- Introducción
- Planteamiento del problema
- Justificación
- Marco Teórico
- República Dominicana tiene mayor número de feminicidios en el Caribe
- Conclusiones
- Recomendaciones
- Bibliografía
- Cronograma
Introducción
A partir de la promulgación de la ley 24-97, se introduce en el derecho penal dominicano la tipificación de la violencia contra la mujer, sin embargo, los índices de violencia de género nos muestran fallas en el sistema, producto de que la aplicación de esta legislación se hace difícil por la falta de mecanismos efectivos dentro de la sociedad y del sistema de derecho.
La situación que presenta el feminicidio en nuestro país es grave. La muerte de 131 mujeres en un año desborda a toda la sociedad, y obliga a todas las instituciones de poder, a promover acciones desde la perspectiva de los derechos humanos de las mujeres, como una cuestión de justicia social, de salud y de educación. Las instancias de poder deberán coordinar acciones con la sociedad civil para preparar estructuras que, a corto, mediano y largo plazo, puedan dar respuesta al fenómeno de la violencia de género.
La violencia contra las mujeres se constituye en un elemento importante del sistema patriarcal, conforma la base del mensaje de socialización en la masculinidad y se manifiesta desde las maneras más sutiles hasta el asesinato de mujeres o feminicidio.
El 27 de enero de 1997, con la promulgación de la Ley 24-97, la República Dominicana se sitúa entre los países de la región y del mundo que han modificado las legislaciones para favorecer a las mujeres y al igual que ellos, integra al sistema de derecho nacional la visibilización del tema de la violencia de género. Además, en ese mismo año se introdujeron otras leyes de acción afirmativa, como la de cuotas y la de reforma agraria que otorga la posibilidad de título de propiedad parcelera a las mujeres.
El 27 de enero de 1997, con la promulgación de la Ley 24-97, la República Dominicana se sitúa entre los países de la región y del mundo que han modificado las legislaciones para favorecer a las mujeres y al igual que ellos, integra al sistema de derecho nacional la visibilización del tema de la violencia de género. Además, en ese mismo año se introdujeron otras leyes de acción afirmativa, como la de cuotas y la de reforma agraria que otorga la posibilidad de título de propiedad parcelera a las mujeres.
Los cambios legislativos de 1997, introducidos a partir de la normativa, han producido la apertura de tímidas respuestas estructurales en la que se han ido creando espacios más o menos interesantes, lo que unido al trabajo realizado por el movimiento de mujeres y algunas ONGs, desde antes de la promulgación de la ley 24-97, conforman una plataforma mínima de vinculación a lo formal.
Planteamiento del problema
Una vez establecido que el concepto feminicidio es el de uso en la República Dominicana, por razones de costumbre, se coincide en la necesidad de introducirlo en la normativa para descubrir definitivamente el significado de un crimen que tiene bases diferentes a las del homicidio conocido en nuestra legislación. René Garraud, uno de los doctrinólogos franceses más estudiados por los abogados y abogadas en nuestro país, en su Traité Theorique et Practique du Droit Penal Francais, edición de 1924, se refiere a los elementos constitutivos del homicidio, identificándolos en número de tres: a) la preexistencia de una vida humana destruida; b) un hecho voluntario del hombre, causa eficiente de la muerte de otro hombre, o elemento material; y c) la intención determinada por parte del autor de producir este resultado o animus necandi. (Pérez M.; 1983:17)
El animus necandi, es el dolo o elemento moral exigido en el homicidio de nuestro derecho penal, de origen francés y arraigado en la normativa de la Francia del siglo XIX, se reconoce como el designio de dar muerte a una persona, y es voluntario, intencional y específico, convirtiéndose en el elemento clave del homicidio.
En el caso del feminicidio, se está frente a una intención que sobrepasa el dolo del homicidio por las connotaciones asociadas a las diferentes violencias de género que establecen un continuo de violencia contra las mujeres, que va desde la violación sexual, la violencia doméstica y de pareja, el acoso sexual, el incesto, el uso de las mujeres en la pornografía, entre otros, como formas de la opresión hecha a las mujeres y teniendo en cuenta que estas modalidades son una propuesta unilateral del hombre a la mujer, desde el momento en que terminan con la vida de ella, se convierte en un feminicidio. (Carcedo; 2001:12)
El dolo del feminicidio, está presente en la categoría masculinidad violenta, es el resultado de una socialización en el sexismo y conforma una sintomatología socio cultural compleja, fundamentada en el poder masculino sobre las mujeres, caracterizando las violencias previas capaces de terminar en el asesinato de una mujer. Por lo tanto, se definirá siempre como asesinato, por la premeditación implicada y la característica de "muerte anunciada", sobre todo, en el caso de los feminicidios íntimos, tal y como se verá más adelante. El hombre violento, que maltrata física o emocionalmente, sabe que mata algún día, por lo tanto, mantiene una intención permanente y dolosa.
