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Intelecto, tiempo y devaluación del ser (página 4)

Enviado por Claudio Salomon


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Los flamantes instrumentos técnicos nos permiten redimensionarnos ópticamente en las realidades copiadas que enfocamos de nuestros entornos. Ubicarnos geográficamente por los sistemas androides computarísticos satelitales ya es una necesidad en las megalópolis, pero no así podremos encontrar los derroteros de nuestras personales existencias en los monitores de los teléfonos celulares. Las probabilidades se dimensionan funcionalmente sobre todas las actividades humanas y de la naturaleza en todas sus proyecciones y determinismos. El ser de cada individuo con sus intimidades existenciales no puede encontrar los cuadrantes y los meridianos entre su vida para sí mismo y para con los demás en los que se dimensiona afectiva y socioculturalmente. El sentido existencial de cientos de millones de individuos ya se encuadra en el "ser en el mundo" heideggeriano a través de las plantillas prediseñadas y difundidas globalmente. El ser de cada individuo contemporáneo no puede abstraerse de la infinidad de condicionamientos que debe cumplir ó respetar. Los complejos sistemas sociales multiplicados por estructuras y subestructuras impiden poder realizar los íntimos deseos existenciales de cada gris y disimulado individuo. La máxima lathe biosas epicuriana, o sea la idea de vivir sin ser advertido que heredamos de los antiguos griegos ya no funciona con las interconexiones interactivas programísticas y computarísticas internéticas, los mapas iluminados de las rutas de las conexiones de facebook de alguna forma lo demuestran. Las rutas comunicativas internéticas se contradicen con los necesarios ensimismamientos para alcanzar un sentido existencial de la vida de cada individuo en particular relacionado volutariamente con el mundo moderno.

Las geométricas aceleraciones de los procesos sociales por sus interactivos lazos modificaron casi todas las concepciones de pensamientos creadas en los últimos dos siglos. Las nivelaciones causadas por las extensiones de los mismos modelos político económicos sobre dimensiones sociogeográficas globales, invalidan a los conceptos de las infraestructuras y las supraestructuras socioeconómicas y crean una nueva conciencia masificada sin coordenadas definidas en el nuevo mundo en el que nos toca vivir. Los flamantes procesos comunicativos no produjeron ningún giro copernicano en la mente de las masas interconectadas. Se borran y las históricas dicotomías entre el catolicismo y el protestantismo descubiertas por M. Weber. Entre el espíritu del catolicismo y la razón del protestantismo en la nueva conciencia de las masas trazada por el Theatrum Orbis internético donde no prevalece ni el espíritu ni la razón. Entre las clasificaciones y estratificaciones de la vida mundana de los católicos y la nivelación religiosa de las actividades mundanas en profesiones de los protestantes, ya se sombrearon por un nuevo espíritu de colectivismo moldeado y estadísticamente masificado de todas las actividades mundanas. En nuestros nuevos horizontes no reciben evaluaciones ni la vida contemplativa ni el trabajo y se magnifican el hedonismo y el utilitarismo en todas sus aplicaciones cifradas y procesadas computarísticamente . Los conceptos marxistas de trabajo abstracto y trabajo concreto o útil por completo ya no encajan dentro las bases de datos cifrados mundiales. Develar la existencia de un ente como lo hizo J. P. Sartre (una mesa), y crear la idea de la cosa en la mente de un individuo, sólo la idea del objeto tanto útil como inútil puede sin diferencias ser guardada por la memoria electrónica global. La inteligencia global registrada en forma de ciframientos electrónicos no tiene ni esencias ni sentidos existenciales, se guardan fantomas virtualizables de abstracción e idealización.

