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Psicodinamia del envejecimiento (página 2)

Enviado por jose cukier


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El concepto, como un pájaro revolotea por la fronda del psicoaná-lsis de una figura a otra. Recala en todas las problemáticas, su materia se dispersa y se va transformando, sostenido por la idea del tiempo.

El envejecimiento desde la perspectiva temporal.-

Sendero del antes y el después; la actualidad y el recuerdo; el recuerdo y el olvido; los espacios dentro-fuera; la certeza y la duda.

*Consideraciones previas acerca del tiempo desde la perspectiva psicoanalítica. Algunas citas Freudianas.

El tema de la temporalidad tuvo múltiples alusiones en Freud.La relación entre filo y ontogeniala teoría de la fijación pulsio-nalla regresión pulsional y del yola vinculación entre repeti-ción y recuerdola temporalidad inferida en la construcción,las fases de la evolución libidinalla estratificación sucesiva de las huellas mnémicas, (Carta del 6 de Diciembre de 1896 a Fliess; donde le habla de la estratificación de los rastros mnémicos, que experimentan un reordenamiento como una forma de transcripción)la articulación en la fantasía entre pasado, presente y futuro "[…] el […] carácter temporal es sin duda escencial para el distingo entre la actividad en lo preconciente y en lo incon-ciente (1895c, 1897, manuscrito M)-La articulación de las huellas mnémicas por simultaneidad (pasividad y actividad), analogía y causalidad, (1900a). El criterio de simultaneidad implica, no so-lo un enlace de huellas mnémicas, sino una forma de tramitar la necesidad urgente de descarga pulsional, (1901b);(1914c)-La cua-lidad de lo transitorio, que tiene su valor en el agotamiento para siempre de la belleza del humano rostro en el tiempo, (1916a)-En "El Yo y el ello", (1923b), asumía que Eros, por opo-sición a la pulsión de muerte tiene por fin complicar la vidaEn "Nota sobre la pizarra mágica", (1925a), supone que el funcio-namiento discontinuo de la percepción constituye la base de la idea del tiempo, (1933a, conf. 31). La discontinuidad es funda-mental en la producción anímica del tiempo, y deviene del movimiento pulsional de investidura periódica y la desinvestidura posterior.

Con la investidura surge la conciencia, Freud, (1895) y la concienciadesaparece,cuandolainvestiduraseinterrumpe. Dinámicamente, entonces, el flujo, y reflujo libidinal, que genera la discontinuidad, necesita de dos lugares diferentes como requisito. A su vez este movimiento, es resultado de la tensión devenidadela relacionesintercelulares.

En fin que la complejización estructural preserva a la célula de la muerte tóxica en sus propias deyecciones, (1920g) y conlleva la complejidad, que deriva en tensión, que deriva en flujo, que deriva en ciclo, que marca el tiempo. Es comandado por Eros en oposición a la monotonía que manda Thanatos.

En la conciencia hay un doble registro, el pulsional como afecto; y el registro mundano como impresión sensorial. En la constitu-ción intrapsíquica del tiempo, es importante no sólo la captación de las diferencias sino la velocidad. La velocidad y sus diferencias genera el pasaje de la lógica de la simultaneidad, a la analogía donde impera la palabra, y con lo cual cada erogenei-dad tiene su especificidad. La velocidad incluye el concepto de duración que es producida por la complejización de distintas velocidades (afectivas y sensoriales), y la velocidad sensorial sesignificadesdela afectiva.

Desde la perspectiva temporal, el envejecimiento puede ser enten-dido como la progresiva instauración del borramiento entre un sistema de representaciones y otro sistema por venir. El lugar de integración del saber y la constitución de la historia; el instante de síntesis del pasado con un proyecto que va dejando de ser tal, por obra de un pensamiento fundado en la historia.

El yo que envejece registra e intenta armonizar la idea de lo probable con el sentimiento de posibilidad, lo fortuito que gene-ra sorpresa con el acontecimiento pasado. A cada instante éste pasado sufre reorganizaciones que dan por terminadas las ideas de verdad. La reorganización consiguiente se manifiesta como una revelación, un dato nuevo que asegura, o no, una más acabada significación. La toma de conciencia posterior exige una reelaboración que conduce a una puesta al día. Así visto, el envejecimien-to es, paradojalmente una actualización progresiva e incierta.

Mitos, religiones, escrituras, huellas infantiles, suelen cobrar actualidad con el envejecer y dirigen la relación del yo con sus ascendientes y descendientes.

Los vínculos con el mundo se van procesando según el sentimiento oceánico, Freud, (1930a). Con una sensación de "ser-uno-con-el-todo", semejante a una fase temprana del sentimiento yoico, del restablecimiento del narcisismo ilimitado.

El aparato mental dispone de experiencias potenciales, Breuer y Freud, (1895), que el envejecimiento, creatividad y modulación de las cargas mediante, (1933a, conf.31) está en condiciones de revelar. La representación coexiste con un fin, y entraña la ne-cesidad de conjugar incertidumbres; éstas son las responsables de la capacidad potencial. Representación, anticipación y juicio equivalena la represión de las representaciones,(1925h).

El índice de realidad que distingue percepción de representación, se conquista con la maduración del aparato.

La vigencia del envejecimiento garantiza la atención y el poder de anticipación. Ambos a su vez mantienen la continuidad del enejecimientoque,a la vez de conformarla categoría actualidad/

recuerdo, va constituyendo la diferenciación espacial afuera/a-dentro, referencia sustancial de la vida psíquica.

El aparato psíquico se despliega y vive en el espacio a través del ritmo temporal generado por los encuentros. El paso del tiempo es marcado por las pequeñas ausencias, separaciones, pérdidas y duelos que dan vida a la interioridad. Este es un con-cepto estructural y dinámico, en el cual el tiempo vivido, senti-do, da realidad al sentir.

El errar aprendiendo y aceptando el paso del tiempo; ligando y vertebrando transitar y ausencia, forma parte de la aventura del envejecimiento.

La mudanza de la incertidumbre a la verdad y su inversa, se constituyen sobre los ejes de la relación placer-displacer, incertidumbre-verdad, apoyados en el tiempo que les va dando materialización. Recordemos la "Carta a Romain Rolland… Freud, (1936a); "[…] Una se comportó como si […] se viera obligada a creer en algo cuya realidad le parecía incierta […] y ahora ya no le asombrará a usted que le recuerdo de la vivencia en la Acrópolis me frecuentara desde que anciano yo mismo […]", p. 214, 221, (my italics). Por la vía del recuerdo, el texto habla de la relación de Freud con la duda. Esta se debe a la incertidumbre que su realidad cultural le posibilitaba. Luego, cuando viaja, a Grecia la experiencia le permite verificar aquello que la cultura enseña y asi reducir la eventualidad.

Lo que antes era proyecto, pensamiento, es legalizado por el envejecimiento que le permite la verificación a través de la experiencia. Luego, viejo, ya no puede viajar y certificar lo que la cultura enseña.

En "Nota sobre la 'pizarra mágica'", (1925a), Freud genera la impresión de un correlato muy preciso de la imagen con su objeto aunque aclara que "[…] la pizarra mágica no puede "reproducir" desde adentro lo escrito […]", p.246.

Según este modelo las dificultades de la memoria serían la consecuencia de una falla material (que puede serla). Pero no contempla los trastornos mnémicos frecuentes en el envejeci-miento, producto de la distribución de la atención.

La atención se constituye cuando no hay concordancia entre las cargas pulsionales del deseo y las percepciones, Freud, (1950a [1887-1902]).

La memoria que envejece sufre alteraciones que el concepto de paraexitación podría dar cuenta. El aparato distribuiría la atención fragmentariamente de manera secuencial, con la finali-dad de evitar sobrecargas, en una distribución cuyo origen permanece desconocido.

El envejecimieno desde la perspectiva de su vinculación con las fuentes pulsionales.

Otro de los caminos a trabajar en la metapsicología del envejecimiento, se relaciona con las transformaciones en el ello, que es el sustrato mismo de lo que sucede en el psiquismo.

El sujeto es regido por el destino de su libido, y el envejecer afecta la aptitud para usufructuar su traducción psíquica. La modificación pulsional está ligada a cambios en las fuentes, Freud, (1915c), unida a cambios químicos, que junto con las tramitaciones orgánicas y de vínculo con el medio, van dejando marca.

Heinz Kohut, (1969, T. XXVl, N2, p.398.), nos dice que; "[…] el control final del jinete sobre su montura, quizás haya contado con la ayuda decisiva de que también el caballo ha envejecido […], en lo relativo a los poderes supremos de la naturaleza, todos somos 'jinetes domingueros', […]". Se refiere a lo dicho por Freud, (1923b), donde el compara al Yo en su relación con el Ello como al jinete que rije y refrena la fuerza de su cabalgadura superior a la suya, y que, al igual que el jinete, se ve obligado alguna vez a dejarse conducir a donde su cabalgadura quiere.