Finalmente, cuando se habla de violencia intrafamiliar, debe preocupar a la sociedad entera su trascendencia al entorno inmediato y el espacio ideal que constituye la familia para la perpetuación del modelo cultural violento. Varios estudios indican que la violencia doméstica contra la mujer tiene consecuencias para sus hijos/as, ya sea como testigos o víctimas de ella. Estas consecuencias se traducen en problemas de conducta, problemas escolares y falta de relación positiva con los compañeros (Jaffe, Wolfe y Wilson, 1990)[9]. Los niños expuestos a la violencia contra sus madres tienen igualmente dificultades de adaptación al medio escolar, incluyendo el ausentismo. Además del hecho de ser testigos, la victimización de los niños también perpetúa el ciclo de la violencia por otros caminos. Se sabe que los niños que sufren abusos sexuales tienen una escasa autoestima, incapacidad para rechazar las relaciones sexuales no deseadas y comportamientos autodestructivos, entre ellos el abuso del alcohol y las drogas. Igualmente hay una estrecha relación con la depresión, otros problemas mentales y el abuso posterior.
Objetivos
OBJETIVO GENERAL
Determinar las causas y consecuencias del feminicidio en RD.
OBJETIVOS ESPECIFICOS.
ESTABLECER LAS ORGANIZACIONES QUE TRABAJAN EN R D para erradicar el feminicidio.
Determinar cual es el sexo que sufre mas violencia.
Buscar soluciones a la cantidad de feminicidios ocurridos en RD.
Justificación
La irrupción en el panorama nacional dominicano de un potencial asesino en serie, que habría ultimado en los últimos diez días a cuatro mujeres, presumiblemente trabajadoras sexuales, agrega perversidad y dramatismo al problema de la violencia contra las mujeres en este país donde, pese a esfuerzos innegables, el crimen contra ellas no cesa.
En una población de algo más de ocho y medio millones de habitantes, cada 36 horas una mujer ha sido baleada, acuchillada o ha perecido golpeada solamente en el mes de enero.
Otras han aparecido muertas, con su cabeza machacada, cual parece ser el modus operandi del asesino de Villa Mella y Boca Chica, dos poblaciones muy cercanas a la capital dominicana, a menos de una hora del centro, hacia el este, la primera urbana y la otra de playa turística.
Aunque detalles morbosos no agregan mayores elementos, hasta ahora las cuatro víctimas halladas han sido lanzadas en parajes deshabitados, semidesnudas y con evidencias de violación, según el dictamen forense, lo que contribuye al clima de intranquilidad donde, no obstante, hay múltiples matices.
La joven magistrada Roxanna Reyes, procuradora general adjunta para Asuntos de la Mujer, asegura a SEMlac que la disminución del 35 por ciento de los femicidios íntimos, y que un número importante de las denuncias de las mujeres en el presente, (sean por violencia psicológica y verbal), habla de los avances que se van logrando. "Las mujeres no esperan a que les den, cuando observan que eso viene, van y denuncian", precisa.
La jurista, quien lidera el tema desde hace casi cuatro años en el Ministerio Público, mencionó la expresión "femicidios íntimos", término muy debatido porque enmascara la real dimensión del problema, si se considera que mujer muerta es mujer asesinada, sea en una riña callejera o en el interior
La doctora Reyes Acosta resaltó, sin embargo, "la trascendencia jurídica de que la noción femicidio esté aceptada en la terminología pública y en los medios de difusión", pese a no estar contenida en Códigos y leyes de país.
"Sabemos bien cuánto le cuesta a una mujer ir a denunciar, pero cada una que lo hace está consiguiendo alejar muchísimo la posibilidad de que ese hombre que la amenaza, que le grita u ofende, llegue a asesinarla", agregó.
Según la clasificación establecida por la Procuraduría General de la República, los femicidios generales son la sumatoria de los femicidios íntimos y los no íntimos, considerados entre estos los asesinatos cometidos por hombres o mujeres con quienes la víctima no tenía ninguna relación pasional. En esta categoría caen robos, riñas, violaciones sexuales y hechos ocurridos de manera accidental.
Para la Procuradora, uno de los problemas que afronta en su trabajo es la falta de recursos: "las limitaciones en el presupuesto hacen que, por más que yo quiera, no pueda ser más ejecutiva. No puedo exigirles a los Fiscales si no tengo herramientas que darles, ni cómo cuidarlos y cuidarlas, porque se necesita pensar también en los riesgos del Ministerio Público", comenta.
