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Hipótesis vestigial

Enviado por Jesús Castro


Partes: 1, 2, 3

  1. Creacionismo y evolucionismo
  2. Evolucionismo teísta
  3. Eriseísmo
  4. Órganos rudimentarios
  5. Origen del concepto
  6. Estructuras vestigiales
  7. Cóccix
  8. Muelas del juicio
  9. Órgano vomeronasal
  10. Piloerección
  11. Tubérculo de Darwin
  12. Pliegue semilunar
  13. Vejiga natatoria
  14. Otras estructuras
  15. Conclusión

Una vez completada toda la obra creativa en la Tierra, el registro sagrado dice: "Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mira!, [era] muy bueno. Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana, un día sexto" (Génesis 1: 31).

La revista LA ATALAYA del 1-1-2011, página 13, párrafo 4, publicada en español y otros idiomas por la Sociedad Watchtower Bible And Tract, expone que «El libro de Génesis indica que, después de terminar su creación —incluyendo a Adán y Eva —, Dios examinó "todo lo que había hecho" y llegó a la conclusión de que "era muy bueno"». Por consiguiente, al calificar de "muy bueno" el resultado de su propia obra creativa terrestre, el Creador estaba elevando a la máxima categoría de excelencia su trabajo respecto a nuestro planeta, el cual cesó hacia el final del Sexto Día Creativo. El hecho de que dicha obra fuera "muy buena" desde Su propio punto de vista indica la absoluta imposibilidad válida de señalar como mejorable algún rasgo o detalle, siquiera mínimo, de dicha obra creativa por parte de cualquier otra inteligencia ajena al Creador, sin importar cuán elevada se crea a sí misma.

Por otro lado, la obra PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS, tomo 1, página 572, dice: «Después de exponer lo conseguido durante cada uno de los seis días de actividad creadora, en cada caso aparece la declaración: "Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana", un día primero, segundo, tercero,… Puesto que cada día creativo duró más de veinticuatro horas, […] esta expresión no alude a una noche y un día literales, sino que debe entenderse en sentido figurado. Durante la tarde, las cosas serían indistintas, pero por la mañana podrían distinguirse con claridad. En el transcurso de la "tarde" o principio de cada uno de los períodos o "días" creativos, ningún observador angélico sería capaz de distinguir el propósito de Dios para ese día en particular, a pesar de que Él lo conociese perfectamente. Sin embargo, con la llegada de la "mañana", habría plena luz con respecto a lo que Dios se había propuesto para ese día, pues entonces ya se habría realizado».

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Creacionismo y evolucionismo.

Como ya se ha mencionado en el artículo anterior (G073: Paradigma paleoevolutivo, página 15), existen 2 enfoques fundamentales y opuestos entre sí, en virtud de su inclusión o no en otro enfoque todavía más fundamental y que podemos denominar "paradigma materialista" (o "ateísmo", a grueso modo). De esos 2 enfoques, el creacionismo, por su parte, aglutina diferentes esquemas no materialistas (vale decir "esquemas teístas", aproximadamente), tales como:

– El "creacionismo ambiguo de la Tierra Joven", que defiende la idea de una Tierra de menos de 10 mil años de edad, aunque admite la evolución de todos los seres vivientes excepto de los seres humanos.

– El "creacionismo de la Tierra Joven y de una evolución rápida", que asegura que Dios dirigió un tipo de evolución singular de corto período hasta alcanzar el sexto día creativo, y después de eso dicho proceso evolucionario se sumó a una creación especial no evolutiva de la que surgió el hombre.

– El "creacionismo de la restitución", que sostiene que la vida (con o sin cambios) fue creada de inmediato en una Tierra antigua preexistente.

– El "creacionismo del diseño inteligente", que argumenta que la Tierra fue creada tal como lo explica la Geología materialista, pero la evolución es consecuencia de la intervención directa de Dios.

– El "creacionismo de la evolución teísta", también llamado "evolución teísta", que explica el proceso de la formación del universo y de los seres vivos tal como lo describe la ciencia materialista, pero postula que existe un propósito y un origen divino en ello.

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Evolucionismo teísta.

El evolucionismo incluye básicamente 2 posturas irreconciliables: el "evolucionismo creacionista o teísta", y el "evolucionismo ateo o materialista". Para el paradigma materialista, la materia es necesariamente eterna e, impulsada por su propia dinámica interior, comienza a evolucionar a partir de un momento dado hasta originar la vida y luego el pensamiento reflexivo. Como se comprenderá, para explicar el mundo desde el paradigma materialista es del todo necesaria la doctrina evolucionista.