Hay dos tipos de cambio en las fuentes pulsionales:

I. Causas preparadas filogenéticamente.

I.a.Causas de la especie.

Freud, (1905d) sostiene (refiriéndose a los factores temporales) que "[…] la génesis de ésta propiedad humana habría que buscar-la en la historia primordial de la especie […]", y agrega que "[…] La secuencia en que son activadas las diversas mociones pulsionales […] parece filogenéticamente establecidas […] Ni siquiera podemos indicar la procedencia de esas complicaciones temporales de los procesos de desarrollo […]", p. 241.

La pulsión genital deja de tener hegemonía. Suele sufrir una caída que no afecta la posibilidad de crear, ésta se mantiene y aún puede ser convocada. Otras pueden tomar importancia (por ejemplo la ambición).

I.b. Factores hereditarios.

En estos factores tiene influencia la herencia familiar (no de la especie). En cuanto a la herencia cultural, o "razón de la humanidad", Freud, (1918b), queda el interrogante si en ésta no par-ticipa la eficacia del instinto, es decir de una predeterminación congénita.

II. Causas vinculadas con el contexto.

II.a. Aspectos generales. Para éstas causas voy a citar una defensa escasamente desarrollada por Freud. Me refiero a la defensa inmunitaria. Alude a la misma en las "Conferencias…. (1916-17, conf.24), y dice que "[…] por su propiedad de influir sobre todos los sistemas de órgano y todas las funciones, las neurosis actuales testimonian una inequívoca semejanza con los estados patógenos generados por la influencia crónica de materias tóxicas extrañas y por el brusco retiro de ellas […]", p. 353, (my italics). Con el correr de los años ("influencia y brusco retiro"), se intensifica una falencia de lo que actualmente llamamos sistema inmunitario. Defectos en éste para destruir fragmentos tóxicos generados por el propio organismo. Refiriéndose a la enfermedad de Basedow Freud señala que en ésta, la acción es debida a materias tóxicas, pero no a unas toxinas que se introducirían en el cuerpo como agentes extraños, sino que son engendrados por su propio metabolismo. Freud sostiene que en la enfermedad de Basedow, a diferencia de las neurosis actuales, hay exceso de toxinas químicas no sexuales. Posiblemente éstas, estarían ligadas a los trastornos inmunitarios y de autoconservación. En "Más allá del principio del placer", (1920g), sostiene que tenemos que aceptar que todo lo viviente, muere por fundamentos internos. Los productos del propio metabolismo poseen éste efecto conducente a la muerte y el organismo sucumbe por muerte natural. Esta es producida por insuficiente alejamiento de los productos de su propio metabolismo.

En el artículo "Sobre psicoterapia", (1905a [1904]), dice que las personas que se acercan a la cincuentena, o la sobrepasan suelen carecer de la plasticidad de los procesos anímicos. No están en condiciones de "ser educados" y por otra parte también, porque el material que debería reelaborarse, prolongaría indefinidamente el tratamiento. Este concepto es el que se conoce como perelabo-ración, que implica un cambio de significación, y no sólo movilización de cargas. Pero éste concepto que podríamos llamar de acumulación de material que confiere poca plasticidad, como si se esclerosara, o de viscosidad libidinal, permite entender que es envejecer. Envejecer se vincula con la acumulación de material en la línea de marcas erógenas dificiles de procesar, particularamnete de cicatrices originadas en heridas narcisistas. La viscosidad de la libido (1905d, p.221-2; 1915f, p.259; 1916-17, p.310; 1918b, p.105;; 1937c, p.243; 1926d. p.149-50; 1930a, p.105.; 1940a, p.182;) designa un carácter pegajoso, pastoso, adhesivo (Haftbarkeit), con capacidad de fijación (Fahhigkeit zu fixierung), inerte (Tragkeit).

Freud, (1920g), sostiene que la pérdida del amor y el fracaso dejan como secuela una cicatriz narcisista, que es el más poderoso aporte al frecuentemente "sentimiento de inferioridad".

Las pulsiones de autoconservación, imponen el camino de ir obedeciendo de una manera particular, a la tendencia al retorno a lo inorgánico. El camino de este retorno, es el camino de lo tóxico, por la imperfecta eliminación de las sustancias nocivas que se acentúa con el tiempo.

De todas maneras, éstas discusiones sobre los mecanismos de envejecimiento, son los conceptos actualmente disponibles pero no darían aún "explicación" cierta sobre el envejecimiento.

II.b. El problema de la éstasis de autoconservación.

La éstasis de la pulsión de autoconservación es resultado de la faltade procesamiento motrizypsíquicodelamisma.

El procesamiento motriz tiene lugar con la acción específica, y el procesamiento psíquico con el juicio de atribución, el de existencia o el juicio que diferencia interno de externo.

Freud, (1926d), establece una relación entre el dolor orgánico y la éstasis. A raíz del dolor corporal se genera una investidura narcisista elevada del lugar doliente del cuerpo. Esa investidu-ra aumenta cada vez más y ejerce sobre el yo un efecto de vaciamiento. El paso siguiente y extremo, sería la inversión de la autoconservación. Freud, (1940a), sostiene que hay personas en quienes la pulsión de autoconservación ha experimentado un trastorno (la traducción más acertada podría ser inversión), y parecen no perseguir otra cosa que dañarse y destruirse a sí mismos. El dolor, es entendido por Freud en términos cuantitativos; grandes magnitudes de exitación irrumpen en el aparato psíquico. Cuando la cantidad, supera la posibilidad de ligadura, queda abolida la conciencia. Para que surja vivencia de dolor, la tensión irrumpiente debe ser soportable. Ciertamente que gritar, implica una tendencia expulsiva, pero el dolor es anterior, y la libido narcisista se desprende en un esfuerzo por realizar una contrainvestidura, que se da automáticamente y conduce a un empobreci-miento pulsional global. Freud sustituye el concepto de "descarga interna" por el de "hemorragia interna" que alude a un estado de pasividad, y de inermidad del yo real primitivo. La energía de reserva que se pierde, es energía del yo destinada a la realización de acciones específicas.

Las perturbaciones en las pulsiones de autoconservación derivan de una tentativa de defensa ante una herida narcisista.

Merced a la hemorragia de autoconservación, la capacidad desin-toxicante y trófica va siendo desgastada por el dolor.

Freud, (1926d), dice que en la infancia son característicos el desvalimiento motor y psíquico. Ante la situación traumática, frente a la cual uno está desvalido, conciden el peligro externo y el interno. Acá se liga desvalimiento con situación traumática, sea que el yo vivencie en un caso un dolor que no cesa, o en otro una éstasis de necesidad que no puede hallar satisfacción. La situación económica es, en ambos, la misma. El desvalimiento motor encuentra su expresión en el desvalimiento psíquico.

Resumiendo: la vida provee situaciones traumáticas que producen dolor, que llevan a la éstasis de autoconservación. Con ello, y al mermar la posibilidad desintoxicante, se constituye en otro factor más de envejecimiento. Envejecimiento entendido como la crescencia de residuos cada vez más dificiles de procesar, que alteran la ecología intracorporal.

Secundariamente la libido sufre alteración en su tramitación y surge el desvalimiento psíquico. No hay investimiento de nuevos proyectos, alternativas para la identificación, el goce en el amor y en el trabajo.

Algunas pocas palabras acerca del dolor psíquico, que en éste período tiene una peculiaridad. Se expresa como la disminución del sentimiento de sí.

El dolor psíquico requiere previamente una investidura de nostalgia de un objeto que no coincide con el registro perceptual. Esta ausencia, se constituye como una herida para la libido narcisista. Hay un aumento de tensión libidinal, que inviste el lugar del registro de la ausencia, y por cuya herida se pierde tensión. Se genera una especie de recogimiento, Freud, (1887, Manuscrito G), debido a una hemorragia interna. Esta pérdida puede predisponer a la enfermedad psicosomática, -tan comunes en el envejecimiento- por pérdida de autoconservación con vaciamiento yoico y con ello se pierde la capacidad de desintoxi-cación, coadyuvando como otro factor más de envejecimiento.

El envejecimiento desde la perspectiva tópica.

