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Por el Sendero de los Triunfadores (página 4)


Partes: 1, 2, 3, 4

Una meta que debe fijarse desde hoy, es avanzar. No mire las circunstancias, ponga su mirada en lo que está delante. Dios está con nosotros y nos asegura la victoria.

Capítulo 16

Crecimiento personal y espiritual en la vida de los Triunfadores

La luz de la bombilla por momentos amenazaba con apagarse y Roberto dedujo que estaba por llegar la medianoche. Como siempre, suspenderían el suministro de energía eléctrica en ese distante caserío de la sierra boliviana. Se afanó por leer las últimas líneas del pasaje bíblico en el que estaba meditando y se lamentó de que el tiempo transcurriera tan rápido, inmisericorde, ahora que ansiaba aprender más y más de Dios.

Señor, ayúdame a crecer más y más-oró mientras cerraba con delicadeza la Biblia, con aquella mezcla de gozo y nostalgia del novio que se despide de su amada.

Antes de acostarse hizo un análisis retrospectivo de su vida como si viajara en una máquina del tiempo. ¡Realmente había experimentado cambios! Era otro hombre. Atrás quedaban los tiempos de embriaguez y agresividad.

Dios, gracias porque has caminado junto a mi todo este tiempo-murmuró. Su esposa dormía plácidamente. Un poco más allá sus hijos estaban sumidos en un profundo sueño. Hacía frío.

Su cambio no había sido rápido; por el contrario, muchas veces quiso renunciar. No obstante, persistió. Su esposa lo animaba y él persistía. Y allí estaba, deseoso de aprender más y más, consciente de estar inscrito en el Reino de Dios por la obra redentora del Señor Jesús.

Su intimidad con Dios crecía, pero a la par, su relación con Rebeca, su esposa, y sus dos hijos adolescentes, era cada vez más placentera. ¡Dios estaba haciendo la obra!

Ahora, ¿por qué muchas personas-diría que infinidad de ellas–, enfrentan frustración? Porque no crecían y seguían tan desesperanzados, afectados y tristes, como cuando estaban fuera de la iglesia.

Muchas de esas personas terminan yéndose de la congregación, como describe el autor y conferencista cristiano, Peter Scazzero, refiriéndose a la frustración de quienes incluso deciden irse de la Iglesia, señala que "Eran seguidores sinceros de Jesucristo pero tenían, como cualquier persona, problemas relacionados con el matrimonio, el divorcio, las amistades, la crianza de los hijos, la soltería, su sexualidad, adicciones, la inseguridad, el instinto de aprobación y sentimientos de fracaso y depresión en el trabajo, la iglesia y el hogar. Vieron los mismos patrones de conflicto emocional dentro de la iglesia al igual que fuera de la misma. ¿Qué pasaba en la iglesia?…"(Peter Scazzero. "Espiritualidad Emocionalmente Sana". Editorial Vida. EE.UU. 2009. Pg. 15)

Esa es la misma situación que asiste a infinidad de personas. Se sienten desanimadas. Consideran que su paso al cristianismo no resulta significativo y que, absolutamente nada de lo que hacen, tiene sentido. Pero, ¿es esto así? En absoluto. Comparto con usted "Cinco fundamentos para el crecimiento personal y espiritual"

1. Decisión, Renuncia y Convicción

Emprender el crecimiento personal y espiritual es un viaje maravilloso. Integra el crecimiento en todas las áreas de nuestra vida a la intimidad con Dios. No podemos ser espiritualmente sólidos si esta solidez no está ligada a una buena relación consigo mismo y con los demás.

En esa dirección le invito a trasladarnos en el tiempo hasta Jerusalén. El Señor Jesús va camino de un lugar específico cuando se encuentra con un funcionario al servicio del gobierno romano. "Mientras caminaba, Jesús vio a un hombre llamado Mateo sentado en su cabina de cobrador de impuestos. «Sígueme y sé mi discípulo», le dijo Jesús.."(Mateo 9:9 a, Nueva Traducción Viviente)

Por favor, ¡Deténgase un momento! No son unas cuantas líneas consignadas en un evangelio. Esas pocas palabras resumen una vida entera. Mateo no era uno más, sino que ocupaba una posición de relevancia aun cuando era el blanco de todas las críticas. Recuerde: era un cobrador de impuestos para Roma. Sus coterráneos lo consideraban traidor. El hecho de tener trato con gentiles, llevaba a que lo categorizaran como impuro y, además, que lo tuvieran excluido del templo. No obstante, por donde pasaba, nadie podía dejar de hablar de él.

