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Vida y Obra del general en Jefe Manuel Carlos Piar y Gómez, El Libertador de Guayana (página 4)

Enviado por León Morales


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Pero otra cosa no puedo hacer por, queridísimo hermano.

Miguel, en esta vaina también enredé a los presbíteros don Miguel de Urosa y don Juan de Rodríguez; este último para cuidarnos de los errores que podamos cometer en este infanticidio, ya que él es doctoral de la catedral y examinador sinodal en el Santo Oficio de la Inquisición. Guillo con él, pero lo tengo metido hasta los tete tete en esta vaina, ja, ja, ja.

Y no podía dejar por fuera al presbítero Juan Antonio Crocquer a quién le conseguí que fuera el nuevo capellán en el Convento de las Madres Concepciones y de hecho y derecho metí en esta guebonada a don Gabriel José Lindo quien es el vicario general del Obispado.

¿Qué te parece esta joda, Miguelito?

Miguel, Miguelito; recuerda que en latín decimos: vox populi, vox dei, que significa: La voz del pueblo es la voz de Dios. Pero la voz de Dios es la mía y por eso tengo este gran poder para bien mío y de toda mi familia.

En eso el presbítero Juan Félix Xeréz y Aristigüieta le dijo a su hermano don Miguel estas palabras:

Miguel, Miguelito, hermanito del alma; como buen cristiano que eres te diré que tu hijita, la muy vagabundita de María Soledad, para sacarla del lío en que está metida tiene que profesar votos de noviciada en el Sagrado Instituto del Monasterio de la Inmaculada Concepción de Caracas, no lo olvides Miguel, no te me hagas el guebón y párame bolas, que la vaina es en serio, nojoda.

Miguel, recuerda siempre mi apreciado hermano, estas palabras:

Tú hija María Soledad, la mismita que se dejó coger con ese Príncipe portugués, tiene ella que ofrecer en calidad de dote al Convento de las Concepciones de Caracas, parte de los bienes que heredaría de tú parte y de lo que le corresponde por parte de su irresponsable madre.

En verdad amadísimo Miguel, siento mucho lo sucedido a ti y a tú hija Soledad. Ya que si el obispo se da cuenta de esta guebonada, nos vamos a meter en tremendo lío y lo que más siento es que los Xeréz y Aristigüieta somos los que más tenemos que dar de nuestra inmensa fortuna en esta vaina, ya que tenemos que entregar dinero y propiedades para que eso quede así, como si nada hubiese pasado.

Miguel, acaso se te ha olvidado que ese antro de putas creado por nuestros antepasados, como esa superiora pariente nuestra llamada Paula de Bolívar y Ponte en el año 1.734, quien es familia directa de nuestro tío el coronel Juan Vicente Bolívar y Ponte.

Esa muérgana le donó a ese convento una hacienda con 40.000 matas de cacao y a su vez les regaló 50 esclavos de su propiedad por allá por el valle de San Nicolás, cerca de San Felipe El Fuerte.

Como tampoco podemos olvidar a nuestro pariente el Teniente General Juan de Villegas y Bolívar quién le dio en censo 500 pesos al Monasterio de la Pura y Limpia Concepción de Caracas. Ya que la putísima abadesa de ese convento recibió 1.000 matas de cacao y una de nuestras posesiones en el valle de Aragua. Además de dos esclavos.

Miguel, recuerda que eso acaeció por el año 1.725. Claro está, allí estuvieron metidas las manos del gandul de don José de Bolívar. Así que prepárate Miguel a entregar parte de tú herencia, porque de la mía no le daré un coño e madre a esas carajas, que no pasan de ser cachaperas de oficio sexual, nojoda, ja, ja, ja.

Miguel, recuerda que en ese convento de monjas enclaustradas le han dado matica de café a una gran cantidad de párvulos, varones y hembras, que son hijos de curas y de personas importantes en el mundo económico y político en esta Capitanía General, como de algunos extranjeros que en algunas ocasiones nos han visitado.

Miguel, ese convento en sus subterráneos hay terrazas en donde están enterrados esos infantes desdichados.

Miguel, ay mijito: ¿Por qué tú eres tan olvidadizo e ingenuo?

Carajo vale, es que se te olvido que papá nos contaba que una zángana de nuestra familia antigua llamada doña Mariana de Villela fue la que fundó el Convento de las Madres Concepciones en el año 1.617, de nuestro Señor Jesucristo.

Miguelito, mira que esa putísima antepasada nuestra era natural de Puerto de Palos de Moguer en el condado de Niebla en España. Ella era viuda del encomendero y capitán don Lorenzo Martínez, quién poseía una encomienda en Caracas y era nativo de Villacastin en España.

En eso don Miguel le pregunta a su hermano lo siguiente: ¿Y por qué esa señora es familia nuestra, Juan Félix?

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Y el sacerdote Juan Félix, le responde de la siguiente manera:

Bueno Miguel, porque esa bicharanga es descendiente del Capitán Aguirre de Villela, antepasado también de los Ponte. Linaje este, de dónde venimos nosotros también hermano mío.

Pasaron los días y esos pérfidos asesinos trasladaron a la joven María Soledad Xeréz y Aristigüieta en bestia desde la mariana ciudad de Santiago de León de Caracas a La Guayra. Atravesando las serranías, subiendo desde La Pastora y pasando por La Puerta de Caracas ascendieron en dirección hacia Sanchorquiz, Las Lomas del Viento, La Venta y El Salto.

Bordeando El Hoyo de la Cumbre descansaron en casa de las familias Aranguren, Martínez y Ojeda. Y siguiendo ellos su forzada marcha pasaron por Río Grande, en donde hubo una casa de hacienda que fue propiedad de don Rafael Henríquez Fernández.

Tierras estas que estaban sembradas de papas, cebollas, cacao, café, yuca, cotoperí, guama, naranja, toronja, caña de azúcar y mamón; en donde al compás del descanso compraron pan y bebieron café en casa de la familia Baute.

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La Pólvora

Continuado su curso pasaron por las Dos Aguadas, dejándose a un lado el camino de El Guarapo que va a El Rincón de Maiquetía, el cual se encuentra bañado por el Río Piedra Azul.

La familia Xeréz y Aristigüieta Blanco continuando con su marcha pasaron por Torrequemada hasta caer en Todo Flores y Chacón, siguiendo el camino que pasaba por debajo del Castillo de San Carlos y por encima de La Vigía de Chacón.

Descendiendo luego a La Pólvora y bordeando el Río Osorio en dirección al Puente de Jesús, avizoraban los campanarios de La Ermita del Carmen, el hospital e iglesia de San Juan de Dios y la iglesia de San Pedro Apóstol. Caminando de allí hacia la parte amurallada del puerto de La Guaira con destino a El Cardonal.

El trayecto lo hicieron burlando las alcabalas, los caminos reales y el Castillo de Punta de Mulatos, pasando en lo inmediato a ocupar una de las casas del presbítero don Juan Félix Xeréz y Aristigüieta Lovera.

De pronto se les apareció un mendigo y desde su inmensa pobreza, extendiéndole su mano derecha al presbítero don Juan Félix Xeréz y Aristigüieta y Bolívar, dijo: "Su merced, deme una limosnita por el amor de Dios bendito".

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Camino de los españoles de La Guaira a Caracas

El presbítero don Juan Félix Xeréz y Aristigüieta estando agobiado por el camino andado y airado muy furibundamente, encaró al mendigo bajo estas groseras expresiones: "Apártate de mi vista rata inmunda".

¿Qué habrás hecho en tu perra vida para andar así, muérgano?

Apártate, apártate de mi vista o te doy un carajazo, pedazo de basura. Rápido, rápido, nojoda, que estamos apurados.

En eso el mendigo algo cabizbajo, dijo esta expresión: "Que Dios se apiade de ti y de tu alma, mal administrador de la fe.

Juvenal, de Caracas a La Guaira el camino era como de cinco leguas y media. Además, de ser muy fragoso y pendiente se cubría a pie en cuatro horas y media más o menos y el puerto era bastante penoso por estar desabrigado.

Luego don Miguel acompañado de sus hijas María de las Mercedes, María Begoña y Rosa María de Jesús se trasladaron a la Calle San Francisco en el puerto de la Guaira, cerca de la vieja casa de la Compañía Guipuzcoana y de Ultramar.