Para el teísta, además de la realidad material detectable por la ciencia, existe otra realidad que podemos llamar "espiritual". Se trata de Dios y del mundo espiritual. Por consiguiente, el teísta es creacionista y considera que toda la realidad procede de Dios. Pero a él se le ofrecen dos opciones: aceptar que Dios hizo la realidad material tal cual como hoy la vemos (fijismo) o afirmar que Dios hizo la realidad material a través de un proceso evolutivo que pudo haber durado miles de millones de años (evolucionismo).

Cuando el naturalista inglés Carlos Darwin concibió su teoría sobre la evolución biológica y publicó en 1859 su obra "El origen de las especies" y, años más tarde, en 1871, su otra obra "El origen del hombre", todos los no creyentes vieron en esa teoría un camino para explicar la realidad prescindiendo de Dios. Con sólo postular la eternidad de la materia, todo lo demás podía explicarse mediante las leyes que describen su evolución. De esta manera, todo habría ocurrido espontáneamente, a través de las leyes de la materia.

Entonces, los creyentes se consideraron en la obligación de seguir defendiendo el tradicional relato bíblico de la creación en seis días, con todas las criaturas hechas de una sola vez y definitivamente. Sólo algún tiempo después comenzaron a dejarse seducir mayoritariamente por la idea de que la palabra revelada no cumple ningún propósito científico y, consecuentemente, admite la posibilidad de una creación evolutiva. Incluso algunos de ellos se lamentan ahora de que, si hubieran tenido más flexibilidad al comienzo, se podría haber aceptado el evolucionismo teísta y de esta manera haber evitado otra desagradable divergencia entre ciencia y fe. Opinan que una lectura cuidadosa de la obra de Agustín de Hipona les hubiera servido de esclarecimiento al respecto, pues ya en siglo V (catorce siglos antes que Darwin) afirmaba: "Dios es el único creador que creó las causas mismas e incluyó en las cosas las razones seminales".

NOTA:

Según la Wikipedia, Agustín de Hipona o San Agustín (en latín Aurelius Augustinus Hipponensis; nacido en Tagaste el 13 de noviembre de 354 y fallecido en Hippo Regius el 28 de agosto de 430) es, junto con Jerónimo de Estridón, Gregorio Magno y Ambrosio de Milán, uno de los cuatro más importantes Padres de la Iglesia latina. Es tenido por santo y venerado en las iglesias católica y cristianas orientales, incluyendo su propia festividad en el calendario.

Entre aquéllos que tuvieron una influencia decisiva en el pensamiento "cristiano", "san" Agustín ocupa una posición indiscutible. Según "The New Encyclopædia Britannica", "su mente fue el crisol en el que la religión del Nuevo Testamento se fusionó por completo con la tradición platónica de la filosofía griega; y también fue el medio por el que se transmitió el producto de esta fusión a los mundos cristianos del catolicismo romano medieval y del protestantismo renacentista".

El legado de Agustín todavía perdura. Con relación al grado de influencia que tuvo la filosofía griega en la cristiandad, Douglas T. Holden afirmó: "La teología cristiana ha llegado a fundirse tanto con la filosofía griega que ha producido personas que son una mezcla de nueve partes de pensamiento griego y una de pensamiento cristiano".

No es de extrañar que el pensamiento de este personaje se hallara en una encrucijada entre el paganismo y el cristianismo, situación que, influenciada por el deseo de compatibilizar filosóficamente la razón y la verdad, le llevó a abrazar distintas corrientes filosóficas (maniqueísmo, escepticismo y materialismo) hasta su definitivo encuentro con el neoplatonismo. La lectura del neoplatónico Plotino le produjo su definitiva "conversión" al cristianismo y el punto de partida de su filosofía teológica: un cristianismo fuertemente platonizado.

El problema principal, tanto de Agustín de Hipona como de los creacionistas que actualmente se apoyan en él para compatibilizar la visión evolucionista con el relato creativo del Génesis, es que apenas han discernido el gran error que supone interpretar el relato sagrado a partir de un elemento tan engañoso como la filosofía humana. Multitud de teorías y especulaciones filosóficas han caído a plomo ante a los avances de la ciencia, la cual, aunque netamente humana y evidentemente expuesta al error, posee un carácter mucho más objetivo y unos métodos considerablemente más fiables y eficaces para amasar el conocimiento fidedigno (por ejemplo, el método experimental frena la especulación delirante en las ciencias positivas o matematizables).

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Por otro lado, argüir que la sagrada escritura no cumple ningún propósito científico y que, en base a ello, se puede admitir la opción teórica de una "creación evolutiva" sin colisionar contra la verdad revelada, es, lamentablemente, una conclusión simplista y terriblemente equivocada. ¿Por qué?

La misma sagrada escritura declara, refiriéndose a la revelación divina y al ser humano que la acoge: " Tu palabra [o guía revelada por el Creador] es una lámpara para mi pie, y una luz para mi vereda " (Libro de los Salmos, 119: 105). ¿Qué significado tiene esto?

