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Psiquismo y elementales (página 2)


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FORMAS PENSAMIENTO

Después de la muerte de la Médiumn Helena P Blavastsky, en 1871, sus discípulos C. W. Leadbeater y Annie Besan, dieron a la luz el libro: "Toughtforms" (Formas Pensamiento), lanzado en el Brasil por la editora pensamiento. Las investigaciones de los dos Teosofistas, de los trabajos del Dr. Hippolite Baraduc, en la expectativa de confirmar, como realmente lo hacen las informaciones tomadas a través de la clarividencia. Los pensamientos- emociones, irradiados por una persona, mostraron que el contenido moral de los pensamientos determinaba las formas: Odio, amor, felicidad, agresividad, miedo frustración; cada pensamiento producía imagen distinta y especifica.

Leadbeater y Annie Besant concluyen que las investigaciones que realizaban podrían revolucionar la ciencia que, finalmente, podría envolverse en el estudio sobre los fenómenos psíquicos. La ciencia jamás se interesó por ese tipo de investigaciones, salvo sólo (algunos notables) a cargo de científicos del porte de T. Fukurai, el Francés Comandante Darget y el Alemán Albert S. Notzing, los dos últimos notables experimentadores en el campo de la ectoplasmia.

En los años de 1.810, el Dr. Fakurai realizó una serie de experiencias con un grupo de médiumns. Solicitaba que transfiriesen símbolos de escritura japonesa para un negativo fotográfico, usando solamente la fuerza del pensamiento. El método del Dr. Fakurai anticipaba, en años, lo que sería utilizado por el sensitivo Americano Ted Serios.

Se consideraba así el pensamiento como una forma de energía que conseguía imprimirse en los negativos, imágenes y signos directos. El éxito de esas revolucionarias experiencias no consiguió a pesar de todo, sensibilizar los sectores ortodoxos de la ciencia oficial. Hubo hasta acerba reacción de sus colegas de la Universidad imperial de Tokio. Rectificamos que la ignorancia, el preconcepto, el espíritu de sistema y la vieja y perniciosa envidia, siempre se constituyen en obstáculo a los avances científicos En la actualidad el estudio de los fenómenos psíquicos, promovido por los encarnados ( vivos) y desencarnados ( muertos) ha avanzado considerablemente. Hasta crearon, en el laboratorio, el termino PSI, tomado de la letra Griega del mismo nombre por Thouless y Wesner, para designar cualquier especie de conocimiento que no se coadyuve con las leyes científicas actuales.

Establecen una división:

. psi gama (mentales)

. pisi kapa (o físicos)

En Diciembre de 1.969 la "Asociación Americana de Avance de la Ciencia" aceptó la filiación de la parapsicología – Asociación. El hecho representa la coronación de larga y penosa lucha desde los tiempos gloriosos de las investigaciones psíquicas. Se ha comprobado la realidad de los fenómenos de la telepatía, clarividencia, premonición y psicokinesia. Pero se debe reconocer al Maestro Allán Kardec, que fue el directo responsable consciente de todo el proceso de investigación en torno del hombre y del alma, a partir del momento en que lanzó en París "EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS", El 18 de abril de 1.857.

Héctor Darville 1.848 1.923), continuador de la obra el magnetizador, Barón Du Potet, realizó extraordinarias experiencias sobre el desdoblamiento espiritual. Escribió una obra clásica al respecto del magnetismo, en compañía de Paul C Yagot. En cierta ocasión una médium llevada por Héctor Darville al estado sonambúlico descubrió lo siguiente:

La paciente piensa, la médium lee.

No puedo escuchar su voz, pero veo sus pensamientos como especie de rayos de luz saliendo de su cerebro, emanados de su propio espíritu; "nosotros, almas libres, conseguimos ver con increíble facilidad las vibraciones que ésta emite, a través del organismo físico al pensar"

Es por ese motivo que almas más adelantadas pueden leer nuestros pensamientos y ellos actuando, conforme al tenor, del cual ellos mismos se revisten.

En escala menor, es claro, se puede identificar el fenómeno de la naturaleza. Cleve Beckster, pionero de la moderna investigación sobre el comportamiento de los vegetales, admite que ellos poseen, aunque en ámbito primario, un tipo de percepción cuyo mecanismo es una incógnita. Después, de una serie de demoradas experiencias, Cleve Beckster (con su polígrafo) comenzó a tener acceso al fantástico universo emocional de las plantas. Constató que una planta doméstica a veces escoge una persona que se encuentra en la sala y comienza a producir en el polígrafo, un padrón gráfico que reproduce a la perfección las arremetidas cardiacas de la persona elegida como modelo.