Encontrándose allí a un viejo marino curtido por los años, su nombre Fernando Piar Lottyn, blanco de orilla, oriundo de las islas Canarias, con algunos años de residencia en ese puerto, adonde arribó proveniente de la isla de Curazao, posesión del Reino de Holanda. Procediendo de inmediato a preguntarle: ¿Oiga usted, blanco de orilla?

¿Cristianamente, cómo se llama usted?

Y muy tímidamente, el marino le contestó: "Su Excelencia, me llamo Fernando Piar Lottyn, para servirle".

Al respecto, don Miguel insistiendo le volvió a preguntar: ¡Fernando, Fernando, Su Reverencia!

¿No me vaya usted a decir que tiene alguna parentela con don Antonio Soublette y

Piar?

¿O con mis parientes los Soublette Piar y Xeréz Aristigüieta?

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Camino Nuevo a La Guaira

Fernando Piar, sobre esto y con mucha sinceridad en sus labios le contestó:

Que va don Miguel, que va; como es de su debido conocimiento, en verdad, no tengo ningún vínculo familiar ni de amistad con los Soublette y Piar, y mucho menos con los Xeréz

Aristigüieta.

Ya que ellos son mantuanos de muy alta alcurnia y abolengo como usted; ellos son gente muy poderosa en esta comarca y yo en verdad pertenezco a la casta de los pardos, esa es la pura verdad, don Miguel.

Fíjese, don Miguel; que provengo de familias italianas y canarias, ya que mi difunto padre se llamaba Felipe Piar Lacoli y mi madre era muy conocida como Juana María Lottyn de Santiago, es por eso que nada tengo ver con esa familia suya, don Miguel.

¿Verdad que no tengo sangre tan plebeya don Miguel, ja, ja, ja?

Volviendo don Miguel a preguntarle nuevamente: ¿Dónde podemos encontrar una partera en estos parajes, Fernando?

Y aquel respondió: "Si Vuestra Merced necesita una partera en estos momentos, debo decirle que mi mujer es partera de oficio y está a su entera disposición".

Don Miguel, algo molesto le dijo al marino: ¿Y quién es tú mujer, Fernando? Y este le respondió:

Don Miguel, mi mujer es una mulata curazoleña muy conocida en este puerto, ella es hija de Manuel Gómez y Juana Quemp, y es la partera de las familias España y Longa, ella es muy reconocida por su oficio, créalo que así es, don Miguel.

Y más luego, don Miguel le dijo: "Vamos a buscar a tu mujer, la estamos necesitando urgentemente en estos momentos y a usted también; les aseguro que ustedes tendrán una muy buena paga.

Fernando Piar Lottyn llegó a su rancho acompañado por don Miguel y una de sus hijas; siendo recibidos por María Isabel Gómez Quemp, una partera curazoleña de origen africano, con muchos años viviendo en La Guaira y sus alrededores.

Preguntándole ella a su marido: ¿Cuál es el motivo de la visita de tan extraños visitantes a nuestra modesta casa, Fernando?

¿Qué haces con esta gente en nuestra humilde casa, Fernando?

Y él le contestó: "María Isabel, mija; prepara tus macundales, que nos vamos a la casa de don Miguel, allá nos necesitan".

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Sello del Santo Tribunal de la Inquisición

De esa forma, Fernando y María Isabel partieron desde su rancho, sin pensar las sorpresas que de ahora en adelante, el mismito destino en su incertidumbre les depararía a sus vidas.

Una vez que llegan a casa de don Miguel en El Cardonal llaman a la joven María

Soledad manifestándole que de ahora en adelante estaría bajo los cuidados de la partera María Isabel Gómez Quemp.

A los pocos días, el presbítero y doctor en teología y cánones eclesiásticos, don Juan Félix Xeréz Aristigüieta y Lovera Bolívar, hombre de caja fuerte y tierras extensas para la labranza llega de visita con su séquito y acólitos bajo palio al hospicio de San Francisco de la Guaira.

¿Y que de visita pastoral?

Entró en su interior y elevó algunas salves y plegarias al gran creador de todas las cosas, DIOS. Además de proliferar palabras soeces en contra de los curas jesuitas que allí estuvieron reclusos en el año 1.767 y que luego fueron expulsados de Venezuela y de toda América, porque se atrevieron y dieron a conocer en este continente todas las sinverguenzuras del Santo Oficio del Tribunal de la Inquisición.

Luego sostuvo una amena y armónica conversación con don Agustín Antonio de Acuña quien era el Teniente de Sacristán de ese hospicio, como del Hospital San Juan de Dios. Él era clérigo sólo de habito talar y ni siquiera aún tenía la primera tonsura en su cabeza, bajo su responsabilidad como maestro que era estaba la escuela pública de ese puerto, donde enseñaban a leer, escribir, contar y gramática.

Y siguiendo las instrucciones de Su Señoría Ilustrísima Mariano Martí y Estadella, obispo de la diócesis de Caracas visitó a las iglesias San Pedro Apóstol y San Juan de Dios, como también a la Ermita del Carmen, la cual se encontraba y aún en nuestros días se encuentra recostada sobre el Cerro El Gavilán, repicando las campanas en dichos templos católicos y los heraldos públicos anunciando tan importante visita, celebrando convite con los miembros y acólitos del clero.

El padre Juan Félix Xeréz Aristigüieta y Lovera Bolívar antes de continuar con su trayecto, se detuvo un rato donde se encontraba la imagen sagrada de la Virgen de Candelaria y elevándole una plegaria recitó esta devotísima oración:

¡Oh, Virgen de la Candelaria, bajo tu advocación como patrona por aclamación que tú eres en este puerto; te pido que nos ayude a salir bien de este problema fálico vaginal por la cual ha pasado mi sobrina María Soledad; si nos los resuelve, tu imagen será devocionada en todo este litoral como a bien te lo mereces, ayúdanos, virgen adorada!

El séquito dirigiéndose luego con rumbo a El Cardonal llegó a la casa donde estaba recluida su sobrina María Soledad.

María Soledad al ver a su tío notó que éste estaba muy enfadado e inclinándose y haciendo la señal de la Santísima Cruz, le dijo estas palabras: "…Ave María Purísima y Santísima de la Luz…".

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Virgen de la Candelaria de Tarmas

Y el presbítero, su ilustre tío le contestó: "…Sin pecado original fue concebida…".

María Soledad trató de besarle el anillo como autoridad de la santa iglesia católica que era él, diciéndole: ¡Bendígame tío!

¡Por qué he pecado!

Pero éste airado y soezmente entre rugiendo sus dientes le gritó a toda voz:

Para qué coño, carajo; ostia, me cago en la puta madre de Dios y en toda su generación, olvídate de mis bendiciones María Soledad, para ti ya no existe bendición alguna que te caiga, pedazo de sinvergüenza.

¡Sí, bello, bello, te ha quedado lo que hicisteis tronco de degenerada, de mierda, ah!". Carajo, María Soledad: ¿Ya se te olvidó el cuarto mandamiento de la ley de Dios, ah,

ah?

tío".

Y su apenadísima sobrina, le respondió entre lágrimas y gemidos con estas palabras: "No tío, no tío; no se me ha olvidado ese mandamiento, por el cual usted me pregunta,

Y el presbítero don Juan Félix muy encolerizado le gritó: ¿Dígame usted, que dice el

cuarto mandamiento de la ley de Dios, sobrina mía, ah?".

Y en verdad María Soledad no respondía a la pregunta que le había hecho su inquisidor tío, por temor a que le diese una bofetada y la abochornase aún más.

Don Juan Félix estaba arrechísimo y con un gran vozarrón con acento muy castizo la ofendió de la siguiente forma:

Esa vaina que usted nos ha echado a nosotros en casa, "es peor que una mentada de madre"; coño e madre, vulgar vagabunda, ese mandamiento reza así: "Honrarás a tú padre y a tú madre".

Y eso es lo que tú no has hecho pedazo de vaina, quítate delante de mis ojos, que no soporto verte un minuto más, antes de que te meta una gran pescozada, nojoda.

María Soledad, en verdad tú andabas muy ruin con esa cuca, es la purita verdad, mijita. María, yo presiento que pensaste más con esa asquerosa cuchara que con la cabeza, que vaina la tuya, vale.

¿Por qué se te ha olvidado que debías servirle de cuerpo, alma y espíritu a Dios, al Papa y sus obispos, y a Su Majestad Católica, el mismísimo Rey de España?

¿O es qué se te ha olvidado, que solo ellos te pueden dar la luz de la salvación eterna, María Soledad?

¿No será que te quieres perder en el mundo de las tinieblas, donde reina Satanás, María Soledad?