La revista LA ATALAYA del 15-4-2005, página 10, párrafo 1, publicada en español y otros idiomas por la Sociedad Watchtower, dice: «El autor del Salmo 119 amaba la palabra de Dios. Quizás fuera el príncipe Ezequías (que gobernó en Judá desde el año 745 al 717 antes de la EC), ya que esta composición refleja la misma actitud que él manifestó cuando fue rey, pues "siguió adhiriéndose a Jehová"». Por otra parte, la revista DESPERTAD de Julio-2007, página 6, editada en español y otros idiomas por la misma Sociedad, explica: «"Tu palabra es una lámpara para mi pie, y una luz para mi vereda", escribió el salmista con respecto a las Sagradas Escrituras… Una lámpara para nuestro pie alumbra los peligros inmediatos, y una luz para nuestra vereda ilumina el camino que tenemos por delante. Dicho de otro modo, la Palabra de Dios nos puede guiar de manera segura por la senda de la vida al ayudarnos a tomar decisiones morales acertadas en todos los asuntos, sea que influyan en nuestro presente o en nuestro futuro».

La revista DESPERTAD del 8-6-1990, pagina 6, expone: «"Conjunto de principios y normas de conducta con arreglo a los cuales se clasifican los actos humanos". Así define la moral el "Diccionario de uso del español", de María Moliner… En realidad, esta definición aplica a toda persona. Incluye tanto al creyente que sigue los principios de su religión como a la persona que no se adhiere a ningún sistema ético ni religioso, pero que rige su vida en conformidad con ciertos principios. Hasta el anarquista, que afirma no tener "ni Dios ni amo", se guía por un conjunto de valores, aunque sólo sea para tomar sus propias decisiones».

En consecuencia, siendo la ciencia y la filosofía construcciones humanas que repercuten notablemente en los paradigmas sociales que mueven la conducta y el punto de vista de la gente, no puede eludirse la responsabilidad que tienen los difusores de las teorías científicas y filosóficas en cuanto a moldear la visión de sus congéneres y hasta de ellos mismos. Por lo tanto, lanzar hipótesis y especulaciones sin antes reflexionar detenidamente en las posibles consecuencias morales y de transgresión de principios sagrados, equivale a pasar por alto el pensamiento implícito en el Salmo 119:105 y esto no augura buenos resultados.

Además, la doctrina evolutiva (en cualquiera de sus modalidades, ya creacionista o ya materialista) colisiona frontalmente contra el relato del Génesis y la genealogía bíblica (léase el evangelio de Lucas, capítulo 3, versículos 23 a 38, donde se detalla la línea genealógica de Jesucristo desde José hasta Adán, el primer hombre).

Por este motivo, si bien la sagrada escritura no es un libro de ciencia, tiene mucho que decir con respecto al derrotero de cualquier actividad humana, sea ésta de índole científica, filosófica, tecnológica, etc. Así, pues, sí cumple un papel orientador o metacientífico que avisa de las limitaciones o posibles derroteros infructuosos, o hasta peligrosos, de tal o cual teoría científica. Este rol en sí mismo, al poseer carácter metacientífico, cumple un propósito orientador, para los fundamentos y conclusiones de la ciencia, que no puede ser despreciado.

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La adopción del evolucionismo teísta por parte de un nutrido grupo de intelectuales de la cristiandad no ha traído mayor esclarecimiento, sino todo lo contrario. Dado que la sagrada escritura menciona reiteradamente que todos los seres humanos nacen proclives al error (pecado original) y no es posible ignorar este dato, los teólogos tienen ahora que acometer la difícil tarea de pronunciarse sobre el modo de ocurrencia del pecado original. Les resulta muy difícil determinar cuál fue el umbral de hominización, esto es, cuáles son los signos que evidencian la actuación de un ser humano y no la de un antropoide (¿La piedra labrada, el fuego, las trampas para cazar, el vestido, los rituales funerarios, el arte?). De esta definición depende, además, que se acorte o prolongue teóricamente la distancia del hombre actual al primer hombre.

Por su parte, los evolucionistas teístas, al hacer causa común con los científicos materialistas en cuanto a la dinámica del proceso evolutivo, deben ayudar a esclarecer el supuesto mecanismo de la evolución y cubrir lagunas muy extensas con ausencia total de conocimiento. Es evidente que las mutaciones por azar no bastan para explicar el proceso evolutivo; ni tampoco el que teóricamente se multiplique mil veces la edad de la Tierra otorga suficiente tiempo para que surja al menos una nueva especie. Y no digamos nada acerca del origen de la vida, que es otro grave enigma para la ciencia evolucionista; en efecto, el que el ADN, con su tremenda complejidad, haya emergido de una vez y espontáneamente es, hasta el día de hoy, inexplicable.