Se le preguntó a Sófocles si la edad le permitía aún disfrutar de los placeres del amor, y Sófocles respondió, "[…] has de saber que todos los días hallo nuevos encantos en la conversación a medida que los placeres del cuerpo disminuyen y me abandonan […]". (diálogos entre Céfalo y Sócrates. Platón, República l). La libido despliega un movimiento signado por la creación de agregados de complejización creciente que Thanatos desorganiza. Lo singular de una fase del desarrollo no es solo la investidura de una zona, sino también el despliegue de una organización mental. La estructuración del psiquismo tiene, clásicamente, su colofón en la genitalidad. Culminaría con la carga pulsional de la función genital y la elección de objetos no narcisistas. Quiere la teoría clásica que más allá de ésta organización pulsional no exista otra que ofrezca apoyatura en un salto progresivo. La vida psíquica se construye con una progresiva apertura hacia los otros. Para ello la genitalidad ofrece un apuntalamiento privilegiado.

No obstante, la alteridad así descubierta, se continúa más allá de la genitalidad con el intercambio de palabras que van anudando relaciones distintas. Así como la estructuración mental se apuntala en relación con el cuerpo y sus funciones, las representaciones mentales creadas y catectizadas en el curso de la mentalización, con capacidad de dar apoyatura y producir efectos específicos, es por lo menos concebible. Sustenta la posibilidad de una fase más allá de la genital, ¿la postgenital?, que deviene con el envejecimiento; Paul-Laurent Assoun, (1983), p. 172.

Sin embargo, ocasionalmente, de manera coincidente, excluyente o alternativa, se produce con el paso del tiempo una fragmentación de la erogeneidad global del cuerpo.

Algunas zonas se hacen más erógenas que otras hasta adquirir una primacía parcial por sobre el resto, por ejemplo la prevalencia oral puede anular otras satisfacciones libidinales posibles.

En la carta del 16 de Diciembre de 1917 a Fliess, Freud que tenía 61 años y nueve meses, le dice; "[…] de hecho no hay nada extraño en que un hombre de mi edad note la inevitable decadencia gradual de mi persona […] trabajo espléndidamente todo el día […] y apenas puedo controlar mi apetito, pero ya no gozo del sueño como solía […]", (my italics). (Schur. op.cit. p.469).

La caída progresiva de la pulsión genital que reagrupaba las pulsiones parciales, determina que éstas recobren su autonomía apuntaladas por la pulsión de autoconservación y una parte del narcisismo. Presenciamos una verdadera desunión de las pulsiones y por tal motivo es que la exitación somática -no sexual- es pasible de hipertrofiarse, Freud, (1895b, 1910c).

El psiquismo luego de cierto umbral va a encontrarse desbordado y en estado de insuficiencia relativa. En la mujer cerca de la menopausia, Freud, (1937c) el "[…] domeñamiento de la pulsiones […] fracasa y se llega a refuerzos pulsionales en virtud de influjos colaterales recíprocos de las pulsiones. El resultado es que se evidencia "[…] el poder incontrastable del factor cuantitativo […]", p. 229.

En el "Esquema…, Freud, (1940a), sostiene que "[…] este proceso no siempre se consuma de manera impecable […] han preexistido fijaciones de la libido a estados de fases más tempranas, cuya aspiración independiete de la meta sexual normal, es designada perversión […]", p. 153. Estamos en el capítulo de las perversiones seniles.

La tarea de la libido es volver inocua la pulsión destructora y la desempeña desviándola hacia afuera, "[…]. Recibe entonces el nombre de pulsión de destrucción, pulsión de apoderamiento, voluntad de poder […]", Freud, (1924c), p. 169. Ninguna otra técnica de conducción de la vida liga al individuo tanto a la realidad como la insistencia en el trabajo, Freud, (1911c, 1930a). Cuando el contexto social va impidiendo la tramitación de la violencia mediante la inserción laboral, y éste no deviene de una forma genuina de tramitación pulsional, la imposibilidad de ligar la pulsión deviene en degradación y retorno al sadomasoquismo intrasomático. Este es un determinante capital en el envejecimiento. "[…] Si se me consiente alguna imprecisión, puede decirse que la pulsión de muerte actuante en el interior del organismo -el sadismo primordial- es idéntica al masoquismo […]", Freud, (1924c), p. 170. Cuando el sadomasoquismo es intracorporal surgen los diferentes caminos del enfermar originados en la menor ligadura posible de la pulsión de muerte.

La mayor o menor capacidad para el procesamiento de la pulsión, se vincula con los distintos elementos que participan en el envejecer personal (filogenia, familia, herencia y factores individuales). Dentro de los últimos interesa la forma de tramitar los traumas, Freud, (1892), "[…] Los traumas psíquicos […] desempeñan un gran papel en el desarrollo de la afección […]", p. 174.

Thanatos, como fuerza que se suma a Eros se va diferenciando.

La agresividad, diferente de la destructividad porque incluye la idea de cercanía y comunicación, da paso a la destructividad, que es antisocial y no presta fuerza.

La incipiente defusión que se va instalando acaba por hacerse completa, pulsiones de vida y muerte se separan. El fin se prea-nuncia con una suerte de "agonía libidinal", M. Dacher y M. Weinstein, (1979).

Ciertamente que la observación corriente de la economía psíquica subraya una retracción libidinal de los objetos, con pérdida de interés por el mundo y movilización sobre el Yo y el cuerpo.

Pero cabría plantearse si tal agotamiento no es solo aparente. Es decir, no es que se trata de una cantidad estática que nos es dada, sino un producto renovable en los redes de intercambios (apegos) que plantea la vida.

La posibilidad de intercambios tiene una vulnerabilidad depen-diente de las series complementarias de cada quién y de las servidumbres del yo. Es tentador y explicativo sustentar que el debilitamiento psíquico sigue el camino de lo somático. Pierde la capacidad de sistema abierto y reduce sus intercambios, se cierra y se destruye en un autoconsumo de recursos internos; a partir de éste momento necesariamente agotables, Freud, (1916-17, 1920g). Pero si pensamos que somos escencialmente deseantes y anhelantes, Freud, (1910c), la reducción de los intercambios no es de orden económico sino de sentido. Entonces la decadencia de los intercambios en el envejecimiento no es una necesidad; en todo caso la estructura subyacente va a regir la forma del esquema de intercambio con los objetos.

La única necesidad es la de la muerte.

Resumiendo. El envejecimiento es un proceso que se despliega en el devenir temporal.

Modifica las condiciones intrínsecas y la funcionalidad de todo cuanto existe. En los seres vivos culmina con la muerte y tiene modalidades genéricas que son las siguientes: universalidad, progresión, causalidad intrínseca, deterioro.

Es el trayecto, en un sendero, en un espacio de mutación de las identificaciones en el que se fusionan la leyenda, la ilusión, la magia y la lógica con hitos de olvidos y recuerdos.

Camino que con el tiempo lleva de la duda, la angustia y lo inesperado a la certeza y la prudencia. Camino en el que se va diluyendo el emprendimiento pero no el desear. Camino de duelo por los objetos y el cuerpo, por el narcisismo envuelto de su omnipotenciainfantil.

Del duelo que esperamos que otros hagan cuando la muerte venga a clausurar el destino.

Es una prueba irrefutable de realidad para todo sujeto.

Es un trabajo que se realiza sobre un objeto, ni interno ni externo, entre lo subjetivo y lo social, ¿transicional? (próximo a él pero sin movilidad, maleabilidad, ni capacidad de desaparecer del psiquismo sin huella).

Carga libidinal que se elabora, perelabora y progresa, y a medida que se acerca al término ese objeto del envejecer se reduce y se arruga. Luego de soportar la vida.

Devenir de itinerario azaroso con presencias y ausencias, entre el narcisismo y la alteridad, el placer y el dolor, el mundo de la vigilia y el mundo del dormir y el soñar.

Aceptando la idea de un "cuerpo sexuado y un cuerpo tumba", (S. Resnik, (1991), con sus confines, y asumiendo los límites del espacio vital. Adquiriendo un espacio interior con profundidad y volumen que albergue la capacidad de pensar, ilusionar, soñar, crear, extraviarse, reflexionar con emoción y luminosidad.

Epopeya dolorosa y fascinante.

Clínica del envejecimiento. Clínicamente el término envejecimien-to ha de distinguirse de senectud senescere (envejecer), aspecto normal; senilidad -senilis-senex- (anciano), aspecto patológico del mismo proceso.

La Organización Mundial de la Salud, determinó a los 65 años como el momento de inciación de la vejez, y "envejecimiento" al período que comprende entre los 55 y los 65 años.

Esta concepción artificial tiene sus variaciones culturales, históricas, sociales e individuales. Es una época de síntesis y creatividad, con realizaciones sociales y personales, de produc-ción científica, política, intelectual, industrial o militar; con puestos de poder, influencia y responsabilidad de decisión.

Suelen observarse un conjunto de rasgos que dan singularidad a ésta etapa.

Algunas manifestaciones clínicas más comunes y su justificación.