Las plantas saben, cuando deseaban enseñar, un desmayo estratégico. Cuando un científico canadiense visitó a Beckster para observar sus experiencias, las plantas no se manifestaron. En cuanto el investigador extranjero permaneció en el ambiente no se dispusieron a cooperar. Percibiendo que algo determinara el "procedimiento" de las plantas, preguntó el Canadiense si sus trabajos, de algún modo registraban violencia con las plantas. La respuesta lo dejó perplejo. "Si, yo las llevo al horno, a fin de obtener su peso seco para el análisis ". Poco tiempo después de la partida del visitante, las plantas retomaron sus sorprendentes manifestaciones.

El tema es sobre todo, fascinante y perturbador. Y no adelanta recursos para los ya trillados rótulos parasicológicos, ellos no explican cosa ninguna, admitiendo que Las revelaciones de Leadbeater y Annie Besant no se sustentan en la ilusión debiendo ser tratados como auténticos fenómenos. Se debe concluir que las formas – pensamiento, que ambos observaron, éstas son compuestos, de una manera sutil, capaces de ponerse en movimiento. Veamos lo que los exponentes de la Teosofía informan al respecto:"Si los pensamientos de alguien están concentrados en otra persona, la forma creada por tales pensamientos se encamina en la dirección de la misma. Si los pensamientos de alguien están concentrados en el propio emisor, entonces ellos quedan circulando a su regreso. Siempre prontos a influenciarlos". El finaliza: "el hombre viaja por la vida dentro del involucro de pensamientos que el mismo crea".

Algunos científicos, a lo largo de sus investigaciones, percibieron que existe una incuestionable relación, entre el pensamiento y la materia. El científico Niels Bohr llegó a afirmar que: "si quisiéramos interpretar correctamente la mecánica cuántica, sus experiencias y sus paradojas, tenemos que aceptar el pensamiento como una acción puramente física".

Eistein, a su vez admite el concepto de que la materia es un fantasma electrónico, hasta la idea de que él "pensar" es una forma pensamiento que se materializa, de su concepto a la realidad no existe un gran paso. Hace un tiempo, el Físico Marcel Vogel, de California, realizó experiencias utilizando métodos espectrográficos, destinados a medir una secuencia de pensamientos concentrados y expresar los resultados gráficamente. Vogel, publicó los resultados de sus notables y revolucionarias experiencias en 1.973.

Se viene observando que los fenómenos antes estudiados y practicados por el esoterismo, constituyen objeto de las preocupaciones de los grandes científicos, que no miden esfuerzos para penetrarles la naturaleza íntima de sus mecanismos. En verdad, lo que antes andaba en el terreno de la superstición, es materia de laboratorio.

Al final de cuentas, la fenomenología Espiritual tiene su génesis en la propia ley natural. Y el pensamiento es, nada más y nada menos, que expresión del ser espiritual, que viene vivificando una existencia corpórea o incorpórea. Ambos como afirmó Allán Kardec, tienen condiciones de provocar idénticos fenómenos dependiendo de las circunstancias ambientales".

En la Revista reformador de julio 1984—208

Encontramos interesante tema sobe el psiquismo de las plantas y donde se hace mención a la obra La Vida Secreta de las Plantas "El relato sobre las relaciones físicas emocionales y espirituales entre los vegetales y el hombre"

Una compilación de experiencias científicas de Peter Tompkins y Chistopher Birt, son 324 páginas dictadas por la Expresión y cultura, traducción cristalina de Leonardo Froes

Fundamentado en pesquisas de laboratorio realizadas en los Estados Unidos, Europa, Unión Soviética, Japón e India, el libro narra la capacidad de las plantas para realizar tareas que el hombre solo consigue a trabes de sostificados aparatos, como captar señales estelares y comunicarse a distancia. Muestra también el coraje de científicos que sacrificaron su reputación al libertinaje publico, para probar que los vegetales son tan evolucionados al punto de tener consciencia ética.

La esperanza es que estas generaciones puedan tener un mejor despertar de consciencia ecológica que favorezca a este descalabrado planeta

Quien podría creer en la historia de Jonas, nacido y criado en la cierra entre Angra de los Reyes y San pablo? Remando en busca de peces, el le contó al labrador del fin de semana la historia del tío, viejo maestro fabricante de canoas, victima de un árbol que el torturó

Decía que se trataba de un árbol muy grande difícil de derribar, pues ponía en riesgo su choza en la caída con sus ramas; entonces el viejo resolvió quitarle una faja de corteza en su entorno para la suspensión de la savia, haciendo que este muriera lentamente; sus gajos secos se desprenderían poco a poco, hasta su aniquilación total.

También tenemos para contar nuestra propia historia.

Un vecino mal intencionado determinó envenenar el árbol que sombreaba a nuestra casa y al segundo piso en el cual opera el centro espirita donde comulgamos con Dios y la espiritualidad para el servicio del bien. Tan pronto el frondoso y bello árbol entro en decadencia, igualmente ocurrió con mi pobre vecino. Problemas de salud y de orden económico lo llevaron a la banca rota. Nuca tuvimos un mal deseo para el impostor, pero en muchas ocasiones los elementales de los vegetales no perdonan.