Reyes tiene, por demás, otras insatisfacciones: "el Ministerio de Salud Pública tiene que acabar de entender que la violencia es un problema de salud. Hay un protocolo que no se aplica. Si médicos y psicólogos no hacen su parte, las víctimas resultan revictimizadas. Y también al Ministerio de la Mujer le toca hacer más", agrega.
El personal de salud no observa ni aplica adecuadamente las Normas para el Tratamiento de la Violencia. La mayoría de los casos que llegan a sus manos no son reportados ni reciben seguimiento, pese al trauma y las consecuencias que suponen tales actos para la salud de las mujeres.
Una frustración frecuente entre quienes intentan frenar la violencia en República Dominicana se relaciona con la actuación de los y las juezas que, no pocas veces, parecen proteger a femicidas y abusadores al propiciarles impunidad con tecnicismos legales.
La Procuradora General Adjunta para Asuntos de la Mujer no suscribe ese punto de vista, aunque reconoce que hay razones en la gente para sustentarlo. Ella cree que "estamos avanzando como nunca" y elogia la labor de la presidenta de la Comisión de la Mujer del Poder Judicial, Eglis Smurdoc, con quien ha conseguido coordinaciones positivas para la causa que defienden.
"Poco puede hacer el Ministerio Público cuando se realizan todos los esfuerzos preparando un caso y luego -so pretexto de la imparcialidad- los jueces los desestiman y no actúan consecuentemente, de acuerdo con la Ley. Creo que se ha ido logrando una mayor sensibilización y se va reconociendo que un caso de violencia contra la mujer o un femicidio no puede ser visto ni juzgado como una bronca callejera o como el robo de una cartera…", argumenta.
República Dominicana tiene desde 1997 una Ley contra la Violencia Intrafamiliar que no satisface completamente a quienes entienden el problema, pero ofrece pautas para sanciones ejemplarizantes. Esas, sin embargo, suelen faltar en la mayoría de los juicios.
Las Denuncias No Bastan
Sólo en la capital, Santo Domingo, con una población total de 913.540 habitantes, las denuncias de este tipo de abusos llegaron a 6.475 el pasado año. Aunque no se han informado hasta ahora los datos de 2010, las evidencias hacen presumir que será superada.
Más allá de las estadísticas, los pasos para que una mujer consiga una orden de protección -incluida que ella misma haga la notificación al agresor- son tan tortuosos que no pocas desisten antes de hacer la denuncia.
Así opina la abogada feminista Susi Pola, quien participó los días 15 y 16 de marzo en un encuentro en El Salvador con la Relatora de Naciones Unidas para la Violencia contra la mujer. Allí presentó un tema, justamente, sobre femicidios, sobre lo cual habló en diálogo con SEMlac.
Al conocer de manera directa de las situaciones que viven las mujeres de otros países de Mesoamérica y el Caribe, ¿cómo valoraría las realidades dominicanas?
En lo que respecta a la violencia contra la mujer, estamos muy mal. Cuesta trabajo creer que un país como el nuestro, donde hay una legislación penal específica desde hace más de 12 años; donde el sistema de atención desde la justicia tiene una estructura mínima; donde la mayoría de los femicidios por violencia contra la mujer son íntimos; y donde casi el total de esos crímenes están registrados en la justicia, tengamos índices altos de impunidad y los asesinatos de mujeres vayan en incremento.
Hay que trabajar en la capacitación de los y las servidores y servidoras, con el registro y las estadísticas; pero, sobre todo, hay que asegurar una buena asesoría de género, por personas preparadas. Es imprescindible que la administración del Estado transversalice sus programas, proyectos y también las evaluaciones con enfoques de género.
Marco Teórico
El Feminicidio en la Republica Dominicana
Cada día y medio se comete un feminicidio en la Republica Dominicana.
Entre 2003 y 2009, el número feminicidios en Centroamérica y la República Dominicana "prácticamente se duplicó", ya que pasaron de un total de mil 6 a registrarse unos 2 mil sólo en tres países.
El asesinato de mujeres en el que incurre un componente de género, conocido como "feminicidio", y la trata de personas, son dos fenómenos al alza en los países de Centroamérica, una región en la que, además, crece la presencia femenina realizando trabajos domésticos en condiciones precarias.
La violencia es un acto de maltrato que debiera estar ya desterrado en una sociedad "civilizada". Lamentablemente, se sigue actuando como si fuera el único medio, a través del cual muchos hacen oír su voz, mientras que quienes son afectados han de seguir aguantando.
