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Una aproximación a la cultura juvenil peruana del Siglo XXI en los jóvenes con inquietud vocacional misionera


Partes: 1, 2

  1. Justificación del trabajo
  2. Introducción
  3. Un acercamiento a la cultura juvenil en América latina
  4. La pastoral vocacional y su acercamiento a los jóvenes en el Perú
  5. Obstáculos y dificultades de los jóvenes ante una propuesta vocacional hoy
  6. Conclusión
  7. Bibliografía

Justificación del trabajo

Haciendo un análisis crítico de la realidad juvenil actual con las herramientas que se nos han brindado durante la primera y segunda semana del diplomado de Pastoral juvenil y vocacional, podemos darnos cuenta que en la juventud de hoy existe una fuerte valoración de la subjetividad.

"Las pretensiones de la objetividad y los juicios absolutos del modernismo se han revelado a la larga inconsistentes y prejuiciosos. Este valor concedido a la propia visión de las cosas desarrolla una gran valoración de la libertad, del individualismo y el subjetivismo, al mismo tiempo del pluralismo y la tolerancia." [1]

Los jóvenes y el mundo juvenil valoran lo propio y el espacio privado. Esta valoración del "territorio o espacio" se hace realidad cuando percibimos que existe o predomina en ellos un lenguaje audiovisual-lúdico sobre la escritura como expresión de un cambio propio de la tecno-cultura.

Esta marcación del propio territorio los lleva a buscar respuestas que les ayuden a explorar su identidad individual, que necesita ser insertada en un contexto cultural más amplio como lo es el de la sociedad en la que se mueven y viven.

Por eso, en el colectivo social, los jóvenes buscan y generan respuestas de vinculación y pertenencia, no quieren ni pueden estar solos, dando como resultado el nacimiento de grupos concretos, los llamados grupos urbanos, que se sostienen en un mismo tejido de expresiones culturales, que pueden ser identificadas también como subculturas juveniles, donde se asume "la amistad" entendida como la pertenencia al grupo, como supremo valor.

Desde estas perspectivas, podemos asegurar que los jóvenes de hoy viven constantes disyuntivas en su relación con el mundo del adulto. Tenemos por ejemplo, la disyuntiva entre la construcción individual de su identidad y su inserción en la sociedad, es decir reconocen dos proyectos distintos: el suyo y el de "ellos" (el mundo del adulto) que no satisface sus necesidades.

"… no creen en el sistema sociopolítico pero si en sus grupos…Una vez constituida la "banda" vendrán sus consignas, ritos de unión, íconos identitarios y los mas importante salir a la ciudad a mostrarse en público"[2]

La disyuntiva entre el reconocimiento como igual y la inequidad, como fruto de una creciente exclusión de jóvenes marginales o en riesgo, que no cuentan en el análisis del mundo-mercado-global. La disyuntiva entre la visibilidad pública y la opacidad; que se produce como fruto del creciente sentimiento de inseguridad y necesidad de autoafirmación que expresan.

La disyuntiva de estar en un estado límbico de "moratoria social" y ser sujetos de opinión, que los hace capaces de reconocer la problemática del entorno aunque su participación sea mínima. Reconocen y expresan su participación de manera simbólica, sin que ello signifique llegar a la militancia, es decir, asumen una implicación distanciada sin compromisos concretos.

En los jóvenes de hoy, existe una creciente y continua apertura hacia la búsqueda de lo trascendente, pero un trascedente totalmente desligado de la institución o de lo institucional que encasilla y limita, establece un orden y se rige por normativas concretas de convencionalismo social que el joven de hoy no está dispuesto a aceptar ni asumir porque no las considera suyas.

2. OBJETIVOS:

2.1. Objetivo General:

Tener una aproximación al mundo actual de los jóvenes, que nos ayude a usar los métodos y acciones adecuados en el desarrollo de un trabajo de Pastoral Vocacional efectivo y eficiente en el mundo hoy; especialmente con aquellos jóvenes que se acercan a la congregación de los misioneros combonianos con inquietud vocacional.

2.2 Objetivos específicos

1. Identificar las nuevas tendencias de juventud que hacen que los jóvenes no asuman la responsabilidad de su propia vida, como compromiso serio con la sociedad en la que viven.

2. Identificar en los jóvenes con inquietud vocacional que se acercan a nosotros, las disyuntivas que viven entre lo privado y lo público, entre la visibilidad pública y la opacidad, entre la construcción individual de su identidad y su inserción en la sociedad en la que viven y se desarrollan, buscando juntos medios y soluciones que les ayuden a explorar su identidad individual.

3. Ayudar al joven a insertarse en un proceso comunitario y en un camino de construcción de la identidad que le lleve a asumir con madurez y responsabilidad un compromiso como opción de vida desde y en el "mundo juvenil" en que se desarrolla y vive.

