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La cultura general integral y el proceso de enseñanza aprendizaje


Partes: 1, 2

  1. Breve reseña sobre el concepto de cultura
  2. La cultura general integral
  3. La formación de profesionales del Derecho en las condiciones de las sedes universitarias municipales
  4. Consideraciones finales
  5. Bibliografía

En este capítulo se hace una breve reseña histórica del concepto de cultura y se precisa qué se entiende por cultura y por cultura general integral. Además, se fija que en las sedes universitarias municipales se logra la formación de la cultura general integral a través de un proceso de enseñanza aprendizaje semi-presencial y desarrollador, destacándose que este proceso es favorecido por la autopreparación, que es uno de sus elementos esenciales y que al mismo contribuye la actividad, creatividad e independencia de los alumnos.

Lo anterior, se sustenta en la concepción de que el proceso de enseñanza aprendizaje constituye el objeto de estudio de la Didáctica y tiene como características ser un fenómeno sumamente complejo. Por esta razón la ciencia le ha prestado una gran importancia al estudio de las categorías, leyes, principios y teorías que la conforman.

Este proceso de formación de la cultura general integral en estudiantes de Licenciatura en Derecho se fundamenta una y otra vez desde la Didáctica, ciencia que ha permitido desarrollar una amplia bibliografía que unido a la práctica pedagógica posibilita elaborar una diversidad de criterios y posiciones con respecto al proceso de enseñanza aprendizaje. Este estudio se realiza sin obviar que tanto la teoría como la práctica se enriquecen en la actualidad con el funcionamiento de las sedes universitarias municipales en las que tiene lugar el proceso de enseñanza aprendizaje semipresencial bajo novedosos métodos y procedimientos.

Breve reseña sobre el concepto de cultura

Según Recaséns Fiches (citado por Fernández J., 2003, 5), el hombre tiene la cualidad exclusiva de que su vida no es nunca virgen y primigenia, sino que resulta del depósito material y espiritual acumulado por las generaciones anteriores. En tanto los animales, fuera de sus instintos primarios fijados biológicamente, tienen que inaugurar su propia existencia, los hombres disponen de ese legado material y espiritual que nos condiciona y pesa sobre nuestras vidas y conciencias.

Para Julio Fernández Bulté (2003, 5) ese legado histórico que el hombre recepciona, tanto en lo material como en lo espiritual, y que lo debe concientizar y tomar de forma racional es la cultura, la cual debe ser asimilada en el proceso de formación del sujeto, por lo que cada una de las generaciones debe repasar y reevaluar el camino que ha conducido a la humanidad hasta su presente.

En la actualidad se hace referencia constantemente a la importancia de la cultura por su valor universal, por ser la vía más legítima para depurar y enaltecer las aspiraciones creativas del ser humano. La cultura nos permite comprender el mundo en sus múltiples aristas y potenciar la capacidad creadora y transformadora del hombre a partir de su carácter sistémico e integral.

La Enciclopedia Wikipedia (2008) le atribuye al término cultura su origen en el latín cultura y este último se deriva de la voz colere que significa cuidado del ganado o del campo. En el siglo XIII la palabra tenía el sentido de describir el estado de una cosa y se empleaba para designar una parcela cultivada. En el siglo XVI su significado había cambiado para expresar una acción: el cultivo de la tierra o el cuidado del ganado, aproximándose en el sentido que en el español actual se emplea vocablos como agricultura, apicultura y otros.

En el siglo XVII se extiende la acepción figurativa de cultura como cultivo de cualquier facultad, con su aparición en ciertos textos académicos. El término cultura, tiene sus raíces epistemológicas en el siglo XVIII, conocido como el ¨siglo de las luces¨ cuando su sentido figurativo como cultivo del espíritu predomina en amplios campos académicos. Como se apreciará en este momento, se convierte nuevamente en una palabra que designa un estado, aunque en esta ocasión no es el estado de las parcelas, sino el estado de la mente humana. (Wikipedia, 2008)

Los especialitas O. Crespo y R. Eneba (200?: 4) refuerzan la tesis anterior cuando confirman que: "La modulación latina y medieval de este concepto se dio mediante el término agricultura, del latín agros cultivare (cultiva, trabajar, labrar, los campos). Con el tiempo se consolidó el concepto de cultura en el sentido de cultura animi (cultura subjetiva), donde cultura implica, derivadamente de agricultura, un sentido de cultivo del alma".

