Mientras el país no sea unificado y no sean derrocadas las fuerzas del imperialismo y de los caudillos militares, no habrá manera de liberar a los campesinos de la pesada carga de los impuestos y las contribuciones del gobierno o, en términos más explícitos, de la carga de los gastos de guerra del ejército revolucionario. Sin embargo, con el surgimiento y desarrollo del movimiento campesino y la caída de los déspotas locales y shenshi malvados, se han abolido o, al menos, reducido, los impuestos exorbitantes (como el impuesto por mu de tierra) que cargaron a los campesinos los déspotas locales y shenshi malvados cuando la administración rural estaba en sus manos. Esto también debe contarse entre los méritos de las asociaciones campesinas.
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12. EL MOVIMIENTO POR LA EDUCACION
En China han tenido acceso a la educación sólo los terratenientes, y no los campesinos. Pero la cultura de los terratenientes ha sido creada por los campesinos, pues todo lo que la constituye no es sino sangre y sudor de campesino. El 90 por ciento de la población de China no ha recibido ninguna educación, y de ese sector la abrumadora mayoría son campesinos. Con la caída del poder de los terratenientes en el campo, comenzó el movimiento de los campesinos por la educación. Veamos con qué entusiasmo los campesinos, que siempre detestaron las escuelas, abren ahora escuelas nocturnas. Ellos nunca miraron con buenos ojos las "escuelas al estilo extranjero". En mis años de estudiante, cuando volvía a mi aldea y era testigo de la oposición a esas escuelas, compartía la opinión de los "estudiantes y maestros al estilo extranjero" y me ponía de parte de esas escuelas, pensando que los campesinos, en todo caso, estaban más o menos equivocados. En 1925, cuando era ya comunista y tenía una concepción marxista, pasé seis meses en el campo y llegué a comprender que yo había sido el equivocado y que la razón la tenían los campesinos. Los textos que se usaban en las escuelas primarias rurales hablaban únicamente de las cosas de la ciudad y no respondían a las necesidades del campo. Además, los maestros de escuela primaria tenían una actitud muy mala hacia los campesinos y, en lugar de ayudarlos, se ganaban su antipatía. Por eso los campesinos preferían la enseñanza al estilo antiguo (que ellos llamaban "clases chinas") a las escuelas modernas (que calificaban de "clases extranjeras"), y les gustaban los maestros al estilo antiguo y no los de las escuelas primarias. Ahora establecen por todas partes escuelas nocturnas, a las que denominan escuelas campesinas. Algunas ya han abierto, otras se están preparando; hay un promedio de una escuela por cantón. Los campesinos ponen gran entusiasmo en la creación de estas escuelas, y a ellas son las únicas a las que consideran como propias. Los recursos para las escuelas nocturnas vienen de "las rentas públicas procedentes de la superstición", de los dineros de los templos ancestrales y de otros fondos y propiedades públicos ociosos. Las oficinas distritales de educación se proponían usar ese dinero para establecer escuelas públicas, es decir, "escuelas al estilo extranjero" no adecuadas a las necesidades de los campesinos, mientras éstos querían destinarlo a crear sus propias escuelas. El resultado de la disputa fue que el dinero se distribuyó entre ambas partes, y en algunos lugares se ha entregado todo a los
campesinos. El desarrollo del movimiento campesino ha dado por resultado una rápida elevación del nivel cultural del campesinado. No está lejano el día en que se verán surgir decenas de miles de escuelas en las aldeas de toda la provincia; eso será muy diferente de la vana charlatanería de los intelectuales y de los llamados "pedagogos" en torno a la "educación universal", que, a pesar de toda su alharaca, jamás ha pasado de ser una frase hueca.
13. EL MOVIMIENTO COOPERATIVO
Los campesinos tienen real necesidad de cooperativas, sobre todo de cooperativas de consumo, de compra y de crédito. Cuando compran artículos, los explotan los comerciantes; cuando venden sus productos agrícolas, los estafan los comerciantes; cuando piden dinero o arroz prestado, los explotan los usureros. Y están ansiosos de encontrar una solución a estos tres problemas. Durante las operaciones militares en el valle del río Yangtsé, el invierno pasado, cuando las rutas comerciales quedaron cortadas y el precio de la sal subió mucho en Junán, numerosos campesinos organizaron cooperativas para la compra de sal. Cuando los terratenientes suspendieron los préstamos, en muchos lugares los campesinos, necesitados de dinero, intentaron organizar cajas de crédito. El gran problema es la falta de estatutos de organización modelo y detallados. Organizadas espontáneamente por los propios campesinos, estas cooperativas con frecuencia no se ajustan a los principios que las rigen, por lo cual los camaradas que trabajan entre los campesinos reclaman con insistencia esos estatutos. Si el movimiento cooperativo cuenta con una orientación adecuada, podrá desarrollarse por todas partes paralelamente a las asociaciones campesinas.
14. REPARACION DE CAMINOS Y DIQUES
Este es otro logro de las asociaciones campesinas. Antes del surgimiento de éstas, los caminos rurales se encontraban en pésimo estado. Sin dinero era imposible repararlos y, como los ricos se negaban a dar, no había más remedio que dejarlos en mal estado. Si se hacían algunas reparaciones, era a título de obra de caridad; se recolectaban unas monedas entre las familias que "deseaban ganar méritos para el otro mundo" y se construían algunos caminos estrechos y malos. En cuanto aparecieron las asociaciones campesinas, emitieron disposiciones especificando las anchuras: tres, cinco, siete o diez chi[31], según las necesidades de las diferentes vías y dieron a los terratenientes que vivían a lado y lado de los caminos la orden de encargarse cada uno de determinado tramo. Una vez dictada la orden, ¿quién podría atreverse a desobedecer? Pronto aparecieron numerosos caminos buenos. Y esto no es obra de la caridad, sino de la coacción, mas un poco de coacción de este tipo no es en absoluto algo malo. Lo mismo sucedía con los diques. Los implacables terratenientes no pensaban sino en expoliar al máximo a los arrendatarios y no querían gastar ni un céntimo en la reparación de diques; dejaban que se secaran los estanques y que los arrendatarios se murieran de hambre, sin importarles nada fuera del cobro de la renta. Ahora que hay asociaciones campesinas, se puede ordenar sin contemplaciones a los terratenientes que reparen los diques. Cuando un terrateniente se niega a hacerlo, la asociación campesina le dice afablemente: "Muy bien, ya que no quieres hacer la reparación, contribuye en grano: un dou por jornada." Como eso sería un mal negocio, los terratenientes se apresuran a repararlos por su cuenta. Es así como han sido reparados muchos de los diques que se encontraban en mal estado.
Las catorce conquistas arriba mencionadas han sido logradas por los campesinos bajo la dirección de las asociaciones campesinas. Quisiera que el lector reflexionara y dijera si alguna de ellas es mala en su espíritu fundamental y en su significación revolucionaria. Los únicos que las consideran malas, creo yo, son los déspotas locales y shenshi malvados. Resulta harto curioso que desde Nanchang[32] haya salido la noticia de que Chiang Kai-shek, Chang Ching-chiang[33] y otros caballeros desaprueban sobremanera las actividades de los campesinos de Junán. Comparten su opinión los dirigentes de derecha de Junán, Liu Yue-chi[34] y compañía. Todos ellos han dicho: "°Pero si se ha vuelto todo rojo!" Y yo pienso: °Qué quedaría de la revolución nacional sin este poquito de rojo! Hablan a diario de "despertar a las masas populares", pero se mueren de miedo apenas éstas se levantan. ¿En qué se diferencia esto del amor del Señor Ye por los dragones[35]?