Las experiencias de Cleve Backster fueron el punto de partida para la investigación detallada de Tompkins y Bird, que rastrearan una infinidad de experiencias semejantes, como las de Marcel Vogel, pesquisador químico, contratado por la IBM para dar curso de creatividad a sus ingenieros y científicos.

Algunos científicos y gente del vulgo, al leer sobre las pesquisas de Backster, fue motivo para señalarlo como embustero. Sin embargo, la idea se había fijado en su cabeza. Especialistas en fenómenos magnéticos, aparatos optico-magneticos y sistemas de cristales líquidos, desenvolvió el, para inventos fundamentales para el almacenamiento de información en computadores, mereciendo premios y el reconocimiento general.

Reconsiderando su opinión inicial, repitió con sucesos las experiencias de Backster y las llevó adelante probando cabalmente por otros métodos, que las plantas pueden leer pensamientos.

La vida secreta de las plantas, no es un libro nuevo, su primera edición en portugués se dio en 1974. y las novedades que relatan completan un siglo. El genio que dio luz a esta floresta de misterios fue un indiano, Jagadis Chandra Bose, cuyo trabajo en el campo de la fisiología vegetal revolucionó la ciencia, siendo por esto perseguido y reprimido por haber develado lo que está apenas delante de nuestras narices

Jagadis Candra Bose fue el primer hombre que comprobó que las plantas tienen sentimientos, y por eso fue boicoteado casi hasta el fin de su vida, teniendo en sus ensayos descubrimientos negados sistemáticamente por la Real Sociedad Británica, hasta que el acumulado de evidencias le valió el reconocimiento y respeto que merecen los sabios. Su filosofía sintetizada por el mismo, demuestra la dimensión de su espíritu.

CONTACTO CON LAS SALAMANDRAS

En los años 1996 y 1967 trabajé como empleado público en la campaña antimalárica en una vasta zona que comprendía los hoy departamentos del Casanere, Meta, Vichada, Vaupés y Guainía. En esos lugares, tuve mis mejores experiencias con los espíritus de la naturaleza. El conocimiento que la Doctrina Espírita me impartiera, determina la decisión de escribir sobre este tema, para colocarlo entre quienes buscan ahondar sobre esta realidad.

En cierta ocasión, cumpliendo con nuestras funciones en el sector rural entre Aguazul y Maní Casanare, lugar deshabitado y silvestre, convinimos con mi compañero de trabajo, separarnos, para que, individualmente visitáramos algunas viviendas, eligiendo como reencuentro una casa deshabitada que figuraba en el croquis- guía, y desde allí retornáramos a la población de Maní. Fijamos como hora para el reencuentro las 6:00 pm. Pasada esta hora no llegó, habiéndolo esperado hasta entrada la noche. Mientras se sucedía la espera, repentinamente observé un foco de luz, aproximadamente a 70 metros de distancia. Me fue difícil definir el fenómeno. La primera impresión me hizo pensar que la luz se originara en la linterna de mi colega; pero al acerarme a la misma, ésta se desplazó manteniéndome a cierta distancia, e imposibilitándome descifrar claramente el fenómeno.

Fascinado por el acontecimiento, la seguí durante dos horas movilizado en un semoviente mular, trasegando la oscura sabana, bajo amenaza de lluvia. El ambiente nocturno, con su cintilar de luciérnagas acompañado por el coro de los batracios y el cántico de algunas aves nocturnas que llamaban a la inspiración. Transcurrido algún tiempo, andando como escolta del luminoso fenómeno, éste se estacionó, dándome la oportunidad para acercarme aproximadamente a unos 30 metros. Pude apreciar una esfera encendida del tamaño de u balón de fútbol. Momentáneamente; y con una sorprendente rapidez, se elevó verticalmente unos cincuenta metros, para luego desplazarse horizontalmente en vertiginoso vuelo hasta perderse en la penumbra.

Después de transcurrido el episodio, escuché una algarabía de voces y el ladrar asustadizo de perros. Ensimismado por el fenómeno, no me había percatado que estaba muy cerca de un hato y allí una veintena de hombres vaqueros, apostados en los corrales eran testigos del mismo, el que venían observando por largo rato desde la lejanía. Alarmados, los hombres preguntaron:

–usted venía con la bola de fuego, ¿no sintió miedo? Mi respuesta fue negativa. Pasé a comprender que se trataba de un evento desconocido para mí. A continuación escuché variadas narrativas que rayaban en la leyenda y el mito, acompañadas de terroríficas descripciones. Decían, entre otras cosas, que en ocasiones se mostraba como una mujer, cuya transparencia permitía observar sus vísceras y que gustaba perseguir a los hombres embriagados que transitaban los caminos en horas nocturnas.

Esta, no fue la única oportunidad de ver este tipo de salamandras; se presentaron otras en diferentes regiones y épocas. Fueron tres casos, especialmente los que más me proporcionaron vivencias muy interesantes.

