- Introducción
- El cambio de contexto
- Globalización y competitividad
- Las Pymes en el nuevo escenario
- Las Pymes en la república argentina
- La asociatividad como estrategia competitiva
- La asociatividad: alianza voluntaria para la competitividad
- Industrias afines y de apoyo
- Los actores sociales: el Estado, las organizaciones y las empresas
- Niveles de competitividad sistémica
- Aseguramiento del equilibrio económico interno más formación de estructuras
- Aseguramiento del equilibrio del comercio exterior
- Nivel micro
- Formación de estructuras en el nivel meso – la relevancia de las políticas selectivas
- Orientaciones para la acción en situaciones de cambio radical y de consolidación
- La dimensión nacional, regional y local del nivel meso
- El rol de la innovación
- Políticas tecnológicas para PyME en américa latina
- La experiencia internacional
- El "Modelo de Emilia" y su significado para los países en vías de desarrollo
- Modelo rivalidad – cooperación (esquema gana – gana)
- Nuevas tendencias en la organización
- Las sociedades de garantía recíproca
- Conclusiones
Introducción
Desde los años 30 América Latina ha estado sufriendo unas series de cambios estratégico, este cambio paso de ser un desarrollo orientado hacia adentro, con un mercado interno fuertemente controlado y obteniendo un estado protagónico, a un desarrollo de estado dirigido al mercado externo donde las cantidades de los recurso está definido esencialmente por el mercado en el cual el agente principal es la empresa privada.
En los años 70 la estrategia de industrialización fundamentada en la sucesión de importaciones ya que estaba teniendo rendimiento decreciente y sobrepasando el límite de su capacidad de acción de eficacias. Hoy por hoy esta estrategia solo se ha quedado en promesas ya que los propósitos no se han obtenido.
A pesar que esta estrategia ha controlado la inflación, pero el ritmo de expansión económico ha sido muy plano, sin crecimiento.
El motivo de que este ritmo de expansión económico sin crecimiento se debe a los desequilibrios macroeconómicos fueron muy masivos, ya que el diseño y la implementación de las políticas macroeconómica fueron minuciosamente deficiente, de tal forma estas modificaciones de estructura de tal importancia y reverencia requiere de un tiempo a largo plazo para poder obtener y visualizar los objetivos propuesto por esto.
Las transformaciones nacionales, en Latinoamérica fueron acompañadas por cambios con el contexto económico, comercial y tecnológico internacional. La integración en el MERCOSUR es uno de los escenarios de la región donde ha tenido transcendencia en las estructura en la conducta productiva de las empresas.
El MERCOSUR, se ha considerado una amplia fuente de nuevas oportunidades comerciales y opciones productivas. La situación actual se podía definir como el "rediseño de negocio" es la reorganización de las actividades productivas y de las estrategias empresariales. Esto se debe a que cuando las empresa fueron creadas y modificadas por cada uno de sus dueños y esto debe ser reformado, ya que las firmas requieren reintegrarse a un nuevo escenario productivo, tecnológico y comercial y de negocios, que no sólo está mucho más internacionalizado sino que además comienza a organizar sobre la base de un bosquejo de mercado desarrollado y con procedimiento especial.
Las transformaciones que deberán sufrir estas empresa será:
Modificar Comportamiento
Cambiar las pautas de funcionamientos
Esto se deberá basarse en los conocimientos e aprendizaje y desarrollo favorable en cada una de las empresas y en el acceso al sistema y soporte técnico y ratificar nuevas técnicas.
Entre la diversidad de destrezas posibles, una de las más factibles para enfrentar la competencia derivada de las primicias económicas, es el esquema de asociatividad bajo el modelo de Distritos Industriales. Estos constituyen un tipo de recinto competitivo donde las interacciones entre las empresas PYME facilitan la existencia de una gran rivalidad y diversidad competitiva de forma que los resultados son altamente competitivos para el conjunto.
El cambio de contexto
La institucionalidad como un sistema económico internacional se derivo a través de la segunda guerra mundial donde apareció un mundo bipolar que provocó el progreso del comercio internacional y, se transformó en un método unipolar, muy competitivo, debido a la comparación de las técnicas de globalización y de regionalización o por mecanismos económicos como métodos electivos de integración comercial.
Se considerado al fenómeno de la globalización como el resultado de la formación de centros de arbitraje extra y supranacionales, que intervienen en mayor o en menor medida en la orientación que han de seguir los mercados internacionales, esencialmente los industriales, de servicios, finanzas, comerciales y económicos.
