La vigencia discursiva de Simone De Beauvior en el contexto sociocultural chileno contemporáneo
Enviado por Marisa Guzmán Munita
- Introducción
- La autora y su obra
- Desarrollo
- ¿Qué es el género?
- El feminismo
- "El segundo sexo" en la mirada de Silvia Carnero
- La perspectiva de Nelly Richard
- El enfoque semiótico literario de la obra de Simón de Beauvoir
- Conclusiones parciales
- Análisis del corpus
- Conclusiones
- Referencias bibliográficas
Introducción
El propósito de este trabajo es develar la vigencia discursiva del ensayo de Simone de Beauvoir (1908- 1986), "El segundo sexo", en el contexto sociocultural chileno actual. En atención a que la obra fue escrita en 1949, se tiene por objetivo investigar la vigencia discursiva del ensayo de Simone de Beauvior, tras medio siglo de evolución histórico cultural.
El corte existencialista y feminista de este texto –dividido en dos partes- lo han relevado como texto de culto para quienes se interesan en la temática de la identidad de las mujeres, desde la perspectiva de los roles y funciones que, culturalmente, se les ha asignado.
En el contexto del proceso de formación de futuros profesores de castellano, resulta pertinente contribuir con un trabajo que extiende las posibilidades de análisis literario de una obra, desde su exploración discursiva. Creemos que tal vinculación constituye un primer paso, para avanzar la formación y desarrollo del pensamiento crítico- reflexivo, tan necesario en profesores y discentes.
Por lo anterior, la hipótesis que orienta este trabajo es la siguiente: El rol inferiorizado de la mujer de los años 50", manifiesto en la obra de Simone de Beauvoir, mantiene vigencia en el contexto sociocultural chileno contemporáneo.
Para comprobar esta hipótesis, se realizan las siguientes indagaciones teóricas y empíricas: revisión documental de la obra, exposición de referentes teóricos, análisis de fuentes críticas, selección del corpus y entrevista a un académico. Lo anterior, permite orientar el análisis aportado y realizar la síntesis de los datos emanados, a fin de contrastar la hipótesis y presentar las conclusiones y hallazgos.
El corpus lo constituyen un conjunto de fragmentos escogidos de la segunda parte del ensayo de S. de Beauvoir, titulado "Situación". Tales fragmentos describen la concepción de lo femenino, en el particular contexto histórico cultural de los años 50", lo que se compara con la actual representación de los roles y funciones que la sociedad chilena asigna a la mujer, desde los referentes teóricos y empíricos que aportan a caracterizarla.
"El segundo sexo" fue un texto tremendamente controversial en la época de su producción. Se lo considera una de las obras fundacionales del feminismo, por cuanto la autora no fue sólo escritora, sino una destacada filósofa humanista que desde una posición bastante vanguardista, luchó por la emancipación de la mujer.
La influencia de Jean Paul Sartre en la vida de la autora -su compañero de toda la vida- se evidencia en su prosa existencialista, a través de la cual enfatiza la creación de una ética de la responsabilidad individual, como vía para superar los prejuicios de género. Tal influencia se hace manifiesta en la obra que revisamos "El segundo sexo".
La forma elocutiva de este ensayo corresponde al expositivo conceptual y a través de las 727 páginas de la edición revisada, rebasa la descripción documental y expositiva, para describir la situación de la mujer, desde su circunstancia histórico cultural.
De esta manera, la autora reflexiona acerca del discurso construido a partir de lo que la psicología, historia, antropología y biología han determinado para representar el género femenino, revelando cómo se ha encasillado a la mujer en torno a un "deber ser" relacionado con la reproducción de arquetipos que presionan responder a configuraciones construidas desde un "otro" masculino.
Desde una perspectiva existencialista, la autora revisa minuciosamente las nociones de libertad y bien moral con que la sociedad nos ha educado y socializado, exponiendo su pensamiento a través de dos grandes apartados: "El segundo sexo I" (345 pp.) y "El segundo sexo II" (382 pp.), los que respalda con copiosa fundamentación documental, clínica, testimonial y literaria.
