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Promocion de la salud mental de adolescentes desde la perspectiva de enfermería


Partes: 1, 2, 3, 4
Monografía destacada
  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Contexto del estudio
  4. Abordaje teórico
  5. Abordaje metodológico
  6. Hallazgos del estudio
  7. Consideraciones finales
  8. Recomendaciones
  9. Referencias bibliográficas
  10. Anexo

FICHA CATALOGRÁFICA

Ms. Saavedra Olórtegui, Gladys Esperanza

Promoción de la Salud Mental de Adolescentes desde la Perspectiva de Enfermería. Ms. Saavedra Olórtegui, Gladys Esperanza: Trujillo. EPG-UNT 2010. TESIS (Doctorado). Universidad Nacional de Trujillo.

Escuela de Posgrado, 2013.

1.-Título 2.- Promoción de la salud

3.- Salud mental 4.- Adolescencia

Resumen

Promoción de la Salud Mental de Adolescentes desde la Perspectiva de Enfermería

Gladys Esperanza Saavedra Olórtegui[1]

El propósito de la presente investigación fue, desde la perspectiva de enfermería, describir los significados que se atribuyen a la promoción de la salud mental en adolescentes, identificar las actividades de estos y analizar los discursos acerca de la promoción de su salud mental. Ofrecieron el soporte teórico al estudio: el modelo de abordaje de la promoción de la salud propuesto por el MINSA (2006), los determinantes de la salud dados por Lalonde (1974) y la Teoría del Desarrollo a Escala Humana de Max- Neff (1998). Los escenarios de investigación fueron los puestos de salud y centros de salud de la ciudad de Trujillo. El tamaño de la muestra fue 10 enfermeras (os) que tienen a su cargo el Programa de Salud del Escolar y Adolescentes determinado por el método de saturación. Se uso la técnica de entrevista semiestructurada. Se identificaron dos categorías: 1)"Promoción de la salud mental es buscar el equilibrio y bienestar para prevenir la enfermedad" y 2)"Para realizar las actividades para la promoción de la salud mental del adolescente es necesaria la coordinación con las instituciones educativas de la jurisdicción". Se identificaron el tipo de actividades que se realizan, siendo en su mayoría talleres psicoeducativos en temas sobre habilidades psicosociales, asertividad, autoestima, comunicación y toma de decisiones. Para la enfermería, el desarrollo de la promoción de la salud mental en los adolescentes se aborda desde una perspectiva multidisciplinaria; sin embargo, la responsabilidad de las actividades recae en su persona por mantener una relación más cercana con los adolescentes. Las actividades para la prevención de trastornos mentales tales como: depresión, suicidio y conductas de riesgo (que suelen desenlazar en problemas sociales y afectar la salud física y mental de los adolescentes) son relegadas por otras actividades que generan ingresos.

Palabras claves: Promoción de la salud, Salud mental y Adolescencia.

ABSTRACT

Perspective of nursing on the promotion of mental health of adolescentsGladys Esperanza Saavedra Olórtegui1The purpose of this research was, from the perspective of nursing, describe the meanings attributed to the promotion of the mental health of adolescents, identify activities and analyse the discourses on the promotion of mental health. They offered the theoretical study support: the model of the health promotion approach proposed by the MOH (2006), the determinants of health given by Lalonde (1974) and the theory of development to human scale of Max – Neff (1998). The stages of research were the posts and health centres in the city of Trujillo; the sample size was 10 nurses (I) that they are in charge of the school health program and adolescents determined by saturation method, was used the semi-structured interview technique. Two categories were identified: "promotion of mental health is to find the balance and wellness to prevent disease", and "To carry out activities for the promotion of the mental health of the teenager required coordination with the educational institutions of the jurisdiction". The type of activities carried out were identified being mostly psychoeducational issues workshops: psychosocial, assertiveness, self-esteem, communication and decision-making skills. Nursing development of the promotion of mental health in adolescents is approached from a multidisciplinary perspective; However, the activities responsibility of his person to maintain a closer relationship with teens. Activities for the prevention of mental disorders such as: depression, suicide and risk behaviors that tend to unlink on social problems and affect the physical and mental health of adolescents, they are relegated by other income generating activities.

Keywords: Health promotion, Mental Health and Adolescents.

CAPÍTULO I

Introducción

La salud de las personas es relevante para el desarrollo socioeconómico de cualquier país. Se conoce que gran parte de los hábitos nocivos para la salud adquiridos durante la adolescencia no se traducen en morbilidad o mortalidad durante la adolescencia en sí misma, pero sí lo hacen en años posteriores. La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que el 70% de las muertes prematuras en el adulto tienen su etiología en conductas desarrolladas durante la adolescencia (MINSA, 2009).