La globalización se formó en una realidad, donde las relaciones, los procesos y las constituyes económicas se mundializan, los países se convierten en sectores de una sociedad global, por más desarrollada, compleja y depositada que sea, se transforma en subsistema, segmento de una totalidad geográfica más amplia, compleja, problemática y contradictoria. El transcurso de globalización alcanza fundamentalmente al campo de las finanzas y se ha formado mediante los cambios tecnológicos, la liberalización y desregulación de los mercados, la improvisación y el desarrollo de los nuevos instrumentos que impactan a las políticas económicas, este impacto se manifestó primero en los grandes países industriales, luego se ha difundido a los restantes países, particularmente a los de América Latina.
Después de la guerra mundial se sufrió un lapso de estrecha integración en el comercio, la inversión, y las finanzas, a este fenómeno caracterizado por la integración de las economías nacionales en procesos económicos supranacionales se le conocen como globalización de la economía mundial. El crecimiento económico mundial se ha visto afectado por el desempeño de los países centrales, tanto en la fase de prosperidad sostenida durante casi un cuarto de siglo, como a la etapa actual, de transición, que significa una profunda renovación estructural en sucesión planetaria, naciones y organismos internacionales, a través de técnicas múltiples de integración regional y en el marco de un sistema cada vez más sometido por la interdependencia y la multilateralidad
El en transcurso globalizador ha presentado dos escenas muy diferentes en la conducta de la economía mundial:
un largo ciclo de crecimiento sostenido que va desde 1950 a 1973
a un tiempo recesivo duradero que va desde 1973 hasta fin de siglo.
Se identifica la primera etapa con el apogeo de la economía mundial, etapa de prosperidad sin paralelo, entre los principios que la explican destaca el nuevo orden internacional, resultado de los acuerdos de pos guerra, que actuaban como códigos de comportamientos explícitos y racionales, así como, a una base institucionalizada fuerte y flexible que no había existido. Bajo la égida de la concepción capitalista, la reglamentaria liberalista, postuló una economía abierta a la eficiencia productiva más allá de las fronteras nacionales en donde la soberanía del consumidor definiera y ubicara a los mejores oferentes productivos, de esta manera se logró el despegue industrial, mostrando virtualismos y potencialidades
El comienzo del orden financiero y monetario mundial se localiza en los acuerdos de Brentton Woods de 1944, que sirvieron de base para que surgieran los organismos internacionales más importantes de la actualidad; el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Grupo del Banco Mundial. Estos encuentran dentro del sistema de Naciones Unidas (ONU), y se han convertido en el centro institucionalizado del Sistema Monetario Internacional, encargados de realizar funciones para equilibrar los problemas de balanza de pagos, promover la cooperación en problemas monetarios, facilitar la expansión del comercio internacional, propiciar la estabilidad de las tasas de cambio, ayudar a establecer sistemas de pagos multilaterales y a eliminar restricciones de cambio de monedas que impidan el desarrollo del comercio mundial.
Este nuevo orden ofrecía conformidades para el comercio y la especialización, disposición para el acceso al capital y a la tecnología, menores limitaciones para la migración internacional, así como la tranquilidad de operar en una economía mundial en esparcimiento sostenida, libre de choques deflacionarios, además que ofrecía foros para el convenio, sugerencia y ayuda mutua. Las trabas al comercio mundial tendieron a eliminarse y en Europa Occidental se transitó desde la firma de la Convención Monetaria de Londres en donde Bélgica, Holanda y Luxemburgo, dieron origen al BENELUX ; la organización Europea de Cooperación Económica, para gestionar la aplicación del Plan Marshall, hasta la Asociación del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), desde 1948, como organismo internacional, destinado a regular las barreras comerciales, de modo que los beneficios de la liberalización del comercio internacional se filtraran por todo el mundo.
Los gobiernos de países desarrollados examinaban suscitar elevados niveles de demanda y empleo, tanto en su territorio como en otras regiones que pretendían alcanzar el desarrollo, con esta perspectiva nació la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), como Foro de consulta y coordinación entre gobiernos, para discutir y analizar las políticas económicas, financieras ambientales y comerciales.
