La falsa modestia 6. 1 Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos… 3 Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, 4 para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
(Sobre Mt 6:1-4) Es necesario observar que, indirectamente, se favorece la publicidad de lo malo, obligando a mantener en secreto lo bueno.
Desde esta innecesaria modestia, a la que nos invita el texto en cuestión, se produce el efecto que observamos a diario: sólo vemos pasar cosas malas en el mundo. Hasta en el ámbito familiar muchos no dicen lo bueno que hacen y sí relatan lo malo que les pasa.
Así, se desalientan las buenas obras porque no se publican siquiera las pocas que se hacen. Muchos terminan sintiéndose abrumados por las malas nuevas, que es lo único que recibe publicidad.
Esto sólo favorece la proliferación del mal.
Sin hacer alarde de nuestras buenas obras, sí debemos darlas a conocer con humildad, nunca deben ocultarse.
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El Padre Nuestro 6. 9 Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro…
(Sobre Mt 6:9) Muchos creen que entre los judíos no preexistía la concepción de Dios y Padre y que con la aparición de la popular oración del cristianismo que se cita en el texto de Mateo se establece una novedosa relación filial antes inexistente.
La realidad nos muestra lo contrario.
Podemos leer en Deuteronomio 32: 6, en boca de Moisés, lo siguiente: "¿ Así pagas a Yavé…? ¿No es Él tu Padre, tu Creador, que te hizo y te estableció?".
En 1 de Crónicas 29:10, el Rey David ora diciendo: "Bendito tú, ¡Oh Yavé!, Dios de Israel, nuestro Padre desde la eternidad y hasta la eternidad".
Isaías 9:6 al mencionar títulos de carácter honorífico que se darían al mesías, cita entre ellos el de "Padre Eterno", en clara alusión a una calidad divina. El mismo profeta en 63:16 dice: "Tú, Yavé, eres nuestro Padre".
Es real que la calificación Padre, no es una mención de uso frecuente en alusión al Dios del AT. Pero es visible que era una forma conocida y aceptada.
No sólo lo identifican como Padre, sino que también han delineado un Dios que ha sabido mantener una relación propia de amigos al menos con un par de sus siervos: "Entonces Yavé hablaba a Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo" (Exodo 33:11); "…la entregaste para siempre a los descendientes de tu amigo Abraham" (2 Crónicas 20:7); "Pero tú, Israel, mi servidor, Jacob, a quien yo elegí, descendencia de Abraham, mi amigo" (Isaías 41:8).
Como podemos apreciar, en el AT, mucho antes de Jesús, ya preexistía la concepción de relación filial propia de Padre e hijos.
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Lo que hacen los paganos 6. 31 No se inquieten entonces, diciendo: "¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?". 32 Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
(Sobre Mt 6:31-32) El presente párrafo nos muestra algo que muy pocos tienen presente y que es razón principal (por su omisión) de la infundada creencia en una prédica universalista de Jesús.
Obsérvese que aquí, su prédica, se centra en diferenciar: "Son los paganos…".
Jesús era un judío que predicaba sólo para los judíos de su época.
En sus discursos está manifiesta la separación entre aquellos que son judíos y aquellos que no lo son: los paganos, gentiles, gentes, naciones, o cualquier otra forma que adopte su mención según la versión que se lea.
Algunos NT más modernos tratan de disimular estas palabras, que muestran una clara separación, y traducen: "Los que no conocen a Dios…", (Pastoral Católica, aprobada 26/1/89). De esa manera intentan desdibujar la división. Pero, para cualquier lector atento, es obvio que se alude a los que no son judíos.
Un ejemplo muy concreto y definitivo puede leerse en Mateo 15:21-28, haciéndose evidente la discriminación. Allí, una mujer cananea (no judía), le suplica que cure a su hija, y él le responde: "No fui enviado sino a las ovejas perdidas de Israel", agregando luego ante la insistencia de ella: "No es bueno echar a los perros el pan de los hijos". Resulta evidente la división y el criterio del propio Jesús respecto de los destinatarios de su mensaje. Se puede observar un tratamiento muy poco feliz por la condición de no judía de la mujer igualándola a los perros. Se trata de una forma de calificación desprovista de esa otra supuesta cualidad predominante en Jesús: el amor al prójimo.
En contraposición a estas actitudes encontramos algunos pasajes en el AT que muestran un matiz más universalista.
En el libro de Jonás puede leerse la preocupación de Dios por salvar a un pueblo no judío, para lo cual manda a su profeta a Nínive. Los párrafos finales muestran el desagrado de Dios, ante la actitud de Jonás por no anhelar la salvación de todos los hombres justos (Jonás 4:9-11).
El mismo criterio se manifiesta en el diálogo entre Dios y Abraham sobre el juicio a Sodoma donde la preocupación latente en el patriarca es que no mueran inocentes, aunque se trate de no judíos (Génesis 18:20-33).
Debe reconocerse que sólo luego de la desaparición de Jesús, y tras algunas disputas con el llamado apóstol de los gentiles, Pablo, se manifiesta una aceptación de los no judíos en la primera comunidad cristiana (Hechos 13:47).
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No juzgar 7. 1 No juzguen, para no ser juzgados. 2 Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes…
(Sobre Mt 7:1-2) Si bien el resto del texto amplía un poco el sentido general del precepto, la primera enunciación: "No juzguen, para no ser juzgados…", que se suma a los párrafos anteriores de amar a los enemigos y perdonar para ser perdonados (ver Sobre Mt 5:43-48), adhiere y llama a una conducta ajustada al criterio de hacer las cosas para beneficio propio (no juzgo porque yo también soy injusto y de esa manera eludo ante Dios un juicio que me pudiera ser adverso) o a la abstención que recaería en debilitamiento del sentido y el valor de la justicia (yo soy imperfecto y soy nadie para juzgar a otros).
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Los perros, los cerdos… los no judíos 7. 6 No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.
(Sobre Mt 7:6) Si recordamos el relato sobre la mujer cananea a la que se iguala a los perros (ver sobre de Mateo 6:31-32), vemos que en el presente párrafo Jesús se refiere (por primera vez) a los no judíos en esos términos, añadiéndole la expresión "cerdos". Esto último está perfectamente usado en virtud de que apunta, metafóricamente, a la supuesta impureza de los no judíos, tal como el cerdo era uno de los animales impuros de la lista de Levítico (ver Lev.11:7-8).
Remata su discurso, altamente discriminatorio y degradante hacia los no judíos, calificándolos de poco confiables, de traicioneros.
Obsérvese que el evangelista Lucas, de origen no judío, omite la referencia a la mujer cananea y también la que se cita aquí. No encontrará usted ningún paralelo en ese evangelio que haga siquiera mención de aquellos relatos. Incluso se advierte su cuidado en la traslación de los discursos. Un ejemplo puede verse comparando la cita de Mateo 5:47: "Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿Qué hacéis de más?, ¿No hacen eso también los gentiles?", a la de Lucas, donde éste reemplaza la palabra gentiles por la palabra pecadores quitándole su valor original (ver Lucas 6:32-34). Esto es comprensible si se tiene en cuenta que su propósito era relatar los hechos a sus pares, los no judíos.
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La sentencia apresurada 8. 1 Entrando a Cafernaúm se le acercó un centurión… 10 Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. 11 Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos; 12 en cambio, los herederos del Reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes".
(Sobre Mt 8:1-12) Este pasaje es el primero de una serie de otros similares, que nos muestra a un Jesús emitiendo juicios de valor o sentencias que resultan, a todas luces, fruto de una evaluación muy precipitada, y que no responden a un espíritu apoyado en la serena reflexión. Se observa que, por sólo los dichos de un hombre, augura la condenación de todo un pueblo.
Si tenemos en cuenta que el mesías sería el máximo representante de Dios en la tierra y salvador y rey de Israel, aparece como muy impropio contradecir viejos y conocidos mensajes de salvación para el pueblo israelita. En efecto, en el AT puede leerse lo siguiente: "Vengan, cantemos con gozo a Yavé. Aclamemos con júbilo a la Roca de nuestra salvación"; (Salmo 95:1). "Israel será salvado por Yavé con salvación eterna. No se avergonzarán, ni serán afrentados, por los siglos de los siglos"; "Haré que se acerque mi justicia; no se alejará. Mi salvación no se tardará. Pondré salvación en Sión, y para Israel será mi gloria"; "Por amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalén no me quedaré quieto, hasta que su justicia irradie como luz, y su salvación arda como antorcha"; (Isaías 45:17; 46:13; 62:1) "Ciertamente en Yavé nuestro Dios está la salvación de Israel". (Jeremías 3:23).