Así, en la Primera parte del ensayo, la autora aborda cuatro grandes temas: Destino, Historia, Mitos y Formación, con los que busca exponer las variables que han incidido para levantar las creencias que -desde una mirada masculina- han reafirmado sistemáticamente la inferioridad femenina y condicionado los roles con que se ha limitado su desarrollo físico, sexual y emocional.
La Segunda parte de la obra, revisa la Situación de la mujer, desde las diversas categorizaciones que la han reducido a ejercer roles de "mujer casada", "madre" y "prostituta", entre otros, con lo que revela que es la cultura y la sociedad patriarcal, las que hacen a las mujeres ser lo que son, por cuanto tales roles no son biológicamente naturales, sino diseñados e impuestos socioculturalmente.[1]
Asimismo, presenta las Justificaciones que socialmente se han levantado para concebir prototipos de mujer: la lesbiana, la narcisista, la enamorada y la mística, con los que se las ha oprimido y relegado a las mujeres a una situación de sujeción continua respecto del hombre.
S. de Beauvior cierra su obra con el apartado Hacia la Liberación, en el cual advierte que tal liberación se queda en la abstracción, sino se acompaña de la autonomía económica que la haga avanzar hacia la igualdad.
El humanismo de su análisis se revela en sus Conclusiones, donde si bien reconoce ciertas diferencias entre el hombre y la mujer, propugna una "igualdad en la diferencia" como camino para superar los condicionamientos socioculturales, instando a reconocerse mutuamente como sujetos autónomos que, en conjunto, pueden aportar a construir una sociedad donde ningún sexo se oprima y ambos sean libres.
Aunque la concepción filosófica y humanista de S. de Beauvoir acerca de la problemática de la mujer surge hace más de medio siglo y en un contexto histórico cultural muy diferente al chileno, la opresión cultural patriarcal que refiere in extenso en su obra, así como la descripción del peso que la estructura social ha tenido para enmarcar el trato a las mujeres, se mantiene.
Los avances de la mujer, en términos de acceso a la Educación Superior y al mercado laboral en el presente siglo, chocan en su materialización en el día a día, con la inequitativa distribución del trabajo doméstico, la crianza de los hijos y la organización del hogar, por cuanto en el imaginario colectivo sigue primando la idea de que estas labores son de exclusiva responsabilidad femenina.
Pese a la encarnizada lucha por la igualdad de derechos de las mujeres con los hombres en todos los ámbitos sociales, en la práctica, el reconocimiento económico ante la misma labor profesional realizada, sigue siendo desigual. En una sociedad como la chilena, el respeto por la opción de las mujeres a decidir por su sexualidad, su estado civil, su formación no es tal. Continúa pesando fuertemente la opresión de los roles que han sido llamadas a concretar para ser aceptadas en la vida en sociedad, lo que las ha condenado a vivir en la inmanencia, atrapándolas dichos roles que, en su esencia, desconocen que ante todo somos "seres humanos", no etiquetas de masculino y femenino. Por tanto, la representación colectiva de ésta como el "segundo sexo" o "la Otra" del hombre, es tremendamente discutible, y necesaria. Como lo expresa S. de Beauvoir: " para hacer triunfar la el reino de la libertad en el seno del mundo establecido" -esto es, las representaciones sociales y culturales encasillantes- " es necesario, entre otras cosas, que, por encima de sus diferencias naturales, hombres y mujeres afirmen sin equívoco su fraternidad" (de Beauvoir 725)
Para develar si el rol inferiorizado de la mujer, representado en "El segundo sexo" tiene correlato en la vida social actual, la revisión bibliográfica general aportó a situar los conceptos de género y feminismo, como punto de partida para abocarnos al análisis crítico de los ensayos de S. Carnero 2005: "La condición femenina desde el pensamiento de Simone de Beauvoir" y "Feminismo, género y diferencia (s)" de N. Richard 2008.
Tales insumos fundamentan el análisis del corpus, el cual se orienta a dilucidar la vigencia de la siguiente afirmación de la autora: " la humanidad es masculina y el hombre define a la mujer no en sí misma sino en relación al hombre… Él es el sujeto, él es lo absoluto – ella es la otra" (de Beauvoir 202)
Por ser nuestro objetivo investigar la vigencia discursiva del ensayo de Simone de Beauvior en el específico contexto sociocultural nacional actual, se realiza una entrevista al académico e investigador chileno E. Araya (Universidad de Santiago de Chile), para complementar los hallazgos.