Esta organización, propone la expansión de la economía y el empleo, la promoción del bienestar económico a través de la coordinación de políticas al estímulo del desarrollo, reglas al intercambio de servicios, movimiento de capital, inversión internacional, protección del medio ambiente, así como aplicar preferencias y medidas de liberación, incluyéndose a particulares, empresas y entidades de servicio bancario, de seguros, y de otro tipo de servicios financieros
En estos años la crisis monetaria, se presentó nuevamente, pero ahora acompañada de la combinación de estancamiento, inflación, los analistas y teóricos en economía y finanzas la consideraron el preludio, de la fase de transición.
En el mundo era indiscutible que los Estados Unidos, era el primero industrializado y capitalista, así internamente de ese marco, que administraba las relaciones económicas mundiales, se presenció, aunque parezca contradictorio, a un fortalecimiento de las tendencias proteccionistas con un conducción más liberal de los tipos de cambio y sobre todo a una progresivo competencia por los mercados del exterior. A partir de esta período, el capital se transfirió masivamente entre los países desarrollados, inicialmente adquirió la forma de inversión extranjera directa (IED) y consecutivamente a través de préstamos de los bancos comerciales, la lema era desarrollar las economías, emplazar a la exportación, buscando nuevos sectores y productos que tomaran el relevo de los mercados típicos del auge de la pos guerra que se habían discontinuado.
La economía mundial se transformó en dos regiones que muestran contrastes:
Los países industrializados del primer mundo junto a los subdesarrollados del tercero.
El desarrollo de una fuerte directriz a la globalización, en certificado con las fuerzas más profundas de la producción y el comercio mundial, sobre la plataforma del desarrollo tecnológico en las telecomunicaciones y la informática.
El progreso de la economía mundial se ha evidenciado por su elevada heterogeneidad al interior de cada grupo y se resaltan por los problemas de discrepancia y pobreza, en los países desarrollados se observan sustanciales avances en la apertura financiera y comercial, mejoramiento del nivel de vida y creciente industrialización, el tercer mundo en cambio, amplía la vulnerabilidad de sus sectores ante los avances del proceso globalizador, al enfrentarse a tendencias que impactan en forma adversa a sus políticas de desarrollo, las que propician graves implicaciones sobre millones de habitantes, agravando los problemas de: marginación, desempleo, desnutrición, pobreza, soberanía nacional, desconfianza política, inestabilidad social, corrupción, inseguridad pública, narcotráfico, entre otros.
Globalización y competitividad
La globalización de la economía mundial entabló la combinación del mercado financiero, pero este proceso de generalización no sólo tuvo índole monetaria, sino que se extendió al sector real de la economía. Los mercados nacionales se fueron segmentando en capas horizontales, estratos que se repitieron en otras divisiones políticas. Los consumidores se estandarizaron a nivel mundial, aunque, paradójicamente, se diferencian internamente. Los requisitos de cada una de las secciones de consumidores de los diferentes países homogenizaron, con lo que la división ya no es conveniente efectuarla por naciones, sino por niveles de ubicación social, cultural y económica. Los consumidores modernos se han convertido en individuos sin nacionalidad, a los que hay que satisfacer a como dé lugar. Debido a ello, la contienda entre las empresas se fue tornando brutal. Dos aspectos deben ser considerados: la obsolescencia de las tecnologías y las caídas de los márgenes de rentabilidad corporativa. Ambos tuvieron origen en la influencia de la economía nipona, cultura que dirigió y profundizó las principales inclinaciones del sistema, obligando al resto a aceptar sus parámetros para poder subsistir.
Las empresas, entonces, luchan por mantener o alcanzar supremacías. Los productos se remplazan unos a otros a expensas de condiciones especiales requeridas por un mercado consumidor cada vez más exigente en materia de precios y diferenciación. Todo gira a alta velocidad, las exigencias obligan a cambios en los productos, que a su vez inciden sobre el cambio tecnológico, que a su vez cambia el perfil de los bienes.
En la actualidad el objetivo de indagar el esparcimiento internacional es lograr el blindado de la cadena de valores más competitivos. En el pasado las corporaciones operaban en múltiples mercados nacionales, desde un centro operativo instituían estrategias para cada país, aunque maximizando el interés de la matriz. Ahora, la moderna corporación admite sus actividades mundialmente, adaptándose para funcionar en un mercado globalizado con una estrategia única.
La competencia moderna se basa en la disputa que se precisa a través de disminuir los costos o por la diferenciación de productos pero no siguiendo las dos a la vez.
