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Por el Sendero de los Triunfadores (página 3)


Partes: 1, 2, 3, 4

Meses después lo encontré en el mismo lugar. La misma historia, casi con idénticos detalles. "¿Y qué haz hecho para materializar tus sueños?", le pregunté a lo que me dijo: "Realmente poco, pero pronto voy a poner manos a la obra".

Muy similar a lo que ocurre con millares de personas en todo el mundo. Sueñan mucho, pero ejecutan poco. El cristiano, camino al éxito; aquél que construye desde hoy su mañana, debe ser diligente. Por eso, además de tener claro lo que se va a hacer, es imperativo dejarlo en manos de Dios: "Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará."(Salmo 37:5, Nueva Versión Internacional

Dios no pone los límites, los límites los ponemos usted y yo. Recuerde que el Señor Jesús enseñó: "Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre. Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré."(Juan 14:12-14, Nueva Versión Internacional)

Observe cuidadosamente que dice "todas las cosas". Siempre y cuando esté en la voluntad de Dios para nuestra realización, no hay impedimentos ni límites. Todo es posible, incluyendo por supuesto su crecimiento personal y espiritual, y los altos niveles de realización que siempre ha soñado.

Tenga presente que debemos darle el valor que se merecen nuestros sueños, metas y proyectos, y someterlos a nuestro amado Padre celestial. Él abrirá puertas que nadie jamás puede cerrar.

Siempre adelante

Aquellos que construyen desde hoy su mañana, con ayuda de Dios, comprenden que el mundo evoluciona y nosotros –como creyentes-debemos evolucionar también, es decir, cambiar y crecer. Al respecto el apóstol Pablo escribió: "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. "(Romanos 12.2, Nueva Versión Internacional)

Es necesario estar preparados para los cambios y aprovechar las oportunidades que Dios nos ofrece. En esa línea de pensamiento, hay tres cosas que debemos tener presentes: la primera, que sólo quien sueña en Dios, llega lejos; la segunda, que es importante identificar dónde estamos fallando y cuáles son nuestros debilidades en procura de corregirlas, y la tercera, reconocer cuáles son nuestras fortalezas y potencializarlas.

Sin duda habrá pensado un poco en el curso de su vida. Probablemente ha descubierto que atraviesa un período de desierto o estancamiento. ¡Es hora de hacer una auto evaluación juiciosa! Recuerde que desde hoy estamos construyendo nuestro mañana. Y en Dios es posible llegar muy lejos.

No hay razón para que siga igual, estático, sabiendo que fuera hay un mundo de oportunidades que le esperan y que, en el Señor, su mañana es de victoria. ¡Tome la decisión! Hoy es el día para reemprender el camino de victoria u orientarse hacia él, si no lo había hecho antes.

Capítulo 10

Los obstáculos no detienen a los Triunfadores

Fue una desilusión. Iba a la iglesia y un pastor, en quien había depositado su confianza, cometió un error fatal. Se separó de su esposa y no habían pasado dos meses antes de que ya tuviera un nuevo compromiso. "Voy a reorientar mi vida", le dijo a varios de sus inmediatos colaboradores. En el colmo de su descaro, pretendía seguir ministrando en el templo.

Ese fue el motivo de su desilusión. Dijo que no regresaría a la congregación. "Todos son hipócritas", juzgó sin dar margen a reconsiderar la situación. Perdió todo contacto con la iglesia, con Dios y con la paz que se derivaba de una fe sólida. "Sin Dios se vive igual" se atrevió a decir.

La crisis que se desencadenó en su existencia no es fácil de describir. Con frecuencia experimentaba desánimo. La tranquilidad era esquiva. Ninguna iniciativa que emprendía resultaba exitosa. A un incidente se sumó otro, y otro más, hasta convertirse en un verdadero laberinto.

Sus reacciones agresivas, que consideraba asunto del pasado, regresaron. El día menos esperado arrojó contra un libro contra la pared. Fue la única salida que encontró para desahogar la ira que le carcomía. Cayó en cuenta de su falla cuando varias hojas surcaron el aire y fueron cayendo con lentitud, con una calma que iba más allá de cualquier explicación.

El punto más alto de su crisis se produjo el día que comenzó a concebir la posibilidad de quitarse la vida. Estaba cerca de un ventanal, en el quinto piso del edificio de apartamentos que ocupaba. La superficie adoquinada del primer piso le parecía tentadora. Saltar al vacío no tomaba mucho tiempo. ¡Sus problemas se irían para siempre! Aferrado a una reja metálica mientras miraba en la distancia acariciando la idea, revisó su vida. Se había tornado en un caos.

Esa tarde también decidió algo: recomenzar la tarea. Levantar los muros de su existencia rota. Amistarse nuevamente con Dios. Y lo hizo. No fue fácil, pero con perseverancia lo logró. Leonardo Ramírez Ordóñez asiste hoy a la iglesia. Es un hombre renovado. Sabe que la vida si tiene sentido.

Comience la tarea

Hay una enorme diferencia entre anhelar algo y materializarlo. Entre uno y otro extremo media un puente que se levanta sobre dos bases fundamentales: decisión y perseverancia.

Conozco infinidad de personas que siempre dicen: "Mañana comienzo una nueva vida". Y jamás lo hacen. Siguen inmersos en su crisis sin dar un paso sólido hacia delante.

Nehemías, el legendario héroe de la antigüedad, es un vivo ejemplo de alguien que no solo desea algo sino que, con ayuda de Dios, se propone sacarlo adelante. ¿Se imagina cuánto avanzaría usted si asume la determinación de llevar a la práctica aquellos sueños, metas y esperanzas que por mucho tiempo surcaron sus pensamientos? Sin duda habría llegado muy lejos…

¿Qué hizo Nehemías? El fue quien lideró junto a hombres entusiastas y decididos, la reconstrucción de los muros de Jerusalén. De su vida aprendemos varios principios:

1. Nehemías no fue insensible a la situación de su pueblo

Tras enterarse de la calamitosa situación que enfrentaban sus compatriotas. "Cuando oí esto me senté y lloré. Durante varios días ayuné y oré así al Dios del cielo: Mírame y ve que de día y de noche oro por el pueblo de Israel. Escucha la oración de quienes se deleitan en darte gloria y honra. Ayúdame cuando le presente al rey mi petición. Haz que su corazón sea propicio a mí" (Nehemías 1:5-11. La Biblia al Día).

Algo sobresaliente en este hombre es que no esperó que otros resolvieran los problemas. Dispuso su corazón a ser parte de la solución y no artífice del conflicto. Evidenció una actitud positiva y alentadora que tanta falta hace en nuestras iglesias.

2. Nehemías estuvo dispuesto a liderar la campaña

Lo más fácil hoy día es dejar la tarea sobre los hombros de los demás. Nada más cómodo que eludir responsabilidades. Sin embargo Nehemías asumió el liderazgo. Despertó las potencialidades que Dios había colocado en su ser.

En cierta ocasión y cuando el rey a quien servía vio su decaimiento en el estado de ánimo, le preguntó la razón de su tristeza. Fue la oportunidad para que él le explicara la situación difícil de su pueblo, a varios cientos de kilómetros de distancia. Allí, en ese breve diálogo, puso de presente sus condiciones de líder:

"-Bien, ¿qué podemos hacer?-preguntó el rey.-Si agrada a su majestad y si he hallado gracia ante su presencia, envíeme a Judá para reconstruir la ciudad de mis padres"(Nehemías 2:4, 5).

Quien tiene claras sus metas, no duda. Sabe adónde quiere llegar y emprende el camino. Nehemías no titubeó ni un instante al esbozar sus planes. Si usted está convencido de aquello que anhela, no albergará el miedo; por el contrario, dará pasos sólidos.

3. Nehemías planificó qué hacer, no improvisó

Cuando arribó a Jerusalén, comisionado por el rey, Nehemías no improvisó. Tomó atenta nota de cuál era la situación antes de actuar. Una actitud previsiva que trae buenos resultados. Quien obra sin medir las consecuencias, generalmente enfrenta dificultades.