Otra de mis experiencias aconteció en el hato Barroblanco, muy cerca del río Cusiana, sobre el piedemonte llanero, a donde llegué una tarde y solicité hospedaje. El administrador de la hacienda me franqueó la casa para que amarrara mi hamaca donde mejor se me facilitara. Decidí instalarme en uno de los corredores de la tranquila y pintoresca casona. En las horas de la madrugada, un vocerío de aterrorizado hombre y mujeres me despertó. Un tractor, conducido por el joven hijo del hacendado, llegaba del pueblo y en él venía un grupo de mujeres cabareteras, con las que compartía en sus noches de farra y desvarío. Muy asustado se me dirigió para comentarme que a un lado de la casa se encontraba la "bola de fuego" que los venía persiguiendo. El mozo me ofreció un revolver para que le disparara. Le confesé que no era posible, por cuanto nada tenía contra esa entidad amiga, a la que mucho aprecio y agradecimiento le debía por sus manifestaciones positivas al beneficiarme en muchas ocasiones. Era mi amiga y en diversas oportunidades me guiaba a lugar seguro. Tomé la resolución de aproximarme a ella lo más cerca posible, para poder examinar minuciosamente su fisiología y morfología. A medida que me acercaba lentamente, le dirigía pensamientos amistosos, le manifestaba mi gratitud y confianza. Llegué a estar cerca de tres metros, distancia suficiente para hacer detalladas observaciones. No me fue posible aproximarme más, por cuanto sus ondas vibratorias, cuando rebotaba del suelo, llegaban muy fuerte, produciendo en mi caja torácica la sensación de que se fuera a estallar.

Comprobé que su configuración no era la de una mujer transparente mostrando sus vísceras, tal como me habían comentado los habitantes de la región. Verifiqué, que su fuego no producía quemaduras en el gramado y los arbustos ni en cualquier lugar donde ésta posara. Sucede que, producto de la ignorancia, los habitantes de esas regiones han concebido leyendas supersticiosas, mientras que otras personas crean visiones ideoplásticas haciendo del fenómeno algo terrorífico y fantasmagórico.

Durante, diez minutos aproximadamente, la observé con detalle y sin temor. Fue la última oportunidad y experiencia que compartí con este tipo y variedad de salamandras.

En otra ocasión, transitando por la margen derecha del Rio Cusiana kilómetros abajo de la población de Maní (Casanare), con otro compañero llegamos a una hacienda para pernoctar esa noche. El anciano dueño de la misma, que en anterior ocasión nos había hospedado, nos recibió amablemente, recomendándonos que tomáramos un baño en el río antes de cenar, para que nos despojáramos de las garrapatas que abundan en tiempo de verano y sobre todo, en el mes de diciembre. Entrada la noche, penetramos al río en una parte llana como precaución para evitar el ataque de bichos peligrosos que mucho abundan en esas fuentes. Estábamos por finalizar el baño, cuando observamos sobre la superficie del agua el reflejo de fuego. Miramos hacia arriba y descubrimos por encima de nuestras cabezas a unos dos metros de distancia, tres leños prendidos. Dos de ellos, medían cerca de ochenta centímetros de largo y el del centro tenía unos 60 centímetros, con un diámetro cada uno de tres pulgadas aproximadamente. En su desplazamiento, se entrechocaban desbrazando y lanzando chispas en el espacio. El fenómeno se dirigió hacia un cercano árbol ribereño muy frondoso.

El ruido generado por las vibraciones, se me hizo muy semejante al producido por la "bola de fuego". Me es difícil explicar en detalle la naturaleza del ruido, en razón de no encontrar los términos apropiados para definirlo. Pude, constatar además, que ese fuego es inofensivo, así como el de la "bola de fuego", igual, que el fuego de los "gases fatuos", que observé en alguna oportunidad. Las salamandras son visibles para cualquier persona, sin que necesariamente deba ser clarividente. Lo contrario ocurre con elementales como gnomos, ondinas, sílfides y otros, que para observarlos se requiere ser clarividente.

LAS ONDINAS

En una tarde invernal, cuando los caños crecen y las sabanas se inundan, en compañía de cuatro funcionarios, devorábamos las distancias del llano. De pronto, tropezamos con una cañada que corría por entre bosques y arrabales. Obligadamente debíamos cruzarla para proseguir nuestra marcha a lomo de mula. Organizamos el grupo de tal manera, que el único compañero que no sabía nadar cruzara el turbulento caño bien vigilado por nosotros; cuando el colega novato punteaba la caravana, en la mitad de la agitada corriente, se manifestó una gigantesca boa constrictora para atacarlo, apareciendo de inmediato una extraña figura semejante a una sirena, que pasó a rechazar el ataque del enorme reptil causando fuerte agitación al agua. A mis compañeros, que iban concentrados en los semovientes, no les fue posible observar mejor. No fue necesario comentarles a ellos lo acontecido, pues consideré que estaban muy lejos de entender la razón de estos fenómenos.

