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La fabricación de las noticias durante el siglo XX. Una contribución a la definición del concepto de veracidad (página 2)

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Este hecho provocó la indignación de los medios donde Glass había trabajado y de las asociaciones profesionales de periodismo de los Estados Unidos de América y del resto del mundo, para quienes estos hechos eran un ataque directo a los valores morales y éticos de la profesión. Los consejos de redacción de los medios afectados iniciaron un período de reflexión. En algunos casos, las empresas editoras de estos medios consideraron oportuno crear comités profesionales para determinar qué había fallado en la redacción para que se publiquen los reportajes inventados. También, y esta es la parte útil del trabajo, estos comités recomendaron mejoras para asegurar la calidad, la objetividad, la veracidad y la integridad de los métodos de comunicación de las redacciones y las colaboraciones. Todo esto para mantener el principio fundamental de la profesión periodística: la verdad.

Lo curioso del caso es que dieciocho años antes, otra periodista, Janet Cooke, se inventó una serie de reportajes llamados "El mundo de Jimmy", quetuvo mucho eco social. Los artículos, que se llegaron a publicar en la portadadel Washington Post, explicaban la historia de un niño de ocho años que era adicto a la heroína. La historia, que conmocionó la opinión pública norteamericana, resultó ser falsa. Cooke se la había inventado. Para la editora de entonces, Katharine Graham, según explica en sus memorias, este fue un revés muy fuerte porque el Post perdió la calidad periodística que lo había hecho famoso con el conocido caso Watergate, y porque tuvo que dar explicaciones tanto a los lectores como al sector periodístico. Este hecho, además, sirvió para revisar el sistema interno de publicación que había permitido que saliera en portada el reportaje sin que nadie se diera cuenta de que era falso. Tras descubrirse el engaño, Janet Cooke decidió renunciar y pidió disculpas "al diario, a mi profesión, a los premios Pulitzer, y a todos los que buscan la verdad", en tanto que el Post publicó el editorial "We Apologize" para intentar salvar parte de su credibilidad (Munson, 1981).

Tanto el caso de Glass como el de Cooke desencadenaron una serie derevisiones de los procesos de publicación de los artículos en los medios. No obstante, en el año 2003, otro periodista, Jayson Blair, publicó varios artículos en el diario más influyente y conocido de todo el mundo, The New York Times, que también resultaron ser falsos. En todos estos casos, y en muchos otros, el principio básico o principio universal de Cooper que ha sido vulnerado es el de la verdad.

CAPÍTULO IV

LA MENTIRA Y EL ENGAÑO

Junto a la verdad, empero, encontramos la mentira. La historia de la humanidad está llena de ejemplos donde la mentira ha sido la protagonista. De hecho, la verdad es contraria a la mentira, son dos polos opuestos que se repelen pero se atraen a la vez. Uno sería inconcebible sin el otro. Ya la mitología nos presenta la mentira como una de las opciones a que puede acceder la humanidad. Pero, al final, la verdad siempre aparece en un estamento superior, sería como hablar del bien y el mal, lo bueno y lo malo.

Mentir implica un engaño intencionado, consciente. Una mentira es una declaración realizada por alguien que cree o sospecha que es falsa o parcial y que espera que los demás la crean, ocultando siempre la realidad de forma parcial o total. Mentir está en contra de los cánones morales de muchas personas, y está específicamente prohibido como pecado en muchas religiones. La tradición ética y los filósofos están divididos sobre si se puede permitir a veces una mentira, aunque en general se posicionan en contra.

Platón decía que sí nos podíamos permitir alguna mentira, mientras que Aristóteles, San Agustín y Kant afirman que nunca deberíamos mentir.También hay una ética de la relatividad que a veces justifica el engaño parapreservar otros valores. Por ejemplo, mentir para proteger a las personas de unopresor o de una guerra. En cambio, para muchos de los filósofos clásicos, mentir puede intensificar un conflicto, en vez de atenuarlo, y consideran a la mentira entre los peores pecados.

Un mentiroso es una persona que tiene cierta tendencia a decir mentiras. La tolerancia de la gente con los mentirosos habitualmente es muy baja, y a menudo basta con sorprender a alguien mintiendo para perderle toda la confianza para siempre. Esto, sin duda, es proporcional a la importancia de la mentira. Un mentiroso se diferencia de una persona que dice la verdad en que el mentiroso quiere esconder la verdad, mientras que el otro la quiere revelar.

Aunque las mentiras, en general, están mal vistas, algunas son consideradas peores que otras. San Agustín distinguía ocho tipos de mentiras: las mentiras en la enseñanza religiosa; las mentiras que hacen daño y no ayudan a nadie; las que hacen mal pero que ayudan a alguien; las mentiras que surgen por el puro placer de mentir; las mentiras que se dicen para complacer a los demás en un discurso; las mentiras que no hacen daño y ayudan a alguien; las mentiras que no hacen daño y pueden salvar la vidade alguien; y las mentiras que no hacen daño y protegen la "pureza" de alguien. Por otra parte, San Agustín aclara que las "mentirillas" no son en realidad mentiras.

Por su parte, Tomás de Aquino distingue tres tipos de mentiras: la útil, la humorística y la maliciosa, y todas ellas son consideradas pecado. Las mentiras útiles y humorísticas son pecados veniales, mientras que la mentira maliciosa es pecado mortal. El tipo más grave de mentira es la calumnia, porque en ella siempre se imputa a un inocente una falta no cometida en provecho malicioso de otro.

El filósofo Leo Strauss defendió la necesidad de decir mentiras si se trataba de ocultar una posición estratégica o si era para ayudar a la diplomacia. Así también lo entendieron los representantes de la filosofía política, desde Maquiavelo hasta la "mentira noble" de Platón. Que las mentiras desaparezcan completamente del ámbito del periodismo, de la política, de la justicia, de la diplomacia y de muchos otros ámbitos de la vida social es imposible, ya que forman parte de la naturaleza humana.

Estos dos conceptos, la verdad y la mentira, son muy difíciles de establecer porque hay que tener en cuenta muchos otros elementos. Así, por ejemplo, la equivocación es tener o tomar algo por otro, juzgando u obrando desacertadamente. Participaría de la mentira pero lo haría fuera del terreno estrictamente moral. Salvador Alsius dice que "una mentira textual puede ser una verdad factual, y viceversa, según consideramos la adecuación a la realidad o las intenciones del emisor". Y se pregunta: "¿cuál es la realidad que nos sirve como punto de referencia?. Tampoco mentira y engaño son exactamente lo mismo. El engaño es la "Falta de verdad en lo que se dice, se hace, se cree, se piensa o se discurre". Alsius considera que la mentira sería como una subcategoría del engaño y que consiste en la comunicación de información falsa que el comunicador sabe que es falsa. La mentira puede ser considerada como un "abuso de confianza" (Alsius, 1999).