"Tres días después de mi llegada a Jerusalén me levanté durante la noche y salí llevando conmigo unos pocos hombres. Yo no le había contado a nadie los planes que dios había puesto en mi corazón acerca de Jerusaén. Entonces todavía de noche subí por el arroyo y volví a entrar por la puerta del valle"(Nehemías 2:11-15).

Un buen líder no habla, actúa. Le temo a quienes se ufanan de hacer esto y aquello. En buena parte de los casos, cuando llega la hora de poner en práctica sus pretendidas iniciativas, desisten o simplemente esperan a que otra persona dé el primer paso. Infortunadamente sus planes los tienen únicamente en la imaginación.

4. Nehemías dijo "Hagamos" no dijo simplemente "Hagan"

La mejor demostración de un líder que motiva, estriba en aquellos que se involucran, que dan el primer paso, que sirven de ejemplo. Nehemías tenía claro ese principio de éxito tal como lo leemos en las Escrituras:

"Los funcionarios de la ciudad no sabían que yo había estado afuera, ni por qué, porque a nadie le había hablado de mis planes, ni a los jefes políticos ni a los jefes religiosos, ni a los que habían estado haciendo el trabajo.-Ustedes conocen bien el estado calamitoso de nuestra ciudad-les dije–. Está en ruinas y las puertas están quemadas. ¡Vamos! Reedifiquemos los muros de Jerusalén y quitemos de nosotros este oprobio" (Nehemías 2:16, 17).

Usted tiene la visión, sea en el plano eclesial, secular o familiar. Compártala. Contagie a otras personas de su motivación. Obviamente no debe sorprenderse si hay quienes no se identifican con sus propuestas. Pero, si tomado de la mano del Señor Jesucristo, le toca emprender la tarea solo, no lo piense dos veces: hágalo…

"Entonces les hablé del deseo que Dios había puesto en mi corazón y de la conversación que había tenido con el rey para presentarle mi plan, plan que él había aceptado. Ellos respondieron inmediatamente:–Bien. Vamos y construyamos la muralla"(Nehemías 2:18).

5. Nehemías no se detuvo ante los obstáculos

Las dificultades es apenas previsible que aparezcan cuando hemos emprendido una tarea que otros desecharon, eludieron o simplemente tuvieron pereza de emprender. Eso ocurrió a Nehemías y sus acompañantes. Sin embargo no se dieron por vencidos.

"Y comenzaron a trabajar. Oero cuando Sanbalat el horonita, Tobías el funcionario amonita y Gesem el árabe se enteraron de nuestro plan, se burlaron y dijeron:–¿Qué es lo que están haciendo?¿Se están rebelando acaso contra el rey? Pero yo les contesté:–El Dios del cielo nos ayudará, y nosotros, sus siervos, reedificaremos los muros. Pero ustedes no tendránparte en este asunto."(Nehemías 2:19, 20).

Jamás permita que los obstáculos roben sus sueños, metas y esperanzas. Sométalos a Dios. Deposite su confianza en Él. Sin duda podrá salir airoso. Recuerde que usted nació para vencer y que, con ayuda del Señor Jesucristo, hoy es el día de emprender la edificación de los muros…

Capítulo 11

Los Triunfadores reciben las bendiciones y prosperidad

Sí, es el mismo… Tranquilo, no está equivocado… ¿Lo recuerda? A ver, busque en el baúl de sus recuerdos. ¡Exacto! Es Juan Manuel. El ejecutivo. ¿Ahora cae en cuenta de quién es? Pues el mismo. ¿Lo vio mirando a todos lados como quien va a un sitio clandestino? Sí, porque iba a una tienda esotérica. Está convencido que con unos riegos, podrá conseguir fortuna. "Quiero salir de pobre y para hacerlo, acudo a lo que sea", le dijo a su compañero de oficina.

Dos horas antes, compró un billete de lotería. No fracciones, sino todo el billete. Incluso, se gastó parte del dinero que tenía destinado al almuerzo. Ya comprenderá por qué estaba en la cafetería cercana bebiendo una cola con pan. ¡Es que la plata no le alcanza con todo lo que invierte en juegos de azar y loterías!

Hace dos semanas estuvo donde una bruja. Se la recomendaron y él está convencido de que es muy buena. Le saca hasta el último billete que carga en sus bolsillos; no obstante, sigue dándose cita con ella cada mes. La mujer lee las cartas y siempre le promete que "Está por llegarle plata en abundancia". El pobre se lo cree.

Sí, tiene razón; perdone, lo olvidaba. Si busca en los cajones de su escritorio, hallará cuanto libro pueda imaginar sobre cómo hacerse rico.

Pero no se extrañe. Como él, hay millares. Desean prosperidad y abundancia. La buscan afanosamente. Y claro, fracasan en su intento. Pregunta que, sin duda, le asalta en este momento: ¿Hay alguna forma para ser ricamente bendecido?…

El propósito de Dios: bendecirnos

Dios desea que usted y yo seamos bendecidos y prosperados con abundancia. En ese sentido, el profeta Ezequiel escribió hace más de 2.500 años una alentadora promesa que trasciende en el tiempo hasta nosotros: "Los limpiaré de su conducta inmunda. Les daré buenas cosechas de grano y no más hambrunas a su tierra. Les daré abundantes cosechas de sus árboles frutales y sus campos, y nunca más las naciones vecinas podrán burlarse de su tierra a causa de las hambrunas. Entonces recordarán los pecados que cometieron en el paso y se despreciarán por todas las cosas detestables que hicieron."(Ezequiel 36:29-31. Nueva Traducción Viviente)

Aún si usted está atravesando por una crisis sin precedentes, recuerde: nuestro amoroso Padre celestial desea que experimente bendiciones para su vida física y espiritual. No quiere que viva bajo la miseria y la escasez, como enseñó el rey Salomón: "La bendición del SEÑOR enriquece a una persona y él no añade ninguna tristeza."(Proverbios 10:22. Nueva Traducción Viviente)

Pero, si Dios quiere lo mejor para nosotros, ¿a qué se debe que muchos enfrenten la escasez? Para responder a este interrogante, que reviste especial importancia, comparto con usted cinco principios que transformarán su existencia:

1. Fidelidad a Dios, fundamento de prosperidad

¿Queremos las bendiciones de Dios para nuestras vidas? Sin duda que sí; entonces, lo que demanda Dios es nuestra fidelidad: "Asegúrate de obedecer todos los mandatos que te entregó hoy."(Deuteronomio 8:1 a. Nueva Traducción Viviente)

Estas instrucciones, impartidas cuando el pueblo de Israel se encontraba a las puertas de la tierra prometida, tienen particular aplicación para nosotros hoy si queremos movernos en la dimensión de la prosperidad y la bendición.

Si caminamos conforme a la voluntad del Señor, podemos reclamar lo mejor para nuestra existencia. Jamás olvide que las promesas de Dios están condicionad. Lo único que Él demanda de usted y de mí, es que seamos fieles.

Él enseña que si andamos conforme a sus mandatos: "Entonces vivirás y te multiplicarás, y entrarás en la tierra que el SEÑOR juró dar a tus antepasados y la poseerás."(Deuteronomio 8:1 b. Nueva Traducción Viviente)

2. Sométase al trato de Dios

Cierto hermano en la fe anhelaba un buen trabajo. Tras varios meses de andar con el currículo bajo el brazo, quería un empleo estable. Y Dios se lo concedió. Hasta ahí llegó el hermano. Le olvidó del Señor. Prosperó para mal.

Algo muy común: Deseamos ser bendecidos y prosperados sin pagar el precio; por eso, una recomendación que hallamos en las Escrituras, es someternos a las pruebas y el trato de Dios. Téngalo presente: Es para nuestro bien. "Recuerda cómo el SEÑOR tu dios te guió por el desierto cuarenta años, donde te humilló y te puso a prueba para revelar tu carácter y averiguar si en verdad obedecerías sus mandatos."(Deuteronomio 8:2. Nueva Traducción Viviente)

Jamás olvide: Nuestro corazón es engañoso. No obstante, cuando somos tratados por Dios, la perspectiva cambia. Él, nuestro amoroso Padre celestial, nos prepara para las bendiciones.

