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La soja, su evolucion en Argentina (página 2)


Partes: 1, 2

Las temperaturas óptimas para el desarrollo de la soja están comprendidas entre los 20 y 30º C, siendo las temperaturas próximas a 30º C las ideales para su desarrollo. El crecimiento vegetativo de la soja es pequeño o casi nulo en presencia de temperaturas próximas o inferiores a 10º C, quedando frenado por debajo de los 4º C. Sin embargo, es capaz de resistir heladas de -2 a -4º C sin morir. Temperaturas superiores a los 40º C provocan un efecto no deseado sobre la velocidad de crecimiento, causando daños en la floración y disminuyendo la capacidad de retención de legumbres. Las temperaturas óptimas oscilan entre los 15 y los 18º C para la siembra y los 25º C para la floración. Sin embargo, la floración de la soja puede comenzar con temperaturas próximas a los 13º C. Las diferencias de fechas de floración, entre años, que puede presentar una variedad, sembrada en la misma época, son debidas a variaciones de temperatura. La soja es una planta sensible a la duración del día, es una planta de día corto. Es decir, que para la floración de una variedad determinada, se hacen indispensables unas determinadas horas de luz, mientras que para otra, no. Respecto a la humedad, durante su cultivo, la soja necesita al menos 300 mm de agua, que pueden ser en forma de riego cuando se trata de regadío, o bien en forma de lluvia en aquellas zonas templadas húmedas donde las precipitaciones son suficientes.

Exigencias en suelo.

La soja no es muy exigente en suelos muy ricos en nutrientes, por lo que a menudo es un cultivo que se emplea como alternativa para aquellos terrenos poco fertilizados que no son aptos para otros cultivos. Se desarrolla en suelos neutros o ligeramente ácidos. Con un pH de 6 hasta la neutralidad se consiguen buenos rendimientos. Es especialmente sensible a los encharcamientos del terreno, por lo que en los de textura arcillosa con tendencia a encharcarse no es recomendable su cultivo. Si el terreno es llano, debe estar bien nivelado, para que el agua no se estanque en los rodales. Sin embargo, es una planta que requiere mucha agua, por lo que en los terrenos arenosos deberá regarse con frecuencia. La soja es algo resistente a la salinidad

Técnicas de cultivo

Preparación del Terreno.

La preparación del suelo comprende la adopción de prácticas culturales tendentes a obtener el máximo rendimiento productivo con el menor desembolso económico posible. La preparación primaria del suelo (arado, escarificación o gradeo) debe permitir obtener una profundidad suficiente para romper la suela de labor, proporcionar un buen desarrollo del sistema radicular y favorecer la infiltración de agua. La soja necesita una esmerada preparación del terreno, en el que va a sembrase. Además, esta planta responde más favorablemente cuanto más se cuida la preparación de la tierra. Debe darse primero una labor profunda de alzar (para favorecer después un buen desarrollo radicular), seguida de otra cruzada y después pases de grada o de rotovator que dejen mullida y desmenuzada la tierra. Ha de procurarse una perfecta nivelación del terreno para facilitar el riego, especialmente cuando se cultive en llano y se riegue por inundación o a manta, sin que se produzcan encharcamientos, que son muy perjudiciales para esta planta. Si la soja se realiza en segunda cosecha, debe quemarse o enterrase el rastrojo del cultivo precedente y seguidamente darse un riego para conseguir tempero en el suelo. Después se pasará la grada de discos y el cultivador. Si la soja es cabeza de cultivo, se realizará previamente una labor de alzado.

Inoculación de la semilla.

Como norma general es recomendable realizar una inoculación de las semillas con las bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico específicas de esta planta. Para ello existen preparados comerciales que pueden utilizarse con garantía y que se entregan al cultivador con la semilla. Estos productos se presentan generalmente en polvo negruzco y se utilizan de la siguiente manera: Se humedece con una pequeña cantidad de agua la semilla necesaria para la siembre y, una vez escurrida, se mezcla con la cantidad de polvos indicada por el fabricante, removiendo bien la mezcla para que sea homogénea. Se mejora la adherencia del inoculante a la semilla si se ha añadido previamente al agua un poco de azúcar, melaza o goma arábica. Las bacterias son muy sensibles a la luz solar, por lo que conviene realizar la mezcla a la sombra y sembrar inmediatamente después de la inoculación.

Siembra.

Generalmente se efectúa en llamo, con máquinas sembradoras de leguminosas, de trigo, de maíz, de remolacha o de algodón, regulándolas convenientemente. También puede realizarse en lomos, con máquinas preparadas para dejar el terreno alomado en la siembre, siempre que no quede la semilla muy profunda. es importante que el terreno esté bien nivelado para obtener una siembra uniforme. La época de siembra dependerá de la variedad a cultivar, realizándose generalmente entre los meses de abril y mayo. La profundidad de siembra varía con la consistencia del terreno. Debe sembrase a una profundidad óptima de 2 a 4 cm, aunque en terrenos muy sueltos, donde exista el peligro de una desecación del germen antes de la nascencia, puede llegarse a los 7 cm. La densidad de siembra, realizada con sembradora y en líneas separadas 50-60 cm, debe oscilar entre las 45-50 plantas por metro cuadrado (450.000-500.000 plantas/ha). Una mayor densidad facilitará el encamado de las plantas. Normalmente se emplea entre 140 y 160 kg de simiente por hectárea. La densidad variará según el tipo de suelo, la variedad a emplear, si el cultivo es en secano o en regadío, etc. En suelos poco fértiles o en suelos ligeros se pondrá una dosis menor que en suelos ricos o de textura fuerte. Cuando la variedad sea de ciclo largo, se reducirá más la dosis que cuando se trate de una variedad temprana que alcanzará menos desarrollo. El abono debe ser puesto al lado y por debajo de la semilla, pues el contacto directo perjudica la absorción de agua por la misma, pudiendo provocar la muerte de las plántulas durante su desarrollo inicial.

Alternativas de cultivo.

Al hablar del lugar en la alternativa, hay que considerar ciertos aspectos:

Cultivo en secano o en regadío. Dependerá de la zona en donde se desarrolla el cultivo.

Cultivo en primera o en segunda cosecha. Debido a que la soja es una leguminosa, y es una planta fijadora de nitrógeno gracias a la simbiosis que tiene con las bacterias del género Rhizobium en sus raíces, se considera como un cultivo mejorante del suelo. Por ello la soja puede sembrarse como segunda cosecha después de un cereal de invierno. El nitrógeno proporcionado por la leguminosa es excelente para la germinación y posterior desarrollo de los trigos sembrados en otoño.

Inserción de la soja en Argentina

Las primeras plantaciones se hicieron en 1862 pero no tuvieron repercusión. Luego entre 1910 y 1920 se comenzaron a realizar estudios en Escuelas Agrícolas y ensayos experimentales en Estaciones como la de la provincia de Tucumán.

En 1925 el Ministro de Agricultura Le Bretón introdujo semillas de Europa y años más tarde se hicieron ensayos con grupos de distintas variedades, pero hasta 1965 no se intensificó la investigación acerca del tema. Los resultados eran satisfactorios pero no obtuvieron la difusión requerida entre los productores.