El término adolescencia proviene del verbo latino "adolescere" que quiere decir crecer y suele emplearse para denominar la etapa de transición de la infancia a la vida adulta; sin embargo, la adolescencia tiene una connotación mucho más significativa que solamente crecer. La OMS considera a la adolescencia como el periodo de la vida en el cual el individuo adquiere madurez reproductiva, transitan los patrones biológicos y psicológicos de la niñez a la adultez estableciendo las posibilidades de independencia socioeconómica (Coleman, 2003).

La adolescencia es una etapa fundamental del crecimiento y desarrollo humano entre la niñez y la adultez. Se caracteriza por profundas transformaciones biológicas, psicológicas y sociales las cuales marcan dinámicas, necesidades y capacidades diferenciadas, siendo imperativo que el Estado mantenga una oferta de cuidados en su salud tanto física como mental.

En una declaración conjunta realizada en 1998 por la OMS, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de las Naciones Unidas para Actividades en Materia de Población (UNFPA), acordaron que el término "adolescencia" comprende al grupo etario con edades entre los 10 y 19 años, acuerdo que durante mucho tiempo fue tomado en cuenta por el Ministerio de Salud (MINSA) con la finalidad de unificar estándares internacionales; no obstante, actualmente el MINSA ha modificado dicho rango de edades para estar acorde con la normatividad nacional, describiendo la etapa de vida adolescente: población comprendida desde los 12 años de edad hasta los 17 años, 11 meses y 29 días, bajo Resolución Ministerial Nº 538-2009/ MINSA (2009).

A nivel mundial las y los adolescentes representan el 20% de la población total y de este 20%, el 85% se encuentra en los países en vías de desarrollo. En el Perú la población adolescente representa aproximadamente la quinta parte de la población total (20,72%), superando cuantitativamente a la población infantil. Del total de adolescentes, 51,93% tienen edades comprendidas entre los 10 y los 14 años; la población adolescente cuenta con una mayor proporción de adolescentes varones (50,6%) en comparación con la proporción de adolescentes del sexo femenino (49,4%), a diferencia de la población adulta y adulta mayor que cuentan con mayor población femenina en relación a la población masculina (INEI, 2010).

La población adolescente entre 10 y 19 años de edad es de aproximadamente 5´749,220 de peruanos y peruanas, de los cuales el 61.4% viven en área urbana y 38.6% en zona rural; el 50.5% de los adolescentes y jóvenes presentan algún grado de pobreza. Los hogares que tienen un adolescente reflejan mayor pobreza de los que no lo tienen (49.5% vs. 41.9%); los hogares conformados por niños y adolescentes presentan pobreza en un 71.6% (INEI, 2004).

La mayor población de las y los adolescentes se ubica en el área urbana (73,54%), estando en relación con el proceso de migración que países en vías de desarrollo como el Perú ha experimentado, pues dejaron de ser economías agrícolas para convertirse, en un mediano plazo, en países industrializados con grandes ciudades que ofrecen mayores oportunidades socioeconómicas. Sin embargo, cabe resaltar que el proceso de migración trae consigo un futuro con problemas de sobrepoblación, problemas ambientales y problemas sociales como el desempleo, entre otros, que finalmente terminarán por afectar a este grupo poblacional (INEI, 2007).

En general la población infantil y juvenil es la más vulnerable y la más expuesta a situaciones de riesgo psicosocial que traen consigo los problemas de salud mental, lo cual es preocupante, por cuanto las consecuencias de dicha exposición determinarán patrones de comportamiento que se reflejarán en sus interacciones sociales presentes y futuras, y más marcadamente en la etapa adulta.

El proceso adolescente necesariamente requiere cambios respecto al funcionamiento previo, infantil, que pueden ser ruidosamente visibles, o más sutiles, pero que tienen esencialmente que ocurrir de alguna manera para que el adolescente pueda devenir adulto. Estos cambios, a su vez, pueden ser vividos con naturalidad y entusiasmo tanto por el adolescente como por su familia o, por el contrario, vivenciados con ansiedad, temores, preocupaciones, sentidos como amenazas a la armonía o a la estabilidad más característica del período escolar (CASUP, 2007).

El yo (auto-concepto) social del adolescente es extremadamente inestable, llevándolo a reaccionar de manera explosiva casi siempre con ideas negativas hacia su persona cuando creen que no agradan a los demás. Dicha manera de reaccionar los predispone a adoptar conductas de riesgo para su desarrollo; una de las conductas de riesgo que suele adquirirse en la adolescencia es el consumo de sustancias adictivas, que no necesariamente se traduce en morbilidad o mortalidad durante la adolescencia misma, sino posteriormente, comprometiendo su salud física y mental en la vida adulta (MINSA, 2009).