2. Saque provecho de las pruebas

La Biblia enseña que dios trata con la vida de aquellos a quienes ama. Él dice: "Yo corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia."(Apocalipsis 3.19. Nueva Traducción Viviente)

La decisión de permitir o no el trato del Señor, es de cada uno de nosotros; en lo que sí debemos coincidir, es que todo el proceso ayuda a nuestro bien. Eso es lo mimo que el Padre celestial hizo con los Israelitas. Las pruebas tenían un p`ropósito, como explicó Moisés: "… Lo hizo para enseñarte que la gente no vive solo de pan, sino que vivimos de cada palabra que sale de la boca del SEÑOR. En todos esos cuarenta años, la ropa que llevabas puesta no se gastó, y sus pies no se ampollaron, ni se hincharon. Ten por cierto que, así como un padre disciplina a su hijo, el SEÑOR tu Dios te disciplina para tu propio bien."(Deuteronomio 8:3 b. Nueva Traducción Viviente)

A través de las pruebas, crecemos. Es un medio por el cual Dios pule todas las aristas que hay en nosotros, u nos prepara para recibir bendiciones.

4. Aplique los principios bíblicos a todo cuanto haga

Dios debe ocupar el primer lugar en todo lo que hacemos. Incluso nuestros proyectos debemos someterlos a Él. Que los principios bíblicos ocupen un lugar privilegiado en todo lo que emprendemos.

Dios advirtió al pueblo de Israel y a nosotros nos enseña hoy: "Por lo tanto, obedece los mandatos del SEÑOR tu Dios andando en sus caminos y temiéndole. Pues el SEÑOR tu Dios te lleva a una buena tierra, con arroyos y lagunas, con fuentes de agua y manantiales, que brotan a chorros de los valles y colinas. Es una tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granadas, de aceite y nivel. Es una tierra donde abunda el alimento y no falta. Es una tierra donde el hierro es tan común como las piedras y donde el cobre abunda en las colinas."(Deuteronomio 8:8, 9. Nueva Traducción Viviente)

Jamás olvide: Dios quiere prosperarnos y darnos lo mejor. Este será su mejor año. Si embargo, hasta tanto abandone el pecado, siempre tendrá puertas abiertas fracaso y la ruina. ¡Hoy es el día para renunciar a todo cuanto nos separa de Dios!

5. Sea agradecido con Dios

El más grande error del ser humano es olvidarse de Dios cuando experimenta bendiciones y prosperidad. Todo lo contrario, si queremos ser ricamente bendecidos, es esencial que tributemos gratitud al Señor.

A las puertas de entrar en la tierra prometida, Moisés les advirtió: "Cuando hayas comido hasta quedar satisfecho, asegúrate de alabar al SEÑOR tu Dios por la buena tierra que te ha dado."(Deuteronomio 8:10. Nueva Traducción Viviente)

Nuestro amado Padre celestial es la fuente de todo el bien que recibimos a diario. A él debemos nuestro agradecimiento; Él perdonó nuestros pecados. Nos abrió las puertas a una nueva vida y quiere bendecirnos.

Hoy es el día para comenzar de nuevo

Sí, hoy es el día para comenzar una nueva vida. No deje pasar la oportunidad. Recuérdelo: Dios quiere bendecirlo y prosperarlo. La Biblia enseña: "Confía en el SEÑOR y haz el bien; entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás."(Salmo 37:4. Nueva Traducción Viviente)

No lo olvide nunca. El propósito de Dios es que disfrutemos la abundancia de la tierra prometida. Quien desea que sigamos en pecado para poner barreras a las bendiciones, es nuestro Adversario Satanás. No lo permita. Él quiere poner trabas a su condición de Triunfador.

Quienes se mueven Por el Sendero de los Triunfadores, vuelven su mirada al amoroso Padre celestial, confían y dependen enteramente de Él…

Capítulo 12

Los Triunfadores rompen con toda fuente de maldición

A doña Lucrecia nadie le quitaba de la cabeza la convicción de que, bañándose los viernes en la noche con una infusión de ruda y albahaca, le iría mejor en el negocio y ganaría nuevos clientes. Tremendo error. Entró en crisis. No venía ni un taco de frijoles en su puesto público del centro de ciudad de México. Le fue de mal en peor.

Rosendo no comprendía por qué lo echaron del trabajo, no le alcanzaba ni un peso y, a pesar de enviar muchas hojas de vida, no lo llamaban de ninguna empresa para aplicar a empleos vacantes. Él estaba seguro que se debía a todo, menos a que contaminaba su hogar con el adulterio.

Ana Louisa recordó que su matrimonio fue cada vez más el fondo de la espiral, desde que consultó a una bruja para saber si su marido la engañaba con otra mujer. "No tenía pruebas y creí que a través de la adivinación podría comprobarlo", relató bajo el poder del desespero por no encontrar salida a su ruina personal y espiritual. Desconocía hasta entonces, que el pecado atrae maldiciones.

El hombre desafía a Dios y atrae las maldiciones

Las tragedias abundan por doquiera. Si quiere corroborarlo, compruebe cuántos terremotos ha habido en los últimos doce meses y el saldo de vidas humanas perdidas que arroja hasta el momento. El caso más reciente lo representan las inundaciones que azotaron Colombia, Brasil y Australia, provocando la muerte de al menos tres mil personas y más de tres millones de damnificados. ¿Le sorprende? Recuperar los terrenos y tornarlos habitables de nuevo, tomará varios años.

Al relatar el panorama con el que se encontró en Brisbane, Australia, como consecuencia de la ola invernal, la primera ministra, Anna Bligh sólo atinó a decir ante las cámaras de CNN: "Todo lo que podía ver eran techos. Debajo de cada uno de ellos hay una familia y con ellas, un drama y una historia de horror."

¿Algo apocalíptico? Sin duda que sí, pero consecuencia del pecado humano, que desafía a Dios. Para ilustrarlo y a riesgo de que me califique como fanático, traigo a colación los experimentos realizados por un grupo de científicos británicos quienes están modificando genes en pollos domesticados. Aseguran que la meta a largo plazo es evitar que propaguen enfermedades. En mi criterio como teólogo, es estropear la obra de Dios.

Jhon Lyall y sus colegas del Departamento de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cambridge-Reino Unido–, llevaron a cambio un experimento de prueba generando aves modificadas genéticamente, todavía no asequibles en el mercado.

Ahora, en una desenfrenada carrera por ganarles en experimentos a otros países, el gobierno de China reportó la generación de 27 ratones vivos a partir de manipulaciones a células madre. La "proeza" se atribuye a los científicos Qi Zhou y Fanyi Zeng, de la Academia de Ciencias de Pekín. Trabajaron con la piel de roedores, modificando el ADN para articular nuevas condiciones de vida para estos animalitos.

¿Pecado la ciencia? No, no creo que experimentar de cara a nuevos avances de la ciencia sea pecado, pero sí, manipular la vida. ¿Queremos entonces que no vengan las consecuencias sobre el género humano? Es evidente que las consecuencias del pecado se revierten en maldiciones y hoy por hoy, experimentamos las consecuencias.

El pecado desata maldiciones

El pecado trae maldición al género humano y a la tierra. Las crisis que experimentan muchas naciones, incidiendo en la vida de millares de personas que sufren las secuelas.

–¿Acaso Dios no se da cuenta del dolor que sufrimos?-se lamentó una mujer damnificada por las inundaciones y deslizamientos de tierra en la región serrana de Río de Janeiro, en Brasil–. ¿Dónde está el amoroso Padre del que nos hablan cada domingo en las iglesias–, sollozaba en medio de la desolación de una casa en ruinas.

Sin duda usted y yo nos hemos formulado los mismos interrogantes al apreciar el panorama desalentador que nos rodea: hambre, miseria, violencia, crímenes, abuso de menores, abandono de mujeres con hijos, terremotos y tragedias que rayan en la frontera de lo increíble.