4. Orientar e involucrar en el proceso formativo, a las "familias" de los jóvenes que viven en nuestras casas de formación, para crear en ellas la capacidad de sentirse responsables en el proceso formativo del hijo. Suscitar en ellas el deseo de referentes que propicien una búsqueda común de la verdad que surja desde la libertad y la diferencia compartida en la comunidad de los que creen y siguen a Jesús.

Introducción

Queremos remarcar que el presente trabajo no pretende ser una exhaustiva y profunda investigación antropológica, sociológica o psicológica de la cultura juvenil o culturas juveniles del siglo actual. Queremos a través de este trabajo acercarnos a las formas actuales de vivir y actuar de los jóvenes en Latinoamérica y más específicamente en el Perú.

A través del desarrollo de los temas tocaremos más específicamente la dimensión social, cultural y económica de los jóvenes que buscan el sentido de la propia vida, en una familia religiosa como la de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús que trabajan en el Perú.

Este trabajo quiere ante todo iluminar, clarificar y dar pautas que ayuden a comprender a los encargados de la pastoral vocacional de los misioneros combonianos en el Perú, las nuevas realidades y dimensiones en las que se mueve el joven hoy.

El presente trabajo quiere ayudar a los agentes de la promoción Vocacional a reflexionar, repensar y puntualizar las dimensiones culturales, las metodologías, los campos de acción cuando se realiza la acción de promoción vocacional.

Consideramos muy importante el primer capítulo que nos ayudará a tener una visión sobre lo que significan la juventud y los jóvenes hoy. Para esto haremos uso de definiciones concretas que nos darán una visión del "mundo del joven "en el que nos vamos a mover.

Si bien es cierto no queremos hacer un análisis de la situación familiar en Latinoamérica o en el Perú, sin embargo queremos analizar sucintamente la familia como "el grupo vital" que sabemos influye de manera particular en el mundo de los jóvenes, y que consideramos importante en el desarrollo de la vida del joven.

La segunda parte de este trabajo nos llevará a encontrar "el cómo" los jóvenes peruanos, responden a la propuesta vocacional que la iglesia les hace a través de nuestra congregación religiosa. También podremos encontrar algunos elementos prácticos que nos ayuden más concretamente en la tarea de la Promoción Vocacional.

La tercera parte, nos dará pautas a tener en consideración frente a las dificultades que se van presentando durante el proceso formativo de nuestros jóvenes, concretamente en nuestras casas de formación. Queremos resaltar también algunas de las características que deberían tener aquellos a quienes se les encarga el acompañamiento del proceso formativo. Para esto nos apoyamos en algunos de los documentos de la iglesia que hablan sobre los procesos de formación con los jóvenes en los seminarios.

CAPITULO I

Un acercamiento a la cultura juvenil en América latina

Es necesario decir que lo que hoy llamamos "cultura juvenil", no es una condición natural, no es algo que surge como un proceso del desarrollo natural de la vida biológica. Es por eso que los autores que se han dedicado a estudiar este nuevo "fenómeno social" coinciden al decir que este nuevo paradigma social de la "cultura juvenil" es algo que surge históricamente y que por lo tanto tiene un comienzo concreto en un determinado momento de la historia. Decir esto nos lleva a aceptar la realidad que nos dice que las nuevas tendencias juveniles son muchas y tan variadas y que pretender abarcar todas y todos los conceptos sobre la "nueva cultura juvenil" en América latina seria una utopía.

"Como fenómeno mundial se desarrollo recientemente a partir de los años cincuenta y al entrar en el nuevo milenio todo indica que su importancia continua creciendo…"[3]

Podemos decir que el fenómeno de una llamada "cultura juvenil", va tomando forma en América Latina a partir de las primeras décadas del siglo XX. Este tardío darse cuenta de la realidad juvenil en el continente hizo que las propuestas juveniles existentes, sean dejadas de lado o no tomadas en cuenta por los grandes ideólogos e intelectuales auto-denominados "padres de la patria grande". Para estos emergentes intelectuales latinoamericanos, la juventud era un proyecto, un movimiento en "potencia" cuya fuerza social, cultural y económica podría ser usada en un futuro no muy lejano y que por lo tanto había que cuidar.

"La juventud… es entendida como un reservorio moral tanto para la reconstrucción de un "nuevo" y "joven" proyecto civilizatorio en la refundación de la nación y la identidad Latinoamericana, como para la encarnación de la modernidad "civil".[4]

1.1. Juventud y Jóvenes en América Latina. Conceptos y definiciones.

Los primeros conceptos y definiciones formales sobre juventud y jóvenes, entendido como un grupo identificado e inserto plenamente dentro del contexto social global, se darán a partir de los anos 80"s. Sin embargo, debemos decir que ya desde décadas anteriores como son los años 50"s y 60"s y con el auge de ciencias exactas como la sociología, psicología y antropología entre otras, se dan los primeros intentos de hacer de la realidad juvenil un fenómeno estudiable.

