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Notas para comprender la sexualidad humana (página 2)

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Una segunda conclusión es que el origen de la actual doble moral de restricción sexual para la mujer y libertad sexual para el hombre, es una consecuencia del énfasis puesto en la sexualidad como reproducción, y del dominio de la mujer como vía de la reproducción, su asexualidad y fidelidad al hombre

Una tercera conclusión que podemos destacar es que la sexualidad es el punto donde lo personal es político. Lo personal y lo político (leyes, normas, políticas) se fusionan cuando se trata de la sexualidad.

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Por ello mismo es necesario conocer de manera científica la sexualidad y abordar su estudio en base a un enfoque integral que nos permita conocer las diferentes dimensiones de la misma. Empecemos entonces con una definición de lo que entendemos por sexualidad.

Concepto de sexualidad

Para comprender la sexualidad humana se debe partir del principio general que establece que la naturaleza humana es resultado de la integración de los aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Este conjunto de factores actúa recíprocamente a lo largo de toda la vida del individuo, de tal manera que la acción de cada uno de ellos se encuentra en interdependencia directa de los otros.

La sexualidad constituye entonces una dimensión fundamental del ser humano, influyendo decididamente en su formación y desarrollo, debido a que participa en la determinación de la estructuración de la personalidad y en las diversas relaciones que se establecen entre los individuos.

En base a esto puede definirse a la sexualidad como la expresión psicosocial de los individuos como seres sexuales en una sociedad y cultura determinada. A continuación se describen los aspectos que conforman la sexualidad humana, considerando de antemano que es imposible separar al individuo en partes sin alterar su esencia, por lo que sólo con fines didácticos que permitan una mayor comprensión es que se hace la siguiente descripción.

a) Aspectos biológicos de la sexualidad

La sexualidad posee una base biológica universal que es el sexo, y se entiende por éste el conjunto de características anatómicas y fisiológicas que en la especie humana diferencian al hombre de la mujer y que, al complementarse, tienen en sí la potencialidad de la reproducción.

Desde el punto de vista evolutivo, los organismos primitivos se reproducen asexualmente, esto hace suponer que éstas fueron las primeras formas de reproducción. En el ser humano, la diferenciación sexual es un complejo proceso que ocurre a diferentes niveles y a diferentes tiempos en la vida prenatal y que sienta sus bases en un patrón cromosómico especial que fue establecido en el embrión durante la concepción.

Para lograr la reproducción es necesaria la participación de dos sexos, cada uno de los cuales aporta su dosis de células haploides: espermatozoide en el varón y el óvulo en la hembra, cada uno con 23 cromosomas, mismos que al unirse forman 46. Cada espermatozoide o gameto masculino porta un cromosoma sexual X o Y, mientras que el óvulo o gameto femenino contiene sólo el cromosoma sexual X. En el momento de la fecundación, si un espermatozoide con cromosoma Y fecunda al óvulo resultará un varón (XY), en tanto que la fecundación por un espermatozoide con cromosoma X, producirá una niña (XX).

Pero esta diferenciación cromosómica por sí sola no basta para definir el sexo del nuevo ser. A esta dotación genética sigue un largo y complejo proceso que diferenciará gónadas (glándulas sexuales) en ovarios o testículos y luego todo el aparato sexual tanto interno como externo. Después de la fecundación del óvulo, en los embriones que son genéticamente femeninos y masculinos, no existen indicaciones morfológicas del futuro sexo.

Alrededor de la sexta semana de la vida intrauterina, los embriones de cromosomas XY, es decir masculinos, empiezan a segregar andrógenos (hormona sexual masculina).Si en este momento decisivo aparece el andrógeno el embrión se diferenciará en un varón con genitales masculinos. Si no aparece la cantidad suficiente de andrógenos en el momento decisivo, el embrión se convertirá en una hembra con genitales femeninos.

Esto quiere decir que deben existir ciertas condiciones hormonales para que se desarrolle un varón o una mujer, aun cuando la fórmula del sexo cromosómico sea 46 XY o 46 XX respectivamente. Simultáneamente a la diferenciación que se desarrolla en los genitales, tanto internos como externos, la presencia o ausencia de testosterona en el período crítico de la gestación determina también las funciones del hipotálamo y la hipófisis.

Los órganos sexuales se dividen en dos: genitales y órganos reproductores; los genitales son externos y consisten en el pene y los testículos en el hombre y, en la vulva y la vagina en la mujer. Estos órganos están destinados al coito, los órganos reproductores son internos y tienen la función de almacenar y descargar el semen en el caso del hombre, y de albergar y alimentar al embrión en el caso de la mujer.

Terminado el proceso de diferenciación sexual, las estructuras genitales, femeninas o masculinas no sufren posteriores modificaciones, permaneciendo como tales hasta el momento del nacimiento.

b) Aspectos sociales de la sexualidad

Los seres humanos han vivido siempre en grupos sociales, donde satisfacen sus necesidades básicas y la sexualidad es una de ellas. Para lograr la convivencia social, la cultura a través de los valores, las normas, las creencias y las instituciones moldea el comportamiento de los miembros de la sociedad. Desde el momento del nacimiento se inicia un proceso de incorporación del individuo al medio social, mediante el proceso de socialización, éste está encaminado a que cada miembro del grupo haga suyos los elementos normativos establecidos para la convivencia. En este sentido, la sociedad presiona para que los individuos se comporten de una determinada manera, y que apartarse de lo establecido conlleva a que se le considere "anormal". Los individuos que se apartan de la norma sufren una fuerte presión social dirigida a controlar la conducta, sin embargo, no siempre hace falta recurrir a la anterior formalidad para sancionarlos.

