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Las seudo-ciencias herméticas, efectos de una época oscurantista (página 2)

Enviado por CARLOS HURTADO


Partes: 1, 2, 3, 4

Y, por último, el cuarto capítulo se enfoca en aspectos más profundos que llevan a precisar el por qué de las diversas manifestaciones religiosas del ser humano en la historia, de manera especial en la medievalidad y en la actualidad, es decir, por qué el hombre medieval recurrió a prácticas totalmente opuestas a las dadas por las tres grandes religiones que empezaron a imperar a partir del segundo milenio en occidente, el Judaísmo, el Islamismo y el Cristianismo; pero que igual convergen en esa búsqueda ansiosa de poder conocer aquel ser denominado trascendente. Es necesario recurrir a los albores del hombre sobre la faz terrestre, puesto que el hecho religioso ha sido un aspecto inherente, desde que el homo-habilis tiene conciencia de ser lo que es. A través del devenir histórico los métodos para llegar a vivenciar aquello han variado en la misma manera que ha cambiado el pensamiento en muchos sentidos. Luego, en la contemporaneidad, y después de haber pasado por un periodo antropocéntrico netamente racional, se empieza a dar un despertar del hecho religioso y aparece en el medio la postmodernidad como un efecto de la relatividad en todos los valores y con ella la new age, un movimiento sincretista que busca, después de las duras experiencias que el hombre ha tenido de dos guerras mundiales en un siglo, unificar el pensamiento a través de un único estilo de vida, donde el protagonista sea el ser individual, teniendo en cuenta la divinidad que en el habita. Es un volver a Dios, pero no estructuralizado, ni comprimido en instituciones, es la libertad absoluta pero a la vez relativa; es recurrir a los medios orientales, llenos de esoterismo, ocultismo y de magia para llegar a una autorrealización, es la era del todo vale, se es admitido absolutamente todo y cuanto aparece en la escena del pensamiento no es mas que un evento, efímero, pasajero y sin contenido, se ha caído en un pensamiento débil.

La expresión Edad Media en la historia de la Filosofía, comprende un periodo de casi diez siglos. Los límites exactos del inicio y fin de la misma no son tan precisos, pero muchos autores han catalogado algunos acontecimientos de la época como punto de partida[1]

Del siglo V al VII se destacan ciertos sucesos en la historia de la humanidad, entre ellos, el golpe militar de Odoacro en el 476, derrocando al último Emperador de occidente, Rómulo Augustulo; la clausura de la Academia de Atenas, ordenada por Justiniano en el 529, la ejecución de Severino Boecio, ordenada por Teodorico en el 524, la muerte de Flavio Aurelio Casiodoro en el 570, la muerte de Teodosio en el 395, momento en que el Imperio de Oriente y Occidente se separan definitivamente, Oriente empieza una profunda crisis, tanto que en el 410 Roma fue tomada por Alarico, mientras los bárbaros establecen sus reinos por doquier y la ocupación por visigodos, vándalos, suevos, francos, burgundios, ostrogodos, bretones y anglosajones del territorio que había constituido el Imperio Romano de Occidente, ocupación que se consolidó hacia el 526[2]

Ahora y sin decir que la filosofía Medieval se desarrolló exclusivamente en el Imperio Romano, se conocerán algunos apartes acerca del inicio, desarrollo y fin del mismo:

La tesis de la política de Augusto, titulada así por el Senado, fue la restauración. Restableció la paz en Roma y el Imperio. La restauración de Augusto proporcionó un entorno favorable para el más alto desarrollo de la literatura latina. Aunque la cultura griega mantuvo una influencia poderosa en toda la civilización romana, Augusto y sus lugartenientes estimularon y patrocinaron a un grupo de escritores y poetas cuya cultura literaria tenía sus raíces en el último período republicano. Desde el año 14, cuando murió Augusto, el gobierno imperial continuó su crecimiento. Durante los dos primeros siglos del imperio romano, Roma fue una ciudad con fantásticas riquezas, grandes edificios públicos y palacios privados, propiedades de las familias de la nobleza. Roma absorbió la cultura artística e intelectual de todas partes, impuso estilos y los probó en todo el imperio. Las aristocracias locales constituyeron una gran clase educada. El este griego fue lingüística y culturalmente diferente del oeste latino, pero estas diferencias se redujeron producto de la educación. Hacia el siglo IV, muchos traductores, realizaron esta labor del cuerpo documental de la filosofía, la ciencia y la teología griega. La educación de las clases gobernantes era greco-romana. En la literatura y el arte, el siglo II fue la era de plata. En las leyes y la administración fue la Era de Oro. Sin embargo, hacia el siglo III, una crisis económica, política y militar debilitó considerablemente el poder del Imperio. La restauración del orden se produjo a principios del siglo IV[3]

Hacia el año 330 con el emperador Constantino se crea una nueva ciudad teniendo como base una antigua colonia ateniense en Bizancio, ciudad que más tarde pasará a llamarse Constantinopla y a la vez ésta es la capital del Imperio al este. Cerca al año 425, el Imperio en el oeste empieza a decaer bajo la presión de los bárbaros, no sin antes dejar abundantes escritos acerca de filosofía, teología e historia. El Imperio del Este prosiguió con su cometido, fortaleciéndose hasta 1453, fecha en que cae Constantinopla dando fin al Imperio Romano[4]

La cristianización del Imperio se convierte en otro evento de gran magnitud y cambia radicalmente los horizontes económicos, políticos, religiosos y filosóficos del ambiente. Sin duda, el cristianismo como religión del Imperio se presenta de manera antagónica a las estructuras políticas y los valores de la sociedad romana, pero en el año 313, el emperador Constantino publicó el edicto de tolerancia del cristianismo, conocido como Edicto de Milán y ya durante los siglos V y VI, la Iglesia empieza a desarrollarse como institución. Con uno de los primeros Papas León I, se empieza a organizar la doctrina de la Iglesia[5]

Ahora, de acuerdo con las diversas hipótesis que surgen en torno al tema, se afirma que la Edad Media comenzó cuando se agotaron esos rebrotes del espíritu romano en el contexto germánico y a la vez se inauguró una filosofía original y nueva, hecho dado en Francia con ocasión del Renacimiento Carolingio, dirigido por Carlo Magno, el objetivo de este imperio es reformar los estudios en el ámbito eclesial, pero también laical. Los maestros que se ponen al frente de esta magna empresa son monjes benedictinos. Ahora, en cuanto a la finalización del periodo, también existen numerosos eventos que indican la clausura de un pensamiento, de un trasegar, de un arquetipo religioso, político, económico y social; entre los más destacables se encuentran, la caída de Constantinopla en 1453 y, con ella, el ocaso del Imperio Romano en Oriente, el descubrimiento de un nuevo continente, América en 1492; el inicio de la época colonial produce una ampliación del horizonte en el ámbito geográfico, económico, político e intelectual, la Reforma Protestante en cabeza del Martin Lutero, en el siglo XVI es una clara manifestación de la división, la invención de la imprenta en 1443 es otro evento que revoluciona el pensamiento del hombre medieval, incluso se llega a pensar, según la Iglesia Católica, que este periodo va hasta el V Concilio de Letrán, 1512-1517. Estos acontecimientos en conjunto delimitan la Edad Media y son puntos de partida para un análisis de la filosofía producida en esta época[6]

Debido a la ambigüedad dada en torno a la época, se tiende a estigmatizarla hasta el punto de designarla como tiempo intermedio, simple relleno, aclarando que ésta no es ni la antigüedad ni los tiempos modernos[7]pero en realidad "es un periodo de mil años de agitación, de creaciones políticas, literarias, artísticas, en los cuales Europa no cesó de cambiar de forma y de espíritu…"[8].

Lógicamente mientras se cursaba en la época no se hacía referencia al periodo como Edad Media, este término fue conocido en el siglo XV. El calificativo de "media tempestas" fue empleado por vez primera en 1469 por Juan Andrea de Bussi, obispo de Alería. Su uso se generalizó, con connotaciones más o menos peyorativas, a lo largo del siglo XVI y fue aceptado incondicionalmente por muchos historiadores hasta bien entrado el siglo XIX. Designaba, por lo general, un período intermedio, oscuro e inculto, que separaría el humanismo antiguo o clásico del humanismo moderno, y que habría supuesto el triunfo del estilo gótico, o sea, del modo de vida bárbaro[9]

En consecuencia, la Ilustración tuvo una concepción muy negativa de la filosofía medieval, es decir, de la filosofía de esos siglos medios. Muchos autores de esta corriente y entre ellos George Wilhelm Friedrich Hegel, por ejemplo, en la Introducción a sus Lecciones sobre la Historia de la Filosofía, pronunciadas por última vez en 1831, estimaba que "sólo cabe distinguir, en rigor, dos épocas de la historia de la filosofía: la filosofía griega y la filosofía germánica. […] El mundo griego desarrolló el pensamiento hasta llegar a la idea; el mundo cristiano-germánico, por el contrario, concibe el pensamiento como espíritu"[10].