"La juventud "no sería más que una palabra": creación social para definir un período etario…que no siempre ha sido tratado como un actor social tematizable. La juventud emerge históricamente como un actor social, o como "un grupo de agentes" posibles de analizar y tematizar, en el momento en que la mayoría tiene acceso a la enseñanza y se enmarca de esta forma en un proceso de "moratoria de responsabilidades", que en épocas anteriores no se daba."[5]

La primera definición formal sobre la juventud y juventudes será la que dará la ONU en 1983 y lo hace desde un punto de vista institucional, basado en categorías etarias, donde se define la juventud como:

"…un período que se da entre la infancia y la edad adulta,…el período de la vida que va desde los 15 años a los 25 años incompletos."[6]

Sin embargo podemos decir que una definición de juventud no debe ser limitada al mero proceso biológico-cronológico como lo hace la ONU. La juventud es también un proceso psicológico, social, cultural y económico, que tiene sus matices, desarrollos propios y particulares de acuerdo al contexto cultural, social y económico donde viven y se mueven los jóvenes.

A partir de esta perspectiva, podemos decir que cualquier intento de definir la juventud en categorías estrictamente matemáticas-etarias, no puede ser exacta en sus términos ni mucho menos universal en su contenido. Porque "la edad es un dato biológico, socialmente manipulado y manipulable;…el hecho de hablar de los jóvenes como una unidad social, de un grupo constituido, que posee intereses comunes, y referir estos intereses a una edad definida biológicamente, constituye en sí una manipulación evidente." [7]

1.1.1. Lo juvenil, los jóvenes y la juvenilizaciòn de la cultura. ¿Realidad o Utopía?

Definir la juventud y los jóvenes ha sido siempre una tarea difícil, porque no podemos hablar de un grupo monolítico y perfectamente estructurado. Cuando nos referimos al tema de juventud y jóvenes, hablamos necesariamente de un grupo social muy heterogéneo que nos lleva a tener en cuenta los diferentes hábitats en los que se desarrolla. Así tenemos que "lo juvenil" hace referencia a las producciones culturales y contraculturales que esos grupos sociales despliegan o inhiben en su cotidianeidad; "las y los jóvenes" hace referencia a los sujetos específicos en su individualidad y en sus relaciones colectivas; "la juvenilizacion" es la expresión que adquiere el proceso por medio del cual se construyen imaginarios sociales con modelos de ser joven que circulan en nuestras sociedades." [8]

El Sociólogo Jorge Elbaum, afirma que:

"Homogeneizar a los distintos grupos juveniles sobre la base de una pertenencia generacional suele ser una falacia analítica habitual. Dicha clasificación suele estar guiada más por los datos que el sentido común brinda que por el resultado de un auténtico relevamiento sociológico. Considerar la dimensión etaria como un dato explicativo de percepciones y prácticas regulares termina funcionando en la investigación como obstáculo epistemológico que impide comprender la influencia de otros factores como la clase social, el género y las pertenencias étnicas y culturales que en ocasiones terminan siendo más importantes que la tenencia de una edad determinada."[9]

Dando una mirada crítica a la sociedad en la cual nos desarrollamos, podemos fácilmente darnos cuenta que no vivimos más en una sociedad homogénea, especialmente cuando hablamos de los jóvenes, y de "cultura juvenil." Dentro de la gran "cultura juvenil" nos encontramos con "subculturas juveniles" marcadas por factores económicos, sociales y culturales que determinan dónde y cómo se organizan los jóvenes. Desde esta perspectiva, podremos identificar:

"… la cultura de los grupos involucrados con drogas y crímenes,…de los jóvenes trabajadores, de los jóvenes negros, de los jóvenes indígenas, de los jóvenes campesinos, de los jóvenes de clase media, de los jóvenes de clase alta."[10]

1.1.2. Cómo ven y entienden los jóvenes la sociedad en la que viven.

A través del contacto con jóvenes podemos darnos cuenta que la visión que tienen de la sociedad en la que viven es frecuentemente negativa. Remarcan constantemente que esta no les brinda espacios suficientes donde puedan desarrollar todas sus potencialidades.

Identifican una sociedad que se va deteriorando y que deteriora y que a la larga ofrece pocas posibilidades especialmente para aquellos jóvenes que desean entrar en el mercado global del estudio y del trabajo.

Una sociedad en la cual la brecha entre los pobres y ricos crece de manera preocupante.