Además, se registraron cuatro intentos de introducir esta especie con fines comerciales en la historia agrícola de nuestro país: se creó el Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico en 1919, Gabecia S.A. en 1935, Bunge-Born en 1941-1943 y el cuarto intento se inició en 1956 cuando Brandt Laboratorios, fundo la filial Agrosoja. Se realizó un convenio de investigación agrícola con la Dirección General de Investigaciones Agrícolas (dependiente del Ministerio de Agricultura de la Nación), organismo precursor del INTA. Este convenio asocia el esfuerzo privado y público para emprender un plan de investigación agrícola destinado a una especie todavía no cultivada en el país. También, el convenio establecía que el organismo oficial pondría a disposición el campo experimental y Agrosoja contribuirá con la designación y el costo de los ingenieros investigadores.

Los mismos ensayos se realizaron en EEA Pergamino, desde 1956 hasta 1960, fueron de trabajos de manejo del cultivo y maquinaria. La colección de cultivares se inició con 96 introducciones provenientes de Asia, Europa y EEUU, importados por Agrosoja. Dentro de los cultivares el que se destacó fue el cultivar Lee.

Durante 1960 Agrosoja realizó ensayos de promoción del cultivo en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. En la siguiente campaña se hizo en Tucumán. El conocimiento del vaneo de la soja causado por la chinche como así también problemas genéticos y de manejo, obtenidos por investigadores de Argentina y EEUU, permitió resolver los problemas de implantación del cultivo.

Gracias al gran esfuerzo dedicado a dicho cultivo, Argentina pudo exportar por primera vez grano de soja el 5 de julio de 1962 a través del buque "Alabama" llevando 6000 toneladas con destino a Hamburgo.(Alemania)

Su producción se incrementó notoriamente en los años 70 hasta alcanzar en la actualidad más de 6.000.000 de hectáreas cosechadas con una producción de más de 11.000.000 de toneladas, convirtiendo a la Argentina en el cuarto productor mundial de grano, el primer exportador mundial de aceite de soja y el segundo de harina de soja. No debe sorprender, entonces, que la soja represente en la actualidad el rubro de exportación de mayor incidencia en el Producto Bruto Agropecuario del país, y el mayor generador de divisas.Actualmente el cultivo de soja ocupa una amplia zona ecológica que se extiende desde los 23º (en el extremo norte del país) a los 39º de latitud sur, concentrándose principalmente en la Región Pampeana, con cerca del 94% de la superficie sembrada y el 95% de la producción total del país.

Se probaron diferentes cultivares entre 59 localidades desde Viedma hasta General Güemes y así lograr determinar la adaptación, los grupos de madurez más adecuados para cada zona y la época de siembra y también se logró el primer mapa de localización de variedades en la Argentina. Dichos trabajos fueron financiados por INTA.

Otro aporte fue la clasificación de los tipos agroclimáticos para el cultivo de la soja, que permitió disponer de una regionalización del territorio argentino para cultivar esta oleaginosa con mayor éxito.

El sector público también hizo su aporte para arraigar este cultivo mediante diferentes medidas:

·        En 1965 la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la Nación estableció un precio mínimo oficial, garantizando así la compra de la producción al agricultor.

·        En 1966 se dictó una Resolución que determinaba un precio sostén para la adquisición de este grano.

·        En 1971 por la Resolución 346/71 del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación se incorpora al cultivo a las especies fiscalizadas.

·        En 1972, por Decreto 4406, el Poder Ejecutivo declara de interés general el cultivo.

      En síntesis, es posible decir que hacia 1956 no se conocían aún los aspectos básicos del cultivo, además los fracasos en la implantación hicieron que fuese considerado para esa época como "tabú". Es decir, era pérdida de tiempo investigar sobre la soja, pero la perseverancia y el esfuerzo de investigación y promoción del cultivo realizado por unos pocos permitió su implantación definitiva a partir de la década del 60.

Región Pampeana.

La región pampeana está delimitada al este por el océano Atlántico, el Río de la Plata y el Paraná; al norte por una línea imaginaria que atraviesa la ciudad de Santa Fe, al oeste por las Sierras Pampeanas y al sur por el río Colorado. Comprende la provincia de Buenos Aires, el noreste de La Pampa, el este de Córdoba y el sur y centro de la provincia de Santa Fe, parte de Río Negro, Mendoza y San Luis.

En la región pampeana se encuentran las principales ciudades del país: Buenos Aires, Rosario, La Plata, Santa Fe Mar del Plata y Bahía Blanca. Desde el punto de vista económico es la región más importante del territorio argentino por sus características de clima y suelo que la transforman en una zona agrícola y ganadera por excelencia.

Esta región produce las principales cosechas de grano (trigo, maíz, soja y girasol). Aproximadamente el 15 por ciento de las explotaciones en la Pampa húmeda son mixtas, el 28 por ciento agrícolas y el 28 por ciento exclusivamente ganaderas. En los últimos años hubo un aumento en las explotaciones puramente agrícolas a expensas de las exclusivamente dedicadas a la ganadería. En 1992 las explotaciones agrícolas representaban alrededor de un tercio, aumentando al 44 por ciento en 1999. La población de ganado cayó en el mismo período desde 32 a 27 millones de cabezas.

En términos de área cultivada, los principales cultivos son soja, trigo, maíz y girasol en ese orden. Los cultivos secundarios son sorgo, cebada, maní y lino.

Luego de la eliminación de los impuestos a la exportación en 1991, la producción de granos se volvió mucho más atractiva al sincerarse los precios. De una producción nacional promedio de cereales y oleaginosas de 29 millones de toneladas entre 1989 y 1991 esta aumentó a más de 50 millones hacia el final de la década.

En el mismo periodo, hubo una significativa concentración de la propiedad de la tierra, con reducción en el número de productores y aumento en el tamaño medio de las explotaciones en la región Pampeana.

Los cambios tecnológicos más importantes de los años 90 fueron el aumento en el uso de fertilizantes y la adopción de la siembra directa.

Desarrollo de la siembra directa para los principales cultivos

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Fuente: Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (AAPRESID), 2003. (Los porcentajes indican la proporción sobre el total nacional).

Actualmente, una de cada tres ha sembradas en la Pampa húmeda es hoy con el sistema de siembra directa. Este desarrollo se explica por el aumento en el costo de los combustibles, la disponibilidad de herbicidas baratos y eficientes y el potencial de producción de variedades de soja resistentes al herbicida más popular: glifosato. Con la mejora de las tecnologías de uso de fertilizantes, la siembra directa también se utiliza cada vez más en los cultivos de cereales.

Subregiones y Características.

La planicie posee una suave pendiente hacia el Este-Sudeste y su horizontalidad sólo está interrumpida por los relieves incluidos de los sistemas de Ventania y Tandilia en la Pampa oriental o húmeda y el de Mahuides en la occidental o seca.

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La Pampa Argentina y sus subdivisiones 1 = Pampa Ondulada, 2=Pampa Arenosa, 3=Pampa Deprimida, 4=Sistema de Sierras y Llanuras Inter montaña.