Un individuo coloca una videomáscara delante de sus ojos y guantes para poder ver sus manos y comienza a examinar su entorno tridimensional copiado virtualmente, cifrado y procesado por un ordenador. Lo que el individuo vé es una copia geométrica, trigonométrica cibernetizada de los entornos lineales en los que el individuo en ese momento se encuentra. R. Decartes como representante de la corriente racionalista escribió su más conocida frase "yo pienso, entonces yo existo" (cogito ergo sum). En el S. XX, J. P. Sartre escribió su más famosa oración- primero la existencia, luego la esencia de las personas y de las cosas. Si un niño interactúa con un ordenador y un juego computarístico, nos corresponde preguntarnos en dónde se ubica su esencia y sentido existencial. Si un adulto se coloca las videogafas y comienza a mirar el mundo virtualizado que procesa un ordenador, hacia dónde se traslada su esencia y existencia?. El individuo conectado con el mundo virtual se desconecta de su existencia y esencia. Yo le pregunto a mi nieto qué es una cosa que él mismo alcanza a ver. Con los que no alcanzan a comprender qué es la existencia humana no nos corresponde preguntarle lo que no pueden entender, yo me autocuestiono conmigo mismo y mis anticuados pensamientos. Si me coloco las videogafas yo primero existo y cuando me las saco veo la realidad real de mi entorno primero pienso y luego existo. Sartre probablemente consumió demasiada cofeína en su cafetería de Saint Michel Notre Dame. Donde se ubica el supuesto mundo de Sartre?, en su entorno de la cafetería o en su mente abstraída por completo de las realidades que su mente alcanza a analizar especulativamente ? Yo veo lo que veo y luego existo, yo existo en correlación a lo que veo y analizo primariamente en función a mi propia e individual existencia. Mi esencia es una exclusiva particularidad de lo que piensan las personas que conmigo interactúan en múltiples formas en todos los planos de mi entorno social.

La autodevaluación existencial puede originarse al margen de la esencia previamente valorada de cada individuo por otros, o los demás que circundan a tal individuo. Sísifo en función a su inútil trabajo fue valorado en sus tiempos como un personaje mitológico positivo ajustada a la personificación mentalizada y colectiva que en su momento sociohistórico desempeñó. Sísifo cumplió la función de enbanderado de lo que el mito para el pueblo representó. La esencia sin existencia de Sísifo fue un arquetipo colectivo y su sentido y valor existencial fueron nulas representaciones del folclore de los griegos que lo crearon en sus mentes. De los miles de millones de personas que cohabitamos el planeta, pocos son los que son valorados en función de lo que representan por su esencialidad y sentidos existenciales abstraídos y analizados desde las perspectivas de las corrientes de la filosofía. Narciso frente a su espejeada apariencia recibe de sí mismo más autovaloración esencial y existencial que la mayor parte de todos individuos que muestran sus decoradas biografías en las redes sociales. El narcisismo virtual no tiene el mismo valor existencial en las páginas internéticas que mostrarse uno mismo ante nuestros espejos sociales. La figura simbólica de Ernesto Che Guevara es usada en las campañas publicitarias por companías privadas. Los millones de individuos que captan los atributos externos del médico guerrilero, no alcanzan a asociarlos con la idea de que Guevara dió su vida por sus ideales. La esencia del ser de Guevara, ocultado por su barba y boina estrellada que entregó su vida como Cristo, ahora es copiada y reproducida en botellas de bebidas alcohólicas y desde tal trivialidad no puede ser advertida por las masas coetáneas. Nos aproximamos al meollo de la cuestión sobre la devaluación existencial, la devaluación es en principio colectiva y estadísticamente masiva, y se corresponde vertical y horizontalmente con directas referencias hacia los grupos sociales previamente catalogados y minuciosamente estudiados.