Todos estos problemas epistemológicos en vez de delimitar el concepto de verdad nos pueden llevar a una confusión conceptual, a no ver las diferencias cruciales entre los dos dominios que describe Sissel Bok (1999): el dominio de la moral prevista en la veracidad y el engaño, y el dominio de la verdad y la falsedad, mucho más amplio y general. Ambos dominios a menudo se superponen y se toman por idénticos, pero para Bok no lo son. En la historia del pensamiento humano, nos encontramos una y otra vez con que se confunden ambos dominios, sobre todo en el mundo religioso. Muchos documentos o revelaciones religiosas reclaman esta transmisión de laverdad. Para los creyentes, aquellos que no aceptan este tipo de creenciasse considera que viven en el error, en la ignorancia, incluso en la ceguera. Labatalla es vista como un conflicto entre los defensores de la fe y las fuerzas de la decepción y el engaño. Así, Dietrich Bonhoeffer (1955) pone como ejemplo los siguientes pasajes de la Biblia:

Jesús dice que Satán es "el padre de la mentira" (Juan 08:44).

La mentira es principalmente la negación de Dios como Él se ha mostrado al mundo. "¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo?" (Juan 02:22).

La perspectiva del engaño revela varias razones por las que las mentiras son indeseables. Los que la comparten tienen razones para temer los efectos de la mentira una vez se les descubre. Ellos consideran no sólo la mentiraindividual sino la práctica de la que forman parte y de su resultado a largoplazo. Por todo ello, Bok (1999) considera que se debe aceptar como premisa inicial el punto de vista de Aristóteles que dice que mentir es "mezquino y culpable", y que las declaraciones verdaderas son preferibles a las mentiras en ausencia de consideraciones especiales. Esta premisa da un peso negativo a la mentira: sostiene que ésta no es neutral desde el punto de vista de nuestras elecciones, y que la mentira requiere una explicación, cuando la verdad normalmente no la necesita. Esta visión negativa de la mentira también puede indicar la finalidad de destacar el valor positivo de la verdad o veracidad.Sissel Bok recoge los aspectos relacionados con las consecuencias de la mentira: unas mentiras llevan a otras y socavan la armonía social, y a veces incluso conllevan efectos negativos hacia terceras partes. También acepta la existencia de un "principio de veracidad". Para Bok no todas las mentiras son condenables, pero cada mentira soporta un determinado peso. Así pues, hay que establecer pruebas de que las mentiras son necesarias, o buscar otras alternativas razonables (Bok, 1999).

Este "principio de veracidad" no quiere decir necesariamente que todas las mentiras deben ser descartadas por ser consideradas negativas, ni tampoco afirma qué tipo de mentiras deberían estar prohibidas. Pero pone al menos ciertas limitaciones a la mentira: en aquellas situaciones en que la mentira es una opción posible, primero hay que buscar alternativas veraces. Si las mentiras y la verdad pueden conseguir el mismo resultado deseado en las personas receptoras de la mentira, entonces las mentiras deben descartarse. Y sólo cuando la mentira es el último recurso, puede considerarse si está o no está moralmente justificada.

En caso de que se acabe optando por la mentira, la búsqueda dejustificaciones es, obviamente, inútil. Así pues, lo que justificaría la mentira, desde el punto de vista de las éticas utilitaristas, serían más las consecuencias que las cualidades intrínsecas de las mentiras. Jeremy Bentham decía que la falsedad, en sí misma, no puede ser considerada en absoluto, de acuerdo con los principios de la utilidad, como una falta. Otra cosa es si se la considera conel acompañamiento de otras circunstancias que generen efectos nocivos. JohnStuart Mill, discípulo de Bentham, estaba convencido de que las consecuencias de la mentira son a menudo considerables. Y aceptaba que el general ceñimiento a la verdad era un bien para la sociedad, ya que la credibilidad de las aserciones humanas es, finalmente, deseable para el bienestar social.

CAPÍTULO V

LA VERDAD PERIODÍSTICA

Desde la deontología periodística todas estas aserciones son útiles paraentender la ética periodística, ya que teóricos como Lambeth, Pippert,Cooper y Lippmann, entre otros, consideran la verdad como uno de los pilaresmás importantes, sino el principal, de la ética periodística. Para Pippert, "La función de las noticias es señalar un acontecimiento, la función de la verdad es llevar a la luz los hechos ocultos y dar a los hombres una visión general de la realidad para que puedan actuar", dejando claro cuál debe serel trabajo del periodista cuando dice que "El trabajo del periodista es buscar y publicar la verdad: ni más ni menos"; y continúa: "Conocer la naturaleza de la verdad es, desde mi punto de vista, más importante que saber de noticias". (Pippert, 1989).

Suárez (2009) añade que no es periodista quien informa, sino queasume la conciencia de realizar una tarea de la que es responsableante aquellas personas a las que está informando. El periodista es alguien que ocupa y participa de una posición socialmente privilegiada, a través de la cual se genera una expectativa del destinatario diferente en relación al valor de esta información. Por eso este autor defiende la creación y utilidad de un marco deontológico, ya que la deontología para él "no es más que una ética pública derivada de su función social" (Suárez, 2009).

El código profesional de la American Society of News Editors (ASNE), dice claramente que se deben dedicar "todos los esfuerzos", no sólo algunos sino "todos", para garantizar que "el contenido de la noticia sea preciso, libre de prejuicios y contextualizado, y que todas las opiniones se presenten con justicia". Lo fundamental es verificar y volver a verificar la información dudosa para llegar a la verdad.

El ganador del premio Pulitzer de 1928, Paul Y. Anderson, se dirigió a unos estudiantes de periodismo con estas palabras:

"He afirmado que es deber del reportero hacer algo más que observar y registrar el que pasa por su camino. Una devoción genuina a la verdad exige mucho más que eso. La verdad no siempre se encuentra en la superficie, no se puede cosechar como los melocotones de los árboles. Existen verdades ocultas, la existencia de las que apenas se ve a la superficie. Sin embargo, el negocio del periodista consiste en conseguirlas" (cit. por Suárez, 2001).

Todo esto nos demuestra que la verdad es esencial en la actividad periodística.

John C. Merrill (1975) considera que un signo de virtud en el periodismo es la lealtad a la verdad. Al menos "la búsqueda de la verdad por parte del periodista seguramente le da sabiduría, valor, templanza y justicia". Por otra parte, John Whale, un escritor editorial del Sunday Times de Londres, afirma que en la base de la ética periodística se halla la fidelidad a la verdad. Es la autenticidad de la información contenida en una historia la principal preocupación de la ética del periodista. A la pregunta: "¿qué métodos debería utilizar un periodista para intentar conseguir esta Verdad?", la respuesta de Whale fue: "Sólo aquellos métodos que el periodista estaría dispuesto a publicar como parte de la historia" (cit. por Suárez, 2001). Esta es una de las razones por las que Whale y muchos otros son contrarios al pasaje de las "leyes escudo". Él lo justifica diciendo que es muy difícil verificar la verdad si las fuentes se ocultan al público. Esta fidelidad a la verdad, no a una persona o fuente que revela información, es lo que es importante. Demasiado a menudo, los que revelan información y hacen prometer al periodista que no los identificará, tienen otros motivos diferentes al de dejar que la verdad se sepa. Whale cree que la virtud del periodismo debería ser aportar la máxima veracidad posible a la historia y, por tanto, la fuente de informacióndebería formar parte de la "verdad" de la historia.