Eriseísmo.

Para poder establecer una demarcación precisa a favor del investigador que se atiene al relato creativo del Génesis y también a los descubrimientos significativos de la ciencia fidedigna, armonizándolos entre sí pero sin lesionar o tergiversar en lo más mínimo el relato sagrado, hemos acuñado el término ERISEÍSMO, proveniente del vocablo ERISE, acrónimo de la expresión "estudios de la realidad inducidos por las sagradas escrituras". Éste no es lo mismo que "creacionismo" ni se incluye entre una de sus ramas, ni participa en absoluto del evolucionismo. Precisamente, estas páginas, así como las que anteceden y posceden, desean ser un exponente fiel del eriseísmo.

Órganos rudimentarios.

La revista DESPERTAD del 22-3-1970, página 13, comenta: «El apéndice humano ha sido descrito como uno de los órganos más pequeños del hombre y no obstante como el que le causa la mayor dificultad. En círculos médicos se le llama el apéndice "vermiforme" o "de figura de gusano," pues el cuerpo humano tiene otros apéndices.

¿Uno de los más pequeños? Sí, puede ser tan pequeño como de ocho milímetros de diámetro y sólo dos centímetros y medio de largo. La longitud media, sin embargo, es de cinco a diez centímetros, aunque a veces puede crecer hasta veintitrés centímetros. La mayoría de los animales no tienen apéndice. En cuanto a su ubicación en el hombre, se extiende desde la parte primera semejante a bolsa del intestino grueso, conocida como el intestino ciego, cerca del intestino delgado. ¡Tan pequeño, y no obstante cuánta dificultad causa! De hecho, más pacientes entran en los hospitales para que se les remueva su apéndice que para cualquier otra operación abdominal.

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¿Cuál es la función del apéndice? Lo que muchos médicos han estado diciendo acerca de él hace recordar lo que habían estado diciendo por siglos acerca de la glándula timo: un órgano rudimentario. Pero en el transcurso de la última década han descubierto que la glándula timo desempeña un papel indispensable para edificar la inmunidad del cuerpo a la enfermedad. Y parece que por mucho tiempo se ha calumniado al apéndice en el mismo sentido. El diccionario se refiere a él como un "órgano atrofiado"; obras médicas lo llaman "una sobra evolucionaria," "un órgano rudimentario," "un órgano sin función," y dicen que "no sirve para nada".

En consecuencia, el Dr. John Paul North, director del Colegio Americano de Cirujanos, dice, según lo cita una revista popular, que "como medida de prevención contra la apendicitis es práctica médica aceptada el que un cirujano remueva el apéndice —aunque no esté inflamado— en el transcurso de llevar a cabo otras operaciones".

Pero tal como sucedió con la actitud para con la glándula timo, gradualmente se está efectuando un cambio. Así, el equipo de investigación médica de la Universidad de Minneápolis "está comenzando a creer que el apéndice, que en otro tiempo era despreciado, quizás desempeñe un papel valioso en combatir las enfermedades," especialmente las de índole maligna, y que el papel del apéndice es particularmente vital en los jóvenes. También el Dr. J.B. Murphy hace notar en el British Journal of Cancer de junio de 1968 que el apéndice, los adenoides y las amígdalas, son "acumulaciones fijas de linfocitos del hombre, y se ha descubierto que en los ratones el tejido linfoideo desempeña un papel vital en la resistencia a los tumores malignos," y que lo mismo bien puede aplicar al hombre.

De modo semejante, el Journal of Chronic Diseases de octubre de 1968 publicó un informe que decía que unos hombres que padecían de la enfermedad de Hodgkin (cáncer del tejido linfático) tenían una proporción significativamente más elevada de remoción pasada del apéndice que otros hombres que no tenían esta enfermedad pero que se encontraban en las mismas circunstancias generales. Y el Dr. J.R. McVay, en el Medical Tribune del 6 y 7 de agosto de 1966, dijo que "quizás el apéndice está situado idealmente para ponerse en contacto con los virus y producir células con mayor eficacia que los lechos linfoideos comunes de la región intestinal. Si esto es verdad, quizás esas células eficaces que se desarrollan en el apéndice se abran paso hasta los lechos linfoideos que hay en otras partes del cuerpo, de manera muy semejante a soldados que recibieran entrenamiento en una estación central y luego fueran enviados a varios puestos donde se situarían para hacer frente a los invasores" (Incidentalmente, algo semejante a esto es lo que se ha descubierto que es la función de la glándula timo).