El padre Juan Félix, caminando de un lado a otro con los brazos agarrados por detrás; de inmediato levantó la mano derecha y dirigiéndose a su sobrina, le preguntó: ¿Usted se ha hecho un examen de conciencia, sobrina?

Y ella le respondió con estas palabras:

Tío Juan Félix, estoy altamente apenada porque he desobedecido a mis padres en cosa grave; les he ocasionado algún grave disgusto con mi insana conducta y les he faltado gravemente el respecto.

Su tío Juan Félix le recomendó lo siguiente: "Sobrina mía, haga usted un acto de constricción en este momento, ya nojoda; para que Dios la salve de la vaina que usted nos ha echado, carajo".

La joven Soledad Aristigüieta, después de haber confesado sus pecados se arrodilló

antes el Santísimo y Divinísimo Sacramento del Altar, rezando la siguiente oración:

Jesús mi Señor y redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos ofendí a Dios también. Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia, me han de llevar a la vida eterna. Amén.

Acto seguido, el padre Juan Félix enfadadamente gritó estas expresiones:

Nojoda, desde hoy todos ustedes quedan desheredados para siempre, y mi inmensa fortuna y posesiones, se las daré como herencia a los próximos vástagos que parirá doña María de la Concepción Palacios y Sojo de Bolívar y Ponte, mujer de mi tío el coronel Juan Vicente de Bolívar y Ponte.

Porque seguro estoy yo, que de esa bendita e inmaculada simiente nacerá el hombre que nos dará el poder político que tanto ansiamos y necesitamos en estas provincias. De allí saldrá el Simón Macabeo de las Américas.

Porque ya no podemos contar con el gran carajo ese de Francisco de Miranda, quien con su carita de yo no fui y de judío sefardí anda atorranteando y echando vainas por España y Europa, y que dándosela de "Niño Bello" y "Sapo Rabuo".

Para esa vaina es que sirven los hijos de los blancos de orilla cuando quieren salirse de su casta social, tratando de alcanzar la nuestra, ja, ja, ja.

Miguel, Miguel, Miguel, coño vale; dile a la negra Isabel que me prepare un guarapo caliente de malojillo, porque me está doliendo la cabeza que jode, no aguanto el dolor, rápido Miguel, nojoda, hostia.

Don Miguel se fue como luz de trueno a buscarle el guarapo de malojillo a su hermano Juan Félix; minutos después se apareció con el mismo, diciéndole a su hermano estas palabras:

"Juan Félix, quédate tranquilo vale, por el amor de Dios; tomate tú guarapo para que se te pase la arrechera, mira que te puede dar una caligueba, tomate tú vainita hermano, si".

Ante estas palabras de don Juan Félix Xeréz Aristigüieta y Lovera Bolívar, sumisamente don Miguel le dijo estas cosas a su hermano:

Juan, Juancito, hermanito mío: ¿Has pensado bien lo que está diciendo en estos momentos?

¿Verdad que no estás loco, Juan?

No, Juan, No, Juan; no nos vaya a dejar en la total miseria, eso no puede ser, vale.

Deja la guebonaá, no lo diga ni jugando, vale.

¿Verdad que no será así, Juan, verdad hermanito?

Es cierto Juancito, quizás tú tengas razón con lo que vas hacer, porque en verdad yo le di muy mala vida a mi primera mujer y esposa doña María Petronila Bolívar y Ponte, nuestra prima hermana y sobrina de mi tío el coronel Juan Vicente Bolívar y Ponte, quién a su vez es sobrina de los condes de Tovar.

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Catedral de Caracas, en donde fue bautizado El Libertador Simón Bolívar

"…Realmente, yo vivía emborrachándome y dándole tremendas coñizas, que la llevé hasta a la muerte misma. En verdad, yo soy un verdadero coño de madre; nojoda, Juan…".

En eso el presbítero Dr. Juan Félix Xeréz y Aristigüieta muy desdobladamente y con rostro de marico ensotanado gritó estas palabras:

Mira Miguel, déjate de esas guebonadas conmigo y no me sigas jodiendo la paciencia, vale. Porque nosotros los mantuanos somos una cuerda de patos estranochados. Carajo, velo allí; en esos empelucados parientes nuestros, cuando vienen de visita a nuestras casas, parecen más bien unos maricones amanerados y afeminados.

Míralos bien Miguel, a esos troncos de pajuos; que si el conde de Tovar, el conde de San Javier, el conde de la Granja, el marqués del Toro, el marqués de Mixares.

Coño vale, y a esos muérganos "pelucones", tales como: Manuel Felipe Tovar, Martín Eugenio de Herrera, Diego de Tovar, Vicente Blanco Uribe, Santiago de Vegas y Mendoza, Joaquín de Ibarra y Galindo, Lorenzo Mixares y Ponte, Josef María Blanco y Liendo, Ignacio Mixares y Tovar, Gabriel Bolívar, Cristóbal de Ponte y Blanco, Fernando de Monteverde y Molina, Joseph María Blanco y Mixares.

A esos muérganos lo que les falta es que les demos una tremenda tunda o paliza por farsantes y jala bolas. Seguro estoy yo, que esos representantes de nuestro señorío criollo te viven emborrachando para meterte en sus guebonadas o bambinadas.

¿O es qué no te has dado cuentas de que esos pagilandios se hacen llamar "humildes vasallos del Rey, ah; Miguel?

¡Y pensar que son tan esclavistas como nosotros, ja, ja, ja, ja!

¡Miguel, cuidado tú nos sale nonatero o manflórico como yo!

¡O tan marico como el Marqués del Toro; cuidadito, cuidadito, cuidadito, Miguel!

Miguel, mi madre tiene mucha razón, que es la tuya también, ah. Nosotros, debemos recordarla con mucha devoción, pero en verdad no somos como ella, debes acordarte cuando mi tío Juan Vicente Bolívar y Ponte tuvo un hijo llamado Gabriel allá en su hacienda de San Mateo, con una caraja nacida con mantilla en ese pueblo.

Mi tío no quería reconocer a ese hijo y mi madre se lo reconoció, para que veas cómo son las vainas de la vida. Lo extraño es que en nuestra familia nadie habla de él.

Miguel, figúrate que nosotros toda la vida hemos vivido cerca de la Esquina de Gradillas, calle por el medio, teniendo al frente el palacio episcopal, desde donde hemos visto la vida de todas las personas más influyentes en Caracas, como en este puerto que es la gurupera de nuestra ciudad natal.

¿Cómo olvidar a nuestro padre don Martín Xeréz y Aristigüieta?

Miguel, en estas tierras nuestra madre es prima hermana de personajes tan importantes como los hermanos Lucas y Fernando Lovera y Otáñez, sus primo hermanos.

En verdad Aguinagalde, así sucedió realmente el 24 de Julio de 1.783. Figúrate que cuando nació Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios en la era de Nuestro Señor Jesucristo, siendo luego bautizado en la Catedral Metropolitana de Caracas, el presbítero don Juan Félix Xeréz y Aristigüieta sobre ese nacimiento vaticinó lo siguiente:

"…Hoy ha nacido el Simón Macabeo de las Américas…".

Ese mismo cura quién era maestro de armas y doctor en sagrada teología de la Real y Pontificia Universidad de Santa Rosa de Lima en Caracas, viendo que su señora madre dona Luisa de Bolívar y Ponte estaba hastiada de tantas vagabunderías por parte de sus nietas, las musas caraqueñas, le dijo a su bien amado hijo don Juan Félix Xeréz y Aristigüieta estas palabras antes de morir:

Hijo amado, salido de mis entrañas por la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, te agradezco que vayas fundando el Vinculo o Mayorazgo de los Aristigüieta, porque a mi parecer no voy a dejar descendencia, y por lo visto mi hermano Juan Vicente Bolívar y Ponte aún no tiene familia, a pesar de la edad que él tiene.

Hijo mío, encárgate de todas las obras pías que yo hago para nuestra santa madre iglesia católica, apostólica y romana aquí en Caracas. Porque como bien sabes Juan Félix, todas esas tierras y esclavos las hemos heredados de nuestros antiguos padres cuando vinieron en los tiempos de la conquista y no podemos dejar que caigan en manos de otras personas que no sean las nuestras; por eso te estoy dando poderes absolutos.

Juan Félix, recuerda que tú hermano Domingo falleció hace algunos años, a pesar de que le compre por 150 pesos el titulo de regidor en el ayuntamiento de esta mariana ciudad; tú hermano Miguel es muy descuidado con su familia, no es un hombre de honor y tú estás dedicada a la vida santa, así están las cosas hijo mío.