Muchas veces aparecen, como reflejo de los procesos intrapsíquicos normales y necesarios en la adolescencia, cambios de humor, del comportamiento, retracción respecto de la familia, necesidad de autoafirmación, cuestionamientos al orden establecido; lo cual, de acuerdo a la respuesta que reciba del contexto familiar, más tolerante o más rígida, va a poder ser matizado o, por el contrario, fuente de confrontaciones y enfrentamientos a veces importantes (CASUP, 2007).

La adolescencia va a conllevar un aumento espectacular de la morbilidad y mortalidad. Este incremento está relacionado con problemas en el control de las emociones y las conductas y con la elevada tasa de accidentes, suicidios, homicidios, depresión, consumo de sustancias, trastornos alimentarios, sexualidad de riesgo, etc.; que valoradas en conjunto dan evidencia de cómo está la salud mental de los adolescentes (Oliva y cols., 2008).

Estadísticas presentadas en el documento Técnico: "Modelo de Abordaje de Promoción de la Salud: acciones a desarrollar en el eje temático de salud mental, buen trato y cultura de paz" hacen referencia al estudio epidemiológico metropolitano en salud mental, que reportó acerca de los adolescentes, que un 29.1% ha presentado deseos suicidas (Instituto Especializado de Salud Mental, 2002). En el mismo sentido, otro estudio realizado por la Dirección de Tutoría y Prevención Integral del Ministerio de Educación (2002) reportó, en alumnos de secundaria, que un 15% manifestaron su deseo de estar solos y un 14.3% que les resultaba difícil hacer amigos.

En el estudio realizado por Saravia (2007), en el Instituto Guestalt de Lima, refiere que el 79% de estudiantes de entre 12 y 17 años en Lima – Perú ha pensado en algún momento la posibilidad de suicidarse porque considera que su vida no tiene sentido; el 28% presentan manifestaciones de depresión. Uno de los principales problemas para prevenir el suicidio es que los síntomas de la depresión pasan desapercibidos para el entorno más cercano del niño, es decir, no se perciben claramente esta situación.

Toledo (2006) realizo una revisión estadística de la demanda de atención de adolescentes de 13 a 17 años en cuatro servicios finales del Hospital Hermilio Valdizán durante los años 2003 al 2005 en Lima –Perú. Allí encontró que las patologías de mayor prevalencia en adolescentes son: los trastornos psicóticos, los trastornos por consumo de sustancias psicoactivas, los trastornos depresivos, los trastornos de Ansiedad y los trastornos de conducta alimentaria.

Con relación a la violencia, la investigación realizada por Tomás (2004) con estudiantes de secundaria en Lima, reportó que el 12.6% estuvo involucrado por lo menos en un acto de vandalismo, el 39.8% en un acto de agresión, el 7.6% estuvo involucrado en un acto de robo y el 63.4% estuvo involucrado en un acto de comportamiento contra las normas.

También se cuenta con datos de agresión física a adolescentes del sexo femenino, que demuestran que la mayoría de las adolescentes son víctimas de sus propias familias, situación alarmante considerando que la familia debería ser un "factor protector" Cabe resaltar que esta situación afecta en la misma proporción a familias de todos los quintiles de riqueza, de todas las regiones y que residen tanto en el área urbana como rural (INEI, 2011).

La encuesta nacional de consumo de alcohol y drogas realizada por la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA) es la única fuente que recoge información relacionada con el consumo de drogas legales e ilegales en la población en general a nivel nacional. En ella se encontró que de la población peruana comprendida entre 12 a 18 años, el 36% consume alcohol y el 22% tabaco (MINSA, 2011).

Estudios europeos han demostrado que los indicadores socioeconómicos como el hecho de vivir en un hogar que no recibe beneficios, vivir en lugares arrendados (en vez de una casa propia), que el jefe de hogar pertenezca a una clase social baja, la baja influencia familiar, crecer en un barrio con desventajas en términos de desempleo, inestabilidad, ingreso promedio y alta cantidad de receptores de servicios de beneficencia; o tipo de colegio al que asistieron, están asociados con salud mental pobre y a una más pobre calidad de vida asociada a la salud (PROTEGE, 2009).

Por consiguiente, los adolescentes han generado por años un marco de referencia para la interpretación de determinados problemas sociales y para la justificación de algunas decisiones a nivel político y legislativo. Esta imagen desfavorable puede generar un intenso prejuicio social hacia este colectivo e influir negativamente sobre las relaciones entre adultos y jóvenes, aumentando la conflictividad intergeneracional, especialmente en el contexto familiar y en el escolar. También supone una menor sensibilización social hacia las necesidades de ellos y puede llevar a que, tanto profesionales como población general, pasen por alto algunos problemas como el maltrato adolescente, que suele alcanzar una incidencia más elevada que en la etapa infantil y tener consecuencias tan preocupantes como los trastornos depresivos o los comportamientos agresivos y antisociales (Oliva, 2003).