La mayoría de los crímenes y agravios en la sociedad tienen como factor principal la manifestación de la violencia intrafamiliar. Se ve a diario como madres y padres dañan tanto física como psicológicamente a sus hijos y viceversa, creando de ese modo personas violentas.
El término feminicidio se conoce en el país desde mediados de los años ochenta cuando el Movimiento Social de Mujeres comenzó a utilizarlo. Tras la realización del primer estudio sobre el feminicidio en la República Dominicana, a partir de una consulta en el país y con algunas de las feministas de la región, se optó por mantener este neologismo y conceptualizarlo como los asesinatos de mujeres por razones de género.
El feminicidio es una categoría teórica, desarrollada en los estudios de género por un conjunto de investigadoras, de las cuales las más conocidas, las que dieron difusión al tema, sobre todo en la década pasada fueron Jill Radford y Diana Russell, autoras del libro "Femicide: The Politics of Woman Killing", es un libro que es una antología sobre el feminicidio en distintos lugares del mundo y ellas recogen esta problemática, la sistematizan y la teorizan.
Conceptualización del Feminicidio
El término feminicidio se acuñó en el movimiento feminista internacional, con el fin de identificar los asesinatos donde las mujeres son las víctimas debido al afán de control y dominación que sobre ellas ejerce su agresor, utilizándose la terminología en todos los casos de homicidio de mujeres en razón de su género.
Feminicidio o femicidio es un neologismo creado a través de la traducción de los vocablos ingleses "femicide" o "gendercide" y se refiere a la muerte evitable de mujeres que pretende, dentro de la esfera de la violencia contra la mujer, ir más allá del concepto tradicional de las acciones violentas contra las mujeres para englobar otras conductas, que habitualmente no son tenidas en cuenta como, por ejemplo, la falta de atención médica a problemas sanitarios femeninos en algunos países. Se trata de crímenes de odio contra mujeres.
Habitualmente el término no es realmente entendido y se utiliza como la feminización del homicidio.
Las mujeres entre los 15 y los 44 años tienen una mayor probabilidad de ser mutiladas o asesinadas por hombres que de morir de cáncer, malaria, accidentes de tráfico o guerra combinados.
La mayoría de las mujeres son violadas y algunas mutiladas, torturadas o incluso descuartizadas.
De acuerdo al Centro de Ginebra para el Control Democrático de las Fuerzas Armadas (DCAF) entre 113 y 200 millones de mujeres desaparecen demográficamente.
El feminicidio no sólo comprende los asesinatos, sino que abarca el conjunto de hechos violentos contra las mujeres, muchas de las cuales son supervivientes de atentados violentos contra su entorno, sus bienes, contra ellas mismas; encontramos pues, supervivientes del feminicidio de las que se habla muy poco, casi diríamos que cuando se dice por ahí "casi la mató a golpes" tendríamos una superviviente del feminicidio, por lo tanto en el mundo hay millones de mujeres supervivientes.
¿Como se conforma el Feminicidio?
El feminicidio se conforma en una violencia social contra las mujeres; en la sociedad se acepta que haya violencia contra las mujeres, la sociedad ignora, silencia, invisibiliza, desvaloriza, le quita importancia a la violencia contra las mujeres y a veces las comunidades (familia, barrios, cualquier forma de organización social) minimizan la violencia y tienen mecanismos violentos de relación y trato con las mujeres.
La sociedad está organizada de tal manera que la violencia forma parte de las relaciones de parentesco, de las relaciones laborales, de las relaciones educativas, de las relaciones en general de la sociedad. La cultura refuerza de una y mil maneras esta violencia como algo natural, hay un refuerzo permanente de imágenes, enfoques, explicaciones que legitiman la violencia, estamos ante una violencia ilegal pero legítima, esta es una de las claves del feminicidio.
Otra clave es que en estos casos de violencia se llega a la muerte de las mujeres en casos más extremos, pero no en todos, por lo tanto el feminicidio no sólo comprende los asesinatos, sino que abarca el conjunto de hechos violentos contra las mujeres, muchas de las cuales son supervivientes de atentados violentos contra su entorno, sus bienes, contra ellas mismas; encontramos pues, supervivientes del feminicidio de las que se habla muy poco, casi diríamos que cuando se dice por ahí "casi la mató a golpes" tendríamos una superviviente del feminicidio, por lo tanto en el mundo hay millones de mujeres supervivientes.
El feminicidio se compone también de muertes anunciadas, podemos saber los lugares álgidos donde hay más riesgo para las mujeres, se debe hacer una geografía del feminicidio en Dominicana, para detectar cuáles son los lugares donde se han presentado más delitos contra mujeres, más formas de violencia contra mujeres, más denuncias de mujeres y otros indicadores: en qué lugares las mujeres están en condición de mayor precariedad, en qué lugares los hombres tiene posiciones de mayor supremacía y de comportamiento violento, y así estamos construyendo una antropogeografía del feminicidio para poder prevenir, desmontar los fenómenos que producen estos terribles asesinatos de niñas y de mujeres.
