íntimamente unidas; así el hidrógeno, el oxígeno, el cabón, el fierro, la madera, el azúcar, el agua, etc. están compuestos no solo de materia sino que también de energía.

La materia es el elemento inerte; nos da la noción de extensión y la de cantidad o masa de los cuerpos.

La energía es el elemento activo de la naturaleza animada; nos da la noción de intensidad, pero no posee ni extensión ni masa.

La materia y la energía están sometidas a ciertas leyes, de las cuales la más importante es conocida con el nombre de: principio de conservación de la energía…:

"Nada se crea, nada se pierde". Todo lo que pasa en la naturaleza, en la tierra y en los sistemas y galaxias más remotas, no es sino una mutación de materia y de energía.

Cuando 12 Grms. de carbono y 32 grms. de oxígeno se combinan para dar nacimiento a 44 grms. de ácido carbónico, la cantidad permanece la misma (44 grms), pero la energía contenida en esos dos cuerpos, hasta entonces latente y potencial, aparece, por lo menos, en parte bajo la forma de luz y calor y medida en el "calorímetro", da 97,6 calorías.

Aplicado a una cierta cantidad de agua líquida el calor da nacimiento a una fuerza, que separa las moléculas de aquella y la convierte en "vapor de agua". Esta fuerza o tensión del vapor es transformada en ciertas máquinas (locomotivas, dinamos, etc,) sea en fuerza motriz, sea en electricidad, las cuales a su turno, pueden ser convertidas en calor, en luz, en magnetismo, etc. Las cosas suceden como si hubiera un agente único (la energía) que revistiera sucesivamente variados aspectos (formas de energía).

Estas formas de energía, nacen la una de la otra y pueden volver, sin pérdidas de intensidad, a su forma inicial. Se dice que son equivalentes.

Esta disgresión nos ha permitido arrojar una mirada sobre los elementos de la naturaleza inanimada.

Volvamos ahora a la cuestión inicial: ¿Qué podemos conocer por los sentidos?; ¿Para qué nos sirven?.

Los sentidos nos ponen en relación con el mundo externo por medio de órganos especiales, formados todos ellos con arreglo a un tipo único…:

Una célula situada en la periferia; Una célula situada en el centro y células intermedias que las unen.

La célula periférica recibe la impresión que viene de afuera y la transforma en influjo nervioso, que las células intermedias transmiten a la célula central.

Estas consideraciones bastan para demostrar que los sentidos no pueden ser impresionados sino por la energía, porque solo la energía puede ser cambiada en influjo nervioso, que no es en suma sino una forma de energía y puede ser transmitida así de la periferia al centro. La energía es pues, el objeto común de nuestros sentidos, según sea uno u otro el sentido que impresione, decimos que estamos en presencia de una u otra de sus formas.

Así percibida por la vista la energía es designada con el nombre de luz o energía óptica; percibida por el sentido térmico es llamada calor o energía térmica, y estas dos formas de la energía, calor y luz, por nombrar algunas de las más básicas, parecen no ser en realidad más de dos grados diferentes de intensidad de una sola misma especie de energía, la energía eléctrica. El tacto percibe la fuerza de resistencia; el oído percibe el sonido que son la sensación producida por la variación en la presión de aire; el gusto y el olfato, en fin son estimulados por la energía química.

Los sentidos aplicados a los instrumentos modernos son los medios de que dispone en la actualidad el hombre para estudiar la naturaleza, ahora bien, la imperfección de tales medios es innegable.

Desde luego los sentidos no son impresionados por todas las formas de energía; no poseemos sentidos especiales para la electricidad, para el magnetismo, los cuales solo podemos percibirlos transformados en energía óptica, térmica o mecánica.

Las mismas nociones de la energía adquiridas directamente por los sentidos no son perfectas. Así, no podemos ver los objetos muy pequeños o muy alejados o bien aquellos que pasan muy rápidamente delante de nuestros ojos.

Por el sentido térmico no podemos percibir las diferencias de temperatura sino hasta cierto grado bajo la temperatura de nuestro cuerpo o sobre ella. Del mismo modo el oído no es impresionado por toda vibración del aire a las que sobrepasan un determinado ritmo o frecuencia o no llegan a él. El tacto nos da nociones muy poco precisas sobre la energía mecánica. En fin, el gusto y el olfato son medios de análisis químicos muy rudimentarios.

Por lo demás el hombre trata de ensanchar artificialmente el campo de investigación de sus sentidos, El microscopio, el telescopio, el termómetro, el teléfono, el método gráfico no hacen sino ampliar un poco los límites de acción de los sentidos.

Acción y reacción- causa efecto: esta es la vida.

Pero si tenemos sentidos para percibir ciertas formas de la energía, con todos los avances que nos ha dado la tecnología, no tenemos ninguno que perciba la materia, la cual no podemos conocer sino indirectamente, debido a constituir a su propiedad de constituir el substratum de la energía y emitirla bajo las diversas formas sensibles: luz, calor, fuerza mecánica, etc… Así yo no percibo la materia de ese papel, pero si las radiaciones ópticas que refleja, ni la materia de la madera del cortaplumas, sino la fuerza de resistencia que opone a mi mano.

Aun más, si bien, gracias a los sentidos percibimos directamente la existencia de la energía e indirectamente la existencia de la materia, la ESENCIA, de estos dos elementos de la naturaleza permanece para nosotros inaccesible. No sabemos, ni sabremos jamas, que es la materia ni que es la energía.

Hemos dicho que fenómeno es aquello que cae bajo nuestros sentidos. Podemos agregar ahora, que un fenómeno es un hecho, un acto que se desprende de la energía en forma capaz de impresionar a nuestros sentidos.

Los fenómenos de la materia inanimada son las mutaciones de energía y de materia de los cuerpos brutos, percibidas por nuestros sentidos.

Pero: ¿Qué debemos entender por fenómenos vitales o fenómenos propios de los seres vivos?.

Todo ser viviente tiene un cuerpo compuesto de materia y de energía.

El análisis químico elemental nos muestra que este cuerpo está formado por un pequeño numero de elementos, entre los cuales, los más importantes son: el carbono, el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno, el azufre, el fósforo, el calcio, el magnesio y el fierro.

Estos elementos aparecen combinados en ciertas proporciones y forman una substancia compleja, el protoplasma y el bioplasma, que existe en todos los seres vivientes y que solo se encuentra en los seres vivientes.

El bioplasma constituye, por así decirlo, el substratum, de la vida, tal como la materia constituye el substratum de la energía.

Pero, así como un trozo de mármol no constituye una estatua, así una partícula aislada de protoplasma no constituye un ser viviente.

En efecto, uno de los principales caracteres de los seres vivientes es la forma, y su elemento morfológico es la célula o plastina. Para que el protoplasma pueda vivir, es menester que exista bajo la forma de célula. Ciertos seres vivientes están formados de una sola célula, otros son pluricelulares y en este caso las células aparecen diferenciadas y reunidas para construir diversos órganos.

Para que los fenómenos vitales puedan manifestarse en el ser vivo y en general en toda célula, deben ser colocados en un medio que llene ciertas condiciones, es decir, en un medio que contenga la materia y la energía bajo una cierta forma y en determinadas proporciones.

Así el medio ambiente en que vive una célula debe contener ciertas substancias nitrogenadas, hidrocarbonadas, en la actualidad se les llama carbohidratos, grasas, minerales, debe contener agua y oxígeno y debe finalmente tener un determinado grado de temperatura, de luz y de presión.

Cuando estas condiciones no se realizan la vida es imposible, un ser viviente colocado en un medio tal, muere. Lo mismo le pasará a las organizaciones y a las actividades sociales, se iniciarán y acabarán bajo el mismo principio natural.

A veces, sin embargo la vida persiste, pero no aparente (vida latente o potencial); privado de agua un grano de trigo puede permanecer inerte durante centenas de años, para enseguida manifestar su vida desde que encuentra condiciones favorables.

En consecuencia, una organización especial y un medio conveniente son las condiciones indispensables para la manifestación de los fenómenos vitales.

Cuando estas condiciones se realizan, la investigación de los sentidos, dirigida sobre un ser viviente, nos permite constatar los siguientes hechos…:

A.- Los seres dotados de vida, en presencia de las substancias químicas contenidas en el medio exterior (nitrogenadas, hidrocarbonadas, etc.) las liquidifican (vuelven líquidos), si son sólidas, las incorporan y las asimilan, es decir las transforman en substancias idénticas a las que entran en la constitución de su propio cuerpo.