-Modificaciones del dormir. La fisiología, la clínica y la gerontología, más las descripciones subjetivas de pacientes, señalan una lenta disminución de la cantidad de horas de dormir a medida que avanza la edad.

Puede mantenerse la duración a expensas de la profundidad, Auffret, M (1960); Clement y Bourliere. F, (1960). Como hay una cierta fractura en el poder de la pulsión genital de subsumir a las demás, la pulsión parcial, va cobrando autonomía y eficacia. Al no ser suficientemente procesada se convierte en intrusiva e intoxicante. Puede expresarse como un fragmento psicótico, por ejemplo un fragmento anal primario, como en la psicosis de Schreber.

Las pulsiones parciales, debilmente sintetizadas, quedan prestas a recobrar autonomía por razones económicas. La pulsión parcial autónoma, adquiere carácter tóxico y puede aparecer proyectada en la exterioridad, volviendo como objeto amenazante. Ante éste el yo se encuentra inerme y para defenderse debe permanecer despierto, con violencia muda e impotente.

Como la pulsión es activa para el psiquismo y este es pasivo, emerge del desvalimiento gracias a una actividad perceptiva respecto del mundo, en la que participa un segmento motriz, (1950a [1887-1902]). Así estamos en presencia del insomnio. Freud, (1937c) dice que en la mujer cerca de la menopausia, y en el hombre desde mi punto de vista también, el domeñamiento de las pulsiones fracasa, y se llega a refuerzos pulsionales en virtud de "[…] influjos colaterales recíprocos de las pulsiones, y que es incontrastable el poder del factor cuantitativo en la causación de la enfermedad […]", p.229.

Debo destacar, una natural, normal y sana disminución del dormir ligada a una menor necesidad de reajustar los "relojes biológi-cos" porque hay mejores transacciones en la triple servidumbre del yo. Esto último se desprende de lo dicho en "Más allá…", (op.cit.), donde recuerda que en épocas de mayor madurez, el imperio del principo del placer está mucho más asegurado. Asimismo, el dormir puede ligarse a la muerte. Freud, (1928b), decía que Dostojevsky solía dejar notitas diciendo que temía dormirse de noche y caer en un estado de muerte aparente.

Al penetrar en los niveles profundos del dormir, se pierde el sentimiento de individualidad y con ello el yo tiene sensación de peligro, el que es experimentado como anticipación de la muerte. "[…] Sin embargo Eros, permite el estado de reposo, transformando el impulso de reposo en deseo placentero de dormir, y ofrece como premio, el retorno al vientre materno, […]". L. G. Alvarez de Toledo, (1951, p. 153).

Con el insomnio queda interferido el proceso normal de desintoxicación que produce el dormir. La intoxicación devenida, crea tensión vital pero a través de un síntoma, sustituyendo la vitalidad de los procesos pulsionales por estímulos dolorosos tensionantes que vienen del mundo. Tensión que es una manera de defenderse del principio de inercia.

-La modificación subjetiva del pasaje del tiempo. "[…] El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego […]". Jorge Luis Borges. "Nueva refutación del tiempo".

En el envejecimiento la perspectiva del tiempo comienza a ser tomada más en función de lo que falta por vivir, que el que ha transcurrido desde el nacimiento. Surge la conciencia de la finitud, marcada por el crecimiento de los hijos y la muerte de los padres. ¿Porque la sensación subjetiva de que el tiempo de vida pasa más rápido? y contrariamente el tiempo cotidiano parece lento con sentimientos de aceleración e impaciencia.

En este apartado intentaré dar respuesta metapsicológica a estos interrogantes.

a) La caída de la energía de reservas, es autopercibida y proyectada en el tiempo vital, y en consecuencia hay "menos tiempo por delante para vivir". Proyectada en el tiempo cotidiano surge el sentimiento de la falta de tiempo diario.

b) La disminución de Eros, conlleva la menor capacidad de ligar la pulsión, Thanatos cobra preeminencia con aceleración de la descarga inmediata. La urgencia de descarga proyectada en el tiempo genera la sensación de que "el tiempo pasa más rápido", y en el tiempo diario surge la sensación de que "se me voló el día."

c) La caída de la pulsión genital, se liga a la caída del placer que se articula con los ritmos, Freud, (1905d). La aceleración de los ritmos, produce el acortamiento de los ciclos, y la disminución del espacio temporal entre éstos, proyectado en el tiempo potencia el sentimiento de que el "tiempo pasa más rápido". La aceleración se vincula con la menor posibilidad de sostener una erogeneidad sin descarga.

d) La autopercepción de la aceleración, crea la sensación relativa de que las cosas pasan más lentamente en relación al tiempo propio, con sentimientos de impaciencia.

e) Con la caída de Eros, y la menor capacidad de ligar la pulsión, ésta se acumula y hay intoxicación la cual estimula la descarga, que potencia la ya producida por la pérdida del ritmo.

f) Las pulsiones sexuales son las que menos urgencia tienen para descargarse, ésta falta de urgencia es la mejor resistencia a la pulsión de muerte. La pulsión de autoconservación, tiene urgencia de descarga y esto determina la menor resistencia a la pulsión de de muerte.

-Creatividad y rasgos de carácter. En la tercera posibilidad de organización que describe Freud, (1940a), agrega que las investiduras libidinales "[…] experimentan una aplicación diversa dentro del yo, forman rasgos de carácter, padecen sublimaciones con desplazamiento de meta […]", p.153, (my italics). Así nos encontramos en el capítulo vinculado con la aparición de los hobbies, o de otros intereses que fueron desarrollados anteriormente durante la vida, y que van cobrando valor diferente según el punto de fijación de que se trate.

En cuanto a los rasgos de carácter, solo diré que los conflictos con la propia erogeneidad y con un superyó sádico pueden culminar en una creciente caracteropatización. Decía Freud, que se suele atribuir a los seres deformes o contrahechos, un sentimiento de envidia por la diferencia irreversible con los demás. La captación de una diferencia insoportable, que comienza a insinuarse en éste período, imposible de neutralizar por la desmentida, puede devenir en rasgos conflictivos de caracter e identificación con objetos decepsionantes. "A esta altura de mi vida, soy así y que me aguanten", expresión habitual que pretende evitar el desarrollo del sentimiento de envidia nivelando por lo bajo. El rasgo de carácter patológico se vuelve hegemónico y para sostenerse se puede apelar a algún tipo de poder económico, político o cognitivo que permite imponer el criterio. Se instala la lucha por el poder y la herencia con los más jovenes.

Decía Séneca "nulli ad aliena respiciente sua placent" (quien mira demasiado las cosos ajenas no goza de las propias). Esto viene al caso porque nuevos rasgos positivos suelen hacerse presentes en ésta época; mayor capacidad de introspección, serenidad y profundidad en el pensamiento, cierto desapego de los objetos materiales (otras veces su inversa como es la avaricia), mayor valorización de los afectos, búsqueda y reencuentro de antiguos vínculos, sentimientos religiosos y de solidaridad.

-Sentimiento de sí y de inferioridad. El sentimiento de inferio-ridad es la inversa del sentimiento de si; como respuesta a la inermidad yoica que produce la herida narcisista, Freud, (1917e). Deviene de la captación de la pérdida de recursos internos y el fracaso de las conductas sobrecompensatorias para desmentir la caída de tales recursos, (como por ejemplo la sobrecarga laboral, deportiva, status, recompensas, honores). Estas son un intento de restituir imaginariamente, una imagen de si identificada con el ideal para salvaguardar la autoestima. El ideal del yo, promueve en el yo sentimientos displacenteros (de inferioridad), en cuanto que está ubicado como negativo del yo ideal. No hay posibilidades intermedias. Para ello es necesario un funcionamiento esquizoide (lógica de las posiciones y la parte por el todo). La misma crea un estado de tensión narcisista, que opera como señal ante el peligro de colapso.

La búsqueda de recursos externos al sujeto, para sostener una imagen inferior dominante, sustituye lo que debe generarse internamente. En consecuencia la posición es de un equilibrio precario y de dependencia extrema. Este es el momento en que, ambición mediante y para neutralizar el sentimiento de inermidad, pueden cambiarse las metas por otras con las alternativas siguientes: l) abandono de una meta genuina previa por una genuina actual; 2) abandono de una meta genuina previa por una no genuina actual; 3) abandono de una meta no genuina previa por una no genuina actual; 4) abandono de una meta no genuina previa por una genuina; 5) formas mixtas. Pueden despertarse también capacidades postergadas y esta posibilidad plantear la alternativa entre lo que es y no es genuino. Al perder la pulsión genital su hegemonía, las pulsiones parciales recobran autonomía, que al ser tramitadas devienen en ideales que motorizan las disposiciones postergadas.