Clasificación del Feminicidio en Dominicana
En República Dominicana se establecieron varias categorías de feminicidio:
Feminicidio Intimo: Son aquellos asesinatos cometidos por hombres con quien la víctima tenía o tuvo una relación íntima, familiar, de convivencia, o afines a éstas.
Feminicidio no Intimo: Son aquellos asesinatos cometidos por hombres con quienes la víctima no tenía relaciones íntimas, familiares, de convivencia, o afines a éstas. Frecuentemente, el femicidio no íntimo involucra el ataque sexual de la víctima.
Feminicidio por Conexión: Además del femicidio íntimo y el no íntimo, existe una tercera categoría para clasificar las muertes por femicidio: los feminicidios por conexión. Con esta categoría se hace referencia a las mujeres que fueron asesinadas "en la línea de fuego" de un hombre tratando de matar o maltratar a una mujer. Este es el caso de mujeres parientes, niñas u otras mujeres que trataron de intervenir o que simplemente fueron atrapadas en la Acción del femicida.
No Cesan Feminicidios en Republica Dominicana
La irrupción en el panorama nacional dominicano de un potencial asesino en serie, que habría ultimado en los últimos diez días a cuatro mujeres, presumiblemente trabajadoras sexuales, agrega perversidad y dramatismo al problema de la violencia contra las mujeres en este país donde, pese a esfuerzos innegables, el crimen contra ellas no cesa.
En una población de algo más de ocho y medio millones de habitantes, cada 36 horas una mujer ha sido baleada, acuchillada o ha perecido golpeada solamente en el mes de enero.
Otras han aparecido muertas, con su cabeza machacada, cual parece ser el modus operandi del asesino de Villa Mella y Boca Chica, dos poblaciones muy cercanas a la capital dominicana, a menos de una hora del centro, hacia el este, la primera urbana y la otra de playa turística.
Aunque detalles morbosos no agregan mayores elementos, hasta ahora las cuatro víctimas halladas han sido lanzadas en parajes deshabitados, semidesnudas y con evidencias de violación, según el dictamen forense, lo que contribuye al clima de intranquilidad donde, no obstante, hay múltiples matices.
La joven magistrada Roxanna Reyes, procuradora general adjunta para Asuntos de la Mujer, asegura a SEMlac que la disminución del 35 por ciento de los femicidios íntimos, y que un número importante de las denuncias de las mujeres en el presente, (sean por violencia psicológica y verbal), habla de los avances que se van logrando. "Las mujeres no esperan a que les den, cuando observan que eso viene, van y denuncian", precisa.
La jurista, quien lidera el tema desde hace casi cuatro años en el Ministerio Público, mencionó la expresión "femicidios íntimos", término muy debatido porque enmascara la real dimensión del problema, si se considera que mujer muerta es mujer asesinada, sea en una riña callejera o en el interior del hogar.
En esa lógica, los asesinatos así clasificados habrían sido 92 el año pasado y los generales 199, mientras que sólo en enero los primeros fueron 12 y los generales 18.
La doctora Reyes Acosta resaltó, sin embargo, "la trascendencia jurídica de que la noción femicidio esté aceptada en la terminología pública y en los medios de difusión", pese a no estar contenida en Códigos y leyes de país.
"Sabemos bien cuánto le cuesta a una mujer ir a denunciar, pero cada una que lo hace está consiguiendo alejar muchísimo la posibilidad de que ese hombre que la amenaza, que le grita u ofende, llegue a asesinarla", agregó.
Según la clasificación establecida por la Procuraduría General de la República, los femicidios generales son la sumatoria de los femicidios íntimos y los no íntimos, considerados entre estos los asesinatos cometidos por hombres o mujeres con quienes la víctima no tenía ninguna relación pasional. En esta categoría caen robos, riñas, violaciones sexuales y hechos ocurridos de manera accidental.
Para la Procuradora, uno de los problemas que afronta en su trabajo es la falta de recursos: "las limitaciones en el presupuesto hacen que, por más que yo quiera, no pueda ser más ejecutiva. No puedo exigirles a los Fiscales si no tengo herramientas que darles, ni cómo cuidarlos y cuidarlas, porque se necesita pensar también en los riesgos del Ministerio Público", comenta.