La vida de cada individuo alcanza a tener un sentido cuando él mismo esculpe su propia existencia. Los miserables se hacen miserables, los filántropos, los suicidas, los cardenales le dan cierto sentido a su existencia con sus particulares valores y significados. Ni el humanismo sartreriano ni el compromiso y acción heideggerianos no pueden predecir los destinos existenciales ni esenciales de los individuos. Las ideas de existencia y la esencia de cada individuo pueden llegar a ser intervaladas por los cuadros analíticos de la psicología, la sociología, la genética, si lo quisiéramos por las teorías de Lombroso y por sus individuales probabilidades procesadas computarísticamente. Para Heidegger el Hombre en su esencia es "Ser en el mundo" y es ahí en donde tiene la oportunidad de ser develado, actuar y mostrarse. Heidegger magistralmente vió en la tecnología un peligro de fijar al Ser en su develamiento. La espira dialéctica del desarrollo de la tecnología desde mediados del S. XX efectivamente se adelantó al pensamiento de M. Heidegger. El sentido del Ser de cada individuo a principios del S. XXI no se orienta hacia sus develamientos a través de la tecnología, es la tecnología la que directa o indirectamente encarrila al hombre en múltiples formas develar su sentido existencial. El Hombre en una zona desértica se ensimisma en sus pensamientos y su inmediata soledad lo aproxima a su propio sentido existencial y su esencia de vida quedó distanciada tanto como de su entorno social. Las masas sociales modernas ya no pueden por su propia voluntad cambiar las reglas de juego colectivas al igual que no pueden cambiar las reglas universales de la lógica. Encontramos en la metafísica de Platón y Sócrates que pensar no es más que un téchne en calidad de mecanismo reflectivo del hombre y en nuestros tiempos innumerables esquemas tecnoexistencialistas deslidan al Ser de sus auténticos valores y significados existenciales. Los teatros de la humanidad ahora pueden llegar a ser programados por control remoto.

Los proyectos hermenéuticos del último gran filósofo del S. XX, H. G. Gadamer (1900-2000), autor del original concepto de "la fusión de horizontes" contenidos en los textos, ya alcanzó a metamorfosearse en los puntos cardinales geográficos abarcados interactivamente por las constelaciones informativas internéticas. Las "predicciones del arrojamiento del ente en su ahí" fundadas por quien fuera el guía de Gadamer, M. Heidegger, desvían al hombre de su auténtica existencia y le muestran escenas y plantillas videovirtualizadas que lo llevan a convencerse que él aparentemente no se encuentra desamparado del mundo. Las decodificaciones discursivas visuales y textuales son realizadas y difundidas por los medios comunicativos masivos y por ser decodificaciones pueden transformarse automáticamente en proyectos de vida de cada individuo en particular. La "fusión de horizontes" ahora podemos catalogarla como horizontes fusionados comunicativamente los que son abstraídos y analizados mentalmente por las masas globales sin aclaraciones discursivas. Cada individuo puede dirigirse racional y emocionalmente hacia doquier en los planos espacios-temporales cifrados y procesados, y estas configuraciones visuales y formales de idealización difunden y proponen modelos existencialistas ficticios carentes de elementos discursivos sobre la vida y el ser. Los proyectos de vida de las masas ahora es ser para sí mismos en su privacidad y para los demás en sus entornos y circunstancias sociales, los que son referencialmente catalogados por modelos previamente configurados y escenografiados. Las masas pierden los ya milenarios autónomos sentidos y valores de autenticidad de la existencia humana. Nuestro mundo actualmente no tiene precisas ordenadas y abscisas para la formación de valores existenciales. La frase "Dios ha muerto" le pertenece a F. Nietzsche, y nosotros desde nuestras perpectivas podemos confirmar que a Dios lo eclipsaron la intrínseca ética concominante con la eficiencia y la praxis, el escepticismo entretejido con los determinismos técnicos y el disimulado ateísmo en las corrientes informativas.

Hasta mediados del siglo pasado las masas sociales tuvieron una conciencia moldeada históricamente e hilvanada dentro de sus esferas culturales particulares sin poder llegar a desbordar sus propias cronologías temporales y espacios geográficos. A partir de que la Biblia comenzara a ser estudiada en función a sus circunstancias sociohistóricas, las interpretaciones racionales de lo que la fe debería abarcar se satelizó en sus puntuales detalles semánticos y textuales a modo de la guía de Isaac Asimov. Los hábitos mentales diluyeron las interpretaciones de las realidades desde los contextos históricos. Las significaciones existenciales enmarcadas en las dimensiones de lo presente devaluaron por completo el valor de las espirales del desarrollo sociohistórico. Si pensamos y actuamos con referencia a nuestro presente en tiempo y espacio real, pero en común acuerdo a esquematizaciones mentales y existenciales colectivas tomadas en préstamo, no puede existir cierta metodología que le otorge cierto valor a nuestra propia existencia. Las verdades contemporáneas se encuentran ligadas de alguna forma u otra a las metodologías cognoscitivas programísticas e internéticas. En nudo de la cuestión es que los hechos al ser descritos y comentados formalmente por estándares informativos deslindan al entendimiento de las masas de los hechos desenfocando las sendas hacia la verdad. Los hábitos mentales de las masas sociales sombrean y borronean los cuestionamientos del significado y el valor existencial de cada individuo en particular, relacionado y conectado con los pensamientos colectivos interactivo-comunicativos en cualquiera de sus formas. Los proyectos de vida de cada individuo se ajustan a las articulaciones sociales de las medianas estadísticas en general.