El paisaje de la Pampa oriental presenta distintos aspectos que permiten dividirla en tres subregiones: ondulada, deprimida y alta. La pampa ondulada es una angosta franja que se extiende desde el río Carcarañá en Santa Fe hasta Punta Indio en Buenos Aires. Debe su nombre a las ondulaciones del suelo en el que los ríos tributarios del Paraná y de la Plata, han excavado valles amplios y poco profundos por los que se deslizan describiendo meandros. El frente fluvial sobre los grandes colectores está caracterizado por una barranca casi continua, de gran importancia antropo geográfica.

El clima y el suelo favorecen la actividad agrícola y ganadera, criándose especialmente ganado vacuno lechero y practicándose la avicultura y la apicultura. Esta es la zona maicera por excelencia, además de trigo, maíz y girasol existen extensas plantaciones de frutales (zonas de San Pedro y San Nicolás) y cultivos de huerta y flores en gran escala, destinados especialmente al consumo de Buenos Aires y Rosario. El triángulo agrario cuyos vértices ocupan Rosario, Venado Tuerto y Pergamino, es uno de los espacios cultivados más productivos de la Argentina. La barranca ribereña ha permitido la instalación de una serie de puertos intermedios que sirven a la navegación de ultramar. Toda esta región conforma el frente fluvial industrial de mayor importancia en el país por el número y magnitud de las diversas plantas instaladas; la concentración de población, localizándose los grandes núcleos urbanos de Buenos Aires, Rosario y La Plata, entre otras ciudades; la provisión de agua potable y energía y el desarrollo y densidad de los medios de transporte y comunicación, que la colocan en una situación de privilegio con respecto al resto del país.

La Pampa deprimida abarca la cuenca del río Salado de Buenos Aires y se prolonga, rodeando a la Pampa ondulada, desde la ciudad de Santa Fe en el Norte hasta Bahía Blanca por el Sur. Su clima templado presenta una sensible disminución de las precipitaciones hacia el Oeste. En esta zona hay una serie de depresiones ocupadas por lagunas permanentes o temporarias, desde la de Mar Chiquita en Córdoba hasta la de Chasicó en Buenos Aires, que recogen las aguas de arroyos permanentes y acusan una fuerte salinidad. Sólo la cuenca del Salado tiene salida al océano por la Bahía Samborombón en una costa de cangrejales, y el drenaje imperfecto de esta área ha obligado a construir una serie de canales para evitar las consecuencias de las inundaciones. Los suelos del valle del Salado y de otras zonas bajas son inadecuados para la agricultura, predominando los establecimientos dedicados a la cría de vacunos. En las tierras altas los trigales alternan con los alfalfares y potreros con avena, cebada y centeno destinados al engorde o invernada de los animales. El área del trigo no alcanza actualmente los rendimientos de otros tiempos, como consecuencia del fenómeno de erosión de suelos que afecta a la zona marginal, lindante con la pampa seca. Importantes núcleos urbanos de doble carácter agropecuario se han desarrollado en esta zona, como Chascomús, Dolores y Rafaela.

La Pampa alta se extiende desde el borde oriental de las sierras pampeanas en Córdoba, hasta el frente marítimo de la provincia de Buenos Aires comprendido entre Mar del Plata y Bahía Blanca. En este sector, el clima presenta la variedad con influencia oceánica, de lluvias suficientes, escasas amplitudes térmicas y la acción de los vientos del mar. En el Sudeste de la provincia de Buenos Aires, limitada por los cordones de Tandilia y Ventania, se encuentra otro sector deprimido que constituye la pampa interserrana; su red de drenaje está dirigida hacia todos los rumbos, aunque sólo los ríos y arroyos de la pendiente atlántica alcanzan el mar, como Quequén Grande, Claromecó, Sauce Grande, etc. Los recursos de que dispone esta área son múltiples: a la ganadería (ovinos y vacunos) y agricultura (cereales, oleaginosas y en Balcarce papas en gran escala), se suma la minería con la explotación de canteras de granito y piedra caliza. La variedad y belleza de los valles y formaciones serranas atraen al turismo que origina una intensa actividad hotelera en Tandil, Azul, Olavarría y otras ciudades. El litoral de esta zona posee los mayores centros balnearios de la Argentina, donde sobresalen Mar del Plata, Miramar y Necochea. El primero es además puerto pesquero y base de submarinos. Bahía Blanca, en la zona austral, es el gran puerto de embarque de la región, punto terminal de caminos y ferrocarriles, contando con poderosos elevadores de granos; siendo asiento de la Base Naval General Belgrano, la más importante de la Armada Argentina.

La Pampa seca es la prolongación de la Pampa oriental y la frontera entre ambas, siempre oscilante, está marcada por la isohieta de 500 mm. Las condiciones climáticas se traducen en diferencias fito geográficas: la estepa de gramíneas característica de la Pampa húmeda, es reemplazada por la formación del monte, con predominio de caldén, chañar y algarrobo, que son objeto de una intensa explotación. Hacia el Oeste donde las precipitaciones son mínimas, en el ámbito de la diagonal árida, el monte se hace muy ralo, con abundancia de cactáceas. Al Norte la Pampa se confunde con los llanos que circundan a las Sierras Pampeanas y al Oeste se prolonga en las planicies cuyanas. Abundan las cuencas cerradas que alojan salinas o lagunas en vías de serlo, como la del Bebedero. En este sector se encuentran los mayores depósitos de sal común del país, sobresaliendo las Salinas Grandes. En esta zona sin desagüe al mar, extensas áreas están totalmente desprovistas de agua y presentan caracteres desérticos: son las travesías. La práctica inadecuada de la agricultura en períodos húmedos originó la voladura de los suelos al sobrevenir la sequía, inutilizándose los campos. La actividad propia del área es la pastoril, que no crea ciudades, por lo que los núcleos poblacionales son escasos y de reducidas dimensiones.

Los Sistemas Serranos.

Ubicados en medio de la llanura al Sur-Sudeste de la provincia de Buenos Aires, encontramos los sistemas serranos de Tandilia (al Este) y Ventania (al Oeste).

Tandilia se extiende desde Mar del Plata hasta el arroyo Las Flores. Las sierras son bajas, de formas redondeadas o chatas, de formación antigua, erosionadas y que ascendieron a su aspecto actual, en el plegamiento andino. Se distribuyen en grupos aislados, separados por llanos, la mayor altura es el Cerro La Juanita, de 524m. Las sierras principales son las de Balcarce, Azul, Olavarría y de los Padres. Están formadas por areniscas y calizas

La zona de Olavarría y sus aledaños es conocida por su producción de cal, cemento y materiales de construcción, y la radicación allí de industrias ligadas a esta explotación

la zona de Balcarce es una de las principales zonas en las que se realiza el cultivo de papas

Ventania se extiende desde la Laguna de Guaminí hasta las cercanías de la costa atlántica. Estas sierras forman dos bloques de escasa elevación, recortadas, en marcada pendiente, separadas por valles angostos. El bloque occidental presenta  las mayores alturas, el cerro Tres Picos (1.243m) y la Ventana (1.136m). Recibe el nombre de la Sierra de la Ventana, (que da el nombre al Sistema), debido a una abertura natural cercana a su cima de aproximadamente 8m por 4m

Clima.

El clima de la región pampeana es templado, con una temperatura media anual de 17º C.

