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Vida y Obra del general en Jefe Manuel Carlos Piar y Gómez, El Libertador de Guayana (página 6)

Enviado por León Morales


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

¿Qué puedo hacer, cuando tengo unas ganas inmensas de tirar?

A tal efecto, don Martín Xeréz Aristigüieta y Bolívar iniciaron una querella en contra de su propia esposa, doña Josefa. Mostrando él pruebas y demostrando que su esposa estaba preñada de don Javier Esparza.

Meses después hizo entrar en el cuarto a un cirujano y a una partera, quienes demostraron el estado de gravidez de doña Josefa. En este caso, el notario tomó nota para dar fe de lo que allí acaecía, había oído y visto.

Pero doña Josefa en ningún momento se amedrentó. Más sin embargo, don Martín presentó una tercera prueba de preñez adulterina por parte de doña Josefa, manifestando que esta había escapado de la casa de sus padres vestida de hombre para ir a tirar con su amadísimo consorte don Javier Esparza.

Declarando don Martín que su honor había sido mancillado y que su mujer saltando paredes continuaba con sus cosas manteniendo coito con varón ajeno y con seres inferiores. Pidiendo que doña Josefa fuera depositada a perpetuidad en el Hospicio de Nuestra Señora de la Caridad en la mariana ciudad de Santiago de León de Caracas.

Según sentencia de Julio de 1.791, se dictaminó que doña Josefa fuera desterrada al pueblo de Santa Lucía en los valles del Tuy.

¿Por qué no fue recluida doña Josefa en dicho hospicio, Juvenal?

¿Cuál sería el motivo aparente, vale?

Pero lo cierto fue que doña Josefa no se quedó con los brazos cruzados; ella también era de linaje mantuano, y ella podía hablar de potestad con honor, como también de ser una esposa ofendida por su propio marido. Cinco meses después, doña Josefa apeló presentando al superior del Real Ayuntamiento de Caracas en la isla de Santo Domingo pruebas de agravios por parte de su marido en su contra.

Manifestando ella, que este mantenía relaciones extra maritales con María de la Concepción Palacios y Antonia Reyes, incesto con una hija natural y comercio ilícito con otras mujeres; preferentemente, con negras y mulatas.

Pidiendo que además se le revisasen las cicatrices que él tenía, ante presuntos males venéreos contraídos; y a su vez indicaba ella, que él también tenía relaciones con la esclava Merced y con la madre de Dolores, llamada Leona.

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Para don Martín, el amante de su mujer se las traía; ya que su esposa era una mujer de conducta depravada y adultera, motivo por el cual no puede ser comparado el delito de la mujer con la del marido en cuanto a la infidelidad se refería.

Juvenal, lo cierto es que doña Josefa apeló apoyándose en la justicia imperial y no la metieron en el Hospicio de Nuestra Señora de la Caridad, porque no hubo consentimiento del señor obispo. Lo que sí pudo haber habido fue un abuso de autoridad.

Lo interesante de este caso, fue que doña Josefa había heredado una hacienda de cacao y otros bienes, que era lo que en verdad quería cogerse don Martín Xeréz Aristigüieta y Bolívar.

Más sin embargo, el 14 de Agosto de 1.793, el Tribunal Superior en la isla de Santo Domingo procedió a darle el respectivo divorcio a doña Josefa y a don Martín, donde manifestaban que lo que había eran apetitos desenfrenados hechos de manera acostumbrada.

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Pueblo antiguo de Carayaca

Doña Josefa fue recluida en casa de uno de sus familiares y a don Martín le impusieron según competencia pública, el castigo de confesar y comulgar durante un año. Y a su vez, tenía que realizar algunas acciones de caridad en Caracas.

Pero don Martín no quedó conforme con la limosna que tenía que dar como caridad y decidió que lo encerrasen en el hospicio. Y doña Josefa terminó viviendo en una casa alquilada en el pueblo de Antímano, en la compañía de sus 3 hijos espurios.

¿Hasta en los pecados los mantuanos tenían privilegios, ja, ja, ja, Aguinagalde? Pero continuemos una vez más con los orígenes del General Manuel Carlos Piar

Gómez, El Libertador de Guayana y héroe de Chirica.

Juvenal, aquí en este puerto de La Guaira suponemos que el joven Manuel Carlos Piar Gómez por su condición de marino mercante, entre los años 1.785 y 1.797, haya visitado las islas de La Española (Santo Domingo – Haití) y Cuba y todos los pueblos adyacentes en las

costas de barlovento y sotavento, en donde llegó a tener innumerables amigos.

De esta forma comienza a conocer a muchos blancos de orilla. Todos eran de origen canario y muchas otras familias de orígenes vascos, asturianos, sevillanos y madrileños; tales como: don José María España Rodríguez, Teniente de Justicia Mayor de Macuto, y don Manuel Gual Curbelo, Capitán Retirado del Batallón de Veteranos de Caracas.

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Don José María España y Don Manuel Gual y Curbelo Mártires de la Revolución Guaireña del año 1.797

De igual forma sostuvo una gran amistad con el Sargento Lorenzo Acosta, negro liberto nativo del pueblo de Tarmas quien además era zapatero de oficio. Sosteniendo ellos, la siguiente conversación:

El joven Manuel Carlos Piar Gómez abordó al negro liberto Lorenzo Acosta, Sargento de Milicias de Pardos en el pueblo de San Joseph de Carayaca, bajo estas palabras

¿Cómo te llamas amigo? Y este le respondió:

"…Lorenzo, Lorenzo Acosta, para servirle a Dios y a usted, mi niño Piar…". Y Manuel Piar se dirigió al negro Lorenzo Acosta, de la forma siguiente:

"…Lorenzo, Lorenzo, amigo mío; te tengo mucha confianza porque he sabido por boca del barbero español don Narciso del Valle, quien era sargento de la compañía de artilleros pardos de La Guaira y está comprometido en la fuga de los conspiradores de los Cerritos de San Blas en España; ya que él te reclutó y tú le echaste bolas a la vaina en el puerto de La Guaira; cuéntame algo sobre eso Lorenzo…".

Inmediatamente, el Sargento Lorenzo Acosta contó sus relatos de esta manera:

"…Si, niño Piar; yo estoy trabajando en las fugas de don Manuel Cortés Campomanes, don Juan Bautista Pirconell y don José Lax; siempre siguiendo las instrucciones de don Narciso del Valle, ese gran barbero español amigo mío y suyo también, niño Piar…".

"…Niño Piar, yo he estado más cerca de don José María España que de don Manuel Gual, ya que la negra Josefa Rufina Acosta quien trabaja en su casa es mi prima hermana, y ella me tiene al tanto de todo lo que pasa en La Guaira…".

"…Niño Piar, en cuanto a mi compromiso en esta fuga tengo que decirle que yo ofrecí 35 milicianos negros, todos nativos de mi pueblo, Tarmas. Y también ofrecí levantar a todos los esclavos de las haciendas de sotavento, en donde creo podíamos agrupar como a 1.000 hombres…".

De pronto el Sargento Lorenzo Acosta le hizo la siguiente pregunta al joven Manuel Carlos Piar:

¿Tú crees en la libertad de todos los negros en esta Capitanía General, niño Piar?"

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Rebelión de José Leonardo Chirinos en 1.797

Respondiéndole él de esta manera:

"…Claro Lorenzo, como no voy a creer; si ustedes no tienen derecho alguno y nosotros tampoco, ya vemos como los indios pagan tributos a El Rey a quien no conocen y nunca han visto en estas tierras…".

"…Por esa vaina se alzó el negro José Leonardo Chirino en Coro con 300 esclavos e indios y en Maracaibo se levantó el sastre Francisco Xavier Pírela. Y muchos años atrás, pero muchísimos años atrás, el zambo Andrés López del Rosario, bien conocido por los lados de Yaracuy como: Andresote…".

"…Lorenzo, eso es lo que tenemos que hacer aquí nosotros, nojoda, para acabar de una vez por todas con esos mantuanos patiquines de Caracas…".

"…Caramba Lorenzo, he oído por boca de muchos esclavos en las haciendas de los mantuanos que un esclavo llamado COCOFIO en el año 1.789, había dicho que él vio con sus propios ojos un decreto real del Rey Carlos IV de España, donde les daban la libertad a todos los esclavos, pero parece que un mantuano empelucado y esclavista lo rompió, para que ustedes continúen siendo sus esclavos, pero es que todos somos unos verdaderos vasallos bajo el "Tormento Clerical Tridentino, Jesuítico y Dominico" de la Santa Madre y Apostólica Iglesia Católica…".