"La pobreza alcanza al 41% de los jóvenes en 2002, equivalente a aproximadamente 58 millones (21 millones 200 mil de pobres extremos). Esto refleja una disminución de dos puntos porcentuales en relación con 1990, los que corresponderían exclusivamente a pobres extremos, quienes pasaron de 17% a 15% en el período. Sin embargo, en términos absolutos, en 2002 habría 7 millones 600 mil jóvenes pobres más que en 1990, y 800 mil pobres extremos más en el mismo lapso."[11]

Hoy, la mayoría de los jóvenes sólo encuentran en la sociedad una realidad de desempleo, o sub-empleos de sueldos bajos y deshumanizantes. Esto lo viven especialmente los jóvenes de las clases populares que ante tal situación buscan salidas extremas como la violencia, la drogadicción, el crimen y hasta el suicidio, como respuestas contra una sociedad que los margina y oprime.

Esta visión de sociedad trae como consecuencia un rechazo generacional que se traduce concretamente en la formación de lo que hoy se define en sociología como "tribus urbanas."

"…la cuestión de la denominada tribalización o neotribalización como plantea Maffesoli, cuando habla de las nuevas tribus urbanas, que precisamente refiere a la constitución de agrupaciones o colectivos sociales pequeños, no masivos como en los 60, 70, con un cambio en su socialidad, que sustentan su juntarse ya no en contratos políticos o ideológicos sino en una acción dentro de una comunidad emocional. Protagonizan rituales que define como de emociones compartidas, pasa en el fútbol, pasa en el rock, es un neotribalismo que se caracteriza por una muy fuerte fluidez, muy dinámico, agrupamiento espontáneo que no deriva en «saldos organizativos que mejorarán la organización para la acción y el elevamiento del nivel de conciencia, etc.», como solía escucharse y leerse en otra época, pero no hace mucho tiempo"[12]

Percibimos que la preocupación de los jóvenes no está en el mañana, en un proyecto a largo plazo que podríamos llamar "futuro". Sino mas bien la preocupación esta en el presente, en el hoy, el mañana para estos jóvenes no existe. Es la juventud que vive en las sensaciones del momento, el bienestar. No hay ni se intenta la búsqueda de valores universales, estos son subjetivos.

Los jóvenes así, van por un camino donde no hay puntos de referencia seguros, como son la búsqueda de valores morales sociales y culturales que determinen un estilo de vida productivo para ellos mismos y para la sociedad.

1.2. Hacia donde se dirige la juventud en América latina. Nuevos horizontes juveniles.

El joven se ve envuelto en una seria de situaciones que no satisfacen sus necesidades primarias. La poca opción para encontrar un empleo con un salario que le permita vivir dignamente es utópica. Por eso, los horizontes de una gran parte de los jóvenes por no decir la mayoría, no tienen proyección hacia el futuro, ahí la necesidad de vivir tan sólo el presente. Pero así como importa vivir solamente el hoy, el pasado queda sin importancia, perdiéndose en los jóvenes los puntos de referencia que hacen de ellos una historia concreta.

En épocas pasadas, las generaciones adultas, invertían en la juventud, por ser considerados el futuro de la sociedad, se les tenía como el arma secreta del cambio, la fuerza nueva que renueva. Por mucho tiempo, la sociedad consideró la juventud y los jóvenes como el grupo en etapa de "moratoria social" es decir personas en preparación, en espera latente, ¿para qué? para asumir "los roles del adulto"[13]

Desde esta perspectiva, todas las generaciones anteriores veían a "la juventud" como su futuro, y por ende proyectaban en los jóvenes, aquello que no habían podido realizar. Sin embargo hoy, la sociedad adulta, no considera más a los jóvenes como el futuro, "el grupo en potencia", en "moratoria social", sino que por el contrario, se ha convertido en el grupo concurrente. Los jóvenes toman posición de la realidad actual que les toca vivir. Sin embargo, hacen notar abiertamente que "están exhaustos por la sensación de caos, por la falta de soluciones para resolver los problemas sociales y la aparente invencibilidad del poder y de los grupos de poder que dictan las reglas del juego. La actitud del joven de hoy es: "como me voy a preocupar de ayudar a los otros cuando toda mi energía está siendo consumida por el esfuerzo necesario para no perder el control completo de mi propia vida."[14]

1.3. La Familia en América latina. Perspectivas actuales desde la juventud.

Sabemos que la familia ocupa un lugar preferencial en Latinoamérica, así como tiene su gran importancia en todos los campos de la investigación, antropológica, psicológica, sociológica y, por supuesto, en el ámbito de la educación. Hoy debemos decir que existe un creciente interés por el estudio de familia y sobre todo de los "nuevos grupos familiares" que van surgiendo en nuestra sociedad.

Hoy se habla con frecuencia de la aparición de "nuevas formas de familia" que van tomando el puesto de la familia tradicionalmente entendida como: padre, madre e hijos unidos en común harmonía. Ante esta realidad, que se va haciendo muy común en América Latina, sentimos la necesidad de acercarnos y conocer estas "nuevas formas de familia" de la cual provienen los jóvenes con los que estamos en contacto diario.