En cuanto a las lluvias, la diferencia entre las medias anuales de precipitaciones forma una división entre pampa húmeda y pampa seca. La pampa húmeda es la región del litoral, que recibe un promedio de 1.000 mm. Anuales de lluvia y se encuentra favorecida por los vientos del atlántico.

Los vientos característicos de la llanura pampeana son el Pampero y la Sudestada.El Pampero es un típico viento de la cuenca rioplatense que cíclicamente se repite cada siete o diez días. Posteriormente a unos días de viento Norte, cuando sube la temperatura y desciende el barómetro, el cielo se enturbia por efecto del Pampero que sopla desde el sudoeste. Entonces se produce un descenso notorio de la temperatura y aumento de la presión, y tras el paso de un frente frío acompañado por lluvias el cielo se despeja y se torna límpido.Si el Pampero es húmedo aparecen grandes nubarrones oscuros y tormentas eléctricas; si es seco, en cambio, el cielo esta diáfano y se siente frío, pasando el frente de tormenta más hacia el norte.La Sudestada, que se origina entre junio y octubre, es un viento del litoral atlántico cuyo origen se debe al efecto que provoca la masa de aire marítimo frío y demasiado húmedo, cuando es confrontada por una baja presión ubicada sobre la conocida cuenca del Paraná. El mismo puede durar unos dos días, salvo que la baja presión no logre desplazarse. En ese caso las ráfagas de viento y lluvias continuas pueden durar casi siete días, y el cielo se nubla con nubes de color gris plomo, creciendo además las aguas del Río de la Plata, que pueden generar inundaciones en el litoral bonaerense.El Viento Norte es frecuente en verano. Húmedo y caluroso, por lo general produce una importante llovizna, acompañado de un viento refrescante como es el Pampero. Sin embargo, la situación meteorológica puede bloquearse durante días, provocando el conocido golpe de calor, donde se registran temperaturas y humedad excesivas, que se mantienen por la noche agobiando a las personas.Finalmente en el norte, en el Delta del Paraná, se advierte la presencia del clima subtropical proveniente de la región mesopotámica

Flora y Fauna.

El humano provocó grandes cambios al introducir la agricultura, la ganadería, la forestación. Entonces especies como el puma, ñandú, venado de las pampas, guanaco, etc. fueron desapareciendo para ser encontrados en su hábitat natural en muy pocos lugares.

La fauna y flora que podemos ver hoy en la región dista bastante de la riqueza original de especies que lo habitaba hace más de ciento cincuenta años. Nuestro arroyo no ya no es el ecosistema originario de la pradera de la pampa húmeda, sino un agrosistema fruto del sistema productivo instalado en el último siglo y medio.

Los mamíferos que hoy podemos encontrar son cuises, ratones colilargos, liebres europeas (que fueron introducidas a fines del siglo XIX), comadrejas, mulitas y, aunque son escasos, hurones, zorrinos y zorros.

Hablando de la avifauna; veremos teros, caraos, bandurrias, jilgueros, mistos, horneros, benteveos, monjitas, viuditas, pichinchas, tacuaritas, tejedores, tiritití, loros catitas, tordos, etc. Y dentro de las rapaces, es común ver milanos, lechuzas, halconcitos dorados, caranchos, chimangos y caracoleros. En las lagunas cercanas y/o tributarias del arroyo encontraremos garzas, gallaretas, patos sirirí y maiceros, gallitos de lata, y según la época cisnes coscoroba y flamencos.

Los reptiles están representados por iguanas overas, lagartijas, tortugas de agua (que habitan el cause del arroyo), culebras y, ocasionalmente, yararás. Los batracios se hacen presentes a través de ranas y sapos.

La vida acuática está condicionada por dos factores: la cercanía del Paraná y el nivel de contaminación. Desde el salto conocido como "las quebradas" ubicado en el Parque Regional Sur (entre Rosario y Villa Gobernador Gálvez) la ictofauna es la misma del río Paraná: sábalos, bogas, bagres, etc. Desde las nacientes del arroyo hasta citadas "quebradas" se reduce mucho la cantidad de especies presentes y la población de cada una de ellas dependerá del grado de contaminación, en este tramo del arroyo (que representa casi la totalidad) podremos encontrar solamente truchas, mojarras, anguilas, chanchitas, bagres y cangrejos de arroyo.

Las crónicas y relatos indican que, anteriormente al desarrollo agrícola, también habitaban el arroyo y sus márgenes venados, yaguaretés, martinetas, carpinchos, ipacaás; gatos montes, gatos del pajonal, biguá, entre otros.

Predomina la estepa y la pradera, cereales, pastos tiernos y paja brava. Los árboles y arbustos que mayormente se encuentran son: el eucalipto, álamos, sauce, seibo, talas, espinillo, cina-cina, aromitos, ligustros, algarrobos.

En las aguas de los ríos viven helechitos, repollitos de agua y masas vegetales conformadas por distintas especies de camalotes ricos en plancton tanto animal como vegetal que constituyen el alimento principal de la fauna.

Economía de la Región.

La economía de la llanura pampeana se basa en la producción y la industrialización agrícola-ganadera.

En cuanto a ganadería, la principal producción es la de vacunos, razas como la Hereford, Shorthorn, Averdeen Angus y Holando-argentina,  de invernada y de cría, que constituyen la base de la producción de buenas carnes para el consumo y la exportación, los tambos y las industrias lácteas, las curtiembres, y demás derivados.  También los porcinos son importantes, especialmente en zonas maiceras; la cría de equinos, no tanto para trabajos de labranza, sino los pura sangre de carreras y para ciertos deportes. Muchos establecimientos han anexado la producción avícola. En Mar del Plata y aledaños se concentra la actividad pesquera y su industrialización.

La agricultura está dominada esencialmente por la producción cerealera: se destaca el trigo en la pampa húmeda, pero toda la región es productora de trigo, maíz, girasol, soja, cebada, centeno y otras forrajeras que se utilizan para pastoreo. También cobra importancia la horticultura y la fruticultura, y en ciertas franjas costeras, la floricultura.

En esta llanura pampeana radica la zona industrial más importante del país, especialmente en la margen derecha del Paraná, desde San Lorenzo hasta La Plata: con diversidad de rubros, desde las industrias petroquímicas, siderurgia, astilleros,  saladeros, frigoríficos, lácteos, industrias alimenticias, hasta industria automotriz, materiales para la construcción, maquinarias agrícolas

El cultivo de la soja en la economía Argentina

La soja es hoy la oleaginosa mas difundida del país y, con sus derivados, el principal producto de exportación argentino.

Argentina figura como el principal exportador de aceite de soja y como segundo proveedor de los subproductos proteicos del cultivo.

Todo esto se debe al esfuerzo conjunto de entidades publicas y privadas, fortalecidas en su accionar por el apoyo de la industria aceitera y los sectores comerciales

El gobierno nacional fue participe de este proceso, ya que el 90 % de la producción de la soja esta destinada a la exportación, fue fundamental la decisión del gobierno de desregular la actividad portuaria, eliminar retenciones y llevar a cabo el dragado del Rió Paraná, la principal vía de salida de los productos.

Argentina tiene una larga trayectoria en la producción de oleaginosos, iniciada con los cultivos de maní y lino. En 1970, en la Argentina, la industrialización de la soja no-tenia mayor importancia, las fabricas de aceite trabajaban al 50 % de su capacidad productiva y no aumentaba la producción de soja por falta de porotos de soja.