Recuerdo otro suceso muy interesante con estos seres maravillosos llamados Ondinas. En otra ocasión nos movilizábamos a caballo con un cargamento de D.D.T (insecticida para los mosquitos), para abastecer el grupo de trabajo que dirigía, y al cruzar el río aumentaba su caudal y una fuerte arremetida nos derrumbó obligándonos a nadar. Luego, algo curioso y extraordinario me sucedió, se apoderó de mí una extraña sensación de tranquilidad y habilidad, que me permitió despojar del freno a la bestia de monta, facilitando la organización de los aperos y ubicándome en medio de los equinos en posición de nado para conducirnos por el centro del caudaloso río.

Con anterioridad, era sabedor de que el río lo bordeaban enormes piedras y rocas muy peligrosas. Recordé el aviso de mi guía, cuando en días anteriores me había dicho: "Mira esa isla". Calculé que la isla observada días antes, podría estar a pocos kilómetros del puerto de la población de Upía- lo que más admiración me causó fue el ambiente de paz, armonía, vigor y confianza que me rodeó, además de escuchar por momentos una dulce sinfonía que nos seguía; tal vez, proveniente de un grupo de ninfas maravillosas que nos acompañaba, las que ocultamente nos protegían para que no nos sintiéramos como náufragos. Curiosamente, en los equinos y en mi, no había señales de fatiga, Lo más importante de todo, fue la manera bien calculada con que nos orientamos hacia el centro de la isla, cuya extensión podría estar en los dos kilómetros cuadrados. Fue un poco difícil pisar tierra firme, debido al banco de arena un poco movedizo que bordeaba la isla.

Superado el obstáculo de la arena, nos propusimos la tarea de abrir una brecha por el tupido almácigo de cañabrava, juncos, bejucos, hasta despuntar en la pradera donde encontramos una choza. La habitaba una familia de campesinos, quienes al conocer como llegamos hasta allí, se sorprendieron sobremanera. Me alojaron en su humilde hogar, llenándose de admiración cuando se enteraron de lo que conmigo había acontecido. Permanecí una semana en ese lugar, mientras el río continuó creciendo durante ese tiempo. Lo más preocupante para mí, fue haber perdido la conciencia momentos después de haber llegando a ese lugar. En él curso de la semana, actúe como un autómata, no me daba cuenta de lo que hacía, y el día que salí después de haber estado en ese aturdimiento, convencido estaba de que era lunes, pero realmente era sábado. En este día, ya el caudal del río había descendido y en consecuencia me dispuse a viajar, siendo guiado por el generoso anfitrión hasta donde me fue posible atravesarlo. La mayor sorpresa fue encontrarme con el grupo de compañeros, quienes nos consideraban náufragos.

Este es un suceso digno de meditar. ¿Cómo nos salvamos de morir ahogados? Tengo la certeza de que en semejantes condiciones, muchos náufragos se han salvado de morir.

LOS ELEMENTALES SÍLFIDES

Tenía cerca de veinte años de edad, cuando una noche en compañía de un hermano nos dispusimos a visitar dos chicas también hermanas en la condición de pretendientes; siendo las nueve de la noche, se presentó un fuerte temporal que presagiaba lluvia tempestuosa, por lo tanto resolvimos cancelar la visita y regresar a casa, transportándonos rápidamente en una motocicleta, ya en medio de la tormenta que se iniciaba y la ausencia de energía eléctrica. Cuando nos aproximábamos al hogar nos abordó un pájaro chillando como un pollo, llegando cerca de nuestro dormitorio. Para mi no fue sorpresa, pues ya estaba acostumbrado a escuchar ese fenómeno, como otros tantos que se presentan en la naturaleza.

Recuerdo que por la avenida que fuera escenario de lo anterior mente narrado, se continuaron sucediendo durante algunos años tales fenómenos, los que se presentaban en la madrugada cuando me dirigía al trabajo. Éste elemental solamente lo he podido escuchar, pero no lo he visto. Algunas personas me habían dado referencias y afiliación del elemental, pero yo aún poco acreditaba en esto, debido a las ponderaciones supersticiosas que la gente sabe ponerle a todo lo que sea fantasmagórico

Otra de las variedades de sílfides, es el silbador, fenómeno muy común especialmente en los campos; emite un silbido prolongado, sutil y persistente que sigue a algunas personas que transitan de noche.