Es provechoso recordar aquí otra característica atribuida al mesías: "No juzgará por lo que vean sus ojos, ni resolverá por lo que oigan sus oídos" (Isaías 11:3).
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Cargando enfermedades 8. 16 Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos, 17 para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: Él tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades.
(Sobre Mt 8:16-17) La profecía a que se hace referencia es la que se encuentra en Isaías 53:4. Como ya señalé, se trata de un fragmento de lo que se denomina el "Poema del Siervo de Yavé".
Lo volcaré desde el versículo 3 hasta el 5 inclusive, y veremos si se aplica a la circunstancia aludida por Mateo.
Para ello transcribo la traducción de una versión judía al español: "Menospreciado y vedado entre los varones, varón de dolores, experimentado en enfermedad; y como que encubrimos de él la faz, fue menospreciado y no lo estimamos. De cierto, nuestras enfermedades él las llevó y nuestros dolores los soportó, y nosotros lo estimamos llagado, como herido de Dios y afligido. Y él angustiado fue por nuestras rebeliones, majado por nuestros delitos, el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su tolondro (chichón) fuimos curados nosotros".
Será provechoso confrontarlo con la misma porción pero, esta vez, extrayéndola de una versión moderna llamada "Dios habla hoy": "Los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era un hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento. Como a alguien que no merece ser visto, lo despreciamos, no lo tuvimos en cuenta. Y, sin embargo, él estaba cargando con nuestros sufrimientos, estaba soportando nuestros propios dolores. Nosotros pensamos que Dios lo había herido, que lo había castigado y humillado. Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud".
Lo primero que se advierte es que, independientemente de la versión que se elija, se nos habla de un hombre: "menospreciado, vedado entre los varones… no lo estimamos", de uno al que "los hombres lo despreciaban y lo rechazaban" y "Como a alguien que no merece ser visto… no lo tuvimos en cuenta". Para el caso de Jesús se observa, y ya fue señalado con anterioridad (ver Sobre Mt 4:23-25), que habría sido seguido por "grandes muchedumbres", por lo que se puede concluir que no encuadra como el "hombre no tenido en cuenta" de la cita de Isaías.
Puede agregarse lo oportunamente señalado respecto de que el mesías, según el mismo "Poema del Siervo de Yavé" (ver Isaías 42:2), tendría una actividad donde el contacto con la gente, la muchedumbre, no sería moneda corriente, o una característica principal o sobresaliente, pues leemos: "No gritará, no hablará recio ni hará oír su voz en las plazas". Otra forma más metafórica de señalar este comportamiento, particularmente reservado, está también indicado por Isaías en otra porción del Poema cuando dice: "Puso mi lengua como cortante espada, me ha guardado a la sombra de su mano; hizo de mi aguda saeta y me guardó en su aljaba" (49:2).
Lo segundo que se advierte es que en el texto de Isaías no se está dando ningún indicio que suponga que el Siervo de Yavé curará las enfermedades y, menos aún, que para ello el mecanismo a utilizar sea pasárselas a sí mismo. Esta creencia equivocada es la que da origen a muchas prácticas curativas supersticiosas, vigentes en la actualidad, por las que se cree que el curador toma la enfermedad o el mal del curado, como si se tratara de una transferencia de energía. Esto es falso, cualquiera reconoce que se trata de una superchería sin fundamento.
Cuando dice que: "Llevó nuestras enfermedades… soportó nuestros dolores" ó, como queda más claro: "Estaba cargando nuestros sufrimientos, soportando nuestros propios dolores", la referencia alude a su mansedumbre de carácter. Tiene presente que, siendo el "Siervo de Yavé", se ve despreciado por los hombres; no se lo tiene en cuenta como era de suponer; es afectado por la "enfermedad" de corazones ingratos y ciegos. Simbólicamente hablando, cae sobre él, el peso de las "enfermedades espirituales" de su pueblo (la falta de fidelidad a Dios; prácticas religiosas opuestas a la Biblia -AT-; etc.).
A esa situación alude Isaías.
Es inconsistente la pretensión del redactor de Mateo de relacionarlo con presuntos milagros curativos de su maestro.
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Los muertos quedan solos 8. 19 Entonces se aproximó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré adónde vayas". 20 Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". 21 Otro de sus discípulos le dijo: "Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre". 22 Pero Jesús le respondió: "Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos".
(Sobre Mt 8:19-22) En este pasaje Jesús desatiende la amarga circunstancia de la muerte de un padre pretendiendo acallarla con la consigna: "Deja que los muertos entierren a sus muertos". Es una frase sumamente dura y carente de sentido humanitario.
Imaginémonos en la misma situación del discípulo, teniendo que abandonar a un ser amado en esas circunstancias. Tratemos de encontrar una razón que justifique el abandono de nuestro padre sin permitirnos ni siquiera darle un abrazo final y cargado de amor. No se entiende y no hay justificación posible. Menos aún si se tiene presente lo que la Biblia dice con relación al mesías: "Sobre él reposará… el espíritu de entendimiento y de temor de Yavé" (Isaías 11:2). Esto puede interpretarse fácilmente como: entendimiento para comprender las debilidades humanas y temor de Yavé para respetar y hacer respetar sus Mandamientos, por ejemplo: "Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas largos años en la tierra que Yavé tu Dios te da" (Exodo 20:12).
Comparemos el presente pasaje de Mateo con un caso similar expuesto en 1 Reyes 19:19-21, protagonizado por el profeta Elías, y se verá la notable diferencia en el comportamiento humanitario entre ambos relatos: "Elías partió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Delante de él había doce yuntas de bueyes, y él iba con la última. Elías pasó cerca de él y le echó encima su manto. Eliseo dejó sus bueyes, corrió detrás de Elías y dijo: "Déjame besar a mi padre y a mi madre; luego te seguiré". Elías le respondió: "Sí, puedes ir. ¿Qué hice yo para impedírtelo?". Eliseo dio media vuelta, tomó dos bueyes y los inmoló. Luego, con los arneses de los bueyes, asó la carne y se la dio a su gente para que comieran. Después partió, fue detrás de Elías y se puso a su servicio".
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Perdonando pecados 9. 1 Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. 2 Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados". 3 Algunos escribas pensaron: "Este hombre blasfema". 4 Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: "¿Por qué piensan mal? 5 ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate y camina"? 6 Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados – dijo al paralítico – levántate, toma tu camilla y vete a tu casa". 7 El se levantó y se fue a su casa.
(Sobre Mt 9:1-7) El pensamiento de los escribas, que según palabras de Jesús es malo (¿Por qué piensan mal?), se ajusta a lo que el AT referencia sobre el particular.
El perdón de los pecados sólo correspondía al Dios Yavé, exclusivamente. No hay ninguna mención que refleje otra posibilidad ni tampoco alguna que atribuya esta facultad al mesías. Las palabras de Isaías 11 sobre que juzgará con justicia, con equidad, sólo aludirían a una cualidad del carácter equilibrado para el análisis de la realidad y no a un juicio propiamente dicho.
En el libro de Levítico se establecen con precisión leyes sobre sacrificios para expiación de los pecados, consagración de los sacerdotes, purificaciones rituales, leyes de santidad, etc.
A los no judíos, especialmente a partir del establecimiento de la religión cristiana, les resultan llamativas, extrañas a sus creencias, las ceremonias y elementos descriptos. No obstante, ateniéndonos a lo que dice la Biblia, es la única metodología dictada y aprobada por el Dios Yavé.
No es malintencionado ni fruto de prejuicios el pensamiento de los escribas. Se trata, en todo caso, de respeto a lo establecido en su Ley.
Se añade una curación milagrosa como aval de las palabras de Jesús. Vemos en el AT que los milagros no identifican necesariamente a los que andan en el camino del Dios Yavé; pensemos, por ejemplo, en los magos de Egipto que se mencionan en Éxodo.