Por lo tanto, tener un conocimiento de la conformación de estos nuevos grupos familiares, nos ayudará a comprender mejor el desarrollo personal de cada uno de sus miembros y sus efectos en la sociedad. Esto nos lleva a preguntamos válidamente ¿en qué medida los cambios sociales afectan a la familia e influyen en su conformación actual? ¿Cómo un agente externo de formación y educación de juventudes ve y enfrenta las diferentes y nuevas estructuras familiares? ¿Qué significa hoy ser padres? Qué tipo de interacción social existen entre los miembros de estos nuevos grupos familiares: nuclear, extendido, reconstituido, de convivencia. Estas y otras situaciones nos ayudarán a acercarnos a los nuevos modelos de familias que la sociedad actual nos presenta.

1.3.1. La juventud peruana y su relación con el entorno familiar.

Uno de los aspectos que marca fuertemente el contexto de los jóvenes peruanos, es la nueva reestructuración de la vida familiar. Nos damos cuenta que buena parte de las familias sufren la ausencia de los padres principalmente por razones económicas. Esta ausencia trae como consecuencia que muchos jóvenes vivan solamente con uno de ellos, por lo general es con la madre. En otros casos viven con los abuelos y otros familiares, porque el padre y la madre no han querido asumir las responsabilidades de una paternidad/maternidad no planeada.

Por otro lado, vemos que las relaciones interpersonales dentro de estas "familias", por lo general, no son muy buenas y sanas y que se traducen en fenómenos internos que afectan las relaciones entre los "miembros del grupo familiar". Muchos viven en situaciones de violencia y maltrato. La violencia que descargan los adultos en los jóvenes dentro de la "familia" lesiona la autoestima, genera pérdida del sentido en la vida, causa las fugas de casa y, en otros casos el suicidio.

"A partir de la década de los 80"s hasta el presente, ha habido un proceso masivo de migración hacia la costa, sobre todo hacia la capital, Lima. Actualmente la población urbana es el 71,9 del total." [15]Esto nos dice que a pesar de haber llegado a una cierta pacificación y control de la inflación en el país en los últimos años, los efectos negativos de una década de violencia terrorista, mala administración de los bienes y corrupción de los gobiernos de turno, siguen propiciando las migraciones del campo hacia la gran ciudad, Lima, trayendo como consecuencia la desintegración de las familias.

Somos conscientes que el abrupto deterioro de la economía del país, y el fantasma de la violencia hicieron que se fracturase el núcleo familiar.

La situación económica del país empujo a las familias de la "masa popular" a buscar entradas económicas en el extranjero. Las grandes migraciones hacia USA y Europa de "jóvenes padres" en busca de sustento para la familia, hicieron que los hijos quedaran a cargo de los abuelos, tíos y en algunos casos los hijos fueron confiados a instituciones de cuidados del menor en abandono.

Conviene precisar, que el fenómeno migratorio por parte de familias desplazadas por motivos de la violencia terrorista, de las zonas rurales hacia las zonas urbanas, trajo consigo también la presencia de jóvenes indígenas en las ciudades, quienes buscaron en algunos casos formar parte del sistema social, cultural, educativo, el mismo que muchas veces, terminó expulsándolos y marginándolos por no tener los mecanismos adecuados de integración respecto a la nueva cultura en la cual querían vivir.

"La familia como institución básica de la sociedad está en crisis; hay un alto porcentaje de separaciones y abandono familiar. Por otro lado, la ausencia de los padres, empujados por la crisis a dedicar más tiempo a la obtención del ingreso familiar, genera un vacío que la sustitución de la crianza de los hijos por otros familiares o conocidos no pueden llenar.Las presiones económicas obligan a ampliar los horarios de trabajo y a eliminar los momentos dedicados a la integración familiar, la afectividad y la recreación entre padres e hijos, elementos importantes en su formación. Este estado de abandono familiar y moral en diferentes grados y formas, algunos de ellos violentos y traumáticos, contribuyen a que los jóvenes que proceden de estos hogares sean fácilmente captados por las pandillas, en las que encuentran el apoyo, la afectividad, identificación y referencia grupal que no encuentran en su propio entorno familiar."[16]

CAPITULO II

La pastoral vocacional y su acercamiento a los jóvenes en el Perú

2.1. Perfil del joven peruano.

Teniendo en cuenta la diversidad cultural y geográfica que posee el Perú; las muchas situaciones negativas por las cuales ha pasado los jóvenes nos atrevemos a mencionar los rasgos positivos que encontramos en perfil del joven peruano hoy.

Podemos constatar que existe en los jóvenes peruanos, una enorme capacidad afectiva, que se expresa en las relaciones interpersonales, en la acogida fraterna de los "otros" y en la vivencia de la amistad como experiencia central en esta etapa de la vida.

A pesar del sufrimiento vivido durante las épocas fuertes de la violencia terrorista y otras experiencias de dolor como la de haber crecido en ambientes que no han sido efectivamente los núcleos familiares, los jóvenes peruanos siguen cultivando una enorme capacidad creativa e imaginativa para superar las dificultades y sobrevivir en una sociedad que les es hostil y muchas veces ajena a sus ideales.