Una parte de las substancias alimenticias es absorbida y almacenada en forma de reserva, destinada a ser aprovechada más tarde, la otra es elaborada y transformada en protoplasma.

Estos diversos actos que son designados bajo el nombre de funciones de nutrición, se observan con algunas variantes EN TODOS los seres vivos.

B.- Los seres vivientes son impresionados por la energía exterior. Sometidos a la acción de la energía mecánica a radiaciones luminosas o calóricas de cierta intensidad, o bien a una corriente eléctrica, reaccionan por un movimiento, por un desprendimiento de calor, de luz, de electricidad, por una secreción glandular, y al mismo tiempo emiten al medio ambiente, ácido carbónico, agua y substancias nitrogenadas como la urea.

En otros términos, el ser viviente, bajo la influencia de diversas formas de energía exterior, pone en libertad, actualiza, una parte más o menos considerable de la energía contenida en su substancia. Al mismo tiempo una parte de esa substancia se degrada, es decir, es transformada en otra substancia, cuya energía potencial es más débil y que, convertida en inútil, es eliminada. Estos actos conocidos bajo el nombre de funciones de relación, se observan en todos los seres vivos.

Estos hechos, estas funciones de nutrición y de relación constituyen los fenómenos vitales.

Ahora bien, estos fenómenos vitales no son sino mutaciones de energía y de materia; son en consecuencia idénticos en su esencia a los fenómenos de la naturaleza inanimada.

Pero difieren de ellos porque están coordinados y se producen en vista de un fin determinado; LA CONSERVACION DEL INDIVIDUO VIVO.

La idea de finalidad, de armonía, de adaptación de medios a un fin preciso, caracteriza los fenómenos vitales.

Por otra parte, esos fenómenos son generalmente designados con el nombre de función (functis, de fungi, cumplir, descargarse) palabra cuya significación etimológica es: cumplimiento de un cargo, de un fin de una obligación.

En las palabras precedentes he pretendido explicar lo más simplemente posible, los resultados de la observación del ser viviente, de todos los seres vivientes a través de la historia del hombre y su misma evolución, por algo, esta rama de las ciencias se llama Fisiología Filosófica, sustentada en parte por Darwin en la evolución de las especies.

Hemos llegado, espero así lo hayan entendido, a constatar que todos los actos morfológicos y todos sus fenómenos fisiológicos se realizan siempre en vista de un objetivo útil y que este carácter de finalidad constituye el rango distintivo de la vida.

Hemos hecho enseguida, el examen de las hipótesis que tienen la pretensión de explicar la vida y hemos mostrado que el "materialismo", como su complemento la "generación espontánea "y el auxiliar de esta, el "darwinismo", no son sistemas erróneos que nada tienen en común con la ciencia.

Pero no basta demoler; es preciso colocar al en el lugar de lo que se destruye. Es lo que vamos a hacer ahora:

Lo que buscamos es descubrir la causa de la finalidad morfológica y fisiológica que existe en los seres vivos.

La finalidad vital debe evidentemente ser una causa, porque en la naturaleza, todo tiene su causa y toda causa tiene su efecto.

Ahora bien, la finalidad considerada en general, solo puede tener una de estas causas:

1. -O es efecto de una voluntad, es decir, de un agente que concibe el fin y dispone los medios para realizarlo. Algo superior, por ejemplo un Dios, un Hacedor.

2. -O es efecto del azar, de la casualidad, es decir, de un conjunto de circunstancias cuyo encuentro y concurso no son requeridos y son espontáneos. Teoría de Darwin.

Con todos los avances del hombre, aun no se descubre otras causas distintas a las anteriores.

¿A cuáles de estas dos categorías pertenece la causa de la finalidad vital?.

Una ligera referencia tenemos que hacerle a Darwin al tratar de la causa de la finalidad vital.

La negación brutal de las causas finales, muy sencillas para los químicos y físicos cuyos estudios se refieren únicamente al estudio de los cuerpos que llamamos brutos o puros y a los cadáveres, es decir a las cosas desprovistas de finalidad aparente e inmediata para los humanos – debería repugnar, sin embargo, NO a los naturalistas y científicos modernos, que a cada paso, encuentran medios coordinados y adaptados a sus fines

Pero para ciertos naturalistas, se trataba antes que todo de salvar el "dogma materialista"; era preciso que, -en la posibilidad de negar la finalidad biológica, incompatible con el dogma, se buscase como atenuar su importancia, haciendo creer a la gente, que en realidad los seres vivos no representan sino una apariencia de finalidad, que resulta de causas puramente mecánicas, que es en efecto el azar, de la casualidad.

La hipótesis darwinista respondía a la perfección, a ese desiderátum y tal es la explicación de su celebridad y del favor merecido que goza aun hoy entre los otros naturalistas.

La doctrina darwinista (transformista- evolucionista) pretende que los seres vivos, están sometidos a una especie de selección, que reconoce tres factores principales, – por decirlo así mecánicos, -a saber: la variabilidad, la herencia y la lucha por la existencia.

La variabilidad produce modificaciones en los caracteres de los seres vivos, modificaciones de toda clase, ya indiferentes o bien útiles o dañinas para el individuo. Según Darwin la variabilidad puede producir su efecto en cualquiera de los caracteres del ser dotado de vida (microorganismo– planta – animales – hombre – insecto, etc.) en direcciones indeterminadas y es ilimitada.

La herencia o atavismo hace que los seres vivientes transmitan a sus descendientes las modificaciones de los caracteres adquiridos por la variadas y la mezcla. Según Darwin, la herencia perpetúa indefinidamente toda modificación de cualquiera de los caracteres. (El perro siempre seguirá siendo perro, por mucho que evolucione).

La lucha por la vida tiene por objeto la exterminación de los seres, que, a consecuencia de la variabilidad han sufrido modificaciones inútiles o dañinas, de sus caracteres; no deja subsistir y perpetuarse más que a los seres cuyos caracteres se han modificado en un sentido útil.

El resultado de la colaboración de estos tres factores es la formación de seres que han tenido una organización cada vez más complicadas, – en otros términos, la formación de especies que se transforman las unas en las otras remontando progresivamente en la escala biológica.

Pero hay más: Los seres vivientes, gracias a las modificaciones útiles que se acumulan (porque también las hay inútiles) poco a poco en el curso de los tiempos, – modificaciones producidas por la variabilidad, transmitidas por la herencia, escogidas y fijadas por la lucha por la vida (que elimina todo lo que es inútil)- llegan finalmente a no poseer más que caracteres útiles y de tal suerte todos los actos y todos los fenómenos de estos seres PARECEN realizarse con la mira de un fin inmanente.

La finalidad vital no es, pues, una finalidad propiamente dicha, es decir – concebida, ideada, querida, sino solamente una apariencia de finalidad debida a la CASUALIDAD, al AZAR.

Esta hipótesis, seguida por la mayoría de los científicos más avanzados, por los principales intelectuales, líderes políticos y artistas, capaz de explicar la admirable armonía que reina en el mundo viviente, – sin necesidad de recurrir a la intervención de causas finales.- fue recibida por los materialistas con un entusiasmo indescriptible, porque venía a salvar su sistema de la caída que lo amenazaba.

El alto valor de la teoría de la selección de Darwin, consiste, como todo el mundo lo reconoce, en que explica la finalidad de la naturaleza orgánica por medio de principios puramente materiales y sin el auxilio de ninguna teología.

A este carácter es al que debe la teoría de la descendencia el ser hoy día generalmente aceptada en el mundo intelectual. (De Vries, Teoría de las Mutaciones I, 1.901, pg.139; ver también L. Errera. Darwinismo, 2da edic. Bruselas, Lamertin, 1.904,pg.77.)

En realidad, creer que el darwinismo explica de un modo totalmente mecánico la finalidad suprimiéndola así del mundo viviente, es una pura ilusión. En efecto, la variabilidad de los caracteres y la herencia suponen la existencia previa de una organización primordial y de la reproducción cuya finalidad indiscutible permanece inexplicada.

La observación prolongada durante muchos años, constata que el hombre permanece hombre, el árbol, árbol; la encima, encima; la mosca, mosca; etc.- en otros términos, que las especies sí son fijas.

Darwin pretende por el contrario, que las especies no son fijas, que se transforman las unas en las otras.

Para que tal hipótesis pudiera ser admitida en la ciencia, sería preciso, ante todo, que fuera probada.