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NOTAS
[1] La provincia de Junán era en esa época el centro del movimiento campesino en China. [pág. 19]
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[2] La división administrativa de China era: provincia, distrito, territorio y cantón (poblado). El cantón era la menor de las divisiones administrativas y abarcaba varias aldeas. [pág. 19]
[3] Gobernador de Junán en aquel tiempo y agente de los caudillos militares del Norte. En 1926 fue derrocado por el ejército de la Expedición al Norte. [pág. 20]
[4] La Revolución de 1911 derrocó el régimen autocrático de la dinastía Ching El 10 de octubre de ese año, incitada por las organizaciones revolucionarias de la burguesía y de la pequeña burguesía, una parte del Nuevo Ejército de la dinastía Ching emprendió un levantamiento en Wuchang, provincia de Jupei, al que siguieron sucesivos levantamientos en otras provincias, y muy pronto la dominación de La dinastía Ching se vino abajo. El 1 de enero de 1912 se fundó en Nankín el Gobierno Provisional de la República de China y Sun Yat-sen fue elegido Presidente Provisional La Revolución triunfó gracias a la alianza de la burguesía con los campesinos, la obreros y la pequeña burguesía urbana. Sin embargo, debido a que el grupo dirigente de la Revolución tenía un carácter conciliador y, en lugar de dar beneficios reales a los campesinos, cedió ante la presión del imperialismo y de las fuerzas feudales el Poder cayó finalmente en manos de Yuan Shi-kai, caudillo militar del Norte y así fracasó la Revolución. [pág. 23]
[5] La antigua expresión china "sobrepasar los límites justos al corregir un error" antes era citada con frecuencia para poner trabas a las actividades de la gente únicamente se permitían reformas dentro de los límites del orden establecido en tanto que se prohibía todo acto dirigido a destruir por completo el viejo orden Se consideraban "justas" las acciones dentro de dichos límites, en tanto que aquélla orientadas a la completa destrucción del viejo orden eran descritas como "sobrepasa los límites justos". Esta es también una teoría propia de los reformistas y de lo oportunistas dentro de las filas revolucionarias. El camarada Mao Tse-tung refuta aquí esta teoría reformista. Su frase "Para corregir un error, hay que sobrepasa los límites justos; de otra manera, el error no será corregido" significa que para terminar con el viejo orden feudal hay que emplear métodos revolucionarios de masas y no métodos revisionistas, métodos reformistas. [pág. 25]
[6] Durante el invierno de 1926 y la primavera de 1917, cuando el ejército de la Expedición al Norte alcanzó la cuenca del río Yangtsé, Chiang Kai-shek aún no se había revelado completamente como contrarrevolucionario y las masas campesinas todavía lo consideraban revolucionario. Los terratenientes y los campesinos ricos, por su parte, estaban descontentos con él y hacían correr el rumor de que el ejército de 1a Expedición al Norte había sufrido derrotas y que Chiang Kai-shek había sido herido en una pierna. Chiang Kai-shek se desenmascaró completamente como contrarrevolucionario cuando efectuó el 11 de abril de 1927 el golpe de Estado contrarrevolucionario en Shanghai y otros lugares, masacrando a los obreros, reprimiendo a los campesinos y atacando al Partido Comunista. A partir de ese momento, los terratenientes y los campesinos ricos cambiaron de actitud y comenzaron a apoyarlo. [pág. 27]
[7] La provincia de Kuangtung fue la primera base de la revolución durante el período de la Primera Guerra Civil Revolucionaria (1924-1927). [pág. 27]
[8] Uno de los exponentes más notorios de los caudillos militares del Norte. Junto con Tsao Kun, quien se hizo famoso por su fraudulenta elección a la presidencia en 1923, pertenecía a la camarilla de Chili de los caudillos militares de Norte. Apoyó a Tsao Kun para jefe de esta camarilla. Se los conocía como "Tsao Wu". Después de haber derrotado en 1920 a Tuan Chi-yui, caudillo militar de la camarilla de Anjui, Wu Pei-fu se aseguró el control del gobierno de los caudillos militares del Norte en Pekín, como agente del imperialismo anglo-norteamericano.
Fue él quien hizo masacrar el 7 de febrero de 1923 a los ferroviarios de la línea Pekín-Jankou, que se habían declarado en huelga. En 1924, fue derrotado en su guerra con Chang Tsuo-lin (conocida comúnmente como la "guerra entre las camarillas de Chili y Fengtien") y, en consecuencia, fue despojado del Poder en Pekín. Pero, en 1926, instigado por los imperialistas japoneses e ingleses, se alió con Chang Tsuo-lin, y así retornó al Poder. Wu Pei-fu fue el primer enemigo derrotado por el ejército de la Expedición al Norte, cuando éste inició su marcha desde Kuangtung en 1926. [pág. 27]
[9] Los Tres Principios del Pueblo son los principios y el programa enunciados por Sun Yat-sen para la revolución democrático-burguesa en China sobre las cuestiones del nacionalismo, la democracia y la vida del pueblo. En 1924, en el "Manifiesto del I Congreso Nacional del Kuomintang", Sun Yat-sen reinterpretó los Tres Principios del Pueblo, entendiendo el nacionalismo como oposición al imperialismo y expresando activo apoyo al movimiento obrero y campesino. Así, los viejos Tres Principios del Pueblo se convirtieron en los nuevos, que entrañan las Tres Grandes Políticas: alianza con Rusia, alianza con el Partido Comunista y ayuda a los campesinos y obreros. Los nuevos Tres Principios del Pueblo proporcionaron la base política para la cooperación entre el Partido Comunista y el Kuomintang durante el período de la Primera Guerra Civil Revolucionaria. Véase "Sobre la nueva democracia", X, Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. II. [pág. 27]
[10] Wansui significa literalmente "diez mil años". En la época feudal, esta expresión era utilizada como forma de trato para dirigirse a los emperadores. Ahora sólo se emplea como exclamación en el sentido de "¡Viva!". [pág. 27]
[11] No se debía haber permitido que los campesinos ricos ingresaran en las asociaciones campesinas; esto no lo sabían aún las masas campesinas en 1927. [pág. 28]
[12] Un yuan, la unidad monetaria, equivalía a 100 fenes. Las dos eran monedas de plata. El wen era una moneda fraccionaria de cobre. Debido a sus diferentes cotizaciones en distintos lugares y períodos, resulta imposible determinar una tasa de cambio única entre el wen y el fen. En aquella época, en Junán, un fen equivalía a 60 wen. [pág. 28]
[13] Aquí el camarada Mao Tse-tung se refiere a los asalariados agrícolas (proletarios del campo) y a los lumpemproletarios del campo. [pág. 29]
[14] Aquí el camarada Mao Tse-tung se refiere a los semiproletarios del campo. [pág. 29]
[15] Caudillo militar de la provincia de Kuichou, que en ese entonces ocupaba la parte occidental de Junán. [pág. 31]
[16] En Junán, tu correspondía a territorio y tuan a cantón. Los viejos órganos administrativos de los tu y de los tuan eran instrumentos de los terratenientes para dominar a los campesinos. [pág. 38]
[17] El régimen de los déspotas locales y shenshi malvados explotaba cruelmente a los campesinos cargándoles un impuesto por mu de tierra, además de los impuestos territoriales corrientes. [pág. 38]
[18] El tuch¸n era el gobernador militar de una provincia designado por el régimen de los caudillos militares del Norte. Reunía en sus manos el poder político y militar de la provincia, y era un virtual dictador. En confabulación con los imperialistas, mantenía un régimen feudo-militar en su territorio. [pág. 38]
[19] Tipo de organización armada en el campo. La calificación de "casa por casa" significa que cada familia campesina, casi sin excepción, había de participar en estas milicias. Después de la derrota de la revolución en 1927, en muchos lugares estas milicias cayeron en manos de los terratenientes y se transformaron en organizaciones armadas contrarrevolucionarias. [pág. 39]
pág. 58
[20] En esa época, muchas de las direcciones distritales del Kuomintang, bajo liderazgo del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang, establecido en Wuján aplicaban las Tres Grandes Políticas de Sun Yat-sen: alianza con Rusia, alianza con el Partido Comunista y ayuda a los campesinos y obreros, y constituían órganos de la alianza revolucionaria de los comunistas, el ala izquierda del Kuomintang otros revolucionarios. [pág. 41]
[21] Frase sacada del Mencio. Su significación es la siguiente: Al enseñar su arte un gran maestro de tiro al arco sólo tensa el arco, pero no suelta la flecha, aunque da la impresión de que está a punto de dispararla. Aquí el autor emplea esta frase para indicar que los comunistas deben primero guiar a los campesinos en la obtención de plena conciencia política y después dejar que éstos, por propia iniciativa voluntariamente, desechen las creencias supersticiosas y otras malas costumbres hábitos, y no deben dictarles órdenes ni hacer las cosas en vez de ellos. [pág. 45]
[22] Práctica supersticiosa china para pronosticar la suerte según la hora, el día, el mes y el año del nacimiento de las personas. [pág. 45]
[23] Creencia supersticiosa según la cual la ubicación de las tumbas de los antepasados influye en la fortuna de los descendientes. El geomántico pretende ser capa de decir si un lugar determinado y sus alrededores son propicios. [pág. 45]
[24] El Señor Kuan (Kuan Yu, 160-219), guerrero de la época de los Tres Reinos, era venerado tradicionalmente como un dios. [pág. 45]
[25] Tang Sheng-chi fue un general que combatió al lado de la revolución durante la Expedición al Norte, y Ye Kai-sin, un general secuaz de los caudillos militar del Norte, que luchó contra la revolución. [pág. 46]
[26] Caudillo militar que en esa época gobernaba las provincias de Chiangsú, Chechiang, Fuchién, Chiangsí y Anjui. Fue el verdugo que reprimió las insurrecciones de los obreros de Shanghai. En el invierno de 1926, sus fuerzas principales fueron aplastadas por el ejército de la Expedición al Norte en Nanchang y Chiuchian provincia de Chiangsí. [pág. 48]