De acuerdo a Stolke 2004, esta categoría fue introducida por la psicología y la sexología en EEUU en los años 50", para distinguir el sexo social asignado al sexo anatómico y así solucionar las dificultades que planteaba el sexo biológico ambiguo al momento del nacimiento. No obstante, su inserción al ámbito antropológico deviene de las feministas Kate Millett y Germaine Greer quienes advierten que el género más que biológico, es social, y ha servido histórica y políticamente para subordinar a las mujeres al poder masculino.
La convicción contemporánea de que la agresión es por naturaleza masculina y la pasividad femenina, no se sustenta en la evidencia genética, por cuanto no se ha conseguido demostrar fehacientemente que la voluntad de dominio era un rasgo inherente al temperamento masculino, ni tampoco que existan diferencias intelectuales o emocionales innatas, que diferencien a los hombres de las mujeres. De esta manera, ni la conducta, ni los sentimientos, ni el pensamiento, están exclusivamente determinados por la anatomía sexual. Por el contrario, es el aprendizaje social el que determina las racionalizaciones patriarcales que dan lugar a las desigualdades entre lo que se considera femenino y masculino, es decir: "El género es un término que tiene connotaciones psicológicas y culturales" (Stolke 36).
El análisis de lo que ocurre en nuestros tiempos, da cuenta que la construcción sociocultural de la relación de las mujeres con los hombres no ha variado, y persisten significados simbólicos que vinculan "ser" mujer en relación con el hombre.
Es en los 80" cuando surge una corriente que busca analizar las relaciones de género en sus contextos históricos y culturales concretos particulares. Desde esta perspectiva, el género constituye un sistema de clasificación simbólica de personas sociales, el cual establece los modos de actuación deseables en torno a las imágenes y distinciones construidas acerca de las características masculinas y femeninas, lo que genera estereotipos.
De esta manera, las aportaciones teóricas acerca de la construcción sociocultural de "género", resultan fundamentales para estudiar la dinámica de la sociedad chilena en particular, y entender las circunstancias histórico culturales que explican las desigualdades de valor y poder entre seres humanos.
El género como construcción social y no biológica es una de las contribuciones más importantes de la teoría feminista. Nancy Cott define feminismo como la: "creencia en la importancia de la igualdad de género, invalidando la idea de jerarquía de género como concepto construido por la sociedad". (ctd Amorós y de Miguel 29). De esta manera, el sistema sexo/género asigna características culturales y define los roles o estereotipos sexuales que -por medio de la ideología patriarcal- se presentan como naturales y universales. Ejemplo de esto es la violencia de género, que durante siglos fue visto como algo natural, y las mujeres maltratadas se culpaban a sí mismas de ser golpeadas, hasta que los medios de comunicación rompieron esa lógica.
El surgimiento del movimiento feminista ha acusado diversas etapas desde su aparición en Inglaterra y Estados Unidos en el siglo XIX. Es así como hasta principios del siglo XX, el objetivo fue conquistar derechos políticos y civiles, dados los innumerables obstáculos legales relacionados con el sufragio femenino y los derechos de propiedad.
Avanzada esta etapa, a principios de los años 60" y hasta los 90", una segunda fase impone nuevos desafíos: luchar por corregir la desigualdad de facto que afectaba temas como la sexualidad, la familia, las condiciones del lugar del trabajo y los derechos en la reproducción.
En la actualidad, se vive una tercera etapa, denominada la "la tercera ola" por la feminista norteamericana Rebecca Walker. Su característica es carecer de un objetivo común claro, lo que refleja el contexto histórico cultural posmodernista lleno de incertidumbres, en que surge. Así, incorpora múltiples demandas de las diversas corrientes feministas, en pos de conducir a tomar conciencia de que no existe un único modelo de mujer. Esto ha abierto el debate en torno a las posturas socioculturales que aún pesan ante el sexo, la prostitución y la transexualidad, entre otros temas.
El "deber ser" femenino en la actualidad
Por situarnos específicamente en el análisis del acápite "Situación" del ensayo de S. de Beauvoir, revisamos el trabajo de la autora argentina S. Carnero, a fin de recoger su mirada crítica respecto de la condición femenina. Esto se complementa con la visión de tal condición en el contexto sociocultural nacional contemporáneo, de la intelectual chilena N. Richard.