Recuerde que los publicanos no sólo eran notorios por su explotación sino que condenados al ostracismo religioso y político por su condición de colaboradores con el gobierno pagano que los mantenía dominados.

¿Imagina cuántas horas pasó sin dormir, preocupado por el futuro en apariencia incierto que le esperaba al quedar sin empleo?¿Qué reacción asumiría su esposa?¿Quedarían desilusionados sus hijos? Uno y mil pensamientos cruzaron su mente.

Tras la crisis interior, Mateo asumió tres elementos claves en su vida: Decisión, Renuncia y Convicción.

Si usted anhela experimentar crecimiento, debe Decidirse por Cristo; a este primer paso, sumar la Renuncia a todo aquello que se constituye en una pesada carga que le impide avanzar (rencor, resentimiento, temores, dudas, para mencionar sólo algunos sentimientos perjudiciales), y avanzar a un tercer nivel: Convicción.

2. Compromiso

Una mujer recibió prescripción de su médico: "Deje de fumar y puedo asegurarle que quitará de su cabeza la amenaza de un cáncer". Ella prefirió seguir fumando. Un enfisema la llevó a la tumba. ¿Ha visto a infinidad de personas que aún sabiendo qué decisión deben tomar, persisten en lo que hacen?. Les falta compromiso.

Cuando Dios a través del Señor Jesús llamó a Mateo, él evaluó su situación; tenía mucho que perder, desde la perspectiva terrenal, pero quería ese poco más que le ofrecía el Salvador. El pasaje explica que "…Jesús llama a Mateo. Entonces Mateo se levantó y lo siguió."(Mateo 9:9 b, Nueva Traducción Viviente)

Comprometerse es ir mucho más allá. No basta con conocer lo bueno, es necesario dar un paso adelante. ¿Recuerda la historia de los sobrevivientes de los Andes, aquellos que sufrieron el accidente aéreo? Decidieron avanzar aun cuando corría peligro su existencia en medio de las enormes cumbres de nieve. ¿Qué habría sido de ellos si no se hubiesen comprometido? Habrían muerto todos.

Veamos su vida: ¿Sabe que es un caos?¿El hogar está en crisis?¿No pude dejar una adicción?¿Está atravesando una crisis financiera sin precedentes? Dios quiere ayudarle. Si usted le abre las puertas de su corazón y se compromete, puedo asegurarle que el panorama cambiará y además, sentará bases para experimentar el crecimiento personal y espiritual que tanto anhela.

3. Adelante, siempre adelante

¿Quiénes llegan al final de la carrera? Aquellos que perseveran. El asunto no es ser el primero en arrancar, sino en persistir, avanzar aun cuanto se tenga todo en contra. Igual en la vida cristiana. Es probable que recibamos críticas y oposición; sin embargo, esa situación no debe llevarnos a renunciar. De lo contrario, habríamos perdido el camino recorrido.

Tras el llamamiento a Mateo y su decisión de seguir a Jesús, se desataron toda suerte de tormentas en su contra. "Más tarde, Mateo invitó a Jesús y a sus discípulos a una cena en su casa, junto con muchos cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama. Cuando los fariseos vieron esto, preguntaron a los discípulos: «¿Por qué su maestro come con semejante escoria?"(Mateo 9: 10, 11. Nueva Traducción Viviente)

Cuando este otrora "pecador" recibió a Cristo, compartió esas Buenas Nuevas y convidó a sus allegados para escuchar el mensaje de Salvación. Compromiso. Un llamamiento a todos nosotros, a no quedarnos con el tesoro de la salvación sino a compartirlo con amigos, familiares, allegados.

Ahora, cambiar no asegura que enfrentaremos toda suerte de ataques. Satanás, nuestro eterno adversario, no querrá que salgamos de su redil y levantará en contra nuestra todo su arsenal de improperios, críticas y juzgamiento. ¿Debemos renunciar? En absoluto. Si permanecemos asidos de la mano de Jesucristo, tenemos asegurada la victoria.