Al llegar los siglos XIX y XX, algunos historiadores de tinte racionalista (Victor Cousin, Jean-Barthélemy Hauréau, François Picavet, Léon Gauthier y Émile Bréhier) rescatan los valores propios de la Edad Media y parten de dos supuestos: uno positivo y uno negativo en torno a la Iglesia como institución de poder. Al referirse al negativo hacen alusión a la parálisis de la producción filosófica al haber asociado el pensamiento humano a una verdad heterónoma de origen divino relegando al hombre la posibilidad de resolver sus propios problemas por vías racionales y, en el ámbito positivo, se refieren a la aparición de la especulación religiosa o ciencia teológica, aunque no sea un aporte filosófico. Ante este panorama salen a defender otras posturas pensadores católicos, como Albert Stöckl, Joseph Kleutgen, Salvatore Talamo y, más tarde, Franz Ehrle, Clemens Baeumker, Pierre Mandonnet, Maurice de Wulf y Martin Grabmann, quienes consideraban que en la Edad Media sí hubo producción de Filosofía, rescatando a Alberto Magno, Buenaventura, Tomás de Aquino, Juan Duns Escoto y tantos otros, como verdaderos filósofos, sólo que aquellos lo fueron como filósofos cristianos[11]

La Filosofía cultivada en la Edad Media, fue en gran parte elaborada por cristianos y utilizada en función de la explicación racional del dogma. Aunque hubo en el siglo VIII una Filosofía producida por los musulmanes y otra llevada a cabo por los judíos que, en cierta manera, ocasionaron un poco de discordia con el quehacer filosófico cristiano. La tarea filosófica cristiana va unida íntimamente con la teología, por ello surgen varias cuestiones en torno a este pensamiento ¿es una filosofía en el sentido pleno de la palabra o sea una explicación racional, nueva y original de Dios, del hombre y del mundo? ¿O es una filosofía adjetiva, es decir, sólo una filosofía hecha por cristianos, pero apenas distinguible por sus puntos de partida, temática y soluciones, de la filosofía griega y helenística? Para dar luces a una posible solución a los interrogantes anteriores, en 1927 se suscita un debate en torno al tema en cuestión resultando diversas posiciones, entre ellas, las de los historiadores Brehier y Brunschvicg, que sostenían la no existencia de una auténtica filosofía cristiana y Maritain y Gilson se apoyaban en la tesis contraria. Según Copleston, autor dedicado a rescatar el espíritu de la Edad Media, es necesario advertir en primer lugar que la relación entre filosofía y teología constituyen en sí mismas un tema importante para el pensamiento medieval, probando de esta manera que los autores eran conocedores de ambas ciencias por separado. En segundo lugar, Santo Tomás, sabiendo que por revelación tenía qué aceptar la tesis ab initio temporis del mundo, y él afirma que lo creía, pero filosóficamente no era posible demostrarlo aun así no logró explicar la contrario, la creación eterna del mundo[12]

Es innegable entonces que en la Edad Media no hubiese sólo teología, sino también filosofía, ésta tuvo unas particularidades, cultivada por hombres creyentes, teniendo en cuenta los problemas que planteaba la explicación racional de la doctrina, al menos en los primeros tres siglos del renacer cristiano convivieron armónicamente, esta filosofía es conocida como, "filosofía cristiana". No sólo se basó en la fe, también retomó nuevos problemas netamente racionales y sus respectivas soluciones, un ejemplo es la noción revelada de la creación, sobre la que se construyó toda la filosofía de lo necesario y lo contingente, la especulación sobre la oposición metafísica entre el ser y la nada y las nociones de eternidad, eviternidad y tiempo, todo lo anterior tratado por la filosofía clásica de manera insatisfactoria, por no tener conocimiento de la revelación. Es claro entonces que a pesar de las múltiples diferencias que se pueden detentar en los autores de la Edad Media, existe una unidad temática y metodológica que converge en un punto de partida y de llegada, la Revelación[13]

Si bien, la edad medieval no fue una época oscurantista tampoco es considerada como el periodo de oro de la humanidad, aunque haya estado impregnado por el ámbito religioso, donde se predicaban virtudes como la templanza, la obediencia, el amor y la humildad era evidente en muchos estamentos de la sociedad la falta de acatamiento, pues los excesos dejan al descubierto la debilidad de la naturaleza humana. La Edad Media es un largo periodo y como otra etapa de la humanidad posee sus falencias y sus fortalezas, llenas de cosas estériles y fecundas. En el ámbito cultural aparece el arte gótico, reflejado en las colosales construcciones de Catedrales e Iglesias[14]

Todas las épocas de la humanidad llevan un hilo conductor. Para enfocar la investigación en la Edad Media se recurrirá a aspectos influyentes transmitidos desde el final de la Edad Antigua y que en un principio se convierten en puntos claves para percibir el cambio epocal.

1.1.1 El Estoicismo. Presenta una influencia bastante marcada de parte de Epicteto, Séneca y Cicerón. Más allá del aporte filosófico, teológico, se rescata la ética estoica en la espiritualidad y la ascética de los cristianos, comunidad naciente y que posteriormente se convertirá en el centro de toda la Edad Media. En esta ética se afirma la igualdad de todos los hombres, premisa que va en contra de la doctrina cristiana, además que se considera a Dios, el alma del mundo, la razón y la naturaleza como entes idénticos, sin distinción alguna, llevando este pensamiento al hombre a un total Panteísmo( y Fatalismo((. El ideal de existencia humana sólo se atribuye a los sabios que viven conforme con la naturaleza, es decir, se deja conducir por el alma racional y está dominando al alma sensible con sus impulsos y pasiones. Pero, si el cuerpo es la casa de todos los sentidos, por lo tanto, origen de las pasiones, se tiende a concebir de manera negativa al cuerpo. Esta teoría en unión con la que viene del pasado acerca de tener el cuerpo como cárcel del alma se convierte en un problema para la antropología cristiana[15]

1.1.2 La Gnosis. Gnosis-conocimiento, en este caso, no hace referencia a un problema de la teoría del conocimiento, es un movimiento religioso que se trata de una compleja doctrina de la salvación que alcanzó su florecimiento en el siglo II d.C. contiene elementos de religiones griegas, orientales, nociones judeocristianas y arquetipos del pensamiento filosófico. No es un sincretismo, busca ocuparse del hombre individuo en el mundo, del problema del mal y de la liberación del hombre de esta situación negativa. Existe un dualismo cósmico, la realidad concreta y material del mundo pertenecen al mal, está bajo el dominio de los poderes hostiles y su origen es negativo en oposición a este mal se encuentra Dios, verdadero, ignoto y trascendente considerado como demiurgo o creador. Junto a este dualismo está el dualismo antropológico, pues el hombre conforme con su esencia es semejante a lo divino y al principio de bien, por tanto, los poderes hostiles de este mundo se encarga de mantener al hombre en la ignorancia de su verdadero origen divino. Pero, la liberación de este mal es la gnosis, o sea la comprensión de la verdadera naturaleza del hombre[16]

1.1.3 El Maniqueísmo. Tuvo su influencia en la antigüedad tardía y en el cristianismo temprano. Manes o Mani (216-276) es su fundador. Es un movimiento religioso persa, creció en Babilonia en una secta Gnóstica Baptista. Después de un largo viaje que lo llevó a la India, en el 242, Mani obtuvo del rey Sapur I el permiso para predicar una nueva religión, fue tanta su acogida que el sucesor de Sapur I lo mandó a ejecutar. Pese a ello se vio con el paso de los años muy floreciente, incluso entre los años 763-814 el Maniqueísmo se detentó como religión oficial del Imperio, después pereció. Según la doctrina maniquea la historia se divide en tres partes: en el primer periodo se encontraban separados el reino de la luz y el de las tinieblas. En el periodo medio, tiene lugar la confusión de ambos polos y es el presente. En el futuro, esta unión desaparecerá. La creación del mundo y su fin tienen lugar en el periodo medio. La lucha entre las tinieblas y la luz hacen que Dios intervenga enviando a su único hijo Jesucristo. Manes es el culmen de todos los profetas que en el Antiguo Testamento figuran como enviados por Dios a los hombres. El objetivo moral del Maniqueísmo es eliminar del todo la confusión de la luz con las tinieblas, y se logra en diferentes grados: los perfectos, son aquellos que se abstienen de absolutamente todo, de manera especial, del contacto sexual y los auditores a quienes se les ha impuesto sólo los diez mandamientos, estos deben pasar por varias reencarnaciones para ser purificados. San Agustín hizo parte de este movimiento[17]

1.1.4 Filón de Alejandría. Nace en el año 13 a.C. y muere en el 50 d.C. se desenvolvió en la gran ciudad de Alejandría, casa de una gran biblioteca de la antigüedad, allí se tradujo la Biblia llamada Septuaginta del hebreo al griego entre el siglo II y III a.C. Entre las obras más destacables de Filón se encuentran un "Comentario alegórico al génesis" "De Vita Contemplativa" y "De Aeternitate Mundi". La intención de Filón consistía en acercar y hacer comprensible el judaísmo a los paganos, buscaba demostrar que el Pentateuco era compatible con la razón. A pesar de las influencias helenísticas, su doctrina mística se basa en la revelación de Dios. Es seguidor de la filosofía griega y lucha por una síntesis entre fe y razón. Él ve en la revelación la mas alta filosofía y en Moisés el mas grande de los filósofos.