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Llamar a pecadores 9. 10 Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. 11 Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?". 12 Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. 13 Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
(Sobre Mt 9:10-13) Observamos aquí una nueva muestra de su cambiante estado de ánimo.
En el episodio del centurión, ya comentado en Mateo 8, se pudo apreciar la rápida sentencia condenatoria de todo un pueblo, Israel. Obviamente, nadie condenaría algo bueno. Muy por el contrario, lo malo es lo que se sanciona.
En Mateo 6 pueden leerse críticas a los "hipócritas que gustan orar de pie en las sinagogas" o a los "hipócritas en las sinagogas o en las calles" que cuando dan limosna les gusta ser alabados. Se trataría también de malas personas.
En Mateo 5 dice: "si la justicia de ustedes no supera la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos". Nuevamente, estas palabras señalan a los implicados como malos individuos.
De estos breves ejemplos precedentes surge la lógica conclusión siguiente: según Jesús son seres humanos que andan por la mala senda, alejados de la voluntad de Dios, definitivamente: no están sanos y por lo tanto están enfermos.
Siendo así las cosas, sucede que a estos enfermos Jesús les contesta: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico sino los enfermos".
Sentenció condenatoriamente a todo un pueblo, llamó hipócritas a muchos de ellos, declaró faltos de justicia a escribas y fariseos. Luego, cuando algunos de ellos lo observan –no importa que fuera con espíritu crítico- comer con cobradores de impuestos (los aborrecibles individuos, en su mayoría compatriotas de los judíos, que recaudaban para la corona romana) y pecadores, él les contesta que debe sanar a esos enfermos, que está actuando como médico de ellos.
Cabe preguntarse (si la respuesta revistiera algún grado de coherencia) ¿por qué aquellos a los que él mismo antes calificó de enfermos no son merecedores de sanidad?; ¿Por qué ni siquiera hay una predisposición favorable tendiente a conversar con ellos en buenos términos?.
Jesús no refleja la plenitud de equilibrio, serenidad y compasión que el AT le atribuye al mesías.
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No visiten a no judíos 10. 1 Jesús convocó a sus doce discípulos… con las siguientes instrucciones: "No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. 6 Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
(Sobre Mt 10:1-6) Este pasaje confirma las observaciones, ya expresadas, respecto de la exclusión que hace Jesús hacia los no judíos en cuanto a su mensaje.
La disposición sólo es alterada luego de su muerte cuando, tras su supuesta resurrección, se aparece a los apóstoles y les ordena ir a predicar y hacer discípulos de todos los pueblos (Mateo 28:19). Esto se encuentra al final del evangelio y es muy razonable pensar que se trate de un agregado posterior, teniendo en cuenta el crecimiento del cristianismo dentro de la comunidad no judía.
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Invocando la paz 10. 11 Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. 12 Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. 13 Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. 14 Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. 15 Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.
(Sobre Mt 10:11-15) "Los hombres de Sodoma eran malos y muy pecadores contra Yavé" (Génesis 13:13). "Vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha llegado a ser grande delante de Yavé. Por eso Yavé nos ha enviado para destruirlo" (Génesis 19:13). En la Biblia, Sodoma y Gomorra son sinónimos de: pecado, corrupción, maldad, abominación, perdición, lo que no tiene más remedio.
Es común encontrar en boca de Jesús distintas formas de maldición para siempre, condenas al fuego eterno, presagios de muerte y dolor sin fin, acompañando a su mensaje de "salvación". De alguna manera siempre acompaña a sus "buenas nuevas" con el terror de sus "malas nuevas".
La calificación que hace Jesús sobre aquellos pueblos que no escuchan el mensaje vuelve, nuevamente, a distar mucho de un punto de vista equilibrado. Hay un claro desprecio al sentimiento de dolor que en el AT suele adosarse a la personalidad del Dios Yavé frente al castigo a los pecadores: "¿Acaso quiero yo la muerte del impío?, dice el Señor Yavé. ¿No vivirá él, si se aparta de sus caminos?" (Ezequiel 18:23); "Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos. Vuélvase a Yavé, quien tendrá de él misericordia; y a nuestro Dios, quien será amplio en perdonar" (Isaías 55:7).
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Ovejas rodeadas 10. 16 Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas.
(Sobre Mt 10:16) Este versículo es el inmediato siguiente al que acabamos de analizar. Aquí resulta ser que "las ovejas perdidas de Israel", hacía quienes envía a los discípulos, son peligrosas como "lobos" y en su calidad de tales tratarán como a "ovejas" a sus discípulos.
Podría leerse de otra manera: "Miren que la gente con la que van a tratar es maligna e inteligente, y frente a ellos ustedes resultan como niños, así que cuídense porque ellos tienen muchas posibilidades de éxito frente a ustedes y los pueden destruir".
Bajo esa perspectiva los discípulos están muy lejos de ejercer su tarea sin prejuicios.
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Cuidado con los judíos 10. 17 Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. 18 A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
(Sobre Mt 10:17-18) Se continúa estimulando el desaliento, con sentencias de enfrentamiento a tribunales y azotes.
Aquí encontramos una manera sutil de inducir la creencia en la casi exclusiva responsabilidad de los judíos por la persecución, maltrato y muerte de los cristianos. Esto se hará extensivo, luego, a la muerte del propio Jesús.
El decir: "los azotarán en las sinagogas", es una precisión que señala a los judíos como la causa principal de persecución. Se trataría de malos individuos especialmente dispuestos a maltratar a los seguidores de Jesús.
Son muchos los párrafos donde en forma encubierta, se nos dibuja a la comunidad judía de esa época (y por extensión a su descendencia) como ciega y sorda frente a una "verdad revelada". Este constante señalamiento alcanza su punto más álgido cuando, por la muerte de Jesús, y creyéndolo de naturaleza divina o Dios mismo hecho hombre (según se lee en Juan 1:14: "El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros"), se termina por acusarlos de haber matado a Dios, de ser el pueblo que asesinó a Dios.
Hemos explorado un conjunto de elementos que avalan la certeza de que Jesús no fue el enviado de Dios, el esperado mesías. Las circunstancias, testimonios, citas bíblicas en las que me apoyo son prácticamente las mismas en las que se pudieron sustentar y aún se sustentan los judíos para no aceptar a Jesús como mesías. Examinando sin fanatismos la Biblia se reconoce que Jesús no es el mesías anunciado allí.
Los redactores evangélicos se tomaron mucho trabajo en formar en la mente de sus lectores (de múltiples y discretas maneras) la firme convicción de que los judíos son, en definitiva: los asesinos de Dios, la raza maldita, la vergüenza de Dios como ex pueblo elegido que negó a "su hijo". Este ataque fue mentiroso en su sustento bíblico y certero en su objetivo propagandístico. Aunque muchos se resistan a admitirlo, ha sido y es una de las causas principales de antisemitismo en el mundo.
En los párrafos siguientes transcribiré tres citas evangélicas altamente anti judías que analizaremos. Sirva este medio para ayudar al lector a visualizar con mayor facilidad otros textos que denotan un marcado grado de invitación a la condena del pueblo judío.
En Hechos 4:8-11, se puede leer: "Entonces Pedro, lleno de espíritu santo, les dijo: Jefes del pueblo y ancianos de Israel… Sépanlo todos ustedes y que lo sepa todo el pueblo de Israel por el nombre de Jesuscristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron… Jesús es la piedra que ustedes, los constructores, despreciaron…". No cabe dudas que Pedro recalca de manera directa la culpabilidad de los judíos en la muerte de Jesús. Obsérvese que, si bien se indica a los jefes del pueblo y los ancianos como los que lo crucificaron, luego termina incorporando a todos los judíos al aludir a los constructores. Si tenemos presente el estado de ánimo de cualquier persona no judía que pudiera ser seguidor o al menos admirador de Jesús, queda claro que esa persona no verá con simpatía a los judíos porque crucificaron a su líder y habrían mostrado, además, una actitud incomprensible al despreciarlo.