Los jóvenes peruanos se reconocen parte de este país pluri-cultural y geográficamente diverso, con hondas raíces en un pasado milenario y ancestral. Muestra de ello son las diversas expresiones propias del folklore andino como la danza, la música y el arte que desarrollan en casi todos los centros de educación básica y superior, y a través de las cuales expresan lo que han vivido y viven hoy.

A pesar de las vicisitudes vividas muestran un creciente optimismo por la vida y sobre todo una necesidad de vivir valores auténticos como la solidaridad, la justicia y la paz.

Existe en los jóvenes peruanos una capacidad y sentido crítico para enfrentar las situaciones que les presenta la vida luchando por no quedarse en la marginalidad.

En general, podemos decir que los jóvenes peruanos son solidarios, especialmente con las personas que sufren y de menos recursos, dando ejemplo y enseñando a la sociedad actual una capacidad para la compasión y el servicio.

"Los jóvenes peruanos, tienen una gran capacidad de coexistencia, de encontrarse con otros y otras desde su diferencia pluricultural, en un franco camino de tolerancia activa. Sin trascender el credo o raza, los jóvenes abren espacios para el diálogo y la construcción común desde la solidaridad, el voluntariado y la búsqueda de justicia. Esta situación les permite plantear y generar procesos de fraternidad y vida comunitaria, siendo esta capacidad una oportunidad para generar la comunión. Existe una disposición de dejarse tocar desde el sentimiento, desde lo más sensible, desde el dolor de los marginados sociales, sin quedarse en lo meramente sensorial." [17]

2.2. EL acercamiento a lo religioso de los jóvenes en Perú y el sentido vocacional.

Los jóvenes de hoy creen en Jesús, pero les es difícil creer en las estructuras rígidas ya establecidas, esto es una oportunidad para generar procesos de acompañamiento personal y comunitario, donde clarifiquen su identidad como agentes de cambio, descubriendo el lugar que la dimensión religiosa ocupa en su crecimiento interior.

Tony Anatrella, un psicoanalista francés dice al respecto de esta nueva tendencia de la búsqueda de lo trascendente en los jóvenes:

"Hay que reconocer que muchos jóvenes son bastante ajenos a cualquier dimensión religiosa, la cual, a pesar de todo, no quiere otra cosa que surgir. ¿Cómo podría ser de otro modo en un mundo que elimina lo religioso? Lo confunden con lo parapsicológico, lo irracional y la magia. Son atraídos por los fenómenos del "más allá de la realidad" que provocan una resonancia emotiva y suscitan sentimientos capaces de hacerles creer en la existencia de un ser del más allá. Pero en este caso sólo se encuentran a sí mismos, sus sensaciones y su imaginación. La espiritualidad que está ahora de moda es aquélla carente de palabras, de reflexiones y de contenido intelectual, o sea, aquélla consistente en muchas corrientes de filosofía y de sabiduría sin Dios que, venidas del Oriente y de Asia; éstas son en sí interesantes, pero no son religiones, a pesar de ser valorizadas y deformadas actualmente, aún sin representar un movimiento de masas. Según esta mentalidad hay que ser "cool", "zen" y tranquilos, o sea, no hay que probar nada, sino hay que vivir en una inercia moderada. Toda desviación es posible porque no hay ningún control institucional o intelectual."[18]

Los jóvenes, son capaces de elegir la información más adecuada que les llega de diferentes canales; recordemos que estamos en una época donde los medios de comunicación no son más un misterio para nadie. Esto lleva a desarrollar una capacidad de elección personal, con una capacidad para decidir, y es por esto que se hace necesario formar más y más a los jóvenes en su capacidad de discernimiento.

Con la capacidad de los jóvenes en búsqueda de acción, se abre la posibilidad de lanzarse con ellos hacia verdaderos proyectos de trabajo concretos con oportunidad de participación.

Desde esta perspectiva nos atrevemos a decir que, la sensibilidad juvenil es un elemento básico para plantear y generar la opción centrada en el Dios de los pobres de Jesucristo. Plantear un trabajo que esté en la línea del ecumenismo en horizonte de confrontación y diálogo con todas las religiones y culturas, fundamentado en el servicio de la paz, de la justicia, de la libertad y de la solidaridad universales, sostenido en ese principio inicial de este discurso es decir hablar de un Dios polisémico es muy atrayente a los jóvenes de hoy.