Este tiempo se divide teniendo como criterio los diversos acontecimientos, sobre todo, los más relevantes, en dos grandes periodos: la Patrística y la Escolástica y éstas a la vez en cinco etapas:

1.2.1 La Patrística. Se desarrolló en la primera época cristiana por obra de los Padres( de la Iglesia y terminó en Occidente, con Isidoro de Sevilla (536) y con Juan Mansur Damasceno (749) en Oriente[18]Inicia después del anuncio apostólico, abarca el periodo de Cristianización del mundo grecorromano. Al salir el Cristianismo de su pequeño espacio de evangelización debe enfrentarse con dos tareas fundamentales: dar cuenta de su identidad imponiéndose a las más severas persecuciones y continuar con el mandato mesiánico. El concepto Patrística fue retomado por la Teología Dogmática y en ella se refleja un profundo respeto a los autores de esta etapa, pues se consideran como la Tradición de la Iglesia Primitiva[19]

La relación de la Teología y la Filosofía en un comienzo no estuvo exenta de tensiones, pero nunca los cristianos desistieron de la Filosofía, la utilizaron para defender su teoría y además para fundamentar sus presupuestos. Desde el mismo instante en que Pablo inicia su misión de anunciar la Buena Nueva por todas partes, se encontró con la Filosofía y ésta más que una teoría era un estilo de vida, pero logró utilizarla de tal manera que sustentaba la verdad revelada que profería. De hecho, en el siglo II d.C. los no cristianos consideraban filósofos a los cristianos, a pesar de pertenecer a las clases más sencillas, aquello está evidenciado por el judío Trifón y el médico Galeno, también en el mensaje de Justino, Atenagoras e Ireneo, pero esta filosofía era considerada bárbara puesto que no tenía su fundamento en el pensamiento griego y romano, era en cambio "la filosofía divina y la única verdadera, la filosofía de Dios"[20]. En este lapso de tiempo, los Padres buscan el hacer de la Teología y la Filosofía, dos áreas que arrojarán los fundamentos necesarios para soportar el anuncio del Evangelio. De hecho, la Filosofía Patrística consta de la predicación, la defensa de la fe, la interpretación de las Sagradas Escrituras, sólo con el tiempo se empieza a sistematizar esta prédica[21]

1.2.2 La Escolástica. Se inicia como filosofía de escuela (schola) de la Iglesia Medieval en el siglo IX y dura hasta el comienzo del Renacimiento (siglo XVI). Aunque en la Edad Media forma la Escolástica la corriente principal, junto a ella se desenvolvieron también los sistemas judío y árabe, que deben ser estudiados conjuntamente[22]

En un tiempo atrás se concebía el término Escolástica como un todo de la Edad Media, dividiéndola en tres secciones: Escolástica temprana (1100-1200), Alta Escolástica (1200-1300) y Escolástica Tardía (1300-1450), posteriormente se volvió obsoleto utilizarlo. En realidad, la Escolástica alude originalmente al aspecto metódico formal, por ello forma parte de un elemento especifico de la ciencia medieval. El término proviene de la palabra latina "schola", la cual significa escuela.

El método Escolástico, el cual consiste en la argumentación con reglas del silogismo (premisa mayor y premisa menor), con dos modos de expresión, la lectio, que significa la lección, la lectura, con ésta se buscaba transmitir los conocimientos existentes, ya que era necesario que los alumnos aprendieran de memoria lo que el profesor impartía y el otro modo es la disputatio, que tenia como objetivo demostrar el dominio de los aprendido en la lectio. Una vez a la semana se reunian solemnemente con este fin. El magister exponía el tema filosófico además de unas tesis que los estudiantes debían de rebatir de acuerdo a su capacidad intelectual, que necesariamente debía ser lucida[23].

El método escolástico se ciñe a una triple función, en primer lugar tiene en cuenta la importancia de la Tradición y la Autoridad, se afirma que quien vaya a optar por una ciencia en particular deberá acceder a los conocimientos que ya en el pasado se han dictaminado en torno a un tema especifico, esos textos son el puente hacia el pasado, por lo tanto, se convierten en autoritas. En un segundo plano y como novedad en la Edad Media, se afirma que el verdadero conocimiento solo es posible adquirirlo por medio de un estricto sentido de la razón y aquello se ve reflejado en las grandes obras llamadas summas del siglo XIII que constituyen el punto final de una continua evolución en el pensamiento sistemático de la Edad Media[24]

Este periodo está subdivido en:

  • La primera Escolástica

  • La alta Escolástica

  • La Escolástica Tardía

1.2.2.1 La primera Escolástica. Después del caos político de los siglos IX y X, renace el orden en Europa: los otones restauran el Imperio en Alemania, los reyes Capetos organizan a Francia, Guillermo "El Conquistador" trae la paz a Inglaterra, se asientan los reinos cristianos de España, se fortalece el sistema Feudal, los pequeños comerciantes, la naciente burguesía, consigue su autonomía en las ciudades, florece la artesanía, el comercio y la cultura. "Junto a las viejas escuelas monacales que habían sido depositarias del saber, florecieron en las Villas o ciudades las escuelas Episcopales, al amparo de las Catedrales, entre las mas destacadas esta de Chartres, la cual significo gran importancia en los estudios filosóficos"[25]. A través de un proceso fueron difundiendo un método oral por todas las escuelas, el cual consistía en que el profesor tomaba un texto de un autor y lo comentaba, exponía los pro y los contra y asignaba a los alumnos extraer las consecuencias[26]

El Papa Gregorio VIII reforma el clero diocesano, éstos se dedican a la enseñanza en las escuelas urbanas. Es una etapa de gran fecundidad y originalidad filosófica en el ámbito cristiano. La dialéctica es aplicada a todos los campos: la moral, la psicología, la metafísica y la teología, aunque con excepciones de algunos pensadores místicos. Aparecen grandes figuras como San Anselmo, Pedro Abelardo. Surgen problemas en torno a los Universales, los cuales se preguntan sobre el significado y valor de los conceptos universales. Los realistas medievales los sitúan como individuos conocidos como realidad única; para los realistas moderados, los individuos existen concretamente, pero los universales tienen valor real sólo por derivarse de una abstracción mental de lo particular y para los nominalistas, no existe, más que realidades individuales y los géneros y especies son sólo sonidos, palabras[27]

1.2.2.2 La Alta Escolástica. En el siglo XIII, debido a nuevas inquietudes y planteamientos, tiene un florecimiento la Filosofía Escolástica cuyos factores fundamentales que propiciaron el apogeo de este periodo filosófico fueron los siguientes:

  • La Fundación de las Universidades: son centros docentes de formación y/o agrupación profesional de maestros y estudiantes, unidos por intereses culturales, resultado de un desenvolvimiento de las escuelas Monacales, Catedralicias y Palatinas iniciado en el silgo VIII. La primera universidad que se constituyó como tal fue la de Paris, pues esta ciudad era centro de convergencia del catolicismo y el pensamiento religioso, por ello existe una primacía por la Teología, debido a que se mantiene vigente el presupuesto agustino "cree para que entienda". algunos de los grandes teólogos que se formaron en esta institución, Alejandro de Hales, Buenaventura, Alberto Magno, Tomas de Aquino y Duns Escoto. Posteriormente se erigen otras Universidades como Napoles, Bolonia, Oxford, Cambridge, Salamanca, Colonia, Padua, Touluse, Orleans, en total de las cincuenta universidades que se crean en Paris entre el 1200-1400, veinte serán obras pontificias[28]

  • El ingreso de las Órdenes Mendicantes a la Universidad: Las Órdenes Mendicantes surgen debido a que la Burguesía comienza a triunfar sobre el Feudalismo, que el poder Papal tiende a centralizarse cada vez más, por lo que requiere de instrumentos adecuados con su cometido. Gracias a los religiosos, el pensamiento aristotélico invade la vida intelectual de las universidades y los Mendicantes deben contrarrestar las herejías a nivel popular a través de la predicación y la enseñanza. Entre el 1229 y el 1231 los Papas estimulan a los Dominicos, los Franciscanos, los Cistercienses, los Agustinianos y los Carmelitas para que ingresen a la universidad. Con las Órdenes Mendicantes se eleva el nivel científico de los estudios universitarios y aunque hubo ciertas disputas por la hegemonía, el Papa en curso reconoce a cada cual los derechos correspondientes y de esta manera surgen los personajes que dieron un matiz nuevo a la Filosofía y a la Teología, los Franciscanos con Alejandro de Hales y Buenaventura y los Dominicos con Alberto Magno y Tomas de Aquino[29]

  • La incorporación y asimilación del pensamiento aristotélico en Occidente: Suscita agudos problemas, despierta inquietudes, abre nuevos horizontes y origina distintas posiciónes. Aristóteles es introducido a través de la filosofía árabe y judía. Desde 1130 se empieza a traducir de la obra aristotélica. Se acude a él por la lógica, por su filosofía de la naturaleza y del ser, por la física y la metafísica como búsqueda de una nueva cosmovisión; éstas últimas entran en conflicto con el pensamiento cristiano al punto de ser condenados por el Papa, aunque esto no impidió su lectura. El pensamiento del Estagirita es considerado como fermento de renovación, posteriormente Alberto Magno y Tomás de Aquino retomarán este pensamiento para fundamentar el dogma Católico[30]