La Enciclopedia Salvat para Todos le otorga al término cultura dos sentidos distintos. Para ello se fundamenta en la tesis de que la historia de la cultura es la historia de los ideales educativos y de los valores espirituales que realiza y persigue la sociedad humana en las fases de su desarrollo. En el sentido más tradicional "cultura coincide casi con educación intelectual y moral del hombre" (Monitor, 1966: 171) y por tanto "…hombre culto es el que participa de los más altos valores conservados por la tradición intelectual y moral de cierto grupo de la sociedad" (Ibíd.). Desde esta perspectiva "cultura es, sobre todo, formación ideal de la personalidad". (Ibíd.).

En otro aspecto, más usado en el área cultural anglosajona y en las investigaciones sobre arqueología, etnología, antropología y sociología (Monitor, 1966: 171), por cultura se entiende "…un conjunto de objetos, instrumentos, instituciones y actitudes, interdependientes entre ellos, que sirven al hombre para resolver problemas concretos y específicos que encuentra en su ambiente". De esta manera, la cultura "es el estudio de costumbres y formas de vida, así como de las instituciones económicas, políticas, sociales, legales, educativas, religiosas y artísticas". Abundando en este sentido, cultura es "todo lo que el hombre realiza en concreto para dominar la naturaleza, las iniciativas que adopta para modificar el ambiente natural y adaptarlo a sus necesidades, a sus fines, a sus intereses y a sus valores".

De acuerdo con el criterio de Valdés, S., (1998, 1) se distingue entre cultura material y cultura espiritual. De acuerdo a la tesis este autor ¨…llamamos cultura al conjunto de valores materiales y espirituales que ha creado la humanidad a través de los siglos. La cultura material está constituida por los valores materiales, las fuerzas productivas y los vínculos que se establecen entre los seres humanos en las relaciones de producción que, a su vez, generan las económicas y las sociales. La cultura espiritual, por su parte está representada por toda una gama de resultados obtenidos en el campo de la ciencia, la técnica, el arte, la literatura y la construcción, a lo que se suman los conceptos filosóficos, políticos y religiosos".

No obstante, las ideas anteriores, el autor de esta investigación considera que esta distinción es relativa porque la elaboración de objetos e instrumentos de trabajo es imposible sin la participación del pensamiento y por otra parte los resultados de la producción material como las normas, ideas, preceptos y conceptos tienen una materialización en determinadas formas de manifestarse en libros, diseños, esculturas, cuadros y notas musicales.

Por otra parte para Díaz, R. (1987, 50): "El concepto de cultura, en su acepción global abarca los procesos de producción, los bienes materiales producidos y los valores". Para él la cultura es la "síntesis de los valores materiales y espirituales alcanzados por una sociedad, entendidos estos últimos como el conjunto de las formas espirituales de la vida de una sociedad, la expresión y el reflejo espiritual de la práctica social en un determinado nivel de desarrollo histórico".

Este autor (Díaz, R., 1987, 50) también aclara que la cultura material y espiritual "…no conllevan la existencia de un dualismo metafísico independiente entre sí como realidad exclusivas, sino expresan la necesaria diferenciación entre los fenómenos económicos y sociales de la superestructura, donde se halla el estrato de la conciencia social".

Cultura es un término polisémico y complejo. No se debe reducir a fenómenos sólo de tipo artístico o literario. La cultura debe ser entendida en su dimensión más abarcadora, como toda la obra creada por el hombre a lo largo de su historia. Nestor García Cacilini (citado por Crespo, O. y Enebral R., 200?, 4) considera que la cultura es: "Todo lo producido por todos los hombres, lo que la naturaleza no ha dado, sin importar el grado de complejidad y desarrollo alcanzado en relación con nuestras sociedades. Son parte de la cultura aun aquellas prácticas o creencias que suelen juzgarse manifestaciones de ignorancia… La cultura no es básicamente expresión, creación o representación sino proceso social de producción".

La UNESCO (1982) declaró "… que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo transcienden".

Debemos distinguir entre el hombre erudito y el culto. La Enciclopedia Salvat para Todos (Monitor, 1966: 172) expresa que "…un hombre erudito, un hombre que posea muchas nociones en determinado campo, un especialista, en un miembro útil de la sociedad, pero todavía no se le puede llamar un hombre culto si damos al término cultura su significado más auténtico, que no es el de preparación profesional, sino el de la formación completa del hombre".

En consonancia con estas ideas el Ministro de Cultura de Cuba, Abel Prieto (2007), ha afirmado que ciudadano culto ¨…no es quien lee todo o casi todo. Es el que tenga referencias culturales claras, el que pueda establecer jerarquías culturales válidas dentro de las ofertas que recibe.¨

El autor de esta investigación considera que el mero saber nocional o erudito es insuficiente para construir una verdadera personalidad, y por tanto, persona culta es aquella que alcanza un desarrollo armonioso y completo de su personalidad, que desarrolla el buen gusto, el juicio crítico sobre la realidad, la sensibilidad y la finura en el entender y el valorar, y al mismo tiempo posea dominio de los conocimientos relacionados con las ciencias, las letras, las humanidades, la historia y la economía. Cultura es sinónimo de superación humana y debe acompañar a la humanidad permanentemente en el futuro, pues la cultura se construye y reconstruye constantemente, día tras día, en un proceso interminable que se edifica hasta el infinito.