Lucas 19:47 dice: "Todos los días Jesús enseñaba en el templo, y los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y también los jefes del pueblo andaban buscando cómo matarlo". Lucas nos está diciendo que los dirigentes religiosos y seglares de la comunidad judía eran unos sanguinarios que sólo pensaban en cómo asesinar a Jesús. Y aunque Lucas no lo cite allí, queda bien claro por los testimonios de los dos evangelistas que le anteceden, que ese deseo fue motivado tan sólo por "envidia", lo que los transforma en peores personas aún: "Porque sabía que por envidia le habían entregado" (Mateo 27:18); "Porque sabía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes" (Marcos 15:10). Quienes estudian el manejo de la información y la comunicación, saben que según lo que se diga y cómo se lo diga, se produce un efecto determinado en el receptor del mensaje. Para este caso en particular la conclusión a la que arriban aquellos que leen estas palabras de Lucas, cuyo terreno fue abonado antes por Mateo y Marcos, es la siguiente: Los dirigentes judíos asesinaron a Jesús por envidia y el pueblo, pese a que todos los días lo habían escuchado, fue cómplice con ellos.
El apóstol Juan, "el discípulo a quien Jesús más quería" (Juan 21:7), fue el que con mayor frecuencia recalcó en su evangelio la falsa premisa de la culpabilidad asesina de los judíos. Menciona con frecuencia que los "judíos" (exceptuándose a sí mismo de dicha condición) procuraban matar a Jesús, lo perseguían, sembraban miedo, etc. (Juan 5:18; 7:1; 10:31; 11:8; 11:53; 18:14; 19:7; 5:16; 7:11; 11:54; 5:16; 7:13; 9:22; 19:38; 20:19; 18:12). Es importante prestar atención al hecho de que Juan siempre asocia la palabra "judío" a hechos de incredulidad o maldad; sin embargo, salvo un par de excepciones, su evangelio nunca hace referencia a los judíos cuando se trata de convertidos o sanados. De esa manera, intencionalmente o no, se termina por asociar la palabra "judío" con todo aquel que no acepta a Jesús.
Esta línea de pensamiento se encuentra desde el principio en el evangelio de Juan, de un contenido fuertemente anti judío: "Vino a su propia casa y los suyos no lo recibieron" (Juan 1:11), lo que en otras palabras es lo mismo que decir: "Aunque fue primero hacia los judíos, los judíos lo despreciaron". Y no sólo eso, a continuación, en 1:12 agrega que "a los que lo recibieron les concedió ser hijos de Dios…". Esa afirmación supone dos cosas: a) aquellos que no lo recibieron (los judíos según el versículo anterior) ya no son hijos de Dios; b) si no son hijos de Dios, entonces ahora son hijos del enemigo de Dios.
Alguien puede señalar a la conclusión precedente como inaplicable a los sentimientos de Juan, pero el Apocalipsis o Revelación, escrito por este apóstol, confirma que ese es su punto de vista. Leemos en Revelación 2:9: "Yo conozco tu tribulación y tu pobreza–aunque eres rico–, y la blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo son; más bien, son sinagoga de Satanás". En 3:9 insiste: "He aquí, yo te daré algunos de la sinagoga de Satanás, de los que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten". Sobre 2:9 la Versión Nácar-Colunga dice: "En los martirios de San Policarpo y San Pionio, mártires de Esmirna, aparecen los judíos como instigadores de la persecución contra los fieles". Sobre el mismo párrafo el Nuevo Testamento, Versión Pastoral, aprobado en Quito el 26/01/89, comenta: "Los cristianos por ser creyentes y pueblo de Dios, son los verdaderos hijos de Abraham y los verdaderos judíos. Los judíos de raza, que no creyeron, perdieron su derecho a ostentar ese nombre. Por lo tanto, su "sinagoga", o sea, su asamblea, pasa a ser la de Satanás, al oponerse a la Iglesia".
Es evidente que el apóstol Juan lleva al lector a asociar a los judíos con el enemigo de Dios; la expresión "sinagoga de Satanás" es una terrible convocatoria al odio a lo judío, una asociación fatal de la palabra judío con lo más pervertido y maldito del universo.
A aquellos cristianos a los que puede dolerle este caudal de conclusiones a las que vamos arribando será provechoso recordarles un consejo bíblico muy aplicable para esto: "He escogido el camino de la verdad" (Salmo 119:30).
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Odio y persecución 10. 21 El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; Los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. 22 Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. 23 Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes que llegue el Hijo del hombre.
(Sobre Mt 10:21-23) El presente párrafo presenta una profecía efectuada por Jesús. La misma pinta un panorama apocalíptico donde se distinguen: a) la división familiar al punto de que sus miembros se entregarán a la muerte unos a otros; b) el odio generalizado hacia los cristianos; c) la llegada del Hijo del Hombre, o sea, el mesías, antes de que se acaben de recorrer todas las ciudades de Israel.
Sobre este particular, específicamente la última parte, muchas comunidades cristianas sostienen que Jesús vendrá nuevamente (segunda venida) y es a ese momento al que se referiría la profecía.
Cabe señalar sobre esta creencia en el segundo advenimiento que la misma tuvo su origen después de la muerte de los últimos discípulos, ya que los primeros cristianos esperaban verlo con sus propios ojos, tal cual lo señalan todas las profecías dadas por el mismo Jesús en los evangelios, como ésta que citamos aquí. Al no producirse la instalación del Reino de los Cielos conforme los tiempos que él mismo había prometido, las generaciones cristianas subsiguientes debieron configurar una nueva doctrina. Esa doctrina, nueva y contraria a lo que el AT indica sobre el mesías y la instauración del Reino de Dios, es la que llegó hasta nuestros días como segundo advenimiento o segunda "parusía".
Respecto de esta profecía en particular podemos observar lo siguiente: Jesús asegura a sus discípulos que "el Hijo del hombre vendrá antes que ustedes hayan recorrido todas las ciudades de Israel" (La Biblia de Estudio, 1996, ya citada). No cabe ninguna duda, no puede caberla, respecto de que se dirige a sus discípulos de ese momento (no a futuros) porque es a ellos a los que les habla y los referencia con precisión al decir: "Ustedes". Por otro lado es claro e irrefutable que asegura que "antes que hayan recorrido todas las ciudades de Israel", el Hijo del Hombre, aludiendo a sí mismo, llega e instala el Reino de los Cielos. O sea, que los discípulos no iban a terminar de predicar por todo Israel cuando de repente serían sorprendidos por la maravillosa noticia de que el Reino de Dios ya estaba entre ellos definitivamente.
Sabemos muy bien que esto no pasó en aquel momento. Sabemos muy bien que distintas iglesias cristianas deben haber pasado por todo Israel muchas veces en tantos siglos, como por tantos otros lugares del mundo, y que la profecía de Jesús no se cumplió.
Nuevamente, Jesús se equivocó al presumir que era el mesías.
Para esta cita en particular, y para todas aquellas otras similares que veremos más adelante, es terminante la consigna bíblica que dice: "¿Cómo podremos saber que lo que se ha dicho no es la Palabra del Señor?. Deben tener esto en cuenta: Si lo que el profeta ha dicho en nombre del Señor no se cumple, es señal que el Señor no lo dijo, sino que el profeta habló movido sólo por su orgullo; por lo tanto, no le tengan miedo" (Deuteronomio 18:21,22).
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Si no me reconocen 10. 33 …Yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres.
(Sobre Mt 10:33) Encontramos aquí una maldición de Jesús hacia aquellos que renieguen de él. De alguna manera es igual a decir: "el que no me siga o el que sienta vergüenza de mí, que se dé por muerto".
Jesús vuelve a hablar sobre sí mismo y a ponerse en el centro de la escena en lugar de centrar la atención de sus seguidores en el Dios Yavé y en su voluntad (Ver Sobre Mt 5:11-19).
Ya vimos que esta actitud no se corresponde con la que el AT asigna para el mesías. Recordemos al efecto una porción del Poema del Siervo de Yavé y entenderemos que la maldición dicha por Jesús no se ajusta a la idea (prevaleciente dentro de las comunidades cristianas) de un mesías dispuesto a entregarse por todos los seres humanos o Mesías Sufriente: "…él estaba cargando nuestros sufrimientos,… soportando nuestros dolores,… fue atormentado a causa de nuestras maldades,… el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros,… fue maltratado pero se sometió humildemente,… por medio de él tendrán éxito los planes del Señor,… y quedará satisfecho al saberlo,… el justo siervo del señor liberará a muchos, pues cargará con la maldad de ellos" (Isaías 53:4-7,10-11).