Tras recoger brevemente la esencia del pensamiento de estas autoras, se presenta el testimonio de un destacado académico nacional, lo que en conjunto orienta el análisis del corpus seleccionado.
Se parte del supuesto que en la vida social chilena, la diferencia sexual continúa estructurando la representación teórica, simbólica y conceptual, que sustenta la concepción de "mujer", "género", "identidad" y "alteridad", en base a un sentido finalizado de estas representaciones, dados los resabios de naturalismo sexual que le subyacen.
Para validar nuestro supuesto, el corpus aporta un conjunto de fragmentos, los que se seleccionan en torno a examinar si la descripción de los roles de "mujer casada" y "madre" que encasillaban a las mujeres de los años 50", se manifiestan en el "deber ser mujer", vigentes en el orden sociocultural chileno imperante.
"El segundo sexo" en la mirada de Silvia Carnero
La profesora de filosofía, psicología y pedagogía Silvia Carnero, en su ensayo "La Condición Femenina desde el Pensamiento de Simone de Beauvoir" 2005, analiza la pertinencia de contemporizar las denuncias de esa autora, en relación a indagar el lugar que ocupamos las mujeres en la noción social y cultural de la actualidad. De acuerdo a esta autora, la obra de S. de Beauvoir permite conducir el análisis de la condición femenina, desde la perspectiva de " deconstruir la forma en que se sigue concibiendo "lo Otro de lo humano", desde su estar allí en la Modernidad" (Carnero 2)
Por lo anterior, las condiciones en que se ha moldeado la concepción de mujer, así como los estereotipos que se han levantado para imponer usos y costumbres han: " marcado a fuego la senda que como mujer se debe transitar, organizándoles un universo de subjetividad-mujer que desde una edad muy temprana la sociedad se encargará de que introyecte" (Ibíd.)
Así, por ejemplo, señala que con la irrupción del sistema capitalista las mujeres sólo agregaron una nueva carga: proveer económicamente a sus hogares, en concomitancia con su condición de madres y esposas. En consecuencia, tomar conciencia de esta posición de oprimidas, es el primer paso para superar las inequidades que han afectado a la mujer, en el curso de la historia de la cultura occidental.
Finalmente esta autora concluye mencionado los puntos tanto de inflexión como de contacto, entre el feminismo de la modernidad y el posmoderno. Por ejemplo, destaca que el movimiento feminista no posee un discurso unívoco, por lo que la lucha por modificar la condición femenina es plenamente vigente si de desbaratar " núcleos de poder, de lo dominante y masculino" se trata (Carnero 8). Llama así a resignificar la condición femenina, desde la cultura material y simbólica, a fin de avanzar a la construcción de una sociedad más humana, justa, plena e igualitaria.
La perspectiva de Nelly Richard
Por su parte, la destacada intelectual chilena Nelly Richard recoge una serie de ensayos publicados con anterioridad, en la obra que revisamos: "Feminismo, género y diferencia (s)" 2008, donde esgrime que el feminismo puede ser visto tanto como movimiento social, teoría o problematización de las relaciones de poder; según se aborde desde el ámbito político, literario o artístico. Sostiene que la construcción actual del "signo mujer", representa lo subordinado, marginal y hegémonico que prevalece, ante lo que "lo femenino" es consecuencia del proceso de significación discursiva, asimilado por la intertextualidad que orienta los múltiples modos de actuación, en función de los diversos contextos socioculturales de relación. En este punto, reinvindica el papel de las Humanidades para contribuir a analizar críticamente tal proceso, señalando:
En el arte y la literatura se alojan las materias simbólicamente más complejas por turbias, convulsas y fracturadas. El arte y la literatura impiden que se dogmatice lo femenino en el yo sin quiebres ni residuos del lineal sociologismo de género que trabajan, aburridamente, los informes académicos y las comisiones públicas relativos a "la condición de la mujer" y a los "derechos de las mujeres" (Richard 63)
Para esta autora, ni lo "femenino", ni "lo feminista" son contenidos predeterminados, más bien constituyen " estrategias de enunciación y puntos de vista que usan la diferencia genérico- sexual para deconstruir valores y reconstruir significados en torno a las constelaciones fluctuantes de la identidad, la diferencia y la alteridad" (Ibíd) Para Nelly Richard, la tensión entre la deconstrucción de la categoría "mujer" y la necesidad de política de perpetuar esta identidad a nivel relacional y situacional, puede aliviarse combatiendo las formas de subordinación y marginalización sociales mediante seguir "impulsando nuevas formas de subjetividad política capaces de intervenir en las múltiples luchas de poderes que se dan entre esos cuerpos, prácticas e instituciones" (Op. cit 47)
En el contexto sociocultural chileno actual,[2] esta autora sostiene que sigue siendo un tema sin resolver el que plantea la vinculación de la teoría (el mundo abstracto de la reflexión especulativa y el academicismo en que se instala la macropolítica) y la práctica (el discurso que emana de la vida social cotidiana que representa la micropolítica), como par dialéctico que permita alterar las codificaciones sociales. No obstante, es la falta de diálogo y vinculación entre estas esferas, lo que facilita que el poder masculino se perpetúe, a través de la transmisión de imágenes y valores que hacen de la mujer, una creación arbitraria.