Se hace necesario denotar que Fernando Ortiz, (2008, 3) considerado por el destacado ensayista Juan Marinello como el "tercer descubridor de Cuba", subrayó que "…la cultura no es un lujo, sino una necesidad; no una contemplación, sino una cooperación copuladora de creaciones; no una neutralidad pasivista, sino una militancia activa; no una quietud ganada que se goza, sino una inquietud que hay que satisfacer sin cesar".

Este espíritu de superación constante es el que necesita un estudiante para aspirar a ser un hombre culto, pues la cultura solo puede ser fruto de un aprendizaje desarrollador y de la ¨…lectura como fuente inagotable de conocimiento y de placer infinito, como un amable refugio al que se entrega el estudiante para diferenciarse de la animalidad¨. (Sarusky, 2008, p.4).

La cultura no es una sola sino que cada individuo y cada pueblo desarrollan su propia cultura a través de un complejo proceso de asimilación de conocimientos, hábitos y modos de vida, lo que se reafirma con las palabras de Fernando Ortiz (2008, 3) cuando subrayó: "…no hay una cultura, sino varias. Todo individuo tiene su cultura, más o menos poderosa, para su lucha por la vida. Todo pueblo tiene también su cultura propia en la cual están insertas y vinculadas las culturas individuales y las relaciones sociales que dan coherencia y organicidad al grupo humano, dotándolo de una fuerza colectiva para la vida común".

La cultura es la medida del progreso social y del grado de humanización de la propia existencia social del hombre, así como la correspondencia entre su esencia y su existencia. Es un proceso sustentado en las diversas memorias individuales de los integrantes de la colectividad y en las redes de signos y símbolos utilizados en su interacción y comunicación.

En esta investigación se reconoce que la cultura tiene un carácter histórico concreto y clasista pues cumple una importante función social al preservar la estructura básica del organismo que la desarrolla sin la cual el mismo pierde su identidad. También debemos reiterar que la cultura no constituye un hecho acabado sino un fenómeno que se enriquece continuamente al nutrirse de las experiencias prácticas de todos los miembros del engranaje social, lo que determina su diversidad.

La cultura general integral

La Revolución Cubana cumplió 50 años. Este medio siglo se ha caracterizado por el acrecentamiento del diferendo histórico entre el pueblo de Cuba y los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos de América. Durante este tiempo hemos tenido que enfrentar y vencer el más cruel y prolongado bloqueo económico, material y financiero que se registre en los anales de las relaciones entre dos países, el que se ha visto reforzado con el derrumbe del URSS y del campo socialista europeo, en la década del 90 del siglo XX. (MINREX, 2006, p. 2-3).

En esta coyuntura histórica se articuló un mundo unipolar dominado por el imperialismo norteamericano y contra Cuba se enfilaron los medios de comunicación masiva, desarrollando una fuerte campaña de desinformación y de manipulación que tienen como propósito destruir a la Revolución. Esta guerra mediática ejerce una nociva influencia sobre la conciencia de nuestros niños, jóvenes y adultos, lo que se ve favorecido por entrar nuestra economía en una etapa de crisis que se denominó Período Especial. (PCC, 1996, p. 32)

El contexto internacional también está determinado por la globalización neoliberal que se caracteriza entre otros aspectos: por el alto grado de conexión entre las naciones, en especial en el ámbito del comercio y las finanzas; el carácter mundial de la actividad productiva; la alta concentración de la producción en un grupo relativamente pequeño de empresas; las prácticas proteccionistas de los grandes centros de poder económico y la desvinculación de las finanzas con respecto a la economías.

Ante esta situación y en la coyuntura específica del secuestro del niño Elián González se inició en Cuba hace 12 años la Batalla de Ideas y entre uno de sus pilares se encuentra la batalla por la cultura general integral del pueblo, con el propósito estratégico de construir la sociedad más justa de cuantas se conozcan en el panorama mundial actual, conscientes de que el mundo será conquistado por las ideas y no por la fuerza. (Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias de Cuba, 2007, p. 7 y 8)

De esta manera se hace necesario desarrollar la cultura general integral, que además de incluir al arte y a la literatura como fundamento de la socialización política e ideológica de los ciudadanos, contribuya a desplegar en el pueblo una sensibilidad especial ante los problemas de la naturaleza y de la sociedad, máxime si tenemos en cuenta que hay nuevos fenómenos como el cambio climático, el deshielo de los glaciales, un aumento del nivel del mar, el deterioro de la capa de ozono que amenazan la supervivencia de la vida en la tierra y de la especie humana, que ha sido declarada en peligro de extinción.