Ahora bien, al hacer el examen crítico del darwinismo, hemos demostrado que Darwin no presenta ningún hecho que demuestre de una manera evidente, la transformación ni siquiera de una especie actual.

Hemos establecido igualmente, con pruebas palpables que contrariamente a lo afirmado por Darwin, en la naturaleza no se produce la variabilidad ilimitada de cualquiera de los caracteres del ser viviente, ni la transmisión hereditaria definitiva de toda modificación adquirida.

Hemos, en fin probado que, sin la ayuda de esos factores, la lucha por la existencia no puede efectuar la selección natural. Y en efecto, la observación seria de los hechos demuestra que la lucha por la vida impide la alteración y degradación del tipo específico y constituye la principal causa de la fijación de las especies, en lugar de serlo de su transformación.

La selección imaginada por Darwin, no existe en realidad. En consecuencia la explicación mecánica de la finalidad vital, edificada sobre un cimiento ficticio, tiene un valor igual a cero.

La crítica del darwinismo que nos ha permitido arrojar esa doctrina fuera de la ciencia, nos ha dado pues, al mismo tiempo, una respuesta al problema que nos preocupa.

De esta discusión que ha demostrado el vacío de los esfuerzos de los darwinistas, se produce de una manera indiscutible que la finalidad vital no es un efecto de la casualidad del azar. Y como una finalidad no puede ser sino, o fortuita o producto de una voluntad, no siendo lo primero, la finalidad vital debe ser querida.

En otros términos, la finalidad vital reconoce por causa un agente que ha concebido un fin morfológico y fisiológico del ser viviente y que coordina los medios para que llegue a ese fin

Ensayemos dar una noción precisa de lo que es un agente de la finalidad vital; noción que una lógica rigurosa impone a nuestro espíritu.

Para traer un poco de luz a una cuestión tan obscura, -y sobre todo para no extraviarnos por caminos extracientíficos, – tomemos como punto de partida los hechos observables, de cuyo terreno no podemos separarnos jamás.

1. – La observación muestra que la finalidad de cada ser le es propia o inmanente (de in: en; y manere, pertenecer, morar), es decir, que todo lo que pasa en el ser tiene su término en el mismo ser, que mira solo a su propia utilidad y no a la de los demás seres, de ésta es más o menos independiente y aún a veces está en conflicto con ella. Los ecologistas se preocupan de la convivencia armónica entre los seres vivos y el medio ambiente, igual los ambientalistas y otros grupos naturalistas que van ampliándose rápidamente, los activistas, de momento son la minoría.

En consecuencia, cada ser viviente posee en sí mismo el agente de la finalidad vital, agente que designaremos con el nombre de "ALMA", nombre consagrado por el uso de todas las épocas.

2. – La observación muestra que los hechos vitales de cada ser forman un conjunto armonioso donde todo concuerda y nada se contradice; esto nos conduce a admitir que la finalidad biológica es el efecto de un agente único para cada individuo.

El testimonio de la conciencia del hombre alega por lo demás en el mismo sentido, al atribuir todos los actos y todos los fenómenos vitales a un "YO" único.

3. – El agente de la finalidad vital no cae bajo la esfera de los sentidos. Y como nuestros sentidos son impresionados solo por la energía física, se deduce de esto que este agente difiere por su naturaleza, de la energía física.

A fortiori, (id nuevamente al diccionario), difiere de la materia que es inerte (que no es un agente) y que, siendo substratum de la energía la emite en sus diversas formas. Hemos explicado que el agente de la finalidad vital no puede ser ni la materia, ni la energía (que constituyen el cuerpo del ser) porque esos elementos no implican el atributo de la finalidad.

Se expresa esto diciendo que el ALMA es inmaterial. La energía, la materia y el alma son los tres elementos constitutivos de la naturaleza. Ahora bien, siendo imperecederas la materia y la energía, en virtud de la ley "nada se pierde, todo se transforma", es inverosímil que el alma haga excepción a la ley común; de allí la conclusión: el alma es igualmente imperecedera. Es lo que se expresa diciendo: "el alma es inmortal".

En cada ser viviente, existe entonces, un alma única inmaterial, causa de la finalidad vital.

La impotencia de la Doctrina Materialista y de sus complementos, la Generación Espontánea y el Darwinismo, para explicar la finalidad vital, nos ha conducido a admitir que en cada ser viviente existe un ALMA, única e inmaterial.

Debemos agregar que la existencia del alma puede igualmente ser demostrada por la vía de la hipótesis.

Pero para que nuestras conclusiones sean irreprochables, sigamos el único procedimiento que emplean los sabios cuando quieren remontarse de los efectos a las causas, pues, como modelo e imitemos como ejemplo, el método que han empleado los físicos cuando se trataba de descubrir la causa de la propagación de la luz.

Para explicar la propagación de la luz, es decir, para determinar su causa eficiente, los físicos compararon desde luego este fenómeno al movimiento, al transporte de una bala de cañón. Llegaron a la conclusión de que la fuente luminosa emite, en todas las direcciones y en línea recta, pequeños proyectiles, partículas de un fluido sutil, la luz, proyectiles cuyas trayectorias forman los rayos luminosos.

Tal es la hipótesis conocida en física bajo el nombre de la Teoría de la Emisión.

Como era imposible verificar, por la prueba y con contra- prueba experimentales, los sabios se contentaron con poner esta hipótesis en confrontación con los hechos de observación y la admitieron en la ciencia porque explicaba todos esos hechos de una manera satisfactoria.

Así, según la hipótesis de la Emisión, la reflexión de la luz no sería sino el rebote de los proyectiles luminosos, cuando llegan a encontrar un obstáculo, una superficie resistente. Lo mismo, la refracción de la luz sería algo análoga al cambio de dirección que sufre una bala que atraviesa medios de diversa densidad, que, por ejemplo, pasa oblicuamente del aire al agua.

La teoría de la emisión parecería estar definitivamente afirmada, cuando se percibió que no podía dar cuenta de cierto fenómenos, tales como las franjas luminosas y la difracción, fenómenos con los cuales está en desacuerdo.

Esto bastó como para que llegara a ser considerada como sospechosa y se buscase como reemplazarla.

Los físicos buscaron entonces otro término de comparación sobre cual poder basar el razonamiento por analogía y lo encontraron en lo que pasa cuando se arroja una piedra en el agua tranquila de un lago: ondas concéntricas recorren la superficie del agua alejándose más y más del centro representado por punto donde la piedra tocó el líquido.

Se sacó la conclusión de que la propagación de la luz en análoga a la propagación de estas ondas.

Pero la propagación de estas ondas en la superficie del agua reconoce como causa las vibraciones de las moléculas de este líquido. ¿Qué es lo que vibra en el caso de la propagación de la luz?.

Sabemos que la luz atraviesa los cuerpos sólidos (el vidrio) y los gaseosos (el aire); pero no son solo las vibraciones de las moléculas de estos cuerpos las que se propagan, porque atraviesan igualmente el vacío experimental y el de los espacios interplanetario e intergaláctico.

Los físicos se vieron obligados a imaginar un agente especial, – el éter físico, – cuya vibración sería la causa de la propagación de la luz.

Los físicos han llegado aun a apreciar las propiedades o atributos del éter y he aquí como han procedido para ello. Han comparado el éter del agua, y después del control experimental, relativos a los efectos sensibles de estos agentes, han afirmado o negado para el éter las principales propiedades físicas del agua.

De esta manera han sido llevados admitir que el éter constituye un medio continuo que baña todos los cuerpos sólidos, líquidos y gaseosos y cada una de las moléculas y que además llena los espacios inteestelarios e intergalácticos y así mismo el vacío aéreo; que estén en medio es compuesto por moléculas capaces de vibrar, moléculas distintas a las de los cuerpos materiales, que es perfectamente elástico, que es imponderable y está uniformemente repartido en el universo. Que no opone resistencia alguna al movimiento de los cuerpos celestes, en otros términos, que está desprovisto de densidad.

Tal es la hipótesis llamada de "la ondulación", hipótesis que explica todos los hechos de observación y que no está en contradicción con ninguno de ellos.

Sin embargo esta hipótesis no puede ser verificada directamente por la prueba y la contraprueba experimental.

Esto no ha impedido a los científicos investigadores, sabios y físicos introducirla en la ciencia y basar sobre ella la interpretación de los fenómenos de la naturaleza.

Para descubrir la causa de la propagaciónn de la luz y para definir el éter, los físicos han empleado el razonamiento por analogía, o más bien dicho, la hipótesis.