El enfoque semiótico literario de la obra de Simón de Beauvoir
La entrevista personal realizada a Eduardo Araya[3]permitió abordar esta temática desde la perspectiva de la teoría de los signos. El entrevistado refiere que las categorías que Simone de Beauvoir establece en "El Segundo Sexo", siguen vigentes debido a "una recensión de los conceptos con los que se ha intentado asociar a la mujer y por ende, identificarla y definirla" (Araya pfo 1) nada distinto de lo que sucede con los signos, explicando que éstos también son producidos por la sociedad a través del lenguaje, para conformar una cultura. Desde esta perspectiva, puntualiza:
La visión de de Beauvoir está atrapada por la paradoja del significante y su referente: a través del lenguaje, la autora establece un discurso filosófico respecto de una categoría que es, ante todo, lingüística. Ser mujer, en los términos del existencialismo de la autora francesa, es una etiqueta -significante, en términos semióticos-, que la cultura ha puesto sobre la mujer -sobre el significado de ser mujer-, para limitarla y controlarla (Araya pfo 2)
Araya destaca que si bien la discusión que plantea esta autora es eminentemente ideológica; sostiene que escamotea "el problema de fondo", cual es que cualquier categoría: hombre, mujer, niño, entre otras, son constructos sociales validados culturalmente y entre ellos y su referente -la experiencia de ser- "media un abismo que no puede ser salvado sino a través de los signos, es decir, mediante categorías arbitrarias" (Ibíd.)
Desde la perspectiva semiótica que sustenta el análisis del entrevistado, la propuesta de Simone de Beauvoir resemantiza de un signo – en este caso la mujer- y, en ese sentido, no hace sino cambiar una relación de designación entre un significante, -la mujer- y un significado que no puede, sino, ser social, arbitrario y convencional. Aclara que la experiencia de ser mujer, -el referente- es incomunicable por otra vía que no sea la lingüística, que opera a partir de signos-etiquetas para hablar de lo real. Y advierte:
La resemantización que propone la autora francesa es, paradójicamente, tan arbitraria como la que la que denuncia: el significado que la sociedad ha dado a "la mujer". Éste se ha fraguado a través del tiempo por muchas voces -femeninas incluidas- y no sólo las del patriarcado que ella enumera metódicamente. Cualquier nueva significación de la mujer o de lo femenino, impone arbitrariamente el cambio de significante, significado o de significación, desde una ideología particular que busca imponerse de manera hegemónica, olvidando que los signos no se negocian ni se imponen: simplemente se producen en el ejercicio libre y cotidiano de vivir una cultura (Araya pfo 3)
La revisión de fuentes teóricas y empíricas seleccionadas, permiten establecer que la representación existencialista de la mujer de S. de Beauvoir como el "Otro" inmanente y frágil, frente al sujeto masculino trascendente y dueño de sí mismo, se levanta en función de los diversos contextos socioculturales. Por lo anterior, en el siguiente apartado presentamos fragmentos del capítulo "Situación", a fin de revisar si la cosificación de lo femenino, tiene correlato en el contexto cultural de la sociedad chilena.[4]
La vastísima revisión de fuentes que S. de Beauvoir realiza, para establecer que la configuración de lo femenino se funda en considerarla como secundaria de su par masculino, se expone magistralmente en el apartado "Situación". Tal apartado refiere la concepción cultural occidental de los años 50" para definir política, social y culturalmente el "ser" mujer, desde los roles de madre y esposa, lo que nos interesa contrastar en el marco del contexto sociocultural chileno actual. Por lo anterior, se seguirá la siguiente lógica de análisis: i. Presentación del fragmento que expone algún tópico; ii. Comentario crítico del mismo en relación a nuestro contexto sociocultural. Como se expone:
Primera parte: Situación. Cap. I "La mujer casada"
– Tópico: el Matrimonio
S. de Beauvoir parte señalando que el destino que la sociedad ha impuesto tradicionalmente a la mujer, es el matrimonio, aunque advierte que éste ha sido presentado de forma totalmente diferente para hombres y mujeres. Respecto de las funciones del hombre, sostiene: " él es el productor, él es quien supera el interés de la familia hacia el de la sociedad y quien le abre un porvenir cooperando a la edificación del porvenir colectivo: es él quien encarna la trascendencia. La mujer está destinada a la conservación de la especie y al mantenimiento del hogar, es decir, a la inmanencia" (Op. Cit 377)
Si bien en nuestro país, la irrupción de la mujer a la fuerza laboral y la Educación Superior, han desplazado el matrimonio como el "proyecto fundamental", incluso son cada vez más las parejas que optan por convivir en lugar de casarse, el matrimonio en Chile sigue conservando gran parte de esa figura tradicional, por cuanto pese al aporte económico que las mujeres hacen a los hogares con su trabajo remunerado, siguen siendo las encargadas de la crianza de los hijos, de la administración del hogar, entre otras labores que siguen considerándose como "femeninas".
Una mirada de lo que ocurre al interior de nuestra sociedad en materia del "deber ser" femenino, encuentra eco en la existencia de carreras profesionales como "Administración y Servicio" -impartidas exclusivamente para mujeres por la Universidad de Los Andes- con inusitado éxito desde 1993, a la fecha. Esta carrera imparte asignaturas como "lavandería" y "decoración" a fin de preparar mujeres expertas en adquirir las herramientas y actitudes que se espera de ellas en un mundo, claramente, conservador. [5]
Como se aprecia, la construcción social y cultural de la relación de la mujer con el hombre, no ha variado. El sistema de fijación de roles, sigue siendo un tema en el Chile de hoy.
Tópico: el Deseo femenino
Las diversas formas en que se ha relegado a la mujer a cumplir el pasivo rol de esposa, madre, trabajadora con los que se "realiza", no en función de su propia vida, sino transformada en el objeto de realización de la vida de su marido y sus hijos, se expresa también en la representación del deseo femenino. Sobre este tópico, la autora revela que tal deseo, se levanta sobre una concepción dicotómica que separa el "cuerpo disciplinado" del "cuerpo del goce", lo que ha sido alimentado con supuestos y fundamentos que llevan a la mujer a vivir una sexualidad culposa o insatisfactoria. Resalta que la " frecuente disociación entre la función genital y la voluptuosidad" es lo que genera frustración sexual en la mujer, y que tal frustración: "ha sido deliberadamente aceptada por los hombres" (de Beauvoir 386)
Es más, en el imaginario social se impone la idea de que si el marido despierta la sensualidad femenina -su deseo erótico- "…lo despierta en su generalidad y dispone a su esposa para buscar el placer en otros brazos; acariciar demasiado bien a una mujer es "cagarse en el cesto y luego ponérselo en la cabeza" (Op. Cit. 387)
Exponer este escenario ante la realidad nacional, lleva a reconocer que en esta materia se han realizado diversos avances, potenciados enormemente con el acceso a la tecnología y la información que es propia del contexto formativo chileno. Sin embargo, pese a que la mujer chilena está cada vez más consciente de su derecho de expresar su sexualidad y deseo; en el imaginario sociocultural, sigue atrapada en los estereotipos que le impone el medio, esta vez, mediante la Publicidad.