Y el hijo viendo a su madre en la víspera de su muerte, le dijo estas palabras: "Sus palabras se cumplirán al pie de la letra, amantísima madre, y bendígame".

La anciana madre recordando a su bien amado esposo don Martín Xeréz y Aristigüieta, alzando su mano derecha e inclinando sus dedos, dijo esas palabras: "…Juan Félix, te bendigo en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo…".

Y el cura respondió: "…Amén…".

Al fallecer doña Luisa de Bolívar y Ponte fue amortajado su cuerpo con el hábito de tercera de Santo Domingo, siendo sepultada con los homenajes que los mantuanos criollos le profesaban a los miembros de su casta en la Capilla de Santa Rosa en San Jacinto.

Pasaron los años y el padre Juan Félix Xeréz y Aristigüieta fue fortaleciendo el vínculo de su familia; hasta que un día 8 de Diciembre de 1.784, sintiéndose mal de salud mandó a llamar a que vinieran a la casa de Gradillas, tanto el escribano público don Juan Domingo Fernández, como los testigos don Antonio de Mota y don Manuel Sabogal.

El clérigo algo descompensado debido a su estado paupérrimo de salud, en lo inmediato le dijo al escribano estas palabras:

"…Vamos pues, cuidadito con lo que colocas en esos papeles, mira que yo sé leer muy bien y te puede agarrar el Santo Tribunal de la Inquisición, mosca pues…".

El escribano en forma de chanzas, le dijo al desvalido sacerdote estas palabras: "…Caramba don Juan Félix, usted hasta para morirse echa demasiada vaina, ja, ja, ja…".

Seguidamente, el sacerdote llamó a don Domingo Briceño quien era su amigo sentimental y marido encapillado, y le dijo estas palabras en el oído:

"…Domingo, tú me has hecho feliz en muchas ocasiones, muchas cosas hemos hecho juntos, desde el amor hasta en las cosas más irrisibles para poder llegar a la edad que ahora tengo, como al momento final de mi propia existencia…".

"…No te preocupes Domingo, que una vainita te voy a dejar; te nombraré mi albacea testamentario conjuntamente con mi tío el Coronel Juan Vicente Bolívar y Ponte y mi primo don José Xeréz y Aristigüieta…".

El escribano comenzó a escribir el testamento de don Juan Félix Xeréz y Aristigüieta, que en parte rezaba lo siguiente:

"…Nombro como primer heredero a don Simón de Bolívar y Palacios, y a falta de este, a sus parientes por línea materna que comprueben ser descendientes de don Pedro de Ponte Jaspe Montenegro, su bisabuelo. Y a falta de éstos, a los de don Juan de Bolívar y Villegas, señor de la villa de San Luís de Cura, su abuelo materno. Perdería el goce, del vínculo, o su derecho a él, todo lo que cayere en el feo delito de lesa majestad divina e humana…".

¿A qué se refería tan corrompido sacerdote cuando expresaba esas palabras finales?

¿No será que las decía en contra de sus sobrinas, las Aristigüieta?

El manflórico cura falleció el 25 de Diciembre de 1.785, justamente en el mismo año en que su pariente el Capitán General Don Lucas Lovera y Otáñez le hizo donaciones de cuatro y medias fanegadas castellanas de tierras a los indígenas y a la iglesia de Carayaca, para un total de 9 fanegadas.

¿No será que esas tierras fueron adquiridas de manera mal habida por parte del mayorazgo de los Aristigüieta?

El presbítero don Juan Félix Xeréz y Aristigüieta fue sepultado en ese mismo día en la bóveda de los sacerdotes y religiosos en la iglesia de San Francisco en Caracas.

Juvenal, yo como educador he respetado a muchísimos historiadores venezolanos; también lo he hecho con el locadio psiquiatra Francisco Herrera Luque; ya que él su ejercicio como profesional de la salud lo ha llevado a interpretar la conducta de sus antepasados, que tanta vaina echaron en este país, como parte de mi familia en sus afanes de conquistadores de estas tierras.

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Pueblo antiguo de Tarmas, año 1.928.

Lo que yo no puedo aceptar, es cuando Pancho Herrera Luque, mi tocayo; en su obra "Los Amos del Valle" Tomo I, Nº 17 editado por la revista "Bohemia" del Bloque de Armas en la página 67, nos trata de confundir con los verdaderos orígenes del general Manuel Carlos Piar y Gómez.

Cuando trata de simular que el supuesto padre del adalid libertario de Guayana fue su antepasado el coronel Juan Vicente Bolívar y Ponte o don Marcos Ribas, padre del general en jefe José Félix Ribas y Herrera cuando escribió estas letras:

"…Si tú hubieses medido tus pasos al casarte con la nieta de Salucita, no tendrías a tu hijo José Félix con el pelo chicharrón ni le hubieras puesto un hijo a María Soledad Aristigüieta, el bachaquito ese que hacen pasar por hijo de una comadrona y que llaman Manuel Piar…".

¿Qué era lo que en verdad trataba de ocultar Francisco Herrera Luque cuando hace esas referencias históricas tratando de negrear al general Manuel Piar?

¿No sería que Pancho Herrera Luque buscaba que todo quedara en familia?

Si eso era así; entonces los familiares del Libertador Simón Bolívar tanto por la parte paternal como maternal eran familias muy impúdicas con profundos problemas de carácter psiquiátrico.

Hay datos interesantes que fueron recogidos por el Dr. Manuel Alfredo Rodríguez en su obra titulada "El Capitolio de Caracas: Un Siglo de Historia", editado por el Congreso de la república en 1.974 y quién en las páginas 29 al 32 colocó las siguientes citas textuales sobre los orígenes del general Manuel Carlos Piar y que a continuación reproducimos:

Es posible que entre 1777 y 1778 naciera y fuera bautizado en el convento un niño que al correr de los años sería el Gral. en Jefe Manuel Carlos Piar. Esta versión sobre el nacimiento del héroe reconoce varias fuentes ente las cuales destacan las afirmaciones de varios miembros de la familia Jerez Aristeguieta, la misma que con posterioridad a la Independencia democratizó el apellido y lo dejó en Aristeguieta. Otra información interesante procede del manucristo donado por Antonio Padilla Urbaneja al Obispo José Manuel Arroyo y Niño y publicado por este con el título de "Nacimiento y Educación del General Manuel Piar".

¿Qué pasaría en realidad con ese documento?

Don Manuel Alfredo Rodríguez como eminente educador guayanés que fue y haciendo referencias en un escrito del honorable francmasón cumanés don Bartolomé Tavera- Acosta y quien viviera por muchos años en las latitudes guayanesas, transcribió los testimonios de los Aristeguieta aludiendo el testimonio de tan ilustre prelado, el cual buriló en el primer tomo de su obra: "Anales de Guayana".

En sus escritos manifiesta que don Antonio Padilla Urbaneja recibió ese prciado ehistórico documento de manos del prebistero y Dr. Remigio Pérez Hurtado quien en vida fuera provisor del Obispado de Guayana y último confesor del general en jefe Manuel Carlos Piar y Gómez en 1.817.

En ese documento, según monseñor José Manuel Arroyo y Niño, esta lo siguiente:

El Gral. Piar sería hijo del príncipe portugués Carlos de Braganza –visitante incognito de Caracas- y de una de las "nueves musas Aristeguieta" llamada Soledad Jerez de Aristeguieta y Blanco Herrera. Esta dama era prima del primo carnal del Libertador Pbro. Juan Félix Jerez de Aristeguieta y Bolívar y pariente cercana del fiscal acusador de Piar Gral. Carlos Soublette y Jerez de Aristeguieta. No pertenecían al mantuanaje los Soublette aunque si los Jerez de Aristeguieta y el Precursor Miranda diría en elogio de Don Carlos que lo mejor de su persona estaña en que sólo era "medio mantuano".

Sobre la verdadera madre del general en jefe Manuel Carlos Piar, en dicho manucristo se recogió lo siguiente:

La madre de Piar dio a luz en el convento, profesó en él y su hijo fue llevado a Curazao y reconocido como hjijo natural de Fernando Piar y la partera curazoleña María Isabel Gómez. Este Fernando Piar era canario como su primo Antonio Soublette y Piar, padre del Gral. Soublette.