[27] Doctrina reaccionaria partidaria de conservar el atrasado modo de producción agrícola y la cultura feudal del Oriente, y opuesta a la civilización científica moderna. [pág. 51]
[28] Medida de peso china que en esa época equivalía a unos 60 kilos. [pág. 52]
[29] Con relación a las sociedades secretas, véase "Análisis de las clases de sociedad china", nota 21, en el presente tomo. [pág. 52]
[30] "Montaña", "templo", "altar", "agua", eran palabras usadas para denomina a algunas de las sectas de las sociedades secretas primitivas. [pág. 52]
[31] Medida de longitud china que equivale a un tercio de metro. [pág. 55]
[32] Cuando Nanchang fue tomada por el ejército de la Expedición al Norte en noviembre de 1926, Chiang Kai-shek aprovechó la ocasión para establecer al su cuartel general. Agrupó en torno suyo a los elementos del ala derecha del Kuomintang y a algunos politicastros de los caudillos militares del Norte, se confabuló con los imperialistas y fraguó su complot contrarrevolucionario para enfrentarse Wuján, en ese entonces, centro de la revolución. Finalmente, el 12 de abril de 1927 traicionando a la revolución, Chiang Kai-shek dio un golpe de Estado en Shanghai y perpetró una espantosa masacre. [pág. 55]
[33] Uno de los jefes del ala derecha del Kuomintang y miembro del "trust o cerebros" de Chiang Kai-shek. [pág. 55]
[34] Cabecilla de la "Sociedad de Izquierda", importante organización anticomunista de entonces en Junán. [pág. 55]
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[35] En el libro de Liu Siang (77-6 a.n.e.) Sin S¸, escrito en tiempos de la dinastía Jan, se narra la siguiente historia: "Al Señor Ye le gustaban mucho los dragones; sus armas, sus instrumentos y las esculturas que ornaban su palacio, tenían todos forma de dragón. Enterado de ello, un dragón de verdad descendió del cielo y fue a echar un vistazo por la ventana del Señor Ye, pero su cola se deslizó por la puerta. Al ver al dragón, el Señor Ye echó a correr abandonándolo todo, blanco de terror y como alucinado. Era que al Señor Ye no le gustaban los dragones, sino solamente lo que tuviera forma de dragón." El camarada Mao Tse-tung utiliza aquí este símil para mostrar que Chiang Kai-shek y sus congéneres tenían siempre a flor de labios la palabra revolución, pero, en realidad, temían y combatían la revolución. [pág. 55]
Prestar atención al trabajo económico
[*]
20 de agosto de 1933
El impetuoso desarrollo de la guerra revolucionaria nos exige movilizar a las masas para desplegar de inmediato una campaña en el frente económico y emprender todas las tareas necesarias y posibles en el terreno de la construcción económica. ¿Por qué? Porque en la actualidad todos nuestros esfuerzos deben estar destinados a conquistar la victoria en la guerra revolucionaria y, en primer lugar, a conquistar la victoria completa en la lucha por aplastar la quinta campaña enemiga de "cerco y aniquilamiento"[1]; deben estar dirigidos a crear las condiciones materiales que garanticen el abastecimiento de víveres y otros suministros al Ejército Rojo; a mejorar las condiciones de vida del pueblo y estimularlo así a participar aún más activamente en la guerra revolucionaria; a organizar a las grandes masas populares en el frente económico y educarlas para que aporten nuevas fuerzas a la guerra; y a consolidar la alianza obrero-campesina y la dictadura democrática de los obreros y campesinos y fortalecer la dirección del proletariado por medio de la construcción económica. Para alcanzar todos estos objetivos, es necesario emprender la construcción económica. Esto deben entenderlo claramente todos los que están dedicados al trabajo revolucionario. Algunos camaradas han estimado imposible destinar tiempo a la construcción económica, alegando que la guerra revolucionaria ya mantiene a la gente bastante ocupada, y han acusado de "desviacionista de derecha" a todo el que habla de la construcción económica. En su opinión, la construcción económica es imposible en las condiciones de una guerra revolucionaria y sólo será posible después de la victoria final, cuando haya paz y tranquilidad. Camaradas, estos puntos de vista son erróneos. Los que sostienen esas opiniones no se dan cuenta de que sin la construcción económica no
* Discurso pronunciado por el camarada Mao Tse-tung en agosto de 1933 en la conferencia de diecisiete distritos del Sur de Chiangsí sobre la construcción económica.
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se podrán asegurar las condiciones materiales para la guerra revolucionaria y el pueblo se sentirá exhausto en el curso de una guerra prolongada. °Reflexionen! El enemigo nos impone un bloqueo económico, los especuladores y los reaccionarios minan nuestras finanzas y nuestro comercio, y el intercambio comercial de nuestras zonas rojas con otras regiones tropieza con serios obstáculos. ¿No se verá gravemente afectada la guerra revolucionaria si no superamos estas dificultades? La sal es muy cara y a veces ni siquiera se consigue. El arroz es barato en otoño e invierno, pero terriblemente caro en primavera y verano. Todo esto afecta en forma directa a las condiciones de vida de los obreros y campesinos y hace imposible su mejoramiento. ¿No afectará esto a la alianza obrero-campesina, que es nuestra línea fundamental? Si las masas obreras y campesinas se sienten descontentas con sus condiciones de vida, ¿no afectará esto al aumento de efectivos de nuestro Ejército Rojo y a la movilización de las masas para la guerra revolucionaria? Por eso, es extremadamente errónea la idea de que no se debe emprender la construcción económica durante la guerra revolucionaria. Los que así piensan dicen también con frecuencia que todo debe estar subordinado a la guerra, pero no comprenden que renunciar a la construcción económica no significa subordinarlo todo a la guerra, sino debilitar el esfuerzo bélico. Sólo desplegando nuestro trabajo en el frente económico y desarrollando la economía de las zonas rojas, podremos crear una base material adecuada para la guerra revolucionaria, desenvolver con éxito nuestras ofensivas militares y asestar enérgicos golpes a las campañas enemigas de "cerco y aniquilamiento"; sólo así podremos contar con los recursos necesarios para engrosar las filas del Ejército Rojo y extender nuestro frente de combate a regiones situadas a miles de li de distancia, de modo que nuestro Ejército Rojo pueda, cuando las circunstancias sean favorables, atacar Nanchang y Chiuchiang sin preocupación alguna y que, aliviada la tarea de aprovisionarse por sí mismo, pueda concentrar toda su atención en la lucha contra el enemigo; y sólo así podremos satisfacer en cierta medida las necesidades materiales de las grandes masas, de modo que éstas se incorporen al Ejército Rojo o realicen otras tareas revolucionarias con mayor entusiasmo. Esto es justamente lo que significa subordinarlo todo a la guerra. Entre los que están dedicados al trabajo revolucionario en diferentes lugares, hay muchos que todavía no entienden la importancia de la construcción económica para la guerra revolucionaria, y muchos órganos locales de Poder no han examinado seriamente los
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problemas de esta construcción. Los departamentos económicos de los gobiernos locales no están aún bien organizados; algunos de ellos ni siquiera tienen directores, en tanto que en otros se ha nombrado a gente incompetente con el solo objeto de llenar vacantes. La formación de las cooperativas se encuentra todavía en su etapa inicial, y el trabajo de regulación del abastecimiento de víveres ha comenzado sólo en algunos lugares. No se ha realizado entre las grandes masas ninguna propaganda acerca de la tarea de la construcción económica (aunque esta propaganda es muy urgente), ni se ha creado entre ellas un ambiente de entusiasmo por esta tarea. Todo esto se debe a que no se aprecia la importancia de la construcción económica. A través de las discusiones que ustedes sostengan en esta conferencia y de los informes que presenten al regresar a sus puestos, tenemos que crear un ambiente de entusiasmo por la construcción económica entre todo el personal del gobierno y entre las grandes masas de obreros y campesinos. Es preciso hacer comprender a todo el mundo la importancia que tiene la construcción económica para la guerra revolucionaria, a fin de que todos se esfuercen por promover la suscripción de bonos del Empréstito Público para la Construcción Económica, desarrollen el movimiento cooperativo y establezcan en todas partes graneros públicos y depósitos de víveres en prevención del hambre. Cada distrito debe instalar un subdepartamento de regulación del abastecimiento de víveres, con sucursales en territorios y mercados de importancia. Por una parte, dentro de las zonas rojas debemos trasladar el grano de los lugares que tengan excedentes a aquellos donde haya escasez, para evitar que se acumule en algunos sitios mientras no se pueda adquirir en otros y que su precio sea demasiado bajo en unos lugares y demasiado alto en otros. Por otra parte, debemos exportar de manera planificada (y no en cantidades ilimitadas) excedentes de grano, evitando así la explotación por parte de intermediarios inescrupulosos, y comprar artículos de primera necesidad en las zonas blancas. Todos debemos esforzarnos por desarrollar la agricultura y la industria artesana, fabricar más aperos agrícolas y producir mayor cantidad de cal, a fin de asegurar una mejor cosecha para el próximo año; y debemos restablecer el antiguo nivel de la producción de tungsteno, madera, alcanfor, papel, tabaco, telas de lino, hongos secos, esencia de menta y otros productos locales, y venderlos en grandes cantidades en las zonas blancas.