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La tierra sin paz 10. 34 No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. 35 Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; 36 y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa.
(Sobre Mt 10:34-36) Cuando nos referimos a Juan el Bautista, observamos una profecía evocada indirectamente por Mateo 11:14, que es la que aparece en Malaquías 3:23 y dice: "Yo les voy a enviar a Elías, el profeta, antes que llegue el Día del Señor, grande y terrible".
Según algunos intérpretes religiosos, existe la posibilidad de que esta profecía de Malaquías no se esté refiriendo a un individuo que precedería la llegada del mesías. Podría aludir al mesías mismo.
Es interesante conocer la línea de razonamiento de los creyentes.
Leamos que dice a continuación: "Él hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total" (Malaquías 3:24).
Este último versículo es clarificador: la misión principal de este Elías es "unir padres a hijos e hijos a padres".
Podemos concluir sin temor a equivocarnos: a) Si la cita remitiera a uno que antecede al mesías, luego, es imposible que el mesías tenga o venga a hacer una misión diametralmente opuesta. b) Si se trata del mesías exclusivamente, hay contradicción en la sentencia de Jesús, al decir que el mesías viene a hacer exactamente lo opuesto a lo que Malaquías señala.
Otra vez, Jesús manifiesta contradicción frente a los oráculos bíblicos y no encaja en los parámetros fijados para el mesías.
Frente al párrafo de Mateo que estamos viendo, en muchas Biblias se hace referencia a Miqueas 7:6. Debemos tener presente que no toda vez que se evoca un texto del AT sobre, por ejemplo, uno del de los evangelios esto signifique que ese hecho, palabra o señal producido más recientemente sea profético. Muchas veces sólo tiene por intensión mostrar expresiones verbales o circunstancias similares, no necesariamente una profecía. Tal es el caso de este texto de Miqueas 7, que no contiene ninguna profecía, comienza en el versículo 1 y llega hasta el 7 inclusive, y es de carácter meramente narrativo sobre la alarmante corrupción que había en Israel en su tiempo. La profecía viene justamente después de ello desde los versículos 8 al 13 inclusive. Si se desea ver alguna profecía en lo anterior apenas podemos vislumbrar unas palabras de esperanza en el versículo 7 cuando dice: "Pero yo aguardo al Señor, espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará!". De ello podemos inferir que el profeta, lejos de creer que las cosas serían así eternamente, estaba esperanzado en la salvación de su Dios.
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Por encima de todo amor 10. 37 El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
(Sobre Mt 10:37) Leemos en Juan 5:18: "Por esta razón los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios".
Cuando vimos Mateo 10:17-18, incluimos esta mención de Juan entre los textos que van marcando y alimentando un significativo odio hacia los judíos. Cualquiera que la lea circunscribiéndola exclusivamente a la sola circunstancia del sábado o de llamar a Dios su padre, como allí se alude, está permitiéndose ser persuadido por el escritor sobre que los judíos eran unos vanidosos malintencionados y que sería cierto lo que dice Marcos 15:10 respecto de que "por envidia se lo habían entregado" a Pilato.
Pero, para acercarnos a la verdad de los hechos (sin meternos en el probable absolutismo religioso que envuelve la situación), entendamos que no fue la envidia, ni un odio ciego ni la cuestión del sábado la que llevó a los judíos conocedores de la Ley y las profecías mesiánicas en el AT a rechazar y condenar a Jesús. Fue la incompatibilidad entre lo escrito en la Biblia y los dichos de Jesús.
Esto no implica, como algunos pudieran creer, un juicio de valor favorable ni desfavorable hacia los judíos. Apunta solamente a reconocer las bases bíblicas en las que se apoyó su reprobación de Jesús
Por ejemplo, puede leerse en la Biblia: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se prolonguen sobre la tierra que Yavé tu Dios te da" (Exodo 20:12); "Maldito sea que el que trate con desprecio a su padre o a su madre" (Deuteronomio 27:16); "Escucha a tu padre, que te engendró; y cuando tu madre envejezca, no la menosprecies" (Proverbios 23:22); "El padre del hijo bueno y sabio tiene razón para estar feliz y orgulloso; haz pues que tu padre y tu madre se sientan felices y orgullosos" (Proverbios 23:24-25).
Jesús, en cambio, propone lo siguiente: "El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí"; "He venido a poner al hombre contra su padre" (Mateo 10:35); "Mientras todavía hablaba a la gente, su madre y sus hermanos estaban afuera buscando hablar con él… alguien avisó a Jesús… Pero Jesús respondió…:–¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?. Entonces extendió su mano hacia sus discípulos y dijo: He aquí mi madre y mis hermanos!" (Mateo 12:46-50).
Jesús sentencia: "El que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí" (Mateo 10:37). La Biblia señala: "He aquí, bendición de Yavé son los hijos; recompensa es el fruto del vientre" (Salmo 127:3).
Jesús no dice: "Den a Yavé la gloria debida a su nombre; traigan ofrendas y vengan a sus atrios; adoren a Yavé en la hermosura de la santidad; tiemble ante su presencia toda la tierra. Digan entre las naciones: ¡Yavé reina!" (Salmo 96:8-10); "Vengan, adoremos y postrémonos. Arrodillémonos delante de Yavé, nuestro Hacedor. Porque Él es nuestro Dios; nosotros somos el pueblo de su prado, y las ovejas de su mano. Si oímos hoy su voz" (Salmo 95:6-7). Como en muchas otras citas, se presenta como Dios mismo, se convierte en el centro de la atención.
El AT muestra a Moisés, Jonás, Isaías y Jeremías (por nombrar sólo algunos), como humildes siervos que, en primera instancia, rechazaron el llamamiento de Dios por no considerarse dignos para representarlo.
También es constante la calificación bíblica para el Dios Yavé de: único Dios, Padre, Redentor, Pastor, Fuente de Aguas Vivas, Salvador, Roca, el primero y el último, etc. Veamos algunos ejemplos: "Yo, Yo soy Yavé y fuera de mí no hay salvador"; "Así dice Yavé, tu Redentor,…yo extendí el cielo y afirmé la tierra sin que nadie me ayudara"; "Yo soy el primero y el último…¿quién hay igual a mí?"; "Tú eres, Oh Yavé, nuestro Padre y Redentor Nuestro es tu nombre desde la eternidad" (Isaías 43:11; 44:24; 44:6-7; 63:16) ; "Su arco permaneció firme, y sus brazos se hicieron ágiles, por las manos del Fuerte de Jacob; por el nombre del Pastor, la Roca de Israel" (Génesis 49:24); "Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud. Él es un Dios fiel, en quien no hay iniquidad; es justo y recto" (Deuteronomio 32:4); "Porque, ¿quién es Dios fuera de Yavé? ¿Quién es Roca fuera de nuestro Dios?" (2 Samuel 22:32); "Oh alma mía, reposa sólo en Dios, porque de Él es mi esperanza. Sólo Él es mi roca y mi salvación; es mi alto refugio; no seré movido" (Salmo 62:5,6); "El Dios Altísimo es su Redentor" (Salmo 78:35); "Un doble mal ha cometido mi pueblo: dejarme a mí, la fuente de aguas vivas, para excavarse cisternas agrietadas, incapaces de retener el agua" (Jeremías 2:13); "Yo soy Yavé tu Dios; no reconocerás otro dios aparte de mí, ni otro salvador, sino a mí" (Oseas 13:4); "Yavé es mi Pastor, nada me faltará" (Salmo 23:1).
Las citas son muchas y cualquiera que desee puede encontrarlas por sí mismo.
Cualquier persona sincera reconoce que Jesús, con abrumadora frecuencia, se hace igual a Dios, hecho que no registra antecedentes en la Biblia salvo en falsos profetas o reyes castigados por Dios.