El hecho de que esta teoría no carece de mérito es evidente por lo que el Dr. Sussdorf descubrió al tratar con radiación a ciertos pacientes de cáncer. Descubrió que el cubrir protectoramente al apéndice daba mayor protección contra la radiación que el cubrir cualquier otro órgano. También descubrió que por medio de isótopos radioactivos pudo establecer que "las células linfoideas del apéndice cubierto protectoramente emigran al bazo que ha recibido daño por radiación, repueblan ese órgano y fabrican allí anticuerpos"— Science News Letter, 30 de julio de 1960».

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La revista DESPERTAD del 8-12-1974, página 12, explica: «¿Son algunos órganos verdaderamente "rudimentarios"?… Por muchos años los evolucionistas han llamado a varios órganos del cuerpo humano "rudimentarios," es decir, los últimos vestigios de órganos que supuestamente en un tiempo tuvieron cierto uso, pero que ya no son necesarios debido al adelanto que, según declaran, hay en la escalera evolutiva. De interés en este asunto es la pequeña glándula que tiene la forma de una piña de pino y que por lo tanto se llama la glándula "pineal". Aunque está ubicada cerca del centro del cerebro, no es parte del cerebro. "Hasta muy recientemente" se pensaba que "la pineal en el hombre no servía ningún propósito biológico y que meramente era un rudimento," informó la revista Hospital Practice. Ahora se ha demostrado que la pineal "posee una habilidad singular para producir melatonina". Ésta es una sustancia que afecta al cerebro, al sistema reproductivo, a la pituitaria, y a las glándulas adrenales y tiroides.

Los científicos creen que la glándula pineal en el hombre "ejerce un control sobre el cuerpo, específicamente por medio de regular el reloj del cuerpo" (Science Digest, septiembre de 1972). Evidentemente la pineal hace esto por medio de segregar varias sustancias químicas. Por lo tanto se cree que la glándula pineal quizás supervise químicamente muchas de las actividades involuntarias del cuerpo, como ayudar a que la temperatura del cuerpo aumente durante el día y disminuya por la noche.

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Otra glándula que por mucho tiempo se pensó que era inútil es el timo. En un artículo titulado: "La glándula "inútil" que cuida nuestra salud", Reader"s Digest declaró:

"Por lo menos por 2.000 años, los médicos han tratado de descifrar la función de un tejido rosado grisáceo que yace precisamente debajo del cuello y detrás del esternón… la glándula timo… Los médicos modernos llegaron a considerarla, como el apéndice, un órgano inútil y rudimentario que había perdido su propósito original, si es que lo tuvo.

"Sin embargo, en los últimos pocos años la tenaz labor de investigación de un pequeño grupo de norteamericanos, ingleses, australianos y suecos ha resuelto el enigma del timo. Estos hombres han demostrado que, lejos de ser inútil, el timo realmente es la glándula maestra que regula el intrincado sistema de inmunidad que nos protege de infecciones…

"Pero, ¿es el timo el único órgano que regula nuestro sistema de inmunidad? Los experimentos recientes han llevado a los investigadores a creer que el apéndice, las amígdalas y las vegetaciones adenoideas [que en un tiempo también fueron tildadas como rudimentarias] también pueden figurar entre las reguladoras de anticuerpos"».

Origen del concepto.

El capítulo 14 del libro "El origen de las especies" de Charles Darwin, página 451, habla de que en la naturaleza hay seres vivos con órganos rudimentarios, los cuales tienen una función disminuida o nula, afirmándose que son estructuras explicables sólo como resultado de la evolución. La hipótesis es que al cambiar la especie, esas estructuras quedaron con su función disminuida; y hasta el día de hoy se sigue defendiendo esta visión, denominándose "estructuras vestigiales" a tales órganos. Las palabras del propio Darwin, traducidas al español, son las siguientes: "Según la Teoría de la descendencia con modificación, el origen de los órganos rudimentarios es relativamente sencillo y podemos comprender, en parte, las leyes que rigen el imperfecto desarrollo… Al principio llevaría gradualmente a la reducción cada vez más completa de una parte, hasta que al fin llega ésta a ser rudimentaria, como en el caso de los ojos de los animales que viven en las cavernas oscuras, y el de las alas de las aves que viven en islas oceánicas, aves que rara vez se han visto en la obligación de emprender el vuelo acosadas por los animales depredadores y que, finalmente, han perdido la facultad de volar. Además, un órgano útil en ciertas condiciones puede volverse perjudicial en otras, como las alas de los coleópteros que viven en islas pequeñas y expuestas a los vientos, y en este caso la selección natural habrá ayudado a la reducción del órgano, hasta que se volvió inofensivo y rudimentario".