Puede ser que no haya replanteo, o que el mismo quede solo como tal. La autoestima se mantiene en proporciones variadas desde el interior o desde el mundo. Pero el entusiasmo, proviene solo de lo interno y de cuanto hay de creativo o de identificatorio en el acto de trabajar. En el extremo patológico, surgen las a-dicciones como estimulantes engañosos y los tratamientos para "rejuvenecer". "[…] Cuando acaba de renunciar a todo lo perdido […] nuestra libido queda de nuevo libre para si, todavía somos jóvenes y capaces de vida, sustituimos los objetos perdidos por otros nuevos […]". Freud, (1916a), p. 311, a los 60 años.

Jóvenes, se refiere Freud a la actividad mental creativa.

Esta deviene de la serenidad y la capacidad para ver la belleza presente y futura; y que necesita ser constantemente reconquistada en la incesante lucha por la vida.

-El problema del poder. La voluntad de poder, es un patrimonio yoico, y la manera más decantada de la tramitación de la pulsión de destrucción y ésta de la pulsión de muerte, Freud, (1924c). El estudio del poder requiere de algunas consideraciones acerca del trabajo. Freud (1912a), sostiene que ninguna otra técnica de conducción de la vida liga al individuo finalmente a la realidad como la insistencia en el trabajo. Permite que las aspiraciones homosexuales, sean conducidas a nuevas aplicaciones con sectores de las pulsiones yoicas para constituir las pulsiones sociales, y gestan así la contribución del erotismo a la amistad, la camaradería, el sentido comunitario y el amor universal por la humanidad, Freud, (1930a). El trabajo, como forma de ligadura de la pulsión homosexual evita que la violencia fraterna culmine en asesinato o en práctica homosexual. ¿Qué sucede cuando el contexto social va impidiendo la tramitación de la violencia mediante la inserción laboral?, ¿qué sucede, cuando la transfor-mación en la voluntad de poder se pierde, y deja de ocupar un lugar que tenía una investidura narcisista muy alta? La respuesta requiere reflexionar acerca del doble valor que puede reconocer el trabajo.

a) El trabajo ligado a una forma genuina de tramitación pulsio-nal. Aunque claudique la inserción laboral, el trabajo continúa toda la vida con alternativas de salida creativas. Puede perderse la posición relacionada con el poder sobre otro, con todo lo que éste plano implica como forma de tramitación de la propia hostilidad, pero conservando el poder interior. Este poder interior es un derivado del trabajo psíquico y de una armonía pulsional. Provee un estado de bienestar. El ejercicio del poder "sano", tiene que ver con el ejercicio del poder sobre uno mismo, ligado a la fusión pulsional, opuesto al estancamiento, que es repetición y muerte. Y sobre todo vinculado al placer de rescatar capacidades no desarrolladas, o que preexistiendo adquieren nuevas formas. El procesamiento pulsional, puede alcanzar en ocasiones su tramitación genuina en los hobbies, acordes con la legalidad de cada quien. Otro aspecto vinculado al poder sobre uno mismo, se relaciona con el retorno a una lógica más elemental.

De una posición arrogante e ilusoria, que supone el cuerpo como una unidad cerrada sobre sí mismo y autoabastecida, puede sustituirse por otra más primitiva en que cada cuerpo, vinculado a otro, forma parte de una totalidad. Freud, (1920g), supone el cuerpo constituido por células que para sobrevivir y reproducirse, requieren unirse con otras diferentes. Podemos pensar que en los vínculos entre las personas, tiene vigencia la necesidad de neutralización recíproca de los excesos, la protección mutua, el cuidado contra los intrusos. Todo ello, asegura la cohesión libidinal, pero requiere del poder sobre uno mismo. Implica renunciar al narcisismo omnipotente, reconociendo necesidades y limitaciones; las propias y las ajenas. Se instalan nuevos vínculos de trabajo y nuevas relaciones intergeneracionales.

b) El trabajo ligado a un sentimiento de injusticia y vinculado al ejercicio de un poder despótico. Mientras la inserción laboral se mantiene, la ligadura psíquica se expresa bajo la forma de protesta permanente, anhelando un paraíso no laborable. Se trabaja por coerción, como obligación de conectarse con el mundo. Coartado el trabajo, la voluntad de poder deviene en un camino inverso. Puede conservarse en la pulsión de apoderamiento o hacer una degradación mayor hacia el proceso orgánico. La violencia no descargada vuelve sobre sí.

Cuando el trabajo no puede usarse como poder sobre otro, porque es coartado por el medio o por el odio al trabajo; la imposibi-lidad de ligar la pulsión deviene en degradación y retorno al sadomasoquismo intrasomático, y determinante capital en el envejecimiento, Freud, (1924c). Cuando el sadomasoquismo es intracorporal, surgen los diferentes caminos del enfermar, originados en la menor ligadura posible de la pulsión de muerte. Esta ligadura implica un desprendimiento cada vez mayor del cuerpo, para dirigirse a productos cada vez más sublimados y transformarse en la voluntad de poder, como expresión más benévola. Cuando falta la ligadura, estamos en la antesala del desencadenamiento psicosomático. Una depresión convencional preexistente, puede adquirir un carácter orgánico, porque ligada a la claudicación de una fuente pulsional, conduce a la ruptura de un equilibrio químico.

La mayor o menor capacidad para el procesamiento de la pulsión, se vincula con los distintos elementos que participan en el envejecer personal (filogenia, familia, herencia y factores individuales). Dentro de los factores individuales interesa la forma de tramitar los traumas. Freud, (1892), (1916-17 [1915-17]).

-Generación intrapsíquica de un espacio para el nieto.

La observación clínica de pacientes en la época del envejecimiento demuestra con llamativa frecuencia, la aparición de un espacio mental en el cual se desarrolla la fantasía de tener un nieto.

Va cobrando fuerza hasta convertirse en un deseo, a veces im-perativo. Dentro de los esquemas congénitos adquiridos por vía filogenética, que conforman el núcleo del inconciente, ¿podríamos incluir un esquema hereditario referido a un vínculo del abuelo con su nieto? Un esquema que puede encontrar su plasmación en la exterioridad, pero aunque así no fuere, se genera intrapsíquicamente y por proyección busca apoyatura en un objeto contingente. Dice Freud, (1918b), que el factor hereditario es admisible, cuando el psicoanálisis, obedeciendo al correcto itinerario de instancias, cae sobre la pista de lo heredado tras irrumpir por el estrato de lo adquirido individualmente. Comenzando como espacio psíquico para fantasear con el nieto, se manifiesta luego con mayor vitalidad, y necesita de un objeto en la realidad para satisfacerse. O bien puede transmudarse en creatividad o sublima-ción, acorde a la disposición de cada cual. Surgen los nietos intelectuales, (políticos, artísticos, científicos). Asi como al nacer aparece una pulsión de dormir, Freud, (1904b), con el comienzo de la noción de finitud aparecería el deseo del nieto. El advenimiento de una nueva cosmovisión en la presenesencia incluye la necesidad religiosa, el sentimiento oceánico, y la necesidad del nieto. Este se incluye en una representación grupo más compleja y abarcativa, que exige el desarrollo de ciertas funciones intrapsíquicas, que se refieren a un operador que conduce al yo de un tipo de configuración más simple a otra más elaborada. Este es el papel de los iniciadores.

Freud mencionó fragmentariamente el concepto de iniciador (1905e, 1908e, 1910c, 1918a, 1928b). Existen iniciadores laborales, del lenguaje comprensivo, de la sensualidad (masturbación, secretos del sexo o la actividad erótica), iniciadores de la actividad sexual, intelectuales. El vínculo con el nieto se presenta primero como relación intrapsíquica del yo con las representaciones, y sólo luego con personas del medio. En nuestro caso, puede expresarse como la simpatía o la "adopción" de nietos sustitutos, o el desplazamiento a derivados como por ejemplo los sobrinos,(reales o protésicos), o los nietos de amigos.

Se trata de representaciones preconscientes, que tienen el valor de una transacción entre los deseos edípicos revertidos, del narcisismo y de la conservación de la especie constitutiva de Eros. Luego, por proyección, busca plasmarse en el mundo. Otros niños ajenos, pueden operar como una suerte de "iniciadores" que nos encaminan hacia el nieto propio. Este iniciador al nieto, ofrece una transacción entre la necesidad y la frustración de la realidad. Los remanentes de libido genital despertada tan frecuentemente en la cincuentena, Freud, (1910c), invisten la representación del objeto, para luego buscarlos en la exterioridad.

-Generación intrapsíquica de un espacio para la muerte.