Pero, ¿es Dios el culpable de tanto dolor que prevalece en el mundo hoy día? En absoluto. La Biblia nos enseña que la culpa es de las propias personas que acarrean maldiciones sobre sí mismas y sobre la tierra a causa de las trasgresiones a los mandatos de Dios en las que están inmersas.

El apóstol Pablo escribió a los creyentes de Roma en el primer siglo: "Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad."(Romanos 1.18, Nueva Versión Internacional)

Cada vez que vamos en contravía de lo dispuesto por el Señor, sembramos semillas de destrucción en nuestras vidas, las de quienes nos rodean y el suelo que pisamos. Esta realidad que no podemos ocultar ni ignorar, llevó al propio apóstol a exhortar a los creyentes de Colosas y también a nosotros hoy: "Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. Por estas cosas viene el castigo de Dios."(Colosenses 3:5, 6. Nueva Versión Internacional)

Hay juicio. La Biblia es clara al advertirlo. Hasta tanto renunciemos al pecado, las consecuencias son inevitables y nuestro Adversario Satanás, que no desaprovecha oportunidad, aviva el fuego para que se interrumpan las bendiciones. Él quiere vernos esclavizados porque esa es su naturaleza: la maldad (Cf. Juan 10:10)

Maldiciones que permanecen en el tiempo

La caída del género humano partió de la tentación desplegada por la serpiente antigua: Satanás. Como consecuencia de lo que hizo, Dios le maldijo (Cf. Génesis 3.14)

A continuación el Padre celestial explicó a nuestro padre Adán las consecuencias que había desencadenado su insensatez y desobediencia: "Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida. La tierra te producirá cardos y espinos, y comerás hierbas silvestres."(Génesis 3.17, 18. Nueva Versión Internacional)

¿Acaso concluyeron las maldiciones al morir Adán? Por supuesto que no, por el contrario, permanecen en el tiempo a causa del pecado, como advirtió el profeta: "…Por eso, porque pecamos contra ti, nos han sobrevenido las maldiciones que nos anunciaste, las cuales están escritas en la Ley de tu siervo Moisés."(Daniel 9:11).

Las maldiciones producto del pecado son consistentes con el paso de los años y de los siglos, a menos que aquél que peca se arrepienta y volverse de su maldad, caminando de la mano del Señor Jesús. Es real y lo es desde el comienzo de la humanidad (Cf. Génesis 4:10, 11; Romanos 8:18-22)

Quizá usted se pregunta por qué enfrenta una concatenación de momentos difíciles, crisis y adversidad. Pareciera que nada sale bien. "Una racha de mala suerte.", diría alguien para tratar de explicar lo que está ocurriendo con su existencia y el enorme conflicto por el que atraviesa.

¿Ha pensado que su situación obedece al pecado en el que se encuentra inmerso o que tal vez oculta? Probablemente nadie lo conoce, pero nuestro Padre celestial sí.

Evalúe su crisis actual

Un dicho popular en Latinoamérica señala que "Cosechamos lo que sembramos". Real. El pecado ha sumido a infinidad de hombres, mujeres, jóvenes y hasta adolescentes en una profunda crisis; lo grave es que los seres humanos están llegando a límites insospechados de insensibilidad, en esa frontera peligrosa de la cauterización de la conciencia que nos lleva a pensar que el pecado no es pecado.

El profeta Oseas denunció hace más de dos mil años: "Cunden, más bien, el perjurio y la mentira. Abundan el robo, el adulterio y el asesinato. ¡Un homicidio sigue a otro! Por tanto, se resecará la tierra, y desfallecerán todos sus habitantes. ¡Morirán las bestias del campo, las aves del cielo y los peces del mar!"(Oseas 3:2, 3. Nueva Versión Internacional)

Por su parte Jeremías describe vívidamente la gravedad de las maldiciones que desencadena el pecado: "…Has contaminado la tierra con tus infames prostituciones. Por eso se demoraron las lluvias, y no llegaron los aguaceros de primavera…"(Jeremías 3:2, 3. Nueva Versión Internacional. Cf. Esdras 4.5)

Le sugiero especial cuidado con estos pasajes bíblicos; iría más allá al recomendarle que los lea de nuevo, con mucho detenimiento. Descubrirá que el pecado, tal vez el mismo que usted anida en el corazón y que pocas o ninguna persona conocen, detiene las bendiciones que Dios nos tiene preparadas y abre las puertas a las maldiciones.

Renuncie a las maldiciones

Usted es un Triunfador, no lo olvide jamás. ¡Dios lo está llamando a renunciar al pecado y a sobreponerse a una vida signada por las maldiciones! El autor sagrado advirtió, hablando en Nombre del Señor: "Por eso, ¡escuchen, naciones!…Escucha tierra: Traigo sobre esta tierra una desgracia, fruto de sus maquinaciones, porque no prestaron atención a mis palabras, sino que rechazaron mi enseñanza."(Jeremías 6:18, 19. Nueva Versión Internacional)

No es nuevo. Desde hace siglos el amado padre celestial está abriendo las puertas para que usted comience una nueva vida. Es necesario renunciar al pecado y acogerse al perdón que nos aseguró el Señor Jesús con su sacrificio en la cruz.

El Proceso de ser libres comienza con arrepentirnos y volver nuestra mirada a Dios: "Cuando yo cierre los cielos para que no llueva, o le ordene a la langosta que devore la tierra, o envíe pestes sobre mi pueblo, si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra."(2 Crónicas 7:13, 14. Nueva Versión Internacional)

Es hora de renunciar al pecado. La maldad no puede seguir acunándose en nuestro corazón, como escribió el apóstol Juan: "El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecado desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo."(1 Juan 3:8. Nueva Versión Internacional)

Puedo asegurarle que el curso de su historia puede cambiar. Hoy, ahora, Basta que reconozca el pecado factor desencadenante de los malos momentos que atraviesa, la enfermedad y la ruina.

Es necesario arrepentirnos y volvernos a Dios. Es el paso esencial para romper el mundo de las maldiciones que impiden las preciosas bendiciones que Dios tiene para nosotros, nuestra familia y nuestra tierra.

Decídase hoy. Ahora que está caminando Por el Sendero de los Triunfadores, no puede permitir que ninguna fuente de maldición toque a su puerta o anide en su vida…

Capítulo 13

Los Triunfadores someten sus planes y proyectos a Dios

Aun cuando mi esposa Lucero insiste en que no cuente pasajes de mi vida, no me resisto hoy-frente al computador-a compartirles algo anecdótico pero a la vez edificante. En cierta ocasión, quedé sin empleo. Con los pocos pesos que me quedaban en el bolsillo y ante la premura de sostener un hogar, decidí comprar un carro de refrescos. ¡Buena idea! Hacía un calor insoportable en nuestro pequeño pueblo.

Estaba feliz. Lucero no hacía sino verme contento, pero como siempre, guardaba prudente silencio.

Monté el negocito junto a una avenida transitada. Estaba convencido que sería un éxito. "Sin duda más de un conductor detendrá su vehículo para comprar refrescos", razonaba.

Pero oh, sorpresa de sorpresas. ¡Justo cuando abrí el puesto de refrescos con hielo, comenzó a llover! Caía agua a cántaros.

Todo mi capital quedó reducido a un charco, sobre un costado de aparato en el que colocaba todos los elementos para las preparaciones.

Ese día comprendí que aunque los planes parezcan excelentes y en cierta medida tengamos todo cuidadosamente calculado, no todas las veces terminan en éxito…

¿Cómo tener éxito en nuestros planes?

Con mucha frecuencia, más de la que usted puede imaginar, me preguntan: "¿Cómo asegurar éxito en los proyectos que emprendemos?". La respuesta debe circunscribirse a lo que dice la Biblia. En las Escrituras encontramos varios principios que comparto con todos ustedes:;

1. Vivir conforme a la voluntad de Dios

Si queremos recibir ricas bendiciones del Señor es necesario que nos movamos conforme a Su voluntad: "Confía en el SEÑOR y haz el bien; entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás."(Salmo 37:3, Nueva Traducción Viviente).