Reyes tiene, por demás, otras insatisfacciones: "el Ministerio de Salud Pública tiene que acabar de entender que la violencia es un problema de salud. Hay un protocolo que no se aplica. Si médicos y psicólogos no hacen su parte, las víctimas resultan revictimizadas. Y también al Ministerio de la Mujer le toca hacer más", agrega.
El personal de salud no observa ni aplica adecuadamente las Normas para el Tratamiento de la Violencia. La mayoría de los casos que llegan a sus manos no son reportados ni reciben seguimiento, pese al trauma y las consecuencias que suponen tales actos para la salud de las mujeres.
Una frustración frecuente entre quienes intentan frenar la violencia en República Dominicana se relaciona con la actuación de los y las juezas que, no pocas veces, parecen proteger a femicidas y abusadores al propiciarles impunidad con tecnicismos legales.
La Procuradora General Adjunta para Asuntos de la Mujer no suscribe ese punto de vista, aunque reconoce que hay razones en la gente para sustentarlo. Ella cree que "estamos avanzando como nunca" y elogia la labor de la presidenta de la Comisión de la Mujer del Poder Judicial, Eglis Smurdoc, con quien ha conseguido coordinaciones positivas para la causa que defienden.
"Poco puede hacer el Ministerio Público cuando se realizan todos los esfuerzos preparando un caso y luego -so pretexto de la imparcialidad- los jueces los desestiman y no actúan consecuentemente, de acuerdo con la Ley. Creo que se ha ido logrando una mayor sensibilización y se va reconociendo que un caso de violencia contra la mujer o un femicidio no puede ser visto ni juzgado como una bronca callejera o como el robo de una cartera…", argumenta.
República Dominicana tiene desde 1997 una Ley contra la Violencia Intrafamiliar que no satisface completamente a quienes entienden el problema, pero ofrece pautas para sanciones ejemplarizantes. Esas, sin embargo, suelen faltar en la mayoría de los juicios.
Las Denuncias No Bastan
Sólo en la capital, Santo Domingo, con una población total de 913.540 habitantes, las denuncias de este tipo de abusos llegaron a 6.475 el pasado año. Aunque no se han informado hasta ahora los datos de 2010, las evidencias hacen presumir que será superada.
Más allá de las estadísticas, los pasos para que una mujer consiga una orden de protección -incluida que ella misma haga la notificación al agresor- son tan tortuosos que no pocas desisten antes de hacer la denuncia.
Así opina la abogada feminista Susi Pola, quien participó los días 15 y 16 de marzo en un encuentro en El Salvador con la Relatora de Naciones Unidas para la Violencia contra la mujer. Allí presentó un tema, justamente, sobre femicidios, sobre lo cual habló en diálogo con SEMlac.
Al conocer de manera directa de las situaciones que viven las mujeres de otros países de Mesoamérica y el Caribe, ¿cómo valoraría las realidades dominicanas?
En lo que respecta a la violencia contra la mujer, estamos muy mal. Cuesta trabajo creer que un país como el nuestro, donde hay una legislación penal específica desde hace más de 12 años; donde el sistema de atención desde la justicia tiene una estructura mínima; donde la mayoría de los femicidios por violencia contra la mujer son íntimos; y donde casi el total de esos crímenes están registrados en la justicia, tengamos índices altos de impunidad y los asesinatos de mujeres vayan en incremento.
Hay que trabajar en la capacitación de los y las servidores y servidoras, con el registro y las estadísticas; pero, sobre todo, hay que asegurar una buena asesoría de género, por personas preparadas. Es imprescindible que la administración del Estado transversalice sus programas, proyectos y también las evaluaciones con enfoques de género.
Pese a que pareciera haber más femicidios por la recurrencia con que se reflejan en la prensa, algunos criterios autorizados afirman que no, que la disminución es notable. ¿Usted cómo lo ve?
No, no es una impresión, es verdad que van en aumento. Basta con analizar los datos. Y eso que son los datos oficiales, ¡de un sistema de registros que aún es ciego al género!
Es importante que todas las personas que trabajan con las estadísticas de muerte violenta se capaciten para transversalizar los datos y para poder utilizar los instrumentos creados, cuyos indicadores para nada sirven porque nadie los anota cuando recoge a las víctimas. Debe haber un acuerdo entre las instituciones vinculadas con el proceso y, en este sentido, en República Dominicana falta el aporte de Salud Pública, que no acaba de enterarse que la violencia contra la mujer es un problema grave de salud.
Nombrar el Problema
En algunos foros expertos se discute si, conceptualmente, deben considerarse esta violencia y abusos como "violencia de género", o si, por el contrario, tal calificación esfumina el hecho y lo mete en un saco que no se corresponde con la gravedad del crimen, por lo cual se reclama el uso del término violencia contra la mujer.