CAPITULO III

Obstáculos y dificultades de los jóvenes ante una propuesta vocacional hoy

El Documento de Aparecida, nos dice que "la pastoral Vocacional ocupa un puesto particular en lo que se refiere a la formación de los discípulos misioneros de Cristo."[19]

Constatamos a través de los diferentes documentos eclesiales que la pastoral vocacional no es ni debe ser una acción aislada sino que por el contrario debe formar parte de una pastoral de conjunto, siendo esta responsabilidad de todo el pueblo de Dios. La pastoral Vocacional al ser parte de una pastoral de conjunto necesita tener en cuenta los diversos factores que la alimentan. Hay la necesidad de involucrar en la labor de la Pastoral vocacional a las familias, con sus nuevas estructuras, las parroquias, las escuelas católicas, y demás instituciones eclesiales, donde encontramos ciertamente la mayor parte de los jóvenes que pueden acoger una propuesta vocacional en sus vidas.

Teniendo en cuenta esta orientación, el Documento de Aparecida hace un llamado especial a los jóvenes latinoamericanos a "estar abiertos a una posible llamada de Dios al sacerdocio o a la vida consagrada y les recuerda que el Señor les dará la gracia necesaria para responder con decisión y generosidad, a pesar de los problemas generados por una cultura secularizada, centrada en el consumismo y el placer."[20]

Sin embargo, frente a la propuesta del Documento de Aparecida, nos encontramos con una realidad juvenil llena de miedos y obstáculos que le impiden tomar decisiones frente a una propuesta vocacional. Veamos, aunque sea rápidamente, cuáles pueden ser las dificultades más comunes para un joven ante una propuesta vocacional.

3.1. Dificultades ordinarias:

A través del contacto con los jóvenes en las diversas parroquias y grupos juveniles podemos percibir que las dificultades de tipo ordinario podrían ser las siguientes: la falta de recursos económicos, como consecuencia de una falta de empleos y oportunidades que lo introduzcan en el mundo laboral. Por otro lado, nos encontramos con las presiones de los padres, familiares o amigos. Sobre todo observamos las presiones de una sociedad que ve únicamente en el dinero la fuente de la felicidad y de la realización personal.

Existe claramente en los jóvenes una falta de autoestima que lleva a la inseguridad personal causada por el hecho que todavía no se conoce bien, porque no son capaces de valorar sus capacidades intelectuales, sus intereses ocupacionales, aptitudes y valores personales.

Otra dificultad ordinaria que encontramos en los jóvenes es la ORIENTACIÓN EXTERNA DE MI "LOCUS" o lugar de control. Queremos decir que nos encontramos con jóvenes que piensa que todo lo que le sucede se debe a fuerzas externas a uno mismo, fuerzas como la suerte, el destino, la casualidad, los demás, etc. Este tipo de jóvenes, que creen en la suerte o en el destino o en la lotería, son más bien pasivos y resignados, lentos y dependientes, sin espíritu de iniciativa y por lo tanto de escasa creatividad. No saben tomar verdaderas decisiones, porque confían más en sus horóscopos y cábalas que en sí mismos.

En contraposición a jóvenes que confían en el "destino" como esoterismo barato, encontramos también jóvenes que tienen una orientación interna de su "lugar de control" son más creativos y responsables, más ingeniosos y tesoneros. Ellos creen que la realización personal y el éxito de su vida dependen de su propio esfuerzo y aplicación, de su entrega y fuerza de voluntad, de su iniciativa y perseverancia. Estos jóvenes son capaces de tomar decisiones verdaderamente personales, libres y voluntarias.

Necesitamos hacer que el joven se pregunte ¿Dónde está mi lugar de control: dentro o fuera de mí? De la respuesta a la que se llegue, depende la capacidad actual de decidir o no con facilidad sobre el rumbo a tomar en la vida y la capacidad de aceptar una propuesta vocacional.

Sin embargo la dificultad que creemos más influye a la hora de tomar decisiones serias y para la vida, es el "relativismo absoluto" en el cual viven la mayoría de los jóvenes de hoy. Relativismo que podemos traducir de la manera siguiente: "si no venimos de ningún sitio y no vamos a ninguna parte, entonces uno puede ir adonde mejor le parezca porque ninguna dirección es mejor que otra". De aquí podemos deducir que si ésta es la condición del joven de hoy, entonces su modo de vivir está basado en esta premisa: "Hay que disfrutar ya, aquí y ahora, sin pensar en el mañana." Porque cuando no se espera nada del futuro es preferible vivir al día y pasársela bien.

La consecuencia que trae esta forma de vivir la vida produce en el joven la pérdida del sentido en el trabajo o el esfuerzo; de esta manera todo se esfuma incluso la ambición y el afán de superación personal.