Le invito a considerar el hecho de que el texto plantea dos elementos fundamentales que tanto usted como yo debemos asimilar y poner en práctica: Confiar en Dios-dejando de lado todo viso de autosuficiencia o de afincarnos en nuestras propias capacidades–, y hacer el bien. En todo momento. Dos cimientos para que usted y yo seamos ricamente bendecidos.

No podemos anhelar prosperidad material y espiritual a menos que nos movamos en la voluntad de Dios y dejemos de hacer lo que queremos. Es esencial para recibir ricas bendiciones.

2. Amar, obedecer y comprometernos con Dios

Dios fue claro al advertir al pueblo de Israel cuando se encontraban a las puertas de la tierra prometida: "Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre las bendiciones y maldiciones. Ahora pongo el cielo y la tierra como testigos de la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes pueda vivir! Puedes elegir esa opción al amar, al obedecer y al comprometerte firmemente con el SEÑOR tu Dios. Esa es la clave para tu vida. Y si amas y obedeces al SEÑOR, vivirás por muchos años en la tierra que el SEÑOR juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob."(Deuteronomio 30:19, 20. Nueva Traducción Viviente)

Por favor, tome nota: amar a Dios, obedecerle y comprometerse con Él abre las puertas para que usted y yo seamos prosperados.

3. Deléitese en el SEÑOR

Ser cristianos no es fácil, pero tampoco imposible. Cuando miramos el vivir cristiano como una carga y no como la base para crecer tanto en lo personal como en lo espiritual, sin duda el profesar la carga nos parecerá sumamente difícil. En cambio, será muy diferente la perspectiva si encontramos que a través de caminar de la mano de Dios, todo es posible. Es la base para recibir bendiciones; se abren las puertas para lo mejor que nuestro amoroso Padre celestial tiene para nosotros, como dicen las Escrituras: "Deléitate en el SEÑOR, y él te concederá los deseos de tu corazón."(Salmo 37:4, Nueva Traducción Viviente)

Insisto: Dios quiere darnos lo mejor de lo que usted y yo queremos. Él jamás podrá dejar de lado su naturaleza de Padre amoroso que quiere bendecirnos. Entonces, vivir a Cristo es la base para que recibamos las bendiciones materiales y espirituales que Dios quiere darnos.

4. Someta los planes a Dios

No siempre lo que usted y yo deseamos-sin que haya nada de malo en ello-está en consonancia con la voluntad de Dios. Es probable incluso, que los proyectos-aunque luzcan benéficos, no honren ni glorifiquen a nuestro amado Padre celestial.

El rey David escribió: "Entrega al SEÑOR todo lo que haces…"(Salmo 37:5 a, Nueva Traducción Viviente)

Es imperativo que desde hoy, usted se fije el propósito de someter todos los planes y proyectos en manos del Padre celestial. Él que nos creó, sabe qué nos conviene, y si es para bien nuestro, sin lugar a dudas nos lo concederá.

5. Confiar en Dios

Tras someter los planes en manos de Dios, es necesario confiar plenamente-sin reservas-en Él. El texto bíblico añade: "…confia en Dios…" (Salmo 37:5 b, Nueva Traducción Viviente)

Confiar no es otra cosa que alimentar la fe. Simplemente creer. Un principio poderoso que le ayudará a ver materializados su sueños.

6. Permita que Dios obre

Un problema común entre muchos cristianos estiba en que una vez piden la intervención del Señor, quieren ayudarle a hacer las cosas. ¡Tremendo error!

El autor sagrado nos enseña que además de entregar al Padre celestial todas las iniciativas, debemos depositar toda nuestra confianza en Él y dejar que haga las cosas a Su manera, y en su propio tiempo: "…y Él te ayudará."(Salmo 37:5 c. Nueva Traducción Viviente)

¿Qué aprendemos? Que es necesario dejar que Dios obre. Él tiene su propio reljor-muy diferente del nuestro–. En esencial, deje a Dios ser Dios.

7. Pida, pero en la voluntad de Dios

Sin duda usted y yo pedimos a Dios muchas cosas. Ahora, la pregunta es: ¿Por qué no recibimos respuesta a nuestras oraciones? El apóstol Santiago nos ofrece una respuesta: "… no tienen lo que desean porque no se lo piden a Dios. Aun cuando se lo piden, tampoco reciben porque piden con malas intensiones; desean solamente lo que les dará placer."(Santiago 4:3 b, 4, Nueva Traducción Viviente)

Es importante que aprendamos a pedir a Dios. ¿De qué manera? Sometiendo al SEÑOR todos nuestros planes, lo que implica que le dejemos obrar en su voluntad, y no en la nuestra.

Usted y yo estamos en el umbral de que se cumplan nuestros planes. En Dios, y bajo Su voluntad, no hay límites. Recuerde que Él nos hace Triunfadores…

Capítulo 14

Los Triunfadores edifican familias de éxito

Miraba a través de la ventana hacia la nada, con la expresión de quien comprueba-en un instante fugaz-que el tiempo se detuvo y todo alrededor está congelado. Angustia, tristeza, desolación. Marha no encontraba salida al laberinto.

Jamás pensé que nuestra relación llegara a este punto muerto-se lamentó–. Lo único cierto es que vamos camino al divorcio–, murmuró con desesperanza.

Trajo a su mente los recuerdos desdibujados con el paso de los años. El día que se casaron, confiaba que todo saldría bien; que sería un camino de rosas. La realidad ahora era bien diferente.

La noche anterior había intentado dialogar con su esposo. La conversación terminó en una acalorada discusión en la que él le hizo un listado pormenorizado de todos sus errores y todo cuanto no le gustaba de ella. "No tiene sentido de que sigamos intentando salvar esta relación", le dijo con frialdad.

Martha se preguntaba con rabia y desesperación de qué servía tener un auto nuevo, una casa hermosa y enorme en un lugar privilegiado de la ciudad, un alto cargo como ejecutiva en una compañía de seguros y estar en el umbral de terminar una especialización en finanzas. La respuesta, aunque quiso reprimirla fue ¡De nada!

Dio vueltas por la habitación. No tenía ganas ni siquiera de bajar a tomar la cena. Y la pregunta que gravitaba en sus pensamientos y se resistía a dejarla tranquila: "¿Cómo lograr el matrimonio deseado?".

Una relación sólida y en armonía sí es posible

Las crecientes cifras de divorcios que sobrepasan el 25% en Europa, el 30% en Latino América y el 40% en los Estados Unidos, encienden las luces de alarma respecto al futuro de nuestra sociedad.

¿Hay una alternativa a mediano y largo plazo que nos permita disminuir el porcentaje de separaciones?¿Cómo propiciar el afianzamiento de las relaciones de pareja y del esquema padres-hijos?¿Qué nos garantiza sostenibilidad en el tiempo de la solidez matrimonial?

Tenga presenta que quienes caminan Por el Sendero de los Triunfadores, se preocupan por edificar familias de éxito. Probablemente se pregunte, ¿Cómo lograrlo?¿Qué recomendaciones debo tener en cuenta? Para ayudar a despejar estos interrogantes, comparto con usted diez principios tomados de la Biblia que resultarán útiles en su hogar. Recuerde que una adecuada cimentación parte de aprender, asumir y aplicar principios y valores.

1. Asuma compromiso con su familia

Un alto ejecutivo de empresa, con ingresos de mucha significación que le permitían disfrutar de muchos privilegios, se quitó la vida de Sao Pablo, Brasil. ¿Qué pudo llevarle a tomar una decisión, cuando literalmente no le faltaba nada? Su familia… Era un caos. Sostenía permanentes discusiones con su esposa y, su hija menor, era drogadicta. Varias veces la encontraron durmiendo en las calles. El empresario no soportó la presión y acudió al suicidio.

Una medida extrema, sin duda. La solución estriba en asumir un compromiso real con nuestra familia. Dios debe ocupar el primer lugar, y el segundo, su hogar. Por supuesto, el trabajo es importante, pero ocupa una tercera posición en las prioridades que debe cubrir.