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La hipótesis vestigial lanzada por Darwin (1809-1882) fue recogida por Robert Wiedersheim (18481923), anatomista alemán famoso por la publicación de una lista de 86 "órganos vestigiales" en 1893. Ya durante sus años escolares, Wiedersheim mostró interés en la Botánica y la Zoología; sin embargo, no fue buen estudiante y apenas superó el examen final; su progreso académico inicial fue lento, hasta que en 1876 se convirtió en anatomista de la Universidad "Albert Ludwig" de Freiburg, donde enseñó hasta 1918. Se convirtió en experto en anatomía comparada y publicó una serie de libros de texto; también recogió fotografías y documentos de los científicos de su época. En 1893 publicó una lista de vestigios de órganos, escribiendo al respecto: "Esos órganos tenían antes mayor importancia fisiológica que en la actualidad".

Wiedersheim, pues, se dejó llevar por la apariencia de la realidad que Darwin suponía real y trabajó para asentar con pruebas el recién inaugurado edificio evolucionista. Sin embargo, la deficiencia en medios técnicos de la época le impidieron definir con claridad las funciones de muchas estructuras biológicas. Además, él era anatomista y no fisiólogo, por lo que incluyó en su lista vestigial todo aquello que aparentemente no tenía una función biológica obvia. Así, calificó de "vestigiales" a la hipófisis (que secreta nada menos que la hormona del crecimiento, la prolactina, la tirotrofina, la corticotrofina, la hormona folículoestimulante, la hormona luteinizante, la vasopresina y la oxitocina), los tres dedos más pequeños del pie, las válvulas venosas (indispensables para evitar el flujo sanguíneo retrógrado), el timo (que produce los vitales linfocitos T), los ganglios linfáticos (sin los cuales no podríamos vivir, debido a los anticuerpos que fabrican), la glándula pineal (que segrega melatonina) y las amígdalas y adenoides (hoy demostradas parte de la primera línea de defensa del sistema inmunitario). En definitiva, ninguno de los integrantes de la lista de Wiedersheim es hoy considerado vestigial.

¿Murió con Wiedersheim la hipótesis vestigial? En absoluto. La evolucionista Laura Spinney hizo una intervención en el año del 2008 para perpetuar esta teoría, mediante un artículo publicado en la revista "New Scientist" que llevaba por título "Five things humans no longer need" (Cinco cosas que los humanos ya no necesitan), en el cual habla de cinco elementos corporales que son "más o menos inservibles", usando de vez en cuando expresiones dubitativas e incluso frases aparentemente contradictorias. Sin embargo, da la impresión de que su buena acogida en el mundo científico se explica más bien por el hecho de sintonizar con el paradigma imperante, a saber, el evolucionismo materialista, que por una argumentación de peso o por la coherencia de sus alegaciones.

NOTA:

Laura Spinney nació en Yorkshire (Inglaterra) en 1971, y se graduó de la Universidad de Durham (Inglaterra) con una licenciatura en Ciencias Naturales. Ha escrito para las revistas New Scientist, The Guardian y The Daily Telegraph. Ha publicado varias novelas, siendo la primera de ellas la titulada "El Doctor", editada por Methuen en 2001. Vive, alternando su estancia, en París y Londres.

Los esfuerzos de Laura Spinney, así como de otros evolucionistas defensores de las hipótesis vestigiales, no han conseguido engrosar la lista oficial de "estructuras rudimentarias", la cual parece que se mantiene a duras penas con sólo dos elementos: el apéndice vermiforme y el cóccix. Se trata de una lista francamente pequeña, pero muy debatida, sobretodo porque da la impresión de que los evolucionistas se resisten a ceder ante la idea de cerrar una página de la historia de la biología con una derrota en contra.

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Mucha gente mantiene todavía que el cóccix es el resto de una cola perdida. Las muelas del juicio también tiene sus partidarios que afirman que son vestigiales. Asimismo, la "plica semilunaris" es defendida por algunos como un residuo vestigial de la membrana nictitante (el tercer párpado) en ciertos animales. Pero, en todo caso, la palabra "vestigial" ha generado un ruidoso debate en la comunidad científica, con gente que reclama una estricta interpretación y sugieren que el órgano debe ser estrictamente inútil para ser clasificado como tal; en cambio otros reclaman que un órgano en un animal actual puede ser descrito como vestigial si no cumple la misma función en ese mismo animal que la que cumplía en alguno de sus supuestos antecesores evolutivos, incluso si el órgano actual tiene un uso completamente diferente; un ejemplo de esto último es la vejiga natatoria de muchos peces, que hay quien piensa que es un pulmón vestigial derivado de un posible órgano para respirar aire de los antecesores comunes de los "actinopterygii" y los vertebrados terrestres y aducen que su presencia en especies actuales indica su relación filogénica con otras especies, fósiles o vivientes, que presentan los mismos órganos.

Estructuras vestigiales.