1.2.2.3 La Escolástica Tardía. Cuando el tomismo estaba en el culmen en relación con la síntesis entre Teología natural y la revelada, aparece en el medio una nueva escuela filosófica de inspiración franciscana, esta escuela acepta el pensamiento aristotélico, con un marcado tinte voluntarista y nominalista. Con Ockam y Escoto se da el desarrollo dialéctico de los grandes problemas del pensamiento medieval. El siglo XIV se caracteriza porque, al igual que el siglo anterior, tomó a la Filosofía como sustentadora del dogma, Escoto es el primero en hacer esa diferencia y alianza a la vez y luego Ockam se encargará de realizar la separación de Filosofía y Teología. El paso del siglo XIII al XIV se da no como ruptura, sino continuidad aunque con grandes contrastes. El tomismo prosigue como escuela independiente, el escotismo continuó en la elaboración de una metafísica de las esencias y de las formas. De esta manera, empieza la escolástica a disolverse y los descubrimientos científicos modernos son el indicio de una nueva época[31]

  • La primera etapa es conocida como la "Edad de los Fundadores", se extiende desde finales del siglo V al VIII. Época en que los últimos romanos, tales como Boecio y Casiodoro, formados en escuelas y universidades imperiales hacen un balance de la sabiduría antigua, éstos transmiten a los monjes su plan de estudios además del método, se puede afirmar que son autores de transición del pensamiento antiguo al nuevo. Posteriormente sus sucesores San Gregorio y San Isidoro de Sevilla deberán enfrentarse a nuevos retos, pues ya los bárbaros se han establecido y la Iglesia busca convertirlos manteniendo la verdad y la moral. El gran paso es enmarcado cuando es bautizado Clodoveo en el 496 y el rechazo del rey Recaredo en el 589 del Arrianismo, momento de alianza intima entre la Iglesia y el Estado. Este periodo está influenciado por la aparición de comunidades monacales encargadas de mantener intacta la cultura en occidente[32]

  • La segunda etapa es conocida por muchos autores como "Alta Edad Media", caracterizada por el despertar, apogeo y decadencia del renacimiento carolingio, Se desarrolló principalmente en el territorio del Imperio carolingio, que se extendía desde Cataluña, la "marca hispánica", al sur de los Pirineos, hasta el Oder-Neisse. Se destacan a Pepino "El Breve" y Carlomagno como los grandes reformadores, su objetivo era hacer que al igual que los clérigos, los laicos también pudiesen tener acceso a la educación, en su cometido estuvieron presentes los italianos Pedro de Pisa y Paulino de Aquilea, el irlandés Dungal y el inglés Alcuino, quienes consiguen dar vida a una nueva cultura en Francia de manera especial, al Norte, que hasta entonces nada había conseguido en este sentido. La mayoría de los maestros son benedictinos, debido a que el Emperador ha unificado las observancias religiosas en su imperio. En muchos aspectos, la cultura carolingia es tradicional, sólo con Juan Escoto Eurigene aparece un sistema personal, pero a partir de elementos clásicos, se empiezan a resolver problemas de Lógica, Metafísica, Psicología y Moral[33]

  • La tercera etapa es la del Renacimiento del siglo XI y XII. En esta época renace el orden: los otones restauran el Imperio en Alemania. Las ciudades renacen como centros de artesanado, de comercio y de cultura. Los clérigos reclutan jóvenes para sus diferentes órdenes. Gran época para el clero diocesano, reformado por Gregorio VII y por sus sucesores, los cuales aceptan gozosos los deberes de la enseñanza. Existe también un laicado muy comprometido y eficaz. En el área urbana se erigen un número bastante considerado de escuelas. La lógica empieza a ser muy utilizada, se recurre al Organón de Aristóteles[34]

  • La cuarta etapa es la del siglo XIII, llamada Edad Escolástica o Aristotélica. La educación pasa a las universidades, las escuelas urbanas pierden un poco de poder, pues se logran algunos centros de estudio, Paris por ejemplo. A los Benedictinos encargados de la educación en las universidades se les suman los Dominicos, los Franciscanos y los Carmelitas. Es la época del aristotelismo sin desconocer que en las universidades existan partidarios del Agustinismo y/o Platonismo, será con San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino con quienes se da una nueva interpretación de la filosofía del Estagirita, tratando de encaminarla por el cristianismo[35]

  • La última etapa es conocida como la del Nominalismo. Se cae en un escepticismo filosófico, y el periodo medieval empieza a declinar. Ockam afirma que es preciso dudar de la razón y su capacidad para apoyar la Teología. No existen conceptos ni reglas generales y/o abstractas, todo es estrictamente individual, todo conocimiento es intuitivo. Desde la moral no existen las virtudes, más bien una serie de actos discontinuos. Por ello, todas las ciencias orientadas hacia un fin contingente son valorizadas y reorientadas escapando a la filosofía de la naturaleza y a la moral normativa[36]

Cada época trae consigo sus dificultades y sus fortalezas. Dentro de los múltiples cambios que vivió el hombre en la medievalidad, se destaca el cambio de pensamiento en cuanto que la filosofía helenística tenía influenciado todo el Imperio, con la aparición del cristianismo, ésta empieza a disminuir. El ámbito político, social y económico se vio bastante transformado por las diversos estructuras que fueron apareciendo.

1.4.1 El Feudalismo. Este sistema económico, social y político se desarrolló en Europa entre los siglos IX y XIV, sobre todo, en los reinos que fueron resultado de la disolución del Imperio Carolingio. El término como tal aparece en el siglo XVIII, con el fin de describir las instituciones sociales basadas en el feudos (feudum en latin), pero no se puede caer en el error de designar toda la Edad Medieval, imbuida de este sistema. El Feudalismo presenta unas características:

  • Ausencia total de un poder central, llevando esto a un fraccionamiento de los reinos y a la vez con gobernantes locales con gran potestad.

  • Los hombres pasaron a relacionarse bajo un sistema de dependencia o subordinación entre un señor más poderoso que otro.

  • El valor de la tierra pasó a ser tan relativo, dependía de quien la protegía.

  • Imperó el sistema de tipo agrario, pero ejecutado a escalas muy bajas debido a que no se permitía su comercialización.

  • En el campo de las relaciones fueron de tinte de servidumbre, los señores feudales manejaban la vida de sus servidores, los vasallos.

  • La Iglesia Católica, una institución con gran poder político, económico y religioso, organismo que mantuvo intacta la cultura grecolatina.

El feudalismo no fue el resultado de un deseo racionalmente programado, más bien el lento desarrollo de la lenta evolución histórica. La sociedad medieval se convirtió en etapa de caballería y esto hizo que los nobles y los caballeros pasaran a significar lo mismo. Posteriormente, la Iglesia hace uso de estos ejércitos, convirtiéndolos en una institución al servicio de los más pobres y débiles. La sociedad medieval es totalmente estamental y piramidal, con relación al primer campo cuando los individuos nacían en un determinado grupo social, en él se debían mantener y en cuanto al segundo aspecto, el poder estaba en aquellos que tenían la capacidad de gobernar: los reyes, los nobles y los altos funcionarios eclesiásticos, posteriormente fueron delegando sus oficios a los Obispos. En el contexto medieval no circulaba el dinero en forma de moneda, los pagos se hacían a través de la tierra, por ello y debido a la ayuda que prestaron los Obispos a los reyes que estos fueron acumulando grandes riquezas, ello daba pie para que los reyes fueran los encargados de nombrar a los Obispos, pero generó gran corrupción dentro de la institución, tanto que muchos clérigos tenían mujeres e hijos. Era la Iglesia, el estamento de gran envergadura, hasta el punto que controlaba la vida de las personas desde que nacían hasta que morían, imponiendo la moral pública y privada y haciendo que se cumplieran los preceptos impuestos de lo contrario, le aplicaban la excomunión, la cual consistía en la privación de los sacramentos y la interdicción que afectaba a toda una población en el sentido que negaba todos los servicios religiosos hasta el cierre de las iglesias.

El paso del régimen esclavista al feudalismo fue acompañado en Europa por una compleja estructura jerárquica, pasando por el Baron, el Conde hasta el Rey o Emperador y todo esto descansaba en los campesinos y en los pequeños artesanos. Hubo una decadencia temporal de la cultura y la economía, decayó la artesanía, se redujo el comercio. Ahora el catolicismo era la ideología dominante del momento. Por tanto, "los dogmas eran a la vez axiomas políticos"[37].