De pronto el Sargento Lorenzo Acosta interrumpe al joven Manuel Carlos Piar, diciéndole estas palabras:

"…Caraá niño Piar, algo así parecido oí yo por ahí, pero creo que eso lo contaba el negro luango José Caridad González; si, ese mismito negro que trajeron de África como esclavo en la isla de Curazao, ya que él siempre venía por estas tierras a arengarnos en estos líos, en busca de nuestra libertad de la esclavitud…".

"…Ese negro José del Rosario González andaba siempre acompañado del zambo

José Leonardo Chirino, por allá en Curiana o Coro en las costas de la mar abajo, sí señor, niño Piar…".

Luego el joven Manuel Piar continuando con los preparativos conspirativos, le dice esto al negro Lorenzo Acosta:

"…Lorenzo, yo creo que tú debes irte por Tarmas, Carayaca, La Florida, Uricao, Chichiriviche, Puerto Cruz, Maya, Chuao, Sepe, y Choroní, a reclutar a nuestros hermanos de castas para llevárnoslos con don Manuel y don José María. Sí así lo hacemos, vamos a echar una gran vaina, ya verás…".

En eso Lorenzo Acosta, le pregunta al joven Manuel Carlos Piar esto:

¿Sólo nosotros estamos metidos en este gran peo, Niño Piar? Y Manuel Carlos Piar, le respondió:

"…Lorenzo, Lorenzo; en esta vaina están comprometidos los mejores hombres y mujeres de estas tierras, créelo que es así, todo a su debido momento, Lorenzo. En verdad he oído decir, que la casa de don José María España Rodríguez, en la Calle San Francisco ha estado funcionando como una logia masónica secreta desde el año 1.793…".

"…Donde además de reunirse don Manuel Gual y Curbelo, también asistieron don Simón Rodríguez, Narciso del Valle, Juan Moreno y Juan Manuel del Pino, donde discutieron sobre los enciclopedistas de la ilustración francesa y Los Derechos del Hombre y El Ciudadano…".

Con claras y manifiestas influencias de algunos marinos ingleses, enmarcados dentro de los principios inmutables de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Lorenzo, nuevamente le dice al joven Manuel Carlos:

"…Mire Niño Piar, usted es tan blanco y catire como ellos, pero no piensa como ellos…".

¿Por qué usted es tan bueno con los negros, mis hermanos de sangre?

El joven Manuel Carlos Piar con mucha modestia y sinceridad le dijo al negro Lorenzo,

esto:

"…Lorenzo, Lorenzo; anda por la tierra que te vio nacer y diles a tus hermanos de casta

y a quienes creen en la libertad, que la hora de la redención se acerca, que se unan a nuestro ejército; y que recuerden siempre a sus antepasados africanos muertos en estas tierras por ser libres de todo yugo y opresión mantuana; que recuerden al negro Miguel, a José Caridad González y al zambo Andresote, tomemos las armas y marchemos hacia Caracas a acabar con esta vaina de una vez por todas, nojoda…".

"…Figúrate Lorenzo, que en estos momentos el esclavo Rafael España, quien muy pronto será un hombre libre, fue comisionado por doña Joaquina Josefa Sánchez Bastidas, la mismita esposa de don José María España, que en verdad es una mujer con guáramos, para que vaya y levante a todos los negros que trabajan en su hacienda en el pueblo de Naiguatá, y que una vez sublevados avancen sobre el puerto de La Guaira…".

"…Lorenzo, por el amor de D_os, al negro Agapito se le ordenó que levantase a los esclavos de la Hacienda Los Caracas, y a los de la familia Longa – España. Lorenzo, así que tú no estás sólo en esta empresa, échele bolas a su compromiso, nojoda; que usted es un palo de hombre, caraá…".

Viendo bien lo acaecido en La Guaira en los tiempos de la Revolución de Gual y España en 1.797. Según el historiador de origen judío sefardí don Ricardo C. Pardo, manifestó que los archivos personales del General Manuel Carlos Miguel Piar y Gómez fueron enterrados una vez que fue llevado al martirologio final en el pueblo de Angostura, el 16 de octubre de 1.817.

Don Ricardo C. Pardo dejó la hipótesis que ha dejado atónito a infinidades de

historiadores venezolanos y extranjeros sobre las justas luchas del General Manuel Piar; ya que él ha dado a conocer verazmente que el Libertador de Guayana proyectaba en los momentos finales de su apoteósica vida llena de los laureles del triunfo una vez realizada su obra magistral, la campaña de Guayana, que se cristalizó con la victoria que obtuvo ante las armas españolas en la famosa batalla de Chirica el 11 de Abril de 1.817. Justamente, en las cercanías de Puerto de Tablas en San Félix.

Hay que destacar, que el historiador Esteban Chalbaud Cardona en su obra "Anzoátegui general de infantería" sobre la batalla de San Félix, describe lo siguiente:

"…Asimismo sabía Piar por la propia experiencia adquirida en sus encuentros con Boves, que en nuestras guerras la rapidez garantiza la sorpresa, y la violencia en el ataque asegura la iniciativa: el contrario atacado de súbito y violentamente, sólo piensa en atajar el golpe, y en la confusión se torna incapaz de toda determinación. Esta era la actuación bélica de Boves, empleada por Piar en San Félix con éxito admirable…".

No hay dudas que en la lucha revolucionaria armada se dan nuevos elementos y formas de combate que nos pueden llevar a la victoria final, y que viéndolo bien desde los tiempos de nuestra primera independencia, el Comandante Ernesto "Ché" Guevara los pudo conocer a cabalidad en relación a las luchas libradas por el comandante José Tomás Boves y los generales en jefe Manuel Carlos Piar y Ezequiel Zamora, cuando el Comandante Ché lo plasmó en su obra "El Libro Verde Olivo" en su Cuarta Edición, página Nº 23, en donde sobre la interpretación de las masas en la guerra revolucionaría, nos dijo lo siguiente:

"…el guerrillero es, fundamentalmente, y antes que nada, un revolucionario agrario. Interpreta los deseos de la gran masa campesina de ser dueña de la tierra, dueña de sus medios de producción, de sus anímales, de todo aquello por lo que ha luchado durante años, de lo que constituye su vida y constituirá su cementerio…".

Y el propio Comandante Ché en la página Nº 21 para hacer realidad un ideal revolucionario en la guerra revolucionaria nos recuerda esas máximas aprendidas en el arte de la guerra irregular en esos días duros de la lucha de castas y que con el correr del tiempo se traduce en la lucha de clase, y que lo recoge de esta manera: "…Muerde y huye le llaman algunos despectivamente, y es exacto. Muerde y huye, espera, acecha, vuelve a morder y a huir y así sucesivamente, sin dar descanso al enemigo…".

Según manifestaba don Ricardo C. Pardo que el General Manuel Piar fue el artífice de la insurrección de los negros contra los blancos mantuanos oligarcas y godos en Venezuela, en común acuerdo con el General Alexander Petión, en esa entonces Presidente de la República de Haití. Ya que no podemos olvidar, que el General Manuel Piar es uno de los libertadores de ese pueblo haitiano hoy en desgracia, en donde sirvió con el grado de alférez de navío.

¿No será que el General Piar pudo interpretar mejor la lucha de castas que libraba el Comandante Boves, después de su derrota en la batalla de El Salado en las cercanías de Cumaná?

¿Qué fue lo que llevó al General Piar a ir en pro de los derechos de los más desposeídos en esos tiempos de guerra contra la España borbónica, una vez muerto Boves en Urica?

En eso, el joven Manuel Carlos Piar le manifestó al negro Lorenzo Acosta, lo siguiente: "…Mira Lorenzo, lo que más me gusta del manifiesto elaborado por don Manuel Gual y

don José María España Rodríguez, es cuando en una de sus partes, ellos dicen": ¡…Todos los

hombres son iguales por naturaleza y por la ley…!

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Rúbricas de don Manuel Gual y don José María España

Y lo mejor, es cuando esos grandes revolucionarios manifiestan: "…La Soberanía reside en el Pueblo: es una e Indivisible, Imprescriptible e Inalienable…".