El conocimiento de la verdad consiste en la evidencia explicada por la seguridad del juicio y el saber. Por lo tanto, y en este punto coinciden los estudiosos de la ética periodística, la veracidad en la información es una condición indispensable para poder hablar de trabajo periodístico, para poder hablar de noticia informativa.

Salvador Alsius (1999) cree que el concepto de la verdad es uno de los principios éticos que se podrían considerar universales. De hecho, una invención periodística no deja de ser una mentira del periodista, porque mentir es, según el diccionario, hacer conscientemente, voluntariamente, una aserción contraria a la verdad. El hecho de que la verdad forme parte de los valores periodísticos, no quita que sufra de las debilidades epistemológicas anteriormente mencionadas ni que su significado esté consensuado, sea inequívoco y único. Que exista la voluntad por parte de los expertos en consensuar el uso y alcance moral de la verdad en el ámbito periodístico noexcluye que los comunicadores sociales no estén condicionados por una serie de factores contextuales, expresivos, interpretativos, personales, de creencias, que pongan en cuestión constantemente las ideas de verdad y de veracidad.Muchas veces se confunde la verdad o veracidad con conceptos como la objetividad, la credibilidad, el cuidado, la evidencia, la calidad, etc.- Si bien estos términos no se podrían utilizar como sinónimos, en cierto modo todos ellos forman parte de esta "verdad periodística". En este sentido, diversos autores coinciden en afirmar que la Verdad es un concepto filosófico, con una raíz muy profunda, de una gran magnitud y demasiado amplio como para que el periodista pueda abarcar en sus reportajes. El catedrático emérito de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, Enrique de Aguinaga, considera que la verdad no puede ser el objetivo del Periodismo, porque éste transmite verdades particulares y teñidas de interpretación. Y añade:

"No es que el Periodismo no quiera buscar la Verdad. Es que no tiene capacidad ni disposición para ello. Más aún: aunque se lo propusiera, no podría conseguirlo porque que se lo impediría su propia naturaleza selectiva y valorativa de la Realidad" (cit. por Suárez, 2009).

Francisco Vázquez escribía en 1986:

"La verdad es y será siempre para el hombre un ideal a perseguir y no un objetivo conseguible; la objetividad, más que un hallazgo humano, es la fría realidad de las cosas en sí mismas, lo que fue denominado por Kant como noúmeno o en sí mismo" (Vázquez, 1986).

Ante la complejidad de abrazar la verdad en el terreno periodístico, ladeontología ha servido de otros elementos para contrarrestar la imposibilidadde alcanzar la verdad absoluta. Por ello los estudiosos del periodismo se han servido de diversos elementos que deben coincidir en un trabajo periodístico para poder decir qué tiende a la verdad o qué es verdad.Ciertamente, la búsqueda de la verdad por parte de los periodistas es la verdadera aguja en el pajar del oficio de periodista. La mayoría de las obras consultadas consideran fundamental que el periodista diga la verdad y que ésta sea su primera finalidad en la confección de la noticia. En este sentido, el periodista británico Gerald Priestland (1979) cree que "aunque nunca se pueda llegar al núcleo central de la verdad, nunca nos hemos de cerrar en banda o asumir que el poco progreso que podemos hacer hacia ella no vale la pena".

La importancia de la verdad para los periodistas es el eje del discurso de Pippert. De hecho, el periodista cree que "si la prensa tiene poder es gracias al poder de la verdad" (Pippert, 1989). Él mismo divide las noticias entre las que son verdad (truth) y las que no lo son (not truth). O lo que es lo mismo, entre aquellas que pueden ser definidas como "significantes" o "sentimentales". En general, Pippert cree que la verdad es objetiva y factual, pero va más allá y acoge una serie de variables para definir el concepto. Así, define la verdad mediante los siguientes elementos:

Honesta: una noticia debe ser real y honesta.

Sencilla y clara: la verdad es sencilla.

Emancipadora: la verdad emancipa.

Responsable: la responsabilidad de la verdad está oculta bajo la libertad de prensa.

En cambio, en el pensamiento de Luka Brajnovic (1978), la verdad aparece desde dos puntos de vista: desde el punto de vista ético y desde el punto de vista de la información. En el primer caso, la verdad, junto con la justicia y la libertad forman parte de la ética deontológica periodística. En el segundo caso, la verdad forma parte del carácter de la información, junto con la duda, la falsedad y la objetividad.

Estas consideraciones forman parte del deber de informar y el derecho aser informado de forma veraz y honesta. Brajnovic también distingue entredos verdades: la verdad objetiva (la periodística) y la verdad subjetiva (la artística). Al igual que Pippert, Brajnovic piensa que la verdad es la finalidad última.

Pero ¿cómo podemos estar seguros de que algo es verdad? Brajnovic dice que a través de tener el criterio por el que se reconoce y se juzga la verdad, diferenciándola del error, la duda y la falsedad o la mentira. En definitiva, la evidencia, la comprensión, el saber inequívoco y la realidad son los elementos del criterio para concebir la verdad. Además, el periodista deja muy claro que "en ningún caso del oficio periodístico es éticamentelícito falsear la verdad ni siquiera con la más exquisita fantasía y gracia" (Brajnovic, 1978). De todo ello, Brajnovic deduce que para el conocimiento de la verdad son necesarios los siguientes elementos:

  • Una firme, consciente y argumentada aceptación.

  • El juicio verídico e imparcial.

  • Saber que el juicio es verídico.

Estos tres elementos integrarían la seguridad sobre la verdad, según el periodista y profesor universitario. Sin embargo, cada uno de los autores tiene, en una medida u otra, sus elementos que conformarían la idea de la verdad en el periodismo. Brajnovic también señala cinco conceptos de la verdad cuando representan la validez y eficacia de los procedimientos cognoscitivos:

  • La verdad como correspondencia o relación.

  • La verdad como revelación.

  • La verdad como conformidad a una regla o norma.

  • La verdad como coherencia.

  • La verdad como utilidad.

La participación de la actividad periodística en el principio de veracidad de la información tiene, como señala Alsius (1999), dos frentes principales: el proceso de investigación de la información y el de su difusión. Son dos momentos de la labor periodística que en la cultura anglosajona tienen palabras que los definen: Gathering y Reporting. En el caso de la prensa escrita, la primera se refiere a la búsqueda y consulta de las fuentes, el contraste de la información, las entrevistas, la documentación, etc., mientras que la segunda tiene que ver con la síntesis, la interpretación de los datos, la redacción del reportaje, etc.- Ambos conceptos están muy relacionados entre sí, pero interpretan papeles diferentes en la búsqueda de la veracidad de la información.

En general, la "verdad" periodística hace referencia al producto resultante del trabajo del periodista: el mensaje informativo, lo que llega al público. Para Enrique de Aguinaga,

"no hay información veraz y, por tanto, información engañosa, sino información verdadera o información falsa. La veracidad o la mentira son cualidades del sujeto, del Informador, pero no del objeto, en este caso la Noticia" (de Aguinaga, 1980).