Evidentemente no todas las consecuencias derivadas de esta imagen de la adolescencia como etapa conflictiva son negativas, así, por ejemplo, hay que destacar que la conducta antisocial, los síntomas depresivos o el consumo de drogas, ha supuesto que la administración de entidades privadas financie iniciativas dirigidas a investigar e intervenir sobre muchos de estos comportamientos problemáticos. Las intervenciones de la enfermería en el ámbito de la promoción de la salud mental deben ir dirigidas a potenciar las capacidades del adolescente; uno de los instrumentos básicos que puede utilizarse es la educación para la salud: transmitir conocimientos razonados, que permitan a los adolescentes adoptar comportamientos y actitudes saludables por propio convencimiento y entrenar habilidades personales específicas.

 La promoción de la salud mental en los adolescentes, implícita en los cuidados de enfermería constituye una intervención integral dando énfasis al cuidado psicosocial. Ante los mencionados indicadores de la problemática, la premisa que sustenta el trabajo de enfermería es asumir la promoción de la salud mental como un apartado dedicado a las personas "mentalmente sanas" trabajando con el objetivo de potenciar sus recursos personales de afrontamiento y adaptación, reforzando su estructura psicológica; en definitiva, incrementar su estado de bienestar y aceptar la concepción integral del cuidar (bio-psico-social-espiritual). Por consiguiente, es importante considerar la perspectiva de la (el) enfermera (o) en el desarrollo de la promoción de la salud mental, porque las actividades y funciones que realiza están presentes en todas las situaciones de cuidados donde la (el) enfermera(o) presta atención psicosocial.

La Dirección general de Promoción de la Salud del Perú desarrolló un marco de referencia denominado: "Modelo de abordaje de promoción de la salud", aprobado con resolución ministerial que contiene las bases teóricas y metodológicas, para orientar las intervenciones de promoción de la salud a nivel nacional, regional y local, enmarcado en el cumplimiento de sus Lineamientos de políticas y que tiene dentro de sus ejes temáticos la promoción de la salud mental, enfocada para la investigación, en los adolescentes (MINSA, 2006).

Dentro del modelo de abordaje de promoción de la salud, se toma en cuenta los determinantes de la salud, resultado del trabajo de Lalonde (1974), quien desarrolla las ideas de Laframboise (1973) en un modelo que además de conceptualizar la salud como algo más que enfermedad, establece que la salud de un colectivo o población es el resultado de la interacción de un conjunto de factores o variables que pueden agruparse en cuatro categorías o determinantes: la biología humana, el medio ambiente, los estilos de vida y el sistema de cuidados de salud.

Se tiene como marco teórico referencial para la promoción de la salud mental en adolescentes, la teoría del desarrollo humano propuesta por Max- Neff (1998), que relaciona el enfoque de los determinantes sociales de la salud, pues considera a la salud como el satisfacer sinérgico del desarrollo, se sustenta en la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, en la necesidad de articular los procesos que tienen lugar en la sociedad y los que ocurren a nivel de comportamiento. Max- Neff combina dos criterios posibles de disgregación según categorías existenciales y categorías axiológicas, combinadas a través de una matriz de la cual se desprende que no existe correspondencia biunívoca entre necesidades y satisfactores.  

 Necesidades existenciales (ser – tener – hacer – estar) son aquellas que tienen relación con la búsqueda de respuestas al sentido de la existencia humana y las necesidades axiológicas;  son aquellas que están relacionadas con el orden de los valores; es decir, con todas aquellas respuestas que tienden a satisfacer necesidades de cualquier índole religiosa, artística, social, política, moral (Cardona, 2001).

El desarrollo de actividades para la promoción de la salud mental en los adolescentes es realizada en todos los países del mundo a través de programas elaborados según política de cada estado. Frenk (2002), elaboró el Programa de acción: Programa de atención de la salud de los adolescentes, para la secretaria de salud en México, donde refiere que en salud mental la detección gruesa de trastornos depresivos y adicciones debe hacerse en la unidades de salud del primer nivel de atención, las acciones son realizadas durante la atención integral, donde se realiza la detección de problemas de salud mental y trastornos convulsivos para ser referidos a otros niveles de acuerdo al grado de severidad.

La Organización Panamericana de Salud (2009) elaboró la "Estrategia y plan de acción sobre salud mental" en E.U.A.; en su plan de actividades menciona dos áreas estratégicas en las que se debe trabajar y son: la promoción de la salud mental y prevención de los trastornos psíquicos, haciendo hincapié en el desarrollo psicosocial de los niños y la prestación de los servicios de salud mental centrados en la atención primaria de salud.