4. Cambio interno y externo

No basta asistir regularmente a una iglesia, leer la Biblia o tal vez pasar un tiempo en oración para llamarnos Cristianos. Es un término que designa a los seguidores de Cristo, aquellos que experimentan una profunda transformación interna, cambios en su mundo interior que se ven reflejados en el mundo alrededor, en nuevos pensamientos y actitudes.

El asunto está en que Dios se preocupa por aquellos que el mundo deja de lado. Para Él son muy importantes. Los ve no como lo que son sino como aquellos hombres y mujeres que llegarán a ser. Ante la lluvia de críticas y cuestionamientos, incluso de carácter religioso en contra de Mateo y del propio Maestro, vino una respuesta contundente: "Cuando Jesús los oyó, les dijo: «La gente sana no necesita médico, los enfermos sí»."(Mateo 9:12, Nueva Traducción Viviente)

¿Está experimentando cambios en su existencia? Si no es así, es importante que haga un cuidadoso análisis de su interior y, con ayuda de Dios, reconozca dónde están sus debilidades y en qué está fallando. Es posible cambiar, no en sus fuerzas, sino en las del Señor. Él nos nos fortalece para avanzar siempre en ese proceso de transformación.

5. Misericordia y tolerancia

No es quien lleva la Biblia más grande, ora más alto que los demás o pasa mayor tiempo de rodillas, el que verdaderamente agrada a Dios. Claro, Él quiere que aprendamos de Su Palabra, que pasemos tiempo en Su presencia, y que nos congregarnos. No obstante, más que un manto de religiosidad, de palabras rebuscadas y de orgullos denominacionales, nuestro amado Padre celestial espera de nosotros misericordia y tolerancia, dos fundamentos que nos permiten pensar en cada persona como ser humano más que como pecador, que es el rótulo que les colocamos y que levanta una barrera-generada por nosotros-en el proceso de tratar con ellos, procurando su salvación presente y eterna.

El Señor Jesús en su respuesta, ya que la Biblia indica que "Luego añadió: «Ahora vayan y aprendan el significado de la siguiente Escritura: "Quiero que tengan compasión, no que ofrezcan sacrificios". Pues no he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores»."(Mateo 9:13, Nueva Traducción Viviente)

Usted y yo somos cristianos en proceso de crecimiento. No somos perfectos. Estamos viviendo el proceso de cambio y no podemos pretender que los demás avancen a nuestro ritmo, ni tampoco, que todos aquellos que todavía no tienen a Cristo en su corazón, deben ser marginados. ¡Jamás! Ellos merecen tanto amor, misericordia y tolerancia, como en su momento la demandamos usted y yo.

Creciendo de la mano de Dios

Pretender cambiar sin la ayuda de Dios, es una locura. Nos llevará al fracaso. No podemos depender de nuestras fuerzas para experimentar esos cambios; sin embargo, si nos asimos de la mano del Señor Jesucristo, podremos lograrlo.

Recuerde siempre que es un proceso. Y vamos avanzando cada día, a partir de pequeños cambios. Podemos lograrlo. Siempre habrá nuevas metas por conquistar. Dios es quien nos ayuda a alcanzar nuevos grados de solidez espiritual, que se reflejan necesariamente en nuestra madurez personal. Recuerde: el crecimiento espiritual va de la mano con el crecimiento personal.

Lo animo a no darse por vencido. Recuerde, siempre hay una nueva oportunidad y con el respaldo de Dios, llegaremos cada día a nuevos niveles.

Conclusión

Decídase a ser un Triunfador

Mendigo. Eso era desde que tuvo conciencia de haber quedado en la ruina, sin empleo. En adelante su hogar fueron las calles. Frío. Soledad. Desesperanza. Ted Williams se precipitó al abismo de las drogas y el alcoholismo. No encontraba salida a su encrucijada. Hasta el sol perdió su brillo y todo alrededor lo veía ensombrecido. No creía que hubiese otra oportunidad. Pedía limosna en una autopista de Ohio con un cartel que colgaba de su pecho.

"Tengo un talento de Dios, soy un ex presentador de radio que cayó en un periodo muy duro en la vida. Por favor, cualquier ayuda de ustedes será muy apreciada", era parte del mensaje que mostraba.

Sus días se sucedieron grises, largos, melancólicos, hasta que un periodista del Columbus Dispatch descubrió que su voz podría ser útil en programas de radio. Él mismo no podía creerlo. Temía despertar del sueño.