Es importante destacar que en nuestra sociedad existe una clara división de funciones para el hombre y la mujer, hecho que da lugar a la formación de guiones sexuales bien diferenciados, incluso opuestos; aunque la incorporación de la mujer al proceso productivo, ha ocasionado cierta flexibilidad en los guiones. El hecho de pertenecer biológicamente a uno u otro sexo, no significa de ningún modo que la manera de comportarnos sexualmente vaya a estar determinada sólo por este hecho.

El comportarse como hombre o mujer va a depender de la forma que se internaliza la conceptualización que la cultura tenga al respecto. Los roles sexuales de varón y mujer, van a estar condicionados o sujetos a la concepción particular que cada sociedad tenga de ellos. Además, dentro de una misma sociedad, los roles sexuales presentan características específicas para cada etapa del desarrollo del individuo; y diversos niveles de exigencias en el cumplimiento de cada uno de ellos. Ahora bien, el proceso de enseñanzaaprendizaje de estos papeles se da en el interior de la familia. El núcleo familiar se presenta entonces como intermediario entre el individuo y la sociedad.

c) Aspectos psicológicos de la sexualidad

Este aspecto se puede resumir en la identidad sexual. La socialización le permite al ser humano estructurar su identidad, es decir, encontrar, durante el proceso de desarrollo, una forma individualizada de ser, sentir y pensar que lo hace único y original en su grupo. La identidad sexual comprende tres aspectos básicos que son: La identidad de género, el rol de género y la orientación sexual.

La identidad de género se refiere a la consciencia de pertenecer a un sexo determinado, es decir, sentir y pensar como hombre o como mujer. Entidad psicológica que se forma a partir de los mensajes explícitos o implícitos, verbales o no verbales, que se reciben del medio, dependiendo del sexo a que se pertenezca, y estrechamente relacionado con la imagen corporal.

Solamente en el caso de los transexuales se encuentra una identidad de género alterada, es decir, una persona que siente, piensa y actúa como lo hacen las personas del sexo complementario al suyo.

El rol de género se refiere al comportamiento del individuo que hace evidente a la sociedad y a sí mismo, el sexo al cual pertenece. Generalmente este comportamiento responde a la identidad de género y a los usos y costumbres del lugar y la época. Actualmente con la incorporación de la mujer al aparato productivo, se han presentado cambios en los roles sexuales. Las modificaciones sufridas en los mismos han orillado a los individuos a asumir funciones tradicionalmente atribuidas al sexo complementario, para enfrentarse a nuevas exigencias. Esto de ninguna manera altera ni afecta la identidad de género del individuo.

La orientación sexual se refiere a la atracción, al gusto o preferencia del sujeto para elegir compañero (del otro o del mismo sexo) en la relación coital, en lo afectivo y en la fantasía, que puede ser. La sociedad también condiciona y presiona al individuo para que su orientación sea heterosexual. Las causas que determinan la elección de la orientación sexual son quizá el aspecto más controvertido de la identidad sexual. Una posible explicación a esto podría encontrarse en la sobrevaloración que las sociedades han otorgado a la reproducción de la especie en las relaciones coitales.

Sin embargo es importante decir que la identidad de género y el rol de género no determinan necesariamente la orientación sexual ya que puede suceder que la orientación sexual se dirija a personas del mismo sexo.

Un factor que se encuentra íntimamente ligado a la orientación sexual es el erotismo, elemento que dirige su acción hacia la consecución del placer sexual. El contenido erótico se obtiene a través del proceso de desarrollo, en el que la persona hace suyos los elementos socioculturales que le permite elaborar un conjunto de estímulos sexuales afectivos para obtener el placer sexual. Sin negar que todo ser humano posee en su organismo las estructuras necesarias para obtener placer sexual, mas no poseen éstas el contenido erótico.

En resumen, los tres componentes de la identidad sexual generalmente funcionan con una coherencia tal que los sujetos son "varones y mujeres" que responden al estereotipo; sin embargo, si alguna de éstas no concuerda con las otras, el sujeto puede seguir funcionando adecuadamente si la presión social se lo permite. Precisamente esta es la lucha que se encuentran dando diversos colectivos de homosexuales y lesbianas que defienden su derecho a su orientación sexual ante una sociedad que los condena, margina y rechaza su orientación sexual sin aceptar que en el siglo XXI la diversidad sexual es un hecho consumado y parte de nuestros tiempos modernos.

La prueba de ello es la aprobación de matrimonios entre personas del mismo sexo en varios países del mundo, inclusive ya es un hecho consumado en la capital de México.

Con el conocimiento de un modelo integral de la sexualidad humana, podemos revertir los efectos nocivos que la difusión de un modelo de sexualidad reducido a su expresión genital nos ha provocado, sin embargo, es necesario conocer el proceso a través del cual la sexualidad forma parte intrínseca de nuestra personalidad psicosocial, por lo cual es conveniente conocer en detalle el proceso de desarrollo psicosexual que ocurre en cada una de nuestras etapas de desarrollo psicológico, por lo que a continuación se describen las características de este proceso.

El desarrollo psicosexual

A lo largo de su evolución, el ser humano construye sus actitudes y comportamientos sexuales, en función y como resultado de su ubicación en un determinado contexto histórico social. En este marco es indispensable ubicar el análisis del desarrollo psicosexual del individuo para comprender mejor sus actitudes y comportamientos sexuales en los diferentes momentos de su vida.

En su evolución psicosexual, el individuo crece en un marco de expectativas sociales, que varían según la edad y los medios que influyen para ejercer presión social para que responda a tales expectativas. Existen diferentes corrientes dentro de la Psicología, sin embargo existe un consenso en que los primeros años de vida son extremadamente importantes para la formación de la personalidad psicosocial, aun cuando hay divergencias acerca del carácter decisivo de las experiencias tempranas.

El proceso de socialización aumenta su acción socializante en esta etapa a través de la influencia de la familia y otras instancias socializantes como la escuela y los medios masivos de comunicación.