Dios trazó pautas muy específicas que llevan a concluir la necesidad de asumir un compromiso decidido y permanente con el núcleo familiar: "Las esposas deben estar sujetas a sus esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de la esposa, como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo; y él es también su Salvador. Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las esposas deben estar en todo sujetas a sus esposos. Esposos, amen a sus esposas como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella… De la misma manera deben los esposos amar a sus esposas como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa, se ama a sí mismo. Porque nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida, como Cristo hace con la iglesia, porque ella es su cuerpo. Y nosotros somos miembros de ese cuerpo."(Efesios 5:22-30, Versión Popular Dios habla hoy)

Anteponer nuestros intereses-entre ellos el ámbito laboral-a nuestro cónyuge e hijos, representa un grave error. Con ellos, que son el círculo más cercano y el privilegio que Dios nos concedió, estamos llamados a desarrollar altos niveles de compromiso. Descuidarlos, afecta la relación y amenaza con llevarla al precipicio.

2. Reconozca el valor de su cónyuge

Recuerdo a una mujer que, apenas el esposo disciplinaba a sus hijos, esperaba que se fuera e inmediatamente le decía a los chicos: "Es que su padre es muy autoritario". Además de restarle autoridad a su marido, difundía una pésima imagen de él,

El apóstol Pablo enfatizó en la necesidad de dar el valor apropiado al cónyuge. Escribió: "En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido."(Efesios 5:33, La Biblia de Las Américas)

Otro pasaje revelador se encuentra en la carta que dirigió a los creyentes de Galacia: "Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe."(Gálatas 6:10, Nueva Versión Internacional) ¿Cuál es la razón para desechar todo mal trato que reste la importancia que debe ocupar nuestro cónyuge? La recomendación de Dios mismo a través del Señor Jesús: "Así que y a no son dos, sino uno solo. De modo que el hombre no debe separar lo que Dios ha unido."(Mateo 19:6, Versión Popular Dios habla hoy)

Siempre medite en el hecho de que su cónyuge es muy valioso. Es un privilegio que comparte su vida con él o con ella. Dios le ama y usted debe igualmente, amar a la persona a la que se unió en matrimonio.

3. Reconozca que el amor no tiene límites

Si de verdad amamos a nuestro cónyuge y a los hijos, entenderemos que el amor no está condicionado. El apóstol Pablo describió la grandeza del amor en el pasaje magistral de su carta a los corintios: "Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo.."(1 Corintios 13:4-7, Versión Popular Dios habla hoy)

Apropiado tenerlo en cuenta porque infinidad de personas, apenas tienen el primer problema con su cónyuge o los hijos, conciben la separación como la única salida a los conflictos.

4. Respete los roles y autoridad

Un problema enorme en los matrimonios de hoy día, lo representa el desconocimiento de los roles y el irrespetar la autoridad. El apóstol Pablo salió al paso en este asunto al explicar: "Ahora bien, quiero que entiendan que Cristo es cabeza de todo hombre, mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de Cristo."(1 Corintios 11:3, Nueva Versión Internacional)

Si no me sujeto los superiores donde me desenvuelvo socialmente, estoy asegurando el irrespeto; igual, si no me sujeto a mi cónyuge, no puedo pretender que mis hijos se sujeten. En alguna oportunidad vino al Señor Jesús un alto oficial del ejército romano cuyo siervo estaba gravemente enfermo. La escena ocurrió en Capernaum y la relata el evangelio de Mateo, en el capítulo 5: "Jesús le respondió: –Iré a sanarlo. El capitán contestó: –Señor, yo no merezco que entres en mi casa; solamente da la orden, y mi criado quedará sano. Porque yo mismo estoy bajo órdenes superiores, y a la vez tengo soldados bajo mi mando. Cuando le digo a uno de ellos que vaya, va; cuando le digo a otro que venga, viene; y cuando mando a mi criado que haga algo, lo hace. Jesús se quedó admirado al oír esto, y dijo a los que le seguían: –Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe como este hombre."(Mateo 5:7-10, Versión Popular Dios habla hoy)

El principio es sencillo: sujeción a la autoridad. Cristo mismo, con todo y ser el Salvador, se sujeta al Padre como describe el apóstol Pablo: "Y cuando todo haya sido sometido a El, entonces también el Hijo mismo se sujetará a aquel que sujetó a El todas las cosas, para que Dios sea todo en todos."(1 Corintios 15:28, la Biblia de Las Américas)

Revise su relación familiar. Quizá como esposo no quiere reconocer el valor y autoridad de su esposa, o viceversa. Es necesario que aplique correctivos a su perspectiva y que, desde hoy, asuma la importancia de someterse a la autoridad de su pareja. No que deje que le vulnere o atropelle, sino que comprenda el rol que de desempeña y lo respete.

5. Forme su familia en principios bíblicos

Es imperativo que abramos puertas a las enseñanzas de la Biblia. Son proveen de principios y valores que dan solidez a nuestra relación de pareja y en el trato con los hijos.

Hace pocos días estaba en una librería de mi amada Santiago de Cali hojeando libros. Encontré una veintena de títulos de "fórmulas infalibles" para tener hogares de éxito. Descubrí, en todos, que las "novedosas enseñanzas" son las mismas que desde siglos están contenidas en las Escrituras,

Cabe aquí recordar la instrucción que impartió Dios a Israel y a nosotros hoy: "Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca…" (Deuteronomio 6: 6-8, Nueva Versión Internacional)

Estas pautas, aprendidas en la Biblia y que aplicamos a nuestra cotidianidad, permiten que alcancemos solidez en nuestro matrimonio. Nos aseguran el éxito.

6. Desarrolle el principio de la conciliación

Es natural que al interior del matrimonio haya diferencias. Son al fin y al cabo, mundos diferentes. Usted no está obligado a pensar igual que su cónyuge o sus hijos. No obstante el que no tengamos la misma opinión no valida que asumamos una posición de rivalidad.

En esa dirección un principio que debemos aprender es el de la conciliación que va de la mano con la negociación. El apóstol Pablo lo explica magistralmente cuando escribió a los creyentes de Filipos: "No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros."(Filipenses 2:3, 4. Versión Popular Dios habla hoy)

En una sociedad gobernada por el individualismo como aquella en la que nos desenvolvemos, es natural que nos bombardeen con ideas que hablan de hacer "valer la autoridad", En cierta medida es una manifestación de orgullo. Recuerde que el rey Salomón, un hombre de los más famosos en la historia por la autoridad que ejerció, instruyó: "En los planes del justo hay justicia, pero en los consejos del malvado hay engaño."(Proverbios 12.5)

Imponer nuestro criterio sin escuchar razones puede llevarnos al fracaso. Revise este punto y si lo considera ajustado a la realidad que está viviendo, aplíquelo, aprendiendo a conciliar y negociar.

7. Darle el primer lugar a Dios

La crisis sin precedente que atraviesan las familiares, además de la ausencia de valores y principios que ha ido socavando sus bases, tiene como fundamento dejar a Dios de lado. No tomarlo en cuenta para algo de tanta trascendencia como es la edificación del hogar.

"Hoy me arrepiento de todo lo que hice, pensando incluso que hablar de religión era contraproducente para la formación de mis hijos", explicó una madre desesperada cuando pidió el ingreso de un adolescente a un centro de rehabilitación de drogadictos. "Ojala hubiera permitido antes que Dios reinara en mi hogar", se lamentó.

Su apreciación es la misma que tienen decenas de padres y madres de familia que terminan reconociendo la necesidad de tener fundamentos bíblicos en el proceso formativo de las nuevas generaciones.

Al respecto la Biblia enseña: "Si el Señor no construye la casa, de nada sirve que trabajen los constructores; si el Señor no protege la ciudad, de nada sirve que vigilen los centinelas. De nada sirve trabajar de sol a sol y comer un pan ganado con dolor, cuando Dios lo da a sus amigos mientras duermen."(Salmo 127:1- , Versión Popular Dios habla hoy)

Dios no solo es la fuente de nuestra provisión diaria, sino que nos guía en los caminos a tomar diariamente. Él es el mejor orientador sobre cómo criar a los hijos. Nos permite ser sabios para tomar decisiones acertadas.