"…Lorenzo…, considero que una de las cosas más importantes escritas allí, están dirigidas a aquellos grandes carajos y sinvergüenzas quienes haciendo uso de su inmenso poder viven echándole vainas a los más desposeídos que en estas tierras somos la inmensa mayoría del pueblo…".

Oye estas palabras por favor, préstale atención: "… Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es para éste, y para cada uno de sus individuos, el más sagrado e indispensable de sus deberes…".

Pero ante esto, el negro Lorenzo Acosta le dijo al joven Manuel Carlos: "…Niño Piar, yo a duras penas aprendí a leer y a escribir. Pero fíjese usted lo que dicen las ordenanzas constitucionales escritas para esta revolución por Juan Bautista Picornell y Gomilla, sobre esos grandes carajos….".

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Juan Bautista Picornell

Sobre lo dicho por el negro liberto Lorenzo Acosta, el catire Manuel Carlos Piar le hizo la siguiente pregunta:

¿A cuales grandes carajos te refieres tú, Lorenzo? Y éste le respondió, de esta manera:

"…Niño Piar, me refiero a esos grandes carajos, los curas, esos si han jodido en esta provincia, ellos son los dueños de las tierras, de muchas propiedades y grandes lotes de esclavos…".

"…Carajo, y no pueden ver a una viudita o a una persona con riquezas antes de morir, porque buscan la manera de quitarles las herencias, con eso de las indulgencias plenas…".

"…Esos bichos ensotanados, al igual que sus monjitas embatoladas, en mi pueblo, Tarmas, echaron mucha vaina. Si, niño Piar…".

¿O es qué acaso en las postrimerías del siglo XXI no siguen echando vainas esos endemoniados ensotanados?

Cuando hemos observado que los obispos y sacerdotes golpistas, fascistas y narcoterroristas olvidaron que el cristianismo en esencia está orientado en el amor hacia el prójimo y que solamente a través de la Revolución Bolivariana puede lograrse el bienestar de los excluidos y desposeídos quienes forman la gran mayoría de los venezolanos.

Cabe decir, que la jerarquía eclesiástica venezolana está estrechamente ligada al régimen de explotación, con infinidad de intereses creados, de espalda a las clases populares.

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Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria de Tarmas, año 2.005. Construida por el padre José Salvador Bello Medina en el año 1.771.

Y continuando con la historia, Manuel Carlos Piar vuelve nuevamente a preguntarle:

¿Y qué fue lo que hicieron esos bichos en tu pueblo, Lorenzo? Y el negro liberto Lorenzo, contestó muy compungidamente:

"…Niño Piar, figúrate que la Santa Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria de Tarmas la hicieron mis antepasados negros. Ellos fueron esclavos de un cura llamado Salvador José Bello Medina quien era el dueño de la Hacienda Guare y el muy zángano también era cura capellán en la iglesia de la Divina Pastora en Caracas…".

"…Niño Piar, gracias a Changó que ese muy muérgano cura de Salvador José Bello Medina, ya se murió, nojoda. Él tenía como sus setenta años, niño Piar; eso fue por allá por el año 1.780. Yo conocí a su paé y a su maé, el Capitán Juan Bello y Ana de Medina…".

"…Ellos vinieron desde el pueblo de Santa Cruz de Tenerife en las islas Canarias. Esos blancos de orillas eran dueños de muchas haciendas en Chuspa, Chuspita, Aguanegra y en Tarmas; esos curas son tan vagabundos que a lo mejor llevan a santo en los altares de nuestra

vieja iglesia a ese gran carajo, a Salvador José Bello Medina…".

"…Niño Piar, el cura Salvador José Bello Medina que de salvador de almas ná tenía ni un carajo, coño vale; en su hacienda de cacao en el sitio de Guare tenía un trapiche de caña de azúcar en donde había 50 esclavos, entre grandes y pequeños…".

"…Allí le producían a ese ensotanado bicho 35 fanegadas de buen cacao y más de 200 cargas de papelón; el oratorio de la hacienda estaba bajo la advocación de Santa Catalina y el cáliz sagrado con el cual consagraba la eucaristía era de oro puro sacado del Río Petáquire en Carayaca arriba…".

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Cáliz Sagrado de la S.I.P. de Tarmas

"…Si, niño Piar, ese sagrado cáliz fue donado por mis antepasados en el año 1.771…".

Ese cura muérgano un día en su oratorio en la hacienda de Guare, les dijo a sus esclavos estas palabras:

"…Es sabido que el negro Lorenzo Acosta los anda embochinchando por estos lares, con esas cosas de decirles a ustedes tienen que pelear por su libertad y eso es una "gravísima afrenta y ofensa a Dios…".

"…Cuidadito pues, ustedes me andan en esas cosas, porque los mando a desollar vivos o les mando a quitar la cabeza con el cola de gallo (machete)…".

"…Es mejor que ustedes se queden tranquilitos; miren que ustedes comen y tienen segura su flor de anima (caraotas negras) dos veces al día, ja, ja, ja…".

¿Qué clase de santurrón nos quería fabricar la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, niño Piar?

"…Niño Piar, ya los negros estamos hastiados que los curas nos cobren diezmos y dígame usted, los pobres indios pagando tributos a esos bandidos…".

"…Mis familiares trabajaron muy duro en la construcción de esa iglesia, cargando muchas piedras desde la Hacienda Guaricuay, cuyo dueño era el mismo cura…".

"…La verdad es que todos mis antepasados eran de origen Mandingo, eran muy grandes y fuertes y tan negros como la misma Virgen de La Candelaria, que siempre los ha alumbrado en el camino y en los momentos más arrechos de nuestras vidas…".

"…Porque la Virgen de Candelaria es Oyá o Sanya Orirí. Ella es la señora que lanza la centella y es más violenta que el Dios del fuego…".

"…Ella mata con candela. Sí, niño Piar, créalo como se lo estoy contando ahorita. Ella siempre anda con Changó y cuando no zumba un rayo mata con trueno…".

"…Porque Changó le teme, porque él camina por todos los cielos del mundo con Oyá.

Por eso es que todos los negros de estas costas están protegidos. Sí, niño Piar…".

"…Niño Piar, pero hay que ver que los indios y zambos del pueblo de Tarmas se creyeron el cuento ese, de que la iglesia y qué la construyó el mismísimo Diablo…".

¿Usted va a creer que esa vaina es verdad, niño Piar?

"…No, no fue así, porque quienes se jodieron en su construcción fueron los esclavos de ese muy muérgano cura. Él siempre abusó de los esclavos, indios y pardos porque era un tremendo "jala mecate" del Obispo Mariano Martí y Estadella, quien era más flojo que el carajo…".

"…Ya que él se lo pasó durante su reinado cambimbeando y paseando del timbo al tambo por todas estas provincias, sin hacer un coño…".

"…Niño Piar, los curas, prelados, monjes, frailes y clérigos, son unos troncos de flojos, pajuos, mantenidos y bandidos. Muchos de ellos dan el rabo y algunos hasta tienen hijos de todas clases…".

"…Fíjese niño Piar; que esos bichos ensotanados hasta las patas, según el negro Onofre, parece que oyó a uno de esos bichos decir, que en esa iglesiota grandotota que tienen allá en Caracas, donde solo van ellos con sus gandules grandes ladrones de cacao y sus mujeres amantilladas, y que le pusieron una vaina en el piso, a la tumba de ese obispo que ellos llaman Martí…".

El joven Piar le contestó a Lorenzo de esta manera:

Carajo Lorenzo, viéndolo bien, tú como que tienes mucha razón con lo que estás diciendo, vale. Yo creo que en una escapadita que me di por la Catedral en Caracas en una de sus capillas, en una losa que está en el piso había unas letras que decían así:

"Sepulcro. Yllmo Sr Dr Dn Mariano Martí. Dignísimo Obispo de esta Santa Iglesia de Caracas. a donde fue promovido de la de Puerto Rico en el año 1770. Descanzó placidísimamente en paz el día 2 de febrero a los 72 años de su edad, a los 31 de su consagración episcopal y a los 22 de su poseción de esta silla. Visitó personalmente toda su prima Diócesis. Practicó con igual fervor y con summos trabajos, y fatiga la visita de todos los lugares de este obispado inclusive los dismembrados en el espacio de 13 años. Amante, Benigno, Liberal, Político, Religioso, devoto qual Santo aclamado al clero y al pueblo, será eterna su memoria".