Cuando hablamos del derecho de la sociedad a recibir una información veraz, pensamos en si la información que recibimos a través de la noticia ha sido bien contrastada, nos explica los hechos tal y como han sucedido, nos habla de lo que deberíamos saber pero no sabemos, etc.- Todo ello conlleva, según recuerda Lambeth (1991), que los periodistas, en la realización de su trabajo, debe ser conscientes y poner atención a las demandas de la verdad social, contextual y de facto, además de la de las ciencias físicas y naturales. Pero también existe un quinto nivel de significado, y éste consiste en la utilización de la verdad en el proceso de recopilación de las noticias. Alsius (1999) considera que el periodismo nunca podrá explicar toda la verdad en cada noticia, porque los hechos compiten unos con otros, y a cada momento van surgiendo nuevas informaciones y hechos adicionales. La realidad ha de ser parcelada, y esto puede atentar en cierto modo contra la voluntadde explicitar la verdad de forma integral. Este déficit deberá compensarsecon la continuidad del trabajo y con un esfuerzo especial para poseer siempre el background informativo necesario para poder hacerse cargo de todos los aspectos de cada información.

Pero también hay que incluir en el ámbito del principio de veracidad los procedimientos usados ??en el proceso de obtención de la información. Nos volvemos a encontrar aquí con una serie de cuestiones que afectan a todos los ámbitos de ejercicio del periodismo informativo, como el tema del plagio, las grabaciones sin consentimiento, la recreación de hechos, las cámaras ocultas, los pagos por una noticia, el engaño, el robo de noticias y datos, la difamación, las invenciones, etc.- Esto es lo que algunos autores denominan Métodos Dudosos.

En cualquier caso, y para evitar estos "métodos dudosos", la sociedad ha sabido, en cierto modo, adaptar los conceptos más éticos a la jurisprudencia. Así, el acceso a la libre información y a la libertad informativa constituye uno de los principales valores de las sociedades democráticas. El ciudadano es más libre si tiene a su alcance lo que pasa en su entorno. Sólo de esta manera puede efectuar juicios de valor y tener una opinión propia a la hora de tomar sus decisiones.

CAPÍTULO VI

MARCO LEGAL

La interpretación constitucional del concepto de veracidad de la información, se entiende como una tendencia que debe tener el informador hacia el conocimiento de la verdad de los hechos sobre los que se informa, a través de la contrastación de las informaciones, las fuentes y/o los hechos ocurridos. Esta diligencia periodística, referida a la calidad de la actuación profesional, se concentra, según Juan Carlos Suárez (2001), en dos deberes fundamentales que por su identidad podrían ser considerados como principios:

  • a) El principio de la veracidad, pues el bien que se administra debe ser una información veraz, en el sentido que debe ser debidamente contrastada, atendiendo a la pluralidad de versiones de los actores implicados.

  • b) El principio de independencia, ya que la información no debe atender a intereses comerciales o partidistas que alteren su condición de bien esencial de la ciudadanía, garante de la libertad pública.

Se entiende que el periodista no puede acceder a la verdad absoluta, por mucho que la información de la que disponga sea verdadera, pero sí sehace necesario garantizar el pluralismo en las fuentes informativas. La pluralidad en los medios de comunicación contribuye a favorecer que el ciudadano pueda conocer las diversas versiones de un mismo hecho.

Desde el punto de vista legal, la veracidad como fundamento y elemento estructural del derecho a la información es mencionada en el artículo 20.1.d) de la Constitución Española, que reconoce y protege el derecho a comunicar o recibir información veraz libremente a través de cualquier medio de difusión.

Este artículo no sólo habla del derecho a la información, sino también del derecho a recibir una información veraz, o lo que es lo mismo, a recibir una información cierta, auténtica y comprobable. Que la información emitida o transmitida sea veraz, no es una cuestión que pueda ser obviada desde una perspectiva jurídica. Marc Carrillo, catedrático de DerechoConstitucional de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), afirma que la información ??veraz

"es un valor superior del ordenamiento jurídico que está investido de fuerza normativa. La veracidad es uno de los elementos teológicos de la información que los diversos actores sociales implicados (diarios, radios, televisiones, poderes públicos, lectores…) no pueden dejar de lado como si se tratara de un simple factor retórico. La verdad es, pues, un factor integrante del derecho a la información dotado de todos los grados de tutela judicial" (Carrillo, 1988).

Carrillo nos recuerda que el derecho a recibir una información veraz también significa pluralismo y concurrencia informativa.

En un artículo publicado por Francisco Gor en El País, el periodista dice:

"Para la Constitución española, […] el concepto de información veraz no se vincula con ninguna definición apriorística de la verdad que deba servir de guía y de referencia normativa a los periodistas, sino que se conecta con el esfuerzo honesto y diligente que los dichos profesionales deben hacer para adecuar lo más posible -con los medios de investigación que normalmente están a su alcance- lo que dicen en su información con lo que realmente ha sucedido. En una democracia nadie está legitimado -ni sus leyes básicas ni sus Gobiernos y otros poderes públicos- a establecer previamente lo que es o no es verdad en el terreno de la información. La verdad informativa es la que resulta al final del contradictorio y riguroso proceso de verificación dela realidad noticiable llevado a cabo en el marco de las leyes y en conformidad con las reglas éticas y profesionales del periodismo. De esta forma es como el Tribunal Constitucional describe, más que define, la información veraz en su jurisprudencia sobre el artículo 20 de la Constitución" (Carrillo, 2010).

Según Bajnovic (1978), el mensaje informativo tiene como finalidad la transmisión de hechos, datos, eventos, etc., que sean ciertos. En caso de que no lo fueran, entonces no sería información y deberíamos hablar de otra cosa: desinformación, información errónea, falsa, tendenciosa, equívoca, etc.-

En este sentido, la veracidad exigida por la normativa no debe tomarse a la ligera. No hay que poner en el mismo nivel otros conceptos periodísticos como la objetividad o la imparcialidad que, básicamente, no están incluidos en el marco legislativo europeo y, por tanto, no gozan de la protección normativa de la primera. Esto significa que la información transmitida por los medios de comunicación debe ser, por encima de todo, veraz.

Otto Pardo habla de esta cuestión cuando dice:

"Determinadas conductas han de considerarse excluidas de la protección del derecho fundamental, no por una limitación de éste, sino porque no forma parte de su contenido" (Otto Pardo, 1988).

De estas palabras, Navarro Merchante (1998) interpreta que la información no veraz no está protegida por el artículo 20.1.d) porque no tiene el contenido que prevé la normativa para conformar el derecho. Pero la veracidad, en términos aristotélicos o metafísicos, no existe, es imposible de conseguir. Es por ello que la verdad en la información debe entenderse comouna adaptación entre lo que pasa y lo que se explica. La información necesitade esta adaptación entre los hechos ocurridos y el mensaje, siempre y cuando no incurra al engaño, la malicia o la mendacidad. Una información claramente falseada ya no estará protegida por la ley ni podrá ser ponderada entre los derechos o libertades.