Sin embargo, el Dr. Manuel Alfredo Rodríguez nos refresca nuestras memorias con

sus investigaciones y nos dice que el historiador Lino Duarte Level publicó en el diario "El Universal" de Caracas un trabajo titulado: "Una Casa Solariega".

Que igualmente situa el nacimiento de Piar entre 1777 y 1778 y da por seguro su nacimiento y bautismo en el Convento de las Concepciones. Según esta vesión Piar sería hijo de la misma Soledad Jerez de Aristeguieta, pero la paternidad correspondería a Marcos José de Ribas y Betancourt, casado con Petronila de Herrera y Maríñez.

Y sobre el padre del general en jefe José Félix Ribas y Herrera refieren lo siguiente: "Era Don Marcos hombre entrado en años y padre de once hijos- dice Duarte Level– de los cuales el postrero fue el general José Félix Ribas y se le miraba (casa de los Aristeguieta) con marcadas atenciones de buen cariño.

El buen viejo se enamoró de Soledad y la pobre niña vino a comprender su falta cuando ya era tarde. La intervención del Canónigo Jerez de Aristeguieta y la circunstancia de estar el Obispado gobernado por el Provisor, facilitó la entrada al Convento de las Concepciones a Soledad, que tomó más tarde el nombvre de Sor María de la Concepción. El fruto de estos amaores fue confiado a Isabel Gómez y fue el general Manuel Piar".

Sin embargo, el Dr. Mariano de Briceño en sus escritos sobre "Historia de Margarita", hizo referencia a lo siguiente: "La noticia tradicional del origen de Piar es que ni por su padre ni por su madre era descendiente de africanos".

Y más adelante don Manuel Alfredo Rodríguez nos narra lo siguiente:

A raíz de la exclaustración de las Monjas Concepciones (9-VIII-1874) se dij en Caracas que el Fiscal de Hacienda Dr. Rojas Paúl y el Juez Ovalles encontraro en los archivos del convento la partida de bautismo del Gral. Piar y que el Gral. Guzmán Blanco la hizoocultar o destruir. La madre del Presidente se llamaba Carlota Blanco y Jerez de Aristeguieta, era parienta del Libertador por el lado Aristeguieta y había sido protegida en su orfandad por la hermana de éste María Antonia Bolívar de Clemente. (sic)…No es desdeñable la hipótesis según la cual ls primeros vagidos del vencedor de Maturín, El Juncal y San Félix se escucharon tras los muros de las Concepciones y reibió las primeras caricias y cuidados de suavísimas manos de monjas aristocráticas,

Verdaderamente, Simón Bolívar fue un proyecto del Libertador formado por las castas dominantes y en realidad fue el heredero de la inmensa fortuna del antes mencionado sacerdote, de quien recibió la bicoca de 125.000 pesos de esa época.

Claro está, doña Dolores de Aristigüieta estaba casada con el coronel y Dr. Antonio Nicolás Briceño "El Diablo" quién heredó un gran lote de esclavos y todas las tierras de los valles del Tuy.

Aguinagalde, fíjate como eran una manada de sinvergüenza los Aristigüieta, que casaron al Dr. Isidoro López Méndez con una de sus muchachas para convertirlo en su primo político, y así usarlo a como le diesen en ganas, en pro de sus propios intereses de casta.

Juvenal, es tan así que al Dr. Antonio Nicolás Briceño en los tiempos de la guerra a muerte lo llamaban "El Diablo", porque era muy cruel y asesino.

Además, él era natural del pueblo de Trujillo, habiendo sido capturado y fusilado en el pueblo de Altamira de Cáceres de Barinas por instrucciones expresas de don José Yánez, comandante general de Apure, canario de origen y antiguo tendero del Barrio "San Juan de Caracas".

Figúrate Aguinagalde, que por esa heredad Antonio Nicolás Briceño y Simón Bolívar

casi se matan en un "lance o duelo" en los valles del Tuy. Esos hechos sucedieron en 1.808.

Ya que en ese tiempo se desataba en Caracas una conspiración mantuana liderada por

las familias Bolívar, Toro, Uztariz y Ribas, quienes eran parte de la casta dominante de esa época.

Mira vale, a raíz de ese problema Simón Bolívar le cogió una gran arrechera a los Aristigüieta. En una oportunidad bajo un gran delirium tremen, proliferaron de su propia voz estas palabras: "Esas vagabundas de las Aristigüieta eran muy lindas, coquetas y burlonas; pero fueron muy putísimas en este valle…, carajo vale".

¿Y qué las Nueve Musas de Caracas?

Esas no eran nada, ya que por sus puterías todas se fueron al mismísimo infierno. Allá es que están o deben estar todas esas bichas degeneradas.

¿A qué tú no sabes por qué Simón Bolívar le tenía esa gran arrechera a esas bellas mujeres caraqueñas, Juvenal?

Respondiéndole el profesor Juvenal Aguinagalde, de esta manera: "En verdad no comprendo el motivo por la cual el Libertador Simón Bolívar le tuvo tanta fobia a esas divas del mantuanaje caraqueño".

Bueno, está bien; te lo responderé con las mismas palabras que me contara el difunto (+ 1.955) Mónico Kienzler Tortoza quien sobre ese caso en el año 1.947, me contó lo siguiente:

Caramba maestro Santiago Francisco, resulta que mi abuelo el súbdito alemán Georg Kienzler Kabis es de los fundadores de la Colonia Tovar, a través del general Miguel Barceló quien era nativo de Ciudad Bolívar y murió en un lance que sostuvo con el general Eduardo Scanlan en la ciudad de Caracas, hijo del viejo francés Hugo Benito Scanlan.

El mismo que le vendió las tierras que hoy poseemos a mi abuelo en Tarmas y que las adquirieron en el año 1.824, a través del general de división Francisco Rodríguez del Toro, llamado el marques del Toro. Él contó que había oído de boca de don Juan Bautista Dalla Costa y Soublette, el siguiente relato:

Cónfiro Miguel, guárdate siempre lo que te voy a contar es grado 33º. Según señalaban en las viejas crónicas de mi antigua familia, que Simón Bolívar, mi pariente también, tenía relaciones sexuales con mi tía abuela María Belén Xeréz y Aristigüieta, la mismísima madre del general José Félix Blanco y de mi tía Soledad.

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Simón Bolívar, el enamorado traicionado en San Mateo, en su viaje de en el San Ildefonso a España en 1.799

"…Ciertamente, mi tía María Belén le doblaba en edad y le ganaba en experiencia a ese joven de apenas 15 años. Sí, me refiero a mi tío Simón Bolívar. Ya que ellos se conocían muy bien, porque mi tía María Belén nació en el pueblo de San Mateo el 11 de mayo de

1.765…".

Bueno, así son las cosas de la vida; resulta que el joven Simón andaba en sus correrías en las tierras de su hacienda en San Mateo y en uno de esos matorrales mi tía María Belén sonsacó a Simón y como dice el dicho, este le dijo: ¡Hay, María Belén; guebo parao no respeta culo cagao!

"…Luego mi tía usando su experiencia en esas puterías logró que el joven Simón se enamorase apasionadamente de ella. Bueno, eso ya era pan comío y además era vox populi en todo San Mateo, allá en los valles de Aragua….".

"…Pero resulta que Simón encontró que a mi tía María Belén la estaba cogiendo otro tipo. Eso sucedió en las orillas del Río Guaire en Caracas, tierras aledañas a la casa del vínculo y mayorazgo de los Bolívar. Lugar este donde estaban pasando unas vacaciones; produciendo esto en Simón una descorazonada, ya que él la amaba y deseaba apasionadamente. Bajándole su autoestima a cero…".

En verdad, él estaba golpeado emocionalmente y esas cosas pasaron en 1.799. Lo que hizo que la familia Palacios y Blanco, viéndole en tal situación, lo mandasen a España desde el puerto de La Guaira en el Navío "San Ildefonso" bajo el comando del Capitán José de Uriarte y Borja.

Claro está, en esos tiempos los cojeculos se formaban a la calladita, ya que los pájaros vivos y las cuquitas calientes de las casas de las familias godas y oligárquicas de Caracas se comunicaban por los patios de las mismas, para de esa forma poder hacer realidad sus actos lascivos y eróticos.

"…Miguel, quiero decirte que habiendo Simón Bolívar arribado al puerto de la Villa Rica de la Vera Cruz en México, camino a Jalapa le escribió una carta con cualquier cantidad de errores ortográficos a su tío Feliciano Palacios y Sojo. Y yo considero que eso era producto de la situación por la cual atravesaba ese carajito en esos momentos…".