El sargento Lorenzo Acosta impresionado por las palabras del joven Manuel Piar, le riposta con estas palabras:

"…Carajo, niño Piar; ese Obispo Martí en verdad era un tremendo bicho ensotanado. El gran carajo murió justamente el día de la Virgen de Candelaria y a los 72 años; esa vaina tiene que ver con la fecha en que vino al pueblo de Tarmas…".

"…Yo creo que nuestra Virgen de Candelaria no recibió a ese bicho en cementerio alguno, y seguro estoy que su tumba desaparecerá por muchos años, en dónde nadie sabrá en donde está sepultado; y cuando lo encuentren allí estará un tarmeño quién podrá ver su tumba en donde esos bastardos curas lo hayan enterrado…".

El joven Manuel Piar le respondió al sargento Lorenzo Acosta con estas palabras: Guá Lorenzo: ¿Es eso un presagio?

Y él le contestó:

"…No, Niño Piar. Seguro estoy yo, que allí en el tiempo estará un tarmeño viendo

cuando saquen esos huesos de ese miserable Obispo Mariano Martí, quién apellidó a sus esclavizados con el apellido Bello, como si nos estuviera carimbando con el fuego de sus hierros en nuestros cuerpos; haciéndole ver a los indígenas tarmeños que nosotros somos hijos del propio Mandinga…".

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Manuel Carlos Piar y Gómez

"…Coño niño Piar; esa guebonada de que era un obispo amantísimo, benigno, liberal, político, religioso y devoto; bueno, algunas de esas cosas son mamaguebadas, lo que más tenía ese carajo era de político que de religioso mismo; de benigno no tenía un coño, ya que le gustaba tener sus esclavitos sentimentales a escondidas ojala Dios lo haya mandado a las pailas del mismísimo infierno…".

El afro-descendiente Lorenzo Acosta le manifestó al joven Manuel Piar lo siguiente: "…Caraá, Manuel Carlos; en esos "curatos" esclavizaron a nuestros antepasados

africanos por muchísimos años y aún siguen esclavizando a nuestra gente, para que se le produjera a esos miserables curas y hacendados perlas marinas, café, cacao, añil, ganado, tabaco, hato y trabajo domestico, como hasta hoy nos siguen echando vainas y jodiendo…".

Al cura Salvador José Bello Medina en sus sinverguenzuras lo apoyaban el padre Antonio José Callejón y Vélez quién era el sacerdote titular en las iglesias de Carayaca y Tarmas desde el 4 de Agosto de 1.766. Estando a su vez asistido por sus curas lugartenientes don Juan José de la Mota y fray Gabriel Vicente de Ávila en 1.770.

El fue ayudado por don Juan José Zuleta en 1.771. Teniendo luego como acompañante en sus faenas a don Bernardo María, entre 1.772 y 1.773.

"…Niño Piar, si usted quiere confirmar si esta vaina que le he dicho es verdad. Yo hablé en el pueblo de Carayaca con el indio tarmeño Juan Inocencio Tortoza quién es casado con María Josefa Rangel…".

"…Ellos tienen 4 hijos y viven arrimados en la casa de Francisco de La Riva en la calle

de la "Encarnación de los Hijos de Dios; muy cerca de su pariente el indio Miguel Tortoza, marido de Ana Jaira; pá que le digan las vainas como son…".

"…Caraá niño Piar, esa Tortozera de Tarmas y Carayaca tienen como santo patrón a

San Ambrosio…".

Manuel Piar, al oír esas palabras de Lorenzo le preguntó:

¿Cómo es esa vaina, que por los lados de tú tierra Tarmas, hay perlas, Lorenzo? Y Lorenzo le contestó con estas palabras:

"…Claro que las hay, Manuel Carlos. Por allá tenemos un paraje llamado Curiana que en lengua tarmeña significa: "Tierra del rescate de las perlas…".

Y también hay otro sitio conocido como Sepe que significa: "Guerrero valiente". Pero las perlas se las han llevado todita esos curas macilentos de la gordura que tienen, que casi ya no pueden caminar.

Pero Manuel Carlos Piar le recordó al Sargento Lorenzo Acosta la lectura de las Ordenanzas y sobre ese tema al respecto le dijo lo siguiente:

¡Lorenzo, esta parte de la ordenanza es muy buena, vamos a leerla, pues! Y procedieron a darle lectura:

"…Todos los Eclesiásticos, Iglesias y Comunidades de Religiosas y Religiosos gozarán sus rentas como antes de la Revolución; pero sí cualquiera contra las Divinas Doctrinas del Evangelio y Sagrados Libros, predicase, exhortase, difundiere papeles e hiciere otros actos contra la felicidad general, despojándose de su carácter de ministro espiritual para hacerse un defensor de la Tiranía, será tratado como un traidor de la patria y castigado con el rigor de las leyes…".

Mira Juvenal, si muy detenidamente recordamos los hechos pasados de la historia patria, tú como nacido en Guayana debes recordar que el General Manuel Carlos Piar cuando hizo la campaña libertadora de Guayana librando la batalla de San Félix en la mesa de Chirica en 1.817, recordarás claramente que a esos godos realistas y muy muérganos ensotanados habladores de pendejadas los mandó para el otro lado, o sea para el mismísimo infierno, vale.

Debes recordar, que esas cosas acaecieron por allá en las Misiones del Caroní, en el paso de Caruachi. Mejor dicho, los fusiló y era que esos carajos estaban echando mucha vaina desde hacía tres centurias atrás cuando llegaron a estas tierras con su "extraña invasión pacífica" a través de la CRUZ.

Violentándola con las torturas impuestas por el Santo Oficio del Tribunal de la Inquisición. Males y prácticas estas que aún persisten en los cuerpos militares y policiales de nuestro pedevesiaco pobre país rico.

Juvenal, es tan así que el 7 de Mayo de 1.817, esos 22 misioneros capuchinos fueron degollados dentro del templo de la misión que había en el pueblo de San Ramón de Caruachi.

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Teniente Coronel Jacinto Lara Meléndez

La orden fue ejecutada cabalmente por el Teniente Coronel Jacinto Lara Meléndez y el Capitán Juan de Dios Monzón; quienes siguiendo instrucciones emanadas desde el Cuartel General reemplazaron en el mando político y militar de Caruachi al oficial piarista Capitán Juan Guerrero.

En esa acción sobrevivieron los misioneros catalanes Serafín de Arenys, Hilarión de

Matesó y Nicolás de Vich. Pero continuemos con este nuestro histórico relato.

Juvenal, lo que nadie comenta es que el tercer Obispo de Guayana S.S.I. José Ventura Cabello, natural de Cádiz en España, andaba en sus afanes conspirativos en contra de las fuerzas que comandaba el impertérrito General Manuel Piar en la Campaña de Guayana; ya que esa provincia estaba en manos de las fuerzas realistas al mando del Mariscal Miguel de la Torre y Pando.

La incitación en contra de las tropas del General Piar se hizo extensiva a las misiones y a los poblados que las circundaban con la clara y manifiesta intención de que enfrentaran la ocupación de Guayana por parte de las fuerzas piaristas al precio de lo que fuera.

Ese obispo había sucedido en la vacante del obispado de Guayana a S.S.I. José Antonio García Mohedano, quién casi llegó a ser cura propio del pueblo de Nuestra Señora de Candelaria de Tarmas en 1.785.

Allá la situación se les puso difícil a los frailes capuchinos, ya que entre los meses de Febrero y Marzo de 1.817, el General Piar tenía en sus manos y bajo su control todas las misiones del Caroní.

Cabe destacar, que el fraile catalán Serafín de Arenys logra evadirse de la misión que estaba en el pueblo de la Purísima Concepción del Caroní huyendo del fusilamiento masivo que se les hizo a sus 41 hermanos conspiradores amparados bajo la sotana clerical del Santo Oficio de la Inquisición.

Motivo de la muerte

Observación

08

Murieron a causa de una epidemia en Marzo de 1.817.

Cuando Angostura estaba en manos realistas. Entre ellos murió el padre prefecto fray Fulgencio de Barcelona.

04

Murieron a causa de enfermedades en las Misiones.