En este contexto, los estudios de Derecho tienen que tener como objetivo preparar a un egresado con una amplia cultura, por lo que el desarrollo de una cultura general integral en estos estudiantes no es una opción, sino una condición indispensable para la formación de juristas de elevada profesionalidad.

Todo lo anterior, justifica la formación de una cultura general integral en los estudiantes de Derecho, capaz de aportarle un nivel de instrucción y de educación que le permita comprender los rasgos esenciales de las ciencias jurídicas; que cuente con una adecuada preparación política para poder conocer las complejidades del mundo. Asimismo, este individuo debe contar con una formación axiológica que le posibilite asumir una conducta cívica acorde con los ideales de la sociedad cubana actual, y que sea capaz desde su condición de profesional del Derecho, de enfrentar de manera firme y sistemática los vicios que padece la sociedad cubana actual.

Fue después del triunfo de la Revolución, en enero de 1962, que se llevó a efecto la pretendida Reforma Universitaria, lo que permitió que la Universidad se sustentara en otros principios que le permitieran asumir nuevos compromisos para el desarrollo de la ciencia y la técnica, lo que era fundamental para el proceso de transformaciones económicas y sociales que se estaban instrumentando.

La formación de personalidades multilateralmente desarrolladas, capaces de enfrentar creativamente los retos que tienen ante sí se convirtió en una necesidad de la construcción de la nueva sociedad. Dotar a los individuos de una vasta y amplia cultura se convierte así en una estrategia de la educación cubana.

Ernesto Che Guevara exponía en su ensayo El socialismo y el hombre en Cuba que en la edificación de la futura sociedad se produce la educación directa del individuo "… a través del aparato educativo del Estado en función de una cultura general, técnica e ideológica, por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación…" (Guevara, E., 1985, 260); y que a su vez se ejerce una educación indirecta cuando ésta "prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía". (Ibíd., 260).

De igual forma, y en comunidad con lo anterior se asume que en el "período de construcción del socialismo podemos ver al hombre nuevo que va naciendo", que este se va perfeccionando mediante un proceso consciente de auto-educación pero destaca que es un producto inacabado, en proceso de formación: "Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas". (Ibíd., 257).

El autor de esta tesis considera que las dificultades en el desarrollo de una cultura general integral fueron expuestas por Ernesto Che Guevara de manera magistral, al estar consciente que la formación del hombre nuevo es un proceso complejo por la propia naturaleza de los sujetos que intervienen, pero también deja despejado que la nueva sociedad tiene que asumir el reto de educar al individuo y desarrollar una elevada consciencia para que sea perdurable el proceso de cambios y transformaciones que requiere la construcción de una sociedad mas justa.

Una contribución importante en el desarrollo de las ideas que han conducido a Cuba a proponerse la necesidad de elevar la cultura general integral del pueblo, y en especial entre los jóvenes, lo constituye el pensamiento de Carlos Rafael Rodríguez cuando expresó: "Debemos seguir ensanchando las perspectivas. La cultura es otra cosa que un repertorio de ideas y realizaciones. Hay que proporcionárselo a nuestra juventud, como parte de su formación polivalente." (Rodríguez, C. R., 1884, 36 y 37).

Carlos Rafael Rodríguez ocupa un lugar especial entre los precursores de la necesidad de formar una cultura general integral en los jóvenes, por cuanto fue uno de los pocos estudiosos que se detuvo en cómo debía ser la formación de los estudiantes de Derecho y en ese sentido impartió una conferencia relacionado con la formación de juristas y estudiantes en la que profundizó en el carácter clasista del Derecho, destacando que los principios y valores fundamentales de la nueva sociedad (Rodríguez C. R, 1984, 9).

En la década de los 80 se concibe el funcionamiento de una importante red de instituciones culturales lo que permite cierta consolidación en el desarrollo cultural del país. El Cuarto Congreso de la UNEAC celebrado en 1988 constituyó un importante hito para la materialización de la idea de llevar la cultura a las masas, a través de la labor promocional del arte, convirtiéndose en esencia de la política cultural cubana.

En septiembre de 1999, en una reunión con los Directores Municipales de Cultura, Fidel Castro Ruz, argumentó el alcance de la cultura general integral y la necesidad de su masificación. En aquel momento expresó: "Si el que acaba de pasar fue el siglo de la masificación de los automóviles –y quien dice automóviles dice otras cosas similares- el próximo siglo tiene que ser el de la masificación de la cultura". (Castro, F., 1999).