Un viejo amigo me contó que en el Dpto. del Caquetá en una noche tempestuosa, una especie de pájaro pichón con características muy particulares, chillando como un pollo penetró a su dormitorio campestre, el cual él atrapó y luego encerró en un cajón seguro; y esa misma noche durante la tormenta, el bicho produjo un estrepitoso ruido desapareciendo de su cautiverio. No es de dudar porque un evento muy parecido pude testimoniar,

Cuando estaba en la escuela, el profesor nos llevo a las afueras de la ciudad para platicar una clase sobre ecología. Mientras esta transcurría, descubrimos repentinamente una liebre, y todos los muchachos incluido el profesor, nos pusimos en la tarea de cazarla. Esta acción era una actitud contraria al espíritu de la clase, No había duda. Después de una larga correría logramos atraparla dentro del hueco de un árbol. La lleve a casa, y mi Padre la encerró en un cubículo construido en malla con orificios muy pequeños, en un diámetro de 2X 2 –Mts una especie de cuarto de maquinas

No existían orificios grandes en el recinto, por lo tanto no era posible que durante la noche pudiera escapar el animalito de este especial cautiverio. Mi propósito era sacrificarla para consumirla al siguiente día. Esa noche llovió demasiado, acompañada de tormenta eléctrica. Tenía conocimiento de que las liebres, las perdices y otros animales silvestres en cautiverio, desaparecían en noches tormentosas; me era difícil aceptar este hecho. ¿Serán los genios de la espiritualidad los encargados de auxiliar de manera tan increíble a los animales? Me atreví a creer que sí. ¿Por qué? Pues la liebre, a pesar de la seguridad, esa noche desapareció del aposento.

SEÑORES DE LA TORMENTA

Ha sido frecuente durante siglos atribuir la autoría de las tormentas y las tronadas, cargadas de sobrecogedores fenómenos eléctricos, tanto a invisibles seres fantásticos como a tenebrosos seres humanos. En las Galias y entre los pueblos celtas en general, estos personajes eran llamados tempestarios o conjuradores de nublados.

Algunos follets del viento. látares sobrenaturales están catalogados como sílfides. En la antigüedad los manipulaban las brujas tempestarias, dicha función era ejercida tanto por los brujos, nigromantes perversos como por lo siniestros budús, o bien por personas mañosas y diestras (a veces, siniestras) en las artes hechiceras.

GNOMOS, EN LOS BOSQUES, Y EL ELEMENTO IGNEO

Cuando algunas personas ven en televisión esas pequeñas criaturas o dibujos animados, piensan en los Pitufos del Padre Abraham, en David Gnomo o, tal vez, en aquellos libros publicados a principios de los ochenta, Los Gnomos y la llamada de los gnomos, escritos por Will Huygen y bellamente ilustrados por Rien Poortvliet. Es bueno olvidar esas imágenes estereotipadas que nos han trasmitido porque no se aproximan a la verdad. Estos dos autores holandeses se propusieron ha escribir el libro más completo y sensacional sobre gnomos jamás publicado, empero lo único que lograron fue una serie de inventos sensacionalistas que solamente han soportado el paso del tiempo. Describen costumbres de estos personajes asemejándolos en sus necesidades a los humanos, desde su vestimenta hasta las medicinas que utilizan cuando están enfermos, pasando por su rutina cotidiana, sin ningún fundamento. Y lo peor es que otros escritores se han servido de estos datos para entusiasmar a algunos libretistas, con lo cual han logrado fascinar a los niños en programas televisivos o del cine

Los autores hablan sobre la situación geográfica de los gnomos, establecen el límite en una línea que va de la costa de Bélgica hasta los Balcanes, es decir, sitúan el hábitat de los gnomos por encima del paralelo 45, dejando de lado parte de Francia, toda España y Portugal lo que demuestra una clásica mixtificación.

El alquimista Paracelso fue quien creó en el siglo XVI la palabra "nomo" por la que son conocidos estos pequeños y curiosos espíritus de la naturaleza (en cuyos libros aparece por primera vez), es derivado del término griego gnome para unos y gignosko para otros, que significa conocimiento, sabiduría… debido a que, según él, estos seres conocían los secretos de los suelos y de otros elementos de la naturaleza "Sabed así que los gnomos, otra de sus misiones es la de proteger los tesoros de la tierra, es decir, los metales en estado natural y otros objetos. Pues allí donde se encuentren esas criaturas hay tesoros, minas de toda naturaleza y en cualquier cantidad. Los tesoros y demás riquezas son custodiados, conservados y ocultados por esas criaturas para que nada salga a la luz del día hasta su momento oportuno".

Hecha esta importante apreciación, explicamos quiénes son en realidad estas pequeñas criaturas tan vinculadas con la naturaleza.

Se habla de unos seres que son invisibles, etéreos, transformistas, volubles, juguetones, longevos, escurridizos, carentes de alma inmortal, como realmente los consideramos, (elementales ficticios o artificiales.)

Según algunos clarividentes, los hay de ambos sexos y, físicamente, son descritos como pequeños seres antropomorfos, con atuendos que imitan al vestuario de los hombres, algunos provistos de luengas barbas y con gorros o capuchas en sus cabezas, buscan esporádicamente la compañía del hombre. Viven, comparativamente, menos años que un espíritu perteneciente a los elementos del fuego, agua, o aire debido a que la sustancia de la que están compuestos sus cuerpos es más densa que la de sus congéneres.