1.4.2 La Inquisición. Se da en un ambiente socio-económico, político y eclesiástico y dentro de éste último en un ambiente canónico y teológico. No es fruto de una persona, en ella intervino el pueblo creyente, los frailes de las órdenes mendicantes, los canonistas, los teólogos, el Papa, también los políticos: el Emperador, los Reyes, el Conde y los Señores. Para que se dé la Inquisición, se deben dar las herejías y, por lo tanto, los encargados de propagarlas, primero interviene el Papa y el Emperador; luego, la justificación de los teólogos, de allí se convierte en ley de la Iglesia por medio de los canonistas. Pero, estos herejes se convirtieron en un problema político haciendo que los Reyes y Emperadores se unan a la Iglesia, además de que obtienen algunos beneficios políticos[38]

El nombre de la Inquisición se debe a los siguientes Papas, Lucio III (1181-1185) e Inocencio III (1198-1216) y por el Concilio IV de Letrán (1215). "De acuerdo con los obispos o al lado de ellos, se ve, durante el siglo XII, funcionar simultáneamente dos inquisidores, es decir, la inquisición episcopal, ejercida por los ordinarios en sus diócesis respectivas, y la inquisición legatina, ejercida por los legados, con jurisdicción en una extensión determinada"[39]. En cuanto a la finalización de la Inquisición se dice que va hasta finales del siglo XV, cuando son perseguidos los Valdenses, los Cátaros( y los Brujos. Antes de la instauración de

la Inquisición, los acusados eran juzgados en el tribunal de manera privada, con Lucio III e Inocencio III, se hace público tal evento hasta el punto que los herejes son buscados. Las herejías dadas a partir del siglo XII fueron siempre la preocupación de la Iglesia y el Estado, pero la Iglesia en un comienzo buscaba más que eliminar al hereje, darle la oportunidad de volverse a reconciliar con la doctrina, uno de los primeros casos que se dieron en relación con la condenación, fue por parte de los príncipes, con ejecuciones y condenaciones sumarias, expulsión o condena de muerte de los culpables, esto en Orleans, Lieja y Soissons, entre los años 970-1031. Durante largo tiempo algunos integrantes de la Iglesia se opusieron a este rustico método, afirman que la herejía se puede combatir con la discusión, otros dicen que con una pena espiritual como la excomunión basta, esto último fue planteado por los Concilios de Reims, el 5 de octubre de 1049 y el de Tolousse, 13 de septiembre de 1056, en todo caso quedaba totalmente prohibido dentro de la Iglesia, la práctica de la condena de muerte y esto es corroborado en un escrito del Papa Alejandro II (1061-1073) al Arzobispo de Narbona[40]

Pero, en 1162 el Rey de Francia Luis VII (1137-1180), señala al Papa Alejandro III las perversidades de los Maniqueos en Flandes con una carta que envía y que dice:

Que vuestra sabiduría preste una atención particular a esta peste, afirma el rey, y que la suprima antes que pueda engrandecerse. Os lo suplico por el honor de la fe cristiana. Concedo toda libertad en este asunto al arzobispo (de Reims), él destruirá a los que se levantan contra Dios, su justa severidad será alabada en este país, por todos los que estén animados de una verdadera piedad. Si vosotros actuáis de otra manera, las murmuraciones no desaparecerán fácilmente y lanzaréis contra la Iglesia romana los reproches violentos de la opinión popular[41]

Durante el pontificado de Alejandro III, se efectúan dos Concilios que buscan restaurar la paz y la integridad en la Iglesia: el Concilio de Tours en 1163, en el que se ocupa un buen espacio para hablar acerca de los heréticos maniqueos, entre las prohibiciones se encuentra el no contacto de los sacerdotes con estos personajes y el pueblo debe convertirse en denunciante de todos los que no se adecuan a la doctrina eclesial. Luego en 1179, se convoca al Concilio de Letrán, allí se describe la situación de Languedoc y Gascuña, dos zonas donde proliferaban los herejes, y la Iglesia ordena a los Reyes tomar el control del asunto, convoca a una cruzada para ir en busca de los heréticos y se obtendrán las mismas indulgencias de las cruzadas a Tierra Santa. En el canon( dictaminado por el Concilio no se especifica el procedimiento inquisitorial, la búsqueda de los herejes, la acusación ese oficio por parte de las autoridades ni el procedimiento judicial mismo, el canon sólo pide clara y enérgicamente la cooperación de las autoridades eclesiásticas y seculares para reprimir la herejía con los medios a su disposición, cabe resaltar que los resultados no fueron los más promisorios[42]

Posteriormente, el Papa Lucio III convoca al concilio de Verona, con el fin de lograr un entendimiento con el Emperador Federico I Barbarroja, al cual asistieron Arzobispos, Patriarcas y un gran número de príncipes de toda Europa y, con el concurso del Papa y del Emperador, el 4 de noviembre se promulga la constitución Ad abolendam "contra los cátaros, los patarinos, los que se llaman falsamente humillados y los pobres de Lyon, los josefinos, los arnaldistas"[43] y, por supuesto, que esta medida cobija a todos los herejes, los laicos, los creyentes y los clérigos. Los Obispos debían estar atentos a sus respectivas jurisdicciones y seguir lentamente los casos sospechosos hasta el punto de dirigirse a los lugares específicos y tomar presos a los heréticos, los cuales debían retraerse de sus comentarios, acciones y volver a la comunión con la Iglesia. Todos los estamentos públicos y privados debían estar al servicio de esta causa[44]

Los dictámenes dados por la Iglesia se empezaban a ejecutar, pero sin aprobar ningún método que atentara contra la dignidad humana, incluso se les mandaba a catequizar, un ejemplo es el joven Santo Domingo, quien se une a un viaje con unos monjes cistercienses a Lauragais, allí tiene por objetivo traer a los herejes nuevamente a la familia cristiana, funda una comunidad, la Orden de los Predicadores. Hacia el 1208 llega al pontificado el Papa Inocencio III y al valorar la debilidad de los resultados obtenidos pacíficamente, invita al rey de Francia Felipe Augusto y a otros barones que era necesario eliminar la herejía tomando las armas, empezando en Toulousse. A partir de allí se disparó la más cruenta de todas las persecuciones, episodios sangrientos como el de Beziers donde los cruzados asesinaron a treinta mil personas, fueron el quehacer de la Iglesia y el poder político, por supuesto que "Inocencio III acusó al jefe de los cruzados de derramar la sangre del justo.para servir a sus intereses propios y no a la causa de la religión"[45]. Posteriormente cesó la persecución por medio del pacto de Paris (Luis IX, 1226-1270) y se crea la Universidad de Toulousse[46]

Luego en el s. IV con el Concilio de Letrán las autoridades eclesiales constataron que la cruzada había fracasado y que en Toulousse al contrario de haber disminuido la proliferación de las herejías, seguían en aumento hasta el punto que las iglesias cátaras estaban jerarquizadas y apoyadas por las mejores familias, esto llevó a que el Papa tomara la decisión de legitimar las investigaciones (inquisiciones) de los Obispos, aprobando las penas que se deriven contra el reo. Se afirma que a partir de 1215 el proceso per inquisitionem es un hecho, de allí la inquisición se organiza de tal manera que tiene un cuerpo militante investido de la autoridad pontificia, es conferida a las comunidades mendicantes especialmente los Dominicos, quienes teológicamente estaban en la capacidad de detectar los focos de herejía y de llevar las discusiones con fundamento[47]

La reconciliación del hereje lleva consigo obras de piedad, actos de humildad, peregrinación, insignias de reconocimiento sobre los vestidos, pero aquel impenitente era castigado con la incapacidad legal y si persistía era entregado al brazo secular donde seria ejecutado en la hoguera, además de que su casa era demolida, se confiscaban sus bienes y la incapacidad legal cobijaba a los hijos y nietos del reo[48]

Ahora, el tribunal encargado de imponer las respectivas penitencias estaba conformado, en primer lugar por los delegados del Papa, junto a los jueces estaba el socius, que no es co-inquisidor ni suplente del inquisidor, su papel es acompañamiento moral y espiritual de alguna de las Órdenes Mendicantes; Dominico, Franciscano o el que el inquisidor escogiera, está también el notario, los sargentos de armas, los espías, los carceleros todos éstos denominados jurati o juramentados, pues prestaban la labor de un juramento especial[49]

Así sucesivamente cada uno de los Papas fueron intensificando la ardua labor de buscar y aniquilar a todos los herejes hasta 1317 cuando llega al poder Juan XXII y éste incluye en su lista de herejes otros grupos que antes no revertían ningún peligro, como los Fratichelos, hermanos de la vida pobre, Beguinos y Beguinas y hasta los que practican la magia, aclarando que por esta fecha aún la magia no es considerada de tan alto peligro. Lo que preocupa a la Iglesia son las formas de la práctica de la magia dada en la quiromancia, la adivinación, el sortilegio, la alquimia y, sobre todo, el culto y pacto con los demonios que se realizan el Sabbat[50]

La Iglesia tenía sumo cuidado con la alquimia. Algunos personajes de la Edad Media como Alberto de Bollsdadt y Rogerio Bacon, siguiendo a los químicos árabes, veían en la alquimia una ciencia experimental. Posteriormente los alquimistas, que por cierto fueron bastantes, se propusieron una nueva meta, descubrir el método para obtener la piedra filosofal, recurriendo para ello a la magia y al exorcismo, es obvio que estas concepciones fantásticas frenaban el progreso de la química, aunque todo el material empíricamente dado por la alquimia sirvió de base para emprender el proyecto de la química[51]

Ante estas y otras culpas era que se aplicaba la inquisición duramente, su itinerario está escrito en una carta que Gregorio IX dirige a Conrado Mansburgo el 13 de mayo de 1231:

Cuando lleguéis a una ciudad, convocareis a los prelados, los clérigos y el pueblo y haréis una solemne predicación; después buscareis algunas personas discretas y haréis una inquisición o búsqueda de los heréticos y sospechosos. Aquellos que, después del examen, sean declarados culpables o sospechosos de herejía deberán prometer obedecer absolutamente a las órdenes de la Iglesia; si no procederéis contra ellos siguiendo lo que nos hemos recientemente promulgado contra los heréticos[52]

Y entre los muchos métodos de castigo existían: el caballete, la cuerda y la antorcha inflamada, dependía del inquisidor aplicar cualquiera de ellos pero en cuanto a las consecuencias estaban explicitadas por Inocencio III en alguno de sus documentos:

Según la ley civil, dice el pontífice, los criminales de lesa majestad son castigados con la pena capital y sus bienes son confiscados, es únicamente por piedad que se perdona la vida de sus hijos. Con cuanta mayor razón aquellos que, desertando de la fe, ofenden a Jesús, el Hijo del Señor Dios, deben ser apartados de la comunión cristiana y despojados de sus bienes, porque es infinitamente más grave ofender la majestad divina que herir la majestad humana[53]

Pero, la Inquisición siempre estuvo avalada por los más altos teólogos de la Edad Media, trataban de justificar lo que la Institución aplicaba en nombre de Cristo, pues era la elegida para dichos fines, por ello Santo Tomás de Aquino afirma en su "Suma Teológica" haciendo referencia a los herejes:

Respondo diciendo que en relación con los heréticos dos cosas deben ser consideradas, una por parte de los mismos heréticos, y otra por parte la Iglesia. Por parte de los mismos heréticos, es pecado por el que merecen no sólo ser separados de la Iglesia mediante la excomunión, sino aún excluidos del mundo por la muerte. Porque es más grave corromper la fe, que es la vida del alma, que falsificar la moneda que es medio de subvenir a la vida temporal. De donde, si los falsos monederos u otros malhechores son justamente castigados a la muerte por los príncipes seculares, con más fuerte razón los heréticos, desde que ellos están convencidos de herejía, pueden ser no solamente excomulgados, sino justamente asesinados. En cuanto a la Iglesia, como ella es misericordiosa y busca la conversión de los culpables, ella no condena inmediatamente al herético, pero lo exhorta una primera y una segunda vez, como dice el Apóstol (Tit. 3,10) al arrepentimiento. De manera que si el herético permanece obstinado y si la Iglesia desespera de su conversión, la Iglesia proveerá a la salud de los otros separándolos por medio de la excomunión y el abandono al juicio secular para que éste los extermine del mundo por la muerte[54]

Para la Iglesia, la mayor de todas las ofensas cometidas por los herejes es aquella orientada por los cátaros que, en definitiva, son los propiciadores de la Inquisición y, luego, a partir de ellos empiezan a surgir movimientos que buscan liberarse del dogma católico, el escritor haciendo un artículo y a la vez un comentario a la Edad Media aduce:

Cualquier horror que puedan inspirarnos los medios empleados para combatirla (la secta de los cátaros), Escribe Lea —cualquier piedad que nosotros podamos sentir por aquellos que murieron víctimas de sus convicciones, nosotros reconocemos sin dudar que, en estas circunstancias, la causa de la ortodoxia no era otra que la de la civilización y del progreso. Si el catarismo se había convertido en dominante o solamente igual al catolicismo, no se puede dudar que su influencia había sido desastrosa. El ascetismo del que ellos hacían profesión y que concierne a las relaciones entre los sexos, habría inevitablemente conducido, si se convierte en general, a la extinción de la especie humana. Condenando el universo visible y la materia en general como las obras de Satán, el catarismo cometía un pecado contra la mejora material de la condición de los hombres. De modo que si esta creencia hubiera reclutado una mayoría de fieles, habría tenido el efecto de volver Europa al estado salvaje de los tiempos primitivos. El catarismo no era solamente una revuelta contra la Iglesia, sino la abdicación del hombre delante de la naturaleza[55]

1.4.3 El Nominalismo. La lucha entre el nominalismo y el realismo, que se dio durante varios siglos en la Edad Media es un problema filosófico de gran magnitud, incluso el aspecto violento se vio muy notorio entre los representantes respectivos. La discusión versaba en la naturaleza de los conceptos generales o universales, ejemplo, el hombre en general, la casa en general, el árbol como tal. "Los realistas afirmaban la existencia real de los universales como entidades ideales o arquetipos preexistentes a las cosas singulares"[56]. Primero existe el hombre en general, como una idea sui generis, después como producto de ella, existen los hombres singulares, se fundaban en la filosofía platónica.

"En el polo opuesto estaban los nominalistas que insistían en la realidad exclusiva de las cosas singulares y reducían los universales a los puros nombres con que los hombres designaba a las cosas individuales"[57], no existen el hombre o la casa en general son sólo nombres con los que se designan un conjunto de hombres o de casas. Aunque nunca se dijo nada al respecto, pero esta lucha ya prefiguraba, en cierta manera, la oposición entre el empirismo y el racionalismo que se daría en la Edad Moderna.

Para la Iglesia, el nominalismo presentaba en cierta medida un peligro, por ello optaba por el realismo. Esto debido a que por ejemplo en el año 1000, Berenger de Tours, sólo admite como real lo que perciben los órganos sensoriales y negaba la realidad de las esencias genéricas, con esto concluyó de que en el rito de la comunión, el hombre prueba el pan y el vino, mas no el cuerpo y la sangre del Señor, tal como lo enseña la Iglesia. Y a finales del siglo XI aparece Juan Roscelino tratando de fundamentar el nominalismo, sirviéndose de éste para interpretar el dogma de la Santísima Trinidad y aduciendo que son tres dioses distintos.

LA MAGIA Y SUS DIVERSAS MANIFESTACIONES

Las artes adivinatorias son tan antiguas como las primeras civilizaciones, la ansiedad del hombre por el futuro hace que se inventen múltiples medios para averiguar lo que pasaría más adelante. Durante la Edad Media fueron muchas las ciudades europeas que se contagiaron de esta práctica, la cual venía de siglos atrás. Entre las capitales más destacadas se encuentra Toledo, Orleans, Padua, Nápoles y Palermo, pero en el siglo XIII Toledo se convirtió en un centro científico europeo pues poseía una gran escuela de traducción y tanto el ambiente musulmán como el católico cobró gran importancia; otro aspecto es que en Palermo se podía tener acceso a la nigromancia, entendida ésta como una rama de la magia y allí también en 1256 Alfonso X tradujo al castellano El Picatrix(¸ escrito influenciado por fuentes árabes y judías. Ahora en cuanto a la palabra nigromancia se ha presentado diferencia en su significado, pues antes de la Edad Media se concebía como adivinación a través de la conjuración de los muertos. En la alta Edad Media pasó a significar la adivinación recurriendo a los demonios y, en último término, se tilda como el conjunto de fuerzas demoniacas clasificándose dentro de la magia demoniaca, la cual implica participación de los demonios[58]

Pero, la pregunta que siempre ronda en el pensamiento humano es ¿saber si la magia es un aspecto inherente al hombre? Hasta ahora existen pocos documentos que hagan referencia al origen de la magia como un aspecto innato en el hombre, sin embargo según el artículo que en esta investigación se ha citado habla del siglo V a.C. como el punto de donde se puede obtener información y ésta es aportada por los magoi persas, los cuales eran sacerdotes zoroástricos. Los romanos y los griegos haciendo alusión a éstos afirmaban que "practicaban la astrología y curaban a las personas mediante conocimientos ocultos"[59]; eran acusados de realizar falsas ceremonias aunque los romanos y los griegos realizaban ceremonias similares sino que trataban de llevarlas a cabo en lo público y evitaban el ámbito privado con tal que se les catalogara de ocultistas. Posteriormente el cristianismo consideró como magia todo aquello que fuese idolátrico donde se hiciera partícipe cualquier dios pagano, considerados en la tradición cristiana como demonios, se convierte en un aspecto teológico, pero también moral y esto evidenciado en las exhortaciones de San Agustín cuando en su obra culmen De Civitate Dei se asienta firmemente la idea de una magia diabólica o ceremonial frente al milagro, "el cual solo es posible por intervención del Dios verdadero, de manera que solo la voluntad divina puede aliviarnos y conceder deseos con su poder"[60].

Con el platonismo plotiniano se mantiene durante toda la Edad Media una especie de magia denominada magia natural (blanca-teúrgia), la cual estaba basada en una idea de eternas correspondencias y vínculos entre los diferentes elementos del universo y que a la vez éste es considerado como orden divino. Esta magia se basa en la causa-efecto natural y fue defendida en el siglo XII por filósofos como Roger Bacón, Ramon Llul y Alberto Magno e incluso se aduce que pudo llegar a ser utilizada por los eclesiásticos, quienes veían a través de ella el poder divino expresado por el orden de los efectos naturales[61]

Pero, el cristianismo dentro de su doctrina siempre estuvo en contra de toda clase de arte adivinatoria, pues las consideraba vivencias intolerables de los cultos paganos y llegó hasta la represión y la persecución para lograr tal cometido. Es evidenciado en los diversos Concilios que se celebraron con el fin de condenar dichas prácticas; en el 721 se celebra uno en Roma, el cual es presidido por el Papa Gregorio II, en el que se estipula que "toda practica supersticiosa acarrearía la excomunión y por tanto la privación de los sacramentos. La sentencia era que todos los libros debían ser quemados, pues así lo recomendaba los hechos de los apóstoles además de los emperadores Honorio y Teodosio, y debía hacerse delante de los obispos"[62].