"…pues lo jóvenes son víctimas de la influencia negativa de la cultura postmoderna, especialmente de los medios de comunicación social, trayendo consigo la fragmentación de la personalidad, la incapacidad de asumir compromisos definitivos, la ausencia de madurez humana…"[21]

3.2. Los retos de un proceso vocacional formativo en los jóvenes de hoy.

Mucho se habla de "postmodernidad" en los tiempos actuales. Es decir, se trata de una nueva postura, una nueva forma de ser, de pensar, de actuar, pero sobre todo muchas nuevas formas de sentir. Las ciencias humanas como la psicología, sociología y antropología han profundizado y siguen profundizando en el fenómeno de la postmodernidad y su influencia en los jóvenes. Sin embargo, cada una lo hace desde su punto de vista, dando como resultado, las características fenomenológicas que el joven de hoy presenta. Debemos decir que los jóvenes, que llegan a nuestras casas de formación, presentan muchas de las características de una juventud "postmoderna" que hemos tratado en los capítulos anteriores. Ante las diversas realidades que traen los jóvenes que inician un proceso de formación, los formadores nos sentimos muchas veces poco preparados desde el punto de vista pedagógico, para enfrentar y responder adecuadamente a las "demandas" de nuestros jóvenes.

Para comprender, al menos teóricamente, algunas de las características de nuestros jóvenes, es suficiente leer el breve articulo de Luis González Carvajal, titulado "Educar en un mundo postmoderno" donde nos dice claramente que "No es difícil observar los muchos y variados comportamientos de nuestros jóvenes, que, si bien se atribuyen a su edad o a su proceso de desarrollo, nos dicen al mismo tiempo que detrás de la dificultad para asumir nuevos hábitos, coherentes con los valores e ideales vocacionales que de palabras proclaman, hay una filosofía de la vida con una idiosincrasia particular que necesitamos conocer, de modo que un proceso formativo surta efecto positivo en los jóvenes."[22]

Ante esta realidad o realidades, necesitamos observar y conocer el punto de partida, es decir la realidad de nuestros jóvenes, conocer sus hábitos y comportamientos, sus ideas y sensibilidades. El énfasis debe ponerse en el cómo articular estas dos realidades, por un lado lo que la vocación exige es decir valores, ideales, actitudes particulares, etc. y lo que nuestros jóvenes piden, partiendo muchas veces de sus necesidades y comportamientos "postmodernos". Aquí se centra el reto de la formación, porque esta debe ser puente entre el "punto de partida" y el "punto de llegada" según un criterio inculturado de continuidad y gradualidad que todo proceso formativo lleva consigo.

3.3. Pautas para una Pastoral vocacional efectiva y eficiente insertada en el proceso de formación de los jóvenes.

Hoy, más que antes, nos damos cuenta de la necesidad de motivar en nuestros jóvenes los procesos de discernimiento y análisis crítico de sus opciones y comportamientos concretos, de sus gustos y motivaciones profundas, de sus tendencias y de las influencias atrayentes de nuestra sociedad moderna. Hay que ayudarlos creando procesos formativos, espacios concretos de novedad de vida como el silencio, el trabajo, la oración, el compromiso con los pobres. De esta manera pueden darse cuenta del cambio de un tipo de vida que vivían en sus casas, a otro estilo de vivir, es decir el que una casa de formación les ofrece, sin que traiga consigo hábitos que puedan entorpecer el proceso personal de crecimiento en los valores vocacionales.

3.3.1. La presencia Formativa.

Una de las características que llaman la atención desde el punto de vista formativo, es la tendencia de algunos acompañantes de la formación a ausentarse de su grupo y de la casa de formación con cierta facilidad y frecuencia. Se invoca el principio de la "libertad" que hay que dar a los jóvenes en formación, así como el principio de la "no dependencia formativa" (los jóvenes no deben sentirse dependientes de su formador o de su presencia para "portarse bien").

Sin embargo sucede que el formador, a su regreso, ni se informa, ni se entera, ni analiza las situaciones disciplinares que se han dado en su ausencia. En realidad, cuando un acompañante se ausenta sistemáticamente de su grupo o de la casa de formación, los comentarios de los jóvenes son múltiples y contradictorios. Puede reflejar para ellos una insatisfacción como acompañante, un deseo de libertad o de autonomía personal, dedicación a la pastoral, etc., situaciones que dicen que esas actividades satisfacen más que el estar con los jóvenes y ser el acompañante.

Creemos firmemente, que una medida prudencial y una actitud formativa básica e indispensable es que el acompañante, se quede normalmente con sus jóvenes, para que con su presencia discreta y amistosa, no impositiva o vigilante ("policíaca") y con su testimonio de vida, transmita el valor de la fidelidad y de la perseverancia en su vocación.

Estos, son valores muy importantes para el joven de hoy, fragmentado por la irregularidad y la inconstancia, y a quien tanto le cuesta la fidelidad y la entrega a un compromiso de por vida.

"En todo el proceso formativo, el ambiente del Seminario y la pedagogía formativa deberán cuidar un clima de sana libertad y de responsabilidad personal, evitando crear ambientes artificiales o itinerarios impuestos. La opción del candidato por la vida y ministerio sacerdotal debe madurar y apoyarse en motivaciones verdaderas y autenticas, libres y personales. A ello se orienta la disciplina en las casas de formación."[23]

Partes: 1, 2
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