En una sentencia del Tribunal Supremo del 22 de abril de 1992, se condenó a un medio de comunicación porque publicó una foto de dos hombres, que luego resultó que eran padre e hijo, para ilustrar un reportaje sobre la prostitución masculina. El texto de la sentencia decía que "el trabajo periodístico no tenía veracidad, de manera que nunca se planteó la ponderación entre los dos valores en pugna".

Este criterio sobre el requisito de veracidad en la información es lo que justifica la Ley Orgánica 2/1984, del 26 de marzo, que regula el derecho de rectificación y que establece el artículo 1:

"Toda persona, natural o jurídica, tiene derecho a rectificar lainformación difundida, por cualquier medio de comunicación social, de hechos que la aludan, que considere inexactos y cuya difusión pueda ocasionarle perjuicio".

El caso de The New York Times contra Sullivan:

En los Estados Unidos de América, hasta mediados de los años ´60, el Tribunal Supremo estadounidense resolvía los pleitos civiles por difamación contra los medios de comunicación según un criterio de responsabilidad objetiva. Sólo era necesario que hubiera un pequeño error en la información difundida por un medio de comunicación para que existiera responsabilidad, aunque el sentido general de la noticia fuera cierta. Fue a partir de 1967, en el caso de The New York Times contra el jefe del departamento de policía de Nueva York L. B. Sullivan, que el tribunal comenzó a utilizar los criterios constitucionales sobre la libertad de prensa.

Esta causa judicial se produjo en medio de un clima encrespado por los conflictos de la lucha negra contra la segregación racial y por los derechos civiles. En aquella época, se detuvo a Martin Luther King por irregularidades en su declaración de impuestos. El diario The New York Times publicó un anuncio del comité de apoyo a Luther King en el que se criticaba los acontecimientos y a algunos personajes del estado de Alabama que participaron en la detención del activista, entre ellos a L.B. Sullivan, jefe del departamento de policía. La descripción de los hechos que contenía el anuncio era real pero incluía algunos errores de poca trascendencia, como que Martin Luther King había sido detenido siete veces en vez de cuatro, o que el título de la canción que coreaban los manifestantes era equivocado. Sullivan demandó al diario, y después de ganar en las primeras instancias, el caso llegó al Tribunal Supremo. La sentencia del Supremo, además de declarar inconstitucional la legislación sobre el libelo de Alabama, mantuvo la tesis de que la formulación de enunciados erróneos es inevitable en un debate libre. La sentencia establecía que debía ser el demandante, y no el demandado -en este caso el diario-, quien probara de forma suficientemente clara que la publicación había actuado con mala intención, fraude o negligencia; pues lo contrario, obligar al medio a comprobar la veracidad, supondría recortar la libertad de la prensa para publicar cosas que sabe que son ciertas, pero cuya veracidad no es fácil de demostrar en un juicio.

Esta nueva manera de ver la veracidad de la información fue asumida,en cierto modo, por la jurisprudencia y la legislación de otros países de tradición jurídica bien diferente como serían el Reino Unido, Alemania, Austria y, también, España.

En España, el Tribunal Constitucional estableció los criterios sobre la correcta interpretación de la exigencia de veracidad que establece el artículo 20.1.d) sobre el ejercicio del derecho a la información en la sentencia que este organismo hizo el 6/1988:

"Cuando la Constitución requiere que la información sea «veraz» no está tanto privando de protección a las informaciones que puedan resultar erróneas -o sencillamente no probadas en juicio- cuanto estableciendo un específico deber de diligencia sobre el informador, a quien se le puede y debe exigir que lo que transmita como «hechos» haya sido objeto de previo contraste con datos objetivos, privándose, así, de la garantía constitucional a quien, defraudando el derecho de todos a la información, actúe con menosprecio de la veracidad o falsedad de lo comunicado. El ordenamiento no presta su tutela a tal conducta negligente, ni menos a la de quien comunique como hechos simples rumores o, peor aún, meras invenciones o insinuaciones insidiosas, pero sí ampara, en su conjunto, la información rectamente obtenida y difundida, aun cuando su total exactitud sea controvertible. En definitiva, las afirmaciones erróneas son inevitables en un debate libre, de tal forma que, de imponerse «la verdad» como condición para el reconocimiento del derecho, la única garantía de la seguridad jurídica sería el silencio".

De esta sentencia podemos extraer tres puntos importantes sobre el concepto de veracidad:

  • 1. La veracidad debe entenderse como la tendencia del periodista hacia la correcta investigación de lo que ocurre: conocer los hechos y contrastarlos debidamente, aunque la verdad absoluta sea imposible de conseguir.

  • 2. El error en algún aspecto de la información que no sea imputable a la negligencia del periodista, no puede provocar que se desproteja a la información, pues esto sería impedir la divulgación de noticias.

  • 3. La veracidad sólo es atribuible a la información, la transmisión de hechos; no se puede exigir veracidad a las opiniones.

Pero esta exigencia de la verdad no es para todos los reportajes igual. El magistrado Ignacio Riego, referente al juicio de Jesús de Polanco y Juan Luis Cebrián contra el periodista Pablo Sebastián Bueno por atentado contra el honor, sostiene en su sentencia que al periodista que escribe una columnade opinión le es menos exigible la verdad, porque la veracidad

"…debe interpretarse en el sentido de que la información correctamente obtenida y difundida es digna de protección, aunque su total exactitud sea vea afectada por errores circunstanciales que no afectan la esencia de lo informado".

Carrillo considera imprescindible la diferenciación entre hechos ycomponentes valorativos, porque es aquí donde opera en toda su dimensión el derecho a comunicar y/o recibir información veraz:

"Una cosa son opiniones, que siempre son libres y nunca serán falsas. Otra cosa son hechos. Por esta razón, un medio de comunicación no se puede esconder detrás del pluralismo como valor constitucionalmente protegido para alegar que la información falsa que ha difundido es, en realidad, producto de su versión de los hechos" (Carrillo, 1988).

El pluralismo no excluye el deber de respetar la veracidad informativa, así como tampoco permite la noticia tendenciosa, definida por el Tribunal Constitucional italiano como

"…la que, refiriéndose a hechos verdaderos, los presenta, con independencia de la intencionalidad, de manera que quien los asiste se forma una versión alterada de la realidad".

En este supuesto, apunta Carrillo (1988), la información también deja de ser veraz y los poderes públicos pueden actuar para tutelar el bien jurídico lesionado.

Como resumen de este marco jurídico podemos apuntar lo siguiente:

  • 1. La veracidad de la información es un límite interno, un elemento estructural del derecho.

  • 2. Si la verdad absoluta no existe, el concepto de veracidad debe entenderse como la tendencia del informador a buscar la realidad de los hechos, y a su fiel transmisión.

  • 3. Un error en la información que se haya cometido sin negligencia no supone la desprotección del texto informativo.

  • 4. La veracidad sólo es aplicable en el derecho a la información, es decir, en la transmisión de hechos, no en la libertad de expresión o transmisión de opiniones.