Las empresas internacionalizadas embisten mercados nacionales mientras despliegan a escala mundial los recursos humanos, financieros y tecnológicos. Ellas reciben el mismo procedimiento que las locales, pero gozan del privilegio de poseer un enfoque global y un nexo de capacidades derivados de distintos países, lo que les facilita disfrutar de un nivel más amplia con la cual amortizar tecnologías, gastos de aprendizaje, diseño, posicionamiento de marcas y otros costos fijos. Ante esta situación, quienes se mantienen dentro de sus estrechos ámbitos nacionales, basándose en las cualidades relativas y limitadas de esa única localización, no son idóneos para integrar el nuevo esquema de competencia y están destinados a desaparecer. Maniobrar a nivel mundial exige a pensar y actuar a nivel mundial. Es por eso que, si bien las empresas no se radican en todos los países, ligan sus estructuras a aquellos lugares o a aquellas compañías de las que pueden capturar valor.
Las Pymes en el nuevo escenario
La desnacionalización comercial, la desregulación de la actividad económica, la privatización de activos productivos del sector público, así como también un administración mucho más cuidadoso de los grandes agregados macroeconómicos, están incitando profundos cambios en la conducta de las economías de América Latina. En ellas se está difundiendo gradualmente un "clima" competitivo más intenso a medida que las empresas, los mercados y los establecimientos se van adaptando a un nuevo espacio micro y macroeconómico. Las firmas industriales han emprendido a reaccionar en forma progresiva ante estos cambios en su escenario operacional.
El extensivo campo de las pequeñas y medianas empresas (PYME), posee en su gran totalidad una organización y propiedad aún familiar y están fuertemente constituidas en la producción de bienes como calzado, maquinas herramienta, muebles y vestuario. En todos estos subsectores se registró una elevada tasa de desvanecimiento de empresas en el curso de la década de 1980, hecho imputable, en primer lugar, al rígido repliegue de la demanda interna que siguió a los programas de estabilización macroeconómica y, posteriormente, a las dificultades que las empresas de esta categoría han enfrentado para adaptarse a la apertura de la economía y a un régimen competitivo más riguroso, disciplinado por la competencia externa. Estas firmas han visto obstaculizado su acceso tanto a los mercados de capital, por carecer de garantías bancarias aceptables, como a los mercados de tecnología, debido a su proverbial falta de información.
Las Pymes en la república argentina
En la Republica de Argentina la nueva escena económico e industrial se fue perfilando de forma neta después de la puesta en marcha del plan de convertibilidad a principios de los años 90, cuyos parámetros de funcionamiento para las Pymes podemos resumir en:
Reformas significativas en los precios referentes básicos vinculados con la actividad industrial, tanto en el mercado de los factores como en la relación de precios entre bienes nacionales e importados.
Expedita y fuerte presión competitiva como consecuencia de la apertura externa, que introduce nuevas tecnologías y productos y que es acompañada de algunos cambios en el perfil de la demanda de los consumidores y en la organización y política de proveedores de empresas grandes y terminales, en el caso de bienes intermedios, partes y piezas.
Redimensionamiento cualitativo y cuantitativo del tamaño del mercado domestico interno a partir del proceso de integración MERCOSUR junto con la introducción de nuevas modalidades de comercialización y distribución.
Incremento de la inversión externa e incremento del peso de las compañías manufacturas extranjeras radicadas en Argentina con el objetivo de posicionarse productivamente en algunos rubros industriales que emergen como nuevas oportunidades productivas y comerciales.
Las empresas Pymes argentinas son pequeñas respecto a sus semejantes europeas, japoneses y estadounidenses en la producción anual por ocupado y por establecimiento.
(Unidad productiva o establecimiento industrial), según podemos observar en el siguiente cuadro:
País o Región | Monto ocupado | Monto por Establecimiento |
Europa | 120.000 | 3.500.000 |
Japón | 150.000 | 4.000.000 |
Argentina | 71.500 | 2.100.000 |
La distribución geográfica de Argentina se ha evidenciado a lo largo del tiempo por un alto grado de concentración territorial, tendencia que pese a los esfuerzos de descentralización a través de estímulos fiscales o subsidios de promoción industrial, esta se ha mantenido.
Las empresas pequeñas y de mediana guardan una alta relación con el perfil territorial de la industria nacional, aunque algunos rasgos distintivos. Aproximadamente el 55% de las Pymes está radicado en el Gran Buenos Aires. Esta área de fuerte presencia de empresas pequeñas y medianas cuenta con más de 40 Pymes en cada departamento y suma en total aproximadamente 15000 firmas, ubicadas en una superficie menor al 0.3% del territorio argentino.