Sexualidad infantil: realidad y perspectivas

A principios del siglo pasado los cambios en el desarrollo de la Psicología, al surgir la corriente psicoanalítica que planteaba la consideración de la constitución psicosexual y las alteraciones de la vida sexual como causa principales de las enfermedades neuróticas, permitieron detectar lo que hasta ese entonces se negaba: los niños también tienen su propia sexualidad.

En ellos, la psicología de su sexualidad es algo tan natural que aparece en el niño desde que éste nace. La sexualidad es parte integrante de la personalidad psicosocial, misma que se construye y elabora a lo largo de la existencia del ser humano. En los primeros años de vida, el desarrollo psicosexual tiene sus primeras manifestaciones en las primeras semanas de vida. Las primeras experiencias del infante son las vivencias o no vivencias del placer, son ellas las que orientarán sus acciones e interacciones con el medio.

Sin embargo, sus experiencias de satisfacción y de privación lo llevaran poco a poco a establecer las distinciones necesarias para situarse en el mundo. Las exigencias sociales y la forma en cómo son impuestas, determinarán en gran parte la orientación y el desarrollo de su afectividad y de su sexualidad.

A través del proceso de socialización en la que el infante estructura su personalidad psicosocial, se internalizan las prohibiciones y las reglas determinadas inicialmente por los padres en función de su marco económico, social y cultural. En el terreno del desarrollo psicosexual es imprescindible acudir a las aportaciones que la corriente del psicoanálisis tuvo en el estudio de la sexualidad humana.

Las primeras manifestaciones sexuales tienden al autoerotismo, no se dirigen a un objeto exterior sino hacia el propio cuerpo en un autorreconocimiento, en virtud de que el propio cuerpo constituye una fuente de placer. Durante los primeros meses la boca y los labios son la zona privilegiada de placer.

En el curso de su desarrollo, las zonas de excitación que provocan cierto placer (sexual o no) son, después de la boca, la zona anal, y más tarde, los genitales. Hacia el octavo mes aparece el onanismo infantil, en forma de juego genital, intensificándose a fines del primer año. El juego genital del bebé no tiene el mismo significado psicológico que la masturbación, que surge más tarde en la pubertad.

Las culturas permisivas no ejercen represión hacia los niños por este acto, en cambio, en las culturas represivas, el niño es reprendido o castigado para eliminar la conducta considerada indeseable reprendiendo al infante que toca sus genitales en forma verbal o física enviándole el mensaje de que esa práctica no es aceptada socialmente. Esta última respuesta social es la que conduce al niño a seguir investigando para complementar su información sobre la sexualidad. Sin embargo, la internalización de la idea de que las actividades sexuales no son bien vistas por los adultos se va consolidando.

Uno de los aspectos importantes de las aportaciones del psicoanálisis consistió en su demostración de que es en la infancia cuando la sexualidad tiene sus primeras manifestaciones. El velo del olvido que oculta el recuerdo de las primeras experiencias ocurridas antes de los 7 u 8 años, tiene su origen en la represión sociocultural que inhibe el desarrollo psicosexual.

No obstante estas primeras impresiones infantiles dejan una profunda huella en el desarrollo psicológico de todo individuo. La amnesia de las primeras experiencias ocurridas en la infancia tienen cierta similitud con la amnesia que ocurre con los neuróticos con respecto a los sucesos que son reprimidos (exclusión de la consciencia). Existe una analogía que se evidencia por el hecho de que la sexualidad de los psiconeuróticos conserva la esencia infantil o retroceden hasta ella. En ese sentido, existe una relación entre la amnesia infantil con las emociones sexuales de la niñez.

A pesar de los años transcurridos después de estos descubrimientos, todavía en el siglo XXI persiste en algunos sectores de la sociedad latinoamericana la negación de la existencia de la sexualidad infantil y en consecuencia la represión de la misma. Los motivos que permiten seguir ocultando estos conocimientos a los niños y a reprimirlos en consecuencia, son debidos a una moral hipócrita que prevalece en la sociedad y a una idea distorsionada de sexualidad humana que procede de su reducción al modelo genital.

En el aspecto actitudinal, en lo referente a la sexualidad las actitudes siempre serán positivas o negativas. La actitud de los padres determina la actitud de los hijos hacia la sexualidad. En ese sentido se afirma que la educación sexual no empieza al nacer el niño, sino que comienza cuando nace el padre, en virtud de que la actitud del hijo es en gran parte una copia de la actitud del progenitor ya que los padres son los modelos de conducta de los hijos.

Esta concepción que considera a los infantes como seres asexuados es a todas luces errónea, pues la curiosidad infantil se centra en el conocimiento del sexo como algo novedoso, pero en ningún momento encierra alguna perversión o morbosidad. La morbosidad se encuentra en la mente de los adultos que reprimen las expresiones de sexualidad infantil.

La ausencia de comunicación entre padres e hijos dificulta el proceso de desarrollo psicológico, pues no le ayuda a despejar dudas.

El niño experimenta desde muy temprano los funciones psicológicas de la vida erótica (la ternura, los celos, etc.) y la combinación de estos estados psíquicos con sensaciones de excitación sexual, revela al infante la íntima relación de ambos fenómenos.

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La evasión a las preguntas infantiles referentes al sexo, así como la ambigüedad en sus respuestas no soluciona el problema, pues la curiosidad infantil es persistente y proseguirá por sí solo el niño hasta encontrar respuesta a sus inquietudes, por lo regular en fuentes que distorsionan la información y que, en consecuencia, contribuyen a falsear la imagen de la sexualidad humana a los ojos de todo infante. El ocultamiento sistemático y la evasión constante del tema generan en el investigador infantil el sentimiento de culpabilidad e imprime a la sexualidad el sello de lo prohibido y de lo repugnante, sensación y percepción que lo acompañarán durante toda su vida.