El paso para salir del anonimato fue sencillo. Subieron un registro de la voz de Ted en la Red Social Youtube, que disparó de la noche a la mañana su número de visitas de hombres y mujeres interesados en el talento de aquel mendigo. En dos días tuvo dos millones de visitantes.

Hoy, además de un trabajo con una firma reconocida, es un hombre distinto. Tiene un amplio futuro en el mundo de las comunicaciones, dejó de lado su condición de pordiosero y adicto y reconoce que Dios lo hizo "toparse de frente" con la realización plena, el éxito en criterio de muchos en todo el mundo.

Creados para ser triunfadores

Dios nos creó para vivir plenamente. No nos concibió para estar bajo la esclavitud del pecado, la amargura o la desesperanza; por el contrario, nos hizo para que disfrutemos una existencia a plenitud.

"No le encuentro sentido a vivir", se lamentaba un joven. A sus veinte años, cursando segundo semestre de una carrera universitaria, sentía que sus días terminaban en desazón. "Nada tiene sentido", dijo con la mirada perdida en el infinito, como quien no tiene nada más que esperar…

Es la misma visión ensombrecida que comparten millares de personas; sin embargo, ¿es esto así? Por supuesto que no. Estar en el centro mismo del propósito de Dios es posible cuando experimentamos la transformación personal y espiritual.

¿Cómo lo logramos? Con un corazón dispuesto. Querer cambiar. Nadie nos obliga, es una decisión personal. El proceso comienza con su determinación. El segundo paso es identificar en qué estamos fallando. Una auto evaluación nos ayuda a reconocer errores y aplicar correctivos.

Estos dos elementos, sencillos, representan el inicio de una vida renovada con ayuda de Dios; en otras palabras, decidirnos por el éxito que es la plena realización de las potencialidades que el amado Padre celestial depositó en nosotros. Él nos eligió para ser su pueblo amado, triunfadores, hombres y mujeres que viven plenamente, tal como enseñó el Señor Jesús: "No me elegisteis vosotros a mí, mas yo os elegí a vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis del Padre en mi nombre, él os lo dé."(Juan 15:16).

Sí, acaba de leer un principio de éxito que enseñó el nuestro amado Salvador Jesucristo en este versículo y que deja claro por lo menos siete elementos importantes:

1. Dios nos escogió a usted y a mi desde antes de la fundación del mundo

2. Nos concibió con las condiciones y potencialidades para ser ganadores

4. El espera que usted y yo crezcamos en lo personal y espiritual

5. En el corazón de Dios está el que nuestra transformación y crecimiento sean permanentes

6. Estar en el centro mismo de su voluntad, abre las puertas para que nos movamos en la dimensión de los milagros, en la que nada es imposible

7. Con Su divina ayuda, no hay límites para crecer y llegar a niveles mayores e insospechados en todas las áreas de nuestra vida

Ahora, es evidente que en ese proceso de crecimiento damos pasos sólidos, no en nuestras fuerzas sino en las de Dios. Él es quien nos lleva a ser triunfadores. Superamos los traumas, heridas de nuestro mundo interior, frustraciones y obstáculos en general, para escalar hacia la cumbre.

Escape de la corriente

¿Es posible experimentar el cambio y crecimiento, de camino a una vida plena, en medio de una sociedad sin principios ni valores? Si esta pregunta ha rondado y tal vez ronda su cabeza, tranquilo, no es el primero y le aseguro: tampoco será el último.

Uno de los obstáculos para vivir plenamente, como Dios lo tiene planeado para nosotros, estriba en dejarnos arrastrar por la corriente del mundo en el que nos desenvolvemos. Sin que lo percibamos a primera vista, usted y yo recibimos una enorme influencia de quienes nos rodean; a toda hora, bajo toda circunstancia.