Centrar la mirada en los textos es un previlegio de pocos y las metodologías que nos proponen las constelaciones informativas pueden no conducirnos hacia la verdad. Busquemos certezas gnoseológicas en las constelaciones de las redes internéticas y encontraremos miles de respuestas alejadas de la verdad y desubicadas de las metodologías para poder develarlas. Sin la verdad y sin una metodología esclarecedora podremos solamente encontrar ilusorias pancartas de orientación para nuestra propia existencia. Podemos buscar sentidos existenciales sin textos en el ocultismo, en los horóscopos, en los rayos cósmicos, teosofía, cábala, shamanismo o en los karmas y las enseñanzas de todos los magos pseudoreligiosos de la modernidad. Cristo para los judíos fue un escándalo y para los griegos una locura. Demonios instructores podemos encontrar incluso en los videojuegos para niños. En su momento en la historia del cristianismo se llegó a especular que uno de los objetivos de las creaciones iconográficas era simplificar en forma de estampas los símbolos religiosos para que los musulmanes puedan comprenderlo. También en su momento los protestantes censuraron los comentarios sobre el Evangelio. En nuestros tiempos entre la Biblia y las constelaciones internéticas no existen diferenciaciones cognoscitivas ni lingüísticas, el latín es un idioma exánime. El hombre moderno puede creer en alguna religión sin censuras sociales y la gran dificultad de los creyentes es el vacío espiritual masificado de su entorno social. Los individuos no perdieron a su Dios, perdieron la posibilidad de establecer lazos socioculturales para fomentar y cultivar su fe. El escepticismo religioso de las masas sociales contemporáneas es un rumbo interactivo que fomenta la desorientación intelectual en las búsquedas del valor y el significado existencial del hombre.

El desarrollo intelectual y gran parte de las instrumentaciones técnicas aplicadas fomentan la devaluación existencial de las masas sociales modernas. Si a la altura de nuestros tiempos releemos la obra de H. Marcuse (1898-1979), encontramos que la sociedad unidimensional que describió ya fue superada sin una dialéctica histórica por los espectros de otra sociedad, imprevisible por completo a mediados del siglo pasado. La sociedad unidimensional detallada por Marcuse ahora funciona simultáneamente junto a otra dimensión paralela, consecutivamente estructurada, dimensionada y retroalimentada en forma de objetos de idealización desde y hacia las actividades y los pensamientos de las masas sociales. La segunda dimensión paralela y global la conforman y representan las constelaciones informativas e interactivas de las redes internéticas. En esa segunda dimensión se desgastaron y vulgarizaron las conceptualizaciones que deben abarcar cognoscitivamente a los hechos y por lo que la razón se eclipsa del verdadero análisis de los hechos espejeados, y a su vez el análisis de las cosas se desplazan hacia las formas y funcionalidades de las mismas. La ontología y la metafísica de los entes que nos rodean e idealizamos de las realidades de nuestro entorno y circunstancias se desplazaron hacia inválidas especulaciones nominativas, descriptivas y factológicas. La existencia y la esencia de los individuos ya se metamorfosearon en registros prototípicos de demostración pública o masiva. A la existencia humana se la representa en esta segunda dimensión en forma de copias fotográficas, registros audiovisuales y resúmenes biográficos, despojados de las descripciones básicas de lo que se entiende como esencia humana. La Madre Teresa de Calcuta, Nelson Mandela, M. Jackson, M. Jagger por ejemplo, se unen en las mismas tablas de los escalfones y diagramas existenciales en las dimensiones informativas difundidas en calidad de personajes públicos, olvidando los detalles valorativos de la esencia de vida de cada uno de ellos como personas en relación a la sociedad.