El vacío originado por una ausencia de educación sexual infantil se va superando poco a poco, en la medida que se reconoce la importancia de la sexualidad y del aprendizaje en la conducta sexual. Cada día es más claro que el comportamiento sexual incluye tres aspectos: las vivencias, las actitudes y la información. Las investigaciones cada vez más frecuentes sobre la sexualidad, describen la importancia de determinadas vivencias para el desarrollo de una vida heterosexual y afectiva apropiada. La necesidad del contacto físico entre la madre y el niño es una de estas vivencias reconocidas universalmente.

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Por ello, se reconoce que la educación sexual familiar debe contemplar la necesidad del fomento físico entre madre e hijo, así como los juegos infantiles mixtos en los cuales queden fuera toda actitud represiva o prohibitiva. En la educación sexual infantil, es necesario que primeramente se genere un cambio de actitud de los padres hacia la sexualidad, como un primer inicio para la educación sexual. En torno a la sexualidad infantil puede mencionarse como las actitudes para con el propio cuerpo condicionan la aceptación o rechazo de la sexualidad.

Con el surgimiento de la pubertad y la adolescencia se presentan los cambios físicos y psicológicos, provocando inseguridad en el individuo en proceso de cambios, que debe acomodarse a un cuerpo en transformación, a nuevos deseos, a nuevas pulsiones y capacidades físicas y las nuevas exigencias de un medio ambiente complejo. Es común hablar de una crisis de identidad en los adolescentes que ya no son niños pero todavía no son adultos. Los padres complican más este proceso al tratar en ocasiones como niños a los adolescentes y en otras ocasiones como adultos.

En esta etapa la expresión sexual es sólo uno de los componentes del proceso de desarrollo psicosocial. En la adolescencia, el cambio de significado de los órganos genitales constituye uno de los hechos más importantes; las emisiones nocturnas de esperma, atraen la atención de los jóvenes hacia esos órganos y sus funciones pero también aumentan su confusión ante el desconocimiento de lo que está sucediendo.

La joven debe adaptarse a un cuerpo que se transforma, en el cual surgen los senos como la señal más evidente del cambio, la maduración de sus órganos genitales no es visible y el gran acontecimiento biológico de la menstruación, que está asociado a la reproducción y no a su sexualidad. La ausencia de comunicación de los padres hace más difícil este descubrimiento.

En el curso de la adolescencia la identificación sexual se consolida y se establece la heterosexualidad, aunque no sin conflictos y ambivalencias. Las contradicciones entre los signos de desvalorización de la mujer en la sociedad y la apología del amor perturban a los adolescentes durante su desarrollo.

Sexualidad y adolescencia

La adolescencia es una etapa de transición de la infancia a la edad adulta, en la cual se da una revolución psicofisiológica que modifica la línea de pensamiento infantil para formar una nueva forma de pensar, modificando también los sentimientos, los afectos y las relaciones con los demás. El primer cambio que se da en los jóvenes es el aspecto físico, que les preocupa en gran medida y que puede ser fuente de conflictos. Se da más importancia al arreglo físico y a otras actividades que permitan llamar la atención. Mucho se ha hablado de facilitar a los jóvenes el acceso a la información científica relacionada con la sexualidad humana, sin embargo, poco o casi nada, se ha hecho en este sentido.

Por lo regular, los adolescentes se enfrentan a problemas muy concretos en el campo de su propia sexualidad, problemas que en la mayoría de las ocasiones no pueden resolver porque los elementos necesarios para resolverlos les han sido negados y ocultados, en virtud de que el tema de la sexualidad se sigue considerando como un tema tabú que provoca incomodidad hablar de ello y la curiosidad sexual infantil ha sido reprimida por lo regular, en forma violenta.

Los y las jóvenes adolescentes se enfrentan a la disyuntiva de experimentar la necesidad psicofisiológica de tener relaciones sexuales, estando aptos para la procreación, y la imposibilidad material y psicológica de cumplir con el requisito previo para ello: el matrimonio.

Como elementos complementarios se incluye una educación antisexual recibida en la infancia y la represión sexual imperante que continúa con mayor rigor en la adolescencia. A pesar de lo anterior, muchos padres de familia se preguntan cómo es que su hija ha quedado embarazada si "la habíamos educado tan bien, le dimos las mejores escuelas", o cómo es posible que el joven adolescente haya contraído una enfermedad venérea "si nosotros le dijimos todo lo que tenía qué saber". Es importante mencionar en este punto acerca de la necesidad de una estabilidad sexual entre los padres para servir como ejemplo para los hijos así como una comunicación que incluya la descripción oportuna de los cambios que se presentan en el desarrollo psicosexual.

Los cambios en las condiciones de vida (tecnológicos, económicos, sociológicos, antropológicos, etc.) han determinado cambios en las actitudes hacia la sexualidad y se observa una tendencia a que la madurez sexual aparezca más tempranamente.

El aprendizaje social que incluye lo sexual se obtiene por diferentes medios (familia, escuela, grupo de amigos, Iglesia, etc), destacando entre ellos el papel que juegan los medios masivos de difusión que proyectan en forma ininterrumpida modelos masculinos y femeninos para ser imitados por las masas de compradores potenciales de los productos que a través de los mismos promuevan.

En torno a los adolescentes se crea un cierto menosprecio, temor e inseguridad al considerar que la vida sexual es sólo para adultos, y la escasa información que se les proporciona se basa en aspectos biológicos de la sexualidad, con lo cual se brinda una "orientación sexual" limitada a la genitalidad o a los aspectos relacionados con la reproducción.