A juzgar por su volumen, los cereales ocupan el primer lugar entre nuestros principales artículos de exportación. Todos los años se
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exportan unos tres millones de dan de arroz sin descascarillar — un promedio de un dan por persona en una población de tres millones de habitantes — a cambio de artículos de primera necesidad. Con seguridad, la cifra real no puede ser inferior a la señalada. Pero, ¿quién se ocupa de este negocio? Unicamente los comerciantes, que explotan cruelmente al pueblo en estas transacciones. El año pasado los campesinos de los distritos de Wanan y Taije vendieron a los comerciantes arroz sin descascarillar a cincuenta fenes el dan, y éstos lo enviaron a Kanchou donde lo revendieron a cuatro yuanes el dan, ganando siete veces más de lo que les había costado. Tomemos otro ejemplo. Cada año nuestros tres millones de habitantes consumen sal por valor de unos nueve millones de yuanes y necesitan telas por un valor aproximado de seis millones. Sobra decir que este negocio de la sal y las telas, cuyo monto total asciende a quince millones de yuanes, ha estado enteramente en manos de los comerciantes y que nosotros nunca nos hemos ocupado de ello. La explotación por parte de estos intermediarios ha sido realmente enorme. Por ejemplo, compran sal en Meisien a razón de siete jin por un yuan y la venden en nuestras zonas a doce liang [2] por un yuan. ¿No es ésta una terrible explotación? No podemos seguir desatendiendo este estado de cosas y en adelante debemos ocuparnos nosotros mismos de este comercio. Nuestro Departamento de Comercio Exterior tiene que hacer grandes esfuerzos en ese sentido.
¿Cómo utilizar los tres millones de yuanes provenientes del Empréstito Público para la Construcción Económica? Pensamos emplearlos así: un millón será destinado a los gastos militares del Ejército Rojo, y dos millones serán prestados como capital a las cooperativas, al Departamento de Regulación del Abastecimiento de Víveres y al Departamento de Comercio Exterior. De esta última cantidad, una gran parte se utilizará para desarrollar nuestro comercio con las regiones exteriores, y el resto, para fomentar la producción. Nuestro objetivo consiste no sólo en desarrollar la producción, sino también en vender nuestros productos a precios justos en las zonas blancas y comprar allí sal y telas a precios bajos para su distribución entre las masas populares, rompiendo de esta manera el bloqueo del enemigo y contrarrestando la explotación de los comerciantes. Debemos desarrollar cada día más la economía del pueblo, mejorar en gran medida las condiciones de vida de las masas e incrementar en forma sustancial la renta pública, echando así una sólida base material para la guerra revolucionaria y la construcción económica.
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Esta es una gran tarea, una gran lucha de clases. Pero debemos preguntarnos: ¿Puede cumplirse esta tarea en medio de una enconada guerra? Creo que sí. No hablamos de tender una línea ferroviaria a Lungyen ni, por el momento, de construir una carretera a Kanchou. No decimos que se deba hacer de la venta del grano un monopolio absoluto, ni que el comercio de la sal y las telas, evaluado en quince millones de yuanes, deba ser manejado enteramente por el gobierno, con exclusión de los comerciantes. No es eso lo que decimos ni lo que tratamos de hacer. Lo que decimos y tratamos de hacer es desarrollar la agricultura y la industria artesana, exportar grano y tungsteno e importar sal y telas, comenzando por el momento con un fondo de dos millones de yuanes más el dinero invertido por las masas. ¿Es ésta una obra que no debamos emprender, que no podamos emprender ni realizar? Ya hemos comenzado ese trabajo y logrado algunos éxitos. La cosecha de otoño de este año ha sido de un 20 a un 25 por ciento mayor que la del año pasado, superando el aumento previsto de un 20 por ciento. En el terreno de la industria artesana, la producción de aperos agrícolas y de cal está en proceso de recuperación, y la de tungsteno ha comenzado a rehacerse. La producción de tabaco, papel y madera también empieza a reanimarse ligeramente. En la regulación del abastecimiento de víveres se han logrado muchos éxitos este año. Se ha iniciado cierto trabajo en la importación de sal. En estos logros basamos nuestra firme convicción de que podemos hacer mayores progresos en el futuro. ¿No es evidentemente erróneo decir que la construcción económica es imposible ahora y que sólo será posible después del término de la guerra?
Por tanto resulta claro que; en la etapa actual, la construcción económica debe girar en torno a nuestra tarea central: la guerra revolucionaria. Actualmente, la guerra revolucionaria es nuestra tarea central, y la construcción económica sirve a esta tarea, gira en torno suyo y está subordinada a ella. Es igualmente erróneo considerar la construcción económica como el centro de todas nuestras tareas actuales y descuidar por ello la guerra revolucionaria, o realizar la construcción económica desvinculándola de la guerra revolucionaria. Sólo cuando la guerra civil haya terminado, se podrá y deberá considerar la construcción económica como el centro de todas nuestras tareas. Es pura ilusión intentar realizar, en el curso de la guerra civil, una construcción económica propia de tiempos de paz, necesaria y posible sólo en el futuro y no en el presente. Las tareas actuales son
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las que la guerra exige con urgencia. Cada una de ellas debe servir a la guerra y ninguna es empresa de tiempos de paz separada de la guerra. Si algún camarada abriga la idea de realizar la construcción económica desvinculándola de la guerra, debe corregir en seguida este punto de vista erróneo.