Eran prisioneros del General Manuel Piar.

20

Fueron ejecutados en la Misión de Caruachi.

Por órdenes del General Manuel Piar.

02

Murieron de muerte natural.

Fueron apresados por las fuerzas del General Manuel Piar en las bocas del Río Orinoco.

07

Lograron pasaporte para regresar a su patria, España.

Les fueron otorgados en el mes de Octubre de 1.817, a través del Libertador Simón Bolívar y el Almirante Luís Brión.

Los frailes que regresaron a su tierra fueron Serafín de Arenys y Nicolás de Vich.

Mientras que el fugitivo Obispo José Ventura Castillo falleció en la desembocadura del Río Orinoco el 21 de Agosto de 1.817.

¿Pero qué extraño que en Octubre de 1.817, algunos frailes consiguieran pasaporte y de esa manera fuera fusilado el General en Jefe Manuel Carlos Piar y Gómez en Angostura?

¿Qué fue lo que allí pasó realmente?

¿No sería que el Libertador Simón Bolívar fuera convencido por esos bastados para que más luego fusilaran al héroe de San Félix?

¿Qué misteriosa muerte la del General Manuel Piar?

¿Por qué tanta intriga entre sus acusadores y ejecutores?

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Virgen de La Candelaria de Tarmas

¿Por qué tanto odio del Libertador Simón Bolívar en su contra?

Aguinagalde, aquí en mi tierra natal, en verdad el negro liberto Lorenzo Acosta estaba algo intrigado sobre los últimos disturbios suscitados en la región de Carayaca y en sus alrededores en esos tiempos coloniales. Sin embargo, él alertó al joven Manuel Carlos Piar sobre lo siguiente:

"…Niño Piar, por allá por el pueblo de San Joseph de Carayaca hay un perverso y malvado hacendado. Por cierto mi niño, ese chivo arrecho es un blanco de orilla y quién cristianamente el muy condenado se hace llamar don Gabriel José Tadino…".

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Virgen de la Candelaria de Tarmas

"…Niño Piar, dicen por allí las buenas lenguas, que ese bicharango y que le escribió al gobernador sobre las cosas que estaban pasando por allá…".

"…Hablando el muy pajuo ese, de que había que joder a todos los negros, zambos, y coyotes de esos vecindarios, porque son muy levantiscos y atentan en contra de la autoridad del Rey en estas tierras. Con ese gran carajo hay que tener mucho cuidado, niño Piar…".

Y de pronto el Sargento Lorenzo Acosta sacó de su macuto una hoja que contenía una oración a la Virgen de la Candelaria y entregándosela al joven Manuel Carlos Piar, le dijo:

"…Niño Piar, te doy esta oración de mi virgencita negra pá que la lleve siempre contigo, pá que en las buenas y en las malas la rece pá que todo te salga bien, niño Piar…".

El joven Carlos Manuel Piar tomó tan sagrada oración y le dijo al negro Lorenzo Acosta: "…Lorenzo, estas letras las llevaré siempre apegada a mi corazón y puedes estar

seguro que siempre la rezaré en donde me encuentre, pero ahorita quiero leerla vale…".

"Oración a la Virgen de la Candelaria" "Oh Dulcísima Virgen de la Candelaria Por los méritos de la maternidad divina

Por tu compasivo amor a nosotros los pecadores Líbrame por favor de los pecados graves de la tentación Aleja a mis enemigos,

Aparta a los malos vecinos Ocúltame de los que me quieren hacer mal Líbrame madre de los peligros en los viajes,

De las balas enemigas, del puñal o del cuchillo de los asesinos, De la lengua de los que murmuran y calumnian,

De las manos de los ladrones.

Favoréceme de las graves enfermedades

De los animales ponzoñosos, de las tempestades y de los rayos, Socórreme el pan de cada día y líbrame del hambre, la sed,

La peste, la tristeza, la muerte repentina y de todo

Y por todo los dolores que experimentáis al contemplar

A tu divino hijo exánime en tus brazos concédeme, os lo pido, Una santa muerte y no permitas que mi alma

Vaya a los infiernos

Y cuando esté en el purgatorio baja pronto a aliviarme

Y llévame al cielo a gozar eternamente en tu feliz compañía".

El Sargento Lorenzo Acosta cumpliendo con el mandato de Manuel Carlos Piar se fue a reclutar a los hombres y mujeres necesarios para alistarlos en el ejército del pueblo en armas al mando de don Manuel Gual y Curbelo y don José María España y Rodríguez.

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Plano del Puerto de La Guaira en el año 1.797

Pero en los meses, semanas y días previos a la conspiración, varios presos españoles miembros de la francmasonería comprometidos en la conspiración de los Cerrillos de San Blas en España habían sido traídos como reos de la corona española a los castillos de La Guaira y Puerto Cabello, adonde arribaron entre los meses de Diciembre y Abril de los años 1.796 y 1.797.

Aguinagalde, como estaría la vaina tan delicada en el Reino de España, que esos patriotas españoles llegaron a la Capitanía General de Venezuela en la siguiente forma: del puerto de La Coruña partió el barco correo "La Golondrina", capitaneada por don Pedro del Barco, donde venía el masón y libre pensador español don Juan Bautista Pirconell y Gomilla como prisionero de la corona española, arribando al puerto de La Guaira el 3 de Diciembre de 1.796, con destino a encierro perpetuo al Castillo de Portobelo en Panamá; pero el reo se encontraba muy enfermo y tuvieron que encerrarlo en una de las bóvedas de La Guaira.

El reo Sebastián Andrés arribó en el bergantín correo "El Pájaro" capitaneado por don Juan José de Murrieta quién como reo de estado de la corona española iba con destino a las mazmorras del Castillo de Puerto Cabello; y el reo José Lax venía en el bergantín correo "Lanzarote".

Caramba vale, esos valientes grandes carajos fueron recluidos a prisión en el Castillo de San Carlos; destacándose entre ellos: Juan Bautista Picornell y Gomilla, Manuel Cortés Campomanes, José Lax, Bernardo Garaza, Juan Manzanares, Juan Pons Izquierdo, Joaquín Villalba y Sebastián Andrés.

La Revolución de Gual y España era ya un hecho más en la historia de Venezuela y de América en su conjunto.

Juvenal, a veces nunca nos falta Dios, y esos presos estaban comprometidos con la conspiración que se gestaba en este puerto; es tan así, que la conspiración de Gual y España es la mejor que se haya concebido en toda la historia de Venezuela, incluyendo a las que hubieron a lo largo del Siglo XX en este país y que tenía ramificaciones en España con "los alzados de San Blas".

Es tan así que la fuga de esos revolucionarios españoles se dio gracias a la

colaboración que les prestó don Alejo Landaeta, Sargento 2ºy plaza del Batallón de Pardos acantonado en ese puerto.

Después de la fuga don José María España Rodríguez se reunió con los diez ex- presidiarios españoles en el sitio cercano al pozo de Quita Calzón, Río Arriba en La Guaira; tomándole el debido juramento de fidelidad y conduciendo el acto masónicamente con la mayor seguridad posible, se dieron los fraternales abrazos comprometiéndose los presentes por llevar a feliz término hasta la muerte si les era posible, la empresa donde estaban comprometidos.

Luego entonaron un estribillo que decía así:

"Viva nuestro pueblo, Viva la igualdad, La ley, la justicia

Y la libertad"

Y doña Joaquina Josefa Sánchez Bastidas de España, dijo:

"Sí…, luchemos unidos todos Por la libertad del país"

Y luego les recordó:

Nuestra consigna es: "Viva el Pueblo Soberano".

Luego al unísono cantaron las dos primeras estrofas de "La Carmañola Americana", que tenían casi el carácter de himno masónico hecho en la ciudad de Bayona en Francia y en la Respetable Logia de los Extranjeros Reunidos y que textualmente decía así:

Copla

"Yo que soy un sin camisa Un baile tengo que dar, Y en lugar de guitarras

Cañones sonarán"

Estribillo

"Bailen los sin camisas Y viva el son, y viva el son,

Bailen los sin camisas Y viva el son del cañón"

"Mira Juvenal, que cosas nos depara la historia, tal vez tú no sabías que uno de los ideólogos de esa conspiración fue el maestro Simón Rodríguez. Si vale, ese quien llegó a ser maestro del Libertador Simón Bolívar".