¿Cómo puede escribir una persona una carta de esa manera, cuando tuvo como maestros a don Simón Rodríguez, don Miguel José Sanz, presbítero don José Antonio Navarrete, fraile Andujar, y al maestro Pelgrón?

Más sin embargo, en su misiva de fecha 20 de Marzo de ese mismo año, escribió lo siguiente:

"…Usted no extrañe la mala letra pues, ya lo hago medianamente pues estoy fatigado del movimiento del coche en que acabo de llegar, y por ser muy a la ligera la he puesto muy mala y me ocurren todas las especies de un golpe…".

¿Qué te parece la frase final del joven Simón Bolívar, Juvenal?

Caraá Juvenal, estas son las verdades que tienen que salir a relucir en la historia de Venezuela y que no pueden quedar ocultas en el tiempo y en las edades.

La vaina fue tan grave que don Feliciano Palacios y Blanco le escribió a su primo don Bernardo Rodríguez del Toro indicándole que a conveniencia de ambas familias en Caracas habían acordado que el joven Simón Bolívar y la bella dama Alaiza Rodríguez y del Toro contrajesen matrimonio en la ciudad de Madrid, conforme lo venían haciendo desde tiempos inmemoriales, aún cuando dichos personajes en la vida real no se conocían muy bien.

¿Qué ironías del destino?

Juvenal, imagínate que si esas mujeres eran tan putísimas como decía nuestro Libertador Simón Bolívar, quien además era familia de ellas, que el sacerdote y General del Ejército Libertador José Félix Blanco nació en la mariana ciudad de Caracas el 24 de Septiembre de 1.782, y era hijo expósito de doña María Belén Xeréz Aristigüieta y Blanco quien lo parió a la edad de 16 años.

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Simón Bolívar, el enamorado traicionado en San Mateo, en su viaje de en el San Ildefonso a España en 1.799

Juvenal, esa degenerada abandonó a ese niño más luego a las puertas de un convento, para que no se supiera nada de su fracaso sentimental con su primo don José Domingo Blanco y Ponte (quien fuera rector de la Universidad Pontificia de Caracas, hoy Universidad Central de Venezuela), teniendo el niño que ser criado por la negra liberta Bartola Madrid.

Juvenal, sobre el nacimiento del presbítero y general José Félix Blanco, debo contarte lo que en verdad allí sucedió: mira vale, habían transcurrido ocho años desde el nacimiento del General Manuel Carlos Piar cuando a don Miguel Xeréz Aristigüieta y Lovera Bolívar se le ocurrió nuevamente en ir a visitar a su querido hermanito el canónigo don Juan Félix Xeréz Aristigüieta y Lovera Bolívar en la Catedral Metropolitana de Caracas; ocurriéndosele contarle esta nueva historia a su tonsurado hermano.

He aquí sus palabras: "…Buenos días, Juan Félix…"

Contestándole su hermano el presbítero con estas sus palabras: "…Buenos días, Miguel…".

¿Qué te trae por aquí hoy, hermano mío? Y éste le respondió:

"…Ah caray, Juan; vengo a molestarte una vez más. Pero tengo un gran cargo de conciencia con lo sucedido con aquel niño, mi nietecito. Mejor dicho, de Manuel Carlos; el hijo de María Soledad, mi hija, quien hoy se encuentra enclaustrada en el Convento de las Madres Concepciones en esta hidalga ciudad de Caracas…".

"…Juan Félix, debo decirte que me siento muy mal, porque ese otro nieto mío se ha criado entre los arrabales de La Guaira y Curazao, bajo la tutela de esos picazos de pardos de mierda…".

Ante esto, el presbítero Juan Félix Xeréz Aristigüieta y Lovera Bolívar viendo la gran preocupación de su hermano Miguel, le manifestó lo siguiente:

"…Vamos Miguel, vamos al grano ya, Miguel; déjate de guebonadas…".

¿Qué es lo que me vas a decir, vale? Y éste le respondió:

"…Cónchale Juan Félix; ya te tengo cansado de tanto usarte y de tanta vaina que te he echado nojoda. Pero la verdad es que mis hijas no han servido para un coño e madre, nojoda…".

"…Esas carajas me salieron muy putas y aún no he podido saber a qué se debe esto hermano mío. Y podrás figurarte que ahora se me ha desatado el problema con mi hijita Belén, que de hecho es muy vergonzoso…".

En eso el cura algo calmado le dijo lo siguiente:

¿Qué es lo que está pasando con mi sobrina Belén en estos momentos, Juan? Y éste le respondió con estas palabras:

"…Juan, mi hija Belén a escondidas le parió un hijo a su primo Juan Domingo Blanco y Ponte, quien es hijo de nuestros parientes don Cornelio Blanco y doña Francisca de Ponte…".

"…En verdad Juan, yo quiero casar a mi hijita Belén con otro miembro de nuestro linaje y alcurnia, y no con ese familiar nuestro, porque a lo mejor le jodemos a tú tocayo sus estudios en la Real y Pontificia Universidad de Caracas. Juan, yo creo que esa vaina no nos resultaría así…".

Muy diligentemente el canónigo Juan Félix Xeréz Aristigüieta y Lovera Bolívar, le recalcó lo siguiente:

"…Miguel, en verdad tus muchachas son putísimas…".

¿Pero qué podríamos hacer por ellas, vale?

¡Ah, ya se me vino una idea, Miguel!

Y éste muy alegre y contento, le pregunta a su hermano Juan Félix:

¿Cuál idea hermanito?

¿Cuál idea hermanito?

¡Dímela ya, dímela ya, vale, coño; no me hagas esperar tanto, te lo agradezco hermanito!

Y el cura con cara de borracho empedernido y muy jodedor, le dijo estas palabras a su hermano Miguel:

"…Coño vale, Miguel; en tú familia tus hijas lo que tienen y a su vez sufren es de una excitación submaníaca aguda. Mal este, muy común en nuestras mantuanas mujeres, porque hay que ver Miguel, que esas bichas de tus hijas son muy atractivas, bellas, cultas y muy coquetas. Pero en verdad son putísimas, de eso no hay dudas, vale…".

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Matrimonio del subteniente Simón Bolívar y Palacios Con su prima María Teresa Alayza y del Toro

"…La verdad Miguel es que nos hemos convertidos en unos vulgares parias y cabrones…".

¿Cuándo fue que nació ese párvulo, hijo de Belén, hermano Miguel? Y don Miguel, cabizbajamente le contestó:

"…Juan, ese niño nació el 24 de Septiembre de 1.782, de la era de nuestro Señor Jesucristo…".

Y el presbítero con cierta malicia le respondió de esta manera:

"…Miguel, coño vale; que esta sea la última vez que yo te ayude en estas guebonadas vale, te agradezco no me vuelvas a molestar más para estar resolviendo estos peos fálicos y vaginales de tus ardientes hijas…".

"…Porque en verdad ya estoy cansado y enturbiado por las constantes vainas que echan tus hijas, quienes a diario viven desprestigiando y mancillando el honor de nuestra inmaculada familia…".

"…Miguel, pero también es cierto, nojoda; que esas muchachas son bellísimas, vale. En verdad son tan bonitas como las flores que se producen en el Hoyo de la Cumbre, en esas serranías del Ávila mismo…".

"…Muy bien hermano mío, dile a tu mujer que lleve a ese niño a la entrada y lo coloque a las puertas del Convento de las Madres Concepciones, rápido, ya…".

"…Previo a esto, yo conversaré con la Madre Superiora, quien es mi pariente a fin de ponerla al tanto de lo que vamos hacer…".

Y en eso don Miguel le pregunta a su hermano:

¿Y qué va a pasar con esa criatura, Juan Félix? Y don Juan Félix un poco airado le contestó:

¿Guá pues, cómo, que qué va a pasar, nojoda?".

"…Miguel, hombre de poca fe; no te dije que esa vaina lo resolvería yo, coño nojoda…".

¿Por qué dudas de mi vale, que tanto te he ayudado?

"…Mira mijito, esas monjitas lo recogerán y allí es cuando yo entro en escena vale…"

¿O es qué tú no crees que yo sé que jode de teatro, ah?

"…Miguel, Miguelito; en verdad yo tengo mi cargo de conciencia y estoy muy arrepentido con lo que le hice a ese niño llamado Manuel Carlos, ahora en manos de esos pobres diablos e infelices llamados María Isabel Gómez Quemp y Fernando Piar Lottyn…"

"…Cuando realmente esa criatura es sangre de nuestra propia sangre, carne de nuestra propia carne. Él es un Xeréz y Aristigüieta como nosotros y era el universal heredero de mi inconmensurable fortuna…".