Reyes y Martin (2010), desarrollaron el Programa de promoción de la salud mental positiva y prevención de la enfermedad mental en el ámbito escolar de la comunidad autónoma de Extremadura- España. En este programa se procura divulgar hábitos de vida saludables y factores de protección de la salud mental, dándose prioridad a aquellas intervenciones que mejoren el afrontamiento del estrés, el aprendizaje de técnicas de solución de problemas, la autoestima y las habilidades socioemocionales; se basa en estrategias de educación para la salud y busca incrementar la capacidad de detección precoz de problemas emergentes de salud mental en los centros de enseñanza.

Se considera también el ámbito educativo como un foco importante de intervención. Este consiste en capacitar a los profesionales de la educación como agentes de la promoción de habilidades y destrezas de prevención de conductas de riesgo en adolescentes y de detección precoz de conductas desadaptativas; esta deviene en una tarea prioritaria dirigida a impulsar el desarrollo social adaptativo en los y las adolescentes (MINSA, 2006).

La escuela es el espacio más idóneo para aplicar programas de enseñanza aprendizaje de las habilidades sociales. Sin embargo, la tarea de promover las competencias sociales en la infancia y la adolescencia, es un proceso lento y complejo; en efecto se trata de una labor que demanda una sólida formación académica en este campo; al igual que el involucramiento de aquellos profesionales entre los que se encuentran los psicopedagogos que deben ponerla en práctica. No obstante de estos avatares, cabe considerar que es valioso el esfuerzo que se invierta en alcanzar la meta; y que la promoción de las habilidades sociales sea reconocida como uno de los más importantes retos de la educación actual (MINSA, 2005).

Un instrumento de abordaje transdisciplinario en esta área psicoeducativa activará en los profesionales involucrados el compromiso de generar una corriente de participación, tanto de las familias como de los componentes educativos. Con este argumento motivador el Instituto Especializado de Salud Mental "Honorio Delgado Hideyo Noguchi", presentó un práctico "Manual de Habilidades Sociales para Adolescentes Escolares", producto del esfuerzo y perseverancia de un equipo de Salud Mental de la Dirección Ejecutiva de Investigación, Docencia y Atención Especializada de Salud Colectiva, rumbo a la soñada internacionalización del Instituto, que actualmente está en práctica en los escuelas públicas del País (MINSA, 2005).

En los sistemas de salud, en especial en el nivel primario y secundario, se debe velar por el cumplimiento de las actividades que respalden la promoción de la salud mental en adolescentes. Estas actividades son en su mayoría asumidas por personal de enfermería, un personal clave que dentro de su formación académica se capacita en temas de promoción de la salud y prevención de la enfermedad. Por ende, su perspectiva acerca de la promoción de la salud mental en los adolescentes es considerada valiosa a la hora de tomar decisiones importantes en busca de mejoras de intervención y solución de problemas de salud mental, en concordancia con otros profesionales relevantes como lo es el Psicólogo.

Durante mi experiencia laboral he sido observadora de las carencias en habilidades psicosociales que presenta el adolescente, estas que le permiten superar una etapa de cambios, de maduración, de transición para llegar a ser un adulto equilibrado y realizado en su proyecto de vida. Tal situación, conlleva una serie de dificultades para la adaptación no solo del propio adolescente sino también de su medio familiar y social, en el cual la enfermera del ámbito de atención primara tiene una importante función para llevar a cabo las actividades de promoción de la salud mental en esta población.

Por tal motivo, considero importante conocer la perspectiva de enfermería sobre el desarrollo de las actividades que promueven la salud mental en los adolescentes. Los enfermeros (as) son los encargados de estas actividades, quienes mejor que otros pueden dar referencia de las limitaciones, las fortalezas y demás situaciones que permiten o están impidiendo la ejecución de estas actividades. Los resultados del estudio permitirán dar referencia a los interesados en el campo de la atención primaria en salud, un medio de información para tomar decisiones en vista a mejorar la calidad de vida de los y las adolescentes enfocándonos en su salud mental.

OBJETO DE ESTUDIO

  • Promoción de la salud mental de adolescentes desde la perspectiva de enfermería.

PREGUNTA ORIENTADORA

  • ¿Cómo es la promoción de la salud mental en adolescentes?

OBJETIVOS:

  • 1. Describir las actividades que se realizan para el desarrollo de la promoción de la salud mental de adolescentes.

  • 2. Analizar los significados, desde la perspectiva de enfermería, que se atribuyen al desarrollo de la promoción de la salud mental de adolescentes.