Sin un estilo de dirección correcto y métodos de trabajo correctos será imposible desarrollar con rapidez la campaña en el frente económico. Este es también un problema importante que hay que resolver en esta conferencia. Porque los camaradas aquí presentes no sólo tendrán mucho trabajo que realizar tan pronto como regresen, sino que además deberán dirigir a un gran número de personas con quienes trabajarán. Esto concierne en particular a los camaradas que trabajan a niveles de cantón y municipio, así como a los que trabajan en cooperativas, en departamentos de víveres y de comercio y en oficinas de compras; tanto unos como otros se dedican personalmente al trabajo práctico de movilizar a las masas para que organicen cooperativas, de regular el abastecimiento de víveres y transportarlos y de administrar nuestro comercio con las regiones exteriores. Si su estilo de dirección es erróneo y si no adoptan métodos de trabajo correctos y eficaces, su trabajo se verá inmediatamente afectado, y no podremos obtener el apoyo de las grandes masas para nuestras distintas tareas, ni cumplir por completo, en el otoño e invierno de este año y en la primavera y verano del que viene, el plan del Gobierno Central para la construcción económica. Por lo tanto, quisiera llamar la atención de nuestros camaradas sobre los siguientes puntos :
Primero. Movilizar a las masas a través de los distintos medios organizativos. En primer lugar, los camaradas de las presidencias y de los departamentos económicos y financieros de los gobiernos a todos los niveles deben poner sistemáticamente en su orden del día y examinar, supervisar y verificar el trabajo relativo a la colocación de bonos del empréstito público, a la formación de cooperativas, a la regulación del abastecimiento de víveres y al fomento de la producción y del comercio. En segundo lugar, es preciso poner en movimiento a las organizaciones de masas, principalmente a los sindicatos y a las ligas de campesinos pobres. Los sindicatos deben movilizar a todos sus afiliados para que se incorporen a la lucha en el frente económico. Las ligas de campesinos pobres constituyen una poderosa base para movilizar a las masas en la creación de cooperativas y en la suscripción de bonos del empréstito público; los gobiernos territoriales y cantonales deben dirigir vigorosamente a las ligas. Además,
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tenemos que hacer propaganda en favor de la construcción económica por medio de reuniones que se celebren en aldeas o en casas, exponiendo con claridad la relación que existe entre la guerra revolucionaria y la construcción económica y explicando en términos muy concretos cómo mejorar las condiciones de vida de las masas y aumentar nuestra capacidad de combate. Es preciso llamar a las masas a suscribir bonos del empréstito público, desarrollar las cooperativas, regular el abastecimiento de víveres, consolidar las finanzas y fomentar el comercio; es preciso llamarlas a luchar por estas consignas y elevar su entusiasmo. No podremos alcanzar nuestros objetivos si no movilizamos a las masas ni hacemos propaganda entre ellas por los medios organizativos arriba mencionados, es decir, si las presidencias y los departamentos económicos y financieros de los gobiernos a todos los niveles no se preocupan seriamente de examinar y verificar el trabajo de construcción económica, si no ponen en movimiento a las organizaciones de masas ni celebran mítines de masas para hacer propaganda.
Segundo. Los métodos de movilización de las masas no deben ser burocráticos. La dirección burocrática es inadmisible en la construcción económica, lo mismo que en cualquier otra labor revolucionaria. Es preciso arrojar al basurero el burocratismo, ese gran mal que todo camarada detesta. Los métodos que todos los camaradas deben preferir son los que interesan a las masas, es decir, aquellos que son aceptados gustosamente por los obreros y campesinos. Una de las manifestaciones del burocratismo es el relajamiento en el trabajo debido a la indiferencia o a la negligencia. Debemos sostener una severa lucha contra este fenómeno. Otra manifestación es el autoritarismo. Aparentemente, los que practican el autoritarismo no muestran ningún relajamiento en su trabajo, y dan la impresión de que trabajan con entusiasmo. Pero, en realidad, es imposible desarrollar con éxito las cooperativas mediante métodos autoritarios, y aunque éstas parezcan haberse desarrollado momentáneamente, no podrán consolidarse. En consecuencia, quedarán desacreditadas y su desarrollo se verá obstaculizado. Promover la suscripción de bonos del empréstito público en forma autoritaria e imponer las cuotas de manera arbitraria sin preocuparse de si las masas comprenden para qué es el empréstito, ni de cuántos bonos pueden suscribir, traerá como resultado su descontento y hará imposible una buena suscripción de bonos. Debemos rechazar el autoritarismo; lo que necesitamos es hacer una vigorosa propaganda para convencer a las masas y, teniendo
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en cuenta las circunstancias concretas y los reales y manifiestos deseos de las masas, desarrollar las cooperativas, promover la suscripción de bonos del empréstito público y realizar todo el trabajo de movilización en el terreno económico.
Tercero. Se requiere un gran número de cuadros para desplegar la campaña de construcción económica. No se trata de algunas decenas o centenares, sino de miles y decenas de miles de personas a quienes hay que organizar, adiestrar y destinar al frente de la construcción económica. Ellos serán los mandos en el frente económico y las grandes masas populares, los combatientes. La gente se queja a menudo de la escasez de cuadros. Pero, ¿existe realmente escasez de cuadros, camaradas? De las masas que se han templado en las luchas agrarias y económicas y en la guerra revolucionaria, han surgido innumerables cuadros. ¿Cómo podemos decir que existe escasez de cuadros? Abandonen ese punto de vista erróneo y encontrarán cuadros a su alrededor.
Cuarto. En la actualidad, la construcción económica es inseparable no sólo de la tarea general, la guerra, sino también de las demás tareas. Sólo desarrollando en profundidad la campaña de verificación de la distribución de la tierra[3], será posible eliminar por completo la propiedad feudal y semifeudal de la misma, elevar el entusiasmo de los campesinos por la producción e incorporar rápidamente a las grandes masas campesinas al frente de la construcción económica. Sólo aplicando resueltamente la Ley del Trabajo, será posible mejorar las condiciones de vida de los obreros y hacerlos participar en forma activa y rápida en la construcción económica, reforzando así su dirección sobre los campesinos. Sólo dirigiendo en forma correcta las elecciones y la campaña de denuncia[4], la que se desarrolla simultáneamente con la campaña de verificación de la distribución de la tierra, será posible fortalecer nuestros organismos gubernamentales, de modo que nuestro Gobierno pueda dirigir con mayor vigor la guerra revolucionaria y todo nuestro trabajo, incluido el trabajo económico. La elevación del nivel político y cultural de las masas por medio del trabajo cultural y educacional es asimismo de suma importancia para el desarrollo de la economía. Sobra decir que el engrosamiento de las filas del Ejército Rojo no debe ser descuidado ni un solo día. Está claro para todos que sin las victorias del Ejército Rojo sería aún más estrecho el bloqueo económico del enemigo. Por otra parte, el desarrollo de la economía y el mejoramiento de las condiciones de vida de las masas constituirán, sin duda alguna, una gran ayuda para
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el crecimiento del Ejército Rojo y animarán a las grandes masas populares a marchar con entusiasmo al frente. En una palabra, si cumplimos todas las tareas arriba mencionadas, incluyendo la nueva e importantísima tarea de la construcción económica, y si las ponemos todas al servicio de la guerra revolucionaria, ésta se verá coronada indudablemente con nuestra victoria.
Cómo determinar las clases en las zonas rurales
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Octubre de 1933
I. LOS TERRATENIENTES
Son terratenientes quienes poseen tierras, no trabajan ellos mismos ose dedican sólo al trabajo secundario[1], y viven de la explotación de los campesinos. Los terratenientes practican la explotación principalmente por medio del arriendo de la tierra y, además, mediante la usura, la contratación de asalariados agrícolas o la industria y el comercio. Pero es el arriendo de la tierra la forma principal en que los terratenientes explotan a los campesinos. La administración de las tierras públicas y el cobro del arriendo de las tierras de las escuelas[2] constituyen igualmente formas de la explotación mediante el arriendo de la tierra.
Los terratenientes que se han arruinado pero que siguen sin trabajar y viven de la estafa, el pillaje o la ayuda de sus parientes y amigos, y cuyas condiciones de vida son superiores a las de los campesinos medios en general, deben seguir siendo considerados como terratenientes.
Los caudillos militares, burócratas, déspotas locales y shenshi malvados son los representantes políticos de la clase terrateniente y sus elementos más feroces. También entre los campesinos ricos se encuentran a menudo déspotas locales y shenshi malvados, pero de menor importancia.
Deben ser colocados en la misma categoría que los terratenientes aquellos individuos que ayudan a éstos en el cobro de los arriendos
* Documento redactado en octubre de 1933 por el camarada Mao Tse-tung para rectificar las desviaciones surgidas en el trabajo de la reforma agraria y dar una solución correcta al problema de la tierra. Fue adoptado por el Gobierno Democrático Central de Obreros y Campesinos de aquella época como criterio para determinar la pertenencia de clase en las zonas rurales.
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y en la administración de sus propiedades, y cuya principal fuente de ingresos depende de la explotación de los campesinos por los terratenientes y cuyas condiciones de vida son superiores a las de los campesinos medios en general.
Se llaman usureros y deben ser colocados en la misma categoría que los terratenientes aquellos individuos que tienen como fuente principal de sus ingresos la explotación mediante la usura y cuyas condiciones de vida son superiores a las de los campesinos medios en general.