  • 5. El ejercicio del derecho de la información es de todos los ciudadanos, si bien los periodistas hacen un uso privilegiado de este derecho por ampararse en la necesidad democrática de su trabajo. Por eso también se benefician de la cláusula deconciencia y del secreto profesional.

  • 6. El periodista, como profesional de la información, debe verificar y documentar la información como deber ético de su profesión.

  • 7. El pluralismo informativo debe entenderse como el complemento necesario de la veracidad interna de la información. El ciudadano estará correctamente informadosi dispone de varias fuentes de información para que pueda hacer sus propias contrastaciones y verificaciones. Los poderes públicos deben velar por la existencia de un pluralismo informativo real.

  • 8. La veracidad es el requisito previo de toda información para que ésta pueda ser ponderada frente a otros derechos fundamentales en un conflicto de intereses.

  • 9. La información, aunque sea veraz, nunca podrá superar los límites del insulto, la vejación o la intimidad.

  • 10. La exigencia de responsabilidad contra la información engañosa, tan sólo por el hecho de vulnerar el derecho del ciudadano a recibir información veraz, choca con criterios de razonabilidad en la articulación de la legitimidad procesal.

Pero el concepto de veracidad que introduce el Tribunal Constitucional también contempla, en cierto modo, las normas deontológicas más elementales. Los códigos deontológicos de la mayoría de países occidentales incluyen en sus respectivos códigos periodísticos el concepto de veracidad de la información.

En el ámbito internacional, vale la pena destacar los principios éticos sobre el periodismo de la UNESCO:

  • 1. El derecho de la gente a recibir una información veraz. El pueblo y las personas tienen el derecho a recibir una imagen objetiva de la realidad mediante una información precisa y completa, y de expresarse libremente a través de los diversos medios de difusión de la cultura y la comunicación.

  • 2. Adhesión del periodista a la realidad objetiva. La tarea primordial del periodista es la de servir el derecho a una información verídica y auténtica por la adhesión honesta ala realidad objetiva, situando conscientemente los hechos en su contexto adecuado, manifestando sus relaciones esenciales, sin que ello comporte distorsiones, empleando toda la capacidad creativa del profesional, para que el público reciba un material apropiado que le permita formarse una imagen precisa y coherente del mundo, donde el origen,naturaleza y esencia de los acontecimientos, procesos y situaciones sean comprendidos de la manera más objetiva posible.

La Declaración de Principios sobre la conducta de los periodistas de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) dispone, en su Artículo 1º, lo siguiente: "Respetar la verdad y el derecho que tiene el público a conocerla, constituye el deber primordial del periodista".

Por otra parte, la Resolución N° 1003 sobre ética del periodismo delConsejo de Europa señala, entre otras disposiciones, que:

"El principio básico de toda consideración ética del periodismo debe partir de una clara diferenciación entre noticias y opiniones, evitando cualquier confusión. Las noticias son informaciones de hechos y datos, y las opiniones expresan pensamientos, ideas, creencias o juicios de valor por parte de los medios de comunicación, los editores o los periodistas…

…Las noticias deben difundirse respetando el principio de veracidad, después de haberse hecho las verificaciones de rigor, y deben exponerse, describirse y presentarse con imparcialidad. No hay que confundir rumores y noticias. Los titulares y los sumarios delas noticias deben reflejar lo más fielmente posible el contenido de los hechos y datos…

…En el seno de la empresa informativa, editores y periodistas deben coexistir, teniendo en cuenta que el respeto legítimo de la orientación ideológica de los editores o los propietarios queda limitado por las exigencias insoslayables de la veracidad de las noticias y de la ética de las opiniones, el cual es esencial para respetar el derechofundamental de los ciudadanos a la información".

Del mismo modo, el Código Deontológico de la profesión periodística de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), señala lo siguiente: "El primer compromiso ético del periodista es el respeto a la verdad".

Finalmente, el Código de Práctica Periodística de la Press Complaints Comission (PCC) y los editores de prensa británicos dispone, en relación con los elementos que componen la veracidad informativa, lo siguiente:

1. Precisión

  • i) La Prensa debe tener cuidado de no publicar información inexacta, engañosa o distorsionada, incluyendo fotografías.

  • ii) Una inexactitud significativa, una declaración engañosa o una información distorsionada se corregirá inmediatamente una vez reconocida. También se ha de publicar la debida disculpa donde corresponda.

  • iii) La Prensa, aunque libre de tomar partido, debe distinguir claramente entre comentario, conjetura y hecho.

Tal como se desprende de las citas anteriores, cuando los documentos de autorregulación no hacen referencia expresa al deber de veracidad, sí mencionan los diversos elementos que la componen, como son:

  • La adecuada diferenciación entre hechos y opiniones.

  • La diligencia en la documentación y contraste de la información.

  • El cuidado en su análisis o interpretación.

Según Herrán y Restrepo (1998), el compromiso ético con la veracidad de la información ha sido asumido por todos los códigos deontológicos periodísticos del mundo (68 existentes hasta mediados de la década de los años ´90).

Pero, como en todas las cosas, no todo el mundo sigue las Recomendaciones éticas de su profesión, aunque Brajnovic (1978) insiste en que "Lo propio del periodismo no es ni la fantasía ni la metáfora (por más creativas que sean) sino los hechos, las datos, los acontecimientos y sus contornos". Más adelante, el autor añade que el informador no puede dar vueltas alrededor de la verdad objetiva, sino que lo ha de exponer tal como es.Precisamente porque el periodismo no es un oficio sencillo, sino una profesióndifícil y responsable, el periodista debe ser muy consciente de cuál es el papelque desarrolla su trabajo en la sociedad para no caer en lo que ya hemosllamado Métodos Dudosos. Brajnovic dice que el periodista debe tenermoderación porque siempre se corresponde con la responsabilidad. El periodista no debe caer en la polémica, ni en la inexactitud informativa que crea visiones deformadas de la realidad, ni en las suposiciones ni rumores, pero tampoco en la calumnia y la difamación. Estas son armas que algunos periodistas utilizan con frecuencia y que desprestigian la profesión (Brajnovic, 1978).

CAPÍTULO VII

LA AUTOREGULACIÓN

En el segundo congreso mundial de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) del año 1954, se adoptó la Declaración de Principios sobre la Conducta de los Periodistas. Esta declaración puntualizaba los deberes esenciales de los periodistas en la búsqueda, la transmisión, la difusión y el comentario de las noticias y de la información, así como en la descripción de los hechos. El primero de sus deberes es el siguiente: "Respetar la verdad y el derecho que tiene el público a conocerla constituye el deber primordial del periodista" (ACSA, 2011).