Esto deja entrever la persecución que se había desatado contra los que practicaban dichos artes, incluso el mismo Carlomagno, en su capitular de la paz, escribía que enviaría a la cárcel a los adivinos y los magos y sólo los dejaría en libertad cuando juraran corregirse. Luego, el rey Carlos VIII ordenó que se encarcelara no sólo a los adivinos, sino también a quienes acudían a ello, incluso a los que no los denunciaban. Desde el 506 en el Concilio de Agde se promulga la pena de excomunión a las sortes sanctorum (suerte de los santos) que consistía en abrir la Biblia al azar en los evangelios, en las epístolas y tomar como predicción lo que se leyese, por aquel entonces "los teólogos aceptaban la suerte de reparto, la suerte de consulta o juicio de Dios, pero no la suerte de adivinación"[63].

Incluso para los sacerdotes que se veían tentados a consultar la magia, tal como lo hizo San Agustín, antes de su conversión, el trigésimo sexto canon estipulado en el Concilio de Laodicea especifica que "los sacerdotes y los clérigos no deben ser ni encantadores ni matemáticos o astrólogos"[64], así que desde el siglo V aquellos que optaban por refugiarse en la artes adivinatorias sufrían de parte de la Iglesia la excomunión, la penitencia pública, el ayuno, el destierro o la prisión, el hecho de que varios siglos adelante se volvieran a retomar estas mismas medidas deja entrever la resistencia de la gente para amoldarse a un sistema que les impedía actuar con libertad, pues ¿cómo desarraigarse de unos hábitos adquiridos a lo largo de tres mil años y que además correspondían a la estructura del inconsciente humano, el cual comporta el pensamiento mágico?[65].

Lo anterior trajo para Occidente un doble problema, pues cómo ignorar el gran aporte de muchos hombres caldeos, asirios, persas, griegos y romanos que bajo el rol de filósofos habían dilucidado en torno al tema y, por otro lado, no se podía obviar los aportes de una espiritualidad dada por el cristianismo. Algunos escritores trataron de justificar en sus tratados el uso de las artes adivinatorias sin comprometer la fe cristiana; entre estos esta Kaspar Peucer, quien tras publicar su obra capital en 1533, "commentarius de praecipius generibus divinationum", "en la que trata de separar las santas profecías y las predicciones naturales de las imposturas de los espiritus malignos y el disfraz de las supersticiones"[66], rechazó una parte de la adivinación grecorromana en la que se reflejaba "la superstición hija de la ignorancia de Dios y de la desconfianza"[67], la cleromancia, la cual consistía en una adivinación por medio de huesecillos, la piromancia, la capnomancia entre otros derivados.

En cambio, Peucer se inclinaba "por la quiromancia, que coloca dentro de la semiótica, parte de la medicina que trata de los signos, que como el pulso o los dolores, indican la disposición de los cuerpos"[68] y por la astrología, él encontraba bien las predicciones populares "es habitual entre los labradores predecir que habrá tormentas de lluvia, si hay arañas es presagio de peste, etc"[69]. Son cientas las historias que Peucer, un humanista protestante, relata en su obra, todas tendientes a desarrollar y fundamentar la magia, los presagios y la aparición de seres poco normales que con su presencia estremecen a la humanidad a través de grandes prodigios. Fue tanta la acogida del tratado de Peucer por parte del público que en 1565 el Concilio de Milan comprometió a los Obispos a reprimir sin piedad esa clase de delitos "que castiguen severamente a los que consulten sobre lo que sea a los adivinos, a los que digan la buenaventura y a toda clase de brujos y magos o a lo que hayan aconsejado a otras personas que los consulten o a los que crean en ellos"[70]. La ley fue promulgada hasta el siglo XVII, aun asi no lograron extirpar del todo las artes adivinatorias, pues cómo hacerlo si muchos sacerdotes recurrían a la varita adivinatoria, comentaban a Nostradamus tal como el Padre de Milmonts, Jean Belot. La religión pide que basta con rezar y ponerse en manos de la providencia, pero la oración no garantiza de que quien lo hace sea escuchado al contrario de las cartas que sí aporta, además de la tranquilidad alguna probabilidad a su búsqueda, pues sólo se llegaría a la eliminación de la magia cuando se eliminara la angustia, pero ésta pervivirá en el hombre siempre que éste tenga en frente de él el dolor y la muerte.

La transición de las artes adivinatorias de la época antigua a la Edad Media, no es necesariamente la misma, aunque permanezcan ciertas prácticas, se eliminan otras como: la aruspicina, adivinación por las entrañas de un animal sacrificado y el augurio, adivinación por el vuelo de un pájaro, pero surgen otras, la cartomancia, la rabdomancia, la quiromancia y la astrología que sin apartarse de Tolomeo evoluciona.

Algunas de las formas más comunes de adivinación que desde antiguo han estado y que en la Edad Media incursionan fuertemente son:

2.1.1 La Pronosticación. "Es el arte de predecir los acontecimientos por venir durante un periodo limitado"[71], esta forma de predicción fue en la antigüedad muy utilizada por las Sibilas, "las cuales eran sacerdotisas que ante el constante cuestionamiento de los individuos, éstas respondían con oráculos"[72], hasta el 400 en Roma aun se conservaba algunos extractos de los libros sibilinos, pero fueron quemados debido a que no eran bien vistos por el emperador Teodosio, además que el cristianismo tenía sus propios profetas -Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc.- y no quería que fuesen comparados con los paganos. Los teólogos cristianos distinguían claramente entre la "predicción, la cual es facultad de predecir una serie dada entre el día y la hora de su muerte y por extensión un acontecimiento en concreto, una invasión, la paz, la profecía; es la facultad de predecir una serie de acontecimientos y la visión espiritual, que es el cuadro alucinatorio de una acción pasada o futura.

Durante la Edad Media y el Renacimiento surgieron en Europa numerosos personajes que bajo el nombre de profetas vislumbraban acontecimientos en el futuro, entre los más destacados está Johann Lichtenberger, quien en su obra "pronostication" de 1488 "expuso sus previsiones sobre un periodo de ochenta y tres años, en el que ocurrirán pestes, guerras, hambrunas y mortandades"[73]. En el "liber miraculis" obra de predicciones publicada en Paris en 1486, y en las que aparecía el monje Florentino Savonarola, el cual quiso ver una alusión a Lutero y la reforma, "El Odeoporicon" de Gerard Brush, revelando la profecía de Regiomontanus, obispo de Ratisbona y profesor de astronomía, "según la cual el mundo se acabaría en 1588, esto produjo mucho miedo en Europa"[74]. Hubo otra cantidad bastante interesante, pero quien marcó notablemente este periodo fue Michel de Nostradame, llamado Nostradamus, nacido en 1503, médico de la universidad de Montpellier, estudio también astrología judiciaria. Cobró gran importancia en el medio hasta tal punto que los reyes lo citaban a sus palacios, elaboró un sinnúmero de prediciciones hasta el año 2015, haciendo uso de varios idiomas, un poco confusos, y aunque decía que debido a ello se podrían dar diversas interpretaciones, el sentido de su obra seguía siendo el mismo[75]

2.1.2 La Astrología. La creencia de que los astros influían en el destino de los hombres se presentaba de manera contradictoria, sólo con Ptolomeo en el siglo II d.C, trata de unificar. Por ejemplo en el "Tetrabiblos" obra de su inspiración, enseña a calcular la duración de la vida, las cualidades del alma, los vicios y enfermedades del cuerpo, midiendo los aspectos de los planetas, es decir las distancias que los separan. Los primeros astrólogos conocían tan sólo mil veintidós estrellas fijas y siete planetas, entre los que se contaba el sol y la luna, además empezaron rápidamente a relacionar las constelaciones con los días de la semana, los meses del año o la personalidad con determinados planetas; ejemplo la agresividad o la sexualidad están regidas por Marte y Venus. "El zodiaco, que es la zona celeste que rodea la tierra y corta la línea Ecuatorial en dos puntos equinocciales, fue divido en doce partes iguales que recibieron los nombres de las doce constelaciones por las que pasan constantemente los planetas: Aries, Acuario, Géminis, etc"[76]. El oficio del astrólogo consistía en establecer un horóscopo(, el individuo trabaja con toda clase de efemérides y tablas, el calendario Tebaico((, la tabla cíclica de los años, permite saber cuál es el planeta que rige cada uno. "En la Edad Media fueron los médicos los que impusieron la astrología, sobre a partir del siglo XIII, fueron estos quienes se atrevieron a desafiar a la Iglesia las prohibiciones de la Iglesia, so pretexto de conocer las propiedades de los astros igual que las plantas"[77], en el Renacimiento, Marsilio Ficino, sacerdote de la catedral de Florencia y Pico Dela Mirándola combatieron en sus obras la práctica de la astrología.