Quizá usted ha mantenido al Señor al margen de su existencia. Hoy es el día para que le abra las puertas, de su corazón y de su familia.

8. Desarrolle el principio de la tolerancia

Todos los seres humanos experimentamos altibajos. Unos mantienen equilibrio en su temperamento mientras que otros son susceptibles a la influencia del entorno y un tercer grupo no se aceptan a si mismos ni a los demás y reaccionan ante todo y todos porque la más mínima provocación los lleva a explotar en ira.

En la vida de pareja se aprecia también –en unos casos más que en otros-la oscilación de los estados de ánimo. ¿Qué hacer entonces cuando nuestro cónyuge está alterado? Guardar prudencia. Al respecto el rey Salomón exhortó: "La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego. La lengua de los sabios destila conocimiento; la boca de los necios escupe necedades."(Proverbios 15:1, 2, Nueva Versión Internacional)

Si nos dejamos provocar por el mal genio de nuestro esposo o esposa o percibimos su molestia como un ataque personal, lo apropiado es guardar la calma hasta tanto se produzca un cambio en él o ella; de lo contrario, nuestra situación se complicará y terminaremos en gresca. Recuerde que lo sabio es callar y no avivar las diferencias expresando insensateces de las que luego nos arrepentimos. Este comportamiento atemperado está anclado en la necesidad de ser tolerantes.

9. Valore a sus hijos como un verdadero tesoro

Hay una enorme diferencia entre consentir a los hijos, pasando por alto sus errores, y otra, el amarlos. Es necesario que los queramos muchísimo, pero también que los disciplinemos cuando haya lugar. Amor, educación y correctivos van de la mano.

A través del autor bíblico, Dios enfatizó en la necesidad de valorar apropiadamente a nuestros hijos como el valioso tesoro que representan: "Los hijos que nos nacen son ricas bendiciones del Señor. Los hijos que nos nacen en la juventud son como flechas en manos de un guerrero. ¡Feliz el hombre que tiene muchas flechas como esas! No será avergonzado por sus enemigos cuando se defienda de ellos ante los jueces."(Salmo 127:3-5, Versión Popular Dios habla hoy)

Una mujer desesperada se lamentaba porque sus hijos le estaban "sacando canas". Incluso, pensaba sacar a la calle a dos de ellos. "No los soporto", me dijo. Coincidimos en que si bien es cierto los chicos hoy día representan un reto para nosotros como progenitores, es necesario cambiar nuestra apreciación sobre ellos y reconocer la bendición que representan para nuestra vida. Cuando tenemos eso claro, tendremos efectividad cuando oremos para que Dios los cambie.

Usted y yo no cambiamos a nadie; es Dios quien lo hace. Si nuestra confianza está cifrada en Él, nos ayudará a imprimir transformación en la forma de disciplinar y generar principios y valores en nuestros hijos.

10. Tome tiemplo para planear qué hacer

Cuando asumimos la enorme tarea y responsabilidad de contraer matrimonio, sobre los hombres de los cónyuges recae una enorme responsabilidad: planear qué será del hogar que con ayuda de Dios comienzan a construir. No podemos improvisar, es necesario tomar tiempo para definir metas específicas.

Una familia en donde no hay objetivos y el esposo y la esposa no saben ni para dónde van y menos adónde llevarán a sus hijos, está condenada al fracaso. El Señor Jesús ilustró este principio de planear y medir cuidadosamente cada uno de nuestros pasos cuando enseñó: "Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla? Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzarán a burlarse de él, y dirán: Éste hombre ya no pudo terminar lo que comenzó a construir. O supongamos que un rey está a punto de ir a la guerra contra otro rey. ¿Acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil hombres puede enfrentarse al que viene contra él con veinte mil? Si no puede, enviará una delegación mientras el otro está todavía lejos, para pedir condiciones de paz."(Lucas 14:28-32, Nueva Versión Internacional)

Recuerdo a un hombre que sin consultar a su esposa y menos tener en cuenta la opinión de sus hijos, vendió la casa para comprarse un taxi; el vehículo era de segunda mano y salió malo, averiado. Lo vendió también y compró unos cerdos con el propósito de establecer un criadero. Los animales murieron y hoy vende dulces en una avenida de la ciudad. ¿Qué pasó? No planeó acertadamente cada uno de sus pasos y se encaminó a la derrota.

Sobre esa base es necesario identificar dónde estamos ahora y a dónde queremos llegar. Evaluar cuáles son nuestras potencialidades y con qué recursos podemos contar. Aquí es necesario tener en cuenta nuestros dones y tales, provistos por Dios para facilitarnos el camino al triunfo.

En esa dirección, es necesario que planifiquemos nuestro presente y el mañana, a nivel personal pero también, familiar (Cf. Proverbios 19:15; Eclesiastés 10:18; Proverbios 19:8) Recuerde siempre que "El afán sin conocimiento no vale nada; mucho yerra quien mucho corre. La necedad del hombre le hace perder el rumbo, y para colmo se irrita contra el Señor. El que adquiere cordura a sí mismo se ama, y el que retiene el discernimiento prospera…La pereza conduce al sueño profundo; el holgazán pasará hambre."(Proverbios 19:2, 3, 8, 15 Nueva Versión Internacional)

Tenga presente que está en juego no solo su vida sino la de su cónyuge y sus hijos. Lo aconsejable es planear entre todos, consultar sus expectativas y orientarse a metas específicas que a mediano y largo plazo les permitirán cosechar satisfacciones, con su futuro sólido.

Recuerde que usted no será un verdadero Triunfador hasta tanto se preocupe por su familia y contribuya decididamente a edificarla bajó sólidos principios y valores…

Capítulo 15

Los Triunfadores se preparan para grandes metas

El sol moría en las montañas, escondiéndose con desgano detrás del volcán Puracé mientras la ciudad de Popayán, en Colombia, comenzaba a iluminarse con los faroles que adornan sus casas grandes, blancas e imponentes, últimos vestigios de la arquitectura colonial de hace dos siglos.

Eduardo Discoli entró como conquistador de la antigüedad, montando su fiel amigo "Chalchalero", el moderno rocinante en el que ha recorrido más de cinco mil kilómetros desde cuando salió de su pueblo natal, San Pedro, en Argentina, en procura de conocer gran parte del mundo…

Este quijote del siglo veintiuno no lucha contra molinos de viento sino contra la indiferencia. Su expedición la emprendió el 19 de agosto del 2001, cuando decidió materializar el sueño que acarició por 34 años: cabalgar por América, llegar a los Estados Unidos, embarcarse hasta España y desde allí, a lomo de caballo, hacer el rodeo necesario hasta Egipto, en el norte de África, país que constituye su más caro anhelo. Aún sigue en su propósito…

Cada día recorre alrededor de treinta kilómetros. En su mente guarda las imágenes de los paradisíacos lugares que a visitado, los que desde la distancia semejan postales de múltiples colores y que se convierten– para propios y extraños– en una réplica del paraíso terrenal.

A cada lugar donde llega, habla del amor, de la tolerancia y de la necesidad de ponernos los zapatos del otro para aproximarnos a su forma de pensar, de actuar y sentir. "Es la mejor forma de comprender a los demás", razona. Sabe que le resta mucho camino, pero sigue con optimismo, fe y confianza. Llegará a su meta. Lo tiene claro. Lucha por ese propósito. Sabe que los ganadores no se rinden.

Aun cuando muchos le miran con extrañeza o hay quienes se ríen, sigue adelante porque está enamorado de su sueño y sabe que sólo los triunfadores alcanzan aquello que se proponen en el corazón.

Lo que marca la diferencia

Nuestra sociedad se divide entre triunfadores y perdedores. Hace algún tiempo conocí sobre un grupo muy particular de personas que se reúnen en un pequeño bar de ciudad de México. El lugar es pequeño y se encuentra discretamente ubicado en una calle de poco acceso en la periferia de la ciudad. Justo en la puerta, en un letrerito modesto se puede leer "Club de los Fracasados".