Apliquemos este método a la demostración de la existencia del alma; sigamos paso a paso el procedimiento de los hombres de ciencia; escojamos un término de comparación conveniente, un objeto que presente con el ser vivo, analogías reales cuya causa no sea conocida. De esta causa podemos deducir la de la finalidad vital. -en la misma forma en que los físicos en que los físicos han deducido de la forma de propagación de las ondas del agua, el modo de la propagación de la luz.

Los materialistas han comparado al ser viviente con los cuerpos brutos, con las piedras. Pero la piedra en nada se parece al ser vivo, en ella no hay rastros de finalidad morfológica o fisiológica, – y menos aun de conciencia. La conclusión que han derivado, – por medio del razonamiento de analogía, -de la causa de una a la otra, ha sido forzosamente errónea.

Busquemos otro término de comparación que presente con el ser viviente analogías más íntimas.

Y bien, una máquina que funciona se parece a un ser vivo, más que una piedra inerte. En efecto, una máquina algo de parecido a la finalidad morfológica y fisiológica. Está formada por órganos, que como los del ser viviente, están construidos y arreglados, siguiendo un plan concebido de antemano y en vista de un fin ulterior (finalidad morfológica).

Aun más, la máquina realiza fenómenos análogos a los de la nutrición (combustión del carbón, petróleo, gas, etc.) y a las funciones de relación (movimiento) de los seres dotados de vida, – y todos estos fenómenos están dirigidos a un fin determinado de antemano (finalidad fisiológica).

Es evidente pues, que el ser viviente semeja mucho más a una máquina que a una piedra.

Investigando la causa de una máquina como la descrita, podremos, gracias a un razonamiento por analogía, remontar a la causa de la verdadera máquina que es el ser vivo.

Ahora bien, toda la máquina supone un obrero constructor y conductor, que ha escogido los materiales, que los ha dispuesto, – siguiendo un plan preestablecido, – para formar los órganos y que dirige sus movimientos en vista de este fin. Este obrero es la causa inmediata de la finalidad morfológica y fisiológica de la máquina.

Por analogía sacamos la conclusión de que el ser vivo debe tener, él también, un agente constructor y conductor, que construya los órganos del cuerpo, – siguiendo un plan preestablecido, – y presida a su funcionamiento, dirigiéndolo hacia un determinado fin. Este agente es la causa inmediata de la finalidad morfológica y fisiológica del ser vivo. A él es a quien hemos dado el nombre de alma, "ALMA".

El método experimental exige que toda hipótesis, – y el alma no tendría por qué ser la excepción a la regla, – sea confirmada por la prueba y por la contraprueba experimental, – o a lo menos que, en la imposibilidad de semejante demostración, explique todos los hechos y no esté en desacuerdo con ninguno de ellos.

Así, la hipótesis del éter – aunque no puede ser directamente demostrada por la prueba y la contra prueba experimental, – ha sido admitida en la ciencia porque llena esta última condición.

Lo mismo puede decirse de la hipótesis del alma. En efecto, ella solo explica, de una manera satisfactoria el carácter de finalidad de los hechos vitales, morfológicos y fisiológicos.

Es el alma la que rige la división de las células, su diferenciación, su disposición en conformidad a un plan preestablecido, en vista de la formación de órganos de funciones especiales. Que no se ejercerán sino más tarde. Es el alma la que preside la evolución del ser y realiza su reproducción.

Es su ausencia la que constituye la muerte, es decir, el detenimiento definitivo de la evolución y la supresión de la finalidad vital, en el cuerpo que le servía de substratum y que en adelante vuelve a entrar en el dominio de la materia bruta. Es todavía, el alma la que coordina los fenómenos vitales de nutrición y de relación en vista de un fin útil. Ella, en fin, la que tiene por atributo la conciencia y es el agente de las maravillas que hemos estudiado bajo el nombre de instintos y de actos voluntarios.

Solo esta hipótesis nos permite comprender la imposibilidad de la generación espontánea y de la transformación de las especies, – imposibilidad demostrada por los hechos experimentales.

La hipótesis del ALMA, – bien que no probada directamente, – puesto que explica todos los hechos vitales y no está en contradicción con ninguno, reúne en forma satisfactoria las condiciones requeridas por la ciencia experimental. Es, una teoría que puede ser introducida en la ciencia y de hecho lo es.

Se puede así mismo llegar a definir los atributos del alma por la vía de la hipótesis siguiendo el procedimiento empleado por los físicos para definir los atributos del éter, – procedimiento que consiste en una comparación seguida de una afirmación o negación, – después del control experimental.

Puede ser que haya entre nosotros los seres vivos espíritus positivos que, habituados a no ver sino las cosas concretas, experimenten todavía, a pesar de nuestra demostración, dificultad para admitir el alma que no puede percibirse por medio de los sentidos, – esperamos que se admiren de que en un ciencia experimental como la fisiología, se hable de agentes que no caen bajo el dominio de los sentidos.

A éstos, para acabar de convencerlos, me bastará recordarles que la física, ciencia experimental por excelencia, admite muchos elementos y agentes que, como el alma, escapa a los sentidos. La materia es de ese número, como también el éter físico.

Si el alma no es percibida por los sentidos, esto prueba sencillamente que no es la energía física, porque, como lo hemos dicho, solo la energía física impresiona los sentidos. En cuanto a las relaciones del alma con el cuerpo, es decir, con el protoplasma, no son más difíciles de definir que las que ligan a la energía con la materia.

He aquí lo que, respecto al éter dice el gran físico Sir William Thomson (Lord Kelvin). "Una cosa de que estamos ciertos, es la realidad y materialidad del éter luminoso."

El Dr. Saveu H. Edatam, de quien he tomado esta cita agrega, comentándola; "los fundamentos lógicos de esta certidumbre son, en efecto, a lo menos tan poderosos para una inteligencia de este temple, como el testimonio de los sentidos, de los cuales, por lo demás se conoce los límites de penetración, la enfermedad y las alteraciones. El éter no nos es revelado directamente por ningún sentido; lo es por los fenómenos para los cuales es factor necesario. La hipótesis del éter no implica ninguna abdicación de parte de un espíritu científico y crítico".

Esto es precisamente lo que afirmamos del alma, el alma no nos es revelada directamente por ningún sentido, lo es por los actos de los cuales es factor necesario.

En lo que nos concierne, afirmamos alta y fuertemente que estamos tan ciertos de la existencia del alma, como de no importa cual de las verdades establecidas por la ciencia experimental. Y esta no es una simple creencia sino una convicción profunda, adquirida científicamente.

La ciencia, acabamos de verlo, demuestra la existencia del alma y define sus atributos. Pero esto no quiere decir que se detenga en su camino. Siendo el conocimiento por las causas, debe preguntarse…: ¿Cuál es la causa del alma?.

Las almas de los seres vivos derivan evidentemente de las de sus padres que son, por así decirlo sus causas inmediatas. Nos referimos a la carga genética. Pero estas causas, no pueden ser, sino causas segundas, cuya serie no es ilimitada.

Las almas de los hombres son creadas por y para cada individuo, para una causa primera que es la sociedad.

En efecto, la vida no ha sido siempre posible sobre la tierra, pues, han comenzado a existir en un momento dado. Ahora bien, como es absolutamente imposible que el alma sea efecto de la materia y de la energía. (las almas, son de una esencia del todo diferente a la de la materia y la energía)- que, sobre la tierra, han preexistido, sin duda, – debemos concluir que ha habido en ese momento la intervención de una causa primera.

La razón, apoyándose sobre el principio de la causalidad, "nada se hace sin causa y cada causa tiene su efecto" nos conduce necesariamente, a la noción de la existencia de una causa primera del alma, noción eminentemente científica, porque el principio de causalidad es la base de la ciencia.

Y, notémoslo bien, esta noción, que es algo más que una hipótesis, porque no eso solo la conclusión de un razonamiento por analogía, – se impone con una fuerza irresistible a nuestro entendimiento, tanto más cuanto que rinde perfecta cuenta de todos los hechos de observación, – que sin ella permanecerían sin explicación, – y está en contradicción con ninguno de ellos.

Saber que existe una causa primera del alma, no puede bastar al hombre de ciencia, que se pregunta todavía: ¿Cuál es esta causa primera?; ¿cuáles son sus atributos?.

Para responder a esta pregunta, volvamos a los hechos de observación, que no deben perderse jamás de vista.

1. – La causa primera no es percibida por los sentidos, luego es inmaterial.