También la Society of Professional Journalists (SPJ), dentro de sus códigos éticos, tiene como deber primero de sus asociados la búsqueda de la verdad y su difusión. El mismo principio forma parte del código deontológico de la Australian Journalists Association (AJA). Pero esta búsqueda de la verdad no sólo aparece en los códigos de las asociaciones profesionales; también las empresas editoras, dentro de sus políticas de compromiso con sus lectores, incorporan la búsqueda de la verdad como garantía de su calidad y del compromiso que toman con su audiencia. Por poner un ejemplo, la Compañía The New York Times, dentro de su política empresarial y bajo el epígrafe "Nuestra obligación hacia nuestra audiencia" asume el siguiente punto:

"Como periodistas tratamos con nuestros lectores, espectadores, oyentes y usuarios de Internet de la manera más justa y transparente posible. Cualquier cosa que pase, nosotros explicamos la verdad lo más claramente posible en nuestras audiencias como mejor lo hemos podido conocer. Corregimos nuestros errores lo antes posible. No esperamos que nadie nos pida una corrección, las publicamos en un lugar destacado o las emitimos a lo largo de la programación" (The New York Times Company, 2011).

La veracidad es un elemento decisivo para saber si una información está protegida o no constitucionalmente, mientras que a la opinión sólo se le exige que no sea injuriosa ni resulte innecesaria o ajena al pensamiento, idea u opinión que se expresa. Hasta ahora, hemos visto que la veracidad debe entenderse como una actitud del informador hacia la correcta investigación y transmisión de los hechos. Se entiende que esta exigencia debe ser mayor cuando el derecho a la información es ejercido por profesionales. Los periodistas deben soportar un plus de diligencia justificado por varias razones:

  • 1. Por la trascendencia social que tiene su trabajo dentro de la sociedad democrática.

  • 2. Por su condición de profesionales de la información.

  • 3. Como contrapartida a una serie de privilegios que les otorga el ordenamiento jurídico.

Desde el punto de vista profesional, los periodistas siempre han sido reacios a la legislación sobre la prensa. Por ello, muchos profesionales de la información son partidarios del sistema de autorregulación, de los códigos deontológicos y de los organismos profesionales para que establezcan los límites de las libertades informativas y, en el caso de transgredirlos, sancionar a los infractores. Pero, quizás, desde el punto de vista legal no sería prudente dejar la regulación de un derecho fundamental en manos de los colegios u organizaciones profesionales, porque siempre se trataría de normas que no serían de obligado cumplimiento y, por tanto, las sanciones impuestas por este organismos no tendrían ninguna eficacia coactiva. En este sentido, en algunos países europeos se han creado Consejos de la Información para velar por el cumplimiento de los principios de ética profesional periodística contenidos en los códigos deontológicos. En ciertos países europeos, los consejos de la información sí tienen atribuciones sancionadoras. En cambio, en los países donde hay una fuerte tradición periodística, los consejos profesionales como el Press Council británico o el Consejo de Prensa portugués tienen una fuerte influencia sobre los periodistas. Sus decisiones son tenidas muy en cuenta dentro del sector porque pueden afectar directamente a la credibilidad de un periodista o un medio. En cualquier caso, este tipo de regulación puede ser complementaria a la normativa jurídica y la aplicación judicial.

CAPÍTULO VIII

LAS FABRICACIÓN DE NOTICIAS

Desafortunadamente, una de las prácticas de algunos periodistas es la fabricación o la invención de noticias. La primera falsificación conocida en la historia del periodismo estadounidense fue la que publicó el New York Sun el 25 de agosto de 1835. El diario anunció que había vida en la Luna. El "descubrimiento" lo hizo el famoso astrónomo británico Sir John Herschel, quien había inventado un telescopio gigantesco que permitía ver la superficie lunar. A lo largo de las siguientes semanas, el Sun publicó detalles de las criaturas que Herschel, supuestamente, había estado espiando con su telescopio. Las criaturas que describía el diario eran bisontes lunares, hombres murciélagos, castores bípedos que sacaban fuego por la boca, etc.- Los lectores quedaron fascinados con los reportajes que, además, llevaban ilustraciones. La mayoría de diarios de EE.UU. se hicieron eco de la noticia del Sun. En aquella época, y gracias a los reportajes falsos sobre la Luna, el diario logró la tirada más grande del mundo (Pippert, 1989).

Detrás de esta invención vinieron muchas otras. En 1950, cuando el SanFrancisco Examiner y el Chronicle estaban librando una batalla encarnizada por ver quién obtenía mayor circulación en la ciudad, el Chronicle comenzó a publicar una serie de artículos titulados "El último hombre sobre la tierra", que hicieron que este diario cogiera la delantera. Los artículos de Bud Boyd relataban cómo él y su familia lograron sobrevivir en un ambiente salvaje, utilizando los recursos que les proporcionaba la naturaleza como auténticos Robinson Crusoe. Los reporteros del Examiner encontraron el campamento de los Boyd y su familia y descubrieron latas de comida y otras comodidades de la vida moderna (Goldstein, 1985).

Falsificaciones ha habido desde que el periodismo existe. Conocida esla historia de William Random Hearst, propietario del New York Journal. Al inicio de la guerra entre España y EE.UU., Hearst envió a la isla de Cuba al ilustrador del diario Frederic Remington para que hiciera dibujos del conflicto. Viendo que no había mucho movimiento, Remington envió un telegrama a Hearst que decía: "Todo está tranquilo. No hay ningún problema. No hay guerra. Me gustaría volver". Supuestamente, Hear le respondió diciendo: "Por favor, quédate. Tú haz los dibujos que yo haré la guerra" (Pippert, 1989).

Obviamente, la primera y fundamental regla del periodismo es que las noticias no pueden ser inventadas. Sin embargo, son pocos los códigos deontológicos que hacen referencia a las noticias falsas propiamente dichas. Como hemos visto, los códigos ponen especial énfasis en el la veracidad de la información, pero no en el falseamiento o invención de las noticias. Seguramente porque la una implica el destierro de la otra. En cualquier caso, el código de la Société RadioCanada sí lo hace, y prohíbe la publicación intencionada de cualquier información falsa o que pueda causar perjuicio al interés público, con disposiciones legales sobre esta cuestión (Goldstein, 1985).

A todo esto, se suma que entre la información estricta y la narración ficticia hay una línea divisoria que no es del todo nítida. Goodwin (1987) llama a esta forma de hacer periodismo, "nuevo periodismo". Esta es la etiqueta que se le ha puesto a la técnica de redactar artículos sobre hechos reales como si se tratara de historias cortas o novelas, utilizando mecanismos y modos propios de la ficción, con la finalidad de hacerlos más dramáticos e interesantes. Este estilo, utilizado por periodistas y escritores han dado buenos resultados de ventas, lo que ha favorecido su popularidad. Pero Goodwin avisa que una pieza de periodismo fabricada o inventada es aún más malévola cuando mejor escrita está, favoreciendo que los lectores se la crean más fácilmente. Al respecto, Salvador Alsius (1999) nos recuerda que la verdad es una característica que debería distinguir la actividad periodística.