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La Emigración a Oriente en 1.814

"…Miguel y para que tú veas lo que voy hacer hoy, te diré con el corazón abierto, que desde hoy seré el padrino de bautizo y protector de ese párvulo, hijo de mi sobrina Belén…".

"…Y para que ustedes me recuerden por siempre y en cada minuto de su propia existencia les diré que ese niño llegará a ser un reconocido sacerdote en la historia de esta capitanía general, recuérdenlo bien…".

"…Ya que de seguro estoy, él será un hombre de bien, y por él abogaré todos los días de mi existencia terrenal, que de hecho es muy corta Miguel, noble hermano mío…".

"…Miguel, recuerda lo que hoy te digo, ese niño será recordado por siempre y no vayas a decir ahora que soy pitoniso en el Oráculo de Delfos, vale, ja, ja, ja…".

Nuevamente don Juan Félix le preguntó a su hermano don Miguel: Miguel, me puedes decir: ¿Qué nombre le pondremos a este niño? Y éste muy versátilmente, le contestó:

"…Caramba Juan, hay que ver que tú si has cambiado vale, en verdad ya no eres aquel curita malcriado, puedo notar en tus ojos y en tus arrugas que los años te están pegando, vale…".

"…Pero sigo pensando que tu nacisteis para ser un genio, hermano mío, ya que a todo le tienes la solución sabia y oportuna, que sería de nosotros sin ti, vale…".

"….Juancito, yo estoy pensando en estos momentos, que el primer nombre de esa criatura debe ser el de su padre, José, ya que él es parte de nuestra hidalga y muy mantuana familia. Además, él está emparentado con mi señora esposa doña Josefa María Blanco y Herrera; y el segundo nombre que llevará el niño será el segundo nombre tuyo, el cual será en tú honor, por este bien que nos ha hecho hoy, y porque tú eres un signo de buen augurio, y buena suerte entre nosotros…".

Bueno Juvenal, a los pocos días doña Josefa Blanco y Herrera acompañado de su esposo don Miguel Xeréz y Aristigüieta, además de su hija Belén, quién con el niño José Félix a cuestas se trasladaron a la Catedral Metropolitana de Caracas y allí el presbítero y doctor don Juan Félix Xeréz Aristigüieta y Lovera Bolívar, tío abuelo del párvulo, le colocó santos óleos y crismas en la frente del niño y echándole el agua bautismal lo bautizó según el Santo Concilio de Trento, quedando cristianizado para la posteridad con el nombre de JOSÉ FÉLIX BLANCO.

En un acto del ceremonial bautismal, el canónigo Juan Félix Xeréz y Aristigüieta Lovera Bolívar entre los presentes llamó a su sobrina María Belén, bajo estas palabras:

"…Mira Belencita, yo ya estoy muy viejo para andar en estos menesteres de la vida, te sabría agradecer que quieras a esta criatura como su verdadera madre que eres, no lo abandone ni lo desampares mijita, aunque esté bajo la custodia de otra comadrona, ya que me encuentro contristado muy profundamente conmigo mismo y con mi espíritu…".

"…Belencita, ya tú sabes lo que pasó con aquel niño llamado Manuel Carlos, hijo de tú hermana María Soledad, hoy separados ambos de nuestro seno familiar, hecho este donde yo tengo el mayor grado de culpabilidad mija…, y todo por querer tapar el orgullo y el honor de los Xeréz y Aristigüieta, que para nada nos ha servido…".

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Comandante Boves "El Taita"

"…Sépanlo todos, yo ya he recibido noticias de que ese niño Manuel Carlos es muy hacendoso y laborioso. Además, es muy inteligente, creo y así lo vaticino hoy; ese niño olvidado por nosotros va a llegar a ser un ser un hombre muy importante y un gran protagonista en la historia de estas tierras allende al mar océano y de la madre patria, España…".

"…Pero también quiero manifestarles que tal vez nos profese un gran odio hacia nuestra casta social, porque ustedes deben entender que ese vástago hijo de mi sobrina María Soledad se está criando dentro del mierdero del pardaje…".

"…Así Belencita, pase lo que pase, José Félix, tú hijo es y será por siempre tu hijo, aún cuando ya estoy enterado de que piensas entregárselo a una comadrona para su crianza…".

"…Belén, no quiero que ese niño sufra trauma algunos, porque además el padre de ese niño es familia directa de tu señora madre, como de doña María Concepción Palacios Sojo y Blanco, tu prima…".

"…Belén, recuerda que tú hijo viene de extirpe mantuana a pesar de que es un niño expósito y para ello es necesario que lo eduquemos como a bien él se lo merece…".

Y precisamente, don Miguel de Xeréz y Aristigüieta Lovera y Bolívar dejó de existir, en ese año de 1.782, cansado de tanto resolver las sinverguenzuras de sus prostituidas hijas, ancestrales y honorables matronas de muchos ladrones estafadores de los erarios nacionales, y de los grandes cacaos y oligarcas de nuestro tiempo; ejemplo de ellos, como aquellos que se creyeron que la empresa Petróleos de Venezuela, S. A., era una caja grandotota de ellos.

El General Lino Aranguren Castro le contaba a comienzos del siglo XX a sus hijas e hijas en Las Aguadas de Maiquetía, estas palabras:

"…En nuestra familia había una monja llamada cariñosamente por nuestros antepasados de la rama de los Bolívar y Ponte bajo el nombre de Paula de los Dolores Bolívar y Arias. Ella era hija de don Juan de Bolívar y Arias, y de doña Inés María Arias…".

"…Esa inmaculada mujer profesó los votos de castidad y de entrega al servicio de la iglesia católica en el Convento de las Madres Concepciones de Caracas, en donde fue enclaustrada en el año 1.791…".

"…Ella era prima del Libertador Simón Bolívar y conocía toda la verdad de lo que

sucedió en aquellos tiempos en contra del niño Manuel Carlos Miguel Piar y Gómez y de su verdadera madre Sor María de la Concepción, quién en su vida mundana se llamara Soledad Xeréz y Aristigüieta…".

"…Doña Paula de los Dolores Bolívar y Arias aún se encontraba viva para el año 1.814. Ya que existe una carta del Libertador Bolívar dirigida a ella en donde le da repuesta del porque no le dio las regalías que se acostumbraban en dar al convento en donde ella se encontraba enclaustrada…".

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Mariscal de Campo Pablo Morillo Vencedor de las fuerzas napoleónicas en España

Como verás Juvenal, esta es la historia del nacimiento del General José Félix Blanco, quien a su vez era primo hermano del General Manuel Carlos Piar. Así son los hechos resaltantes en el seno de las familias más pudientes, oligárquicas y aristocráticas de este país. Yo creo que en nuestros días siguen actuando de la misma forma.

Coño Juvenal, y pensar que esa doñita María Belén Xeréz Aristigüieta y Blanco, viuda del capitán del cuerpo de artillería del ejército español don Joaquín Pérez y Narvarte, natural de Navarra con quien se desposó en fecha 9 de Diciembre de 1.787.

Juvenal, ambas estaban acompañadas por el propio Libertador Simón Bolívar, quien le echó un cerro de bolas con su única hija a cuestas, Soledad Pérez Narvarte y Xeréz Aristigüieta Blanco, caminando hasta Río Chico y de allí embarcaron hacia Nueva Andalucía de Cumaná en los tiempos de la Emigración a Oriente.

Porque don José Tomás Boves de la Iglesia, Comandante General del Apure, Barlovento, Calabozo y Oriente, mejor conocido como "El Taita", a todo tropel se acercaba con sus legiones a poner orden y a pacificar a Caracas.

Carajo vale, viéndolo bien; es por eso que en la primogénita de América, Nueva Andalucía de Cumaná hay tantas familias con el apellido Aristigüieta.

Cónchale vale y ese General José Félix Blanco fue uno de los culpables del fusilamiento de su primo hermano el General Manuel Carlos Piar Gómez en Angostura en el año 1.817.

¡Así son las vainas de la vida, vale, cuando él llegó a tirarle hasta a su propia sangre!

¡Y qué hablar del General Carlos Soublette Piar y Xeréz Aristigüieta, su primo hermano, quien fuera el fiscal acusador en tan nefasto asesinato, como a bien lo notificara el Mariscal de Campo Pablo Morillo a la corona española!