La asociatividad como estrategia competitiva
La asociatividad es dispositivo de cooperación entre empresas pequeñas y medianas, en donde cada empresa colaboradora, manteniendo su independencia jurídica y emancipación gerencial, decide voluntariamente participar en un esfuerzo conjunto con los otros participantes para la búsqueda de un objetivo común. Los objetivos comunes pueden ser coyunturales, tales como la adquisición de un volumen de materia prima, o generar una relación más estable en el tiempo como puede ser la investigación y desarrollo de tecnologías para el beneficio común o el acceso a un financiamiento que requiere garantías que son cubiertas proporcionalmente por parte de cada uno de los participantes.
La representación asociatividad surge como uno de los componentes de cooperación entre las empresas pequeñas y medianas que están enfrentando un proceso de globalización de las economías nacionales. La globalización económica está redefiniendo los métodos de manufactura al localizar las fábricas en diferentes partes del mundo, abriendo oportunidades pero también representando amenazas para las PyME, las cuales además de verse presionadas a cambiar sus paradigmas gerenciales requieren diseñar nuevos mecanismos de interrelación con el medio.
Las estrategias más viables para enfrentar la competencia derivada de las aperturas, directivos de las empresas, independientemente del tamaño de éstas, pueden apelar a un conjunto de opciones las cuales se clasifican en dos grandes categorías, no excluyentes: las individuales y las colectivas.
Las estrategias individuales son de la absoluta discrecionalidad de la gerencia, mientras que las colectivas requieren el concurso de numerosos participantes al menos más de dos.
Entre las estrategias individuales que pueden emplear las empresas, además de las conocidas como de mejoramiento continuo y reingeniería, se encuentran otras menos divulgadas y analizadas como la de ingeniería de reversa o inversa.
Las estrategias individuales no son necesariamente excluyentes de las estrategias colectivas. Estas, como su nombre lo indica, involucran a todos los participantes y la acción de una repercute sobre otras en diferentes grados, dependiendo el impacto de la modalidad de estrategia empleada.
La asociatividad: alianza voluntaria para la competitividad
La asociatividad tiene seis extinciones importantes a saber que:
Es una estrategia colectiva.
Tiene carácter voluntario.
No excluye a ninguna empresa por el tipo de mercado en el cual opera.
Permite resolver problemas conjuntos manteniendo la autonomía gerencial de las empresas participantes.
Puede adoptar diversas modalidades jurídicas y organizacionales.
Es exclusiva para pequeñas y medianas empresas.
La asociatividad consiente en el esfuerzo combinado de varias empresas que se unen para resolver problemas comunes y se lleva a cabo mediante la acción voluntaria de los participantes, no siendo obligada la cooperación por ninguna empresa en particular. El arbitraje de intentar la asociatividad puede ser estimulada por instituciones ajenas a las empresas, como el Estado o los gremios empresariales, pero en definitiva son las empresas las que deben llevarla a cabo. Otra distinción importante de la asociatividad es el alto grado de autonomía gerencial que mantienen los participantes después de adoptar la decisión. La autonomía gerencial es un rasgo también presente en las redes horizontales, pero en esta la afiliación, como ya se mencionó, está restringida a quienes comparten el mismo mercado.
La posibilidad de mantener un alto grado de autonomía gerencial puede constituir uno de los principales estimuladores al desarrollo de la asociatividad en el futuro. Bajo esta modalidad los directivos de las empresas no son obligados a compartir información que estimen confidencial para sus compañías, como en el caso de la cooperación compulsiva de las redes verticales, o las exigencias de las alianzas estratégicas.
Una distinción adicional de la asociatividad es el carácter amplio de actividades de cooperación que puede abarcar. La asociatividad se puede establecer para múltiples propósitos desde el financiamiento hasta la investigación conjunta de determinado problema y, al mismo tiempo, abarcar las diferentes etapas de los procesos básicos de las empresas, a saber, diseño, manufactura, comercialización, servicio post-venta, entre otros. En principio, no hay limitación del ámbito de la cooperación en la asociatividad como sí lo hay tanto en las redes verticales como en las horizontales. En las redes verticales el ámbito de la cooperación está determinado, como ya se ha mencionado, por los intereses específicos de la cadena de producción o incluso por los intereses estratégicos de las empresas líderes. En las redes horizontales, la cooperación está restringida a los límites impuestos por los mercados en los cuales operan las redes. En la asociatividad tampoco hay restricciones para la participación en cuanto al tipo de actividad que desempeñe la empresa participante.