Por duro que nos parezca y ateniéndonos a la mentalidad y rigidez religiosas de la época, debemos concluir que: el propio comportamiento de Jesús coadyuvó a su condenación a la pena de muerte. Las autoridades judías, advirtiendo que no se trataba de un enviado de Dios, habrían hecho que se cumpliera lo que está escrito en la Ley, Deuteronomio 13:5: "Pero tal profeta o tal soñador de sueños ha de ser muerto, porque predicó la rebelión contra Yavé vuestro Dios que te sacó de la tierra de Egipto y te rescató de la casa de esclavitud. Él trató de desviarte del camino por el que Yavé tu Dios te mandó andar. Así eliminarás el mal de en medio de ti".
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La duda de Juan 11. 2 Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: 3 "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?". 4 Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: 5 los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. 6 ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de escándalo!".
(Sobre Mt 11:2-6) Observamos que la respuesta de Jesús es ambigua. No dice que sí, no dice que no. Deja abierta la respuesta para que el destinatario afirme o niegue.
Recuerda esta situación la que se relata más tarde cuando Pilato le pregunta: "¿Eres tú el Rey de los Judíos?, Respondió Jesús: Tú lo dices".
Tengamos presente que no dice abiertamente: "no lo sé", o por ejemplo: "Si Dios lo decide será así". Se ampara en la ambigüedad.
A estas contestaciones se las suele explicar como obra de la prudencia o la mesura. Resulta extraña esa mesura cuando no se observa en otras porciones: "… Uno, mayor que el templo, está aquí"; "… Uno, mayor que Jonás, está en este lugar"; "… Uno, mayor que Salomón, está en este lugar" (Mateo 12: 6, 41, 42).
Quizá pueda encontrarse una respuesta menos agradable a los creyentes pero más ajustada a la realidad del testimonio evangélico: No estaba convencido de su verdadero papel.
Seguramente, será esa la razón que lo llevará a pedir a Dios, en el momento anterior a su detención, que aparte de él ese trago amargo, o a gritar desconsolado poco antes de morir: "Dios mío, porque me has abandonado".
Se debe reconocer que no es comprensible que un supuesto enviado de Dios, que, además, dice ser igual a Dios (y así se sostiene en muchas iglesias cristianas hasta hoy) se sienta abandonado por Dios o por si mismo, según como se lo vea. Menos comprensible resulta que se explique esa situación aludiendo a un "misterio" de Dios.
Sin duda, hay muchas circunstancias y expresiones de Jesús que, como se ha mostrado, resultan contradictorias, carentes de originalidad, desconocedoras de los mandatos del Dios Yavé. Pero todas ellas dejan de ser un misterio cuando se las confronta al antecedente bíblico y pasan a ser simplemente las actitudes de un personaje místico y carismático, arrastrado por la confusión imperante en su época.
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Sólo hacia mí 11. 28 Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. 29 Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. 30 Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
(Sobre Mt 11:28-30) Nuevamente Jesús invita a sus seguidores a imitarlo y a refugiarse en él, renovando su discurso a favor de sí mismo. No centra su prédica en el Dios Yavé, a la manera de los profetas judíos.
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Lo que David nunca hizo 12. 3 Pero él les respondió: "¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, 4 cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes?
(Sobre Mt 12:3-4) Quienes no leyeron 1 Samuel 21, donde se narra el episodio al que alude Jesús, quedarán con la idea equivocada de que David mismo tomó la resolución de entrar al templo y acopiarse de panes sagrados. Eso es lo que deja entender el texto.
Es muy importante leer el relato original. David se dirigió al sacerdote Ajimelec preguntándole: "¿Qué provisiones tienes a mano?. Dame cinco panes o lo que encuentres" (Versículo 4). Ante ello el sacerdote le contestó que sólo tenía pan consagrado y le propuso dárselo siempre y cuando el mismo David y sus hombres se hubieran abstenido de mujeres. Confirmado esto, se los entregó.
Queda claro que: David no pidió pan consagrado sino que le proveyera lo que tuviera a mano; que no fue determinación propia de David el uso del pan consagrado sino una atribución asumida por el sacerdote bajo la palabra de que se cumplía determinada condición en los destinatarios del alimento.
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El tema de guardar el sábado 12. 8 Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado. 9 De allí, Jesús fue a la sinagoga de los fariseos, 10 donde se encontraba un hombre que tenía una mano paralizada. Para poder acusarlo, ellos le preguntaron: "¿Está permitido curar en sábado?". 11 Él les dijo: "¿Quién de ustedes, si tiene una sola oveja y esta cae a un pozo en sábado, no la va a sacar? 12 ¡Cuánto más vale un hombre que una oveja! Por lo tanto, está permitido hacer una buena acción en sábado". 13 Entonces dijo al hombre: "Extiende tu mano". Él la extendió, y la mano enferma quedó tan sana como la otra. 14 Enseguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él.
(Sobre Mt 12:8-14) El AT indica en Exodo 31:16,17 lo siguiente: "Los hijos de Israel guardarán el sábado, celebrándolo como pacto perpetuo a través de sus generaciones. Será una señal permanente entre los Israelitas y yo".
Del pasaje citado se desprenden dos conclusiones: a) La obligatoriedad de guardar el sábado existe y esta claramente establecida, quedando manifiesto que el día sagrado, desde el punto de vista bíblico, es solamente ese; b) la obligatoriedad rige para los judíos exclusivamente ya que dice: "como pacto… será una señal permanente entre los israelitas y yo". Los no judíos sólo están obligados a guardar el sábado cuando se encuentran en territorio santo: "El séptimo día será sábado para Yavé tu Dios. No harás en él obra alguna, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el forastero que está dentro de tus puertas" (Exodo 20:10).
Con la llegada de Jesús como emisario de Dios, parecería lógico esperar que se exalte el valor simbólico del sábado dentro de la comunidad judía y aun que, sin imponerlo a los no judíos, se inste a que pueda llegar a ser una celebración para todos los pueblos.
Sin embargo, en varios pasajes de los evangelios se presenta a los judíos con un perfil exagerado y alejado del sentido común con relación al mandato sabático. La respuesta de Jesús en el texto que analizamos aquí: "Está permitido hacer una buena acción en sábado", parece confirmar esa aparente irracionalidad judía.
También se observa que sujeta el valor del sábado en función del hombre cuando dice: "El sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado" (Marcos 2:27).
Desde un punto de vista estrictamente bíblico este último dictamen es equivocado. La obligatoriedad de guardar el sábado la establece el propio Dios Yavé. Claramente expresa que no es para el hombre que lo estableció sino para su gloria: "Si apartas tu pie por respeto al sábado, para no hacer tu capricho en mi día santo; si al sábado llamas delicia, consagrado a Yavé y glorioso; y si lo honras, no haciendo según tus propios caminos ni buscando tu propia conveniencia ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Yavé. Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer de la heredad de tu padre Jacob. Porque la boca de Yavé ha hablado" (Isaías 58:13,14); "Guardaréis el sábado, porque es sagrado para vosotros; el que lo profane morirá irremisiblemente. Cualquiera que haga algún trabajo en él será excluido de en medio de su pueblo" (Exodo 31:14). Es muy manifiesto el error conceptual de Jesús. El sábado, conforme el AT, es para Dios, no es para el hombre.
Pero veamos si su respuesta sobre que "está permitido hacer una acción buena en sábado" justifica (siempre desde una visión bíblica) la curación relatada.
Debemos tener presente que la mano paralizada del hombre aludido, seguramente, como en otras curaciones similares atribuidas a Jesús, llevaba largo tiempo en tales condiciones. Aun cuando no fuera así, no parece tratarse de algo que no pudiera ser atendido en otra oportunidad, por ejemplo: al día siguiente.
Imaginemos a un sanador judío de religión que le propusiera a Usted atender sus dolencias físicas o de salud cualquier día, menos el sábado, por respeto al Dios Yavé. Sin duda Usted comprendería la situación. Aguardaría con anhelo ser curado y no le reprocharía en absoluto haber tenido que esperar que pasara el sábado para disfrutar el bienestar de su curación el resto de su vida. Es posible inclusive que, a partir de esa circunstancia, Usted mismo también comience a guardar el sábado, quizá como mero homenaje a esa persona.