CAPÍTULO II

Contexto del estudio

CONTEXTO HISTÓRICO DE LA PROMOCIÓN DE LA SALUD

El término Promoción de la Salud fue planteado por vez primera cuando Henry Sigerist en 1945, definió las cuatro tareas esenciales de la medicina: promoción de la salud, prevención de la enfermedad, el restablecimiento de los enfermos y la rehabilitación (Sigerist, 1998).

En 1974, la promoción de la salud se presenta como un área de trabajo organizada a través de un documento del Ministro de Salud de Canadá, denominado "Una Nueva Perspectiva de la Salud de Los Canadienses", conocido como el Informe Lalonde.[2]El Informe Lalonde (1974) considera a la promoción de la salud como una: estrategia gubernamental, dirigida a la resolución de los problemas de salud y proponía acciones que tenían que ver con cambios del estilo de vida o comportamientos, como el consumo de tabaco, alcohol, dieta, comportamiento sexual. La propuesta incluía el fortalecimiento de la acción comunitaria con la finalidad de actuar sobre distintos escenarios en los que las personas viven cotidianamente (Gómez y Zamudio, 1998).

En 1978, se suscribe la Declaración de Alma-Ata, en la que se expresa la necesidad de un compromiso; nacional e internacional por la atención primaria en salud. En la declaración se enfatiza que la salud de las personas es un derecho humano universal y fundamental, y no un privilegio de pocos (OPS/OMS, 1994).

En 1986 tuvo lugar la Primera conferencia internacional sobre promoción de la salud. En el marco de dicha conferencia, se elaboró la Carta de Ottawa en la que hacen importantes aportes para el concepto de promoción de la salud; se señala qué factores de la organización social en general, y de la estructura económica en particular, son las causas de la enfermedad y que las acciones para promover la salud, además de la modificación de comportamientos individuales van dirigidas a la modificación del ambiente físico y social que a su vez se encuentra inserto y determinado por un contexto político, cultural y económico (Sigerist, 1945; Sigerist, 1998; Restrepo, 2001).

Los aportes sustanciales de la Carta de Ottawa son: 1) Énfasis en la perspectiva sociopolítica de la salud. Se concibe a la salud no solo como ausencia de enfermedad sino que este es el resultado del desarrollo humano, social, económico y político; 2) Síntesis de los enfoques orientados a individuos como a las colectividades y los enfoques de promoción de la salud basados en determinantes específicos de la enfermedad con determinantes generales; 3) Re dimensión de la participación social como eje central de la promoción de la salud; 4) Redefinición del enfoque tradicional de la educación en salud (eminentemente positivo) hacia un enfoque que promueve la participación reflexiva activa, crítica y el desarrollo de capacidades y habilidades en el control de los individuos sobre su salud y sus determinantes; y 5) Orientación de las actividades de los servicios más allá de la atención curativa hacia una atención que contemple la promoción de la salud, no solo es responsabilidad del sector sino también, de individuos, comunidades y otros sectores (OPS/OMS, 1992).

En la Segunda Conferencia Internacional de Promoción de la Salud, realizada en Adelaide en 1988, se exploró con mayor profundidad cómo las políticas públicas saludables de todos los sectores inciden en los factores determinantes de la salud, y cómo se constituyen en un vehículo esencial para las acciones que reducen las inequidades sociales y económicas. En la Tercera Conferencia Internacional de Promoción de la Salud, realizada en Sundsvall en 1991, se enfatizó el compromiso por desarrollar ambientes que apoyen la salud (Restrepo, 2001).

En 1997 tuvo lugar la Cuarta Conferencia Internacional de Promoción de la Salud; en Yakarta. Esta Conferencia planteó la necesidad de avanzar en la lucha contra la pobreza y otros determinantes de la salud en países en desarrollo. Asimismo, enfatizó respecto a la movilización de sectores privados y la conformación de alianzas estratégicas (Colomer y Álvarez, 2001; Restrepo, 2001).

La Quinta Conferencia Internacional de Promoción de la Salud, realizada en México, en el año 2000, hizo hincapié en los acuerdos tomados en Yakarta, teniendo como meta, hacer un examen del aporte realizado por las estrategias de promoción para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas que viven en circunstancias adversas (MINSA, 2006).

En el marco de la Sexta Conferencia Mundial de Promoción de la Salud, patrocinada por la OMS y el Ministerio de Salud Pública de Tailandia, en el año 2005, se ha adoptado la Carta de Bangkok para la Promoción de la Salud. En ella se establecen los principales retos, medidas y compromisos necesarios para abordar los determinantes de la salud en un mundo globalizado involucrando a numerosos agentes e interesados directos que son fundamentales para alcanzar la salud para todos (Restrepo, 2001).