Para la académica Lourdes Contreras, directora del Centro de Estudios de Género de la Universidad INTEC, "en este, como en cualquier otro tema, el uso de los conceptos remite a líneas de pensamiento, enfoques e ideología", asegura a SEMlac.
En su opinión, al no diferenciar los términos de violencia basada en género y violencia contra las mujeres, tiende a darse cierta confusión, derivada de "poner en un mismo plano los conceptos género-mujer, que evade la esencia de que el concepto género remite a la relación social entre hombres y mujeres, que jerarquiza lo masculino", agrega.
"Por otro lado, en referencia a la violencia contra las mujeres, hay un posicionamiento político sobre el poder entre hombres y mujeres, que de alguna manera ubica la procedencia de las formas sistemáticas de dominación patriarcal y permite acercarse a las raíces del problema", comenta a SEMlac.
La profesora, reconocida feminista y militante de izquierda, cree que hay que hablar de mujeres. "De esa misma manera vale marcar la brecha entre el uso del término violencia contra la mujer o contra las mujeres, ya que cuando se explicita 'las mujeres' se trata de evidenciar las desigualdades de otra naturaleza que confluyen en su condición y posición, al observarse la cuestión de clases sociales, origen étnico o nacional, entre otros factores que también son de mucha importancia".
Es por ello que Contreras se inclina al uso del término violencia contra las mujeres, "trascendiendo al tradicional enfoque de familia", pero además "desde la consideración de que la transformación, el cambio cultural, imponen el trabajo de prevención que permita entender por qué y cómo hay que trabajar con los hombres".
República Dominicana tiene mayor número de feminicidios en el Caribe
La República Dominicana es el país con el mayor número de asesinatos de mujeres dentro del ámbito doméstico con 22 mujeres por millón, seguido de Panamá con 15 y Puerto Rico 12.
Centroamérica y El Caribe son dos de las áreas del continente americano que experimentaron un mayor índice de violencia contra las mujeres con resultado de muerte, conocida como feminicidio, en el periodo comprendido entre los años 2000 y 2006.
La conclusión se desprende de los datos extraídos del III Informe Internacional "Violencia contra la mujer en las relaciones de pareja", elaborado por el Centro Reina Sofía, y presentado hoy en Madrid, en base al estudio realizado en conjunto en 135 países del mundo.
Concretamente, y según dicho informe, en 2006, fueron asesinadas cuarenta mujeres por millón en todo el continente americano, siendo los países con una mayor prevalencia los centroamericanos y caribeños.
Así, El Salvador (129 mujeres por millón), Guatemala (93) y Honduras (45), ocupan junto a Colombia, único país destacado en el área sudamericana con 50 mujeres por millón, los primeros puestos en cuanto a feminicidios en general.
Respecto a los asesinatos de mujeres cometidos dentro del ámbito doméstico, de los cuarenta países estudiados, la mayor prevalencia la tuvieron la República Dominicana (22 mujeres por millón), Panamá (15) y Puerto Rico (12).
De los 35 países analizados en cuanto al número de feminicidios ocurridos entre parejas o ex parejas, el informe destaca que un 25,72 por ciento son americanos, y una vez más son los pertenecientes al área latinoamericana los que presentan los índices más elevados.
Entre ellos, Puerto Rico, Honduras, Paraguay, Costa Rica, Panamá, Colombia y Nicaragua se sitúan por encima de la media, establecida por el estudio en cinco mujeres asesinadas por millón en 2006.
En cuanto a la evolución del fenómeno del feminicidio en los países de América Latina entre los años 2000 y 2006, la República Dominicana destaca como uno de los que ha experimentado un mayor incremento, a pesar del descenso generalizado en el resto del mundo.
México y Colombia encabezan la lista de los países de la zona con un mayor número de mujeres asesinadas en el ámbito doméstico, mientras que éste último ocupa, además, el segundo puesto en relación a los feminicidios entre parejas o ex parejas.
Las armas blancas siguen siendo, en general, la principal herramienta para matar, aunque en el caso de Puerto Rico y Colombia los asesinos eligen con diferencia las armas de fuego.
El estudio concluye además que, los países latinoamericanos han avanzado mucho en la elaboración de leyes contra el feminicidio, pero el principal problema sigue siendo su ejecución, ya que, según las fuentes consultadas, principalmente ONG que trabajan en la zona, seis de cada diez jueces y fiscales no las aplican.
Feminicidios en República Dominicana…… lacerante realidad
Roxanna Reyes, procuradora adjunta de la mujer, en una entrevista concedida al Programa Telematutino 11, reveló que "en el pasado año 2009 en nuestro país, los feminicidios se redujeron en un 35%, con relación al 2008".