Resulta difícil conciliar la afirmación del Génesis de que el Creador consideró "muy bueno" todo lo que había hecho (respecto a su obra creativa terrestre, hacia el final del Sexto Día Creativo) con las hipótesis vestigiales. También es muy difícil armonizar la teoría evolucionista materialista con la realidad creativa expresada en el Génesis. En consecuencia, sostener que las hipótesis vestigiales (todas ellas pertenecientes al modelo evolucionista) son un hecho biológico es contradecir el relato creativo que se presenta en la sagrada escritura.

Un resultado médico contraproducente, derivado de la admisión de las hipótesis vestigiales, ha sido la extirpación gratuita, preventiva o irreflexiva de supuestos órganos rudimentarios . Las consecuencias nefastas de tal ligereza quirúrgica, amparada por la teoría evolutiva vestigial, ha repercutido sobre miles de pacientes a lo largo de muchos años, dando lugar a una población enfermiza crónica. Aparentemente, tras este desagradable desenlace, la clase médica se ha replanteado la utilidad de las supuestas estructuras vestigiales y ha empezado a mirar con respeto esos órganos anteriormente despreciados; pero, en general, no ha habido una reconsideración del tema en el sentido de otorgar mayor credibilidad al Génesis. Antes bien, los acontecimientos se han desarrollado bajo el imperio teórico materialista y simplemente lo que parece que se ha hecho a nivel científico es remodelar las hipótesis vestigiales en el seno mismo del evolucionismo. ¿En qué ha consistido dicha remodelación?

La presión de la evidencia médica y los avances en antropología biológica, entre otros, han obligado a modificar la definición tradicional (definición dura) de "órgano rudimentario" para que se acomode evolutivamente a los nuevos descubrimientos. Así, mientras que en un principio se pensaba que una estructura vestigial era una reliquia evolucionaria inútil o incluso molesta, más recientemente se le asignado como promedio un papel de utilidad más o menos acusada y a veces hasta imprescindible. Por su parte, la teoría evolucionista general ha estado variando hábilmente sus argumentos explicativos para que no colisionen con el nuevo punto de vista.

Seguidamente, paso a paso, vamos a examinar detenidamente la credibilidad de las especulaciones evolucionistas tradicionales tocante a supuestas estructuras vestigiales, a saber: cóccix, muelas del juicio, órgano vomeronasal, piel de gallina, tubérculo de Darwin, pliegue semilunar, vejiga natatoria y otras. De ellas, las 5 primeras han sido defendidas por Laura Spinney en su artículo de 2008 titulado "Cinco cosas que los humanos ya no necesitan" (afirmación dura, anacrónica y tardía respecto a los modelos explicativos más recientes impulsados por los resultados de última hora; pero, paradójicamente, ha sido bien acogida entre muchos evolucionistas en general, al grado de que su respuesta tendenciosa haría dudar seriamente de la pulcritud científica de un amplio sector del movimiento evolucionista).

Cóccix.

El cóccix o coxis es el hueso pequeño que se encuentra en la punta inferior de la columna vertebral. En realidad se trata de la fusión de 4 huesecillos llamados "huesos coccígeos o espinales", el primero de los cuales (el superior) goza de cierta independencia morfológica y se articula con el vértice del hueso sacro, mientras los restantes están todos unidos. Al coxis también se le llama "rabadilla" y tiene forma triangular. La causa más común de lesión del cóccix es una caída de espaldas sobre una superficie dura, tal como un piso resbaloso o hielo.

La articulación entre los huesos coccígeos y el sacro permite alguna flexibilidad al cóccix, que es principalmente útil para amortiguar las caídas y sentarse. En el siglo XIX, por influencia de la pronunciación francesa de este helenismo (cóccix), alcanzó gran difusión entre los médicos de habla hispana la forma "coxis", que todavía se utiliza hoy con frecuencia, no obstante algunos prefieren evitar este término por la posible confusión con los derivados del latín "coxa" (cadera), frente al uso de la forma etimológica "cóccix"; sin embargo, el DRAE recoge ambos términos. Por otra parte, el dolor localizado en la zona del coxis se denomina "coccigodinia".

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Muchos evolucionistas han afirmado que el cóccix de los seres humanos es un órgano vestigial, esto es, una prueba de que el ser humano procede de antepasados primates que poseían cola o rabo. En lenguaje vulgar se encuentra la denominación "rabadilla", para el coxis, la cual deriva de "rabo". Tal vez con ello se quiera aludir a alguna clase de parecido morfológico entre el rabo incipiente de un animal y el cóccix humano. De todas formas, el vocablo "coxis" (o cóccix) proviene del griego y significa "cuco", refiriéndose a la forma curvada del pico del cuco cuando se observa de lado.