Es cierto también que, sin duda, existirán situaciones límites que obliguen a realizar alguna acción en sábado. Comprendamos que el precepto bíblico no obliga a mantenerse inmóvil mientras a uno lo asaltan impunemente ni mucho menos.
En esta cuestión del mandato sabático, la Biblia le indica a los judíos que deben aprender a priorizar, a separar entre lo que puede esperar y lo que hay que atender irremediablemente. El ejemplo de esta concepción de saber como respetar el sábado y qué se puede posponer, aunque sea algo bueno, para otro día, lo protagoniza el propio Dios Yavé en el desierto: "Mirad que Yavé os ha dado el sábado, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Permanezca cada uno en su lugar; nadie salga de allí en el séptimo día" (Exodo 16:29).
El párrafo citado corresponde al período en que los israelitas permanecían en el desierto, tras haber salido de Egipto, rumbo a la "tierra prometida". Se narra que como no tenían qué comer Dios mismo les provee el alimento, al que los israelitas llamaron "maná". Observando detalladamente la situación podemos concluir que dar de comer a su pueblo, que estaba hambriento en un lugar tan inhóspito como el desierto, sería justificable según Jesús porque se trataría de una buena acción permitida en sábado. Sin embargo, el Dios Yavé mostró que no era necesario violar el sábado. Podemos leer que para "eso el sexto día os da pan para dos días". Dicho de otra manera el viernes les entregó una ración doble de maná para no hacerlo el día sábado. No era necesario violar el sábado, era excelente dar de comer a su pueblo pero podía hacerse algo bueno sin transgredir lo sagrado.
La conclusión es una sola: el verdadero Mesías no haría caducar el mandato del sábado.
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Tres días y tres noches 12. 38 Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: "Maestro, queremos que nos hagas ver un signo". 39 Él les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás. 40 Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.
(Sobre Mt 12:38-40) Jesús, haciendo referencia a que su muerte estaría profetizada en el AT, cita el relato del profeta Jonás, que estuvo tres días y tres noches en el vientre de una ballena. Sobre este particular indica que él estará tres días y tres noches en el vientre de la tierra.
Resumiendo, interpreta el pasaje de Jonás como una señal de que el mesías, luego de permanecer tres días y tres noches muerto, resucitaría.
El libro de Jonás es pequeño y puede leerse en unos pocos minutos. Quien lo haya leído podrá corroborar los siguientes puntos: 1) En el relato observamos que el profeta no muere. Dios tenía planificado de antemano evitar su muerte. Quería que siguiera viviendo. Por ello dispone de un gran pez dentro del cual fue alojado vivo el profeta, permaneciendo en su interior tres días y tres noches; 2) El cumplimiento de la misión personal de Jonás es exactamente inversa a la de Jesús; comienza luego de ser sacado del pez, o sea, pasados los tres días y las tres noches; la de Jesús es anterior a su muerte; 3) El propósito divino sobre Jonás era obligarlo a valorar la importancia de cumplir con su misión y comprender la imposibilidad de eludir la responsabilidad que Dios le había impuesto. Para eso fue guardado dentro de la ballena. La resurrección de Jesús tendría un propósito distinto: mostrar el poder de Dios sobre el mesías; 4) Jonás es enviado a predicar a un pueblo no judío, cosa que Jesús, como hemos visto, no estaba dispuesto a realizar; 5) Si Jonás es una señal de la muerte de Jesús y su posterior resurrección, esta señal debería cumplirse plenamente. Tenemos lo siguiente: Jonás permaneció tres días y tres noches dentro del pez. Nada autoriza a negar que se trate de días completos. Jesús murió a las tres de tarde del día viernes y resucitó a la madrugada (todavía no había amanecido) del día domingo. Jesús sólo permaneció muerto "casi" dos días y dos noches o, con mayor exactitud, entre 36 y no más de 40 horas.
Resumiendo: a) Jonás no muere al ser tragado por el pez, por lo tanto no vuelve de la muerte al ser devuelto a tierra; b) a partir de allí comienza su prédica y no antes; c) el propósito divino habría sido que le sirviera para comprender su obligación con Dios y no como señal hacia otros, ya que fue una vivencia íntima que sólo conocemos por el relato y no por una multitud de supuestos testigos del hecho; d) le predica a un pueblo no judío; e) estuvo dentro de un pez exactamente tres días completos, Jesús no.
De lo expuesto se desprende que el libro de Jonás no es una profecía que adelante algún pormenor sobre la muerte de Jesús y su posterior resurrección, y por lo tanto no hay señal alguna ni posible cumplimiento. Es un relato, de carácter presumiblemente proselitista, con el que se expone el interés del Dios Yavé en que todos los pueblos se salven.
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Mensaje selectivo 13. 10 Los discípulos se acercaron y le dijeron: "¿Por qué les hablas por medio de parábolas?". 11 Él les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. 12 Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. 13 Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. 14 Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: "Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, 15 Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure".
(Sobre Mt 13:10-15) La cita mencionada es Isaías 6:9-10. Es la respuesta de Dios frente al ofrecimiento de Isaías de ser su predicador ante el pueblo. A través de ella Yavé le indica al profeta que, por la maldad y ceguera espiritual de su pueblo, el mensaje no surgirá ningún efecto positivo.
Pero si Usted leyó la cita de Isaías, quizá se pregunte: ¿Dónde está la profecía?. Pues bien: no se trata de una profecía; menos aún de una señal a cumplirse 700 años más tarde. Sólo es un relato que narra la vocación de Isaías para el trabajo de mensajero. Sin embargo, como ya lo hemos visto antes, hay un esfuerzo significativo por forzar pasajes bíblicos para darles un sentido profético cuando no lo tienen.
Hay otro elemento interesante. Isaías no realizó su prédica en forma de parábolas como lo hizo Jesús. El mensaje de Isaías se caracterizó por ser mayormente directo y no adornado de historias que escondieran algún significado a descubrir (excepción hecha de ciertos pasajes de carácter definidamente proféticos). Siempre fue muy puntual a la hora de expresarse: "¡Ay de los que a lo malo llaman bueno, y a lo bueno, malo!, considerando las tinieblas como luz, y la luz como tinieblas; lo amargo como dulce, y lo dulce como amargo. ¡Ay de los que son sabios ante sus propios ojos, y de los que son prudentes según ellos mismos!. ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar licor; y de los que por soborno declaran justo al culpable, y al justo le quitan su justicia!. Por tanto, como la lengua de fuego devora la paja y la llama doblega el rastrojo, así la raíz de ellos será como cosa putrefacta, y su flor se desvanecerá como el polvo. Porque han desechado la ley de Yavé de los Ejércitos, y han despreciado la palabra del Santo de Israel" (Isaías 5:20-24).
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Hablaré en parábolas 13. 34 Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, 35 para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.
(Sobre Mt 13:34-35) La supuesta profecía que refiere Mateo estaría ubicada en el Salmo 78:2. Allí puede leerse: "Abriré en sentencias mi boca" (Versión Nacar-Colunga), "Abriré mi boca en proverbios" (Versión Reina Valera Revisión 1995), "Voy a hablar por medio de refranes" (La Biblia de Estudio –SBU- 1996)
Como puede apreciarse la palabra parábolas no está citada. Se traduce sentencias, refranes, proverbios, no parábolas.
Independientemente de este hecho, que resulta significativo y muestra por si sólo cómo se pretende forzar una cita bíblica para poder aplicarla a la persona de Jesús, puede observarse que no hay ninguna parábola a lo largo del Salmo 78, que es uno de los más extensos y, por tanto, podría haber permitido la incorporación de alguna.
Al leerlo resulta evidente que el escritor del Salmo que nos ocupa sólo pretendía rememorar la historia del pueblo de Israel.
Nuevamente, tampoco hay profecía aquí.
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Seguidores del maligno 13. 36 Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". 37 Él les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; 38 el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; La cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. 40 Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. 41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, 42 y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!
(Sobre Mt 13:36-43) Seguramente, en la historia de la humanidad, no sólo los judíos han tenido la capacidad de encontrar evidencia bíblica respecto a la falta de carácter mesiánico en el mensaje y la vida de Jesús. Sin duda, ha habido y habrá muchos estudiosos que también han podido observar varias de las cosas expuestas en este trabajo y más aún.