La observación muestra que cada ser viviente está construido siguiendo: una serie de consignas reglamentadas de antemano, siguiendo un plan preestablecido, y que ese plan, con cortas diferencias, es igual para todos los seres de una misma especie.

Ahora bien, el tipo morfológico de una especie difiere más o menos de los de las demás especies. Pero bien que distintos los tipos de las diversas especies presentan entre ellos analogías manifiestas, por el hecho de poseer órganos homólogos. Así, por ejemplo, todos los animales vertebrados tienen un aparato nervioso, y entre los aparatos nerviosos de los diferentes vertebrados existe una homología, una semejanza imposible de negar.

Aun más, las formas sucesivas que toma un animal superior, en el curso de su desarrollo, presentan una cierta analogía con las formas de los otros animales de especies diferentes, llegando a su completo desarrollo.

Hay, pues, una cierta uniformidad del plan morfológico. De esta uniformidad de plan, de esta semejanza, – por medio de los razonamientos basados en premisas absurdas, – tales como las siguientes: toda cosa que se parece a otra deriva de ella. – premisa análoga del sofisma "post hoc ergo proter hoc", – se ha ensayado obtener pruebas a favor de la teoría de la transformación de las especies, sin darse cuenta de que, si la descendencia implica la semejanza, la inversa puede ser falsa, puesto que la semejanza no implica de ningún modo la descendencia. Dos hojas de papel se parecen la una de la otra, pero insensato sería quién pretendiera que esta semejanza prueba que una de ellas deriva de la otra.

Este plan morfológico que salta a la vista en la evolución del individuo y en la serie de los seres vivos, – una transición gradual de las formas, desde las más simples hasta las más complejas.

Si, además se toma en cuenta el hecho de existir igualmente una uniformidad del plan fisiológico; que la constitución química y los fenómenos fisiológicos son idénticos en todos los seres vivos, que todos esos seres, sin excepción, están formados por protoplasma, y todos, sin excepción, presentan los mismos fenómenos vitales de nutrición, de reproducción y de relación, se llega a la conclusión de que en el reino viviente existe una unidad en la variedad ilimitada de formas y de fenómenos, y que esto nos conduce a admitir que este reino es el efecto de una causa primera y única.

2. – La observación muestra que el ser viviente construye, con una perfección maravillosa, en mira de funciones determinadas, los diversos órganos que constituyen su cuerpo, – órganos que no funcionan sino más tarde, y cuyo funcionamiento está perfectamente adaptado a un fin útil.

Ahora bien, como lo hemos hecho notar en varias oportunidades, la construcción de los órganos y su funcionamiento se realizan sin saberlo el ser viviente. Y lo que es más, este ser parece no haber concebido él mismo el fin de sus actos morfológicos y fisiológicos que ejecuta, porque ignora el absoluto ese fin. Sigue un plan preestablecido del que no es autor, obedece ciegamente a una consigna recibida "en el origen" a la cual han obedecido igualmente sus padres, abuelos y toda su precedencia, desde que su raza y su especie existen. Parece pues, que el alma, – que realiza la finalidad inmanente del ser por ella animado, – no es ella misma, propiamente hablando, la causa de esta finalidad, es decir, no es el agente que la concebido y querido.

Hay más, al lado de los hechos vitales que tienen por objeto la conservación del individuo, existe toda una categoría de actos y fenómenos que tienen por fin la perpetuación de la especie, – es decir cuya finalidad no es ya inmanente y propia respecto al individuo, sino que se refiere a otro o a otros individuos. Ahora bien, si el alma no es la causa de la finalidad inmanente del ser al cual vivifica, a fortiori, no es la causa de una finalidad que se refiere a otro individuo.

La observación muestra todavía que, para formar los tejidos y para realizar los fenómenos vitales, para vivir en una palabra, todo ser dotado de vida tiene absoluta necesidad de substancias orgánicas y sobre todo de hidratos de carbono. Pues bien, como lo hemos recordado en las hojas precedentes, solo las plantas verdes pueden fabricar los hidratos de carbono en forma natural a expensas de las substancias inorgánicas. Sin ellas, la vida sobre la tierra sería imposible, porque los otros seres vivos (microorganismos, plantas, animales, etc.) son incapaces de subsistir por sí mismas.

La existencia de todos los seres vivientes depende, pues, de la de las plantas verdes, que son por decirlo así, las nodrizas de todo el reino de la vida.

La observación muestra igualmente que después de la muerte los seres superiores (animales y plantas), los microbios entran en escena y, por las fermentaciones, las descomposiciones y la putrefacción que determinan, disuelven la sustancia orgánica que constituye el cuerpo de esos seres superiores, la simplifican, la llevan finalmente al estado de sustancia inorgánica y la vuelven al mundo mineral de donde deriva y de donde vuelve a ser tomada por las plantas, por las plantas verdes que son las que contienen clorofila.

Sin los microorganismos, tales como los microbios, la superficie de la tierra sería cubierta y obstruida por innumerables cadáveres de animales y de plantas, lo que en un determinado momento haría imposible la vida de nuevos seres. Realiza pues, la naturaleza una especie de cremación de cadáveres, porque el resultado de la putrefacción, de la descomposición, como el de la cremación, es la reducción de la sustancia orgánica al estado mineral.

Los microbios no hacen sino destruir. Se ha comprobado, por ejemplo, que las plantas fijan el nitrógeno del aire, por medio de la fotosíntesis, que consiste en absorber del aire el anhídrido carbónico (CO2) y desaprovechar el oxígeno, que es devuelto al aire y que aprovechamos los animales.

Al mismo tiempo, gracias a ellas, se cierra un inmenso cielo de energía y de materia que, partiendo del mundo inorgánico, pasa a través del mundo viviente y viene a terminar nuevamente en el mundo inorgánico.

Estas nociones que constituyen una de las más bellas conquistas de la CIENCIA, han puesto en evidencia la admirable armonía que reina en el mundo de la vida, así como la simbiosis gigantesca, del todos contra todos y a favor de todos, – en otros términos, la estrecha dependencia, – que liga entre sí a todos los seres vivientes.

Y esta armonía. Esta maravillosa adaptación de medios a fines, no es ciertamente la obra de las almas que obran aisladamente, no puede ser obra sino de una CAUSA PRIMERA.

De todo esto se deduce, que la CAUSA PRIMERA, verdadero autor de la finalidad morfológica y fisiológica que se constata en los seres vivos, tomados en particular y en conjunto, presenta en un grado supremo, el atributo de la sabiduría, porque la finalidad concebida del efecto implica la sabiduría de la causa.

Demostrar la existencia de una CAUSA PRIMER DE LA VIDA, UNICA, INMATERIAL Y DOTADA DE SABIDURIA; he aquí el término sublime a que llega la fisiología.

Esta causa primera es LA SOCIEDAD, el conjunto mismo de todos los seres vivos.

No es creo en Dios lo que debe decir el hombre culto y de ciencia, (credo in Deum), sino (Scio viverum Deum esse) sé que Dios es la viva sociedad.

Finalmente podemos ya dar a la pregunta ¿Cuál es la causa de la vida?, la respuesta siguiente que reúne todas las condiciones requeridas por el método científico:

LA VIDA ES EFECTO DE DOS CAUSAS: UNA CAUSA SEGUNDA O ALMA; otra CAUSA PRIMERA, LA SOCIEDAD DE TODOS LOS SERES VIVOS.

Concluimos entonces, que la sociedad, o sea, el conjunto de los seres vivientes es Dios, dicho de otra manera DIOS SOMOS TODOS Y CADA UNO DE LOS SERES VIVOS.

La idea de Dios es hoy una noción fundamental sin la cual la ciencia cae en el absurdo, o sea, la ciencia no puede tener resultados si solo observa para sus análisis un solo individuo, cualquiera sea, bruto o vivo, y tiene que, para ser efectiva, estudiar al individuo en el contexto de los otros individuos de su misma especie y finalmente en el contexto universal de los seres vivos.

La policía es una organización dispuesta por la sociedad de los humanos para que la defienda de toda interferencia que impida la buena relación y de subsistencia y de desarrollo en primer lugar de los humanos y en segundo lugar de todos los seres vivos, es esta la función impuesta históricamente por la humanidad, desde que el hombre es social. Dicho de otra forma, la policía debe defender a la mayor cantidad de Dios o de humanidad frente a las agresiones que impidan el normal desarrollo por parte de, cualquiera forma de agresión que también pudiera ser, un individuo o más perteneciente a esta misma humanidad.