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Don Simón Narciso Carreño Rodríguez El Maestro del Libertador Simón Bolívar

"Figúrate, que en una reunión clandestina que se dio en el cerro de San Gerónimo de El Colorado en La Guaira, el joven Manuel Carlos Piar vio en la misma al maestro Simón Rodríguez, quién era el presidente de la mismita vaina que íbamos a echar. Allí fue donde se conocieron estos dos grandes e inolvidables venezolanos".

Manuel Carlos Piar se quedó sorprendido cuando en una de las intervenciones de don

Simón Rodríguez le oyó decir estas palabras:

"…Apreciados amigos y revolucionarios comprometidos en esta gran jornada de liberación patria; he aquí nuestra bandera, como verán es una escarapela cuatricoloreada, donde se ven los colores blanco, azul, amarillo y encarnado; los cuales representan los colores de las castas que dirigen esta revolución; pardos, negros, blancos e indios…".

"…Además, están allí presentes las cuatro provincias que de ahora en adelante le darán vida a la nación venezolana; he allí las provincias de Caracas, Cumaná, Maracaibo y Guayana y recuerden siempre que allí están manifiestos los cuatro Derechos Fundamentales del Hombre y el Ciudadano, tales como: Igualdad, Libertad, Propiedad y Seguridad".

Y con un tono que estremeció a la sala y a las conciencias de los conjurados allí presentes, don Simón Narciso Carreño Rodríguez, convencido de lo que decía y con una gran euforia, les dijo:

"…Carajo, hoy hemos pensado en una revolución distinta a la Revolución Francesa, donde en verdad se respeten los derechos de Libertad, Igualdad, Propiedad y Seguridad como derechos legítimos del hombre y el ciudadano que son; hay que comenzar a preparar a la gente para enseñarles a ser verdaderos ciudadanos…".

Y lo más resaltante fue cuando el maestro Simón Rodríguez, dijo:

¿Hasta cuando los mantuanos y los españoles peninsulares van a seguir echando vainas en estas tierras, nojoó?

"…Esos grandes carajos, son los dueños del poder político, religioso y económico en esta capitanía general…".

¿Hasta cuándo soportaremos sus discriminaciones raciales? Y muy emocionado y enfáticamente dijo:

"…Hermanos, tenemos que impulsar primero los cambios políticos, si queremos que sean posibles los cambios culturales y educativos en estas tierras…".

"…Preparémonos para dar al traste con esos enemigos de nuestro avasallado pueblo, ha llegado la hora de la redención, no tenemos más tiempo que perder…".

¡D_os protege nuestra causa, – El dirige nuestro brazo!

¡Viva el amor a la patria! ¡Viva la libertad!

¡Perezcan los tiranos,- y el despotismo real!

Juvenal, hubo un momento, que en las conversaciones que sostenían el maestro Simón Rodríguez y don Manuel Gual y Curbelo, el primero le decía al segundo estas palabras:

Manuel: ¿Cómo yo no me voy a meter en estas vainas, vale?

"…Quiero decirte que yo soy hijo de un maldito cura caraqueño llamado Alejandro

Carreño, ya que ese carajo solía todas las tardes visitar a mi madre, a Rosalía Rodríguez, quién era hermana del cura José Antonio Rodríguez."

"…Pero ellos en verdad no querían que se supiera que mi madre había tenido dos hijos de un maldito cura y optaron por llamar al asqueroso obispo Mariano Martí y Estadella quién aceptaba todas esas guebonadas que hacían sus subordinados en esa santa iglesia que él dirige en este obispado…".

El problema verdadero era que por esa vaina se podía formar un escándalo del quinto infierno en Caracas. Bueno, ellos le prepararon un matrimonio a mi madre y nos entregaron a mi padre, el cura Alejandro Carreño. Con el correr de los años yo le pregunté a ese miserable sacerdote lo siguiente:

Padre Carreño: ¿Es usted mi verdadero padre? Y el muy muérgano me dijo:

¡No mijo, no diga esas cosas, mire que esas son puras tonterías, que hablan los habladores de paja en Altagracia!

Esos carajos Juvenal nunca han aceptado a los hijos que han tenido extra matrimonialmente y ellos en parte son responsables de que los hechos históricos cambien la historia de Venezuela, que solo tienen que ser escrita por el pueblo y no por esa cuerda de entupidos que solo viven de las crónicas embusteras que ellos escriben.

Juvenal, en los días previos a la conspiración, don José María España Rodríguez siguiendo instrucciones de don Manuel Gual y Curbelo llamó a los conjurados para darle las instrucciones y responsabilidades debidas en este compromiso revolucionario.

La cual se dio clandestinamente en su casa de La Guaira, estando entre los invitados el Sargento Lorenzo Acosta, quizás el guerrero tarmero más inmortal de su época y tiempo; a quién en un previo de la cita, don José María España le dijo estas palabras:

"…Coño Lorenzo, tú estás aquí porque te tenemos una gran confianza y creemos en tu decisión de luchar por la libertad de tus hermanos de raza; sé que tú tienes relevancia en los esclavos de Macuto, Naiguatá y Los Caracas, como los de las costas de sotavento…".

"…Lorenzo, tú tienes una gran responsabilidad en estos momentos y te vamos a dar las instrucciones debidas, en la cual esperamos las acate y obedezcas…".

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Teniente de Justicia Don José María España y Rodríguez Mártir en La Guaira de la Revolución de 1.797

En eso tomó la palabra el Sargento Lorenzo Acosta, y con modestia aparte le dijo estas

palabras a su paisano y amigo:

"…Don José María, usted pá mí es como un paé, tenga la seguridad que nunca lo traicionaré y que sabré cumplir su mandato y órdenes; diga lo que tengo que hacer pá ponerme en marcha agorita mismo…".

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Bandera de Gual y España en 1.797 La Primera Bandera Nacional

Nuevamente, don José María España, le giró las siguientes instrucciones:

Lorenzo, tú eres sargento de las milicias de pardos en el pueblo de San Joseph de Carayaca, y tienes la responsabilidad de alzar a los indios, mulatos, zambos, mestizos, esclavos y negros libertos de Tarmas, Chichiriviche y Uricao, a fin de movilizar esos contingentes para el día 15 de este mes de Julio. Usted no me puede fallar en esta gran tarea, así que póngase en contacto con don Narciso del Valle, quien le dirá lo que tiene que hacer.

El sargento Lorenzo Acosta respondió con estas palabras: "Gracias don José María, por la confianza que usted tiene depositado en mí, y desde estos momentos quedo a disposición de mi amigo el barbero don Narciso del Valle".

En una sala adyacente se reunieron el barbero Narciso del Valle y el zapatero Lorenzo Acosta, en donde recibió estas instrucciones.

Lorenzo, toma estos 25 pesos para que brindes a los reclutas: carajo vale…, tú tienes que armar a tus hombres con los fusiles de la guarnición de Carayaca; y con los sables, machetes, escopetas y cuchillos que pudieran conseguir en el pueblo y en las haciendas de su jurisdicción.

Lorenzo, con tú gente tienes que trasladarte a Maiquetía en la noche del día 15, eso sí, tienes que esperar la orden debida para que puedas avanzar hacia La Guaira o de subir a Caracas a pegarle fuego al almacén de La Pólvora.

De inmediato, Lorenzo Acosta le preguntó a Narciso del Valle, lo siguiente: ¿Cuándo y cómo voy a saber cuándo debo hacer eso, Narciso?

Y Narciso del Valle, le respondió esto:

Lorenzo, Lorenzo; préstame atención sobre lo que voy a decirte; eso se te avisará con una señal de cohete, el cual será disparado desde El Salto o La Cumbre, en tu marcha hacia Maiquetía debe alertar a cualquier grupo armado que encuentres en el camino, con el siguiente Santo y Seña: ¿Quién vive?

Y la contestación que te tienen que dar es: ¡La República!

Después debes responder: "España" o "El Rey"

La repuesta que tiene que darle Lorenzo es una descarga cerrada de plomo y sin

contemplación alguna".

Ante esto, el negro Lorenzo Acosta le dijo:

Narciso, yo voy a comprometer en esta vaina a mi primo Nicolás de León, alias "Crocquer" quien es Subteniente de la Compañía de Granaderos del Batallón de Pardos, frente al Convento de las Putísimas Madres Concepciones en la ciudad de Caracas y quien está muy unido a don Manuel Gual y Curbelo, hijo del siempre recordado don Matheo Gual y Pueyo, Teniente Coronel del Ejército de Su Majestad Católica.