Con relación a uno de los conceptos centrales de los autores existencialistas, la angustia, en calidad de un sentimiento existencial humano, en mi opinión ya fue desbordada brillantemente por la psicología. La angustia filosófica es una postura demasiado anticuada en el sentido que en nuestros tiempos los ancianos pueden ser medicados con anestésicos del alma. La angustia perfilada con la noción cronológica del tiempo puede agudizarse o redondearse. Las crisis existenciales son frecuentes cuando una persona intuitivamente percibe su aproximación a su punto final. La angustia psicológica es una antípoda mental con relación a la angustia filosófica. Son dos panoramas inversos hacia un mismo punto concéntrico, la mente y el alma de cada individuo. Uno se angustia ensimismado en su propio ser con respecto al círculo de sus problemas y dolencias espirituales y el otro se angustia por sus cuestionamientos metafísicos. La metafísica del sentimiento de angustia ya no se correlaciona con la angustia de los filósofos de la antigua Grecia. Busquemos alguna forma de angustia expresada en las redes internéticas y podremos encontrar analgésicos espirituales virtuales de todos los calibres. Las masas globales entraron en un camino sin salidas laterales de emergencia y mientras lo transcurrimos no podemos permitirnos demostrar públicamente algún tipo de angustia espiritual. La salud física y mental de miles de millones de individuos ya intenta acomodarse a patrones de simulación sin sufrimientos espirituales y existenciales. Los paradigmas del pseudobienestar espiritual son falsas escenografías preestablecidas que las masas deben en sus entornos sociales demostrar. Los modelos de rejuvenecimiento externos estéticos y cosméticos de alguna u otra forma son un rechazo a los cuestionamientos existenciales del hombre moderno. Intentar prolongar el éxtasis vital estimulando artificialmente la libido humana es una forma de autonegación de los cuestionamientos existenciales. El temor que causa la conciencia de la finitud de la vida desdibuja y penumbra los discursos y los cuestionamientos sobre el sentido y el valor de la existencia humana.

El personaje que juega el rol de pintor en la película antieclesial Decameron de P. Pasolini, basada en el libro de Boccaccio, acudía al mercado para inspirarse y poder retratar las facciones de los rostros de los parroquianos en los frescos de una iglesia. Su última frase en la obra cinematográfica fue ¿para que retrarar lo que vemos si es mejor soñarlo? Si escuchamos música electrónica y observamos a quienes acuden a las discotecas a escucharla, es muy complejo comprender las posturas, vestimentas y posicionamientos psicológicos de los jóvenes asistentes. En Holanda en su momento pensé que era una moda local y luego de escuchar y ver los modelos representativos de sus seguidores creo que llegué a comprenderlos superficialmente. Los frecuentadores de las discotecas amantes de la música electrónica se transforman en activos maniquíes humanos vestidos al igual que en las vidrieras de los grandes negocios pero con expresiones de sentimientos arrebatados. El dinamismo formal y existencial que expresan externamente los seguidores de la música trance es una de las más depuradas formas de catársis tecnoexistencialista sin hybris y descolgada de todos los recuerdos de cada individuo. Estos modelos perceptivos permiten alcanzar un estado de éxtasis de la conciencia grupal semejante a la de los magos drogados. Yo no me imagino a I. Kant y G. F. Hegel con un ordenador consultando las páginas de Wikipedia, o a M. Heidegger mirando una serie televisiva. Las percepciones audiovisuales sublimadas en agudas purgas de borroneo mentales modernas no coinciden con el entendimento filosófico ni mucho menos con los desmenuzamientos de las corrientes existencialistas. Los movimientos fisicos proyectados desde los acordes musicales y lumínicos computarizados son antiexistenciales por su falta de significados. Diría que son acordes coordinados hacia la mente humana y que en realidad sirven para desconectar temporalmente el entendimiento de los individuos hacia los presuntos significados reales de la existencia particular de cada individuo .