Los gnomos parecen estar provistos de sensores capaces de registrar el deseo y voluntad del hombre, pues cuando mentes vigorosas los invocan para utilizarlos como agentes dañinos, es decir "hechiceros", estos obedecen.

El español Vicente Beltrán Anglada, profundo estudioso de estos temas en el ámbito esotérico, reconoce que son los elementales de la tierra más conocidos que "habitan en el interior de las piedras, en las profundidades del suelo y en los huecos de los grandes árboles". Pero a pesar de todo, siempre se ha dicho que los gnomos también viven y trabajan en la floresta, en las profundas minas, aparecen vinculados a las setas. Se ha llegado a pensar que cuando un gnomo se encuentra materializado y se siente acosado y acorralado por algún animal (o por el hombre) opta por convertirse en una seta para pasar inadvertido.

Los gnomos viven en las entrañas de los montes. Conocen sus caminos subterráneos, velan día y noche junto a los veneros de los metales y las piedras preciosas.

Bécquer describe al gnomo como un hombrecillo transparente y diabólico, semejante a un fuego fatuo, que se ríe a carcajadas mientras da saltos y cabriolas entre las peñas. Como esos duendes que nos describen Huygen y Poortvliet.

Bibliografía tomada de la revista Año cero, Revista internacional de espiritismo.

UNA VERSIÓN SOBRE HADAS

En la pequeña localidad inglesa de Cottingley poco después de la segunda guerra mundial, unos fenómenos extraordinarios que darían lugar a una intensa controversia y mantendría fascinado a todo un país durante años: dos niñas habían conseguido registrar fotográficamente a las hadas. .

Se trata sin duda de un caso apasionante, no solo porque se supuso el descalabro profesional de Sir Arthur Conan Doyle, autor de las Aventuras de Sherlok Holmes, médico y estudioso del espiritismo.

En diciembre de 1920, la revista londinense Strand Magazine, publicó unas extrañas fotografías donde podían verse con cierta claridad un grupo de supuestas hadas y gnomos, tomadas por dos jóvenes en un jardín del pueblo de Cottingley, cerca de Bardford (Yorkshire). Conan Doyle pidió ayuda a los mejores fotógrafos de Inglaterra a fin de analizar las fotografías, y tras la investigación, se atrevió a asegurar que eran auténticas y que estaba dispuesto a arriesgar su reputación profesional en defensa de esta causa. Según él, las fotografías eran exposiciones sin montajes, y las figuras que allí aparecían se habían movido durante la exposición, que fue instantánea… Pues llevó los negativos a las oficinas de la Compañía Kodak, cuyos expertos afirmaron que los clisés parecían haber sido retocados por un falsificador muy hábil, aunque no se atrevieron a decir que todo fuera fruto de un trucaje, Conan Doyle llegó incluso a escribir al mago Harry Houdini (el cual desprestigiaba a los médium espiritas siempre que tenían ocasión) sin embargo, calificó las fotos de "revelación".

Cinco polémicas fotos fueron tomadas en dos fases. Las dos primeras en el verano de 1917 por Eise Wright, de 16 años de edad, con una cámara de Midg de placas de cristal Imperial Rapid, en lugar de película flexible. En la primera de ellas se ve a su prima francés Griffths de 10 años, sentada sobre la hierba y rodeada por un grupo de cuatro hadas danzarinas, tres aladas y otra tocando una flauta. En la otra foto se aprecia a Eise con un pequeño gnomo a su lado. En adelante, el asunto empezó a tener una gran discusión. Nadie más veía a las hadas y a los gnomos, salvo ellas, y, según decían, eso ocurría desde que eran muy pequeñas; pues por lo entendido, las niñas serían clarividentes. El asunto salió a la luz pública por razones ajenas a su voluntad, cuando la madre de Eise se las mostró a Edwar L. Gardner, uno de los líderes de la Sociedad Teosófica de Bradford, después de asistir a una de sus conferencias.

Habiendo propagado la prensa esa historia, hubo motivación para que muchos otros niños se atrevieran públicamente a declarar que también ellos habían jugado alguna vez con hadas y gnomos, sin que alguno de éstos las hubiera fotografiado.

Desde luego, surgieron muchos detractores. Tanto Gardner, como Conan Doyle, plantearon la posibilidad de tomar nuevas fotografías y así se hizo. En agosto de 1921 presentaron al francés y Elsie una nueva cámara con una veintena de placas en las que previamente se habían puesto marcas secretas que impedían cualquier truco o sustitución. Empezaba de nuevo el contacto con hadas" para demostrar irrefutablemente su existencia.

La madre de Elsie, escribió una carta al impaciente Gardner que espera ansioso en Londres las placas y las noticias. Decía en su misiva: "El tiempo estuvo nublado y brumoso toda la mañana y no pudieron tomar fotos hasta la tarde, cuando se disipó la niebla y salió el sol. Así que las dejé y fui a tomar el té con mi hermana. Cuando volví quedé bastante desilusionada: solo habían podido fotografiar a dos hadas"

Solamente se pudieron tomar tres fotografías con una cámara Carneo, donde se veían brumosamente otros espíritus de la naturaleza, difíciles de identificar. Estas imágenes también fueron publicadas en la Strand Magazine.