Ahora, los astrónomos también estaban convencidos de ser auténticos astrólogos, tales como Tycho Brahe y Kepler, éste último aportó las tres leyes que llevan su mismo nombre, en las que se corregía la descripción del movimiento de los planetas, aunque fueron grandes los aportes de este astrónomo, aquel que logró ubicarse entre los mejores durante el siglo XVII fue Jean Baptiste, éste inventó un sistema de cálculos de longitudes en el mar, muchos personajes lo consultaban, incluso el cardenal Richelieu y Mazarino.

Hacia el siglo XVIII, con la aparición de los enciclopedistas, la astrología empezó a declinar de tal manera que pocas personas consultaban a quienes practicaban dicho arte, un ejemplo del desdén con el que se referían a la astrología está contenido en al obra de Voltaire, "el Diccionario Filosófico", en el que afirma que la astrología es "una extravagancia universal que ha infectado durante tanto tiempo el espíritu humano"[78]. Sólo hasta el siglo XIX, momento en el cual vuelve nuevamente la astrología a ser una de las ciencias de mayor consulta, gracias al apoyo de Paul Christian y otros astrónomos que consideraban que el "astrólogo es ante todo astrónomo. Es imposible separar estas dos calidades"[79], son innumerables las dilucidaciones que se han presentado en torno al tema, al punto de que hoy la astrología pervive asociada con la astronomía y muchas personas hacen uso de este arte.

2.1.3 La Geomancia. Es la adivinación por la tierra(. En Occidente es gracias a Gerardo Cremona quien tradujo hacia el 1160 un tratado árabe de geomancia, que se tiene acceso a este arte, incluso fue elevada a categoría de ciencia y convertida en tema de poesía didáctica. Esta adivinación procede de los árabes y éstos a la vez la obtuvieron de la India y se constata en un manuscrito del siglo XVI que se encuentra en la Biblioteque Nationale. La práctica de la geomancia no ha variado durante muchos siglos, ésta es tradicional por excelencia y se constata en la obra de Christofe de Cattan del año 158l, a partir de la cual surgen otro sinnúmero de copias, este autor le da a la geomancia la altura que se merece y en su obra escribe que "en la actualidad, la mejor manera de practicarla es con tinta, pluma y papel. Pues el hacerlo con los dedos, con habas u otros granos, a la manera de las cortesanas boloñesas cuando quieren saber noticias de sus amigos ausentes y como todavía se hace en toda Italia, no me gusta"[80]. Tras las consultas constantes se realizó una lista acerca de las preguntas más comunes "¿si el que inquiere vivirá mucho tiempo y cuantos años? ¿si el estado del que inquiere va ser mejor o peor? ¿Si un viaje será beneficioso y lo hará sin peligro? ¿Si una medicina va a ser útil para un enfermo o no? ¿ si celebrara una boda? ¿Si va a nacer una niña o un niño? Incluso ¿conocer los pensamientos de otro individuo?"[81]. Hoy, la geomancia tiene gran aceptación en toda Europa, sobre todo por el lado de los matemáticos, los cuales propusieron llamarla Duomancia.

2.1.4 La Fisiognómica. "Es el arte de adivinar el carácter y el destino de un individuo según los rasgos de su constitución anatómica"[82]. Son lo médicos quienes siempre han hecho uso de este arte, ya que Hipócrates fue su inventor. Ahora según muchos autores antiguos, entre ellos, Aristóteles sostenían que existían cuatro reglas de este arte: "la conveniencia aparente(, la analogía entre el hombre y el animal((, la diferencia de los sexos((( y la influencia del clima(((("[83], Aristóteles introdujo una quinta regla, la silogística, que permitía razonar lógicamente, ya en la Edad Media los filósofos que se ocuparon de la Fisiognómica, tales como Alberto Magno y Roger Bacón no hicieron mayores aportes. Sólo hasta 1586 cuando Gian Battista Della Porta, a través de su obra "De Humane Physinomia" el cual es considerado el primer tratado sintético de Fisiognómica, Porta fue un personaje que desde niño se consideró un genio, en su adolescencia abrió una academia en la que buscaba a los individuos más astutos, la condición era que debía haber hecho un descubrimiento en medicina o en física, la Iglesia a través del Papa Pablo III le ordenó que cerrar dicha institución, pero éste sólo hizo transformarla, en la que dio origen a numerosas obras sobre agricultura, astrología y escrituras secretas basadas en óptica(((((.

Porta define a la Fisiognomía como "un método que permite conocer cuales son las costumbres y el natural de los hombres por los signos que tiene fijos y permanentes en el cuerpo y por los accidentes que cambian los signos"[84]. Éste autor asocia constantemente la morfología humana con la de los animales, tomando el mismo pensamiento de Aristóteles, el cual afirma que el hombre ideal debe parecerse al león a diferencia de la mujer que se asemeja más a la pantera((((((, fueron numerosas las figuras que logro asociar. Ahora, los especialistas en Fisiognómica fueron numerosos, pero en el siglo XVIII surge el medico Marín Cureau de la Chambre, cuya obra "L´art de Connoistre les hommes" publicada en 1659, de espíritu cartesiano, en la que hablaba "acerca de un método que brinde la posibilidad de adivinar los temperamentos por las señales que dejan en el cuerpo"[85] también de la perfección natural, que al no ser la misma en los hombres y las mujeres, para uno es un defecto para el otro es una cualidad, "del mimo modo que no es imperfección para un liebre ser tímida, ni para un tigre ser cruel, puesto que su naturaleza requiere estas cualidades, no se puede decir que la timidez, la desconfianza, la inconstancia, etc.., sean defectos de la mujer, por que son naturales a su sexo y seria defectuoso que careciese de ellas"[86].

Quien sí renovó bastante la Fisiognómica es Caspar Lavater entre el 1741-1800, pastor protestante, el objetivo es netamente religioso, desea dar la posibilidad a las personas de escoger el buen camino por ello afirma que esta "ciencia que juzga el interior por el exterior"[87], " los dientes largos son indicio de debilidad y timidez, una hendidura en medio del mentón parece indicar inequívocamente un hombre juicioso, sereno y resuelto etc"[88],muchas personas lo consultaron con el fin de saber su destino acorde con su fisonomía. En el siglo XX nuevamente se vuelve a retomar la fisiognómica, pero esta vez algunos médicos empezaron hacer uso de varias nomenclaturas( que en sí trataban del mismo concepto.

2.1.5 La Quiromancia. Es la lectura adivinatoria de la mano. Son muchos los matices que se han dado en torno a este tema, tanto que un autor historiador afirma que "la quiromancia o quiroscopia cuenta con no menos de cuatrocientos treinta y tres sistemas diferentes, cada uno de los cuales pretende ser el más autorizado"[89]. Durante la Edad Media muchos autores se dedicaron a escribir y a la práctica de este arte, entre los más destacados Bartolomeo Cocles, con su obra "Chyromantiae Principiis" Andrea Corvo con su "Tratta de la Chiromanti" pero la que mas se destaca es "Chyromantia" de Patricio Tricasso y "Chiromancia" del Padre cartujo Jean de Hayn. Los primeros especialistas de la quiromancia la denominaban como "una ciencia dedicada al conocimiento de las rayas y lineamientos trazados en nuestras manos"[90], aducían que cada una de las siete partes de la mano estaba regida por alguno de los siete planetas( y que las uñas también cumplían un papel de gran importancia. Posteriormente la Quiromancia se convierte en un arte medicinal fundamentándose en la teoría de Galeno y Avicena, pues a través de la lectura de la mano se pretendía advertir sobre la presencia de ciertas enfermedades.

A partir del siglo XIX empieza a tomar un nuevo rumbo la Quiromancia, con el nacimiento de la quirosofia, la cual buscaba responder a la pregunta ¿porque hay líneas en la mano?, ante la cual Papus, el primero en hablar de quirosofia, dijo que "la mano es el rostro del cuerpo astral"[91]. La quiromancia tomo la categoría de ciencia natural, sobre todo a partir del segundo congreso de las ciencias físicas, quedo subordinada a la psicología y se empezó a denominar quilología. A partir de allí los nuevos quilologos trataron de apartarse de los fundamentos quirománticos, pero en la práctica siguieron atados aunque surgieron nuevas tendencias entre las que se distingue: la quiroscopia*(, la quirografía((( y la eidoquiroscopia((((.

2.1.6 La Metoposcopia. "Es el arte de predecir el futuro de un hombre según la inspección de las líneas de su frente"[92]. Desde la antigüedad se ha tenido conocimiento de este arte, de hecho Aristóteles hizo uso de ella, pero no fue sino hasta el renacimiento cuando se empezó a hablar profundamente de la Metoposcopia. Cardan es uno de los mayores exponentes, éste afirma que "se consideran las líneas de la frente, en general o en particular. Por líneas no se entiende solo las incisuras trazadas a lo largo, sino también todas clase de marcas y caracteres diferentes como cruces, pequeños círculos, montículos, rodalitos moteados, estrellitas, cuadrados, triángulos, líneas capilares y otras de parecida naturaleza", este autor asocia las siete líneas que están de abajo a arriba en la frente con los siete planetas y el resto de símbolos son efectos de posibles siniestros.

Partes: 1, 2, 3, 4
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