En 1968 el total de semillas oleaginosas que se elaboraba, correspondía un 76 % a girasol, 14 % a maní, 9 % a algodón y 1 % a soja.

El auge exportador del complejo soja tubo comienzo a mediados de los años 70. La expansión productiva se vio acompañada por la modernización de la molienda y fue estimulado por la demanda mundial de soja.

A fines de la década del 70, hubo un aumento en la superficie sembrada y la producción, comenzó un proceso de expansión agroindustrial. El sector aceitero aumenta 39 veces el volumen de exportaciones, entre los periodos 70/71- 95/96, mientras que la exportación de harina de soja aumenta 45 veces en el mismo lapso.

Con respecto al mercado mundial, la participación de la Argentina en el mercado de aceite de soja paso de 1.75 % en el año 1979, a 31 % en 1989, ocupando de esa manera el primer lugar en el orden mundial, siguiéndolo en segundo termino EE.UU.

De manera similar, la harina de soja pasa de 2.5 % en 1979, a 22 % en 1989, pasando a ocupar de esa manera el segundo lugar en el ámbito internacional de este subproducto.

Propagación Mundial del Cultivo

La propagación de la soja se dio lentamente. En el siglo VI y VII, se propagó de China a Corea y a Japón. También de China pasó a Polinesia e Indonesia. A través de las islas Malucas llegó a Indostán, Ceilán, Palestina y África del Norte.

En Europa se enteraron de la existencia de la soja en 1712, por los escritos de Engellert Kaemfer, que conoció el cultivo mientras vivió en Japón. Las primeras semillas fueron plantadas en 1740 en París.

En 1875 y en años subsiguientes, Frederick Haberbant, de Viena, trato de difundir el cultivo pero no logro el éxito debido problemas de manejo y condiciones climáticas.

A partir de 1908, a través de embarques de grano y de productos de esta especie, logró la atención de todo el mundo.

Con respecto a nuestro continente, se cree que viaja por primera vez a principios del siglo XVII en un barco Chino. Un marinero llamado Samuel Bowen, trajo la semilla a Georgia (EEUU).

Mientras tanto hacia fines de ese mismo siglo, los europeos comenzaron a analizar el contenido del Tofú, introducidos por los mercaderes y por misioneros que viajaban a Asia.

En EUU, la gran explosión del cultivo se logró en 1940 y comenzó a liderar la producción mundial de soja y continua haciéndolo.

En Brasil, fue introducida en 1882 pero su difusión se logra en el siglo XX y su producción comenzó a ser comercial en 1940. A partir de 1970, se intensificó y se obtuvieron grandes aumentos. Hoy es el segundo productor mundial de esta especie

Evolución en Argentina

El análisis de las tres primeras décadas (40/50/60) de expansión del cultivo en Argentina, muestra experiencia incipiente en las provincias de  Corrientes, Buenos Aires, Chaco, La Rioja, Salta, Santa Fe, Santiago del Estero y Misiones.

En la década del 40 se logró una producción de 3.224 t, con una área sembrada de 5.568 hectáreas.

En la década siguiente la producción tuvo un marcado retroceso ya que se lograron 1.730 tns. y el área sembrada fue de 2640 has. Con respecto a los rendimientos, en ambas décadas se lograron 1.013 kg/ha., el cual fue similar al promedio mundial para el período.

La década del 60 marcó el arraigo del cultivo. Los ensayos se convirtieron en siembras de rutina, en provincias como: Tucumán, Buenos Aires, Santa Fe y Misiones. En esta última, se detectó un récord de área cosechada para ese período y fue la provincia que tuvo mayor cantidad de soja sembrada en ese período. Argentina obtuvo una producción que alcanzó las 26.800 tns. con una superficie cosechada de 25.970 has. Y un rendimiento de 1.031,96 kg/ha., muy importante para esa época. Estas cifras de producción, superficie y rendimiento fueron muy importantes en relación con los 20 años anteriores.

La década del 70 marcó el despegue y  puede considerarse como el inicio del verdadero incremento, lográndose 13.211.800 tns de producción,  7.156.110 has cosechadas y un rendimiento promedio que alcanzó 1.520,05 kg/ha.

En la década del 80, se lograron grandes cifras en todos los aspectos. En cuanto a la producción, se lograron 66.320.000 tns. que fueron 5,5 veces mayor que la década pasada. La superficie cosechada obtuvo 26.165.550 has, es decir, 3,82 veces mayor que la década pasada. En cuanto al rendimiento, éste osciló entre 2.035,45 kg/ha, siendo mayor que el de la década anterior.

En la década del 90, debido a los grandes avances y condiciones, se lograron excelentes resultados. Nuevamente, la superficie creció un 216,52%, la producción aumenta un 179,81%, el rendimiento obtuvo un incremento en promedio de 175.9 kg/ha.

Desde el 2000 al 2002, los resultados continuaron siendo positivos pero con algunos problemas. La superficie cosechada ronda las 21.806.025 has., mientras que la producción alcanza 35.000.000 tns. y el rendimiento muy satisfactorio en promedio fue de 2.609 kg/ha.

En conclusión, Argentina en el período 1957/1976 sus índices indicadores eran muy pobres, pero el crecimiento en los años siguientes, 1977/1997, fue vertiginoso, aumentando la superficie, producción y rendimiento con relación al período anterior. Este período se destaca por su creciente y sostenido desarrollo, favorecida no solo por el incremento de la superficie cultivada, al cubrir las tierras aptas y las marginales, sino también por la incorporación de las tecnologías adecuadas.

En relación a los rendimientos, aumentaron de aproximadamente 1000 kg/ha a 2000 kg/ha, alcanzando para el periodo 1977/1997 un promedio de 2063,90 kg/ha. Siendo Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires las provincias en donde se dieron los rendimientos más satisfactorios, debido a sus condiciones climáticas y de suelo favorable para el cultivo.

Estos importantes resultados se dieron gracias a: cultivares de distinto Grupo de Madurez adaptados a distintas regiones ecológicas y latitudinales, un mayor conocimiento de la fisiología del cultivo, el manejo cultural, la fecha de siembra y la densidad de plantación, el manejo de la maleza, plagas, enfermedades y la tecnología de cosecha.

Evolución de la producción argentina de soja en relación a los principales países productores

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Lo que se obtiene de la semilla de soja

Aproximadamente el 85% del total de soja producido anualmente en el mundo finaliza en la molienda, produciendo harina y aceite. Sólo el 15% es usado directamente (el poroto) como alimento humano o animal.

A partir de 100 Kg. de porotos de soja se pueden obtener 65 Kg. de harina y 17,8 Kg. de aceite crudo. Del procesamiento de la harina se pueden extraer finalmente alrededor de 33 Kg. de proteína concentrada.

El siguiente esquema representa los componentes que aporta una semilla típica de soja:

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La importancia de la proteína de soja en alimentación animal y humana radica en la alta calidad de la proteína representada en su contenido en aminoácidos esenciales (que solo se pueden obtener mediante la alimentación). Si una proteína es deficiente en uno o más aminoácidos esenciales, su calidad es más baja. Además el aceite se destaca por una alta proporción en ácidos grasos poliinsaturados, como el linolénico y linoleico, que aportan beneficios para la salud.