Sigmund Freud tenía preocupación por la muerte en la epoca de su envejecimineto, tal como se desprende de los trabajos siguientes. Cuando desarrolló el tema de "El motivo de la elección del cofrecillo", (1913f), trabajo donde despliega la temática de el Rey Lear, tenía entonces 57 años. Le preocupaba el tema del poder y la herencia. Al respecto, sugiere el Dr. Horacio Etchegoyen que éste trabajo era contemporáneo a las decisiones de Freud acerca de la creación de la asociación psicoanalítica internacional, pero que que tenía sus incertidumbres acerca del legado. Sus dudas estarían dichas en las palabras de Lear. Dice Freud "[…] La creación de las Moiras es el resultado de la intelección que advierte al ser humano que también él es parte de la naturaleza, y por eso está sometido a la inexorable muerte […] el hombre viejo en vano se afana por el amor de la mujer […] solo la […] callada diosa de la muerte, lo acogerá en sus brazos […]", p.317.

Schur (op.cit.), opina que en yddisch, idioma que Freud conocía, moira, (mejor dicho "moire"), significa temor y no destino. Se insinúa el miedo, "moire", a la muerte.

En 1914, en carta a Abraham del 25 de Agosto dice "[…] ¿Qué son las esperanzas, qué son los proyectos, hechos por el hombre débil y perecedero […]", Schur, (op.cit. T. II, p.436). (my italics). Con la cita de Braut von Messina de Shiller se le hace evidente la finitud de la vida.

En su trabajo "De guerra y muerte temas de actualidad", (1915b), termina el ensayo y dice "[…] Si vis vitam para mortem: si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte […]", p. 301, refrendando lo que ya se viene configurando de años atrás. (my italics).

En 1927, cuando Freud tenía 71 años, reflexiona sobre un recuerdo ya lejano, en 1904, cuando se preparaba para ingresar a la cincuentena. Evoca que "siendo ya un hombre maduro" visitó por primera vez la colina de la Acrópolis en Atenas, y el embeleso se le mezcló con un sentimiento de asombro y de incredulidad ante lo que veía, como un intento de desautorizar la realidad. Freud analiza la denegación por culpa ante el padre, y concluye: "[…] parece como si lo escencial en el éxito fuera haber llegado más lejos que el padre […]". Cuando en 1936, ya anciano, en la carta abierta que le escribe a R. Rolland, (1936a), en ocasión del septuagésimo aniversario de éste, introdujo una prevención acerca de su propia edad y le dice "[…] soy diez años mayor que Ud., mi producción languidece. Lo que en definitiva le ofrezco es el don de alguien empobrecido que 'ha visto antaño días mejores' […]". Los años mejores se refiere al recuerdo en la Acrópolis (esos restos empobrecidos de la 'gloria de los Antiguos', que remiten al padre). La dicha, quedó empañada por una 'moción de piedad', y agrega en la carta "[…] Y ahora ya no le asombrará a Ud., que el recuerdo de la vivencia de la Acrópolis me frecuentara desde que, anciano yo mismo, me he vuelto menesteroso de indulgencia y ya no puedo viajar […]". Freud en la cincuentena, tiene una "moción de piedad", expresión de su identificación con el padre, y al ver las ruinas, deniega la realidad y la dicha. Entonces el interrogante "¿Todo esto existe efectivamente tal como lo aprendimos en la escuela?" puede ser una pregunta proyectada al futuro que podría ser así: ¿Efectiva-mente nos volvemos viejos, en ruinas?. Esta pregunta es respondida 30 años más tarde; al decirle a Rolland, "[…] anciano yo mismo me he vuelto menesteroso de indulgencia […]". p. 214-21, (my italics). En 1904 no quería ver las ruinas a las que está condenado el hombre, y la desdicha que eso produjo en su ánimo, pero ya se estaba configurando en su mente y proyectado como construcción exterior; el espacio sobre el cual se interrogaba. El espacio de la muerte.

En el manuscito de "La escisión del yo…", (1940e [1938]), que fué terminado el 2 de Enero, y preguntándose sobre el costo de la desmentida recurrió a un dicho "[…] como se sabe solo la muerte es gratis […]", p.275, referencia al territorio final de la vida individual.

El 22 de Agosto de 1938, en "Conclusiones ideas y problemas", (1941f [1938]) dice; "[…] Mística, la oscura percepción de sí del reino que está fuera del yo, del ello […]", p.302.

El 16 de Noviembre de 1938, escribió "Antisemitismo en Inglaterra", (1938c), y cita un dicho en francés; "El ruido es para el fatuo/la queja es para el tonto/el hombre honesto engañado/se va sin decir palabra.", p. 303. Referencia a las posibles alternativas de despedirse de la vida; engreimiento, rezongo, honesto silencio. Se inicia el contacto del yo con su núcleo en el ello, el acceso al componente letal, a la pulsión de muerte. De igual manera que en la mística, se progresa en el encuentro con esa nada. Freud afirma que en el origen, el yo aún no se halla separado del ello, (1923b), y en ese momento el yo solo tiene conciencia del ello. El mundo de las percepciones aún no está investido y no se han constituído las huellas mnémicas. Para que el yo, tenga conciencia del ello, necesita de un contexto empático para que la magnitud pulsional no resulte aniquilante para lo anímico.

Se inicia una posición, en la cual en lugar de privilegiarse lo del mundo, se exalta el enlace con los procesos pulsionales, con el núcleo de lo vital. Los vínculos con el mundo se tramitan según el sentimiento oceánico Freud, (1930a), con un sentir que alude a "ser-uno-con-el-todo", parecido a una fase temprana del sentimiento yoico, intentando la recuperación del narcisismo sin límites. La unión con el ello es proyectada en el exterior.

Se genera una exterioridad temporo espacial por proyección, un espacio anímicamente habitable, nuevo, pero que siempre estuvo, que va preparando el camino hacia momento final de la vida.

Al abrigo de un superyo amparador, heredero de los primeros vínculos, se va transformando el territorio ajeno en familiar. Este camino se acerca asombrosamente a los comienzos.

La capacidad para reconocer la finitud de la existencia, y aceptando la pena que este decubrimiento produce, es quizá, el logro psicológico más grande.

Cuando se alcanza la certeza de la muerte, el sentimiento oceánico inicial, que se experimenta de manera pasiva y transitoria, se trasmuda en un sentimiento cósmico, Kohut, (op.cit).

Este es perdurable, creativo y resultado de una actividad del yo.

Finalmente, y solo a veces, se atisba el camino de la sabiduría.

Esta implica la aceptación de los límites de las capacidades físicas, intelectuales y emocionales, en una síntesis. Una amalgama de adquisiciones cognitivas, con el enriquecimiento que acompaña a la renuncia de los ideales narcisistas, apoyado en la firme convicción de un sistema de ideales. Es el momento en que se puede vislumbrar el resultado victorioso de la personalidad total, durante la vida.

Viñeta clínica.

La carta de Mario.

Mario, un antiguo paciente que en la actualidad tiene sesenta años y que se había analizado conmigo,me escribió una carta. La carta decía así:

Querido Domingo.

Resulta difícil guardar la calidad de hombre ante un psicoanalista. Prefiero el de amigo y contarte las cosas que me están pasando en éste momento de mi vida. Por vez primera mi cuerpo, amigo de toda la vida, da señales de que en algún momento dejará se servirme como lo hacía. Y tengo sesenta años. No estoy tan flojo como para entregarme al miedo, pero comienzo a pensar que llegué a una edad en que se vislumbra la derrota anunciada, aunque no sé si aceptada. Siento que se avisora ese fin hacia el cual todos avanzamos, sin tregua.

El juego misterioso del amor que va de un cuerpo a otro cuerpo, las nociones de tibieza e intimidad, agonía, jadeo y grito se van trasmudando dificultosamente en recuerdos y palabras.

El ardor languidece. Vivo incrustado en mi cuerpo con el recuerdo embotado de los goces que, con menor frecuencia que antes reaparecen. De muchas delicias que paulatinamente me abandonan, el sueño es una de las más valiosas. Aquel sueño perfecto de dos cuerpos que sigue al amor, la inmersión inevitable y ansiada, los ritmos y los alientos van sufriendo de una extraña interdicción. Los fulminantes sueños adolescentes, vestido, sumido en una experiencia pletórica, voluptuosa, plena y sin tiempo… hoy se expresan como un breve sopor equivalente.