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Capitán don Manuel Gual y Curbelo Mártir de la Revolución de Gual y España

"…El mismo que derrotó a los ingleses en este puerto, hace algunos años atrás…". De pronto se oyó el sonar de un pájaro, cantando sonoramente su maléfico cantar:

¡Aguaita caminos, aguaita camino, aguaita camino!

En eso al negro Lorenzo Acosta se le escalofrío la piel y con mucho temor le dijo al barbero Narciso del Valle, su pesar y estas agoreras palabras.

"…Narciso, Narciso; al oír el canto del Aguaita Camino se me ha metido en la cabeza un mal presagio, porque creo que en la vaina en que estamos metidos se nos va a caer, Narciso…".

De inmediato, el barbero Narciso del Valle, le pregunta:

¿Dime el por qué de ese presagio, Lorenzo?

Y el negro Lorenzo Acosta, le respondió de esta manera:

"…Guá pues, Narciso; se ve que no conoce los espíritus de los anímales; cuando el Aguaita Camino canta trae muy malas noticias; yo sé que tu no crees en lo que te estoy diciendo agorita Narciso, lo sé y lo siento así; créelo que es así, mi caro amigo…".

"…Narciso, tus instrucciones así se harán y se cumplirán, te lo promete tu hermano del alma, hasta pronto, que ya marcho hacia Carayaca por el camino de Catia a Mar, pasando por Mamo y subiendo por el Pozo hasta llegar a mi destino. Suerte amigo, que pronto liberaremos a estos pueblos de sus opresores…".

Pero los oídos de la traición estaban al acecho y oían con detenimiento las palabras de los conjurados en tan gloriosa empresa por la real emancipación de Venezuela; ya que una esclava fue a casa de un jefe militar del cantón La Guaira, contribuyendo en sus ademanes a develar la conspiración.

¿Y sabes tú que pasó el 13 de Julio de 1.797, Juvenal? Y este respondió: "…No, maestro Sánchez…".

¿Dígame usted, que pasó realmente ese día?

Bueno Juvenal, la vaina se descubrió, ya que el Capitán General y Mariscal de Campo Pedro Carbonell Pinto Vigo y Larrea en su condición de Presidente de la Real Audiencia de Caracas giró instrucciones precisas al comandante de la plaza de La Guaira y a sus alrededores, y fue así como comenzaron a buscar a todos los comprometidos en la conspiración, la orden del día era asesinarlos a todos, a como diera lugar y donde se encontraran.

Carajo vale, los mantuanos de La Guaira y Caracas se pusieron al acecho. Ellos no creían lo que estaba pasando, que en estas provincias se hablara de revolución era algo increíble, pero así eran las cosas, esa era una verdad tangible y muy cierta, Juvenal.

Figúrate como son las vainas que don Andrés López y Chávez quién era comandante de Justicia Mayor de La Guaira dictó auto de detención a todos los reos fugados y a todos los comprometidos en tan magna conspiración en contra de la monarquía borbónica en estas colonias españolas de ultramar. Pero lo curioso de todo esto fue que entre los escapados estaba un reo preso por homicidio, su nombre era Joseph Tux.

Don Sebastián Andrés fue capturado el 15 de Julio de 1.797, siendo conminado a los calabozos del cuartel del batallón de veteranos al mando del mantuano don Joaquín de Zubillaga.

Los grandes cacaos y manflóricos de Caracas estaban preocupados por las andanzas del neogranadino don Antonio Nariño por estas tierras, ya que él se había fugado de una prisión española en Madrid y traía recomendaciones e instrucciones del precursor y General Sebastián Francisco Prudencio de Miranda y Rodríguez.

Don Manuel Gual y Curbelo llegó al pueblo de La Guaira a reunirse con los conjurados el 17 de Julio de 1.797. Después de burlar a sus perseguidores, desde su hacienda en el pueblo de Santa Lucía, pasando por la ciudad de Caracas y remontando El Salto llegó al Hoyo de la Cumbre, bajando al litoral guaireño pasó a la Hacienda de Guanape, en donde hoy día se encuentra el Hospital José María Vargas de La Guaira, y allí preguntó lo siguiente:

¿En dónde está el Sargento Lorenzo Acosta?

Y los conspiradores presentes, le contestaron: "…Don Manuel, aún no hemos podido establecer contactos con él en Carayaca…".

Juvenal, de esta manera fue como don Simón Rodríguez salió huyendo hacia Estados Unidos de América (USA) acompañado por don Juan Bautista Pirconell y Gomilla; don Manuel Gual y Curbelo, y don José María España Rodríguez salieron hacia la isla de Curazao conducidos por el marino Antonio Ojeda; hospedándose en la casa de la mulata María Isabel Gómez Quemp quien fungía como la madre del joven Manuel Carlos Piar Gómez.

El negro Lorenzo Acosta fue capturado en las montañas de Chichiriviche, cerca del pueblo de Tarmas, debido a la delación que sobre él hizo don Josef Patricio Poleo, Teniente de Milicias Urbanas del pueblo de San Joseph de Carayaca; ya que por su cabeza, el Real Ayuntamiento de Caracas presidido por quien fuera después un ilustre patriota, en este caso don Francisco Silvestre Espejo Caamaño, ofreció la recompensa de 1.000 pesos por su captura.

Don Josef Patricio Poleo en su delación hecha ante el escribano publico realista don Diego María Mérida, después firmante de nuestra acta de independencia en 1.811, manifiesta el 12 de Agosto de 1.797, en donde el negro liberto y Sargento Lorenzo Acosta, agente revolucionario de Carayaca y jefe de la facción de sotavento, 20 días después de haber sido develada la conspiración de Gual y España fue visto merodeando por el pueblo de San Joseph de Carayaca en una actitud sospechosa y en estado de ebriedad.

Luego lo vieron visitando a sus familiares, amigos, allegados y comprometidos en esa

conmoción política en su pueblo natal de Nuestra Señora de la Candelaria de Tarmas, y al subsiguiente día bajando hacía el pueblo de San Sebastián de Maiquetía se encontró con un hombre de raza negra llamado Chepito, zapatero de oficio con quien intercambió algunas palabras manifestándole que en La Guaira había un conato de insurrección popular de grandes alcances en esta capitanía general.

Ahora bien, el Sargento Lorenzo Acosta fue delatado propiamente dicho por don Joaquín Blanco; quien fuera de los gastos de la aprehensión del negro Lorenzo Acosta llegó a cobrar la bicoca de 1.000 pesos por la recompensa. Y este a su vez lo denunció ante don Josef Patricio Poleo, Teniente de Milicias Urbanas de Carayaca con residencia en el pueblo de La Guaira. Finalmente, Lorenzo Acosta a los pocos días fue hecho preso entre las montañas de Chichiriviche y Uricao.

El Sargento Lorenzo Acosta persistió hasta lo último en sus afanes libertarios, siendo leal a las ideas propagadas por don Manuel Gual y Curbelo y don José María España Rodríguez; resistiendo hasta el final al lado del Sargento José Rusiñol, el barbero Narciso del Valle, el Cabo Agustín Serrano y los soldados José Manuel del Pino y Juan Moreu.

El Sargento Lorenzo Acosta fue conminado a prisión y a trabajo forzado por cinco años en las bóvedas del castillo de San Juan de Puerto Rico, pena esta, que le fue aumentada por El Rey, en cinco años más de presidio, imponiéndosele la pena además, el derecho de no regresar nunca más por estas provincias, so pena de muerte.

Ante tales eventos conspirativos, el joven Manuel Carlos Piar tuvo que huir hacia la isla de Curazao. Así fue como terminó la revolución de estos próceres venezolanos en su época y tiempo.

La conspiración de Gual y España en parte se descubrió debido a que el barbero Juan José Chirinos, quien solía afeitar al aragonés don Manuel Montesinos y Rico, le oyó hablar de los hechos que iban a sucederse en esos días y este vagabundo se oficio, se fue a la casa del Dr. Juan Vicente Echeverría, quién muy someramente se lo informó al Capitán General en la ciudad de Caracas.