Es esta la razón de ser más profunda y antigua de los organismos de seguridad, representados en nuestra sociedad de humanos por las policías y en Chile por Carabineros e investigaciones, según lo determina la Constitución Política del Estado, que es la norma máxima a la que tenemos que obedecer todos los humanos de nacionalidad chilena.

Entonces la policía siempre tiene que defender, en primer lugar a la mayoría, como impronta o primera reacción ante un evento social, luego defenderá a la sociedad de las agresiones impuestas por una parte de la misma, que impida el normal desarrollo de la vida humana. Podría ser entonces, que una minoría esté siendo afectada por la mayoría y en ese caso la policía actuará en función del método científico, que es precisamente en que no se está usando actualmente en Chile.

¿Cuál de las dos o más causas que friccionan benefician más al desarrollo del hombre como especie en su contexto natural, ya no político, ya no económico, ya no inmediato, ya no sexista, ya no religioso, ya no regionalista o étnico, ya no lo legal? y la respuesta solo la tendremos a cada instante con policías más cultos y más inteligentes, que en el momento justo de la eventualidad, apliquen lo que beneficie en definitiva al desarrollo de los seres vivos.

La casuística es casi infinita. Por lo que el criterio general será: Beneficiar a quien NO persiga su propio beneficio en primer lugar ni el beneficio sólo de un grupo por muy amplio que este parezca, ésta es la fórmula ideal.

Todos los problemas sociales, tanto individuales como colectivos, en los que es posible una intervención de la policía en forma científica se basan en: el ALMA INDIVIDUAL o carácter, que puede ser de un sólo individuo o la agrupación de varios individuos que tengan el mismo carácter o pretensión y la búsqueda que ellos tienen del bienestar o felicidad.

Son los dos factores que tendrá en cuenta en el momento de la eventualidad y en general, será la política o la forma de proceder científica y filosófica, por tanto en primer lugar tendrá en cuenta el policía esas pretensiones humanas, antes que la Ley y los preceptos legales mismos, que de momento pudieran ser injustos o ser sobrepasados por la fuerza en un caso por el miedo y la ignorancia en otro caso.

Es importante entonces, para la filosofía policial pro desarrollo armónico de la sociedad, tener en cuenta la…

Relación entre felicidad y personalidad

Los sicólogos han establecido las reglas de este juego. Intentar‚ resumirlas, pero primeramente…: ¿Qué es lo que se entiende por personalidad?…: Se trata sencillamente de la manera en que la persona hace frente a las diferentes situaciones que se le presentan durante su vida. Es en esencia, nuestra actitud hacia la propia vida y la de nuestros semejantes, en un concepto más moderno, es nuestra actitud frente a todos los seres vivos, incluyendo las plantas, los animales y sus respectivos ecosistemas, según las descripciones ecologistas, y naturalistas. Está por tanto, estrechamente relacionada con nuestra felicidad y depende mayormente de nuestra actitud mental y por lo tanto, de nuestra filosofía frente a la vida.

Es un conjunto de hábitos que vamos adquiriendo con las reacciones que manifestamos frente a las situaciones que nos presentan día a día, o sea, en las relaciones que debemos mantener con nuestros semejantes.

Cada día y durante toda la vida, necesitamos encarar situaciones…: Una persona extraña o conocida nos dirige la palabra en la calle, un amigo nos traiciona, un pariente fallece, recibimos un beneficio inesperado.

Estas cosas nos suceden todos los días y debemos enfrentarlas.

La manera en que lo hagan hoy o mañana, crea en ella un conjunto de hábitos, es cierto, pero también nos revela la clase de personalidad que tiene. Dicen los entendidos, que es el deber de una personalidad afrontar estas situaciones en forma apropiada y que cada uno debe desarrollar dicha personalidad, de manera que pueda encarar eficientemente a medida que se desarrolla la vida. Creen que la personalidad, es pues, la capacidad de afrontar y resolver cada situación a medida que se presente.

Por supuesto, mirada desde ese punto de vista, no es ya la personalidad una cosa misteriosa que algunos traen al nacer al mundo, sino un proceso de acondicionamiento al que cualquiera puede someterse y con razón se burlan los sicólogos de la vieja creencia, de que uno no puede cambiar de personalidad.

Llegamos a la conclusión de que, si bien un cambio es posible, lo es solamente en la medida en que cambiemos nuestra filosofía de la vida, es decir, que las transformaciones que abarcan sólo la fase física e intelectual del ser no son completas. La naturaleza humana es triple y su tercera fase, la espiritual, lo que anteriormente llamamos ALMA, debe transformarse también, para que todo el ser se encamine hacia la perfección hacia la cual se siente llamado.

Esta es la razón por la cual el verdadero cambio de la personalidad, la transformación radical de ella, el único proceso que puede hacernos evolucionar hacia la bondad, para la mayoría, para los débiles y gentes de personalidad dependiente, tiene siempre un fondo religioso.

Nadie puede llegar a la bondad genuina sino el que tiene, en primer lugar, un concepto de ella como que es sinónimo de entrega al prójimo, el cual se obtiene por auto convencimiento y equilibrio de los hábitos sociales o por el concepto que nos ofrece la noción de un Dios, de amor entregado por las distintas religiones, es decir, recibir fuerzas de él, para triunfar sobre los viejos hábitos malos e implantar en el lugar, otros nuevos, supuestamente buenos o tendientes a la bondad.

Llegamos a un punto en que nos resulta forzoso resumir las opiniones de los sicólogos, en lo que respecta a la cuestión del bien y del mal. Ellos o por lo menos algunos de ellos, son los que más publicidad dan a sus ideas en este mundo materialista, sostienen que el hombre no es fundamentalmente malo, que su maldad es producto de los errores y falencias cometidos al educarlos, en la familia, en la escuela y en la sociedad, que se contagia con el ambiente y la imitación de lo que ve. El hombre se interesa más en la tragedia como una forma indirecta de destacar sus escasas bondades o perfecciones, no debemos olvidar la socorrida frase…"es rico, pero es infeliz porque…", lo que este autor llama la "Teoría del bote a remo". Los defectos del otro, en un actuar malévolo, nos hacen más grandes, siendo este un concepto egoísta de la forma personal de enfrentar la vida.

Hay una escuela o tendencia que atribuye a procesos naturales ineludibles toda conducta perjudicial para el individuo mismo o la sociedad, con lo que se suprime toda la responsabilidad personal y quita al ser humano su carácter moral libre. Esta situación es frecuente en el caso de algunos delincuentes (la sociedad lo exculpa o lo justifica en razón de su forma de vida o su crianza, negándole toda responsabilidad personal).

Sin negar la influencia del ambiente y lo mucho con que la imitación contribuye a la formación de nuestra personalidad, es un hecho que en ninguna sociedad abierta se admiten las leyes y principios de irresponsabilidad para con esa sociedad, ya sean escritas como leyes positivas o preceptos morales no escritos, pero que constituyen una costumbre, buena o mala, de esa sociedad (aquí es donde nace el principio de peligrosidad de las sectas cerradas o herméticas). Es decir que, para que la humanidad pueda subsistir, es necesario reconocer en cada ser humano perteneciente a esa sociedad un agente moral, que puede actuar o no actuar y si bien, si se tiene tendencia al mal y está rodeado por malos ejemplos de su infancia, debe resistir a las primeras y no imitar a los segundos (he aquí la importancia de la familia y la educación, en ese orden, en la formación de hábitos socialmente aceptados y la estrategia que se debe seguir para una efectiva readaptación en el caso de una transgresión social). Esta es una responsabilidad individual cualquiera sea la filosofía personal frente a la vida.

Ahora, en la práctica, aun los que no queremos reconocer filiación divina en la familia humana, tales como los ateos, gnósticos y agnósticos, debemos imponernos una responsabilidad moral que implica también el concepto de esa filiación, simplemente porque el bien no es de propiedad de las religiones, o dicho de otra manera, los ateos también son buenos o pueden serlo. Para algunos de personalidad dependiente..

¿Será prudente privarles esta ayuda que de la religión cualquier religión, fe o creencia, puedan obtener, para prepararles con el fin de llevar satisfactoriamente esta responsabilidad individual hacia la vida y la sociedad?. Creemos sinceramente que hay que examinar la posible validez de esas alternativas y valernos de ella en la medida de que cada individuo tiene, por razones naturales el poder de determinar su forma de enfrentarse a esta disyuntiva, sin que los unos menosprecien a los otros y se acepten mutuamente.