No es menos cierto que muchos cristianos han vivido una gran angustia en sus corazones al reconocer contradicciones o evidencias relativas a la falta de pruebas mesiánicas en los evangelios. Quizá, un infundado temor a que sea el fruto de su propia naturaleza pecaminosa no les ha permitido profundizar sobre la veracidad de su propio razonamiento.
Así llegamos hasta nuestros días sin que exista un material masivo y uniforme en el planeta sobre este particular.
En el caso de los judíos, su actitud no proselitista y su temor a la posibilidad de molestar la sensibilidad de algunos sectores cristianos, los llevó y los lleva a ser muy reservados en cuanto a exponer sus pruebas y puntos de vista. No obstante, existe material de origen judío al que se puede acceder, aunque su publicidad no es manifiesta al menos en esta zona del mundo.
En el caso de los creyentes, quizá el temor a ser considerados emisarios del diablo o anticristos, los ha llevado a abstenerse de profundizar en sus propias observaciones y a dejar de lado la perspectiva de un estudio serio, fundado en un genuino y maduro amor a la verdad. De esa manera han terminado apoyándose únicamente en su fe.
Resulta extraña la actitud si se tiene presente la invitación bíblica de buscar siempre la verdad: "No olvides mis enseñanzas, hijo mío; guarda en tu memoria mis mandamientos y tendrás una vida larga y llena de felicidad. No abandones nunca el amor y la verdad; llévalos contigo como un collar. Grábatelos en tu mente, y tendrás el favor y el aprecio de Dios y de los hombres" (Proverbios 3:1-4).
Contra esta licencia bíblica para buscar la verdad, el párrafo de Mateo que nos ocupa advierte que todo aquel que diga algo diferente u opositor a lo que dice Jesús es un enemigo que siembra cizaña o, lo que es peor, un aliado del demonio.
Es frecuente la apelación, en los libros del Nuevo Testamento, al recurso de catalogar de anticristo a todo aquel que no se ajusta a lo que dijo Jesús o se opone a ello. Esa es una fórmula que, por medio del temor, invita a abstenerse de un criterio diferente.
La palabra "Cristo" es el término griego para traducir la palabra hebrea "mashiaj", que significa el ungido y de la cual proviene la palabra "Mesías".
Al observar y concluir a través del estudio de las profecías y citas del AT que Jesús no se corresponde con el mesías anunciado, queda claro que no se es un anticristo ya que Jesús no fue el cristo o mesías. Se comprende que la palabra "anti-cristo" no es aplicable en este caso.
Sin embargo, el temor a expresarse libre y responsablemente, sustentando con respeto y testimonio objetivo una opinión opuesta a la generalizada, sigue vigente. La intolerancia hacia un pensamiento contrapuesto al criterio general, es una triste realidad, presente en varios campos.
Espero que este respetuoso trabajo mío, tenga mejor suerte.
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Impidiendo milagros 13. 53 Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí 54 y, al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. "¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? 55 ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? 56 ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?". 57 Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia".58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
(Sobre Mt 13:53-58) Con sutiles rodeos, el relato nos dice: "Jesús pudo hacer poco o nada allí, porque esa gente no tenía fe". En otras palabras se responsabiliza a otros por lo que él no pudo realizar.
Resulta totalmente llamativo que aquel que habría resucitado muertos, curado a ciegos, paralíticos, leprosos, caminado por el mar, dominado tempestades, etcétera, fracasara frente a su propio pueblo y familia que lo conocían.
Aun admitiendo, al menos, algunos de los milagros relatados, podríamos preguntarnos si no podrían haber sido el resultado de un fenómeno de sugestión colectiva. Más aun en aquella sociedad que vivía su momento de mayor expectativa mesiánica.
Este hecho es bastante frecuente en la historia de la humanidad y sigue vigente en nuestro tiempo, siendo estudiado por la sicología de masas.
Al efecto, sirvan de ilustración los siguientes apuntes: 1) la enfermedad llamada escrófula, recibió en la edad media la denominación de mal del rey, por la creencia de que sólo el contacto con un rey podía curarla. Entre los soberanos a los que la historia les atribuye curaciones de este mal figuran: Eduardo III y Carlos II de Inglaterra y Felipe I de Francia. Todos coincidiremos en que no se conoce de ningún rey que haya sido un legítimo enviado de Dios; 2) Cuando yo era pequeño me llevaron al pueblo de Pilar (?) en el que se encontraba un curandero muy popular, al que se lo conocía con el nombre de Tibor Gordon, en una especie de fundación que se llamaba Arco Iris. Yo no creía en eso. Allí pude observar cómo un muchacho que volvió de regreso en el mismo micro, afectado por la polio en sus piernas, logró caminar unos cuantos pasos, sin ayuda y sin muletas, incitado por el curandero, frente al asombro de todos. Un amplio nivel de comercialización de muñecos y ponchos con supuestas propiedades curativas, formaban parte de esa organización. Sin embargo, nadie que sea sensato podrá decir que aquel hombre era un elegido de Dios.
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Caminando por el mar 14. 25 A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. 26 Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. 27 Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman". 28 Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua". 29 "Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él.30 Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame". 31 En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".
(Sobre Mt 14:25-31) Dos apreciaciones interesantes surgen de este pasaje.
Como primer elemento, las palabras de Jesús: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?", son una clara amonestación hacia Pedro de la que se desprende que lo que le sucedió, el fracaso de este discípulo en el agua, habría sido fruto de su propia falta de fe, por no creer con todas las fuerzas. La enseñanza que dejaría esto es la de comprender que, como asegurará más tarde en Mateo 17:20: "Si tuvieran fe, aunque sólo fuera del tamaño de una semilla de mostaza, le dirían a este cerro: "Quítate de aquí y vete a otro lugar", y el cerro se quitaría. Nada les sería imposible".
Siendo que la fe, conforme las palabras de Jesús, sería un elemento muy poderoso e insuperable, cabe preguntarse si la escasa producción de milagros en su pueblo: ¿No sería el resultado de su propia poca fe?. Porque si para el que tiene fe nada es imposible, cuando en determinadas circunstancias no pudo ejecutar milagros, entonces sólo pueden haber pasado dos cosas o ambas a la vez: a) el principio enunciado es equivocado ó b) Jesús mismo no tuvo fe suficiente.
Lo segundo que puede apreciarse es que, en estos casos, se exalta el valor de la fe, se la transforma en un elemento fundamental en la vida religiosa de un cristiano: la fe apropiada habría permitido a Pedro caminar sobre el mar; la fe podría mover montañas.
Suelen explicarse estas citas como meros ejemplos pintorescos que apuntarían a insistir en la importancia de "tener" fe y de "cuidar" la fe. Podemos asegurar que cuando Jesús reta a Pedro, definitivamente le está diciendo, sin lugar a otra interpretación (pues fue él mismo el que le invitó a caminar por el mar) que, con fe, sería posible realizar ese fenómeno, tal como él mismo habría estado haciéndolo.
La palabra "fe" aparece muy pocas veces en el AT y, en ningún caso guarda un valor similar al que le otorga el cristianismo, sino que se aplica como un sinónimo de "fidelidad" o "lealtad" entre las partes. Quienes puedan acceder a la Versión Reina Valera Actualizada (Bible On Line), de 1982/86/87/89, de la Casa Bautista de Publicaciones, encontrarán que tan sólo en tres versículos de la Biblia se traduce el original hebreo por la palabra "fe"; esos versículos son: Jueces 9:16 y 19 y Habacuc 2:4 (para este último texto téngase presente que a la palabra fe se le otorga el mismo significado que se leyó en Jueces, o sea: de buena fe, aquel que actuó con honestidad y confianza frente a lo que Dios ha dicho).
La teología cristiana se ha ocupado abundantemente en referirse a este elemento tan característico de su doctrina y a diferenciarla del concepto hebreo.
Es en el Nuevo Testamento donde la palabra "fe" es exaltada constantemente. La palabra "fe" se encuentra en todos los libros que componen el Nuevo Testamento (excepto en II y III de Juan), o sea, en 25 de los 27 libros.
Podemos preguntarnos: ¿por qué motivo los escritores del Nuevo Testamento acuden y realzan con tanta insistencia el valor de la fe?.
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