Pareciera que a aquellos que viven sin Dios ni ley, les fuera mucho mejor que a nosotros. Tampoco es algo nuevo que hagamos esta reflexión, porque hace muchos siglos también fue la expectación de sinnúmero de personas y Dios despejó sus inquietudes cuando enseñó:

"No te enojes con los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán presto cortados, y decaerán como verdor de renuevo… Calla ante el SEÑOR, y espera en él; no te enojes con el que prospera en su camino, con el hombre que hace maldades. Déjate de la ira, y depón el enojo; no te enojes en manera alguna para hacerte malo. Porque los malignos serán talados, más los que esperan al SEÑOR, ellos heredarán la tierra. Pues de aquí a poco no estará el malo; y contemplarás sobre su lugar, y no aparecerá."(Salmo 37: 1, 2 7-10)

Una instrucción contundente: el que mal anda, mal acaba. Y, si tomamos un tiempo para pensar, descubriremos que precisamente quienes han dejado de lado a Dios, son aquellos que enfrentan un mayor cúmulo de conflictos en su vida pero también en la relación con otros. Hogares desechos, finanzas en crisis, desesperanza a la vuelta de la esquina…

Para vivir plenamente, entonces, debemos dar un vuelco a nuestra forma de pensar y no dejarnos arrastrar por los parámetros de la sociedad que nos rodea. En adelante, si queremos llegar a nuevos niveles de crecimiento personal y espiritual, debemos caminar conforme a la voluntad de Dios, que nos enseña el libro de los triunfadores: la Biblia. Es esencial que escapemos de la corriente que amenaza con arrastrarnos a una espiral sin fondo.

De camino hacia la cima

Usted y yo fuimos concebidos para vencer. Jamás debemos olvidarlo. Y como potenciales triunfadores, valoramos los obstáculos y dificultades como peldaños para crecer. A diferencia de los fracasados que encuentran en cada problema una dificultad que legitima el que renuncien a todo y vuelvan atrás, usted y yo apreciamos cada problema como una oportunidad para seguir adelante. Esa es la diferencia.

En el sendero a la victoria juega un papel protagónico la actitud que asumimos. Nos decidimos por el éxito o nos resignamos a la derrota. La decisión es nuestra. Dios nos hizo ganadores, el pensar y obrar como fracasados parte de una determinación nada más que nuestra.

Recuerde, si andamos conforme a lo dispuesto por Dios, tenemos abierto el camino para vencer las dificultades y llegar a la cima, a la plena realización de nuestras potencialidades. La Biblia, que es el libro de las ganadores, nos orienta sobre qué hacer: "Apártate del mal, y haz el bien, y vivirás para siempre. Porque el SEÑOR ama la rectitud, y no desamparará a sus misericordiosos, para siempre serán guardados; mas la simiente de los impíos será talada. Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella."(Salmo 37:27-29)

Vivir sí, pero en la plenitud que Él, nuestro amoroso Padre celestial, tiene para nosotros. En su voluntad, conforme Él lo ha dispuesto para cada uno. Recuerde que él tiene para usted y para mí un propósito específico y en esa dirección debemos orientarnos.

La actitud es determinante porque nos ayuda a tener amigos o a granjearnos enemigos; nos permite avanzar por encima de las circunstancias adversas o nos lleva a la ruina total. El cómo miremos las cosas y de qué manera actuemos ante las diversas situaciones de nuestra cotidianidad, marca la diferencia.

La actitud también está relacionada con la determinación que asumimos de abandonar lo que somos conscientes, no está en consonancia con la voluntad del Señor (Cf. Salmo 37:8). Dios es quien transforma nuestra forma de pensar y de actuar, y de paso nos ayuda en el proceso de transformación y crecimiento (Cf. Salmo 37:23, 24)

El éxito se evidencia con hechos

Los hombres y mujeres que han desarrollado las potencialidades con las que Dios les concibió para alcanzar el éxito, lo evidencian con hechos, como enseñó nuestro Señor Jesucristo: "Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."(Mateo 5:14-16, la Biblia de Las Américas)

Al experimentar la transformación en nuestra forma de pensar y de obrar, lo transmitimos a quienes nos rodean. Nuestra nueva actitud salta a la vista. Bendice y beneficia a todos. No podemos ocultarles quiénes somos ahora (2 Pedro 2:11, 12)

No olvide nunca que usted y yo fuimos concebidos para vencer, para orientarnos al éxito en todas las áreas de nuestra vida. Dificultades saldrán al paso, como es apenas natural, pero estamos en condiciones de superarlas porque Dios está con nosotros y nada impedirá que-sin nos movemos en Su voluntad-lleguemos a ser lo que Él dispuso para cada uno, desde antes de la fundación del mundo…

 

 

Autor:

Ps. Fernando Alexis Jiménez

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© Todos los Derechos de Autor, con Depósito de Ley, a favor de Fernando Alexis Jiménez. Reproducción sólo con autorización escrita del autor.

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