La Carta de Bangkok brinda una nueva orientación para la promoción de la salud impulsando políticas coherentes, inversiones y alianzas entre los gobiernos, las organizaciones internacionales/la sociedad civil y el sector privado a fin de asumir cuatro compromisos fundamentales: 1) que la promoción de la salud constituya una pieza clave de la agenda de desarrollo mundial; 2) que sea una responsabilidad básica de todos los gobiernos; 3) que forme parte de las buenas prácticas institucionales, y 4) que sea un foco de iniciativas de la comunidad y de la sociedad civil (MINSA, 2006; Restrepo, 2001).

Un hito importante para el avance de la promoción de la salud a nivel mundial se suscita en septiembre del año 2000; fecha en que representantes de 189 países, entre ellos 147 Jefes de Estado se dieron cita en Nueva York en la Cumbre del Milenio para adoptar la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas,[3] donde se enunciaban los principios y valores que debían regir las relaciones internacionales en el siglo XXI. Es así como los dirigentes de los distintos países asumieron compromisos en siete esferas claves: la paz, seguridad y el desarme; el desarrollo y la erradicación de la pobreza; la protección del entorno común; los derechos humanos, la democracia y el buen gobierno; la protección de las personas vulnerables; la atención a las necesidades especiales de África; y el fortalecimiento de las Naciones Unidas (MINSA, 2006).

En la guía general para la aplicación de la Declaración del Milenio, elaborada después de la Cumbre, se establecían las metas y objetivos que deben alcanzarse para el año 2015 en cada una de las siete áreas. Los objetivos del área de desarrollo y erradicación de la pobreza, que se ha dado se denominan Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) sitúan a la salud en el corazón del desarrollo y representan una serie de compromisos contraídos por gobiernos del mundo entero para contribuir a reducir la pobreza y el hambre y dar respuesta a múltiples problemas de salud (MINSA, 2006).

CONTEXTO FILOSÓFICO DE LA SALUD

Desde sus propios albores el hombre estuvo sometido a situaciones que podían resultar dañinas o peligrosas para su integridad física, y aun cuando no pudiera elaborar ninguna conceptualización de esta situación, lo cierto es que necesariamente tuvo que acumular una determinada experiencia a partir de las situaciones en que se veía envuelto, e ir reconociendo los riesgos a que se exponía que eran causa de daños que tendría que aprender a reconocer y evitar. Los filósofos de la antigüedad hablaron ya de que en el mundo todo cambia, se mueve, se desarrolla. Lo ejemplifican los razonamientos de Heráclito, materialista antiguo que pasó a la historia como gran dialéctico. Él consideraba que en el mundo todo se mueve gracias al principio primero infinito y al fuego eternamente vivo, por el cual se cambian todas las cosas (Martínez y cols., 2009).

En el siglo XIX, apoyándose en los adelantos del pensamiento filosófico, la ciencia y la práctica del movimiento revolucionario internacional, Marx y Engels crearon una filosofía expresiva de los intereses de las masas trabajadoras. La filosofía revolucionaria de Marx y Engels, al plantear el materialismo histórico como el instrumento metodológico idóneo para el análisis de la sociedad, analizan que en el desarrollo de la sociedad tienen lugar cambios evolutivos paulatinos y saltos cualitativos en los distintos ámbitos de la vida social: la ciencia y la técnica, los medios de producción y las comunicaciones, la concepción del mundo, etc. (Lenin,1989).

Carlos Marx, en el prólogo de la Contribución a la crítica de la economía política, refirió que no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino por el contrario, el ser social es el que determina su conciencia. Así formuló Marx, en 1859, la tesis que constituye el punto de partida del materialismo histórico o de la concepción materialista de la historia. Ser social, se refiere a la esfera de la vida material de la sociedad, y ante todo, a la actividad productiva de los hombres, a las relaciones económicas que se forman entre los hombres en el proceso de producción (condiciones materiales de existencia de la sociedad). Conciencia social, consiste en las ideas, teorías, puntos de vista por los que ellos se rigen en su actividad práctica (es decir, opiniones políticas, concepciones del derecho y el arte, filosofía, religión y otras formas de ideología) (Martínez y cols., 2009).

La conciencia social está determinada por el ser social, pero al mismo tiempo, tiene cierta independencia, y debe prestarse atención a las tradiciones y costumbres en la conciencia de los hombres; así la salud rebasa lo personal, lo individual y lo aislado. Estos postulados filosóficos contribuyeron al desarrollo del pensamiento sanitario, lo que permite que en 1920 Winslow elabore el concepto clásico de salud pública antes mencionado, en el que se da una dimensión del alcance social de esta disciplina influida por variables sociales y se modifica por los cambios sociales, desde una doctrina viva, que capacita al individuo y lo lleva a resolver los problemas (García y cols., 2000).