Propiedades nutritivas de la soja

Desde el punto de vista nutritivo, la soja es una excelente fuente de proteínas muy digeribles y de calidad comparable a las proteínas de origen animal. También es una buena fuente de calcio, hierro, zinc, fosfato, magnesio, vitaminas B y folato. También aporta ácidos grasos poliinsaturados (más saludables), y lecitinas y fito esteroles, que ayudan en la prevención de enfermedades cardíacas. Dado que la soja en su estado "crudo" contiene sustancias ("anti-nutrientes") que pueden interferir con la digestión y aprovechamiento de los nutrientes, todos los alimentos derivados de la soja deben ser consumidos luego de procesarlos a alta temperatura para destruir los antinutrientes. Así, todas las industrias que elaboran alimento a partir de soja, previamente procesan la materia prima.

En el siguiente esquema se resumen las principales aplicaciones que tienen actualmente los derivados de la soja:

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Derivados del poroto de soja

Los derivados de los porotos de soja se muestran en el siguiente esquema;

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Durante su procesado, la semilla de soja se limpia, se rompe y se descascara en copos con una prensa. Esto rompe las células para permitir una extracción eficiente de aceite. El aceite de soja participa en la formulación de productos tan variados como la margarina, salsas para ensaladas y aceites para cocinar.

Después de extraer el aceite de soja, el resto de los copos se puede procesar en una serie de productos comestibles, o bien se puede emplear como alimento rico en proteínas para animales. Las harinas y sémolas de soja se utilizan en la industria repostera y ayudan a acondicionar y blanquear la masa. Sus excelentes cualidades para retener la humedad ayudan a mantener la masa elevada. La lecitina, que se extrae de la semilla de soja, se aplica a una gran variedad de productos que van desde medicamentos a coberturas protectoras. Es un emulsionante y lubricante natural. Se emplea, por ejemplo, para evitar que el chocolate y la manteca de cacao se separen en la tableta.

La leche de soja se utiliza en bebidas lácteas de origen vegetal, en la producción de tofu y otros quesos y productos lácteos fermentados de origen vegetal. Se la puede utilizar para cremas, batidos, helados, etc. Tiene alto contenido de calcio, magnesio y otros minerales.

La soja es la fuente natural más rica en fibra alimentaria que se obtiene a partir de la cáscara y se utiliza en pan, cereales y galletas integrales.

Dado que la soja en su estado "crudo" contiene sustancias "anti-nutrientes", que pueden interferir con la digestión y aprovechamiento de los nutrientes, todos los alimentos derivados de la soja deben ser consumidos luego de procesarlos a alta temperatura para destruir los antinutrientes. Así, todas las industrias que elaboran alimento a partir de soja, previamente procesan la materia prima.

Alimentos derivados de soja

Los productos a base de soja, o el poroto propiamente dicho, se pueden presentar de diferentes formas:

Porotos de soja Son porotos frescos y enteros, similares a las habas. Se los suele consumir como producto seco, pero con la exigencia de ser hidratados y cocidos antes de su consumo. Esto contribuye a inactivar los factores antinutricionales y aumenta la digestibilidad de la soja. La forma necesaria y conveniente de preparación de los porotos de soja es dejarlos 12 horas en remojo, desechar las pieles que se desprenden, y cocinarlos durante una hora aproximadamente.

Porotos de soja precocidos Son elaborados con productos seleccionados. El tratamiento térmico con aire caliente asegura la inactivación de los factores antinutricionales y facilita el descascarado. El descascarado evita el remojo previo y permite la cocción durante 20-30 minutos.

Harina de soja Se prepara a partir del poroto sin cáscara y tratado por calor. Es un producto libre de gluten y generalmente es desgrasado. En las recetas tradicionales puede reemplazar hasta una tercera parte de la harina de trigo. Este producto es empleado en panificación y fabricación de galletitas.

Proteínas Vegetales Texturizadas

Se obtienen a partir de harina de soja sin grasa. El producto se comprime hasta cambiar la estructura de la fibra proteica, y se vende en forma granulada deshidratada. Se deben hidratar con agua hirviendo o bien se las puede hervir. Pueden integrarse a la carne picada en proporciones del 20 al 30%. Debido a que no presentan sabor, no modifican el gusto ni la textura de las preparaciones.

Bebida de soja Se prepara a partir de porotos seleccionados que se someten a una molienda húmeda y a posteriores tratamientos térmicos. Es un producto enriquecido con vitaminas, homogeneizado y esterilizado a ultra-alta temperatura. De esta forma se obtiene un producto aséptico que no necesita conservantes. Tiene un sabor neutro, pero también puede encontrarse combinado con jugos de frutas. Los nutricionistas consideran que es erróneo denominarlo "leche de soja", y que debe hablarse de bebida de soja, si bien por sus cualidades nutricionales representa un alternativa para quiénes no toleran la lactosa.

Milanesa de soja Este producto es de consumo popular. Son elaboradas con distintas combinaciones según procedencia, de poroto o harina de soja, combinada con cereales y saborizantes, con o sin conservantes.

Aceite de soja Este aceite es de un color amarillo claro. Se obtiene a partir de la semilla en plena maduración por extracción o disolución. Durante la fabricación del aceite, pasa por diferentes procesos: neutralizado, lavado, blanqueado y desodorizado (ver cuaderno Nº66) Estos aceites contienen lecitina y es importante protegerlos contra la oxidación producida por el oxígeno y favorecida por la luz y el calor.

Tofu Se lo emplea de forma semejante al queso blanco untable (variedad blanda) y a los quesos artesanales de cabra (variedad firme). Se produce a partir de bebible de soja.

Usos industriales de la soja

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Procesamiento de la semilla.

La semilla de soja consiste en un embrión protegido por una fina cobertura seminal o tegumento (cáscara). El embrión está compuesto por dos cotiledones y un eje embrionario. Los cotiledones están constituidos por células alargadas llenas de "cuerpos proteicos" esféricos y numerosas "esferosomas" de aceite. La semilla contiene entre un 40 a 45% de proteínas y un 18 a 20% de lípidos. Tanto las proteínas como el aceite que se obtienen de la semilla de soja tienen gran demanda debido a sus diversos usos potenciales, ya sea a nivel industrial como para la alimentación animal y humana. Tal es así, que actualmente representa el grano del cual el hombre obtiene la mayor cantidad de productos, con múltiples aplicaciones para su vida y el medio donde se desenvuelve.

El esquema general del procesamiento del grano de soja se muestra en la  esta figura que  resume los productos y subproductos que se obtienen tras el procesamiento de esta oleaginosa.  

Esquema general del procesamiento del grano de soja.