La sociedad exige del adolescente una castidad absoluta antes del matrimonio, condena tanto las relaciones sexuales como la masturbación, con ello, la continencia (abstención) sexual adquiere un carácter imprescindible para el desarrollo social, al afirmar que la continencia de los jóvenes es necesaria en interés de la actividad social y cultural, puesto que las relaciones sexuales del adolescente reducirían su capacidad de trabajo. Así, se presentan tres alternativas para ejercer la sexualidad en la juventud:

a) Continencia (abstención) b) Masturbación y c) Relaciones sexuales

La abstención sexual está ligada a la represión no sólo de las relaciones sexuales, sino también de las ideas sexuales, la cual es una condición necesaria para la continencia. Se asocia a la actividad sexual una serie de temores, sentimientos de culpa y sentimientos de desagrado que posibilitan la represión. La prohibición crónica de la sexualidad afecta de tal forma que la inhibición del placer se convierte en excitación genital desagradable, por lo cual se evita la sexualidad.

Por otro lado, la mayoría de las investigaciones demuestran que prácticamente todos los jóvenes se masturban. Ello plantea un nuevo problema: La masturbación cargada de conflictos, ¿no es más nociva que una vida sexual ordenada? El tema de la masturbación es otro de los temas tabú de la sexualidad humana, evidencia la capacidad de ésta de proporcionar placer y contradice el modelo de sexualidad que la restringe como fuente de reproducción. En torno a ella, se han erigido múltiples mitos y falacias:

a) Quien la practica con excesiva frecuencia se volverá impotente

b) Provocará la locura en quien la practica

c) Refleja inmadurez psicológica del ejecutante

d) Etc.

A pesar de que la masturbación es un tema muy discutido desde la antigüedad, la necesidad de discutir sobre la misma se incrementa cada día.

Aun cuando existe una aparente condena de la masturbación en la época bíblica existe también información documentada de que la misma constituyó una práctica aceptada en un sinnúmero de culturas y épocas.

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En la mayoría de los casos, las primeras informaciones que tiene un niño sobre la actitud de los padres (y de la sociedad) hacia la sexualidad, son transmitidas a través de las actitudes que estos adoptan ante las primeras experiencias corporales. Dentro de estas actitudes, la masturbación adquiere una importancia excesiva y se condena al que la practica por parte de muchísimas personas y lo que es más grave, por parte de un número grande de educadores y médicos que persisten en seguir creyendo y aconsejando que la masturbación es un terrible vicio.

La idea de que la masturbación provoca la locura, probablemente tuvo su origen en el hecho de que los emocionalmente perturbados con frecuencia se masturban desesperadamente en un esfuerzo por escapar de la realidad. El temor de la impotencia se basaba en la errónea creencia de que la provisión de semen era limitada y podía agotarse por medio de la masturbación. La mayoría de los individuos recurren a la masturbación solamente como un sustituto del coito cuando éste es imposible. Por ello, es muy común entre los solteros, aunque se presenta también ocasionalmente entre los casados en una frecuencia menor.

La masturbación en sí misma no es perjudicial, pero la atmósfera de angustia y el sentimiento de culpa, de violación de una norma, de cometer supuestamente un pecado producen en el individuo una situación de angustia que ciertamente puede en algunos casos perjudicar el equilibrio emocional y causar trastornos funcionales, coitales, en ambos sexos.

La masturbación es un fenómeno propio de la adolescencia que muchos descubren antes de llegar a la pubertad, que también es común en la edad adulta y que no es rara en la edad avanzada. La masturbación tiene un papel importante como alivio de la tensión sexual, y su contribución en la imagen que se tiene de sí mismo y de la identidad sexual. Permite al individuo familiarizarse con sus órganos sexuales y las sensaciones que éstos son capaces de producir.

En cuanto al tercer punto, las relaciones sexuales de los adolescentes, es necesario considerar que las relaciones sexuales constituyen uno de los aspectos fundamentales del conjunto de relaciones que los individuos de una sociedad determinada mantienen entre sí. Como el resto de los vínculos se fundamentan y determinan por la concepción que la persona tenga de la naturaleza, la sociedad y de ella misma.

Las relaciones sexuales se realizan en determinadas condiciones materiales de existencia, así como sobre principios, tradiciones y otros aspectos sociales en los que la educación ha jugado un papel determinante. En el caso de los adolescentes, para llegar a tener relaciones sexuales deben superar una gama de prohibiciones que han generado inhibiciones. La madurez biológica no es suficiente para ejercitar la sexualidad, pues para ella requiere de poseer una madurez psicológica que le permita desarrollar un sentido de responsabilidad sobre sus actos y además contar con la información suficiente sobre métodos anticonceptivos y sobre todo disminuir la dependencia hacia sus padres.

Entre los integrantes de la pareja es fundamental que existan intereses comunes, comprensión mutua, un vínculo afectivo y las perspectivas de una relación estable. Finalmente, es importante mencionar la necesidad de que los jóvenes interactúen entre sí en grupos mixtos, antes de entablar relaciones sexuales, en actividades deportivas, culturales, recreativas y productivas, para propiciar un conocimiento interpersonal previo.

Sexualidad y Juventud

En un momento como el presente, ubicado en una época cuya esencia se puede simbolizar en la palabra CAMBIO, y que se caracteriza por una serie de cambios de toda índole (económicos, políticos, jurídicos, sociológicos, antropológicos, psicológicos, etc.), que se presentan en forma discontinua e impredecible, el conocimiento de sí mismo es una labor ardua y difícil, que se complica aún más cuando la búsqueda del conocimiento se orienta hacia aspectos derivados del desarrollo psicosexual.

La juventud por su naturaleza es más proclive al cambio, en virtud de que se está cambiando constantemente en el terreno biopsicosocial. No sucede igual con los adultos, cuya personalidad mantiene un mayor arraigo en una serie de valores adquiridos a lo largo de su existencia, por lo que presentan más resistencia al cambio.