La publicidad en Chile no sólo replica modelos anquilosados que encasillan a la mujer a responder a roles de dueña de casa, madre abnegada y amante o esposa juiciosa; sino que imponen responder a una serie de emplazamientos sociales y culturales, propios del posmodernismo, que se relacionan con el culto a la belleza anglosajona, la delgadez, la juventud y el éxito personal mediante la plenitud material, entre otros. El peso de estos estereotipos, generan una disputa tremenda en la vida social de la mujer, por lo que el análisis crítico de las variables intervinientes en esta situación, es el insumo para superarla. Así, cuando la mujer asume su condición de "individuo autónomo" ante sus derechos reproductivos, civiles, sexuales, laborales se desmarca del camino del sometimiento, y su horrenda carga emocional culposa. En este punto, se insiste en resaltar el peso que políticamente valida la ideología católica, para relegar a la mujer a la inmanencia, lo que le impide ejecutar acciones que conlleven a cambiar su situación.
Primera parte: Situación. Cap. II "La Madre"
Tópico: la Maternidad
Este capítulo parte denunciando el determinismo biológico que ha trazado que la "maternidad" haya sido construida como un destino fisiológico, alimentado por el argumento de que el cuerpo femenino está hecho para perpetuar la especie. Sin embargo, señala que se ha ganado la batalla de lograr que esta función reproductora de las mujeres, en muchos lugares esté controlada por la voluntad, como lo expresan las diversas políticas de control de la natalidad, en el mundo. Pero advierte:
en las naciones sometidas a la influencia del catolicismo, ese control se realiza clandestinamente: o bien el hombre practica el «coitus interruptus», o bien la mujer, después del acto amoroso, expulsa de su cuerpo los espermatozoides. Ello es a menudo una fuente de conflictos y rencores el hombre se irrita por tener que vigilar su placer; guarda él rencor a la mujer por su vientre en demasía fecundo y a los dos los invade la consternación cuando, pese a todas las precauciones, ella queda encinta. (de Beauvoir 464)
En el Chile de hoy, la influencia de la Iglesia Católica sigue siendo abrumante a nivel de las esferas políticas donde se toman las decisiones de control de la natalidad. Así lo evidencia la prohibición velada de la distribución nacional de la "píldora del día después" por considerarse abortiva, pese a estar decretada por Ley, desde el año 2006. La "objeción de conciencia" que esgrimieron los 36 diputados de derecha, que el año 2008 pidieron al Tribunal Constitucional (TC) que prohibiera su distribución; se ampara en la creencia religiosa de que, ante la posibilidad de un embarazo no deseado, el embrión tiene un alma a la cual se le cierra el paraíso al suprimirlo sin bautizarlo. En este punto, la legislación chilena y la Iglesia chilena son lapidarios: la interrupción voluntaria del embarazo constituye pena de cárcel y un pecado que excomulga a la mujer.
En la vida social chilena, este "humanitarismo intransigente" se impone, coartándose la libertad de la mujer, de decidir por sí misma la manifestación de su maternidad. Lo anterior, nos lleva en profundizar cómo se ve en el Chile de hoy, el aborto.
Tópico: El Aborto
Ya en 1949 S. de Beauvoir comentaba: "El control de la natalidad y el aborto legal permitirían a la mujer asumir libremente sus maternidades. De hecho, una deliberada voluntad, en parte, y el azar, también en parte son los que deciden la fecundidad femenina" (de Beauvoir 474)
Respecto de quienes son los que "deciden la fecundidad femenina", en el Chile de hoy, es el peso de las instituciones políticas y religiosas, no la mujer. De hecho, la legislación sobre el aborto en nuestro país es una de las más restrictivas del mundo, por cuanto, prohíbe totalmente su práctica, aun en caso de violación o frente al peligro de la salud o vida de la mujer. Pese a los intentos de la Concertación de Partidos por la Democracia, por introducir el "Proyecto de Ley de Aborto Terapéutico", el año 2011, el actual presidente Sebastián Piñera, advirtió que en caso de aprobarse esta ley durante su mandato, usaría su poder constitucional de veto.
Un sistema político que recicla una moral conservadora, trastoca la libertad individual de la mujer, condenándola a acatar el conjunto de disposiciones sociales. La búsqueda de la igualdad no es de los sexos; se trata más bien de la experiencia humana.