La promoción de la salud es materialista y dialéctica, puesto que constituye una filosofía de trabajo para el salubrista, proporciona a los pueblos los medios necesarios para mejorar su salud y ejercer un mayor control sobre ella. Estos medios se dirigen al ser social, para que aprecie y valore la salud como un producto social, que emana de las relaciones de producción, de la distribución equitativa de los recursos y de la voluntad política, y por ende, se fortalece la conciencia social, que se rige por leyes sociales y sigue de manera necesaria a la historia del ser social. Desde el punto de vista filosófico, la cultura de la salud incluye el conjunto de condiciones objetivas y subjetivas que intervienen en su desarrollo, pero sobre todo destaca la posición que asume el individuo sobre el sistema de influencias que existen en la sociedad y su cosmovisión de la realidad objetiva (Martínez y cols., 2009).

Cuando nos referimos a la filosofía en la salud, no se puede dejar de abordar el tema de la Salud Holística, donde se enmarcan los principios filosóficos, antropológicos, éticos, científicos, jurídicos, gerenciales y previsivos, que hacen referencia a la salud global, integral o total del ser humano. Estos principios enfocan y valoran al ser humano como un microsistema del universo integrado de manera global e indivisible por los componentes espiritual, psíquico, orgánico, social y energético, los cuales actúan de manera interdependiente cooperando simbióticamente para el mantenimiento del equilibrio dinámico del ser, que se manifiesta como salud (Bermejo, 2009).

El concepto de holismo no solo considera a la persona destinataria de cuidados en salud, sino a la persona que los presta y sus relaciones dentro de un todo integrado, donde la realidad se puede leer con un nuevo paradigma de interpretación saludable. Este paradigma de lectura de la realidad constituye una propuesta humanizadora por considerar a la persona en su globalidad, a las personas realmente interrelacionadas. En este sentido, la salud no podrá reducirse a un simple buen funcionamiento de los órganos y de las funciones vitales, sino una experiencia de relación consigo mismo, con la naturaleza, con el propio cuerpo, con los demás, donde los valores evocan y realizan lo trascendente de todos los agentes en interacción (Bermejo, 2009).

Por consiguiente, las actividades de promoción de la salud mental en los adolescentes tienen esta visión de lo que es salud. Las relaciones que se dan entre el personal de salud y los adolescentes buscan solucionar problemas de impacto social, como lo es la depresión, el suicido, el vandalismo, el maltrato físico y psicológico, que tienen como victimas a los adolescentes. Toda la sociedad se ve involucrada y llamada a participar y actuar para plantear soluciones, puesto que las consecuencias de estos problemas afectan a toda la sociedad. Las actividades de promoción de la salud mental brindadas por el personal de salud son una alternativa para cambiar una realidad por otra mucho mejor.

CONTEXTO CULTURAL DE LA PROMOCIÓN DE LA SALUD

La promoción de la salud constituye un proceso político y social global que abarca las acciones dirigidas directamente a fortalecer las habilidades y capacidades de los individuos, y a modificar las condiciones socioculturales, ambientales y económicas, con el fin de mitigar su impacto en la salud pública e individual. La promoción de la salud es el proceso que permite a las personas incrementar su control sobre los determinantes de la salud, y en consecuencia, mejorarla (Lugones, 2002). 

Todo lo adquirido por el hombre con su esfuerzo en el proceso de su instrucción y educación, a diferencia de lo heredado, de lo dado biológicamente como en los propios frutos de su actividad, desde las construcciones técnicas (la llamada cultura material), hasta las obras de arte pertenecientes a la cultura artística, e incluyendo todas las esferas, diversas por su contenido, de la cultura espiritual, que abarca los valores de la ciencia, de la ideología, de la religión, de la moral, de la política, etc., puede decirse que forma parte de ese concepto de cultura en su más amplio significado. Se adopta esta concepción marxista de cultura como un concepto que lo abarca todo en la vida social. Todo lo que ha sido creado por el hombre y no ha sido tomado por él, preparado ya, de la naturaleza, puede ser concebido como cultura (Rojas, 2003).

En este sentido habrá que tener en cuenta que cada cultura real es algo definido, de cualidad original, histórico-concreta. Al mismo tiempo, la comprensión de un fenómeno social como un fenómeno de la cultura, significa analizarlo en determinado aspecto dentro de una serie de fenómenos comparables y diferenciables entre sí. Debe entonces analizarse el fenómeno social del proceso salud-enfermedad como un fenómeno cultural; al hacerlo habrá que tener en cuenta los distintos aspectos integrativos de este fenómeno sociocultural, su historia, cultura y procesos de desarrollo. América Latina se abre al siglo XXI debiendo enfrentar satisfactoriamente un perfil epidemiológico en evolución, en el que los estilos de vida y los comportamientos sociales son trascendentales (Martínez y cols., 2009).

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