Otro momento importante en las reflexiones de Fidel sobre el tema de la cultura general integral fue en la clausura del Tercer Pleno del Comité Ampliado de la UPEC, que tuvo lugar el 18 de julio de 2000, cuando argumento que la masificación de la sociedad de consumo es insostenible porque existen límites establecidos por la naturaleza y otros factores. También se refirió a que al hombre hay que apartarlo de ese materialismo vulgar y grosero que ve el bienestar y la felicidad sólo en la posesión de bienes materiales. Agregó que el concepto de cultura general integral supera al de cultura artística y añadió que en realidad nuestra cultura no es general, sino de élite. (Castro, F., 2000, 1).

Partiendo de los conceptos expuestos por Fidel Castro, el profesor Camilo Rodríguez, argumenta que "el desarrollo de la cultura general integral, más que un concepto, constituye una concepción de la construcción socialista en Cuba y del desarrollo humanista del hombre, desde una perspectiva actualizada de su interpenetración con el necesario cambio revolucionario global y de la propia realidad nacional". (Rodríguez, C., 2008, 2).

El autor de la tesis entiende correcto el calificativo de concepción, pues lo que se ha definido como cultura general integral es un conjunto de conceptos y juicios, razonados dialécticamente, que contiene aspectos puntuales y definibles como pudiera ser la revolución educacional, pero al mismo tiempo se hace un marcado énfasis en la relación estratégica entre cada uno de esos elementos, como partes de un todo.

Lo anterior no es óbice para considerar que la cultura general integral también es un concepto que puede tener su concreción en una mejor formación y preparación de cada uno de los estudiantes. "Su generalidad implica ser la de todo el pueblo. Su integridad: no limitarse al arte y la literatura. También incluye la cultura política, económica, científica, pedagógica, jurídica, militar, deportiva, incluso culinaria. Saber las ideas básicas de cada cultura y hacerlas un todo y llevarlas no solo a la conciencia, sino a la conducta, es el gran desafío". (Escuela Superior del Partido "Ñico López", 2007, 61).

Por otra parte María A. Rioseco López señala que la cultura general integral está "…constituida por los factores de la cultura que tienen máxima proyección educativa". (Rioseco, M. A., 2007, 5). Según el criterio de esta autora los factores de la cultura general integral que tienen mayor peso son: comunicación, artes y literatura, política, historia (general y nacional), economía, filosofía, ciencias, valores y organización. (Ibíd., 5).

Para el autor de esta tesis, se aceptan los nueve criterios anteriormente consignados, pero por tratarse de la cultura general integral para estudiantes de ciencias jurídicas se incorpora el Derecho como un décimo factor que debe ser tenido muy en cuenta en la formación de dichos estudiantes, pues cada uno de los factores anteriores es un área compleja y que por tanto la cultura general integral es un sistema de áreas culturales, cada una de las cuales constituye una zona específica de la cultura general integral. (Ibíd., 5.)

Para el marco del presente trabajo, teniendo en cuenta toda la literatura consultada, así como el criterio del autor acerca de los elementos culturales que deben caracterizar la formación del profesional de la abogacía; se definirá la cultura general integral como ¨un conjunto de conocimientos, habilidades, valores, métodos y tradiciones que tiene un sujeto en áreas culturales claves como: el derecho, la política, las ciencias, la tecnología, el idioma, la moda, la religión, las artes, los deportes, la alimentación, la salud y el medio ambiente.¨. Siendo de esta forma consecuente, con la noción de que la cultura general integral constituye un sistema de culturas, cada una de las cuales constituye un ámbito específico de saberes, de cuya amplitud y acción sinergética depende el nivel cultural alcanzado por el individuo.

En el concepto de cultura general integral cada uno de los adjetivos señala elementos importantes que denotan los objetivos propuestos. El término general refuerza la idea de que la cultura que se fomenta tiene como destinatario a todo el pueblo y no a una élite o un pequeño grupo de privilegiados, lo que implica una democratización y masificación radical de la cultura. En cuanto a la integralidad tomamos lo expuesto oportunamente por Armando Hart cuando señaló "…el reto fundamental a escala universal viene dado por la disyuntiva: integralidad o fragmentación." (Hart, A., 2007-c, 15). Se trata entonces de tomar "…la orientación que nos viene de nuestra tradición intelectual y que está dirigida precisamente a la búsqueda de la integralidad de las diversas esferas de la cultura, la ciencia y la educación" (Ibíd., 15).

Frente a la visión de las élites egoístas que pretenden aislar las múltiples ramas o especialidades debemos defender una visión integral de las ciencias y de la cultura, sin desconocer la importancia fundamental que tiene en estos tiempos de innegables avances científicos la especialización, pero debemos reconocer que el valor definitivo de la cultura está en su integralidad. (Hart, A., 2008, 20). Esta es la visión más consecuente con la naturaleza híbrida de nuestro origen cultural, que Fernando Ortiz, definió como un ajiaco, por su mestizaje nacido de españoles, africanos, indios, chinos y diversidad de nacionalidades más. (Ibíd., 20).