El tiempo que necesito se manifiesta por unidades más pequeñas. El insomnio se obstina y resiste a mi inteligencia. En la oscuridad, pienso, y no puedo confiar en el fluir de las cosas. No quiero abdicar. Temo dejar de ser. Los pensamientos traen paisajes de mi vida, diversos y amontonados. Muchos caminos me llevan a ninguna parte, diversidad y desorden, materiales diversos, cultura, instinto, vicios, virtudes, presagios, fatalidades, delirios ocultos, historias de encuentros y desencuentros, el nacimiento de mis hijos, mis nietos, servidumbres inútiles, desgracias innecesarias, amantes que me hicieron sufrir y gozar, alegrías efímeras, los viajes con la ruptura de los hábitos y los prejuicios, enfermedades, amores no correspondidos, amistades vendidas, las desdichas causadas por la simple naturaleza de las cosas, dolores, violencias, venganzas y muerte, magia, fuentes, deseos, proyectos, fantasmas; acontecimientos para mi extraordinarios que son en verdad parte de la vida misma; vida única e intransferible, acaso trivial. Buscando un interlocutor para transformar lo no decible en decible, encuentro la máquina de escribir como vínculo sin destino, en la noche silenciosa.

Recuerdo a mi papá, Francisco Germán. Vino al país en la década del veinte, casado y con un hijo, mi hermano mayor. Era un hombre abrumado por las preocupaciones de cosas que nunca sucedieron. Obrero, trabajador, agobiado por las ambiciones de riqueza no satisfechas, se iba eclipsando; solo las canciones entonadas en soledad, le brindaban algún remanso de alegría. Su vida se agotó en el cotidiano esfuerzo sostenido por la ilusión de que yo fuera un profesional exitoso. Solo deseaba vivir para asistir a mis éxitos, pero sucumbió a los cincuenta y ocho años cuando yo tenía veintiuno. Hoy creo que si hubiera asistido a mis logros, no se habría deslumbrado para nada. Su orgullo y esperanza eran tan grandes que dificilmente yo podría agregarle nada.

Recién ahora, que tengo mis hijos, creo entender lo que el pudo haber sentido.

No puedo hablar de todo esto en casa, ni del dolor precordial que tuve en estos días. No los quiero preocupar, o tal vez, como me decías vos, querido amigo, es un intento de reducir todo a un dolor puntual y tansitorio cuando en realidad es una temática. Entonces no tengo más remedio que llevarlo en soledad, los oca-sionales interlocutores externos no son válidos, son más jóvenes, saben, pero no vivencian.

Alguna vez vos me decías que cuando no puedo decir de mis angustias de muerte, ésta, a falta de vestiduras o de palabras, se muestra como angustia, mutismo, buscando un interlocutor durante el insomnio.

Por momentos abandonado a la muerte me escapo de ella huyendo a la máquina de escribir como interlocutor. Pero ésta me da una respuesta inerte, muda, que contiene a la muerte.

No obstante siento que tansformar estas vivencias en texto, en literatura postmortem puede ser un forma de modificar la relación con las parcas.

Mi madre pasó el resto de su vida hasta lo noventa y tantos años en consagrada viudez. En las escuelas los maestros, encerrados en los límites estrechantes de sus escasos saberes, ejercían sus despotismos. Llegué a querer entrañablemente a algunos que me permitieron penetrar en el misterio de los textos. En el más allá de lo manifiesto. En la adolescencia y la juventud temprana me apasioné por el estudio infatuandome de conocimientos pero amando muy poco. Tenía la convicción de que era Dios.

La adoración que a escondidas mi padre me tenía, así lo demostraba. En ningún momento llegué a pensar en esas señales el precipicio de mi locura o prepotencia. Por el contrario eran la exigencia para redoblar el esfuerzo humano y acercarme a una realización en consonancia con el modelo supremo.

Algunos pocos años después la muerte de mi papá se encargó de apagar tantos brillos ilusorios y me arrojó, solitario, a la inmensidad del mundo, a los límites, a las malas noticias, a mirar por primera vez a la vida cara a cara tal cual es. Las fechas se confunden y mi memoria compone un todo. Recientemente falleció mi hermano mayor de la misma dolencia que papá. No pudo morir a su manera y siguió los caminos de nuestro viejo. Espero encontrar un camino diferente para mí.

Hoy, mi apreciado Domingo, pienso en mi sucesor y deseo no llegar a una vejez con esa sequedad ausente de todo deseo. Cuando me siento optimista estoy convencido de que pasó la época de la prisa y estoy en la época del tiempo y la cosecha. Siempre supuse que la falta de descendencia eran intentos vanos de conquistar la muerte. ¿Serán en verdad mis hijos el seguro de la inmortalidad, o solo queda un hueco vacío lleno de nada?

El menor, Luciano, terminó de cursar recientemente el colegio secundario, y en esos días me sucedió algo que te quiero contar. El día en que se hizo la fiesta de fin de curso tuve que hacer unas diligencias por los alrededores de la capital y tarde casi tres horas en regresar a casa cuando normalmente nos son más que cincuenta minutos de auto. Manejé casi obnubilado y a pesar mío, sin saber como, aparecía compulsivamente en varios cementerios de los alrededores. Por la noche, en el colegio, en el acto de despedida, le saqué un rollo entero de fotos y a la mañana siguiente, medio dormido descargo la máquina y velé involuntariamente los negativos. En el mismo día que el da marcas de irse, el dolor y la rabia por la pérdida y la conciencia de que empuja mi fin me llevan a velarme y pasar por los cementerios. ¿Como produje este destino para mi y mis hijos?, ¿como tengo la esposa que tengo? Ahora que ellos se van, me queda el vivir con quién elegí hace treinta años. Mi mujer Eva se hizo la cirugía estética para conjurar el peso del tiempo, y no le puedo mirar a los ojos. Es como que todos los años, los de ella y los míos, me miraran desde afuera convocados por la disarmonía estética de su cara. El dolor por la muerte propia y de los míos, se va paliando con el consuelo de Luciano y el nacimiento del nieto que me anuncia Miguel.

¿Que significa morir?. Para mí es que nadie se acuerde nunca más de mi. Luciano y este anuncio del nieto son como injertos revitalizantes. Mi familia, los chicos, los nietos creo que son, en definitiva el mejor resguardo para la vejez.

Con ellos tengo la certeza que me han de velar, y enterrar y acordar de mí. Alguien dirá una oración por mi.

Y eso es como seguir viviendo.

Hay una suerte de reconciliación.

Un fuerte abrazo.

Mario

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Gagey, J. (1992). ¿Razonar psicoanalíticamente el envejecer?.

en "La cuestión del envejecimiento". Biblioteca Nueva.Madrid.

Kohut, H. "Formas y transformaciones del narcisismo", Rev. de Psicoanálisis. 1969. T. XXVI, nro. 2. Lohlé. Bs. As. 1980.

Péquignot, H. (1981) Viellir et étre vieux. Paris. Vrin.

Resnik, Salomón (1991). Espacio mental. Siete lecciones en la Sorbona. Ed. Julian Yebnes, S.A. Madrid. España.

Schur, M. Sigmund Freud. Enfermedad y muerte en su vida y su obra. Ed. Paidós. Buenos Aires. 1980.

Doctor José Cukier. Curriculum Vitae.

CURSOS DE POSTGRADO Y DOCENCIA

-Medico Psiquiatra.

-Psicoanalista Titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

Profesor del Instituto de Psicoanalisis de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

-Profesor del Centro Racker de la Asociacion Psicoanalitica Argentina

-Profesor de cursos del interior de la Asociación Psicoanalítica Argentina

-Profesor de los cursos de postgrado de la Sociedad Argentina de Psicología Médica, psicoanálisis y Medicina Psicosomática de la Asociacion Medica Argentina

-Profesor de la Escuela de graduados de la Asociacíon Médica Argentina.

-Presidente de la Sociedad Argentina de Psicología Médica Psicoanalisis y Medicina Psicosomática, de la Asociación Médica Argentina.

-Consultor del Comité Honorario de Compendios Argentinos 1991.

-Miembro Honorario de la Asociación Médica Latinoamericana.

-Maestro de la Medicina Latinoamericana. (Asociación Médica Argentina y Latinoamericana).

TRABAJOS PUBLICADOS.

1- "Más sobre iatrogenia o el poder del analista". En co-laboración con Beatriz Dorfman Lerner. XlV Congreso interno de APA. Bs. As. 1984. T.2. p.269.

2- "El limite de la agresión y la agresión del límite." En colaboración con Beatriz Dorfman Lerner. XV Congreso interno de APA. Bs. As. 1985. p.102.

3- "La educación y la Institución escolar. Una forma de malestar de nuestra cultura". XVl Congreso Interno de APA. 1986. p.169

4- "Perturbaciones en el desarrollo temprano. Su abordaje desde la familia." En colaboración con Blanca Montevecchio y Isabel Oliver. Ponencia oficial de A.P.A. en el XVl Congreso Lati-noamericano de Psicoanálisis. Fepal. Mexico. 1987. Publicado en las "Memorias del XVl Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis y del Xl precongreso didáctico". T.l. p.303. Mexico. 1988.