Desconectarse de las realidades del mundo puede cualquier individuo consumiendo alcohol o drogas. Paradójicamente la fisiología cerebral puede funcionar en dos dimensiones, una real y sobria y la otra bajo los efectos de los anestésicos del alma. Los especialistas comentan que los heroinómanos se trasladan hacia otra dimension espacio temporal con plena consciencia real de lo que sucede en su mente y su entorno. La fisiología cerebral entonces permite al individuo analizar su existencia en dos dimensiones, una la real y sobria de su entorno y la otra extásica. Una es existencialista y la otra es una película que proyecta el propio cerebro del individuo drogado o alcoholizado. En mi vida he podido observar a personas que viven en los marcos de un espíritu místico, rezando oraciones diariamente por horas. Tales personas entran en autocatársis espiritual cuando toman la hostia o participan de la ceremonia de hunción. Sin anestésicos estos individuos viven en otra dimension mental y espiritual y su existencia terrestre se proyecta hacia el más allá. Volar mentalmente es una forma de devaluación existencial que ahora puede ser alentada y multiplicada informativamente por las intercomunicaciones globales. La devaluación existencial reside en vivir artificialmente en otra dimensión mental solipsista y engañosa de una realidad autoescenografiada y decorada sin censuras. Si confrontamos los efectos de las dependencias químicas con los autoengaños y negaciones de la mente humana, entramos en una zona de contradictorias evidencias sin antagonismos formales. Los antiguos griegos entraban en estados de purificación catársica cuando eran espectadores de dramas teatralizados, los jóvenes de la electronificada modernidad entran en estados de éxtasis sin detalles lingüísticos y al unísono de acordes procesados computarísticamente.

Si algunos métodos vitales existencialistas son una moda social absurda, algunos arquetipos estéticos femeninos son un camino hacia la anorexia y la bulimia. El imperativo de la delgadéz es una herida en la mente femenina que probablemente tarda en cicatrizar. La estética coetánea las lleva a no comer y vomitar. Sigmund Freud murió sin saber qué es lo que desean las mujeres. El problema del psicólogo teorético fue que su inconsciente no amaba al sexo bello, es más siendo viejo se enamoró de los hombres. Excelentes clases recibieron sus seguidores que tiraron por la borda a toda la cultura y la filosofía occidental reemplazándolas por esquemas del subconsciente. Los modelos de existencialidad supermodernos exigen dietas para poder satisfacer el ego inexplicable de las mujeres. Con mi poca experiencia creo que no pude aproximarme a poder llegar a conocer lo que desea el subconsciente femenino. Las mujeres que en la cárceles rusas ejecutan a los condenados a muerte no sufren remordimientos, los verdugos hombres beben por semanas. Una estudiante rusa en Odessa ocultó su embarazo por meses, dió a luz en una bañadera y tiró a su hijo azabache recién nacido en un contenedor de basura. El sentido y el valor existencial de las personas puede ser captado, analizado y desarrolado por hombres. Las mujeres son la incubadora de la vida y frecuentemente son el epílogo existencial del entendimiento filosófico. El inconsciente femenino no puede sanear el sentido existencial del hombre y paradógicamente los vientres femeninos son los que incuban a la raza humana. Las hormonas femeninas dimensionadas sobre la filosofía existencialista nos encaminan hacia la más cruda necesidad, causalidad y fatalidad de la vida. La esfera inconsciente humana no puede reconocer el sentido existencial del hombre. Todas las esferas de la psicología relacionadas con el ego y la libido humana no pueden alcanzar a desmenuzar el sentido y valor existencial del hombre.

Bibliografía

"Expansión cultural y globalización económica". Revista del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias de Rusia. Moscú. Número 1; 2000.

"Los Algoritmos de Tecnoexistencialismo". Ed. Suárez. Mar del Plata. 2007.

"El Tecnoexistencialismo". Ed. Suárez. Mar del Plata. 2010.

A mi nieto Roman Salomon.

 

 

Autor:

© Claudio Salomon

I Titulo.

Filosofía-Posmodernismo-Ontología.

Moscú. 2013.

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