La juventud es considerada como la etapa del desarrollo psicológico en la cual se encuentran las bases para el desarrollo de la personalidad madura en la etapa adulta, que le permitirá consolidar la autoimagen adquirida en su pasaje por la adolescencia, y reformular sus relaciones con los demás, obteniendo parámetros en el aprendizaje adquirido en diferentes instancias socializantes (familia, escuela, iglesia, grupo de amigos, medios masivos de difusión, etc.).

De los diferentes grupos sociales a los que pertenecen los jóvenes de nuestro tiempo, destaca el grupo de amigos, como una instancia con un alto grado de influencia en esta etapa de desarrollo psicosocial, sobre todo en aquellos grupos juveniles de diez a veinte años de edad, que son considerados como grupos de pertenencia.

Estos grupos están constituidos por miembros que tienen relativamente la misma edad, la misma formación y los mismos intereses y que se agrupan al margen de las instituciones regulares: familia, escuela y mundo del trabajo. Estos grupos forman una subcultura propia, en el contexto de la gran cultura de los adultos. Por ello, se les considera como los únicos grupos naturales que nos pueden enseñar mucho sobre procesos de interacción social, en virtud de que en ellos se dan una serie de fenómenos que no existen en los grupos de laboratorio estudiados hasta ahora por la psicología social:

a) No hay una tarea común, determinada desde afuera, sino que se inventan actividades de acuerdo con sus necesidades.

b) Una de estas necesidades compartidas es encontrar una identidad fuera de la familia.

c) La motivación sexual es un factor capital para la formación y estructuración del grupo.

d) Hay una meta compartida: adquirir habilidades sociales en el trato con el otro sexo y con los adultos.

Por otro lado, los medios de difusión masiva, tales como la televisión, el radio, el cine, los impresos, en particular fotonovelas revistas e historietas, e internet, constituyen un canal de socialización de gran alcance. Este canal no es elitista, pues puede llegar a todos los estratos socioeconómicos, a todas las regiones, a todos los niveles de preparación y a todas las edades. En ello, radica su grado de influencia, en la ausencia de discriminación. En virtud de estar en el contexto de una sociedad orientada al consumo, el principal objetivo de este canal de socialización es precisamente estimular el consumo.

Para lograrlo, se valen de todo tipo de recursos, destacando entre ellos la despersonalización y el uso de la mujer y el hombre como objetos sexuales y de la sexualidad como gancho para promover el consumo de mercancías.

A través de los medios, internet y redes sociales los jóvenes entran en contacto con otras culturas y formas de comportamiento sexual, obtienen información (objetiva o distorsionada) sobre su propia cultura, retoman modelos de hombre o de mujer de acuerdo a estratos socioeconómicos y culturales predefinidos, reciben mensajes que dejan huella en todo individuo, conocen una sexualidad humana unida a la violencia, ternura, dinero, status, poder, etc. Todas estas contradicciones y muchas más se pueden observar en los medios de difusión.

http://www.monografias.com/trabajos98/impacto-psicosocial-medios-masivos-difusion-y-redes-sociales/impacto-psicosocial-medios-masivos-difusion-y-redes-sociales

En lo que se refiere a la sexualidad de los jóvenes, puede mencionarse que el proceso biológico, psicológico y social que llevan a un niño o niña a convertirse en hombre o mujer adulta, es largo y complejo. Está sujeta a las modalidades del tiempo y de los factores socioambientales. La pubertad comprende tanto los cambios de aspecto físico general como los de maduración sexual que traen como consecuencia el crecimiento y maduración de los órganos sexuales.

Aun cuando el término pubertad básicamente se refiere a los cambios biológicos, comprende también aspectos de la autoimagen y autoestima que contribuyen a desarrollar actitudes hacia sí mismo y hacia los demás dependiendo éstas del medio ambiente inmediato que rodea al adolescente. Diversos estudios destacan que la velocidad de maduración y crecimiento observables a través de la talla, el peso, la maduración corporal, etc., tiene estrecha relación con el medio socioeconómico, la alimentación, la cultura de los padres y del grupo humano en que se vive.

En ese sentido existen condiciones del medio ambiente que facilitan el desarrollo de la pubertad y la adolescencia. Un dato revelador es el surgimiento de la menarquía (primera menstruación), que se ha descubierto que ocurre más tempranamente cuando las condiciones económicas son favorables. Por otro lado, existen aspectos psicológicos que acompañan el proceso de desarrollo biológico. La curiosidad, el temor, vergüenza, angustia, la imagen y aceptación que tenga el adolescente de sí mismo será evaluada positiva o negativamente en proporción directa a la información, preparación y formación que tenga el púber respecto a estos cambios.

Juega un papel importante la educación general y la educación sexual recibida sobre todo en el ámbito familiar. Por ello, es importante tener presente que si se quiere que un individuo conozca y acepte su sexualidad, debe recibir previamente información sobre el proceso puberal, para darle tiempo de comprender, enfrentar, afirmar y variar lo que crea conveniente en el momento oportuno.

Por pubertad podemos entender el inicio corporal de la vida sexual y reproductiva, cambios que coinciden con el crecimiento y desarrollo morfológico total del individuo. Estos cambios desencadenan a su vez una serie de cambios conductuales.

Los límites de aparición de la pubertad se ubican a la edad de 9 años como "límite inferior" y a los 17 años como "límite superior". En cambio, la adolescencia es un proceso de adaptación que reviste formas variadas. En la adolescencia (período de transición entre la infancia y la edad adulta), el individuo necesita formar una identidad propia. Para lograrlo requiere de separarse emocionalmente de sus padres y poner en tela de juicio lo que antes aceptó sin réplica, es decir, las normas, valores, creencias y modelos familiares.

Etimológicamente el término adolescencia proviene del verbo latín adolescere que significa crecer. El adolescente es un ser humano completo y en consecuencia, si se desea comprender el proceso que vive se deben contemplar todos los factores que le afectan. Considerando los aspectos biológicos, psicológicos y sociales se puede definir a la adolescencia como una etapa de transición de la vida infantil a la vida adulta, durante la cual el joven busca las pautas de conducta que respondan al nuevo funcionamiento de su cuerpo, y a los requerimientos socioculturales de ese momento.

