- Presentación
- Antecedentes
- Las fuerzas morales
- Relación entre felicidad y personalidad
- Religiones primitivas de distintas tribus unas de las otras
- La cordialidad en función de la felicidad
- Resumen histórico
- Palabras finales
L I B R O I V.
Manual de la MORALIDAD
De un verdadero Servidor público.
Presentación
Para que la humanidad pueda sacar todo el provecho que la naturaleza le concede esperar de cada uno de los descubrimientos con los que ha ido, y va, enriqueciéndose el mundo, son necesarios después de cada uno de ellos, dos estudios, más o menos fáciles, más o menos difíciles: Técnico el primero y MORAL el segundo.
Delante de la máquina acabada de inventar, se impone el estudio de su funcionamiento antes de usarla. He aquí el estudio técnico. Pero después hay otro estudio de carácter moral. Es decir, estudiar cuándo y cómo su uso será bueno o perjudicial para la sociedad y para el individuo, no sólo con respecto al fin de esta vida, sino también, con la vista puesta en el fin último del hombre.
Esta cuestión, a veces, parece pasar inadvertida, porque, en algunas ocasiones, ni se plantea ya, por ser demasiado clara para todo el mundo. Por ejemplo: inventada la guillotina, nadie se propuso estudiar si sería buen uso el emplearla para cortar cabezas de inocentes. Todos hubieran visto enseguida, que esto había de ser un mal uso, de tal manera, que si sólo nos hubiera servido para esto o, mejor dicho, si la humanidad sólo la hubiera hecho servir para este fin, más hubiera valido que no hubiese sido inventada.
Sin esta segunda cuestión, o estudio, no tendríamos de las cosas y de los inventos más que una ilustración, y, por más necesitados que nos halláramos de su recto uso, nunca llegarían a aprovecharnos. No tendríamos la formación moral. Y si está, dada la propensión de nuestra naturaleza al mal, cada nuevo invento, en vez de sernos provechoso, nos sería perjudicial por el mal uso que de él siempre haríamos.
Cada invención, cada sistema, cada servicio, o descubrimiento tiene un fondo ético o moral, que debe estudiarse para poner en claro su recto o mal uso.
A D V E R T E N C I A D E L A U T O R.
Prima en todo buen hombre el concepto de un idealismo ético, por sobre la experiencia social, contra los capciosos y los idealistas de la vieja metafísica.
""A los que en buena hora les llegue este mensaje y que a recibirlo salgan con mente fresca y mirando al frente, encontrarán en mi pluma, el siguiente mensaje…
"Pienso que cuanto más receptivo seas a los cambios en ti mismo, mejor te irá en cualquier aspecto de la vida. Cuanto más abras tu mente y quites los filtros que pones entre la información que recibes y tu pensamiento, mejor le irá a tu familia"".
Reaccionar con el estómago o desde la sangre de la herida, sólo indica intolerancia e ignorancia, pero sobre todo, falta de seso.
Este Libro complementa la visión panorámica de una ética Funcional, es una crítica a la absurda moralidad existente, una deontología de la moralidad científica.
Cada generación de Oficiales debiera renovar sus ideales. Si este Libro pudiera estimular a los jóvenes a descubrir los propios, quedarían satisfechos los anhelos del autor, que siempre estuvo en la vanguardia de la suya y espera tener la dicha de morir, como dice la canción "sentado frente al mar", antes de envejecer.
Antecedentes
Los AGNOSTICOS, somos ateos, o sea negamos la existencia de un Dios ya que creemos en el conocimiento científico de las cosas supuestamente divinas, creemos en la evolución de las especies. (Elemento químico, más-menos temperatura, genera reacción y una cadena de infinitas combinaciones).
Los GNOSTICOS (sin A), también son ateos, pero disponen un conocimiento intuitivo de lo divino. Estudian lo divino, o sea, les importan.
Los ESCEPTICOS, son ateos que le quitan la capacidad al hombre de conocer la verdad.
Estas son las principales convergencias de ateos latinos.
Las fuerzas morales
Las Fuerzas Morales se transmutan sin cesar en la humanidad. En el perpetuo fluir del universo nada es y todo deviene, como anunció él, en ese tiempo oscuro, Heráclito Efesio. Al par de lo cósmico, lo humano vive en eterno movimiento; la experiencia social es incesante renovación de conceptos, normas y valores. Las fuerzas morales son plásticas, proteiformes, amebiformes como las costumbres y las instituciones en estados democráticos. No son tangibles ni mensurables, pero la humanidad siente su empuje. Imantan los corazones y fecundan los ingenios. Dan elocuencia al apóstol cuando predica su credo, aunque pocos lo escuchen y ninguno le siga; dan heroísmo al mártir cuando afirma su fe, aunque le hostilicen escribas y fariseos. Sostienen al filósofo que medita largas noches insomnes; al poeta que canta un dolor o alienta una esperanza; al sabio que enciende una chispa en su crisol; al utopista que persigue una perfección ilusoria. Seducen al que logra escuchar su canto sirenio; confunden al que pretende en vano desoírlo.
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