Juvenal, Su Señoría Ilustrísima don Mariano Martí y Estadella, Obispo de Caracas y Venezuela en 1.786, por petición de doña Josefa María Blanco Infante y Herrera Liendo esposa del difunto don Miguel de Xeréz y Aristigüieta Lovera Bolívar tuvo que intervenir en el problema matrimonial sobre los cachos que le montaba su hija doña Rosa María de Jesús Xeréz y Aristigüieta en contra de su marido don José de Castro y Araoz.

Quien para entonces era el tesorero del ejército, siendo en esa oportunidad transferido al puerto de Maracaibo en funciones de servicio, negándose dicha señora en acompañar a su marido ya que mantenía unos amoríos y una sospechosa amistad con don Agustín de Zuasnavar.

Otro de los grandes conflictos en la familia Xeréz Aristigüieta y Blanco Herrera, fue cuando en el mismo día casaron a María de las Mercedes, María Begoña y a Francisca "Panchita" Fulgencia, con los hermanos Pedro, Juan y Pedro Martín de Iriarte y Echeverría nacidos en el valle de Bazlán en la provincia de Navarra; dicho acto matrimonial se llevó a efecto en la Catedral Metropolitana de Caracas el 28 de Octubre de 1.775.

Y el otro escándalo fue cuando en los tiempos de la guerra de la independencia, doña Manuela Josefa Xeréz y Aristigüieta de Zarraga fue mandada a que se le azotase públicamente para vergüenza y escarnio en la Plaza Mayor de Caracas por órdenes del gobernador y francmasón don Salvador Moxó.

Hecho este que se dio por tan inmorales actos de infidelidad. Esa dama de alto linaje oligárquico era la madre de los generales Clemente y Manuel Zarraga Aristigüieta, quienes en sus vidas militares y políticas fueron godos a ultranza.

Bueno Juvenal, así son las cosas de la vida.

¡Y pensar que toda esa fortuna le pertenecía por heredad al General Manuel Carlos

Piar!

Pero mira vale; las cosas no son fortuitas ni nada por el estilo, no creo que sean

casuales, porque el mismísimo gran carajo que condenó a infame suplicio en la villa de Calabozo al Taita José Tomás Boves de la Iglesia, fue nada más y nada menos que el juez don José Ignacio Briceño, asesino y hermanito del Coronel Antonio Nicolás Briceño llamado esquizofrénicamente por sus seguidores y asesinos iguales a él, bajo el apodo de: "El Diablo".

Este último patriota mantuano fiel ejecutor del decreto de Guerra Muerte dictado en el pueblo de Trujillo por el Brigadier General de la Unión Neogranadina don Simón Bolívar.

El cual no fue nada justo pero si atentatorio al derecho de gente. Se notaba que esos "hijos-dalgos mantuanos" odiaban a los pardos a muerte y tan gran infamia produjo más de cien mil muertos entre los mismos venezolanos.

Ya que el Comandante José Tomás Boves en los momentos en que lo flagelaban en tan prócero solar, les gritó a sus torturadores allí presentes estas demoledoras palabras:

"Ya verán las lágrimas Que les va a costar Tamaña injusticia,

La causa republicana Me rechaza,

Las castas me aplaudirán".

Juvenal, figúrate que hasta las Aristigüieta que vivían en Europa eran tremendas putas encapilladas. He allí el caso de Louise Jeanne Nicole Aranal de Dennis de Trobrian o Fanny Du Villars et Aristigüieta, una vieja madame quien vivía en París en la Francia napoleónica y quien sostuvo un largo romance con el joven Simón Bolívar, una vez llegado por esas tierras.

Juvenal, en aquellos tiempos coloniales de Fanny du Villars et Aristigüieta se dijo que tuvo el pláceme de darle un hijo a tan ilustre caraqueño, Simón Bolívar. Ese niño se llamaba Nicolás du Villar Et Aristiguieta quién llegó a ser capitán en el Ejército Libertador en la ciudad de Bogotá en 1.828.

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Simón Bolívar y su prima Fanny Du Villars en París

Los entendidos de esa época decían que Fanny du Villars buscaba satisfacer sus estímulos "palomericos" en pasajeras aventuras. Fue tal el caso que cuando el joven Simón Bolívar le manifestó sus deseos de regresar a su tierra, ella trató de prenderlo con galanterías.

Y notando que el joven galán no le respondía a sus deseos sicofálicos, en una ocasión le gritó de esta manera ante sus comensales y amigos: "…Está bien, Simón; si no te quedas conmigo, entonces me le entregaré a todos los hombres que encuentre por ahí, para que me cojan bien cogía, ja, ja, ja…".

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Casa de Gobierno del Departamento Vargas en La Guaira a finales del siglo XIX

Juvenal, dejemos a un lado esas historias dignas de Kamasutra y trasladémonos a los momentos del nacimiento del héroe de Chirica, General Manuel Carlos Piar y Gómez.

A los meses, en una soleada mañana del litoral guaireño, entre llantos y ajetreos vino al mundo un niño como vienen todos aquellos niños nacidos en la mayor pobreza e incertidumbre. Justo en los momentos en que en los valles del Tuy andaba enguerrillado el negro

Guillermo.

En aquella señorial casa se notaba un corrí corre, la partera María Isabel Gómez Quemp atendió con mucha paciencia a Soledad quien entre quejidos, pujidos y dolores sintió la llegada de su hijo, en ese mundo de su época.

Realmente en ese rico aposento pobre de espíritu no reinaban ni el amor, ni la caridad, todo era odio, reproches, maldiciones y malos presagios; allí verdaderamente reinaba el Rey de las tinieblas.

La partera tomando la criatura entre sus laboriosas manos y feliz de su trabajo, con mucho regocijo y alegría, les dijo a los allí presentes:

"…Este es un niño muy hermoso y es catire, segura estoy, debe tener los ojos azules como este mar que lo ha visto nacer, su pelo es tan amarillo como el sol que alumbra a este puerto y la sangre que circula por sus venas es tan roja como las flores del jardín que adornan y engalana esta solariega casa…".

¿Pero qué será de ti en el mañana, mi niño?

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Casa solariega en donde nació

El General Manuel Piar en El Cardonal

Seguidamente, la negra María Isabel Gómez Quemp con la criatura entre sus manos se lo entregó a la joven María Soledad Xeréz Aristigüieta y Bolívar Ponte, su única y verdadera madre quien entre sollozos acurrucaba entre sus senos a su hijo, acariciando y mimándolo maternalmente, a sabiendas que en muy pocas oportunidades volvería a retomar su rol de madre, como el que ella había vivido en esos cruciales y álgidos momentos de su vida.

Bueno vale, amigo Juvenal; fíjate como son las vainas, esas familias echadoras de vainas comenzaron a regar por toda la ciudad de Caracas que María Soledad Xeréz Aristigüieta y Bolívar Ponte había fallecido el 2 de Noviembre de 1.773, a la edad de 20 años, tratando de evitar ellos que nunca se supiese nada de lo que estaba pasando en su seno familiar.

Inclusive hasta le cambiaron el nombre, ya que la llamaban María Antonia, así son las

cosas de la vida, amigo Aguinagalde.

Algunos días después, don Miguel Xeréz Aristigüieta y Lovera Bolívar les giró instrucciones muy precisas a la comadrona María Isabel Gómez Quemp y a su marido Fernando Piar Lottyn, sobre lo siguiente:

¿Sobre cuál sería el verdadero destino del recién nacido?

Diciéndole después: "…Fernando, recuerda que tú tienes un trabajo vil de marinero, de ahora en adelante y a partir de este momento, Isabel y tú se harán cargo del niño, como si en verdad ustedes fueran sus legítimos y verdaderos padres. Nosotros, desde Santiago de León de Caracas le enviaremos lo necesario para su alimentación y crianza…".

"…Mejor dicho, ese párvulo de ahora en adelante es su legítimo hijo, un miembro más del "mierdero del pardaje", casta social a la cual ustedes pertenecen y nunca dejarán de pertenecer, ja, ja, ja…".

Ante tan ofensivas e impositivas palabras, María Isabel Gómez Quemp le dijo a don Miguel, lo siguiente:

"…Don Miguel, usted está cometiendo un sacrilegio; en verdad yo no puedo tener a esa criatura y menos prestarme para esas cosas, ya que tengo otros hijos con Fernando, y aquí en La Guayra la vida es muy dura…".

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