Un acto de distinción de la pubertad y la adolescencia se logra cuando se afirma: la pubertad es un acto de la naturaleza y la adolescencia es un acto del hombre. El objetivo principal de la adolescencia es lograr una identidad diferenciada y estable. La adolescencia consiste en romper la fusión e indiferenciación vivida en la infancia, para organizar otro tipo de relación en la que el mundo y el adolescente son distintos, pero estrechamente ligados.

La identidad podría resumirse en la formulación yo soy yo y debe definir claramente el no yo. En la adolescencia se presenta la crisis de identidad en la cual el individuo se pregunta entre otras cosas ¿quién es?, ¿cómo se percibe a sí mismo?, ¿cómo se proyecta el mundo?, ¿cómo lo percibe el mundo?, ¿qué quiere hacer en la vida?. La identidad con uno mismo (individual) tiene como base la identidad del otro (social). La identidad sexual, parte de la identidad general se forma en la infancia y entra en conflicto cuando el adolescente tiene qué abandonar el rol de niño o niña, para adoptar el de varón o mujer. El logro de identidad es ante todo una identidad sexual, por varios factores:

a) En nuestra cultura predomina la visión rígida y estereotipada de roles sexuales

b) El tipo de socialización que se da a los individuos es diferente según el sexo

c) La adolescencia se inicia con la pubertad incrementando en forma considerable el impulso sexual

d) En la adolescencia se adquiere la identidad sexual juvenil

Por todo lo anterior, el desarrollo psicológico va ligado estrechamente al desarrollo sexual, y en consecuencia, para estudiar al ser humano, hombre o mujer, es necesario estudiar su sexualidad.

A manera de conclusión

A estas alturas es evidente que la problemática social que se describió líneas atrás tiene como causa la ausencia de educación sexual en todos los niveles educativos y por la reducción de la sexualidad a únicamente su aspecto genital.

Los problemas sociales que observamos hoy en día relacionados con el ejercicio de la sexualidad (embarazo en adolescentes, madres solteras, delitos sexuales, violencia hacia la mujer, incremento de divorcios, etc.), que la presentan como un verdadero problema social, podrían encontrar parte de su solución en la implementación de programas de educación en sexualidad humana que contribuyan a la generación de cambios de actitudes, de valores y de comportamientos en hombres y mujeres en el sentido de romper los rígidos roles sexuales asignados y de crear relaciones más igualitarias entre hombres y mujeres, pero sobre todo de crear una cultura de respeto en las relaciones interpersonales así como a la diversidad sexual que se vive en nuestra sociedad.

En México han existido diversos intentos para abordar la educación e investigación en sexualidad humana. Distintos grupos e instituciones privadas y públicas han tratado de integrar la enseñanza de la sexualidad en diferentes ámbitos. Sin embargo, estos esfuerzos no han contado con el apoyo, la preparación y la voluntad política para implantar el estudio de la sexualidad en el currículum de los diferentes niveles educativos, en forma permanente y continua.

En los hechos, se observan intentos aislados que no conforman una estrategia real dirigida a la población en sus aspectos relacionados con la salud y la educación y que por tanto, no responden a esa demanda social que plantea un ejercicio problemático de la sexualidad contemporánea.

Si bien es cierto que en nuestro país se han dado múltiples intentos por estudiar la sexualidad humana, también lo es el hecho de que, por diversas causas asociadas unas a limitantes económicas o a la carencia de personal profesional debidamente preparado, ha sido poco lo que se ha logrado conseguir en términos de productos concretos de investigación y educación en sexualidad humana.

Como consecuencia de lo anterior, el tópico de la sexualidad se sigue viendo más como un agregado secundario o colateral en la preparación profesional de especialistas de la salud, la educación o de la intervención social en general, en lugar de ser considerado como un problema social que reclama atención prioritaria, por lo que las estadísticas siguen aumentando en la medida que los problemas mencionados siguen creciendo.

Baste con señalar al respecto que, en publicaciones periódicas de índole académica, de divulgación o libros, no se cuenta con una producción constante y de calidad sobre el tema genérico de la sexualidad.

Implícitamente ello ha contribuido a importar modelos conceptuales o de investigación de otros países a fin de dar cuenta de nuestra sexualidad, sin reparar en la singularidad de las características de la realidad sociocultural. Esto provoca que los profesionales interesados en este campo recurran a la autoenseñanza y a informarse en cursos, talleres e investigaciones diversas para obtener los elementos básicos que les permitan ofrecer una orientación sexual a la comunidad y en consecuencia a brindar respuestas aisladas de solución a los efectos de esta problemática psicosocial a través de cursos, seminarios, talleres, consulta psicológica, etc.

En lo personal he sido testigo del "milagro" que provoca la educación en sexualidad humana, a través de los cursos y talleres de educación en sexualidad que he impartido durante vario años, he constatado como los participantes de los mismos (por lo regular jóvenes universitarios) han desarrollado grandes cambios en su comportamiento derivados de los cambios producidos en sus valores y actitudes al participar en sesiones estructuradas de aprendizaje basadas en el método de aprendizaje vivencial.

Inician los cursos de educación en sexualidad con una actitud que revela temores, confusión e inseguridad, pero cuando los cursos terminan, salen con una actitud más relajada, con un mayor autoconocimiento de sí mismos que les brinda mayor seguridad interna, mayor autocontrol, con acceso a información científica y sobre todo con una actitud de respeto a las demás personas, sin importar su condición económica, nivel educativo u orientación sexual.