Dedicar‚ algunos momentos a esta cuestión, específicamente a la fase de ella que se refiere al auxilio que necesita el ser humano para realizar un cambio de personalidad que beneficie a la sociedad, por tanto desarraigar el individualismo, el desánimo y la maldad que haya en él y reemplazarla por la solidaridad y la bondad fructífera en acciones útiles y nobles, en un servicio abnegado hacia sus semejantes, independiente del tipo de religión que se profese, si se es ateo o si se es agnóstico. Al hacerlo trataremos de mantenernos fieles al propósito natural de la búsqueda eterna de la felicidad (sin que, cueste lo que cueste y sin que perjudique a quien perjudique, que es la diferencia filosófica entre el bien y el mal) Maquiavelo decía erróneamente "El fin justifica los medios".

Debemos insistir que, la Ley natural positiva, o sea que beneficie a una mayoría "BUENISTA", indica cuatro necesidades humanas instintivas básicas, o sea del hombre como animal, la primera es sentirse seguro, en lo espiritual y en lo económico y material. Veremos por tanto ¿donde podremos encontrar la seguridad espiritual?.

En la práctica y si uno quiere hablar con sentido comparando los dichos con las cosas correspondientes o los dichos y los hechos, debe abstraerse y no hablar de moral, de religión, de política, de filosofía, ni de muchas otras cosas, subjetivas o valóricas, ya que cada individuo tiene el libre derecho de evaluarlo como quiera, sin que ello signifique que está en contra de lo otro o los de distinto pensar con respecto a la misma materia, que es el gran error de los que se aferran a una religión, que para ellos pasa a ser la verdad absoluta y los que piensan distinto, pasan a ser sus enemigos, lo es exactamente los contrario de la base filosófica profunda de todas y cada una de las religiones. El que actúa así simplemente parte mal en su potencial perfeccionamiento espiritual.

El pensamiento religioso evoluciona desde la intencionalidad individual, desde el querer ingresar a ese determinado sistema o creencia, mediante el auto convencimiento, hasta la inducción para que otros se adhieran, terminando en un fanatismo que como primera carga antisocial, es el responsable del abandono de las actividades tendientes a la obtención de las primeras necesidades básicas humanas, la necesidad de seguridad material y las responsabilidades colaterales de la familia, su propia familia.

Propongo la siguiente argumentación… "Si uno no puede habitar en este planeta de manera de no pedir a Dios algo, a cualquier Dios, de orar, rogar, suplicar, si uno no pude evitar eso cuando se encuentra en situaciones supuestamente terribles, entonces en los tiempos en que no pide nada, no tiene el derecho a olvidarse de lo que antes ha pedido", En una estricta reacción de derecho y justicia natural. La religión, bajo el punto de vista estrictamente natural no tiene nada que ver con las opiniones, doctrinas o enseñanzas, de todas y cada una de las religiones existentes, ya que nace de una necesidad humana…: el hombre no puede atravesar esta vida, sin pedir, rogar, sin orar. Esa necesidad de recurrir a algún Dios, a algo supuestamente superior a la escala humana, la hace valer para toda la vida. La religión, por tanto no tiene ninguna conexión con hechos materiales, ni con verdades comprobables, como la que usted exige diariamente a sus hijos, es adoctrinaria y se vincula única y exclusivamente con las necesidades humanas individuales y colectivizadas.

Es un mito el pensar que solamente las personas creyentes tienen para el presente y para el futuro más confianza que los no creyentes y que los no creyentes, están llenos de amarguras y de sospechas, ya que dudan de todos los hombres y de sus motivos.

También es un mito que los creyentes son más felices. Recientemente el Arzobispado de México dijo que las mujeres religiosas disfrutan más del sexo, lo que es una aberración y un contrasentido a las experiencias científicas. Ya que es exactamente lo contrario.

La razón por la cual los creyentes poseen en Su vida algo que los otros no pueden tener, estriba a que tienen algo a lo cual aferrarse. Así como el ave necesita del nido y el barco un cómodo puerto, el ser humano necesita un refugio al cual poder acudir cuando su hogar se ha perdido el sentido de protección, que es el segundo sentido básico de los humanos.

Ahora, estamos frente al "gatillo" que dispara la religiosidad. El ave necesita de su nido, de su casa para descansar, procrearse, alimentar a su descendencia, etc. El barco necesita del puerto para reabastecerse, dar descanso a la tripulación, dejar la carga, para sus reparaciones de mantenimiento, etc.

Si al ave se le llueve el nido o a él llega fácilmente un depredador, tiene necesariamente que fijar su domicilio en otro lugar, respondiendo a la primera necesidad animal instintiva y básica, la de sentirse segura, al igual que los lobos cambian rápidamente a sus cachorros de madriguera, ante el menor peligro de que un depredador pueda hacerle daño o comerse a los lobeznos. Vea usted, también los lobos, que son los reyes de los depredadores, lo mismo le sucede a los leones que están en la parte superior de la escala de la subsistencia animal al natural.

El barco no podrá atracar, no podrá cargar ni descargar, no podrá reabastecerse, si el muelle de ese puerto no reúne la tranquilidad y el espacio para estas necesidades básicas, para lo que él fue confeccionado, entonces, el capitán dispondrá la urgente necesidad de realizar estas actividades en otro puerto. Ahí llega la fe en otra cosa, en otra parte. Siendo la religión lo más fácil, lo más barato, lo más cómodo, por tanto, lo más lejos de la supuesta bondad que se persigue.

Las religiones en términos generales son abrazibas ya que indican el camino a seguir, que no necesariamente inducen a la recuperación de la seguridad del individuo ni a la recuperación de los hechos y circunstancias que llevaron a la persona a concurrir a ella, y por otro lado, todas las religiones existentes y que han existido en la humanidad, históricamente sólo han inducido a la captación de nuevos creyentes, fundamentados en la posible solución del problema personal que induce al potencial cliente-creyente a ingresar, pero ninguna pone el punto o el momento en el cual se da por superado este problema, dándole la oportunidad al potencial creyente, para que, aplicado el derecho natural positivo, pueda revertir la situación y salirse, lo mismo que ocurre en otro tipo de agrupaciones humanas, tales como los partidos políticos, los clubes, etc.

Bajo el punto de vista de este autor y en concordancia con lo sostenido por el Dr. Saveu H. Edatam, no existe ni ha existido persona, que con los sentidos bien puestos y sin el más absoluto prejuicio, haya concurrido a una religión sin pretender obtener nada, absolutamente nada de ella y que básicamente, sólo su intención fue ingresar para ayudar al prójimo. Así como tampoco existe ninguna religión o creencia, que acepte abiertamente la posibilidad de que las otras creencias, o sea su competencia, puedan ser más positivistas o que brinden más beneficios que la que se ostenta. Si lo miramos desde el actual punto de vista de la economía de libre mercado de la que, supuestamente, todos estamos de acuerdo, estoy completamente seguro, que en el marketing (o sea las cosas que se dicen o hacen para dar a conocer un producto a los que no lo conocen)de las religiones, lo intangible y las supuestas espiritualidades, existe la más cruel de las competencias y descalificaciones, rivalidades e intolerancia, incluyendo las ventas de armas y las drogas.

Estos fundamentos serán, sin lugar a dudas, las que impedirán que esta obra vea la luz del día, pero la verdad es la verdad y estoy dispuesto a pagar sus costos.

Así, los creyentes tienen este refugio en la fe. Es su valuarte en tiempo de estrechez, su consuelo en tiempo de dolor y su seguridad en tiempo de duda, aunque, personalmente, sostengo que para eso está la familia, y si es la familia la que está presentando el problema, como el ave, hay que trasladarse y formar otra familia, pero por ningún motivo hacer la vida imposible de soportar, con intención o sin ella, con responsabilidad o sin ella, para los otros miembros del grupo familiar y tampoco aceptar que le hagan la vida imposible, para estas alternativas frente a la vida, siempre se considerará los estados normales de comportamiento y es allí, donde un sano juicio determinará, mediante la aclaración de los comportamientos o la actuación colegiada del núcleo familiar o el apoyo externo de profesionales, donde está, el o los problemas que inducen al deterioro de la buena convivencia familiar que están atentando en contra de la felicidad.