La última distinción señalada de la asociatividad es que ella constituye un mecanismo de agregación de intereses exclusivo para las pequeñas y medianas empresas. Las grandes empresas apelan a la cooperación a través de alianzas estratégicas y aun cuando una misma empresa pueda mantener múltiples alianzas estratégicas siempre cada una de ellas es un acuerdo específico entre dos partes y no hay, en consecuencia, el carácter colectivo.
Las características de la asociatividad le otorgan a este mecanismo de cooperación inter-empresas una alta flexibilidad de afiliación, operación y ámbito de acción que puede ser empleado tanto por empresas insertadas en redes verticales u horizontales, o incluso para aquéllas que no pertenezcan a ninguna red.
Internamente en las modalidades de la asociatividad se puede dar el caso de que las empresas participantes también integren una red horizontal de producción, donde todas ellas elaboran los mismos productos para un mismo mercado. En esta situación prevalece la independencia jurídica y cada empresa participante es responsable ante sus clientes por la calidad y condiciones de entrega de sus productos.
Como síntesis podemos decir que para lograr el estado de competitividad perfecta es necesario operar bajo entradas gratuitas al mercado, lo cual implica excluir condiciones tales como:
Agudos costos de entrada para nuevos entrantes,
Falta de reconocimiento de marca,
Pobres canales de distribución,
Capitales escasos (o ya capturados por los líderes).
A estas condiciones podemos agregar otras, captadas de múltiples experiencias en diferentes sectores y regiones, tales como:
Bajo conocimiento de las necesidades de los clientes y de nuevas oportunidades de los mercados internacionales.
Altos costos de productos diversos a los clientes.
Magnos inventarios para satisfacer la inestabilidad de la demanda y la desconfianza de los proveedores
Largas demoras para la penetración en el mercado.
Largas demoras en la entrega de órdenes
Largos ciclos de ventas (lenta selección de alternativas, sin información detallada, ni políticas claras de retornos, etc.)
Pobres certificados de calidad, de procesos, de servicios, etc. y costosas capacitaciones de los programas masivos.
Condiciones de la demanda
Las condiciones de la demanda en la sede de las compañías están relacionadas con el hecho de que estas puedan y quieran basarse de productos y servicios imitadores y de baja calidad, a una competencia basada en la diferenciación.
Industrias afines y de apoyo
La ubicación dentro de un cluster brinda un acceso superior o de menor costo a insumos especializados. Dicho cluster puede ser el medio más eficaz de reunir insumos, siempre que se disponga de distribuidores locales competitivos.
El acceso a insumos suministrados por integrantes del cluster implica: reducir costos de transacciones, minimizar los costos de inventarios, eliminar el costo y las demoras de la importación, frenar el comportamiento oportunista de los proveedores, facilitar la comunicación, reducir el costo de adaptar a la medida y facilitar la prestación conjunta de servicios auxiliares o de apoyo. Estos beneficios son valiosos para aquellos insumos avanzados y especializados que implican tecnología incorporada, información o servicios.
¿Dónde se encuentran los clusters, dentro de este esquema?
Los clusters son la interacción de cuatro fuentes de competitividad que crean un conjunto de condiciones especiales que llevan a que en determinados espacios se formen esos entramados de empresas y organizaciones a los que se les ha llamado clusters. A la vez, la dinámica de los clusters influye en la estructura de la competencia, en la oferta de factores, en las características de la demanda y en las industrias afines y de apoyo.
En conclusión, los clusters afectan la competencia en tres sentidos básicos:
Aumentan la productividad de las empresas y de las industrias a las cuales pertenecen.
Mejoran la capacidad de innovación de empresas e industrias y aumentan su productividad.
Estimulan la formación de nuevas empresas que amplíen y profundicen las ventajas aportadas por el cluster.
Las referidas a los recursos naturales
Esta orientado a el desarrollo económico de Canadá a partir de los impulsos provenientes de la exportación de sus distintos recursos naturales, tales como el pescado, las pieles, la minería, la madera, el papel y el trigo y a las inversiones en actividades relacionadas que ellos activan.
Las referidas al sustrato común
Todas las hipótesis explicativas de formación de complejos productivos tienen en común la noción de que la competitividad de la empresa es fomentada por la competitividad del conjunto de empresas y actividades que forman el complejo al cual pertenecen.