En 1922 Conan Doyle publicó su libro La llegada de las hadas, donde se relata la investigación de estos fenómenos y otros casos de apariciones de seres sobrenaturales. En uno de sus párrafos declaraba contundentemente: "No intentaré afirmar que la prueba sea tan arrolladora como en el caso de los fenómenos espiritualistas… pero entran en el contexto de la parapsicología y, aunque trataremos de encontrar más pruebas, las que ya existen basta para demostrar esta verdad: la gente menuda existe".

Los principales miembros de la Sociedad para la Investigación Psíquica (SPR), de la que Doyle era miembro activo desde 1891, se inclinaron por la opción de que las fotos eran un fraude y antes de que se acallaran los ecos de Cottingley pidieron que no se identificase a los integrantes de la Sociedad con el creyente Conan Doyle.

Por su parte, Gardner, que en definitiva era quien salía al paso de cualquier crítica u objeción que se hiciera a las fotos, afirmó que esos seres, cualquiera que fuese su especie no tenían cuerpos humanos ni ningún otro tipo, sino que poseerían "núcleo que pueden adquirir formas diversas". Cuando toman la forma humana pueden ser grotescos o gráciles, compactos o etéreos". La principal crítica era que las imágenes de las hadas eran demasiado tópicas, a lo que él replicó diciendo que las hadas de la tradición y las hadas observadas mediante la clarividencia aparecían siempre con las mismas vestiduras. "Lo sorprendente – afirmaba – sería que fueran diferentes".

Lo cierto es que el asunto adquirió tal popularidad que se originaron excursiones a Cottingley y se solicitó al clarividente Geoffrey Hodson que se trasladara a este pueblo para que confirmase si él podía "ver" también a las "bellas damitas del arroyo" como se las llamaba. Efectivamente, Hodson llegó a sostener que había visto, a escala astral, a una de ellas y su libro Fairies at work and play escribió: Estoy convencido de la bona fides de las dos chicas que tomaron las fotografías. He pasado algunas semanas con ellas y sus familias y pude asegurarme de la autenticidad de su clarividencia y de la total honestidad de las partes implicadas, al ver personalmente a las hadas, tal como las fotografiaron, en el estrecho y cerrado valle de Cottingley.

Bibliografía tomada de la Revista Año cero, Revista internacional de Espiritismo

EN LA FLORESTA DE UNA MONTAñA

Siendo el año de 1974 adquirimos un bien rural sobre la cordillera central, ubicada a una altitud de 2.600 metros sobre el nivel del mar. Se conformaba de bosque de selva virgen. Reserva del predio, había plantado lulo, fruto muy conocido en Colombia. Cierto día encontrándome en recolecta, siendo las 6:30 de la tarde, escuché un fuerte grito de origen femenino, con el estilo de cómo lo acostumbraban hacer los campesinos para anunciar o alertar, más o menos así:–"aijaaa". Se sintió a unos quinientos metros de distancia En ese momento llegó hasta mi memoria el recuerdo de los comentarios expuestos en muchas ocasiones por los aserradores, arrieros y labriegos de las montañas que se referían al grito de la "madre monte", ese espíritu que para los habitantes de la ciudad no pasa de ser una leyenda o superstición. Reviviendo la experiencia, pensé en la posibilidad de que el grito lo hubiera ocasionado un perico ligero o perezoso, mamífero de la familia de los osos, que se mantiene colgado de las ramas de los árboles en los bosques cordilleranos. Medité, analicé el asunto, raro y poco común, tratando de encontrarle una explicación. Me inclinaba por la primera hipótesis, y sugería experimentar nuevamente el suceso más cerca de mí.

Un mundo de pensamientos se cruzó en segundos, cuando nuevamente escuché el mismo grito, aún más fuerte, como a unos 80 metros de distancia, repitiéndose seguidamente y mucho más cerca de mí, venciendo la distancia en fracciones de segundos. Estos hechos me sorprendieron y preocuparon, ya que el ambiente se tornó un poco fantasmagórico. Mi primera reacción fue salir corriendo velozmente hacia la casa para buscar refugio. Allí, un poco pensativo, reflexionaba sobre lo acontecido, llegando a la conclusión de que tales eventos deberían formar parte de la colección de experiencias espirituales, para en la posteridad darlas a conocer.

Después de transcurridos varios años, y después de haber sido testigo de tantos sucesos con espíritus humanos y de la naturaleza, sentí la inquietud y por qué no decir, necesidad por escribir sobre esta fenomenología, como testimonio y aporte para quienes la desconocen. Sobre las Hadas de las flores y los Gnomos, no me fue posible tener ningún tipo de experiencias.

MISTIFICADORES – OBSESORES

Capítulo V – del libro DESCUBRIENDO EL INFINITO

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