Tampoco se trata de que a buenas y a la primera, irse del hogar por menudencias o expulsar a algún miembro del grupo, ya que el factor de tolerancia y el conocimiento acabado de las circunstancias inductoras de la problemática, el reconocimiento de los errores personales y la disposición a la enmienda, son fundamentales para obtener un resultado positivo para la especie, ya no para la familia, ni para este u otro de los miembros. En esta problemática, sencillamente NO hay ganadores y son todos, absolutamente todos perdedores, por muy triunfantes que momentáneamente parezcan, alguna o todas las partes en conflicto.

Reconociendo y tolerando la existencia del refugio de los creyentes en la fe, esta será tanto más valiosa, cuanto más sencilla. Ya que nunca debemos olvidar e insistir, que el verdadero propósito de todas las religiones en la vida diaria, es la de reemplazar la duda por la seguridad y la confianza, las dos cosas que necesitamos para hacernos atravesar situaciones difíciles, de cualquier naturaleza que estas sean.

La religión que necesitas hoy para rehacer tu personalidad, la religión que necesitarán en mil años más, será básicamente la misma clase de religión que siempre necesitó el hombre, incluso antes de que las religiones organizadas existieran.

Una frase que leí hace años y que siempre me gustó es: "La religión que necesitáis hoy es esencialmente una acción y nada tiene de pasivo". Creo que la expresión en si me agrada porque indica que, para la personalidad, la mejor religión es la que induce a obrar y no solo a pensar, la religión es verbo dice la canción, es muscular y no es sujeto ni adjetivo.

Mi intención básica, es inducir a un punto un tanto más crítico y contestatario y por tanto consecuentemente objetivo, sin llegar a pre juiciar a las personas que abrazan una determinada creencia, ya que mi blanco en definitiva y el objeto de este Ensayo es la búsqueda de la felicidad también, o por lo menos, alumbrar algunos caminos para alejarse de la desgracia y la insatisfacción espiritual.

Es muy concurrida la anécdota del dirigente ultra comunista y ateo, al que se le murió un hijo y en el entierro manifestó al cura que quería la última bendición y que rogara a Dios por su alma. También aquella que dice… " soy comunista y ateo gracias a Dios".

También aquella que dice… "no hay ateos en las trincheras", ya que en situaciones extremas se vieron en la necesidad de pedir ayuda a Dios cuando era completamente imposible recibirla de sus semejantes. Es esta la situación en que se encuentran los Carabineros con más de 20 años de servicio.

Existe un sinnúmero de casos similares, que obviamente, en el mundo latino están adaptadas al catolicismo, no obstante que las historias nacieron en países en que no se practicaba esa religión.

Por razones más que obvias nunca se dio mucha importancia al hecho de que Cristóbal Colón no era católico y que la gran mayoría de su tripulación, estaba en contra de los católicos y por ello mismo, perseguidos por la Santa Inquisición. Por ese motivo Colón, hubo de simular su catolicismo para conseguir el financiamiento. El y sus compañeros del primer viaje estuvieron semanas al garete, después de algunas imploraciones al cielo a algún indefinido Dios, se salvaron casi milagrosamente y pudieron tomar las corrientes marinas y los vientos, que permitieron realizar el descubrimiento y los sucesivos viajes. Este hecho histórico no ha recibido mucha publicidad, porque se quiso dar en su momento el beneficio de un poder divino, específicamente católico, aunque las familias de los protagonistas fueron perseguidas por relatar como sucedieron realmente los hechos, situación que está olvidada intencionalmente hasta estos días.

El positivismo natural, digamos el "BUENISMO", aconseja la más absoluta libertad universal de creencias y acepta además la no creencia, pero en cualquiera de estos casos, nunca y nuevamente soy enfático, se debe ingresar, salir o actuar a favor o en contra de una creencia en función al temor a un Dios. Ya que como hemos dicho Dios somos todos.

En situaciones extremas, como es el peligro de muerte, se han de volver hacia Dios, los pensamientos de la mayoría de los hombres. Los científicos y los estudiosos no teológicos, consideran que pasado dicho peligro la gran mayoría se avergüenza de ello, porque lo consideran una debilidad.

Ya es bastante lamentable que muchos necesiten verse metidos en grandes problemas literalmente y figurativamente para recurrir a la oración, pero es aún peor avergonzarse luego o burlarse de sí mismo o de otros por haber orado. Eso si es debilidad, no reconocer los estados de falencia, porque con ello se impide el perfeccionamiento y el desarrollo armónico de la especie humana.

Cuando todo nos va bien, no sentimos la necesidad de la familia, ni la necesidad de un Dios o algo superior. Muchos creen entonces que es señal de poder, de satisfacción, de logro personal o de hombría, aparentar despreocupación por los grandes problemas universales o por insignificantes problemas familiares. Olvidaron la antigua importancia de su familia o de un Dios y le dan la espalda y cierran su corazón a los reiterados llamados. Definitivamente, se avergonzarán de ello cuando vuelvan a los rediles familiares y a lo que están llamados por las circunstancias naturales de un desarrollo colectivo equilibrado.

Esta actitud, muy vista en economías emergentes y sorpresivas, la de los nuevos ricos, es un grave error y también hay cientos, miles de casos recientes en que algunos amigos, siendo de las mismas situaciones económicas, por las circunstancias o los abatares de la vida, se han proyectado económicamente en forma explosiva, constituyendo un conjunto de bienes muy superior a sus paralelos. Pre juiciando negativamente sus hábitos y capacidades, imposibilitando el desarrollo de los otros y negándole todo tipo de apoyo y cooperación, incluso, llegando a romper relaciones por no merecer, supuestamente, este nuevo estado económico adquirido.

Con el correr de los años, esta situación es posible que se revierta y el que esté abajo, pase a tener una mejor posición con respecto al otro y por el contrario, su amigo pase por un mal momento, o sea que el que fue rico vuelva a ser pobre o cae en desgracia y se ve en la necesidad de volver donde sus padres o sus amigos. Quienes deberán enrostrarle cotidianamente, oportuna y reiteradamente su grave error, de menosprecio hacia ellos y negársele cooperación y ayuda, como un castigo terrenal y humano por el comportamiento tenido para con ellos durante su periodo de gloria y bienestar. No es bueno para la sociedad en su conjunto, que esta actitud de soberbia no tenga un castigo social importante y ejemplarizador.

Acotar los sentimientos de amor a los descendiente más cercanos es un síntoma de egoísmo, dirigir esos sentimientos a simples condicionamientos materiales es un error. Los sentimientos son naturales y los sentimientos religiosos deben cultivarse y no considerarse como algo de lo cual hay que avergonzarse. Quienes por temor al ridículo o por cualquier otro motivo, los ahogan, atrofian su alma y producen un desequilibrio en su ser.

Los sentimientos constituyen un ejercicio de una de nuestras facultades más elevadas. Para vivir felices necesitamos desarrollar las tres fases de nuestra naturaleza; física, intelectual y emotiva o espiritual. Los sicólogos nos aconsejan para mantenernos sanos y equilibrados el reconocimiento necesario de tener una fe religiosa, un hobby o una entretención, el cambio de actividad. He aquí el porqué en la actualidad la juventud se aferra al fútbol mayoritariamente y no a lo político a lo social o a lo religioso necesariamente, en la actualidad se pretende una mayor capacidad de discernimiento en la elección de las posibilidades del direccionamiento de la fe.

Aún los que no creemos en religiones y los que no se atreven a recomendarnos alguna religión pueden desconocer que en las frases: "Amar a nuestro prójimo y tener fe en Dios", hay objetivamente una sustentación natural como especie, la conservación de la especie, que es aún anterior y prima a la necesidad natural de sentirse seguro materialmente.

La fe no necesariamente puede centrarse en Dios o en algún tipo de religión, como decíamos anteriormente, los comportamientos sociales de principios del siglo 21 se han encargado de demostrarlo. Los deportes y sus ídolos, los políticos y sus líderes, las empresas y sus presidentes, entre otros, compiten y hasta se contradicen públicamente en casos puntuales en interpretaciones éticas y morales, frente a quienes hasta hace poco ostentaban el monopolio de la moralidad, los sacerdotes y predicadores en todas su jerarquías.

Los medios de comunicación y la cultura han tenido para ello una influencia preponderante, cuando estos medios de comunicación no actúan con justicia, fomentan la injusticia y que se sepa la verdad tiempo después o a la distancia.

No puedo dejar pasar la oportunidad para recordar las frases "la ignorancia es la madre de la fe" y "la inactividad es la madre de los malos pensamientos". Aquí, nuevamente encontramos una solución para los problemas de inseguridad y tranquilidad ciudadana: "La cultura y el trabajo, bajan los índices delictuales".

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