Actualmente en Cuba se hacen realidad los sueños de Fidel Castro de formar profesionales del Derecho con una elevada cultura general integral. Este proceso de formación se realiza sobre bases científicas en correspondencia con las necesidades de la sociedad cubana actual. Los fundamentos de esta enseñanza se encuentran en el enfoque histórico cultural del psiquismo humano, cuyo precursor es el eminente científico ruso Lev Semenovich Vigotski que estudió los procesos de aprendizaje y el desarrollo. Vigotski aportó una interpretación dialéctico materialista al estudio de la psiquis y la personalidad.

El proceso de enseñanza aprendizaje en la Licenciatura en Derecho promueve el desarrollo integral de la personalidad de un profesional de las ciencias jurídicas. Por esta razón se hace necesario realizar un estudio científico de la personalidad y de otras categorías psicológicas en aras de poder obtener los objetivos formativos que caracterizan el proceso de enseñanza aprendizaje.

Se comparte en este trabajo investigativo el enfoque histórico cultural de la personalidad. L. S. Vigotski le atribuía una gran importancia a la misma, al extremo que consideró ¨…la síntesis psíquica superior (…) con toda justificación debe ser denominada personalidad¨. (1987, 50). La concepción de Vigotski por permite afirmar que para su análisis, la personalidad en desarrollo ocupa el eje central de los estudios en psicología.

Bajo este presupuesto se hace imprescindible una comprensión teórica de la personalidad, en nuestro caso desde un enfoque histórico cultural con el propósito de alcanzar los objetivos formativos que acompañan al proceso de enseñanza aprendizaje de los estudiantes de la Licenciatura en Derecho.

En esta tesis se asume una concepción dialéctico materialista de la categoría psicológica de personalidad y consecuentemente entendemos por ello ¨…el conjunto estructurado de propiedades y estados psíquicos internos, relativamente estables y superiores (sociales) que caracterizan a un ser humano como individuo. Ella participa generalmente de manera predominante en la regulación de la actividad del individuo como el nivel superior de dicha regulación¨. (González, D. J., 2005, s/p).

De esta manera se acepta una definición amplia y abierta que nos permite precisar la integralidad de los elementos de contenidos y dinámica que definen la personalidad como la categoría fundamental que nos permite explicar la regulación de la actividad y la conducta a partir de la búsqueda de la síntesis cada vez más compleja e integradora de la subjetividad humana.

Desde esta perspectiva, que es la asumida por el autor de esta investigación, el estudio de la personalidad ¨…supone explicar el porqué del comportamiento humano, toda vez que la personalidad interviene en la regulación, orientación, dirección y autorregulación del comportamiento, de modo estable, activo, integral y más complejo¨. (Fernández, L., 2005, 242).

La célula funcional de la personalidad lo constituye el control y la regulación de la conducta humana y en ella intervienen procesos cognitivos y afectivos. La función reguladora de la personalidad tiene enorme importancia como fundamento psicológico de esta investigación porque nos permite comprender la factibilidad de proponernos la formación de la cultura general integral en los estudiantes de la Licenciatura en Derecho.

Se comparte en esta investigación los criterios más actuales (Fernández, L., 2005 y González, D. J., 2005) sobre los elementos que integran la personalidad entendida como una subjetivación de la realidad en forma de sentidos psicológicos, un espacio subjetivo donde se conforman sentidos psicológicos diferentes, los cuales se intensifican en la medida que se van tejiendo entre sí, formando diversas configuraciones.

Un primer nivel de estos sentidos psicológicos de la personalidad lo constituyen las unidades psicológicas primarias que responden a un determinado contenido, a un operar, a un funcionar. Entre las unidades psicológicas primarias encontramos a las necesidades, motivos, rasgos del carácter, los intereses, etc. (Fernández, L., 2005, 238). En consonancia con lo anterior, se asume que un segundo peldaño de los sentidos psicológicos de la personalidad lo conforman las formaciones motivacionales complejas, distinguiéndose entre ellas: la concepción del mundo, la autovaloración, el desarrollo de los ideales y la motivación profesional (Ibíd., 471).