Un fenómeno que ha hecho que se acepte fácilmente el punto de vista evolucionista tocante al coxis es una rara anomalía congénita, consistente en la presencia de cola o rabo en neonatos humanos, en la zona final del sacro, a nivel del coxis. Dicha cola está compuesta por tejido conectivo, músculos, vasos sanguíneos, nervios y piel, y muy rara vez por vértebras y cartílago añadidos. La anomalía es bastante inusual, pues sólo existen alrededor de cien casos documentados en todo el mundo (ver Nota, a continuación).

NOTA:

Dado que en el presente artículo sólo vamos a tratar el asunto de la "utilidad" anatómica y fisiológica del coxis, al objeto de desmentir la dura y tradicional afirmación evolucionista de que éste es un órgano inútil y prescindible, no entraremos en detalle respecto a otras cuestiones controversiales que giran en torno al mismo tema, tales como la denominada "cola vestigial" humana (un ejemplo gráfico de la cual aparece en la fotografía de la derecha, en la persona de un recién nacido). Más adelante y de forma casi exclusiva, en un próximo artículo titulado "cola vestigial", abordaremos este fenómeno convenientemente.

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Si bien Laura Spinney, en su artículo del New Scientist de 19-5-2008, parece afirmar, de entrada mediante el título del citado artículo), que hay 5 cosas que los humanos ya no necesitan, luego da la impresión de hacer tambalear dicha alegación admitiendo que los órganos vestigiales suelen ser "más o menos inútiles" (es decir, se decanta posteriormente hacia una definición menos dura y otorga cierta utilidad a los mismos). Con relación al coxis, aduce que se trata de una estructura vestigial procedente de la cola de los mamíferos, la cual ha asumido una función modificada en el hombre, en particular como punto de anclaje para los músculos que sostienen el ano. El artículo presenta, pues, una redacción un tanto ambigua, que hace del texto un elemento escurridizo y fatigoso de cara a ser enjuiciado. Precisamente lo opuesto de lo que se esperaría de una argumentación científica, que evita toda ambigüedad.

Lo que actualmente se sabe acerca del coxis convierte a este pequeño hueso en un supuesto vestigio muy útil, en el peor de los casos. La Wikipedia, aún teniendo fuertes tendencias evolucionistas, dice que el coxis no participa con las demás vértebras en soportar el peso corporal en bipedestación (de pie); sin embargo, en sedestación (sentado) puede flexionarse anteriormente de forma ligera, lo que indica que está aguantando parte del peso. Este hueso es una fijación importante para varios músculos, tendones y ligamentos, lo cual hace necesario que los médicos y los pacientes presten especial atención a estos detalles cuando se considera la extirpación quirúrgica del mismo. Además, también es parte de una estructura en trípode que sirve de apoyo a una persona sentada. Cuando un individuo se sienta, inclinado hacia adelante, la tuberosidad isquiática y la rama inferior del isquion soportan la mayor parte del peso, pero conforme la persona sentada se va inclinando hacia atrás, más peso se transfiere hacia el cóccix. La cara anterior del coxis sirve para la sujeción de un grupo de músculos importantes para muchas funciones del piso de la pelvis (defecación, continencia, etc.): El músculo elevador del ano, que incluye el coccígeo, el iliococcígeo y el pubococcígeo. A través del rafe anococcígeo, el cóccix sustenta la posición del ano. Fijado al lado posterior está el glúteo mayor, que extiende el muslo durante la deambulación. Muchos ligamentos importantes están fijados al coxis: Los ligamentos sacrococcígeos anterior y posterior son las continuaciones de los ligamentos longitudinales anterior y posterior que se extienden a lo largo de toda la columna. Además, los ligamentos sacrococcígeos laterales completan los agujeros para el último nervio sacro. Y, por último, algunas fibras de los ligamentos sacroespinoso y sacrotuberoso (derivados de la espina ciática y la tuberosidad isquiática, respectivamente) también están fijados al cóccix. Otra cosa: una extensión de la piamadre, el "filum" terminal, se extiende desde el vértice del cono, y se inserta en el coxis.

Muelas del juicio.

Las "muelas del juicio" son el tercer molar, también llamado "cordal", que suele aparecer a las edades de entre 16 y 25 años, pudiendo incluso no hacerlo nunca, aunque, excepcionalmente, pueden aparecer a edades más tempranas o mucho más tarde. La denominación "muelas del juicio" tiene que ver con la edad a la que aparecen, esto es, cuando el individuo promedio tiene un "juicio" (o capacidad de raciocinio) bastante más desarrollado y completo que cuando aparece el resto de la dentición definitiva (en la infancia tardía). Existen cuatro muelas cordales, una por cada cuadrante bucal, y se sitúan en la última posición de la línea de la dentadura, al fondo de la boca. Las muelas del juicio pueden afectar a otros dientes al desarrollarse, empujándolos o saliendo "torcidas". Cuando esto ocurre, no parece haber más remedio que extraerlas.

Partes: 1, 2, 3
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