II. LOS CAMPESINOS RICOS
Por lo común, los campesinos ricos poseen tierras. Sin embargo, algunos sólo poseen una parte de la tierra que cultivan, y toman en arriendo el resto; otros no poseen tierra alguna y toman en arriendo toda la que cultivan. Los campesinos ricos generalmente disponen de instrumentos de producción relativamente buenos y abundantes y bastante capital líquido, y participan ellos mismos en el trabajo, mas una parte o la mayor parte de sus ingresos proviene siempre de la explotación. Su principal forma de explotación es la explotación del trabajo asalariado (contratación de asalariados agrícolas al año). Además, pueden ejercer la explotación dando en arriendo parte de sus tierras, prestando con usura o dedicándose a la industria y el comercio. La mayoría de los campesinos ricos también administran tierras públicas. Deben ser considerados asimismo como campesinos ricos aquellos que poseen una superficie relativamente grande de buenas tierras y trabajan parte de ellas por sí mismos sin contratar asalariados agrícolas, pero explotan a otros campesinos por medio del arriendo de la tierra o de la usura, o en otras formas. Los campesinos ricos practican constantemente la explotación, y, para muchos de ellos, ésta constituye la fuente principal de sus ingresos.
III. LOS CAMPESINOS MEDIOS
De los campesinos medios, muchos poseen tierras; algunos poseen sólo una parte de la tierra que trabajan y toman en arriendo el resto; otros no tienen tierra alguna y toman en arriendo toda la que trabajan.
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Todos ellos disponen de suficientes aperos agrícolas. Los campesinos medios viven total o principalmente de su propio trabajo. Por regla general, no explotan a nadie, sino que muchos de ellos sufren la explotación en pequeña medida pagando el arriendo de tierras o el interés de préstamos. Pero, por lo común, los campesinos medios no venden su fuerza de trabajo. Un sector de ellos (los campesinos medios acomodados) explotan a otros en pequeña medida, pero esta explotación no es constante ni constituye la fuente principal de sus ingresos.
IV. LOS CAMPESINOS POBRES
De los campesinos pobres, algunos poseen una parte de la tierra que trabajan e insuficientes aperos agrícolas; otros no poseen tierra alguna y sólo tienen insuficientes aperos agrícolas. Por regla general, los campesinos pobres tienen que tomar en arriendo la tierra que trabajan, y sufren la explotación pagando el arriendo de tierras o el interés de préstamos y vendiendo una pequeña parte de su fuerza de trabajo.
Si de ordinario los campesinos medios no tienen necesidad de vender su fuerza de trabajo, los campesinos pobres, en cambio, se ven obligados a vender una pequeña parte de la suya: éste es el criterio principal para distinguir entre éstos y aquéllos.
V. LOS OBREROS
Por regla general, los obreros (incluyendo los asalariados agrícolas) no poseen tierras ni aperos agrícolas; algunos de ellos poseen un insignificante pedazo de tierra y muy pocos aperos agrícolas. Los obreros viven total o principalmente de la venta de su fuerza de trabajo.
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NOTAS
[1] En general, se clasifica a una persona como dedicada al trabajo secundario cuando participa sólo menos de un tercio del año en labores esenciales (esto es, las
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más importantes faenas de la producción agrícola fundamental, como arada siembra, cosecha, etc.), o bien, aunque trabaje durante un tercio del año, cuando lo haga sólo en labores no esenciales (esto es, aquellas faenas de importancia secundaria para la producción, como ayudar en el desmalezamiento y en el cultivo de verduras o cuidar animales de tiro). [pág. 149]
[2] En el campo chino había muchos tipos de tierras públicas: tierras pertenecientes a los gobiernos territoriales o cantonales, a los templos ancestrales de los clanes, a los templos budistas o taoístas, a las iglesias católicas o a las mezquitas, y tierras cuyo arriendo debía destinarse a obras de interés público como el socorro a las víctimas del hambre y la construcción y mantenimiento de puentes y caminos, o a cubrir gastos de instrucción pública. Estas tierras se hallaban controladas, en su gran mayoría, por los terratenientes y los campesinos ricos, y los campesinos de otras capas sociales sólo tenían derecho a intervenir en la administración de una pequeña parte de ellas. [pág. 149]
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23 de enero de 1934
Sólo los desvergonzados caudillos militares del Kuomintang, que en las regiones bajo su dominio han llevado al pueblo a la miseria y la economía a la ruina, pueden todavía difundir diariamente rumores en el sentido de que las zonas rojas experimentan un colapso total. El imperialismo y el Kuomintang se proponen arruinar las zonas rojas, minar su trabajo de construcción económica que hoy está en progreso y destruir el bienestar de millones de obreros y campesinos que han conquistado su liberación. Con este propósito, además de organizar fuerzas armadas para emprender campañas militares de "cerco y aniquilamiento", han aplicado una cruel política de bloqueo económico. Pero, dirigiendo a las grandes masas y al Ejército Rojo, no sólo hemos aplastado, una tras otra, las campañas enemigas de "cerco y aniquilamiento", sino que también hemos acometido todo trabajo de construcción económica necesario y posible de realizar, a fin de romper el perverso bloqueo económico del enemigo. En este aspecto, igualmente estamos logrando un éxito tras otro.
Los principios de nuestra política económica son: emprender todo trabajo de construcción económica que sea necesario y posible, concentrar nuestros recursos económicos en el esfuerzo bélico, y, al mismo tiempo, mejorar en todo lo que podamos las condiciones de vida del pueblo, consolidar la alianza de los obreros y los campesinos en el terreno económico, asegurar la dirección del proletariado sobre el campesinado y luchar por la dirección de la economía estatal sobre la privada, creando así las premisas de nuestro futuro avance hacia el socialismo.
* Informe presentado por el camarada Mao Tse-tung ante el II Congreso Nacional de Representantes Obreros y Campesinos, celebrado en enero de 1934 en Yuichin, provincia de Chiangsí.
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La tarea central de nuestra construcción económica es desarrollar la producción agrícola e industrial, el comercio con las regiones exteriores y las cooperativas.
La agricultura en las zonas rojas evidentemente está progresando. En la región comprendida entre el Sur de Chiangsí y el Oeste de Fuchién, la producción agrícola de 1933 aumentó en un 15 por ciento con respecto a la de 1932, y en la Región Fronteriza de Fuchién-Chechiang-Chiangsí, en un 20 por ciento. La Región Fronteriza de Sechuán-Shensí ha recogido una buena cosecha. Es corriente que la producción agrícola decline durante el primero o los dos primeros años después de establecida una zona roja[1]. Pero luego se recupera, pues, gracias a la distribución de la tierra y a la determinación de la propiedad sobre la misma, así como al estímulo que damos a la producción, las masas campesinas trabajan con mayor entusiasmo. En la actualidad, en algunos lugares la producción agrícola ha alcanzado, e incluso superado, el nivel de antes de la revolución. En otros, no sólo han vuelto a cultivarse las tierras que permanecieron abandonadas durante los levantamientos revolucionarios, sino que se han roturado nuevas. En muchos lugares se han organizado grupos de ayuda mutua y equipos de labranza[2] para reajustar el empleo de la fuerza de trabajo, y también cooperativas para superar la escasez de bestias de tiro. Al mismo tiempo, las mujeres se han incorporado en masa a la producción. Nada de eso habría sido posible en tiempos del Kuomintang. En aquella época, como la tierra pertenecía a los terratenientes, los campesinos no querían mejorarla ni disponían de medios para hacerlo. Sólo después que la distribuimos entre los campesinos y que promovimos y estimulamos su actividad productora, ha estallado su entusiasmo por el trabajo y se han podido obtener grandes éxitos en la producción. Aquí es preciso señalar que, en las condiciones actuales, la agricultura ocupa el primer lugar en nuestra construcción económica y que ella ha de resolver no sólo el problema de los víveres, el más importante de todos, sino también los del algodón, el lino, la caña de azúcar, el bambú y otras materias primas necesarias para la fabricación de artículos de primera necesidad, tales como ropa, azúcar y papel. La conservación de los bosques y el incremento del ganado también constituyen parte importante de la agricultura. Sobre la base de la pequeña economía campesina, es tan permisible como necesario trazar adecuados planes de producción para ciertos artículos agrícolas importantes y movilizar a los campesinos para que luchen por su cumplimiento. A esto debemos prestarle más atención y dedicarle aún mayores esfuerzos.