Entre las unidades psicológicas primarias, importancia esencial alcanzan las necesidades entendidas como ¨…la falta o la búsqueda de algo que el hombre siente como indispensable para su organismo o para el mismo como personalidad, incitándolo a actuar para lograr su satisfacción (Bermúdez, R., 2005, s/p). En el marco de esta investigación asumimos la necesidad como ¨la cualidad estable de la personalidad, portadora de un contenido emocional, que orienta al sujeto en una dirección igualmente estable de su comportamiento, en forma de relación o realización con objetos o personas; en este proceso se garantiza la expresión activa y creadora de la personalidad, que busca de manera activa nuevos niveles cualitativos en esa relación¨. (González, F., 1989, 55).

Las necesidades incluyen tanto las biológicas o primarias (comida, sed, sueño, etc.) como las necesidades superiores, también llamadas espirituales (de conocimiento, de goce artístico, de afecto, de comunicación, de amor, de amistad, etc. (Bermúdez, R., 2005, s/p). Este tipo de necesidades desaparecen con la salida del organismo de este estado de carencia, por ejemplo, la necesidad de comida desaparece cuando ingerimos alimentos. Las necesidades superiores o espirituales son insaciables, se mantienen de manera estable a lo largo de la vida del sujeto, por ejemplo la necesidad de investigación que desarrolla un estudiante para profundizar en un tema determinado. (Ibíd., s/p).

La psicóloga Fernández, L. profundiza en las necesidades de tipo superiores y expresa que ¨…son cualidades estables de la personalidad, de contenido emocional (positivo o negativo) reflejado como vivencias, (…), que dinamiza y orienta al sujeto en su expresión de relación con objetos y personas. Son insaciables, autopropulsadas, contradictorias. Son fuentes de autoimpulso y transformación, sin depender de modo linear del objeto externo. Está mediatizada por la acción de la personalidad en su vínculo con el medio.¨ (2005, 238).

En esta investigación se acepta que la necesidad activa el funcionamiento del individuo en forma de deseos, por lo que constituye una de las premisas indispensables de la actividad, pero para que el hombre actúe, debe ser capaz de reflejar aquel objeto que satisfaga su necesidad, el cual se convierte en motivo de su actividad. Con esta reflexión se ha introducido una nueva categoría para comprender el comportamiento del hombre que es el motivo y que debe ser tenida muy en cuanta en la formación de la cultura general integral de los estudiantes de la Licenciatura en Derecho, pues un educando desmotivado es muy poco probable que pueda alcanzar ese objetivo.

La concepción histórico cultural de la categoría motivo lo acepta como ¨la forma en que la personalidad asume, proceso, elabora sus diferentes necesidades. Son internos y se forman en la incidencia de la personalidad sobre sus necesidades. En su acción sobre la necesidad, la personalidad conforma el motivo portador de un contenido específico que la necesidad, en tanto fuente dinámica no desarrolla.¨ (Fernández, L., 2005, 239).

Se comparte en este trabajo investigativo el criterio de Bermúdez R. cuando afirma que el motivo es ¨todo aquello que estimula y conduce la actividad del hombre con vista a satisfacer sus necesidades, es decir, todo en lo que ha encontrado su encarnación la necesidad.¨ (2005, s/p). Es oportuno precisar su relación intrínseca con la personalidad, otra categoría ya estudiada, pues el motivo es un fenómeno interno de la personalidad, es una expresión de la personalidad como sujeto de la actividad, por ello el proceso de conversión de la necesidad a motivo es realizado por la personalidad.

Partiendo de estas reflexiones se comprende que la motivación es básica para la formación de la cultura general integral en estudiantes de la Licenciatura en Derecho. Muy relacionada con la motivación están los intereses que fueron definidos por Petrovski, A. V. como ¨…manifestaciones emocionales de las necesidades cognitivas del hombre¨. (1982, 122).

Compartimos el criterio de Bermúdez, R. para quien los intereses son ¨…formaciones psicológicas que expresan motivos cognoscitivos que estimulan al hombre a la búsqueda de conocimientos sobre un aspecto determinado de la realidad¨. (2005, s/p). A partir de esta definición se acepta que el interés expresa una atracción emocional del individuo en forma de vivencia afectiva de satisfacción hacia el conocimiento de determinados objetos, fenómenos o hechos de la realidad lo cual nos permite hablar de intereses.

Los intereses juegan un papel excepcionalmente grande ya que expresan la fuerza motriz de los objetos significativos de la actividad cognoscitiva y obligan a la personalidad a buscar activa y careadoramente las vías para satisfacer la sed de conocimiento y comprensión que surge en ella. Por ello afirmamos que ¨…los intereses se manifiestan subjetivamente en el tomo emocional positivo que adquiere durante el proceso de aprendizaje, cuando desea familiarizarse más profundamente con el objeto que ha adquirido significación para él, conocerlo más, comprenderlo¨. (Petrovski, A, V., op. cit, 122). De lo anterior se deriva la importancia de desarrollar los intereses, en los estudiantes de Derecho, para que adquieran una cultura general integral y para ello el profesor se tiene que fundamentar en las necesidades y motivos cognoscitivos del educando y propiciar a través de la asignatura que imparte su participación activa y creadora en este propósito.