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Acerca de la soja transgénica

Las modificaciones genéticas introducidas a la semilla de soja le ha conferido resistencia a un herbicida llamado glifosato. El glifosato es un veneno para hierbas y plantas que mata la mayor parte de las especies, incluyendo a la soja no transgénica, y que, por lo tanto, no podía ser aplicado a los cultivos, ya que los mataba. Existen sin embargo unas pocas bacterias que pueden resistir naturalmente al glifosato sin sufrir serios daños. Una vez que se pudo aislar el gen que le daba resistencia y protección a esas bacterias, los científicos lo introdujeron en la soja mediante ingeniería genética, creando la soja transgénica resistente al herbicida más poderoso, al veneno mortal. De esta manera cuando se aplica glifosato no se destruye la soja transgénica y se controlan así las malezas que dificultan el crecimiento de la soja sin ser necesario mayores laboreos, ni gastos en maquinaria, combustible, etc. Los productores adoptaron la soja porque su cultivo es mas barato y les deja más ganancias con cuidados mínimos, poco personal, poca maquinaria y poco combustible. Así fue como, en solo siete años, la superficie sembrada con soja pasó de 800.000 hectáreas a 20 millones, o sea creció 25 veces!Hoy la Argentina es el segundo productor mundial de soja, después de EE.UU. y el 60 % de la producción agrícola de nuestro país es la soja transgénica Casi toda la soja producida es exportada, a países del primer mundo, en grano, o a China en grano o como sub productos. El 70 % se exporta sin procesar y el resto se transforma en harina o aceites antes de ser embarcado.Hemos dejado de ser el granero de mundo para pasar a ser el país forrajero de los animales del primer mundo, criados en establos en base a nuestra soja (y a expensas de la fertilidad de nuestros suelos!).

LA REGION PAMPEANA Y LA SOJA TRANSGENICA

Desde 1980 la región agrícola más fértil del territorio nacional, la denominada pampa húmeda, presenta una fuerte erosión del suelo. Según el INTA, alrededor de la mitad de los 5 millones de hectáreas es afectada por el influjo de un notable proceso de erosión que ocasiona la caída de los rendimientos de estas tierras en, por lo menos, un tercio. Para tratar de solucionar este problema, los agricultores empezaron a experimentar con el sistema de "labranza cero" –consistente en la siembra directa de semillas en la tierra, sin necesidad de practicar ninguna otra forma de labranza, encontrándose con el inconveniente de no poder controlar las malas hierbas.

En este escenario la soja RR irrumpe como una solución caída del cielo, ya que esta semilla permitía la puesta en ejercicio del sistema de "labranza cero" eludiendo la acostumbrada necesidad de realizar las cinco o seis aplicaciones de herbicidas, porque ahora el control de las malas hierbas es reducido a sólo dos aplicaciones de glifosato.

La nueva tecnología también se presentaba como una alternativa de bajo costo. De esta manera, mientras los agricultores de Estados Unidos pagaban un sobreprecio de al menos el 35% para cultivar variedades GM, Argentina, al no haber firmado todavía un acuerdo internacional sobre patentes, se limitaba a contribuirle a Monsanto un cargo reducido.

Estos elementos condujeron a que, impulsados por la aparentemente insaciable demanda externa de soja, los agricultores argentinos se volcarán masivamente a su cultivo mediante la aplicación de esta nueva tecnología.

A mediados de los 90 tuvieron lugar dos factores determinantes: por un lado, la fuerte baja en los precios internacionales de los productos argentinos, y por otro, una serie de cambios significativos en las condiciones internas, generadas por la convertibilidad, las privatizaciones y la desregulación total del sector. En tal contexto, los actores económicos más fuertes se valieron del apoyo del Estado y de la ayuda de un eficaz dispositivo comunicacional para marcar el camino hacia el aumento de la producción agropecuaria con especialización en oleaginosas y la exportación de sus derivados.

Esta decisión comportaría cambios en las orientaciones productivas y en la estructura social agraria, con la consecuente desaparición de muchos agricultores. Sin lugar a dudas, hoy podemos constatar que ese nuevo esquema productivo ha traído como consecuencia una tremenda desindustrialización, que responde a una crisis estructural de largo plazo, y ha arrastrado a la economía nacional a una primarización concentrada en muy pocos rubros agro productivos.

Este proceso fue privando a los agricultores de semillas de germoplasma nacional estabilizados por las condiciones ecológicas de nuestras regiones, llegándose al extremo actual donde han desaparecido cultivares y variedades de trigo pan, trigo candeal, maíz, arveja, lenteja, tomate, sorgo, lino, girasol, papa, batata, etc., sembradas durante décadas y desarrolladas en el país por el INTA o la Secretaría de Agricultura en otros tiempos, transformando al antiguo granero del mundo en una peligrosa republiqueta sojera.

Con respecto a la soja tradicional (no transgénica) la que venía expandiéndose en forma continuada desde mediados de los sesenta, es a partir de 1994, con la autorización de la autoridad agropecuaria para el cultivo de la Soja RR (soja transgénica con agregado de genes para Resistencia al herbicida Round-up), que el cultivo de soja crece exponencialmente llegando a ocupar más de la mitad de la producción total de granos argentinos.

A partir de la aparición en escena de la soja transgénica, todos los cultivos disminuyen su superficie cultivada de modo considerable. El arroz es lo que porcentualmente más ha descendido en superficie cultivada, un 44,1% menos, le sigue el girasol, que bajo su área sembrada en un 34,2%, luego viene el maíz que perdió un 26,2% de superficie cultivada. En el caso del trigo, cabe aclarar que el porcentaje de pérdida de superficie no es particularmente significativo (3,5% menos), pues su fluctuación en el período es muy alta, siendo el año de 2002 puntualmente un año de baja. En este sentido deberíamos decir que la incorporación del cultivo de soja transgénica no ha influido en el caso del trigo, lo que sucede es que el trigo y la soja son dos cultivos que se combinan en la secuencia soja/trigo

Mientras la soja avanza en casi todas las provincias donde se la está cultivando, las cabezas de ganado disminuyen y los demás cultivos se "achican". La diversidad de producciones (algodón, lentejas, caña de azúcar, leche, carne, arroz, etc.) que abastecían al país se redujeron frente a la uniformidad de la soja de exportación, generando un "inexplicable" desabastecimiento y aumento de la canasta básica argentina. Desde la devaluación del año 2002, la canasta básica alimentaria (CBA) aumentó un 73%, siendo que sólo 4 de los 23 productos que la constituyen explican casi la totalidad del aumento: la leche, la carne, el queso y el pan.

La asociación entre soja RR y siembra directa que facilitó la ampliación de la frontera agrícola, avanzando sobre zonas marginales y montes nativos, explica en gran medida el avance de dicho cultivo en la región extra pampeana. Un trabajo elaborado por la Dirección de Agricultura de la SAGPyA sostiene en sus conclusiones: "A partir del comportamiento del cultivo en ambas regiones (pampeana y extra pampeana), se concluye que la soja ha desplazado a otros cultivos (efecto sustitución) y, a su vez se ha difundido a zonas antaño consideradas marginales desde el punto de vista agroecológico con buenos resultados gracias, justamente a la asociación soja transgénica + siembra directa."

Influencia de la soja transgénica en el ecosistema

La macrofauna del ecosistema de cultivo es brutalmente afectado por este sistema de contaminación química: las gaviotas y otras aves desaparecen por la ausencia de roturación, lo mismo que las liebres por envenenamiento y ausencia de rastrojo verde, las perdices ponen huevos estériles, las lombrices (de fundamental acción benéfica para el suelo) son destruidas por el uso masivo de agroquímicos, habiéndose observado efectos dañinos hasta en ñandúes y siendo de público conocimiento la desaparición masiva de pájaros, cuises, mariposas y otros integrantes habituales del ecosistema en los lugares de aplicación masiva de este sistema de destrucción de los componentes del ecosistema y su transformación en un sustento inerte de una producción minera semindustrial. Este sistema devasta la biodiversidad del ecosistema agrícola.