Otras prácticas del periodismo que han contribuido al falseamiento de lainformación son el plagio, las citas, los arreglos y demás; los "métodosdudosos" que ya hemos mencionado, y también el embellecimiento. Esta tradición de embellecer las noticias proviene de cuando, antiguamente, en los diarios existían escritores conocidos como legmen, que reescribían los artículos pelados de los reporteros utilizando estilos literarios. Actualmente sería impensable encontrarse en un diario escritores encargados de mejorar los artículos de los periodistas, si bien, como ya hemos comentado anteriormente, ahora son los propios periodistas quienes utilizan técnicas literarias para mejorar sus noticias. En cualquier caso, antiguamente se consideraba razonable inventarse noticias si el diario las necesitaba.

Según el crítico y periodista J.B. Montgomery-M'Govern, con la llegada del siglo XIX, y con el boom de los diarios, las falsificaciones tomaron proporciones alarmantes. Montgomery-M'Govern escribió en la revista Arena, una de las más influyentes de la época, que

"el falso periodismo era recurrir a las agencias paraconseguir noticias, a las asociaciones y organizaciones de prensa, las cuales distribuían en la mayoría de periódicos metropolitanos del domingo ya muchos otros sus sensacionales historias" (cit. por Alsius, 1999).

Este autor ofreció una taxonomía de las técnicas para falsearinformación, que incluía el uso del stand-for, en el que una persona conocida estaba de acuerdo con una marca para hacerle publicidad; la "combinación", donde un grupo de reporteros inventan una trama y luego la convierten en una noticia falsa; la "Falsa difamación", donde editores son engañados por conspiradores que hacen correr falsos artículos; las "presuntas noticias por cable", donde los llamados "informes extranjeros", hechos a toda prisa en una redacción o en una céntrica asociación de prensa, son enmascarados con una fecha límite y dados por buenos, y acaban siendo publicando como verídicos.

Los editores de las grandes ediciones del Domingo, hambrientos por el material más jugoso, bajaban el listón de la verdad a favor del impacto más sanguinario y emocional. Pero los tiempos han cambiado, y los profesionales del periodismo informativo han preferido mirar este tipo de géneros con cierta distancia, o descartarlos completamente. Aunque es cierto que en algunos medios de comunicación se utilizan este tipo de técnicas para atraer y formar la opinión de los lectores.

Esto quiere decir que la línea divisoria entre el documento y la ficción no siempre ha sido del todo clara, lo que ha provocado debates y dudas deontológicas. Donde mayoritariamente los profesionales están de acuerdo es en que el lector tenga todas las herramientas y indicativos para saber diferenciar si lo que se le ofrece en cada página es un documento informativo, de opinión, una recreación o un ensayo. Para Alsius (1999) es importante la delimitación de géneros dentro del campo estrictamente informativo, pero aún lo es más cuando existe el peligro de confundir la realidad con la ficción.Sin embargo, al día de hoy, todavía se producen transgresiones del principio deveracidad. Como ya hemos comentado, son conocidos los periodistas que han inventado o fabricado una historia y la han presentado como si fuera una noticia. La reportera Janet Cooke es un ejemplo, al igual que Stephen Glass, Jayson Blair, Paul Bradley, James Forlong, Diana Griego, etc.-

CAPÍTULO IX

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Como señalan diversos autores citados en este trabajo, el periodista tiene que ir en busca de la verdad, porque esto es lo que fundamenta la profesión periodística. La confianza de la sociedad con el medio se rompe cuando aparecen noticias que han sido inventadas o fabricadas. En estos momentos, tanto a nivel jurídico como deontológico, se rompe esa confianza y el periodismo se resiente.

A lo largo de la historia la forma de conceptualización de la "veracidad de la información" ha cambiado. Si bien podemos encontrar que algunos autores hablan de veracidad como "credibilidad", la Comisión Siegal para la salvaguarda de la integridad en el periodismo constituida tras descubrirse las falsificaciones del periodista Jayson Blair, utilizó el término accuracy, es decir, "precisión", para definir el concepto de veracidad. Son estos cambios de denominación de un mismo concepto lo que acaba dando sentido al concepto de veracidad periodística.

En relación a lo expuesto, arribamos a las siguientes conclusiones:

1ª. La reflexión en torno al concepto de veracidad en la información continuará vigente en tanto ésta representa una posibilidad abierta. No obstante, las dificultades que se presentan a la hora de establecer con claridad este concepto, representan a su vez dificultades a la hora de establecer reglas claras para el ejercicio de la actividad periodística.

2ª. Sólo la mediación humana hace posible la verdad, al dotar a las cosas de significado. Por tanto, la distinción entre información y opinión, tan relevante desde el punto de vista legal, no resulta en sí misma válida desde el punto de vista de la ética periodística.

3ª. La búsqueda de la veracidad informativa representa un valor en sí misma. Sin embargo, se debe precisar que un valor no es verdadero ni falso de manera intrínseca, ya que dicho valor está estrechamente ligado a un sistema de creencias acerca de lo que es socialmente "bueno" o "malo".

4ª. Es urgente una revisión exhaustiva de los cánones éticos, deontológicos y jurídicos de la veracidad informativa, con el fin de dilucidar si estos constituyen soluciones al problema de las invenciones periodísticas, o si contrariamente actúan como elementos limitadores en la tarea informativa.

5ª. El derecho a la información veraz es un factor de fundamental importancia para el desarrollo de las sociedades. Esto es así tanto en el ámbito privado como en el ámbito público.

6ª. No es posible establecer un concepto definitivo de veracidad informativa, esto es, con validez universal. Sí resulta viable la búsqueda de uno flexible, que tenga en cuenta que la información no es sino el producto de una mediación, y que por lo tanto está sujeta a una serie de variables que dependen de las condiciones sociales, políticas, económicas y filosóficas su tiempo.

Asimismo, se propone la creación de una base de datos para indexar los artículos falsificados, así como también los informes de las comisiones y los artículos y editoriales publicados como consecuencia de esas falsificaciones periodísticas. Esta base de datos servirá para conocer la temática de los artículos, la repercusión social y las consecuencias deontológicas de dichas falsificaciones, lo que a su vez permitirá que los medios de comunicación y los profesionales del periodismo cuenten con una valiosa herramienta que les permitirá desempeñarse en sus funciones informativas según los principios éticos y deontológicos referidos a lo largo del presente trabajo de tesis.

Para la elaboración de esta basa de datos, se proponen los siguientes campos:

  • Nombre y apellidos del periodista.

  • ¿Periodista en activo? (Sí / No).

  • Nacionalidad del periodista.

  • Título del artículo inventado.

  • Palabras Clave del artículo inventado.

  • Idioma en que está redactado el artículo.

  • Fecha publicación del artículo.

  • Nombre del medio donde se ha publicado el artículo o reportaje.

  • País de publicación de la revista o diario.

  • Temática del artículo.

  • Tipo de medio donde se ha publicado el artículo o reportaje (revista, diario, blog, etc.).

  • ¿Disponemos del artículo en archivo informático tipo PDF?

  • Enlaces web.

  • Consecuencias legales (judiciales).

  • Consecuencias deontológicas (asociaciones de periodistas / consejos de redacción).

  • Códigos deontológicos vulnerados.

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Autor:

Erica Pérez López

ID. UB 13643

Atlantic International University

Honolulu, Hawai

Winter 2011

Partes: 1, 2
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