El estudio de la variada fundamentación teórica que aporta el ensayo de S. de Beauvoir en "El segundo sexo", permite concluir que la concepción de la mujer como el "Otro", es una construcción social que se ha impuesto culturalmente para evitar que las mujeres "se reconozcan a sí mismas", instándolas a asimilar sólo lo que las autoridades e instituciones les dicen que son; lo que las relega a la inmanencia.
Con matices, las perspectivas de S. Carnero, N. Richard y E. Araya coinciden en señalar que "Mujer" es una categoría construida por la sociedad a través de la cultura, lo que concuerda con el pensamiento beauvoiriano: "No se nace mujer: llega una a serlo".
El análisis de los tópicos presentados en fragmentos de esta obra: el matrimonio, el deseo femenino, la maternidad y el aborto; sumado al comentario crítico propuesto por la autora de este ensayo, devela la vigencia del pensamiento de de Beauvoir en nuestro contexto. En consecuencia, la hipótesis: El rol inferiorizado de la mujer de los años 50", manifiesto en la obra de Simone de Beauvoir, mantiene vigencia en el contexto sociocultural chileno contemporáneo, queda demostrada ante el análisis que se presenta, y se sustenta con la revisión de variadas fuentes críticas.
Sólo nos resta insistir en que el desafío de lograr que las personas lleguen a realizarse como seres humanos, más allá de sus etiquetas, no puede ser obstruido por construcciones sociales que validen la alienación. En este sentido, las proyecciones de abordar este tema en educación son enormes, por cuanto la conducción del desarrollo intelectual y vital de una persona debe realizarse desde marcos que amplíen perspectivas de reflexión y análisis respecto de lo que somos y lo que podemos llegar a ser.
ABELLON, Pamela. Simone de Beauvoir, las encrucijadas de "el otro sexo". B. Aires [online]. 2012, vol.18, n.1 [Visitado 2013-10-07] Disponible en: . ISSN 1853-001X.
AMORÓS, Celia y DE MIGUEL, Ana. (eds.), Teoría feminista: de la ilustración a la globalización, Madrid, Minerva, 2005. Impreso
ARAYA, Eduardo. Entrevista personal realizada el 2 de Dic. 2013 en Santiago.
CAGNOLATI, Beatriz & FEMENÍAS, María Luisa. Simone de Beauvoir, las encrucijadas de "el otro sexo", La Plata (Argentina), Edulp, 2010. Impreso.
CARNERO, Silvia. La condición femenina desde el pensamiento de Simone de Beauvoir. 2005, Aparte Reid. Revista de filosofía, n. 40 [Visitado 2013-11-20] Disponible en: http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/IMG/pdf/carnero40.pdf
DE BEAUVOIR, Simone. El segundo sexo, 6ª Edic. Buenos Aires (Argentina), Random House Mondadori S.A, 2012. Impreso
RICHARD, Nelly. Feminismo, género y diferencia(s). Colección Archivo Feminista. Santiago: Palinodia, 2008. Impreso
STOLKE, Verena. La mujer es puro cuento: la cultura del género. Rev. Estud. Fem.[online]. 2004, vol.12, n.2 [cited 2013-10-08], pp. 77-105 . Available from: . ISSN 0104-026X. http://dx.doi.org/10.1590/S0104-026X2004000200005.
Autor:
Marisa Guzmán Munita,
Universidad de Santiago de Chile
[1] Nota: Esta parte de la obra, constituye el corpus desde donde se extraen los fragmentos que posteriormente se analizan.
[2] Nota: Nelly Richard considera la situaci?n de la mujer durante los a?os de transici?n y espec?ficamente durante el gobierno de Michelle Bachelet.
[3] Nota: Escritor e investigador chileno, Licenciado en Letras de la Pontificia Universidad Cat?lica, Mag?ster en Ling??stica de la Universidad de Santiago, Profesor de Semi?tica de la Universidad Tecnol?gica del Estado.
[4] Nota: Los fragmentos de seleccionan de la 6? edici?n del texto ?El segundo sexo?, impreso por Random House Mondadori S.A en Argentina el 2012, y se extraen de las pp. 371-465.
[5] Fuente: http://www.lanacion.cl/noticias/site/artic/20041106/pags/20041106165843.html