5- "El lugar del hijo en el drama familiar." En colaboración con Blanca Montevecchio y Isabel Oliver. XVl Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis. Fepal. México. 1987. Publicado en las "Memorias del XVl Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis y del Xl precongreso didáctico". T. ll. p.175. Mexico. 1988.

6- "La didactogenia." XVl Congreso Interno y XXVl Simposium de APA. El Psicoanálisis y la Sociedad Contemporánea". T.l. p.95. 1987

7- "Una pareja compartida." En colaboración con Beatriz Dorfman Lerner y Nelida Sakalik. Primer Congreso Argentino de psicoanalisis de familia y pareja. T.2. p.491. 1987.

8- "Cambio psíquico". Delimitación conceptual a partir de los textos freudianos. XVlll. Congreso Interno. APA. p.104. 1989

9- "Patologia de la didactogenia". Publicado en la Revista de Psicoanálisis. T. XLVll. N. 1. 1990.

10- "Sigi". un estudio acerca de la complejización de los ideales del profesor Sigmund Freud. Revista de Picoanálisis T. XLVll. N. 5/6. 1990.

11- "Los estudiantes clónicos". Diario Página 12.- 21.3.91. Año 4. N 1170. P. 18/21. 1991.

12- "Efectos de la patología narcisista en la enseñanaza. Didactogenia. Nuevas reflexiones." – Obtuvo el Premio Prof. Dr. Luis María Martinez Dalke del Congreso Argentino del Colegio de Psiquiatras, 1989.-Aceptado por el Congreso de IPAC 1991 realizado en Buenos Aires. Publicado en la Revista de Psicoanálisis T. XLVlll. N. 1. 1991.- En Actualidad Psicológica. 1989. A. XlV. N. 156. p. 13. 14. 15.- En el Congreso de Psicopedagogía. Fadip. 1991. CEP. Primera Jornada de la Fundación para la asistencia, docencia e investigaciones psicopedagógicas. Abril 1991. p.46.- -En la revista "La Hamaca". Cuerpo, espacio identidad. Fundación CIDSE. p/27/35. 1992 – En las "Primeras Jornadas Argentinas de Etica profesional en musicoterapia". 5.6.7 de Novbre de 1992. Publicado en el "Libro Jornadas Argentinas de Etica Profesional en musicoterapia", del Vll Congreso Mundial de Musicoterapia, Victoria Gasteiz, Pais Vasco, España del 19 al 23-7-1993. 13- "La angustia del acto médico." en colab. con la Comisión Directiva de Soc. Arg. de Psicoanálisis Psicología Médica y Medicina Psicosomática. Compendio Médico Argentino. COMAR. Bs. As. 1991

14- "Efectos de la enseñanaza en la génesis y patología de los ideales de los educandos." Premio Dr. José Bleger de APA. Revista de la Universidad Intercontinental de Mexico, RIPE, (Revista Intercontinental de Psicología y Educación), Vol. 7. No 1, 1994.

15- "La familia como generadora de procesos tóxicos pulsionales". Publicado en la Revista Argentina de Medicina psicosomática. A. XXlX. N. 56. 1991. p. 7.9.-Revista de Psicoanálisis de niños "Transiciones". N. 3. Lima. Perú. 1993.

16- "A 500 años del encuentro de dos mundos. La acción didactopatogénica de la conquista de America." Presentado en el Congreso Argentino e Iberoamericano de Psiquiatría de APSA 1992, obtuvo el Segundo premio y Mención de honor. Publicado en la Revista de Psicoanálisis de Madrid. Asociación Psicoanalítica de Madrid. N 16. Noviembre de 1992.

17- "Procesos tóxicos del cuerpo social". XlX. Congreso Latino-americano de Psicoanálisis. Fepal. Montevideo. p.401. 1992.

18- "La Espacialidad psíquica". (Su metapsicología). XlX Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis. Fepal. P. 405. Montevideo. 1992 19- "El pensar del analista en la tarea cincuenta años después. "La criba secundaria". p. 55. XXl. Congreso Interno de APA. 1992.

20- "A Quinientos años del encuentro de dos mundos." Simposium sobre mitos Latinoamericanos. Su interpretación psicoanalítica. p. 36. APA. Oct. 1992.

21- "Reflexiones acerca de la relación médico paciente". Diario "Consultor de la Salud". 21 de Mayo de 1993. Año lll. N 66.

22- "Reflexiones acerca de la relación médico paciente. Revista de Laboratorio ELEA. "Rehabilitación". Junio de 1993.

23- "La degradación de los liderazgos y su influencia en la génesis de la patología psicosomática." De la Escucha a la interpretación en el Peru de hoy. Presentado en el lll Congreso Psicoanalítico Peruano, Octubre de 1992. Publicado en el N 16 de la Revista Peruana de Psicoanálisis, de la Biblioteca de la Sociedad Peruana de Psicoanalisis. Universidad Nacional San Agustín-Arequipa. p.177. Lima. 1993.

24- "Una escucha diferente ". Aceptado por el Comité de selección fué leído en el Congreso Internacional de Amsterdam, 1993. Publicado en la Revista de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis. N 2. Vol. 18. 1993. SCP-B 036. Santa Fe de Bogotá. Colombia. En la Revista de Psicoanálisis de APA. T L. N 4. 1994. 25- "El problema del tiempo en la tercera edad". Actualidad Psicológica". Año XVlll N 201, 1993.

26- "Generación psíquica de un espacio para la muerte". Revista de la Asociación Argentina de Psicólogos Nº43, Septiembre/Octubre 1993.

27- "Temas gerontopsiquiátricos más frecuentes en la práctica médica". Premio Rodolfo A. Eyherabide 1993 de la Asociación Medica Argentina, al mejor trabajo sobre Medicina interna.

28- "Según pasan los años". Premio Argentino S. Liniado 1993 de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Primera Mención de Honor. 29- "Sesenta y pico. Temas de la tercera edad". Premio Argentino S. Liniado 1993 de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Segunda Mención de Honor.

30- "La humanización del acto médico". Diario Consultor de Salud

A. lV. N 90. 1994.

31- "La educación escolar como agente de cambio psíquico". Relato oficial de A.P.A. para el Congreso de FEPAL de 1994. Lima. Peru. Del 26 al 30 de Octubre.

32-"La educación escolar. ¿Agente de cambio psíquico o agente didactopatogenizante?." Por invitación de la Editorial Vozes de Porto Alegre, Brasil. De próxima aparición como un artículo del libro cuyo título provisorio es "Psicanálise: Una revolucao do olhar". Porto Alegre. 1994.

33-"Creatividad, sentimiento de sí, poder y pasión en la tercera edad". Revista Sociedad Colombiana de Psicoanálisis. Vol. 19. N 1. pp.1-93. Marzo de 1994. Issn. 0120-0445. Sta. Fe de Bogotá.

Colombia. SCP. B. 043/94.

PREMIOS.

-Diploma de Honor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

-Premio "Luis Maria Martinez Dalke" en el Congreso Nacional de la Asociación del Colegio de Psiquiatras, 1988, por el trabajo "Efectos de la Patología narcisista en la enseñanza. Didactogenia. Nuevas reflexiones".

-Premio "Dr Jose Bleger" de la Asoc. Psicoanal.Argentina, 1990, por el trabajo "Efectos de la enseñanza en la génesis y patología de los ideales de lo educandos".

-Segundo premio y Mención de honor del Congreso de APSA y Congreso Iberoamaericano 1992, por el trabajo "Encuentro de dos mundos"

-Primer Premio "Dr.Rodolfo A. Eyherabide" 1993 de la Asociación Médica Argentina al mejor trabajo sobre un tema de medicina interna. "Temas gerontopsiquiátricos más frecuentes en la práctica médica".

-Primera Mención de Honor del Premio Argentino S. Liniado de la Asociación Psicoanalítica Argentina, 1993 por el trabajo "Según pasan los años"

-Segunda Mención de Honor del Premio Argentino S. Liniado de la Asociación Psicoanalítica Argentina, 1993 por el trabajo "Sesenta y pico" (temas de la tercera edad).

-Mención especial en el concurso acerca de la humanización del acto médico "Dr. Carlos Reussi", por el trabajo "La humanización del acto médico", Abril de 1994.

-Primer Premio "Dr. Mario H. Rígoli" de la Asociación Médica Argentina al mejor trabajo sobre temas de Medicina Interna. "Relación entre el Climaterio masculino y las causas de muerte aguda en la quinta década de la vida. Una Perspecctiva Psicosomática". 1994. Biblioteca A.M.A.

Partes: 1, 2
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