Sin embargo la procuradora adjunta no explicó cuales fueron las fuentes de sus datos estadísticos, ni las causales de la disminución.
El análisis frío y objetivo de las estadísticas de los feminicidios en los años del 2005 hasta el 2009 según los datos publicados por la Procuraduría General de la República, revelan una tendencia ligeramente ascendente; aunque si comparamos los casos registrados en el 2009, versus el 2008, hay una ligera disminución de apenas de un 2.45% en los feminicidios generales.
Casos de Feminicidios Generales por año según Estadísticas de la Procuraduría General de la República Dominicana. El mes de Diciembre del 2009 fue estimado. Con los datos publicados en el mes de Diciembre, los feminicidios generales ascendieron a 199.
Casos de Feminicidios Íntimos registrados por año, según Estadísticas de la Procuraduría General de la República Dominicana. Los datos de Diciembre del 2009, fueron estimados. Los casos reales ascendieron a 92.
Casos de Feminicidios No Íntimos registrados por año, según Estadísticas de la Procuraduría General de la República Dominicana. Los datos de Diciembre del 2009, fueron estimados.
Desde luego la explicación lógica es que no pueden disminuir los delitos cometidos contra la mujer, si no hay un cambio sustancial y profundo de las causales del delito. Niveles de educación vergonzantemente bajos, falta de políticas que favorezcan el desarrollo pleno de la mujer, con equidad de género, derecho a la vivienda, a la salud, derechos sexuales y derechos reproductivos, trabajo digno y con una justicia que responda con rapidez y energía frente a los abusos cometidos contra las mujeres, no hay ninguna posibilidad de disminuir los feminicidios.
El futuro inmediato no es promisorio. Si las fuerzas sanas de la sociedad y el movimiento de mujeres (fundamentalmente aquellas de las capas sociales media, media baja y baja), organizadas, motivadas y movilizadas, no toman en sus manos la bandera de lucha por sus derechos, hay muy poco que hacer, salvo aceptar como bueno y válido una sociedad podrida, donde las condiciones políticas, económicas y sociales son inaceptables. Solo aceptando la tétrica realidad podemos iniciar acciones serias de lucha por el cambio.
Publicado por blogspot.com en 17:18 Etiquetas: Abusos, derechos sexuales, Feminicidios, genero, Procuradora Adjunta. miércoles 31 de marzo de 2010.
Y también debemos conocer de que la violencia contra las mujeres no es natural, que la podemos eliminar si cambian las condiciones de vida de las mujeres, si cambian las relaciones entre los géneros, si cambian las relaciones del Estado con las mujeres, y desde luego en un sentido democrático del género; ésta es la propuesta, se dice muy rápido y muy sencillo y puede que para quienes nos dedicamos a esto sea una obviedad, pero no lo es para quienes no están aquí, para quienes se comportan desde ideologías preestablecidas que no analizan lo que está sucediendo, no hay estadísticas suficientes e investigaciones sobre el problema.
La Ley 24-97
• Es de carácter penal
• Contempla algunas medidas civiles en las órdenes de protección
• Contenido mayormente coercitivo.
• Contempla medidas para la modificación de la conducta agresiva.
• Violencia Intrafamiliar: castiga perpetrantes.
• Violencia Género contra las mujeres: castiga hombres.
Artículo 3: Toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado.
Artículo 4: Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos.
Artículo 7: Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia.
Instituciones de Apoyo en lo político cultural
Diplomados CEG, INTEC y PACAM/PUCMM.
Inclusión género Escuela Nacional del M. P. titulados por la Universidad APEC.
Trabajo con empresas, CEG/INTEC y PROFAMILIA.
PROFAMILIA/NAM: programa de detección desde el 2001.
NAM/CURSA.
Ministerio de la Mujer.
La Secretaria de Estado de la Mujer (SEM).
CE-MUJER.
Confederación Nacional de Mujeres Campesinas (CONAMUCA).
Colectiva Mujer y Salud.
Confederación Nacional de Unidad Sindical (CNUS).
Confederación Nacional de Trabajadores Unificados (CNTU).
La eliminación de la violencia contra la mujer es condición indispensable para su desarrollo individual y social y su plena e igualitaria participación en todas las esferas de vida.
En Republica Dominicana se Registran 51 Feminicidios en lo que va de 2010
República Dominicana registró 51 asesinatos de mujeres a manos de sus parejas en lo que va de 2010, diez más que el pasado año por estas fechas, dijo hoy la procuradora adjunta para Asuntos de la Mujer, Roxana Reyes, quien manifestó el compromiso del Ministerio Público para combatir este problema.
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