Estas empresas y actividades se refuerzan mutuamente; la información fluye casi sin estorbo, los costos de transacción son bajos, las nuevas oportunidades se perciben más anticipadamente y las innovaciones se propagan con rapidez a lo largo de la red.
La fuerte competencia de precio, calidad y variedad da lugar a nuevos negocios, fortalece la rivalidad entre empresas y contribuye a mantener la diversidad.
Los actores sociales: el Estado, las organizaciones y las empresas
El gobierno cumple un rol necesario en el logro del desarrollo sostenible y competitivo porque afecta muchos aspectos del ambiente de negocios, establece la política social y ambiental y administra el ambiente de negocios por medio de licencias, impuestos, servicios públicos.
El sector privado en sí mismo debe jugar un papel en darle forma al ambiente de negocios en el cual opera. Los cuerpos colectivos empresariales, como las asociaciones de comercio o cámaras de comercio, también tienen importantes papeles que jugar en mejorar la infraestructura, las instituciones de capacitación, y otras tareas similares, que no siempre son reconocidas.
Si bien es cierto que en casos puntuales han surgido las redes de manera espontánea, si se desea que el esquema de la red empresarial sea útil como un mecanismo de desarrollo, es importante que se involucre en este proceso a los agentes económicos locales, los cuales están integrados por una serie de entidades que juegan en la región papeles de regulación, financiamiento, formación de recursos humanos, desarrollo tecnológico, entre otros y que pudieran tener interés en participar en el fomento y desarrollo de redes empresariales.
Algunos ejemplos de entidades que forman parte de los agentes económicos locales son los siguientes:
Organizaciones empresariales.
Entidades del gobierno, a nivel nacional, regional o municipal.
Organismos financieros y banca de desarrollo.
Instituciones del sector educación superior.
Centros de servicios empresariales.
Organizaciones privadas no lucrativas.
Organismos internacionales.
Cada uno de estos agentes económicos puede tener un interés específico en apoyar el desarrollo de redes empresariales en base de su misión, objetivos, etc. No es posible presentar una reflexión sobre los intereses particulares que pueden mover a cada uno de los agentes locales a impulsar las redes empresariales. No obstante si es posible explicar que estos agentes pueden participar en fases específicas dentro del proceso de instalación de redes empresariales, especialmente en los siguientes aspectos: promoción de la red empresarial, financiamiento, formación de recursos humanos, creación de medio ambiente industrial (clima de negocios), oferta de servicios especializados: empresariales, tecnológicos, etc.
No hay un patrón sobre el tipo de agente ideal para detonar el proceso.
Niveles de competitividad sistémica
La competitividad Sistémica, es un conjunto de instrumentos que abordan el tema de competitividad de un país desde una perspectiva sistémica.
¿Cuáles son los puntos de partida para los países que quieren desarrollar industrias competitivas a nivel internacional o elevar a ese nivel la competitividad de sus industrias ya existentes? ¿Qué medidas deben tomarse en primer término? La experiencia atesorada en una serie de países de mayor o menor éxito permite formular las siguientes conclusiones:
la estabilidad del contexto macroeconómico, para ello, el déficit presupuestario, la deuda externa, la inflación y el tipo de cambio tienen que ser controlables y las reglas del juego económico no deben cambiar reiteradamente, ya que esa es la única forma de ofrecer seguridad a la inversión.
la necesidad de que la macro política haga llegar a las empresas señales claras e inequívocas de que ellas deben acercarse a los niveles de eficiencia usuales en el ámbito internacional.
Para explicar los elementos básicos que permiten la posibilidad de competir para las empresas en un país determinado existen cuatro niveles:
Nivel meta
La competitividad sistémica tiene como premisa la integración social, exigiendo no sólo reformas económicas, sino también un proyecto de transformación de la sociedad. La tarea pendiente en muchos países en desarrollo y en transformación radica en superar la fragmentación social y mejorar la capacidad de aprendizaje, ante toda la capacidad para responder con prontitud y eficacia a los requerimientos de ajuste.
El más importante de los elementos que aseguran la coordinación entre los cuatro niveles sistémicos es la disposición al diálogo entre los grupos importantes de actores sociales, que ayuda a cohesionar esfuerzos y a canalizar conjuntamente el potencial creador de la sociedad. Los diálogos son imprescindibles para fortalecer las ventajas nacionales de innovación y competitividad y poner en marcha procesos sociales de aprendizaje y comunicación. Los diálogos fundamentan la disposición y la aptitud para implementar una estrategia de mediano a largo plazo con vista al desarrollo tecnológico-industrial orientado a la competencia. La capacidad competitiva exige una elevada capacidad de organización, interacción y gestión por parte de los grupos nacionales de actores, que deben procurar finalmente una gestión sistémica que abarque a la sociedad en su conjunto.