Pero el uso continuado de herbicidas e insecticidas, produce también la aparición de súper-malezas resistentes a dicho herbicida, lo cual obliga a aumentar las dosis del mismo y cuando esto ya no es posible, a utilizar otros herbicidas y otros productos, los cuales son mayoritariamente cancerígenos, altamente tóxicos y contaminantes del suelo y las napas de agua.

Los árboles están siendo desalojados para la sobreexplotación de la tierra y las consecuencias son devastadoras. Debido a la combinación del uso de la siembra directa, más las inmensas cantidades de agroquímicos, con los que la tierra es impregnada -algo así como 80 millones de litros de herbicidas anuales en las 10 millones de hectáreas que se cultivan- el suelo se torna incapaz de absorber más agua.

Áreas enteras se están inundando, sin precedente histórico. Algunas de estas causas se encuentran en el norte de Argentina, más precisamente en las provincias de Salta y Jujuy cerca de la frontera con Bolivia, donde las Yungas están siendo deforestados para plantar aun más soja. Los árboles en la cuenca del Salado también han sido talados con el fin de sembrar más soja, lo que ha dado resultado a la catastrófica inundación de Santa Fe.

La soja esta descomponiendo, no solo la esencia misma de la tierra, sino también la de la sociedad. Las villas miserias están estallando en las afueras de las grandes ciudades con los campesinos desplazados por aeroplanos cargados de glifosato, mientras los gigantes de la agro-industria se apoderan de la tierra. Es que la soja no genera trabajo, es una agricultura sin gente, sin cultura. El éxodo rural en los últimos años ascendió a un ritmo alarmante: 300.000 campesinos abandonaron el campo y casi 500 pueblos han quedado abandonados.

Influencia de la soja transgénica en el suelo.

Los suelos agrícolas de Argentina están perdiendo, dramáticamente, su fertilidad por el cultivo de soja. Uno de los conceptos básicos, milenarios de la producción agrícola es la rotación de los cultivos y el barbecho. Es decir, se deben intercalar cultivos de distintas especies y también de ganado y se deben alternar años de producción con un período de descanso de los suelos. La disparidad de la producción enriquece los suelos y renueva su vitalidad, mientras que la repetición de los mismos cultivos los agota y produce una perdida creciente de su fertilidad hasta terminar en la desertificación.El actual sistema agrícola esta basado en el monocultivo y el agotamiento de la fertilidad de nuestras tierras, mientras la riqueza mineral ha sido transferida, a través del poroto, a las vacas europeas.La siembra directa, propagandizada por las multinacionales como una panacea de la conservación de la fertilidad de los suelos, al combinarse con el cultivo de la soja, deja la llanura desnuda, desprotegida y sin rastrojos para barbecho. La tierra no tiene posibilidades de recuperar sus nutrientes y es cada vez más pobre.La soja es muy demandante de nutrientes como nitrógeno y fósforo (requiere el doble que el maíz) y ello esta dando como resultado que la concentración de nutrientes en los suelos esta bajando drásticamente. El fósforo no es naturalmente renovable y debe incorporarse de manera artificial y resulta bastante caro el hacerlo. En la cosecha del 2002 se exportaron 30 millones de toneladas de soja , pero con los porotos se fueron 900 mil toneladas de nitrógeno y 200 mil toneladas de fósforo. Y esos nutrientes que se exportan con la cosecha no se reponen y si lo hiciéramos, resultaría que cuesta más que el valor que estamos recibiendo por los porotos.A pesar del daño IRREVESIBLE que produce la soja, la superficie cultivada aumenta un millón de hectárea por año.La región chaqueña es un ambiente con la mayor biodiversidad en flora y fauna del País, pero la demanda de tierras para el monocultivo de soja ha obligado también a los animales a dejar su hábitat amenazando con destruir el equilibrio. Pero peor aún son los daños que la deforestación de montes y bosques para incorporar nuevos suelos sojeros, están produciendo sobre la naturaleza y el clima, creando sequías interminables en zonas antes relativamente húmedas o, al revés, originando tragedias como la del norte salteño, donde las precipitaciones descontroladas abaten puentes y poblaciones enteras. Codicia de sojeros, riqueza de pocos, miseria de muchos y desastres naturales.Encima, todos los estudios realizados demuestran que después de 5 años de producción consecutiva la tierra pierde aceleradamente su fertilidad y se trasforma en un desierto.En síntesis, la producción de soja transgénica contamina el medio ambiente, disminuye la fertilidad de los suelos y produce desocupación entre los trabajadores rurales.

Situación actual y análisis de las características de este proceso.

Hoy en día, la soja ya ocupa el 50% de la superficie cultivada en la Argentina. Es el principal cultivo agrícola y genera ingresos económicos por exportación de granos y subproductos, superiores a cualquier otra producción de origen agropecuario, constituyendo una significativa proporción de las divisas que ingresan al país. Actualmente la tecnología de producción se ha simplificado y hecho significativamente más eficiente. La siembra directa, asociada a la nueva tecnología de soja transgénica, hace que su producción sea más segura desde el punto de vista de la productividad física, ampliando tres o cuatro veces la capacidad operativa de las empresas. La profusa información tecnológica disponible, sumada a la simplificada secuencia de procesos productivos, viene ampliando año tras año la superficie de producción.

Las razones del crecimiento espectacular de la superficie sembrada con soja en Argentina son variadas:

– Precios internacionales relativamente altos. – Sostenida demanda internacional de su grano, harinas y aceites.- Sistema tecnológico productivo simplificado y altamente eficiente.- "Moneda de pago" en los sistemas de producción bajo arrendamientos.- Rendimientos estables y en crecimiento en los últimos años.- Desplazamiento de las isohietas húmedas hacia el oeste del país.- Sistema de abastecimiento de insumos, transporte y de comercialización eficiente y distribuido en todo el territorio.- Información y capacidad técnica para la producción localmente adaptada a cada zona.- Alta movilidad de los productores "sojeros" capacitados.- Menor precio de las tierras marginales a la región pampeana.- Cadena de producción que integran productores, proveedores de insumos, comercialización e industrialización.

Exportación de la soja

La Argentina es el principal proveedor mundial de aceite y harina de soja y el tercero de la oleaginosa en granos, y las ventas externas del complejo sojero representan casi la cuarta parte de las exportaciones totales del país.

Argentina exporto 9,47 millones de toneladas de la oleaginosa entre enero y agosto del 2008, frente a 7,07 millones del mismo periodo del año previo.El principal comprador del grano sudamericano entre enero y marzo del 2009 fue China, que adquirió 693.682 toneladas, por encima de las 479.579 toneladas del mismo período del año anterior.

El principal importador de aceite de soja de Argentina también fue China, que compró 544.773 toneladas entre enero y marzo del 2009, frente a las 490.796 toneladas del año previo.

España lideró la importación de harina de soja al comprar 678.938 toneladas.

 

 

Autor:

Marcelo Agustín Giménez

Partes: 1, 2
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