Juvenal, pero es que los Aristigüieta estaban metido en todas las vainas que atentasen en contra de sus propios intereses; en esos días, uno de esos perros mantuano, tenía el cargo de Oidor de la Real Audiencia de Caracas, haciéndose llamar ese gañir como don José Bernardo de Aristigüieta y Serraide, quien en una calurosa mañana guaireña fue a visitar a su amigo Manuel Montesinos y Rico, el cual estaba casado con doña María Manuela Otamendi; siendo a su vez hermano de don José "El Sordo" y don Joaquín; para contactar si estaba allí, procedió a tocarle la puerta de la casa: "Tum…, Tum…, Tum…."

Y desde el interior de tan solariega casa, una voz muy femenina, preguntó:

¿Quién es?

¿Dé su nombre por favor?

Respondiendo el visitante, bajo estas sus palabras: "…Soy don José Bernardo de

Aristigüieta, Oidor del Gobernador y del Ayuntamiento, amigo de la familia y gente de paz…".

La joven esposa de don Manuel Montesinos y Rico oyendo las palabras del ilustre visitante, corrió hacía el comedor de la casa y le dijo a su señor esposo:

"…Manuel, en la puerta de la casa se encuentra don José Bernardo de Aristigüieta y desea hablar con usted…".

Y este le respondió a su bella y adorada esposa estas palabras: ¿y qué querrá hablar conmigo don José Bernardo de Aristigüieta?

"…Hazlo pasar mija, no lo hagas esperar…".

Una vez dentro de la casa, en ese inolvidable día 12 de Julio de 1.797, don José Bernardo vio unos extraños documentos que por descuido don Manuel Montesinos y Rico,

hermano de don José Montesinos y Rico, llamado "El Sordo", había dejado en la biblioteca. Lugar este en donde hablaban amigablemente. Pero en uno de esos momentos, don José le pidió a don Manuel Montesinos y Rico que le obsequiase una taza de buen café.

Y mientras este iba a la cocina a ordenar que le sirviesen la misma, don José Bernardo de Aristigüieta se apropió de más de 40 páginas, donde estaban escritas las ordenanzas de la Revolución de Gual y España, y sobre quienes estaban comprometidos en la misma.

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Pueblo antiguo de San Francisco de Asís de Naiguatá (año 1.900)

Primeramente, don José Bernardo de Aristigüieta fue con el chisme al obispo en la Catedral de Caracas, don fray Juan Antonio de la Virgen María y Viana y éste cogiendo una gran arrechera propia de un homosexual paranoico lanzó una diabólica proclama genocida parecida más bien a una de esas inquisitoriales pastorales dictadas por sus benditos secuaces ensotanados en el demoníaco Santo Oficio de la Inquisición, donde dejó entrever lo siguiente:

Que esos grandes carajos, negando a Dios y a su Rey, clandestinamente han conspirado contra El Papa, El Rey y La Santa Iglesia Católica y Romana; esos pérfidos conjurados merecen la pena capital, para ellos no hay perdón alguno, que mueran descuartizados y sus cabezas fritas en aceite para escarmiento, a quienes pretenden seguir con tales cosas, y todos los curas, prelados, frailes y sacerdotes deben ofrecer misas dedicadas a la Virgen del Carmen para darle las gracias por el descubrimiento que se dio de tan nefasta conspiración, donde están los reos de San Blas y los señores Gual y España.

Pero siempre vemos a los que más reales tienen echándole vainas al pueblo pobre de Venezuela; he allí a una tía de nuestro Libertador Simón Bolívar, esa distinguida dama colonial se llamaba doña Ana Juana Palacios y Sojo quien tuvo la osadía de prestar su casa para que las autoridades españolas mantuvieran en ella detenidos a gran parte de los conspiradores de La Guaira.

Y todo se debía a la profunda arrechera que ellos le tenían al generalísimo Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez quien desde lejanas tierras daba a don Manuel Gual y Curbelo las orientaciones debidas en ese movimiento de emancipación americana.

Juvenal, fíjate como la santa iglesia católica a través de su jerarquía reprimen al pueblo.

¿O es qué hoy en día no continúan haciendo lo mismo?

Por ahí vemos a los señores del Opus Dei u "Obra de Dios" con sus prelados y obispos conspirando en contra de las políticas del gobierno. Esos grandes carajos son políticos cuando les conviene y sacerdotes cuando en ganas les viene.

Ante esto, apresuradamente don José Bernardo de Aristigüieta se dirigió a la casa del mariscal de campo y capitán general de Venezuela don Pedro Carbonell Pinto Vigo y Larrea, imponiéndolo de lo que estaba sucediendo y acaeciendo en La Guaira.

Este en lo inmediato le giró instrucciones al comandante de la plaza de La Guaira sobre las aprehensiones que tenía que realizar, y en ese 20 de enero de 1.798, autorizó el allanamiento de la casa de la familia Piar Gómez. Saliendo los mismos expulsados del país con destino a la isla de Curazao, estableciéndose en el barrio de Otrabanda en donde tenían residencia.

Inmediatamente, el mariscal de campo Pedro Carbonell Pinto Vigo y Larrea el 14 de Julio de 1.707, en nombre de la Real Audiencia de Caracas comisionó al Dr. Francisco Silvestre Espejo Caamaño al mando de un piquete de soldados hiciera preso a don Manuel Montesinos y Rico.

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Manuel Carlos Miguel Piar y Gómez

Cónchale vale, ese Dr. Francisco Silvestre Espejo también fue firmante del acta de la independencia de Venezuela.

¡Esas son las cosas más extrañas de la historia política, económica y social de Venezuela!

Con sobrada razón, el Comandante General José Tomás Boves de la Iglesia lo fusiló en el mes de julio del año 1.814, en la rendición y capitulación de la plaza de Valencia.

En relación a este primer compromiso revolucionario del joven Manuel Carlos Piar Gómez, el Capitán General Pedro Carbonell Pinto Vigo y Larrea le envía una misiva a Míster Lauffer quién era el gobernador en la isla de Curazao, dominio del reino de Holanda, en donde le solicita el allanamiento de la casa de la familia Piar.

Y Míster Lauffer le respondió de esta manera:

"…He recibido la misiva de V. E. de fecha 13/8/1.797, inmediatamente mandé sitiar y

registrar la casa del ciudadano Piar en Otrabanda, por un destacamento de la milicia, pero no se encontró allí ninguna de las personas que Su Excelencia reclama…".

El 31 de Enero de 1.798, le es allanada la casa a la mulata María Isabel Gómez Quemp de Piar, ya que el capitán general tenía informaciones confidenciales que dicha partera estuviera implicada en los hechos conspirativos de don Manuel Gual y Curbelo y don José María España Rodríguez; siendo pocos días después, expulsada de estas tierras con rumbo a la isla de Curazao.

Don José María España Rodríguez regresa a su lar natal el año 1.799, escondiéndose por los lados de Naiguatá es hecho prisionero y vuelve a escaparse.

Pero las autoridades de La Guaira notan que en la hacienda Ladera hay una actitud muy sospechosa por parte de los esclavos y es cuando el esclavo Rafael España se dirige al cuartel de La Pólvora y delata a su antiguo amo, quien para esos momentos se encontraba escondido por los lados de El Cardonal.

Como siempre, la delación está presente en cada momento del accionar revolucionario, y en ese tiempo le toco nada más y nada menos que a la mantuana doña María Josefa Herrera ir a delatar la presencia de José María España en tierra guaireña.

En donde tan perversa y sinvergüenza goda de la oligarquía caraqueña tuvo la desfachatez de ir a cobrar 12.000 pesos el 4 de Mayo del año 1.799, como pago por su delación y contribución en la captura de tan magnánimo mártir de nuestra gran gesta revolucionaria de esos tiempos, como lo fue don José María España y Rodríguez

Una vez que doña Josefa Joaquina Sánchez Bastidas de España se entera de la detención de su esposo, en vista a que se encontraba preñada, y estando por los siete meses más o menos, le dijo a una de las comadronas, de nombre Isidra, que fuera a casa de la esclava Margarita para que llamara con urgencia a la partera María Isabel Gómez Quemp, a fin de que le atendiese urgentemente, porque temía abortar. Y esta recurrió al llamado de doña Joaquina, en esos cruciales momentos; ya que ella les había parteado a sus anteriores hijos.

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