En base a mi experiencia puedo decir entonces que para generar cambios en el comportamiento que es la finalidad de todo aprendizaje, se requiere el método de trabajo en grupos, utilizando la dinámica de grupos. No es suficiente con impartir conferencias y proporcionar material con brindar información escrita, es necesario crear las condiciones para que se genere un aprendizaje vivencial y esto solo lo puede proporcionar la metodología derivada de la dinámica de grupos.

La formación de cuadros de educadores sexuales: respuesta integral

En virtud de que el ejercicio de la sexualidad humana se proyecta como un claro problema social que afecta a todo individuo sin excepción, es indispensable la implementación de una estrategia que asegure un campo de acción amplio. Hasta el momento la investigación, educación y la terapia de la sexualidad se ha desarrollado incipientemente con esfuerzos aislados de profesionales de la Psicología, Medicina, Psiquiatría y Pedagogía, los cuales se han avocado a trabajar con esfuerzos aislados cubriendo un mínimo porcentaje de la población a través de eventos educativos de corta duración tales como talleres, cursos, seminarios, etc, y/o con consultas individuales y de carácter privado.

Las instituciones gubernamentales de los tres niveles relacionadas con la salud y educación deben incorporar profesionales y programas de educación en sexualidad humana.

Dentro de estos profesionales destaca el Psicólogo como científico social, pues tiene el potencial para desarrollar una intervención más amplia que tenga una cobertura social mayor que la que en forma individual puede desarrollar en el campo de la sexualidad. Como profesional del comportamiento humano se diferencia de otros científicos sociales en la medida que puede desarrollar diferentes niveles de intervención psicosocial, mismos que a continuación se mencionan.

a) El análisis del individuo. Con el uso de las herramientas de las teorías de la personalidad, del aprendizaje, de la percepción y de la motivación para entender las diferencias individuales y las causas del comportamiento de los individuos.

b) El análisis del grupo. Con el apoyo de la teoría de grupos para entender la dinámica que impulsa el comportamiento de los grupos sociales, tanto formales como informales y poder impulsar cambios planeados en el funcionamiento de los mismos aprovechando la interinfluencia existente en los grupos sociales. Pero sobre todo utilizando técnicas grupales de integración, sensibilización y enseñanza-aprendizaje.

c) El análisis de la organización. Con el uso de la teoría de la organización se puede describir no sólo las causas y tendencias del comportamiento humano en el trabajo, sino también comprender la influencia de la estructura organizacional en la dinámica interna y externa de cada organización. Considerando que la sociedad moderna basa su funcionamiento en la existencia de un sinnúmero de organizaciones formales se puede realizar intervenciones en las mismas promoviendo programas de educación en sexualidad humana.

d) El análisis de la institución. Puede abordar el análisis de las instituciones bajo una perspectiva crítica que permita evaluar su funcionamiento en términos tales que ubique su capacidad de morfogénesis en la tendencia vigorizante de la dinámica social que caracteriza los tiempos actuales como tiempos de cambios sociales profundos. Las instituciones tales como la familia, la escuela, la Iglesia, los partidos políticos, los hospitales, las instituciones psiquiátricas, etc. Son susceptibles de recibir intervenciones psicológicas con fines de educación en sexualidad humana.

e) El análisis de la sociedad. Desde la perspectiva de la Psicología Social, se puede contextualizar el tema de la sexualidad, como una actividad humana regida por los continuos cambios en la atmósfera sociocultural de la humanidad que le inyectan un dinamismo inusitado, caracterizado por cambios sociales que se presentan en forma discontinua e impredecible.

Con todo lo anterior, el Psicólogo social se proyecta como un profesional completo que no debe limitarse a atender aspectos aislados de la sexualidad humana, sino que debe ir más allá y atacar las causas que originan la problemática psicosexual que afecta a la población social y que se refleja en diversas estadísticas.

Es decir, el Psicólogo debe planear e implementar una estrategia acorde a los tiempos actuales considerando que ante la dinámica social actual caracterizada por cambios discontinuos e impredecibles que plantean retos nuevos y generan incertidumbre ante el porvenir y en el proceso de toma de decisiones, la clave del éxito en los tiempos actuales está en el éxito en los tiempos actuales es el desarrollo de la capacidad para ajustarnos a las condiciones cambiantes, experimentando y desarrollando nuevos comportamientos.

Los retos sociales exigen hoy en día respuestas inter y multidisciplinarias, en el desarrollo de estas respuestas en el campo de la sexualidad, el Psicólogo es uno de los profesionales que más elementos pueden aportar en la integración de equipos de trabajo multidisciplinarios que actúen coordinadamente para atender las verdaderas causas sociales que originan los delitos sexuales, los casos de abortos inducidos, el embarazo en las adolescentes, los casos de sida, etc. y sobre todo atender en mejor medida los efectos psicosociales de cada uno de estos problemas mencionados.

El reto es grande ya que el común denominador de los problemas mencionados es la necesidad de brindar educación en sexualidad humana a todos los individuos, grupos, organizaciones y comunidades sin excepción, y en este proceso el Psicólogo tiene mucho que aportar, todo depende de que se formalice la demanda de recibir educación en sexualidad humana y que se concretice la respuesta a la misma en forma organizada y pertinente.

Finalmente quiero decir que la lucha por la construcción de un mundo donde prevalezca la democracia, la igualdad y la justicia social requiere necesariamente de la implementación de programas de educación en sexualidad humana que modifiquen los roles sexuales estereotipados que todavía prevalecen en pleno siglo XXI y que fomenten una cultura de respeto entre el hombre y la mujer así como a a las expresiones diferentes que nos presenta la diversidad sexual que existe hoy en nuestros días.

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LA VIOLENCIA MACHISTA SOBREVIVE EN LOS JÓVENES ¿POR QUÉ?

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Oscar Yescas Domínguez

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Siglo XXI editores

Adam Schaff

La alienación como fenómeno social

 

 

Autor:

Oscar Yescas Domínguez

 

Partes: 1, 2
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