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Debemos dirigir vigorosamente a los campesinos en la solución de los problemas difíciles y fundamentales de la producción, como la fuerza de trabajo, las bestias de tiro, los fertilizantes, las semillas y el riego. Nuestra tarea esencial a este respecto es reajustar en forma organizada el empleo de la fuerza de trabajo y alentar a las mujeres a participar en la producción. Para resolver el problema de la fuerza de trabajo, es necesario organizar grupos de ayuda mutua y equipos de labranza, movilizar y estimular a toda la población rural durante las temporadas de mayor actividad en la primavera y el verano. Otro problema serio es que una parte considerable del campesinado (un 25 por ciento aproximadamente) carece de bueyes de labranza. Debemos ocuparnos de organizar cooperativas de bestias de tiro, estimulando a los campesinos sin bueyes a adquirirlos para el uso en común mediante suscripción voluntaria. Debemos también prestar gran atención al riego, que es vital para la agricultura. Por supuesto, todavía no podemos plantear el problema de una agricultura estatal o colectiva; sin embargo, a fin de promover el desarrollo de la agricultura, es de urgente necesidad establecer en diversos lugares pequeñas granjas experimentales, escuelas de investigación agrícola y exposiciones de productos agrícolas.
El bloqueo impuesto por el enemigo ha creado dificultades para la exportación de nuestras mercancías. La producción de muchas ramas artesanas ha declinado en las zonas rojas, en particular la del tabaco y la del papel. Pero tales dificultades no son totalmente insuperables, pues la demanda de las grandes masas en nuestras zonas crea un amplio mercado interno. Debemos restablecer y desarrollar de manera planificada la artesanía y ciertas ramas industriales, primero para el autoabastecimiento y luego para la exportación. Durante los últimos dos años, especialmente a partir de la primera mitad de 1933, muchas ramas artesanas y ciertas industrias han venido recuperándose debido a la atención que hemos empezado a prestarles y al desarrollo gradual de las cooperativas de producción creadas por las masas. Los renglones más importantes de esta recuperación son el tabaco, el papel, el tungsteno, el alcanfor, los aperos agrícolas y los fertilizantes (la cal entre otros). Además, en las actuales circunstancias, no debemos descuidar nuestra propia producción de telas, medicamentos y azúcar. En la Región Fronteriza de Fuchién-Chechiang-Chiangsí se han establecido incluso algunas ramas industriales que antes no existían, como la fabricación de papel y de telas y la refinación de azúcar, y se han logrado éxitos en su desarrollo. Para superar la escasez de sal, allí se ha comenzado a extraerla de la tierra salina. La producción
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industrial requiere una planificación adecuada. Desde luego, con base a una industria artesana dispersa es imposible hacer una detallada planificación de conjunto. Pero para ciertas empresas principales, en primer lugar para las empresas del Estado y de las cooperativas, es absolutamente necesario que se hagan planes de producción bastante detallados. Desde su mismo comienzo, todas las empresas industriales del Estado y de las cooperativas deben prestar atención a calcular con precisión las posibilidades de la producción de materias primas y las perspectivas de venta tanto en las zonas enemigas como en las nuestras.
En la actualidad, es especialmente necesario que organicemos en forma planificada el comercio de nuestra población con las regiones exteriores y que el Estado tome directamente en sus manos el comercio de ciertos productos esenciales, como la importación de sal y telas y la exportación de cereales y tungsteno, así como la regulación del abastecimiento de víveres en nuestras propias zonas. Este trabajo fue emprendido primero en la Región Fronteriza de Fuchién-Chechiang-Chiangsí, y en la Región Central se inició en la primavera de 1933. Gracias al establecimiento de organismos como el Departamento de Comercio Exterior, hemos logrado éxitos iniciales en este aspecto.
Nuestra economía se compone actualmente de tres sectores: estatal, cooperativo y privado.
El sector estatal se limita, en los momentos presentes, a lo que es posible e indispensable. La industria y el comercio del Estado han comenzado a desarrollarse y sus perspectivas son ilimitadas.
En lo que respecta al sector privado, en lugar de ponerle obstáculos, lo promoveremos y estimularemos a menos que viole los límites legales fijados por nuestro gobierno, pues actualmente su desarrollo es necesario para los intereses del Estado y del pueblo. Huelga decir que este sector tiene ahora una absoluta preponderancia y continuará ocupando indudablemente una posición predominante durante un tiempo bastante largo. Actualmente la economía privada en las zonas rojas asume la forma de pequeñas empresas:
El sector cooperativo se desarrolla con gran rapidez. De acuerdo con las estadísticas de septiembre de 1933 referentes a 17 distritos de las provincias de Chiangsí y Fuchién, existen en total 1.423 cooperativas de diversos tipos, con un capital global de más de 300.000 yuanes. Son las cooperativas de consumo y de víveres las que experimentan el mayor desarrollo, y les siguen las cooperativas de producción. Las cooperativas de crédito apenas han comenzado a funcionar. Coordinán-
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dose entre sí, el sector cooperativo y el estatal se convertirán, al cabo de un largo período de desarrollo, en una enorme fuerza económica e irán ocupando una posición preponderante y dirigente sobre el sector privado. Por lo tanto, es preciso desarrollar en todo lo posible la economía estatal y extender ampliamente la economía cooperativa a la par que estimular el desarrollo de la privada.
A fin de desarrollar la economía estatal y prestar ayuda a la economía cooperativa, hemos emitido, contando con el apoyo de las masas, bonos del Empréstito Público para la Construcción Económica por valor de tres millones de yuanes. Basarnos de esta manera en la fuerza de las masas es, en la actualidad, el único medio posible para resolver el problema de fondos para la construcción económica.
Aumentar nuestra renta pública por medio del desarrollo de la economía es el principio fundamental de nuestra política financiera; esto ha dado resultados evidentes en la Región Fronteriza de Fuchién-Chechiang-Chiangsí y también comienza a darlos en la Región Central. Es deber de nuestros organismos financieros y económicos aplicar rigurosamente este principio. A este respecto, debemos velar atentamente porque, al emitir papel moneda, el Banco del Estado se base primordialmente en las necesidades del desarrollo de la economía y relegue a segundo plano las de orden puramente fiscal.
En lo que concierne a los gastos presupuestarios, nuestro principio debe ser la economía. Es necesario hacer comprender a todo el personal del gobierno que la corrupción y el despilfarro son crímenes gravísimos. La lucha contra la corrupción y el despilfarro ha dado ya algunos resultados, pero todavía se requieren nuevos esfuerzos. Economizar cada moneda en interés de la guerra, de la causa revolucionaria y de nuestra construcción económica: tal es el principio que ha de orientar nuestro sistema financiero. Nuestros métodos de utilización de los ingresos estatales deben ser rigurosamente distintos de los del Kuomintang.
En momentos en que China se halla hundida en el desastre económico, en que cientos de millones de sus habitantes se ven atenazados por el hambre y el frío, nuestro gobierno popular, desafiando todas las dificultades, se empeña resueltamente en la construcción económica en interés de la guerra revolucionaria y de la nación. Está bien claro que sólo derrotando al imperialismo y al Kuomintang y efectuando una construcción económica planificada y organizada, podremos librar al pueblo de todo el país de un desastre sin precedentes.
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NOTAS
[1] Esto se debía principalmente a que durante la distribución de la tierra, la propiedad sobre la misma no estaba todavía determinada, ni completamente establecido el nuevo orden económico, lo que causaba cierto malestar entre los campesinos, impidiéndoles consagrarse enteramente a su actividad productora. [pág. 154]
[2] Los grupos de ayuda mutua y los equipos de labranza, basados en la explotación individual, fueron creados por los campesinos en las zonas rojas con miras a un mejor empleo de la Fuerza de trabajo en la producción. Sobre el principio de participación voluntaria y de beneficio mutuo, los miembros de esas organizaciones de ayuda mutua realizaban unos para otros una labor igual calculada en jornadas, y si un miembro daba menos ayuda de la que recibía, compensaba en dinero la diferencia. Además de ayudarse entre sí, los miembros de los grupos de ayuda mutua se preocupaban preferentemente por las familias de los combatientes del Ejército Rojo y ayudaban a los ancianos desvalidos (cuando trabajaban para estos últimos, no recibían de ellos paga alguna, excepto la comida durante el trabajo). Como esas organizaciones de ayuda mutua desempeñaban un gran papel en la producción y sus medidas eran razonables, obtuvieron el caluroso apoyo de las masas. El camarada Mao Tse-tung ha hecho referencia a esto en sus informes: "Investigación en el cantón de Changkang" e "Investigación en el cantón de Tsaisi". [pág. 154]
Preocupémonos por las condiciones de vida de las masas, prestemos atención a los métodos de trabajo
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27 de enero de 1934
Hay dos cuestiones a las que los camaradas no han prestado seria atención en el curso de las discusiones y que, a mi juicio, merecen un examen especial.