Los intereses orientan y unifican lo que hace y piensa el sujeto. Dotan de selectividad la conducta del individuo y le indican la obtención de alguna esfera de la realidad. Funcionan de manera integral como un complejo sistema que se constituye en estilo de vida. (Fernández, L., 2005, 239).

Gracias a la interpretación dialéctico materialista y el enfoque histórico cultural de L. S. Vigoski sobre el aprendizaje y la formación y desarrollo de la personalidad se conoce con precisión que el proceso de construcción y reconstrucción del conocimiento es un proceso social, grupal y contextual pues ¨…toda función psíquica humana (el lenguaje, el pensamiento, la memoria) transcurre primero en el seno de los vínculos entre sujetos, hasta luego convertirse en cuestión privada, cuando cada uno de los participantes cristaliza su versión personal.¨ (Wong, A., 2006, 267). Sin embargo, en la práctica pedagógica de estos tiempos se continúa considerando este proceso como algo personal e individual, lo que lastra todavía el proceso de enseñar y aprender en condiciones escolarizadas.

Para alcanzar el objetivo propuesto de formar una cultura general integral en estudiantes de Licenciatura en Derecho se hace necesario ¨…comprender bien la conexión entre la enseñanza y el aprendizaje como una unidad dialéctica. Hoy se hace necesario la profundización en los recursos para la influencia educativa que debe tener lugar en el proceso de enseñanza – aprendizaje, como proceso único donde no se puede centrar la atención en uno u otro de los aspectos que lo comprenden, sino en su conjunto¨. (Ginoris, O., /s.a/, 1).

Para la psicología el aprendizaje es un ¨…proceso dialógico de construcción de saberes, subjetivación y producción de valores, y configuración de competencias culturales, a partir del que emergen cambios mediatos, duraderos, en el sistema de regulación y autorregulación comportamental del sujeto¨. (Wong, A., op. cit., 266). Esta definición hace hincapié en que el aprendizaje tiene su origen en la comunicación con otras personas, pues nadie aprender solo ni gracias a la intervención de algún poder extrahumano, lo que ratifica la idea de que este proceso es solo posible participando en alguna relación social de cooperación.

Como quiera que esta tesis se redacta desde las perspectivas de la Pedagogía y la Didáctica, el autor se acoge a la definición de aprendizaje formulada por Castellanos D.… et al. ,2002, 7) como ¨proceso dialéctico de apropiación de los contenidos y las formas de conocer, hacer, convivir y ser construidos en la experiencia sociohistórica, en la cual se producen, como resultado de la actividad del individuo y en la interacción con otras personas, cambios relativamente duraderos y generalizables, que le permiten adaptarse a la realidad, transformarla y crecer como personalidad.¨

La formación de la cultura general integral sin estos fundamentos pudiera parecer una quimera, algo inalcanzable por su amplitud y complejidad, sin embargo resulta factible si se diseña y se respetan los presupuestos esenciales del proceso enseñanza – aprendizaje. En esta tesis se comparten los criterios relativos a que hoy se requiere un proceso de enseñanza aprendizaje desarrollador para lograr el propósito de formar la cultura general integral en estudiantes de la Licenciatura en Derecho. En este sentido existen múltiples definiciones.

Según el criterio de Silvestre, M. y J. Zilberstein el proceso de enseñanza aprendizaje desarrollador ¨…constituye la vía mediatizadora esencial para la apropiación de conocimientos, habilidades, normas de relación emocional, de comportamiento y valores, legados por la humanidad, que se expresan en el contenido de enseñanza, en estrecho vínculo con el resto de las actividades docentes y extradocentes que realizan los estudiantes¨. (Silvestre, M. y J. Zilberstein, 2002, 16).

Un proceso de enseñanza aprendizaje verdaderamente desarrollador debe tener en cuenta que el mismo debe estar centrado en el alumno con el objetivo de lograr su independencia cognitiva que le permitan el metaconocimiento y el autocontrol de su propia actividad. Para avanzar hacia una concepción desarrolladora en la didáctica es preciso modificar la posición del docente en el proceso de enseñanza aprendizaje y lograr un mayor protagonismo del alumno, donde se supere el hábito de ofrecer al estudiante toda la información, pues se trata precisamente de lo contrario, que sea el alumno el que busque al menos una parte importante de esta, no como un proceso de redescubrimiento científico, sino como búsqueda reflexiva de la información que no posee, y que existe una orientación que le permita saber qué necesita, qué le falta.¨ (Zilberstein, J. y R. Portela, 2004, 183).

Partes: 1, 2
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