Me llamó poderosamente la atención porque infinidad de personas en todo el mundo, forman parte de ese club. La membrecía es sencilla: basta haber renunciado a los sueños y proyectos. ¿Conoce personas así? Probablemente a muchas. Yo también he visto infinidad de hombres y mujeres que renunciaron fácilmente a sus sueños sólo porque encontraron obstáculos en el camino.

Lo que marca la diferencia entre un vencedor y un perdedor, es la actitud que asumimos ante las dificultades. Jamás olvide que Dios nos concibió con enormes potencialidades, con dones y talentos para alcanzar grandes metas. Basta que los desarrollemos. La decisión no es de Dios sino nuestra. Él ya nos creó Triunfadores, somos ustedes y yo quien elegimos serlo o no.

Sobre esta base, comparto con usted algunos principios para que desarrolle su condición de Triunfador. Son sencillos y prácticos y puedo asegurarle que enriquecerán su vida.

1. Esfuércese

Ningún Triunfador avanza en medio de las circunstancias adversas de la vida, a menos que aporte una alta cuota de esfuerzo. Cuando Josué, el conquistador de la Tierra Prometida, se encontraba en el umbral de entrar a territorios en poder de poderosos enemigos, Dios lo instó a esforzarse y a seguir adelante aun cuando arrecien las condiciones difíciles.

El Señor lo animó y le dijo: "Sé fuerte y valiente, porque tú serás quien guíe a este pueblo para que tome posesión de toda la tierra que juré a sus antepasados que les daría. Sé fuerte y muy valiente. Ten cuidado de obedecer todas las instrucciones que Moisés te dio. No te desvíes de ellas ni a la derecha ni a la izquierda. Entonces te irá bien en todo lo que hagas. Mi mandato es: "¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas."(Josué 1:6, 7, 9. Nueva Traducción Viviente)

Si avanzamos, con decisión, valentía y esfuerzo, no solo aseguramos que superaremos los obstáculos sino que, además, nos prepararemos para llegar a nuevos niveles. Los Triunfadores son dinámicos, no estáticos. Siempre tienen nuevos proyectos que emprender. No se resignan.

2. Defina planes específicos

Cuando Dios llamó a Josué a asumir una actitud valerosa y emprendedora, tal como leímos en Josué 1:6, 7, 9 también enfatizó en atender las instrucciones impartidas por Moisés con antelación; es decir, avanzar hacia una meta específica. Quien no tiene metas, no llega a ninguna parte.

Si vamos de un lado a otro, sin poner la mirada en el objetivo que procuramos lograr, lo más probable es que nos desviaremos de la línea final. Planificar es esencial para alcanzar grandes metas.

3.- Aprenda y asuma principios y valores

En medio de una sociedad en crisis como aquella en la que nos desenvolvemos, es fundamental que aprendamos y pongamos en práctica principios y valores. Constituyen los cimientos para llegar a nuevos niveles de crecimiento personal y espiritual, y para alcanzar grandes metas.

Las bases principales que aprendemos, se encuentran en la Biblia. Dios recordó a Josué la necesidad de tener presente esas pautas de vida que aseguran el éxito en todo cuanto emprendamos: "Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Sólo entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas."(Josué 9, Nueva Traducción Viviente)

La mayoría de las personas que alcancen la cumbre, que llegan donde los demás jamás siquiera imaginaron, comparten un común denominador: su existencia estuvo marcada por principios y valores.

4. Descansar en Dios

Como líderes-hombres y mujeres llamados a vencer-es natural que enfrentemos dificultades y también, períodos de fuerte presión. Lo que hace la mayoría es renunciar. Quedamos entonces ante tres escenarios: volver atrás por considerar que jamás podemos alcanzar nuestras metas; estancarnos y permanecer en ese estado por mucho tiempo hasta que las metas se vayan desdibujando con el tiempo y, por último, afianzarnos y seguir adelante.

Cuando nos sintamos a las puertas de tirar la toalla, lo esencial es que volvamos la mirada a Dios y descansemos en Él, como enseñan las Escrituras: "Él da poder a los indefensos y fortaleza a los débiles. Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan, y los hombres jóvenes caen exhaustos. En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán."(Isaías 40:29-31, Nueva Traducción Viviente)

Descansar en Dios está íntimamente ligado a confiar en Él. Tener presente que Dios sabe qué hacer en el momento apropiado y bajo las circunstancias propicias. Dios tiene el control de todo, y además, la última palabra.

5. No se mida por las realizaciones de los demás

Un poderoso enemigo de los Triunfadores es medirse a partir de los logros de quienes les rodean. Siempre habrá alrededor nuestro personas que están volando en nuevos niveles o, quizá, por debajo.

La Biblia enseña: "No te inquietes a causa de los malvados ni tengas envidia de los que hacen lo malo. Pues como la hierba, pronto se desvanecen; como las flores de primavera, pronto se marchitan."(Salmo 37: 1, 2. Nueva Traducción Viviente)

Realmente el tope que se debe superar, no es éste o aquél sino usted mismo. Batimos nuestro propio record, no el de los demás. Recuerde que muchos podrán avanzar pero nada determina que logren sus metas. El reto es usted mismo, no los demás.

6. Someta sus planes y proyectos en manos de Dios

En nuestras fuerzas podemos concebir planes y proyectos ambiciosos, pero nada determina que puedan materializarse. Recuerde que nuestra perspectiva no siempre es la mejor y lo que consideramos, tendrá éxito, puede sumirse en un rotundo fracaso.

Si entregamos nuestras iniciativas, por grandes que parezcan, en manos de Dios, tenemos asegurada la victoria. Él nos guiará a aplicar ajustes pero también, a dar los pasos apropiados en cada circunstancia, tal como nos instruye la Palabra: "Confía en el Señor y haz el bien; entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás. Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. Entrega al Señor todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará."(Salmo 37:1-5. Nueva Traducción Viviente)

Si confiamos en Dios, no tendremos reticencia en someter a Su voluntad todo cuanto emprendemos. Es un fundamento para alcanzar el éxito.

7. Persevere

Conozco infinidad de personas que emprenden proyectos, pero ante los primeros obstáculos se dan por vencidos. Renuncian fácilmente y adquieren la membrecía en el "Club de los fracasados".

El apóstol Pablo tenía plena conciencia de la necesidad de perseverar, tal como lo describe en la carta que dirigió a los creyentes de Filipos: "No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo. No, amados hermanos, no lo he logrado,   pero me concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús."(Filipenses 3:12-14. Nueva Traducción Viviente)

Examine con cuidado si es de aquellos líderes que echan por la borda sus sueños ante los primeros obstáculos, o por el contrario, sigue avante por encima de las circunstancias adversas.

Con mentalidad de Triunfadores

Cuando se encuentre inmerso en situaciones difíciles, recuerde que usted y yo fuimos creados por Dios para ser Triunfadores. Contamos con las potencialidades para llegar lejos. Nuestro amoroso Padre celestial nos creó como triunfadores no como fracasados.

Ahora, hay un último elemento sobre el que quiero llamar su atención: no permita que lo gobierne el miedo. Dios llamó al pueblo de Israel, en cabeza de sus líderes Moisés y Josué, a avanzar sin dejarse gobernar por el temor: "¡Así que sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni sientas pánico frente a ellos, porque el Señor tu Dios, él mismo irá delante de ti. No te fallará ni te abandonará. Luego Moisés mandó llamar a Josué y, en presencia de todo Israel, le dijo: ¡Sé fuerte y valiente! Pues tú guiarás a este pueblo a la tierra que el Señor juró a sus antepasados que les daría. Tú serás quien la repartirá entre ellos y se la darás como sus porciones de tierra. No temas ni te desalientes, porque el propio Señor irá delante de ti. Él estará contigo; no te fallará ni te abandonará."(Deuteronomio 31:6-8. Nueva Traducción Viviente)

Hay dos estrategias que utiliza nuestro Adversario espiritual, Satanás, para llevarnos a desistir de los grandes sueños, planes y proyectos: la primera, el temor, y la segunda, el desánimo.

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