La primera cuestión se refiere a las condiciones de vida de las masas.
Nuestra tarea central en estos momentos es movilizar a las grandes masas a participar en la guerra revolucionaria, derribar al imperialismo y al Kuomintang mediante esta guerra, extender la revolución a todo el país y expulsar de China al imperialismo. No es buen cuadro revolucionario el que no dé la debida importancia a esta tarea central. Si nuestros camaradas comprenden realmente esta tarea, si comprenden la necesidad de extender, cueste lo que cueste, la revolución a todo el país, de ninguna manera deberán descuidar ni menospreciar el problema de los intereses vitales de las grandes masas y de sus condiciones de vida. Pues la guerra revolucionaria es la guerra de las masas, y sólo puede realizarse movilizándolas y apoyándose en ellas.
¿Podremos vencer al enemigo si nos limitamos a movilizar al pueblo para la guerra y no hacemos ningún otro trabajo? Claro que no. Si queremos triunfar, debemos hacer mucho más. Debemos dirigir a los campesinos en su lucha por la tierra y distribuirla entre ellos, elevar su entusiasmo por el trabajo e incrementar la producción agrícola, defender los intereses de los obreros, establecer cooperativas, desarrollar el comercio con las regiones exteriores y resolver los problemas que
* Parte de las conclusiones presentadas por el camarada Mao Tse-tung ante el II Congreso Nacional de Representantes Obreros y Campesinos, celebrado en enero de 1934 en Yuichín, provincia de Chiangsí.
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enfrentan las masas: alimentación, vestido y vivienda, combustible, arroz, aceite y sal, así como los problemas relativos a la salud, la higiene y el matrimonio. En una palabra, todos los problemas concretos de la vida cotidiana de las masas requieren nuestra atención. Si nos preocupamos por estos problemas, si los resolvemos y satisfacemos las necesidades de las masas, nos convertiremos verdaderamente en organizadores de la vida de las masas, y éstas se agruparán realmente en torno nuestro y nos darán su cálido apoyo. Camaradas, ¿seremos entonces capaces de movilizar a las masas para que participen en la guerra revolucionaria? Sí, definitivamente sí.
Entre nuestros cuadros nos hemos encontrado con que algunos sólo hablan de engrosar el Ejército Rojo y las brigadas de transporte, de cobrar el impuesto territorial y de promover la suscripción de bonos del empréstito público, pero en cuanto a los demás asuntos, no los discuten ni atienden, e incluso no se ocupan para nada de ellos. Por ejemplo, hubo un tiempo en que el gobierno municipal de Tingchou se preocupaba únicamente de engrosar las filas del Ejército Rojo y de movilizar a la gente para las brigadas de transporte, sin interesarse en lo más mínimo por la vida de las masas. Mientras tanto, la población de Tingchou no tenía leña, no había sal en el mercado porque los capitalistas la tenían escondida, algunas gentes carecían de vivienda, y el arroz era escaso y se vendía caro. Estos eran los problemas concretos que se presentaban ante las masas populares de Tingchou, las que esperaban con ansiedad que las ayudáramos a resolverlos. Pero el gobierno municipal de Tingchou no examinó ninguna de estas cuestiones. Por eso, después de la elección del nuevo Consejo de Representantes Obreros y Campesinos de Tingchou, debido a que en sus sesiones sólo se examinaba el problema del engrosamiento del Ejército Rojo y de la movilización para las brigadas de transporte, sin prestar la menor atención a las condiciones de vida de las masas, más de cien representantes perdieron todo interés por las sesiones y el Consejo no pudo reunirse más. Por consiguiente, se lograron muy pocos resultados en el trabajo de ampliación de las filas del Ejército Rojo y en la movilización para las brigadas de transporte. Esta es la situación que se observa en algunos lugares.
Camaradas, ustedes probablemente han leído los folletos que se les han entregado y que conciernen a dos cantones modelo. Allí la situación es totalmente diferente. °Cuánta gente no se ha incorporado al Ejército Rojo en el cantón de Changkang[1], provincia de Chiangsí, y en el de Tsaisi[2], provincia de Fuchién! En el primero, un 80 por
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ciento de los jóvenes y de los hombres y mujeres de mediana edad se han incorporado al Ejército Rojo, y en el segundo, un 88 por ciento. Las suscripciones de bonos del empréstito público también son numerosas; en Changkang, con una población de sólo 1.500 habitantes, se han suscrito bonos por un valor de 4.500 yuanes. Grandes éxitos se han logrado asimismo en otros tipos de trabajo. ¿Cuál es la razón de todo ello? Unos pocos ejemplos lo aclararán. En Changkang, después que un incendio destruyó una habitación y la mitad de otra en la casa de un campesino pobre, el gobierno cantonal movilizó a las masas para que lo ayudasen económicamente. Cuando, en otra ocasión, tres campesinos se quedaron sin grano, el gobierno cantonal y la asociación de ayuda mutua se apresuraron a darles arroz. El verano pasado hubo escasez de grano, y para socorrer a las masas, el gobierno cantonal hizo traer arroz del distrito de Kungl¸e[3], situado a más de 200 li de Changkang. En el cantón de Tsaisi también se ha realizado una excelente labor en estos terrenos. Estos son realmente gobiernos cantonales modelo. Sus métodos de dirección son totalmente diferentes de los métodos burocráticos del gobierno municipal de Tingchou. Debemos aprender de Changkang y Tsaisi, y oponernos a dirigentes burócratas como los de Tingchou.
Propongo seriamente a este Congreso que prestemos gran atención a los problemas relativos a la vida de las masas, desde los de la tierra y el trabajo basta los del combustible, el arroz, el aceite y la sal. Las mujeres quieren aprender a arar y a gradar la tierra. ¿A quiénes enviar para que les enseñen? Los niños quieren ir a la escuela. ¿Hemos abierto escuelas primarias? El puente de madera que tenemos enfrente es demasiado estrecho y la gente corre el riesgo de caer. ¿No debemos repararlo? Muchas personas padecen de furúnculos u otras dolencias. ¿Qué vamos a hacer para curarlas? Todos estos problemas relativos a la vida de las masas deben figurar en nuestro orden del día. Debemos discutirlos, adoptar decisiones y ponerlas en práctica, y verificar los resultados. Debemos ayudar a las masas a comprender que nosotros representamos sus intereses y que nuestro aliento se funde con el suyo. Debemos ayudarlas a que, partiendo de estas cosas, lleguen a comprender las tareas aún más elevadas que hemos planteado, las de la guerra revolucionaria, de manera que apoyen la revolución, la extiendan a todo el país, respondan a nuestros llamamientos políticos y luchen hasta el fin por la victoria de la revolución. Las masas del cantón de Changkang dicen: "°El Partido Comunista es bueno de veras! Ha pensado en todo para nosotros." Los cuadros de Changkang son un
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ejemplo para todos. °Son cuadros dignos de respeto! Se han ganado el auténtico afecto de las grandes masas, que apoyan su llamamiento a la movilización para la guerra. ¿Se quiere obtener el apoyo de las masas? ¿Se quiere que éstas dediquen toda su energía a la guerra? Entonces, hay que vivir con ellas, despertar su entusiasmo, preocuparse por sus necesidades, trabajar con toda sinceridad por sus intereses y resolver sus problemas de producción y de la vida diaria: los problemas de la sal, el arroz, la vivienda, el vestido, el parto, en una palabra, todos sus problemas. Si procedemos así, las grandes masas nos apoyarán sin duda alguna y considerarán la revolución como su propia vida, como su más gloriosa bandera. Y combatirán hasta la muerte si el Kuomintang ataca las zonas rojas. Esto no admite la menor duda. ¿No es un hecho evidente que hemos aplastado la primera, segunda, tercera y cuarta campañas de "cerco y aniquilamiento" del enemigo?
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