Nivel macro: estabilización del contexto macroeconómico
Con miras a lograr una asignación efectiva de recursos resulta clave la existencia de mercados eficientes de factores, bienes y capitales.
Las fuentes más poderosas de inestabilidad macroeconómica son el déficit presupuestario y de balanza de pagos cuando sus niveles son constantemente elevados. Los fuertes déficit presupuestarios acentúan las tendencias inflacionarias existentes y obstaculizan la actividad inversionista del sector privado. Los déficit en la balanza de pagos, inevitables con un tipo de cambio sobrevaluado, contribuyen a aumentar la deuda externa y, por ende, el servicio de la misma.
La estabilización del contexto macroeconómico tiene que apoyarse en una reforma de las políticas fiscal y presupuestaria, como también la monetaria y cambiaria.
El éxito estará asegurado únicamente si el gobierno se muestra resuelto a imponer las difíciles y conflictivas reformas, si consigue organizar una coalición nacional de fuerzas reformadoras con miras a recobrar el equilibrio de la economía tanto interior como exterior y si logra captar al mismo tiempo el apoyo internacional.
Aseguramiento del equilibrio económico interno más formación de estructuras
Dentro de un ambiente hiperinflacionario se anula casi por completo la función de asignar los precios. Esto tiene las siguientes implicaciones en la política estatal de gastos e ingresos:
Las medidas de política fiscal dirigidas a incrementar los ingresos presupuestarios no deben concebirse con las miras puestas en primer término a reducir a corto plazo el déficit del presupuesto; su objetivo fundamental debe ser la implementación de una política favorable al crecimiento económico y la distribución. Un enfoque de ese tipo obliga por regla general a reformar el sistema íntegro de impuestos y gravámenes y a elevar la eficiencia de las administraciones fiscales. La política debe tender a gravar más el consumo que la producción, a cubrir todos los tipos de impuestos y aplicar el impuesto progresivo.
Al emplear medidas para reducir el gasto público es preciso abstenerse del recurso político más simple que es el de reducir las asignaciones del Estado para educación, salud, infraestructura física y otro rubros. A fin de no debilitar las bases del crecimiento futuro, las medidas de consolidación deben dedicarse en primer término a los gastos consuntivos, a suprimir privilegios para determinados grupos de interés y a medir los alcances de la gestión pública. Es muy importante reducir los gastos militares y la ocupación excedente en el sector público, reducir los subsidios limitando sus períodos de vigencia, concentrar la política social en los grupos poblacionales más pobres y reducir el déficit de las empresas públicas explotando los márgenes de maniobra en favor de la privatización y la comercialización de las actividades del Estado. Ello no obstante, es preciso someter a una revisión detenida los gastos destinados a la inversión, concentrándolos en las áreas de especial importancia para el desarrollo del sector privado y del organismo social. En otras palabras: toda reforma fiscal y presupuestaria tiene que ir aparejada con una política estructural orientada al crecimiento y con una política social de flanqueo; dadas esas condiciones, la citada reforma se transforma en una bisagra poderosa que permite avanzar simultáneamente hacia los objetivos representados por la estabilidad, el crecimiento y la distribución.
Si se quiere mantener la inflación a niveles tolerables, la política fiscal y presupuestaria orientada a la estabilización no debe ser contrarrestada por una política monetaria expansiva. Pero si los mercados de dinero y capitales están poco desarrollados, cualquier política monetaria dirigida a estabilizar la economía se verá muy restringida. Instrumentos tales como el racionamiento de créditos, su concesión selectiva y la fijación arbitraria de tasas de interés han provocado más distorsiones en los mercados de dinero y capitales sin ser capaces de influir en la medida deseada sobre el volumen crediticio. Algunos países latinoamericanos han obtenido éxitos en su lucha contra la inflación, pero sólo después de introducir el Sistema de Control de Cambio.
Aseguramiento del equilibrio del comercio exterior
La permanencia de elevados déficit en la balanza de pagos restringe los márgenes de crecimiento y desestabiliza la economía nacional. Semejantes déficit suelen ser un síntoma de la existencia de un perfil pro exportador dentro del contexto macroeconómico, y lo único que puede reducirlos es por lo tanto un cambio radical de la política que rige el comercio exterior.
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